Bafomet
Bafomet
Bafomet
Hace pocas semanas atrás, la figura de Bafomet volvió a la palestra a raíz de la demanda
por 150 millones de dólares que una agrupación norteamericana conocida como “El Templo
Satánico” le presentó a Netflix por el uso de una estatua de Bafomet en la serie “Las
escalofriantes aventuras de Sabrina”.
Como en nuestra sociedad del espectáculo parece ser que Netflix es el eje del mundo,
la insólita noticia apareció en la portada de los periódicos más prestigiosos del planeta,
algunos de los cuales trataron de explicar (torpemente) quién era este misterioso Bafomet.
Sin evidencias o pruebas físicas concluyentes sino basándose únicamente en los testimonios
de los caballeros torturados, la idea del Bafomet como una figura demoníaca y secreta
permaneció durante siglos en el imaginario popular hasta que -en 1818- el
investigador Joseph von Hammer-Purgstall publicó una obra titulada “Mysterium
Baphometis revelatum” donde hablaba del ídolo bafomético al mismo tiempo que acusaba al
Temple de apostasía, idolatría e impureza, así como de profesar las doctrinas gnósticas e
incluso las ofitas.
En este libro, Lévi reinterpretó al Bafomet templario y le otorgó atributos caprinos a fin de
darle un sentido hermético que -al parecer- originalmente no tenía.
En palabras de este autor: “El macho cabrío que está representado en el frontispicio de esta
obra y aquí reproducimos, lleva sobre la frente el signo del pentagrama, con la punta hacia
arriba, lo que basta para considerarle como símbolo de luz; hace con ambas manos el signo
del ocultismo y muestra en alto la luna blanca de Chesed y en bajo la luna negra de Géburah.
Este signo expresa el perfecto acuerdo de la misericordia con la justicia. Uno de sus brazos
es femenino y el otro masculino, como en el andrógino de Khunrath, atributos que hemos
debido reunir con los de nuestro macho cabrío, puesto que es un solo símbolo.
La antorcha de la inteligencia, que resplandece entre sus cuernos, es la luz mágica del
equilibrio universal; es también la figura del alma elevada por encima de la materia aunque
teniendo la materia misma, como la antorcha tiene la llama. La repugnante cabeza del
animal manifiesta el horror al pecado, cuyo agente material, único responsable, es el que
debe llevar por siempre la pena; porque el alma es impasible en su naturaleza, y no llega a
sufrir más que cuando se materializa. El caduceo que tiene en vez de órgano generador,
representa la vida eterna; el vientre, cubierto de escamas, es el agua; el círculo, que está
encima, es la atmósfera; las plumas que vienen de seguida, son el emblema de lo volátil;
luego la humanidad está representada por los dos senos y los brazos andróginos de esa
esfinge de las ciencias ocultas” (2).
En una de las imágenes que acompañan su obra, Táxil muestra “un areópago de Caballeros
Kadosch, agrupados alrededor del horroroso ídolo llamado el Bafomet, mientras el
presidente reza una oración á Lucifer”.
Ocultismo, Alquimia y
Satanismo
Eliphas Lévi fue determinante en la
difusión del ocultismo decimonónico, en
especial en la Teosofía blavatskiana, el
rosacrucismo francés de Peladan y
Stanislas de Guaita, el martinismo
papusiano y la Golden Dawn inglesa.
Inspirado en el Bafomet de Lévi, Aleister Crowley lo
adoptó como nombre místico en el seno de la Ordo
Templi Orientis (O.T.O.) y destacó su carácter
andrógino, símbolo de la perfecta unión de los
opuestos, el “jeroglífico de la arcana perfección”.
El Bafomet de Fulcanelli
De acuerdo con Fulcanelli, el Bafomet era un compendio de símbolos alquímicos,
triángulos y círculos que daban forma a un rostro (11), bastante extraño por cierto. De este
modo podría explicarse “la diversidad de las descripciones que de él se han hecho, y en las
cuales se ve el bafomet como una cabeza de muerto aureolada o como un bucráneo, a veces
como una cabeza de Hapi egipcio de buco y, mejor aún, el rostro horripilante ¡de Satán en
persona!” (12).
