La Reinvención de Los Derechos Humanos
La Reinvención de Los Derechos Humanos
La Reinvención de Los Derechos Humanos
DERECHOS
de los
HUMANOS
Joaquín Herrera Flores
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colección
ensayando
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Atribución 2.0
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L
os derechos humanos constituyen el princi-
pal reto para la humanidad en los umbrales
del siglo XXI. Sin embargo, los límites que a lo
largo de la historia les han impuesto las pro-
puestas del liberalismo político y económico
exigen una reformulación general que los
acerquen a la problemática por la que atra-
vesamos hoy en día. La globalización de la racionalidad
capitalista ha supuesto la generalización de una ideología
basada en el individualismo, la competitividad y la explo-
tación. Esta constatación nos obliga a todos los que esta-
mos comprometidos con una versión crítica y emancipa-
dora de los derechos humanos a contraponer otro tipo de
racionalidad más atenta a los deseos y necesidades huma-
nas que a las expectativas de beneficio inmediato del capi-
tal. Los derechos humanos pueden convertirse en la pauta
jurídica, ética y social que sirva de guía a la construcción
de esa nueva racionalidad. Pero, para ello debemos sacar-
los de la jaula de hierro en la que los tiene encerrados la
ideología de mercado y su legitimación jurídica formalista
y abstracta.
A pesar de la enorme importancia de las normas que
intentan garantizar la efectividad de los derechos a nivel
internacional, estos no pueden reducirse a las mismas. Tal
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Introducción
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Introducción
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Introducción
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1 de qué hablamos
cuando hablamos de
derechos humanos:
Los derechos humanos
como procesos
1) VIVIMOS EN UN NUEVO CONTEXTO
C
omo decimos, los derechos humanos se
han convertido en el reto del siglo XXI1.
Un reto que es a la vez teórico y práctico.
Nadie puede negar el gigantesco esfuerzo
internacional realizado para llegar a for-
mular jurídicamente una base mínima de
derechos que alcance a todos los indivi-
duos y formas de vida que componen la idea abstracta de
humanidad.
Basta con citar textos internacionales como La De-
claración Universal de los Derechos Humanos2, el Pacto In-
ternacional sobre derechos sociales3 y el Pacto Internacio-
nal sobre derechos civiles4, para que tengamos una buena
prueba de lo que decimos. Desde 1948 hasta nuestros días,
hemos asistido cotidianamente a ese trabajo llevado a
cabo por la comunidad internacional para que los seres
humanos puedan ir controlando sus destinos.
Sin embargo, y como veremos de nuevo más adelan-
te (Capítulo III), el contexto en el que surgieron los textos
arriba citados (1948 y 1966) es muy diferente del que tene-
mos hoy en día (2007). La Declaración y los Pactos se situa-
ban en el contexto de la guerra fría5 entre dos grandes sis-
temas de relaciones sociales enfrentados por conseguir la
hegemonía mundial; y, asimismo, dichos textos surgieron
en una época en la que, junto a los tímidos y controlados
procesos de descolonización, se ponían en práctica políti-
cas públicas decididamente interventoras sobre las conse-
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2 Los derechos
humanos en su
complejidad: El
vuelo de Anteo y sus
consecuencias para una
nueva cultura de los
derechos humanos.
“Mi principal cometido no es separar sino vincular, lo cual
me interesa sobre todo por una razón metodológica: filosófica-
mente las formas de la cultura son híbridas, mezcladas, impuras,
y ha llegado el momento, para el análisis de la cultura de volver
a ligar el análisis con sus realidades”
(Edward W. Said, Cultura e imperialismo)
“The best lack all conviction, while the worst are full of
passionate intensity”
(W.B. Yeats, The Second Coming)
L
os derechos humanos son un tema de alta com-
plejidad. Analicemos en siete puntos esta frase
tan contundente.
1) La complejidad cultural_ En los de-
rechos humanos se da una confluencia es-
trecha entre elementos ideológicos (que se
presentan como “universales) y premisas
culturales (que tienen con ver con los entornos de relacio-
nes “particulares” donde la gente vive).
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3 La nueva
perspectiva de los
derechos humanos
C
omo afirmábamos al inicio del Capítulo I
de este libro, los derechos humanos, en la
actualidad, deben entenderse de un modo
diferente a como fueron establecidos en
1948 en la Declaración –autoproclamada–
Universal. Necesitamos, pues, una pers-
pectiva nueva, en cuanto que el contexto
es nuevo. Es conocido que para los redactores de la De-
claración Universal de los Derechos Humanos de 1948 los
objetivos principales eran dos: 1) la descolonización de los
países y regiones sometidas al poder y la rapiña imperia-
lista de las grandes metrópolis; y 2) la consolidación de un
régimen internacional ajustado a la nueva configuración
de poder surgida tras la terrible experiencia de las dos gue-
rras mundiales que confluyó en la Guerra Fría entre dos
sistemas contrapuestos. Para nosotros, a finales de siglo, y
después de la caída de uno de los dos sistemas en confron-
tación, el desafío radica en defendernos de la avalancha
ideológica de un neoliberalismo agresivo y destructor de
las conquistas sociales tan trabajosamente conquistadas
por las luchas llevados a cabo por los movimientos socia-
les, los partidos políticos de izquierda y los sindicatos du-
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I.2-Integradora
Partimos de la base, y esto lo veremos más dete-
nidamente a lo largo de todas estas páginas, que ya no
podemos hablar sin rubor de dos clases de derechos hu-
manos: los individuales (libertades públicas) y los sociales,
económicos y culturales. Sólo hay una clase de derechos
para todas y todos: los derechos humanos. La libertad y la
igualdad son las dos caras de la misma moneda. Una sin la
otra no son nada. Sin condiciones que pongan en práctica
(políticas de igualdad, que se concretan en los Derechos
Sociales, Económicos y Culturales) las libertades indivi-
duales (es decir, los Derechos Civiles y Políticos), ni aque-
llas ni éstas encontrarán cabida en nuestro mundo39.
Como afirma el economista indio Amartya Sen, ya
no debe hablarse sólo del “valor de la libertad” sino de la
“igualdad de la libertad”: todo el mundo importa y la liber-
tad que se garantiza a uno debe garantizarse a todos. El
problema no reside, pues, en descifrar teóricamente qué
derechos son los más importantes, sino en ir entendiendo
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I.3- Crítica_
En el terreno de los derechos se ha dado una gran
paradoja: la cada vez mayor consolidación y proliferación
de Textos Internacionales, Conferencias, Protocolos…, y la
paralela profundización en las desigualdades e injusticias
que hacen cada vez más amplia la separación entre los
polos, no sólo geográficos sino también económicos y so-
ciales, del Sur y del Norte. Se ve, pues, como una necesidad
entender los derechos humanos desde la perspectiva de
la estrecha vinculación entre ellos y las políticas de desa-
rrollo.
