Gitanismos
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Director
Josef Opatrný
Jefa de la Redacción
Simona Binková
Reseñadores
Bohumil Baďura
Jana Králová
Consejo de Redacción
Ivo Barteček, Simona Binková, Marie Havlíková, Vlasta Hlavičková, Anna Housková, Jiří Chalupa,
Bohumír Janský, Pavel Marek, Anna Mištinová, Josef Opatrný
Consejo Asesor
Ádám Anderle (Universidad Jószef Attila); Juan Bosco Amores Carredano (Universidad del País Vasco);
Noble David Cook (The Florida International University); John Fisher (The University of Liverpool);
Franklin Knight (The Johns Hopkins University); Allan Kuethe (The Texas Tech University); Carlos
Martínez Shaw (Universidad Nacional de Educación a Distancia); Eduardo Matos Moctezuma (Museo
del Templo Mayor); Consuelo Naranjo Orovio (Consejo Superior de Investigaciones Científicas); José
Antonio Piqueras (Universitat Jaume I)
ARTÍCULOS Y ESTUDIOS
Lingüística
Los calé, el caló y los gitanismos usados en la lengua española: resultados de una reciente
investigación sociolingüística
por Zuzana Čengerová, Praga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
Historia
Las misiones guaraní-jesuíticas del Paraguay: lo posible de lo imposible
por Bartomeu Melià, S.J., Asunción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .29
Recorrer España en el XVIII. El viaje como pretexto y necesidad
por Emilio Soler Pascual, Alicante . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .49
Cuba en el intercambio epistolar de Elihu Root y Leonard Wood
por María del Rosario Rodríguez Díaz, Morelia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .69
Notas y comentarios
Noble David Cook with Alexandra Parma Cook, People of the volcano.
Andean counterpoint in the Colca Valley of Peru
por Josef Opatrný, Praga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .211
Laura Laurencich-Minelli – Paulina Numhauser Bar-Magen (eds.),
El silencio protagonista. El primer siglo jesuita en el Virreinato del Perú. 1567–1667
por Bohumír Roedl, Žatec . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .211
Alejandro de la Fuente, with the collaboration of César García del Pino
and Bernardo Iglesias Delgado, Havana and the Atlantic in the Sixteenth Century
por Josef Opatrný, Praga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .213
Sigfrido Vázquez Cienfuegos, Tan difíciles tiempos para Cuba. El gobierno
del Marqués de Someruelos (1799–1812)
por Josef Opatrný, Praga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .214
Las Haciendas públicas en el Caribe hispano durante el siglo XIX, Inés Roldán de Montaud (ed.)
por Josef Opatrný, Praga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .215
Historia de Cuba, Consuelo Naranjo Orovio (coord.), Historia de las Antillas I
por Simona Binková, Praga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .216
Thomas D. Schoonover, Hitler’s Man in Havana. Heinz Lüning
and Nazi Espionage in Latin America
por Josef Opatrný, Praga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .217
Víctor Angles Vargas, Mis recuerdos a pedazos
por Bohumír Roedl, Žatec . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .218
Daniel Everett, Don’t Sleep, There Are Snakes. Life and Language in the Amazonian Jungle
por František Vrhel, Praga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .219
Pavel Štěpánek, Afinidades históricas e culturais entre o Brasil e a República Tcheca
por Zuzana Korecká, Praga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .219
Fernando Navarro Domínguez – Miguel Ángel Vega Cernuda (eds.), España en Europa:
la recepción de El Quijote
por Miguel José Cuenca Drouhard, Praga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .220
Julio César Santoyo Mediavilla, Historia de la Traducción: viejos y nuevos apuntes
por Miguel José Cuenca Drouhard, Praga . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .222
0. Introducción
Este artículo se centra en el específico lenguaje de los gitanos españoles y,
sobre todo, en su influencia léxica en el español peninsular. Después de la parte
general, que trata sobre la historia y lengua del pueblo gitano, sus rasgos carac-
terísticos en la Península y sobre el mutuo contacto entre el caló y la germanía,
vamos a exponer los resultados de nuestra reciente investigación sociolingüís-
tica acerca de la influencia léxica del caló en el argot y lenguaje coloquial del
español actual. Para realizar nuestro trabajo hemos usado unos métodos inno-
vativos que vamos a describir a continuación. Al final del artículo proponemos
algunas conclusiones parciales que pueden servir de puntos de partida para una
siguiente investigación.
1. Informaciones generales
1.1 Algunos apuntes sobre la lengua del pueblo gitano1
El idioma romanó tiene su origen en India, patria original de los gitanos: llama
la atención la persistencia de ciertas formas gramaticales que, junto con un
vocabulario básico, se encuentran de la misma manera en las actuales lenguas
hindi y punjabi y en las lenguas dárdicas, como son por ejemplo: ‘casa’: kher
(ghar en hindi), ‘hombre’ manuš (manuš en hindi), ‘negro’ kalo (kala en pun-
jabi), ‘blanco’ parno (panar/parana en dárdico), etc.2
La lengua gitana de hoy se subdivide en muchos dialectos según los paí-
ses en los que los gitanos viven y han vivido y, además, lleva la huella de sus
viajes. Aun antes de extenderse por el continente europeo, los romaníes atrave-
saron Persia y Armenia. De ese recorrido hasta la Europa han quedado marcas
*
Este estudio se ha realizado con el apoyo de la Universidad Carolina de Praga, Facultad de Filo-
sofía, de los recursos de la investigación específica correspondiente al año 2008, proyecto
GRANTY/2008/542.
1
Informaciones de las partes 1.1, 1.2 y 1.3 están extraídas de: “Historia de la emigración de los gitanos
y de su lengua”, [on-line, cit. 6. 6. 2006] http://www.geocities.com/webromany/2_historia.html; Vega
Cortés, Agustín, “Los gitanos en España”, [on-line, cit. 6. 6. 2006] http://www.unionromani.org/
histo.htm; http://www.unionromani.org/pueblo_es.htm; Asociación de los gitanos de Burgos, “Histo-
ria del pueblo gitano”, [on-line, cit. 6. 6. 2006] http://www.apgitanaburgos.org/pagina_historia_bis.
htm.
2
Confr. en caló: keo, manús, caló, parnó.
3
En los diccionarios de caló están documentadas las palabras bají, cangrí, angusti, arufe, grastí/grasní
y sus variantes que, evidentemente, son de la misma raíz.
4
En caló: drom/dron/drun, cocalo, petallas, zumí.
5
Confr. las palabras del caló bobi/bobes ‘alubias’, clichí ‘llave’, mas ‘carne’, ulicha ‘calle’, etc.
10
6
Ese día se conmemora la llegada de los gitanos a Andalucía, el 22 de noviembre de 1465.
7
Cfr. Romero Gualda, M. V., Gitanismos. Ediciones Rialp, A. S. Gran Enciclopedia Rialp, 1991; Sali-
llas, Rafael, El delincuente español. El lenguaje (estudio filológico, psicológico y sociológico) con
dos vocabularios jergales. El caló jergal. Biblioteca virtual Miguel de Cervantes. [on-line] http://
www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/12148065228988280754513/p0000004.htm.
11
8
Cfr. Čengerová, Z., Výrazy z romštiny ve španělštině a maďarštině (Expresiones del romanó en los
idiomas español y húngaro). FF UK: tesis de licenciatura inédita, 2007.
9
Rafael Salillas cita, entre otros, el ejemplo del germanesco farda ‘bulto o lío de ropa’, agitanado en
fardi y, a continuación, el derivado afargar ‘cubrir con ropa’.
12
13
10
Según los datos estadísticos de abril de 2008, publicados online por la Asociación de Usuarios de
Internet y elaborados por red.es el número de internautas (o sea personas que utilizan Internet) en
España en 2007 alcanza el 57.3% de la población. De eso, el 53% de los internautas son hombres
frente al 47% de mujeres. La edad de la población marca claramente el uso de Internet, a mayor
juventud, mayor porcentaje de internautas. Si comparamos la población de los internautas con la
población real, observamos que la primera es significativamente más joven, puesto que, mientras el
53% de los usuarios de Internet tiene menos de 35 años, estos representan sólo el 30% de la pobla-
ción total. En cuanto a la situación laboral, cabe destacar que más del 95% de los estudiantes han
utilizado Internet en alguna ocasión. Por otro lado, la mayoría de los internautas (el 70%) son activos
ocupados. Las personas con mayor nivel de estudios se acercan a Internet con mayor probabilidad.
Casi el 90% de las personas con estudios universitarios se ha conectado alguna vez, y este porcentaje
se sitúa entre el 70% y el 80% con segunda etapa de educación secundaria o con estudios de FP de
grado superior. Casi tres cuartas partes de los internautas tienen estudios acabados de segunda etapa
de educación secundaria, FP de grado superior o estudios universitarios, representando estos últimos
el 30% del total de internautas. El tamaño del hábitat (municipios con pocos o muchos habitantes)
no presenta grandes diferencias en relación con el porcentaje de internautas. De dichas estadísticas
resulta que la población real española no corresponde con la población de los internautas españoles,
siendo la última en general más joven y con mayor nivel de estudios. Hay que suponer que cier-
tos grupos de la población están excluídos totalmente de una investigación de este tipo. Por eso,
en el caso de los gitanismos, tradicionalmente usados por la población marginada que casi nunca
tiene acceso a Internet, no sería exacto hablar de su vitalidad absoluta, sino hay que considerar su
vitalidad en el ámbito de la lengua española hablada, escrita y conocida por un español – internauta,
y así la repartición del cuestionario entre los interrogados tiene que concordar con la población de los
internautas. Al mismo tiempo hay que recoger un número de internautas significativo (su representa-
ción tiene que responder a la población de los internautas) y una muestra del material representativo.
11
Todas las palabras están incluidas en el Diccionario de argot de Julia Sanmartín Sáez, véanse Refe-
rencias bibliográficas.
14
2.3 Resultados parciales
2.3.1 Muestra de la población internauta
En el primer cuestionario electrónico logramos reunir los datos de 525 perso-
nas, en el segundo, de 543 personas.
La repartición de los interrogados fue la siguiente:
A) edad
Porcentaje Respuestas
15–30 años 48.4/ 63.7 254/ 346
31–45 años 44.2/ 28.5 232/ 155
46–65 años 7.0/ 7.6 37/ 41
66 años y más 0.4/ 0.2 2/ 1
Número total de respuestas 525/ 543
B) sexo
Porcentaje Respuestas
Hombre 63.4/ 88.2 333/ 479
Mujer 36.6/ 11.8 192/ 64
Número total de respuestas 525/ 543
Los hombres prevalecen entre los interrogados, igual que entre los internau-
tas, aunque en la muestra de nuestros interrogados la diferencia del porcentaje
es mayor (54:46 entre los internautas). Los hombres respondían más frecuen-
temente a las encuestas anónimas, mientras que las mujeres respondían casi
exclusivamente a las peticiones directas.
Según nuestros datos, las respuestas de los hombres y de las mujeres no dife-
rían mucho, aunque los hombres son los que se consideran tradicionalmente
15
C) lugar de procedencia
Porcentaje Respuestas
Andalucía 15.0/ 17.7 79/ 96
Aragón 1.5/ 5.7 8/ 31
Asturias 3.2/ 2.6 17/ 14
Baleares 0.6/ 0.7 3/ 4
Canarias 4.0/ 2.8 21/ 15
Cantabria 0.6/ 2.0 3/ 11
Castilla y León 7.0/ 10.1 37/ 55
Castilla‑La Mancha 2.1/ 4.4 11/ 24
Cataluña 10.3/ 7.7 54/ 42
Comunidad Valenciana 10.3/ 6.1 54/ 33
Extremadura 1.7/ 3.1 9/ 17
Galicia 14.3/ 5.2 75/ 28
Madrid 13.5/ 10.9 71/ 59
Murcia 2.3/ 2.0 12/ 11
Navarra 1.9/ 3.1 10/ 17
País Vasco 5.9/ 5.3 31/ 29
Rioja 1.0/ 0.7 5/ 4
Ceuta y Melilla 0.4/ 0.9 2/ 5
América Latina 4.4/ 3.3 23/ 18
Número total de respuestas 525/ 543
12
Sanmartín Sáez, Diccionario de argot. Madrid: Espasa, 2002.
16
A) Cuestionario electrónico:
El 5 % de los 525 interrogados españoles conocía al menos una de las varian-
tes con el significado del ‘trasero’, el porcentaje todavía más alto ha aparecido
entre los interrogados provenientes de Madrid (11%) y Galicia (9%).
B) CREA:
En el banco de datos del CREA no hay casos de bul:
La palabra bullate no está en el corpus. La palabra bullata con el significado de
‘trasero’ tampoco está.
C) Internet (Google):
En Internet, por el contrario, las palabras bul y bullate aparecen muchas veces.
· Acabaria con frodo dando por el bul a sam, gimli masturbando a …
· Metetelo por el bul o tiralo no sirve de nada.
· Hasta el punto de que estoy por comerme la cabeza para presentar una
queja donde sea menester yq se metan el doblaje por el bul.
· Y DAS PENA CHAVAL VETE A TOMAR MUCHO POR EL CULO
O QUE TE FOLLE POR EL BUL TU PAPA.
· Que pasa que te dio x el bullate el juanvi …
· Habrá funk, soul, boogaloo, afro‑beat, hiphop y frikadas varias para
mover el bullate y tomarse unos copetes.
· Como si se quieren limpiar el bullate con billetes de 500, pero lo que me
jode es que son todos …
· UNO DE ELLOS, NO PARAVA DE ENSENYAR EL BULLATE EN
PUBLICO.
· En esta primera etapa se llamaban “The Bull”, en alusión a la mala cos-
tumbre de uno de los guitarras de enseñar el bullate en publico.
· Acabo de llegar de urgencias, me acaban de meter un chute en el bullate
de ibuprofeno… (putas muelas).
13
Íbid., p. 139.
14
Íbid., p. 140.
17
A) Cuestionario electrónico:
Según las respuestas, la palabra chai es conocida por un porcentaje de la pobla-
ción muy bajo que no supera un 3%. El significado de ‘chica’ o ‘prostituta’
apareció esporádicamente en Madrid, Cataluña. La palabra ja es conocida en la
España del norte, sobre todo en Galicia, donde un 8% de los interrogados indicó
el significado de ‘chica, novia’.
B) CREA:
En el banco de datos aparece 1 caso de chai que tiene el significado de ‘chica’:
· Y de quién era la joya? – De la chai guiry. – ¿De quién? – De la baila-
rina alemana.
C) Internet:
En Internet hemos encontrado los siguientes ejemplos:
· La Chai era una muchacha fea y de aspecto encanallado.
· La chai (me encanta esta palabra porque la usa siempre Umbral), que
era la más …
· Mi ñero mata la chay canta la cucaracha su choya vive de choyos de
chemo, chupe y garnachas.
15
Íbid., p. 208.
16
Íbid., p. 459.
18
A) Cuestionario electrónico:
Casi un 30% indica el conocimiento del verbo chanar con los significados de
‘entender’, ‘saber’, ‘conocer’, esporádicamente aparecen también ‘gustar’,
‘hablar’ y ‘robar’.
B) CREA:
El verbo chanelar no está en el corpus. Aparece un caso de chanar.
C) Internet:
Ambos verbos aparecen frecuentemente: el verbo chanar con los significa-
dos de:
‘Saber’
· En cuanto carrules con el un poco lo chanaras bien.
· Gracias tio… como se nota que chanas del tema…
· El caso es q toy pensado en cambiar de ordenador … y estoy muy perdido
con esas cosas q he leido por ahí abajo como pe zócalo (FCPGA) y como
veo q chanáis os pido por favor alguna peich actualizada …
‘Hablar’
· No chanarás con nadie de tu familia … cercana. No usarás el voca-
blo LIN sin la debida autorización.
‘Gustar’
· Quién dijo que la música militar no chanara? Según el maestro Grouxo
Marx, ‘La justicia militar es a la justicia lo que la música militar a la
música’ …
17
Íbid., p. 210.
19
A) Cuestionario electrónico:
De los 525 interrogados, el 49% indicó que conocían esta palabra, pero, al
mismo tiempo, algunos de ellos confundieron el significado con el de ‘llorar’
de la palabra chorar gallega o portuguesa (se trataba sobre todo de los interro-
gados gallegos). La mayoría de los interrogados puso el significado de ‘robar’.
Los interrogados que conocen el verbo con su significado del romanó provie-
nen de todas las regiones, sobre todo de Andalucía (el 41%), Madrid (el 32%),
Comunidad Valenciana (el 44%), Cataluña (el 39%), etc.
B) CREA:
No hay casos encontrados.
C) Internet:
En el Google existen bastantes casos del verbo chorar con el significado de
‘robar’, por ejemplo:
· El pringue del pringao, porque chorar es dejar rastro en el delito. …
· Para ladrar así a veces é preciso chorar iodo …
· Iban dos primos, y dos hermanos iban a chorar, y los delataron …
· Es una manera más de chorar. A mí por chorar motos me entrullan,
a ellos nasti de nasti.
· Ke no, Calitos, que te queremos bucho, tontón, que eres bu bachote y bu
cachondo. Anda, enga, deja de chorar…
· Hola, Gracias por la contestación. No te preocupes, realmente no queremos
“chorar” nada, sino no habría puesto esta consulta en un foro público. …
18
Íbid., p. 229.
19
Hugo, Jan et al., Slovník nespisovné češtiny. Praha: Maxdorf, 2006, p. 90.
20
Íbid., p. 90.
20
A) Cuestionario electrónico:
El 59% de los interrogados españoles conocían la palabra (el porcentaje fue
mayor en Andalucía: el 76%). La prevalente mayoría le asignó el significado
neutral de ‘hombre’ o ‘chico’, apareció también ‘amigo’, ‘novio’. Otro gran
grupo de los interrogados considera la palabra gachó un sinónimo de ‘persona,
individuo, tipo’. Algunos asignaron a gachó un significado más o menos des-
pectivo: ‘tío de poco fiar, alguien extraño’, ‘persona desconocida a la que no se
muestra aprecio’, en una respuesta apareció la definición ‘malo’. Dos interroga-
dos definieron gachó como ‘no gitano’ o ‘payo’, tres interrogados escribieron
el contrario: ‘gitano’. La gachí fue más veces considerada ‘mujer atractiva’,
‘chica de buen ver’.
B) CREA:
En el banco de datos hay 28 casos de la palabra gachó. Todos provienen de
España.
Algunos ejemplos:
· El gachó que huye en el coche aparcado en una calle.
· En Zamora, por ejemplo, un gachó que escriba tan bien como Prada.
· Sogecable está en la recusación, en el gachó de Bruselas.
La palabra gachí aparece 37 veces, también exclusivamente en las fuentes de
España.
· Para ello el menda deberá agarrar a la “gachí” por la cintura, sacar
pecho.
