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Cu cú, cu cú
Cu cú, cu cú
Cu cú cantaba la rana
Cu cú pasó un caballero
Cu cú pasó un marinero
Cu cú vendiendo romero.
Cu cú le pidió un ramito.
Cu cú no le quiso dar.
Cu cú y se echó a llorar.
CINCO LOBITOS.
su mamá enfadada
le quiso regañar
y el pobre patito
se puso a llorar
¡Qué si!
¡qué no!
que caiga un chaparrón,
con azúcar y turrón,
que rompa los cristales de la estación.
¡Qué si!
¡qué no!
que caiga un chaparrón,
con azúcar y turrón,
que rompa los cristales de la estación.
LA CUCARACHA
La cucaracha, la cucaracha
Ya no puede caminar
Porque le falta, porque no tiene
Una patita para caminar.
Pobre de la Cucaracha
Se queja de corazón
Por no usar ropa planchada
Por la escasez del carbón.
La cucaracha, la cucaracha
Ya no puede caminar
Porque le falta, porque no tiene
Una patita para caminar.
Ya murió la cucaracha
Ya la llevan a enterrar
Entre cuatro zopilotes
Y un ratón de sacristán
La cucaracha, la cucaracha
Ya no puede caminar
Porque le falta, porque no tiene
Una patita para caminar.
YO TENIA DIEZ PERRITOS
Aeiou
Aeiou
Yo conozco las vocales que son “a e i o u”
Aeiou
Aeiou
Apréndelo tú, que son cinco las vocales y son
Aeiou
Aeiou
Aeiou
A e i o u,
Canta ahora tú, canten todos las vocales,
Canten a e i o u
Aeiou
Aeiou
¡A e i o u!.
EL PATIO DE MI CASA
El patio de mi casa
es particular.
Cuando llueve se moja
como los demás.
Agáchate,
y vuélvete a agachar,
que los agachaditos
no saben bailar.
Hache, i, jota, ka
ele, eñe, ene, a,
que si tú no me quieres
otro amiga me querrá.
Hache, i, jota, ka
ele, eñe, ene, o,
que si tú no me quieres
otro amigo tendré yo.
Chocolate, molinillo
corre corre, que te pillo
A estirar, a estirar
que el demonio va a pasar.
El patio de mi casa
es particular.
Cuando llueve se moja
como los demás.
Agáchate,
y vuélvete a agachar,
que los agachaditos
no saben bailar.
PIM PON
Pim-pom es un muñeco
muy guapo y de cartón.
Se lava la carita .
con agua y jabón.
Se desenreda el pelo
con peine de marfil,
y aunque se dé tirones
no llora ni hace así.
LA VACA LECHERA.
Un cencerro le compraron
y a mi vaca le ha gustado
se pasea por el prado
mata mosca con el rabo
tolón tolón, tolón tolón
La Trinidad se acaba,
¡qué dolor, qué dolor, qué rabia!,
la Trinidad se acaba
Mambrú no viene ya.
Do-re-mi, do-re-fa,
Mambrú no viene ya.
En caja de terciopelo,
¡qué dolor, qué dolor, qué duelo!,
en caja de terciopelo,
y tapa de cristal.
Do-re-mi, do-re-fa,
y tapa de cristal.
Y detrás de la tumba,
¡qué dolor, qué dolor, qué turba!,
y detrás de la tumba,
tres pajaritos van.
Do-re-mi, do-re-fa,
tres pajaritos van.
Cantando el pío-pío,
¡qué dolor, qué dolor, qué trío!,
cantando el pío-pío,
cantando el pío-pá.
Do-re-mi, do-re-fa,
cantando el pío-pá.
ASERRIN, ASERRAN.
Aserrín, aserrán,
los maderos de San Juan,
piden pan,
no les dan,
piden queso,
les dan hueso
y se les atora en el pescuezo!
Piden vino, si les dan
Se marean y se van.
Aserrín, aserrán,
los maderos de San Juan,
piden pan
no les dan,
piden queso,
les dan hueso
y se les atora en el pescuezo!
Piden vino, si les dan
Se marean y se van.
Aserrín, aserrán,
los maderos de San Juan,
piden pan
no les dan,
piden queso,
les dan hueso
piden ají,
y los botan así.
LUNA, LUNERA
Luna lunera,
cascabelera,
toma un ochavo
para canela.
Luna lunera,
cascabelera,
debajo de la cama
tienes la cena.
LA LECHUZA HACE SHHHH.
La mosca a la rana,
que estaba sentada
cantando debajo del agua.
Cuando la mosca
se puso a cantar,
vino la araña
y la hizo callar.
La araña, a la mosca,
la mosca a la rana
que estaba sentada
cantando debajo del agua.
Cuando la araña
se puso a cantar,
vino el pájaro
y la hizo callar...
HABIA UNA VEZ UN BARCO CHIQUITO.
--
y si esta historia os ha gustado
volveremos a empezar.
Sol, sólito,
caliéntame un poquito,
para hoy, para mañana,
para toda la semana;
llamaremos a la abuela,
para que toque la vihuela,.
llamaremos al pastor
para que toque el tambor,
si no lo toca bien,
que le den
con el rabo de la sartén.
LOS POLLITOS.
La gallina busca
el maíz y el trigo,
les da la comida
y les presta abrigo.
las manitos
las manitos
¿donde estan?
aqui estan
ellas se saludan
ellas se saludan
y se van
y se van
INCY WINCY ARAÑA.
Salió el sol,
se secó la lluvia.
Y Incy Wincy araña,
otra vez subió.
LA FOCA RAMONA.
La foca Ramona
Trabaja en un circo
Con una pelota grandota, grandota
La rueda para arriba
La rueda para abajo
Se sienta, saluda y come pescado.
La foca Ramona
Trabaja en un circo
Con una pelota grandota, grandota
La rueda para arriba
La rueda para abajo
Se sienta, saluda y come pescado.
A LA HORA DE COMER
Tengo,tengo,tengo.
Tú no tienes nada.
Tengo tres ovejas
en una cabaña.
Una me da leche,
otra me da lana,
y otra me mantiene
toda la semana.
Caballito blanco
llévame de aquí.
Llévame hasta el pueblo
donde yo nací.
SOY CAPITAN.
Soy capitán,
soy capitán
de un barco inglés (bis)
y en cada puerto
tengo una mujer.
La rubia es (bis)
fenomenal, (bis)
Y la morena (bis)
tampoco está mal. (bis).
Si alguna vez
me he de casar,
me casaré
con la que me guste más.
Ç
A LA LATA EL LATERO.
A la lata, al latero,
a la chica del chocolatero.
A la a, a la a,
Mariquita no sabe planchar.
A la e, a la e,
Mariquita no sabe barrer.
A la i, a la i,
Mariquita no sabe escribir.
A la.o, a la o,
Mariquita no sabe el reloj.
A la u, a la u,
¡Mariquita eres tú!
A DORMIR VA LA ROSA.
A dormir va la rosa
de los rosales;
a dormir va mi niño
porque ya es tarde.
Mi niño se va a dormir
con los ojitos cerrados,
como duermen los jilgueros
encima de los tejados.
Arre, caballito,
vamos a Belén,
que mañana es fiesta
y al otro también.
Arre, caballito,
vamos a la feria,
no me tires coces
que me caigo a tierra.
Arre, caballito,
vamos a Belén.
Arre, arre, arre,
que llegamos tarde.
Arre, caballito,
vamos a Belén
a buscar a la Virgen
y al Niño también.
ADIOS, ADIOS.
Yo soy la viudita
del barrio del Rey
me quiero casar
y no sé con quien
Con esta sí
con esta no
con esta señorita
me caso yo
Yo soy la viudita
del barrio del Rey
me quiero casar
y no sé con quien
Con esta sí
con esta no
con esta señorita
me caso yo
BURRITO SABANERO,
Si me ven si me ven
voy camino de Belén
si me ven si me ven
voy camino de Belén
El lucerito mañanero
ilumina mi sendero
El lucerito mañanero
ilumina mi sendero
Si me ven si me ven
voy camino de Belén
si me ven si me ven
voy camino de Belén
Si me ven si me ven
voy camino de Belén
si me ven si me ven
voy camino de Belén
Si me ven si me ven
voy camino de Belén
Si me ven si me ven
voy camino de Belén
El lucerito mañanero
ilumina mi sendero
El lucerito mañanero
ilumina mi sendero
Si me ven si me ven
voy camino de Belén
Si me ven si me ven
voy camino de Belén
Si me ven si me ven
voy camino de Belén
si me ven si me ven
voy camino de Belén
Si me ven si me ven
voy camino de Belén
EN UN BOSQUE DE LA CHINA.
En un bosque de la China
la chinita se perdió
como yo andaba perdido
nos encontramos los dos.
En un bosque de la China
la chinita se perdió
como yo andaba perdido
nos encontramos los dos.
Era de noche,
y la chinita
tenía miedo miedo miedo tenía
de andar solita.
Era de noche,
y la chinita
tenía miedo miedo miedo tenía
de andar solita.
Y yo a que sí
y ella a que no
Y yo a que sí
y ella a que no
Luna envidiosa,
luna importuna,
tenía celos celos tenía
de mi fortuna,
anduvo un rato y se sentó
junto a la china junto a la china
me senté yo
Luna envidiosa,
luna importuna,
tenía celos celos tenía
de mi fortuna,
anduvo un rato y se sentó
junto a la china junto a la china
me senté yo
Y yo a que sí
y ella a que no
Y yo a que sí
y ella a que no
En un bosque de la China
la chinita se perdió
como yo andaba perdido
nos encontramos los dos.
En un bosque de la China
la chinita se perdió
como yo andaba perdido
nos encontramos los dos
LA MUÑECA FEA.
Escondida por los rincones.
Temerosa que alguien la vea.
Platicaba con los ratones
la pobre muñeca fea.
Un bracito ya se le rompió.
Su carita está llena de hollín.
Y al sentirse olvidada lloró
lagrimitas de aserrín.
Muñequita
le dijo el ratón
ya no llores tontita
no tienes razón.
Tus amigos
no son los del mundo
porque te olvidaron
en este rincón.
Muñequita
le dijo el ratón
ya no llores tontita
no tienes razón.
Tus amigos
no son los del mundo
porque te olvidaron
en este rincón.
LA PATITA.
La patita
de canasta y con rebozo de bolita
va al mercado
a comprar todas las cosas del mandado
Se va meneando
al caminar como los barcos en alta mar
La patita va corriendo
y buscando en su bolsita
centavitos para darles de comer
a sus patitos
La patita, como tú
de canasta y con rebozo de bolita, como tú
se ha enojado, como tú
de lo caro que está todo en el mercado
como no tiene para comprar
se pasa el día en regatear
Sus patitos,
van creciendo y no tienen zapatitos
y su esposo
es un pato sinvergüenza y perezoso
que no da nada para comer
y la patita que va a hacer
cuando le pidan contestará
coman mosquitos
contestará
De aplaudir
De aplaudir
De aplaudir
De Silbar
De aplaudir
De Silbar
La saqué a paseo
se me constipó,
la tengo en la cama
con mucho dolor.
Esta manerita
me dijo el doctor
que le dé jarabe
con un tenedor.
LAS MANOS.
Saco mis manitas y las pongo a bailar, las abro,
las cierro y las vuelvo a guardar. Saco mis manitas y las pongo a danzar, as abro ,
Saco mis manitas y las pongo a palmear, las abro, las cierro y las vuelvo a guardar.
SOY UNA TAZA, UNA TETERA…
LA CASITA
Yo tengo una casita
LLUEVE, QUE LLUEVE TRUENA QUE TRUENA SIN TU PARAGUAS NO SALGAS AFUERA.
LLUEVE , QUE LLUEVE, TRUENA QUE TRUENA SIN TU PARAGUAS NO SALGAS AFUERA.
LA LLUVIA CAE SIN CESAR RIEGA BIEN LOS CAMPOS QUE FLORECEN.
LLUEVE QUE LLUEVE TRUENA, QUE TRUENA SIN TU PARAGUAS NO SALGAS AFUERA.
LAS FRUTITAS
LAS FRUTITAS,
, A COMER PARA
Y APRENDER…….
CINCO CHANGUITOS SALTABAN.