¿Cómo respetar derechos humanos concretos en
países agobiados económica y políticamente por tener que
pagar una deuda y unos intereses que les impiden crear
condiciones (desarrollo) que posibiliten prácticas sociales
a favor de los derechos? Debemos configurar una prácti-
ca social, educativa y movilizadora de carácter crítico que
evidencie esa terrible y profunda paradoja41. Entre los di-
ferentes modelos de desarrollo que se han dado existe un
trágico criterio de validez que nos debe permitir discer-
nir sobre los mismos: ¿cuántas personas han perdido sus
tierras o han tenido que abandonar sus lugares de origen
a causa de políticas económicas neoliberales?, ¿de qué
modo repercute la creciente distancia entre la riqueza y
la pobreza denunciada por el reciente informe del PNUD
sobre la riqueza y el desarrollo humano? ¿cuántas muer-
tes inocentes ocurren a causa de enfermedades evitables
o por consumo de agua no potable?42
Es ya una evidencia el fracaso de las políticas de
condicionalidad al desarrollo: “te ayudamos al desarrollo
si primero cumples con nuestra idea de los derechos hu-
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mundos51.
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4 Estrategias
teóricas. La definición
de los derechos
humanos en el marco
de una concepción
material y concreta de
la dignidad humana
L
a realidad social –en términos de Pierre Bour-
dieu– está conformada en diferentes cam-
pos: el campo económico, el campo político,
el campo jurídico, el campo cultural…Cada
campo se compone de los siguientes elemen-
tos: en primer lugar, un conjunto de capitales
(económico, político, institucional, simbóli-
co…) que están distribuidos jerárquica y desigualmente
en función de las relaciones de fuerza y de poder que pre-
dominan en el mismo. De ese modo en cualquier campo
social las personas y los colectivos que en él actúan están
situados en “posiciones” diferentes a la hora de acceder a
los bienes que constituyen el objetivo del campo de que se
trate. Así, en el campo cultural, las personas y los grupos
están situados de un modo diferencial (y/o desigual) con
respecto a los bienes culturales, teniendo un mayor o un
menor capital simbólico en función de las posiciones so-
ciales ocupadas. Lo mismo ocurre con el campo económi-
co y su correspondiente capital monetario o en el campo
político y su consecuente capital institucional. Pero, asi-
mismo, en un campo social existe un segundo conjunto
de elementos que junto a las posiciones conforman lo que
podemos llamar una “estructura u orden social”: estamos
ante lo que Bourdieu denominaba “habitus” y que noso-
tros preferimos denominar “disposiciones”, es decir las ac-
titudes que las personas y grupos que actúan en el campo
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5 “Situar” los
derechos humanos.
El “Diamante Ético”
como marco pedagógico
y de acción
P
ara enseñar y llevar a la práctica tal concep-
ción compleja y relacional de los derechos
humanos debemos encontrar una figura, un
esquema que nos permita visualizar toda la
profundidad y amplitud del tema a comuni-
car. Una figura que facilite a las partes del
proceso educativo y a los actores sociales
una imagen lo más completa y sencilla posible de los ele-
mentos que componen la realidad de los derechos. A esta
figura o “esquema” de conocimiento y acción la hemos
dado en llamar el diamante ético79 Con el “diamante” pre-
tendemos ofrecer una imagen que concrete tanto la nueva
perspectiva que hemos propuesto, como un cuadro que
muestre la virtualidad de la definición dada.
Como diamante nuestra figura pretende afirmar la
indiscutible interdependencia entre los múltiples compo-
nentes que definen los derechos humanos en el mundo
contemporáneo. Y como diamante ético nos lanzamos a
una apuesta: los derechos humanos vistos en su real com-
plejidad constituyen el marco para construir una ética que
tenga como horizonte la consecución de las condiciones
para que “todas y todos” (individuos, culturas, formas de
vida) puedan llevar a la práctica su concepción de la dig-
nidad humana.
No hay más universal que éste: garantizar a todos la
posibilidad de luchar, plural y diferenciadamente, por la
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• Fuerzas Productivas.
• Disposición.
• Desarrollo.
• Prácticas sociales.
• Historicidad.
• Relaciones Sociales.
Teorías
Posición
Espacio
Relaciones
Fuerzas DIGNIDAD Prácticas
Disposición Desarrollo Historicidad sociales de
Productivas HUMANA Sociales
producción
Valores
Narración
Instituciones
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EJE MATERIAL
• Fuerzas Productivas: Las tecnologías, tipos de tra-
bajo y procesos económicos que llevan a la producción de
un bien o servicio.
Ejemplo: producción industrial, producción agrícola,
etc.
• Relación social de producción: Forma de relacio-
narse de quienes intervienen en la producción de bienes
y servicios; tanto entre ellos mismos, como con la natura-
leza. Todo lo cual determinará el modo en que se accede a
esos bienes.
Ejemplo: forma cooperativa, empresa privada, taller
familiar, trabajo libre, etc
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“Situar” los derechos humanos.
El “Diamante Ético” como marco pedagógico y de acción
EJE CONCEPTUAL
• Teorías: Formas de mirar un proceso o una cosa y
que nos dan una idea de ellas.
Ejemplo: el trabajo es una obligación; los derechos
humanos los tenemos todos; los derechos humanos se
conquistan.
• Valores: preferencias individuales o colectivas, ma-
yoritarias y minoritarias, respecto de alguna cosa, bien o
situación social y que permiten la relación con los otros.
Ejemplo: la cooperación es buena; el trabajo dignifi-
ca; el dinero es la medida de la felicidad.
• Posición: lugar que se ocupa en las relaciones so-
ciales y que determina la forma de acceder a los bienes.
Ejemplo: pobre, rico, clase media; campesino o urba-
no; marginal o incluido.
• Espacio: lugares físicos, geográficos, humanos o
culturales en que ocurren el conjunto de relaciones socia-
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les.
Ejemplo: la ciudad, la familia, la clase social, el grupo
religioso.