· Mi madre una vez me riñó porque llamé gachí a la mujer de Segundo
Mestre.
· Cursilita y poquita cosa, pero de ningún modo una gachí, y me lo dijo
bien claro, que una señora nunca es una gachí.
· Es sólo que la mano, al pasársela a la gachí por detrás del cuello le
queda así.
C) Internet:
En el buscador Google se encuentra un gran número de ejemplos y se observan
varios significados:
21
Sanmartín Sáez, 2002, p. 391.
21
Gachó: ‘malo’:
· Y si como dices el espiar seria algo gacho o tonto para una persona que
trabaja en computadora y que sabe la tentacion.
· Quiero la clave del producto key del office 2000 dimela por favor no seas
gacho.
· HA LA FAMILIA ELIZALDE LO LAMENTO MUCHO DE QUE SE
SIENTE MUCHO POR LA MUERTE DE SU HIJO CUANDO PIERDE
HA SU PROPIO HIJO SE SIENTE GACHO Y MAL QUE LO …
· Cuando las trato bien, me va mal con ellass y me maltratan. Pero si me
porto GACHO, las trato mal, las ignoro, las corto, ni siquiera mensaji-
tos …
22
Esta palabra aparece en el dialecto de los sinti (gitanos alemanes). Los gitanos eslovacos usan la
palabra lubni, proveniente probablemente de la raíz eslava ljub‑, así que en el argot checo, eslovaco
y húngaro aparecen derivados de esa palabra.
23
Íbid., p. 515.
22
B) CREA:
En el corpus se encuentra un caso de la palabra lumi con dicho significado:
· De la calle, las lumis y así, en ese plan. A una lumi de bufanda roja
y gafas demasiado grandes.
En cuanto a la lumia, el banco de datos contiene dos ejemplos:
· Blanquita, si, menuda lumia… ‑dijo.
· Primero habrá llamado a Vidal, menuda lumia, pero, claro, como Vidal
no está disponible…
No existen casos de la palabra lumiasca y lumí.
C) Internet:
En Internet se encuentran bastantes casos de las palabras lumi, lumia
y lumiasca, como por ejemplo:
· Es decir, una simple lumi que ni siquiera se acordaba de ti a los 5 minu-
tos.
· No te pienses que si no fuera puta pensaria distinto de ella. … Si la lumi
en cuestion no está metida en algun vicio autodestructivo y lo unico es
que …
· De lumia y de arpía que es una delicia de caña pa España :)! … Ésa si que
era una mala puta, tanto que hasta daba pol puto kulo a su homólogo …
· Achanta la muy, tu menda, que no tienes ni lumia idea: el cojo y yo nunca
nos hemos intercambiado personalmente una línea.
· Por cierto, los hombres de harrelson estan ocupados con la lumiasca de
tu mama, no les vayas a molestar.
· La mediana estaba viviendo en Alicante y la mayor estaba ejerciendo de
lumiasca aquí en Madrid.
24
Íbid., pp. 571–572.
23
B) CREA:
En el corpus aparecen 4 casos de la voz mollate (todos con el significado de
‘vino’):
· A pesar de ser un pijo le gustan el mollate y los callos.
· Avío al hombro: un bocata y una botella de buen mollate.
· Pues claro, se le iba poniendo colorao del mollate el ojo bueno, que eso
le pasa a mucha gente.
· Y lo que te decía: empezó a funcionar el mollate y empezaron a pasar
cosas.
C) Internet:
En el buscador se encuentran muchos casos de la voz mollate:
· “Con el mollate rápidamente entrábamos en calor…”
· Le gusta el mollate y pelearse…
· A pesar de ser un pijo le gustan el mollate y los callos.
· A los postres, entre el mollate y la pañí, surgió la política.
· Aquí tenemos a Juan de Dios y a su papa con una borrachera de mollate
impresionante.
· Estos “aficionaos” al “mollate” traen de nuevo su ingenio gaditanísimo.
2.3.2.8 Pinrel
Sust. m. En romanó pindro ‘pie’, pindre ‘pies’. Sanmartín Sáez dice: “Este prés-
tamo del caló (pinré ‘pie’) ya se documenta en el argot clásico, pues R. Salinas
lo registra en (…) 1896. En la actualidad ya no es de uso exclusivo de un grupo
social determinado, sino que es conocido y empleado por cualquier hablante
en situaciones comunicativas informales, e incluso ha sido incorporada al
DRAE.”25 Menciona también el verbo pinrelar con el significado de ‘ir’. En
el DRAE aparece pinrel ‘pie’ (vulg.).
A) Cuestionario electrónico:
Más del 60% de los interrogados conoce la palabra, una prevalente mayoría de
ellos escribió el significado de ‘pie’. Esporádicamente apareció también ‘penis’.
B) CREA:
En el corpus hay 5 casos de pinrel provenientes de España. El verbo pinrelar
no está.
25
Íbid., p. 677.
24
2.3.2.9 Rachí
Sust. f. En romanó rat ‘noche’, raťi ‘de noche’. La palabra rachí no está en el
DRAE. Sanmartín Sáez indica dos significados: ‘noche’ y ‘pasillo’, ambos con
la marca de marginalidad. Dice que la palabra se encuentra actualmente en des-
uso.
A) Cuestionario electrónico:
El 4,6% de los interrogados españoles conocían la palabra rachí, pero, al mismo
tiempo, todos los que conocían la voz provenían casi exclusivamente de Galicia
(el 28% de los internautas gallegos indicó el conocimiento de la palabra). Según
las respuestas resulta que la palabra rachí ha subido una modificación del signi-
ficado: la ‘noche’ se ha convertido en la ‘fiesta, juerga, marcha’. (Una persona
escribió ‘noche, sangre’ y una, ‘chica’.)
B) CREA:
En el banco de datos no existen casos de la palabra rachí.
C) Internet:
En el buscador Google aparece esta palabra:
· Qué tipo de rachí/fiesta/jarana? No tengo ni idea. …
· Como me aburro en el hospital… hoi no hubo nadie en toda la mañana :(
Nos vemos por la noche ke hoi voi a salir un ratito… pero nada de ir al
rachi ke …
· Creeme he visto cosas peores, a parte cuando llego a casa despues de
la rachí hay que enterarse de las ultimas novedades. Hay que acostarse
informado …
· Iremos de rachí a Burela, onde celebran este sábado a Festa da Marosa.
· Puto cabrón, te vas de rachi a Ibiza y no invitas…
3. Conclusiones
El tema central de este artículo –y de nuestra investigación– ha sido los gita-
nismos que aparecen el el argot y lenguaje coloquial de los españoles. Para dar
25
26
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31
32
Espacio de libertad
Esa experiencia iniciada con cierta suavidad y facilidad afectaba, de hecho,
profundamente las relaciones de explotación que los españoles encomenderos
mantenían con los indígenas –“ese disimulado cautiverio”– y contrariaba los
propósitos esclavistas de los “bandeirantes” de São Paulo, presentes por la zona
desde 1585. La tensión con ambos frentes, a derecha e izquierda, se prolonga-
ría por años y años. Sobre todo desde los tiempos de la encomienda paraguaya
(1556) muchos indios habían sido “desnaturalizados”, pues tuvieron que ir
a servir a las chacras y lugares de trabajo del encomendero; con los bandeiran-
tes, los indios eran arrebatados de sus tierras y llevados al trabajo esclavo de los
ingenios de azúcar de Río de Janeiro.
Con los jesuitas los Guaraníes quedaron en su tierra y territorio, que man-
tuvo su unidad compacta y, aunque por el cristianismo fueron llevados a adoptar
formas de vida religiosa nueva y extraña, sin duda de carácter extraño, la sus-
titución quedó en gran parte mitigada por la retención y redención de fuertes
núcleos culturales.
Los Guaraníes mantuvieron su lengua, en el interior de los pueblos la
economía continuó siendo el intercambio de dones dentro del sistema de reci-
procidad, sin introducción de mercadeo, en la forma de trabajo se conjugó
comunidad e particularidad, la organización socio‑política del cacicazgo se
mantuvo. En realidad, los Guaraníes no tuvieron que aprender mucho de los
jesuitas, sino hacer tal vez mejor lo que ya sabían hacer. Los pueblos vivían
de la agricultura, si bien reforzada por el ganado vacuno y caballar, aunque no
se dejó del todo la caza y la recolección. En las Misiones jesuíticas todavía se
sentían Guaraníes.
33
Hay que tener en cuenta que era patrimonio de los Guaraníes la agricultura y el
sistema económico, que los antropólogos llaman hoy de reciprocidad: todo es
dado, nada vendido. La generosidad es fuente de prestigio para el que da sin
tener necesidad de recibir.
Sin españoles
Parecía también utópico el grande y rápido progreso en la artes y oficios, y el
florecimiento de la música.
“Son en las cosas mecánicas muy hábiles; hay muy buenos carpinteros, herreros,
sastres, tejedores y zapateros, y si bien nada de esto tuvieron, la industria de los
padres los ha hecho maestros, y no poco en el cultivo fácil de la tierra con arado;
son notablemente aficionados a la música que los padres enseñan a hijos de los
caciques, y a leer y escribir; ofician las misas con aparato de música, a dos y tres
coros; se esmeran en tocar instrumentos, bajones, cornetas, fagotes, arpas, cítaras,
vihuelas, rabeles, chirimías y otros instrumentos”.
34
El lugar de la utopía
Esta visión fue común entre los jesuitas, que la mantendrán repetidamente en
sus diferentes escritos, sean cartas y relaciones, como las del padre Anton Sepp,
por los años de 1691 a 1701 –publicadas en 1698 y 1709– y las de José Car-
diel, de 1747, 1764 y 1771, o en sus libros de historia, como los de los padres
Nicolás del Techo (1673) y Pedro Lozano (/1739/ 1873–1875, 1754–1755). El
padre José Manuel Peramás, uno de los jesuitas expulsados de las Misiones del
Paraguay en 1767, compara en su libro de 1793 los pueblos guaraníticos con
la República de Platón, como puede leerse en el recientemente publicado Pla-
tón y los Guaraníes (Asunción, 2004). Pero la experiencia encontraría ecos en
el círculo de amigos y devotos de los jesuitas, y aún fuera de ellos. En la ter-
cera parte de Insignes missioneros de la Compañía de Jesús en la Provincia
del Paraguay, de Francisco Xarque (1687), se tiene la primera descripción sis-
temática de las Misiones en clave de utopía; Ludovico Muratori, no jesuita,
presentará esos pueblos como Il Cristianesimo felice (1743) y Voltaire (1756,
Essai sur les moeurs et l’esprit des Nations, Paris, tercera parte: “Du Para-
guay”), como “triunfo de la humanidad, que parece expiar las crueldades de
los primeros conquistadores”. Vendrá luego la visión socialista de Paul Lafar-
gue, yerno de Karl Marx, en su Der Jesuitenstaat in Paraguay (1921), el
entusiasmo de un protestante inglés, Robert N. Cunninghamme Graham, ante
A Vanished Arcadia (1901) y la atrevida tesis de La Republique communiste
chrétienne des Guaranís, del sacerdote suizo Clovis Lugon (1949). Tentación
de la utopía, de Rubén Bareiro Saguier y Jean‑Paul Duviols (1991), con un
notable prólogo de Augusto Roa Bastos, sobre el sentido de la experiencia gua-
raní jesuítica “entre lo temporal y lo eterno”, recogerá significativos textos de
autores de los siglos setecientos y ochocientos, que muestran hasta qué punto
las Misiones jesuíticas del Paraguay solicitaron el pensamiento religioso, social
y político de la época. La soñada utopía llegará al gran público con la famosa
35
La utopía guaraní
Hay que reconocer que la tramoya y los hilos de ese escenario utópico se mane-
jaron casi siempre desde los bastidores ideológicos del mundo europeo; la
reducción, en las más avanzadas interpretaciones se suele presentar como una
contienda entre dos poderes igualmente coloniales, entre colonos o encomen-
deros y jesuitas; los primeros en la dura práctica de un afán de apropiación
de recursos naturales y de los naturales, y los jesuitas, inspirados por ideales
y hasta utopías, cuyas raíces se buscan en antiguos y contemporáneos ensayos
teóricos europeos.
Raramente se ha presentado la cuestión de un utopismo guaraní, en el que los
mismos jesuitas hayan sido incorporados a su pesar. Desde dos puntos de pro-
cedencia diversa se habría llegado a un camino de convergencia y de diálogos
fecundos, aunque sin confusión de voces. Guaraníes y jesuitas, en un divertido
juego de “quid pro quo”, entran en convivencia y connivencia, cuando dicen
lo mismo, pero de otro modo. Por falta de hábito en pensar sistemas diver-
sos y aun por prejuicio eurocéntrico la utopía guaraní es tenida como utopía
jesuítica, y aun la jesuítica como platónica o inspirada en Tomás Moro, en Cam-
panella o aun procedente de la vida monacal.
En un artículo pionero de 1931, Alfred Métraux interpretaba el choque entre
jesuitas y “hechiceros”, como “una guerra de mesías”, lucha de chamanes
‑profetas guaraníes y misioneros jesuitas (ver Métraux 1967: 27–32). De hecho,
como él mismo observa, “ninguna región cuenta con tantos movimientos de
liberación mística”. A los chamanes guaraníes se los tenía por santos y se los
veneraba como a dioses; en realidad, entraban en la categoría de tupã, como lo
reconocía el padre Montoya (1996: 93–104).
La entrada de los españoles en el territorio guaraní tuvo muy pronto reac-
ciones hostiles, como ya lo mostró documentalmente Necker (1979: 249–254),
que da cuenta de 26 movimientos de resistencia activa contra los invasores
entre 1537 y 1660. Para el mismo período Daisy Rípodas Ardanaz (1987),
enumera 24. La novedad de este último estudio consiste en hacer ver que la
mayoría son movimientos chamánicos de liberación; mesiánicos o proféticos,
si se quiere. Catorce de ellos tienen como escenario una Reducción jesuítica,
y con razón se pueden incluir en la categoría guerra de mesías. La investigación
expone los datos con rigor y claridad, mostrando quién es el chamán princi-
pal que lleva la lucha, el contenido de su prédica y sus acciones. En 1613, en
la primera reducción jesuítica de San Ignacio, el cacique Taubicy se aleja del
pueblo con sus seguidores, precisamente antes de la misa y procesión del Cor-
pus Christi, en rebeldía. En la región del Uruguay, un hechicero predica que los
padres son mortales enemigos de la tierra, y exhorta a sus indios a que no se
confiesen, pues con ello los padres quieren saber sus intenciones.
36
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38
La religión persistente
Cuando las fuentes documentales jesuíticas ya no hablaban de resabios de reli-
gión antigua y ésta podía tenerse por apagada y sumergida definitivamente, he
39
Misión y misticismo
Plantar la cruz, iniciar la predicación en vistas al bautismo, celebrar misas,
hacer procesiones, repetir la doctrina, cantar cantos, es un modo ordinario del
trabajo reduccional, como escribe el padre Martín Javier Urtasún, en 1612
desde San Ignacio (MCDA, I: 147).
“Nuestro ejercicio fue éste: en amaneciendo visitábamos a los enfermos, luego
se decía la Misa y sermón después del Evangelio… y tomando a mediodía tiempo
para rezar las horas, volvíamos a la iglesia donde se hacía la doctrina, bautizando
a doscientos, trescientos y cuatrocientos cada día”. (Montoya, 1987: 82; 137).
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41
42
43
Esos juicios y prejuicios deben ser contrastados con los de otros jesuitas, como
Ladislao Orosz (1697–1773), Florián Paucke (1719–1779) y Jaime Ignacio Oli-
44
Abriendo diálogos
En las Misiones, durante un siglo y medio se entretejió un diálogo con lo mejor
del arte europeo, aunque no necesariamente el de la última tendencia. Los jesui-
45
Los Ketchuitas
Una anciana mbyá guaraní (Ladeira 1998) visitaba hace poco el sitio de San
Miguel en el Brasil y poseída de un estado de exaltación “chamánico”, excla-
maba entusiasta que todo aquello que tenía ante los ojos era obra de sus
antepasados guaraníes, los “ketchuitas”, que no son los jesuitas, “hombres
blancos de bigote” –juruá– sino chamanes auténticamente guaraníes. Decir lo
contrario, según ella, es mentira propia de los juruá, inveterados ladrones de
historia.
Son también los Mbyá –indígenas guaraníes que estuvieron “reducidos” por
poco tiempo y en poco número en los pueblos de San Estanislao y San Joaquín,
en la región del Tarumá (Caaguasú, Paraguay), quienes, sin embargo, adoptaron
una especie de laúd –el rabel –lavé–, pequeño instrumento musical de cuerdas,
que se toca con arco– para reproducir melodías de típico ritmo indígena. Aquí,
un instrumento misionero colonial fue asumido para que “hable” lo tradicional
y propio. La colonia es descolonizada.
Es cierto que la empresa fue un verdadero fracaso, que no parece poder
repetirse.
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46
47
48
Una noche del mes de octubre de 1903, Otto Weininger, joven judío vienés,
emprendía el que sería su último viaje. Acababa de dispararse un tiro en el cora-
zón en una modesta habitación del centro de la capital austriaca, precisamente
la misma que había utilizado años atrás el músico Beethoven. Weininger tenía
poco más de 23 años. Al entierro en su ciudad natal, cuentan las crónicas que
asistieron muchos conocidos, como Stefan Zweig, y otros que, simplemente,
se habían entusiasmado con la tesis doctoral de Weininger, Sexo y carácter1,
como fue el caso de otro joven, éste de catorce años, que andando el tiempo se
convertiría en uno de los más afamados filósofos de ese siglo XX, Ludwig Witt-
genstein.
Claudio Magris2 señala que pocas fechas antes de su suicidio, que, por cierto,
desencadenaría una ola extraordinaria de imitaciones en toda Austria, Weinin-
ger, paradigma del genio trágico, había señalado la sensación de extravío que se
siente cuando, andando el camino, volvemos la vista atrás y, observando el tre-
cho recorrido, no nos queda más que la nada. Una nada ajena.
Traigo a colación a Weininger, autor de una tesis que se convirtió en un
rápido best‑seller, porque nos dejó, entre otras muchas cosas, una interesante
descripción del viaje y el viajero: quien viaja es simplemente espectador,
no está implicado a fondo en la realidad que atraviesa, no es culpable de las
fealdades, las infamias y las tragedias del país en que se adentra. El viajero
o transeúnte por tierras extrañas no ha hecho las leyes indignas que critica con
saña y, por lo tanto, no debe reprocharse no haberlas combatido durante su
fugaz, o no, estancia en ese país. Si una noche oscura de terrible tempestad se
desploma el techo que cubre la infecta posada en la que pernocta, y no tiene
la desgracia de quedar sepultado bajo los escombros, no debe desanimarse ni
dar el viaje por concluido sino que está obligado a coger su maleta y continuar
camino. Recorrer el mundo, asegura el sabio vienés, también significa descan-
sar de la intensidad doméstica y abandonarse inmoralmente, es un decir, al fluir
de las cosas sin cerrarse ante la diversidad del lugar en que se mueve.
