Qué Es La Justicia - Kelsen PDF

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Título original: Was ist genchtigkeit?

(F. Deutike, Wien, 1953)


Traducción: Ernesto Garzón Valdés

Primera edición: 1991, Distribuciones Fontamara, S. A,


Décima tercera edición: 2001

Introducción

G u a n d o Jesús de Nazaret en el inte-


rrogatorio ante el Gobernador romano
admitió que era un Rey, dijo: "Yo he na-
cido y he venido al mundo para dar testi-
monio de la verdad". Entonces Pilato
preguntó: "¿Qué es la verdad?" Eviden-
temente el escéptico romano no esperaba
respuesta alguna a esta pregunta y el Jus-
to tampoco dio ninguna. Pues lo esencial
de su misión como Rey mesiánico no era
dar testimonio de la verdad. El había
nacido para dar testimonio de la justi-
cia, de esa justicia que El quería realizar
en el Reino de Dios. Y por esta justicia
Reservados todos los derechos conforme a ¡a ley murió en la cruz.
-1-6-iíN 968-476-145-7 Así surge de la pregunta de Pilato:
"¿Qué es la verdad?" y de la sangre
© Hans Kelsen
© Distribuciones Fontamara, S. A. del Crucificado otra pregunta mucho
Av. Hidalgo No. 47-b, Colonia del Carmen más importante; la pregunta eterna de
Dcleg. Coyoacán, 04100, México, D. F.
Tcls. 5659-7117 y 5659-7978 Fax 5658-4282 la h u m a n i d a d : "¿Qué es la justicia?".
Impreso y hecho en México
Printed and made in México

SiBLíOTECA
FACULTAD LIBRE DE DERECHO
Ninguna otra pregunta ha sido plan-
teada más apasionadamente que ésta,
por ninguna otra se ha derramado tan-
ta sangre preciosa ni tantas lágrimas
amargas como por ésta, sobre n i n g u n a
otra pregunta han meditado más pro-
fundamente los espíritus más ilustres La justicia como problema
—desde Platón a Kant. Y sin embargo, de la solución de conflictos
ahora como entonces, carece de respues- de intereses o valores
ta. Quizás sea porque es una de esas
preguntas para las cuales vale el resig-
nado saber que no se puede encontrar La justicia es ante todo, una carac-
jamás una respuesta definitiva sino tan terística posible pero no necesaria
sólo procurar preguntar mejor. de un orden social. Sólo secunda-
riamente, una virtud del hombre;
pues un hombre es justo cuando su
conducta concuerda con un orden
que es c o n s i d e r a d o j u s t o . Pero,
¿cuándo un orden es justo? Cuando
regula la conducta de los hombres
de una manera tal que a tod_os^sa-
tisface y a todos pexmite alcanzar
la felicidad. La aspiración de justi-
cia es la eterna aspiración del hom-
bre a la f e l i c i d a d ; al no p o d e r
encontrarla como i n d i v i d u o aislado,
busca el h o m b r e esta felicidad en
la sociedad. La justicia es la felici-
dad social, es la felicidad que el or-

••
den social garantiza. En este senti- tal vez de acuerdo con sus propios
do, identifica Platón la justicia con sentimientos, esa mujer no puede
la felicidad c u a n d o afirma que sólo pertenecer más que a uno de los
el justo es feliz y el injusto desgra- dos. La felicidad de uno provoca
ciado. irremediablemente la desgracia de
Evidentemente, con la afirmación otro. Ningún orden social puede so-
de que la justicia es la felicidad, la l u c i o n a r este p r o b l e m a de una
cuestión no ha sido contestada sino manera justa, es decir, hacer que
tan sólo desplazada. Pues entonces ambos hombres sean felices. Ni el
se plantea la pregunta: ¿ q u é es la mismo célebre juicio del Rey
felicidad? Salomón podría conseguirlo. Como
es sabido, el Rey resolvió que un
2. Desde luego, ujTLJxrjd^ñ-jtrsto, es niño cuya posesión disputaban dos
decir, agu^Lqjjjeugafan-t-tza-a: todos-4a mujeres, fuera partido en dos con
felicidad, no puede existir si —de el propósito de entregarlo a aque-
acuerdo con el sentido originario lla que retirara su demanda a fin de
de la palabra— se entiende por fe- salvar la vida del niño. Pues ésta,
licidad un sentimiento subjetivo, es así lo suponía el Rey, probaría de
decir, lo que cada^ uno considera esta suerte su verdadero amor. El
como tal. En este caso, es imposi- juicio salomónico sería justo única-
ble evitar que la felicidad del uno mente en el caso de que sólo una
entre en conflicto con la felicidad de las dos mujeres amara verdade-
del otro. Un ejemplo: el amor es la ramente al niño. Si ambas lo qui-
más importante fuente de felicidad siesen y ambas desearan tenerlo
y de desgracia. Supongamos que —lo que es posible e incluso pro-
dos hombres aman a una misma bable— y ambas retirasen las res-
mujer y que ambos —con o sin ra- pectivas d e m a n d a s , el conflicto
zón— creen no poder ser felices sin quedaría sin solución, y cuando, fi-
ella. Pero de acuerdo con la ley, y nalmente, el niño debiera ser en-

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tregado a una de las partes, el juicio gamos a la naturaleza desde el pun-
sería, claro está, injusto pues cau- to de vista de la justicia, debemos
saría la infelicidad de la parte con- convenir en que no es justa: unos na-
traria. Nuestra felicidad depende, r*> £ cen sanos y otros enfermos, unos in-
a menudo, de la satisfacción de ne- jO teligentes y otros tontos. Ningún
cesidades que ningún orden social orden social puede reparar totalmen-
puede lograr.J te las injusticias de la naturaleza.
Otro ejemplo: hay que designar
el jefe de un ejército. Dos hombres 3. Si la justicia es la felicidad, es im-
se presentan a concurso, pero sólo posible que exista un orden social
uno de ellos puede ser nombrado. justo si por justicia se entiende la
Parece evidente que aquél que sea felicidad individual. Pero un orden
más apto para el cargo deberá ser social justo es también imposible
designado. Pero, ¿si ambos fuesen aún en el caso en que éste procure
igualmente aptos? Entonces, sería lograr, no ya la felicidad individual
imposible encontrar una solución de todos, sino la mayor felicidad
justa. Supongamos que uno de ellos posible del mayor número posible.
sea considerado el más apto por te- Esta es la célebre definición de
ner buena presencia y un rostro justicia f o r m u l a d a por el jurista y
agradable que le confiere un aspec- filósofo inglés Jeremías Bentham.
to de fuerte personalidad mientras Pero tampoco es aceptable la fór-
el otro es pequeño y de apariencia mula de Bentham si a la palabra
insignificante. Si aquél es designa- felicidad se le da un sentido subje-
do, éste no aceptará la resolución tivo, pues individuos distintos tie-
como justa; dirá, por ejemplo, ¿por nen ideas aún más distintas acerca
qué no tengo yo un físico tan bue- de lo que pueda constituir su feli-
no como él?, ¿por qué la naturaleza cidad. La felicidad que ur^ orderx
me ha dado un cuerpo tan poco social garantiza no puede ser la feli-
atractivo? Y en realidad, cuando juz- cidad tomada en un sentido indivi-

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, sino al transformarse en la satisfacción


tJLyjx,Estp quiere decir que por fe- de necesidades socialmente reco-
licidad sólo puede entenderse la nocidas, es igual a aquella que debe
satisfacción de ciertas necesidades sufrir la idea de libertad para con-
que son reconocidas como tales por vertirse en principio social. La idea
la autoridad social o el legislador y de libertad es a menudo identifi-
que son dignas de ser satisfechas. cada con la idea de justicia y, así,
Tales, por ejemplo, la necesidad de un orden social es justo cuando
alimentos, de vestido, habitación y garantiza la l i b e r t a d i n d i v i d u a l .
otras del mismo estilo. No cabe Como la verdadera libertad, es de-
duda alguna que la satisfacción de cir, la libertad de toda coacción de
necesidades socialmente reconoci- todo tipo de gobierno, es incompa-
das es algo que no tiene nada que tible con el orden social, cualquie-
ver con el sentido originario de la ra que éste sea, la idea de libertad
palabra felicidad, que es profun- no puede conservar la significación
da y esencialmente sj^jj^tiyo.; El negativa de un mero ser-libre de
deseo de justicia es tan elemental todo gobierno. El concepto de li-
y está tan hondamente arraigado en bertad debe aceptar la importancia
el corazón del hombre, por ser pre- que tiene una determinada forma
c i s a m e n t e la e x p r e s i ó n de su de gobierno. Libertad debe signi-
inextinguible deseo de subjetiva y ficar gobierno de la mayoría:..y, en
propia felicidad. caso necesario, contra la minoría de
los subditos. La libertad de la anar-
La idea de felicidad debe sufrir un quía se transforma así en la auto-
cambio radical de significación para determinación de la democracia.
que la felicidad de la justicia pue- De la misma manera, se transforma
da llegar a ser una categoría social. la idea de justicia, de un principio
La metamorfosis que experimenta que garantiza la libertad individual
la felicidad individual y subjetiva de todos, en un orden social que
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protege determinados intereses, pre- El problema de los valores es, ante
cisamente aquellos que la mayoría todo, un problema de conflicto de va-
de los sometidos a dicho orden re- lores. Y este problema no puede ser
conoce como valiosos y dignos de resuelto por medio del conocimien-
protección. to racional. La respuesta al proble-
ma aquí planteado es siempre un
5. Pero ¿qué intereses humanos tie- juicio que, a última hora, está deter-
nen ese valor y cuál es la jerarquía minado por factores emocionales y
de esos valores? Tal es el problema por consiguiente tiene un carácter
:
que surge cuando se plantean con- :
e m i n e n t e m e n t e subjetivo. Esto
flictos de intereses. Y solamente significa que ejLválidoúnicamente
donde existen esos conflictos apa- para el sujeto que formula el jui-
rece la j u s t i c i a como p r o b l e m a . cio, y en este sentido es relativo.
Cuando no hay conflictos de inte-
reses no hay tampoco necesidad de
justicia^ El conflicto de intereses'"
aparece cuando un interés encuen-
tra su satisfacción sólo a costa-.de
otro o, lo que es lo mismo, cuando
entran en oposición ^os_v_alpres_4?
no es posible hacer efectivos am-
bos, o cuando el uno puede ser rea-
...libado únicamente en la medida en
que el otro es pospuesto, o cuando
es inevitable el tener que preferir
la realización del uno a la del otro y
decidir cuál de ambos valores es el
más importante y, por último, es-
tablecer cuál es el valor supremo.