• Narraciones: formas como definimos las cosas o
situaciones; modos a partir de los cuales se nos define, y
que nos dicen cómo se debe participar en las relaciones
sociales.
Ejemplo: novelas, textos, discursos o imágenes…que
nos dicen, por ejemplo, que el medio ambiente es necesa-
rio; la propiedad privada es la mejor forma de propiedad,
tal persona es buena o es mala, culta o inculta, desarrolla-
da o marginal.
• Instituciones: normas, reglas y procedimientos que
articulan jerárquica y burocráticamente la resolución de
un conflicto o satisfacción de una expectativa.
Ejemplo: parlamento, familia.
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mundo.
2ª- Es preciso, asimismo, conocer la evolución tem-
poral de los fenómenos: sus líneas, sus trazados, sus con-
tinuidades y discontinuidades, sus semejanzas con otros
procesos, las rupturas temporales que pueden producir
acciones sociales que subviertan la concepción unilineal
del tiempo (siempre funcional a los intereses de los que
actualmente ostentan el poder).
3ª- Desde la historicidad/temporalidad, podremos
percibir y asimilar el carácter “dinámico” de los procesos
sociales. No hay ningún proceso estático, por lo que no hay
un “fin de la historia”. Todo es mudable y transformable. Es
preciso afirmarnos, pues, en la “procesualidad” de la rea-
lidad.
4ª- Como consecuencia de todo lo anterior, la cate-
goría que estudiamos nos obliga a reconocer que, social y
culturalmente hablando, no hay entidades estáticas, sino
procesos y tendencias. Lo real no es una cosa, sino un ca-
mino que trazamos a la hora de dibujar nuestros mapas y
realizar nuestros itinerarios. Por mucho que busquemos
certezas evidentes, no hay direcciones únicas en la histo-
ria. Es preciso, pues, acostumbrarse a gestionar/aceptar/
aprender y a vivir en la incertidumbre que supone la crea-
tividad humana desplegada –y al mismo tiempo obstacu-
lizada– por la historia.
Nos construimos históricamente, luego somos.
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6 Derechos humanos,
interculturalidad
y racionalidad de
resistencia
H
ablar de derechos humanos en el mun-
do contemporáneo supone enfrentarse
a retos completamente diferentes de los
que tuvieron en mente los redactores de
la Declaración Universal de 1948. En las
décadas posteriores a “nuestra” Decla-
ración, los economistas y políticos key-
nesianos fueron reformulando los ámbitos productivos e
institucionales en aras de una “geopolítica de acumulación
capitalista basada en la inclusión” que sentaba las bases del
llamado Estado del Bienestar. En dichos años proliferaron
los pactos entre el capital y el trabajo en los que el Estado
servía de garante y árbitro de la distribución de la riqueza.
Sin embargo, desde principios de los setenta hasta hoy en
día, gran parte de ese edificio se ha venido abajo gracias
a la extensión global de una “geopolítica de acumulación
capitalista basada en la exclusión” y que recibe el nombre
de neoliberalismo: desregulación de los mercados, de los
flujos financieros y de la organización del trabajo, con la
consiguiente erosión de las funciones sociales del Estado.
Si en la fase de inclusión, los derechos se erigían en ba-
rreras contra los “desastres” –efectos no intencionales de
la acción intencional– que producía el mercado; en la fase
de exclusión, es el mercado quien dicta las normas que
permiten, sobre todo a las grandes corporaciones trans-
nacionales, superar las “externalidades” y los obstáculos
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7 La ilusión del
acuerdo absoluto: La
riqueza humana como
criterio de valor
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La riqueza humana como criterio de valor
E
n su juventud, Marx escribió: “toda la historia es
la historia de la preparación y desarrollo del ser
humano como objeto de la conciencia material y
de la necesidad del ser humano como ser huma-
no”. Los derechos humanos han constituido la
formulación más general de esa necesidad. Han
sido vistos como la exigencia normativa más
abstracta y universal de la exigencia humana por encontrarse
a sí misma en la lucha histórica por la dignidad. Sin embargo,
esa generalidad y esa pretensión de registrar las características
básicas de la humanidad han conducido en muchas ocasiones
a idealizaciones y fundamentaciones trascendentes de los mis-
mos. La más abstracta es la que afirma que los seres humanos
tienen derechos por el mismo hecho de haber nacido; derechos
que les pertenecen más allá de su propia inserción en contextos
particulares. Derechos, pues, que están situados en el vacío de
una naturaleza humana desvinculada de las situaciones, los es-
pacios y la cultura donde desarrollamos nuestra lucha por una
vida digna de ser vivida. Al presentarse como postulados gene-
ralizables a toda la humanidad, los derechos humanos han sido
el campo de batalla donde los intereses de poder se han enfren-
tado unos a otros para lograr institucionalizar “universalmente”
sus puntos de vista sobre los medios y los fines a conseguir. Por
ello, toda clase social en ascenso formula sus pretensiones en
nombre de la humanidad; toda ideología hegemónica pretende
justificar los intereses que le subyacen bajo la forma de lo uni-
versal; y toda cultura dominante exige la aceptación general de
“sus” presupuestos básicos.
Acudir al concepto de lo que es común a lo humano
constituye una tendencia histórica de largo alcance por
la que múltiples pueblos y distintas formaciones sociales
han intentado formalizar sus pretensiones más genéricas.
Es posible ir rastreándola en multitud de documentos, ins-
cripciones y monumentos de índole religiosa, filosófica o
mitológica. Este hecho nos va mostrando cómo “lo huma-
no” se va construyendo como un proceso de liberación de
cadenas biológicas o naturales que nos atan a los instintos.
De ahí el “malestar” profundo de toda estructura cultural
ya denunciado por Freud. Pero, paralelamente, también
nos muestra que toda justificación ideológica con preten-
siones de universalidad pretende relacionarnos con reali-
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La riqueza humana como criterio de valor
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La reinvención de los DERECHOS HUMANOS
170
La ilusión del acuerdo absoluto:
La riqueza humana como criterio de valor
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La reinvención de los DERECHOS HUMANOS
nos rodea, pero, como todo espejo, sólo muestra una cara
del objeto que refleja. Estas tendencias de pensamiento
pueden considerarse deudoras de una sola de las facetas
de la esfinge nietzscheana: la crítica a la civilización y al
orden moral capitalista; pero, asimismo, obvian que el pro-
pósito básico del autor de Humano, demasiado humano, con-
sistía precisamente en la transvaloración, en la tendencia a
conseguir formular una nueva jerarquía de valores basada
en la vida y el poder de trascendencia del orden moral ins-
tituido. Si queremos atrapar el espíritu de la crítica radical
nietzscheana no podemos quedarnos en la mera constata-
ción de la microfísica del poder; es preciso, pues, sobrepo-
nerse al minimalismo descriptivo y asumir un compromiso
teórico para comprender las relaciones entre los fenóme-
nos y postular alternativas, si no de sociedades futuras e
hipotéticas, si cuando menos, de formas de acción.
