Sánchez Claudia PDF
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FACULTAD DE PSICOLOGIA
MAESTRIA EN PSICOANALISIS
de experiencia
AÑO: 2018
Introducción
cultura.
En el empleo más habitual y vulgar, “experiencia” alude a algo que se puede tanto
poseer como de lo cual carecer: tener o no tener experiencia. Puede ubicarse en el amplio
abanico que se abre entre algunas posibles cualidades, como por ejemplo: buenas o malas
experiencias, opuestas a las que es necesario que cada uno realice en carne propia. Se
época, de una clase social, de un grupo de edad, etc. Además es un término que se afirma
en la pertenencia al campo del conocimiento: saber algo por experiencia, o bien quedar del
A partir de esto último, ya podría decirse que en la experiencia, aún desde el empleo
vulgar del término, si bien participa el intelecto hay presente algo que lo excede y
reconduce al “vivir”. Es decir, en la experiencia se pone en juego algo más que el saber,
Al mismo tiempo pareciera que casi todo puede formularse apelando al término
1
¿Es posible precisar un poco más y especificar los alcances del concepto de
experiencia?
En un escrito temprano, que dataría de 1917 y que no fuera publicado por Benjamin,
experiencia.
concepto de experiencia, con lo cual ya puede preverse que le asignan al mismo un lugar de
desentrañar sus contribuciones al respecto, dado que no aparece sistematizada y exige por
lo tanto una tarea de investigación que reúna algunos fragmentos y reconstruya un tramo
Esta tesis parte del supuesto de que resulta posible conformar un recorrido en el que se
haga más explícito el concepto de experiencia, por más que resulte difícil de captar en una
primera aproximación.
A modo de delimitación del trabajo cabe señalar que se apunta al concepto propio de
cada autor, pero desde un determinado punto de vista, que no es el único posible y que se
complementariedades.
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Se trata de dos contribuciones muy disímiles; sin embargo, en el mismo hecho de que
posibilidad de vislumbrar alguna cierta afinidad. Dicho eje, al mismo tiempo, conferirá por
un lado una forma de circunscribir el trabajo a un ámbito temático que pueda dar cabida a
algunos aspectos clave del aporte de cada autor y, por otro, apuntará a ser de interés para el
campo del psicoanálisis. Resultando así una tarea muy diferente a la que hubiera surgido de
Hechas tales aclaraciones, resta explicitar que el eje quedará constituido por tres
exposición del concepto de experiencia de cada autor, visto desde la perspectiva del
entramado que se conforma al recorrer los tres tópicos. Al mismo tiempo, se pondrá énfasis
en un tema que de manera transversal “hilvana” el paso por los tres tópicos y muestra otra
generaciones, en tanto asunto que pertenece al ámbito de las preocupaciones de los dos
autores. Por lo demás, todo lo que conforma el problema de la relación entre generaciones
es también una forma de llamar la atención sobre el trabajo del tiempo en todo lo que hace
al concepto de experiencia.
cada autor será expuesto por separado a lo largo de los diferentes capítulos, para ser
Teniendo en cuenta que Benjamin acude a algunos otros autores, cabe señalar que se
citarán sus contribuciones tal y como él las recepcionó y lo comunica en sus escritos, es
decir, sin recurrir al estudio de las fuentes primarias en las que basó sus apreciaciones.
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Por otro lado, llegado el caso, se pondrá en juego el punto de vista prevaleciente en
esta tesis, que será el del psicoanálisis tal como lo ejercía Winnicott quedando exceptuada
En cuanto a Benjamin y teniendo en cuenta que sus escritos han suscitado varias líneas
ellas, sino más bien se ha optado por ponerlo en diálogo con otros autores que ayuden a
También, y en este caso desde el punto de vista de una perspectiva histórica desde la
cual resulte posible pensar el concepto de experiencia según los tres tópicos mencionados
papel de la madre e incluso podría decirse que es casi una constante en sus escritos referirse
al mismo. También es cierto que en más de una ocasión aclaró que lo verdaderamente
solamente no sea la madre biológica, sino incluso podría ofrecerlo por ejemplo, una
persona que no sea mujer. Y dicho de otra manera, en esta conceptualización el ser mujer
maternal. Dicho esto, omitiré aclarar cada vez que mencione el papel de la madre, que de lo
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en el tiempo, que puede estar a cargo de cualquier adulto que se pueda identificar con las
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Capítulo I: Sobre la experiencia del lenguaje
Lecturas
La niña lee
El temblor atascado
en su garganta es mudo.
ve el tiempo lastimado.
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Parte I: Sobre el lenguaje en la contribución de Walter Benjamin
Introducción
Dios ha muerto: pero, como son los hombres, seguirá habiendo, quizá durante
milenios, cuevas en las que se enseñe su sombra. Y nosotros ¡tenemos que vencerla!
Escribir sobre el lenguaje en una tesis referida al concepto de experiencia es algo que
requiere de algunas aclaraciones previas, porque ¿cuál podría ser la relación entre lenguaje
y experiencia? Y ¿de qué lenguaje y de qué experiencia se trata en estos planteos? Y por
sobre todo ¿cuál es el tratamiento del tema que dan los autores sobre los que versa esta
tesis?
experiencia, puede ser oportuno reflexionar sobre los primeros estudios de lingüística
comparada, que al igual que otras ramas del saber tales como la geografía o la antropología,
William Jones, quien llega a la India como funcionario en tiempos del dominio británico
allí, y al texto que éste publicó en 1785 The sanskrit language, en el que muestra las
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semejanzas entre el sánscrito, la lengua sagrada del ritual indú, el griego, el latín, el gótico,
el persa antiguo, el alemán, el francés y el inglés. A partir de tales semejanzas Jones supuso
que tendrían que haber partido de un idioma antiguo en común: “Fue, pues, el primero en
2014, p. 331)
para lograr oprimir y conquistar a los pueblos sometidos, resalta también el uso del saber y
de las pruebas científicas para el logro de una justificación ideológica de sus objetivos. Al
respecto, narra también que las conclusiones de W. Jones incentivaron a estudiar quiénes
habían sido los primeros hablantes de ese primer idioma primordial, y descubrieron que
fueron los ‘Arya’, luego nombrados por los estudiosos como arios. Así, quedaba verificado
que las grandes civilizaciones india, persa, griega y romana, compartían un pasado en
común.
la historia.
El autor destaca
(…) los estudiosos ingleses, franceses y alemanes relacionaron la teoría lingüística sobre los
industriosos arios con la teoría de Darwin de la selección natural y postularon que los arios no eran
solo un grupo lingüístico, sino una entidad biológica: una raza. Y no una cualquiera, sino una raza
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Esta breve reseña pretende iniciar un recorrido que apunta a mostrar las posibles
imbricaciones entre lenguaje y experiencia. Por un lado, es cierto que una parte de lo que
antecede es teoría lingüística, pero también es cierto que el pretendido saber sobre el
lenguaje estuvo en este caso vinculado a una de las experiencias más siniestras que vivió la
Por otro lado, en cuanto a la cita que encabeza esta introducción pondré a
¿Queda lugar aún para alguna otra interpretación de su legado que no sea aquella
Estas preguntas conformarán el hilo conductor de las ideas y conceptos que se irán
fue vertido en unos pocos artículos que están provistos de un contenido muy denso y
complejo, que excede en mucho el marco de trabajo de esta tesis. Y en último caso, lo que
como la posibilidad de que puedan ser puestas en consonancia con el aporte del
otros ensayos y escritos de Benjamin que no versan específicamente sobre el tema del
lenguaje, pero que aún así permiten detectar aspectos clave de la concepción que tiene del
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mismo, con vistas a reconducir hacia el concepto de experiencia.
Nada hay más pobre que una verdad expresada tal como fue concebida. En esos casos,
ponerla por escrito no llega a ser siquiera una mala fotografía. Además, la verdad se niega (como
un niño o una mujer que no nos quieren) a mirar quieta, recta y cordial hacia la lente de la escritura,
una vez que nos hemos colocado bajo el manto negro. (Benjamin, 1928/2014, p. 111)
varios recursos que justamente excluyen decir lisa y llanamente lo que pensó. Si se tratara
de fotografías, muestra lo que logró capturar en una secuencia que incluye varias tomas, y
por lo tanto ofrece varias fotografías, ya que aún siendo muy buenas parecería ser que han
“disparo”.
en general y el lenguaje de los hombres que dataría de 1916, y que no fuera publicado en
vida del autor, donde podemos ver una primera distinción que se anuncia en el mencionado
título, ya que antes de saber cómo lo concibe, captamos la idea de que existe algún lenguaje
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general’? ¿Cómo concibe a cada uno de estos lenguajes y cuál es la vinculación (si la hay)
entre los mismos? ¿Cuál es el interés que podría tener en un artículo filosófico sobre el
existencia del lenguaje no se extiende sólo a todos los campos de expresión espiritual del
En cuanto a ‘todos los campos de expresión espiritual’ del hombre, es decir desde el
punto de vista del lenguaje humano, se muestra una apertura hacia el señalamiento de
diferentes formas de expresión, que rebasan el ámbito propio del lenguaje de las palabras.
espiritual humana puede ser concebida como una especie de lenguaje (…)”, (Idem) con lo
cual ha de entenderse que el lenguaje humano no se reduce al de las palabras, sin embargo
‘en el nombre’ aparece “(…) la ley esencial del lenguaje (…)”. (Ibid, p. 38)
donde destaca que “(…) en el nombre habla sólo el lenguaje”. (Ibid, p. 38)
Hay que remarcar que el autor diferencia el ‘ser espiritual’ del ‘ser lingüístico’,
enfatizando la no identidad entre ambas esferas. Luego de dicha aclaración, sí, agrega que
la esencia espiritual se comunica ‘en’ el lenguaje, lo cual, cabe reiterar, excluye plantear
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Más adelante, en el apartado referido a la teoría de la traducción se verá la importancia
Quizás contribuya a esclarecer en algo estos planteos parafrasearlos con una idea afín
el ser “a través del cuerpo”, sin que por ello se trate de esferas idénticas.
A modo de primer ordenamiento de las ideas, surge aquí una concepción ampliada del
observarse, que desde hace rato existe tal reconocimiento, desde los estudios del lenguaje
animal hasta el lenguaje tecno-estructurado de las máquinas. Es cierto. Sin embargo hay
una contribución en Benjamin, que intentaré dilucidar aquí, que se basa en lo que en esos
lenguajes no humanos se comunica por un lado, y por otro en la captación que el lenguaje
humano hace de los mismos. Lenguaje humano, que como ya quedó dicho, no se reduce a
¿De qué manera se instrumentaría esta idea de que las cosas no humanas se
comuniquen al hombre?
