Didactica
Didactica
Didactica
en la enseñanza de la numeración.
INTRIDUCCIÓN
Las Matemáticas constituyen un conjunto de conocimientos, de carácter histórico y cultural, de
vital importancia en el desarrollo económico, científico y tecnológico de las sociedades, y se
impregna como un saber práctico en la cotidianidad de las personas. Éstas están inmersas en un
mundo matematizado. Los individuos necesitan apropiarse de los conocimientos matemáticos
para poder resolver problemas y desarrollar estrategias de acción en su diario vivir. Es a la
escuela, como institución educativa formal, a quien le compete la enseñanza sistematizada de
este conocimiento. Para Freire enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades
para su propia producción o construcción. Es por medio de esta intervención intencional y
planificada que se pretende que el alumno construya sus esquemas conceptuales enfrentándose
a situaciones que le provoquen desequilibrios, situaciones que tenga que resolver, disponiendo
de algunos conocimientos previos que al mismo tiempo se muestren insuficientes, tal como lo
plantea Jean Piaget. La búsqueda de nuevas formas de resolución le permitirá sucesivas
construcciones del conocimiento, al tiempo que “aprende adaptándose a un medio que es factor
de contradicciones, de dificultades, de desequilibrios, un poco como lo ha hecho la sociedad
humana” (Brousseau, Guy, 1998; cit. por Chamorro, María del Carmen, 2005).
Para lograr lo anteriormente mencionado, la didáctica de la matemática pone énfasis en la
problematización como principal estrategia de enseñanza. Al decir de Agustín Ferreiro: el trabajo
siempre se debe proponer como problema, pues exige esfuerzos en su resolución, recorriendo
caminos novedosos, adecuándose a las posibilidades de cada clase. Debe ser un problema y no
un simple ejercicio.
PROBLEMA Y NUMERACIÓN
Cecilia Parra e Irma Saiz (2007) entienden que un problema es una situación en la que hay algo
que no se sabe pero se puede averiguar. No se dispone de la solución, pero se cuenta con
algunas herramientas para empezar a trabajar, planteándose un desafío, en donde entrarán en
juego la imaginación y la creatividad de los alumnos al llevar a cabo algunas acciones para
resolverlo.
Mediante esta estrategia se pueden abordar los diferentes sectores que involucra el área del
conocimiento matemático a nivel escolar. Estos son: operaciones, magnitudes y medias,
estadística y probabilidad, álgebra, geometría y numeración. Esta última no es un artilugio de
mera traducción de cantidades en formas gráficas, sino un sistema de representación de las
cantidades. La construcción de cualquier sistema de representación involucra un proceso de
diferenciación de los elementos y relaciones reconocidos en el objeto a ser representado. Implica,
además, una selección de aquellos elementos y relaciones que serán retenidos en la
representación. Para poder representar las cantidades, el sistema de numeración posee ciertas
reglas que permiten organizar la cuantificación para hacerla económica, y estas reglas, son
producto de la elaboración histórica de ciertas convenciones (Terigi y Wolman. 2007).
LA INTERVENCIÓN DOCENTE EN LA ENSEÑANZA DE LA NUMERACIÓN
Considerando los aportes de Guy Brousseau, la intervención docente en el área de matemática
consiste en diferentes instancias y requiere del empleo de diferentes recursos y estrategias
escogidos por el docente. En este apartado se abordará la Teoría de las Situaciones Didácticas,
elaborada por dicho autor.
Brousseau define a las situaciones didácticas como el conjunto de interacciones que se
establecen entre un grupo de alumnos, un entorno o medio, que puede incluir materiales o
instrumentos, y el docente, con el fin de que los alumnos aprendan. El autor distingue tres fases:
fase didáctica, fase a-didáctica y fase didáctica, nuevamente. En la primera se presentan las
actividades a realizar poniendo a los alumnos en situación, ya que para generar un conocimiento,
es necesario que los educandos se interesen en la resolución del problema. Cuando el alumno se
responsabiliza de éste, el docente toma cierta distancia, y sus intervenciones quedan relegadas a
algunas preguntas orientadoras durante el proceso de resolución. Este momento en el que el
educador se despoja de la situación y logra que el alumno asuma el problema como propio, e
intente resolverlo generando un proceso de búsqueda autónoma, motivado por el problema y no
por el deseo de satisfacer al docente, se denomina fase a-didáctica. La última fase, es una
situación que contiene intrínsecamente la intervención docente, con el fin de que los alumnos se
apropien del nuevo conocimiento.
REPRESENTACIONES NUMÉRICAS
Pictográficas: dan cuenta de una cantidad exacta dibujando lo más fielmente posible cada uno de
los objetos involucrados en la situación.
Icónicas: estas representaciones dan cuenta de la cantidad exacta de objetos pero a través de
marcas que no brindan ninguna información acerca de sus cualidades.
Simbólicas: utilizan símbolos convencionales para representar las cantidades (Ressia de Moreno.
2003).
PROPUESTA DIDÁCTICA
En este marco se inserta el contenido: Las representaciones simbólicas: escrituras aditivas
equivalentes. Es preciso considerar que dicho contenido, perteneciente a primer grado, se
construye a lo largo de toda la escolaridad teniendo en cuenta las ideas de Carlos Vaz Ferreira,
de escalonamiento y penetrabilidad, al presentar el conocimiento por grado escolar dando cuenta
de la adaptación a la edad del niño y, al considerar que existe una clase de materia pedagógica
que tiene profundidad, que permite ir penetrando el conocimiento por mucho tiempo.
Posicionados en el contenido perteneciente a primer grado se ha diseñado a modo de ejemplo
una secuencia didáctica. Por ésta se entiende, como expresara Irma Menéndez: Una continuidad
no aditiva donde cada actividad se basa en la anterior y se proyecta por evaluación la siguiente.
Con el desarrollo de esta secuencia se pretendería que los alumnos comprendieran y se
apropiaran de las representaciones simbólicas de la numeración natural.
REFLEXIONES PERSONALES
Reflexionar acerca de nuestro rol docente, sumirlo y ejercerlo, implica pensar pedagógicamente la
realidad haciendo explícito el esquema teórico que fundamenta la práctica. Es decir, se requiere
del despliegue de competencias entendidas como un “saber hacer con fundamentos”, por lo que
debemos exigirnos un hacer fundamentado en un conocimiento profundo de los por qué de las
actividades que desarrollamos en el aula. De este modo, centrado el interés en el Área del
Conocimiento Matemático, debemos capacitarnos constantemente para relacionar el saber
disciplinar, epistemológico y didáctico que esta área requiere. Por lo tanto, la acción didáctica
deberá guiarse para el logro de competencias, conocimientos, habilidades, destrezas, actitudes y
valores, entre otros, necesarios no sólo para el conocimiento particular de los contenidos de la
asignatura de matemática, sino para el desenvolvimiento de los educandos en su accionar
cotidiano, y para que puedan aprender a lo largo de la vida.
A modo de concluir es preciso hacer alusión al Programa de Educación Inicial y Primaria (2008)
“Enseñar Matemática implica la problematización. Requiere de docentes posicionados en el
análisis de los procesos que dan lugar a la construcción de conocimientos, las características y
las relaciones de esos conocimientos…”. Para lograrlo será necesario realizar un trabajo
sistemático y planificado de la matemática a lo largo de todo el ciclo escolar.
Bibliografía: