El Pensamiento Religioso de Vicente Rocafuerte
El Pensamiento Religioso de Vicente Rocafuerte
El Pensamiento Religioso de Vicente Rocafuerte
El pensamiento religioso
de Vicente Rocafuerte
Mariano Fazio Fernández
Pontificia Universidad de la Santa Cruz. Roma
Vicente Rocafuerte (1783-1847), presidente del Ecuador entre 1835 y 1839, presenta
un pensamiento religioso rico en matices, que se manifestará en sus acciones de gobierno
y en sus escritos, configurando un ejemplo significativo de la mentalidad dominante de
algunas élites intelectuales hispanoamericanas entre 1820-1845. Las circunstancias del
Ecuador de ese momento obligaron a Rocafuerte a adecuar las posiciones teóricas más
radicales, aunque sin desmentir completamente su visión religiosa liberal y regalista, que
constituirá un precedente del enfrentamiento entre Iglesia y Estado en la segunda mitad del
siglo XIX.
PALABRAS CLAVE: Rocafuerte, liberalismo, relaciones Iglesia-Estado.
This is evident in his deeds as president and also in his writings, and hence he is a
significant example of the predominant mentality of some of the Latin-American intellectual
circles in the years between 1820 and 1845. The prevail-ing circumstances in Ecuador at
that time forced Rocafuerte to adapt his more radical theoretical positions, although
without totally renouncing his liberal and imperial vision that will become the precedent to
the confrontation between the Church and the State in the second half of the 19th Century.
KEYWORDS: Rocafuerte, liberalism, Church-State relationship.
por su parte, considera al hombre en sus relaciones con Dios y con su sal-
vación. Fijados ya los principios de separación de religión y Estado, y
negando el derecho de cualquier religión a erigirse en exclusiva, Rocafuerte
analizará las políticas religiosas implementadas en diversas partes del mun-
do. A continuación, Rocafuerte pasa a describir algunas aplicaciones prác-
ticas de la tolerancia. La más beneficiosa es que ésta facilita el asentamien-
to de colonias de ingleses, suizos y alemanes, personas que por su alto
grado de civilización, por sus costumbres morigeradas y por su espíritu de
trabajo son las más idóneas para hacer progresar a las sociedades hispano-
americanas.
Todas las doctrinas sostenidas en el “Ensayo” habían sido abordadas
en sus escritos anteriores, pero ahora los presenta en un todo organizado y
coherente. De sus páginas se desprende un concepto de tolerancia basada en
el indiferentismo y contraria, por tanto, a la doctrina de la Iglesia. Quizá
donde más se aleje Rocafuerte del dogma católico sea en lo referente a las
relaciones con el Papa y a la función de la jerarquía dentro de la Iglesia. A
pesar de que al principio de la obra Rocafuerte señala con toda claridad la
distinción que debe haber entre poder espiritual y poder temporal, a la hora
de referirse al Romano Pontífice le niega casi todo poder espiritual en las
iglesias locales. El galicanismo a ultranza sostenido por Rocafuerte llevaría
en la práctica a la creación de iglesias cismáticas y, por tanto, no católicas.
5 Cevallos, Pedro Fermín: Resumen de la Historia del Ecuador desde su origen hasta l845,
Ambato, 1974, XII, pág. 149.
6 Destruge, Camilo: Historia de la Prensa de Guayaquil, Guayaquil, 1988, págs. 133-4.
7 Vasconez Hurtado, Gustavo: El General Juan José Flores. La República 1830-1845, Quito,
1984, pág. 130.
8 Constitución de la República del Ecuador, Ambato 1835, a. 13, en Noboa, A.: Recopilación
de Leyes del Ecuador, Quito, 1900, I, pág. 135.
12 Mensaje de Vicente Rocafuerte al Congreso, 15 de enero de 1837, en VR, IV, págs. 127-128.
13 Tobar Donoso, Julio: La Iglesia Ecuatoriana ..., pág. 349.
14 Tobar Donoso, Julio: “La Instrucción Pública de 1830 a 1930”, en Monografías Históricas,
Quito, 1937, pág. 471.
