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Músicas tradicionales
y turismo en México
Georgina Flores Mercado
E. Fernando Nava L.
(compiladores)
Identidades en venta
Músicas tradicionales
y turismo en México
México, 2016
ML3544
I24
ISBN: 978-607-02-8174-7
Los derechos exclusivos de la edición quedan reservados para todos los países de habla
hispana. Queda prohibida la reproducción parcial o total, por cualquier medio, sin el
consentimiento por escrito de su legítimo titular de derechos.
ISBN: 978-607-02-8174-7
Índice
Introducción......................................................................................................... 9
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Índice
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Introducción
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Introducción
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Introducción
(…) los gobiernos de estos países al tener bajos niveles globales de visi-
bilidad, frecuentemente usan las listas de la unesco como una forma de
visibilizar a sus propios países. En muchos casos, este reconocimiento
es utilizado para conseguir apoyos internacionales para su conserva-
ción y gestión pero también como una herramienta de mercadotecnia y
promoción” (Timothy y Nyaupane, 2006: 11).
1 Los reconocimientos son citados aquí con los nombres registrados en la Lista Represen-
tativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la unesco.
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Introducción
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Introducción
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Introducción
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Introducción
Hacer una geopolítica del turismo implica pensar, en parte, quién defi-
ne y cómo los destinos, los costos y el rol que debe jugar cada región
geográfica en la expansión del turismo a nivel mundial. Consideramos
que en el ámbito turístico no debemos perder de vista la relación nor-
te-sur, en tanto que los países del sur deben acondicionar sus territorios
y costumbres a los gustos de los turistas del norte. Esto no quiere decir que
los turistas ricos del sur no realicen viajes hacia el norte, o en sus propios
países. Lo que queremos resaltar es que los costos ambientales, econó-
micos y culturales son más altos en los países del sur que en los del
norte. Estas desigualdades han sido reconocidas por la misma Organi-
zación de las Naciones Unidas (onu). En su programa ambiental de
1979 citaba entre las desventajas el endeudamiento para comprar equi-
pamientos, como autobuses y otro tipo de servicios, la destrucción y
contaminación ambiental por la construcción de hoteles, entre otros;
asimismo, la explotación laboral, los pagos por asesoramiento, el des-
plazamiento de poblaciones para crear parques naturales o corredores
turísticos, etc. (Lea, 1988). En esta relación desigual, el sur también
debe insertar en el circuito del mercado sus prácticas culturales tradi-
cionales, es decir, aquellas que le permiten construir su identidad y
diferenciarse del resto del mundo. Reflexionemos a partir de algunas
investigaciones realizadas al respecto.
A finales de los años ochenta, los antropólogos Gewertz y Errington
(1991) realizaron un interesante estudio sobre el turismo y las ideas de
desarrollo y progreso entre los chambri, pueblo originario de Papúa
Nueva Guinea. Los chambri sostenían relaciones de larga duración
con otros pueblos de la región a través del trueque de objetos, como
redes y conchas de mar, lo que les permitía ser de cierta forma autosu-
ficientes. El dinero no existía para ellos. Al conseguir su independencia,2
el nuevo gobierno promovió el turismo como forma de desarrollo. Los
chambri, con apoyo gubernamental, construyeron la infraestructura
2 Papúa Nueva Guinea fue colonizada en el siglo xix por Gran Bretaña, Alemania y los
Países Bajos.
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Introducción
3 Brevemente podemos decir que el ritual de iniciación consiste en hacer cientos de pe-
queñas cortadas con navajas en la espalda y la parte alta de los brazos y las piernas
de los jóvenes; estas cortadas representan las mordidas de los cocodrilos ancestrales.
Son realizadas por hombres expertos que actúan lo más rápido posible (media hora en pro-
medio) para no causar tanto dolor. Mientras la sangre recorre los cuerpos, los jóvenes
permanecen recostados bocabajo, sobre la espalda de su acompañante ritual, quien todo el
tiempo le murmura palabras de apoyo. Los iniciados mastican nuez de areca para mitigar
el dolor y tratan de mantener una actitud relajada todo el tiempo. Los jóvenes y sus fami-
lias entonan cantos la noche anterior y durante la realización del ritual sólo los hombres
adultos lo hacen, tan fuerte que las madres y hermanas no pueden escuchar los lamen-
tos de los jóvenes iniciados (Gewertz y Errington, 1991).
4 La resonancia de estos tambores de base hueca es producida al empujarlos arriba y aba-
jo en el agua.
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Introducción
5 Los etnomusicólogos debaten si esta danza, que se presenta desde los años treinta, fue
creada específicamente para el turismo o no. En todo caso, hay acuerdo en que ha exis
tido la colaboración entre balineses y no balineses para representarla; también ha aparecido
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en el cine desde 1948. Si bien no es considerada una danza ritual, sí evoca al ethos sagrado
colectivo al utilizar simbolismos propios del hinduismo de Bali y retomar los ritmos de los
cantos que acompañan al sanghyang, mediante el cual los danzantes entran en trance
(Dunbar-Hall, 2006).
6 Danzas clasificadas como bali-balihan con gamelan (danzas-drama), topeng (danzas con
máscaras), wayang kulit (teatro de sombras) y kreasi baru (danzas de nueva creación, pero
basadas en la tradición musical) (Dunbar-Hall, 2006).
7 Ropa que no es de fácil acceso para las personas extranjeras (Dunbar-Hall, 2006).
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una mezcla del mento de Jamaica, del son cubano, del original calipso trinitario, el cual
se modificaría después de los años ochenta al combinarse con ritmos del reggae y de la salsa
(Monestel, 2005: 27).
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Bibliografía
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Introducción
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Urry, John (1991). The tourist gaze: Leisure and Travel in Contempo-
rary Societies. Londres: sage.
Vargas-Cetina, Gabriela (2009). “Through the othering gaze: yu-
catecan trova music and ‘the tourist’ in Yucatán, México”. En Cultural
Tourism in Latin America. The Politics of Space and Imagery, compilado
por Michiel Baud y Annelou Ypeij, 69-92. Leiden/Boston, ma: Brill.
Wang, Ning (1999). “Rethinking authenticity in tourism experience”.
Annals of Tourism Research, 26 (2): 349-370.
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Turismo, música y danzas tradicionales
de los pueblos indígenas
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“Esto es música p’urhépecha…” Pireris, pirekuas
y turismo en Michoacán1
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El presente texto forma parte de los resultados del proyecto de investigación “Usos
sociales del patrimonio cultural: El impacto social de la denominación de la pirekua
Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la unesco”, financiado por el
papiit-unam (proyecto in 301014).
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be este texto.
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4 Dada la alta migración de los p’urhépecha hacia las grandes ciudades en México o hacia
Estados Unidos, debemos tomar en cuenta que el contexto comunitario también puede
(re)construirse fuera del territorio p’urhépecha, a partir de prácticas que cohesionan a los
migrantes, como la propia música tradicional. Son pocos los estudios que se han realiza-
do para conocer qué sucede con la producción y reproducción de las pirekuas en la comu-
nidad migrante. La investigación de Cecilia Reynoso (2011) puede considerarse un estudio
pionero en este ámbito. Una síntesis de este trabajo puede leerse en “Algunas estrategias
compositivas de la pirekua”, en el libro Pirekua. Canto poco conocido coordinado por Pedro
Márquez (2015).
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5 Por ejemplo, en el concurso de Zacán se suelen beber afuera del recinto donde se realiza
el evento, dado que no está permitido hacerlo adentro.
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Con lo descrito hasta aquí podemos tener una idea acerca de cómo
la concepción turística de la música p’urhépecha estructuró un nuevo
contexto que sin duda produjo nuevas funciones, usos y significa-
dos de las pirekuas a los generados tradicionalmente en los contextos
comunitarios.
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6 Entre las preguntas básicas que Merriam sostiene para recurrir a esta herramienta de
análisis está la de “saber no sólo qué es una cosa sino, y más significativo, qué es lo que
hace por las personas y cómo lo hace” (1964: 209). En este sentido, el autor propone diez
funciones de la música: 1. Expresión emocional, 2. Goce estético, 3. Entretenimiento,
4. Comunicación, 5. Representación simbólica, 6. Respuesta física, 7. Refuerzo de con-
formidad a las normas sociales, 8. Refuerzo de instituciones sociales y ritos religiosos, 9.
Contribución a la continuidad y estabilidad de una cultura y 10. Contribución a la integra-
ción de la sociedad (1964: 219-227). Cada una es desarrollada por el autor y contempla
diversos aspectos culturales vinculados a la práctica musical de una sociedad. En espe-
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cial, nos interesa considerar algunas de estas funciones para visualizar el panorama desde
donde la música puede ser observada y analizada en el contexto turístico. Entre éstas se en-
cuentran la expresión emocional, el goce estético, el entretenimiento, la comunicación, la
representación simbólica y la respuesta física.
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7 Durante el trabajo de campo, algunos músicos jóvenes comentaron que las autoridades
del municipio les han impedido tocar música p’urhépecha con su orquesta en el muelle o
en la plaza Vasco de Quiroga con el argumento de que “dan mal aspecto”.
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Los instrumentos que usan los pireris son guitarras. Si bien son los
tradicionales de la pirekua, su uso también responde a las condiciones
en que deben interpretarla. La guitarra, al ser ligera, les permite la
movilidad por distintos espacios, mientras que el uso de otros ins
trumentos sería mucho más difícil, por lo que el tipo de pirekua que
más conocen los turistas, o los centros urbanos, es la interpretada con
guitarras, aunque sabemos que también se hace con orquesta, banda
o grupo:
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pues yo siento que sí los hacemos bien, que lo hacemos bien ahí en los
lugares donde andamos. Al menos a mí… yo sí trato de hacer mejor las
cosas, porque el público pues… sí lo merece también, lo merece y bue-
no, yo siento hacerlo, pues… bien (entrevista a Sergio y Vidal Alejo
Reynoso, 2014).
