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La Dirección de Salud IV Lima Este (2015) realizó una investigación del Análisis de Situación de
Salud 2015, ahí se menciona que uno de los motivos de hospitalización de adolescentes, entre
el 2012 y 2014, fueron problemas de trastornos mentales y del comportamiento con 82 casos,
equivalente al 3 %. Estos resultados se han incrementado en comparación a años anteriores.
En el estudio también se consideran problemas de la demanda priorizada, el incremento de
morbilidad en salud mental por la violencia familiar, depresión, ansiedad, entre otros.
En el estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado Hideyo
Noguchi (2013) en adolescentes de Lima metropolitana, se señala que la prevalencia de la
depresión es de 7,0 % y se presenta una mayor probabilidad en el sexo femenino.
PREGUNTAS DE INVESTIGACIÓN
OBJETIVOS
HIPÓTESIS
CAPÍTULO II
MARCO TEÓRICO
1. ANTECEDENTES
La Dirección de Salud IV Lima Este (2015) realizó una investigación del Análisis de Situación de
Salud 2015, ahí se menciona que uno de los motivos de hospitalización de adolescentes, entre
el 2012 y 2014, fueron problemas de trastornos mentales y del comportamiento con 82 casos,
equivalente al 3 %. Estos resultados se han incrementado en comparación a años anteriores.
En el estudio también se consideran problemas de la demanda priorizada, el incremento de
morbilidad en salud mental por la violencia familiar, depresión, ansiedad, entre otros.
En el estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado Hideyo
Noguchi (2013) en adolescentes de Lima metropolitana, se señala que la prevalencia de la
depresión es de 7,0 % y se presenta una mayor probabilidad en el sexo femenino.
Dependiendo del número y de la intensidad de los síntomas, los episodios depresivos pueden
clasificarse como leves, moderados o graves.
Dependiendo del número y de la intensidad de los síntomas, los episodios depresivos pueden
clasificarse como leves, moderados o graves. Las personas con episodios depresivos leves
tendrán alguna dificultad para seguir con sus actividades laborales y sociales habituales,
aunque probablemente no las suspendan completamente. En cambio, durante un episodio
depresivo grave es muy improbable que el paciente pueda mantener sus actividades sociales,
laborales o domésticas si no es con grandes limitaciones.