Lero lero la
Suavecito la colita
No la puedo parar
PATITA LULU.
Lulú es una patita que es muy divertida, todo el día se rie a carcajadas. Con su "cuac,
cuac, cuac" por aquí, por allá,
porque hoy es un día especial.
¿A donde vas Lulú, corriendo tan de prisa? ¿Con tu vestido rojo y tus blancas zapatillas?
El baile va a empezar, y no quiero llegar tarde, y bailar hasta que salga el sol.
Lulú menea la patita, menea la colita, mueve las alitas y se da una vueltecita, se agacha
despacito, se levanta de un brinquito y sigue asi hasta que salga el sol. (Todo 2x).
CINCO DEDITOS
Cinco deditos que tengo en la mano
Cinco deditos que son como hermanos
Uno es gordito y el otro es… (chiquito)
Cinco deditos los voy a contar
1no es ninguno
2 es mas que uno
3 cuenta otra vez 1, 2 y 3
4 ya me voy pero vengo al rato
5+5 mira tengo diez
HOCKEY POCKEY.
Agita una mano, agita ahora un pie
agita la otra mano y también el otro pie
Bailamos Hockey-pockey y giramos una vez.
Volvamos a empezar.
Agita una mano, agita ahora un pie
agita la otra mano y también el otro pie
Bailamos Hockey-pockey y giremos otra vez.
Y ahora vamos a bailar.
Hockey-pockey
En vapor se desvanece
Baja y sube
Allá en la fuente
Había un chorrito
Se hacía grandote
Se hacía chiquito
Allá en la fuente
Había un chorrito
Convertidas en cristal
Baja y sube
Ahí va la hormiga
Con su paraguas
Ahí va la hormiga
Con su paraguas
EL RATON VAQUERO.
En la ratonera
ha caido un ratón
con sus dos pistolas
y su traje de cowboy.
Ha de ser gringuito
porque siempre habla inglés
a más de ser güerito
y tener grandes los pies.
El ratón vaquero
sacó sus pistolas,
se inclinó el sombrero,
y me dijo a solas:
What the heck is this house
for a manly Cowboy Mouse?
Hello you! Let me out!
and don't catch me like a trout.
Conque sí, ya se ve,
que no estás a gusto ahí,
y aunque hablés inglés
no te dejaré salir.
Tras la fuertes rejas
que resguardan la prisión,
mueve las orejas,
implorando compasión.Dijo el muy ladino
que se va a reformar,
y aunque me hable en chino,
yo ni así lo he de soltar.
El ratón vaquero
tiró dos balazos,
se chupo las balas,
y cruzó los brazos:
What the heck is this house
for a manly Cowboy Mouse
Hello you! Let me out!
And don't catch me like a trout.
Conque sí, ya se ve,
que no estás a gusto ahí,
y aunque hablés inglés
no te dejaré salir.
LA GALLINA TURULECA.
En el cielo o en el mar
un diamante de verdad.
Estrellita dónde estás
me pregunto quién serás.
En el cielo o en el mar
un diamante de verdad.
Estrellita dónde estás
me pregunto quién serás.
LA PANCITA
pancita de mamita
tu me veías, tu me veías.
o durmiendo en mi camita
y soñar también
a la mañana la escuela
jugar o ver la TV
y buenas noches
y soñar también
Antes de ir a la cama
PALMAS PALMITAS.
Palmas, palmitas,
higos y castañitas,
azúcar y turrón
Palmas, palmitas,
palmas palmitas
Palmas, palmitas,
palmas palmitas
En la tintorería de Paris
la pintaron con barniz.
La plancharon en francés
del derecho y del revés.
Le pusieron peluquita
y botines en los pies.
Tempranito a comer
se aflojó su cinturón,
Y Papá Elefante,
contento y barrigón,
se sirvió su sopa
con el cucharón.
estaba sentadito
golpeando la cuchara.
¡Pero papaíto,
es que no me gusta
Yo quiero un pedacito
de aquel pastelote
de limón.
LA BRUJA TAPITA
La brujitaaaa..
hacia brujerías
abra cadabra patas de cabra
abra cadabra patas de cabra,
push, pupush, pupush, pupush.
Un día la brujita
quiso desaparecer
Mirandose al espejo contó 1 2 y 3
La brujitaaaa..
hacia brujerías
abra cadabra patas de cabra
abra cadabra patas de cabra,
push, pupush, pupush, pupush.
A GUARDAR A GUARDAR.
Amigas y amiguitos
os vamos a contar:
Se ha terminado el juego,
ha sido divertido,
A guardar a guardar
A jugar y guardar
GALLINITA PINTADITA
Pó pó pó pó pó…
La Gallina Pintadita
Y el Gallo Corocó
La Gallina usa falda
Y el gallo un reloj
La gallina se enfermó
Y al gallo no le importó
Los pollitos fueron corriendo
a llamar a su doctor
CUCARACHITA.
¿Cucaracha tú que tienes
Siete faldas media luna?
Es mentira cucaracha
Tienes solamente una
Ja, ja ja, jo jo jo
Tienes solamente una
Ja ja ja, jo jo jo
Tienes solamente una
Ja, ja ja, jo jo jo
Tu cabeza que es durita
Ja, ja ja, jo jo jo
Tu cabeza que es durita
Ja, ja ja, jo jo jo
De tu mami ellos son
Ja, ja ja, jo jo jo
De tu mami ellos son
Ja, ja ja, jo jo jo
La que tienes es de paja
Ja, ja ja, jo jo jo
La que tienes es de paja
Ja, ja ja, jo jo jo
Sólo tienes pie con pelo
Ja, ja ja, jo jo jo
Sólo tienes pie con pelo
¿Cucaracha tú que tienes
siete globos de color?
Es mentira, cucaracha
Ni burbujas de jabón
Ja, ja ja, jo jo jo
Ni burbujas de jabón
Ja, ja ja, jo jo jo
Ni burbujas de jabón
Ja, ja ja, jo jo jo
El vestido está rasgado
Ja, ja ja, jo jo jo
El vestido está rasgado
Ja, ja ja, jo jo jo
Ella sólo va en camión
Ja, ja ja, jo jo jo
Ella sólo va en camión
LOS INDIECITOS
Uno, dos, tres indiecitos
Cuatro, cinco, seis indiecitos
Siete, ocho nueve indiecitos
Diez en el pequeño bote
Mariana cuenta 1
Mariana cuenta 1:¡Es 1, es 1, es!
Ana, viva Mariana, viva Mariana
Mariana cuenta 2
Mariana cuenta 2: ¡Es 1, es 2, es!
Ana, viva Mariana, viva Mariana
Mariana cuenta 3
Mariana cuenta 3: ¡Es 1, es 2, es 3, es!
Ana, viva Mariana, viva Mariana
Mariana cuenta 4
Mariana cuenta 4: ¡Es 1, es 2, es 3, es 4, es!
Ana, viva Mariana, viva Mariana
Mariana cuenta 5
Mariana cuenta 5: ¡Es 1, es 2, es 3, es 4, es 5, es!
Ana, viva Mariana, viva Mariana
Mariana cuenta 6
Mariana cuenta 6: ¡Es 1, es 2, es 3, es 4, es 5, es 6, es!
Ana, viva Mariana, viva Mariana
Mariana cuenta 7
Mariana cuenta 7: ¡Es 1, es 2, es 3, es 4, es 5, es 6, es 7, es!
Ana, viva Mariana, viva Mariana
Mariana cuenta 8
Mariana cuenta 8: ¡Es 1, es 2, es 3, es 4, es 5, es 6, es 7, es 8, es!
Ana, viva Mariana, viva Mariana
Mariana cuenta 9
Mariana cuenta 9: ¡Es 1, es 2, es 3, es 4, es 5, es 6, es 7, es 8, es 9, es!
Ana, viva Mariana, viva Mariana
Mariana cuenta 10
Mariana cuenta 10: ¡Es 1, es 2, es 3, es 4, es 5, es 6, es 7, es 8, es 9, es 10, es!
Ana, viva Mariana, viva Mariana
POLLITO AMARILLITO.
Mi pollito amarillito
en la palma de mi mano
(De mi mano)
Cuando quiere comer bichitos
él rasca el piso con sus piecitos
él aletea
muy feliz pío, pío
Pero tiene miedo
Y es del gavilán
ABC.
Yo cante el ABC
Ahora dilo tú también
Yo canté el ABC
Como me encanta aprender
MI MERIENDA.
Martinillo
Martinillo
Duerme ya
Duerme ya,
Toca la campana
Toca la campana
Ding dong dang. Está lloviendo
Está lloviendo
¿Qué hacer?
¿Qué hacer?
Abre la sombrilla
Abre la sombrilla
Y escóndete
Y escóndete
¡Eh! Chofer
¡Eh! chofer
Mira el poste
Mira el poste
No es de juguete
No es de juguete
¡Cuídate!
¡Cuídate!. Mi merienda
Mi merienda
A comer
A comer
Para hacerme fuerte
Para hacerme fuerte
Y crecer
Y crecer. Dos deditos
Dos deditos
¿Dónde están?
Aquí están
Ellos se saludan
Ellos se saludan
Y se van
Y se van
MARIPOSITA.
Mariposita
Está en la cocina
Haciendo chocolate
Para la madrina
Potí potí,
Pata de palo
Ojo de vidrio
Y nariz de guacamayo (yo yo)
EL CALVEL Y LA ROSA.
El Clavel peleó con la Rosa,
Debajo de una terraza
El Clavel se siente ofendido
Y la Rosa despedazada
El Clavel se ha enfermado
La Rosa lo fue a visitar
El Clavel tuvo un desmayo
Y la Rosa se puso a llorar
El Clavel se ha enfermado
La Rosa lo fue a visitar
El Clavel tuvo un desmayo
Y la Rosa se puso a llorar (dos veces)
LOS NUMEROS
Un, dos, tres
Un, dos, tres
Son los números
son los números
si, si, si
Uno, dos, tres, cuatro
si, si, si
Son los números
son los números
si, si, si
LA VACA LOLA
La vaca Lola
La vaca Lola
Tiene cabeza y tiene cola
La vaca Lola
La vaca Lola
Tiene cabeza y tiene cola
Y hace muuu
La vaca Lola
La vaca Lola
Tiene cabeza y tiene cola
La vaca Lola
La vaca Lola
Tiene cabeza y tiene cola
Y hace muuu
La vaca Lola
La vaca Lola
Tiene cabeza y tiene cola
La vaca Lola
La vaca Lola
Tiene cabeza y tiene cola
Y hace muuu
La vaca Lola
La vaca Lola
Tiene cabeza y tiene cola
La vaca Lola
La vaca Lola
Tiene cabeza y tiene cola
Y hace muuu
EN UN BOSQUE DE LA CHINA.
En un bosque de la China
la chinita se perdió
como yo andaba perdido
nos encontramos los dos.
En un bosque de la China
la chinita se perdió
como yo andaba perdido
nos encontramos los dos.
Era de noche,
y la chinita
tenía miedo miedo miedo tenía
de andar solita.
Anduvo un rato y se sentó,
junto a la china, junto a la china
me senté yo.
Era de noche,
y la chinita
tenía miedo miedo miedo tenía
de andar solita.
Anduvo un rato y se sentó,
Junto a la china, junto a la china
me senté yo.
Y yo a que sí
y ella a que no
Y yo a que sí
y ella a que no
Y al cabo fuimos y al cabo fuimos
Y al cabo fuimos de una opinión.
Bajo el cielo de la China
la chinita se sentó
y la luna en ese instante
indiscreta la besó.
Bajo el cielo de la China
la chinita se sentó
y la luna en ese instante
indiscreta la besó.
Luna envidiosa,
luna importuna,
tenía celos celos tenía
de mi fortuna,
anduvo un rato y se sentó
junto a la china junto a la china
me senté yo
Luna envidiosa,
luna importuna,
tenía celos celos tenía
de mi fortuna,
anduvo un rato y se sentó
junto a la china junto a la china
me senté yo
Y yo a que sí
y ella a que no
Y yo a que sí
y ella a que no
Y al cabo fuimos y al cabo fuimos
Y al cabo fuimos de una opinión.
En un bosque de la China
la chinita se perdió
como yo andaba perdido
nos encontramos los dos.
En un bosque de la China
la chinita se perdió
como yo andaba perdido
nos encontramos los dos.