Paul Ricoeur afirmaba que toda utopía no es más que
la apertura de lo posible, y de ahí la necesidad de la misma
para impulsar a la acción. Las antiutopías, a veces sueños
irrealizables, que hemos comentado, conducen a la inac-
ción, a la desesperanza, a la visión mística de los últimos
días de una humanidad perdida en un bosque de impo-
sibilidades y silencio. Parece que tras la lectura de estos
filósofos y literatos, el telón bajará definitivamente, y el
lector -público marchará ensimismado a recluirse frente
a su particular telescreen. Sin embargo, y como decíamos
más arriba, el arte duda hasta de sí mismo y nos permite
múltiples interpretaciones dado su oposición a los prin-
cipios de independencia, correspondencia, bivalencia y
singularidad que predominan en el argumento cientifis-
ta. De este modo, estas obras pueden ser interpretadas a
contrario para poder ofrecer alternativas a su negativismo.
Detrás de La Nueva Eloísa, aparecen el amor y la amistad
como base de la “comunidad”; detrás del Gran Inquisidor, la
aspiración de “libertad”; detrás del Hombre sin atributos, la
“acción”. Y, tras Wozzeck, tras el grito desgarrador del indi-
viduo perdido en la maraña de desatinos y crueldades, no
sólo queda el silencio, o, tal vez, la desesperación sino el
compromiso con algún proyecto colectivo, de cambio, de
“rebelión”.
Galileo renace de nuevo y pronuncia sin cansancio
172
La ilusión del acuerdo absoluto:
La riqueza humana como criterio de valor
2. INTERLUDIO
«En el meridiano del tiempo no hay injusticia: sólo
hay la poesía del movimiento que crea la ilusión de la ver-
dad y del drama... lo monstruoso no es que los hombres
hayan creado rosas de ese estercolero, sino que, por la ra-
zón que sea, deseen rosas... Por una razón u otra, el hombre
busca el milagro y para lograrlo es capaz de abrirse paso
entre la sangre. Es capaz de corromperse con ideas, de re-
ducirse a una sombra, si por un sólo segundo de su vida
puede cerrar los ojos ante la horrible fealdad de la rea-
lidad. Todo se soporta –ignominia, humillación, pobreza,
crimen, guerra, ennui– gracias al convencimiento de que
de la noche a la mañana algo ocurrirá, un milagro, que
vuelva la vida tolerable»132. Lo curioso de la evolución de
la humanidad, tal y como se desprende de los productos
culturales que la adornan y enriquecen, es que a pesar de
todo, a pesar de todos los desatinos y crueldades que se
cometen, seguimos deseando rosas, las rosas que nos hacen
creer que existe la posibilidad del milagro. De un modo o
de otro avanzamos en busca del nombre de la rosa; y para
ello corrompemos el horror de la realidad a base de ideas
y sombras. Construimos y creamos sin cesar esperando el
milagro que vuelva la vida tolerable.
Si para ello hay que soñar, hagámoslo. Parafrasean-
do a Pessoa podemos decir que estamos cansados de ha-
ber soñado, pero no cansados de soñar133. Todos sabemos
que «son los sueños... una cosa sumamente rara. En ellos
173
La reinvención de los DERECHOS HUMANOS
174
La ilusión del acuerdo absoluto:
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La reinvención de los DERECHOS HUMANOS
176
La ilusión del acuerdo absoluto:
La riqueza humana como criterio de valor
3. EL ACUERDO POSIBLE
El problema que subyace a todo lo anterior, es el
tema básico de toda filosofía humanista, o sea, la resolu-
ción de la alienación, el ofrecer alternativas a la separa-
ción contemporánea, sin signos de cambio de marcha, es-
tablecida entre el individuo y la especie. Acudamos a otra
gran obra de arte, de la cual somos deudores muchos de
los que creemos que la única forma de entender nuestra
cultura es contraponerla a los latidos de otros corazones
y de otros modos de enfocar la vida. Nos referimos a Gran
Serton: Veredas del brasileiro Guimaraes Rosa. En esta “di-
vina tragedia”. la lucha entre el ser humano y la presencia
siniestra del mal, el desgarro del ser, el abismo entre el in-
dividuo y la especie humana y la violencia transfigurada
por una naturaleza enfurecida que hunde voluntades en
las quebradas y llanuras “infernales” del sertao –espacio
universal de pérdida de sentidos–, alcanzan su máxima
expresión. Estamos ante un relato de violencia, vengan-
zas, crímenes y luchas situado en medio del horror y de la
presencia “absoluta” del mal, personalizado en un diablo
antropomorfizado y ubicuo. En ese real corazón de tinie-
blas late una historia de amor de las más emocionantes
y reveladoras de la historia de la literatura universal. Y,
al lado de la pasión, surge como fuente clara la exigencia
humana por excelencia: la necesidad y la posibilidad de
caminar hacia uno mismo y hacia los otros. “Cierro. Ya ve
usted. Lo he contado todo...mi idea ha confirmado que el
Diablo no existe... ¡El Diablo no hay!... Lo que existe es el
hombre humano. Travesía”. Palabras finales de Riobaldo al
que hemos acompañado en ese viaje iniciático de lo hu-
mano a lo humano en busca de un criterio que nos salve
del silencio y de la desesperación
Guimaraes Rosa nos pone delante la posibilidad de
un criterio que nos haga pasar por encima de las “imposi-
bilidades” y del “silencio”, y posibilitarnos la formulación
de la utopía y de la conformación de la praxis a ella diri-
gida. Una utopía no es un sueño; este último no tiene un
aquí y un ahora que trascender, más bien, lo que hace es
huir de todo aquí y de todo ahora, sin pasar más allá de lo
que niega. La utopía nos abre el camino de lo posible, de
la comunicación, de la acción, aunque por las mismas cir-
177
La reinvención de los DERECHOS HUMANOS
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epílogo Por un
Manifiesto Inflexivo:
consideraciones
intempestivas por una
cultura radical
“
...porque lo nuestro es pensar de otro modo a lo
impuesto, venimos a afirmar nuestras diferen-
cias, a defender nuestras propuestas y a expresar
nuestras indignaciones. Frente a las teorías “con-
cebidas como lujos culturales por los neutrales”
queremos tomar partido por una forma inflexiva,
transgresora e intempestiva de irrumpir en lo real. Para
ello, proponemos la “okupación” de los espacios políticos,
sociales, económicos, personales y culturales negados por
la globalización hegemónica. Para tal tarea, pretendemos
poner en marcha lo que nos caracteriza como seres huma-
nos: la capacidad de rebeldía, la posibilidad de la resisten-
cia y la potencialidad de lo alternativo. Todo ello a través
de los siguientes diez puntos.