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tar las pirekuas se acercó a una familia para preguntar si les habían
gustado, una de las personas le respondió: “Pues… sí, la música está
bonita pero no te entendimos nada, no se entiende lo que dicen”. Las
frases y el tono de voz insinuaban que debían cantar en español.
Por otra parte, los pireris experimentan la indiferencia de los clientes
hacia este canto declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad, lo
que afecta su estado de ánimo:
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yo me siento bien, cómodo, me siento… yo creo que debe ser así, ¿no?,
porque estoy cantando algo nuestro… yo soy feliz con el traje típico. Y
siempre que hay oportunidad, siempre ando así. Inclusive, a veces en
los actos cívicos que hacemos en las escuelas, yo voy así, con mi traje
típico… (entrevista a Pedro Morales, 2013).
a la dueña como que no le gusta, pero a la gente que está ahí como que
sí. En una ocasión unos clientes me llamaron; iban a almorzar y me
llamaron: “¡Oye!, ¿no puedes tocarnos unas pirekuas?” Sí, con mucho
gusto, y dice la señora: “No, no puedes cantar”, y los que me habían
pedido cantar dijeron: “Ah, entonces, si no le vas a dar permiso, enton-
ces nos vamos a otro lado”, así que ella me dijo: “Entonces, cántale,
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En los festivales culturales de las islas Yunuén y Pacanda presenciamos la participación
de duetos de pireris, y en estos mismos días se organizó un “encuentro de músicos y pire-
ris” en Uranden, al cual, a decir de algunos músicos, se asiste más por gusto que por alguna
remuneración económica.
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Los concursos son especiales (…) a uno ya le nace el venir, por gusto,
porque pos viene uno aquí al frío y al azar, pues si gana o no gana nada
uno, pues ya estamos aquí, contentos, nos sentimos orgullosos de pre-
sentarnos en el escenario y dar lo que nosotros hemos ensayado (…)
nosotros sabemos que de antemano ganamos porque siempre que te subes
a un escenario nos aplauden, ¡y ya desde ahí ya estamos ganando!…
(entrevista a Ramón Ramírez, 2014).
pirekuas: una fiesta patronal, una fiesta familiar, un concurso, un festival, o en un restauran-
te, y si se trata de un público conocedor de la música p’urhépecha. En general, se puede decir
que esta actitud se mide por el nerviosismo o la relajación que cada una de estas ocasiones
le producen al músico, y en este sentido cada uno tiene mayor o menor preferencia por cier-
tos espacios de ejecución. Se puede pensar que cada ocasión es distinta y que probablemente
practicar o ensayar sea algo deseable para varios músicos. En relación al compromiso y la
relajación está también la categoría de “sentimiento”, como una experiencia de identificación
con la música p’urhépecha que tanto músicos como escuchas que aún mantienen la lengua y
varias de sus tradiciones esperan experimentar, en un espacio preparado como un concur-
so, una fiesta patronal, etcétera.
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(de Ichupio), Taria Keri (de San Pedro Cucuchucho), Kaxumbekua (de
Ihuatzio) y el dueto Alma P’urhépecha, que obtuvo el primer premio
en el concurso. El tipo de agrupaciones fueron, principalmente, duetos
con guitarras y orquestas de cuerdas y se excluyeron las bandas de
viento y los conjuntos o grupos.
En general, participaron agrupaciones formadas por familias, que
incluían niños, o bien integradas por jóvenes, con pireris de todas
las edades: señores mayores de sesenta años, hombres y mujeres
jóvenes y una niña. El repertorio presentado incluyó las pirekuas am-
pliamente difundidas, como “Flor de canela”, que se cantó tanto en
p’urhépecha como en español, pero también se escucharon otras
menos conocidas, como “Caballituru jandukutin”, de Jacinto Rita, y
“Los ahogados”, del músico de Ichupio. En cuanto a la interpretación,
llamó la atención que una de las agrupaciones de pireris cantó “Male
Severiana” al unísono, lo cual no es común de escuchar.
Si bien los concursos pueden ser un evento donde los niños y jóve-
nes adquieren el nivel musical necesario para una competencia de
este tipo, al mismo tiempo se afirman y legitiman como forma hege-
mónica para la ejecución de pirekuas y se convierten en un referente
para la difusión de esta manifestación cultural.
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de relación más complejas y diversas. Así, para los pireris tocar y can-
tar tanto en restaurantes como en los concursos les permite salir de la
comunidad para conocer otros lugares —o regresar a los ya conoci-
dos— y presentarse frente a grupos sociales diferentes. En estos
contextos, la identidad p’urhépecha se experimenta de diferentes for-
mas: la experiencia puede ser positiva, por ejemplo cuando los turistas
elogian su música, su canto y su idioma, reconociendo el valor e
importancia cultural de los pueblos indígenas para México, aunque
puede resultar negativa, como cuando se les impide la entrada a los
restaurantes o cuando los clientes actúan de manera indiferente. De
igual forma, en los concursos deben asumir la imposición de reglas
generadas desde los ayuntamientos, que de alguna manera regulan
tanto su ejecución musical como su identidad cultural, haciéndolas
un estereotipo y reduciéndolas a un ícono turístico.
Respecto a la dinámica de las pirekuas, consideramos que estos
contextos potencializan mínimamente su composición, constituyén
dose como espacios más para la difusión-repetición de las amplia-
mente conocidas que para la creación. Esto nos lleva a la función de
las pirekuas y la música como formas de entretenimiento, donde el
turista promedio puede tener una actitud más bien pasiva o indife-
rente, pero también atenta a lo que sucede, y responde bailando o
tomando fotografías. Esto sucede sobre todo cuando se busca un en-
cuentro con “lo exótico”, “lo típico” o “lo auténtico”, generando senti-
mientos nacionalistas o de reivindicación de “lo mexicano”.
El contexto turístico promueve el estilo tradicional en la ejecución
de las pirekuas. Si bien esto puede ser algo positivo, también produce
una imagen fosilizada, estática y estereotipada de este canto tradicional.
El cambio sociocultural de este patrimonio inmaterial ocurre, sin duda,
en sus significados comunitarios, donde el canto es una forma de
comunicación con otros p’urhépecha, de dar consejos, de transmitir
sentimientos propios del pireri pero que pueden ser experimentados
por otros p’urhépecha.
Cantar pirekuas en los restaurantes si bien tiene una función eco-
nómica, al mismo tiempo tiene una identitaria, aunque activada de
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Bibliografía
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Discografía
Entrevistas
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Impacto del advenimiento turístico
en la práctica músico-dancística del palo volador.
El caso de la expresión del Totonacapan
veracruzano de la costa
1 Es importante señalar que gran parte del contenido de este capítulo es resultado del
trabajo etnográfico y de análisis que realicé para mi tesis de maestría en etnomusicología
(López, 2014).
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Héctor López de Llano
ritual.
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Esquema 1
Proceso ceremonial del ritual de los voladores en el contexto religioso
Misa
Ascesis previa Ascesis Arrastre 1 día
intermedia fiesta
12 días son del arrastre patronal
12 días
Ascesis final
Búsqueda del Corte Levantamiento
palo volador 12 días
son del corte
sones alegres son del perdón
1 día
1 día
Vuelo
4 No discutiré en este capítulo el papel que tienen estas ferias o festivales en las prácticas
culturales; sólo voy a delinear aspectos relevantes de la actividad económica alterna de
los danzantes.
5 No a trataré en esta ocasión la hegemonía de la socio-región de Papantla sobre las otras,
pero hay que mencionar el papel del estado y los particulares en la sobreproyección y ex-
plotación, en diversos sentidos, de la expresión papanteca.
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Impacto del advenimiento turístico del palo volador
contratos en ferias estatales o municipales del país y solicita el traslado del mástil hasta el
lugar donde se realizará el evento. Esto resulta más atractivo para los organizadores, pues
comprar e instalar un mástil para una feria eventual es muy costoso.
8 Para revisar a detalle las especificaciones técnicas y operativas del equipo de vuelo, véase
López, 2014: 15-22. El tecomate es la superficie sobre la que danza el caporal en la cima
del palo volador y también la que suspende el “cuadro”, que es la estructura cuadrangular
sobre la que se sientan los voladores en la cima del mástil.
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Impacto del advenimiento turístico del palo volador
10 “Voladas” es un término que utilizan los mismos danzantes para designar las repre
sentaciones del rito del vuelo; por ejemplo, “en un día hacemos unas quince voladas”
(entrevista al danzante Ernesto García).
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Héctor López de Llano
del vuelo. Los artesanos generan sus redes comerciales con otros dan-
zantes, inicialmente sus familiares, que a su vez los recomiendan con
compañeros de otros grupos. Algunos comerciantes de las comunida-
des de la socio-región de Papantla también forman parte de esta red
comercial. Estos intermediarios compran los productos a los arte
sanos y los venden en los centros turísticos de la región (zonas
arqueológicas, ciudades, playas, etc.) o a otros intermediarios forá-
neos, quienes los comercializan en centros turísticos del interior de la
república.
El volumen de producción de la flauta y el tambor para ser vendi-
dos como artesanía supera enormemente la producción para su uso
como instrumentos musicales. Esto se debe a que la elaboración para
el ámbito estrictamente musical depende generalmente de los mis-
mos caporales activos y sólo en ocasiones muy esporádicas (por falta
de tiempo o, rara vez, por falta del conocimiento) se encarga a los
artesanos. Ernesto Bautista, volador retirado y ahora artesano, fabrica
y vende en promedio unos cuarenta “juegos” artesanales de flauta y
tambor por semana para el turismo, y ocasionalmente un par por año
para ser usados como instrumentos musicales de otros caporales.11
Cuando estos juegos de artesanías comienzan a circular en dicha red
el costo inicial puede elevarse desde cuatro hasta diez veces, o más,
que el pagado al artesano. Ernesto Bautista asegura que sus comprado-
res no están dispuestos a gastar más de veinte pesos por cada juego, o
quince pesos por tambor y cinco por cada flauta.