16 17
II
La jerarquía de los valores

6. Lo que se acaba de decir puede ser


i l u s t r a d o con algunos ejemplos.
Para una determinada convicción
moral, es la vida humana, la vida de
cada cual, el valor supremo. La con-
secuencia de esta concepción es la
prohibición absoluta de dar muer-
te a un ser humano aún en caso de
guerra o de pena capital. Esta es,
como se sabe, la posición de los que
se niegan a prestar servicio militar
o rechazan por principio la pena de
muerte.
Opuesta a esta posición hay otra
convicción moral que sostiene que
el valor supremo es el interés y el
honor de Jla nación. Por lo tanto,
todos están obligados a sacrificar su
vida y a matar en caso de guerra a
los enemigos de la nación, cuando
los intereses y el honor de ésta así lo
exijan. Parece entonces también jus- entonces tan sólo permitido sino
tificable el condenar a muerte a los exigido. Es el problema de la jerar-
grandes criminales. Desde luego, es quía entre el valor vida y el valor
imposible decidirse de una manera libertad. En este caso sólo es posi-
científico-racional por cualquiera de ble una solución subjetiva, una so-
estos juicios de valor fundados en lución que únicamente tiene valor
tan contradictorias concepciones. para el sujeto que juzga y que en
En ú l t i m o caso es nuestro senti- ningún caso alcanza la validez uni-
miento, nuestra voluntad, no nues- versal que posee, por ejemplo, la
tra razón, lo e m o c i o n a l y no lo frase que afirma que el calor dilata
r a c i o n a l d e n u e s t r a conciencia, los metales. Este último es un jui-
quien resuelve el conflicto. cio de realidad y no de valor.

7. Otro ejemplo: a un esclavo o a un 8. Supongamos —sin por eso soste-


prisionero de un campo de concen- nerlo— que sea posible demostrar
tración en donde la fuga es imposi- que mediante los llamados planes
ble, se le p l a n t e a ^ e l problema de económicos se puede mejorar en
saber si el suicidio es moral o no. Este tal forma la situación de un pue-
es un problema que se presenta con- blo que la seguridad económica
tinuamente y que jugó un papel muy individual quede asegurada, y que
tal organización sólo sea factible
importante en la ética de los anti-
guos. La solución depende de la mediante una renuncia o al menos
decisión que determina cual de los una considerable limitación de la
dos valores, vida o libertad, es su- libertad i n d i v i d u a l . La respuesta
perior. Si la vida es el valor más alto, a la pregunta de si es preferible un
el suicidio es injusto, si lo es la li- sistema económico libre o una eco-
bertad y si una vida sin libertad no nomía planificada depende de que
tiene valor alguno, el suicidio no es nos decidamos por el valor de la li-
bertad individual o por el valor de
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la seguridad económica. Una persona enfermedad es curable y que no
con fuerte sentimiento individualis- existe ningún peligro inmediato?
ta preferirá la libertad individual, La decisión depende de la jerarquía
mientras otra que sufra de un cier- que se establezca entre ambos va-
to complejo de inferioridad se in- lores: verdad o compasión. Decir la
clinará por la seguridad económica. verdad al enfermo equivale a mor-
Esto significa que a la pregunta de tificarlo con el temor de la muerte,
si la libertad individual es un va- mentir significa ahorrarle este su-
lor superior a la seguridad econó- frimiento. Si el ideal de la verdad
mica o si la seguridad económica es superior al de la compasión, el
es un valor preferible a la libertad in- médico debe decir la verdad, en
dividual, sólo es posible dar una res- caso contrario deberá mentir. Pero
puesta subjetiva y en ningún caso cualquiera que sea la jerarquía de
formular un juicio objetivo como lo estos dos valores, es imposible dar
es aquel que afirma que el acero es a esta pregunta una respuesta fun-
más pesado que el agua y el agua más dada en consideraciones científico-
pesada que la madera. Estos son jui- racionales.
cios de realidad que pueden ser com-
probados experimentalmente y no 10. Gomo se hizo notar anteriormente,
juicios de valor que no permiten tales Platón sostiene que el justo —y
verificaciones.
ésto significa para él aquél que se
conduce legalmente—y únicamen-
9. Después de un cuidadoso examen te el justo es feliz y el injusto —o
de su paciente, descubre el médico sea el que actúa ilegalmente— infe-
una enfermedad incurable que en liz. PJjj^5xL_dice:-~-Ua-vida más. justa
poco tiempo provocará la muerte de es la más feliz". Sin embargo admite
aquél. ¿Tiene el médico que decir que en algunos casos, el justo puede
la verdad al enfermo, o puede y ser desgraciado y el injusto feliz.
hasta debe mentir y decir que la Pero —agrega el filósofo— es ab-
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23
solucamence necesario que los ciu-
dadanos sometidos a la ley crean el gobierno está autorizado para uti-
en la verdad de la frase que afirma lizar aquellas mentiras que conside-
que sólo el justo es feliz aún en el re convenientes. Platón coloca así
caso en que ésta no sea verdadera. la jusjúcia —es decir lo que el go-
De lo contrario nadie querría obe- bierno como tal entiende, o sea, la
decer la ley. En consecuencia, el legalidad— por encirna de,,la ver-
gobierno tiene, según Platón, el de- dad. Pero no hay ninguna razón que
recho de difundir entre los ciudada- nos impida colocar la verdad por en-
nos, por todos los medios posibles, cima de la legalidad y,rechazar la
la doctrina de que el hombre justo propaganda del gobierno por estar
es feliz y el injusto desgraciado ajjn fundada en la mentira, aun en el caso
cu a n d o__estq_sca_fal g o. Si esta afir- en que esta última sirva para el logro
mación es una mentira, es una men- de un buen fin.
tira necesaria p u e s .garantida-la
obediencia de la ley. "¿Puede en- 11. La solución que se dé al problema
contrar un legislador que sirva para de la jerarquía de los valores —vida
algo, una mentira más útil que ésta y libertad, libertad e igualdad, li-
o alguna otra que pueda lograr en bertad y seguridad, verdad y justi-
forma más efectiva que los ciuda- cia, verdad y compasión, individuo
danos, libremente y sin coacción, se y nación —será distinta según que
conduzcan justamente?". "Si yo fue- este problema sea planteado a un
ra legislador obligaría a todos los es- cristiano, para quien la salvación del
critores y a todos los ciudadanos alma, es decir, el destino sobrena-
a ..expresarse en este sentido, es tural, es más importante que las
decir, a afirmar que la^vidajnásjiis- cosas terrenas, o a un materialista
eÁS-feliz"1. Según Platón, que no cree en la inmortalidad del
Platón, Nomoi 662 b.
alma. Y la solución no puede ser la
misma cuando se acepta que la li-
bertad es el valor supremo, punto

