4 Filiacion
4 Filiacion
4 Filiacion
PADRES E HIJOS
CAPITULO I: GENERALIDADES.
Puig Peña (citado por Fueyo) dice que es aquel estado jurídico que la ley asigna a
determinada persona, deducido de la relación natural de procreación que la liga con otra.
Para Enrique Rossel, la filiación es el vínculo jurídico que une a un hijo con su
padre o madre y que consiste en la relación de parentesco establecida por la ley entre un
ascendiente y su inmediato descendiente, o sea, su descendiente de primer grado.
a) En primer lugar, da reglas para establecerla con la mayor certidumbre posible, ya que
a veces resulta incierta. Una de las cuestiones mas importantes es la certidumbre de la
paternidad, prueba biológica
b) Señala las consecuencias jurídicas, los derechos, deberes y obligaciones que vinculan
a los padres con los hijos: potestad parental y patria potestad.
3.- Clasificación.
No obstante que conforme al art. 33 del Código Civil se considera iguales a todos
los hijos, es posible distinguir diversas clases de filiación:
Es también filiación matrimonial la del hijo cuyos padres contraen matrimonio con
posterioridad a su nacimiento, siempre que la paternidad y la maternidad hayan estado
previamente determinadas por los medios que la ley establece, o bien se determine por
reconocimiento realizado por ambos padres en el acto del matrimonio o durante su
vigencia, en la forma prescrita por el art. 187. Juan y maría tienen un hijo filiación no
matrimonial, maría lo reconoce, pero en el acto del matrimonio juan lo reconoce, pasa a
ser de de filiación matrimonial. Para efectos sucesorios no importa para nada, todos los
hijos tienen el mismo derecho.
Finalmente, también debemos incluir entre los hijos que ostentan filiación
matrimonial aquellos beneficiados con la adopción, de conformidad a la Ley Nº 19.620.
Sintetizando, gozan de filiación matrimonial:
2º Los hijos concebidos antes del matrimonio válido de sus padres y nacidos durante el
mismo;
3º Los hijos concebidos y nacidos antes del matrimonio válido de sus padres, cuya filiación
hubiere estado determinada respecto de ambos padres al momento de contraer éstos
matrimonio; caso de juan y maría
4º Los hijos concebidos y nacidos antes del matrimonio de sus padres, cuya paternidad y
maternidad es reconocida por éstos al momento de contraer matrimonio; escuchar 1.10
5º Los hijos concebidos y nacidos antes del matrimonio de sus padres, cuya paternidad y
maternidad es reconocida por éstos durante la vigencia del matrimonio;
6º Los hijos que se encontraren en cualquiera de las situaciones anteriores, en el caso del
matrimonio nulo;
7º Los hijos que han sido beneficiados con la adopción, conforme a la Ley Nº 19.620.
En los demás casos, la filiación es no matrimonial (art. 180, inciso 3º).
Así la denomina Hernán Corral T. Se trata de aquella que tiene el hijo concebido
mediante la aplicación de técnicas de reproducción humana asistida.
i.Se considera padre y madre del hijo concebido mediante la aplicación de técnicas de
reproducción asistida al hombre y mujer que se sometieron a ellas.
2. Maternidad de la cónyuge.
El hijo tendrá filiación matrimonial cuando realmente haya sido concebido y parido
por la cónyuge. Por ello, puede impugnarse la filiación matrimonial acreditando falso parto
o suplantación del hijo. La maternidad es un hecho notorio, de manera que su
establecimiento o su impugnación son cuestiones de mecánica jurídica.
La paternidad, o sea el hecho de que un ser haya sido engendrado realmente por
el que pasa a los ojos de todos por su padre, es un fenómeno incierto que solo a medias
puede ser establecido. Por ello, el legislador estableció una presunción legal de
paternidad, fundada en la normalidad de las cosas. Está establecida en el art. 184, que
dispone que se presumen hijos del marido los nacidos después de la celebración del
matrimonio y dentro de los 300 días siguientes a su disolución o a la separación judicial
de los cónyuges. La regla tiene excepciones, según se verá.
Formas de determinación:
La filiación matrimonial queda determinada:
1. Por el nacimiento del hijo durante el matrimonio de sus padres, con tal que la
maternidad y la paternidad estén establecidas legalmente en conformidad con los
artículos 183 y 184, respectivamente (art. 185, inciso 1º).
2. Por el matrimonio de los padres, tratándose del hijo nacido antes de celebrar dicho
contrato, siempre que la maternidad y la paternidad hubieren estado determinadas con
arreglo al artículo 186 (art. 185, inciso 2º). En este caso, se exige que ambos padres
hayan reconocido al hijo antes del matrimonio o que la filiación se encuentre determinada
respecto a ambos padres por resolución judicial.
3. En el acto del matrimonio de los padres, cuando éstos reconozcan los hijos habidos
con anterioridad (art. 38 de la Ley de Registro Civil).
4. Por el matrimonio de los padres, tratándose del hijo nacido antes de celebrar dicho
contrato, cuando ambos padres reconocen al hijo durante la vigencia del matrimonio.
2. Los nacidos dentro de los 300 días siguientes a su disolución o a la separación judicial de
los cónyuges.
3. Los nacidos 300 días después de decretada la separación judicial de los cónyuges, por el
hecho de consignarse como padre el nombre del marido, a petición de ambos cónyuges,
en la inscripción de nacimiento del hijo. Se decreta la separación judicial pasaron 300 dias
y en el 315 dicen es mio, pero deben ir ambos
Advierte nuestra doctrina que esta acción del marido, si bien se tramitará conforme
a las reglas de las acciones de impugnación, no tiene tal naturaleza. En efecto, se le ha
llamado “acción de desconocimiento de la paternidad”. Como señala Ramos Pazos, la
distinción entre “impugnación” y “desconocimiento” de la paternidad está explícitamente
formulada en el artículo 184: en el inciso 2º, se alude a la acción de desconocimiento; en
el inciso 4º, a la acción de impugnación.4 Lo mismo ocurre en el artículo 6, números 2 y
3, de la Ley sobre Registro Civil, que dispone: “Se subinscribirán al margen de la
inscripción de nacimiento del hijo al que se refieran, los siguientes actos: (…) 2º. Las
sentencias que dan lugar a la demanda de desconocimiento de la paternidad del nacido
antes de expirar los ciento ochenta días subsiguientes al matrimonio; 3º. Las sentencias
que determinan la filiación, o que dan lugar a la impugnación de la filiación determinada”.
Hernán Corral afirma por su parte que la coincidencia de los plazos y forma de
interposición no convierte a la acción de desconocimiento en una acción de impugnación.
En el caso de la acción de desconocimiento, lo que se pide al juez no es que compruebe
la falsedad de la filiación presumida, sino únicamente que constate los supuestos de hecho
del desconocimiento: esto es, que el marido ignoraba el embarazo al tiempo del
matrimonio y que no reconoció al hijo por actos positivos. Como se trata de hechos
negativos –agrega Corral-, la carga de la prueba recaerá en el demandado (el hijo, por sí
o representado).5 De esta manera, como expresa Ramos Pazos, será el hijo quien tendrá
que probar que su padre se casó con conocimiento del estado de preñez de su madre o
que por actos positivos, lo reconoció como tal.6 Ahora bien, ¿en el juicio incoado a
consecuencia de esta acción deducida por el marido, podría el hijo sostener que él sí tiene
tal calidad, y que ella se acredite recurriendo, por ejemplo, a la pericia biológica
consistente en examen de ADN al demandante y al demandado? Pareciera necesario para
ello que la madre del hijo, en su calidad de representante legal de éste, deduzca en
contra de su marido una demanda reconvencional de reclamación de paternidad. Esta
última acción, que en principio no es necesaria cuando el hijo nace en el seno de un
matrimonio, aquí sí resultaría imprescindible, si el marido interpuso su acción de
desconocimiento y la parte demandada (la madre, en su calidad de representante legal
del hijo desconocido), no logra enervarla probando que su marido tenía conocimiento del
embarazo al momento de casarse.
Determinación voluntaria.
Opera por el reconocimiento del padre, de la madre o de ambos. El reconocimiento
del hijo tendrá lugar mediante una declaración formulada con ese determinado objeto por
el padre, la madre o ambos (art. 187, inciso 1º).
1º Reconocimiento
instrumental.
1.1.) Fuentes.
En este caso, el reconocimiento del hijo tendrá lugar mediante una declaración
formulada con ese determinado objeto por el padre, la madre o ambos (art. 187):
1. Ante el Oficial del Registro Civil, al momento de inscribirse el nacimiento del hijo (el
número 1 del art. 187 agrega también “o en el acto del matrimonio de los padres”, pero
en nuestra opinión esta hipótesis no debió consignarse en este artículo, sino en el art.
185, pues se refiere ella a la filiación matrimonial, mientras que el 187 discurre acerca
de la filiación no matrimonial).