NARANJA DULCE.
Naranja dulce
Limón partido
dame un abrazo
yo te lo pido
Si fuera falso
tus juramentos
en otros tiempos
se olvidarán
Toca la marcha
la marcha toca
a mi casita
yo ya me voy
A la cocina
yo voy corriendo
a comer dulces
y no les doy
ELENA LA BALLENA.
Elena la ballena
se fue a navegar
en una lancha velera
sobre las olas del mar
sobre las olas del mar.
Elena la ballena
mañana volverá
nos traerá de regalo
una estrellita de mar
una estrellita de mar
Elena la ballena
abrió su quitasol
nosotros desde la playa
le gritamos adios
le gritamos adiós.
LOS ESQUELETOS.
BUEDIAS DIAS
Buenos días parar todos,
Buenos días para mí,
Hoy me siento muy alegre
Hoy me siento muy feliz.
Con michiqui-chiqui-chiqui
chiquichiqui-chiquichá
chiquichiqui-chiquichiqui
chiquichiqui-chiquichá.
EL COCODRILO.
Este es el baile del Cocodrilo
tienes que bailarlo bien despacito
este es el baile del Cocodrilo
tienes que mover la cola hasta el piso.
VAMOS A LA SELVA.
Vamos a la selva, vamos a la selva
vamos a hacer fotos, vamos a hacer fotos
¡No tengo miedo! ¡No tengo miedo!
Qué bonito día, qué bonito día
¡Oh, no! ¡Oh, no!
¡Hierbas altas! ¡Hierbas altas!
No puedo ir por encima, no puedo ir por encima
No puedo ir por debajo, no puedo ir por debajo
No puedo rodearlas, no puedo rodearlas
Hay que atravesarlas, hay que atravesarlas
¡Chas, chas! ¡Chas, chas!
Vamos a la selva, vamos a la selva
vamos a hacer fotos, vamos a hacer fotos
¡No tengo miedo! ¡No tengo miedo!
Qué bonito día, qué bonito día
¡Oh, no! ¡Oh, no!
¡Un río! ¡Un río!
No puedo ir por encima, no puedo ir por encima
No puedo ir por debajo, no puedo ir por debajo
No puedo rodearlo, no puedo rodearlo
Hay que atravesarlo, hay que atravesarlo
¡Plas, plas! ¡Plas, plas!
Vamos a la selva, vamos a la selva
vamos a hacer fotos, vamos a hacer fotos
¡No tengo miedo! ¡No tengo miedo!
Qué bonito día, qué bonito día
¡Oh, no! ¡Oh, no!
¡Una cueva! ¡Una cueva!
No puedo ir por encima, no puedo ir por encima
No puedo ir por debajo, no puedo ir por debajo
No puedo rodearla, no puedo rodearla
Hay que atravesarla, hay que atravesarlas
¡Shh, shh! ¡Shh, shh!
Vamos a la selva, vamos a la selva
vamos a hacer fotos, vamos a hacer fotos
¡No tengo miedo! ¡No tengo miedo!
Qué bonito día, qué bonito día
¡Oh, no! ¡Oh, no!
¡Un león! ¡Un león!
Volvemos por la cueva
¡Shh, shh! ¡Shh, shh!
Volvemos por el río
¡Plas, plas! ¡Plas, plas!
Volvemos por las hierbas
¡Chas, chas! ¡Chas, chas!
¡Uf! Volvemos a casa
LAS CUATRO ESTACIONES
Me encanta la primavera
llena de cosas nuevas
flores y corderitos
abejas y su zumbido
En verano hay helados
a la playa nos vamos
cielo azul y soleado
y en la piscina jugamos
En otoño los árboles cambian
las hojas caen al suelo
los pajaros vuelan lejos
volverán con el buen tiempo
En invierno hace frío
en la nieve hacemos muñecos
y montamos en trineo
¡qué divertido el invierno!.
LA CANCION DEL CAUDRADO.
¡Día! ¡Noche!
¡Día! ¡Noche!
Sale el sol y empieza el día
Hay que aprender y luego jugar
Hay que alimentarse bien
Siempre hay tiempo para disfrutar
Y cuando la luna sale a brillar
Debemos irnos a descansar
nos despedimos para ir a acostar
Con las estrellas podremos soñar
Ç
LA VACA ERES TU
NO!
QUIEN SABE
TAL VEZ
Dibujaré un reloj
con el fin de estudiarlo,
y si me falta color,
simple cuestión de mezclarlo.
El cielo va girando
mientras ellas
cantan sin cesar;
las pálidas estrellas
van cambiando de lugar.
Dan,din, dón
las horas del reloj
todas vienen a cantar
¡dán, din, dó!
Dan,din, dón
las horas del reloj
todas vienen a cantar
¡dán, din, dó!
EL REY DE CHOCOLATE.
en la feria cepillin me encontre una trompeta tuntun la trompeta taratara la guitarra bumbum el acordeon
chiquitin chiquitin en la feria cepillin
en la feria cepillin me encontre una bateria tratra la bateria tuntun la trompeta taratara la guitarra bumbum el
acordeon
en la feria cepillin me encontre un lindo piano plinplin el lindo piano tratra la bateria tuntun la trompeta taratara
la guitarra bumbum el acordeon
en la feria cepillin me encontre una trompeta tuntun la trompeta taratara la guitarra bumbum el acordeon
chiquitin chiquitin en la feria cepillin
en la feria cepillin me encontre una bateria tratra la bateria tuntun la trompeta taratara la guitarra bumbum el
acordeon
en la feria cepillin me encontre un lindo piano plinplin el lindo piano tratra la bateria tuntun la trompeta taratara
la guitarra bumbum el acordeon chiquitin chiquitin en la feria cepillin yiiiiiiiiiiiiiiiiii.
HABIA UNA VEZ UN BARCO CHIQUITO
Una mosca, una mosca, una mosca parada en la pared y vestida de mujer.
Ahora la E
" la I
" la O
" la U.
POPOTITOS.
Popotitos me dicen a mí
Popotitos me dicen a mí
ME GUSTA EL ROJO
EL COLOR DE LA MANZANA
NARANJA
EL COLOR DE LA NARANJA
AMARILLO
EL COLOR DE UN LIMON
Y TAMBIEN
DEL SOL
VERDE
COMO LAS HOJAS DE UN ARBOL
Y LAS PLANTAS
DEL JARDIN
Y PARA EL CIELO
ESTA EL AZUL
Y EL MORADO
QUE NOS DA DIVERSION
Y CON ESTOS COLORES
SE PUEDE HACER ALGO ESPECIAL
UN ARCOIRIS
QUE ES MUY HERMOSO
Y LO DISFRUTARAS
ME GUSTA EL ROJO...
Y CON ESTOS COLORES
SE PUEDE HACER ALGO ESPECIAL
UN ARCO IRIS
UN ARCO IRIS
UN ARCO IRIS
QUE ES MUY HERMOSO Y LINDO EN VERDAD.
FAMILIA DEDO.
Mami, mami, te quiero contar, mami, mami, ¡ya no quiero usar pañal!
Si las ganas me dan al baño voy a llegar. Vamos al baño que quiero hacer pipí,
volveré a intentarlo una y otra vez. Si las ganas me dan al baño voy a llegar.
Te quiero yo,
y tu a mí,
somos una familia feliz,
con un fuerte abrazo
y un beso te diré
mi cariño es para ti...
Te quiero yo,
y tu a mí,
nuestra amistad es lo mejor,
con un fuerte abrazo
y un beso te diré
mi cariño yo te doy.
SI LAS GOTAS DE LLUVIA.
Érase una reina muy poderosa, en cuyo jardín lucían las flores más hermosas de cada estación del año. Ella prefería
las rosas por encima de todas; por eso las tenía de todas las variedades, desde el escaramujo de hojas verdes y olor
de manzana hasta la más magnífica rosa de Provenza. Crecían pegadas al muro del palacio, se enroscaban en las
columnas y los marcos de las ventanas y, penetrando en las galerías, se extendían por los techos de los salones, con
gran variedad de colores, formas y perfumes.
Pero en el palacio moraban la tristeza y la aflicción. La Reina yacía enferma en su lecho, y los médicos decían que
iba a morir.
-Hay un medio de salvarla, sin embargo -afirmó el más sabio de ellos-. Tráiganle la rosa más espléndida del mundo,
la que sea expresión del amor puro y más sublime. Si puede verla antes de que sus ojos se cierren, no morirá.
Y ya tienen a viejos y jóvenes acudiendo, de cerca y de lejos, con rosas, las más bellas que crecían en todos los
jardines; pero ninguna era la requerida. La flor milagrosa tenía que proceder del jardín del amor; pero incluso en él,
¿qué rosa era expresión del amor más puro y sublime?
Los poetas cantaron las rosas más hermosas del mundo, y cada uno celebraba la suya. Y el mensaje corrió por todo
el país, a cada corazón en que el amor palpitaba; corrió el mensaje y llegó a gentes de todas las edades y clases
sociales.
-Nadie ha mencionado aún la flor -afirmaba el sabio. Nadie ha designado el lugar donde florece en toda su
magnificencia. No son las rosas de la tumba de Romeo y Julieta o de la Walburg, a pesar de que su aroma se
exhalará siempre en leyendas y canciones; ni son las rosas que brotaron de las lanzas ensangrentadas de
Winkelried, de la sangre sagrada que mana del pecho del héroe que muere por la patria, aunque no hay muerte más
dulce ni rosa más roja que aquella sangre. Ni es tampoco aquella flor maravillosa para cuidar la cual el hombre
sacrifica su vida velando de día y de noche en la sencilla habitación: la rosa mágica de la Ciencia.
-Yo sé dónde florece -dijo una madre feliz, que se presentó con su hijito a la cabecera de la Reina-. Sé dónde se
encuentra la rosa más preciosa del mundo, la que es expresión del amor más puro y sublime. Florece en las rojas
mejillas de mi dulce hijito cuando, restaurado por el sueño, abre los ojos y me sonríe con todo su amor.
Bella es esa rosa -contestó el sabio- pero hay otra más bella todavía.
-¡Sí, otra mucho más bella! -dijo una de las mujeres-. La he visto; no existe ninguna que sea más noble y más santa.
Pero era pálida como los pétalos de la rosa de té. En las mejillas de la Reina la vi. La Reina se había quitado la real
corona, y en las largas y dolorosas noches sostenía a su hijo enfermo, llorando, besándolo y rogando a Dios por él,
como sólo una madre ruega a la hora de la angustia.
-No; la rosa más incomparable la vi ante el altar del Señor -afirmó el anciano y piadoso obispo-. La vi brillar como si
reflejara el rostro de un ángel. Las doncellas se acercaban a la sagrada mesa, renovaban el pacto de alianza de su
bautismo, y en sus rostros lozanos se encendían unas rosas y palidecían otras. Había entre ellas una muchachita
que, henchida de amor y pureza, elevaba su alma a Dios: era la expresión del amor más puro y más sublime.
-¡Bendita sea! -exclamó el sabio-, mas ninguno ha nombrado aún la rosa más bella del mundo.
En esto entró en la habitación un niño, el hijito de la Reina; había lágrimas en sus ojos y en sus mejillas, y traía un
gran libro abierto, encuadernado en terciopelo, con grandes broches de plata.
-¡Madre! -dijo el niño-. ¡Oye lo que acabo de leer!-. Y, sentándose junto a la cama, se puso a leer acerca de Aquél
que se había sacrificado en la cruz para salvar a los hombres y a las generaciones que no habían nacido.
Se encendió un brillo rosado en las mejillas de la Reina, sus ojos se agrandaron y resplandecieron, pues vio que de
las hojas de aquel libro salía la rosa más espléndida del mundo, la imagen de la rosa que, de la sangre de Cristo,
brotó del árbol de la Cruz.
-¡Ya la veo! -exclamó-. Jamás morirá quien contemple esta rosa, la más bella del mundo.
LA GATA ENCANTADA.
Erase un príncipe muy admirado en su reino. Todas las jóvenes casaderas deseaban tenerle por esposo. Pero el no
se fijaba en ninguna y pasaba su tiempo jugando con Zapaquilda, una preciosa gatita, junto a las llamas del hogar.