Los voladores activos que se encuentran trabajando en diferentes
sitios del país son intermediarios de los artesanos, además de danzan-
tes, pues en sus viajes a sus comunidades se aseguran de surtirse de los
suficientes juegos de artesanías para la temporada que les tocará traba-
jar y así complementar también sus ingresos. Dependiendo del grupo
de danzantes y del lugar de trabajo, generalmente realizan de seis a
quince “voladas” en un día regular y durante cada una de ellas se crea
el espacio propicio para comercializar las artesanías. Cabe mencionar
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Impacto del advenimiento turístico del palo volador
que los sitios donde están las “plazas de volador” son un espacio en
donde coexisten, además del grupo de danzantes, otros vendedores
ambulantes de artesanías y de alimentos que ofrecen sus productos a
los turistas que observan la representación del rito del vuelo.12
Es necesario decir que cuando los danzantes no tienen una plaza
fija de trabajo venden las artesanías en sitios de afluencia turística. Esta
actividad la realizan ataviados con el traje de volador e incluso tocando
algún “son” con su flauta y tambor para llamar la atención del turismo.
Esto lo pude observar en la costa de Tecolutla, donde había más de
cuatro o cinco danzantes recorriendo las calles centrales del poblado y
la playa. Sin embargo, en las entrevistas realizadas en campo varios
danzantes comentaron que es una actividad económica alterna que
realizan en diversas playas del estado de Veracruz (figura 2).
12 La “plaza de volador” es el sitio donde se ha erigido un palo para llevar a cabo la
representación del rito del vuelo.
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13 El “regateo” es una práctica en la cual un comprador solicita al vendedor bajar el precio
del artículo que le ofrece. Por lo general se efectúa personalmente, ofreciendo un monto
menor, a lo cual el vendedor puede negarse o proponer un precio intermedio.
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Impacto del advenimiento turístico del palo volador
cales en la representación del rito del vuelo. Pareciera que para los
turistas está codificado un imaginario acústico en la flauta y el tambor
que gira en torno al rito del palo volador y, por lo tanto, a una parte de
la identidad del pueblo totonaco.
14 La ceremonia de corte, arrastre y siembra del palo volador ya no forma parte indispen-
sable del rito en el contexto festivo ritual de las comunidades por la escasez del árbol de
tsakat-kiwi, utilizado para el palo volador, y los altos costos que implica hacerla hoy en día.
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15 La ceremonia del palo volador que presencié en 2012 responde a este contexto.
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3. Son del perdón. Caporal Heladio García. Zona arqueológica El Tajín, Veracruz.
Fotografía: Héctor López.
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Esquema 2
Paradigma del tambor, pulsación ternaria
= 90-120
Pulsación │ │
el toque de tambor. No siempre se tocan las subdivisiones (represen-
tadas con corcheas en el esquema 2), sino que a veces se presentan las
realizaciones (también mostradas en el esquema 2). La velocidad
de la pulsación oscila entre las 90 y las 120 por minuto, la negra con
punto.16
Los elementos coreográficos mantienen una estrecha relación con
la estructura musical de esta pieza, “pues éste es un son para danzar”,
afirmó el danzante Ernesto García en la entrevista. En la siguiente
estructura genérica podemos observar la relación que tienen los ele-
mentos musicales formales, representados en el primer nivel con
números romanos, y los elementos performativos, representados
en los niveles subsecuentes con letras. Dicha estructura genérica tam-
bién da una idea general de la estructura de la pieza (esquema 3).17
16 Por razones de extensión de este texto, voy a obviar el significado de algunas categorías
empleadas en el análisis musical. Las categorías propias del análisis, la metodología, los
criterios de transcripción y análisis musical, así como la construcción del corpus musical
estudiado, pueden consultarse ampliamente en López, 2014: 101-150. En este apartado
sólo me dispongo a mostrar los resultados de dicho análisis y algunas generalidades del
repertorio.
17 He llamado estructura genérica a la realizada con los elementos formales y performativos
mínimos que le otorgan identidad a cada una de las piezas del repertorio. Esta estructura
es el resultado del análisis y cruzamiento de datos del corpus musical estudiado en López,
2014: 101-150.
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Esquema 3
Son del perdón, estructura genérica
Intro. I.................. I.................. II III............................... II III.............................. II......... III............................... II III............................... X I.................. Final
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Impacto del advenimiento turístico del palo volador
embargo, los danzantes no reconocen estos sones como parte del re-
pertorio empleado en la representación del rito del vuelo.
Una vez que los cuatro voladores terminan de enredar los lazos rea-
lizan su amarre a la cintura con un nudo llamado “número ocho”
(entrevista al danzante Anastasio Tiburcio). Este nudo no se ajusta ni
se afloja, donde se amarra, ahí permanece. El amarre debe hacerse en-
tre la cadera y las costillas flotantes, ya que si se amarra a la altura de la
cadera existe el riesgo de que resbale el amarre del danzante.
Ahora el caporal debe subir al tecomate, en la cima del palo volador.
Se sienta mirando al oriente, que es la dirección “donde nace el sol y
comienza a pitar el son de los cuatro puntos cardinales”, explicó el
danzante Ernesto García en entrevista (figura 4).
En este son los elementos coreográficos están a cargo del caporal.
Las reverencias son realizadas ahora sólo por el caporal y son distintas
a las del son del perdón.
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Esquema 4
Son de los cuatro puntos cardinales, estructura genérica
Intro. ............. II..................... II..................... I...................... I...................... Final
v R g v R g v R g v R
Oriente Norte Poniente Sur
Esquema 5
Paradigma del tambor, pulsación binaria
= 145-167
Pulsación
90
Impacto del advenimiento turístico del palo volador
Esquema 6
Cambio de pulsación, tambor
= 90 = 145
Pulsación
pertinente a transcribir fue el pulso, representado con una pequeña
línea vertical sobre la corchea con acento métrico (esquema 6).
Regresando a la estructura genérica de esta pieza, al igual que en el
primer son, tenemos una introducción con el tambor que va de dos a
cuatro pulsaciones. Esto tiene lugar en la sección inicial de pulsación ter-
naria. Luego se expone una primera frase musical con determinados
enunciados musicales que dependerán del estilo de cada músico. Después
hay una segunda frase musical bien diferenciada de la primera, que es la
que dará lugar a las reverencias. En esta segunda frase, la pulsación cam-
bia a binaria. En el caso de las versiones revisadas, existe una regularidad
en un enunciado melódico de perfil ascendente utilizando los grados i-
iv-vi-i’ y reposando en una nota larga en el grado vi durante la sección
de pulsación binaria. Este enunciado es el que “anuncia” la reverencia,
indicó el danzante Ernesto García en entrevista (esquema 7).19
Después de este aviso de reverencia, el caporal mueve la cabeza y el
torso de izquierda a derecha, y al contrario, en repetidas ocasiones [v].
Después realiza la reverencia al sol echando el torso hacia atrás y con
un impulso debe recuperar la postura, para quedar sentado [r]. Utiliza
las piernas, pues se detiene con los pies de los lazos que sujetan la
manzana y el cuadro. Cuando el caporal realiza su reverencia, el dan-
zante que se encuentra a sus espaldas debe inclinar su cuerpo y
recorrerlo a un lado para evitar un choque. En el momento cúspide
de la reverencia tiene lugar un enunciado musical bien diferenciado del
19 Las alturas representadas en el esquema 7 no son alturas absolutas (estos criterios de análisis
y transcripción son explicados en López, 2014: 107-114); se trata de una abstracción
de las digitaciones empleadas por los flauteros en el repertorio. Los grados de la escala
empleada son sólo una propuesta de ordenamiento para el análisis.
91
Héctor López de Llano
Esquema 7
Reverencia, “aviso”. Perfil melódico i-iv-vi-i’-vi
Anastacio = 145
Tiburcio
M
│
Ernesto
García E
│
│
Máximo
A
Juárez
│
92
Impacto del advenimiento turístico del palo volador
93
Héctor López de Llano
Esquema 8
Son de la invocación al dios sol, estructura genérica
Intro. I.... II.............. I.... II.............. I.... Final
Z Z
Oriente Poniente Oriente
caporal cree que no vale la pena correr el riesgo por las condiciones
atmosféricas, el ánimo del grupo o el insuficiente número de especta-
dores, esta pieza no se lleva a cabo.
Como en todos los sones del repertorio, tenemos una introducción
en pulsación ternaria con el tambor que marcará la velocidad de la mis-
ma (esquema 8). Se presenta una primera frase musical que servirá para
segmentar las secciones siguientes. A continuación tenemos una segun-
da frase musical bien diferenciada de la primera. Esta segunda frase es
muy importante porque durante ella tiene lugar la sección de zapateado
[z]. Este elemento coreográfico está a cargo solamente del caporal.
El zapateado guarda una relación con la música, pues el golpe debe
coincidir con el acento métrico de las realizaciones rítmicas del tam-
bor, como podemos observar en el esquema 9.
Este zapateado consta de diez a dieciséis golpes con el pie derecho
sobre la manzana, dependiendo del régimen de giro. Esto sucede mien-
tras el caporal gira 180 grados desde la posición donde se encuentra
(oriente) sobre su propio eje vertical. El giro puede ser de derecha
a izquierda o viceversa y lo hace semiinclinado para tener un centro de
gravedad más amplio.
Una vez que el caporal se encuentra de frente al rumbo opuesto del
que partió, recompone su postura erguida y reexpone la primera frase
musical para después hacer el zapateado nuevamente y quedar de
frente al rumbo inicial (oriente).
Anastasio Tiburcio, danzante, declara que los muy jóvenes o “quie-
nes realmente nacieron para esto” hacen el zapateado más complejo.
Esto es, cada sección de zapateado es precedida por una reverencia
ejecutada con un enunciado musical en pulsación binaria, en la cual el
caporal inclina su cuerpo hacia atrás, y cuando recompone su posición
(erguido) hace el zapateado con el enunciado correspondiente girando
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Impacto del advenimiento turístico del palo volador
Esquema 9
Relación métrica, pulso-zapateado
= 90
+ +
Flauta
Tambor
Zapateado
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Héctor López de Llano
6. Son del vuelo. Caporal. Gerardo García. Centro de las Artes Indígenas,
parque Takilhsukut, Papantla, Veracruz.
