Luis Cruz Villalobos Sabios Delitos
Luis Cruz Villalobos Sabios Delitos
Luis Cruz Villalobos Sabios Delitos
«…el lector no podrá, a medida que lee, evitar estirar su mano para leer
la piel de lo primero que alcance».
Zamantha Chacín
Colección Luminosa
Rostros Editores
Sabios Delitos
Colección Luminosa
Rostros Editores
A manera de prólogo
Capaz de ver con los ojos de un Dios y de un animal a la vez, el poeta Luis
Cruz-Villalobos nos regala el peligro de guardarlo en nuestro cajón de re-
cuerdos para siempre; capaz además de ver a través de la carne, de la tierra
y atestiguar los movimientos de las cosas, de desplegar sus alas enormes
de hombre libre en pocos poemas, aunque no en poca poesía.
Cuando busco poetas nuevos lo que espero es que su voz sea algo que yo
aún no haya oído y, en este caso, sucedió así. A lo largo de los recovecos
que se recorren en Sabios delitos el lector no podrá, a medida que lee, evitar
estirar su mano para leer la piel de lo primero que alcance. Así como, al leer
He acumulado libros de Vallejo no podrá dejar de sentir el deseo, por no
llamarlo necesidad, de leer a uno de los poetas peruanos más importantes.
Además de versos, hay aquí preguntas que son relámpagos de la memoria
del mundo, afirmaciones suculentas para fundar allí una iglesia, un hogar,
un amor, o simplemente lugares para tenderse a tomar la sombra verde de
las frutas.
Si tuviera que dar mi declaración de lectora, luego de leer este libro, tendría
que confesar que mi intención fue buscar cuanto me fuera posible de este
poeta que, en realidad, engalana el catálogo de Rostros Editores con versos
tan simples como certeros en donde la poesía no le hace mal a nadie, aun-
que le haga bien a todos.
Zamantha Chacín
Cabudare, octubre, 2017
A Karina y Leonardo,
a Carla, Natalia y Daniela
No quiero un fracaso
en el sabio delito que es recordar
Pablo Milanés
Perro-dios
Mira tímido
Dios tornado can
Temeroso
A las puertas de un mercado
Dios
Tornado perro callejero
Sucio
Húmedo por la llovizna
Allí
A las puertas de un mercado
Clama por un amor amigo
Humano
Pero todos pasan de largo
Dios
Mirándonos
Desde los ojos tristes y temerosos
De un pequeño animal
Nos ve pasar
Y clama
Por amor
En silencio
Desde su mirada vidriosa
De perro-dios.
Corre
El agua corre
Entre las rocas
Penetra en la casa
Y la hace vivir
La vida corre
Entre las cosas
Penetra en la roca
Y la hace fluir
La casa corre
Entre las vidas
Penetra en el agua
Y se deja habitar.
Imagen
La imagen
Se desmorona
Y con ella
El cielo
Pues no queda
Nada más allá de ella
Ante el claro
Descubrimiento
De lo vano.
El cansancio
El cansancio
Se parece a la tristeza
La tristeza
Se parece a la rabia
La rabia
No se parece al cansancio
Sino que lo trasciende
Y lo anima
Dejándolo saltar
Sobre sí.
De pronto
De pronto
Todo puede tornarse
Una oscura flama
Un relámpago gris
Un silencioso grito
Oxímorones
Habitando la biósfera
Y el hombre
Termina buscando consuelo
En ásperas rocas.
La partida
La partida parte
Y me deja solo
Solo de mí
Solo de todos
La partida es mía
Y de nadie
Es pobre y sedienta
No tiene tiempo
Ni abrazos propios
Quién entiende
Dime tú que cantas
Allá lejos
En esas melancólicas
Tierras del amor
La partida se va
Y yo quedo sin ella
Y ella sin mí
Pues ambos partimos
Y nos perdemos
Solitarios por siempre.