Los menores, según expresamos, tienen derecho a adquirir una identidad 8, para
lo cual “El niño será inscripto inmediatamente después de su nacimiento y tendrá derecho
desde que nace a un nombre, a adquirir una nacionalidad y, en la medida de lo posible,
a conocer a sus padres y a ser cuidado por ellos.” (artículo 7, número 1, de la Convención
sobre los Derechos del Niño). En armonía con este precepto, el artículo 28 de la Ley
número 4.808, Ley de Registro Civil, dispone que “Dentro del término de sesenta días,
contado desde la fecha en que hubiere ocurrido el nacimiento, deberá hacerse la
inscripción del recién nacido, a requerimiento verbal o escrito de alguna de las personas
que indica el artículo siguiente.” El artículo 29 señala quienes están obligados a requerir
la inscripción: el padre, si es conocido y puede declararlo; el pariente más próximo mayor
de 18 años, que viviere en la casa en que hubiere ocurrido el nacimiento; el médico o
partera que haya asistido al parto o, en su defecto, cualquiera persona mayor de 18 años;
el jefe del establecimiento público o el dueño de la casa en que el nacimiento haya
ocurrido, si éste ocurriere en sitio distinto de la habitación de los padres; la madre, en
cuanto se halle en estado de hacer dicha declaración; la persona que haya recogido al
recién nacido abandonado; y el dueño de la casa o jefe del establecimiento dentro de
cuyo recinto se haya efectuado la exposición de algún expósito. El artículo 30, establece
que en los primeros 30 días posteriores al nacimiento, la inscripción sólo podrá requerirse
por el padre o la madre o por un mandatario de cualquiera de ellos. Transcurrido dicho
plazo, podrán requerir la inscripción las demás personas mencionadas por el artículo 29.
3. En escritura pública.
4. En acto testamentario
Características.
1. Es un acto solemne: debe constar en los instrumentos públicos precedentemente
indicados o en el testamento, si no se otorgare ante funcionario público.
4. Es un acto irrevocable (art. 189, inciso 2º): de ahí que nuestra jurisprudencia haya
descartado la posibilidad de que el propio padre que reconoció al hijo, pueda después
impugnar dicho reconocimiento, invocando el incido final del artículo 216 del Código
Civil; además, se preocupó la ley de precisar que si el reconocimiento constare en un
testamento, la revocación del mismo no afectará al aludido reconocimiento. Ello es
lógico, pues como se trata de una declaración y no de una disposición de bienes, en esta
parte el testamento es irrevocable.
5.Es un acto puro y simple: el reconocimiento no admite modalidades (art. 189, inciso 2º).
Plazo ,condición
6.No surtirá efectos respecto de un hijo que tenga legalmente determinada una filiación
distinta (art. 189, inciso 1º). Lo anterior, sin perjuicio del derecho a ejercer las acciones
de reclamación e impugnación de filiación, conforme al art. 208. El hijo ya tenia padre y
fue un padre a reconocerlo como hijo no se puede hacer, pero puede impugnar la
paternidad
7.No perjudica los derechos de terceros de buena fe (art. 189, inciso 3º): los derechos deben
haberse adquirido con anterioridad a la subinscripción del reconocimiento al margen de la
inscripción de nacimiento del hijo.
Después de las modificaciones introducidas al Código Civil por la Ley número 20.030
(publicada en el Diario Oficial con fecha 5 de julio de 2005), el reconocimiento a virtud de
confesión judicial, sólo puede producirse en el marco de una acción de reclamación de
estado civil, habiéndose derogado el procedimiento especial y breve que sólo tenía por
objeto citar al supuesto padre o madre para confesar la paternidad o maternidad, y que
regulaban los incisos 2°, 3° y 4° del artículo 188, hoy derogados. Aca se citaba decía que
no era el padre se terminaba procedimiento con fuerza cosa juzgada
Determinación forzada.
Opera cuando el Tribunal acoge una acción de reclamación de filiación,
estableciendo en la sentencia que se dicte la maternidad o paternidad respectiva.
Nos referiremos a esta materia al tratar de las acciones de filiación, en los párrafos
siguientes. Desde ya, cabe prevenir que la filiación establecida contra la voluntad del
padre o madre priva a éstos de importantes derechos.
Dado tal carácter personalísimo, mientras el hijo sea menor de edad, se suspende el plazo
para repudiar (a pesar de ser un plazo de caducidad y no de prescripción, que es el que
usualmente se suspende).
El plazo para repudiar es fatal (se trata de una hipótesis de caducidad por ende).
1. Situación del reconocimiento del hijo fallecido: los herederos podrán repudiar dentro del
año siguiente al reconocimiento;
2. Situación si el reconocido menor falleciere antes de llegar a la mayor edad: los herederos
podrán repudiar dentro del año siguiente de la muerte.
Formalidades de la repudiación.
El repudio es un acto solemne, que deberá hacerse por escritura pública, dentro
de los plazos señalados. Esta escritura deberá subinscribirse al margen de la inscripción
de nacimiento del hijo (art. 191, inciso 4º).
Características de la repudiación.
1° Por regla general, es un acto ersonalísimo;
2° Se trata de un acto jurídico unilateral;
3° Es un derecho que se ejerce sin expresión de causa: se trata por ende de un derecho
absoluto, cuyo ejercicio no puede suponer abuso del derecho;
4° Es un acto solemne;
5° Es un derecho sujeto a caducidad;
6º Es un acto irrevocable.
Efectos de la repudiación
No tiene efectos absolutos. La repudiación privará retroactivamente al
reconocimiento de todos los efectos que beneficien exclusivamente al hijo o sus
descendientes, pero no alterará los derechos ya adquiridos por los padres o terceros, ni
afectará a los actos o contratos válidamente ejecutados o celebrados con anterioridad a
la subinscripción correspondiente (art. 191, inciso 5º).
Principios fundamentales.
1. La ley permite investigar tanto la paternidad como la maternidad (artículo
195, inciso 1º).
Cabe advertir que si bien el primitivo artículo 288 del Código Civil establecía que
el hijo ilegítimo tendría derecho a que su madre le asistiera con los alimentos necesarios
si no pudiere obtenerlos del padre, agregaba que “No podrá intentarse esta acción contra
ninguna mujer casada”. Madre calidad subsidiaria de alimentos, si no los pagaba el padre
los pagaba la madre
Existían sin embargo ciertas categorías de hijos que no podían ser reconocidos por
sus padres. Tales eran los hijos “de dañado ayuntamiento”, es decir, los hijos adulterinos,
incestuosos y sacrílegos (antiguos artículos 36 a 39 del Código Civil, originarios del
mismo). El artículo 275, originario, establecía que el reconocimiento, en estos casos,
podía ser impugnado por toda persona que probare interés actual en ello. Los hijos de
dañado ayuntamiento, fueron eliminados por la Ley número 5.750 de 2 de diciembre del
año 1935.
iii) La Ley número 5.750, estableció seis casos en que se permitía investigar la
paternidad ilegítima, para el efecto de solicitar alimentos. Con esta ley, el reconocimiento
de hijo ilegítimo pasó a ser tanto voluntario como forzado (ahora, el supuesto hijo podía
acreditar su calidad de tal, aún contra la voluntad de su progenitor, si tal paternidad
emanaba de documentos o pruebas escritas) y al introducirse esta última forma, se aceptó
la investigación de la paternidad ilegítima, dándose así el primer paso para que en materia
de hijos extramatrimoniales nuestro Código se pusiere al compás de la legislación
mundial.
iv) El escueto tenor original del artículo 271 originario se mantuvo vigente por 95 años,
hasta que el Código Civil fue objeto de una importante reforma por la Ley número 10.271,
publicada en el Diario Oficial de fecha 2 de abril de 1952, que, en lo que atañe a este
precepto, amplió las hipótesis de reconocimiento, incluyendo entre ellas el hecho de
consignarse el nombre del padre o de la madre, a petición de ellos, en la inscripción de
nacimiento, y estableciendo, entre otras cosas, la posibilidad de demandar al padre o a
la madre para obtener un reconocimiento judicial (siempre que el demandado no
estuviere casado, salvo que se encontrare divorciado) y de acreditar la filiación a través
de la posesión notoria del estado de hijo. Se eliminó también como requisito del
reconocimiento la notificación al hijo. Asimismo, a partir de esta reforma, todo
reconocimiento de un hijo ilegítimo lo transformará en hijo natural.
v) En esta evolución normativa, cabe destacar también la Ley número 17.999, publicada
en el Diario Oficial de fecha 3 de junio de 1981. Estableció esta ley que las declaraciones
que en cualquier época se efectuaren con el objeto de reconocer a un hijo natural y que
constaren en un acta extendida ante cualquier Oficial del Registro Civil, tendrían mérito
de escritura pública, para los efectos previstos en el artículo 271 del Código Civil.
vi) Diecisiete años después, la Ley número 19.585, derogó el artículo 271, y estableció
el sistema normativo que actualmente nos rige.
1) El artículo 182, que tiene por padre y madre del hijo concebido mediante la aplicación de
técnicas de reproducción humana asistida al hombre y mujer que se sometieron a ella; y
La ley pretende desincentivar las demandas temerarias o que supongan una verdadera
extorsión al demandado, advirtiendo que aquellos que las propicien, deberán responder
civilmente. Abogado demandado de paternidad sobrino de un juez de la zona, lo
demandan por paternidad, se presenta la dda la dda queda detenida un tiempo, sobre el
estado civil no se puede transigir, el abogado le dice al cliente le dice que con 1.300 mil
se soluciona el problema, el abogado le ofrecio 30 mill al hijo se quedo con el resto, lo
condenaron
Reglas probatorias.
Dispone la ley que en los juicios sobre determinación de la filiación, la maternidad
y la paternidad podrán establecerse mediante toda clase de pruebas, decretadas de oficio
o a petición de parte (art. 198, inciso 1º).
1. Prueba testimonial: será insuficiente por sí sola (art. 198, inciso 2º); por ende, deberá
complementarse con otra prueba.
2. Presunciones: deben cumplirse los requisitos exigidos en el art. 1712 del CC (vale
decir, que se trate de presunciones graves, precisas y concordantes). En verdad, no se
divisa la razón para haber señalado lo anterior, considerando que el artículo se habría
aplicado de todas maneras, salvo disposición expresa en contrario.
