La Espiritualidad de Michell Foucault
La Espiritualidad de Michell Foucault
La Espiritualidad de Michell Foucault
La espiritualidad de Michel
Foucault.
Facundo Casullo.
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LA ESPIRITUALIDAD DE MICHEL FOUCAULT
UBA-UNLP-CONICET
facucasullo@yahoo.com
“¡Filosofía, ay!
¡Jurisprudencia, medicina y tú también,
triste teología! Así pues, os he estudiado
a fondo, con ardor y paciencia; y ahora,
aquí estoy, pobre loco, tan sabio como
antes.”
J. W. von Goethe. Fausto.
El primer aspecto tiene que ver con la forma en que se han constituido
en occidente la objetividad y la subjetividad. Cuando en El uso de los placeres
se plantea la forma de problematización de la conducta sexual propia de la
antigüedad, el autor llama la atención sobre el hecho de que este estudio no
podía realizarse sin tener en cuenta una serie de prácticas fundamentales y
que denominó las “artes de la existencia”25. La problematización griega de los
placeres no podía estudiarse haciendo abstracción de estas prácticas que dan
cuenta de un principio elemental; a saber, que la vida, en tanto bios, es decir,
en tanto “la manera como el mundo se nos presenta inmediatamente en el
transcurso de nuestra existencia”26, es objeto de una técnica capaz de
transformarla. La fórmula tékhne tou biou que el francés traduce como arte de
la existencia, apunta precisamente a la posibilidad de modificar y dar forma a la
propia existencia como si se tratara de una obra. El término etopoiética, que
toma prestado de Plutarco, expresa claramente la relación existente entonces
entre el éthos entendido como modalidad de ser y una póiesis27. Pero durante
los dos primeros siglos de nuestra época, con el desarrollo del cristianismo en
la atmósfera helénica, tuvo lugar un doble proceso.
Con todo esto hemos visto que la espiritualidad, una vez que comienza
a ser problematizada por Foucault, va gradualmente ocupando cada uno de los
ejes a partir de los cuales el francés sostuvo siempre organizar su trabajo: la
relación del hombre con las cosas, con otros hombres, y consigo mismo. Sin
embargo, aún queda el segundo aspecto que se revela en el trabajo sobre los
griegos y que a nuestro entender es el más importante, sin por ello dejar de ser
el más problemático.
Este segundo aspecto se refiere al carácter práctico del pensamiento.
Para decirlo más claramente, se refiere al pensamiento como experiencia,
como la “forma misma de la acción”31. Ya desde la década del setenta Foucault
había planteado una nueva relación entre teoría y práctica 32. En gran medida,
el trabajo que realiza en los ochenta puede sin inconvenientes inscribirse en
esta línea. Como dice en la ya citada introducción a El uso de los placeres: “El
ensayo –que hay que entender como prueba modificadora de sí mismo en el
juego de la verdad y no como apropiación amplificadora del otro con fines de
comunicación- es el cuerpo vivo de la filosofía, si por lo menos esta es todavía
hoy lo que fue, es decir una “ascesis”, un ejercicio de sí, en el pensamiento”33.
El último Foucault, como se lo suele llamar, sin duda intenta exaltar no sólo el
ensayo en la filosofía, sino además su carácter ascético.
CONCLUSIÓN
Por otra parte, Foucault ha intentado mostrar que sin estas estructuras
de espiritualidad sería difícil llegar a comprender cabalmente la manera en que
concebimos cuestiones tan importantes en nuestro presente como la
revolución, como los saberes en torno al hombre (las ciencias humanas), pero
también como la subjetividad y la objetividad en el pensamiento científico.
NOTAS
1
Foucault M., ¿Qué es la ilustración?, Buenos Aires, La piqueta, 1996.
2
Foucault M., Historia de la sexualidad 2, El uso de los placeres, Buenos Aires, Siglo XXI
Editores, 2004, p. 14. [De ahora en adelante citaremos UP]
3
A partir de los trabajos sobre biopolítica llevados adelante por los italianos especialmente, se
han planteado las cuestiones de la gestión de la vida en una historia sin finalidad y, por
consiguiente, de la poshistoria, que trazan una línea directa con la interpretación francesa de
Hegel, y en particular la de Kojève.
4
Foucault, M., Dits et Écrits I, Paris, Gallimard, 2001, p. 368. [Citamos con la edición del 2001
que se realizó en dos tomos, y no con a edición de 1994 que comporta cuatro tomos. De ahora
en adelante citaremos DE y el número de tomo, con la página correspondiente.]
