Marx El Capital
Marx El Capital
Marx El Capital
base de su doctrina económica y política. El filosofo alemán, como principal teórico del
comunismo, será el responsable de la creación de una de las ideología básicas del siglo XIX y XX
que fundamentó a través de sus influencias en la filosofía germana, el socialismo francés y la
economía política inglesa.
El Capital -crítica de la economía política- es una obra en la que Marx trabajó casi durante
cuarenta años, tratando de desgranar las características primordiales del modo de producción
capitalista y sus relaciones de circulación y producción.
El trabajo está dividido en cuatro volúmenes, publicándose el primero en 1867. Los otros dos
aparecieron tras la muerte de Marx, en 1885 y 1894, encargándose de su organización y
publicación Federico Engels. Incluso hay un cuarto volumen que se unió a la obra ya después
del fallecimiento de Engels con cuadernos escritos por Marx y que no habían sido publicados
anteriormente.
El objetivo de este trabajo es realizar una descripción del sistema económico capitalista desde
sus orígenes a un predecible final, siendo un compendio de materias entre las que se
encuentran la economía, la historia, la filosofía y la política.
En esta otra lección te descubrimos el pensamiento de Karl Marx para que puedas ahondar
mejor en su ideología.
El Capital de Karl Marx - Resumen corto - Una trabajo de casi toda una vida
Imagen: Manosanta
El primer volumen de El Capital de Karl Marx es el más conocido de todos y trata el proceso de
producción del capital. En él se empieza a dar forma a una de las teorías elementales en el
filósofo alemán: que en el capitalismo la propiedad de los medios de producción la controla la
burguesía, mientras que el trabajo lo lleva a cabo el proletariado.
Dentro de El Capital de Karl Marx existen una series de conceptos básicos:
La diferencia entre las mercancías que compran y las que venden es el valor excedente o
plusvalía, donde se basa la acumulación de capital. La plusvalía sería el valor excedente del
trabajo no remunerado del trabajador asalariado, que se lo queda gratis el capitalista. Los
medios que se utilizan para aumentar la plusvalía aparecen a través de la duración de la
jornada de trabajo, con el aumento de la productividad o por la disminución del salario del
trabajador.
En cuanto al proceso de circulación del capital, Marx describe cómo funciona el mercado, de su
dependencia por parte de los agentes que en él se desarrollan y de las regulaciones que se
utilizan para controlar los caprichos del mismo y atajar los problemas que surjan. El capital, por
su misma estructura, suele acumularse, habiendo cada vez más dinero para invertir en fuerza
de trabajo. Además, la competencia se constituye como una disputa entre capitalistas, que da
lugar a cada vez una mayor concentración del capital en menos personas, de modo que el
número de capitalistas decrece, pasando el excedente a ser proletariado.
Sobre el dinero, Marx estudia su función como mediador en el intercambio y medida de los
valores. En su función como simple mediador se transforma como fin en sí mismo: el dinero es
productor de más dinero, convirtiéndose en capital. Su valor se determina por el coste de
producción del oro, medido por la cantidad de trabajo socialmente necesario. La cantidad de
dinero no determina el nivel de precios, sino que es el nivel de precios lo que determina la
cantidad de dinero. Además, hace referencia al tipo de interés como el precio del alquiler del
dinero, dependiendo de la oferta y demanda de fondos prestables y del tipo de beneficio.
Por otro lado, afirma que la crisis del capitalismo vendría relacionada con la superproducción
de las fábricas sumada a una población que no tiene recursos para adquirir aquello que se
produce. Además, estas tendrían como futuro la quiebra debido a la mecanización masiva, ya
que las máquinas no pueden ser explotadas como los trabajadores por lo que esto sería la
bancarrota de las empresas.
Por lo tanto, Marx señala en El Capital la relación entre explotación del trabajo y capitalismo,
entre alineación y valorización del capital, subrayando además que la contradicción entre
capital y trabajo es resultado de la historia y se puede superar mediante la acción y la lucha de
clases.
Libro II: La metamorfosis del capital y su ciclo, la rotación del capital y la reproducción y
circulación del capital social global.