Al día siguiente se celebraban las bodas y todos los nobles y pobres del reino que acudieron al banquete se
extasiaron ante la hermosa y dulce novia. Pero, de pronto, vieron a la joven lanzarse sobre un ratoncillo que
zigzagueaba por el salón y zampárselo en cuanto lo hubo atrapado.
El príncipe empezó entonces a llamar al Hada de los Imposibles para que convirtiera a su esposa en la gatita que
había sido. Pero el Hada no acudió, y nadie nos ha contado si tuvo que pasarse la vida contemplando como su
esposa daba cuenta de todos los ratones de palacio.
LA PRINCESA PRESUMIDA.
Había una vez una princesa muy hermosa que se pasaba todo el dia lamentandose de ser muy fea.
Era una princesa sumamente vanidosa y era lo que ella pretendía, oir continuamente de labios de todo el que la
rodeaba que era hermosa, ese era el motivo de que se lamentara a todas horas para que todos exclamaran lo bonita
que era.
Un día, su hermana pequeña, harta de escucharla todo el dia quejandose de su inexistente fealdad, se dirigío a uno
de los pajes reales y le dió una orden. Este ensillo su caballo y tomando las riendas de su magnífico animal, tomó
rumbo al poblado.
¿ Que fue lo que la joven princesa ordenó al paje ? te preguntarás,y pronto lo sabrás.
El día de la fiesta anual del pueblo, todo estaba previsto para festejar, con ricos asados de cerdo acompañado con
pan recien hecho y ricas verduras de la huerta, que la gente comería todos reunidos en mesas dispuestas en la plaza
mayor del lugar, terminando con alegres bailes populares. Antes, debía pasar el cortejo real, costumbre de la familia
real de visitar a sus ciudadanos para de este modo conmemorar y felicitar tan feliz y esperado dia, mientras
saludaban al gentío desde su carroza. El Rey y la Reina acudirían en cortejo como cada año junto a sus dos hijas
ataviados son sus mejores y más hermosas vestimentas.
La comitiva real partió en su carruaje tirado por espectaculares caballos blancos y la princesa, sabiendo lo hermosa
que lucía especialmente ese día, iba toda orgullosa levantando el mentón.
Al llegar al pueblo y comenzar a pasar por donde la gente se agolpaba para verlos, la princesa comenzó a decir
desde su carroza.
- Buen dia y festejo tengáis querido pueblo a pesar de tener que soportar en estos momentos mi presencia y mi
fealdad que os debe estar haciendo daño a la vista.
- Oh princesa, sin duda tenéis razón con vuestra indiscutible sabiduría y carecéis de toda gracia, pero no todo el
mundo puede ser hermoso y la belleza es algo que se lleva en el interior
Todo el mundo exclamaba cosas similares que dejaron estupefacta a la princesa , la cual estaba con una cara de
espanto que era digna de ver, mientras su hermana, muy linda tambien por cierto, la miraba sin decir nada.
Al terminar el cortejo, sin decir una sola palabra, la princesa corrió escaleras arriba camino a sus aposentos.
El Reye en ese momento miró a su hija menor y le guiño un ojo. La hermanita había urdido un plan y pidiéndole
permiso a su padre el Rey para llevarlo a cabo, había enviado al paje al pueblo ese día a pedirle al pueblo que
exclamarán esas cosas a la princesa a su paso, ofreciendoles a cambio un cargamento de telas y piel para
confencionar ropa y calzado, ¡ que nunca vienen mal !.
Y te preguntarás de nuevo ¿ pero para que le hizo eso a la princesa ?, y yo te respondo que para darle una lección;
desde ese día, la princesa no volvió a lamentarse de ser fea, y dejo de torturar a toda la corte con sus falsos llantos
de lágrimas de cocodrilo, aprendiendo a dejar la vanidad a un lado y siendo menos orgullosa, engreída y
manipuladora.
Érase una viuda que tenía dos hijas; la mayor se le parecía tanto en el carácter y en el físico, que quien veía a la
hija, le parecía ver a la madre. Ambas eran tan desagradables y orgullosas que no se podía vivir con ellas. La menor,
verdadero retrato de su padre por su dulzura y suavidad, era además de una extrema belleza. Como por naturaleza
amamos a quien se nos parece, esta madre tenía locura por su hija mayor y a la vez sentía una aversión atroz por la
menor. La hacía comer en la cocina y trabajar sin cesar.
Entre otras cosas, esta pobre niña tenía que ir dos veces al día a buscar agua a una media legua de la casa, y volver
con una enorme jarra llena.
Un día que estaba en la fuente, se le acercó una pobre mujer rogándole que le diese de beber.
Y enjuagando de inmediato su jarra, sacó agua del mejor lugar de la fuente y se la ofreció, sosteniendo siempre la
jarra para que bebiera más cómodamente. La buena mujer, después de beber, le dijo:
-Eres tan bella, tan buena y tan amable, que no puedo dejar de hacerte un don -pues era un hada que había tomado
la forma de una pobre aldeana para ver hasta dónde llegaría la gentileza de la joven-. Te concedo el don -prosiguió
el hada- de que por cada palabra que pronuncies saldrá de tu boca una flor o una piedra preciosa.
Cuando la hermosa joven llegó a casa, su madre la reprendió por regresar tan tarde de la fuente.
-Perdón, madre mía -dijo la pobre muchacha- por haberme demorado-; y al decir estas palabras, le salieron de la
boca dos rosas, dos perlas y dos grandes diamantes.
-¡Qué estoy viendo! -dijo su madre, llena de asombro-; ¡parece que de la boca te salen perlas y diamantes! ¿Cómo
es eso, hija mía?
La pobre niña le contó ingenuamente todo lo que le había pasado, no sin botar una infinidad de diamantes.
-Verdaderamente -dijo la madre- tengo que mandar a mi hija; mira, Fanchon, mira lo que sale de la boca de tu
hermana cuando habla; ¿no te gustaría tener un don semejante? Bastará con que vayas a buscar agua a la fuente, y
cuando una pobre mujer te pida de beber, ofrecerle muy gentilmente.
Ella fue, pero siempre refunfuñando. Tomó el más hermoso jarro de plata de la casa. No hizo más que llegar a la
fuente y vio salir del bosque a una dama magníficamente ataviada que vino a pedirle de beber: era la misma hada
que se había aparecido a su hermana, pero que se presentaba bajo el aspecto y con las ropas de una princesa, para
ver hasta dónde llegaba la maldad de esta niña.
-¿Habré venido acaso -le dijo esta grosera mal criada- para darte de beber? ¡Justamente he traído un jarro de plata
nada más que para dar de beber a su señoría! De acuerdo, bebe directamente, si quieres.
-No eres nada amable -repuso el hada, sin irritarse-; ¡está bien! ya que eres tan poco atenta, te otorgo el don de que
a cada palabra que pronuncies, te salga de la boca una serpiente o un sapo.
-¡Y bien, madre mía! -respondió la malvada, echando dos víboras y dos sapos.
-¡Cielos! -exclamó la madre- ¿qué estoy viendo? ¡Tu hermana tiene la culpa, me las pagará! -y corrió a pegarle.
La pobre niña arrancó y fue a refugiarse en el bosque cercano. El hijo del rey, que regresaba de la caza, la encontró
y viéndola tan hermosa le preguntó qué hacía allí sola y por qué lloraba.
El hijo del rey, que vio salir de su boca cinco o seis perlas y otros tantos diamantes, le rogó que le dijera de dónde le
venía aquello. Ella le contó toda su aventura.
El hijo del rey se enamoró de ella, y considerando que semejante don valía más que todo lo que se pudiera ofrecer al
otro en matrimonio, la llevó con él al palacio de su padre, donde se casaron.
En cuanto a la hermana, se fue haciendo tan odiable, que su propia madre la echó de la casa; y la infeliz, después
de haber ido de una parte a otra sin que nadie quisiera recibirla, se fue a morir al fondo del bosque.
LOS SIETE CABRITOS.
Había una vez una cabra que tenía siete cabritos, a los que quería tanto como cualquier madre puede querer a sus
hijos. Un día necesitaba ir al bosque a buscar comida, de modo que llamó a sus siete cabritillos y les dijo:
-Queridos hijos, voy a ir al bosque; tened cuidado con el lobo, porque si entrara en casa os comería a todos y no
dejaría de vosotros ni un pellejito. A veces el malvado se disfraza, pero podréis reconocerlo por su voz ronca y por
sus negras pezuñas.
Entonces la madre se despidió con un par de balidos y, tranquilizada, emprendió el camino hacia el bosque.
-Abrid, queridos hijos, que ha llegado vuestra madre y ha traído comida para todos vosotros.
Pero los cabritillos, al oír una voz tan ronca, se dieron cuenta de que era el lobo y exclamaron:
-No abriremos, tú no eres nuestra madre; ella tiene la voz dulce y agradable y la tuya es ronca. Tú eres el lobo.
Entonces el lobo fue en busca de un buhonero y le compró un gran trozo de tiza. Se lo comió y así logró suavizar la
voz. Luego volvió otra vez a la casa de los cabritos y llamó a la puerta, diciendo:
-Abrid, hijos queridos, que vuestra madre ha llegado y ha traído comida para todos vosotros.
Pero el lobo había apoyado una de sus negras pezuñas en la ventana, por lo cual los pequeños pudieron darse
cuenta de que no era su madre y exclamaron:
-No abriremos; nuestra madre no tiene la pezuña tan negra como tú. Tú eres el lobo.
Y cuando el panadero le hubo extendido la masa por la pezuña, se fue corriendo a buscar al molinero y le dijo:
El molinero pensó: «Seguro que el lobo quiere engañar a alguien», y se negó a hacer lo que le pedía; pero el lobo
dijo:
Entonces el molinero se asustó y le puso la pezuña, y toda la pata, blanca de harina. Sí, así son las personas.
Por tercera vez fue el malvado lobo hasta la casa de los cabritos, llamó a la puerta y dijo:
-Abridme, hijitos, que vuestra querida mamá ha vuelto y ha traído del bosque comida para todos vosotros.
Entonces el lobo enseñó su pezuña por la ventana y, cuando los cabritos vieron que era blanca, creyeron que lo que
había dicho era cierto, y abrieron la puerta. Pero quien entró por ella fue el lobo. Los cabritos se asustaron y
corrieron a esconderse. El mayor se metió debajo de la mesa; el segundo, en la cama; el tercero se escondió en la
estufa; el cuarto, en la cocina; el quinto, en el armario; el sexto, bajo el fregadero, y el séptimo se metió en la caja del
reloj de pared. Pero el lobo los fue encontrando y no se anduvo con miramientos. Iba devorándolos uno detrás de
otro. Pero el pequeño, el que estaba en la caja del reloj, afortunadamente consiguió escapar. Una vez que el lobo
hubo saciado su apetito, se alejó muy despacio hasta un prado verde, se tendió debajo de un árbol y se quedó
dormido.
Muy poco después volvió del bosque la vieja cabra. Pero ¡ay!, ¡qué escena tan dramática apareció ante sus ojos! La
puerta de la casa estaba abierta de par en par; la mesa, las sillas y los bancos, tirados por el suelo; las mantas y la
almohada, arrojadas de la cama, y el fregadero hecho pedazos. Buscó a sus hijos, pero no pudo encontrarlos por
ninguna parte. Los llamó a todos por sus nombres, pero nadie respondió. Hasta que, al acercarse donde estaba el
más pequeño, pudo oir su melodiosa voz:
La madre lo sacó de allí, y el pequeño cabrito le contó lo que había sucedido, diciéndole que había visto todo desde
su escondite y que, de milagro, no fue encontrado por el lobo. La mamá cabra lloró desconsoladamente por sus
pobres hijos.
Luego, muy angustiada, salió de la casa seguida por su hijito. Cuando llegó al prado, encontró al lobo tumbado junto
al árbol, roncando tan fuerte que hasta las ramas se estremecían. Lo miró atentamente, de pies a cabeza, y vio que
en su abultado vientre, algo se movía y pateaba. «¡Oh Dios mío! -pensó-, ¿será posible que mis hijos vivan todavía,
después de habérselos tragado en la cena?» Entonces mandó al cabrito que fuera a la casa a buscar unas tijeras,
aguja e hilo. Luego ella abrió la barriga al monstruo y, nada más dar el primer corte, el primer cabrito asomó la
cabeza por la abertura y, a medida que seguía cortando, fueron saliendo dando brincos los seis cabritillos, que
estaban vivos y no habían sufrido ningún daño, pues el monstruo, en su excesiva voracidad, se los había tragado
enteros. ¡Aquello sí que fue alegría! Los cabritos se abrazaron a su madre y saltaron y brincaron como un sastre
celebrando sus bodas. Pero la vieja cabra dijo:
-Ahora id a buscar unos buenos pedruscos. Con ellos llenaremos la barriga de este maldito animal mientras está
dormido.