Ya tenemos, pues, un avance siquiera teórico, sobre los objetivos que algunos
viajeros del XVIII se plantearon al aventurarse por España, un país en el que las
carreteras brillaban por su ausencia y todavía se mantenían bien rectas y acon-
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67
A modo de conclusión
Con estas breves líneas, hemos querido demostrar que la literatura de viajes,
al menos la escrita en España y por españoles durante la centuria ilustrada, no
resulta un género menor aunque, como se ha señalado, este país llegara tarde
y probablemente no en las debidas condiciones para desarrollar los objeti-
vos que de la misma se esperaban: un instrumento para cambiar la realidad
hispana en una época empeñada en que esos cambios, por necesarios, se pro-
dujeran. Unas narraciones de viajes que, en palabras de Nicolás Bas92, han ido
elaborando su propio discurso narrativo a partir de su entrada en la literatura
considerada como importante, capaz de aportar novedosos e interesantes datos
como fuente documental de nuestra historia y configurándose, a partir de la cen-
turia ilustrada, como una producción literaria moderna desde que empezó a ser
compendiada, seleccionada y catalogada. Una de las herramientas válidas, en
suma, para el análisis de la historia de España y que tendría una continuación
con el análisis, muchas veces folletinesco y exagerado93, de los viajeros forá-
neos, especialmente los más prestigiosos literatos franceses, que visitaron este
país en el siglo XIX. Pero esa ya es otra historia.
86
VIERA Y CLAVIJO, José, Apuntes del diario e itinerario de mi viaje a Francia y Flandes y Extracto
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de Tenerife, 1849.
87
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Enrique Jiménez. Universidad de Alicante, Alicante, 2004.
88
PEMÁN MEDINA, María, El viaje europeo del Marqués de Ureña (1787–1788). Unicaja, Madrid,
1992.
89
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y Mirelle Andioc, Madrid, 1968.
*
FERNÁNDEZ DE MORATÍN, Leandro, Apuntaciones sueltas de Inglaterra. Bruguera, Barcelona,
1984.
90
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‑Barba. Editora Nacional, Madrid, 1977.
91
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Madrid, 1997. Vid. también, FARINELLI, Arturo, Viajes por España y Portugal. Desde la Edad
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mond, Bibliographie des voyages en Espagne. Revue Hispanique, París, 1896.
92
BAS MARTÍN, Nicolás, “Los repertorios de libros de viajes como fuente documental”, en: Anales de
documentación, nº 10. Valencia, 2007.
93
SOLER PASCUAL, Emilio, Bandoleros. Mito y realidad en el romanticismo español. Síntesis,
Madrid, 2006.
68
1
Philip Jessup, Elihu Root, New York, Dodd, Mead & Co., 1938, p. 305.
69
2
Carta de Wood a Root, 2 de agosto de 1900, Leonard Wood Papers, Library of Congress, Manuscript
Division, Washington, D.C. De aquí en adelante, nos referiremos a este acervo únicamente como
Wood Papers.
3
Carta de Root a Wood, 21 de febrero de 1900, Wood Papers.
4
Philip Jessup, op. cit., p. 306.
70
5
Ibid., p. 288.
6
Jane Franklin, Cuba and the United States. A chronological History, Nueva York, Ocean Press, 1997.
71
7
James H. Hitchman, Leonard Wood and the Cuban Independence,1898–1902, The Hague, Nijhoff,
1971, p. 93.
8
Ibidem.
9
Fred Harvey Harrington, “The Anti‑imperialist Movement in the United States”, en Richard Miller,
American Imperialism in 1898. The Quest for National Fulfillment, Nueva York, New York Univer-
sity Press, 1970.
10
Carta de Wood a Root, 3 de junio de 1900, Root Papers.
72
11
Carta de Root a Wood, 9 de febrero de 1901, Root Papers.
12
Loc. cit.
73
13
Carta de Wood a Root, 13 de agosto de 1900, Wood Papers, container 239.
14
Loc. cit.
74
15
Carta de Root a Wood, 9 de enero de 1901, Wood Papers.
16
Loc. cit.
17
Carta de Wood a Root, 19 de enero de 1901, Wood Papers.
18
Carta de Wood a Root, 19 de enero de 1901, Wood Papers.
19
Loc. cit.
75
Por su parte, Wood también le comentaba a Root sus esfuerzos para “hacer que
los cubanos reconozcan su obligación para llegar a acuerdos de las condiciones
razonables que nosotros deseamos”.25
20
Carta de Wood a Root, 12 de enero de 1901, Wood Papers.
21
Carta de Root a Wood, 9 de enero de 1901, Root Papers.
22
P. C. Jessup, op. cit., p. 297.
23
Ibid., p. 308.
24
Carta de Root a Wood, 7 de febrero de 1901, Wood Papers.
25
Carta de Wood a Root, 12 de febrero de 1901, Wood Papers.
76
26
Carta de Wood a Root, 4 de enero de 1901, Root Papers.
77
27
Carta de Root a Wood, 9 de febrero de 1901, Root Papers.
28
Hortensia Pichardo, Documentos para la historia de Cuba, t. II, Cuba, Editorial de Ciencias Socia-
les, 1973, p. 109 (Nuestra Historia).
29
La Convención fue formada por Domingo Méndez Capote, presidente, Juan Ríus Rivera, primer
vicepresidente, José Miguel Gómez, Eudaldo Tamayo, José B. Alemán, José J. Monteagudo, Martín
Morúa Delgado, José Luis Robau, Luis Fortún, Manuel R. Silva, Pedro Betancourt, Eliseo Giberga,
Joaquín Quílez, Gonzalo de Quesada, Diego Tamayo, Manuel Sanguily, Alejandro Rodríguez,
Miguel Gener, Emilio Núñez, Leopoldo Berriel, José Lacret, Rafael Portuondo, José Fernández de
Castro, Antonio Bravo Correoso, José N. Ferrer, Juan Gualberto Gómez, Rafael Manduley, Alfredo
Zayas, secretario, y Enrique Villuendas, secretario.
30
Francisco Carrera y Justiz, La Constitución de Cuba y el problema municipal, La Habana, Librería
e Imprenta La Moderna Poesía, 1903.
78
31
Emeterio Santovenia, Vida Constitucional de Cuba, La Habana, Talleres Tipográficos de P. Fernán-
dez y Cía., 1933.
32
P. C. Jessup, op. cit., p. 289.
33
Los miembros del Comité de Relaciones con Cuba eran Orville Platt (Conan), Nelson Aldrich (RI);
W. E. Chandler (New Hampshire), Spooner (Wisconsin), C. K. Davis (Minnesota), Jas Macmillan
(Michigan), Cello (Illinois), H. M. Teller (Silver Republican, Colorado), H. D. Money (Mississi-
ppi), Marion Butler (populista de North Carolina), J. P. Talliaferro (demócrata de Florida) y W. Allen
(populista de Nebraska).
34
Carta de Root a Wood, 9 de febrero de 1901, Wood Papers.
35
Carta de Wood a Domingo Méndez Capote, 2 de marzo de 1901, Wood Papers.
79
36
Juan Bosch, De Cristóbal Colón a Fidel Castro, t. II, El Caribe, la frontera imperial, Madrid, Sarpe,
1985, pp. 325–326.
37
Carta de Root a Wood, 19 de enero de 1901, Root Papers.
38
Carta de Root a Wood, 2 de marzo de 1901, Wood Papers.
39
Carta de Root a Wood, 29 de marzo de 1901, Root Papers.
40
Carta de Root a Wood, 2 de abril de 1900, Wood Papers.
41
Carta de Root a Wood, 26 de marzo de 1901, Root Papers.
80
42
Carta de Root a Wood, 20 de marzo de 1900, Root Papers.
43
Tomas B. Mederos, La Enmienda Platt, cómo la consideramos para el presente y porvenir de Cuba,
La Habana, Imprenta de Francisco Xiques, 1901.
81
44
Charles E. Chapman, A History of The Cuban Republic. A Study in Hispanic American Politics,
Nueva York, Octagon Books, 1969, p. 154.
45
Ambrosio Valentín López Hidalgo, Cuba y la Enmienda Platt. Relaciones políticas entre Cuba y los
Estados Unidos de la América del Norte, derivadas del Tratado Permanente celebrado entre ambos
pueblos, La Habana, Imprenta El Siglo XX, 1921.
46
Mario Riera Hernández, Cuba republicana 1899–1958. Ocupación americana. República. Eleccio-
nes desde el año 1900 a 1958, Miami, Florida, 1974.
82
47
Carta de Wood a Root, 27 de febrero de 1901, Wood Papers.
48
Entre ellos se encontraba Juan Gualberto Gómez, Alfredo Zayas, Enrique Villuendas, José J. Monte-
agudo y Pedro Betancourt.
49
Carta de Root a Wood, 2 de marzo de 1901, Root Papers.
50
Carta de Wood a Root, 2 de agosto de 1900, Wood Papers.
51
José M. Hernández, Cuba and the United States. Intervention & Militarism, 1808–1933, Austin, Uni-
versity of Texas, 1993.
83
52
Tomás Estrada Palma fue presidente de la República de Cuba en Armas; representante de los inde-
pendentistas cubanos en Estados Unidos. También fungió como delegado del Partido Revolucionario
Cubano y delegado plenipotenciario de la república de Cuba en el exterior.
53
Carta de Root a Wood, 28 de junio de 1901, Root Papers.
54
Carta de Wood a Jessie H. Haskell, 28 de septiembre de 1901, Wood Papers.
84
A manera de conclusión
En las páginas anteriores se han enfatizado las directrices de la política exte-
rior de Estados Unidos hacia Cuba en la coyuntura de la ocupación militar;
estrategias de control que pavimentaron el camino para la sujeción de Cuba al
dominio estadounidense. El intercambio epistolar Washington‑La Habana y la
muestra de misivas seleccionadas, nos permite inferir que la enmienda Platt se
aprobó porque se tenía la duda de la capacidad cubana para el autogobierno
y por el deseo estadounidense de asegurar un punto estratégico en el Caribe.
La correspondencia Wood‑Root evidencia la percepción del supuesto “atraso”
político del pueblo cubano, imperativo que justifica el establecimiento, primero
del gobierno militar y segundo de la mencionada enmienda Platt. El Congreso
55
Consúltese: Richard Collin, Theodore Roosevelt´s Caribbean: The Panama Canal, The Monroe Doc-
trine and the Latin American Context, Baton Rouge, Luisiana State University Press, 1991; Dana
Munro, Intervention and Dollar Diplomacy in the Caribbean, 1900–1921, Princeton, Princeton Uni-
versity Press, 1963; Lester Langley, The Banana Wars: United States Intervention in the Caribbean,
1898–1934, Chicago, Dorsey Press, 1988 y Thomas Schoonover, The United States in Central Ame
rica, 1860–1911, Durham, NC, Duke University Press, 1991.
56
Senate Committee on Relations With Cuba. The Establishment of free Government in Cuba. 58th Con-
gress, 1904.
57
Carta de Wood a Root, 27 de febrero de 1901, Wood Papers.
58
Carta de Wood a Root, 28 de octubre de 1901, Wood Papers. No ahondaremos sobre la elección pre-
sidencial que traerá como consecuencia el triunfo de Tomás Estrada Palma, ya que implicaría un
trabajo de investigación aparte.
59
W. L. Bass, A Cuban Relief Measure. As opposed to an Absence of any Relief to the Cubans in the
Immediate Future and a Percentage Reduction of Federal Customs or other Pro‑monopoly Mea-
sures, Washington.
85
FUENTES
Primarias
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—, Leonard Wood Papers, Washington Manuscript Division.
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Military Government. Washington, War Department, 1899–1902.
Senate Committee on Relations With Cuba. The Establishment of free Government in Cuba. 58th
Congress, 1904.
US Congress Senate Committee on Relations with Cuba. Statement of Major General John
R. Brooke, 29 de enero de 1900, Washington Government Printing Office, 1900.
Hemerografía
El Diario de la Marina
La Discusión
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86
87
1 Introducción
Fluye, transcurre el tiempo, pero la Historia, si bien con una cara nueva, se
repite, en la eterna rueda cíclica de los acontecimientos.
Es esa “idea circular”, la que, siendo ya presente en el mundo clásico con
Polibio, en el ilustrado con Juan Bautista Vico, o en la historiografía alemana
de los siglos XIX y XX, con Ernst von Lasaulx, Friedrich Rückert y Eduard
Meyer, reaparecerá en la segunda mitad del siglo XIX con el pensamiento esla-
vófilo del ruso Nicolás Danilevsky, y, más tarde, en los grandes sistemas de
Spengler y de Toynbee, y en el denominado concepto del “Eterno retorno”
de Nietzsche y el filósofo e historiador religioso Mircea Eliade.
Y es que el verdadero tema de fondo sobre el que se basa el presente trabajo,
la instrumentalización política de la religión (o, dicho de otro modo, la “politi-
zación religiosa”), adquiere, después de los trascendentales acontecimientos del
11 de septiembre de 2001, una actualidad tremenda.
Será después de este capital punto de inflexión, y en el marco de la aún no
resuelta “cuestión palestina”, que volvería a invocarse, con mayor ímpetu que
nunca, entre los representantes políticos estadounidenses y musulmanes, y a tra-
vés de una apelación directa a las cruzadas medievales e incursiones (“razias”)
árabes, el nombre de Dios y su “Guerra Santa” y “Jihad”, respectivamente.
En lo que constituye una clara convalidación de la anteriormente citada “idea
cíclica” de la historia, éstos se levantarán como verdaderos “profetas”, por-
tadores de la sagrada palabra divina, manipulando, así, en pro de sus propios
intereses, conceptos procedentes de la filosofía teológica y de la fe.
El presente artículo, así pues, se levanta como una muestra particular, como
un pequeño ejemplo, de este amplio campo de estudio que supone la especial
relación existente entre religión y política; limitando su alcance, en esta oca-
sión, al concepto de “escatología apocalíptica”, geográficamente aplicado a la
Península Ibérica, y, cronológicamente, en una época que abarca desde el Bajo-
medievo hasta principios de la Edad Moderna.
89
1
Por ello mismo, diversos autores se aproximan al concepto de la “Apocalíptica” como si de una ver-
dadera “Mitología de la Escatología” se tratase.
2
Duran y Requesens 18–19; Hinnells 117; McGinn 2–5, 36.
3
Las innombrables y antiquísimas fiestas paganas celebradas en muchas culturas en honor del Solsti-
cio de invierno o de verano, y en honor al advenimiento de la primavera, entre otras, constituyen una
clara constatación de la afirmación anterior. En cuanto a la capital importancia del elemento ignio en
el particular caso catalán (hogueras, demonios y diablos, fuegos de artificio, etc.), véase el Tradicio-
nari.
90
4
Para una aproximación escatológica a las diversas religiones y culturas mencionadas, véase: Hin-
nells 29–30, 56–57, 117, 198, 262, 265; Larrington; Rivera Dorado; Stanley Martin; Torrey; Wagner
y Zaehner. Para el Zoroastrismo y el actual debate (aún no resuelto) sobre su influencia, consúltese:
Hinnells 127, 361–363; Lambert; Rist y Torrey.
5
“El Apocaliptismo es un tipo de pensamiento religioso aparentemente originado en el Zoroastrismo,
la anciana religión persa; adoptado por el Judaísmo en los períodos del exilio y postexilio, y traspa-
sado por el Judaísmo a la Cristiandad” (Rist, traducción propia).
91
6
Carroll y Lambert.
7
McGinn 10–15.
8
McGinn 16–8, 70–76, 186–195; Duran y Requesens 10–11, 21–31.
92
9
McGinn 30, traducción propia.
10
McGinn 32, traducción propia.
11
“El marco histórico explica la forma final y propósito del libro muy claramente. Las historias esta-
ban destinadas a alentar fortaleza bajo ataque y persecución, mientras que las revelaciones servían
para confirmar que, fueran cuales fueran las acciones de Antíoco en la época, los própositos de Dios
seguían, a largo plazo, su camino y eran inalterables” (Lambert, traducción propia).
93
12
McGinn 22–23 y 32.
13
McGinn 33, traducción propia.
14
McGinn 43–50 y 70–76; Duran y Requesens 28.
15
McGinn 94.
16
McGinn 33–34, 94–97, 128–129 y 186–195; Duran y Requesens 26.
94
17
Lucha que encontraría expresión popular en las denominadas facciones güelfas y gibelinas: véase, en
este sentido, el tratamiento que de la cuestión contempla Dante en su Divina Comedia, del 1321 (Till
Davis).
18
McGinn 168–169.
19
No se puede hablar con propiedad de conceptos tales como “nación” y “nacionalismo” hasta el siglo
XIX (Gellner y Smith).
20
No es nada sorprendente, en este sentido, que una de las principales obras antifrancesas de la época
(el Anti‑Telesphorus de Gamaleón, de la primera mitad del siglo XV) constituyese una de las lecturas
preferidas de los reformistas durante el siglo XVI (McGinn 246–252).
21
Aurell 192, traducción propia.
95
22
McGinn 126.
23
McGinn 126–141, 158–167, 203–221, 230–233; Pou y Martí 119–146 y 439–459.
24
La magnífica obra del Reverendo Padre Pou y Martí, referencia de obligada consulta, contiene un
elenco y análisis detallado de los principales visionarios catalanes de los siglos XIII a XV.
25
En un fragmento de Heraclio que data del siglo VI a.C. tenemos el primer testimonio escrito de la
existencia de las “sibilas” (del griego “σίβυλλαι”, profetisas): sabias mujeres que habitaban en san-
tuarios, templos y cuevas, las cuales, con la benedicción de los dioses y el don de la profecía, leían
los signos de la naturaleza para predecir el futuro. A través de Roma, la antigua tradición sibilina
se traspasó (y adaptó) al Cristianismo (para una información más precisa, véase Gómez Muntaner
y Savall).
26
Expansión que conocería su máxima expansión a finales del siglo XIV, contando por aquel entonces
con los reinos de Mallorca, Valencia, Córcega, Cerdeña, Sicilia, Nápoles y los ducados griegos de
Atenas y Neopatria (Marcos Hierro y Vilar 2003).
27
Protagonista del Descubrimiento de América y dueña, con el tiempo, de uno de los mayores imperios
jamás creados en la historia de la humanidad (Vilar 2001).
96
28
Para el denominado “corriente profético pro‑germánico”, véanse más arriba, en la introducción al
punto 4.1, los episodios referentes a las tensiones entre el Imperio Germánico, de una parte, y la
Monarquía Francesa y el Papado, de otra, iniciadas ya a principios del siglo XIII con Federico II.