Intentaré transitar por el lado de desplegar y sacar a luz el problema contenido en esa
De ser aceptable este camino, cabe ir anticipando que uno de los asuntos que parece
querer esclarecer tiene que ver con el modo a partir del cual se establece la relación del
¿Por qué le habrá resultado insuficiente la idea de enfocar el lenguaje desde el punto
de vista del estudio del proceder humano al respecto? ¿Qué implicancias tiene dilucidar el
lenguaje de la naturaleza y de las cosas, o bien lo que ellas comunican? ¿Es una forma de
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dualismo humano/cosas, sujeto/objeto o un modo de superarlo?
estar en el fondo del planteo benjaminiano (al menos con vistas al concepto de
experiencia), que tiene que ver con cuestionar algo del orden de la prioridad asignada al
cosas, que a su vez no puede tratarse por separado de la captación que el lenguaje humano
tiene de los mismos o dicho en otras palabras, genera las condiciones para un enfoque
Una de las primeras ideas, que ya parece lícito exponer, es que se trata de la búsqueda
ahondar aquí, sino solamente intentando ubicar el posible alcance de estos planteos, tiene
que ver con algo que se ha plasmado en los últimos años en términos de paradigma
(desde 2008) y de Bolivia (desde 2009), en las que ‘la naturaleza’ aparece en términos de
‘sujeto de derechos’.
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La incorporación de la naturaleza al derecho constitucional en carácter de sujeto de derechos
abre un nuevo capítulo en la historia del derecho, respecto del cual nuestra imaginación es pobre,
porque nos movemos aún dentro del paradigma que niega derechos a todo lo no humano”.
¿Será que el escrito de Benjamin de hace un siglo contenía el germen para que
Es importante no omitir aquí la idea de que la sola mención del derecho exigiría un
tratamiento mucho más profundo si verdaderamente quisiéramos ver este asunto desde la
Volviendo al tema del lenguaje, lo que hay que señalar es que el legado de Benjamin
prepara las condiciones para que se produzca un viraje desde una posición antropocéntrica
Quizás sea oportuno emplear la idea de que ‘nuestra imaginación es pobre’ también
‘esencia lingüística’: “No podemos representarnos en ninguna cosa una total ausencia de
lenguaje”. Aunque “(…) los lenguajes de las cosas son imperfectos, y las cosas son
mudas”. (Ibid, p. 40) Y “Lo incomparable del lenguaje humano es que su comunidad
mágica con las cosas es inmaterial y puramente espiritual: de ahí que el símbolo sea el
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sonido de la voz”. (Ibid, p. 41)
Dicha idea de ‘comunidad mágica’ e ‘inmaterial’ con las cosas, quizá sea una de las
más controvertidas para un estudio del lenguaje, y al mismo tiempo sin dudas, de las más
fecundas, pues se relaciona con el aspecto ‘medial’ del lenguaje al que Benjamin considera
En lo que sigue acudiré también a otros escritos para desplegar el aspecto ‘medial’ del
lenguaje habida cuenta del lugar central que le adjudica y tratando de seguir como eje la
comenzar a dilucidar algunas de estas ideas desde una perspectiva verdaderamente inusual
para quien observe desde una mirada más bien cientificista. El fragmento es el siguiente:
Si es verdad la teoría que dice que la sensación no anida en la cabeza, que nosotros no
sentimos una ventana, una nube o un árbol en el cerebro, sino más bien en el lugar en el que los
vemos, entonces también al mirar a la amada estamos fuera de nosotros mismos. (Benjamin,
1928/2014, p. 52)
De algún modo, quedan desafiados así los parámetros desde los cuales se suelen
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Principalmente puede decirse que desde este fragmento se cuestiona el lugar preponderante
que ha ganado la idea del cerebro-inteligencia como lugar-medio para captar el mundo, que
además existiría dado, con anterioridad, en frente y por fuera de aquello que conocemos o
Julien Green, Benjamin se refiere a lo que es propio de la escritura del novelista francés. En
uno de los tramos del estudio que realiza de su obra dirige la atención al manejo del
del aspecto ‘temporal’ y del aspecto ‘mágico’, lo cual se pone en evidencia en su forma de
otro tiempo tal como las vería un contemporáneo o bien, hacerlo “(…) como nunca se
Esto último es, justamente, lo distintivo de Green: “Esta forma segunda del presente
hace ser eterno lo que fue; y por eso mismo hacer presente es un acto de magia”. (Ibid, p.
338)
‘Hacer presente’: Cabe decir que es exactamente un aspecto central de todo acto de
palabra. Y en cuanto a concebirlo como ‘magia’, ofrece una manera de empezar a transitar
por aquello que remite a la posible ‘comunidad mágica con las cosas’.
Para continuar pensando el mencionado ‘aspecto medial’ del lenguaje, hay un texto
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sobre la Doctrina de lo semejante que dataría de 1933 y del que existe una segunda versión
Quizás desde una primera mirada a partir del título de los artículos, podría presumirse
que el contenido podría interesar poco para una teoría del lenguaje, sin embargo hay una
cita que de inmediato invita a empezar a indagar lo que se comunica en ellos. Refiriéndose
al ser humano dice: “Tal vez ni una sola de sus funciones superiores no esté marcada
Benjamin resalta allí los procesos y objetos que causan ‘semejanzas’ y que “(…) la
destaca que en otros tiempos era más amplio el ‘círculo vital’ dominado por la ‘ley de
semejanza’, en tanto que para el hombre actual “(…) los casos en que se perciben de modo
consciente semejanzas en la vida cotidiana son solamente una mínima parte de los casos
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especial ‘establecer semejanzas’, desde el punto de vista de un autor que se ha ocupado
Vigotski.
referidas al tema del lenguaje, en donde se ha ocupado del estudio del ‘significado de la
palabra’, al que define en términos de ‘generalización’. Desde allí afirma que “(…) el
1934/2012, p. 514)
relacionar, sobre la base de una única impresión, los más diversos elementos, (…)
201)
Como se verá oportunamente hay otras intersecciones en las que se encuentran los
conceptos de Benjamin con los de Vigotski. Acá simplemente señalaré que la cita de
Benjamin referida a que “Tal vez ni una sola de sus funciones superiores no esté marcada
Lo que quizás habría que remarcar aquí es que el punto de vista de Benjamin no se
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circunscribe al estudio de lo estrictamente cognitivo o intelectual.
referida al curso que ha tenido la facultad mimética a lo largo de la historia, ya que señala
‘correspondencias mágicas’ (o semejanzas) que las que se hallaban en los antiguos: “Hay
que suponer que los procesos del cielo eran imitables por las gentes de antaño”. (Ibid,
p.209) Esto es algo que ejemplifica con la astrología, dado el modo en que la semejanza
mimética a lo largo de la historia, Benjamin señala dos cuestiones que podemos considerar
clave para captar la idea de la plena vigencia de la misma, una se refiere al ‘niño’ y, la otra,
al ‘lenguaje’.
atribuirle ‘la plena posesión de dicho don’ y propone captar la dimensión del ‘instante del
nacimiento’ y de allí, del ‘chispazo’, del ‘abrir y cerrar de ojos’, como rasgo distintivo de
La imagen del ‘chispazo’ como aquello que sólo se deja captar en el ‘instante en que
fulgura’ será sostenida hasta el último escrito del autor referido al concepto de historia:
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efecto, es cualquier imagen del pasado que amenace desaparecer con cada instante presente
desde el cual resulta posible una determinada manera de estar en el tiempo y de construir la
‘procedimiento aditivo’ de fechas y hechos tal como los presenta el historicismo, en tanto
captación del ‘chispazo’ (como sería el caso de una semejanza entre una situación de
opresión del pasado con una del presente) que se llegue a tener desde el hoy.
sensoriales’ que parece ser un aspecto de lo que comenzaría a sumar fundamentos respecto
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Antropogénesis y lenguaje
interesante hacer el intento de profundizar un poco más, y tratar de ver hacia dónde nos
conduce.
En cuanto a la ontogenia está claro el papel que juega la facultad mimética, en tanto se
que queriendo averiguar la “verdadera lengua” del ser humano impidió hablar a las
tener ya a los ocho meses de edad una selección de los fonemas de la lengua materna,
diferentes a los “gorgeos” del primer trimestre que son idénticos en todos los bebés del
mundo.
mismo plantear que el lenguaje fue inventado-creado o que fue descubierto? ¿Hay aquí una
falsa opción?
Aún sabiendo que se trata de un camino expresamente evitado por todos los autores
que se han propuesto hacer ciencia al respecto, intentaré seguir la invitación que abre
historia y la arqueología. Nuevamente Harari (2014) muestra algunos datos por demás
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relevantes al respecto. El género ‘Homo’ al que pertenecemos estaría presente en el planeta
tierra desde hace más de dos millones de años. Dicho género ha sido multiespecífico, y una
de las especies (la única que ha llegado hasta la actualidad) es ‘Sapiens’, que está presente
70.000 años.
De manera que durante al menos 130.000 años hubo ‘sapiens’ antes de que hubiera
lenguaje. Coincide con la ontogenia acorde lo muestra, entre otros, Vigotski, en el sentido
con lenguaje!
relación hombre-mundo que Benjamin define por la posibilidad de una ‘comunidad mágica
con las cosas’. Aquí interviene una cierta receptividad definida por una percepción que da
. En el capítulo referido al niño retomaré este asunto, desde el punto de vista de las
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vista de la filosofía del lenguaje.
Para empezar a profundizar, quizás sirva a la reflexión ubicar aquello a lo que hoy
animal son tan abundantes como fascinantes, seres que se asemejan y adoptan la forma, el
color u otros rasgos del ambiente que circundan. Se trata de ejemplos de establecimiento de
‘semejanza sensorial’.
también con la idea de que la facultad mimética en parte ha devenido lenguaje. ¿Pero qué
Quizás otro repaso por la historia permita ahondar en lo que ha intentado transmitir
¿Servirá el ejemplo del dinero, para comprender esta dimensión de las semejanzas no
sensoriales?
Intentaré ilustrar esto con la primera versión del dinero que han creado los hombres:
“El primer dinero conocido de la historia, el dinero de cebada sumerio (…) Apareció en
Sumer hacia 3.000 a.C., en la misma época y el mismo lugar, y en las mismas
estableció una ‘medida universal’ de cierta cantidad de cebada para la que se destinaron
cuencos también normalizados, que se utilizaban “(…) para evaluar e intercambiar todos
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Intercambiando x cantidad de cuencos de cebada se podían obtener x cantidades de
otras cosas: desde el punto de vista del establecimiento de semejanzas, parece haber
primado en los comienzos, la ‘semejanza sensorial’. También es cierto que tal como lo
señala el historiador en este escrito, la cebada tiene un valor intrínseco (muy diferente a los
papeles/billetes que usamos hoy en día), se trataba de algo que facilitaba “creer”, “confiar”,
podríamos preguntarnos qué fue pasando con la semejanza inicial a lo largo de los años: En
una primera mirada desde el siglo XXI, el dinero quizás pueda aparecer como una entidad
en sí misma, que no contiene otra cosa más que lo que es, y en tal caso, si hay semejanza en
lingotes de oro, euros o dólares. Con estos puede ejemplificarse en qué consiste una
‘semejanza no sensorial’.