15 Mecum, Kent: Vicente Rocafuerte ..., pág. 181.
16 Cevallos, Pedro Fermín: Resumen de la Historia del Ecuador, XII, pág. 191.
17 Tobar Donoso, Julio: La Iglesia Ecuatoriana ..., pág. 339.
18 Ibídem, pág. 341.
27 Mensaje de Vicente Rocafuerte al Congreso, 15 de enero de 1839, en VR, IV, pág. 149.
28 Rocafuerte a José María Bocanegra, Londres, 6 de mayo de 1829, en Rodríguez, Jaime,
Estudios ..., n.º. 109, pág. 158.
29 Citado por Bermeo, Antonio: “Ideas religiosas de Rocafuerte”, en Rocafuerte. Estudios
sobre su compleja personalidad, Quito 1947, pág. 40.
30 Mensaje de Vicente Rocafuerte al Congreso, 15 de enero de 1839, en VR, IV, pág. 157.
32 Rocafuerte a Flores, Guayaquil, 18 de marzo de 1840, en ibídem, n.º 253, pág. 320.
33 Rocafuerte a Flores, Guayaquil, 15 de abril de 1840, en ibídem, n.º 255, pág. 325.
34 Huerta, Pedro: Rocafuerte y la epidemia de fiebre amarilla, Guayaquil 1987, passim.
38 Archivo Honorable Congreso Nacional (AHCN), 2.º libro de actas ordinarias del año de
1845, Convención Nacional de 1845, sesión del 20 de noviembre de 1845, págs. 21-22.
39 Ibídem, sesión del 28 de noviembre de 1845, pág. 88.
40 Ibídem, sesión del 4 de diciembre de 1845, pág. 129.
41 AHCN, Actas de la Cámara del Senado del año de 1846, sesión del 9 de enero de 1846,
pág. 52.
42 Ibídem, sesión del 3 de octubre de 1846, pág. 40.
no pudo menos que prestar grandes servicios a las letras y a las ciencias y
a las costumbres; pero la bondad de este instituto solamente duró ciento-
cincuenta años; porque con su agradecimiento la ambición se apoderó de
sus miembros, y setenta u ochenta mil jesuitas a las órdenes de un jefe des-
pótico, llegaron a ser nocivos a la sociedad y se labraron su persecución. Es
verdad que Federico el Grande acogió a los expatriados, pero a los veinte
años tuvo que arrojarlos de Silesia por las disensiones que sembraron entre
católicos y protestantes. Catalina II los admitió también; pero Alejandro los
ha expelido en número considerable y no existe ninguno en Rusia. Buenos
Aires ha tocado los mismos extremos de admisión y expulsión; y la Nueva
Granada que los ha llamado a su seno tendrá también que volver atrás, des-
pués de haber sufrido la severa censura de todos los hombres que conocen
el curso de los negocios humanos. Los jesuitas ni hacen falta para la edu-
cación que ha progresado sin ellos, ni son calculados como el informe lo
cree para servirnos en las misiones; ellos encuentran su teatro en las ciuda-
des donde pueden influir en las conciencias de los que mandan, y en los
intereses del gran mundo: los jesuitas no son los héroes del desierto; no
entran en los bosques a recibir el martirio en cambio de la predicación. La
comisión eclesiástica del Senado de 1846 recuerde esta historia y espíritu
de la corporación jesuítica, para emitir el informe que debe presentar, y
recuerde así mismo que más cerca de nosotros tenemos a quien puede ser-
vir para el fin que se desea, el Padre Plaza; este sacerdote benemérito del
siglo ha hecho venir a Ocopa misioneros españoles, de donde nos lo pue-
den mandar, si nosotros tenemos la conducta de pedírselos más bien que
llamar a los jesuitas para despedirlos mañana”43.
¿Desconocía Rocafuerte la larga lista de mártires jesuitas, muertos
por propagar la fe en Extremo Oriente y en América? Los prejuicios anti-
jesuíticos afloran de los labios de Rocafuerte, que no se pudo excluir de la
corriente de opinión dominante de su tiempo. Pasarían algunos años hasta
su readmisión en el Ecuador.
Rocafuerte emprenderá nuevamente los caminos americanos, esta vez
para desempeñar funciones diplomáticas en Lima. Ya no regresaría al
Ecuador: el 16 de mayo de 1847 entregaba su alma al Creador. De los últi-
mos momentos de don Vicente caben destacarse dos hechos importantes
para el estudio de su pensamiento religioso: su testamento y la recepción
de los últimos sacramentos.
Conclusión