188
Manifiesto Inflexivo:
Consideraciones intempestivas por una cultura radical
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200
Manifiesto Inflexivo:
Consideraciones intempestivas por una cultura radical
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La reinvención de los DERECHOS HUMANOS
202
Anotaciones
CAPÍTULO I
1
Cfr. Herrera Flores, J., Los Derechos Humanos como pro-
ductos culturales. Crítica del humanismo abstracto, Libros de la
Catarata, Madrid, 2005
2
www.un.org/spanish/aboutun/hrights.htm (consul-
tada el 20 de mayo de 2007)
3
(www.unhchr.ch/spanish/html/menu3/b/a_cescr_
sp.htm) (consultada el 20 de mayo de 2007)
4
(www.unhchr.ch/spanish/html/menu3/b/a_ccpr_
sp.htm) (consultada el 20 de mayo de 2007)
5
www.historiasiglo20.org/GF/index.htm (consultada
el 20 de mayo de 2007)
6
En este enlace pueden consultarse textos que con-
textualizar histórica y socialmente los procesos de desco-
lonización de los que hablamos: www.historiasiglo20.org/
enlaces/descolonizacion.htm (consultada el 20 de mayo
de 2007
7
Ver el análisis literario que realiza de esta proclama
de “fin de la historia” el escritor latinoamericano Eduar-
do Galeano en: http://patriagrande.net/uruguay/eduardo.
galeano/ser.como.ellos/la.teoria.del.fin.de.la.historia.htm
(consultada el 20 de mayo de 2007)
8
Léanse las reflexiones sobre esta cuestión realiza-
das por Noam Chomsky en: http://personales.alumno.upv.
es/~pausalvi/Noam_Chomsky/Pasion.html; (consultada el
26 de mayo de 2007)
203
La reinvención de los DERECHOS HUMANOS
9
www.undp.org/spanish/; (consultada el 20 de mayo
de 2007)
10
Dejemos de lado, por el momento, la última frase
de este texto, pues una Declaración que se presenta como
Universal acepta desde el primer momento la realidad del
colonialismo: tanto entre los pueblos de los Estados Miembros
como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción. Y
ello en un momento en que ya comenzaba a hablarse de
procesos descolonización. El colonialismo ha sido y sigue
siendo una de las mayores violaciones a la idea de dere-
chos humanos, pues coloca a unos, los colonizadores, en
el papel de superiores y civilizados y a los otros, los coloni-
zados, en el papel de inferiores y bárbaros
11
Acudamos a tres links de internet con el objetivo
de complementar este primer texto con dos ejemplos de
lucha por los derechos húmanos: el de los pueblos indí-
genas y el de las mujeres. La cuestión a responder sería
la siguiente: ¿tenemos los derechos o hay que luchar por
conseguirlos? Veamos en primer lugar, dos links que tra-
tan sobre derechos de los pueblos indígenas: a) www.sipaz.
org/documentos/ghandi/burguete_esp.htm; (consultada el
19 de marzo de 2007); b)como resultado de esas luchas de
los pueblos indígenas ver el texto de la Declaración univer-
sal aprobada en septiembre de 2007: http://survival.es/fi-
les/ONUDeclaracionPPII.pdf (consultada el 2 de octubre de
2007). Asimismo, consultar sobre los derechos de las mu-
jeres: www.cimacnoticias.com/noticias/03mar/s03030408.
html (consultada el 19 de marzo de 2007)
CAPÍTULO II
12
Mattelart, A., Historia de la utopía planetaria. De la
ciudad profética a la sociedad global, Paidós, Barcelona 2000.
13
Consúltese sobre esta materia y su incidencia en
las cosmovisiones y las luchas de los pueblos indígenas
de América Latina el texto de Francisco López Bárcenas,
“Autonomías indígenas en América: de la demanda de
reconocimiento a su reconstrucción” en Berraondo, M.,
(ed.) Pueblos indígenas y derechos humanos, Universidad de
Deusto, Bilbao, 2006, pp. 423 y ss. Del mismo autor, véanse
algunas reflexiones periodísticas en www.jornada.unam.
204
Anotaciones
mx/2007/05/18/index.php?section=opinion&article=023a1
pol; (consultada el 26 de mayo de 2007)
14
Consúltese www.consumer.es/web/es/solidari-
dad/2006/11/09/157143.php; (consultada el 26 de mayo de
2007)
15
Steiner, G., Lecturas, obsesiones y otros ensayos, Alian-
za, Madrid, 1990, p. 543
16
Herrera Flores, J., El Proceso Cultural. Materiales para
la creatividad humana, Aconcagua Libros, Sevilla, 2005; y, del
mismo autor, Los derechos humanos como productos cultura-
les. Crítica del Humanismo Abstracto, Libros de la Catarata,
Madrid, 2005.
17
Al-Sayid, A.L., Egypt and Cromer, Praeger, N.Y., p. 68
18
Polanyi, K., El sustento del hombre (edición a cargo de
Hary W. Pearson), Mondadori, Barcelona, 1994, pp.101-102
19
Antes de comentar las cuatro condiciones de nues-
tra teoría crítica, consultemos algunos textos relevantes
de derechos humanos recopilados sistemáticamente en la
siguiente página web (consultada el 21 de mayo de 2007)
http://ciudadanosporsegovia.iespana.es/documentos.htm
20
La problemática de la vida como objeto de la cien-
cia política puede consultarse en: www.sindominio.net/
arkitzean/otrascosas/lazzarato.htm; (21 de mayo de 2007)
21
(www.cetim.ch/oldsite/2000/00FS04R4.htm) (con-
sultada el 30 de mayo de 2007)
22
Le nouvel esprit du capitalisme, París: Gallimard, 1999,
p. 415. Hay traducción al castellano con el título de El nuevo
espíritu del capitalismo, Akal, Cuestiones de Antagonismo,
Madrid, 2002.