1
Aparte de ello, históricamente se constata una política de alianzas de los diversos reinos ibéricos con
los representantes germánicos mucho más intensa que aquélla observada con el vecino poder francés.
Además del claro ejemplo catalanoaragonés (foco de nuestra atención en el capítulo que nos ocupa),
constituyen exponentes de esta afirmación Alfonso X el Sabio (1221–1284), candidato al Sacro Impe-
rio Romano‑Germánico (por ser su madre Beatriz de Suabia), y Carlos V de Alemania (I de España,
1500–1558, de la casa de Habsburgo), Emperador del Sacro Imperior Romano‑Germánico.
29
A quien ayudó en los preparativos de una cruzada contra los infieles, que debía capitanear el mismo
Rey: la famosa Compañía Catalana, o expedición de los almogávares en Oriente (Marcos).
97
30
Citado en Duran y Requesens 33–34 (traducción propia).
31
El dominio aragonés en Sicilia, en detrimento del francés de Carlos de Anjou, quedaría confirmado
ya en 1282 con el desarrollo de las sangrientas “Vísperas Sicilianas”. Este episodio histórico cons-
tituye un verdadero preludio del sentimiento antifrancés que, tradicionalmente (y con el importante
antecedente de la Batalla de Muret, 1213, frenó a las pretensiones aragonesas de expansión hacia el
norte), imperaría en la Península (véase la nota 28).
32
En Informació espiritual al rei Frederic de Sicília, de Vilanova (citado en Duran y Recasens 33, tra-
ducción propia).
1
Completando la interpretación de su profecía, el 10 de julio de 1305 Vilanova formularía personal-
mente, delante del rey Jaime II en el Palacio Real de Barcelona, una inminente llegada del Anticristo,
que preveía para el mismo siglo XIV (Duran y Recasens 32).
1
Para una ampliación de la visión profética de Vilanova, consúltense: Duran y Requesens 11–12,
31–34; McGinn 222–225; Pou y Martí 147–233; y Toro Pascua 32.
98
Dichas visiones proféticas del Infante concluirían con una recomendación a la
Santa Sede de “la desconfianza en el poder de los reyes de Francia, que com-
para a una débil caña”38.
Este profetismo escatológico peninsular encontraba su paralelo contempo-
ráneo, de contenido exactamente opuesto, en la vecina (y enemiga) Francia,
con autoridades como el ya mencionado Rocatallada, o el anónimo del Sum-
33
“Fernando lleva sobre el casco al murciélago, insignia de las armas y claramente, por tanto, él, siendo
de padre aragonés y de madre castellana, es el murciélago destructor de los sarracenos que se con-
vertirá en abanico en manos del futuro papa, quien lo cogerá para anihilar a las importunas moscas
sarracenas, y es el león hispánico de quien ha hablado más arriba Merlín en su oráculo” (del Liber
ostensor de Rocatallada, citado en Duran y Requesens 36; traducción propia). Dichas profecías,
siendo contrarias a los intereses del poder oficial, nunca fueron traducidas al catalán (Pou y Martí
441–442).
34
A partir del siglo XV, y muy probablemente por influjo directo de la particular forma de apocalip-
tismo profético de Vilanova, el dragón alado evolucionaría hacia el murciélago. Así lo ponen de
manifiesto muchos escudos municipales de Valencia, de la ciudad de Palma (en Mallorca), o bien el
antiguo de Barcelona (Ferrer y Vives).
35
Según la cual los reyes de Castilla expulsarían a los mahometanos (los “porchs javelins”) de España
(en Profecies de Merlí, de Bohigas, 271–272: citado en Duran y Requesens 53–54).
36
Referencia al asesinato de Pedro el Cruel en manos de su hermanastro, en la batalla de Montiel, en el
episodio de su socorro a Toledo. A partir de él, accedería definitivamente al trono de Castilla bajo el
nombre de Enrique II.
37
Códice contemporáneo del Archivo Vaticano, arm. LIV, núm. 17/163, fol. 123 (mod. 126) (citado en
Pou y Martí 532, traducción propia).
38
Referencias bibliográficas: Duran y Recasens 37–38; Pou y Martí 461–561.
99
39
“Con Rocatallada y el Breviloquium es presente en nuestras tierras la visión profético‑política de los
«espirituales», aquéllos que interpretaron la historia de los gibelinos de manera negativa, no sólo
teniendo a la vista la casa real de Suabia o Hohenstaufen, sino a cada una de sus ramas como lo era,
de hecho, la Casa de Cataluña‑Aragón desde los descendientes de Pedro el Grande que se casará con
Constanza de Sicilia” (Duran y Requesens 40, traducción propia).
40
Duran y Requesens 44, Pou y Martí 581–582.
100
41
Ante el vaticinio de una gran conjunción planetaria, en 1504, entre Saturno, Júpiter y Marte (en la
constelación de Marte, que significa destrucción), el autor predecirá la reducción a una única fe y el
fin de la religión musulmana durante el reinado de Fernando (Duran y Requesens 370–372).
42
La desaparición del emperador alemán ofrecía la oportunidad de traspasar la esperanza del esperado
Monarca Universal a Fernando II (Duran y Requesens 405–406).
43
Con denominaciones procedentes de la Biblia, referentes al mundo clásico o bien propias de la herál-
dica hispánica y la tradición aragonesa: “cuerno pequeño”, “undécimo rey”, “rey de los griegos”,
“rey de los romanos”, “león”, “águila”, “murciélago”, “vespertilio”, etc. (Duran y Requesens 50–67).
44
Destaca, en este sentido, y aparte de la castellana y catalana, una temprana versión portuguesa del
siglo XV, de la obra de Alemany. Versión que muy probablemente se realizó con intencionalidades de
propaganda procastellana, en un momento en que ambas coronas (castellana y portuguesa) intenta-
ban su unión dinástica (la historia posterior tomaría un curso diferente: la unión castellanoaragonesa
de finales del XV se produciría a expensas de dicho enlace con Portugal, sólo alcanzado posterior-
mente, entre el 1581 y 1640) (Toro Pascua 37).
45
Esta tendencia se ve reflejada en De la llegada del Anticristo, obra presentada al lector como proce-
dente de un antiguo tratado en latín de más de cien años de antigüedad. La misma pauta se observa
en el Lucidario (redactado hacia el 1482, pero haciéndose pasar por un vaticinio de 1415 –época de
inicio del reinado Trastámara en la Corona de Aragón, con Fernando I de Antequera) y, finalmente,
en Propter connubium siculorum rex (expresamente retrodatado en 1469, fecha del crucial matrimo-
nio entre Fernando e Isabel).
46
Duran y Requesens.
47
Sobre esta cuestión, sumamente interesante, pero ya fuera de las intenciones del presente trabajo,
consúltese Rusconi 216–220.
101
Anexos
Letra
48
Versión publicada por Savall.
102
Des del cel gran foc devallarà Del cielo bajará un gran fuego
com a sofre molt podirà apestando como el azufre;
la terra cremarà del furor, la tierra quemará de furor,
la gent haurà molt gran terror. la gente sucumbirá al terror.
Al jorn del judici El día del juicio
parrà qui haurà fayt servici. se verá quien habrá hecho servicio.
Llos puygs e.ls plans seran eguals, Montes y valles serán iguales,
aquí ceran los bons e.ls mals; ahí estarán buenos y malos;
los reys, e.ls comptes e.ls barons reyes, duques, condes, barones
qui de lurs fayts retran raysons. que de sus actos rendirán cuenta.
Al jorn del judici El día del juicio
parrà qui haurà fayt servici. se verá quien habrá hecho servicio.
Hanc hom nou féu res tan secret, Jamás nadie tuvo tal secreto,
ne ho dixe ne ho panset, ni lo hubiera dicho ni pensado,
que no sia aquí tot clar: que no quede aquí muy claro:
ja no.y porà hom res celar. ya nadie podrá esconder nada.
Al jorn del judici El día del juicio
parrà qui haurà fayt servici. se verá quien habrá hecho servicio.
103
Del morir serà tot lur talens, Morir será su único deseo,
Ladonchs los glatiran les dens; les crujirán entonces los dientes;
No haurà hom de res desir de nada tendrá nadie deseo
Mas tensolament de morir. sino de morir tan sólo.
Al jorn del judici El día del juicio
parrà qui haurà fayt servici. se verá quien habrá hecho servicio.
104
Referencias bibliográficas
105
Fuentes hispánicas
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106
En 1516 Tomás Moro localizó la isla Utopia en la costa del Nuevo Mundo.
Numerosos historiadores y ensayistas, así europeos como latinoamerica-
nos, citan este hecho literario como una confirmación del vínculo inseparable
entre América y la “utopía”, tanto el nuevo género en la literatura europea
como esfuerzos prácticos para realizar sociedades sobresalientes por orden,
unidad y simetría, por organización más bien jerárquica que igualitaria, por
superioridad de los intereses de la comunidad (el “pueblo”) sobre los deseos
e inclinaciones de los individuos, por esfuerzo por señalar a cada uno su papel
social y sus deberes.1 Muchos de los utopistas proponían explícitamente el
aprovechamiento de los recursos naturales y de la población del Nuevo Mundo
para la construcción de la sociedad modelo. Sin embargo, desde la perspec-
tiva de hoy día, muchos aspectos de la utopía parecen inaceptables. Y lo mismo
vale sobre el mismo proceso de conquista y colonización americanas. Uno de
sus rasgos destacados lo constituyó, sin duda, la revitalización de la esclavi-
tud. En el suelo americano se alcanzaron niveles sin precedente tanto en la
cantidad de personas esclavizadas como en la brutalidad a la que fueron suje-
tas. Los testigos coetáneos denominaban “infiernos” a las colonias esclavistas;2
historiadores usan formulaciones como “deformaciones monstruas de sociedad
humana”.3 Además, la esclavitud florecía en el Nuevo Mundo precisamente en
el período en el que dentro de la misma sociedad europea aumentaban las pre-
tensiones de realzamiento de libertad como el valor supremo –no solamente en
el sentido de libertades corporativas de la Edad Media, sino también pretensio-
1
“La utopía es americana… La Utopía [de Moro] no se coloca ni en Europa ni en Asia ni en Africa.”
(Arturo Uslar PIETRI, La otra América, Madrid, Alianza Editorial 1974, p. 29.) “América representa
un capítulo de la historia de las utopías europeas.” (Octavio PAZ, Puertas al campo, Barcelona, Seix
Barral 1972, p. 16.)
2
Valoración del jesuita portugués António Vieira de los engenhos brasileños. (Cit. en Stuart
B. SCHWARTZ, Sugar Plantations in the Formation of Brazilian Society: Bahia, 1550–1835, Cam-
bridge/London, Cambridge University Press 1986, p. 132.)
3
Orlando PATTERSON, The Sociology of Slavery: An Analysis of the Origins, Development, and
Structure of Negro Slave Society in Jamaica, London, Rutherford 1967, p. 9. Manuel MORENO
FRAGINALS, El ingenio. El complejo económico social cubano del azúcar, La Habana, Editorial
de Ciencias Sociales 1978, vol. 2, p. 7, consideró las plantaciones esclavistas “organismos sociales
deformes”. Al comentar la empresa americana en su conjunto, Beatriz PASTOR BODMER, El jar-
dín y el peregrino (Ensayos sobre el pensamiento utópico latinoamericano, 1492–1695), Amsterdam,
Editions Rodopi 1996, p. 7, concluyó que “la América colonial no es una utopía. Es una monstruosi-
dad. Y sin embargo la dimensión utópica de la visión de los que la crearon es innegable.”
107
4
Sobre esta paradoja llamó la atención, entre otros, David ELTIS, The Rise of African Slavery in the
Americas, Cambridge/New York, Cambridge University Press 2000, p. xiii.
5
Palabras de Renatus Enys, de su carta de Surinam (1663), cit. por Eric WILLIAMS, Capitalism and
Slavery, Chapel Hill, The University North Carolina Press 1964 (1ª ed. 1944), p. 30.
6
Como explicó John Locke en 1690, “estado de libertad… no es [el] de licencia”. (John LOCKE,
Two Treatises of Government (1690), London 1772 (7ª ed.), p. 179 – Segundo Tratado, Cap. II.)
7
El argumento principal del libro clásico de David Brion DAVIS, The Problem of Slavery in Wes-
tern Culture, Ithaca/London, Cornell University Press 1966, p. 27, es que “la validez legal y moral
de la esclavitud constituyó un problema embarazoso en el pensamiento europeo desde Aristóteles
a Locke”.
108
8
Para la perspectiva “atlántica” del estudio de la historia moderna como medida para superar las barre-
ras de las historias nacionales, véanse los volúmenes Atlantic History. History of the Atlantic System,
1580–1830, ed. Horst PIETSCHMANN, Göttingen, Vandenhoeck & Ruprecht 2002, en especial la
introducción de Horst Pietschmann (pp. 11–54); y The Atlantic World and Latin America–América
Latina en el mundo atlántico (1500–1850). Essays in the honor of Horst Pietschmann, eds. Renate
PIEPER, Peer SCHMIDT, Köln/Weimar/Wien, Bohlau Verlag 2005.
9
Elizabeth FOX‑GENOVESE – Eugene GENOVESE, Fruits of Merchant Capital: Slavery and Bour-
geois Property in the Rise and Expansion of Capitalism, Oxford/New York, Oxford University Press
1983; Barbara L. SOLOW, “Slavery and Colonization”, in: Slavery and the Rise of the Atlantic Sys-
tem, ed. Barbara L. SOLOW, Cambridge, Cambridge University Press 1991, pp. 21–42.
10
“El esclavo está siempre excomulgado. El no pertenece a la comunidad social o moral legítima;
carece de existencia social independiente; sólo existe gracias a y para el amo. … El amo y su grupo
–parasitariamente– ganaba honor degradando al esclavo.” (Orlando PATTERSON, La Libertad en la
construcción de la cultura occidental, Santiago de Chile, Editorial Andrés Bello 1991, p. 36.) Véase
también Orlando PATTERSON, Slavery and Social Death, Cambridge, Mass., Harvard University
Press 1982; para argumentos similares, Claude MEILLASSOUX, Anthropologie de l’esclavage: le
ventre de fer et d‘argent, Paris, Quadrige 1986; Henri LÉVY‑BRUHL, “Esquisse d’une théorie socio-
logique de l’esclavage à Rome”, in: Revue générale du droit 55, 1931, pp. 1–17.
109
11
Obras de Aristoteles, trad. Patricio de Azcárate, Madrid, Medina y Navarro 1874–1875, vol. 4 (Polí-
tica), pp. 23–24. Véase análisis de Robert SCHLAIFER, “Greek Theories of Slavery from Homer
to Aristotle”, in: Harvard Studies in Classical Philology 47, 1936, pp. 165–204; Silvio ZAVALA,
La filosofía política de la conquista de América, México, Fondo de Cultura Económica 1947,
p. 41; para una polémica con la teoría de “esclavitud natural” atribuida a Aristóteles, véase Wayne
AMBLER, “Aristotle on Nature and Politics: The Case of Slavery”, in: Political Theory 15:3, 1987,
pp. 390–410.
12
Ernst TROELTSCH, Social Teaching of the Christian Churches, trad. O. Wyon, Louisville, West-
minster/John Knox 1931 (reimpreso 1992), vol. 1, pp. 132–133.
110
13
Charles VERLINDEN, “L’origine de sclavus = esclave”, in: Archivvm Latinitatis Medii Aevi 18,
Bruxelles 1942, pp. 97–128.
14
Partida II, titulo XXIX, ley I: “Ca presos son llamados aquellos que non resciben otro mal en sus
cuerpos sinon en quanto en manera daquella prision en que los tiennen… Non los deben luego matar
a sohora despues que los tovieren en su prision, non darles pena nin facer otra cosa por que mue-
ran… Pero esto se entiende de los presos de una ley, asi como quando fuese guerra entre cristianos.
Mas cativos son llamados por derecho aquellos que caen en prision de homes de otra creencia… Son
llamados con derecho cativos, porque esta es la mayor maladancia que los homes pueden haber en
este mundo.” (Cit. en Charles VERLINDEN, L’esclavage dans l’Europe médievale, Bruges, Rijk-
suniversiteit te Gent 1955, p. 596.)
15
Lutero incluso exhortó a los esclavos cristianos en poder de los turcos a no tratar de escapar de sus
amos. (Robin BLACKBURN, The Making of New World Slavery: From the Baroque to the Modern
1492–1800, London/New York, Verso 1997, p. 64.)
16
El resumen de los debates en Lewis HANKE, La lucha por la justicia en la conquista de América,
trad. Ramón Iglesia, Buenos Aires, Editorial Sudamericana 1949.
17
Aunque en el período inicial de la colonización inglesa y francesa un cierto grupo de colonos blancos
–los llamados indentured servants o engagés– se hallaban en un estado muy similar a la esclavitud
temporal, se diferenciaba claramente entre estos sirvientes y los esclavos propios, fueran africanos
o indígenas. (Véase Abbot Emerson SMITH, Colonists in Bondage: White Servitude and Convict
Labor in America, 1606–1776, Chapel Hill 1947; Peter Wilson COLDHAM, Emigrants in Chains:
A Social History of Forced Emigration to the Americas, 1607–1776, Baltimore 1992; Gabriel
DEBIEN, Les engagés pour les Antilles (1634–1715), Paris 1952; la diferenciación clara entre escla-
111
vos, sirvientes y colonos libres por ejemplo en Richard LIGON, A True and Exact History of the
Island of Barbadoes, London 1657, p. 43.)
18
Entre otros, DAVIS, Problem of Slavery in Western Culture, op. cit., p. 46, concluyó que “aunque la
esclavitud americana fue en su conjunto un sistema original, pocos de sus componentes fueron produc-
tos peculiares del Nuevo Mundo”. Véase también Charles VERLINDEN, The Beginnings of Modern
Colonization, trans. Yvonne Freccero, Ithaca, Cornell University Press 1970. Barbara L. SOLOW,
“Capitalism and Slavery in the Exceedingly Long Run”, in: British Capitalism and Caribbean Sla-
very: The Legacy of Eric Williams, eds. Barbara L. SOLOW, Stanley L. ENGERMANN, Cambridge/
New York, Cambridge University Press 1987, p. 53, acentuó la “continuidad de la esclavitud medieval
de Europa en la esclavitud italiana de Levante y en la esclavitud colonial del Atlántico”.
19
“Cualesquiera que fuesen los precedentes del Viejo Mundo, … a principios del siglo XVIII [la escla-
vitud americana] fue una institución distinta. … Fue tan profundamente modificada en el curso del
tiempo que llegó a ser una invención nueva, ideada para una situación nueva.” (Philip D. CURTIN,
“Slavery and Empire”, in Comparative Perspectives on Slavery in New World Plantation Societies,
ed. Vera RUBIN – Arthur TUDEN, New York, New York Academy of Sciences 1977, pp. 9–10.)