En los años 60, el Bafomet se convirtió en uno de los tantos íconos de la cultura pop. En
1968, la película de la Hammer Productions sobre rituales de magia negra titulada “The
Devil Rides Out” (protagonizada por Christopher Lee) utilizó sin ningún criterio varias
imágenes de los libros de Eliphas Lévi y llamó la atención de algunos jóvenes que se sentían
atraídos por el satanismo, entre ellos Anton Szandor LaVey, fundador de la iglesia de Satán.
En su “Biblia satánica”, LaVey afirmó sin tapujos que “el símbolo de Bafomet fue utilizado
por los Caballeros del Temple para representar a Satán. A través del tiempo, éste símbolo
ha sido llamado por nombres muy diferentes. Entre éstos están: El Chivo de Mendes, El
Chivo de Mil Crías, El Chivo Negro, El Chivo de Judas, y el que tal vez sea el más apropiado,
El Chivo Expiatorio” (13).
Para estos satanistas -una mezcla extraña de hippies y burgueses aburridos- el Bafomet era
la representación de la sensualidad, de los instintos carnales del hombre, es decir todo lo
opuesto a la naturaleza espiritual.
Desde una perspectiva iniciática, podríamos aventurar que el Bafomet era un símbolo
marcante de la ritualística templaria y que probablemente constituía una prueba para los
novicios.
Creo que el español Juan G. Atienza se acerca bastante a develar el enigma al afirmar que
el Bafomet “no sería objeto de la adoración idolátrica que se atribuyó [a los Templarios],
sino un elemento de meditación que se encontraría en muchos casos en la sala de reuniones
de las encomiendas” (14).
Todo parece indicar que el pretendido ídolo pagano no era otra cosa que un elemento
simbólico que -en un ambiente sagrado, lúgubre y cavernoso- tenía por función proporcionar
miedo o cautela a los candidatos. Interpretado en este sentido, en la ritualística iniciática de
Occidente, podemos encontrar a un personaje que ha desempeñado una función análoga al
Bafomet y que hoy conocemos bien como el “Guardián del Umbral”.
Este Guardián o “morador” del Umbral representa todo aquello que bloquea el tránsito hasta
la Puerta del Templo, es decir todas las pruebas u obstáculos que nos dificultan el acceso a
otra realidad. A lo largo de la historia éste se ha representado de diversas maneras: como el
Dragón, el Diablo (Satanás), la Esfinge, la Sombra, e incluso con deidades liminares (aquellas
que custodian un “límite”) como Hermes, Jano, Ganesha, Hécate, Caronte, Perséfone, etc.
Por lo tanto, no sería extraño que el Bafomet templario tuviera esta connotación iniciática.
Sin embargo, con Eliphas Lévi, el sentido del Bafomet inevitablemente se trastocó y pasó a
tener un significado completamente distinto, apreciándose en él el inmenso poder de
Telesma, el agente mágico universal, mientras que su androginia marca claramente una
integración de los opuestos, resaltada en sus brazos (Solve et Coagula) así como en el
caduceo de Mercurio.
Palabras finales
En la serie de Netflix “Las escalofriantes aventuras de Sabrina” el Bafomet tiene un valor
netamente decorativo y marginal, pero los satanistas vieron en él una forma de darse a
conocer, de llegar al gran público mediante usando como excusa una demanda por plagio. Es
altamente probable que el reclamo por los derechos de propiedad de una imagen creada hace
exactamente 164 años atrás no habría triunfado en los tribunales, pero finalmente Netflix
prefirió llegar a un acuerdo con “El Templo Satánico”, comprometiéndose a reconocer en los
créditos la propiedad intelectual de esta organización sobre el Bafomet televisivo.
Win-win: gracias a la insólita demanda Netflix tuvo más visibilidad para su nueva serie (y
publicidad gratis en los grandes medios) mientras que “El Templo Satánico” obtuvo
exactamente lo mismo: visibilidad y publicidad. De hecho, este artículo surge como
consecuencia de la noticia.
En rigor de verdad, si vamos a las fuentes e investigamos a LaVey y sus sucesores (entre los
que se cuenta este “Templo Satánico) comprobaremos que este satanismo no pasa de ser un
postureo, una moda, puro papel pintado. Si he de ser sincero, me genera más respeto el
absurdo personaje satánico de Peter Capusotto “Quiste Sebáceo” que los satanistas
organizados de hoy en día.
Imágenes
Portada de la obra de Leo Táxil, donde aparece el Bafomet en el fondo
Videos
Presentación de “The Devil Rides Out” donde aparecen varios símbolos ocultistas