Los siete cabritos trajeron a toda prisa las piedras que pudieron y se las metieron en la barriga al lobo. Luego la
mamá cabra cosió el agujero con hilo y aguja, y lo hizo tan bien que el lobo no se dio cuenta de nada, y ni siquiera se
movió.
Cuando el lobo se despertó, se levantó y se dispuso a caminar, pero, como las piedras que tenía en la barriga le
daban mucha sed, se dirigió hacia un pozo para beber agua. Cuando echó a andar y empezó a moverse, las piedras
de su barriga chocaban unas contra otras haciendo mucho ruido. Entonces el lobo exclamó:
¿Qué es lo que en mi barriga bulle y rebulle? Seis cabritos creí haber comido,
y en piedras se han convertido.
Al llegar al pozo se inclinó para beber, pero el peso de las piedras lo arrastraron al fondo, ahogándose como un
miserable. Cuando los siete cabritos lo vieron, fueron hacia allá corriendo, mientras gritaban:
Todas las tardes al volver del colegio tenían los niños la costumbre de ir a jugar al jardín del gigante.
Era un gran jardín solitario, con un suave y verde césped. Brillaban aquí y allí lindas flores sobre el suelo, y había
doce melocotoneros que en primavera se cubrían con una delicada floración blanquirrosada y que, en otoño, daban
hermosos frutos.
Los pájaros, posados sobre las ramas, cantaban tan deliciosamente, que los niños interrumpían habitualmente sus
juegos para escucharlos.
Un día volvió el gigante. Había ido a visitar a su amigo el ogro de Cornualles, residiendo siete años en su casa. Al
cabo de los siete años dijo todo lo que tenía que decir, pues su conversación era limitada, y decidió regresar a su
castillo. Al llegar, vio a los niños que jugaban en su jardín.
- Mi jardín es para mí solo - prosiguió el gigante- . Todos deben entenderlo así, y no permitiré que nadie que no sea
yo se solace en él.
Era un gigante egoísta. Los pobres niños no tenían ya sitio de recreo. Intentaron jugar en la carretera; pero la
carretera estaba muy polvorienta, toda llena de agudas piedras, y no les gustaba. Tomaron la costumbre de
pasearse, una vez terminadas sus lecciones, alrededor del alto muro, para hablar del hermoso jardín que había al
otro lado.
Entonces llegó la primavera y en todo el país hubo pájaros y florecillas. Sólo en el jardín del gigante egoísta
continuaba siendo invierno. Los pájaros, desde que no había niños, no tenían interés en cantar y los árboles
olvidábanse de florecer. En cierta ocasión una bonita flor levantó su cabeza sobre el césped; pero al ver el cartelón
se entristeció tanto pensando en los niños, que se dejó caer a tierra, volviéndose a dormir.
- La primavera se ha olvidado de este jardín - exclamaban- Gracias a esto vamos a vivir en él todo el año.
La nieve extendió su gran manto blanco sobre el césped y el hielo revistió de plata todos los árboles. Entonces
invitaron al viento del Norte a que viniese a pasar una temporada con ellos. El viento del Norte aceptó y vino. Estaba
envuelto en pieles. Bramaba durante todo el día por el jardín, derribando a cada momento chimeneas.
Todos los días, durante tres horas, tocaba el tambor sobre la techumbre del castillo, hasta que rompió muchas
pizarras. Entonces se puso a dar vueltas alrededor del jardín, lo más de prisa que pudo. Iba vestido de gris y su
aliento era de hielo.
- No comprendo por qué la primavera tarda tanto en llegar - decía el gigante egoísta cuando se asomaba a la
ventana y veía su jardín blanco y frío- . ¡Ojalá cambie el tiempo!
Pero la primavera no llegaba ni el verano tampoco. El otoño trajo frutos de oro a todos los jardines, pero no dio
ninguno al del gigante.
Y era siempre invierno en casa del gigante, y el viento del Norte, el granizo, el hielo y la nieve danzaban en medio de
los árboles.
Una mañana el gigante, acostado en su lecho, pero despierto ya, oyó una música deliciosa. Sonó tan dulcemente en
sus oídos, que hizo imaginarse que los músicos del rey pasaban por allí. En realidad, era un pardillo que cantaba
ante su ventana; pero como no había oído a un pájaro en su jardín hacía mucho tiempo, le pareció la música más
bella del mundo.
Entonces el granizo dejó de bailar sobre su cabeza y el viento del Norte de rugir. Un perfume delicioso llegó hasta él
por la ventana abierta.
Y saltando del lecho se asomó a la ventana y miró. ¿Qué fue lo que vió? Pues vio un espectáculo extraordinario. Por
una brecha abierto en el muro, los niños habíanse deslizado en el jardín encaramándose a las ramas. Sobre todos
los árboles que alcanzaba él a ver había un niño, y los árboles sentíanse tan dichosos de sostener nuevamente a los
niños, que se habían cubierto de flores y agitaban graciosamente sus brazos sobre las cabezas infantiles. Los
pájaros revoloteaban de unos para otros cantando con delicia, y las flores reían irguiendo sus cabezas sobre el
césped.
Era un bonito cuadro. Sólo en un rincón, en el rincón más apartado del jardín, seguía siendo invierno. Allí se
encontraba un niño muy pequeño. Tan pequeño era, que no había podido llegar a las ramas del árbol y se paseaba
a su alrededor llorando amargamente. El pobre árbol estaba aún cubierto de hielo y de nieve, y el viento del Norte
soplaba y rugía por encima de él.
Y le alargaba sus ramas, inclinándose todo lo que podía, pero el niño era demasiado pequeño. El corazón del
gigante se enterneció al mirar hacia afuera.
¡Qué egoísta he sido! -pensó-. Ya sé por qué la primavera no ha querido venir aquí. Voy a colocar a ese pobre
pequeñuelo sobre la cima del árbol, luego tiraré el muro, y mi jardín será ya siempre el sitio de recreo de los niños.
Estaba verdaderamente arrepentido de lo que había hecho. Entonces bajó las escaleras, abrió nuevamente la puerta
y entró en el jardín. Pero cuando los niños le vieron, se quedaron tan aterrorizados que huyeron y el jardín se quedó
otra vez invernal.
Únicamente el niño pequeñito no había huído porque sus ojos estaban tan llenos de lágrimas que no le vio venir. Y el
gigante se deslizó hasta él, le cogió cariñosamente con sus manos y lo depositó sobre el árbol.
Y el árbol inmediatamente floreció, los pájaros vinieron a posarse y a cantar sobre él y el niñito extendió sus brazos,
rodeó con ellos el cuello del gigante y le besó. Y los otros niños, viendo que ya no era malo el gigante, se acercaron
y la primavera los acompañó.
Y cogiendo un martillo muy grande, echó abajo el muro. Y cuando los campesinos fueron a mediodía al mercado,
vieron al gigante jugando con los niños en el jardín más hermoso que pueda imaginarse. Estuvieron jugando durante
todo el día, y por la noche fueron a decir adiós al gigante.
- Pero ¿dónde está vuestro compañerito? - les preguntó- . ¿Aquel muchacho que subí al árbol?
A él era a quien quería más el gigante, porque le había abrazado y besado.
Pero los niños contestaron que no sabían dónde vivía y hasta entonces no le habían visto nunca. Y el gigante se
quedó muy triste. Todas las tardes a la salida del colegio venían los niños a jugar con el gigante, pero éste ya no
volvió a ver el pequeñuelo a quien quería tanto. Era muy bondadoso con todos los niños, pero echaba de menos a
su primer amiguito y hablaba de él con frecuencia.
Pasaron los años y el gigante envejeció y fue debilitándose. Ya no podía tomar parte en los juegos; permanecía
sentado en un gran sillón viendo jugar a los niños.
- Tengo muchas flores bellas -decía- pero los niños son las flores más bellas.
Una mañana de invierno, mientras se vestía, miró por la ventana. Ya no detestaba el invierno; sabia que no es sino
el sueño de la primavera y el reposo de las flores.
De pronto se frotó los ojos, atónito, y miró con atención. Realmente era una visión maravillosa. En un extremo del
jardín había un árbol casi cubierto de flores blancas. Sus ramas eran todas de oro y colgaban de ellas frutos de
plata; bajo el árbol aquél estaba el pequeñuelo a quien quería tanto.
El gigante se precipitó por las escaleras lleno de alegría y entró en el jardín. Corrió por el césped y se acercó al niño.
Y cuando estuvo junto a él, su cara enrojeció de cólera y exclamó:- ¿Quién se ha atrevido a herirte? En las palmas
de la mano del niño y en sus piececitos veíanse las señales sangrientas de dos clavos. - ¿Quién se ha atrevido a
herirte? -gritó el gigante- dímelo. Iré a coger mi espada y le mataré.
- No -respondió el niño- éstas son las heridas del Amor. - ¿Y quién es ése? -dijo el gigante.
Un temor respetuoso le invadió, haciéndole caer de rodillas ante el pequeñuelo. Y el niños sonrió al gigante y le dijo:
- Me dejaste jugar una vez en tu jardín. Hoy vendrás conmigo a mi jardín, que es el Paraíso.
Y cuando llegaron los niños aquella tarde encontraron al gigante tendido, muerto, bajo el árbol, todo cubierto de
flores blancas.
LA GOTA DE AGUA.
Había una vez una minúscula gota de agua que mantenida en el aire en una hermosa nube blanca observaba a lo
lejos el azul del oceano. Solía soñar con estar ahí abajo, se imaginaba lo que sería formar parte de aquello tan
hermoso y azul. De repente, siendo entrada la tarde de un día de otoño, la bonita nube blanca empezó a tornarse de
color gris, cuando una corriente de aire frio hizo crecer a la minúscula gotita, convirtiéndola en una brillante y
cristalina gota de agua. La gota de agua miraba desde el cielo hacia el inmenso mar que se extendía al final del rio y
la nube era cada vez más oscura y tenebrosa, cuando de repente todo tembló y el cielo se iluminó. El sonido
atronador que inundó el cielo y la intensa luz azulada sobresaltaron a la gota de agua. - ¿ Que sucede ? - se
preguntó asustada. De repente sintió que se movía, ¡ estaba cayendo !. Sintió una velocidad vertiginosa invadiéndola
y a medida que caía se estremecía. No sabía que iba a ser de ella y estaba muy temerosa. De repente sintió en
contacto con algo suave y la caída cesó. Sintió como se mecía arriba y abajo mientras se recomponía algo aturdida.
La gota de agua estaba sobre la verde hoja de un caña, había ido a parar al verde cañaveral en la ribera del rio. La
gota miró a su alrededor y vio un pequeño gusanito refugiado debajo de una de las hojas de la caña. - Hola - saludo
la gota de agua al gusanito - ¿ como estas ? El gusanito estaba distraído intentando acomodarse a lo largo del
corazón de la hoja. Cuando ya encontró un buen lugar para acomodarse giró la cabeza de un lado a otro y en un
momento dado clavo su mirada en la pequeña gota de agua que parecía un diamante sobre la hoja vecina; no dijo
nada, solo la miraba. Claro, el gusano no pudo escuchar a la gota con tanto ruido que estaba causando la tormenta.
El gusanito se enroscó tranquilamente y cerró los ojos decidido a echarse una siesta mientras la lluvia caía y el
estaba seco y protegido por la hermosa y larga hoja. La gota de agua miraba al gusano ensimismada, tenía un color
verde esmeralda precioso, con unos anillos negros a lo largo de su cuerpo que le daban un aire de aristocracia. La
gota sonreía viendo como el gusanito se quedaba dormidito cuando comenzó a sentir que resbalaba por la hoja. - oh
oh - pensó - me caigo.... ¡ a ver donde iré a parar ahora !. - ¡¡ Yupiiiii !! gritó la gota de agua mientras caía de la hoja -
¡¡ Que emocionante ! " cuac cuac cuac ! " Un pato silvestre nadaba por el rio buscando refugio e intentaba meterse
en el cañizal. No podía conseguirlo, ya que las cañas estaban tan juntas que su rechoncho cuerpecito no cabía entre
ellas, así que pensó que seguiría nadando rio abajo, no le importaba mojarse un poco, pues sus plumas le protegían
del agua.