Argumentos similares en Robin BLACKBURN, “The Old World Background to European Colonial
Slavery”, in: William and Mary Quarterly 54 (1997), p. 81.
20
Robin BLACKBURN, The Overthrow of Colonial Slavery, 1776–1848, London 1988, denominó este
sistema “esclavitud auxiliar”, y concluyó que no había implicado la deshumanización de los escla-
vos. A este sistema, Blackburn opuso la “esclavitud sistemática”, ligada a plantaciones y producción
monocultivo.
21
El término inglés plantation originalmente se había referido al proceso de transferencia y pobla-
ción ultramarinas. Solamente a fines del siglo XVII la palabra llegó a denominar un tipo concreto
de poblamiento, el “más precioso” de todos, la hacienda especializada en producción de cultivos
para exportación, utilizando para este fin la mano de obra forzada. (Cita de John ASHLEY, Memoirs
and considerations concerning the trade and revenues of the British colonies in America, London
1740-43, vol. 1, p. 11; la definición de plantación en Stanley STEIN – Barbara STEIN, The Colo-
112
nial Heritage of Latin America: Essays on Economic Dependence in Perspective, New York, Oxford
University Press 1970, pp. 39–40.) Sin embargo, en las colonias españolas y portuguesas la palabra
plantación jamás fue usada, aunque sí aparece hoy día como concepto analítico. Las fuentes colonia-
les usaban los términos ingenio o engenho para denominar lo que podía ser considerado equivalente
a la plantation inglesa, es decir, una hacienda agrícola (especializada, no obstante, en la producción
de la caña de azúcar). Véase Stuart B. SCHWARTZ, Sugar Plantations in the Formation of Brazilian
Society: Bahia, 1550–1835, Cambridge/London, Cambridge University Press 1986, p. xvii.
22
Immanuel WALLERSTEIN, The Modern World System II: Mercantilism and the Consolidation of
the European World‑Economy, 1600–1750, New York, Academic Press 1980.
23
Tibor WITTMAN, “España y América en la ‘Monarquía Española’ de Campanella”, in: Tibor
WITTMAN, Estudios económicos de Hispanoamérica colonial, Budapest, Akadémiai Kiadó
1979, pp. 49–61; Carlos J. HERNANDO SÁNCHEZ, Las Indias en la monarquía católica: Imáge-
nes e ideas políticas, Valladolid, Universidad de Valladolid 1996, pp. 178, 189. Hernando Sánchez
(citando a M. A. GRANADA, Giordano Bruno y América: De la crítica a la colonización a la crí-
tica del Cristianismo, Barcelona, Universitat de Barcelona 1991) concluye que “mientras que en
Giordano Bruno la crítica de la conquista se mantiene en un plano ético general para convertirse en
argumento contra los efectos destructivos de la cultura europea…, en Campanella el control de los
territorios americanos constituye la clave de una gran estrategia imperial”.
113
24
Para la definición de mercantilismo, véase Robert B. EKELUND, Robert F. HÉBERT, A History of
Economic Theory and Method, New York 1997. Por supuesto, las colonias no fueron los únicos obje-
tos de consideraciones mercantilistas.
25
John Jacob ZUBLY, An Humble Inquiry into the Nature of the Dependency of the American Colonies
upon the Parliament of Great Britain, Charleston 1769, cit. en Jack P. GREENE, Imperatives, Beha-
viors and Identities: Essays in Early American Cultural History, Charlottesville, University Press
of Virginia 1992, p. 274. Véase también Patricia BRADLEY, Slavery, Propaganda, and the Ameri-
can Revolution, Jackson, University Press of Mississippi 1998. Simón Bolívar en “Carta de Jamaica”
(1815) concluyó que “los americanos en el sistema español… no ocupan otro lugar en la sociedad
que el de siervos propios para el trabajo.” ([Simón BOLÍVAR,] Doctrina del Libertador, ed. Manuel
Pérez Vila, Caracas, Biblioteca Ayacucho 1985, pp. 62–63.) Aunque algunos autores argumentaron
que, por ejemplo, las Indias españolas no fueron nunca colonias sino reinos o provincias, tal y como
se las denominó en los textos del siglo XVI al XVIII (Ricardo LEVENE, Las Indias no eran colo-
114
nias, Buenos Aires, Espasa‑Calpe 1951), no se puede dudar del esfuerzo por sujetar los asuntos
coloniales al interés metropolitano.
26
Marian KOVÁCS, “La importancia de América en los proyectos de los reformadores económicos
del siglo XVIII (esbozo para un estudio en elaboración)”, in: Actas del IX Congreso Internacional de
Historia, coord. María Justina SARABIA VIEJO, Sevilla 1992, vol. 1, p. 210.
27
[Malachy POSTLETHWAYT,] The African Trade: The Great Pillar and Support of the British Plan-
tation in America, London 1745, p. 13.
28
Véase el comentario al Proyecto Económico escrito en el año de 1762 por D. Bernardo Ward…,
Madrid 1782 (3a. ed.), en KOVÁCS, “La importancia de América”, op. cit., p. 210.
29
Como concluían los comentadores de la situación colonial, “la tierra en Inglaterra es de gran valor,
pero en Barbados la tierra sola apenas puede considerarse una fortuna; hay que poblarla para
hacerla valiosa”. (John Rotheram (1754), cit. en J. Harry BENNETT, Bondsmen and Bishops:
Slavery and Apprenticeship on the Codrington Plantations of Barbados, 1710–1838, Berkeley, Uni-
versity of California Press 1958, p. 11.)
30
Véase Américo CASTRO, The Structure of Spanish Society, trans. Edmund L. King, Princeton,
Princeton University Press 1954, pp. 628–635; Edmund S. MORGAN, “The Labor Problem at
Jamestown, 1607–1618”, in: American Historical Review 76:3, 1971, pp. 595–611.
31
The present state of the Sugar Plantations consider’, but more especially that of the Island of Bar-
badoes, London 1714, p. 27, cit. en MORENO FRAGINALS, El ingenio, op. cit., vol. 1, p. 18. La
misma opinión presentaban incluso los religiosos. “Nuestros esclavos nos fueron otorgados para
nuestro provecho, y es un favor peculiar de la Providencia que estamos proveídos de ellos en estas
colonias, donde la naturaleza de nuestras ocupaciones es tal que no podemos pasarnos sin ellos.”
115
(Thomas BACON, Four Sermons, upon the Great and Indispensible Duty of All Christian Masters
and Mistresses, London 1750, p. 37.)
32
Marcel TRUDEL, L’Esclavage au Canada français, Quebec, Les Presses Universitaires Laval 1960,
pp. 35–37.
33
Charles R. BOXER, The Dutch in Brazil, 1624–1654, Oxford, Clarendon Press 1957, p. 83. Los mis-
mos argumentos –que solamente los esclavos podían cumplir las necesidades de las colonias– fueron
repetidamente formulados por los representantes de Nueva Inglaterra. (DAVIS, The Problem of Sla-
very in Western Culture, op. cit., pp. 123, 146.)
34
Helen Turncliff CATTERALL, Judicial Cases concerning American slavery and the Negro, Was-
hington, Carnegie Institution 1926, vol. 1, p. 9.
35
Sue PEABODY, “There are no slaves in France”: The political culture of race and slavery in the
Ancien Regime, New York/Oxford, Oxford University Press 1996.
36
Incluso el abolicionista británico Granville Sharp en los comienzos de su campaña admitió que las
leyes y costumbres de la plantación “tienen que estar consideradas como diferentes y lejanas de
las nuestras, tanto como el clima mismo”. (Granville SHARP, Representation of the … Dangerous
Tendency of Tolerating Slavery, London 1769, cit. en Seymour DRESCHER, Capitalism and Anti
‑Slavery: British Mobilization in Comparative Perspective, London, Macmillan 1986, p. 175.)
37
John BROOKS, “Slavery and the slave in the works of Lope de Vega”, in: The Romanic Review
19:3, 1928, pp. 232–243. Cuando la crítica expresada por dos miembros de la Orden Capuchina
116
(que será mencionada abajo) inquietó al rey español Carlos II, éste resolvió consultar al Consejo de
Indias sobre la conveniencia de tener negros en América y qué daños se seguirían de no haberlos. El
Consejo de Indias argumentaba, finalmente, en favor de la continuidad del comercio de esclavos en
los siguientes términos: “El conducirse negros a la América no sólo es conveniente pero necesario
porque con la falta que hay de indios en lo principal de América, los negros son los que labran las
haciendas, sin que se puedan labrar ni se labren por españoles, así porque éstos no se aplican ni se
han aplicado nunca.” (Cit. en Humberto TRIANA Y ANTORVEZA, Léxico documentado para la
historia del negro en América (siglos XV–XIX), Vol. I: Estudio preliminar, Santafé de Bogotá, Insti-
tuto Caro y Cuerva 1997, p. 173.)
38
Bartolomé de LAS CASAS, Historia de Indias, Madrid 1875, Vol. 3, p. 177. Véase también Fernando
ORTIZ, “La leyenda negra contra Fray Bartolomé de Las Casas”, in: Cuadernos Americanos 5, 1952,
pp. 146–184.
39
El proyecto de Las Casas, el llamado Memorial de los Remedios, en Colección de Documentos Inédi-
tos, relativos al descubrimiento, conquista, y organización de las antiguas posesiones españolas de
América y Oceanía, sacados de los Archivos del Reino, y muy especialmente del de Indias, ed. Luis
TORRES DE MENDOZA, Madrid, Establecimiento Tipográfico Sucesores de Rivadeneyra 1867,
vol. 7, pp. 14–65. Resumen de este proyecto (fracasado) en Marcel BATAILLON, “The Clérigo
Casas, Colonist and Colonial Reformer”, in: Bartolomé de Las Casas in History: Toward an Under-
standing of the Man and his Work, eds. Juan FRIEDE – Benjamin KEEN, DeKalb, Northern Illinois
University Press 1971, pp. 371–428.
117
40
Tomás MORO, Utopia (traducción al español por Agustín Millares Carlo en Utopías del Rena-
cimiento, México, FCE 1941, pp. 102–104). Similarmente, James HARRINGTON presuponía la
division de los habitantes de su comunidad ideal “Oceana” en dos grupos, “ciudadanos” y “siervos”,
los últimos asegurando el bienestar de los primeros. (James HARRINGTON, The Commonwealth of
Oceana, London 1656, 2ª ed., p. 58.)
41
Karen Ordahl KUPPERMAN, Providence Island, 1630–1641: The Other Puritan Colony, Cam-
bridge/New York, Cambridge University Press 1993; la misma, “Errand to the Indies: Puritan
Colonization from Providence Island through the Western Design”, in: William and Mary Quarterly
45, 1988, pp. 70–99.
42
T. J. SAXBY, The Quest for the New Jerusalem: Jean de Labadie and the Labadists, 1610–1744,
Dordrecht, Martinus Nijhoff Publishers 1987.
43
Adam SMITH, An inquiry into the nature and causes of the wealth of nations (1776), ed. R. H. Cam-
pbell, A. S. Skinner, W. B. Todd, Indianapolis: Liberty Fund 1981, vol. 1, p. 270 (Libro VI, cap. VII).
Los portugueses de Brasil denominaban a las plantaciones fábricas. (SCHWARTZ, Sugar Planta-
tions, op. cit., p. 152.)
44
En 1766, Agustín Crame se refirió a los negros como “máquinas empleadas en el cultivo de las tie-
rras”. (Agustín CRAME, Discurso político sobre la necesidad de fomentar la isla de Cuba, 1768, cit.
en MORENO FRAGINALS, El ingenio, op. cit., vol. 2, p. 14.) Como concluyó Moreno Fraginals de
118
tales formulaciones, “a los dueños de ingenios no les interesaba matar ni beneficiar a los esclavos.
Para ellos el negro era un medio de producción sobre el cual basaban la riqueza; por lo tanto, el inte-
rés por ellos no era filantrópico ni perverso sino económico.”
45
Gloria GARCÍA, “Vertebrando la resistencia: La lucha de los negros contra el sistema esclavista,
1790–1845”, in: María Dolores GONZÁLEZ RIPOLL – Consuelo NARANJO – Ada FERRER –
Gloria GARCÍA – Josef OPATRNÝ, El Rumor de Haití en Cuba: Temor, raza y rebeldía, 1789–1844,
Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas 2004, p. 236.
46
Domingo Felipe MAZA ZAVALA, Hispanoamérica‑Angloamérica: Causas y factores de su dife-
rente evolución, Madrid, Editorial MAPFRE 1992, p. 143.
119
47
Más bien que una alusión al estudio clásico de Christopher HILL, The World Turned Upside Down:
Radical Ideas during the English Revolution, London, Maurice Temple Smith 1972, esta formulación
procede del autor español del siglo XVII Luque Fajardo, quien en su tratado Fiel desengaño contra
la ociosidad y los juegos se quejaba de que “todo corre al revés”. (Cit. en José Antonio MARA-
VALL, La cultura del Barroco, Barcelona, Ariel 1998, 7ª ed., p. 317.) Para las transformaciones,
véase A. Lloyd MOOTE, The Seventeenth Century: Europe in Ferment, Lexington, Mass., D. C.
Heath and Company 1970; Hugh TREVOR‑ROPER, The Crisis of the Seventeenth Century: Reli-
gion, the Reformation and Social Change, New York, Macmillan 1968.
48
Gabriel de CORRAL, La Cintia de Aranjuez (1629), cit. en MARAVALL, La cultura del Barroco,
op. cit., p. 271.
49
John Smith en sus Advertisements (1631) predicó que frente a las oportunidades americanas, “el
mismo nombre de la servidumbre será… odiado por Dios y los hombres.” ([John SMITH,] The Com-
plete Works of Captain John Smith (1580–1631), ed. Philip L. Barbour, Chapel Hill, University of
North Carolina Press 1986, vol. 3, p. 287.)
120
50
María Dolores GONZÁLEZ‑RIPOLL, “Desde Cuba, antes y después de Haití: Pragma-
tismo y dilación en el pensamiento de Francisco Arango sobre la esclavitud”, in María Dolores
GONZÁLEZ‑RIPOLL – Consuelo NARANJO – Ada FERRER – Gloria GARCÍA – Josef OPA-
TRNÝ, El Rumor de Haití en Cuba, op. cit., p. 24.
51
Las Casas condenaba a los colonos pobres que “habían olvidado sus orígenes”. (Bartolomé de LAS
CASAS, Historia de Indias (1559), Madrid 1875, p. 205, Lib. II, Cap. I, T. II.)
52
Francisco Suárez refutó el concepto de la “esclavitud natural” pero confirmó su necesidad en la vida
práctica. Hugo Grotius separaba esclavitud de la doctrina del pecado primordial, pero simultánea-
mente la presentó como parte integrante de los sistemas de autoridad y disciplina que consideraba
como expresiones del orden racional mundial. Samuel Pufendorf, con el argumento de que la mayo-
ría de los hombres están regidos en su comportamiento por impulsos egoístas, concluyó que la
esclavitud era un instrumento útil de discipina social y el bienestar de las clases bajas. (David Brion
DAVIS, The Problem of Slavery in the Age of Revolution, 1770–1823, Ithaca/London, Cornell Uni-
versity Press 1975, pp. 263–264.)
53
En una carta famosa William Byrd, plantador de Virginia, afirmó que “como uno de los patriarcas,
tengo mis hatos y rebaños, mis esclavos y esclavas, y toda suerte de oficios entre mis propios sir-
vientes y así vivo sin dependencia de nadie sino la Providencia. Sin embargo, tal modo de vida no se
logra sin gastos… Tengo que obligar a toda mi gente a sus deberes, ver todas las fuentes en movi-
miento y dar a cada uno su porción igual para que la máquina siga en adelante.” (Cit. en Pierre
MARAMBAUD, Wiliam Byrd of Westover, 1674–1744, Charlotteville, University Press of Virginia
1971, pp. 146–147.)
121
54
Sinapia (Una utopía española del Siglo de las Luces), ed. Miguel Avilés, Madrid, Editora Nacional
1976.
55
Cit. en Mark VALERI, “Religious Discipline and the Market: Puritans and the Issue of Usury”, in:
William and Mary Quarterly, 54: 4, 1997, p. 748.
56
“Es deseable tener libertad para hacer bien… y disfrutar las mercedes de Dios, y vivir en paz. Pero
no es deseable tener libertad para pecar y maltratar uno a otro, e impedir el Evangelio, y condenar
nuestros gobernadores. Algunos equivocan libertad por gobierno, y piensan que los hombres tienen
libertad para ser gobernadores, y creen que son tanto más libres, cuanto más no estén gobernados,
y pueden hacer lo que se les antoje. Pero esto es miseria, y no merced… Muchos desean servidumbre
y calamidad bajo el nombre de libertad.” (Richard BAXTER, A Christian Directory, London 1673,
vol. 2, p. 35.)
57
En ello ve Jerónimo de GRACIÁN el gran pecado de su tiempo (Diez lamentaciones del miserable
estado de los ateístas de nuestro tiempo (1611), ed. P. O. Steggink, Madrid 1959, cit. en MARA-
VALL, La cultura del Barroco, op. cit., p. 353.)
58
Estas palabras usaron los autores del lema “libertad” en el Diccionario de autoridades. (Dicciona-
rio de la lengua castellana… compuesto por la Real Academia Española (1726), ed. facs. Madrid,
Espasa‑Calpe 1984, vol. 3, p. 396.)
59
Leopoldo ZEA, América en su historia, México, FCE 1957, pp. 19–20.
122
60
Éste es el argumento central del libro de Edmund MORGAN, American Slavery, American Free-
dom: The Ordeal of Colonial Virginia, New York/London, W. W. Norton & Co. 1975, quien analizó
la transición de la servidumbre blanca a la esclavitud africana en Virginia. Similar fue la situación
en las colonias españolas gracias al sistema de castas. Mientras que cada grupo mantenía sus pro-
pias divisiones internas (y así no todos los españoles compartían los mismos privilegios dentro de su
sector), los españoles como grupo prevalecían sobre todos los demás miembros de la sociedad. (Mag-
nus MÖRNER, “The History of Race relations in Latin America: Some Comments on the State of
Research”, in Latin American Research Review 1:3, 1966, pp. 23–44.)
61
Christoph MEINERS, “Ueber die Natur der Afrikanischen Neger”, in: Göttingisches Historisches
Magazin 6 (1790), p. 386; véase Uta SADJI, Der Negermythos am Ende des 18. Jahrhunderts in
Deutschland: Eine Analyse der Rezeption von Reiseliteratur über Schwarzafrika, Frankfurt, Peter
Lang 1979, p. 107.
62
El primer autor que se mostró contrario a la esclavitud de los africanos fue Domingo de Soto, quien
llegó a afirmar que “ni los que los capturan, ni los que los compran, ni los que los poseen pue-
den tener tranquila la conciencia hasta que los manumitan, aunque no puedan recuperar el precio.”