Las partes, por una sola vez, tendrán derecho a solicitar un nuevo informe pericial
biológico. Duda de que el adn esta bien hecho , se pide informe
El juez podrá dar a esta prueba pericial, el valor de plena prueba, sea para
establecer la paternidad o maternidad (cuando se trata de una acción de reclamación de
filiación), sea para excluirla (cuando se trata de una acción de reclamación e impugnación
de filiación). En todo caso, la ley no dice que la prueba pericial “tendrá” el valor de plena
prueba, sino que el juez “podrá” darle ese valor (artículo 199, inciso 2°).
El juez deberá recabar, por la vía más expedita posible, antes de dictar sentencia,
los resultados de las pericias practicadas que no hubieren sido informados al tribunal
(artículo 199, inciso 3°).
La ley define lo que se entiende, para estos efectos, por “negativa injustificada”:
cuando citada la parte dos veces, no concurre a la realización del examen. Para este
efecto, las citaciones deberán efectuarse bajo apercibimiento de aplicarse la presunción
antes mencionada (artículo 199, inciso 4°).
Establece también el Código Civil en qué casos, el juez debe ordenar, de inmediato,
que se practique la prueba pericial biológica:
i) se notificará personalmente; o
ii) por cualquier medio que garantice la debida información del demandado (artículo 199 bis,
inciso 1°).
Escuchar min 30
4. Posesión notoria del estado civil: la posesión notoria de la calidad de hijo respecto de
determinada persona servirá también para que el juez tenga por suficientemente
acreditada la filiación (art. 200).
Para acreditar la filiación mediante la posesión notoria, se requiere cumplir con los
siguientes requisitos copulativos:
Ante una eventual colisión de pruebas, el art. 201 dispone que la posesión notoria
del estado civil de hijo, preferirá a las pruebas periciales de carácter biológico en caso de
que haya contradicción entre unas y otras. En efecto, podría ocurrir que una persona
hubiere sido tratada como hijo en los términos señalados precedentemente, y que del
examen biológico no quedare establecida dicha filiación. Como la ley propende a
beneficiar al hijo, opta por dar preferencia a la posesión notoria.
2. Es una acción de nulidad: su presupuesto, por ende, es la falta de validez del acto de
reconocimiento, siendo causal de la misma la existencia de un vicio de la voluntad del
sujeto que reconoció. Habida cuenta de la señalada causal de nulidad, ésta es entonces
la relativa. Tales vicios de la voluntad, por ende, pueden ser el error, la fuerza o el dolo.
3. Es una acción prescriptible: como ocurre con todas las acciones de nulidad previstas
en nuestro Código Civil, está sujeta a un plazo de prescripción, más allá del cual el acto
debe entenderse saneado por el transcurso del tiempo. Dispone el artículo 202 que la
acción prescribirá en el plazo de un año. Este año se computará de dos maneras, según
cual fuere la causal de nulidad:
a. Si hubo error o dolo, prescribirá en un año, contado desde la fecha del otorgamiento
del acto de reconocimiento.
b. Si hubo fuerza, prescribirá en un año, contado desde el día en que ésta hubiere cesado.
El distingo es armónico con lo dispuesto en el artículo 1691 del Código Civil, que también
separa aguas entre la fuerza o violencia, por un lado, y el error o el dolo, por otro, pero
no guarda congruencia con el plazo previsto en este artículo, pues aquí la ley otorga
cuatro años para demandar la nulidad, y no sólo uno.
4. Es una acción personal: los titulares de esta acción de nulidad pueden ser
determinadas personas y ella debe dirigirse sólo contra ciertos individuos. Tienen
legitimación activa, sólo el supuesto progenitor que reconoció, y en caso de fallecer, sus
herederos (según se desprende, por lo demás, del artículo 1684 del Código Civil).
Tienen legitimación pasiva sólo el supuesto hijo, o de ser éste incapaz, su representante
legal. Respecto de los herederos del supuesto padre o madre, éstos sólo podrían gozar
del residuo del plazo que hubiere quedado al momento de morir el que había reconocido.
5. Es una acción que, de ser acogida, produce efectos absolutos y no relativos. Por que
se deja de tener la calidad de hijos de respecto de todos. En efecto, dispone el artículo
315 del Código Civil: “El fallo judicial pronunciado en conformidad con lo dispuesto en el
Título VIII que declara verdadera o falsa la paternidad o maternidad del hijo, no sólo vale
respecto de las personas que han intervenido en el juicio, sino respecto de todos,
relativamente a los efectos que dicha paternidad o maternidad acarrea”. De esta manera,
si quien acciona fue la persona que había reconocido a su supuesto hijo y dicha acción
fuere en definitiva acogida, podría ocurrir que la sentencia afecte no sólo al que hasta ese
momento pasaba por hijo, sino que también a otras personas, como por ejemplo sus
descendientes (y que tenían por ende la calidad de nietos de quien había reconocido).
6. Si quien reconoció hubiere fallecido, los titulares de la acción de nulidad serían sus
herederos. Pues bien, cabe plantearse si ellos deben actuar de consuno o si, por el
contrario, sólo uno o algunos de ellos podrían deducir la acción. En otras palabras, ¿se
trata de una acción indivisible o divisible? La cuestión es dudosa. A primera vista,
pareciera razonable entender que todos los herederos deben demandar, pues
comprendidos en cuanto colectividad, representan a la persona del causante. Sin
embargo, a la luz del propio artículo 315 podría estimarse que basta con que uno de ellos
accione, y la sentencia favorable sea oponible a todos los demás. De cualquier manera,
los herederos, actuando individual o colectivamente, disponen de otras acciones, como
son la de impugnación de la paternidad (artículo 216, inciso final) y la de impugnación de
la maternidad (artículo 218).
Efectos de la sentencia que determina la filiación, contra
la oposición del padre o madre.
315 pierde los derechos hereditarios
Observamos que la sanción legal es muy drástica para el ascendiente que intentó
eludir su paternidad o maternidad, pues se verá privado:
Hemos afirmado que el perdón del hijo restituye algunos y no todos los derechos
de los que la ley privó al progenitor. En efecto, la restitución de derechos al padre o madre
no alcanza, por cierto, a la patria potestad ni al cuidado personal ni al asenso para el
matrimonio, pues para operar la aludida restitución, se requiere que el hijo sea
plenamente capaz. La restitución tendrá sí gran importancia, en aspectos sucesorios, pues
confiere al padre o madre la calidad de legitimario (art. 1182, inciso 2º).
¿Tiene derecho a pedir alimentos al hijo, el padre o madre en cuyo favor operó la
restitución de derechos, cuando dicho padre o madre hubiere abandonado en su infancia
al hijo? Parece dudoso, pues el art. 324 nada dice al efecto, a diferencia de la expresa
indicación contenida en los arts. 994 y 1182, acerca de los derechos hereditarios.
Filiación matrimonial.
Corresponde la acción exclusivamente al hijo, al padre o a la madre (art. 204, inciso
1º).
Filiación no matrimonial.
Debemos distinguir según si la filiación estuviere determinada o indeterminada.
1. Sólo al hijo contra su padre o su madre: lo que guarda armonía con lo dispuesto en el
artículo 317, inciso 1º, del Código Civil: “Legítimo contradictor en la cuestión de
paternidad es el padre contra el hijo, o el hijo contra el padre, y en la cuestión de
maternidad el hijo contra la madre, o la madre contra el hijo.”; o
2. Sólo al hijo o a los herederos del hijo contra los herederos del padre o madre: en este
segundo caso, debemos tener presente el inciso 2º del artículo 317 del Código Civil:
“Son también legítimos contradictores los herederos del padre o madre fallecidos en
contra de quienes el hijo podrá dirigir o continuar la acción y, también, los herederos del
hijo fallecido cuando éstos se hagan cargo de la acción iniciada por aquel o decidan
entablarla.” Se puede deducir que la ley contempla las siguientes hipótesis en este
segundo caso: i) que el hijo demande a los herederos de su padre o madre; ii) que el
hijo, habiendo demandado a su padre o madre, continúe su acción en contra de los
herederos del demandado, si éste falleciere en el decurso del juicio; iii) que los herederos
del hijo, en cualquiera de los dos casos anteriores, prosigan la acción iniciada por el hijo;
iv) que los herederos del hijo, deduzcan la acción en contra del padre o madre del
primero o en contra de los herederos del padre o madre del primero. Con todo, se
contempla una limitación en nuestra legislación: conforme al inciso 3º del artículo 5º
transitorio de la Ley número 19.585, “no podrá reclamarse la paternidad o maternidad
respecto de personas fallecidas con anterioridad a la entrada en vigencia de la presente
ley”. Recordemos que ésta ley, llamada vulgarmente “de filiación”, entró en vigencia el
27 de octubre de 1999.
Son también legítimos contradictores los herederos del padre o madre fallecidos en
contra de quienes el hijo podrá dirigir o continuar la acción y, también, los herederos del
hijo fallecido cuando éstos se hagan cargo de la acción iniciada por aquel o decidan
entablarla.