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de vista del liberalismo, y cuando se
supone que la segundad económica
es el fin último del orden social, pun-
to de vista del socialismo. Y la res-
puesta tendrá siempre el carácter
III
de un imcio_su^jetivjo_jv_r¿or lo tan-
to relativo.
La justicia como problema
de la justificación
de la conducta humana
12. El hecho de que los verdaderos j u i -
cios de valor sean subjetivos y que
por lo tanto sea posible que exis-
tan juicios de valor contradictorios
entre si, no significa en ningún caso
que cada i n d i v i d u o tenga su propio
sistema de valores. En r e a l i d a d ,
muchos i n d i v i d u o s coinciden en
sus }\úcios_va\oraúyjcís. Un sistema
positivo de valores no es la creación
arbitraria de un i n d i v i d u o aislado
sino que es siempre el resultado de
influencias individuales recíprocas
dentro djs jun^ grujía _d-a do (familia,
raza, clan, casta, profesión) bajo
determinadas condiciones econó-
micas. Todo sistema de valores y
especialmente un orden moral, con
su idea central de justicia, es un fe-
26
nómeno social y por lo canco, dife- responsabilidad colectiva (la ven-
rence según la naturaleza de la so-
ganza de sangre, por ejemplo), era
ciedad en la que aparece. El hecho
un principio absolutamente justo.
de que ciertos valores sean en gene-
Por el contrario, la sociedad moder-
ral reconocidos dentro de una deter-
na afirma que el principio opuesto,
minada sociedad es compatible con
o sea el de la responsabilidad indivi-
el carácter subjetivo y relativo de los
dual, es el que mejor responde a las
valores que afirman estos juicios.pii
exigencias de una conciencia recta.
que varios individuos coincidan en
Sin embargo, en ciertos campos,
un juicio de valor no prueba^erLnin-
como por ejemplo el de las relacio-
gún caso que este juicio sea verda^
nes internacionales, el principio de
dero, es decir, que tenga validez en
responsabilidad colectiva, y en el
sentido objetivo. \l^o mismo que el
terreno de las creencias religiosas,
hecho de que muchos hayan creído
la responsabilidad hereditaria, el
que el sol giraba alrededor de la tie-
pecado original —que es también
rra no prueba en absoluto que esta
una especie de responsabilidad co-
creencia esté fundada en la verdad.
lectiva— no son incompatibles con
El criterio de justicia lo mismo que
los sentimientos del hombre actual.
el criterio de verdad aparece con muy
Tampoco es absolutamente impo-
poca frecuencia en los juicios de
sible que en el futuro —si el socia-
realidad y en los de valor. A menu-
lismo llega al poder— vuelva a ser
do, en la historia de la civilización
considerado como moral en el cam-
humana, juicios de valor aceptados
po de las relaciones internacionales
por la mayoría han sido desplaza-
un principio de responsabilidad co-
dos, por otros juicios de valor más
lectiva independiente de toda con-
o menos opuestos a u n q u e no por
cepción religiosa.
eso menos aceptados. Así, por ejem-
plo, las sociedades primicivas con-
13. Aunque la pregunta acerca de cual
sideraban que el principio de la
sea el valor supremo no puede ser
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contestada racionalmente, el juicio


subjetivo y relativo con el que en rea- diante una función de su entendi-
lidad se responde a la misma, es pre- miento, justificar una conducta que
sentado por lo general como una el temor o el deseo determinan. Tal
afirmación de valor objetivo, o lo que justificación racional es posible sólo
es lo mismo, como norma de validez en una medida limitada, es decir, en
absoluta. Un rasgo característico del tanto su temor o su deseo se refieran
hombre es el sentir una profunda a determinado medio mediante el
necesidad de justificación de su cual debe lograrse un determinado
conducta: el tener una conciencia. fin. La relación de medio a fin es
La necesidad de justificación o de semejante a la de causa a efecto; por
racionalización es quizás una de las lo tanto, puede ser d e t e r m i n a d a
diferencias que existen entre el hom- empíricamente o sea por procedi-
bre y el animal. La conducta exter- mientos científicos racionales. Evi-
na del hombre no difiere mucho de d e n t e m e n t e , esto no es posible
la del animal: el pez grande come cuando los medios para lograr un
al pequeño, tanto en el reino animal determinado fin son medidas es-
como en el humano. Pero cuando un pecíficamente sociales. El estado ac-
"pez humano", movido por sus ins- tual de las ciencias sociales no nos
tintos, se conduce de esta manera, permite tener una comprensión cla-
procura justificar su conducta ante ra del nexo causal de los fenómenos
sí mismo y ante los demás y tran- sociales y por lo tanto, una experien-
quilizar su conciencia con la idea de cia suficiente como para poder de-
que su conducta con respecto al terminar en forma precisa cuáles son
prójimo es buena. los medios adecuados para lograr un
determinado fin social. Este es el
14. Como el hombre es, en mayor o caso, por ejemplo, del legislador
menor medida, un ser racional, in- cuando se enfrenta con el problema
tenta racionalmente, es decir, me- de establecer la pena de muerte o sim-
plemente la de prisión para evitar
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31
ciertos delitos. Este problema pue- justificación completa de nuestra
de también formularse con la pre- conducta, es decir, aquella justifi-
gunta: ¿cuál es la pena justa, la de cación que nuestra conducta exige.
muerte o la de prisión? Para resolver Con medios sumamente adecuados
esta cuestión, el legislador debe co- pueden lograrse fines sumamente
nocer el efecto que la amenaza de problemáticos. Basta pensar en la
las diferentes penas tiene sobre el bomba atómica. El fin justifica o,
hombre que, por inclinación natu- como suele decirse, santifica los
ral, procura cometer los delitos que medios. Pezo los medios no justifi-
el legislador quiere evitar. Desgra- can_e.l.fin. Y es precisamente la justi-
ciadamente, no tenemos un conoci- ficación del fin, de ese fin que no es
miento exacto de estos efectos y no medio para otro fin superior, que
estamos en condiciones de llegar a es precisamente, el fin último y su-
tal conocimiento, pues aún en el premo, lo que constituye la justifi-
caso en que ésto fuera posible me- cación de nuestra conducta.
diante la utilización de experimen-
taciones, la experimentación en el 15. Cuando se justifica algo, especial-
campo de la vida social es aplica- mente una conducta humana, como
ble sólo en una medida muy limi- medio para un determinado fin, sur-
tada. De aquí que el problema de ge inevitablemente el problema de
la justicia, aún cuando se lo reduzca sajas! S-Leste fin es también justifica-
j,, a la cuestión de saber si una medida ble. Y esta cuestión conduce final-
social es medio adecuado para lograr mente a la aceptación de un fin
un supuesto fin, no pueda ser siem- supremo que es precisamente el pro-
pre solucionado racionalmente. Pero blema de la moral en general y de la
aún en el caso en que estos proble- justicia en particular.
mas p u d i e r a n ser s o l u c i o n a d o s Cuando se justifica una conducta
exactamente, la solución de los mis- humana como medio apropiado para
mos no podría proporcionar una jus- el logro de un fin propuesto cual-
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33
quiera, esta justificación es sólo nadas, sino que pide una justifi-
condicional, depende de que el fin cación absoluta, sin reservas. Por
propuesto sea justificado o no. Una lo t a n t o , n u e s t r a conciencia no
j u s t i f i c a c i ó n c o n d i c i o n a d a y en queda tranquila cuando justifica-
cuanto tal, relativa, no excluye la po- mos nuestra conducta sólo como
sibilidad del contrario, pues cuando medio adecuado para un fin cuya
el fin no es justificable tampoco lo j u s t i f i c a c i ó n es d u d o s a y exige
es el medio. La democracia es una que justifiquemos nuestra conduc-
forma justa de gobierno pues ase- ta como último fin o, lo que es lo
gura la libertad i n d i v i d u a l . Esto mismo, que nuestra conducta con-
significa que la democracia es una cuerde con un valor absoluto. Pero
forma de gobierno justa únicamen- no es posible lograr tal justifica-
te cuando su fin supremo es el cui- ción por medios racionales. Toda
dado de la libertad individual. Si en justificación racional es esencial-
vez de la libertad individual se con- m e n t e j u s t i f i c a c i ó n de algo en
sidera que el valor supremo es la tanto es medio adecuado; y, preci-
seguridad económica y si p u e d e samente, el último fin no es medio
probarse que en una organización para ningún otro fin. Cuando nues-
democrática, aquella no puede ser tra conciencia pide una justificación
suficientemente garantizada, no será absoluta de nuestra conducta, es
entonces la democracia sino otra, la decir, postula valores absolutos,
forma de gobierno considerada como nuestra razón no está en condicio-
n.yita. Otros fines exigen otros me- nes de satisfacer estas exigencias.
dios. La democracia, como forma de Lo absoluto en general y los valo-
gobierno, puede justificarse relativa res absolutos en particular, están
pero no absolutamente.
más allá de la razón humana que
sólo puede lograr una solución li-
. Nuestra conciencia no se contenta mitada —y en este sentido, relati-
con estas justificaciones condicio- va— del problema de la justicia
34
35
como problema de la justificación
de la conducta h u m a n a . encontrar en la razón humana cier-
tos principios fundamentales que
17. Pero la necesidad de una justifica- constituyen estos valores absolu-
ción absoluta parece ser más fuerte tos que, en verdad, están constitui-
que toda consideración racional. dos por elementos emocionales de
Por esto busca el hombre esta jus- la conciencia. La determinación
tificación, es decir, la justicia abso- de valores absolutos en general y
luta, en la religión y en la metafísica. la definición de la justicia en parti-
Pero esto significa que la justicia es cular que de este modo logra, son
desplazada de este mundo a un mun- fórmulas vacías mediante las cua-
do trascendente. Será la caracterís- les es posible justificar cualquier
tica esencial y su realización la orden social.
función esencial de una autoridad Por esto no es extraño que las nu-
sobrenatural, de una deidad cuyas merosas teorías sobre la justicia que
características y funciones son inac- se han formulado desde los tiempos
cesibles al conocimiento humano. antiguos hasta hoy, puedan ser redu-
El hombre debe creer en la existen- cidas a dos tipos fundamentales: uno
cia de Dios, es decir, en la existencia metafísico-religioso y otro racionalis- M
ta, o mejor dicho, pseudo racionalista. V
de una justicia absoluta, pero es in-
capaz de c o m p r e n d e r l a o sea de
precisarla conceptualmente. Los
que no pueden aceptar esta solu-
ción metafísica del problema de la
justicia pero conservan la idea de
los valores absolutos con la esperan-
za de poder d e f i n i r l a racional y
científicamente, se engañan a sí mis-
tos con la ilusión de que es posible
36

