El documento describe la vida y muerte de Monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, el primer obispo de Arauca, Colombia. Nació en 1915 y fue ordenado sacerdote en 1940. En 1971 fue ordenado obispo y se dedicó a servir a la gente de Arauca hasta que fue secuestrado y asesinado por las FARC en 1989 mientras realizaba una visita pastoral. En 2022 fue beatificado por el Papa Francisco en reconocimiento a su servicio y muerte heroica.
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El documento describe la vida y muerte de Monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, el primer obispo de Arauca, Colombia. Nació en 1915 y fue ordenado sacerdote en 1940. En 1971 fue ordenado obispo y se dedicó a servir a la gente de Arauca hasta que fue secuestrado y asesinado por las FARC en 1989 mientras realizaba una visita pastoral. En 2022 fue beatificado por el Papa Francisco en reconocimiento a su servicio y muerte heroica.
Descripción original:
Crónica de un hecho real, el asesinato de Monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve.
El documento describe la vida y muerte de Monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, el primer obispo de Arauca, Colombia. Nació en 1915 y fue ordenado sacerdote en 1940. En 1971 fue ordenado obispo y se dedicó a servir a la gente de Arauca hasta que fue secuestrado y asesinado por las FARC en 1989 mientras realizaba una visita pastoral. En 2022 fue beatificado por el Papa Francisco en reconocimiento a su servicio y muerte heroica.
El documento describe la vida y muerte de Monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, el primer obispo de Arauca, Colombia. Nació en 1915 y fue ordenado sacerdote en 1940. En 1971 fue ordenado obispo y se dedicó a servir a la gente de Arauca hasta que fue secuestrado y asesinado por las FARC en 1989 mientras realizaba una visita pastoral. En 2022 fue beatificado por el Papa Francisco en reconocimiento a su servicio y muerte heroica.
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Crónica de un Hecho Histórico
La vida de Monseñor
El Obispo Jesús Emilio Jaramillo Monsalve Nació en el año 1915, en Santo
Domingo –Antioquia. Recibió su primera comunión a los cinco años e inició sus estudios de primaria en su tierra natal cuando apenas iba a cumplir los 13 años.
En febrero de 1929 ingresa al Seminario Misiones Extranjeras de Yarumal; allí
cursó humanidades y filosofía y el 3 de diciembre de 1936 emite la promesa jurada de obediencia que lo incorpora al instituto; cursa luego los estudios teológicos y es ordenado sacerdote el primero de septiembre de 1940. El 8 de enero de 1970 en la santa sede elevó la prefectura apostólica de Arauca al rango de vicariato apostólico. Como primer vicario el papa Pablo Sexto eligió al padre Jaramillo el once de noviembre de 1970, que fue ordenado obispo el 11 de enero de 1971. El 19 de julio de 1984 el vicariato fue elevado a diócesis y fue nombrado como el primer obispo residencial. La vivencia de su episcopado, desde su consagración hasta el final de su vida fue un testimonio continuado de celo ardiente y entrega generosa, que corona con su muerte heroica el 2 de octubre de 1989, en una visita pastoral cuando cumplía una jornada de evangelización en zona rural de Arauquita. Los guerrilleros del frente Domingo Laín del ELN lo silenciaron para siempre.
La trágica muerte
El 2 de octubre de 1989 donde todos partieron hacia Puerto Nidia, vereda
distante a una hora y media de camino, celebraron la Santa Misa a eso de las once y media; luego se celebraron bautismos, confirmaciones y varios matrimonios, ceremonia que terminó cerca de las doce y treinta minutos de la tare, hora de tomar el almuerzo. Después del almuerzo, todo el grupo se regresó de Puerto Nidia a Fortul, muy contentos, comentando los acontecimientos del día. A eso de las tres y media de la tarde, al cruzar el puente de madera sobre el caño Caranal, tres hombres armados los intersectaron; dos estaban sobre la vía y un tercero salía del monte, hicieron detener el carro donde iban las seis personas del equipo pastoral y entonces preguntaron ¿quién es Jesús Emilio Jaramillo? monseñor contestó yo soy a sus órdenes. Los secuestradores le dijeron ¡Señor, apague el carro y que se bajen todos! Les preguntaron que quien sabía conducir y los padres respondieron que ellos podían hacerlo. Luego le dijeron a monseñor ¡queda usted secuestrado! Los sacerdotes les dijeron él es el obispo, ¿para qué lo necesitan? Ellos respondieron: pertenecemos al ejército de liberación nacional y necesitamos a Jesús Emilio Jaramillo; es que él tiene mucha influencia y necesitamos que él lleve un comunicado que tenemos preparado para el gobierno, para el señor intendente. El padre Elmer les dijo que monseñor era una persona buena, que no le hacía mal a nadie, que no se lo llevaran. El Padre Rubín dijo que se iba con ellos, pero