He acumulado libros de Vallejo
He acumulando
Decenas de libros de Vallejo
Los he juntado
Gracias a compras clandestinas
Los he ido ubicando
Escondidos en mis libreros
Como botín preciado
De alguna guerra que no luché
He comprado
Decenas de libros de Vallejo
Pero no crean
Que de distintos títulos o ediciones
Sino que he comprado
La misma breve antología
Decenas de veces
Y podría seguir juntándola
Pues este libro de Vallejo
Está habitado por sus palabras
De dura hermosura exuberante
Y encandilante luz opaca
Está lleno de esa poesía triste y ardua
Propia de su vagar lento
Por las oscuras y frías soledades humanas
He adquirido
Decenas de libros de Vallejo
Y los he ido regalando
A los que saben oír
Ese rumor ruinoso y tierno
De su dulce miseria
Ese canto silencioso
Que no se oye fácilmente
Seguiré comprando
Esta antología de Vallejo
Para lanzarla
Desde aeroplanos sobre Santiago
Especialmente sobre su plaza de armas
A medio día
Como homenaje
A este poeta inigualable del Perú.
Al otro lado de Dios
A todas ellas
Un día profundo
Triste
Infernal
Un día de esos
Cuando el cielo se aleja sobremanera
Cuando el tiempo se hace espeso y negro
La Ruaj de Dios tornada dulce pequeña
Fue raptada de su casa
Por tres hombres-bestias
Que vestidos de la noche más amarga
Irrumpieron en su choza y la llevaron atada
Ella tenía tan solo diez años
Pero sus gritos mudos
Revelaron el espanto
De un corazón de cinco
La obligaron a comer
Ella muda
No quería tocar bocado
Escupía todo
Pero los golpes la convencieron
Y el hambre también argumentó con fuerza
Ven
Redime mi vida
Sálvame
De este infierno sobre la tierra.
Fugas de tibiezas
Tibieza
De la soledad
Del espacio
Nimio
Y robusto
De la nada
Que se asoma
Y transgrede
La piel
Del instante
Tibieza
De las amables
Luces
Que flotan
En la dicha
Y en la espera
Del día claro
Que viene
Aunque se tarda
Siglos
Y milenios
Veloces
Tibieza ruda
Amorosa llaga
Que duele
En lo más hondo
Como quien
Ha perdido
Una mañana
Esperando
El encuentro
Que se suponía
Sanador
Tibieza
Y descoloque
Disrupción
De la vida
Que se pierde
Entre las sendas
Azules
De la memoria
Que no se posee
Ni a sí misma
Sino que es
Su lábil reflejo
5
Tibieza final
Y desvelo
Espanto
De la muerte
Que asoma
Su calva
Y su guadaña
Por la comisura
De la puerta
Guiñando su ojo
Vacío de vida
Y lleno
De la noche total
Por qué
Trino
Me habitaste
De poesía
En cualquier momento
Subo al ático
Y logro encontrar
Allí
Dulces o agrias
Palabras
Que saben volar
Por qué
Trino
Me llenaste
De este silencioso
Urgente canto
En ocasiones triste
O nostálgicamente
Alegre
Por qué
Trino
Tú que cantas
Callado y escondido
Me llamas
A tu ritmo
Y me encadenas
A esta marcha
Que se abre
En mi pecho
Sin posible
Remedio final.
Preguntas al cielo
Si tú fueses yo
¿Serías feliz?
Si yo fuese tú
¿Tú quién serías?
¿Has dormido
Más de una noche
En el infierno?
Si la transubstanciación es cierta
¿Te comiste a ti mismo
La primera vez?
5
¿Qué hora es
Verdaderamente?
¿Tienes sombra?
10
El naranjo
Me invita
Y yo no voy
Me llama
Y yo sigo
Solo respondo
A su señal
A su gesto
Y vocación
Con el poema
Intentando
Detener
Su fluorescencia
En medio
De este
Frío invierno
Yerto.