37
IV
Las soluciones metaf-ísico-religiosas

18. El clásico representante del tipo


metafísico es Platón 2 . La justicia es
el problema central de toda su fi-
losofía. Para solucionar este proble-
ma desarrolla su célebre teoría de
las ideas. Las ideas son entidades
trascendentes que existen en otro
mundo, en una esfera inteligible,
inaccesible para los hombres, pri-
sioneros de sus sentidos. Represen-
tan esencialmente valores, valores
absolutos que deben ser realizados
en el m u n d o de los sentidos aun-
que, en verdad, nunca pueden serlo
completamente. La idea f u n d a -
mental a la cual están subordina-
das todas las demás y de la cual

2 Cfr. mi estudio: "Die platonische Gerechtigkeit",


Kant-Studien 38 (1933), págs. 91 y ss.
obtienen su validez, es la ¡dea del
pios diálogos o al menos no nos
bien absoluto; esta idea desempe-
comunica los resultados de esta
ña en la filosofía de Platón el mis-
dialéctica. Llega incluso a decir
mo papel que la idea de Dios en la
taxativamente que la idea del bien
teología de cualquier religión. La
absoluto está más allá de todo co-
^ea del bien encierra en sí misma nocimiento racional, o sea más allá
ía idea de justicia, esa justicia a cuyo de todo razonamiento. En una desús
conocimiento aspiran casi todos los cartas, la Vil, en donde da cuenta
diálogos de Platón. La pregunta: de los motivos profundos y de los
^ue es la justicia? coincide con la últimos fines de su filosofía, declara
pregunta: ¿qué es bueno? o ¿qué
que no puede existir una definición
es o bueno? Platón realiza en sus del bien absoluto sino tan sólo una
diálogos numerosos intentos para especie de visión del mismo y que
responder a estas preguntas en for- esta visión se hace efectiva en for-
ma racional. Pero ninguno de es- ma de vivencia mística que logran
tos intentos conduce a un resultado sólo aquellos que gozan de la gra-
definitivo. Cuando parece haber- cia divina; además, es imposible
se logrado una definición, aclara in- describir con palabras el objeto de
mediatamente Platón por boca de esta visión mística, es decir, el bien
Sócrates, que son necesarias aún absoluto. De aquí—y ésta es la úl-
otpa investigaciones. Platón re- tima conclusión de esta filosofía—
mite con frecuencia a un método que no se pueda dar ninguna res-
especifico de razonamiento abs- puesta al problema de la justicia.
tracto libre de toda representación L/a justicia es un secreto que Dios
sensible, la llamada dialéctica que confía —si es que alguna vez lo
--como él afirma- capacita a ^
hace— a muy pocos elegidos y
Bosque la dominan, para compren- que no deja nunca de ser cal pues
der las ideas. Pero el mismo PÍatón no puede ser transmitido a los
no emplea este método en sus pro- demás.
. 41
19. Es notable como se acerca en este
casa y sus propiedades, padres, her-
p u n t o la filosofía de Platón a la
manos, mujer e hijos.4 Quien no abo-
prédica de Jesús, cuyo contenido
rrece a su padre, a su madre, a su
más importante es igualmente la
mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a
justicia. Después de haber rechaza-
sus hermanas, y aún su propia vida,
do enérgicamente la fórmula racio-
no puede ser discípulo de Jesús. 5 El
nalista del Antiguo Testamento:
amor que enseña Jesús no es el amor
"ojo por ojo, diente por diente" —el
de los hombres. Es el amor que hará
principio de represalia—Jesús pro-
que los hombres sean tan perfectos
clama la nueva y verdadera justicia,
como Su Padre en el Cielo, que hace
el principio del amor: el mal no debe
salir el sol sobre los malos y buenos
pagarse con el mal sino con el bien,
y llover sobre justos e injustos. 6 Es
no rechazar el mal sino el delin-
el amor de Dios. Lo más raro en este
cuente y amar al enemigo. 3 Esta
amor es que debe ser aceptado como
justicia está más allá de toda rea-
compatible con la terrible y eterna
lidad social de un orden posible y
pena que será impuesta a los peca-
el amor que constituye esta justi-
dores en el Juicio Final, y por lo tan-
cia no puede ser el sentimiento hu-
to, con el más grande temor que el
mano que llamamos amor. No sólo
hombre es capaz de sentir: el temor
porque está en contra de la natura-
de Dios. Jesús no intentó aclarar
lf"7/v humana el amar al enemigo,
esta contradicción; tampoco es po-
sino también porque Jesús recha-
sible hacerlo. Es una contradicción
zaba enérgicamente el amor huma-
sólo para la limitada razón humana,
no que une al hombre con la mujer,
no para la razón absoluta de Dios que
a los padres con los hijos. El que
el hombre no puede comprender.
quiera seguir a Jesús y alcanzar el
Por eso enseñó Pablo, el primer teó-
Reino de Dios, debe abandonar su
4 Lucas, XVIII 29, 30.
laceo, V 38, 44. 5 Lucas, XIV 26.
6 Mateo, V 45, 48.