De todas ellas la sección que tiene más actualidad o más interés en el mundo actual es, sin
lugar a dudas, el capital productor de interés. El capitalismo en su fase de globalización
significa el absoluto imperio del capital productor de interés y de todas las formas del valor
autónomas sobre el resto de ramas y funciones del capital, cuya característica esencial es la
multiplicación del valor sin la mediación de la producción. En estas formas autónomas del valor
hay que incluir, además del crédito como su figura estrella, a las acciones, los bonos y los
derivados. Como el capital productor de interés se presenta como la relación del dinero
consigo mismo, cobran también especial importancia y actualidad las dos secciones del primer
libro: la transformación de la mercancía en dinero y la transformación del dinero en capital.
También una sección que cobra mucho interés en la actualidad es la dedicada a la renta del
suelo, máxime cuando la crisis desatada en el 2008 fue en parte una crisis en el sector
inmobiliario, que permitió a los dueños del suelo y a los constructores enriquecerse de manera
irracional.
Marx pensó en su época que el socialismo estaba al caer; también lo pensó Lenin. Pero en la
realidad el capitalismo ha seguido firme en su desarrollo. Eso implica que bajo las relaciones de
producción capitalista las fuerzas productivas pudieron desde aquel entonces seguir
desarrollándose y lo han hecho de un modo prodigioso. Las formas del valor y las formas
mercantiles se han consolidado y han brotado algunas nuevas. De ahí que El Capital, que debe
pasar como la mejor obra teórica que analiza las formas de valor y formas mercantiles en
general, siga teniendo total vigencia. Aunque es cierto que hay formas del valor o formar
mercantiles nuevas que no existían en tiempos de Marx y que por consiguiente él no analizó,
como pueden ser los derivados, esto no implica que El Capital haya quedado obsoleto. Marx
nos proporcionó las herramientas teóricas para analizar las nuevas formas mercantiles.
Pensemos en los derivados: se trata básicamente de asegurarme hoy en precio lo que va a
suceder en el futuro. Yo he pactado comprar harina al precio de 200 euros la tonelada de trigo;
si llegada la fecha de vencimiento del contrato el precio de la tonelada de trigo ha subido a 300
euros, yo seguiré pagando 200 euros. Pero yo puedo vender ese derecho y hacerlo por 280
euros, por ejemplo, embolsándome así una ganancia especulativa de 80 euros por tonelada.
Aquí el derecho de compra se ha transformado en una mercancía. El capitalismo se caracteriza
por convertirlo todo en mercancía. La forma económico-social de los derivados merece sin
duda un análisis más detallado, pero con lo dicho nos basta para demostrar que las
herramientas proporcionadas por Marx son suficientes para analizar esas formas económicas.
No niego tampoco la necesidad de estas nuevas formas económicas; lo que cuestiono es el
sistema de apropiación de las ganancias especulativas. Todas las ganancias especulativas
producidas por los efectos ciegos del mercado deben ser propiedad del Estado. La clave está
en el sistema de propiedad y no en las formas económicas.
Otro rasgo que diferencia el capitalismo de los tiempos de Marx del capitalismo actual es el
papel decisivo del consumo de masas. El capitalismo reformista que lucha por una mejora en
los salarios y por un Estado del bienestar desarrollado, no es más que el reconocimiento del
papel del consumo de masas en la marcha exitosa de la economía. En este sentido el
pensamiento de Marx tampoco está tan lejos de esa realidad, si incluimos dentro de ese
pensamiento el principio de lucha por la liberación económica de los trabajadores. Hay otro
aspecto importante a destacar en el mundo actual que se refiere a la relación entre trabajo y
propiedad. En los grandes bancos, también sucede en las grandes corporaciones, el número
total de propietarios es superior al número de trabajadores. El capital se ha socializado. El
contenido económico social de este cambio ya lo contemplaba Marx en El Capital. A este
respecto, esto es, en relación con las sociedades anónimas, en el capítulo dedicado al papel del
crédito en la producción capitalista, Marx se expresa en los siguientes términos: “El capital que
descansa de por sí sobre un modo de producción y presupone una concentración social de
medios de producción y fuerza de trabajo, adquiere aquí, directamente, la forma de capital
social (capital de individuos directamente asociados) en contraste con el capital privado, y sus
empresas aparecen como empresas sociales en contraste con las empresas privadas. Es la
supresión del capital como propiedad privada dentro de los límites del propio modo capitalista
de producción”. Lo he dicho en otras ocasiones: el punto clave de la dialéctica se encuentra, y
mucho más en el mundo de hoy, en las transiciones; y Marx aquí nos da una lección ejemplar.