Aquí lo primero que hay que destacar es el aspecto simbólico y convencional con que
los billetes se presentan hoy en día. Pero lo cierto es que el dinero no nació como mera
convención así como el lenguaje no se constituyó con “meros signos”. Ignoramos en parte
hoy el aspecto conflictivo, y las tensiones que han tenido que ser sorteadas (¡lo cual
continúa!) para el logro de un acuerdo entre el dinero y las cosas, como también entre las
palabras y las cosas. En este sentido, “El gran avance en la historia del dinero se produjo
cuando la gente llegó a confiar en dinero que carecía de valor intrínseco, pero que era más
fácil de almacenar y transportar”. (Ibid, p. 205): Se trata del ‘siclo de plata’ de mediados
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De acuerdo con esta cita, resulta posible aseverar que la semejanza sensorial inicial
subsiste contenida en la esencia del dinero más allá de las modificaciones acontecidas a lo
largo de la historia. Para las gentes de cada época, el dinero vigente ha sido el único
plata una moneda de oro o un dólar. Lo que es importante señalar es que el origen pervive,
y continúa enviando sus señales y mandatos en las formas más “evolucionadas” y actuales,
que simplemente (o engañosamente) se presentan hoy como eternizadas, sin origen y sin
Qué triste y aburrida se vuelve la experiencia, cuando las cosas se presentan así: como
que la escritura.
menos sensorial de estas conexiones). Al mismo tiempo deja ver que no resulta posible
surgimiento y es esto a lo que el autor invita “(…) por más impenetrable que resulte la
en tanto plantea al mismo tiempo una conexión y una separación entre dos planos, en este
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fundamental de dicho concepto.
Y así como desde la teoría psicogenética remitiría a imitación, podría afirmarse que
lingüística
¿No hubiera sido más fácil dedicarse a leer a los lingüistas de la primera mitad del s.
XX?
constituyó en referencia inevitable no sólo para los estudiosos del lenguaje en particular,
sino además para las ciencias humanas en general. Uno de los aspectos distintivos del
aporte Saussuriano fue dejar de lado el problema del origen del lenguaje, y centrarse en el
estudio de la lengua, y por tanto del ‘signo’ junto al modo en que se constituye el ‘código’,
investigador. Con el mismo objetivo, dejó de lado también el estudio de la conexión entre
el signo y la realidad. Del aspecto del signo lingüístico que sí se ocupó es de la relación
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¿Aquí cabe preguntarse si el pensamiento de Benjamin se sitúa más acá o más allá del
aporte de Saussure? Más acá sería si no hubiera conocido o no hubiera captado la esencia
de su aporte, y más allá sería que aún estando consustanciado con sus ideas, simplemente
hacia los confines que llevan tanto a los comienzos del lenguaje como a la relación con la
realidad.
Puede suponerse que la idea benjaminiana de que el lenguaje jamás ofrece meros
signos, parece responder y poner en cuestión un aspecto central del aporte de Saussure.
Desde allí puede decirse que sin dudas no lo conformaban las teorías de la época, y a tal
efecto formuló su crítica explícitamente tanto a lo que denomina ‘teoría burguesa’ como a
la ‘teoría mística’, asunto al que me referiré más adelante, y plantea la pregunta sobre la
onomatopéyica’, que es la que guardaría mejor afinidad con los planteos del
establecimiento de semejanzas.
Pero el punto a aclarar ahora es que Benjamin también concede un lugar a los aspectos
signo lingüístico. Es decir, más allá de que el signo se explique como convencional o bien,
(lograda por la vía de la convención) del significante y significado al interior del signo.
Bien sabido es que Lacan desarticula dicha unidad y elabora su pensamiento sobre la base
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del primado del significante.
Benjamin también cuestiona el concepto de signo, pero nada indica que lo haga para
tomar por el camino del primado del significante, sino para señalar que las palabras no son
‘meros signos’. En lo que sigue iré extrayendo las consecuencias de tal afirmación.
mimético debe concebirse desde al menos dos perspectivas. Una es la que surge del
Al respecto define también a lo mimético como ‘intención fundada’ que sólo puede
manifestarse en algo ajeno, que es precisamente ‘lo semiótico y comunicante del lenguaje’:
“Más bien, todo lo mimético del lenguaje es intención fundada que solamente puede
1933?/2010b, p. 212)
Por lo demás, se trata de conceptos que han de figurar como claves para captar lo que
De esta manera lo que resulta ser central en esta concepción, y máxime teniendo en
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cuenta la aspiración de vincularla más adelante con el concepto de experiencia, es que
allana el camino para una comprensión del lenguaje que para ser tal, como hemos visto, no
sólo no debería omitir el lenguaje y el ser de la naturaleza y de las cosas, sino además, la
esfera de la intencionalidad y de la historia con lo que una vez más, sin dudas, se eleva la
lingüístico-cognitivo-intelectual.
(…) las cosas ya no entran en relación unas con otras de modo directo, como antes sin duda
sucedía, en el espíritu del sacerdote o del vidente, sino en sus esencias, en las sustancias más
Resulta de sumo interés aquí, acceder a la manera en que el propio Benjamin relata
algunos tramos de su propio modo de construir todas estas reflexiones, y para tal efecto
disponemos de las cartas que el autor intercambiaba en estos años. Particularmente, hay una
de la siguiente forma
En el transcurso de sus reflexiones Freud construye –al pasar, tal como muchas veces recoge
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sus pensamientos mayores- una relación entre telepatía y lenguaje donde hace de la primera, como
medio de entendimiento –indicando en su explicación el caso de las colonias de insectos, que sin
Esta correspondencia fechada cinco años antes de la muerte del autor, contiene más
datos relevantes en cuanto al tema del lenguaje, ya que también muestra la manera en que
las ideas vertidas sobre la facultad mimética fueron captadas por Sholem (amigo personal
Se lo había mandado [se refiere al pequeño borrador de Ibiza] a Sholem, que tiene un viejo y
arraigado interés por mis reflexiones sobre teoría del lenguaje y que ha acusado recibo, para mi
(…) el lenguaje vendría a ser el nivel más alto del comportamiento mimético así como el
archivo más perfecto de la semejanza no sensorial: un medio al que las fuerzas anteriores de
producción y percepción mimética se fueron transvasando por completo hasta liquidar las de la
Desde aquí, tal como ha sido expuesto, con la introducción del concepto de ‘facultad
mimética’ se abre el estudio del lenguaje hacia la esfera de lo que hay por fuera de los
aspectos estrictamente vinculados al signo lingüístico, ya que tanto desde la filogenia como
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desde la ontogenia aparecen otros elementos de los que será necesario precisar su
importancia. Dicha facultad intervendría no sólo en lo que pudo haber sido el surgimiento o
Traducibilidad
Otro concepto fundamental en Benjamin para intentar abarcar su teoría del lenguaje es
el de ‘traducibilidad’.
traducibilidad? Siguiendo con la semejanza con el dinero, hay que admitir que es un
El ensayo sobre La tarea del traductor (Benjamin, 1921/2011) es un texto que admite
ser leído por un psicoanalista para hacer el ejercicio de suponerlo una auténtica descripción
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aunque también pertenece a ese campo): en el corazón mismo de su teoría del lenguaje está
la idea de que en la esfera del lenguaje humano, la diversidad de las lenguas o idiomas y
con ellas el plano de lo que podría ser el ‘sentido’ y todo aquello que se podría llegar a
puro’.
lenguas, sino además de los lenguajes, que sólo resultan justamente traducibles en la
medida en que son portadores de una esencia, que contiene la posibilidad de ascender a una
expresividad “(…) en la cual las diversas lenguas concuerdan entre sí, integradas y
una analogía con la imagen de una ‘vasija rota’ que ha de ser recompuesta sobre la base de
(…) que deben adaptarse en los menores detalles, aunque no sea obligada su exactitud, así
también es preferible que la traducción, en vez de identificarse con el sentido del original,
reconstituya hasta en los menores detalles el pensamiento de aquel en su propio idioma, para que
ambos, del mismo modo que los trozos de la vasija, puedan reconocerse como fragmentos de un
que resulta la traducción literal (tanto como la búsqueda del “correcto” lugar y sentido de
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lenguajes, o bien de las lenguas. Esto último se basa en que “(…) mantienen cierta
subyace a lo valioso de las traducciones de las viejas obras literarias, que se apartan del
Bajo esta manera de entender la tarea del traductor lo que cobra mayor relevancia es
aquello que se orienta a “(…) encontrar en la lengua a la que se traduce una actitud que
Soltar las amarras del ‘sentido’ del original es lo que se plasma en el fondo de las
buenas traducciones y en donde reside aquello que linda con el ‘lenguaje puro’, sólo
homologable al ‘lenguaje paradisíaco’ que en Benjamin parece ser por momentos, más que
una especulación, una posibilidad aunque no claramente una certeza. (La posibilidad lo
ninguno de ellos por separado, sin la totalidad de ambos, puede satisfacer recíprocamente
Aún a riesgo de que ya resulte una obviedad señalarlo, lo interesante de esto es que
traducción del lenguaje de las cosas al lenguaje de las palabras del hombre.
33
relevante pensar en dos esferas y no tanto en dos idiomas, así vuelve a cobrar relevancia
histórico, y en el marco clásico del concepto por decirlo de alguna manera, es decir
teniendo en mente dos idiomas: “Se puede apreciar el grado de sentido histórico que una
época posee, viendo cómo hace traducciones e intenta asimilarlas, (…)”. (Nietzsche,
1886/2004, p. 86)
En especial critica las traducciones en tiempos del imperio romano, donde ‘lo actual’
y ‘lo romano’ eliminaba lo antiguo, según señala, al punto incluso de tachar y reemplazar el
puede atribuirse a aquello que ha hecho historia y que en las traducciones alcanza su “(…)
expansión póstuma más vasta y siempre renovada”. (Ibid, p. 20) Esto último se basa en que
trasfondo que permanece ligado a algo intraducible que incita el movimiento de ambos.
Dicho en otros términos y siguiendo la imagen propuesta por Benjamin resultaría posible
afirmar que “hay” vasija, por más que no sepamos “exactamente” como reconstruirla. A su
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Sobre el lenguaje paradisíaco
particularmente habla del ‘lenguaje paradisíaco’, intentaré reunir algunas reflexiones que
¿Es un concepto?, ¿es un modelo que permitiría establecer alguna analogía?, ¿o será la
Como se ve, antes de profundizar en las consecuencias de los conceptos que se fueron
Justamente una de las primeras cosas que nos desorienta al ocuparnos del lenguaje es
sagrados.
‘biblioteca patológica’ a la que destinó un artículo en el que se refiere con gran buen
su idea de “lenguaje fundamental” o divino tiene asignado un lugar. La pregunta que allí se
hace Benjamin es: “¿Cómo ha eludido la locura los controles aduaneros de esta auténtica
Tebas de cien puertas que es la ciudad de los libros?”. (Benjamin, 1928/2010, p.20)
publicaciones, dado lo ‘fecundo’ y ‘legítimo’ del interés por las mismas. La justeza con que
Benjamin trata los temas de dichos libros da cuenta de su agudeza en la captación de las
describe con precisión las muestras del sistema de pensamiento de estas personas enfermas
35
y alienta a seguir tratando de desentrañar su aporte para captar lo que es la locura.