43
logo de la religión cristiana, que "la
sabiduría de este m u n d o es nece-
dad para Dios" 7 , que la filosofía,
es decir, el conocimiento lógico-ra-
cional no es camino que conduzca V
a la Justicia Divina que se encierra
en la oculta s a b i d u r í a de Dios 8 ,
Las fórmulas vacías de la justicia
que la j u s t i c i a es c o n f i a d a por
Dios a los fieles 9 y que la fe es ac-
tuada por el amor 10 . Pablo se man-
tiene fiel a la nueva doctrina de
20. El tipo racionalista que por medio
Jesús sobre la nueva j u s t i c i a , el
de la razón humana procura dar so-
amor de Dios 11 . Pero admite que
lución al problema de la justicia, es
el amor que Jesús predica supera
decir, definir el concepto de justi-
todo conocimiento racional 12 . Es
cia, está representado por la sabi-
un misterio, uno de los muchos
duría popular de muchas naciones
misterios de la fe.
y también por algunos célebres sis-
temas filosóficos. Se atribuye a uno
de los siete sabios de Grecia la co-
nocida frase que afirma que la jus-
ticia significa dar a cada uno lo suyo.
Esta fórmula ha sido aceptada por
n o t a b l e s pensadores y especial-
mente por filósofos del derecho. Es
fácil demostrar que ésta es una fór-
g 1 Corintios III, 19.
9 |L.C.orintios II, 1 y ss.
mula completamente vacía. La pre-
.o *'''Penses III, 9. gunta fundamental: ¿qué es lo que
u ~ álat as V. 6.
u P°manos XIII, 8 y ss 1 Corintios XIII, 1 y ss. cada uno puede c o n s i d e r a r real-
> III, 19.
mente como "lo suyo"?, queda sin 21. Lo mismo puede decirse de aquel
respuesta. De aquí que el princi- principio que muy a menudo se pre-
pio "a cada uno lo suyo" sea aplica- senta como esencia de la justicia:
ble únicamente cuando se supone bien por bien, mal por mal. Es el
que esta cuestión está ya resuelta principio de represalia. No tiene
de antemano; y sólo puede estarlo sentido alguno, a menos que se su-
mediante un \orden social que la ponga evidente la respuesta a las
costumbre o el regisTadórhan esta- preguntas: ¿qué es lo bueno? y ¿qué
blecido como moral positiva u or- es lo malo? Pero esta respuesta no
den jurídico. Por esto, la f ó r m u l a es de ningún modo evidente, pues
"a cada uno lo suyo" puede servir la idea de lo bueno y de lo malo,
para justificar cualquier orden so- en los distintos pueblos y en las dis-
cial, sea éste capitalista o socialis- tintas épocas, es también diferen-
taT^democrático o aristocrático. En te. El principio de represalia sirve
todos ellos se da a cada uno lo suyo, para expresar la técnica específica
sólo que "lo suyo" es en cada caso del derecho positivo que vincula el
diferente. Esta posibilidad de de- mal del delito con el mal de la pena.
fender c u a l q u i e r orden social por Pero éste es el principio que subya-
ser justo —y lo es en cuanto esté ce fundamentalmente a toda norma
de acuerdo con la fórmula "a cada jurídica positiva; de aquí que todo
uno lo suyo"— explica la aceptación orden jurídico pueda ser justifica-
general de esta fórmula y demues- do en tanto es realización del prin-
tra a la vez que es una definición cipio de represalia. El problema de
de justicia totalmente insuficiente, la justicia es, a última hora, el pro-
ya que ésta debe fijar un valor ab- blema de saber si un orden jurídico
soluto que no puede identificarse es justo en la aplicación del princi-
con los valores relativos que una pio de represalia, es decir, si el he-
moral positiva o un orden jurídico cho ante el cual el derecho reacciona
garantizan.
como ante un delito con el mal de la
46
47
pena, es en realidad un mal para la res, debe hacer caso omiso de cier-
sociedad, y si el mal que el dere- tas desigualdades. Sería absurdo
cho establece como pena conviene tratar a los niños de la misma ma-
a aquél. Este es el verdadero pro- nera qu^-a_Ji}s_adultos, a los locos
blema, el problema de la justicia igual que a los cuerdos. ¿Cuáles son
del derecho. Y el principio de re- pues las diferencias que deben ser
presalia no da respuesta alguna a tenidas en cuenta y cuáles las que
este problema. no? Esta es la pregunta decisiva,
y el principio de igualdad no da ,*.
22. La represalia, en tanto significa pa- respuesta alguna a la misma. En
gar con la misma moneda, es una de realidad, las respuestas de los ór-
las múltiples formas bajo las que se denes jurídicos positivos son muy di-
presenta el principipjdcMgualdad que ferentes. Todos están de acuerdo en
también ha sido considerado como la necesidad de ignorar ciertas des-
esencia de la justicia. Este principio igualdades de los hombres pero no
parte de la suposición de que todos hay dos órdenes jurídicos que co-
los hombres, "todos los que tienen incidan en lo que se refiere a las
rostro humano", son iguales por diferencias que no deben ignorarse
naturaleza y termina con la exigen- y que hay que tener en cuenta para
cia de que todos los hombres deben el otorgamiento de derechos y la
ser tratados de la misma manera. imposición de obligaciones. Algu-
Peí o como la suposición es com- nos conceden derechos políticos a
pletamente falsa, pues en verdad los hambres y no a las mujeres,
los hombres son muy distintos y otros tratan igualmente a ambos
no hay dos que sean realmente sexos pero obligan sólo a los hom-
iguales, esta exigencia puede sig- bres a p r e s t a r servicio militar,
nificar únicamente que el orden otros no establecen diferencia al-
social, en el otorgamiento de dere- guna en este sentido. Pero, ¿cuál es
chos y en la imposición de debe- el orden justo? Aquel para quien
48
49
]a religión es indife
23. Y ahora el principio especial de la lla-
mada igualdad ante la ley. No signi-
fica otíífcosa sino qué Tos órganos
encargados de la aplicación del dere-
cho no deben hacer ninguna diferen-
cia que el derecho a aplicar no
establezca. Si el derecho otorga
derechos políticos solamente a los
hombres y' no a las mujeres, a
a aquellos los ciudadanos nativos y no a los ex-
ega «•- tranjeros, a los miembros de una
togd do determinada religión o raza y no a
gualdad ¡° de los de otra, se respetará el principio
de igualdad ante la ley cuando los ór-
ganos encargados de la aplicación del
derecho, resuelvan en los casos con-
cretos que una mujer, un ciudadano
extranjero o un miembro de una re-
ligión o raza determinada no tiene
derecho político alguno. Este prin-
esencial y S e rvi r cipio difícilmente tiene algo que ver
fund tanto ' con la igualdad. Expresa únicamente
que el derecho deberá ser aplicado de
acuerdo con su propio sentido. Es el
aldad. Est PnnciP¡° principio de juridicidad o legalidad,
s «do vacío es que por su propia esencia es inma-
la estructura dete *nar nente a todo ordenamiento jurídico sin
Jurídico de orden que para ésto interese el que dicho
ordenamiento sea justo o injusto.

51
24.La a p l i c a c i ó n d e l p r i n c i p i o d e mía comunista, en donde el princi-
igualdad a las relaciones entre tra- pio fundamental es: de cada uno se-
bajo y producto del mismo lleva a gún sus capacidades, a cada uno
exigir que a igual trabajo correspon- según sus necesidades.
da una igual participación en los Si se aplica este principio a un
p r o d u c t o s . Esta e s , s e g ú n K a r l sistema económico cuya produc-
Marx 13 , la justicia que subyace al ción, es decir, su fin último, está
orden capitalista, el pretendido "de- regulada sistemáticamente por una
recho igual" de este sistema econó- autoridad central, surge inmediata-
mico. En realidad es un derecho mente la pregunta: ¿cuáles son las
desigual pues no tiene en cuenta capacidades de cada uno, para qué
las diferencias de capacidad de tra- tipo de trabajo es apto y qué canti-
bajo que existen entre los hombres dad de trabajo puede exigírsele se-
y por lo tanto, no es un derecho jus- gún sus capacidades naturales? Es
to sino i n j u s t o . Pues el m i s m o evidente que esta cuestión no pue-
q u a n t u m de trabajo que produce de ser resuelta según la opinión de
un obrero fuerte y diestro y un in- cada uno sino por un órgano de la
dividuo débil e incapaz es sólo apa- comunidad destinado a tal efecto y
rentemente igual; y cuando los dos según normas generales estableci-
reciben por su trabajo la misma can- das por la autoridad social; y enton-
tidad de producto, se entrega a ellos ces surge otra pregunta: ¿cuáles son
algo igual por algo desigual. La ver- las necesidades que pueden ser sa-
dadera igualdad y, por lo tanto, la tisfechas? Sin lugar a dudas, aque-
verdadera y no la aparente justicia, llas cuya satisfacción procura el
se logra únicamente en una econo- sistema d-e producción planificado,
es decir, dirigido por una autoridad
central. Y aún cuando Marx asegure
"Zur Kritik des sozialdemokratischcn Partei que en la sociedad comunista del fu-
Programms". Obras postumas de Karl Marx, Neue Zeit
ano IX, tomo I (1890 a 1891), págs. 561 y ss. turo "las fuerzas de producción de-

52 53
ben aumentar" y "todas Jas fuen-
tes de la riqueza social fluirán ple- Si se toman en cuenta estos he-
namente", no puede quedar librado chos, el principio comunista de jus-
al absoluto capricho de cada uno, si ticia —en tanto éste pretenda ser
la elección de las necesidades que considerado como tal— termina en
el proceso de producción social debe la norma: de cada uno según sus ca-
procurar satisfacer planificadamen- pacidades reconocidas por el orden
te ni el determinar en qué medida social comunista, a cada uno según
debe realizarse la satisfacción de las las necesidades determinadas por
mismas. Esta cuestión debe ser este orden social. El que este orden
también resuelta por la autoridad social vaya a reconocer las capacida-
social de acuerdo con principios ge- des i n d i v i d u a l e s respetando la
nerales. Así, pues, el principio co- idiosincrasia de cada uno y el que
munista de justicia presupone —lo vaya a garantizar la satisfacción de to-
das las necesidades de modo que en
mismo que la fórmula "ajsadajuno
lo suyo"— la respuesta del orden la armónica comunidad por él cons-
social positivo aja pregunta que tituida vayan a coexistir todos los in-
fundamenta su aplicación. Y, en tereses colectivos e individuales y,
realidad, este orden social —lo mis- por lo tanto, la libertad individual ili-
mo que en el caso de la fórmula "a mitada, es una ilusión utópica. La
cada uno lo suyo"— no es un or- típica utopía de una futura edad do-
^-Jen cualquiera sino uno perfecta- rada, de una situación paradisíaca en
mente determinado. Pero nadie la que —como Marx profetizaba—
puede prever cómo funcionará este sería superado no sólo "el estrecho
orden social a realizarse en un fu- horizonte del derecho burgués"
turo lejano y cómo se podrán resol- sino también (ya que no habría con-
ver las cuestiones fundamentales flicto alguno de intereses), el amplio
horizonte de la justicia. 14
de la aplicación del principio comu-
nista de justicia. 14 Cfr. mi "Sozialismus und Staat", 2* edición (1923),
págs. 90 y ss.

