5 Poemas de 4 Estrofas

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Para que los leas con tus ojos grises

Para que los leas con tus ojos grises,


para que los cantes con tu clara voz,
para que llenen de emoción tu pecho,
hice mis versos yo.

Para que encuentren en tu pecho asilo


y les des juventud, vida, calor,
tres cosas que yo no puedo darles,
hice mis versos yo.

Para hacerte gozar con mi alegría,


para que sufras tú con mi dolor,
para que sientas palpitar mi vida,
hice mis versos yo.

Para poder poner ante tus plantas


la ofrenda de mi vida y de mi amor,
con alma, sueños rotos, risas, lágrimas,
hice mis versos yo.

Despedida

Si muero,
dejad el balcón abierto.

El niño come naranjas.


(Desde mi balcón lo veo).

El segador siega el trigo.


(Desde mi balcón lo siento).
¡Si muero,
dejad el balcón abierto!

Sombra de humo

¡Sombra de humo cruza el prado!


¡Y que se va tan de prisa!
¡No da tiempo a la pesquisa
de retener lo pasado!

Terrible sombra de mito


que de mi propio me arranca,
¿es acaso una palanca
para hundirse en lo infinito?

Espejo que me deshace


mientras en él me estoy viendo,
el hombre empieza muriendo
desde el momento en que nace.

El haz del alma te ahuma


del humo al irse a la sombra,
con su secreto te asombra
y con su asombro te abruma.
Una rosa y milton

De las generaciones de las rosas


que en el fondo del tiempo se han perdido
quiero que una se salve del olvido,
una sin marca o signo entre las cosas

que fueron. El destino me depara


este don de nombrar por vez primera
esa flor silenciosa, la postrera
rosa que Milton acercó a su cara,

sin verla. Oh tú bermeja o amarilla


o blanca rosa de un jardín borrado,
deja mágicamente tu pasado

inmemorial y en este verso brilla,


oro, sangre o marfil o tenebrosa
como en sus manos, invisible rosa.

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