Orientacion Tdah Profesor
Orientacion Tdah Profesor
Orientacion Tdah Profesor
Realización de actividades:
Comprobar siempre que el alumno ha comprendido el material escrito que va a
manejar; explicárselo verbalmente.
La tarea de “descifrar” lo escrito en un tiempo limitado es el problema fundamental del
niño, por lo que hemos de asegurarnos de que entiende lo que está escrito (en libros,
pizarra, fichas, etc.). Si se lo explicamos oralmente estamos usando un medio de
información (el lenguaje hablado) que él sí conoce y maneja con normalidad.
Si adquiere conocimientos mediante el lenguaje hablado, podremos evaluar esos
conocimientos.
Necesitará ayuda para relacionar conceptos nuevos con la experiencia previa.
Al abordar el razonamiento matemático en la resolución de problemas, se podría
plantear ‐en algunas sesiones con todos los compañeros‐ un esquema de trabajo de los
problemas a nivel oral.
Abundar en la evaluación oral de los conocimientos del alumno:
Si el medio de información más eficaz para Alejandro es el lenguaje hablado, también
será el mejor medio para evaluarle. El uso del lenguaje escrito siempre le penalizará en
la evaluación de sus conocimientos.
Simplificar la instrucción:
o Establecer el tiempo durante el cual el/la niño/a puede actualmente mantener su
atención centrada en la tarea. Reforzar e ir aumentando progresivamente su esfuerzo en lugar
de reñirle o forzarle por medios impositivos.
o Segmentar las tareas complejas en fases, marcar un tiempo prudente para terminar
cada fase, alabar al/la estudiante cada vez que alcance el objetivo marcado y pedirle que siga a
continuación con la siguiente fase.
o Evitar hacer comentarios sobre sus conductas de falta de atención. En su lugar,
suministrarle claves verbales discriminativas que le instiguen a reflexionar sobre su forma de
comportarse: “recuerda qué es lo que tenías que hacer” o “¿estás terminando ya tu trabajo?”.
o Pasearse por la clase para comprobar qué hace el/la alumno/a y suministrarle
retroalimentación sin molestarse.
o Bajar el listón de productividad: es mejor que haga 4 ejercicios bien que 8 mal.
o Procurar que las actividades no sean largas.
o Cuadernos de actividades con formato sencillo. Sin dibujos no relacionados con la
tarea, incluyendo una o dos actividades por página, dejando espacios en blanco entre ellas.
Enseñar y motivar al/la estudiante para que aplique las autoinstrucciones a las
actividades. Tratar de que mediante el lenguaje autodirigido: 1) se pare y considere qué es lo
que tiene que hacer‐ “¿cuál es el problema?”‐; 2) genere posibles directrices de actuación –
“¿cuál es mi plan?”‐; 3) autoobservarse su ejecución –“¿estoy siguiendo mi plan?”‐ ; 4) se
autorrefuerce –“bien, me he esforzado mucho y he conseguido hacerlo bien”; o que en su caso
desarrolle estrategias de afrontamiento de error – “me he equivocado, la próxima vez iré más
despacio y pensaré mejor en lo que estoy haciendo”‐. A través del modelado del/la profesor/a,
realización del/la niño/a con instrucciones del modelo (guía externa manifiesta),... También
role‐play, refuerzos, etc.
Organización:
Demostrar que se valora el orden asignado, dedicar 5 minutos cada día para organizar
pupitres, cuadernos, estanterías,...
Dar un premio cada día para la fila o círculo de pupitres más limpios y ordenados.
Utilizar la agenda de deberes para que los padres las firmen diariamente.
Comportamiento:
Ser positivo/a y concreto/a. Explicar lo que se desea que haga el/la alumno/a y no lo que no
se desea. Alabanzas específicas y no frases hechas de carácter general. Ej. : “Juan, estoy muy
contento porque has estado quieto en tu mesa trabajando en los problemas de matemáticas”,
mejor que “eres un buen chico”.