54
55
25. Otra aplicación del principio de haya cometido un delito. Por lo tan-
igualdad es la fórmula conocida con to, siguiendo la regla áurea, el de-
el nombre de regla áurea y que dice: lincuente no debe ser castigado.
no hagas a los dernás^ lo que cu no Para ciertas personas puede ser in-
quieras que a tí te hagan. Lo que diferente el que se les mienta o no,
cada uno quiere que los demás no pues con o sin razón se consideran
le hagan es aquello que causa do- lo suficientemente inteligentes
lor; y lo que cada uno desea que los como para poder descubrir la ver-
demás le hagan es aquello que cau- dad y protegerse a sí mismas del
sa placer. Así pues la regla de oro mentiroso. Entonces, de acuerdo
conduce a la exigencia siguiente: no con la regla áurea, a ellas les está
causes al prójimo dolor sino brín- permitido mentir. Si esto se inter-
dale placer. Sólo que a menudo su- preta estrictamente se llega a la
cede que el proporcionar placer a abolición de toda moral y de todo
un individuo causa dolor a otro. Si derecho. Esta no es, por supuesto, la
esto significa una violación de la intención de la regla; por el contra-
regla áurea, surge entonces el pro- rio, ella procura mantener la moral y
blema de saber'cómo hay que con- el derecho. Pero si la regla áurea
d u c i r s e a n t e el i n f r a c t o r de la debe ser interpretada de acuerdo
misma. Precisamente éste es el pro- con su intención, no puede enton-
blema de la justicia, pues si nadie ces constituir —como pretende su
causara dolor al prójimo sino sólo texto— un criterio subjetivo de
placer no habría problema alguno conducta justa y, por lo tanto, tam-
de justicia. Pero si se intenta apli- poco puede exigir al hombre que
car la regla áurea en el caso en que se conduzca con los demás como él
ésta haya sido i n f r i n g i d a , se ve quisiese que los demás con él se
enseguida que su aplicación condu- condujeran. Un criterio subjetivo
ce a consecuencias absurdas. Nadie de este tipo es inconciliable con
desea ser castigado aún cuando cualquier orden social. Por lo tanto,

56
57
debe interpretarse la regla áurea en
el sentido de que ésta establece un
criterio objetivo. Su significado debe
ser: condúcete con los demás-como
éstos deban conducirse contigo; y, en
realidad, éstos deben conducirse de
acuerdo con un orden objetivo. Pero,
¿cómo deben conducirse? Esta es la
pregunta de la justicia. Y la respues-
ta a la misma no la da la regla de oro
sino que la presupone. Y puede pre-
suponerla porque lo que está presu- 26. Si por vía de interpretación, se susti-
poniendo es precisamente el orden tuye el criterio subjetivo contenido
de la moral positiva y del derecho en el texto de la regla áurea por un
positivo. criterio objetivo, la regla conduce a
la siguiente exigencia: condúcete_de_
acuerdo con las normas generales
del prdeín social. A pesar de ser ésta
una fórmula tautológica, pues todo
orden social está fundado en nor-
mas generales de acuerdo con las
cuales debemos conducirnos, sugi-
rió a Manuel Kant la formulación
de su célebre imperativo categóri-
co que constituye el resultado esen-
c i a l de su f i l o s o f í a m o r a l y su
s 9lu c ion a 1 jxr ojbl_em a^de _la_jjujstici a.
El imperativo categórico afi_r_ma:
condúcete de acuenjo con aquella

58
máxima que tú desearías se convir- son únicamente compatibles con el
c^?I£-HLl£Y- general. 1 5 Con otras imperativo categórico. Pero todo
palabras: la conducta humana es bue- precepto de cualquier orden social
na o justa cuando está determinada es compatible con este principio
por normas que los hombres que ac- ya que éste no dice otra cosa sino
túan pueden o deben desear que que el hombre ha de conducirse
sean obligatorias para todos. Pero, de acuerdo con las normas genera-
¿cuáles son estas normas que pode- les. De aquí que el imperativo ca-
mos o debemos desear que sean tegórico, lo mismo que el principio
obligatorias para todos? Esta es la "a cada uno lo suyo" o la regla
pregunta f u n d a m e n t a l de la justi- áurea, pueda servir de justificación
cia. Y a esta pregunta —lo mismo a cualquier orden social en general
que la regla áurea— no_q\a_resp_ue_s- y a cualquier disposición general en
ta alguna el imperativo categórico. p a r t i c u l a r . Y en este sentido es
como han sido utilizados. Esta po-
27. Cuando se consideran los ejemplos sibilidad explica por qué estas fór-
concretos con los que Kant procura mulas a pesar de —o mejor dicho,
ilustrar la aplicación del imperati- por ser absolutamente vacías— son
vo categórico, se comprueba que y serán también en el futuro acep-
„- son preceptos de la moral tradicio- tadas como solución satisfactoria
nal y del derecho positivo de su del problema de la justicia.
época; en ningún caso han sido de-
ducidos del imperativo categórico
como pretende la teoría del mismo,
pues de esta fórmula vacía no pue-
de deducirse nada. En todo caso,

15 Manuel Kant, "Grundlegung zur Mctaphysik der


Sitten", capítulo 2.

60
61
VII
Aristóteles

28. La Etica de Aristóteles es otro


ejemplo significativo del infructuo-
so intento de definir la idea de una
justicia absoluta mediante un mé-
todo racional, científico o cuasi
científico. Esta es una ética de la
virtud, es decir, apunta a un siste-
ma de virtudes entre las cuales la
justicia es la virtud más alta, la vir-
tjjd perfecta 16 . Aristóteles asegura
haber encontrado un método cien-
tífico, es decir, geométrico-mate-
mático para determinar las virtudes
o lo que es lo mismo para respon-
der a la pregunta: ¿qué es lo bue-
no? La filosofía moral, a f i r m a
Aristóteles, puede encontrar la vir-

16 Aristóteles, Ética a Nicómaco, 1929 b.


tud, cuya esencia busca determinar virtud es lo contrario del vicio. Si
de la misma manera, o al menos de la mentira es un vicíbTTa verdad es
una forma muy parecida, a la que una virtud. Pero Aristóteles presu-
permite al geómetra equidistante- pone evidente la existencia del vi-
mente alejado de los puntos fina- cio y por vicio entiende lo que la
les de una línea recta, encontrar el moral tradicional de su época cali-
punto que divide a la misma en dos ficaba como tal. Pero ésto significa
partes iguales. Así, la virtud es el que la ética de la doctrina del
punto medio entre dos extremos, es mesotes soluciona sólo aparente-
decir, entre dos vicios: el vicio de mente su problema, es decir, el pro-
exceso y el vicio de defecto. 17 Así blema de saber: ¿qué es lo malo?
por ejemplo, la virtud del valor es ¿qué es un vicio? y, por consiguien-
el punto medio entre el vicio de la te, ¿'qué es lo bueno? o ¿"qué es una
cobardía, "falta de coraje", y el vi- virtud? Así, pues, la pregunta: ¿qué
cio de la temeridad, "exceso de co- es lo bueno? es contestada con la
raje". Esta es la conocida doctrina pregunta: ¿qué es lo malo? y la éti-
del mesotes. Para poder juzgar esta ca aristotélica deja librada la res-
doctrina es necesario tener en cuen- puesta de esta pregunta a la moral
ta que un geómetra sólo puede di- positiva y al orden social existente.
vidir una línea en dos partes iguales Es la autoridad de este orden social
si se supone que los dos puntos fi- —y no la fórmula del mesotes—
nales están ya dados; en este caso, quien determina qué es lo "dema-
el punto medio está también ya siado" y qué lo "poco" y quien es-
dado con ellos, es decir, está dado tablece los dos extremos, es decir,
de antemano. Cuando sabemos lo los dos vicios y por lo tanto, la vir-
que es el vicio, podemos también tud situada entre ambos. Esta éti-
saber lo que es la virtud, pues la ca, al presuponer el orden social
existente como válido, se justifica
17 Aristóteles, ibídem, 1107 a, 1106 b, 1905 b. a si misma. Esta es en realidad la

64 65
función de la fórmula tautológica gunta fundamental ¿qué es la injus-
del mesotes que concluye dicien- ticia? La respuesta está presupues-
do que lo bueno es aquello que es ta y Aristóteles presupone como
bueno para el orden social existen- evidente que injusticia es aquello
te. Es una función esencialmente que para el orden moral positivo y
conservadora: el mantenimiento para el derecho positivo es injusto.
del orden social existente. Lo que la doctrina del mesotes
aporta no es la definición de la
29. El carácter tautológico de la fórmu- esencia de la justicia sino el forta-
la del mesotes aparece claramente lecimiento del orden social existen-
en la aplicación de la misma a la vir- te establecido por la moral positiva
tud de la justicia. Aristóteles ense- y el derecho positivo. Esta es una
ña que la c o n d u c t a j u s t a es el aportación eminentemente políti-
término medio entre el hacer el mal ca que protege a la ética aristotélica
y el sufrir el mal. Lo prímeTo es contra todo análisis crítico que se-
"demasiado", lo último, "poco"18. ñale su falta de valor científico.19
' E n este caso, la fórmula que dice
que la v i r t u d es el p u n t o medio
entre dos vicios, no es una metáfo-
ra adecuada, pues la injusticia que
se hace y la que se sufre no son dos
vicios o males sino que es una sola
la injusticia que el uno hace al otro
y la que éste sufre de aquél. La jus-
ticia es simplemente lo contrario de
esta i n j u s t i c i a . La f ó r m u l a del
mesotes no da respuesta a la pre- 19 Cfr. mi estudio: "The Metamorphoses of the Idea
of Justice" en: Interpretations ofModern Legal Philosophies.
Essays in Honor of Roscoe Pound. New York. Oxford
1H Aristóteles, ibídem, 1133 b. University Press (1947), págs. 399 y ss.

