Martín Rivas, Ensayo
Martín Rivas, Ensayo
Martín Rivas, Ensayo
RESUMEN
Uno de los escritores más importantes de la narrativa chilena es, sin duda, Alberto Blas Gana. Su
novela titulada “Martín Rivas” fue la clave de su éxito gracias a la forma en que representa a la
sociedad que se desarrolla en el siglo XIX y cómo la relaciona con aspectos culturales importantes
para todo poblador chileno. El estudio de esta obra da luces del espíritu aristocrático mezclado con el
sentimiento patrio y de identidad nacional que caracteriza a los personajes masculinos, mientras que a
los personajes femeninos, se les deja de lado por la poca trascendencia que parecen tener.
Es necesario recordar que en Latinoamérica del siglo XIX, las mujeres no formaban parte de los
distintos movimientos políticos que se venían desarrollando, ya que estaban, más bien, dedicadas a
otro tipo de actividades que las mantenían ajenas a los problemas sociales que se afrontaban. Sin
embargo, la narrativa del siglo, las muestran como la fuente inspiradora de aquellos que se
involucraron en las luchas, además de considerarlas un trofeo para aquellos que volvían a casa, razón
por la cual, se debe analizar su función en las distintas narrativas de corte realista
PALABRAS CLAVE
Chile, Alberto Blas Gana, Siglo XIX, enfoque de género, feminismo, Martín Rivas
ABSTRACT
One of the most important writers of the chilean narrative is, without a doubt, Alberto Blas Gana. His
novel entitled "Martín Rivas" was the key to his success thanks to the way he represents the society of
the 19th century and how he relates it to important cultural aspects for all chilean settlers. The study of
this book sheds light on the aristocratic spirit mixed with the patriotic and national identity that
characterizes the male characters, while the female characters are left out because of the little
transcendence they seem to have.
It is necessary to remember that in Latin America of the 19th century, women were not part of the
different political movements that were developing, because they were engaged in other types of
activities that kept them away from the social problems that were faced. However, the narrative of the
century, show them as the source of inspiration for those who got involved in the struggles, as well as
considering them a trophy for those who returned home, which is why we should analyze their
function in the different narratives of realistic movement.
KEY WORDS
Chile, Alberto Blas Gana, 19th century, gender focus, feminism, Martín Rivas
I. INTRODUCCIÓN
A mediados del siglo XIX, en Chile surgieron grandes escritores que, a través de sus escritos,
invitaban al lector a involucrarse en temas políticos y sociales para conocer más acerca de lo que
sucedía en esta época, mezclando estos temas de la realidad con ficciones que pudieran atraerlo. Es en
esta época cuando comienza a escribir Alberto Blest Gana, considerado uno de los fundadores de la
novela chilena. Si bien inició su trayectoria con creaciones líricas, su gran aporte a la narrativa
nacional son sus obras de carácter costumbrista en las que destacan las descripciones y el fuerte
contenido histórico que entrelaza a la ficción de sus relatos. Un ejemplo de este tipo de creaciones es la
novela que será objeto de este trabajo, “Martín Rivas”.
Publicada originalmente en 1862, esta novela cuenta la historia de un joven provinciano de clase media
que llega a Santiago y su paulatino ascenso social en medio de los acontecimientos políticos y sociales
de la época. Ya que esta novela es considerada como el reflejo de la realidad chilena del siglo
diecinueve, ha sido analizada de distintos puntos de vista, poniendo énfasis al protagonista principal,
sin embargo, lo que busca este trabajo, es brindar un análisis sobre el género oculto, el femenino, el
cual, a pesar de ser invisibilizado por las hazañas de los héroes masculinos, es de suma importancia
para justificar las acciones de nuestros héroes Para esto, se considerará la descripción de los
principales personajes femeninos así como el contexto social que los rodea con el fin de identificar
situaciones de conflicto en que se expresen las variables de género y la condición social en forma
articulada.