Recordar de forma breve y concreta las normas. También pedir al/la alumno/a que explique
las reglas correctas de situaciones concretas: “antes de salir al recreo, exigirle que repase las
reglas de juego con los/as compañeros/as”.
Implementar un sistema de refuerzos negociados para premiar comportamientos adecuados
y para conductas socialmente negativas: privación de privilegios, coste de respuesta o
aislamiento. Si el/la alumno/a se marcha, explicar que tiene dos minutos para ir al aislamiento
por sí sólo/a o se le impondrá un castigo más serio, no continuar prestando atención durante
el periodo de decisión, Evitar la fuerza física.
Servir de modelo y mediador es un método sistemático de solución de problemas para toda
la clase:
o Pararse: ¿cuál es el problema que tenemos?”. Definir el problema específicamente
procurando que toda la clase esté de acuerdo.
o Torbellino de ideas sin juicio crítico y pizarra: “¿qué planes podemos seguir para
solucionarlo?”
o Pensando en las consecuencias: “¿cuál es el mejor plan que podemos utilizar?”. “¿es
justo?”. Colocar puntos positivos o negativos en cada una de las posibilidades recogidas
anteriormente, según estos criterios.
o Subrayarla y ponerla en marcha: “¿cuál de las alternativas reúne más aspectos
positivos y menos negativos?”.
o Valorarlo: “¿cómo ha funcionado nuestro plan?”. Determinar si todos están
satisfechos/as. Si no, repetir de nuevo el proceso.
Potenciar la participación y la responsabilidad. Encargarle tareas sencillas que
posteriormente se irán haciendo más complejas.
Motivación
• Hacer las actividades más divertidas, rompiendo con la monotonía.
• Reafirmar y premiar conductas adecuadas.
• Transmitirle el concepto de “ganar doble”: terminar una tarea ya es ganar, pero además, se
le recompensará por haber tenido la conducta adecuada.
• Hacerle comentarios a menudo sobre lo que está haciendo (“así vas muy bien”, “estás
teniendo un error”, etc.). Es conveniente elogiarlo cuando está concentrado. Para ello, se
puede seguir la técnica de la alabanza, que consiste en valorar al alumno aquello que ha hecho
bien, de forma descriptiva, sincera y positiva.
• Fomentar los premios, en lugar de los castigos. Éstos hay que limitarlos a cuando sea
necesario y sólo funcionan si son muy inmediatos.
• Es primordial prestar atención al alumno cuando realice algo positivo y reforzar sus acciones
con el contacto físico (abrazos, tocar el hombro, chocar la mano…).
Control de estímulos
• Sentar al alumno cerca del profesor o profesora y acordar con él una señal que evite su
distracción.
• Disminuir al máximo los estímulos irrelevantes que haya en el aula, así como en su pupitre, y
que puedan distraerle. Al menos, apartarlos de su campo de visión.
• Transmitir la información de manera explícita. Para ello, se pueden utilizar elementos que
sirvan como recordatorios (dibujos, fichas, notas, etc.).
• Es necesario enseñarle técnicas para organizar el tiempo. Para que tenga constancia del
mismo, hay que materializarlo en objetos, como relojes, cronómetros, relojes de arena, etc.
Supervisión de tareas
• Crear rutinas para todo el aula y estructurar el funcionamiento de las clases.
• Incluir en la rutina cinco minutos diarios para la organización del material.
• Avisar con tiempo de los cambios en las rutinas.
• Mostrar paso a paso lo que hay que hacer en cada tarea.
• Establecer compañeros de supervisión que ayuden al alumno, de tal modo que la dedicación
del profesorado disminuya.
• Describir detalladamente las tareas a realizar. No limitarse a nombrarlas.
• Dar algún tipo de responsabilidad al alumno en la organización de la clase, como puede ser
mantener limpia la pizarra.