Lea más: http://leyes-cl.com/codigo_civil/317.htm
Con lo expuesto, adherimos a la tesis que plantea que es posible demandar para
el reconocimiento de la paternidad o la maternidad, no obstante estar fallecido el presunto
padre o madre. La materia, con todo, se discute en nuestra doctrina. El meollo de la
cuestión dice relación con los alcances que tienen los artículos 205, 206 y 317 del Código
Civil y cómo deben armonizar entre sí. En efecto, como se sostiene en un voto de minoría,
en una sentencia del Tribunal Constitucional de fecha 4 de septiembre de 2012, hay al
menos dos posiciones que se enfrentan sobre el sentido y alcance del artículo 206 del
Código Civil. Una tesis, que denomina “restrictiva”, sostiene que el artículo 206 sólo
permite que los hijos del presunto padre o madre muerto, para demandar a los herederos
de éste en búsqueda del reconocimiento filiativo, lo puedan hacer únicamente en los dos
casos que contempla: hijo póstumo y padre o madre fallecidos dentro de los 180 días
siguientes al parto. Por tanto, si el padre o madre hubiere fallecido después de
transcurridos 180 días desde el día del parto, el hijo no podría demandar a los herederos
del progenitor fallecido. La otra tesis, que llama “amplia”, sostiene que este precepto debe
mirarse como una excepción, pues hay otros preceptos del Código Civil que abren la
posibilidad de demanda a otras situaciones que las contempladas en el precepto
impugnado. Los argumentos de una y otra tesis han sido desarrollados en las
presentaciones hechas ante el Tribunal Constitucional. Para la posición “restrictiva”, el
derecho a la identidad personal del hijo cuyo padre o madre fallece sin encontrarse dentro
de los supuestos del artículo 206 del Código Civil cede, en su posibilidad de concreción,
frente al derecho a la integridad psíquica de los herederos que no desean ver perturbada
su vida familiar; al derecho a su privacidad, a no verse compelidos a perturbar el descanso
de su deudo fallecido mediante la correspondiente exhumación del cadáver y, en un plano
puramente patrimonial, al derecho a la propiedad sobre la herencia una vez que opera la
sucesión por causa de muerte. Para la segunda posición, es decir la “amplia”, si bien el
artículo 205 del Código Civil dice que la acción de reclamación de filiación “le corresponde
sólo al hijo contra su padre o madre”, ello no obsta a que si ha fallecido el progenitor se
pueda demandar a sus herederos, pues la disposición parte del supuesto que aquél está
vivo. Si el padre o la madre ha muerto, entra a operar el artículo 1097 del Código Civil,
según el cual los herederos representan al causante. Además, cuando la ley quiere
impedir que se demande a los herederos, lo dice expresamente (como ocurría con el
antiguo artículo 271 del Código Civil, referido a la forma de acceder a la calidad de hijo
natural). Enseguida, el artículo 317, inciso 2º, del Código Civil, introducido por la Ley de
Filiación, establece en términos muy amplios la legitimación de o en contra de los
herederos. Finalmente, privar a los hijos de la posibilidad de demandar a los herederos
no se compadece con el contexto de la ley –artículos 195, 198, 199 y 200 del Código
Civil-, que posibilita una amplia investigación de la paternidad o maternidad y establece
la imprescriptibilidad de la acción de reclamación de filiación.18
En cuanto a la jurisprudencia, cabe destacar una sentencia de la Corte Suprema,
de fecha 21 de septiembre de 2006, autos Rol número 3.249-05, que admite la demanda
de reclamación de filiación en contra de los herederos del padre fallecido.
3.El representante legal del hijo incapaz, en interés de éste (artículo 205, inciso 2º).
Si el hijo es póstumo, o si alguno de los padres fallece dentro de los 180 días
siguientes al parto, la acción podrá dirigirse en contra de los herederos del padre o de la
madre fallecidos.
Si el hijo fuere incapaz, el plazo se contará desde que haya alcanzado la plena
capacidad (art. 206).
Tal como lo expresamos, la doctrina más tradicional ha entendido que este caso
previsto en el artículo 206, sería el único en el que podría demandarse a los herederos
del padre o madre de acción de reclamación, de manera que en cualquier otro caso, sólo
procederá la acción si el supuesto padre o madre viviere. Sin embargo, la jurisprudencia
más reciente concluye en otro sentido, según también lo indicamos, admitiendo la acción
en contra de los herederos del presunto padre o madre. En el mismo sentido, se han
formulado cuestionamientos a la constitucionalidad del artículo 206, en cuanto priva de
acción de reclamación al hijo, si no se encuentra en la hipótesis contemplada en dicho
precepto. Así, por sentencia del Tribunal Constitucional de fecha 4 de septiembre de 2011,
autos Rol número 2.035-11, se acoge parcialmente la tesis de la inconstitucionalidad del
artículo. En efecto, se estima contrario a la Constitución el que el legislador haya
circunscrito la posibilidad de incoar la acción de filiación contra los herederos del presunto
padre cuando éste haya fallecido antes del parto o, a más tardar, dentro de los 180 días
siguientes al mismo, toda vez que este último requisito entraña, en opinión de los
sentenciadores, una exigencia arbitraria que limita injustificadamente el derecho del hijo
a reclamar su filiación. Se agrega en esta sentencia que en la búsqueda de una explicación
racional para el establecimiento del referido término de 180 días contados desde el
nacimiento del presunto hijo para que tenga lugar la muerte del padre, no cabe sino
concluir que el mismo es resultado de una extrapolación impropia de dicho plazo desde
la regulación de la paternidad presuntiva derivada del artículo 76 del Código Civil (base
de la presunción de pater is est, en relación con lo dispuesto en el inciso 1º del artículo
180 del mismo Código), plenamente aplicable para determinar la filiación matrimonial, a
una situación de posible filiación no matrimonial, como es la planteada en autos. De allí
que determinar la procedencia de la acción de filiación contra los herederos en función de
la muerte del padre dentro de un cierto plazo, por lo demás exiguo, contado desde el
nacimiento del hijo, resulta ser un condicionamiento sin base lógica, y por lo mismo
contrario al estándar de razonabilidad con el que debe confrontarse cualquier diferencia
de trato por parte del legislador. Señala a continuación la sentencia que en cambio, el
otro requisito impuesto por el artículo 206, cual es que la acción se deduzca dentro de
los tres años siguientes a la muerte del padre o a la fecha en que el presunto hijo haya
alcanzado la plena capacidad, es enteramente razonable, por consideraciones
elementales de certeza jurídica, atendido lo cual los sentenciadores no lo estiman
susceptible de reproche de inconstitucionalidad.19 escuchar 45
Situación del hijo fallecido siendo incapaz.
Si hubiere fallecido el hijo siendo incapaz, la acción podrá ser ejercida por sus
herederos, dentro del plazo de 3 años contados desde la muerte.
Podría ocurrir que el hijo falleciere siendo capaz, pero antes de haber transcurrido
los 3 años desde que alcanzó la plena capacidad. En este caso, sus herederos sólo
dispondrán del plazo residual, que faltare para completar los 3 años.
El plazo o su residuo empezará a correr para los herederos incapaces desde que
alcancen la plena capacidad (art. 207).
Si el supuesto padre probare que la madre cohabitó con otro durante el período
legal de la concepción, esta sola circunstancia no bastará para desechar la demanda, pero
no podrá dictarse sentencia en el juicio sin emplazamiento de aquél (art. 210).
3.1.3. Impugnación de la paternidad tratándose de los hijos nacidos antes del matrimonio
de sus padres (art. 216, inciso 4º).
a) Causales.
La maternidad podrá ser impugnada probándose:
8.Falso parto; o
9.Suplantación del pretendido hijo al verdadero (art. 217, 1º).
Con todo, como la cosa juzgada sufre alteraciones en el ámbito del estado civil, el
artículo 220 previene que la limitación apuntada rige sin perjuicio de lo que dispone el
artículo 320, al que ya hemos aludido. En consecuencia, aún cuando existiere sentencia
ejecutoriada, podrá accionar quien se presenta como verdadero padre o madre del que
pasa por hijo de otros, o como verdadero hijo del padre o madre que le desconoce. Tal
como se dijo, en estos casos deberán interponerse conjuntamente las acciones de
reclamación y de impugnación (art. 208).
2º Los bienes de los hijos: estos efectos se denominan por la ley “patria potestad”.20
b) Deber de socorro.
Los hijos tienen el deber de cuidar a sus padres en su ancianidad, en el estado de
demencia, y en todas las circunstancias de la vida en que necesitaren sus auxilios. Dicha
obligación, que se materializa en el deber de socorro, recae en los hijos de cualquier edad,
aún aquellos emancipados (artículo 223, inciso 1º).
Tienen derecho al mismo socorro todos los demás ascendientes (por ejemplo, los
abuelos), en caso de inexistencia o de insuficiencia de los inmediatos descendientes
(artículo 223, inciso 2º).
Los dos incisos del artículo 223 son concordantes con lo dispuesto en el artículo
321, número 3 del Código Civil: “Se deben alimentos: (…) 3º A los ascendientes”.
El incumplimiento de este deber de socorro origina sanciones civiles.
Así, por ejemplo, el artículo 968 Nº 3 declara indigno de suceder al difunto como
heredero o legatario, al consanguíneo dentro del sexto grado inclusive, que en el estado
de demencia o destitución del causante, no lo socorrió, pudiendo.
a) Deber de
crianza.21 a.1)
Principio general.
El artículo 222, inciso 1º, dispone que la preocupación fundamental de los padres es
el interés superior del hijo, para lo cual procurarán su mayor realización espiritual y
material posible, y lo guiarán en el ejercicio de los derechos esenciales que emanen de la
naturaleza humana de modo conforme a la evolución de sus facultades. Como ha señalado
la Corte Suprema, es un “principio que si bien tiene un contenido indeterminado, puede
afirmarse que alude al pleno respeto de los derechos esenciales del niño, niña o
adolescente, buscándose a través del mismo, asegurar el ejercicio y protección de los
derechos fundamentales de los menores y posibilitar la mayor satisfacción de todos los
aspectos de su vida, orientados al desarrollo de su personalidad.”
El artículo 224, inciso 1º, señala por su parte que toca de consuno a los padres, o
al padre o madre sobreviviente, el cuidado personal de los hijos. Agrega el precepto que
este
21 La Ley número 20.680, publicada en el Diario Oficial con fecha 21 de junio de 2013,
introdujo importantes modificaciones al Código Civil, en lo concerniente a las normas que
regulan el cuidado personal de los menores y la patria potestad. En virtud de esta reforma,
se modificaron los artículos 222, 227, 244 y 245, se sustituyeron los artículos 224, 225,
226 y 229, se incorporaron los artículos 225-2 y 229-2 y se derogó el artículo 228. Se
reemplazó también el artículo 42 de la Ley número 16.618, “Ley de Menores”, y se
sustituyó el inciso 2º del artículo 21 de la Ley número 19.947, Ley de Matrimonio Civil.
cuidado se basará en el principio de corresponsabilidad22, en virtud del cual ambos
padres, vivan juntos o separados, participarán en forma activa, equitativa y permanente
en
a.3) Procedimiento.