el Padre Elmer también dijo que se iba con monseñor y que no lo dejaría solo. Entonces lo hicieron subir al carro para conducir y a los demás les dijeron ¡ustedes se quedan aquí, por aquí pasan muchos carros; digan que nosotros los secuestramos a ellos y que en dos horas regresamos! Al señor obispo lo hicieron subir en el asiento trasero en medio de dos secuestradores y el tercero subió adelante a la derecha del conductor. El padre Elmer les pidió a sus compañeros antes de partir ¡pídanle mucho a Dios por nosotros! Emprendieron camino y la ruta que recorrieron fue tomar la carretera que antes de Fortul conduce a Palmario y hacia la paz. Uno de los secuestradores vio que estaba escasa la gasolina y delante de Palmarito compraron una pimpina y tanqueron el automóvil. El padre Elmer preguntó ¿para dónde nos llevan? En el tramo de Palmarito a la Paz, comentaban monseñor y el padre Elmer sobre lo bueno que había quedado la vía. Al pasar por la Paz encontraron el pueblo solo y los que conocían a monseñor y a los misioneros trataban de saludarlos, pero al ver a los guerrilleros armados volteaban la cabeza fingiendo no conocerles. Al pasar la vereda los chorros, por el mal estado de la carretera tuvieron que conducir más despacio, tomaron la carretera central que conduce de la Esmeralda a Panamá de Arauca. Continuaron por la carretera central, ya oscureciendo, el padre Elmer les vuelve a preguntar ¿a qué horas vamos a regresar? si teneos que caminar déjenos comprar una linterna. Los secuestradores le dijeron ¡no necesitan nada de eso! Pasaron por Santa Isabel y un poco más adelante, dieron orden de detener el carro. ¡Apague el carro y bájense! Monseñor bajo del carro y les dijo, yo soy un anciano, yo ya estoy en las manos de Dios. No le vayan a hacer nada a él, refiriéndose al padre Elmer. Siguió hablando monseñor ¡yo ya no veo bien para caminar de noche! los secuestradores le respondieron ¡no tiene que caminar mucho! Los secuestradores le devolvieron las llaves al padre Elmer y le ordenaron regresarse por donde había venido. El padre les respondió ¡yo no me voy sin monseñor, yo me quedo con él! Los secuestradores le respondieron ¡usted se va! discutieron y finalmente amenazaron al padre. El señor obispo entonces le pidió ¡por obediencia váyase para que no compliquemos las cosas! vámonos en la presencia de Dios y que se haga su voluntad. Nuevamente los secuestradores le ordenaron subir al carro y regresar después. Cuando ya tenía el motor encendido les repitió ¡Hermanos, por Dios, ustedes no le vayan a hacer nada a monseñor, él es un santo, él no le hace mal a nadie. Ellos le dijeron, váyase a la Esmeralda y mañana a las ocho viene a recogerlo. No se preocupe señor que a él no le va a pasar nada. Ya empezaba la noche, serán las seis de la tarde; el padre Elmer se regresó despacio, en Santa Isabel novio a nadie, en Brisas del Caranal también el pueblo estaba solo y allí se detuvo para pasar la noche. A la mañana siguiente, preguntó si alguien había visto por ahí a monseñor, pero nadie respondía y comenzó el recorrido de regreso hacia donde había dejado a monseñor con los secuestradores. Tuvo la precaución de colocar con un trapo, la señal en el carro como le habían pedido, disque para reconocerlo al regreso. Hizo el recorrido muy despacio, esperando ver alguna persona en el camino, pero nadie había por ahí. Al llegar al sitio indicado comenzó a buscar al señor obispo; había caminado un poco adelante, cuando de lejos vio un bulto en la carretera, corrió y encontró a monseñor Jaramillo tirado en el suelo a la orilla derecha de la carretera en posición boca arriba, con los brazos extendidos en cruz, totalmente desfigurado y las manos destrozadas. Ya estaba completamente frío, vio también las vainillas de las balas disparadas; estaba como a un kilómetro de donde se separó de él. Se arrodilló y rezó; quiso levantarlo para llevarlo al carro pero recordó que era necesario el levantamiento legal del cadáver. Con el poncho que tenía puesto le tapó la cara desfigurada; eran ñas ocho de la mañana del día tres de octubre de 1989. La beatificación
En la ciudad de Villavicencio se lleva a cabo la beatificación, cumpliendo los
protocolos, primeramente la petición formal ante el santo padre. Los ordinarios de Arauca suplican humildemente a su santidad se digne incluir en el número de los beatos al venerable siervo de Dios Jesús Emilio Jaramillo Monsalve.
Monseñor Jaramillo fue el primer obispo de Arauca. El Papa Francisco escuchó el
relato desgarrador y el medio de su ceremoniosidad pasó a beatificarlo. “ Declaro que el venerable siervo de Dios Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, de ahora en adelante será llamado beato y se podrá celebrar su fiesta cada año en el lugar y modo establecido por el derecho, el 2 de octubre de cada año.
Fuente. Diócesis de Arauca. https://www.youtube.com/watch?v=GaEMjI_1Vhs