Aunque resulte llamativo en una primera mirada y por más compleja y extraña que
pueda resultar la idea de ‘lenguaje paradisíaco’, que bien podría haber denominado a lo
mostrar que no responde a un desvarío de Benjamin, sino más bien a una muy buena
Cabe preguntarnos aquí si la cita de Nietzsche con la que se inicia éste capítulo nos
aproxima o nos aleja a la perspectiva benjaminiana, o dicho con otras palabras: ¿Dios ha
los hombres, para destacar el estatuto que el autor propone dar a su búsqueda referida al
contexto la Biblia objetivamente como verdad revelada que sirva de base a la reflexión, sino que se
busca indagar lo que resulta del texto bíblico en relación con la naturaleza del lenguaje mismo; (…)
estas reflexiones la siguen en el punto fundamental de que en ellas se presupone que el lenguaje es
una realidad última, sólo analizable en su posterior despliegue, inexplicable y mística. (Benjamin,
1916?/2011, p. 41)
Aún tomando en cuenta las aclaraciones de esta cita persisten algunas preguntas tales
como: ¿De qué manera podría estar contenido en la Biblia un aporte para una teoría del
lenguaje en el siglo XXI de la era cristiana? ¿Por qué ocuparnos hoy de esto? ¿El supuesto
‘lenguaje paradisíaco’ sería algo ubicable en los comienzos del lenguaje, o en el avance de
36
su devenir?
palabra, sino que se habla de insuflación del aliento y barro como material: “(…) a este
hombre no creado por la palabra le es conferido el don del lenguaje (…)”. (Idem)
tres actos, sea/creó/nombró, lo cual difiere de la creación del hombre: “Dios no ha creado al
hombre mediante el verbo y no lo ha nombrado”. (Ibid, p. 42) “Dios reposó cuando hubo
fuerza creadora, y entonces: “La creación de Dios se completa cuando las cosas reciben su
La perspectiva creacionista
Una de las primeras consecuencias de este repaso es que conduce a la pregunta sobre
que la tarea humana de poner los nombres tiene justamente el sello de ser creación propia
trabajada por Lacan: “(…) cuando hablamos del orden simbólico, hay comienzos absolutos,
hay creación”. (Lacan, 1954-55/1990, p. 433) A lo que agrega que “(…) si para nosotros
37
un porvenir es posible, es porque existe esa posibilidad de creación”. (Ibid, p. 434) “Esto
hace que haya primacía del porvenir de creación en el registro simbólico, en tanto que es
Finalmente Lacan agrega: “No les estuve diciendo que yo creía que el lenguaje estuvo
remarcar esta concordancia, que es puntual entre Benjamin y Lacan y que posiblemente
podría hacerse extensiva también a éste “no saber de los orígenes”, y que conduce al
planteo benjaminiano que considera al lenguaje como una ‘realidad última sólo analizable
en su posterior despliegue’. Parecería ser que de haber sabido de los orígenes, Benjamin no
habría recurrido a la Biblia. Por lo demás, en ambos se destaca que si no hubiera creación,
Lacan se ha llegado a referir a “(…) esa cosa que detesto, por las mejores razones: la
como la necesita el ocioso hastiado en el jardín del saber”. (Löwy, 2012, p. 126) Con lo
cual emanan perspectivas muy diferentes aunque ambos postulen planteos creacionistas.
¿Dios ha muerto?
Aún no podríamos aseverar si Dios ha muerto para Benjamin, pero en lo que respecta
al lenguaje humano, está fuera de escena, en tanto le dejó al hombre la tarea de poner los
nombres.
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En tal caso cabe preguntarse si lo que parece estar como trasfondo es cierta
siguiente cita:
En verdad, ante la noticia de que “el viejo Dios ha muerto” nosotros, filósofos y “espíritus
libres”, nos sentimos irradiados por una nueva aurora. Nuestro corazón estalla de agradecimiento,
sorpresa, presentimiento, expectativa, por fin el horizonte vuelve a aparecernos libre, suponiendo
incluso que no sea luminoso, por fin nos es lícito volver a zarpar con nuestros barcos, a zarpar
dispuestos a afrontar todos los riesgos; cualquier osadía del que conoce vuelve a estar permitida,
nuestro mar vuelve a estar abierto, y quizá no haya habido nunca alguno tan “abierto”. (Nietzsche,
1886/2004), p. 190)
modo de muestra de tan sólo una de las posibles aristas que contiene ésta problematización,
se refiere específicamente a que ‘Dios no ha muerto’. Para decirlo brevemente, plantea que
de otra manera, “Dios no ha muerto” por las mismas razones que aún existe el capitalismo.
Habiendo sido hecha esta salvedad, y eludiendo incluso otras que el problema
amerita, sí, puede decirse que parece seguir en consonancia con Nietzsche, particularmente
Siguiendo con el texto Sobre el lenguaje en general y el lenguaje del hombre, lo que
39
Benjamin desarrolla allí, se basa en que el lenguaje ‘paradisíaco’ o ‘adánico’ o ‘puro’ sería
entre las lenguas del hombre, tanto como a la relación entre la palabra y el significado.
Después del pecado original donde ‘los hombres ofendieron la pureza del nombre’, el
conocedor’, luego de la caída con el conocimiento que da la serpiente para saber sobre el
el ‘juicio’, de allí que además del surgimiento de la palabra que nombra aparece la palabra
juzgadora:
El árbol del conocimiento no estaba en el jardín de Dios para las informaciones que hubiera
podido dar sobre el bien y el mal, sino como emblema del juicio sobre la interrogación. Esta
grandiosa ironía es la marca del origen mítico del derecho. (Ibid, p. 48)
(…)”. (Ibid, p. 47) Desde aquí surge la ‘trágica’ separación, es decir, el plano del
40
significante y el del significado.
Con este disfraz verdaderamente alegórico se formula uno de los planteos más
y que intentaré poner en evidencia empleando una pregunta formulada por Benjamin en un
Es decir, después de ‘la caída’, que iguala a todos los hombres en cuanto a tal
condición, pasa a ser una cuestión que contiene un elemento de arrogancia, la de quienes
puedan pretenderse portadores de una palabra superior a la de otros, por decirlo de algún
modo. Claramente también ha de verse este mismo asunto desde el punto de vista de todos
aquellos que de alguna manera “necesitan” creer que entre alguno de sus pares exista
De esta manera se señala un aspecto que Benjamin denomina ‘trágico’ que anida en el
corazón del lenguaje y que se traduce, para bien o para mal, en la experiencia.
Volviendo a la teoría burguesa del lenguaje, Benjamin pone en evidencia que elude
este tipo de preguntas. Si bien él se ha ocupado del estudio del signo lingüístico y también
tal teoría ya que ‘el lenguaje jamás ofrece meros signos’, es decir, hay separación de los
dos planos y hay vinculación, pero el significante no se halla vinculado por “casualidad” al
significado.
recorrido realizado hasta aquí hay al menos tres elementos que resultan solidarios entre sí a
41
la hora de tratar la vinculación entre significante y significado que son, el establecimiento
el acto de nombrar las cosas, es creador. Aquello en lo que se puede “creer”, es decir, que
adviene al mundo del significado (como en el ejemplo del dinero) es aquello que tiene el
sello de haber sido creado por el hombre. Y lo creado por el hombre adviene “en” y “al”
discurrir de la historia.
Resumiendo lo dicho se puede plantear que, por el lado de las cosas hay comunicación
muda de la materia, y por el lado del hombre con el lenguaje nombrador, hay traducción de
que subyace a la posibilidad de conexión y no menos importante que todo esto es que hay
intención, de manera que hay una historia detrás del surgimiento de las palabras y no, una
mera convención.
en tanto consiste en ver algo que todavía no tiene nombre, que una cosa se hace visible
innominado. Es la traducción del lenguaje de las cosas al lenguaje de los hombres”. (Op.
cit., p. 44)
No se puede pasar por alto dicha idea de ‘receptividad’, que no ha sido igual en las
diferentes épocas y que a su vez no es homogénea en las diferentes personas. Arriesgo decir
que la ‘receptividad’ es pasible de recibir algunos sesgos: por poner algunos ejemplos,
una elevada vida espiritual. De allí también, su importancia en lo que hace al concepto de
42
experiencia.
Si bien este asunto es tratado en el capítulo III de esta tesis, simplemente mencionaré
un aspecto hacia el cual converge la teoría del lenguaje no sólo desde el punto de vista del
De la misma manera que párrafos atrás surgía la pregunta por los fundamentos de la
palabra del hombre, otro tanto acontece con el conocimiento en tanto perteneciente al
espirituales “(…) que den a la experiencia gran contenido”. (Benjamin, 1917?/2010, p. 163)
‘referir el conocimiento al lenguaje’, lo cual no puede tener otra interpretación que la que
hombre como en las cosas. Así como el lenguaje no tiene fundamentos ni garantías por
fuera de sí mismo, el conocimiento ha de concebirse bajo los mismos criterios: no hay Dios
Una vez más, advierte sobre aquello que excede el campo cognitivo-intelectual, ya no
43
al lenguaje significa elevarlo a una esfera eminentemente ética y espiritual. El riesgo aquí,
sería caer en algún ‘misticismo vicioso’ respecto del cual Benjamin también advierte
claramente.
(Benjamin, 2011), en cuanto a la ‘teoría mística’ señala que, “(…) la palabra es sin más la
esencia de la cosa. Ello es inexacto, porque la cosa en sí no tiene palabra (…)”. (Ibid, p. 44)
Eludiendo transitar por el estudio que exigiría este tema, simplemente a modo de una
primera aproximación a tal teoría, puede resultar interesante el paralelo que es posible
establecer con los ejemplos que puede obtener cualquiera que converse con niños de menos
ver esto desde la perspectiva de las investigaciones referidas al lenguaje; hay un ejemplo
que Vigotski toma de los estudios de Humboldt que se basa en la siguiente anécdota:
estrellas, se dirigió a ellos con la siguiente pregunta: “Entiendo que con ayuda de aparatos la gente
haya podido medir la distancia entre la Tierra y las estrellas más lejanas y conocer su posición y
movimiento. Pero quisiera saber: ¿cómo supieron sus nombres?”. El siervo suponía que los
nombres de las estrellas podían conocerse solo a partir de ellas mismas. (Op. cit., p. 446)
44
No es el objetivo aquí ampliar la exposición respecto de la teoría mística, que excede
en mucho los ejemplos presentados, sino simplemente resaltar que al igual que la ‘teoría
burguesa’ deja fuera la historia que subyace al surgimiento tanto del nombre como de su
significado. Deja fuera el aspecto creacionista y trágico, es decir deja de lado este aspecto
clave propio del lenguaje nombrador del hombre, acorde al cual nombrará. En esta teoría
teoría del lenguaje. Podríamos agregar aquí, tiene su importancia una vez que las cosas
Lenguaje y sentimientos
tragedia, que tampoco fue publicado por el autor y que habría sido escrito en 1916
mente Benjamin para formular su crítica a lo que denomina teoría burguesa y para que le
Apela al lenguaje en el seno del arte, en este caso a dos formas de expresión que son la
‘Tragedia’ y el ‘Trauerspiel’ para señalar lo que resulta distintivo del uso del lenguaje en
45
Señala que en la Tragedia “(…) la palabra y lo trágico brotan al mismo tiempo, de
Trauerspiel, que es una obra teatral luctuosa a la que Benjamin califica como “(…) sede de
la auténtica concepción de la palabra y del lenguaje en el seno del arte; (…)”, (Ibid, p. 144)
intenta transmitirnos otro aspecto del lenguaje que se relaciona con los sentimientos, ya que
Es una pregunta por demás interesante y fecunda, también desde la perspectiva del
psicoanálisis.