66 67
VIII
RI derecho natural

30. Tanto el tipo metafísico de filoso-


fía jurídica como el racionalista es-
tán representados en la escuela del
derecho natural que dominó duran-
te los siglos 17 y 18, fue abandona-
da casi por completo en el siglo 19
y en nuestros días vuelve a tener
influencia. La teoría del derecho
natural afirma que existe una regu-
lación completamente justa de las
relaciones humanas que surge de la
naturaleza: de la naturaleza en ge-
neral, o de la naturaleza del hom-
bre en tanto ser dotado de razón.
La naturaleza es presentada como
autoridad normativa, como una es-
pecie de legislador. Mediante un
cuidadoso análisis de la naturaleza
podemos encontrar en ella normas
inmanentes que prescriben la con- na y por lo tanto no puede prescri-
ducta recta, es decir, justa del hom- bir ninguna conducta humana de-
bre. Si se supone que I_a_nju:u raleza terminada. De un hecho, es decir,
es creación d i v i n a , sus n o r m a s de lo que es o sucede realmente,
inmanentes —el derecho natural— no puede deducirse lo que debe
son expresiones de la v o l u n t a d di- ser o suceder. G u a n d o la teoría
vina. En este caso, tiene la teoría racionalista del derecho natural in-
del derecho n a t u r a l un carácter tenta derivar de la naturaleza nor-
metafísico. Cuando se hace derivar mas para la conducta humana, se
el derecho natural de la naturaleza apoya en un sofisma. Lo mismo
del hombre en cuanto ser dotado puede decirse del intento de dedu-
de razón —sin hacer referencia a un cir tales normas de la razón huma-
origen divino de esta razón—, cuan- na. N o r m a s que p r e s c r i b a n la
do se acepta que puede encontrar- conducta humana pueden tener su
se el p r i n c i p i o de la j u s t i c i a en origen únicamente en la voluntad
la razón h u m a n a —sin necesidad y esta voluntad puede ser sólo hu-
de recurrir a la voluntad divina— mana si se excluye la especulación
aparece la teoría del derecho natu- metafísica. La afirmación de que el
ral con ropajes racionalistas. Des- hombre debe conducirse de una
de el punto de vista de una ciencia determinada manera —una cuando
racional del derecho, la posición quizás él no se conduzca realmente
religíosa-metafísica de la teoría del en esta forma—, puede ser formu-
derecho natural no puede ser teni- lada por la razón humana única-
da en cuenta. Por otra parte, la pos- mente suponiendo que por un acto
tura racionalista es evidentemente de voluntad humana se haya esta-
insostenible. La naturaleza, en tan- blecido una norma que prescriba
to sistema de hechos v i n c u l a - dicha conducta. La razón humana
dos entre sí por el principio de puede comprender y describir pero
causalidad, no tiene voluntad algu- no prescribir. Pretender encontrar

70 71
en la razón normas de conducta y por lo tanto, sólo ella es justa. La
" '"humana es una ilusión semejante a mayor parte de los representantes
la de querer obtener tales normas de la doctrina del derecho natural
de la naturaleza. afirman que la propiedad privada
—fundamento del orden feudal y
31. No puede sorprender, por consi- capitalista— es un derecho natural
guiente, el que los diferentes parti- y, por lo tanto, sagrado e inaliena-
darios de la teoría del derecho natural ble; en consecuencia, la propiedad
hayan deducido de la naturaleza di- colectiva o la comunidad de bienes,
vina o encontrado en la naturaleza es decir, el comunismo, es algo que
humana principios de justicia su- está en contra de la naturaleza y la
mamente contradictorios 20. De razón: es, por lo tanto, injusto. Pero
acuerdo con uno de los más distin- el movimiento del siglo XVIII, que
guidos representantes de esta es- pretendía la abolición de la propie-
cuela, Roberto Filmer, la autocracia, dad privada y el establecimiento de
la monarquía absoluta, es la única for- un orden social comunista y que
ma de gobierno natural, es decir, jus- jugó un cierto papel en la Revolu-
ta. Pero otro teórico del derecho ción Francesa, se apoyaba también
natural, igualmente significativo, en el derecho natural y sus argumen-
Juan Locke, demuestra, con el mis- tos tienen la misma fuerza probato-
mo método, que la monarquía abso- ria que aquellos que defienden la
luta no puede ser considerada en p r o p i e d a d p r i v a d a d e l actual
ningún caso como forma de gobier- ordenamiento social, es decir, ningu-
no y que solamente la democracia na. Con un método fundado en un
puede valer como tal, pues sólo ella sofisma, como lo es el de la teoría del
está de acuerdo con la naturaleza, derecho natural, se puede demostrar
todo, o, lo que es lo mismo, no es po-
20 Cfr. mi estudio: "The Nacural-Law Doctrine
before the Tribunal of Science" en "The Western Political sible demostrar nada.
Quarterly", Vol. II (1949), págs. 481 y ss.

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Absolutismo y relativismo

32. Si hay algo que la historia del co-


nocimiento humano puede enseñar-
nos, es la inutilidad de los intentos
de encontrar por medios racionales
una norma de conducta justa que
tenga validez absoluta, es decir, una
norma que excluya la posibilidad
de considerar como justa la conduc-
ta opuesta. Si hay algo que pode-
mos apjender de la experiencia
espiritual del pasado es que la ra-
zón humana sólo puede concebir
valores relativos, esto, es, que el
juicio con el que juzgamos algo
como justo no puede pretender ja-
más excluir la posibilidad de un
juicio de valor opuesto. La justicia
absoluta es un ideal irracional. Des-
de el punto de vista del conocimien-
to racional existen sórcT intereses
^ h u m a n o s y, por lo tanto, conflicto de los valores o que de la misma
de intereses. Para la solución de los puede deducirse, es el principio de
mismos existen sólo dos soluciones: la tolerancia, es decir, la exigencia
o satisfacer el uno a costa del otro o de buena voluntad para compren-
establecer un compromiso entrtT
ambos. No es posible demostrar
antirreligioso, antimetafísico y ateo". Esta afirmación está en
que ésta y no aquélla es lajsplución abierta contradicción con el hecho innegable de que el Esta-
justa. Si se supone que la paz social do ideal de Platón, que es de tipo totalitario, es la consecuen-
cia de su teoría dé las ideas que tiene por objeto valores
es el valor supremo, el compromiso absolutos y culmina en la aceptación de un bien absoluto
que encierra en sí la justicia absoluta (Cfr. mi estudio ya cita-
aparecerá como la solución justa. do "Die platonische Gerechtigkeit", pág. 116 y K. R. Poppcr
Pero también la justicia de la paz es "The Open Society", 1945, Vol. I, págs. 89 y ss.). Si hay algu-
na vinculación entre la filosofía de los valores y la política es
sólo una justicia relativa y, en nin- la que existe entre la autocracia del Estado totalitario o sea el
gún caso, absoluta. absolutismo político y la creencia en valores absolutos y entre
la democracia con su esencial exigencia de tolerancia y la
relatividad de los valores. En mi obra "Vom Wessen und Wcrt
33. Pero, ¿cuál es la moral de esta filo- der Demokratie", 2a. edición Tubingen, 1929, he probado
esta vinculación.
sofía relativista de la justicia? ¿Es Por otra parte, Brunner no es muy consecuente pues se
siente obligado a admitir que: "La Iglesia, que hoy con razón
que tiene moral alguna? ¿No es aca- protesta ante la opresión del Estado, no debería olvidar que
so el relativismo amoral o inmoral ella fue la primera que dio al Estado el mal ejemplo de la
intolerancia cuando mediante el poder estatal quería impo-
como muchos afirman? 21 No lo creo. ner lo que sólo puede ser el resultado de la libre decisión. La
El principio moral f u n d a m e n t a l Iglesia debería recordar siempre con vergüenza, que en casi
todos los aspectos fue ella la primera teórica del Estado tota-
que subyace a una teoría relativista litario" (págs. 68/9). Esto es verdad; pero lo es porque —o a
pesar de que—predica la creencia en una justicia absoluta, es
decir, precisamente lo contrario a un positivismo y un
relativismo antirreligioso, antimetafísico y ateo.
La obra de Brunner es más bien una justificación que
21 A la concepción de que la justicia es algo relativo, con- una refutación del relativismo. En su teoría de la justicia, de-
cepción que está necesariamente vinculada con el positivismo sarrollada "sobre la base de la fe cristiana" (pág. VII), parte
jurídico que no reconoce justicia absoluta alguna, se la ha he- de la tesis de que o bien hay una justicia y absoluta o no exis-
cho responsable del Estado totalitario. En este sentido, es te justicia alguna. "O bien hay algo válido, una justicia que
muy significativo el libro dirigido contra el relativismo del está por encima de todos nosotros, un imperativo formulado
teólogo protestante Emil Brunncr: "Gerechtigkeit. Eine para nosotros y no por nosotros, una regla normativa de justi-
Lehcre von den Grundgcsctzcn der Gcsellschaftsordnung", cia válida para cada Estado y cada derecho, o no hay justicia
Zürich, 1943. Brunncr sostiene (pág. 8) que el Estado totali- alguna sino tan solo poder organizado en una u otra forma y
tario es "la consecuencia necesaria" del "positivismo que se llama a sí mismo derecho" (pág. 8). El cree encontrar