¿ Donde está nuestra amiga la gota de agua ? te preguntarás. La pequeña gota de agua ¡ estaba navegando rio
abajo a lomos del hermoso pato !. Se encontraba en la punta de una de las plumas de sus alas a la cual había caído
tras resbalar de la hoja. - Yehaaaa!- exclamó la gota feliz y contenta - ¡ que divertido ! parezco un cowboy ! El pato
siguió nadando y nadando por el rio mientras la gota de agua estaba extasiada viendo todo a su paso - Cuac cuac ! -
graznaba el pato pasando cerca de un grupo de plantas de rivera donde sobre unas pequeñas rocas había unas
ranas disfrutando de una refrescante ducha. - Heyyyy ¡ hola amigas ! - les grito la gota de agua entusiasmada con
tantas emociones, mientras su imponente barca de plumas de colores continuaba rio abajo. De repente la lluvia cesó
y al cabo de unos instantes un pequeño rayo de sol se escapó de entre las nubes. El rayo de sol acarició la pequeña
gota de agua. Parecía un diamante, brillante, preciosa, con ligeros destellos de colores. Era algo digno de ver, una
esfera realmente hermosa, que junto a otras gotas de agua iguales que ella llenaban el plumaje del pato tal cual
piedras preciosas. El lindo pato parecía recién salido de un cuento de hadas. La gota de agua se maravilló del
espectáculo, viendo a sus compañeras brillar a su lado, cuando levantando la vista se estremeció - ohhhhhh-
exclamó - ¿ qué es eso tan increíblemente bello ?. Un camino de colores surcaba el cielo de un lado a otro del rio ¡
era el arcoíris !. La gota se quedó extasiada mirando el precioso arcoíris sin darse cuenta que el pato se había
detenido. El patito estiró su cuello y sin previo aviso comenzó a alborotar sus plumas girando su cuerpo como un
molinete. ¡ La gota de agua salió disparada ! - Ualaaaaaaa- grito la gota al verse sobresaltada de repente por este
inesperado viaje por el aire. " cloc " , con este sonido aterrizó la gotita sobre un viejo tronco de madera que flotaba
en el agua , - estaba más cómoda en la pluma - pensó. El tronco era de la rama caída de un inmenso chopo que
crecía en la ribera del rio y parecía un submarino -soy el capitán - dijo la gota - ¡ todo a babor ! - grito divertida. El
tronco siguió su camino rio abajo mientras la gota de agua disfrutaba del paisaje y el sol asomaba cada vez más. La
gota descubría a un grupo de majestuosos cisnes, vio divertida un grupo de ranas saltando al agua como si fueran
saltadores de trampolín, sonrió viendo a una fila de pequeños patitos siguiendo a su mama, se preguntó que era
aquella cosa redonda de madera que giraba junto al rio empujado por la corriente de agua y se sorprendió viendo a
dos niños con chubasquero jugando en la orilla del rio, nunca había visto a un humano. La pequeña gota de agua
comenzó a sentirse extraña, se notaba caliente, no sabía que le pasaba, el sol estaba calentándola cada vez más y
si seguía así mucho por tiempo terminaría ascendiendo de nuevo al cielo convertida en vapor. La gota de agua se
estaba preguntando por su destino cuando de repente el tronco comenzó a ir un poco más deprisa, caía por un
pequeño desnivel donde la corriente lo arrastraba a mayor velocidad y después de un pequeño y divertido rafting,
volvió la calma y el tronco flotó tranquilo y sereno. Tras unos momentos la gota de agua se dio cuenta de donde se
encontraba ¡ el mar ! , ¡ aquello era el mar !. Ante ella se extendía aquella vasta extensión de agua, interminable,
azul, brillante bajo los rayos del sol, impresionante - Guauuuu - exclamó -¡ qué maravilla ! - la gotita de agua estaba
impresionada. Pensó que debía hacer algo para caer al mar, debía hacerlo, debía conseguirlo. Una gaviota volaba
sobre el tronco y agachando su cabeza, apunto el pico justo hacia el tronco. De repente la gota de agua vio como la
gaviota descendía directa hacia ella y antes de que pudiera reaccionar, la gaviota se posó en el tronco. La gota de
agua no sabía que estaba sucediendo, en ese momento se sintió inmensamente grande, poderosa, una sensación
casi indescriptible...cuando la gaviota posó su cuerpo en el tronco, éste se había hundido levemente en el agua ,
haciendo que la pequeña gota se fundiera con la inmensidad del agua del mar. Aquello que había anhelado un día
se había hecho realidad, ahora la pequeña gota de agua formaba parte de la inmensidad del mar azul.
UGA LA TORTUGA.
- ¡Caramba, todo me sale mal!, se lamenta constantemente Uga, la tortuga. Y es que no es para menos: siempre
llega tarde, es la última en acabar sus tareas, casi nunca consigue premios a la rapidez y, para colmo es
una dormilona. - ¡Esto tiene que cambiar!, se propuso un buen día, harta de que sus compañeros del bosque le
recriminaran por su poco esfuerzo al realizar sus tareas. Y es que había optado por no intentar siquiera
realizar actividades tan sencillas como amontonar hojitas secas caídas de los árboles en otoño, o quitar piedrecitas
de camino hacia la charca donde chapoteaban los calurosos días de verano. - ¿Para qué preocuparme en hacer un
trabajo que luego acaban haciendo mis compañeros? Mejor es dedicarme a jugar y a descansar. - No es una gran
idea, dijo una hormiguita. Lo que verdaderamente cuenta no es hacer el trabajo en un tiempo récord; lo importante es
acabarlo realizándolo lo mejor que sabes, pues siempre te quedará la recompensa de haberlo conseguido. No
todos los trabajos necesitan de obreros rápidos. Hay labores que requieren tiempo y esfuerzo. Si no lo intentas
nunca sabrás lo que eres capaz de hacer, y siempre te quedarás con la duda de si lo hubieras logrados alguna vez.
Por ello, es mejor intentarlo y no conseguirlo que no probar y vivir con la duda. La constancia y la perseverancia son
buenas aliadas para conseguir lo que nos proponemos; por ello yo te aconsejo que lo intentes. Hasta te puede
sorprender de lo que eres capaz. - ¡Caramba, hormiguita, me has tocado las fibras! Esto es lo que yo necesitaba:
alguien que me ayudara a comprender el valor del esfuerzo; te prometo que lo intentaré.
Pasaron unos días y Uga, la tortuga, se esforzaba en sus quehaceres. Se sentía feliz consigo misma pues cada día
conseguía lo poquito que se proponía porque era consciente de que había hecho todo lo posible por lograrlo. - He
encontrado mi felicidad: lo que importa no es marcarse grandes e imposibles metas, sino acabar todas las
pequeñas tareas que contribuyen a lograr grandes fines.
FIN
LAS MOSCAS.
En un frondoso bosque, de un panal se derramó una rica y deliciosa miel, y las moscas acudieron
rápidamente y ansiosas a devorarla. Y la miel era tan dulce y exquisita que las moscas no podían dejar de
comerlas.
Lo que no se dieron cuenta las moscas es que sus patas se fueron prendiendo en la miel y que ya no podían
alzar el vuelo de nuevo.
- ¡Nos morimos, desgraciadas nosotras, por quererlo tomar todo en un instante de placer!
EL NIÑO Y LOS CLAVOS.
Había un niño que tenía muy, pero que muy mal carácter. Un día, su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo
que cada vez que perdiera la calma, que él clavase un clavo en la cerca de detrás de la casa.
El primer día, el niño clavó 37 clavos en la cerca. Al día siguiente, menos, y así con los días posteriores. Él niño se
iba dando cuenta que era más fácil controlar su genio y su mal carácter, que clavar los clavos en la cerca.
Finalmente llegó el día en que el niño no perdió la calma ni una sola vez y se lo dijo a su padre que no tenía que
clavar ni un clavo en la cerca. Él había conseguido, por fin, controlar su mal temperamento.
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Su padre, muy contento y satisfecho, sugirió entonces a su hijo que por cada día que controlase su carácter, sacase
un clavo de la cerca.
Los días se pasaron y el niño pudo finalmente decir a su padre que ya había sacado todos los clavos de la cerca.
Entonces el padre llevó a su hijo, de la mano, hasta la cerca de detrás de la casa y le dijo:
- Mira, hijo, has trabajo duro para clavar y quitar los clavos de esta cerca, pero fíjate en todos los agujeros que
quedaron en la cerca. Jamás será la misma.
Lo que quiero decir es que cuando dices o haces cosas con mal genio, enfado y mal carácter, dejas una
cicatriz, como estos agujeros en la cerca. Ya no importa tanto que pidas perdón. La herida estará siempre allí. Y una
herida física es igual que una herida verbal.
Los amigos, así como los padres y toda la familia, son verdaderas joyas a quienes hay que valorar. Ellos te sonríen y
te animan a mejorar. Te escuchan, comparten una palabra de aliento y siempre tienen su corazón abierto para
recibirte.
Las palabras de su padre, así como la experiencia vivida con los clavos, hicieron que el niño reflexionase sobre las
consecuencias de su carácter. Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
DANIEL Y LAS PALABRAS MAGICAS.
Te presento a Daniel, el gran mago de las palabras. El abuelo de Daniel es muy aventurero y este año le ha
enviado desde un país sin nombre, por su cumpleaños, un regalo muy extraño: una caja llena de letras brillantes.
En una carta, su abuelo le dice que esas letras forman palabras amables que, si las regalas a los demás, pueden
conseguir que las personas hagan muchas cosas: hacer reír al que está triste, llorar de alegría, entender cuando no
entendemos, abrir el corazón a los demás, enseñarnos a escuchar sin hablar.
Daniel juega muy contento en su habitación, monta y desmonta palabras sin cesar. Hay veces que las letras se unen
solas para formar palabras fantásticas, imaginarias, y es que Daniel es mágico, es un mago de las palabras.
Lleva unos días preparando un regalo muy especial para aquellos que más quiere. Es muy divertido ver la cara de
mamá cuando descubre por la mañana un buenos días, preciosa debajo de la almohada; o cuando papá
encuentra en su coche un te quiero de color azul.
Sus palabras son amables y bonitas, cortas, largas, que suenan bien y hacen sentir bien: gracias, te
quiero, buenos días, por favor, lo siento, me gustas.
Daniel sabe que las palabras son poderosas y a él le gusta jugar con ellas y ver la cara de felicidad de la gente
cuando las oye. Sabe bien que las palabras amables son mágicas, son como llaves que te abren la puerta de los
demás.
Porque si tú eres amable, todo es amable contigo. Y Daniel te pregunta: ¿quieres intentarlo tú y ser un mago de
las palabras amables?.
EL CABALLO Y EL ASNO.
Un día que ambos iban camino a la ciudad, el asno, sintiéndose cansado, le dijo al caballo:
Horas más tarde, el asno cayó víctima de la fatiga, y murió allí mismo.
Entonces el dueño echó toda la carga encima del caballo, incluso la piel del asno. Y el caballo, suspirando dijo:
- ¡Qué mala suerte tengo! ¡Por no haber querido cargar con un ligero fardo ahora tengo que cargar con todo, y hasta
con la piel del asno encima!
MORALEJA: Cada vez que no tiendes tu mano para ayudar a tu prójimo que honestamente te lo pide, sin que lo
notes en ese momento, en realidad te estás perjudicando a ti mismo.
Si conoces alguna otra fábula para niños y quieres compartirla con nosotros y los demás padres, estaremos
encantados de recibirla.
LA LIEBRE Y LA TORTUGA.
En el mundo de los animales vivía una liebre muy orgullosa y vanidosa, que no cesaba de pregonar que ella era la
más veloz y se burlaba de ello ante la lentitud de la tortuga.