23
Esta crítica social tendría dos vertientes: 1ª) El ca-
pitalismo como fuente de miseria de los trabajadores y de
desigualdades de alcance desconocido en el pasado; y 2ª)
el capitalismo como fuente de oportunismo y de egoísmo
que, favoreciendo solamente intereses particulares, actúa
como destructor de los lazos sociales y de las solidarida-
des comunitarias, en particular de una solidaridad míni-
ma entre ricos y pobres
24
Esta crítica artista tendría, asimismo, dos vertien-
tes: 1ª) El capitalismo como fuente de desencanto y de in-
autenticidad de los objetos, de las personas, de los senti-
mientos y, en general, del tipo de vida que se encuentra a
205
La reinvención de los DERECHOS HUMANOS
CAPÍTULO III
3
h t t p : / / 2 1 6 . 2 3 9 . 5 9 . 1 0 4 / s e a r c h ? q = c a c h e:
206
Anotaciones
OQMML4rM1PoJ:www.revistafuturos.info/raw_text/raw_
futuro11/imaginacion_dl%2520.doc+an%C3%A1lisis+cr%C
3%ADtico+de+la+caida+del+socialismo+real&hl=es&ct=cl
nk&cd=2&gl=es (consultada el 26 de mayo de 2007)
31
www.iigov.org/dhial/?p=12_02; (31 de mayo de
2007)
32
www.revistapueblos.org/spip.php?article172; (31
de mayo de 2007)
33
(www.eurosur.org/deudaexterna/) (21 de mayo de
2007)
34
Véanse los objetivos perseguidos por ATTAC en sus
esfuerzos por imponer una tasa del 1% a las transferencias
financieras globales: www.nodo50.org/attacalba/boletin/
boletin1/pagbol_1_03.htm; (26 de mayo de 2007)
35
Sobre los objetivos de la inicial Organización Inter-
nacional del Comercio y su nueva trayectoria como Orga-
nización Mundial del Comercio, véanse los siguientes co-
mentarios de la activista por los derechos humanos Susan
George en www.lemondediplomatique.cl/Otra-organiza-
cion-del-comercio.html; (31 de mayo de 2007)
36
(www.boell.org/spanish/431.html) (21 de mayo de
2007)
37
( w w w. t n i . o r g / d e t a i l _ p a g e . p h t m l ? a c t _
id=16611&lang=sp) (21 de mayo de 2007)
38
http://66.102.9.104/search?q=cache:1FL0pzzgE0UJ:
www.ub.es/prometheus21/articulos/nautas/17.pdf+global
izaci%C3%B3n+desde+abajo&hl=es&ct=clnk&cd=1&gl=es;
(21 de mayo de 2007)
39
www.observatoriosocial.org.br/boletim/boleti-
mesp53.htm (21 de mayo de 2007)
40
(http://uuhome.de/global/espanol/responsabili-
dad.html) (21 de mayo de 2007)
41
( w w w. u n h c h r. c h / h u r i d o c d a / h u r i d o c a . n s f/
(Symbol)/A.CONF.157.23.Sp) (21 de mayo de 2007)
42
www.wsws.org/es/articles/2005/nov2005/senado-
23n_prn.shtml; (31 de mayo de 2007)
43
www.monografias.com/trabajos28/nuevas-expre-
siones-desigualdad-social/nuevas-expresiones-desigual-
dad-social.shtml; (31 de mayo de 2007)
44
Véase el caso del Sida en África en http://elmundo-
salud.elmundo.es/elmundosalud/especiales/pulitzer/sida.
207
La reinvención de los DERECHOS HUMANOS
208
Anotaciones
org/noticia.php%3Fid%3D13566+%22pnud+2004%22+cr%C
3%ADticas&hl=es; (26 de mayo de 2007)
CAPÍTULO IV
59
En esta página puede obtenerse una visión global
de las ventajas que suponen los informes de desarrollo
humano en un país concreto (en este caso Chile) www.
pnud.cl/prensa/noticias-2006/18-10-2006-impacto-idh-
1996-2005-resumen.pdf (consultada el 26 de julio de 2007)
60
Véase un análisis genérico de algunas deficiencias
estructurales de los informes en: www.revistapueblos.org/
spip.php?article555 (consultada 26 de julio de 2007)
61
Un ejemplo de esta tendencia puede encontrarse
en: www.bsos.umd.edu/gvpt/lpbr/subpages/reviews/hu-
mana.htm; (31 de mayo de 2007)
62
Véanse resultados de este esfuerzo en los casos de
África y Asia en: www.redtercermundo.org.uy/revista_del_
sur/texto_completo.php?id=2817; (1 de junio de 2007).
63
Véase un análisis de hace diez años que muestra
las líneas básicas de la tendencia que mencionamos hoy
en día en: www.redtercermundo.org.uy/tm_economico/
texto_completo.php?id=1850; (31 de mayo de 2007)
64
Informes, en los que cada vez más se añaden in-
dicadores de análisis y, cómo no, de compromiso con una
idea abierta y compleja de los derechos. Los informes del
PNUD no pueden ocultar el crecimiento de la injusticia y
la desigualdad en el mundo. Pero aún adolecen de una ex-
cesiva dependencia de una labor estadística nutrida por
informaciones muchas veces procedentes de los propios
Estados o de asociaciones estrechamente vinculadas a los
mismos. En esta recogida de información pueden defor-
marse algunos datos a causa del temor de dichos Estados
a quedarse fuera de las políticas desarrollistas que “con-
dicionan” formalmente la concesión de créditos al “pre-
vio” respeto de la concepción occidental de los derechos
humanos defendidas a ultranza por los países y entidades
del Norte desarrollado. Consúltese: www.acs-aec.org/co-
lumna/index45.htm; (31 de mayo de 2007).
65
Véase un buen resumen de ambos planteamientos
en: www.uoc.edu/in3/hermeneia/sala_de_lectura/esteti-
ca_interactividad.htm; (1 de junio de 2007)
209
La reinvención de los DERECHOS HUMANOS
66
Consúltese como ejemplo el magnífico texto de
Tom Campbell The Left and Rights. A conceptual Análisis of
the Idea of Socialist Rights, Routledge & Kegan Paul, London,
1983
67
A principios del siglo XXI este enfoque volvió con
fuerza a la par que se constituía el Foro Social Mundial.