es propio de la “(…) legalidad del lenguaje hablado (…)”. (Ibid, p. 141) De este modo, lo
‘trágico’ es lo que subyace como “(…) única forma propia de interlocución entre los
palabra. Máxime, de aquella ‘palabra pura’, en tanto ‘puro portador de su significado’ que
Si bien los sentimientos se avienen mejor con otras formas de expresión, la palabra
también puede albergar algo de estos cuando deja el ‘puro’ portar su significado. Al
46
respecto plantea la idea de ‘vida sentimental de la palabra’, en la medida en que le es
señala que el lenguaje nombrador es un ‘estadio de paso’, donde la palabra deja de ser un
sonido de la naturaleza para convertirse en ‘sonido puro del sentimiento’: “(…) en esta
palabra el Trauerspiel nos habla. (…) describe el camino desde el sonido natural, pasando
sentimiento puro’, donde lo luctuoso es “(…) tan sólo una nota en la escala de los
surgimiento del ‘significado’ acarrea dos consecuencias: por un lado “(…) la naturaleza
queda paralizada (…)”. (Ibid, p. 143) Y por otro, “(…) representa un mundo nuevo (…) del
estudios del lenguaje conceden una importancia central al mismo asunto. Aborda la
cuestión del ‘significado’ desde el punto de vista de la pregunta sobre ¿qué es? Y cuál es el
47
A su vez, sin emplear el mismo lenguaje que Benjamin, formula desde un
semántica y de la fonética clásicas está en gran medida determinada por esta división entre
absoluto vinculados entre sí. Ambos elementos están reunidos en el signo, pero viven en él
significado Vigotski muestra la diferencia entre las investigaciones que descomponen los
explicar por qué apaga el fuego. Si alguien estudiara separadamente el elemento oxígeno y
por otro lado el elemento hidrógeno: “Con sorpresa descubriría que el mismo hidrógeno
arde, y que el oxígeno mantiene la combustión, y nunca osaría inferir de estas propiedades
considera que “(…) tal unidad puede ser encontrada en el aspecto interno de la palabra, esto
Así, desplazando la atención hacia el lugar evitado por la inmensa mayoría de los
estudiosos y con una osadía comparable a la de Benjamin, Vigostski se lanza al estudio del
‘aspecto interior de la palabra’, tan inexplorado afirma, ‘como la otra cara de la luna’.
48
Resumidamente, permite salir del error de suponer que el estudio del pensamiento
del signo. Y supera la ineficacia de los estudios que conciben tanto la fusión como la
separación absoluta entre pensamiento y habla, ya que si bien tienen raíces genéticas
diferentes, una vez que adviene el ‘significado’, este “Es habla y pensamiento a la vez,
verbal.
A título ilustrativo de lo que significa pensar el lenguaje bajo las características que
han sido expuestas hasta aquí tomaré un ensayo en el que de alguna manera están
plasmados muchos de los conceptos referidos al lenguaje pero desde la perspectiva de los
del lenguaje, es claro que puede tener diferentes matices acorde a la ‘receptividad’
Así como desde el psicoanálisis la teoría del lenguaje está en la base de la captación de
la vida psíquica y su despliegue, podría decirse que Benjamin invita a hacer lo propio con
período entre guerras en el que repasa algunas “ideas” del fascismo y el uso o explotación
49
Se trata de lo que muestra en Teorías del fascismo alemán (Benjamin, 1930/2009),
donde repasa un ideario en el que ‘tienen la palabra los filibusteros de oficio’, donde hay
mirada crítica sobre un escrito titulado Sobre guerra y guerreros publicado en ese mismo
año, que sin dudas forma parte de la “(…) riada de libros que tratan de la guerra que era
cualquier cosa menos experiencia transmitida como siempre lo fue, de boca en boca”.
posición de los autores no sólo respecto de la guerra sino además, respecto de la técnica, la
empezando por el simple hecho de que los autores ‘no llaman a las cosas por su nombre’.
¿A qué llaman Nación estos autores fascistas?: a “(…) una clase dominante (…) que
no debe cuentas a nadie y menos a sí misma, que está entronizada sobre inexpugnables
alturas, que porta el rostro de una esfinge, que promete ser, muy pronto, el único
Señala que estos autores entienden la naturaleza ‘idealmente’, y también deja ver su
posición respecto de los avances del ‘lenguaje de la técnica’ que al igual que el de la
Al respecto afirma: “La técnica predicó así (…) el rostro apocalíptico de la naturaleza
y enmudeció a todos, aunque fuese la fuerza que podría haberle otorgado el lenguaje”.
50
(Ibid, p. 77)
¿Cómo vincular todo esto con el artículo de 1916 sobre el lenguaje, donde se plantea
Benjamin al afirmar que: “En los hechos, la sociedad burguesa, a causa de su naturaleza
económica, no puede hacer otra cosa que aislar a la técnica, tanto como sea posible, de lo
En cuanto a Jünger, que es uno de los autores del artículo, menciona cómo este retoma
la idea de que ‘el alemán era una lengua originaria’ y también que “(…) el lenguaje como
(Ibid, p. 75)
En cuanto a lo primero, conocemos hacia donde derivó el uso de ese saber referido al
lenguaje, y que Benjamin lo está anticipando tres años antes del ascenso de Hitler al poder.
Pero en cuanto a lo segundo, ¿qué puede haber en el lenguaje que a los ojos de un
exponente teórico del fascismo sea algo que le inspire 'desconfianza a la civilización'. El
propio Benjamin insinúa una respuesta al preguntar '¿cómo comparar esa desconfianza con
la de los campesinos?', que proveerán soldados, entiendo yo, cuando se les presenta una
Muestra así, lo conflictivo que puja detrás del discurrir discursivo y resalta que "(...) el
lenguaje es la garantía de todos y de cada uno y no, como se supone sólo la del escribiente".
(Ibid, p. 74)
Hablan de 'heroísmo' aunque uno de los asuntos ignorados por quienes escriben el
artículo, tiene que ver con los alcances del desarrollo de la técnica y con el 'lenguaje de la
51
batalla material'. En este sentido Benjamin plantea que el combate aéreo con bombas de
gas asegura records de exterminio y elimina el fundamento más importante del derecho
internacional referido a la guerra ya que cae la distinción entre población civil y población
en combate.
siglo XXI? ¿Cuánto 'heroísmo' se despliega hoy desde los escritorios y edificios funestos
formula Benjamin en cuanto a quiénes son los que defienden de este modo la guerra, es
nación:
¿De dónde vienen? ¿Y qué saben de la paz? ¿Se han encontrado en tiempos de paz con un niño,
un árbol o un animal como en el campo de batalla con un puesto de vanguardia? Sin esperar su
captación y qué comunidad mágica con las cosas es capaz de tener el ser humano. El
ensayo sobre la guerra que aquí critica, es un fiel reflejo de hasta dónde puede llegar el
Por lo dicho, cabe remarcar la manera en que Benjamin estaba consustanciado con la
necesidad de una crítica a nivel de lo que hoy denominamos “discurso” y a las instancias de
52
entre significante y significado no ha de entenderse en el sentido de que configura un
Hace falta, entre muchas otras cosas, que existan quienes operen en ese sentido, y por
palabra’, ‘magia negra’ o ‘esclavización del lenguaje por la estupidez’, que en el escrito
sobre Karl Kraus (Benjamin, 1931/2010b) se despliegan en un marco que muestra las
imbricaciones entre periodismo y poder, en donde la ‘frase hecha’ ocupa el lugar del
pensar.
A modo de síntesis
Una vez más, respecto del ‘lenguaje paradisíaco’, está claro que el lenguaje de las
palabras del hombre que surge con la ‘caída’, aún siendo creador es ‘superdenominante’,
plano del significante y significado. Pero por sobre todo, está claro que el lenguaje ‘es una
aspecto trágico. Hay posibilidad de traducción entre el lenguaje de las cosas y el del
hombre, o entre el de las diferentes lenguas humanas entre sí. Pero hay que ser actor de
dicha traducción.
Prefiero transitar por el supuesto de que por todo lo dicho en el capítulo, ‘Dios ha
53
muerto’ respecto del concepto de lenguaje en Benjamin y la contracara de todo esto es el
la existencia individual de cada quien sino por sobre todo, en el corazón de la experiencia
colectiva.
Aún con las limitaciones que tiene el lenguaje del hombre, es ‘la garantía de todos’ y
Benjamin cita a Rousseau cuando dice: “El espíritu de las letras procede de las cosas.
Nosotros nos hemos acuñado en estas letras. No somos sus vasallos, sino que ellas son la
Una vez más permite afirmar que lo que procede de las cosas no procede de Dios, ni
En este sentido, ni mera convención ni misticismo, y sí, una tarea que ha de ser acorde
al tiempo histórico.
54
Parte II: Sobre la experiencia del lenguaje en la contribución de Donald Winnicott
Introducción
Escribir acerca del lenguaje según el legado de Winnicott presenta una particularidad:
es una tarea que habría de realizarse en base a una dilucidación que haga explícita una serie
de conceptos que no han sido desarrollados por el autor, ya que escasamente destinó
Sin embargo, aproximarse a su obra y a los rasgos distintivos del ‘uso’ que hacía del
sondear e intentar profundizar la modalidad desde la que ha sido posible que surgieran sus
Este tramo de la tesis parte del supuesto de que existe la posibilidad de inferir la teoría
del lenguaje que subyace a las ideas de Winnicott, por más que simplemente me limitaré a
exponer las líneas principales desde las que habría de partir la investigación de la misma. El
recorte del tema estará basado en el objetivo de extraer principalmente aquello que muestre
respecto.
Para la realización de esta tarea seleccionaré algunos escritos que expondré en dos
apartados diferentes: uno referido al mencionado ‘uso’ del lenguaje en el ámbito clínico y
otro que muestre la conceptualización winnicottiana sobre lenguaje que como se verá sólo
resulta posible en su estrecha vinculación con la teoría del desarrollo emocional que
propone el autor.
55
Simplemente a modo de introducción, e incluso uniendo de antemano o mostrando la
vinculación que han de tener los dos apartados en los que consistirá este desarrollo, citaré a
Winnicott para empezar a enmarcar que: “La comunicación sutil y vitalmente importante
exigencia de remitirnos a los tramos iniciales de la vida psíquica y a “(…) describir los
Entonces será necesario rastrear aquello digno de ubicarse en lo que acontece aún
temprana corre el riesgo de abrir a una mirada que se plasme de manera lineal, evolutiva
por decirlo de algún modo. Sin embargo, lo anterior a la comunicación verbal no consiste
en una fase a ser superada cronológicamente tras acceder a la verbalización, más bien
afirmó: “(…) que pueden recordar los primeros fenómenos y verbalizar (cuando sienten que
convergen, como se verá, con el concepto de experiencia. A su vez, para abordar dicho
ámbito se requiere conectar ya no con el advenimiento del lenguaje y del nombre, sino con
56
Para seguir en continuidad con el apartado referido a Benjamin, en el que se puso de
relieve el aspecto creacionista acorde al cual el hombre crea los nombres, cabría decir que
la propuesta de Winnicott se basa en explorar el concepto de creación del objeto como acto
previo al nombre. En tal caso, el lenguaje verbalizador tendrá su puesto también entre la
diversidad de los objetos creados y como tal, podrá luego ser usado.