Fotografía: Héctor López.
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Impacto del advenimiento turístico del palo volador
Esquema 10
Son del vuelo, estructura genérica
Intro. I....... II...................................................................................... I...... Final
V A
hace mientras los danzantes aún están volando y antes de que toquen
tierra se desliza por uno de los lazos.
De acuerdo con las versiones analizadas, los músicos reconocen per
fectamente una sección inicial en pulsación ternaria, una sección central
en pulsación binaria o de “golpe doble”, como señaló el danzante
Carlos F. Castaño, y una tercera sección nuevamente en pulsación ter-
naria para dar paso a la sección final (esquema 10).
En las secciones con pulsación ternaria (representadas en la estruc-
tura genérica con corchetes cuadrados en los extremos) se expone una
frase musical bien diferenciada de la que se toca en la sección de pulsa-
ción binaria. Esta sección central de golpe doble, de inicio, es la señal
para que los danzantes salgan del cuadro. En dicha sección se presenta
una segunda frase musical que se repetirá periódicamente hasta antes
de que los voladores hayan aterrizado. Mientras continúan las últimas
vueltas del vuelo se toca la frase musical inicial de la sección de pul-
sación ternaria para que cuando finalmente los voladores aterricen el
caporal toque la característica sección final de las piezas.
En una de las versiones estudiadas, la estructura carece de la sección
inicial de pulsación ternaria. Esto se debe a que el músico trabaja en un
grupo donde generalmente vuelan tres danzantes y el caporal, así que
el caporal es propiamente uno de los voladores y vuela mientras toca
este son. Para esto, primero coordina la salida del cuadro con sus com-
pañeros (aún sin música) y después de un par de vueltas toma la flauta
y el tambor, que tiene asegurados en el pantalón, para comenzar a tocar.
A manera de cierre
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Impacto del advenimiento turístico del palo volador
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Héctor López de Llano
Bibliografía
Entrevistas
102
El canto tradicional de los comcáac,
el rock y el turismo
Introducción
103
Otila María Caballero Quevedo, Alejandro Aguilar Zeleny
El mundo comcáac:
encuentros y desencuentros con la otredad
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El canto tradicional de los comcáac, el rock y el turismo
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El canto tradicional de los comcáac, el rock y el turismo
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Otila María Caballero Quevedo, Alejandro Aguilar Zeleny
Los comcáac aseguran que los sonidos a través de los cantos llegan a la
memoria, donde se almacena su identidad; esto es, el sonido abre el
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El canto tradicional de los comcáac, el rock y el turismo
Existe un canto considerado por la etnia como uno de los más antiguos
por lo que dice. Fue recopilado y traducido por Marlett (2008) con la
ayuda de René Montaño. Este canto reporta la creación del universo y
la tierra por su principal deidad, Hant Caai, y destaca la función del
sonido en la vida de los comcáac.
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Otila María Caballero Quevedo, Alejandro Aguilar Zeleny
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El canto tradicional de los comcáac, el rock y el turismo
El rock comcáac
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Otila María Caballero Quevedo, Alejandro Aguilar Zeleny
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El canto tradicional de los comcáac, el rock y el turismo
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Otila María Caballero Quevedo, Alejandro Aguilar Zeleny
2. Grupo Hamac Caziim, incluyendo por primera vez a mujeres de la etnia, en las
fiestas del Pitic, en Hermosillo, Sonora, 2013. Fuente: Alonso Castillo, 2013.
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El canto tradicional de los comcáac, el rock y el turismo
Los comcáac llaman la atención de los turistas como una de las et-
nias más antiguas de Sonora y por su gran diferencia con otras más
conocidas, como la yaqui y la mayo. Actualmente, algunas visitas a terri
torio comcáac son organizadas por manejadores turísticos particula
res (cocsar), y la mayoría de las veces las ganancias no son equitativas
para la etnia; por ejemplo, si el grupo de turistas va a la isla Tiburón,
allá adquiere sus artesanías, y al volver a la playa ya no compra al resto
del pueblo. El turismo comcáac se promueve, la mayoría de las veces,
por organizaciones particulares y no colectivas.
En los años recientes, dependencias como la Comisión Nacional para
el Desarrollo en los Pueblos Indígenas (cdi), la Dirección de Culturas
Populares, el Instituto Sonorense de Cultura y el Instituto Municipal
de Cultura, Arte y Turismo (Imcatur) del municipio de Hermosillo,
entre otras dependencias, han apoyado y promovido la celebración
del año nuevo comcáac/seri como una forma de encuentro entre los
comcáac y los cocsar, con la finalidad de conocer las tradiciones y
raíces indígenas. Actualmente, los comcáac inician la celebración de
la llegada del año nuevo el 30 de junio y terminan el 1 de julio.
Año con año el desierto arde, desde el inicio de los tiempos: vientos
calientes llegan desde el desierto a la costa; imperan tonos amarillos y
grisáceos, y uno podría jurar que hasta los saguaros y otras cactáceas
han perdido color. Tan sólo dominan los tonos amarillos de las choyas.
Mientras tanto, las especies marinas se alejan hacia las profundidades
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Otila María Caballero Quevedo, Alejandro Aguilar Zeleny
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El canto tradicional de los comcáac, el rock y el turismo
7. Al fondo y dentro del mar se encuentra don Antonio Robles Torres entonando
xepe án cöicóos y hehe án cöicóos, cantos de la naturaleza y el mar, en un evento para
celebrar el aniversario del grupo de rock Hamac Caziim. Punta Chueca, Sonora.
Fuente: Otila Caballero, 2011.
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Otila María Caballero Quevedo, Alejandro Aguilar Zeleny
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El canto tradicional de los comcáac, el rock y el turismo
Por esta razón, las danzas colectivas ante el cantor se realizan en círcu-
lo. Es el solsticio, y representa su entendimiento del mundo; la historia
es cantada y el punto central es la música, el canto y la palabra, que
amalgaman la tradición. Este proceso ritual se vio enfrentado por la
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Otila María Caballero Quevedo, Alejandro Aguilar Zeleny
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El canto tradicional de los comcáac, el rock y el turismo
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Otila María Caballero Quevedo, Alejandro Aguilar Zeleny
Hoy en día, en los primeros años del nuevo siglo y milenio, sin lugar a
dudas son grandes y complejos los retos que enfrentan los pueblos ori-
ginarios de México a partir de una neocolonización que intenta dominar
y controlar territorios, recursos naturales y formas de vida con armas de
fuego y otros métodos utilizados a lo largo de la conquista española y la
construcción del México independiente y contemporáneo.
Ante este panorama, la visión turística tradicional tiende a imponer
puntos de vista, formas y métodos de negociación, convirtiendo la cul-
tura en tradición y la ritualidad en espectáculo; así, a los comcáac y demás
pueblos indígenas se les propone el turismo y el ecoturismo como
las mejores alternativas para obtener recursos económicos. En general,
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El canto tradicional de los comcáac, el rock y el turismo
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Otila María Caballero Quevedo, Alejandro Aguilar Zeleny
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El canto tradicional de los comcáac, el rock y el turismo
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Bibliografía
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El canto tradicional de los comcáac, el rock y el turismo
Entrevistas
135
Turismo e invención de las tradiciones musicales
y dancísticas
Bailar para el turismo. La “Danza de los viejitos”
de Jarácuaro como artesanía
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Jorge Amós Martínez Ayala
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Bailar para el turismo. La “Danza de los viejitos”
El turismo
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Jorge Amós Martínez Ayala
You will not be long in México until you hear, “Janitzio… el perfume de
mi amor”.
Along the shores of Lake Janitzio are twenti-odd Tarascan villages,
most of them poor collections of lowly hovels (Berlin, ca. 1939: 206,
255-256).1
1 “No estará usted en México hasta escuchar ‘Janitzio… el perfume de mi amor’. A lo largo
de las orillas del lago de Janitzio (sic) hay más de una veintena de pueblos tarascos, la ma-
yoría pequeños grupos de chozas bajas”.
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Bailar para el turismo. La “Danza de los viejitos”
Desde abajo, habría que aplicar también la mejor técnica del cine. La cá-
mara frente a cada puestecillo. La cámara desde los más diversos ángu-
los… El indio, lento de movimientos; manchado de sol, de vívido sol y
de sombras de hojas de fresnos, el roto petate del sombrero, la camisa,
la tilma, y los calzones de “mantita”. Frente a las cazuelas de Santa Fe, los
jarritos, las ollas vidriadas, los cazos de cobre, el deshilado de Aranza,
los trasteros, las guitarras, los molinillos de Paracho (Maillefert, 1989:
105-106).
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Jorge Amós Martínez Ayala
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Bailar para el turismo. La “Danza de los viejitos”
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Jorge Amós Martínez Ayala
2 Debo esta clarificación de las dos subdivisiones en los géneros dancísticos de “los vieji-
tos” al maestro, músico y bailarín Gerardo Méndez Cisneros, que dirige el ballet de la Casa
de la Cultura de Morelia, quien conoció, tocó y bailó con muchos de los personajes que
aparecen nombrados a lo largo de este trabajo.
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La patrimonialización
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Bailar para el turismo. La “Danza de los viejitos”
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161
Jorge Amós Martínez Ayala
162
Bailar para el turismo. La “Danza de los viejitos”
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Jorge Amós Martínez Ayala
Hemerografía
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De tunkules, zacatanes y flautas de barro.
La recreación de la música prehispánica
en el ámbito hotelero de Cancún
Introducción
165
Víctor Acevedo Martínez
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De tunkules, zacatanes y flautas de barro
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Víctor Acevedo Martínez
Cancún
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De tunkules, zacatanes y flautas de barro
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Víctor Acevedo Martínez
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De tunkules, zacatanes y flautas de barro
5 Se trata de quenas afinadas, usadas en la música sudamericana, aunque existen ejempla-
res prehispánicos hechos de hueso con boquillas similares a las quenas. En este caso no
se usan para hacer referencia a estos instrumentos, sino por la facilidad de conseguirlas.