Las obras de Blest Gana fueron inicialmente publicadas como artículos y folletines en revistas y
diarios chilenos, como la revista “El Museo”, el diario “La semana”, y el diario liberal “La Voz de
Chile”. La imprenta de este último se ocupó en editar estos folletines como libros. Este es el caso de la
novela Martín Rivas, que fue presentada como folletín en ese mismo periódico entre los meses de
mayo y julio del año 1862, con el subtítulo de Novela de costumbres político-sociales. Esta fue
publicada en ese mismo año como libro, lo que llevó a Blest Gana a la fama. “Martín Rivas es una
novela que ha sido considerada superior a sus obras anteriores por el estudio de caracteres que en
esta se realiza, y por la aguda exhibición de las costumbres nacionales” (Silva Castro, 1955:47). Otra
de las novelas importantes de nuestro autor es El ideal de un calavera, la que recibe halagos de parte
del escritor Vicuña Mackenna en un artículo en El Mercurio, donde expresa acerca de Blest Gana,
“[...] no solo es nuestro primer novelista, sino que es el creador de la novela de costumbres entre
nosotros” (Silva Castro, 1955:49). Más tarde Alberto Blest Gana publica algunos artículos
humorísticos y una novela corta en un nuevo diario, “El Independiente”.
Después de jubilarse en el año 1887, Blest Gana continuó viviendo en el extranjero hasta su muerte,
que sucedería en el año 1920, a los 90 años de edad. Sus restos no retornaron a Chile, sino que se
quedaron en tierras parisinas. Al respecto, Silvia Castro escribe:
“Y ese hombre que tanto amó su patria y que con tanta abnegación le entregó la vida entera, descansa
en tierra extraña porque sus restos no fueron traídos a Chile y permanecen en un cementerio de París,
la misma ciudad que lo encumbró de joven y que, anciano ya, le fue arrebatando todos los consuelos
morales que pudo atesorar para hacer más tibia la jornada de la senectud.” (1955:157)
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III. EL ENFOQUE DE GÉNERO
Existen dos grandes corrientes que abordan la construcción de la categoría de género: la simbólica y la
social. La primera, como su nombre lo indica, se mueve en el plano de los símbolos, es decir, de las
imágenes a las cuales se asocia lo femenino y que sustentarían la subordinación frente a lo masculino.
Desde esta perspectiva, el origen de la desigualdad es la relación “hombre/cultura : mujer/naturaleza”.
En esta ecuación, se identifica al hombre con la cultura y a la mujer con la naturaleza; como el
progreso y evolución de la humanidad está marcado por la dominación de la naturaleza por parte de la
cultura (situación que nos separaría del reino animal), la dominación del hombre sobre la mujer estaría
justificada. Del mismo modo, la naturaleza sería un elemento universalmente desvalorizado ya que
todos los grupos humanos intentan dominarla, hecho que explicaría la extendida condición sometida de
las mujeres. La asociación entre mujer y naturaleza estaría basada en las características propias de la
condición femenina, como vienen a ser el ciclo menstrual, la capacidad de poder llevar a otro ser
humano en el vientre, su conexión con el feto a través del cordón umbilical y su función alimenticia
cuando da a luz y debe alimentar a su bebé.
Por otra parte, podemos considerar la perspectiva de la construcción social del género que pone el
acento en los contextos histórico-culturales y en las condiciones materiales de existencia.
Teóricamente, esta mirada es una síntesis crítica entre marxismo y feminismo, y sostiene que la
categoría de género está determinada por las estructuras sociales, específicamente, por las relaciones
de producción. Bajo esta perspectiva el énfasis está puesto en el estudio de aspectos como la división
sexual del trabajo y los diferentes tipos de producción, relacionándolos con las formas de sociedades
que construyen. Entendiendo los tipos de sociedades como los contextos en los que se mueven y
construyen las mujeres y los cambios en las condiciones materiales de existencia –por ejemplo, el
surgimiento de una propiedad privada en manos de los hombres pero no de las mujeres- puede
explicarse la desigualdad entre ambos géneros.
