Obsolescencia Programada
Obsolescencia Programada
Obsolescencia Programada
Las empresas fabrican productos para que queden obsoletos a propósito, pero este
factor provoca daños al medio ambiente al generar productos en exceso, así como
los residuos de la elaboración, y los productos viejos, causando la sobre explotación
de los recursos naturales, afectando al medio ambiente.
Las opiniones al respecto son claramente divergentes: según los economistas esta
es una idea innovadora que mantiene en alto la economía además de crear
múltiples trabajos en la sociedad, y si no existiera la obsolescencia programada el
mundo estaría en una crisis económica. Por otro lado, los ecologistas protestan el
daño hacia el medio ambiente, que ha sido catastrófico, tanto que hay países que
se han convertido en los basureros tecnológicos, esta basura es debida a la
ideología que causa la obsolescencia programada que es: comprar, tirar y volver a
comprar.
Las decisiones que se tomen pueden tener serias consecuencias en cuanto a la
economía del país o en los ingresos de los fabricantes, así como de su personal.
Pero por otra parte seguir con la obsolescencia programada es un factor más, que
ayuda a la contaminación del medio ambiente, no sólo generando consecuencias a
largo plazo, también está generando mayores problemas a corto plazo en el
vertedero de basura tecnológica más grande del mundo situado en África, y en
muchas otras partes del mundo.
Este ensayo tratará de abarcar los temas ya vistos anteriormente, las problemáticas
y las soluciones que se proponen para tratar de combatir este problema, se tratará
de mostrar la importancia que tiene los vertederos de basura tecnológica, la manera
de cómo algunas empresas manipulan a sus consumidores para seguir obteniendo
ingresos y la responsabilidad del ser humano que ha tenido en la naturaleza, cómo
se ha aprovechado de esta para obtener su propio beneficio.
“Una investigación hecha por la ONU, afirma que generamos unos 50 millones de
toneladas al año de basura tecnológica, que en su mayoría acaban en vertederos
de países de desarrollo.” (Giorgi, 2015) Hasta ahora, era en Asia, China o India
donde terminaba el 70% de esta basura tecnológica, pero en los últimos años,
Occidente ha movido el vertedero a África en donde está causando mayores
problemas.
El documental Comprar, tirar, comprar dirigido por Cosima Dannoritzer, revela que
residuos producidos por los países desarrollados acaban en países del tercer
mundo como Ghana. Para poder hacerlo legalmente los mercados declaran los
residuos como productos de segunda mano. Pero la realidad es que los productos
no funcionan y la única consecuencia es que crea basureros.
Las empresas atentan contra el imperativo categórico de Kant en el que dice “Obra
de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de
cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un
medio” (Rosario, 2007. Pp. 42); porque no les informan a sus consumidores que sus
productos están programados para quedar obsoletos después de cierto tiempo,
utilizando solamente a las personas como una fuente de ingresos, sin preocuparse
en su economía.
Sin ser necesario comprar el producto nuevo, al querer reparar el producto viejo es
otra forma de afectar a la economía de la familia, ya que no se sabe cuántas veces
se tendrá que reparar el producto para que esté de un correcto funcionamiento.
En el presente ensayo se analizaron las consecuencias que la obsolescencia
programada ocasiona y que las consecuencias de esta son difíciles de corregir lo
cual nos permite generar conciencia a la hora de comprar, la importancia del
reciclaje, y la enseñanza de que aún hay esperanza de cambiar el mundo teniendo
conciencia de cuidar el medio ambiente y de que no solo estamos acabando con
nuestro mundo, si no con el hogar de los animales que también son parte de este
mundo.
La solución para este dilema debe ser una que esté cargada con utilitarismo, ya que
debe de buscar el bienestar para la mayor cantidad de personas, y no solo las
empresas, que solamente piensan en su propio bienestar y se benefician ellas
mismas, dejando a un lado a sus consumidores, quienes son los que reciben el
impacto de la obsolescencia programada.
Bibliografía