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Víctor Acevedo Martínez
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De tunkules, zacatanes y flautas de barro
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Víctor Acevedo Martínez
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De tunkules, zacatanes y flautas de barro
7 Las guitarras de conchero son cordófonos cuya caja de resonancia es una concha de
armadillo. Es precisamente por el uso de este instrumento que los danzantes de esta tradi-
ción reciben el nombre de “concheros”.
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Víctor Acevedo Martínez
8 Los ayoyotes son la cáscara de una semilla que produce un árbol llamado fraile; esta se-
milla tiene la peculiaridad de ser muy dura, por lo que es ideal para hacer sartales para los
tobillos, que suenan al danzar.
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Víctor Acevedo Martínez
La experimentación con
instrumentos musicales prehispánicos
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La continuidad de los
instrumentos musicales prehispánicos
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De tunkules, zacatanes y flautas de barro
Palabras finales
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Víctor Acevedo Martínez
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De tunkules, zacatanes y flautas de barro
“maya pax” se toca en las celebraciones que hacen los ritualistas cruz´ob
en sus santuarios, donde entre otras deidades rinden culto a la cruz,
símbolo que se convirtió en oráculo y aglutinó a los mayas rebeldes a
finales del siglo xix.
Pero la riqueza y la autenticidad no importan mucho, pues las repre-
sentaciones que se hacen en los hoteles son para turistas, esos extraños
viajeros producto del gran capital ávidos de comprar un paquete que
incluya visitas a lugares donde se recrea la naturaleza, la historia o la
comida de los sitios a los que viajan, dispuestos a convivir con los luga-
reños siempre y cuando sean los prestadores de servicios de los hoteles
que visitan.
Bibliografía
183
Víctor Acevedo Martínez
Discografía
184
Turismo, comunidad y músicas tradicionales
Entre lo colectivo y lo comunitario.
Formas de interacción social
en los ámbitos comunitarios y turísticos
de la música de mariachi
187
Alejandro Martínez de la Rosa
las diferencias que existen no entre una tradición vieja y otra novedosa,
sino entre un mariachi comunitario y otro de masas. Por último deter-
minaré por qué negar esta diferencia provoca, en términos de política
pública, una predilección por los ámbitos de representación turística de
la manifestación cultural, en detrimento de los contextos de interac-
ción social más íntimos.
188
Entre lo colectivo y lo comunitario
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Alejandro Martínez de la Rosa
190
Entre lo colectivo y lo comunitario
Tabla 1
comparación entre el mariachi del siglo xix y el del siglo xx
Características de los mariachis Características de los mariachis
de la segunda mitad del siglo xix a partir de la tercera década del siglo xx
Antiguo Moderno
Rural Urbano
Músicos ocasionales Músicos profesionales
Indumentaria regional Indumentaria estereotipada
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Alejandro Martínez de la Rosa
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Entre lo colectivo y lo comunitario
Hoy que traigo en el sombrero / más colgajos que un danzante sin sabor,
no soy charro ni mariachi, / soy purito contlapache
de los que hay en Nueva York, / Hollywood les dio el pitazo,
me vistieron de payaso / y no se fijen, porque es peor.
“Me quitaron lo mariachi” (Flores, 2001: 241).
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Alejandro Martínez de la Rosa
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Entre lo colectivo y lo comunitario
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Entre lo colectivo y lo comunitario
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Alejandro Martínez de la Rosa
Tabla 2
Modelo de cambio a partir de la propuesta de Giménez
(2009)
Amalgama
Asimilación Incorporación
Transformación
Diferenciación División
Proliferación
Asimilación Amalgama
Incorporación
Mutación
Diferenciación División
Proliferación
Funte: Elaboración propia.
Tabla 3
Cambios en las músicas rurales del siglo xvi
Por su modo
Por su amplitud de alteración
Proceso de cambio en las Transformación Asimilación Amalgama
músicas rurales del siglo
xvi al xix
Fuente: Elaboración propia.
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Entre lo colectivo y lo comunitario
Tabla 4
Cambios en las músicas de mariachi del siglo xx
Por su modo
Por su amplitud de alteración
Proceso de cambio en las Mutación Diferenciación Proliferación
músicas de mariachi
a partir del siglo xx
Fuente: Elaboración propia.
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Alejandro Martínez de la Rosa
Tabla 5
Cambios en las músicas rurales hacia el siglo xxi
Por su modo
Por su amplitud de alteración
Proceso de cambio en las Transformación Asimilación Amalgama
músicas rurales hacia el
siglo xxi
Fuente: Elaboración propia.
200
Entre lo colectivo y lo comunitario
201
Tabla 6
Comparación entre ámbitos comunitario y urbano del mariachi
Etapa histórica Acciones desde la comunidad Acciones desde el ámbito urbano
Del siglo xvi a fines Músicos comunitarios traspasan sentidos pro Imposición de manifestaciones musicales eu-
del siglo xviii pios a manifestaciones musicales de actores ropeas a músicos comunitarios y censura o
emergentes para apropiárselos en el contexto indiferencia ante las manifestaciones musica-
comunitario (transferencia de significados en les comunitarias (imposición de significados
su propio contexto) hegemónicos)
De la Independencia Músicos y promotores urbanos se apropian
a la Revolución de manifestaciones culturales comunitarias
De la tercera a la sexta Músicos comunitarios traspasan sentidos pro para someterlas a objetivos e intereses pro-
202
décadas del siglo xx pios a manifestaciones musicales de actores pios (extraversión cultural)
urbanos en contextos urbanos aunque puedan
ser interpretados en la comunidad (transfe-
rencia de significados en otro contexto)
De la séptima década Algunos actores comunitarios buscan preser- Algunos actores urbanos buscan preservar y
del siglo xx a la actualidad var y reivindicar sus manifestaciones culturales reivindicar manifestaciones culturales comu-
comunitarias (transferencia de significados en nitarias (fabricación de autenticidad y pro
su propio contexto, o fabricación de autenti ducción de identidades primordiales)
cidad)
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Alejandro Martínez de la Rosa
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Entre lo colectivo y lo comunitario
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Entre lo colectivo y lo comunitario
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Entre lo colectivo y lo comunitario
Conclusiones
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Alejandro Martínez de la Rosa
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Entre lo colectivo y lo comunitario
que desconoce las tradiciones locales y por eso se le ofrece una espec-
tacularización-folklorización —que acepta como parte de su identi-
dad— que tiene como características la espontaneidad, la superficia-
lidad y la fugacidad. Una identidad mecánica.
Precisamente, la poca importancia que tiene el conocimiento de
los códigos profundos del baile de tarima del mariachi en los eventos
de escenario —folklóricos— hace que cualquier persona pueda par-
ticipar de uno de estos conciertos, porque su interacción social se re-
duce a aplaudir y tal vez a gritar en algún momento. Esta banalidad de
interacción colectiva permite que una manifestación comunitaria
compleja pueda tener un gran número de adeptos en cualquier parte
del país y el mundo. Este mariachi cinematográfico es una invención de
la política cultural y una falsificación de la cultura.
Este análisis no busca fundamentar la crítica desde la idealización
de un pasado mejor o de la vida rural, ni tampoco definir el valor del
mariachi tradicional por autenticidad o belleza. La propuesta es valo-
rar el modo de interacción social en el que se construye comunidad y
camaradería de manera más profunda y compleja, más que la relación
de consumo fugaz y superficial, no porque la comunidad tenga tintes
idílicos, sino porque su construcción implica una armonización más
sólida del interés cultural en el ámbito concreto de la recreación
musical y dancística. La discusión no debe ser si la tradición cambia o
no, o si debería hacerlo —que al final son juicios de valor—, sino cuál
es el tipo de interacción social que se necesita para comprender la
complejidad que tienen nuestras culturas.
La paradoja es que mientras más se toma conciencia del valor del
patrimonio cultural inmaterial mayor es la amenaza de que el turismo
afecte a la propia manifestación. Y esto sólo puede ser contrarrestado
o reducido con el conocimiento de las tradiciones y la atención al
lento proceso de intervención tanto por parte del investigador y el
promotor como por parte del turista. Como vimos, la política cultural
ha llevado esta pseudotradición a los escenarios urbanos a donde
llega el turista y no ha promovido la interacción con los verdaderos
portadores de la tradición. Hay un desinterés por ese ámbito que cuen-
ta, por supuesto, con carencias económicas que no se quieren mostrar
213
Alejandro Martínez de la Rosa
214
Tabla 7
Clasificación del mariachi por sus modos de interacción
Parámetro Clasificaciones
Por el modo de escenificación Tradicional Popular Masivo
(familiar rural) (urbano profesional) (de grandes escenarios)
Por el modo de interacción social Comunitario Colectivo Colectivo
215
(orgánico íntimo) (mecánico fugaz) (mecánico fugaz)
Por su idealización temporal Antiguo Moderno Moderno
(original auténtico) (popular) (mediático)
Por el ámbito laboral Eventual Profesional Profesional
Ejemplos Mariachi Los Tíos, Mariachis de la plaza Garibaldi Vicente y Alejandro
de Villa Purificación y del barrio de San Juan de Dios Fernández
Fuente: Elaboración propia.
Alejandro Martínez de la Rosa
Bibliografía
216
Entre lo colectivo y lo comunitario
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Narrativas y representaciones, coordinado por Lourdes Arizpe, 205-
230. México: Universidad Nacional Autónoma de México/Consejo
Nacional para la Cultura y las Artes.
217
Turismo en torno a los encuentros
de huapango en la Huasteca
219
Aideé Balderas Medina
punto de cruz que portan con gran dignidad los habitantes de Hueycua-
titla, Benito Juárez y el cerro de Ixcacuatitla, Chicontepec, en Veracruz.