(Domingo de SOTO, De Iustitia et Iure (1549), cit. en Tomás LÓPEZ GARCÍA, “Introducción”
a Dos defensores de los esclavos negros en el siglo XVII, Caracas, Editorial Arte 1982, p. 22.)
63
Para el ejemplo de las haciendas benedictinas, véase Stuart B. SCHWARTZ, “The Plantations of St.
Benedict: The Benedictine Sugar Mills of Colonial Brazil”, in: The Americas 39:1, 1982, pp. 1–22.
123
64
BENNETT, Bondsmen and Bishops, op. cit. También la congregación luterana en Hebron (Vir-
ginia) entre 1739–43 compró esclavos para que trabajasen las tierras de la Iglesia, y después se
usaron las ganancias para el salario del pastor local. (Bernard W. SHEEHAN, Savagism and Civility:
Indians and Englishmen in Colonial Virginia, Cambridge/London, Cambridge University Press 1980,
p. 274.)
65
La Iglesia fue establecida en 1727 en Sajonia por los exiliados de Moravia, perseguidos por causa de
su religión. Su falta de confianza en la posibilidad de la reforma del cristianismo europeo en gene-
ral se reflejó en su interés por los territorios de ultramar, escogiendo como el primer lugar el Caribe;
poco después se dirigieron también hacia la América del Norte, a Asia y África. Véase Markéta
KŘÍŽOVÁ, “El intento de establecer una colonia morava en el Caribe, siglo XVIII”. In: La emigra-
ción centroeuropea a América Latina (Ibero‑Americana Pragensia, Supplementum 8), ed. J. Opatrný,
Karolinum, Praha 2000, pp. 91–97; la misma, “Unitas Fratrum, Mährische Brüdergemeine, Mora-
vian Church: Actividades de los misioneros protestantes moravos en el Caribe y América del Sur en
el siglo XVIII”, in: Ibero‑Americana Pragensia XXXV/2001, pp. 95–109.
66
August Gottlieb SPANGENBERG, Von der Arbeit der evangelischen Bruder unter den Heiden,
Barby 1782, p. 129.
67
Jan Marinus van den LINDE, “Herrnhuter im Karibischen Raum”, in: Unitas Fratrum (Herrnhuter
Studien/Moravian Studies), ed. Mari van BUUTENEN – Cornelis DEKKER – Huib LEEUWEN-
BERG, Utrecht 1975, pp. 241–260, aquí p. 247. Para las plantaciones moravas véase Oliver W.
FURLEY, “Moravian Missionaries and Slaves in the West Indies”, in: Caribbean Studies 5:2, 1965,
pp. 3–16.
68
El colegio jesuita de San Pedro y San Pablo de México en su constitución prohibió explícitamente la
admisión de negros y mulatos. (Mariano CUEVAS, Historia de la iglesia en México, México, Edi-
torial Porrúa 1921–1928, vol. 1, p. 43.) La iglesia anglicana representaba una excepción, ya que
algunos negros en Inglaterra se hicieron pastores y fueron enviados a misiones en África. (James B.
WALVIN, Black and White: The Negro and English Society, 1555–1945, London, Allen Lane 1973,
p. 63.)
124
69
Para el análisis detallado de los esfuerzos reformadores, véase Markéta KŘÍŽOVÁ, La ciudad ideal
en el desierto: Proyectos misionales de la Compañía de Jesús y la Iglesia Morava en la América
colonial, Praha, Karolinum 2004 (Ibero‑Americana Pragensia Supplementum 12/2004).
70
Rosa María MARTÍNEZ DE CODES, “De la reducción a la plantación: La utilización del esclavo
negro en las haciendas jesuitas de la América española y portuguesa”, in: Revista Complutense de
Historia de América 21, 1995, pp. 85–122. Véase el parecer a que los jesuitas del colegio Máximo
de San Pedro y San Pablo de México pudieran conservar y desarrollar su propiedad de Santa Lucía
(1576–1586), en Herman W. KONRAD, A Jesuit Hacienda in Colonial Mexico (Santa Lucía, 1576–
1767), Stanford, Stanford University Press 1980. Para las haciendas jesuitas también Nicholas P.
CUSHNER, Lords of the Land: Sugar, Wine and Jesuit Estates of Coastal Peru, 1600–1767, Albany,
University of New York Press 1980; el mismo, Farm and Factory: The Jesuits and the Development
of Agrarian Capitalism in Colonial Quito, 1600–1767, Albany, University of New York Press 1982;
el mismo, Jesuit Ranches and the Agrarian Development of Colonial Argentina, 1650–1767, Albany,
University of New York Press 1983.
71
Francisco RODRIGUES, Historia da Companhia de Jesus na Assistencia de Portugal, Porto, Apos-
tolado da Imprensa 1931–1950, Vol. 3:2, pp. 560–561.
125
72
P. E. H. Hair, “A Jesuit Document on African Enslavement”, in: Slavery and Abolition 19:3, 1998,
pp. 118–127.
73
Carta a los Padres y Hermanos en Portugal (1553), in: [Ignacio de LOYOLA,] Obras completas,
ed. Ignacio Iparraguirre, Candido de Dalmases, Madrid, Biblioteca de autores cristianos 1952,
pp. 835–836.
74
“Acuérdense, pues, que son padres de familias en las haciendas, y por eso tienen las mismas estre-
chísimas obligaciones que todos los padres de familias con sus domésticos… Procuren portarse los
Administradores con mucha moderación y reposo en el castigo de los culpados… Pórtense con ellos
como padres.” Instrucciones a los Hermanos Jesuitas Administradores de Haciendas (Manuscrito
Mexicano del siglo XVIII), ed. François CHEVALIER, México, UNAM 1950, pp. 50, 65. Estas ins-
trucciones manuscritas fueron destinadas al uso interno dentro de la Compañía de Jesús.
126
75
Antonio de SANDOVAL, Naturaleza, policía sagrada y profana, costumbres y ritos, disciplina
y catechismo evangelico de todos Etiopos, Sevilla 1627. (Citas de la edición moderna: Alonso de
SANDOVAL, Un tratado sobre la esclavitud, ed. Enriqueta VILA VILAR, Madrid, Alianza Edito-
rial 1987, aquí pp. 238, 243–244.)
76
Éste es el argumento central del artículo de Mayra BEERS, “Alonso de Sandoval: Seventeenth
‑Century Merchant of the Gospel”, in: www.fiu.edu/~history/kislakprize/BEERS.htm (acceso 10 de
julio 2006), que se basó en la cita siguiente: “Ser las Indias tierra solo de mercaderes, y para merca-
deres, de tal manera, que nadie en ellas puede passar en lo temporal, si no tienen algo de mercader.
Conociendo esto aquel soberano mercader del Evangelio… ha puesto en las Indias Religiosos, que
como buzos se zabullen en la profundidad, y mar de mil dificultades, a sacarse… perlas de sumo
valor… de las conchas broncas y feas de cuerpos negros, e Indios.” (SANDOVAL, Un tratado sobre
la esclavitud, p. 610.)
77
Para la conexión de la hacienda esclavista y la misión, véase Ignacio del RÍO, Conquista y acultura-
ción en la California jesuítica, 1697–1768, México, UNAM 1984.
127
78
Francisco José de JACA, Relación sobre la libertad de los negros y sus originarios en el estado de
paganos y después ya cristianos; Epifanio de MOIRANS, Servi liberis seu naturalis manicipiorum
libertatis insta defensio, publicados bajo el título Dos defensores de los esclavos negros en el siglo
XVII, ed. Tomás LÓPEZ GARCÍA, Caracas, Editorial Arte 1982. Hay que recordar que en este caso
(para el que la única fuente es un solo volumen de documentos), se presentó la opinión privada que
no solamente chocaba con la visión de los colonos españoles y la administración colonial, sino pro-
bablemente también con la postura oficial de la orden capuchina, ya que no se presentó ninguna
protesta por parte de los superiores de la Orden. Pero sí hubo en América otros capuchinos defen-
diendo los esclavos negros, por ejemplo en Venezuela.
79
JACA, Relación sobre la libertad, en Dos defensores, op. cit., pp. 124, 159.
80
MOIRANS, Servi liberis, en Dos defensores, op. cit., pp. 275–276, 297.
128
129
Hasta hace poco la antropología europea tra- la flexibilidad (o la rigidez, según el caso) de
dicional suponía que las culturas indígenas se la jerarquía social, es decir, me enfocaré en la
caracterizaban por llevar una vida comunitaria medida en la que el estatus social de un individuo
donde, según la formulación clásica, “el indivi- era predestinado por su origen (noble o plebeyo)
duo no constituye una unidad destacada”1. Se por un lado, y en la que la posición social depen-
diferenciaba entre Gemeinschaft y Gesellschaft, día de los méritos personales del hombre, por
la primera distinguiéndose por “relaciones que el otro. ¿Existía para los plebeyos un camino
se desarrollan sin la intención deliberada de cual- de ascender en la estructura social, y en qué
quier persona a base del mero hecho de que la medida la posición de la nobleza gentilicia era fija
gente vive junta”2, mientras que en la otra forma y segura?
de sociedad “las relaciones se enlazan delibera- También me interesaré por el espacio del indi-
damente por individuos independientes mediante viduo dentro de la comunidad. ¿Se acentuaba
acuerdos para lograr ciertos objetivos reconoci- más el empeño individual, o el esfuerzo y cola-
dos.”3 Se mencionaba la solidaridad del grupo boración comunes? ¿Era más importante destacar
o “el fuerte sentido de pertenecer juntos”4. En este entre los demás miembros del grupo, o incor-
contexto la individualidad personal se desvanecía porarse bien al colectivo? ¿Aspiraba el hombre
en los esfuerzos colectivos de la comunidad. a abrirse el paso propio, o a compartir los éxitos
Sin embargo, como resultará de este trabajo, y los fracasos con sus compañeros?
la vida de los indígenas no se excluye necesa-
riamente de la existencia de un cierto espacio
para el desarrollo individual. Parto de las actitu-
des modernas antropológicas que han superado
1
GOLDENWEISER, A. A., Early Civilization,
New York, Alfred A. Knopf 1922, pp. 117–18,
la visión tradicional habiendo modificado el con-
cit. por REDFIELD, R., “The Folk Society”,
cepto de la comunidad. La entiendo no como “un in: The American Journal of Sociology, vol.
concepto de un analista, sino un valor de un sujeto LII, January 1947, num. 4, p. 294. Cuando
[…] lo que hace las comunidades reales no es un no se cita el traductor/la traductora explíci-
pacifismo o un igualitarismo despreocupado, sino tamente, la traducción fue realizada por la
una mayor interacción frecuente y persistente que autora del presente texto.
no es necesariamente igual o amistosa, pero la 2
TOENNIES, F., Gemeinschaft und Gesells-
cual constituye y está constituida por el sentido chaft, New York – Cincinnati, American Book
de encontrarse en la misma situación: en la que Co. 1940, cit. por REDFIELD, op. cit., p. 295.
3
Ibídem.
un conjunto de ideas e imágenes comunes imparte 4
REDFIELD, op. cit., p. 297.
experiencia, a niveles sociales distintos y a pesar 5
CLENDINNEN, I., Aztecs: an interpretation,
de papeles sociales diferentes, y una coherencia Cambridge – New York – Victoria, University
subyacente derivada de nociones compartidas de Press 1991, p. 57.
cómo la gente tiene que y debe comportarse dado 6
CHARLTON, T. H., “The Aztecs and their
el carácter del mundo tal como es.”5 Contemporaries: The Central and Eastern
Mi objetivo es precisamente investigar la Mexican Highlands”, in: The Cambridge His-
medida en la que el individualismo podía desa- tory of the Native Peoples of the Americas,
rrollarse en la cultura nahua precolombina en Vol. II (Mesoamerica), Part 1, ed. Richard E.
W. Adams, Murdo J. MacLeod, Cambridge –
el período tardío (1428–1519)6. Analizaré el
New York, Cambridge University Press 2000,
fenómeno ante todo desde la perspectiva de pp. 518, 529.
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53
Ibid., pp. 60–61.
54
SAHAGÚN, op. cit., p. 271.
55
CLENDINNEN, op. cit., p. 62.
56
Según su religión, los aztecas eran la nación
elegida por los dioses, encargada con la tarea
de mantener el sol en movimiento proporcio-
nándole sangre humana, impidiendo así la
destrucción del mundo y el exterminio de la
humanidad.
141
¿Quién era Malaspina o el Malaspina que noso- vesías. Un nuevo viaje a Filipinas a bordo de la
tros hemos creado? Asunción, como segundo comandante, se realizó
Marino, científico, filósofo, ilustrado, ¿francma- con toda felicidad.
són?, Caballero de la Orden de Malta, Brigadier
de la Real Armada, Reo de Estado y desterrado Viaje alrededor del mundo, 1786–1788
a su tierra natal, Italia. De nuevo en España, en 1784 y a las órdenes de
Dario Manfredi ha publicado varios trabajos Vicente Tofiño, completó su formación cartográ-
sobre sus primeros años en Palermo, Nápoles, fica y astronómica colaborando en la elaboración
Roma y Malta. Su formación intelectual y cien- del Atlas Marítimo de España. En ese tiempo, la
tífica, sus años en España, la expedición bajo Real Compañía de Filipinas, creada por el Conde
su mando y sus últimos años en la Coruña de Cabarrus con el apoyo del entonces Ministro
(1796–1802), y en Pontremoli (1803–1810), cerca de Indias, José de Gálvez, proyectaba reorgani-
de Mulazzo. zar su tráfico marítimo, abandonando el sistema
En Mulazzo, nació Alessandro Malaspina el 5 tradicional Manila‑Acapulco‑Manila, por el de
de noviembre del año 1754. De noble familia ita- una circunvalación del globo, en la que transpor-
liana cuyo origen se remonta al siglo V, era hijo tarían mercancías de España y América a la ida
de Carlos Morello y de Catalina Melilupi, hija de y de Oriente al regreso. La Compañía solicitó al
los Príncipes de Soragua y sobrina de Giovanni Ministro de Marina, Antonio Valdés, que fuese
Fogliani Sforza de Aragón, Virrey de Sicilia, quien Malaspina quien guiase la nave en ese viaje expe-
lo tomó bajo su protección y lo llevó a la corte de rimental. Malaspina eligió la fragata “Astrea” que
Carlos de Borbón –el futuro Carlos III de España–, conocía bien. El 5 de septiembre de 1786, salía
primero en Palermo y después en Nápoles. de la Bahía de Cádiz rumbo a las costas de Amé-
Estudió en el colegio Clementino de Roma rica del Sur. Después de doblar el Cabo de Hornos
donde se preparaban los jóvenes de la nobleza y hacer una breve escala en el puerto chileno de
destinados a distinguirse en “el arte militar, en Concepción y de El Callao en Perú, Malaspina
el gobierno, en la iglesia, en las artes y en las cambió la ruta acostumbrada hacia Filipinas, evi-
ciencias”. Inició sus prácticas navales en 1774, tando las bonanzas de las Galápagos, y a pesar
bajo la bandera de la Orden de Malta, y en ese de elegir un camino más largo, consiguió lle-
mismo año llegó a España acompañando a su tío gar a Filipinas en tan solo setenta y cinco días de
Fogliani Sforza. Tras breve estancia en Carta- navegación. Regresó a la Península por el mar de
gena, ingresó en la escuela de Guardia Marinas la China, después de una breve escala en Batavia
de San Fernando (Cádiz). De 1775 a 1782 parti- dobló el Cabo de Buena Esperanza y fondeó feliz-
cipó en numerosas batallas y misiones científicas. mente de nuevo en Cádiz.
Fue muy importante para su formación y expe- A pesar que el escorbuto hizo presa en varios
riencia como marino, el viaje realizado a Filipinas marinos, en el plano comercial y marítimo fue un
en la fragata Astrea, al mando de Antonio Mes- éxito. Recordemos que hasta esa fecha, 1788, solo
sía, que llevaba al nuevo gobernador de Filipinas, doce navegantes habían podido realizar, sanos
Josep de Barco y Vargas. Una epidemia de escor- y salvos, la vuelta al Mundo.
buto les hizo regresar a los tres meses de la salida
de Cádiz. Fue probablemente en este viaje, dice Preparativos para la expedición
Manfredi, cuando Malaspina se dio cuenta de la Alejandro Malaspina y otro experto marino,
importancia de la sanidad a bordo en largas tra- nacido en la localidad santanderina de Ontaneda,
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“El pastor pasea por ensueño y libertad en la vasta estepa en que todo es como en la mar, camino.
Tal vez pastorea ensueños, esperanzas de recuerdos, con las que hará recuerdos de esperanzas. Pastor
era Abel, el de la leyenda bíblica, y labrador su hermano, tal vez gemelo, Caín. Se amaron con odio
fraternal, se odiaron con amor fraternal, y con odio que es amor y por amor que es odio, mató Caín
a su hermano Abel, antes que éste, el pastor, por odio de amor le matara. Y así abonó con sangre de
su hermano su tierra y sobre ésta asentó, arraigándola, su casa y arraigó las casas de sus hijos. Pues
dice el Génesis que fue Caín el fratricida, el labrador de la tierra, el que primero le desgarró con la
reja del arado el seno, el que fundó la primera urbe, la primera ciudad, y con ella la civilización. De
la caída de Adán y Eva, de la tentación del conocimiento, nació la cultura; del amoroso fratricidio de
Caín nació la civilización.”
Miguel de Unamuno1
Las vidas y las obras de Miguel de Unamuno cristiana, influida por el mismo Carlyle. En la lite-
y Lev Nikoláyevich Tolstói están relacionadas en ratura rusa, los dos se deleitaban en la lectura de
varios aspectos. Los dos son representantes signi- Gorki.
ficados de la creación artística, sin embargo, ésta Cabe mencionar que en España aparecen
no consumió todas sus fuerzas, ya que los dos textos de los dos autores en Nueva Era, revista
escritores la vinculaban durante toda su vida con socialista influyente, publicada en los años 1902
un intenso esfuerzo por comprender y rectificar y 1903.3 La crítica de la situación social los llevó
a la sociedad. Hay que recordar que nos encontra- a ambos a una posición muy cercana al anar-
mos en las postrimerías del siglo XIX, época en quismo (anteriormente, en el caso de Unamuno,
que muchos de los artistas de la palabra recurrían al socialismo), sin embargo, los dos son anar-
a la exclusividad creativa. quistas profundamente religiosos. Esta paradoja
Unamuno rechaza el arte cuya percepción se intensifica en Tolstói, compaginando éste el
requiera un lector culto, intelectual refinado o ini-
ciado, igual que el arte que tenga desprecio por la
gente “común” partiendo del nietzscheísmo. Tam-
1
Unamuno, Miguel de. “Mi Gorki y el caracol
bién Tolstói, que dedicaba mucha atención a la errante”. In: Suplemento especial de la Biblio-
teca Filosófica Internacional, 9. Melbourne:
literatura contemporánea, se oponía a los “ade-
D. Jakovenko, 1971. Este ensayo fue escrito
fesios grandilocuentes de Nietzsche”2, igual que en homenaje a Maxim Gorki en 1928, durante
a la literatura decadentista encabezada por Baude- el exilio de Unamuno en Hendaya.
laire. Por otro lado, ambos pensadores coinciden 2
Véase Zahrádka, Miroslav. Ruská literatura
en la simpatía hacia John Ruskin y Carlyle (hacia XIX. století v kontextu evropských literatur.
el último con ciertas reservas). La obra de Rus- Olomouc: Periplum, 2005.
kin influyó en Unamuno considerablemente
3
Sin embargo, anteriormente, en 1898, ya
sobre todo durante su trabajo en la novela Paz en salía a la luz la revista anarquista Revista
la guerra, es decir en la última década del siglo Blanca, dirigida por el titular de este movi-
miento, Federico Urales (seudónimo de Juan
XIX. (Nos concentraremos en esta obra más ade-
Montseny). Uno de los importantes temas
lante.) A Tolstói, en cuanto a la literatura inglesa, discutidos en sus páginas era la relación del
le encantaba Dickens, en cuyos libros se mani- pensamiento de Tolstói con el anarquismo.
festaba claramente la crítica del capitalismo en También apareció aquí la carta de Tolstói
desarrollo desde el punto de vista de la posición a Urales.