En las materias a que se refieren los casos precedentemente indicados, el juez oirá
a los hijos y a los parientes.
Las resoluciones que se dicten, una vez ejecutoriadas, se subinscribirán en la
forma y plazo que establece el artículo 225.
El juez podrá apremiar en la forma establecida en el artículo 543 del Código de
Procedimiento Civil (la referencia debe entenderse hecha al inciso 1º de este precepto)24,
a quien fuere condenado por resolución judicial que cause ejecutoria, a hacer entrega del
hijo y no lo hiciere o se negare a hacerlo en el plazo que se hubiere determinado para
estos efectos. En igual apremio incurrirá el que retuviere especies del hijo y se negare a
hacer entrega de ellas a requerimiento del juez ( art. 227).
2.1. Concepto.
Se ejerce sobre:
28 Como lo expresamos, la Ley número 20.680 publicada en el Diario Oficial de fecha 21
de junio de 2013, modificó los artículos 244 y 245 del Código Civil, referidos a la patria
potestad.
a) Los hijos no emancipados: a diferencia de lo que establecía el anterior artículo 240,
que circunscribía la patria potestad a los hijos legítimos no emancipados, ésta se ejerce
ahora sobre todos los hijos no emancipados que tengan una filiación determinada, sea
ésta matrimonial o no matrimonial, salvas las excepciones que indicaremos más adelante.
En armonía con lo anterior, el artículo 4º transitorio de la Ley Nº 19.585 dispone
que la guarda a que estuviere sujeto el hijo natural expirará por la entrada en vigencia
de la citada ley, cuando de acuerdo a ella el hijo debiere estar sujeto a patria potestad.
En tal caso, el respectivo padre o madre entrará de pleno derecho en el ejercicio de la
patria potestad que le corresponde.
b) Sobre los derechos eventuales del hijo que está por nacer (art. 243, inciso 2º).
Como cuestión previa, cabe señalar que será indiferente el régimen de bienes que
pudiese existir entre los padres, en el caso de estar casados (art. 247).
La primera distinción que cabe realizar en esta materia dice relación a si los padres
viven juntos o separados.
Debemos distinguir a su vez si existe o no acuerdo entre los padres (art. 244):
Los padres, por acuerdo suscrito por escritura pública o acta extendida ante
cualquier oficial del Registro Civil, que se subinscribirá al margen de la inscripción de
nacimiento del hijo dentro de los 30 días siguientes a su otorgamiento, podrán estipular
que la patria potestad sea ejercida:
1.Por el padre;
2.Por la madre; o
3.Por ambos, conjuntamente (artículo 244, inciso 1º).
En este caso, la patria potestad será ejercida por aquel que tenga a su cargo el
cuidado personal del hijo, o por ambos, de conformidad al artículo 225, al que ya hicimos
referencia.
Sin embargo, por acuerdo de los padres o por resolución judicial, fundada en el
interés del hijo:
i) Podrá atribuirse la patria potestad al otro padre; o
ii) Podrá radicarse la patria potestad en uno de los padres si la ejercían conjuntamente.
Además, basándose también en el interés del hijo, los padres podrán ejercer la
patria potestad de manera conjunta.
Se aplicará al acuerdo o a la sentencia judicial, la exigencia de subinscribir en el
mencionado plazo de 30 días (art. 245, inciso 2º).
En el ejercicio de la patria potestad conjunta, se aplicará lo establecido en el inciso
3º del artículo 244 (actuación indistinta para los actos de mera conservación y actuación
conjunta para el “resto de los actos”).
b) Cuando la filiación del hijo no esté determinada legalmente ni respecto del padre ni
respecto de la madre. La determinación legal de la paternidad o la maternidad, pone fin
a la guarda en que se hallare el hijo menor de edad y da al padre o a la madre, según
corresponda, la patria potestad sobre sus bienes (art. 249).
c) En general, respecto del hijo cuyos padres no tengan derecho a ejercer la patria
potestad (tal ocurriría, si ambos padres se encuentran moralmente inhabilitados).
Comienza la patria potestad al nacer el hijo (sin perjuicio de que permite cautelar
los derechos deferidos al hijo que está por nacer) y termina con su emancipación.
La patria potestad se ejerce sobre los bienes del hijo. Para ello, se otorga al padre
o a la madre o a los dos de consuno, las siguientes facultades:
3) un derecho legal de goce sobre los bienes del hijo (que en el antiguo artículo 243 se
denominaba “usufructo”);
4) un derecho para administrar los bienes del hijo; y
5) la representación judicial y extrajudicial del hijo.
Analizaremos a continuación dichas facultades.
2.7. Del derecho legal de goce sobre los bienes de los hijos.
a) Concepto.
b.1) Los bienes que conforman el peculio profesional o industrial del hijo (art.
250 Nº 1). Son tales todos los bienes adquiridos por el hijo en el ejercicio de todo empleo,
oficio, profesión o industria.
El trabajo de los menores de edad se encuentra regulado en el Código del Trabajo,
Capítulo II, “De la capacidad para contratar y otras normas relativas al trabajo de los
menores”, artículos 13 a 18. En ellos, se dispone que los menores entre 15 y 18 años sólo
podrán realizar trabajos “ligeros”, estando debidamente autorizados y cuidando de no
afectar sus estudios. No se admitirán menores de 18 años en trabajos o faenas que
requieran fuerzas excesivas ni en actividades que puedan resultar peligrosas paras su
salud, seguridad o moralidad. Incluso los mayores de 18 y menores de 21 años, no pueden
ser contratados, sin previo examen de aptitud, para trabajos mineros subterráneos. Estas
normas prohíben, por regla general, el trabajo de menores de 18 años en cabarets y otros
establecimientos análogos que presenten espectáculos vivos o en los que se expendan
bebidas alcohólicas que deban consumirse en el mismo establecimiento. Se regula
también el trabajo de menores en el teatro, cine, radio, televisión, circo u otras
actividades similares. Se prohíbe también a los menores todo trabajo nocturno en
establecimientos industriales y comerciales.29
29 “Art. 13. Para los efectos de las leyes laborales, se considerarán mayores de edad y
pueden contratar libremente la prestación de sus servicios los mayores de dieciocho años.
/ Los menores de dieciocho años y mayores de quince podrán celebrar contratos de
trabajo sólo para realizar trabajos ligeros que no perjudiquen su salud y desarrollo,
siempre que cuenten con autorización expresa del padre o madre; a falta de ellos, del
abuelo o abuela paterno o materno; o a falta de éstos, de los guardadores, personas o
Establece el artículo 251 que el hijo se mirará como mayor de edad para la
administración y goce de su peculio profesional o industrial, sin perjuicio de lo dispuesto
en el artículo 254.
instituciones que hayan tomado a su cargo al menor, o a falta de todos los anteriores, del
inspector del trabajo respectivo. Además, previamente, deberán acreditar haber
culminado su Educación Media o encontrarse actualmente cursando ésta o la Educación
Básica. En estos casos, las labores no deberán dificultar su asistencia regular a clases y
su participación en programas educativos o de formación. Los menores de dieciocho años
que se encuentren actualmente cursando su Enseñanza Básica o Media no podrán
desarrollar labores por más de treinta horas semanales durante el período escolar. En
ningún caso los menores de dieciocho años podrán trabajar más de ocho horas diarias. A
petición de parte, la Dirección Provincial de Educación o la respectiva Municipalidad,
deberá certificar las condiciones geográficas y de transporte en que un menor trabajador
debe acceder a su educación básica o media. / Lo establecido en el inciso anterior se
aplicará respecto de los menores de quince años, en las situaciones calificadas en que se
permite su contratación en los espectáculos y actividades artísticas a que hacen referencia
los artículos 15, inciso segundo y 16. / El inspector del trabajo que hubiere autorizado al
menor en los casos de los incisos anteriores, pondrá los antecedentes en conocimiento
del Tribunal de Familia que corresponda, el que podrá dejar sin efecto la autorización si
lo estimare inconveniente para el trabajador. / Otorgada la autorización, se aplicarán al
menor las normas del artículo 246 (hoy, artículo 251) del Código Civil y será considerado
plenamente capaz para ejercitar las acciones correspondientes. / La autorización exigida
en el inciso segundo no se aplicará a la mujer casada, quien se regirá al respecto por lo
previsto en el artículo 150 del Código Civil. / Un reglamento del Ministerio del Trabajo y
Previsión Social, previo informe de la Dirección del Trabajo, determinará las actividades
consideradas como peligrosas para la salud y el desarrollo de los menores de dieciocho
años que impidan, en consecuencia, celebrar contratos de trabajo en conformidad a los
incisos anteriores, debiendo actualizarse dicho listado cada dos años. / Las empresas que
contraten los servicios de menores de dieciocho años, deberán registrar dichos contratos
en la respectiva Inspección Comunal del Trabajo.”
“Art. 14. Los menores de dieciocho años de edad no serán admitidos en trabajos ni en
faenas que requieran
fuerzas excesivas, ni en actividades que puedan resultar peligrosas para su salud,
seguridad o moralidad. / Los menores de veintiún años no podrán ser contratados para
trabajos mineros subterráneos sin someterse previamente a un examen de aptitud. / El
empleador que contratare a un menor de veintiún años sin haber cumplido el requisito
establecido en el inciso precedente incurrirá en una multa de tres a ocho unidades
tributarias mensuales, la que se duplicará en caso de reincidencia.”