“explotación” por ejemplo, que aplicado al lenguaje quedaría ilustrado con el final del
De por sí, ya la sola alusión a la palabra “uso” tiene en la obra de Winnicott una
particular connotación que requiere ser puesta en el punto de partida de esta exposición.
un objeto.
Objeto que, tal como lo pondré a consideración en este caso, es el lenguaje mismo, o
claramente implícita esta posibilidad de pensar el lenguaje como objeto a ser usado. Por lo
demás, tampoco encontré nada que pudiera contradecir dicha idea, sino antes que nada
enriquecerla.
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Independientemente de lo que nos legó en su teorización (en donde se ocupó bastante
poco del lenguaje) si prestamos atención especialmente al tratamiento que daba al lenguaje
a la hora de “tratar” sus casos e, incluso, de teorizar, aparecen indicadores de un ‘uso’ del
Antes de avanzar y tratando de dejar un poco más claro el punto de partida, se impone
diferenciar dos aspectos del problema que cuando se entremezclan se prestan a generar
mucha confusión: entre el conocimiento del lenguaje (la teoría) y el uso del lenguaje.
Acudiré al contenido de una fábula antigua recordada más de una vez por Juan
La araña, muy interesada en la elegante forma de caminar del ciempiés, le pide que le explique
cómo lo hace. Si primero mueve las cincuenta patas de un lado y luego las cincuenta del otro, o si
iba de diez en diez o de cuántas, etc. Sorprendido el ciempiés por la pregunta, se dispuso a
corroborar cómo era que efectivamente lo hacía, y empezó a caminar tratando de dilucidar una
respuesta para la araña. Luego de varios intentos, el resultado fue que quedó ofuscado y además de
no ser capaz de dar una respuesta, también desde ese momento y para siempre, dejó de caminar.
pero a diferencia del ciempiés, ha dejado implícitas unas cuantas pistas también sobre cierto
sin dudas fue elaborándolas para ir más allá de la clásica formulación del concepto de
‘relación de objeto’. De allí también que el prototipo del concepto de “uso” alude al “(…)
uso que el bebé hace de su madre en una experiencia sana con ella”. (Winnicott,
1968b/2009a, p. 279)
En una primera mirada resulta difícil visualizar la posible relación entre el “uso” de la
madre y el “uso” del lenguaje, y esto es lo que a lo largo del capítulo intentaré mostrar.
Winnicott se refiere de esta forma al ‘uso del objeto’: “(…) es una idea compleja y
sofisticada, un logro del crecimiento emocional sano que sólo se alcanza con el tiempo y la
¡Tal vez el “uso” revele o mejor dicho, contenga mucho más conocimiento que
Nos acostumbramos tanto a las palabras a través del uso que les damos, y este uso nos embota
hasta tal punto, que de vez en cuando necesitamos tomarlas una por una y contemplarlas para
de la etimología, sino también la forma en que ahora las estamos usando. (Winnicott, 1968b/2009a,
p. 279)
Para empezar a transitar por esta manera de pensar el lenguaje, es decir, como objeto
que puede ser usado, citaré un escrito referido al tema de la contratransferencia, que no
viene al caso ahora en sí mismo, sino justamente porque contiene una muestra de lo que
59
Creo que a la palabra “contratransferencia” ahora debería restituírsele su uso original.
Podemos utilizar las palabras como gustemos, sobre todo tratándose de palabras artificiales como lo
es ésta. Naturalmente, una palabra como “self” sabe más que nosotros; nos usa y puede
de los textos técnicos me lleva a pensar que está en peligro de perder su identidad. (Winnicott,
1960a/2002, p. 207)
¡Como si fuera poco con la idea de uso del lenguaje, con esta cita se introduce,
Hay entonces palabras que ‘saben’, palabras ‘artificiales’, palabras que ‘podemos
esclavizar’, palabras ‘en peligro de perder su identidad’ y en fin, que nos “usan” y que
podemos “usar”.
Estas reflexiones nos reconducen más allá de la elaboración de los conceptos, nos
exposición de uno de los casos en los que intervino Winnicott cabe señalar que:
He comprobado (sin pretender ser original) que debemos partir de la base de que nada de lo
que ha sido registrado –al menos desde el nacimiento, y probablemente desde algo antes- se pierde.
(…) (y hay mucho para decir sobre la forma en que las cosas, o sucesos, o sensaciones, sólo pueden
Teniendo en cuenta que buena parte del quehacer del analista se basa en que ‘nada de
60
lo que ha sido registrado’ se pierde, lo que resulta crucial es descubrir la manera en que
dichos registros obtienen posteriormente, llegado el caso, expresión. Una de las vías
si se trata de abordar la problemática que se presenta en los niños, tal como los dos casos
Caso I: Iiro
Finlandia, lugar al que fue invitado para describir un caso ante un grupo heterogéneo de
Winnicott se presenta sin un caso suyo, podría decirse sin libreto y con la disposición
a que en el intercambio con los profesionales surgiera algo que no fuera únicamente
producto de su ingenio sino por sobre todo que atendiera a las posibles necesidades y
Dadas así las cosas se dispone a exponer un caso perteneciente a la población atendida
Se trata de una única entrevista (de algún modo subdividida en dos ya que luego de la
del niño, la madre se interesó en presentarse a hablar con Winnicott), que tiene la
particularidad de que el idioma del niño era el finés, ignorado por Winnicott, quien de todas
formas se lanza a las posibilidades de una comunicación que desafía los límites del lenguaje
de las palabras.
61
De todas formas contaban con una intérprete aunque “(…) tanto Iiro como yo, la
el caso de la entrevista con la madre: “Una vez más puede decirse que la traducción fue
rápidamente olvidada por ambos. Yo, personalmente, no recuerdo la traducción, y sentí que
consiste en que cada uno por turnos realiza un garabato en un papel y el otro completa la
Excede los límites de este trabajo exponer la totalidad del caso, simplemente me
Dije: “Cierro los ojos y hago así en el papel, y tú lo conviertes en algo; luego te toca a ti,
“Hice un garabato que resultó ser del tipo cerrado. Rápidamente dijo: “Es la pata de un pato”.
(Ibid, p. 20)
Luego de ofrecer la imagen del primero entre los 18 garabatos que realizaron, en
cuanto al ahora “pata de un pato” Winnicott comenta: “Esto me tomó por sorpresa y se hizo
Winnicott señala lo que ‘hubiera sido una torpeza’: “Nótese que no le expliqué que
El caso es que Iiro estaba en la sala de ortopedia de una manera que distaba de ser
62
circunstancial, ya que estaba en tratamiento permanente sometido a cirugías a partir de una
sindactilia congénita (no se habían formado los dedos ni en sus pies, ni en sus manos) que
diálogo verdaderamente profundo. El niño consigue plasmar una comunicación referida por
retoma el caso de Iiro y se refiere al dato que llamaba la atención del cirujano en tanto el
niño era un paciente que ‘colaboraba demasiado bien’ ante las reiteradas intervenciones.
Winnicott se refiere al juego de los garabatos que mantuvo con el niño y afirma:
El interés de este caso radica en que, en un nivel más profundo, el niño estaba comunicando
una cosa distinta de ser normal para tocar la flauta. Si bien indicaba que tenía sentido que la cirugía
hiciese todo lo posible (por más que ignoraba, desde luego, el tremendo sentimiento de culpa de su
madre), lo que necesitaba era esto: ante todo, debía estar seguro de ser querido tal como lo era
La figura del pato se repite y permite comunicar el ‘gran amor’ que el niño sentía por
querido como era cuando había nacido’ y la posterior figura que ofrece de una anguila, la
63
elabora del material ofrecido por el niño, que por un lado da cuenta de sus recursos para
efectuar tales “lecturas” y, por otro, del temple acorde al cual no interfiere en la
Recién llegados al garabato Nro. 11 con el que el niño ‘se sorprendió a sí mismo’ en
tanto que tenía el aspecto de una ‘mano deformada’ y del que aclaró “Lo hice sin pensar”,
(Winnicott, 1993, p. 27), aparecen las condiciones para otra forma de comunicación más
ligada a la verbalización. Con el garabato Nro. 12 considera sus manos y habla de las
cirugías, sobre lo que Winnicott afirma: “(…) no estoy seguro de que hubiera hablado antes
El juego de los garabatos, como Winnicott lo llama, ofició de alguna manera como
marco e invitación a ser usado como el niño sintiera que le fuera posible hacerlo. La
posición confiable y no intrusiva desde la que Winnicott jugaba hizo posible que en el
aliviar las tensiones que rodeaban el sentir no sólo del niño, sino también de la madre y de
los profesionales.
Lo que acontece se despliega en el marco del juego de garabatos. Juego que abre a la
posibilidad de una comunicación en tanto haya otro confiable con quien estar jugándolo.
En dicho marco, el dibujo tiene tanta importancia como la verbalización y es claro que
64
La necesidad de expresión del niño, Iiro en este caso, excede el ámbito de lo que éste
por sí mismo gracias a este cuidado. El proceso es muy diferente del que hubiese resultado
de un apurarse o abalanzarse con una interpretación sobre el primer garabato, por más
En este caso Winnicott se refiere al contenido de dos entrevistas que mantuvo con el
niño. La primera fue riquísima: “(…) trabajamos duro y pude brindarle ayuda sobre la base
1965/2009c, p. 48)
Lo interesante del caso es que justamente en ese “no pasar nada” residía también un
términos:
Dejé que transcurriera la hora completa, y todo lo que dije fue esto: “No sé qué es lo que anda
pasando, pero lo que sí sé es que tienes razón en controlarme. La última vez me ayudaste a
65
Esa misma noche, el niño le hace saber a la madre ‘que un hombre había tratado de
Para dar curso a la expresividad, tal como Winnicott entiende su quehacer, lo que
resulta crucial es el ‘encuadre profesional’. Una vez ofrecido dicho marco: “Cualquier cosa
comunicación: “(…) el niño se comunicó haciendo que no pasara nada, y yo acepté dicha
comunicación”. (Idem)
Volviendo una vez más a la reflexión sobre el lenguaje, es una constante la referencia
y el dibujo, sino además, todo aquello que suceda, incluyendo el hecho de que “no pasara
nada”.