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Recientemente se ha traducido al checo1 esta sesenta, como son Pere Gimferrer, Guillermo
novela de Vila‑Matas, escritor nacido en Barce- Carnero o Leopoldo María Panero, y cuya esté-
lona en 1948, lo cual nos proporciona la excusa tica decadentista, exagerada e intensa predomina
necesaria para publicar esta reflexión acerca de la hasta mediados de los setenta, empiezan a apare-
novela y de sus relaciones con el contexto litera- cer, después de la muerte de Franco –1975–, una
rio en el que surge. serie de poetas que hablan directamente de senti-
Vila‑Matas publica su primer libro en 1977: mientos, siguen las normas sintácticas y cuentan
La asesina ilustrada. Después viene un silen- más sencillamente lo que pasa. Es la generación
cio literario casi como ésos de los que habla en de los postnovísimos o, con García Montero como
su Bartleby y no vuelve a sacar un libro hasta poeta destacado, el grupo de la nueva sentimenta-
1984. Y a partir de entonces, con un ritmo bas- lidad. Algo ha pasado en España con el cambio
tante intenso, ha venido publicando activamente de régimen. Quizá, una generación luchadora que
en los años ochenta y noventa y en la primera engendró una literatura contestataria y rebelde –
década del dos mil. Siguiendo un criterio mera- Gimferrer, aunque con una poesía muy metafísica
mente cronológico, se le podría incluir en la y metalingüística, hablaba en referencia a ella de
generación de narradores españoles que, desde una lucha política y una condena social2– ha sido
mediados y fines de los setenta, reaccionan con- sustituída poco a poco por otra que ya no tiene
tra la novela experimentalista de los sesenta contra qué luchar, y que vive en un mundo en el
(Goytisolo, Benet) y, aunque admirando las gran- que cualquier iniciativa se encuentra con aporías
des obras de esos maestros, vuelven a un tipo de que es incapaz de dejar atrás, es decir, un mundo
narrativa más lineal y más clásica. En esa nueva que los más taimados tacharían de postmoderno,
ola de escritores están, entre los más significativos que podríamos conectar con el pensamiento débil
con Eduardo Mendoza y Juan Marsé, que tienen
la función de enlazar con la estética anterior,
Muñoz Molina (Beltenebros, 1989), Javier Marías 1
Enrique Vila‑Matas, Bartleby a spol., trad.
(Todas las almas, 1989), Juan José Millás (El des- Lada Hazajová, Praha, Garamond, 2006.
orden de tu nombre, 1988), Miguel Sánchez‑Ostiz
2
“Toda poesía que no persiga la contraven-
(La gran ilusión, 1989), Luis Landero (Juegos de ción expresa o tácita del sistema represivo
de la sociedad, debe ser considerada como
la edad tardía, 1989). Entre paréntesis van indica-
cómplice del sistema”, citado en Poesía espa-
das sólo algunas de sus obras más trascendentes ñola contemporánea, ed. Fanny Rubio y José
de finales de los ochenta, aunque todos empiezan Luis Falcó, Madrid, Alhambra, 1984, p. 79.
a escribir antes, algunos ya en la década anterior. Es evidente que el lenguaje, como medio de
Muchas obras de estos novelistas –y de otros expresión, sumariza ese sistema, que los noví-
que me dejo para no aburrir– abandonan el expe- simos contravenían; cf. Andrew Debicki,
rimentalismo y recuperan una linealidad narrativa Historia de la poesía española del siglo XX,
para contar sus historias. En ese sentido, puede Madrid, Gredos, 1997, p. 202: “(los novísi-
hablarse de un giro clásico o de un nuevo clasi- mos) subvirtieron la noción del lenguaje como
univalente y autoritario –una noción que había
cismo en sus propuestas. Es interesante reconocer
servido de base tanto para el lenguaje poético
que en la lírica de estos años pasa exactamente de la dictadura franquista como el de la poe-
lo mismo. Después de los novísimos, poetas sía social que se le oponía– y también, hasta
neovanguardistas, experimentalistas e iconoclas- cierto grado, de la poesía de la alta moderni-
tas que empiezan a publicar a mediados de los dad de los 20”.
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10
Octavio Paz, Los hijos del limo, Barcelona,
Seix‑Barral, 1974.
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12
En esta relación, se mencionan expresiones y publicados en Slovenský ľud. Estos artícu-
espontáneas de simpatía hacia nuestra Repú- los debían de contribuir al acercamiento y al
blica y sus representantes que ocurrían, por fortalecimiento de la reputación del ejército
ejemplo, durante las proyecciones de unos checoslovaco en la sociedad. En la comuni-
semanarios cinematográficos con imágenes dad paisana alejada miles de kilómetros de la
actuales de lo sucedido en Europa. Para más patria servían, sin duda alguna, para mantener
detalles, véase AMZV ČR, fondo PZ, 23 PZ, la moral y fortalecer el orgullo por las fuer-
11–911/4, Kadeřábek – MZV, informe común zas armadas de la República. Véase Slovenský
no. 12 del 1. 4. 1938, artículo 13 del 4. 4, ľud 348, 7. 4. 1938, artículo “Ako bojuje
art. 16 del 6. 4. 1938. Véase también AMZV naša armáda proti negramotnosti” (Cómo
ČR, fondo PZ, 23 PZ, 11.912/4, Kadeřábek – lucha nuestro ejército en contra del analfa-
MZV, informe periódico no. 1 del primer betismo) y Slovenský ľud 366, 18. 8. 1938,
cuarto de año de 1938 e informe común no. 24 artículo “Občan a vojak” (Ciudadano y sol-
del 8. 6. 1938, y también, AMZV ČR, fondo dado). Véase también la proclama de la Liga
III sección, caja 621, Argentína, Kresta – de los oficiales checoslovacos –en apoyo al
MZV 24. 6. 1938. gobierno–, cuya publicación fue prohibida en
13
El dinero se obtuvo –tal como era costum- Checoslovaquia por razones políticas para que
bre en aquella época– en forma de ganancia no la aprovechara la oposición.
de un evento social. En este caso, se trató de 15
En este sentido podemos mencionar como
una función de teatro de un conjunto de acto- ejemplos las declaraciones del presidente
res aficionados de la asociación. (Slovenský Beneš para United Press y Sunday Times
ľud 359, 23. 6. 1938) donde rechaza cualquier otro tipo de modelo de
14
Hasta el final de agosto, los miembros de la Estado que no fuese centralista. O las palabras
asociación contribuyeron con la cantidad de del embajador Kadeřábek sobre sólo una nación
218,45 pesos. Para hacer una comparación, TJ de checos y eslovacos, pronunciadas en un acto
Sokol Buenos Aires recolectó 356,70 pesos. de la asociación para conmemorar el aniversa-
Los representantes principales de la emba- rio de la muerte de Štefánik. Véase para más
jada dieron 5000 pesos cada uno y los demás detalles Slovenský ľud 344, 10. 3. 1938, artículo
500 pesos por persona. Slovenský ľud 367, “Náš prezident neverí v nevyhnutnosť vojny”
25. 8. 1938. Véase también Venkov čakenský (Nuestro presidente no cree que la guerra sea
(Campo de Chaco) 103, 25. 8. 1938, artículo inevitable); y Slovenský ľud 354, 19. 5. 1938,
“Krajanom v Argentíne!” (¡A los paisanos artículo “Reč vyslanca dr. Kadeřábka” (Dis-
en Argentina!). En lo referente a la política curso del embajador Kadeřábek).
de defensa del gobierno son bastante inte- 16
El servicio de informaciones United Press
resantes los artículos tomados de la prensa publicó sólo el número sobrevaluado de los
176
177
23
AMZV ČR, fondo PZ, 23 PZ 11.91 ¾, informe prácticamente hasta septiembre de 1938. En
periódico del segundo cuarto de año de 1938, el periódico de la Asociación eslovaca no
Kadeřábek – MZV 5. 7. 1938; y también el aparece ni una palabra sobre la presión, ni
fondo III sección, caja 784, Kresta – MZV siquiera en los inicios de mayo, en relación
8. 6. 1938. con el proceder coordinado británico‑francés
24
Para ser correctos, cabe mencionar que incluso en cuanto a la preparación del estatuto de
en el caso de Nová doba la legación no tenía las minorías. (Para más detalles véase Slo-
más que unos indicios deducidos del carácter venský ľud 325, 5. 5. 1938). Pero la actitud
de los artículos ahí publicados. AMZV ČR, británica no era percibida del mismo modo.
fondo III sección, caja 784, Kresta – MZV Eso ni siquiera hubiera sido posible, dados
25. 6. 1938. los actos de los “appeasers”. En lo referente
25
Al contrario de las opiniones en cuanto a los a Gran Bretaña, en Slovenský ľud no encontró
acontecimientos en la patria, las informacio- un gran apoyo ni siquiera la misión de Runci-
nes del extranjero y los comentarios referentes man, menos aún algunos artículos de la prensa
a ellos son bastante más homogéneos si con- insular que recibieron positivamente la esca-
sideramos toda la prensa paisana. Es que las lada de las exigencias de SdP. Pero en general,
informaciones sobre la política internacional la observación de la prensa francesa –y salvo
eran tomadas de las renombradas agencias de excepciones incluso de la inglesa– y de sus
prensa (en el caso de Slovenský ľud se trató, comentarios sobre la situación en Checoslova-
sobre todo, de United Press, Reuter, Havas). quia resulta muy positiva. Tratándose de una
Las imprecisiones eran dadas por la actua- selección previa de las informaciones toma-
lidad del tema (factográficas), mientras los das de la prensa extranjera, es una prueba de
comentarios provenientes de los paisanos la propaganda checoslovaca, que debía elevar
estuvieron fuertemente marcados por la pola- la moral de los lectores y su confianza en el
rización del escenario internacional y por proceder del gobierno checoslovaco.
la posición de Checoslovaquia en éste. Así, 26
Slovenský ľud 373, 13. 10. 1938. Una atenua-
sobre todo, las alusiones a Francia –como uno ción parecida se repitió, en una forma más
de nuestros aliados más importantes– care- leve, en marzo de 1939, al crearse el Estado
cen de cualquier tono crítico en Slovenský ľud eslovaco.
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37
“… národy, ktoré si nevážia slobody iných,
posible –guardando la corrección– simple-
nie sú slobody hodné” (…las naciones que no mente renunciar a su cargo después de la
estiman la libertad de las demás, no merecen entrega de la misión. En cuanto a su actua-
la libertad) in: Slovenský ľud 395, 16. 3. 1939, ción posterior, más tarde llenó las esperanzas
artículo “Druhá Biela hora” (Otra Montaña de la numerosa comunidad paisana, al ini-
Blanca). ciar –ya en los comienzos del año 1940– una
38
Slovenský ľud 396, 23. 3. 1939, artículo larga serie de negociaciones a favor del reco-
“Bezprávie” (Injusticia). nocimiento del gobierno en el exilio y a favor
39
Slovenský ľud 397, 6. 4. 1939, artículo de la reanudación de las relaciones diplomá-
“Oprávnené pobúrenie” (Alteración legí- ticas con los países que antes tenía –como
tima). Pienso que no es adecuado subrayar en ex-ministro con sede en Buenos Aires– en su
dicho artículo –sin que se trate de una propa- gestión. A la problemática del reconocimiento
ganda– el hecho de que algunos diplomáticos del gobierno exiliado en Londres por los paí-
no habían cumplido la orden de la admi- ses de América Latina y de las actividades de
nistración de Chvalkovský de entregar las Kadeřábek relacionadas, se dedica con más
legaciones, sin conocer todas las razones del detalle V. Nálevka en el estudio “Restableci-
ministro Kadeřábek. Sin querer subestimar miento de las relaciones diplomáticas…”, op.
–de ninguna manera– la postura moral de los cit. Véase también AMZV ČR, fondo Londýn-
jefes de aquellas legaciones checoslovacas ský archiv (Archivo de Londres), Argentina,
que no fueron entregadas a los alemanes des- Informes de Kadeřábek – Ministerio de Asun-
pués del 15 de marzo, hay que decir que en tos Exteriores en Londres, desde el 8 de
aquellos casos se trató siempre de legaciones agosto de 1940.
en Estados claramente antialemanes (Osuský 40
TJ Sokol: la Unión Gimnástica Sokol. (Nota
en París, J. Masaryk en Londres, Hurban en de la traductora)
Washington, Fierlinger en Moscú y Benjamin 41
Tal como lo justifican las fuentes de la época,
Szalatnay-Stachó en El Cairo pro británico). desde el punto de vista de la conciencia colec-
Quizá hubo una excepción, la misión en tiva se trató de la apercepción del fin de la
Santiago de Chile, la cual –por su carácter– República como tal. El desarrollo después de
era parecida a la de Buenos Aires. Por otro los acontecimientos de Munich desempeñó un
lado, en el caso de Kadeřábek, tal vez era papel secundario en este sentido.
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49
Ver el conflicto de los representantes de la
Asociación eslovaca con la representación
de la Unión checoslovaca en el ambiente del
Comité preparatorio del Congreso Eslavo en
Buenos Aires en 1941; y en el Congreso de
Montevideo en 1943. Para más detalles, véase
Vladimír Nálevka, “Los congresos eslavos de
Buenos Aires y Montevideo en la Segunda
guerra mundial”. In: Ibero‑Americana Pra-
gensia IX/1975, pp. 112–118.
50
Slovenský ľud 435, 25. 1. 1940, artículo
“K valnému shromaždeniu” (Sobre la asam-
blea general).
184
¿Biblia de Guerrilla?
Ernesto Che Guevara ha sido el héroe de varios publicaron su libro sobre la guerra de guerrillas
mitos ya desde hace cuarenta años. Es objeto de que está presentado por la editorial como la biblia
odio ardiente, de partidismos sin base científica de la guerrilla, que llegó a ser la lectura de tanto
y de camisetas y mercancías de kitsch de vende- los revolucionarios jóvenes como de las agencias
dores feriales. antiterroristas de las grandes potencias.
Guevara está presente en la memoria interna-
cional de manera ondeante. Justo después de su El título original español del libro de 1959-60 es
muerte muchos veían en él el representante de La Guerra de Guerrillas. El objetivo declarado
la filosofía rocker y el ejemplo de “vivir y morir de la obra es, al generalizar las experiencias de la
rápida y peligrosamente”. La crueldad desconcer- revolución cubana (1956–1959), crear el guión de
tante de su asesinato (a favor de la identificación una lucha triunfante contra la opresión, el impe-
se le cortó una de las manos) ejemplificó el anti- rialismo y, sobre todo, los Estados Unidos. En
humanismo del imperialismo y convirtió su figura este sentido el título húngaro (“El manual del
en mito. Se volvió mártir… guerrillero”) es admisible, se sitúa más cerca del
Más tarde se olvidaron del comandante de contenido del libro. La alusión al guerrillero en
guerrilla y del corajudo de la escena política inter- el título húngaro es precisa también, porque la
nacional. La atención dirigida hacia su personalidad obra de Guevara contiene varias consideraciones,
renació sólo a finales de los años 1990. Este “rena- iniciativas y moralejas aptas para aceptarse. La
cimiento de Guevara” se vinculó al aniversario de obra se compone de capítulos que son compren-
su nacimiento y muerte (1998 y 1997, respectiva- sibles y útiles para el guerrillero, así como “los
mente). Hubo y hay algunos que veían y ven en principios generales de la lucha guerrillera”, la
él un ejemplo: el apóstol de la solidaridad con los organización de una guerrilla, el guerrillero como
oprimidos, de la decencia absoluta, de la igualdad combatiente, la organización del frente guerrillero
y de la idea de la justicia. Otros quieren presentarle (abastecimientos, sanidad, sabotaje, propaganda,
como una “máquina de matar marxista”, influencia- información), etc.
dos por la concepción de una narrativa posmoderna, Sin embargo, merece la pena examinar este
sin relación alguna con los hechos. libro en una dimensión más amplia para que
La tercera “ola” la hemos percibido el año quede de manifiesto el verdadero mensaje y la
pasado y este año: en 2007 fue el cuarenta ani- filosofía política de la obra.
versario de su muerte y en 2008 el ochenta de su La cuestión fundamental obvia es: ¿cómo se
nacimiento. inició la guerra revolucionaria cubana?