“Art. 15. Queda prohibido el trabajo de menores de dieciocho años en cabarets y otros
establecimientos análogos que presenten espectáculos vivos, como también en los que
expendan bebidas alcohólicas que deban consumirse en el mismo establecimiento. /
Podrán, sin embargo, cumpliendo con lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 13,
actuar en aquellos espectáculos los menores de edad que tengan expresa autorización de
su representante legal y del respectivo Tribunal de Familia.”
“Art. 16. En casos debidamente calificados, cumpliendo con lo dispuesto en el inciso
segundo del artículo 13, y con la autorización de su representante legal o del respectivo
Tribunal de Familia, podrá permitirse a los menores de quince años que celebren contrato
de trabajo con personas o entidades dedicadas al teatro, cine, radio, televisión, circo u
otras actividades similares.”
“Art. 17. Si se contratare a un menor sin sujeción a lo dispuesto en los artículos
precedentes, el empleador estará sujeto a todas las obligaciones inherentes al contrato
mientras se aplicare; pero el inspector del trabajo, de oficio o a petición de parte, deberá
ordenar la cesación de la relación y aplicar al empleador las sanciones que correspondan.
/ Cualquier persona podrá denunciar ante los organismos competentes las infracciones
relativas al trabajo infantil de que tuviere conocimiento.”
“Art. 18. Queda prohibido a los menores de dieciocho años todo trabajo nocturno en
establecimientos industriales y comerciales. El período durante el cual el menor de 18
años no puede trabajar de noche será de once horas consecutivas, que comprenderá, al
menos, el intervalo que media entre los veintidós y las siete horas.”
Este último precepto dispone por su parte que no se podrán enajenar ni gravar en
caso alguno los bienes raíces del hijo, aun pertenecientes a su peculio profesional o
industrial, ni sus derechos hereditarios, sin autorización del juez con conocimiento de
causa.
Debe tenerse presente que el peculio profesional o industrial sólo corresponde al
menor adulto, pues el impúber, siendo absolutamente incapaz, no puede ejecutar ninguna
actividad remunerada. En todo caso, dispone el artículo 439 que el menor que está bajo
curaduría tendrá las mismas facultades administrativas que el hijo sujeto a patria
potestad, respecto de los bienes adquiridos por él en el ejercicio de un empleo, oficio,
profesión o industria. Ambos puede ser titulares, por ende, de peculio profesional o
industrial.
A diferencia de lo que acontece con el patrimonio reservado de la mujer casada en
sociedad conyugal, la ley no exige que la actividad productiva realizada por el menor sea
separada de la de su padre o madre que ejerza la patria potestad.
En el ámbito del Código de Minería, dispone el artículo 25 que las minas
descubiertas y manifestadas por menores adultos se entenderán pertenecer al peculio
profesional o industrial de aquellos. Sobre la misma materia, y en caso de no haber peculio
profesional o industrial, el último inciso del artículo 250 del CC. señala que el goce sobre
las minas que pertenecen al hijo se limitará a la mitad de los productos y el padre o madre
que ejerza la patria potestad responderá al hijo de la otra mitad. La disposición anterior
deja en claro que las minas que pertenecen al hijo no están exceptuadas del derecho legal
de goce del o de los padres que ejerzan la patria potestad, aunque tal derecho está
restringido en este caso, pues se responderá por la mitad de los productos.
b.2) Los bienes adquiridos por el hijo a título de donación, herencia o legado,
cuando el donante o testador:
● ha estipulado que no tenga el goce o la administración quien ejerza la patria
potestad;
● ha impuesto la condición de obtener la emancipación; o
● ha dispuesto expresamente que tenga el goce de estos bienes el hijo (art. 250 Nº
2).
Llama la atención la falta de prolijidad en el lenguaje utilizado por el legislador en
este numeral, al aludir a una eventual “estipulación” del testador; mal puede este
estipular, cuando ejecuta un acto jurídico unilateral.
De conformidad al artículo 253, inciso 2º, si el padre o madre que tiene la patria
potestad no puede ejercer sobre uno o más bienes del hijo el derecho legal de goce (lo
que ocurre precisamente en el caso del Nº 2 del artículo 250), éste pasará al otro padre
o madre, salvo que ambos padres estuvieren impedidos, pues entonces la propiedad plena
pertenecerá al hijo y se le dará un curador para la administración (art. 253, inciso 2º).
A diferencia de lo previsto en el antiguo artículo 248, que impedía a la madre
casada en sociedad conyugal asumir el usufructo legal de los bienes del hijo, el inciso 2º
del actual artículo 252 sí le permite ser titular del derecho legal de goce, creando al efecto,
como dijimos, una hipótesis de separación legal parcial de bienes. Con esta solución, el
marido no tendrá injerencia alguna sobre los bienes, pues los frutos no ingresarán al
patrimonio social, sino que al haber propio de la mujer. Se garantiza así que no se burlará
la voluntad del donante o testador, en orden a privar al marido del derecho legal de goce
sobre los bienes donados o transmitidos al menor.
Tratándose de los bienes que adquiera el hijo por donación, herencia o legado bajo
condición de obtener la emancipación, la ley considera cumplida la condición privando al
padre o madre que ejercía la patria potestad del derecho legal de goce (dicho de otra
manera: no debe esperarse a que se cumpla la condición fijada por el donante o causante:
la ley la entiende cumplida).
Si el donante o testador hubiere dispuesto expresamente que tenga el goce de los
bienes donados, heredados o legados el hijo, cabe preguntarse si ello también implica
que el padre o madre quedará privado de la administración de esos bienes. La cuestión a
resolver es la siguiente: si el donante o testador hubiere dispuesto expresamente que
tenga el goce de los bienes donados el hijo, ¿ha de privarse también al padre y/o a la
madre de la administración de estos bienes y por ende darse al hijo un curador?; o, por
el contrario,
¿podría sostenerse que en este caso el padre y/o la madre, aunque privados del goce de
estos bienes pueden ejercer la administración sobre los mismos y por ende no ha de darse
al hijo un curador?
Previo a responder derechamente a la pregunta, es útil tener presente que antes
de la reforma hecha al Código Civil por la Ley 19.585, del año 1998, disponía el antiguo
artículo 248: “El padre o madre a quien el donante o testador haya impuesto la condición
de no administrar, queda privado del usufructo, y a su vez, si se le ha impuesto la
condición de no usufructuar, queda privado de la administración. / Si la condición afecta
al padre y a la madre, se estará a lo dispuesto en el artículo 252. / Sin embargo, en el
caso del número 2º del artículo 243 la administración corresponderá al padre.” La
referencia al antiguo artículo 252, debía entenderse hecha al inciso 2º de este precepto,
que ordenaba darle un curador al hijo, que asumiera la administración de sus bienes. Por
su parte, el artículo 243 número 2, correspondía precisamente al actual artículo 250
número 2, tercera hipótesis. Así las cosas, antes de la citada reforma, no existía ninguna
duda en cuanto a que la respuesta a la pregunta, era la siguiente: a pesar de estar
desprovisto del goce de los bienes donados al hijo, el padre conservaba la administración.
Así lo dejaba en claro Enrique Rossel, en su “Manual de Derecho de Familia”30.
¿Puede estimarse que la fórmula contemplada en el antiguo artículo 248, inciso
final, en relación con el antiguo artículo 243 número 2, que separaba el goce de la
administración, se mantiene vigente en el Código Civil? Volvamos al artículo 253, pues
este precepto corresponde al antiguo artículo 248. La cuestión decisiva consiste en la
interpretación del inciso 2º del artículo 253, del siguiente tenor: “Si el padre o la madre
que tiene la patria potestad no puede ejercer sobre uno o más bienes del hijo el derecho
legal de goce, éste pasará al otro; y si ambos estuviesen impedidos, la propiedad plena
pertenecerá al hijo y se le dará un curador para la administración.” A su vez, dentro de
este inciso, me parece que resulta fundamental fijar el alcance que tiene la expresión
“impedidos”. Nótese que no es la misma palabra que usaba el antiguo artículo 248, que
aludía a “la condición de no administrar” impuesta por el donante o por el testador.
Seguidamente, desplegaremos argumentos a favor o en contra de la tesis en virtud de la
cual no se pierde la administración de los bienes por el padre y/o la madre.
Argumentos favorables a la tesis de que el padre y/o la madre no quedan
despojados de la administración de los bienes del hijo y por ende no resulta necesario
provocar el nombramiento de un curador para éste:
a. Cuando la ley alude a los padres “impedidos”, debemos entender la expresión referida
a un impedimento que tenga origen legal o judicial, pero no en la voluntad del donante
o del
b.3) Las herencias o legados que hayan pasado al hijo por incapacidad,
indignidad o desheredamiento del padre o madre que tiene la patria potestad
(art. 250 Nº 3).
En este caso, también corresponderá a la madre la titularidad del derecho legal de
goce, en defecto del padre a quien hubiere correspondido ejercer tal derecho, o a la
inversa, corresponderá al padre, en defecto de la madre a quien hubiere correspondido
ejercer tal derecho.
La ley no incluye en el Nº 3 del artículo 250 la repudiación de la asignación por
causa de muerte que pudiere haber hecho el padre o la madre. Operando la repudiación,
la asignación pasará al hijo en virtud del derecho de representación, pero en este caso no
se priva al padre o madre del ejercicio del derecho legal de goce sobre los bienes que
componen dicha asignación. Se justifica la solución anterior, pues en este caso no existen
las razones que tuvo el legislador en las otras hipótesis (incapacidad, indignidad o
desheredamiento del padre o madre), para privar al padre o madre de tal derecho. En
efecto, el fundamento de la ley para privar al padre o madre a quien correspondería
ejercer el derecho legal de goce de dicha facultad en los casos de los números 2 y 3 del
artículo 250, reside en que no puede permitirse que el padre o madre se beneficie a través
del mencionado derecho legal de goce, de una herencia o legado que no ha podido recibir
directamente, por las causas señaladas.