En otra oportunidad, refiriéndose a otro caso afirmó: “Lo que sucedió en la sesión fue
312) Es decir, una vez más aparece una muestra de lo que significa tratar con lo que
En cuanto al juego cabría decir que se ubica en un lugar privilegiado entre las
modalidades que asume la comunicación tanto con niños como con pacientes adultos. Lo
66
conversación. Igualmente cabe decir que por sobre todo en la comunicación con niños, y a
a ver la manipulación por el niño de los pequeños juguetes, y otros juegos especiales y
circunscriptos, como vislumbres del mundo interior del niño (…)”. (Winnicott,
1962c/2002, p. 227)
Por último, un tercer caso para pensar el ‘uso’ del lenguaje” en la clínica ejercida por
Winnicott, en el que aparece resaltada una vez más la importancia de que el analista se
caso alcanza el ‘no emitir sonido’ alguno: “Mi recompensa por abstenerme de efectuarlas
llega cuando las hace el propio paciente (…)”. (Winnicott, 1988, p. 83)
Antes de avanzar cabría aclarar que el silencio del analista no consiste en una
modalidad estándar, por decirlo de algún modo, ya que dicha actitud depende del
diagnóstico del paciente en cuestión. Lo que es válido para un caso como el que detallaré a
vez, sí, de una extensa verbalización de parte de la paciente, lo cual resulta posible en la
67
En el juego, y sólo en él, pueden el niño o el adulto crear y usar toda la personalidad, y el
individuo descubre su persona sólo cuando se muestra creador. (A ello se agrega el hecho de que
Lo que cobra interés en cuanto a lo dicho es que el tipo de comunicación propia del
jugar, aún empleando palabras, forma parte de una experiencia y como tal no tiene su
persona a quien pretendemos ayudar necesita una nueva experiencia (…) Dicha experiencia
corresponde a un estado no intencional (…)”. (Ibid, p. 81) Tal estado es el que corresponde
verbalización del paciente adulto, se da en términos de asociación libre. Pero para que
El caso con el que Winnicott ejemplifica es el de una mujer a la que veía una vez por
68
Mi descripción equivale a un ruego a todos los terapeutas, de que permitan que el paciente
exhiba su capacidad de jugar, es decir, de mostrarse creador, en el trabajo analítico. Esa creatividad
puede ser robada con suma facilidad por el terapeuta que sabe demasiado. Por supuesto, en realidad
no importa cuánto sabe este, siempre que pueda ocultar sus conocimientos o abstenerse de
como también su deambular dentro del consultorio. Luego de casi dos horas, se produce un
cambio clínico: “Por primera vez en la sesión la paciente parecía estar en la habitación
conmigo”. (Ibid, 86) Aquí se refiere a cuando la paciente dice: “Me alegro de que supiese
interesa destacar el uso del lenguaje y su estrecha vinculación con la actitud profesional que
Winnicott efectúa una interpretación luego de las primeras dos horas, que tiene el
interés de señalar el otro aspecto del uso de la sesión que efectuaba esta paciente, que tiene
que ver con la ‘necesidad de que se le devolviera reflejado’ lo que decía, pero no de manera
inmediata, sino con la acción de un ‘factor tiempo de por medio’. Tal interpretación fue la
siguiente:
Ocurren muchas cosas, y todas se marchitan. Son la infinidad de muertes de que ha muerto.
Pero si hay alguien que pueda devolver lo que ha sucedido, entonces los detalles enfocados de este
En nota al pie, refiriéndose a esta misma interpretación agrega:
O sea, que el sentimiento de la persona llega sobre la base de un estado no integrado, pero que
alguien que sea digno de confianza, que la justifique y haga frente a la dependencia. (Idem)
En otro tramo de la sesión se produce un diálogo a partir de que la paciente dice: “¡A
cada rato le impido hablar!”. “Ahora quiere que hable -le dije- pero teme que pueda decir
algo bueno”. “Está en mi cerebro -respondió- ¡No me haga sentir deseos de SER!”. (Ibid, p.
88)
‘deseos de ser’, la paciente está citando de memoria parte de un poema de Gerard Hopkins.
(…) de cómo ha vivido de poema en poema (como de cigarrillo en cigarrillo, cuando se fuma
en cadena), pero sin entender su significado, o sin sentirlo como ahora sentía el de ese. (Sus citas
Hasta aquí la breve descripción de esta sesión que culmina con una formulación de un
aspecto central del procedimiento terapéutico que consiste en “(...) ofrecer oportunidades
para la experiencia informe y para los impulsos creadores, motores y sensoriales, que
constituyen la materia del juego. Y sobre la base de este se construye toda la existencia
70
experiencial del hombre”. (Ibid, p. 91)
Tal como ha quedado expuesto, el rasgo esencial del abordaje de los tres casos
descriptos consiste en ofrecer un marco que tenga apertura para lo ‘informe e inconexo’ y
que genere un estar a solas, pero con alguien que esté disponible para reflejar, llegado el
Como se ve, el “uso del lenguaje” de que sea capaz el terapeuta tendrá estricta
correspondencia con las posibilidades que se abren o bien se obturan, para el paciente
también. El aspecto lúdico-creador que subyace a un posible uso del lenguaje es el único
que conduce a una experiencia creadora. Si está en juego dicho aspecto creador, poco
De allí la importancia de una distinción que fue mencionada al pasar y que retomaré
Además de la enorme riqueza que contienen los diferentes casos que ha expuesto, a la
71
hora de inferir la conceptualización del lenguaje que tenía Winnicott, se impone dar
continuidad a este desarrollo explorando los escritos en los que en reiteradas oportunidades
Propone una teoría de la comunicación que, como se verá, de inmediato nos sumerge en
su teoría del desarrollo emocional temprano y tiene la riqueza de lo que significa explorar
comunicación que es ‘innecesario que sea explícita’ y otra, que es ‘explícita o bien muda’.
(Ibid. p. 239)
explícita’, se trata de aquella que se efectúa con el ‘objeto subjetivo’. La segunda, se refiere
al ‘objeto objetivo”.
Me detendré en este punto ya que resulta imposible avanzar sin hacer explícito de qué
Provisoriamente resulta oportuno empezar a pensar todos estos asuntos desde aquello
que incluye pero, por sobre todo excede y antecede el ámbito de la ‘percepción’ del objeto.
Justamente las primeras descripciones a las que pasaré a referirme en el siguiente apartado
transcurren en las fases previas a que tenga sentido hablar de ‘percepción’ e invitan en tal
72
El concepto de ‘objeto subjetivo’ y ‘creatividad primaria’
contenido del capítulo III referido a los aspectos intelectuales, en tanto se abordan allí otros
El punto de partida del aporte de Winnicott coincide con las ideas freudianas referidas
necesidad tanto de ampliar como de profundizar su punto de vista, no sólo considerando los
procesos que se despliegan en el bebé, sino además, en el papel que jugará la provisión
ambiental correspondiente.
un capricho de decirlo a su manera o tiene alguna consecuencia que sería necesario extraer?
Teniendo en cuenta que en Winnicott son muy frecuentes los reparos y recaudos que
toma para evitar proponer nombres nuevos, intentaré exponer por qué tiene sentido esta
nueva denominación.
Comenzaré por una cita de M. Milner que Winnicott introduce en uno de los capítulos
del libro Realidad y juego, en donde esta autora señala un momento de ‘fusión prelógica
73
de sujeto y objeto’.
Los momentos en que el poeta primitivo que hay en cada uno de nosotros nos creó el mundo
exterior, al encontrar lo familiar en lo desconocido, son quizás olvidados por la mayoría de las
personas, o bien se los guarda en algún lugar secreto del recuerdo, porque se parecen demasiado a
visitas de los dioses como para mezclarlos al pensamiento cotidiano. (Winnicott, 1988, p. 62)
exterior!
entre dos. Es claro que estas afirmaciones contienen una paradoja, que es un recurso al que
más de una vez apela este autor para dejar sentada una posibilidad de comprensión de un
asunto por demás complejo. Una forma de avanzar consiste en deslindar el punto de vista
desde el cual se observa la cuestión: desde el punto de vista del psiquismo del bebé hay
exterioridad. Desde el punto de vista del observador hay dos, madre e hijo, y sin embargo
74
En tal caso, si hubiera que encontrar palabras más precisas al respecto, habría que
el cual la madre, con sus quehaceres de cuidado del infante, garantiza que prevalezca la
confianza.
“Pero el sostén confiable de un bebé es algo que necesita ser comunicado, y esto
depende de las experiencias del bebé. En este caso la psicología implica comunicación en
1969b/2009a, p. 310)
Desde allí, lo que Winnicott acentúa es, por un lado, un aspecto activo por parte del
bebé humano en términos de posibilidad de “crear” el objeto (alucinar el pecho) pero, por
identificarse con su bebé: de ello depende que consiga ‘hacer real lo que el bebé está
presto a crear’. Es decir, parecería querer ir más allá de acentuar la recarga de la huella
mnémica (algo que pone en juego el aspecto personal del bebé solamente, sin señalar la
satisfacción alucinatoria del deseo (por más que la contemple), sino en la de “crear” el
más allá del reconocimiento de la falta de adecuación sujeto-objeto, y siendo ésta el punto
sin más, daría lo mismo que en estos tramos de la vida emocional temprana se hiciera
75
cualquier cosa. Sin embargo lo que Winnicott demuestra es la amplia gama de matices que
se abre entre las peores y las mejores experiencias de comienzo, por más que ninguna sea
objeto debe ser descubierto. Esto es una paradoja, y hay que aceptarla como tal, sin intentar
Lo creado-alucinado, si bien proviene del ‘gesto espontáneo’ del bebé, es algo que ha
de ponerse en correspondencia con lo que alguien ha tenido que poner allí y en esto
acontece en torno a él. También resulta más evidente ahora entender por qué se refiere aquí
quehacer de la madre.
referencia al lugar de Dios, (o tal vez, mejor dicho, a su no-lugar aquí): “(…) todos los
descansan” (Winnicott, 1970/1994, p. 60) y en donde especifica que no se trata del ‘pedid y
os será dado’, es decir, del milagro, y en el que además habría alguien que sabría qué cosa
pedir. En cambio más se aviene a la idea de “Tended la mano y estará allí, para que lo
planteo ‘creacionista’, en el sentido señalado en la primera parte del capítulo, en tanto que
de estas experiencias creadoras de comienzo no participa Dios sino el gesto creador del
76
niño y el quehacer adaptativo de la madre. Lo que cuenta es que todo ello estará
omnipotentes, y llegar gradualmente a reconocer el elemento ilusorio, el hecho de que está jugando
e imaginando. Aquí está la base del símbolo, que al principio es la espontaneidad o alucinación del
190)
¿Qué tiene que ver todo esto con el lenguaje? Posiblemente, nada. Si por lenguaje
entendemos verbalización. Acá podemos empezar a vislumbrar por qué Winnicott prefiere
que se circunscribe el lenguaje de las palabras. Sin embargo, de estos procesos tempranos
77
Una vez más en el comentario sobre un libro de Marion Milner aparece una reflexión
que haya ‘salud’, “(…) puede y debe haber (tal es lo que da a entender la autora) un lugar
(Idem)
sólo del infante, sino además del niño y del adulto. El libro de Milner hace particular
1967a/1988, p. 149)
como la interioridad concomitante. De allí que entre las primeras de ‘las cosas vistas’
figura el ‘rostro de la madre’ que en tanto pueda cumplir el papel de ‘espejo’ que
Winnicott le asigna: en ese “ver” su rostro y lo que este le devuelve, el infante empezará a
78
captarse a sí mismo.
que significa la doble tarea de, por un lado, ‘poner el mundo afuera’ y por otro, lograr la
hacia la ‘objetividad’. Lo paradójico es que la ‘ilusión’ queda ubicada como “(…) base
primaria’, sino que se despliega en torno a ella. Y objetividad que se circunscribe al logro
el bebé cree y re-cree el objeto una y otra vez, es decir, mientras que la madre haga real ‘lo
que el bebé esté presto a crear’. El objeto allí es subjetivo y se encuentra bajo lo que
Con el tiempo, tras sucesivas experiencias como la mencionada, quedarán sentadas las
bases como para iniciar el pasaje hacia el ‘principio de realidad’ y el consiguiente trato con
Como muestra del inicio de tal pasaje en el que el bebé comienza a dejar de ser uno
con la madre, se verifica el empleo del ‘objeto transicional’: el que en tanto representante
del pecho se constituye no sólo en la ‘primera posesión no-yo’, sino además en “(…) la
79
primera utilización de un símbolo (…)”. (Winnicott, 1967b/1988, p. 130)
Dicho ‘objeto transicional’ no está dentro del dominio mágico, pero tampoco está
“En la época en que las madres pasan a ser percibidas objetivamente, sus infantes ya
tienen el dominio de diversas técnicas para la comunicación indirecta, entre las cuales la
En lo que sigue haré una breve referencia al papel que cumple la inteligencia naciente
con relación a los logros mencionados. Si bien los aspectos intelectuales están abordados en
el capítulo III de esta tesis, me interesa señalar aquí que la ‘función de cotejo’ se presta
de Benjamin.