Si bien ambas posturas teóricas presentan ventajas e inconvenientes, para los efectos de este trabajo se
adoptará la mirada de la construcción social del género, esencialmente por el rescate de los contextos
histórico-sociales como determinantes de la identidad de género.
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IV. LAS MUJERES RETRATADAS EN “MARTÍN RIVAS”
La novela de Blas Gana, Martín Rivas, ha sido catalogada como una obra realista, pero también se han
reconocido en ella características de la novela romántica. La trama principal de Martín Rivas se
desarrolla en torno a un romance, donde los protagonistas vienen de dos mundos muy distintos. El
autor de esta novela se ha encargado de mostrar diferentes facetas de la sociedad chilena del siglo XIX,
y las mujeres no podrían estar ausentes en ella. En esta novela destacan varios personajes femeninos,
pero, ¿cómo son presentadas las mujeres en esta obra de Blest Gana? ¿Cómo concebía el autor a la
mujer de su tiempo, de su sociedad? Tenemos, entonces, que analizar a los personajes femeninos más
importantes de esta novela.
Leonor Encina: En este personaje, encontramos dos virtudes importantes para su condición de
protagonista, Leonor es una muchacha hermosa, cualidad de la que ella es plenamente consciente y,
además, utiliza de forma racional como arma. Considerando que en el desenlace de la obra Leonor
logra quedarse con el hombre que ama, observamos una relación de belleza femenina y triunfo. Un
asunto también importante y resaltante en el desarrollo de la obra es que ella pertenece a una
acaudalada familia, por lo tanto está validada ante la sociedad –en virtud de su fortuna- y ante la
naturaleza –en virtud de su belleza.
La belleza de Leonor es virginal; al ser parte de la clase alta, se entiende que su matrimonio debe ser
con un hombre a su altura. En su caso no existe la necesidad de casarse para cambiar su situación
económica o social, por lo que ella puede rechazar a quien desee cortejarla y no despierte el suficiente
interés amoroso en ella. Su relación con el mundo de los hombres se da a través de las coordenadas de
su belleza, su dinero y su fuerte temperamento y a pesar de no orientar sus acciones hacia la búsqueda
de un marido, se presenta en la novela en constante interacción con el sexo opuesto en las tertulias
familiares en las que se dedica a conversar con ellos bajo la atenta mirada de sus padres.
Matilde Elías: En el caso de la prima de Leonor, Matilde, están presentes las cualidades de belleza y
alta clase social, aunque estas características no parecen jugar un rol significativo con respecto a sus
acciones. Al igual que su prima, está rodeada de un aura virginal, sin embargo, la joven tiene un
pasado amoroso que la llena de melancolía en el presente. Es la heroína trágica marcada por la
desgracia amorosa que se mueve en un mundo rígidamente controlado por su padre, es la “princesa del
castillo”, quien se siente incapaz de enfrentar al rey y se encuentra condenada, debido a esta debilidad
de carácter, a vivir encerrada en la torre.
Adelaida Molina: La imagen de Adelaida está marcada por su maternidad oculta. Este hecho se
transforma en un referente significativo que marca su relación con el sexo opuesto en una búsqueda
constante por la reivindicación. Adelaida es, la mujer desprestigiada, la que sostuvo relaciones
sexuales con un hombre sin casarse y fue despojada de su virginidad, por lo que se presenta en
desventaja ante el universo masculino. La sensación de pérdida queda explícita en la confesión que
Rafael San Luis hace a Martín;
«Muchas veces quise retroceder ante la villanía de mi conducta; pero cedí a la fatal
aberración que hace divisar la venganza de los engaños de una mujer en el sacrificio de otra.»
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En Adelaida, en el aspecto social, su condición de “medio pelo” la convierte en una mujer vulnerable a
ser despojada de su condición de virgen. Este personaje tiene una connotación ambigua; por un lado,
se presenta como la mujer fría que aborrece su condición social debido a su maternidad censurada y,
por otro lado, es este mismo hecho que la convierte en víctima de un desengaño amoroso ajeno a su
voluntad. Resulta, dentro de los personajes que intervienen en la obra, de los más interesantes y de los
que aparecen mencionados con imágenes estereotipadas más claras, por ejemplo, cuando doña
Engracia se entera de su falso enlace con su hijo Agustín:
Al oír la relación del caso, doña Engracia estuvo en peligro de accidentarse. Su orgullo
aristocrático le arrancó una exclamación que pintaba la rabia y la sorpresa que en oleadas de
fuego envío la sangre a sus mejillas.