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-V

>^

der las por lo tanto, no impedir su exterio-


políticas de los demás, aun cuando rización pacífica. Es claro que de
no se las comparta o, mejor dicho, una concepción relativista no pue-
precisamente por no compartirlas, y, de deducirse derecho alguno a una

la Ley Divina de la justicia absoluta "en el orden divino de la colocan "indiscutiblemente del lado del derecho positivo" y
creación" que él presenta como derecho natural, cristiano en consideran "el derecho natural sólo como una idea crítico-
oposición a un derecho natural racionalista (págs. 100 y ss.). normativa".
Después de haber declarado que es inadmisible la creencia El positivismo jurídico relativista afirma únicamente que
en una Justicia Divina ab'soluta, el reconocimiento del dere- sólo el relativamente justo derecho positivo y noel absoluta-
cho natural cristiano —diferente del derecho positivo y para mente justo derecho natural, posee obligatoriedad jurídica.
él posiblemente en oposición al ordenamiento existente—, a Si renuncia a aceptar un derecho natural en tanto idea críti-
los fines de poder destruir la idea de justicia mediante el con- co-normativa, lo hace porque esa aceptación encierra en sí
tenido del positivismo relativista, admite—y este es el resul- misma la posibilidad de justificación del derecho positivo y
tado de su doctrina de la justicia absoluta del derecho natural el positivismo jurídico relativista en tanto ciencia del dere-
cristiano— que todo derecho positivo puede ser sólo relativa- cho, niega una tal justificación.
mente justo (pág. 9). Esto significa que él reconoce a la par de La teoría de la justicia de Brunncr hace sin embargo uso
una justicia absoluta una justicia relativa lo que implica en sí frecuente de esta posibilidad. Lo que el establece como con-
mismo una contradicción, pues un orden que no concuerda tenido del derecho natural absoluto: Estado, familia, libertad
con la justicia absoluta es injusto y por lo tanto no puede ser individual, propiedad privada, es, en realidad el fundamento
relativamente justo. Conjuntamente con una justicia absolu- de los órdenes jurídicos no comunistas válidos hoy en día, y
ta no puede darse una justicia relativa; lo mismo que no pue- que quedan así legitimados en principio por estar de acuerdo
de existir una justicia relativa al lado de una justicia absoluta. con la Justicia Divina Absoluta. De acuerdo con esta teoría
En realidad, Brunner mismo confirma esto cuando tiene que sólo el comunismo se opone a la justicia absoluta de Dios.
admitir que no puede vincularse el derecho natural a la idea Pero también el Estado comunista que es condenado en un
de "que uno no debe obedecer una ley que esté en contra- primer momento por ser Estado totalitario como un "mons-
dicción con el derecho natural y que por lo tanto es injusta" truo de injusticia" (pág. 9) como "la injusticia por excelen-
(pág. 110). Ningún derecho estatal podría tolerar "la concu- cia" (pág. 181), es finalmente reconocido como Estado y por
rrencia de un segundo sistema jurídico". " Las proposiciones lo tanto, como "institución divina" (pág. 86), ya que "tam-
jurídicas del Estado, una vez válidas, deben poseer el mono- bién el Estado injusto es siempre Estado" (pág. 231) y a su
polio de la obligatoriedad jurídica, el derecho natural no pue- orden jurídico en tanto "orden de la paz" se le reconoce un
de pretender para sí obligatoriedad jurídica alguna para que cierto grado de justicia, es decir, una justicia relativa (pág.
la seguridad de un Estado no pierda su estabilidad" (pág. 110). 234). Pero, en esta forma, el Estado totalitario comunista no
Un derecho natural que no tiene obligatoriedad jurídica no se diferencia esencialmente de los Estados capitalistas ya que
puede ser el derecho "válido" que Brunner en la página 8 a éstos también se les reconoce una justicia relativa.
designa como justicia absoluta. Un derecho natural no obliga- Una teoría de la justicia absoluta que opera con tan evi-
torio no es orden normativo alguno pues la existencia de es- dentes contradicciones no puede pretender científicamente
te orden depende precisamente de su obligatoriedad. Con ser tenida en cuenta en su oposición al positivismo jurídico
este giro asombroso hacia el positivismo jurídico relativista, relativista aún en el caso en que su objeto, como el mismo
confiesa Brunner seguir la teoría de la justicia de los Brunner afirma en el Prólogo de su obra, "sea ante todo prác-
reformadores quienes, debido a su "profundo respeto por la tico y no científico" "como debe ser el de todo trabajo
autoridad del Estado y del derecho positivo»' (pág. 112), se teológico" (pág. VII).

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tolerancia absoluta, sino únicamen- surge de la tolerancia sino de la in-
te a una tolerancia dentro de un transigencia". Una de las páginas
orden positivo que garantiza, la paz más gloriosas de la historia de Aus-
a los a él sometidos y les prohibe la tria es el decreto de tolerancia José
utilización de la violencia pero no II. Si la democracia es una forma de
limita la exteriorización pacífica de gobierno justa, lo es en cuanto sig-
sus opiniones. Tolerancia significa nifica libertad y l i b e r t a d quiere
libertad de pensamiento. Los más decir tolerancia. Pero, ¿puede per-
altos valores morales fueron perju- manecer tolerante la democracia
dicados por la intolerancia de sus cuando tiene que defenderse de ata-
defensores. En las hogueras que la ques antidemocráticos ?[Sí; en la me-
Inquisición española encendió para d i d a en que ella no r e p r i m e la
defender la religión cristiana fue- exteriorización pacífica de las con-
ron quemados no sólo los cuerpos /yeepciones ar tidemocráticasT^Preci -
de los herejes, sino que se sacrificó / sámente es esta tolerancia lo que
también una de las enseñanzas más \e la d e m o c r a c i a de la
importantes de Cristo: no juzgues \. M i e n t r a s esta d i s t i n c i ó n
para que no seas juzgado. En las te- se conserve, tenemos razón para
rribles guerras dé religión del siglo rechazar la autocracia y estar orgu-
XVII, en las que la Iglesia persegui- llosos de nuestra forma democráti-
da estaba de acuerdo con la perse- ca de gobierno. La democracia no
guidora únicamente en la intención puede defenderse renunciando a sí
de destruir a ia otra Pedro Bayle, misma. Pero un gobierno democrá-
uno de lo más grandes libertadores tico tiene también el derecho de re-
del espíritu humano, objetaba a p r i m i r con la fuerza y evitar con
aquellos que creían poder defender medios adecuados los intentos que
un orden político o religioso exis- procuren derrocarlo violentamente.
tente mediante la intransigencia El ejercicio de este derecho no con-
con los demás. "El desorden no tradice ni el principio democrático

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ni el de tolerancia. A veces puede
pues el alma de la ciencia es la tole-
ser difícil trazar una línea divisoria rancia.
entre la divulgación de ciertas ideas
Comencé este estudio con la
y la preparación de un golpe revo-
pregunta: ¿qué es la justicia? Aho-
lucionario. Pero la conservación de
ra, al llegar a su fin, sé perfecta-
la democracia depende de la posi-
mente que no la he contestado. Mi
bilidad de encontrar esta línea di-
disculpa es que en este caso estoy
visoria. Puede también suceder que
en buena compañía. Sería más que
tal delimitación encierre en sí mis-
presunción hacer creer a mis lecto-
ma un cierto peligro; pero es honra
res que puedo alcanzar aquello que
y es esencia de la democracia el asu-
los más grandes pensadores no lo-
mir este peligro. Una democracia
graron. En realidad, yo no sé si pue-
que no sea capaz de afrontarlo, no do decir qué es la justicia, la justicia
es digna de ser defendida.
absoluta, este hermoso sueño de la
h u m a n i d a d . Debo conformarme
34. Como la democracia es por su natu-
con la justicia relativa, puedo decir
raleza íntima libertad y la libertad únicamente lo que para mí es la
significa tolerancia, no existe otra for- justicia. Como la ciencia es mi pro-
ma de gobierno mas favorable para
fesión y, por lo tanto, lo más impor-
la ciencia que la democracia. La
tante de mi vida, para mí la justicia
ciencia sólo puede desarrollarse
es aquella bajo cuya protección
cuando es libre, y es libre cuando ño
puede florecer la ciencia y, con la
está sujeta no sólo a influencias ex-
ciencia, la verdad y la sinceridad.
ternas, es decir, políticas, sino cuan-
Es la justicia de la libertad, la jus-
do es internamente libre, cuando
ticia de la paz, la justicia de la de-
en el juego de argumentos y obje-
mocracia, la justicia de la tolerancia.
ciones impera una completa liber-
tad. Ninguna doctrina puede ser
eliminada en nombre de la ciencia

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