5
DE II, p. 1399. ([340] Préface à l’««Histoire de la sexualité»).
6
Foucault, Securité, territoire, population, Paris, Gallimard Seuil, 2004. [En adelante STP]
7
Cf. STP, pp. 381-411.
8
Cf. DE II, p.593.
9
DE II, p. 621.
10
« À quoi rêvent les iraniens? » [245], DE II, p. 688 ; y « Inutile de se soulever ? » [269], en
DE II, p. 790.
11
DE II, p. 693.
12
Idem.
13
Idem.
14
Ibid., p. 694. [La negrita es nuestra].
15
DE II, pp. 790-794.
16
Cf. Foucault, La hermenéutica del sujeto, México, Fondo de Cultura Económica, 2002, pp.
206-207. [En adelante citaremos HS]
17
En referencia a esto existe un vínculo explícitamente señalado por Foucault entre la
espiritualidad y lo intolerable (Cf. DE II, p. 898). Lamentablemente, la ausencia de un trabajo en
torno a esta categoría de lo intolerable no permite plantear la relación de manera clara. Sin
embargo, esto no le resta importancia al nexo, claro está.
18
DE II, p. 849. [La negrita es nuestra]
19
Cf. DE II, p. 708.
20
Cf. HS, p. 87.
21
De hecho, en este sentido Senellart, en la situación del curso a la que ya hicimos referencia,
llega a decir: “La espiritualidad, generadora de fuerza insurreccional” (STP, p. 391). Creemos
que Senellart ha visto que ciertamente se establecía un vínculo entre espiritualidad y revolución
aunque no nos animaríamos a establecer, como él lo hace, un lazo tan causal, o al menos, tan
directo. La complejidad de la noción de espiritualidad hace que los vínculos no sean, en
general, tan sencillos.
22
Foucault M., ¿Qué es la ilustración?, Buenos Aires, La piqueta. p. 80.
23
Ibid., p. 81
24
Cf. HS, pp. 33-38.
25
UP, p.13.
26
HS, p. 464.
27
En este punto no deja de ser interesante el hecho de que según la clasificación aristotélica la
diferencia entre praxis y póiesis radica precisamente en que la segunda es una actividad de
acuerdo a la razón que tiene su finalidad fuera de sí misma, mientras que la primera es una
27
actividad según la razón que tiene su finalidad en sí misma . De modo que el accionar ético y
político se estudiará en términos de praxis, y las demás técnicas y artes, por tener un producto
diferente de la actividad misma, en términos de póiesis. Aquí, en cambio, a partir de la
importancia de este principio netamente espiritual encontramos que las acciones éticas y
políticas se inscriben en el marco de una noción de vida que la establece como objeto de una
póiesis y no de una praxis.
28
HS, p. 464.
29
Idem.
30
HS, p. 465.
31
DE II, p. 1399. ([340] Préface à l’««Histoire de la sexualité»)
32
Cf. DE I, [106] Les intellectuels et le pouvoir.
33
UP, 12.
34
Cf. Hadot P., ¿Qué es la filosofía antigua?, México, Fondo de Cultura Económica, 1998. pp.
285-293.
35
Cf. Idem.
36
Foucault M., Las palabras y las cosas, Madrid, Siglo XXI, 1999, p. 319.
37
Cf. Idem.
38
Tomamos esta definición del artículo de P. Hadot, « Les niveaux de consciente dans les états
mystiques selon Plotin », en Journal de Psychologie N˚ 2-3, 1980, pp. 241-266.
39
DE II, p. 1541.
40
Deleuze G., Cinéma 2. L`image – temps, Paris, Minuit, 1985 [Ed. en cast: La imagen tiempo,
trad. Irene Agoff, Bs. As., Paidós, 2005, p. 229.
41
Cf. L´Abécédaire de Gilles Deleuze, Paris, 2004, Éditions Montparnasse.
42
Deleuze G., Qu`est-ce que la philosophie? (con Félix Guattari), Paris, Minuit, 1991, Exemple
VI. Sobre la Conversión empirista existe un breve y excelente trabajo inédito de Marcelo
Antonelli: Nihilismo, inmanencia, creencia: la noción de “conversión empirista” en Deleuze,
presentado en el Segundo Congreso Extraordinario de Filosofía, del 9 al 12 julio de 2007, San
Juan, Argentina.
43
Citado por Foucault en HS, p. 300.
44
UP, p. 12.