La elegancia de las cueras de Llera, Tamaulipas, seduce a cualquier
comprador, así como los sombreros ribeteados de Tantoyuca.
La vida festiva en la Huasteca es muy intensa. Dos de las actividades
más importantes son el carnaval y el xantolo (Sevilla, 2002). Las com-
parsas xantoleras de Tempoal, Veracruz, se han hecho famosas dentro
y fuera de la región. Las televisoras locales acuden como abejas al panal
para poder captar las imágenes de las máscaras monumentales, hechas
de madera de pemuche. Ya lo decía Nicandro Castillo: “esas Huastecas,
quién sabe lo que tendrán, el que una vez las conoce, regresa y se queda
allá” (Rivas, 2003: 173).
La Huasteca es una región cultural situada geográficamente en diver
sos municipios de seis estados: Hidalgo, Puebla, Querétaro, San Luis
Potosí, Veracruz y Tamaulipas (figura 1).
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3 Para conocer más sobre la vida en las cantinas y el huapango, véase Eliazar Velázquez
(2011).
4 Más información sobre la obra y vida de don Heraclio Alvarado en Román Güemes
(2008).
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Turismo comunitario:
encuentros comunitarios de huapango
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5 Para conocer un poco más sobre las actividades culturales que desarrollan en Tepetzin
tla, Veracruz, véase Aideé Balderas (2013).
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233
Tabla 1
Encuentros comunitarios de huapango
Nombre Estado Localidad y municipio Fecha
XXV Fiesta Anual del Huapango Veracruz Amatlán, Naranjos 28, 29 y 30 de noviembre
XIV Fiesta del Huapango Veracruz Tecomate, Copaltitla, 25 y 26 de julio
Tepetzintla
234
XIII La Cascada del Huapango Veracruz Colatlán, Ixhuatlán de 27 y 28 de diciembre
Madero
XI Festival del Huapango Veracruz Tamalín 8 de agosto
XI Encuentro de Huapango Veracruz San Sebastián, Tantoyuca 6 de enero
VIII Fiesta Huasteca Veracruz Citaltépetl 2, 3 y 4 de mayo
VII Encuentro de Huapango. Fiestas de Veracruz Ixhuatlán de Madero Última semana de julio
San Cristóbal
VI Fiesta del Huapango Veracruz Platón Sánchez 20 de abril
XV Fiesta del Huapango Veracruz Tepetzintla 25 y 26 de julio
II Festival Anual de Huapango Indígena Veracruz Cumbre de Soltepec, 28 y 29 de diciembre
Chicontepec de Tejeda
Nombre Estado Localidad y municipio Fecha
V Chiquifiesta del Huapango Veracruz Tepetzintla 1 de noviembre
IV Encuentro de Tríos y Danzas Hidalgo Calnali 19 de marzo
VII Fiesta del Huapango, en la celebración Tamaulipas Antiguo Morelos Actualmente ya no se
de la repoblación de Antiguo Morelos realiza
IV Fiesta del Huapango San Luis Potosí Tanquián 21 y 22 de febrero
IV Festival Huasteco Puebla Xochitlán de Vicente 24 de agosto
Suárez
VIII Festival Huapango y Tradición Querétaro Querétaro Primer fin de semana de
septiembre
235
II Festival del Huapango. El Caimán del Tamaulipas Tampico Junio
Carpintero
XX Festival de la Huasteca Hidalgo, Puebla, Agosto
(organizado por instituciones federales Querétaro,
y estatales) San Luis Potosí,
Veracruz y
Tamaulipas
Fuente: Elaboración propia, Balderas, 2015.
Aideé Balderas Medina
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Encore…
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Bibliografía
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Discografía
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Turismo de masas, espectacularización
e industrias culturales
Culturas musicales e industrias culturales
en el desarrollo turístico del
Totonacapan veracruzano
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1 Esto está ligado a los procesos de cambio en las sociedades conforme a las transforma-
ciones globales. Así, cada época genera su imagen del turismo con el propósito de captar
otros lugares.
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Enfatizar el caso del festival Cumbre Tajín como parte del objeto de
análisis se debe a que la espectacularización de la cultura mediante fes-
tivales y espectáculos públicos hace suponer que éstos expresan la
esencia y autenticidad de una cultura porque en ellos se dramatizan sus
valores centrales y aparecen los personajes representativos de la socie
dad (Fuller, 2008), tal y como ocurre con los miembros de las comuni-
dades totonacas que participan en dicho festival mediante demostra-
ciones sobre las diversas formas de ejecutar sus danzas tradicionales y
la música que las acompaña, el diseño y la producción de artesanías, la
preparación de alimentos característicos de su cocina tradicional, el
empleo de plantas medicinales, cantos y rezos como parte de sus prác-
ticas médico-terapéuticas, el uso de su vestimenta tradicional (princi-
palmente de los totonacas de la costa), además de la fluidez con que se
les escucha dialogar en su lengua materna.
Por otro lado, cabe señalar que además de concentrarse en un espa-
cio y tiempo que ha sido pensado ex profeso para tal propósito, tienen
la ventaja de ofrecer los acontecimientos —marcados comúnmente por
el calendario ritual y festivo— más significativos de la vida cotidiana
en la comunidad, lo que sería más complicado de apreciar por los turis-
tas en otra época del año, a no ser que su presencia coincidiera con las
fechas en que se llevan a cabo dichas prácticas rituales, cotidianas y fes
tivas. De este modo, el festival permite cumplir con las expectati-
vas típicas de cierto turismo: la promesa de presenciar a los aspectos
inaccesibles de otras culturas durante un tiempo y espacio determi-
nados (Fuller, 2008: 106-107).
Sin embargo, después de la primera edición del festival Cumbre Ta-
jín en el año de 1999 (llevada a cabo en las inmediaciones de la zona de
monumentos arqueológicos de El Tajín) se generaron numerosas pro-
testas por parte de académicos del Instituto Nacional de Antropología
e Historia (inah), alumnos de la Escuela Nacional de Antropología e
Historia (enah) y de la Universidad Veracruzana, así como de diversas
organizaciones no gubernamentales y de la ciudadanía en general del
municipio de Papantla, para rechazar que dicho festival se realizara en
el interior del sitio arqueológico, por lo cual se creó el parque temático
Takilhsukut, buscando reorientar el contenido del festival e incluir a las
248
Culturas musicales e industrias culturales
2 La regeneración cultural implica reconocer el valor de la propia cultura y fincar en ella
esfuerzos autónomos de transformación e interacción con otras culturas. Se refiere tam-
bién a un método de reflexión-acción vinculado a las comunidades indígenas, según el
cual se define un estilo específico de interacción entre ellas a través del respeto a sus cul-
turas y el diálogo intercultural, expresado en un discurso teórico y político, que en el
caso de México fue impulsado por la Dirección General de Culturas Populares e Indígenas
(dgcpi) y la unesco a principios del 2003, así como por la Universidad de la Tierra, en el
estado de Oaxaca. Sin embargo, la forma en que la Cumbre Tajín y el Centro de las Artes
Indígenas (cai) del parque temático Takilhsukut pretenden impulsar este proceso de
regeneración cultural va más en el sentido de la promoción turística y la espectaculariza-
ción y teatralización de la cultura totonaca.
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7 Que coincide con el Plan Veracruzano de Desarrollo 2011-2016 y con el Acuerdo Nacio
nal por el Turismo.
8 Entre las cuales se sitúa el Totonacapan veracruzano, denominado Región Totonaca. Las
nueve regiones restantes son: 1. Región Turística de la Huasteca Alta; 2. Región Turística
de la Huasteca Baja; 3. Región Turística del Nautla; 4. Región Turística de la Capital, Cul-
tura y Aventura; 5. Región Turística de las Montañas, Altas Montañas; 6. Región Turística
del Sotavento, Primeros Pasos de Cortés; 7. Región Turística Papaloapan; 8. Región Turís-
tica de los Tuxtlas, y 9. Región Olmeca.
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Culturas musicales e industrias culturales
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teri d´Elx, reconocido como obra maestra del patrimonio oral e inmaterial de la huma-
nidad en 2001, y el Centro de Cultura Tradicional Museo Escolar de Pusol, inscrito en el
Registro de Buenas Prácticas de Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial en 2009.
11
Junto con el municipio de Tecolutla y la Costa Esmeralda, que representa uno de los
destinos de sol y playa más cercanos a la capital del país.
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12 A pesar de que el son huasteco se identifica con lo mestizo, no es ajeno a las comunida-
des indígenas, que contribuyen a darle continuidad y desarrollarlo al incluirlo en los diver-
sos ámbitos de su vida cotidiana.
13 Aunque el significado y el simbolismo son los mismos en todas las regiones.
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Culturas musicales e industrias culturales
15 Categoría similar a la de Pueblos Mágicos pero otorgada por el gobierno veracruza-
no con el propósito de convertir a las poblaciones que cuentan con determinadas caracte-
rísticas y recursos en destinos para el turismo cultural, el turismo étnico y el ecoturismo.
16 La música que acompaña a esta danza se ejecuta por un solo músico; la instrumenta-
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Culturas musicales e industrias culturales
la República, y pues nos presentamos los cinco días que dura el festival.
Nosotros ya estamos ahí de planta. Viendo la necesidad que tenemos,
los organizadores nos apoyan, nos dan una gratificación, a cada uno nos
dan nuestra aportación, aunque ésta varía; a veces nos dan un poquito
más, a veces un poquito menos. Nos han dicho que con nuestra música
podrían invitarnos a otros países; si nos invitaran nos gustaría ir para
darnos conocer y conocer también otros lugares (entrevista a don
Arnulfo, integrante del trío huasteco Los Caimanes de la Sierra, Zozo-
colco de Hidalgo, mayo de 2010).