En el punto 4 de su Carta de Principios podemos leer lo
siguiente: “Las alternativas propuestas en el Foro Social
Mundial se contraponen a un proceso de globalización, co-
mandado por las grandes corporaciones multinacionales y
por los gobiernos e instituciones que sirven a sus intere-
ses, con la complicidad de los gobiernos nacionales. Estas
alternativas surgidas en el seno del Foro tienen como meta
consolidar una globalización solidaria que, como una nue-
va etapa en la historia del mundo, respete a los derechos
humanos universales, a todos los ciudadanos y ciudada-
nas de todas las naciones y al medio ambiente, apoyándo-
se en sistemas e instituciones internacionales democráti-
cos que estén al servicio de la justicia social, de la igualdad
y de la soberanía de los pueblos” (www.fsmmali.org/arti-
cle21.html?lang=es) (consultada el 26 de julio de 2007)
68
www.cartadelatierra.org; (1 de junio de 2007)
69
Aziz Ab’Saber, “The Essence of the Earth Charter”,
en Berna Klein Goldewijk, Adalid Contreras Baspineiro y
Pablo César Carbonari (eds.) Dignity and Human Rigths. The
implementation of economic and cultural rigths, Intersentia,
Oxford-New York, 2002, p. 181
70
Boaventura de Sousa Santos, A crítica da razao indo-
lente. Contra o desperdício da experiencia, Cortez Editora, Sao
Paulo, 2000,. p. 29. Existe traducción al castellano Crítica de
la razón indolente.Contra el desperdicio de la experiencia (coor-
dinador/editor del equipo de traducción: Joaquín Herrera
Flores), Desclée de Brouwer, Bilbao, 2003.
71
Benhabib, S., «El otro generalizado y el otro concre-
to: la controversia Kohlberg-Gilligan y la teoría feminista»
en Benhabib, S., y Cornell, D (eds.) Teoría feminista y teoría
crítica., València, Edicions Alfons el Magnànim, 1990.
72
Trías, E., Ética y condición humana, Barcelona, Penín-
sula, 2000.
73
Sartre, J.P., ¿Qué es literatura?, Losada, Buenos Ai-
res, 1950, pp. 77-86; Guattari, F., y Negri, A., “Reapropiacio-
210
Anotaciones
211
La reinvención de los DERECHOS HUMANOS
CAPÍTULO V
79
La figura del diamante ético tiene su precedente en
el texto de Wendy Griswold, Cultures and Societies in a Chan-
ging World, Pine Forge Press, Thousand Oaks, 1994, en el
que se desarrolla la figura del “diamante cultural” como
base para un entendimiento global e interactivo de la cul-
tura. Vid. esp. pp. 1-17
80
Willis, P., op. cit., p. 15
81
Willis, P., op. cit.. p. 13
82
En nuestra concepción de los derechos humanos
no podemos consideras las capacidades humanas como
“capitales”, tal y como aparecen en la “terminología” us-
ada por Pierre Bourdieu. Partimos de la base de que el
contenido semántico de las palabras tiene su importancia
para una comprensión clara y precisa de los fenómenos a
estudiar. El uso de los términos no es inocente ni neutral.
De ahí que no hablemos de “capitales sociales”, sino de
“capacidades sociales y cultural/simbólicas”. Si utilizamos
el término “capital” podemos llegar a pensar que estamos
hablando de capacidades que pueden entrar en el mercado
como bienes susceptibles de cuantificar lo que valemos en
el contexto de la acumulación capitalista. Si, por el contra-
rio, usamos “capacidades”, nos situamos en el terreno de
los valores de uso que subyacen a toda actividad humana
dirigida realmente a la creación de condiciones sociales,
económicas, culturales y políticas que permitan a todos
luchar por su dignidad.
83
Todo lo cual se complica cuando, como ocurre hoy
con el “capitalismo cognitivo” y la expansión de lo virtual
en el campo de lo económico y las finanzas, la propiedad
privada comienza a perder densidad como sustento de
la jerarquía social. ¿Qué ocurrirá con las libertades que,
por lo menos, disfrutamos en los países donde predomina
el estado de derecho cuando haya que defender la jerar-
quía social políticamente, y las propias libertades se pre-
senten como un problema para la misma? ¿No es este el
fundamento de todo aquel pensamiento neoconservador
con el que comenzábamos este libro? ¿No son acaso las
reacciones de mera represión las que han presidido la ac-
tuación de las autoridades francesas a la hora de enfren-
tarse a la rabia desplegada en los banlieu de las ciudades
212
Anotaciones
galas?
84
Hobsbawm, E., y Ranger, T., (edit.), The Invention of
tradition, Cambridge University Press, Cambridge, 1983.
85
Gramsci, A., La cuestión meridional, Penthalon, Ma-
drid, 1978
86
Augé, M., Los no lugares: espacios del anonimato. Una
antropología de la sobremodernidad, Gedisa, Barcelona, 1993.
En este texto se afirma que en el “lugar” se da la posibili-
dad de la identidad y de la relación; mientras que en los
“no lugares”: ni identidad, ni relación. Son los espacios de
la individualidad globalizada.
87
En el espacio virtual se está, pero no se es parte,
por lo que se van perdiendo los referentes estables de la
identidad personal en aras del vacío sociológico. Cfr. Alex-
ander, Ch., Un lenguaje de patrones, Gustavo Gili, Barcelona,
1980, p. 97; y Pol, E., “La apropiación del espacio” en Familia
y Sociedad, 1, 1994, pp. 233-249.
88
Bourdieu P., Cuestiones de sociología, Istmo, Madrid,
2000, pp. 233 y ss. Cfr. asimismo el número dedicado al so-
ciólogo y crítico de la cultura francés en la revista Critique,
579/580, 1995.
89
Herrera Flores, J., Los derechos humanos desde la Es-
cuela de Budapest, Tecnos, Madrid, 1989
90
Para un análisis detallado y crítico de los diferentes
modelos de desarrollo, ver Hunt, D., Economic Theories of
Development. An Analysis of Competing Paradigms, Harvester
Wheatsheaf, New York, London, 1989.
91
Cfr. Arrighi, G.; Hopkins, T.K.; Wallerstein, I, Mov-
imientos antisistémicos, Akal, Madrid, 1999.