- ¡Eh, tortuga, no corras tanto que nunca vas a llegar a tu meta! Decía la liebre riéndose de la tortuga.
- Sí, sí, a ti, dijo la tortuga. Pongamos nuestras apuestas y veamos quién gana la carrera.
Así que todos los animales se reunieron para presenciar la carrera. El búho señaló los puntos de partida y de llegada,
y sin más preámbulos comenzó la carrera en medio de la incredulidad de los asistentes.
Astuta y muy confiada en si misma, la liebre dejó coger ventaja a la tortuga y se quedó haciendo burla de ella. Luego,
empezó a correr velozmente y sobrepasó a la tortuga que caminaba despacio, pero sin parar. Sólo se detuvo a mitad
del camino ante un prado verde y frondoso, donde se dispuso a descansar antes de concluir la carrera. Allí se quedó
dormida, mientras la tortuga siguió caminando, paso tras paso, lentamente, pero sin detenerse.
Cuando la liebre se despertó, vio con pavor que la tortuga se encontraba a una corta distancia de la meta. En un
sobresalto, salió corriendo con todas sus fuerzas, pero ya era muy tarde: ¡la tortuga había alcanzado la meta y
ganado la carrera!
Ese día la liebre aprendió, en medio de una gran humillación, que no hay que burlarse jamás de los demás. También
aprendió que el exceso de confianza es un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos. Y que nadie, absolutamente
nadie, es mejor que nadie
Esta fábula enseña a los niños que no hay que burlarse jamás de los demás y que el exceso de confianza
puede ser un obstáculo para alcanzar nuestros objetivos.
Si conoces alguna otra fábula para niños y quieres compartirla con nosotros y los demás padres, estaremos
encantados de recibirla.
EL BURRO FLAUTISTA.
Un día, se encontraba un Burro alegremente caminando por la pradera hasta que encontró una
pequeña Flauta de madera.
Al inicio no supo que instrumento era, pero luego lo recordó.
Sin mucha demora, la tomo, la olio, y tras darle un leve soplido, produjo un sonido muy
agradable.
El Burro maravillado por su descubrimiento, decidió convertirse en músico.
Mientras andaba muy contento el Burro, soplaba la flauta creyéndose un gran músico, y se decía:
"¡Que gran músico soy!, ¡tengo el don de hacer buena música con esta Flauta!, definitivamente se
hacerlo muy bien.
No nos creamos expertos en una materia, solo por tener algo de suerte.
LA CIERVA Y LA VIÑA.
Una cierva era perseguida por unos cazadores y se refugio bajo una viña. Pasaron cerca los
cazadores, y la cierva, creyéndose muy bien escondida, empezó a saborear las hojas de la viña
que la cubría. Viendo los cazadores que las hojas se movían, pensaron muy acertadamente, que
allí adentro había un animal oculto, y disparando sus flechas hirieron mortalmente a la cierva.
Ésta, viéndose morir, pronunció estas palabras:
-- ¡ Me lo he merecido, pues no debí haber maltratado a quien me estaba salvando ¡
Un hombre avaro vendió todo lo que tenía de más y le sobraba y compró una pieza de oro, la
enterró en la tierra al lado de una vieja pared y todos los días iba a mirar el sitio.
Uno de sus vecinos observó sus frecuentes visitas al lugar y decidió averiguar que pasaba.
Cavando el lugar descubrió el tesoro escondido tomó la pieza de oro, robándosela.
El avaro, a su siguiente visita encontró el hueco vacío y estirandose de sus cabellos se lamentaba
amargamente.
- Da gracias de que el asunto no es tan grave. Ve y trae una piedra y colócala en el hueco.
Imagínate entonces que el oro aún está allí. Para ti será lo mismo que aquello sea o no sea oro,
ya que de por sí no harías nunca ningún uso de él.
Estaba asentada un águila en el pico de un peñasco esperando por la llegada de las liebres. Mas
la vio un cazador, y lanzándole una flecha le atravezó su cuerpo. Viendo el águila entonces que la
flecha estaba construída con plumas de su propia especie exclamó: -- ¡ Qué tristeza terminar mis
días por causa de mis plumas !
Más profundo es nuestro dolor cuando nos vencen con nuestras propias armas.
LA MARIPOSA Y EL CARACOL.
Había llegado la primavera y el jardín estaba lleno de flores. Entre ellas revoloteaba una preciosa
mariposa de vivos colores. Presumida, iba de flor en flor para que la vieran los de más insectos
del jardín.
Estaba reposando sobre una flor amarilla cuando vio en el suelo un caracol. Era de color pardo y
caminaba lentamente.
-¿Qué hace un animal tan feo en este jardín? -dijo extrañada la mariposa.
-Soy un caracol -le respondió con simpatía el animalillo moviendo las antenas de su cabeza.
-Y ¿cómo es que te paseas entre nosotros, que somos tan hermosos? -le preguntó la presumida
mariposa.
-Yo siempre he estado aquí. Tú eres la que ha llegado ahora -le contestó el caracol, recordándole
su pasado -. No hace tanto tiempo que eras una oruga de tristes colores como los míos.
Dicen que la mariposa, al oír que los demás insectos del jardín se reían de ella, se avergonzó
muchísimo de ser tan orgullosa. Pero el caracol la animó en esos momentos, y se hicieron
grandes amigos.
Cansado y viejo el rey león, se quedó enfermo en su cueva, y los demás animales, excepto la
zorra, lo fueron a visitar. Aprovechando la ocasión de la visita, acusó el lobo a la zorra
expresando lo siguiente: Ella no tiene por nuestra alteza ningún respeto, y por eso ni siquiera se
ha acercado a saludar o preguntar por su salud. En ese preciso instante llegó la zorra, justo a
tiempo para oír lo dicho por el lobo. Entonces el león, furioso al verla, lanzó un feroz grito contra la
zorra; pero ella, pidió la palabra para justificarse, y dijo: Dime, de entre todas las visitas que aquí
tenéis, ¿ quién te ha dado tan especial servicio como el que he hecho yo, que busqué por todas
partes médicos que con su sabiduría te recetaran un remedio ideal para curarte, encontrándolo
por fin ? ¿ Y cuál es ese remedio ?, dímelo inmediatamente. Ordenó el león. Debes sacrificar a un
lobo y ponerte su piel como abrigo respondió la zorra. Inmediatamente el lobo fue condenado a
muerte, y la zorra, riéndose exclamó: Al patrón no hay que llevarlo hacia el rencor, sino hacia la
benevolencia.
Una zorra saltaba sobre unos montículos, y estuvo de pronto a punto de caerse. Y para evitar la
caída, se agarró a un espino, pero sus púas le hirieron las patas, y sintiendo el dolor que ellas le
producían, le dijo al espino:
-- ¡Tu tienes la culpa, amiga, por agarrarte a mí, bien sabes lo bueno que soy para enganchar y
herir a todo el mundo, y tú no eres la excepción !
Un gato ataco a un gallo con la intención de matarlo, pero como no tenía ningún motivo para
hacerle daño, comenzó a acusarlo de la siguiente manera:
sabes que eres un animal que grita mucho, con la voz aguda que tienes, despiertas a los que
duermen tranquilamente por las noches.
El gallo defendiéndose dijo: No hago ningún mal a nadie, más bien, hago un favor, ya que mi
canto sirve como un despertador para los que tienen que levantarse temprano.
El gato siguió acusando al gallo, diciéndole que era un mujeriego, cuando otros animales solo
tienen una pareja.
¿Acaso yo tengo la culpa de eso? No ves que el amo me ha puesto aquí también para multiplicar
a los míos.
El gato no conforme con todo, dijo: Basta ya, no me convence todo lo que has dicho, y en eso se
lanzó sobre el gallo y lo mato.
Cuando la razón y la justicia son reemplazadas por el afán de hacer daño, nada puede
cambiarlo
LA PALOMA Y LA HORMIGA.
Viéndola en esta emergencia una paloma, desprendió de un árbol una ramita y la dejó caer a la
corriente; montó encima a la hormiga salvándose.
Mientras tanto un cazador de pájaros se adelantó con su armapreparada para cazar a la paloma.
Le vió la hormiga y le picó en el talón, haciendo soltar al cazador su arma. Aprovechó el momento
la paloma para alzar el vuelo.
Dice una leyenda que la hormiga actual era en otros tiempos un hombre que, consagrado a los
trabajos de la agricultura, no se contentaba con el producto de su propio esfuerzo, sino que
miraba con envidia el producto ajeno y robaba los frutos a sus vecinos.
Pero aunque cambió de forma, no le cambió el carácter, pues aún hoy día recorre los campos,
recoge el trigo y la cebada ajenas y los guarda para su uso.
Hay una leyenda oriental que cuenta que las personas destinadas a conocerse tienen un hilo rojo atado en sus dedos
que les une el uno al otro.Este hilo nunca desaparece y siempre esta atado a tu dedo, el hilo se estirará hasta el
infinito pero nunca se romperá.
Este hilo lleva contigo desde tu nacimiento y te acompañará, tensado en mayor o menor medida, más o menos
enredado, a lo largo de toda tu vida. Así es que, el Abuelo de la Luna, cada noche sale a conocer a los recién nacidos
y a atarles un hilo rojo a su dedo, un hilo que decidirá su futuro, un hilo que guiará estas almas para que nunca se
pierdan…La leyenda versa así:
"Hace mucho mucho tiempo, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy
poderosa, quien tenía la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino y la mandó traer ante su presencia. Cuando la
bruja llegó, el emperador le ordenó que buscara el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevara ante
la que sería su esposa. La bruja accedió a esta petición y comenzó a seguir y seguir el hilo. Esta búsqueda los llevó
hasta un mercado, en donde una pobre campesina con una bebé en los brazos ofrecía sus productos. Al llegar hasta
donde estaba esta campesina, se detuvo frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Hizo que el joven emperador se
acercara y le dijo: «Aquí termina tu hilo», pero al escuchar esto el emperador enfureció, creyendo que era una burla
de la bruja, empujó a la campesina que aún llevaba a su pequeña bebé en brazos y la hizo caer, haciendo que la
bebé se hiciera una gran herida en la frente, ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y le cortaran la cabeza.
Muchos años después, llegó el momento en que este emperador debía casarse y su corte le recomendó que lo mejor
era que desposara a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y llegó el día de la boda. Y en el momento de ver
por primera vez la cara de su esposa, la cual entró al templo con un hermoso vestido y un velo que la cubría
totalmente… Al levantárselo, vio que ese hermoso rostro tenía una cicatriz muy peculiar en la frente."
LA LEYENDA DEL MAIZ.
Los antiguos dioses habían intentado tiempo atrás separar estas altas montañas
utilizando su fuerza, pero no lo consiguieron, así que los aztecas pidieron ayuda
al dios Quezalcóatl.
Tras mucho esfuerzo y sin perder el ánimo, Quezalcóatl subió las montañas y
cuando llegó a su destino, cogió entre sus mandíbulas un grano maduro de maíz
e inició el duro regreso. Entregó el grano a los aztecas que plantaron la semilla, y
desde entonces, tuvieron maíz para alimentarse.
Eran un hombre y una mujer que tenían una sortija de oro. La sortija era un amuleto y el que la poseía tenía siempre
lo bastante para vivir. Pero ellos no lo sabían y vendieron la sortija por poco dinero. Apenas la sortija salió de su casa,
empezaron a empobrecer y al fin no sabían de dónde sacar su alimento. Tenían también un perro y un gato que
pasaban tanta hambre como ellos. Los dos animales conferenciaron para ver cómo podían ayudar a sus amos,
devolviéndoles la suerte. Por fin el perro encontró una salida: «Tienen que encontrar la sortija» dijo al gato. El gato
dijo: «La sortija está bien guardada en una caja que no se puede abrir». «Coge un ratón—dijo el perro—. El ratón
roerá la caja y sacará la sortija. Dile que si se niega, lo matas y lo hará.