Por último, al igual que los tríos huastecos, las bandas de música de
viento ocupan un lugar importante en el espacio comunitario, ameni-
zando todo tipo de eventos, como festividades patronales, ritos funera-
rios o actos cívicos, políticos y deportivos. Lo mismo tienen presencia
en la sierra que en la costa y en ambos lados del Totonacapan (Puebla
y Veracruz), así como en otras latitudes de México. Aunque común-
mente la música de bandas de viento se relaciona con entidades del
país como Oaxaca, Michoacán, Puebla, Hidalgo, Guerrero, Morelos
y estado de México, tiene presencia en toda la República y es practi
cada tanto por agrupaciones indígenas como por no indígenas. En la
región de estudio, es ejecutada principalmente por nahuas, otomís y
totonacos.
Como ejemplo, la banda de música El Palmar Tajín, del barrio El
Palmar, kilómetro 40, perteneciente a la comunidad indígena de El Tajín,
municipio de Papantla, además de contar con un amplio repertorio de
danzones, valses, marchas, pasodobles, corridos y hasta cumbias, busca
promover su repertorio en el ámbito comunitario, municipal y regio-
nal, “con el fin de fortalecer la música tradicional popular”, refiere don
José de Luna, director de la banda. Lo mismo participa en importantes
festividades del municipio, como la celebración de Corpus Christi, el
festival Xanath, Todos Santos y las festividades decembrinas, que en
las fiestas patronales de las diferentes localidades que integran el muni-
cipio de Papantla y los circunvecinos. Al mismo tiempo, su repertorio
ha encontrado cabida en la Cumbre Tajín, donde los integrantes se
265
Federico Gerardo Zúñiga Bravo
Consideraciones finales
17 Con calzón y camisa de popelina blanca acompañados por dos pañuelos de organza de
color, bordados con flores y orillados a gancho con hilos de colores, colocados en el cuello
y la cabeza; con un sombrero grueso tejido a tres trenzas de palma y botines negros cerra-
dos hasta el tobillo.
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Bibliografía
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Vacaciones al ritmo de la tambora.
Músicos itinerantes, bandas de viento y turismo
de Semana Santa en Puerto Peñasco, Sonora
273
Igael González Sánchez
3 José Rubén Núñez, músico porteño entrevistado, explicó que todos tienen primos o fa-
miliares viviendo en Arizona, lo que permite a los porteños el acceso a servicios educati-
vos y bienes de consumo “americanos” (entrevista realizada el 18 de mayo de 2014).
274
Vacaciones al ritmo de la tambora
4 En ambos se retoma a Jordi Borja y Manuel Castells (1998), donde el término refiere a
la configuración excluyente de la ciudad en zonas de riqueza y pobreza.
275
Igael González Sánchez
5 Esto opera, al igual que en otros destinos turísticos de sol y playa, mediante una serie
de conjuntos o megadesarrollos enclavados en la franja costera y custodiados por personal de
seguridad, donde se demarca el acceso. Dividido en varias zonas, según el estrato social y
económico de sus habitantes.
276
Vacaciones al ritmo de la tambora
277
Igael González Sánchez
6 José Núñez fue a Hermosillo con inquietudes musicales y, al cabo de un tiempo, formó
parte de una de las bandas más importantes de la escena alternativa local: López-Pérez
<http://www.myspace.com/lopezperezoficial>. En Puerto Peñasco formó una de las pri-
meras bandas de rock: Los Bichos Raros. Posteriormente formó parte del grupo de fusión
latina La Culebra (entrevista realizada el 18 de mayo de 2014).
7 “Festival de Jazz”, nota de Víctor Salazar, De Frente (edición digital), 10 de octubre de
278
Vacaciones al ritmo de la tambora
Arizona
New Mexico
Phoenix
Chandler Alamogordo
Mexicali
Tucson Las Cruces
Ensenada Juárez
Heroica
Nogales
Reserva de la Biosfera
Alto Golfo de California Caborca Nuevo Casas
y Delta del Río Colorado
Grandes
Hermosillo
Chihuahua
Heroica Delicias
Parque Natural del Guaymas Cuauhtémoc
Desierto Central de Ciudad
Baja California Ciudad Camarco
Yaqui Obregón
Golfo de Navojoa Hidalgo
California del Parral
Los Mochis
Guasave
Culiacán
La Paz Durango
8 Es, por ejemplo, el caso de los grupos La Culebra o King Size, que en el ínterin del trabajo de
campo se desintegraron, dando origen a otras bandas que retoman las experiencias previas para
mejorar sus estrategias comerciales, según comenta Roberto Ortega, trompetista hermosillen-
se con experiencia laboral en Puerto Peñasco (entrevista realizada en agosto de 2014).
279
Igael González Sánchez
Podría decirse que en Puerto Peñasco hay música para todos los gustos
y necesidades, siempre atendiendo las modas musicales del momento.
Las llamadas “temporadas” describen la cantidad de trabajo entre los
músicos. La más importante para los músicos radicados ahí inicia con
los refrescantes pero aún cálidos vientos otoñales (octubre-noviem-
bre) y dura hasta principios de marzo. Se trata de la mejor temporada,
ya que hoteles y condominios aseguran espectáculos para sus huéspedes
característicos: snowbirds y babyboomers, o sea, gringos retirados que
pasan la temporada invernal en el puerto y sus alrededores. Según los
músicos entrevistados, este público consume musicalmente el rock clásico
en inglés, jazz y los llamados ritmos “latinos” (o latin music). Para los
músicos de Peñasco, estos clientes son los que convienen, ya que dejan
buenas propinas, adicionales al monto del contrato convenido con el
hotel o empresa de servicios turísticos. Estas últimas poco a poco han
designado personal encargado exclusivamente de la contratación de
espectáculos para diversificar su menú musical.
280
Vacaciones al ritmo de la tambora
9 El municipio no cuenta con cifras oficiales, pero según algunos medios informativos,
para el 2014 se esperaba recibir entre noventa mil y cien mil vacacionistas durante la tem-
porada (El Imparcial, 2014).
10 Una breve reseña histórica del fenómeno playero se encuentra en Marsh, “The innocent
birth of the spring bacchanal”, The New York Times, 19 de marzo de 2006 [en línea]. Dispo-
nible en: <http://www.nytimes.com/2006/03/19/weekinreview/19marsh.html> [Con-
sulta: 23 de septiembre de 2014].
281
Igael González Sánchez
11 Los entrecomillados de este párrafo provienen de charlas informales con los comer-
ciantes locales Esteban Benítez y César Ruiz (vendedores ambulantes), realizadas en Puer-
to Peñasco, Sonora, en abril de 2012.
282
Vacaciones al ritmo de la tambora
12 “Tradición” fue el término que usaron los porteños y otros músicos entrevistados, tam-
bién los miembros del sindicato de músicos y los vendedores ambulantes.
283
Igael González Sánchez
13 Versos de las canciones “Ando bien pedo”, de Los Recoditos (2009), y “El baleado”,
de Larry Hernández (2009).
284
Vacaciones al ritmo de la tambora
14 En su totalidad, se trata de bandas de viento que interpretan música con instrumenta-
ción y “estilo” sinaloense, prototipo musical que reproduce el neocolonialismo mediático,
que prácticamente ha extinguido los repertorios tradicionales de los sones con banda. A
partir de 2012, la presencia de grupos “norteño banda” o “tuba norteña” en Peñasco fue
más numerosa, aunque ligeramente menor que las bandas.
285
Igael González Sánchez
15 En otras publicaciones se ha descrito el trabajo de las bandas itinerantes durante la vela-
ción de San Francisco (Magdalena de Kino, Sonora, el 4 de octubre), las fiestas patrias de
Agua Prieta (del 10 al 16 de septiembre) y las Fiestas de Mayo de Nogales (abril 30 a mayo
10). Véase González, 2010 y 2012.
16 Cabe aclarar que los músicos oaxaqueños residen en la ciudad de Hermosillo, donde
han formado ya sus comunidades y sus bandas, particularmente en la colonia popular llamada
Invasión Café Combate, ubicada en la salida norte de la ciudad.
17 Las bandas provenientes de Baja California tienen entre sus integrantes a músicos de
286
Vacaciones al ritmo de la tambora
3. “Listos para salir a triunfar”. Banda Brisas del Pacífico, de Eduardo Cervantes,
originarios de Guamúchil, Sinaloa. Puerto Peñasco, Sonora, abril de 2012.
Fotografía: Archivo personal del autor.
toda la región. Así, cada banda debe pagar nueve mil pesos por el pe-
riodo.18 El sindicato local de músicos le cobra la anuencia a cualquier
músico foráneo o no agremiado para “proteger el empleo de los músi-
cos locales”, con el argumento de que ocupa un empleo que corres-
pondería en última instancia a un músico local agremiado. El costo
de la anuencia equivale prácticamente a un día de trabajo completo,
que se debe invertir de esta manera, dejando de lado que los músicos
locales no podrían atender por sí mismos la demanda extraordinaria
en los días santos.
Los sindicalistas mencionan en su machacado discurso que están
“para auxiliar a los músicos foráneos con cualquier cosa que se les pudiera
llegar a ofrecer durante su estancia, por ejemplo, reparación de instru-
mentos, asistencia médica, o mediación en caso de malentendidos con
287
Igael González Sánchez
288
Vacaciones al ritmo de la tambora
19 “En México no existen marcos regulatorios para cubrir los tiempos de desempleo y son
muy pocos los músicos que contribuyen para los esquemas de pensión. La debilidad de los
marcos jurídicos que regulan el trabajo de los músicos profesionales se manifiesta en la
escasez de convenios colectivos de trabajo, de sindicatos democráticos y de organizacio-
nes profesionales” (Guadarrama, Hualde y López, 2011).
289
Igael González Sánchez
A partir de las seis de la tarde, los músicos de las diferentes bandas que
se han dado cita en Peñasco empiezan a ocupar posiciones en el male-
cón. Una por una, las bandas van apareciendo con los músicos cargan-
do sus instrumentos y luciendo sus trajes confeccionados con “blin-
blin”. A las diez de la noche, el malecón está a reventar. Causa impacto
observar la cantidad de jóvenes que se dan cita. Para ellos hay buen
clima y puestos de cerveza por doquier. Otros llegarán con hieleras
de buen tamaño retacadas de latas de cerveza. La novedad en el 2011
eran las hieleras con rueditas. Otros más pretenciosos llevan su
whisky Buchanan’s (del sellito rojo).