A diferencia de aquella anquilosada vanguardia marxista que solo piensa en términos de lucha
de contrarios en su modalidad absoluta: en un lado el capitalismo y en otro el socialismo. Pero
Marx lo deja aquí claro: las sociedades anónimas, y todas las grandes corporaciones lo son,
representan la forma del capital social frente al capital privado, la empresa social frente a la
empresa privada, la supresión de la propiedad privada dentro de los límites de la producción
capitalista.
El Capital de Marx no sirve para suplantar a la economía convencional. El pensamiento
económico de Marx no es un pensamiento absoluto, que lo abarca todo y es instrumento para
todo. La economía convencional, heredera de la economía vulgar, es la sistematización de la
experiencia de los agentes económicos en la producción capitalista. Luego es un saber
necesario. La economía convencional complementa el pensamiento de Marx. La economía
convencional empieza donde acaba el pensamiento de Marx. Así cuando leemos un tratado de
economía convencional, observamos que su punto de partida es el mercado, la organización
de la empresa y los mercados de factores: la tierra, el trabajo y el capital. Todo lo que en la
economía convencional es el punto de partida, en El Capital es el punto de llegada. Las
secciones de El Capital tituladas “La circulación de las mercancías”, “La transformación de la
ganancia en ganancia media” y “La transformación de los valores en precios de producción”
son análisis que se realizan en el ámbito del mercado. Pero Marx estudia el mercado bajo el
punto de vista de cómo se engendran nuevas formas de valor y cómo ocultan la naturaleza del
valor. La economía convencional, por el contrario, no dedica una palabra a la naturaleza del
valor ni al análisis de las formas de valor. Para la economía convencional las formas
económicas representan objetos y los presenta como dados, sin mediación y sin origen. Cabe
resaltar que la última sección de El Capital se titula Las rentas y sus fuentes, lo que vuelve a
poner de manifiesto que el punto de llegada del pensamiento económico de Marx es el punto
de partida de la economía convencional.
Hablemos un poco más de las esencias, pero bajo el punto de vista de la ocultación. El valor de
una mercancía producida bajo el régimen de producción capitalista se representa mediante la
fórmula siguiente: M = C + (V + P). C es el capital constante, capital invertido en materias
primas, maquinarias e instalaciones, capital que no modifica su valor durante el proceso de
producción; V es el capital variable, capital invertido en fuerza de trabajo, que produce más
valor del que cuesta; y P es el plusvalor creado por los trabajadores y apropiado por el
capitalista. Pero como advierte Marx, una cosa es lo que cuesta la producción de la mercancía
y otra muy distinta es lo que le cuesta al capitalista. Para el capitalista lo que invierte en
materias primas, maquinarias e instalaciones es de igual naturaleza que lo que invierte en
salarios. De ahí que el capital constante más el capital variable se le presentan al capitalista
como precio de coste. De manera que para el capitalista el valor de la mercancía se representa
mediante la siguiente fórmula: M = Pc + P. Pero desde que el capital total desembolsado se le
presenta al capitalista como precio de costo, la plusvalía adopta la forma de ganancia (G). Así
que la fórmula que representa el valor de la mercancía para el capitalista sea la siguiente: M =
Pc + G. Bajo esta fórmula se oculta que la ganancia proviene de la variación del capital
invertido en fuerza de trabajo. Esta ocultación es aún mayor en cuanto el mercado modifica la
naturaleza individual del valor de las mercancías. Una vez establecida la cuota media de
ganancia y los precios de mercado, cada capitalista se lleva la parte alícuota de la plusvalía
total presente en el mercado. De manera que la ganancia se le presenta al capitalista como la
diferencia entre el precio de venta (Pv) y el precio de costo (Pc). Así que la fórmula que
representa la ganancia para el capitalista sea la siguiente: G = Pv – Pc. Y como en el mercado
está repleto de irregularidades e incidencias y los precios no son los mismos para todos los
clientes mayoristas, la ganancia se presenta en parte como fruto de las habilidades del
capitalista en el mercado.