31 Abeliuk Manasevich, René, “La filiación y sus efectos”, Santiago de Chile, Editorial
Jurídica de Chile, año 2000, Tomo I, p. 471.
Son todos aquellos bienes que no están comprendidos en los casos excepcionales
establecidos en el artículo 250. Tales son:
1º Los bienes adquiridos por el hijo a título oneroso, salvo si la adquisición se realizó con
el producto de su empleo, oficio, profesión o industria.
2º Los bienes adquiridos a título gratuito por el hijo, salvo si el donante o testador hubiere
privado al padre o madre que ejercía la patria potestad, del goce de tales bienes (caso en
el cual, se privará también al padre o madre de la administración, conforme a una opinión;
o no se privará al padre o madre de la administración, conforme a otra opinión).
3º Los bienes adquiridos a título gratuito por el hijo, salvo si el donante o testador hubiere
privado al padre o madre que ejercía la patria potestad, de la administración de tales
bienes (caso en el cual también se privará al padre o madre que ejercía la patria potestad
del derecho legal de goce).
4º Los bienes adquiridos por el hijo por repudiación que haga el padre o la madre a la
respectiva asignación.
5º Los dineros ganados por el hijo en juegos de
azar. 6º El tesoro descubierto por el hijo.
7º Las minas que el hijo adquiera a cualquier título. Como se dijo, la ley establece en este
caso una regla especial en el artículo 250, último inciso, limitativa del derecho legal de
goce, cuyo fundamento reside en que la explotación produce un menoscabo o
agotamiento progresivo del yacimiento minero.
A pesar de que el inciso final del artículo 252 señala que el derecho legal de goce
recibe también la denominación de “usufructo legal del padre o madre sobre los bienes
del hijo”, no se trata de derechos por completo asimilables. El derecho legal de goce posee
características que lo diferencian del usufructo propiamente tal. Son ellas:
4º El derecho legal de goce o “usufructo legal” es inembargable (art. 2466, inciso final). El
usufructo propiamente tal es embargable.
5º Su duración está limitada por la ley: no puede extenderse mas allá del momento en que
se emancipa el hijo. El usufructo propiamente tal puede durar toda la vida del
usufructuario.
6º Tiene una causal propia de extinción: la referida emancipación, que pone fin al derecho
legal de goce, a consecuencia de poner fin a la patria potestad.
Las demás causales de extinción son las de todo usufructo, atendido a que el inciso
final del artículo 252 dispone que en cuanto convenga a su naturaleza, el derecho legal
de goce se regirá supletoriamente por las normas del usufructo (arts. 804 a 809, en lo
tocante a las causales de extinción).
De conformidad al artículo 253, el que ejerza el derecho legal de goce sobre los
bienes del hijo tendrá también su administración.
Por regla general, entonces, corresponde al padre o madre la administración de
todos los bienes del hijo, en los mismos casos en que le corresponde el derecho legal de
goce sobre dichos bienes.
En consecuencia, carece el padre o madre de la administración de los bienes que
a su vez están sustraídos del derecho legal de goce. Excepcionalmente, podría sostenerse,
aunque en verdad resulta muy discutible conforme a lo que ya se expuso, que si el
donante o testador dispuso expresamente que tenga el goce de los bienes el hijo, la
administración siempre correspondería al padre o madre titular de la patria potestad,
disociada en este caso del derecho legal de goce.
La posibilidad de tener sólo la administración, y no el derecho legal de goce, en
todo caso, se confirma por el artículo 256. En cambio, no es posible estar privado de la
administración y tener el derecho legal de goce. Vale decir:
1° Se puede tener el derecho legal de goce y la administración;
2° Se puede tener sólo la administración y no el derecho legal de goce (punto discutido
por otros, sin embargo); y
3° No se puede tener sólo el derecho legal de goce, lo que resulta lógico, pues el derecho
legal de goce es un beneficio que la ley confiere como contrapartida a la carga que supone
asumir la administración. Por ende, quien esté privado de la administración, carecerá
también del derecho legal de goce. Si se aceptare lo contrario, no tendríamos la carga
pero sí el beneficio, lo que resulta inadmisible.
b) Facultades de administración.
d) Término de la administración.
Termina por las siguientes causales:
d.1) Emancipación del hijo: dado que pone fin a la patria potestad, y siendo la
administración una consecuencia de dicha patria potestad, termina con ella (artículo 269).
d.2) Suspensión de la patria potestad: establece el artículo 257, inciso 2º, que se perderá
también la administración si se suspende la patria potestad, en conformidad con el
artículo 267.
d.3) Pérdida de la administración: habrá derecho para quitar al padre o madre, o a ambos,
la administración de los bienes del hijo, cuando se haya hecho culpable de dolo, o de
grave negligencia habitual (artículo 257, inciso 1º). Las circunstancias anteriores deberán
Establece el artículo 259, que al término de la patria potestad, los padres pondrán
a sus hijos en conocimiento de la administración que hayan ejercido sobre sus bienes. Se
trata de una obligación que no existía en las normas del CC., antes de la reforma
efectuada por la Ley Nº 19.585.
La ley no establece solemnidad alguna para poner en conocimiento al hijo de la
administración. Creemos sin embargo que de existir disconformidad en los antecedentes
que se proporcionen, bien podría el hijo exigir una rendición de cuentas formal, en los
términos previstos en el artículo 693 y siguientes del Código de Procedimiento Civil,
acerca del “juicio de cuentas”.
a) Reglas generales.
El hijo menor, de acuerdo a la edad que tenga, puede encontrarse en dos estados
jurídicos, desde el punto de vista de su capacidad: puede ser absoluta o relativamente
incapaz.
Si es absolutamente incapaz, el menor no puede actuar por sí mismo; su padre o
madre que ejerza la patria potestad lo representa para todos sus negocios jurídicos. Dado
que el impúber no puede tener peculio profesional o industrial, no se presentan los
problemas “de doble capacidad” (como dice Enrique Rossel 33) que afectan al relativamente
incapaz.
El hijo menor adulto, en cambio, es relativamente incapaz y sí puede ser titular de
peculio profesional o industrial, pudiendo actuar de tres formas en consecuencia:
● Representado por su padre o madre que lo tenga bajo su patria potestad, o por el
curador adjunto, en su caso (artículos 43, 260, 1447 y 1682);
● Personalmente, pero autorizado por su padre o madre que lo tenga bajo su patria
potestad, o por el curador adjunto, en su caso (artículos 43 y 260);
● Personalmente, sin requerir por regla general de autorización de terceros, cuando
actúa en ejercicio de su patrimonio profesional o industrial (artículos 251 y 254), o para
ciertos actos jurídicos, como el otorgamiento de testamento, reconocimiento de un hijo,
etc.
b) Casos en que el hijo menor adulto puede actuar válidamente por sí solo.
b.5) Para actuar como mandatario: artículo 2128 del Código Civil.
b.6) Para actuar como depositario, en el caso del depósito necesario: artículo 2238 del
Código Civil.
c) Forma de la autorización.
d) Efectos de la autorización.
Tratándose de los actos y contratos que el hijo ejecute o celebre fuera de su peculio
profesional o industrial, distinguimos según exista o no sociedad conyugal:
d.1) Si entre los padres hubiere sociedad conyugal, los actos jurídicos celebrados por el
menor y que el padre o madre que ejerce la patria potestad autorice o ratifique por escrito,
o los que éstos efectúen en representación del hijo, obligan directamente al padre o madre
en conformidad a las disposiciones de ese régimen de bienes, y subsidiariamente al hijo,
hasta concurrencia del beneficio que éste hubiere reportado de dichos actos o contratos
(art. 261, 1º).
d.2) Si no hubiere sociedad conyugal, los referidos actos y contratos sólo obligan, en la
forma señalada en el inciso 1º del artículo 261, al padre o madre que haya intervenido,
sin perjuicio que éste o ésta pueda repetir contra el otro padre, en la parte que de derecho
haya debido proveer a las necesidades del hijo (art. 261, 2º).
Las reglas anteriores no se refieren a los actos comprendidos dentro del peculio
profesional del hijo, a cuyo respecto actúa por sí mismo y se obliga como si fuere
completamente capaz.
Distinguimos al efecto:
e.1) Actos y contratos del hijo, no autorizados o ratificados por el padre o madre o
curador adjunto: le obligarán exclusivamente en su peculio profesional o industrial (art.
260, 1º).
Regulan la materia los artículos 263 a 266. Estos preceptos no se aplican para los
juicios relacionados con los actos realizados por el menor en el ámbito de su peculio
profesional, pues en tales casos el menor actúa solo y se mira como mayor de edad.
Cabe distinguir tres clases de acciones: las civiles, las penales y las del hijo contra
uno de los padres o de uno de los padres contra el hijo.
f.1) Acciones civiles: distinguimos a su vez entre aquellas iniciadas por el hijo contra un
tercero y por un tercero contra el hijo.
● Acciones civiles iniciadas por el hijo contra un tercero: dispone el artículo 264 que el
hijo no puede parecer en juicio, como actor, contra un tercero, sino autorizado o
representado por el padre o la madre que ejerce la patria potestad, o por ambos, si la
ejercen de manera conjunta. Si el padre, la madre o ambos niegan su consentimiento al
hijo para la acción civil que quiera intentar contra un tercero, o si están inhabilitados para
prestarlo, podrá el juez suplirlo, dando al hijo un curador para la litis.