-¡Casado con una china! –dijo con voz ahogada, apretando convulsivamente a Diamela entre
sus brazos.
El adjetivo de “china” pronunciado por doña Engracia, funciona como ejemplo de cómo los
estereotipos están en el lenguaje cotidiano, enmarcando al personaje dentro de cualidades que se
esperan de él, algo que es difícil de eliminar a través de la razón, ya que la imagen se queda fija en la
mentalidad de las personas y es arrastrada a través del tiempo.
Edelmira Molina:La menor de las hermanas Molina está marcada por el romanticismo con que concibe
la vida, su condición social y el mundo masculino, debido, seguramente, a la influencia que recibe a
través de sus lecturas, orientadas hacia el romance y la idealización de los caballeros que “merecen
amor”. Muy contraria a su hermana Adelaida, la joven conserva la ilusión de casarse con un hombre
que la ame, y su resentimiento hacia su clase social pasa por el temor de ser burlada en el amor. Es
también una “señorita”, pero su condición de “medio pelo” la obliga a privilegiar un matrimonio
económicamente conveniente, algo que vendrá más adelante, planeado por la madre, pero rechazará al
huir con su amigo Rivas, quien es causante de sus suspiros.
Bernarda Cordero de Molina: En la figura de doña Bernarda se encarna la mujer del pueblo que debe
luchar para salir adelante con sus hijos. La novela nos muestra a esta mujer como viuda, y su presencia
remite a la imagen de la madre gallina con sus polluelos, criándolos en soledad.
Una de las características más singulares de esta mujer es su afición al juego y a la “mistela” 1. En este
sentido, su comportamiento es menos femenino que el de las mujeres de alta sociedad, ya que el
mismo trato para con el sexo opuesto está fuera de cualquier delicadeza o sofisticación que
correspondería a una “dama”; Bernarda trata a los varones de igual a igual y sólo tiene cierta
consideración con respecto a la condición económica de su interlocutor. Para ella, su posición social es
un problema que debe solucionar, no existe nada que esconder pero sí muchas medidas que adoptar,
razón por la cual gran parte de sus propósitos es enlazar a sus hijas con hombres convenientes.
Engracia Nuñez de Encina: La madre de Leonor tiene como característica principal, el ser una dama
de la alta sociedad, quien, guiada por la opinión de aquellos a quienes da importancia, se siente
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Bebida alcohólica.
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bastante satisfecha de sí misma estando en la posición privilegiada en la que se encuentra. Se trata de
un personaje que se orienta hacia el mundo privado. Su falta de opinión con respecto a la política, es
una característica que englobaría a la mujer chilena del siglo XIX que, liberada de las tareas
domésticas, se dedica a ser un sujeto pasivo en relación al mundo masculino, sin mayor participación
en los asuntos del hogar pese a ser el origen de la riqueza familiar. Si bien Engracia es quien aporta
más riqueza a su familia, deja todo el asunto monetario en manos de su esposo, a quien da
protagonismo y ella misma intenta estar fuera de marco.
Francisca Encina: Doña Francisca es una mujer atrapada en la dinámica de la alta sociedad chilena. A
pesar de conocer mucho sobre asuntos sociales, como la política, se ve reducida a solo escuchar
comentarios de los hombres y no poder debatir con ellos, además, los señores involucrados en las
tertulias, insisten continuamente en que la política “no es un asunto de mujeres”, despreciando su
opinión a pesar de que esta mujer se ha visto instruida en el tema gracias a sus lecturas. A pesar de su
espíritu transgresor, no logra saltar las normas sociales que, finalmente, con resignación, acepta, y
poco a poco va privando a su audiencia de sus comentarios.