Alternativas
Cuerpo
Y alma
Alma
Y cuerpo
Cuerpo
O alma
Alma
O cuerpo
Cuerpo
Con alma
Alma
Con cuerpo
Cuerpo
Y cuerpo
Alma
Y alma
Cuerpo
Sin alma
Alma
Sin cuerpo
Cuerpo
O cuerpo
Alma
O alma
Cuerpo
Sin cuerpo
Alma
Sin alma
Ninguna de ellas
Danza
El aire
Se detiene
Para observar
La danza
El cielo
Se detiene
Y también la tierra
La luz
Apunta
Aguda y clara
Y también danza
Siguiendo los cuerpos
El ojo danza
Siguiendo la vida
Y la vida
-que también es danza-
Danza vital
Frágil
Niña.
Mal a nadie
Un poco de poesía
No le hace mal a nadie
Cuando el alma
Se quiebra
Y cae en pedazos
Recuerdo que no existe
Como objeto
Como copa o reducto
De horrores
Pues no me baño
Dos veces
En la misma alma
Ni soy dos veces
El mismo río
Fluyo
Nada soy
Que permanezca
Cristalizado
Por ello mi alma
-vida rutilante-
No puede
Romperse
Simplemente
Cambia de rumbo
Como agua
Como aire
Que apenas
Sabe su nombre.
Puerta-dolor
A tío Nelson
El dolor
Como puerta
Se abre
A otro mundo
Más hondo
Más magro
Más último
Y total
Nos canta
Una canción
Al oído
La canción
Del adiós
Que sobresalta
A los hombres
Y los arroja
Por laberintos
Silenciosos
El dolor
Es puerta abierta
Que invita
A los salones
Más lúgubres
Y tal vez
Los más luminosos
Del humano habitar.
Sabio delito
No quiero un fracaso
en el sabio delito que es recordar.
Pablo Milanés
Canta Pablo
Al corazón
Del instante
Y este le contesta
Que no es posible
Agudos golpes
En un yunque invisible
Yo me detengo
Mirando a lo alto
Y la poesía de la visión
Me abraza
La montaña
Sumida en la nube
Me detiene
Invierno
Tropiezo con el frío
Y respiro leve
Trinares
Escondidos en ramajes
Me llaman
Tres cruces
Sobre el alto templo
Guardan silencio
5
Un árbol
Desnudo y quieto
Abraza el cielo.
Voy a hablarles del alma
No Platón
No Aristóteles
Nefesh
Alma volcánica y somera
Clamante por más y por menos
Lúcida y perdida
Alquitrán y diamante
Alma humana
Humus rojizo
Que mira a los cielos.
Se adelantó la primavera
Es extraño
Sin embargo
Aún es invierno pleno
En este gris Santiago
Y nada ha cambiado en verdad.
En algún lugar de Latinoamérica, quizás en Valle de la Pascua,
en San Vicente Centenario, en Nuevo Casas Grandes, en Villa
Tehuelche, en San Estanislao, en San Juan de Atacuari, en
Yaviza, en Río Branco, o junto a donde te encuentras, el 19 de
octubre de 2017, este libro se terminó de digitalizar para ti, des-
conocido lector de poesía, animal mítico en peligro de extinción.
Sabios Delitos. La mirada vidriosa de un perro-Dios nos da la bienvenida a este con-
junto de poemas que, baste decirlo una vez, es una tropa poderosa de infracciones
inteligentes al mundo, y que abarca a todos los elementos en su esplendor más poético
y en su materialización más humana.
En este testamento llano, plagado de imágenes latentes, de texturas y formas, la na-
turaleza humana nos habla del mundo que todavía no conocemos con sus tantas
puertas de entrada y de salida que llevan a otros mundos o traen a algunos nuevos:
un libro de Vallejo comprado y regalado hasta la saciedad, trozos de alma caída al
suelo, alternativas para el cuerpo y el alma, el árbol de los colibríes, la soledad de la
Nada, la mismas filosofía, el infierno de la esclavitud sexual, la embriaguez de la luz,
algunas preguntas al cielo o el heroísmo de un naranjo que no sabe que da sombra.
Sabios delitos es, entonces, el inventario de un mundo verde y vivo que nos hereda el
autor para cuando no haya más gris por inventar.