Las chicas visten sumamente sensuales, al último grito de la narco-
moda mediática, al igual que los chicos con sus playeras polo idénticas
a las de la Barbie y el Tigrillo, identificados por las autoridades mexica-
nas como jefes del narcotráfico. Puro apantallamiento. A diferencia
de los springbreakers, estos jóvenes vacacionistas no son estudiantes
290
Vacaciones al ritmo de la tambora
21 Sobre las condiciones de los espacios públicos en Puerto Peñasco, véase Estrada San-
toyo (2009).
291
Igael González Sánchez
22 Sobre contexto de performance y las ocasiones musicales, véase Béhague (1997) y
Chamorro (1998).
23 El precio corresponde al mes de abril de 2014 y se mantiene estable por lo menos des-
292
Vacaciones al ritmo de la tambora
clientes que solicitan una y otra vez la misma canción, la que también
llevan en las bocinas de sus autos y en su teléfono celular. Evidente-
mente, la música repetida en serie ya no representa a algo o a alguien,
como señala Attali (1995: 185), sino que se vuelve disfrute como por
efecto hipnótico.
En este tenor, bajo la alegría que desborda el malecón de Puerto
Peñasco y su entorno sonoro caótico hay risas, gritos, coqueteos y
hasta lágrimas, bajo la atmósfera etílica y el sonido de una treintena de
bandas que tocan al mismo tiempo a sus respectivos clientes. La fiesta
en este caso es impensable sin la música, que “permite experimentar esa
fabulosa y última canalización de los deseos” (Attali, 1995: 185). En
este ritual festivo no hay necesariamente una separación de la estruc
tura para acceder a la antiestructura creadora de communitas (según el
esquema ritual de Turner, 2008). Más bien, este estado extático colec-
tivo se logra cuando los elementos de la estructura mediática se com-
binan escenificando el desenfreno en el que la juventud vacacionista
experimenta una vida ensoñada.24 Aquí el objetivo no es llegar al estado
de trance, sino estimular a individuos exhibiendo y personificando efec
tos, símbolos y conductas apropiados a los cánones del género grupero
y sus artistas; se sigue un guion previo semejante a un “recetario de
configuraciones retóricas” (Alexander, 2005: 33).
Ahora bien, un escenario de exceso25 puede concretarse, sin duda,
como un espacio de contrapoder, de resistencia, introduciendo un
potencialmente pernicioso componente de desorden, de anarquía en
la cotidianeidad festiva (cfr. Carretero, 2006). Sin embargo, las cualida
des subversivas de esta fiesta no son un producto de lo ocurrido en ella,
sino una interpretación moral externa de los hechos en ella ocurridos.
La violenta experiencia de subversión contra el poder es un mero simu
lacro. Y ocurre en tanto que se cristaliza exitosamente la cultura expre-
siva que tiene como fondo. Esto es nada más y nada menos que una
24 En esta actuación cultural, los significados condensan y sintetiza información de carác-
ter ideológico, pero no refusionan lo existencial con lo normativo, como advierte el
modelo del proceso ritual de Turner (2008).
25 Exceso definido como “potencia social opuesta a la reglamentación de la vida cotidiana”
(Carretero, 2006).
293
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294
Vacaciones al ritmo de la tambora
vo sobre casos de censura a artistas gruperos y músicos del movimiento “alterado” desde
2011 <http://www.musicosmigrantes.blogspot.mx/>.
295
Igael González Sánchez
tan abstracto que ya no puede ser tomado, en donde la peor de las ame-
nazas experimentadas es la soledad y no la alienación. La conformidad
con la norma se vuelve disfrute de pertenencia, aceptación de la impo-
tencia instalada en el confort de la repetición (Attali, 1995: 175).
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Vacaciones al ritmo de la tambora
Bibliografía
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Igael González Sánchez
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Agrupaciones
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Antecedentes de la invención de la tradición
La invención de tradiciones folclóricas
y musicales en México: un hábito del discurso
oficial y los medios de comunicación masiva1
1 Este artículo recoge las principales ideas de varios ensayos que aparecen en los libros
Estampas de nacionalismo popular mexicano, Ensayos sobre cultura popular y nacionalismo
(1994-2002), Avatares del nacionalismo cultural. Cinco ensayos (2000) y Expresiones popu-
lares y estereotipos culturales en México. Siglos xix y xx. 10 ensayos (2007).
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Ricardo Pérez Montfort
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La invención de tradiciones folclóricas y musicales en México
Para entonces ya era un hecho que las fiestas y las expresiones popula-
res mexicanas, tanto regionales como nacionales, formaban parte de un
paquete que gobernantes, élites, clases medias urbanas y algunos sec-
tores populares ofrecían al turista extranjero como las “típicas” mues-
tras de la “originalidad” cultural de este país.
Sin embargo, a través de múltiples senderos, y desde épocas anterio-
res, la construcción de lo “típico” mexicano y los afanes por establecer
una cultura claramente nacionalista y regionalista tocaron tanto a la
literatura académica como a las artes plásticas, a la danza como a la mú-
sica “cultas”, a la prensa escrita como a la radio y el cine. A partir de los
años veinte y treinta del siglo xx, estas fiestas “típicas” ingresaron a
los medios de comunicación para convertirse en elementos de distin-
ción y promoción local, regional y nacional. El discurso enfatizó la
“autenticidad” de estas manifestaciones, que no tardaron en cargarse
con sellos de originalidad y marcas de origen. Los medios comenzaron
a reivindicar el mundo de las canciones vernáculas, los bailables carac-
terísticos y las expresiones culturales de cada región festiva como ele-
mentos centrales de diferenciación y distinción. Desde películas como
Allá en el rancho Grande hasta las afirmaciones en canciones como “Qué
chula es Puebla”, pasando por “Qué lindo es Michoacán”, hasta Al son
de la marimba y “La sandunga”, el cine y la radio se encargaron de vincu
lar las piezas rancheras, las campiranas, las bailables, las nostálgicas y
las amorosas con temas y argumentos que enfatizaban sus dimensio-
nes regionales y típicas. Esto reforzó muchos de los elementos identi-
tarios regionales que se presentaron a partir de una serie de recursos
obligados a la hora de mostrarse y definirse. Así, un deber ser acompañó
por lo general cualquier referencia a lo típico de tal o cual región. Por
ejemplo, para ser de Jalisco había que saber ser charro, fanfarrón y
tomar tequila. A la hora de mostrar el orgullo de ser poblanas, las mujeres
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piso, hasta que la música se interrumpe para dar paso a la “bomba”. Las
parejas dejan de bailar y uno de los presentes enuncia una cuarteta o
una quintilla dicha con gracia y exagerado acento yucateco con la fina-
lidad de enamorar a la compañera o para regalar un chiste que haga reír
a la concurrencia:
Me gusta tu sonreír
y el mirarme en tus ojitos
pero más me gusta oír
que me llames “papacito”.
313
Ricardo Pérez Montfort
Hablaremos de la vida
de Carlomagno y su gente,
pues quién sería el más valiente
de una batalla aguerrida.
Hoy te pregunto en seguida
hablando de lo anterior,
de veras mi superior
para no hacer laberinto
¿cuántas palmas medía el cinto
del señor emperador? (Perea,1989: 460).
Se acerca el bicentenario
de la dizque Independencia
y ya salió la ocurrencia
de hacer un gran escenario
donde dan el incensario
con bombos y colorido;
yo como soy entendido
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La invención de tradiciones folclóricas y musicales en México
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La invención de tradiciones folclóricas y musicales en México
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Huastecos
Como en muchos otros lugares, algo que parece definir los escenarios
festivos regionales de México no sólo corresponde a la dimensión aní-
mica y a la disposición de los lugareños al disfrute de la vida, el arte
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La invención de tradiciones folclóricas y musicales en México
Ya te he dicho, Mariquita,
que te pongas un listón,
pues parece tu trencita
la colita de un ratón…
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Ricardo Pérez Montfort
Jarochos
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La invención de tradiciones folclóricas y musicales en México
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Ricardo Pérez Montfort
Ay qué bonitos
son los enanos
cuando los bailan
primos hermanos.
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La invención de tradiciones folclóricas y musicales en México
2 Este diccionario dice basarse en información proporcionada por Joaquín García Icaz-
balceta en l889.
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Ricardo Pérez Montfort
Yo bastante me he paseado
tanto en barco como en tren,
la parranda me ha gustado
como ustedes bien lo ven,
me he lucido en Alvarado
y Tlacotalpan también.
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Mariachis
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La invención de tradiciones folclóricas y musicales en México
De Cocula es el mariachi,
de Tecalitlán los sones…
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Bibliografía
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E. Fernando Nava L.
Cuenta con estudios profesionales en lingüística (enah), en música, y
es doctor en antropología por la unam con una tesis sobre la voz me-
dia en la lengua purépecha. Ha realizado investigaciones en lingüística
descriptiva y antropológica, en sociolingüística y en musicología y
en etnomusicología; el resultado de sus trabajos puede consultarse en
más de cien publicaciones y en más de 150 participaciones en reunio-
nes académicas. Cuenta con experiencia docente en los niveles medio
superior, superior y posgrado, en instituciones como la unam, la enah,
la Universidad Michoacana y la Universidad de Guanajuato. Fue el
director fundador del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas y coordi
nador del posgrado en antropología de la unam.
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Identidades en venta.
Músicas tradicionales y turismo en México
editado por el Instituto de Investigaciones
Sociales de la Universidad Nacional Autónoma
de México, se terminó de imprimir en septiembre de 2016
en los talleres de (nombre y domicilio de la imprenta).
La composición tipográfica se hizo con la fuente
Arno Pro (9, 11.5 y 16 pts.)
La edición en offset consta de 500 ejemplares
en papel cultural de 75 gramos.