Para poder elaborar un análisis de estas mujeres ficticias, debemos hallar similitudes y diferencias
entre ellas.
Por un lado, Leonor y Matilde, comparten una clase social y un grado de parentesco estrecho. La
primera joven, altanera, resuelta y de carácter fuerte. La segunda, de temperamento débil, sumiso y
melancólico. Por otro lado, las hermanas Molina, la mayor decidida y fría, mientras su hermana menor
vive bajo las reprimendas de su madre y sus sueños amorosos.
Finalmente, los hombres en los que éstas mujeres fijan su atención, tienen personalidades opuestas a
las suyas, a un lado una mujer de carácter fuerte y al otro un espíritu sumiso y romántico: Leonor y
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Edelmira comparten su amor por Martín Rivas, mientras el objeto de venganza de Adelaida, es decir,
Rafael San Luis, es el hombre porque el que sufre Matilde.
Luego, podemos considerar la relación entre Engracia Núñez y Francisca Encina. Unidas por el
parentesco político y la clase social, la principal diferencia de estas mujeres se da en sus intereses.
Mientras doña Francisca está en permanente cuestionamiento de la autoridad masculina, doña Engracia
se entrega sin problemas al orden creado por y para los hombres. Asimismo, la primera es simpatizante
de las ideas liberales como resultado de sus constantes lecturas, mientras que la segunda desea
conservar el estado de la sociedad con los privilegios que en ella se le otorgan en virtud no de su
género, sino de su fortuna. Considerando esto, es posible decir que el personaje de doña Francisca es
“víctima” de la desigualdad que el ser mujer significa, especialmente dentro del universo conservador
de su esposo. Frente a estas dos mujeres de la alta sociedad, podemos ubicar a Bernarda Cordero como
la mujer que debe acomodar estratégicamente sus cartas para sobrevivir en el mundo en que se
encuentra, dándole mucha importancia a la situación económica que desea alcanzar, al igual que doña
Engracia, tiene absoluta claridad de posición en la escala social pero, al contrario de aquella, desea, por
sobre todas las cosas, modificarla.
V. CONCLUSIONES
En esta novela, podemos identificar varios estereotipos que dan cuenta de la realidad de las mujeres de
Chile en el siglo XIX. Sus destinos, aunque desarrollados en la ficción literaria, nos muestran cómo los
factores económicos y sociales fueron más importantes, en algunos casos, que su propia voluntad.
Uno de los aspectos más interesantes que presenta el análisis de esta novela es la presencia de rasgos
de carácter similares en los personajes femeninos pero que se desarrollan de diferente manera
dependiendo de la situación social en la que se desenvuelven.
Por otra parte, también observamos una oposición con respecto a los personajes masculinos
relacionados a los intereses femeninos. Es así, que Martin Rivas es el interés amoroso de Leonor
Encina y Edelmira Molina, personajes opuestos en cuanto a sus temperamentos y posición social,
mientras, por su parte, Rafael San Luís es el hombre que comparten en el pasado Matilde Elías y
Adelaida Molina, mujeres entre las cuales se presenta la misma oposición señalada anteriormente.
Finalmente, la conclusión más evidente de la novela “Martín Rivas” radica en la forma en la que la
posición social determina la imagen que se tiene de las mujeres del siglo XIX, alterando sus propias
personalidades e intereses amorosos para conseguir lo que más puede convenirles.
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BIBLIOGRAFÍA
Blest Gana, Alberto. (1977). Martín Rivas. Caracas: Biblioteca Ayacucho
De Barbieri, Teresita. (1992) “Sobre la categoría de género. Una introducción teórico-metodológica”.
En: Fin de siglo y cambio civilizatorio. Ediciones de las mujeres n°17. Isis, Santiago.
Poblete Varas, Hernan (1999) El Ideal de un Calavera. Alberto Blest Gana. Prólogo. Editorial Andres
Bello. Santiago.
Silva Castro, Raul (1955) Alberto Blest Gana. Colección de Biografías. Empresa Editora Zigzag S.A.
Santiago.