El consejo le pareció bien al gato y cogió un ratón. Entonces se fue con él a la casa en donde estaba la caja. El perro
iba detrás. Andando, andando, llegaron a un río muy ancho y como el gato no sabía nadar, el perro lo tomó a cuestas
y lo pasó al otro lado. El gato llevó al ratón a la casa donde estaba la caja. El ratón hizo un agujero en la caja y sacó
la sortija. El gato cogió la sortija en el hocico y volvió a la orilla del río, donde lo esperaba el perro que lo pasó al otro
lado. Luego emprendieron juntos al camino de vuelta, para llevarle el amuleto al amo y a su mujer. Pero el perro no
podía correr más que por encima de la tierra, y cuando se encontraba de camino una casa tenia que rodearla. En
cambio, el gato trepaba a prisa hasta el tejado y, gracias a esto, llegó mucho antes que el perro y entregó la sortija a
sus amos. El amo dijo a su mujer: «El gato es un buen animal; le daremos siempre de comer y le cuidaremos como a
nuestro propio hijo».
Cuando el perro llegó a la casa, le pegaron y lo insultaron porque no había trabajado para traer la sortija. El gato
sentado en el hogar refunfuñaba sin decir palabra. Entonces el perro se indignó con el gato porque le había quitado
su recompensa, ¡y cada vez que lo veía lo perseguía para cogerlo!
Mjolnir es el martillo del dios Thor. Es una de las armas más temidas en la
mitología nórdica. Es utilizado para derrotar a todos los que desafíen la
supremacía de los Aesir. Es representado y descrito como un martillo, pero a
veces se lo menciona como un hacha o un garrote.
Cuenta la leyenda que un día al despertar, Thor se dio cuenta de que su martillo
había sido robado, rápidamente pensó que Loki tenía algo que ver y tras
interrogarle, éste le sugirió que fuera donde estan los gigantes, que ellos
seguramente sabrían lo ocurrido con su arma. De este modo pidió prestado el
traje de plumas a Freya y disfrazado partió volando al reino de los gigantes,
donde lo encontró, ya que había sido robado por Thrym, rey de los gigantes, que
pedía como rescate la mano de la diosa Freya.
Loki, astuto y suspicaz como siempre ideó un plan, este consistía en disfrazar a
Thor con la ropa y el collar de Freya, además de cubrirse la cara con un velo.
Una vez en la tierra de los gigantes, Thrym ofreció un banquete en honor a su
boda, y al sellar el matrimonio con el martillo, Thor se desprendió de su disfraz y
tomó el martillo rápidamente, Thrym suplico piedad, pero ya era muy tarde, el
salón se inundó de truenos y relámpago y con su martillo dio muerte a Thrym y a
todos los gigantes.
LOS UNICORNIOS.
Los unicornios vivían en la India y tenían el cuerpo de caballo, con patas de antílope, barba de chivo y un cuerno
recto en la frente. Los unicornios eran de color blanco.
Estos animales no podían ser vistos por toda la gente, sino solo por aquellos que fueran bondadosos y puros de
corazón. Se supone que sólo las jóvenes doncellas podían cuidarlos y protegerlos. También es por este motivo, que
emplearon a estas doncellas para atraparlos.
Una de las únicas maneras de capturar a un Unicornio, era recurriendo a los encantos de las inocentes doncellas de
corazón puro, a las que los Unicornios se acercaban ingenuamente atraídos por su pureza y gustaban de apoyar su
cabeza en los regazos de ellas. Cuando estaban distraídos, eran atrapados de inmediato por los ambiciosos
Cazadores que les cortaban los cuernos haciéndolos morir por la falta de este. .
Durante la Edad Media, muchos nobles buscaban este trofeo y ofrecían grandes recompensas para quién pudiera
conseguirles un cuerno de unicornio de la India. Esta práctica llevó a la extinción de estos animales mágicos.
El unicornio era un animal solitario y tímido, sin embargo, podía ser muy agresivo, por lo que su captura resultaba
particularmente difícil.
Se consideraba que brindaba protección contra todos los venenos conocidos y también contra las enfermedades
incurables. Era creencia que quien ingiriera alguna poción preparada con cuerno de unicornio, viviría eternamente.
Los nobles consumían el cuerno molido preparado con la comida o la bebida, y su acción era más intensa si la copa
estaba hecha con un cuerno de este animal.
En realidad, las copas de cuerno de unicornio debían estar hechas con cuernos de rinoceronte o con el colmillo de la
ballena narval. La narval macho desarrolla uno de sus colmillos más que el otro, pudiendo llegar a medir hasta tres
metros de longitud, este colmillo es torneado.
El Sol y la Luna eran dos enamorados, su amor no tenia límites pues era en esencia puro.
Y fue así como Afrodita, la diosa de la belleza y el amor, sintió celos, deseando poder sentir tan grande amor.
Y entonces Adrodita se presento frente al Sol, con toda su belleza, haciendo gala de su máximo poder de seducción,
poder tal que ninguna mujer puede manejar también como ella.
Pero ante la sorpresa de Afrodita, el Sol le dijo, - mi señora se que sin duda usted ha de ser la mujer más bella que
existe y su dulzura mayor que la de cualquier ser mundanal. Pero mi corazón solo es de la Luna, mi amada esposa,
pues para mi ella es la más deseable más que el oro puro. La Luna es para mí como la miel que destila del panal.
Entonces Afrodita indignada al no poder tentar al Sol y darse cuenta que su amor superaba incluso a los dioses,
ordenó separarles para siempre.
Y así mandó al Sol salir solo de día y a la Luna de noche y de esta manera núnca se encontrarían y ese amor se
agotaría.
Sin embargo, dicho amor nunca se terminó y un buen día llego la bendición de Zeus, el cual quiso apiadiarse y no
pudiendo deshacer la orden de Afrodita, le dio una posibilidad, y le dijo al Sol que cuando quisiere ver a su amada
debía esforzarse al máximo y entonces podría ver el borde del rostro de su amada.
Desde entonces en los días cuando la temperatura es alta, es que el sol brilla con toda su intensidad y se puede ver
la silueta de la Luna en horizonte y el Sol quiere mirar desde lejos a su amada Luna.
LA LEYENDA DEL MURCIELAGO.
Cuenta la leyenda que el murciélago una vez fue el ave más bella de la Creación. El murciélago al principio era tal y
como lo conocemos hoy y se llamaba biguidibela (biguidi = mariposa y bela = carne; el nombre venía a significar algo
así como mariposa desnuda). Un día frío subió al cielo y le pidió plumas al creador, como había visto en otros
animales que volaban. Pero el creador no tenía plumas, así que le recomendó bajar de nuevo a la tierra y pedir una
pluma a cada ave. Y así lo hizo el murciélago, eso sí, recurriendo solamente a las aves con plumas más vistosas y de
más colores. Cuando acabó su recorrido, el murciélago se había hecho con un gran número de plumas que envolvían
su cuerpo. Consciente de su belleza, volaba y volaba mostrándola orgulloso a todos los pájaros, que paraban su
vuelo para admirarle. Agitaba sus alas ahora emplumadas, aleteando feliz y con cierto aire de prepotencia.
Un día, como un eco de su vuelo, creó el arco iris, era todo belleza. Pero era tanto su orgullo que la soberbia lo
transformó en un ser cada vez más ofensivo para con las aves. Con su continuo pavoneo, hacía sentirse chiquitos a
cuantos estaban a su lado, sin importar las cualidades que ellos tuvieran. Hasta al colibrí le reprochaba no llegar a
ser dueño de una décima parte de su belleza.
Cuando el Creador vio que el murciélago no se contentaba con disfrutar de sus nuevas plumas, sino que las usaba
para humillar a los demás, le pidió que subiera al cielo, donde también se pavoneó y aleteó feliz. Aleteó y aleteó
mientras sus plumas se desprendían una a una, descubriéndose de nuevo desnudo como al principio. Durante todo
el día llovieron plumas del cielo, y desde entonces nuestro murciélago ha permanecido desnudo, retirándose a vivir
en cuevas y olvidando su sentido de la vista para no tener que recordar todos los colores que una vez tuvo y perdió .
LA LEYENDA DEL ARROZ.
Cuenta una leyenda que el dios Shivá, tras proponerse crear un ser distinto a los demás en perfecciones, dio forma y
espíritu a una inigualable doncella, a la que puso por nombre Retua-Dumila, que significa “joya esplendorosa“.
Observo Shivá su magnífica obra y se sintió tan complacido que decidió tomarla como su esposa, así no se separaría
de ella jamás.Retua-Dumila se resistió en principio a llevar a cabo aquel proyecto y ante tan penosa situación fue
solicitado el juicio y sabiduría de los dioses, quienes se reunieron en consejo y aprobaron aquel matrimonio.
La doncella le solicitó entonces a Shivá una condición y era que le hiciera llegar a ella un alimento de tal clase y
deleite que jamás pudiera resistirse a él. Shivá se dispuso a complacerla, y envió emisarios por todo el mundo para
que buscaran tan preciado manjar, transcurrió el tiempo y ninguno de ellos regresó.
Shivá se convenció entonces de la imposibilidad de complacer a Retua-Dumila y ésta empezó a entristecerse cada
día más, hasta que por fin falleció en sus brazos impotentes, que no pudo hacer nada para evitarlo.
Shiva mandó entonces enterrar el cadáver con gran pompa ordenando a un prìncipe que montara guardia alrededor
de la tumba.
A los cuarenta dìas de enterrada la joven, vieron los guardias con asombro aparecer una viva luz sobre la tumba y
como brotaban varias plantas desconocidas.
Al ver aquellas hermosas y exóticas plantas que nadie habìa visto antes, Shivá comprendió que aquél sería el
exquisito manjar que habría necesitado Retua-Dumila para vivir y su espíritu bondadoso lo había elaborado para
felicidad de los mortales, entonces dijo: – En estas plantas reside el alma de Retua-Dumila, y de aquí en adelante las
llamaremos “pari” que significa arroz. Repartid sus semillas entre los hombres, porque con el tiempo constituirán uno
de sus màs preciosos alimentos y les traerá felicidad. Los primeros que usaron las semillas se llamaban Diaka Puring
y Kiava-Tuwa, desde entonces se les honra como padres de los arrozales.
1. Tengo agujas pero no sé coser, tengo números pero no sé leer, las horas te doy, ¿Sabes quién soy?
Respuesta: El reloj.
1. Blanca por dentro, verde por fuera. Si no sabes, espera. ¿Qué es? Respuesta: La pera.
1. Antes huevecito, después capullito y más tarde volaré como un pajarito. ¿Sabes quién soy?
Respuesta: La mariposa.
Soy bonito por delante y algo feo por detrás, me transformo a cada instante ya que imito a los
demás. ¿Sabes quién soy? Respuesta: El espejo
Sal al campo por las noches si me quieres conocer, soy señor de grandes ojos, cara seria y gran
saber. ¿Quién soy? Respuesta: El búho.
1. Canto en la orilla, vivo en el agua, no soy pescado y tampoco cigarra. Respuesta: La rana.
1. Me llegan las cartas y no sé leer y, aunque me las trago, no mancho el papel. ¿Qué es? Respuesta: El
buzón.
1. ¿Qué cosa es? ¿Qué cosa es? Que corre mucho y no tiene pies. Respuesta: El viento.
1. Te la digo, te la digo, te la vuelvo a repetir, te la digo veinte veces y no me la sabes decir. ¿Qué es?
Respuesta: La tela.
1. Blanco es, la gallina lo pone, con aceite de fríe y con pan se come. ¿Qué cosa es? Respuesta: El
huevo.
1. Alta como un palo, cabeza arriba y solo come hojas que están encima. ¿Qué es? Respuesta: La
jirafa.
Tiene dientes y no come, tiene cabeza y no es hombre. ¿Qué es? Respuesta: El ajo
1. Todos me quieren para descansar. ¡Si ya te lo he dicho! No lo pienses más. Respuesta: La silla.
1. Si soy joven, joven quedo. Si soy viejo, viejo quedo. Tengo boca y no te hablo. Tengo ojos y no te
veo. ¿Quién soy? Respuesta: El retrato.
1. Cabeza de hierro, cuerpo de madera, si te piso un dedo, ¡menudo grito pegas! ¿Qué es? Respuesta:
El martillo.
Si lo escribes como es, soy de la selva el rey. Si lo escribes al revés soy tu Papá Noel .Respuesta: LEON
Verde nace, verde se cría y verde sube los troncos arriba. Respuesta: LA LARGATIJA
TRABALENGUAS.
NOMBRE:
Especialidad:
TÉCNICO EN PUERICULTURA
TEMA
ESCUELA