● Acciones civiles que se inicien contra el hijo: el actor deberá dirigirse al padre o madre
que tenga la patria potestad, para que autorice o represente al hijo en la litis. Si ambos
ejercen en conjunto la patria potestad, bastará que se dirija en contra de uno de ellos
(art. 265, inciso 1º).
Si el padre o la madre no pudiere o no quisiere prestar su autorización o
representación, el tercero tendrá que solicitar al juez que supla la voluntad de aquellos,
y de al hijo un curador para la litis (art. 265, inciso 2º).
f.2) Acciones penales: hacemos el mismo distingo anterior.
● Acciones penales iniciadas por el hijo contra un tercero: se rigen por el artículo 264
(que no distingue entre acciones civiles y penales), pero con una diferencia respecto de
lo apuntado para las acciones civiles: tratándose de las acciones penales, no procede la
autorización supletoria del juez a que se refiere el inciso 2º del precepto, pues en él se
alude exclusivamente a las acciones civiles. En el fondo, la ley entrega a los padres la
obligación y facultad de ponderar la conveniencia de interponer querellas, y evitar, si el
mérito de los hechos lo aconseja, una eventual condena por calumnias.
● Acciones penales que se siguen contra el hijo: no será necesaria la intervención
paterna o materna para proceder criminalmente contra el hijo; pero el padre o madre que
tiene la patria potestad será obligado a suministrarle los auxilios que necesite para su
defensa (artículo 266).
f.3) Acciones entre el padre o madre y el hijo.
Dispone el Código que el hijo que tenga que litigar como actor contra el padre o la
madre que ejerce la patria potestad, deberá obtener la venia del juez y éste, al otorgarla,
le dará un curador para la litis (artículo 263, inciso 1º).
El padre o madre que, teniendo la patria potestad, litigue con el hijo, sea como
demandante o como demandado, le proveerá de expensas para el juicio, que regulará
incidentalmente el tribunal, tomando en consideración la cuantía e importancia de lo
debatido y la capacidad económica de las partes (artículo 263, inciso 2º).
Tratándose de las acciones iniciadas por el padre o la madre contra el hijo, y no
obstante no haberse puesto la ley en esta hipótesis, debe concluirse que dado que no
puede haber representación, se nombrará al hijo un curador que lo represente en el juicio,
salvo que el pleito se refiera al peculio profesional o industrial del menor, en cuyo caso
actuará solo. El caso debe entenderse regulado por el artículo 265, cuando alude a la
hipótesis de que el padre o la madre “no pudiere” prestar su autorización o
representación, supliéndola el juez, dando al hijo un curador para la litis.
a) Causales.
a.1) Por la demencia del padre o madre que la ejerce: a juicio de Rossel 35, no sería
necesaria la declaración de interdicción. En todo caso, como el juez resuelve con
conocimiento de causa, la demencia deberá acreditarse rindiendo la prueba pericial
pertinente.
a.2) Por su menor edad.
a.3) Por estar en entredicho de administrar sus propios bienes: en este caso, cualquiera
que sea la causa de interdicción, se suspende la patria potestad.
a.4) Por larga ausencia u otro impedimento físico: en este caso, para que se suspenda
la patria potestad, se requiere:
● Que la ausencia sea prolongada;
● Que de la ausencia o del impedimento se siga perjuicio grave en los intereses del hijo;
● Que el padre o madre ausente o impedido no provea los intereses del menor.
Se trata de requisitos copulativos. La sola ausencia, por ende, no es causal
suficiente, pues bien podría ocurrir que el padre o madre deba ausentarse por un lapso
prolongado -por razones laborales, por ejemplo-, pero continúe proveyendo a las
necesidades del menor.
A juicio de Rossel, en este caso, debe entenderse por ausencia el hecho de que el
padre o la madre no esté presente para la administración de los bienes del hijo, no siendo
necesario, para darle este calificativo, que se ignore su paradero o que esté fuera de la
República o que haya desaparecido.36
b) Efectos de la suspensión.
2.11. De la emancipación.
a) Concepto y clasificación.
b) Emancipación legal.
c) Emancipación judicial.
La emancipación judicial se produce en los casos enumerados en el artículo 271
del Código Civil y en el artículo 19 de la Ley N° 14.908 sobre Abandono de Familia y Pago
de Pensiones Alimenticias; son tales causales:
c.1) Cuando el padre o la madre maltrata habitualmente al hijo, salvo que corresponda
ejercer la patria potestad al otro (artículo 271 número 1);
c.2) Cuando el padre o la madre ha abandonado al hijo, salvo el caso de excepción del
número precedente (artículo 271 número 2);
c.3) Cuando por sentencia ejecutoriada el padre o la madre ha sido condenado por delito
que merezca pena aflictiva, aunque recaiga indulto sobre la pena, a menos que, atendida
la naturaleza del delito, el juez estime que no existe riesgo para el interés del hijo, o de
asumir el otro padre la patria potestad (artículo 271 número 3);
c.4) En caso de inhabilidad física o moral del padre o madre, si no le corresponde al otro
ejercer la patria potestad (artículo 271 número 4); y
c.5) Por la circunstancia de apremiarse al alimentante por dos veces, en la forma
señalada en la Ley sobre Abandono de Familia y Pago de Pensiones Alimenticias, cuando
el demandante de alimentos es el hijo (artículos 14, 16 y 19 de la Ley número 14.908).
Esta circunstancia, previene el artículo 19 de la Ley número 14.908, será especialmente
considerada por el juez para resolver la emancipación judicial por abandono del hijo a que
se refiere el artículo 271, número 2, del Código Civil.
Conforme al artículo 8 de la Ley número 19.968, corresponderá decretar la pérdida
de la patria potestad al juez de familia.
La resolución judicial que decrete la emancipación deberá subinscribirse al margen
de la inscripción de nacimiento del hijo.
d) Efectos de la emancipación.
d.1) Toda emancipación, una vez efectuada, es irrevocable (artículo 272, 1º).
Excepcionalmente, podrá revocarse la emancipación en los siguientes casos:
● La emancipación por muerte presunta;
● la emancipación por sentencia judicial fundada en la inhabilidad moral del padre o madre.
En los casos anteriores, la emancipación podrá dejarse sin efecto por el juez,
cumpliéndose los siguientes requisitos:
1º Que solicite la revocación el respectivo padre o madre;
2º Que se acredite fehacientemente la existencia de dicho padre o madre o que ha cesado
la inhabilidad, según el caso;
3º Que conste que la recuperación de la patria potestad conviene a los intereses del hijo.
La resolución judicial que dé lugar a la revocación sólo producirá efectos desde
que se subinscriba al margen de la inscripción de nacimiento del hijo.
Previene la ley que la revocación de la emancipación procederá por una sola vez.
d.2) La emancipación no confiere capacidad al menor. Por ello, el hijo menor que se
emancipa queda sujeto a guarda (artículo 273). Excepcionalmente, la emancipación
coincide con la obtención de la plena capacidad, cuando el hijo cumple 18 años.
d.3) Las causales de emancipación son de orden público y de derecho estricto.
Los particulares no pueden, por ende, modificar dichas causales o crear otras no
contempladas en la ley. A su vez, el menor tampoco podría invocar otras circunstancias,
para provocar su emancipación.
Lo anterior explica, por ejemplo, que en el caso en que se deje al menor una
donación, herencia o legado bajo la condición de que éste obtenga la emancipación, se
entenderá cumplida dicha condición privando al padre o a la madre del derecho legal de
goce, según ya se estudió (artículo 250 Nº 2).
*****
Cuidado personal
El acuerdo primero, si es que llegaron a uno, siempre hay una hipótesis de conflictos cuando
están separados, es mas extraño que los padres si están seprados vivan juntos,
Desde el punto de vista de los cliente la posibilidad de acuerdo es nula o casi nula, primero
van a mediación, no hay acuerdo, demandan, el punto es que resuelven los jueces o que toma en
cuenta el juez para no otorgar el cuidado a quien no detenta el acuerdo.
Mas allá del cambio legislativo hay quecambiar a mentalidad, muchas veces se falla en que la
mujer esta mas preparada para cuidadar a los hijos. Hoy con la incorporación de la mujer al trabajo, no
basta solo el cambio legisltivo, dice que no se va a elegir preferentemente a la madre, es una cuestión
casuistica caso a caso, tomando en consideración … no puede ser compartido, esto funciona bajo la
lógica de la amenazqaada, las partes están frente al juez, discutiendo sobre el cp de pedro , no están de
acuerdo, el juez llama a conciliación y eso quiere decir que o llegan a cuerdo o se atienen al fallo, las
partes se ven forzadas a llegar a un acuerdo, a un avenimiento, no porque el juez lo pueda decretar por
si y ante si
La ley amor de papa significo un avance es muy discutible.
Los criterios adolecen de dos problemas no hay prelación y no se sabe cual es el peso de cada
uno, podríamos llegar al absurdo de que el criterio psicológico, no se tome en cuenta si se cumplieran
con todos los demás criterios. Todo lo fundan en el interés superior del niño, pero en realidad no
siempre es así, a veces escuchan al niño pero no toman en cuenta lo que dicen
Si toca un juez conservador y la mama es lesbiana lo mas probable es que no le den en el
cuidado personal, pone tantos argumentos en la sentencia para que no se la den vuelta en la corte
Las metapericias no las aceptan por lo tanto pueden hacer peritajes psicólogos que salieron
con un 4 o con un 7 de la universidad
En familia revocan las sentencias no hay recurso de nulidad
De común acuerdo si es por EP si se sub inscribe es oponible a tercero, y también da fe de
quien tiene la patria potestad
El mejor escenario que le puede tocar a un padre es un juez liberal y que amenace