En el salario se presenta también una ocultación. El salario se presenta como precio del
trabajo. Marx afirma que el salario en tanto precio del trabajo es una expresión irracional,
puesto que el trabajador no vende su trabajo sino su fuerza de trabajo. Así que el concepto de
salario oculta el hecho de que al trabajador se le paga solo el valor de su fuerza de trabajo y no
el valor total creado por la fuerza de trabajo. Hoy día la ocultación del salario ha sufrido una
enorme inversión. Los sueldos que ganan los grandes directivos y las estrellas del cine, de la
música y del deporte son gigantescos. De manera que bajo el concepto de salario se ocultan
enormes masas de plusvalía. Esta apropiación de enormes masas de plusvalía bajo el concepto
de salario se produce por varias razones, por causa de monopolios naturales, por el dominio
de los mercados globales ayudado por los grandes medios de comunicación de masas, que
incluye el consumo de centenas de millones de personas, y por el papel de la publicidad en las
grandes corporaciones. Las formas de enriquecerse en el mercado global se han multiplicado
de manera prodigiosa y ha escapado al control consciente de las personas. No existe un Estado
global y, por esa razón, el liberalismo se ha apoderado de la vida de millones de personas.
Todo este mundo merece ser más estudiado y más duramente criticado.
Paso a ahora a detallar algunos de los errores de los teóricos marxista y más especialmente de
los especialistas en el estudio de El Capital. Primero están aquellos que reclaman a Marx no
haber hablado de cosas que en parte no tiene sentido que hable y en parte porque se le pide
haberlo contemplado todo. Algunos hablan que en Marx no hay una teoría de las crisis
capitalistas. En primer lugar, creo que las crisis no deberían tener una teoría específica, en
segundo lugar, Marx no veía el futuro y no podía analizar hechos específicos del capitalismo
del siglo XX y del siglo XXI, y en tercer lugar, la clave de las soluciones del capitalismo no está
en predecir y darle solución a las crisis capitalistas, sino en cambiar las relaciones de
producción capitalista en relaciones de producción socialista. Segundo, están aquellos que
siguen dándole vuelta a las contradicciones existentes en la transformación de los valores en
precios de producción, cuando quien haya leído detenidamente a Marx sabe que hay
diferencias cualitativas y cuantitativas entre valor y precio. Y si observamos la realidad, esa
contradicción es prácticamente inevitable. Solo se trata de seguir la idea de Marx: los precios
gravitan, acercándose o alejándose, en torno a los valores. Y de todos modos, por mucho que
el precio se diferencie de su valor, eso no quita nada al hecho de que el precio sea la expresión
del valor en dinero. Del mismo modo que por mucho que un espejo nos dé una imagen muy
deformada de nuestra apariencia cromática, eso no quita nada al hecho de que la imagen es
un reflejo de nuestra apariencia cromática. Tercero, están aquellos que creen que si a El
Capital se le dota de un mejor aparato matemático, sus rendimientos teóricos mejoran
notablemente. Esto es un error y lleva a una enorme confusión. El Capital es esencialmente
una obra teórica dedicada al estudio y análisis de las formas económicas mercantiles y
capitalistas, es un análisis de carácter cualitativo. Sin embargo, en la economía convencional,
tanto en la macroeconomía como en la microeconomía incluida la contabilidad, el aparato
matemático es fundamental. Y cuarto, están aquellos que han vaciado al pensamiento
económico de Marx de la filosofía hegeliana, esto es, han eliminado una de las fuentes
decisivas del pensamiento de Marx, y con ello el pensamiento económico de Marx ha perdido
riqueza, fuerza y profundidad.
Resumo: El Capital es una obra teórica sobre economía mercantil y economía capitalista. Su
gran valor reside en el análisis de las formas económicas. Su metodología, que parte de las
esencias para llegar a las apariencias, nos permite vincular la economía marxista con la
economía convencional. No hay obra como la de Marx para analizar la naturaleza del dinero,
siendo el dinero la quintaesencia del mundo capitalista moderno. Y aunque el dinero virtual se
consolidara, como el bitcoin o cualquier otra moneda digital, la esencia y sustancia del dinero
no sufriría modificación alguna. Puesto que hay que distinguir entre la esencia de una cosa y
sus múltiples y confusas manifestaciones. Tampoco hay otra obra como El Capital para analizar
la naturaleza del capital productor de interés y el sistema de crédito. E igualmente no hay obra
como El Capital para entender cómo se enriquecen los capitalistas. Y por último, no hay
análisis mejor del mercado que el proporcionado por Marx en El Capital, en lo que afecta al
análisis de las formas del valor y su realización. Y me despido con una consigna para la lucha
teórica: Hay que recuperar el pensamiento de Hegel y devolvérselo al pensamiento de Marx.