¿Hay que temer el ejemplo de Guevara incluso Según la versión guevariana “se necesita
hoy?– pregunta el historiador que está sorpren- un núcleo” que “debe contarse con una base de
dido por la fuerza e irracionalidad de los arrebatos treinta a cincuenta hombres”. En Cuba, dice el
antiguevaristas actuales. Al mismo tiempo nota autor, “doce hombres pudieron crear el núcleo del
que los resultados húngaros e internacionales de ejército que se formó”. En América Latina, sigue,
las investigaciones sobre Guevara no interesan “donde existe la hambre de tierra, ataques reitera-
a nadie, sobre todo a los autores de los artículos dos a la justicia, … esta cifra es suficiente”. “Un
escritos sobre Guevara. núcleo animado e idealista” que es astuto y listo,
Guevara llegó a los lectores y espectadores se hace con el apoyo de los campesinos y cumple
húngaros después de cuarenta años. Sus diarios los consejos guevarianos, está destinado al éxito,
y la película sobre él indican eso. La última vez promete Guevara. El núcleo de la guerrilla, con el
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1
En la exposición permanente inaugurada ración estética está estrechamente ligada
en octubre de 2000 en el Palacio de Ferias con la apreciación financiera de los cua-
(Veletržní palác) hay tres cuadros: Camino dros. Véase A. Reverdy, L’école de Barbizon.
en el bosque, prestado por una colección par- L’evolution du prix de tableaux (de 10 artis-
ticular, Rincón del bosque (después de 1855, tes) de 1850 a 1960, École practique des
comprado en 1924) y Paisaje boscoso. Hautes Etudes. Paris‑La Haye 1973. Díaz fue
2
A. Kemény, “Díazov obraz na Sloven- el tercer pintor económicamente más apre-
sku”, Výtvarný život (Bratislava) 31, 1986, ciado antes de 1910. Véase también Gazette
nr. 7, pp. 47–49. El autor se inspira eviden- des Beaux Arts (Paris), 1529, p. 34 (supl.).
temente en E. Bénezit, Dictionnaire critique Sobre este tema compare también Nancy
et documentaire des Peintres, Sculpteurs, Davenport – Armand Auguste Deforge, “An
Dessinateurs et Graveurs, III, D‑Forain, Art Dealer in Nineteenth Century Paris and
Librairie Grund, Paris 1966, pp. 246–247. La Peinture de fantasie”, Gazette des Beaux
Véase también U. Thieme – F. Becker, All- Arts, Ve Per., T. CI, 1369e Livraison, 125e
gemeines Lexicon der bildenden Künstler Ae, Fév. 1983, pp. 83–85. Por ejemplo, en
von der Antike bis zur Gegenwart, Leipzig 1857 los precios de los cuadros de Díaz fue-
1913, IX, pp. 211–213; Dictionnaire des ron: Nymphe écoutant l’amour, 560 F; Forêt
Peintres Français, Ed. Seghers, Paris 1961, de Fontainebleau, La Boucheronne, 990 F;
pp. 100–101. Aunque no trae novedades bási- Forêt de Fontainebleau, ciel orageux, 1060
cas, hay que tomar en cuenta la enciclopedia F. En comparación con Díaz, Millet se ven-
SAUR, Allgemeines Künstlerlexicon der bil- día a 305 F, Daubigny a 600 F. – V. Volavka,
denden Künstlern aller Zeiten und Völker, Die Französische Malerei und Grafik des
Leipzig 2000, Band 27, pp. 128–131. XIX. Jahrhunderts in der Tschechoslovakei,
3
Acerca del problema del centro y de la peri- Artia Praha 1955, p. 81, destacó, aún en los
feria véase el estudio de J. Kačer, “Starosti años 50, que los relativamente altos precios
s japonskou učebnicí”, Bulletin Moravské de los cuadros de Díaz corresponden sólo
galerie (Brno), 1994, nr. 50, p. 111. La valo- en pocos casos a su auténtico valor artís-
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tico. Sobre los enormes, cada vez más altos (Francia), 1972, nr. 117, pp. 60–61, 2 fotogra-
precios por su obra habla aún largo tiempo fías, comentando la exposición en la galería
después de su muerte la Enciclopedia Uni- Terry‑Engel Gallery en Londres, en la que
versal Ilustrada Espasa‑Calpe, Madrid, s.d., estuvieron representados sobre todo los barbi-
XVIII, p. 890; entonces, uno de sus paisa- zonenses. De manera similar, en la exposición
jes de Fontainebleau subió, en una subasta 1874 Naissance de l´impressionisme, Galerie
de la colección Yorkes, a 150.500 francos. des Beaux‑Arts, Bordeaux, 3. 5.–1. 9. 1974,
Un ejemplo de la apreciación en Chequia es textos Jean Chatelain, Gilberte Martin‑Méry,
un dato del archivo de la Galería Nacional de Germain Bazin. Últimamente La Forêt de
Praga, que informa acerca de una composi- Fontainebleau, un atelier grandeur nature,
ción de la colección de Horák; el precio de Dir. Chantal Georgel, Editions RMN, Paris
Díaz de un cuadro confiscado por la Gestapo 2007.
durante la Segunda guerra mundial, se da en 4
Sáva Šabouk (ed.), Encyklopedie světového
los años bélicos en 15.000 Coronas (véase malířství, Praha 1975, p. 20 ad vocem.
AA 2030/3). – Sobre Barbizon y su tradi- 5
Olga Uhrová, “Krajinné motivy ve fran-
ción véase Roger Karampournis, Barbizon. couzské kresbě a grafice 19. a 20. století ze
Le Village des Peintres, Barbizon, s. d. Entre sbírek Národní galerie v Praze”, Štěpánská 35,
otros títulos Jean Bouret, L´école de Barbizon 9–12, 1999, p. 55.
et le paysage français au 19 siècle, Neuchâtel 6
Christoph Heilmann, Michael Clarke and John
1972, que relata una historia detallada de la Sillris, Corot, Courbet und die Maler von Bar-
escuela de Barbizon, el aporte de los diferen- bizon. « Les amis de la nature », Haus der
tes artistas y su inclusión en el contexto de la Kunst, Muenchen, 4. II. – 21. IV. 1996, ante
época. – Otros datos pueden buscarse también todo p. 55.
en publicaciones generales o artículos que se 7
Luigi Grassi – Mario Pepe, Dizionario della
refieren al desarrollo, a la evolución en gene- Critica d’Arte, II. VTET, Torino, p. 519.
ral del paisajismo francés del s. XIX, como 8
Germain Bazin, “Volání přírody”, en: José
por ejemplo en C. Gleiny, “Triomphe des Pijoan y col., Dějiny umění 8, Praha 1981,
paysagistes françaises à Londres”, Galerie p. 219.
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9
Marie Mžyková. Křídla slávy, Praha 2001, y comerciante que fue miembro del curato-
catálogo no numerado, cap. II. rio del Museo de Artes Decorativas de Praga
10
Heilmann, op. cit., pp. 222–236, 393, 470. entre 1903 y 1923.
11
Vincenc Kramář, “Dnešní kulturní reakce 14
Průvodce po Moderní Galerii, Praha 1934
a Moderní galerie”, in: O obrazech a gale- (ed. V. Volavka), p. 18, nr. cat. 281. Rincón
riích, Praha 1983, p. 418, recuerda que se trató del bosque. Véase también la versión alemana
de la primera compra de cuadros modernos Führer durch die Moderne Galerie in Prague,
(junto con cuadros de Th. Rousseau, Monti- 281. Wald. Stilleben. En el catálogo Výstava
celli y acuarelas de Signac), aunque, lo cual vybraných děl 14.–20. stol., Národní galerie,
considera característico, se trató de una retros- Praha 1945, Díaz no figura.
pectiva francesa. 15
Ladislav Kesner, Národní galerie v Praze. Sbírky
12
Saur, op. cit., la lista en la p. 130 no menciona ve Šternberském paláci, Praha 1965, p. 61;
La Habana. A eso podemos agregar cuadros E. Bénezit, op. cit., menciona idéntica mues-
canadienses, por ejemplo Études et petits for- tra de la estampilla de venta (cachet de vente):
mats du 19e siècle. Collection du Musée des VENTE DIAZ. En la exposición Od Delakroa
Beaux‑Arts de Montréal, Montréal 1980, que do Pikasa, Francusko slikarstvo 19. i 20. veka iz
registra en la p. 39, nr. cat. 6. Au coeur de la sbirke Narodne galerije u Pragu, Narodni muzej
forêt; 7. A l’orée du bois y el nr. 8. La forêt de Beograd. 1971. Cat. ed. O. Macková, introduc-
Fontainebleau. ción M. Kolarič, nr. 16 fue registrado en francés
13
Anon., “Die französiche Kunst des vergange- como Silence des bois (sic!).
nen Jahrhunderts”, Prager Presse (Praga) IV, 16
Sbírka francouzského umění. Šternberský
16. 11. 1924, nr. 316, p. 7. Noticia acerca de palác. Národní galerie v Praze. Praha 1966.
la compra en 1924 de la col. de Leon Bondy Catálogo O. Macková, p. 14.
(26. 7. 1860 – 15. 10. 1923), industrial 17
Prager Presse (cit. en nota 13).
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18
Mistři barbizonští, Galerie Dra. Feigla, abril– Paris 1968 (cat. ed. P. Miquel). – El mismo
mayo 1933, nr. cat. 8. Venus con los putti, autor trató sobre el tema dentro del contexto
70 × 49. Reprod. de la escuela de Fontainebleau en 1975 –
19
Od Poussina k Picassovi, Mistrovská díla Véase Le paysage français au XIX siècle.
Muzea A. S. Puškina v Moskvě, Národní gale- 1824-74, Paris 1975, sobre todo la p. 289
rie, Praha 1972. Textos I. Antonova y otros; en el capítulo L´école de la nature. El autor
nr. cat. 13. Venus con Amor en el regazo. Este murió el último día del año 2002 a sus 80
museo ruso posee todavía el cuadro La tor- años, pero todavía le dio tiempo de prepa-
menta se aproxima (L’aproche de l’Orage) rar un catálogo crítico (catalogue raisonné)
del año de 1871. En la Unión Soviética (hoy de la obra de Díaz en dos tomos, que apare-
Rusia) fue expuesto también el cuadro titulado ció a finales del año 2007. – De los artículos
Poljana, circa de 1840 (?), óleo sobre tela, dedicados exclusivamente a Díaz hay que
49 × 65, comprado 1882 – Véase Francuz mencionar C. Bourgeois, “Le peintre Nar-
skaja živopis iz muzej Francii. Moskva 1971. cisse Diaz”, L´information d´histoire de l´art
20
Henri Poire, Smyslnost v umění výtvarném, (Paris), janv.–fev. 1968, no. 1 y Haavard
Praha, s. d., cca. 1925, p. 123: … “También Rostrup, “Díaz de la Peña”, Meddelelser
Narcisse Virgille Diaz, maestro de un color fra Ny Carlsberg Glyptotek (Copenhague),
gracioso, tocará el tema (de Venus), en el que 28, 1971, pp. 19–24. De entre publicacio-
para, naturalmente, también G. Moreau…”. nes más antiguas hay que mencionar por lo
21
H. Roujon, Díaz de la Peña, Les peintres menos David Croal Thomson, The Barbizon
illustrés, Huit reproductions facsimiles en school of painters. Corot, Rousseau, Diaz,
coleurs. Pierre Lafitte, Paris, s. d. (1912), Millet, Daubigny, etc., London 1891. – Véase
60 p. (con 8 repr. a color). De este libro saco también Ottův slovník naučný, VII, 1893,
varios datos. Roujon alude como fecha de pp. 473–474, o Enciclopedia Universal Ilus-
nacimiento el día 21. 8. 1809. El habitual- trada Europeo‑Americana, Madrid, XVIII,
mente confiable Thieme–Becker, op. cit., p. 890, que reproduce en la p. 888 sus Gita-
ibid., señala el año de 1808, que está acep- nos de la Academia de Artes Plásticas en San
tado generalmente, también se da el de Petersburgo. A diferencia de otras literatu-
1807. Otras informaciones difieren sobre la ras, esta enciclopedia da como causa de su
fecha. De las numerosas monografías anterio- muerte, resfriado en un entierro.
res: F. Burty, N. Diaz. Paris 1877. – F. Petit, 22
Výstava přírůstků 1957–1962, Obrazy.
Diaz. Paris 1877. – J. Clarettie, Diaz. Paris Národní galerie v Praze, junio–julio 1962,
1882. – Mollet, Diaz. London 1890. – Una introducción L. Kesner, textos O. Macková
monografía la representa el catálogo de la y otros. Reseña: L. Kesner, “Výstava přírůstků
exposición en la galería Le Pavillon des Národní galerie”, Výtvarná práce (Praga) X,
Arts, Rue de Seine: Narcisse Díaz de la Peña, 1962, nr. 14, pp. 4–6 sólo menciona a Díaz.
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La Facultad de Filosofía y Letras de la Univer- o la República de Sudáfrica. Cada institución está
sidad Carolina ingresó al proyecto internacional representada por dos investigadores y dos estu-
“Red CLIOHres” (Creating Links and Inno- diantes de posgrado. Además, se crea alrededor
vative Overviews for a New History Research de cada institución involucrada un círculo de cola-
Agenda for the Citizens of a Growing Europe), boradores externos. Aunque entre los miembros
proyecto de investigación aprobado por la predominan claramente los historiadores, en la Red
Comisión Europea dentro del Sixth Framework CLIOHres están representadas casi todas las cien-
Programme, a desarrollarse entre 2005 y 2009. cias sociales (antropología, historia de la literatura,
El objetivo principal del proyecto es crear un historia del arte, lingüística, etc.). Los miembros
extenso colectivo internacional de cooperación están divididos en seis grupos de trabajo temáticos:
para los investigadores en historia y otras disci- 1) Estados, Legislación, Instituciones; 2) Poder
plinas humanistas. Mientras que por medio del y Cultura; 3) Religión y Filosofía; 4) Trabajo,
programa Sócrates/Erasmus la Comisión Europea Género y Sociedad; 5) Fronteras e Identidades;
apoya la cooperación y unificación en la esfera 6) Europa y el mundo. La mayor parte del tra-
de la enseñanza universitaria (esfuerzos para bajo se desarrolla precisamente dentro de estos
identificar puntos de referencia comunes, compe- limitados grupos de trabajo, cuyos miembros se
tencias específicas de la disciplina y criterios de encuentran dos veces al año y preparan juntamente
nivel y progresión para los programas de historia, volúmenes en los que se presentan los resultados
intercambio de estudiantes y profesores), el Sexto de cada grupo. Además, se publican las disertacio-
Programa posibilitó la interconexión de las esfe- nes de los miembros jóvenes del proyecto. Todos
ras de la práxis pedagógica y la investigación. En los textos originados en el proyecto se publi-
base a las experiencias y contactos procedentes can en la editorial Edizioni Plus de Pisa; además,
de los programas Sócrates/Erasmus se creó una están accesibles gratuitamente en la página de
red de investigadores, con el fin del intercambio CLIOHres (www.cliohres.net).
efectivo de los resultados de las investigaciones De la Universidad Carolina, Luďa Klusáková
y su publicación rápida y continua. Además de (Seminario de Historia General y Comparativa
corroborar los contactos entre las instituciones, del Departamento de Historia Mundial) y Markéta
el proyecto también centra la atención en la edu- Křížová (del Centro de Estudios Ibero-America-
cación de los estudiantes de posgrado y su plena nos) desarrollan su labor dentro del quinto grupo
integración en la investigación. temático (Fronteras e Identidades). Los 32 miem-
La sede del proyecto está en la Università di bros de este grupo proceden de 14 instituciones
Pisa. Participan en él 180 miembros de 45 univer- de once países. La mayoría de ellos representan
sidades y centros científicos de 32 países: además a universidades: Galway (Irlanda), Graz (Austria),
de los países de la Unión Europea, también inves- Cracovia (Polonia), Toulouse (Francia), Alcalá
tigadores de Suiza, Islandia, Noruega, Bulgaria (España), Cardiff (Gran Bretaña), Cluj y Suceava
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No es quizás exagerado hacer constar que en los por František Vrhel (Praga)
últimos años la antropología lingüística se halló (Escrito en español por el autor)
(casi de repente) bajo el signo de un debate (desde
el punto de vista de la historia de la disciplina en
ningún caso nuevo) sobre una existencia posible Pavel Štěpánek, Afinidades históricas e cul-
de la llamada lengua “primitiva”, “no‑completa” turais entre o Brasil e a República Tcheca,
o la lengua de lagunas de alcance estructural. La Prefácio S. E. Affonso Emílio de Alencastro Mas-
manzana de la discordia la causó la lengua y cul- sot, Embaixador do Brasil. Brno: L. Marek 2008,
tura pirahã presentadas en una serie de estudios 300 págs.
(en especial en el “Cultural Constraints on Gram-
mar and Cognition in Pirahã”, 2005) del lingüista En el libro reseñado el autor Pavel Štěpánek
de campo estadounidense Daniel L. Everett, serie ofrece un mosaico de momentos históricos,
que alcanzó su punto culminante en el libro rese- sociales y culturales que representan los con-
ñado. En el mismo su autor presenta y argumenta tactos entre la sociedad checa y la brasileña. El
sobre varias consecuencias etnolingüísticas de mencionado mosaico incluye narraciones de
las “gaps” en la gramática pirahã que –conforme descubrimientos y realidades soprendentes; las
Everett no cesa de subrayar– dejan entrever el presenta en un horizonte histórico que se remonta
antiguo problema de la influencia de la cultura a primeras informaciones escritas en la len-
sobre el lenguaje implicando de este modo una gua checa en el año 1506 por Mikuláš Bakalář
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● Charles University in Prague is the largest educational institution in the Czech Republic.
It has a unique publishing tradition which can be traced back to the 16th century.
● Karolinum Press is a university nonprofit publisher established in 1990. Since then it has
produced more than 4 000 titles, which makes it the largest publisher of scientific and
educational books in the Czech Republic.
● We cooperate with specialized booksellers, archives, libraries and other cultural in-
stitutions in the Czech Republic and abroad, our representatives regularly attend major
Czech and European book fairs (Frankfurt, London).
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and backlist see
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tel./fax: +420 224 491 448
opening hours: Mo – Fri 9 am – 7 pm
Sat – Sun 11 am – 5 pm
WITTLICH, Petr
Sculpture of the Czech Art Nouveau
Prague 2001
1 st edition
hardback, 431 pp.
ISBN 80-246-0235-0
The English version of the major book from Petr Wittlich which
charts the crisis and development of Czech monumental sculpture
at the turn of the 19th/20th century and explores the new decorative
style associated with the movement known as Secession or Art
Nouveau. The author presents and defines the individual and
common features of the work of F. Bílek, S. Sucharda, L. Šaloun,
Q. Kocian, J. Mařatka, B. Kafka and J. Štursa. The author focuses
on their creative as well as individual contributions and he also
appreciates their common tendency towards being human, i.e. humans placed within the
universal myth of his origins and mission. The book is abundantly illustrated and is designed
for the general reader as well as the specialist. A German translation is also available.
BASS, Eduard
The Chattertooth Eleven
Prague 2009
1st edition
hardback, 250 pp.
400 CZK
ISBN 978-80-246-1573-8
In 1922, the same year that saw the establishment of the Czechoslovak
Football Association, a former singer and cabaret director from Prague
published a novel about soccer. Eighty-six years later, that novel, Eduard
Bass’s The Chattertooth Eleven, has been reprinted more than thirty
times, has been made into a film, and is one of the most popular works
of Czech fiction in history.
With The Chattertooth Eleven, Bass tells the extraordinary adventures of an ordinary father,
Chattertooth, and his eleven sons—whom he has raised as an unbeatable soccer team. This
humorous tale—set in the aftermath of World War I—celebrates fair play and perseverance
while simultaneously taking a gently ironic stance towards the Czech infatuation with
soccer.
This edition, in a new graphic layout by Zdeněk Ziegler, is accompanied by charming
illustrations by Jiří Grus and will be indispensable to literati and sports enthusiasts alike.