92
García Delgado, D., “Las contradicciones culturales
de los proyectos de modernización en los años 80” en Le
Monde Diplomatique (ed. Latinoamericana), 27. 1989. Scan-
none, J.C., “Nueva modernidad adveniente y cultura emer-
gente en América Latina”, en Stromata, 47, 1991, pp. 145-
192; del mismo autor, “El debate sobre la modernidad en
el mundo noratlántico y en el Tercer Mundo” en Concilium,
244, 1992, pp. 115-125; cfr. también Scannone, J.C., y Perine,
M., (edit.), Irrupción del pobre y quehacer filosófico. Hacia una
nueva racionalidad, Bonum, Buenos Aires, 1993
213
La reinvención de los DERECHOS HUMANOS
CAPÍTULO VI
93
Citemos el ejemplo de las manifestaciones expre-
sadas por una joven chicana propuesto por Renato Rosal-
do en su texto Cultura y verdad: “Una persona se las arregla
desarrollando una tolerancia hacia las contradicciones,
una tolerancia hacia la ambigüedad. Aprende a ser india
en la cultura mexicana, a ser mexicana desde un punto de
vista anglosajón. Aprende a hacer juegos malabares con
las culturas. Tiene una personalidad plural, funciona de
modo plural –nada es desechado, ni lo bueno, ni lo malo
ni lo horrible, nada es rechazado, nada abandonado. No
sólo vive con las contradicciones, transforma la ambiva-
lencia en algo diferente” (cit. en Feyerabend, P., “Contra la
inefabilidad cultural, el objetivismo ,el relativismo y otras
quimeras” Archipiélago. Cuadernos de crítica de la cultura, 20,
1995. Este texto nos demuestra que hoy en día los preten-
didos núcleos centrales de las culturas nos enseñan muy
poco acerca de las mismas; son los problemas de límites,
de periferias que se tocan las unas a las otras, los que nos
enseñan mucho más acerca de lo que somos y en donde
estamos situados.
94
Ejemplo de lo que venimos criticando se encuentra
en la monografía de Salais, Baverez y Reynaud, La inven-
ción del paro en Francia. Historia y transformaciones desde 1890
hasta 1980, publicado por el Ministerio de Trabajo, Madrid,
1990. El “endurecimiento” de la realidad que suponen el
formalismo y la cuantificación no son casuales ni están
separados de los intereses de poder: ver Serverin, E., De
la jurisprudence en droit privé: théorie d’une practique, Press-
es Universitaires de Lyon, Lyon, 1985, en el que se analiza
la labor de taxonomía y clasificación abstractas de la re-
alidad por parte del poder judicial; y, también, Daston L.,
“The domestication of risk: mathematical probability and
insurance, 1650-1830” en Krueger, L., (edit.), The Probabilistic
Revolution: Volumen I, Ideas in History, MIT Press, Cambridge
MA, en relación a la funcionalidad de los análisis estadís-
ticos con el surgimiento y consolidación de las empresas
de seguros de vida. Cfr., el interesante ensayo de Alain
Desrosières “How to Make Things Which Hold Together:
Social Science, Statistics and the State”, en Wagner, Wit-
trock y Whitley (edit.), Discourses on Society. The Shaping of
214
Anotaciones
215
La reinvención de los DERECHOS HUMANOS
216
Anotaciones
217
La reinvención de los DERECHOS HUMANOS
CAPÍTULO VII
102
Véase los enormes esfuerzos para integrar en el
corpus normativo de los derechos a los “derechos econó-
micos, sociales y culturales”, los cuales serían la verdadera
plataforma para evitar cualquier tipo de fundamentación
trascendental que vaya más allá de nuestros cuerpos y ne-
cesidades: www.aaj.org.br/STNprot2005-esp.htm; (28 de
mayo de 2007)
103
Obsérvese la magnitud del trabajo esclavo (o en
términos de la OIT, trabajo forzoso) en el mundo actual
en: http://news.bbc.co.uk/hi/spanish/specials/newsid_
4537000/4537169.stm; (28 de mayo de 2007)
104
Consúltese el fascinante trabajo de búsqueda de
convergencias sociales y planteamiento de alternativas
propuestos por el Foro Mundial de las Alternativas: www.
forumdesalternatives.org/; (28 de mayo de 2007)
105
www.xtec.es/~fchorda/goya/dosincc.htm; (28 de
218
Anotaciones
mayo de 2007)
106
Véase una interpretación de la novela de Carpen-
tier desde la problemática de su país natal: www.habana-
radio.cu/modules/mysections/singlefile.php?lid=1801; (28
de mayo de 2007)
107
www.monografias.com/trabajos7/versa/versa.
shtml; (28 de mayo de 2007)
108
Véase un resumen del libro de Maalouf en: www.
hislibris.com/?p=131 (consultada el 2 de octubre de 2007)
y algunos comentarios en: www.ciao.es/Las_cruzadas_vis-
tas_por_los_arabes_Amin_Maalouf__142386; (28 de mayo
de 2007)
109
www.patriagrande.net/brasil/sebastiao.salgado/;
(28 de mayo de 2007)
110
www.criticarte.com/Page/file/art2005/RedefinirPo-
liticoArte.html; (28 de mayo de 2007)
111
Véanse algunos momentos de los “ensayos” de
Montaigne en: www.enfocarte.com/1.12/filosofia.html
(consultada el 2 de octubre de 2007
112
http://aixa.ugr.es/escher/table.html; (28 de mayo
de 2007)
113
Puede descargarse libremente el texto de Freud
en: www.planetalibro.com.ar/ebooks/eam/ebook_view.
php?ebooks_books_id=17 (consultada el 2 de octubre de
2007
114
Sobre el autor, puede consultarse: http://josephn-
raz.googlepages.com/recentpublications2 (consultada el 2
de octubre de 2007. Sobre su análisis de los valores puede
leerse su obra The Practice of Value, Oxford University Press,
2003.
115
www.chez.com/bacfrancais/nouvelleheloise.html
(consultada el 3 de octubre de 2007
116
http://es.geocities.com/biblio_e_dosto/leer/inqui-
sidor.html (consultada el 3 de octubre de 2007
117
Comentarios interesantes en: www.ucm.es/BUCM/
revistas/fll/02122952/articulos/DICE0404110109A.PDF (con-
sultada el 3 de octubre de 2007
118
www.epdlp.com/compclasico.php?id=956 (consul-
tada el 2 de octubre de 2007)
119
Las referencias textuales son las siguientes: R. Mu-
sil, El hombre sin atributos (trad. del alemán por J. M. Sáenz),
219
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Anotaciones
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Anotaciones
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