Entre las funciones del intelecto Winnicott ubica la del ‘cotejo’. No encontré
desarrollado este concepto, pero lo poco que llegó a plantear al respecto en la conferencia
interés de señalar un punto desde el que emana no sólo el ‘pensar’, en continuidad con la
‘imaginación creadora’, sino también el contenido de los sueños y el jugar. Por lo dicho, es
una vía para seguir pensando el lenguaje en el sentido de comunicación que puede tener
80
Según lo que dicta el diccionario, ‘cotejar’ se basa en el examen y comparación de dos
cosas y apunta a apreciar sus semejanzas y diferencias. De allí que el ‘cotejo’, en el tema
resultaría posible el pensar. Lo interesante del planteo de Winnicott es que amplía la mirada
específicamente.
temprana, más bien se actualiza y se prolonga en todo aquello que tenga el sello de la
la par de los logros propios del establecimiento de ‘cotejos’. No hallé ninguna formulación
al respecto, pero dada su vinculación con los sueños y el jugar, considero que merece ser
evaluada la posibilidad de que tales ‘cotejos’ sean lo que está en la base del despliegue
Lo que Winnicott enfatiza es la forma en que esta función de cotejo ‘se desarrolla con
vida propia’, más allá de los aspectos intelectuales, diría yo. Agrega que “(...) enriquecida
por los recuerdos, se traslada a la imaginación creadora, el sueño y el juego (…)”. (Ibid, p.
189)
Por lo expuesto, se trata de una función desde la que podría lograrse una mejor
comprensión de los procesos que subyacen a las comunicaciones que ofrecen los pacientes
81
toda manifestación del ‘gesto’, desde las fases más tempranas hasta la adultez, y tiene que
ver con la importancia de ser correspondido. Como fue señalado en la descripción de los
casos, habría que establecer una diferenciación entre la mera expresión y la expresión que
adviene comunicación, en tanto haya otro dispuesto a reflejar, o a hacer real, o a contribuir
acontece en el marco del proceso de ‘ilusión’, que desde el punto de vista del bebé es
interioridad y la exterioridad.
El comienzo de la ‘desilusión’ se conforma por el lado del bebé gracias a los logros
De ser así, dentro de lo que Winnicott denomina ‘repudio del objeto’ cumplirá su
82
‘repudiado por ser no-yo’, es decir, por comenzar a percatarse de que existe por fuera del
‘dominio mágico’.
El repudio del objeto forma parte esencial del proceso de crearlo. Dicho de otra
fallar y que como tal se parece demasiado a la magia, y no se vuelve apta para acompañar
los procesos que se están desplegando en el bebé, que justamente son los que tienden a la
enfatizado en la obra de Winnicott. Por el contrario, es una constante señalar el otro tipo de
falla que es el que no se produce por exceso sino más bien por defecto, por decirlo de
alguna manera. Sería el caso de los estados propios de una falla por separación madre-niño
destrucción son las claves, además, para comprender en esta teoría las raíces de la agresión,
pero en el tema que me ocupa lo que cabe decir es que de esta manera se crea la
exterioridad que tiene como base la supervivencia de un objeto que se comporta de cierta
forma inmune a las proyecciones e impulsos que provienen del psiquismo del bebé, es
83
decir, aparece por fin, fuera del ‘dominio mágico’.
reacción al encuentro con el principio de realidad, en tanto que aquí el impulso destructivo es el que
conceptualización o a una metáfora, más bien describe lo que ha de ser una experiencia del
infante:
(…) la propia del erotismo muscular, del movimiento y de las fuerzas irresistibles que chocan
con objetos firmes, esta agresión, decimos, y las ideas ligadas a ella, se prestan al proceso de ubicar
al objeto, a ubicarlo como separado del self, y en esa medida el self comienza a emerger como
Como se ve, buena parte de estas reflexiones se asientan en el punto de partida que
quedó enunciado como ‘dificultad humana primaria’, más precisamente en delimitar las
84
Es en virtud de dicha dificultad humana que ha de nacer el lenguaje. Primero ha de
adelante lo que fue configurado en ese punto habrá de ser nombrado. El nombre como un
paso más en la sofisticación del registro de dicho punto. La verbalización como logro
interferir en tanto historia previa entre el psiquismo del bebé y el objeto que comenzará a
estar nombrado.
Me detendré en este punto para señalar una distinción, entre lo propio de los que
permanecen en el ámbito de sus creaciones y los que verbalizan. Transcribiré una extensa
experiencias auditivas, visuales o sensibles de otra índole, así como en los recuerdos y en la
imaginación creadora de tipo alucinatorio, y tal vez no se procuren palabras. No está en cuestión
aquí que unos sean normales y los otros anormales. Pueden producirse desentendimientos en el
debate a raíz de que una persona que habla pertenece a la clase pensante y verbalizante, en tanto
otra pertenece a la clase que alucina en el campo visual o auditivo en vez de expresar su self con
palabras. De algún modo, las personas de palabras tienden a sostener que ellas son las cuerdas, en
tanto que las que ven visiones no saben cómo defender su posición cuando se las acusa de
dementes. Los argumentos lógicos les pertenecen, en realidad, a los verbalizadores, mientras que el
(Winnicott, 1965d/2009a, p.190)
Además de la profundidad y agudeza que contiene esta distinción, que habla por sí
sola, me interesa señalar un aspecto esencial que no hace al contenido sino a la posición
que invita a comprenderlo más que a juzgarlo y en su defecto quizás estar en mejores
condiciones de poder pensar qué hacer de acuerdo a cuál sea el tipo de persona con la que
tratemos.
lenguaje verbalizador.
es ‘por siempre silencioso’ y que es el ‘self verdadero’. Además, “(…) este núcleo nunca
se comunica con el mundo de los objetos percibidos (…) cada individuo es un ser aislado
(Winnicott, 1963b/2002, p. 245) Sin embargo, es desde dicho núcleo que ‘surge la
86
Sobre las tres líneas de comunicación
contiene los matices de las diferentes capas de lo vivido antes de la verbalización. De allí
que, según lo afirma en el escrito recién citado, existirán, con el tiempo y si todo va bien,
tres líneas de comunicación: una ‘directa’ pero paradojalmente ‘por siempre silenciosa’
(self), otra ‘explícita, indirecta y agradable’ entre las que se cuenta el lenguaje y una
Volviendo a la argumentación inicial en torno al lenguaje como objeto a ser usado, por
ser nombrado, sino además y por sobre todo, usado, tanto como el nombre mismo. El ‘uso’
omnipotente. Es cierto que el infante no inventará los nombres, los recibe y tendrá que
descubrirlos y apropiarse progresivamente de ellos. Pero en ese apropiarse, por más que el
lenguaje le antecede y proviene del mundo externo, ha de verificarse un acto creador, del
mismo modo que aconteció con el pecho/madre y que acontecerá respecto de todo punto de
87
Así el lenguaje, al igual que todo lo creado, queda abierto a la posibilidad de un ‘uso’,
que por todo lo dicho, puede ser lúdico, y si lo es, pone en el horizonte una apertura hacia
Tal vez un corolario de todo lo dicho sea que: Lo que no es lúdico en el uso del
lenguaje tiene enorme posibilidades de estar al servicio de algo de lo que bueno sería estar
precavidos.
intención posible para el caso en que no resulte factible sostener el tono lúdico: “Quien
escribe sobre la naturaleza humana necesita algo que lo impulse constantemente hacia un
lenguaje simple y lo aparte de la jerga del psicólogo, por valiosa que esta pueda ser en las
Si el uso del lenguaje excede lo lúdico, es preferible entonces que sea simple. Con esto
tal vez esté alertando así sobre aquello que oscurece, obstaculiza y termina siendo funcional
88
Capítulo II: Sobre el niño y la experiencia infantil
El camino recto
De Km en km
de año en año
89
Parte I: El niño en la obra de Walter Benjamin
Introducción
que surge del legado de Benjamin y, por otro, establecer las posibles vinculaciones entre
dicha visión y la crítica de la cultura, junto a la relevancia que cobra allí el concepto de
diferentes escritos, el eje articulador será el tema de la relación entre generaciones, dado
que es un asunto que figuró entre las preocupaciones de Benjamin y permite contextualizar
y captar diferentes tópicos tales como el juego, los juguetes y la educación, por ejemplo,
vistos a la luz del modo en que cada generación prepara las condiciones de existencia en
base a las que albergará a las generaciones venideras. También expondré las posibles
los jóvenes, Escritos (Benjamin, 1989) es la que proveerá buena parte del material que dará
contenido a este recorrido, junto a algunos otros escritos que citaré oportunamente.
histórico en el cual se plasmarán sus primeras experiencias, respecto a las cuales Benjamin,
sin ser psicólogo, ni psicoanalista, logró señalar con mucha agudeza la relevancia que
tienen en tanto subjetivantes, que es a lo que apuntará el contenido del presente capítulo y
90
de lo cual es apenas una muestra la siguiente cita:
(…) antes que en los transportes del amor, entramos en la existencia y el ritmo a menudo
hostil y no compenetrado de otro ser humano; lo experimentamos tempranamente con los ritmos
primitivos, (…) son precisamente esos ritmos lo que desde más temprano nos permite captarnos a
Hay una tribu africana en la que toda vez que se aproxime el nacimiento de un niño,
acontece que las mujeres se retiran a un lugar apartado para crear entre todas una canción
especialmente destinada a ese futuro bebé, la cual le será cantada al nacer y en cada
‘correspondencia mágica’ que las mujeres le ofrecen al niño para establecer con su
canción. Pero tan interesante como esto es tratar de encontrar algo que acontezca en el
marco de la sociedad capitalista actual que resulte comparable con el ejemplo dado.
Y efectivamente para los niños por nacer, existe también en nuestro medio una
reunión de mujeres con un tinte muy “actual”, que tiene la característica de ser un evento al
que acuden provistas de objetos de consumo que, con la forma de regalos, se entregan a la
futura parturienta augurando una feliz bienvenida al bebé. Dicho evento, si se busca
información en internet, cuenta con las sugerencias y auspicios de alguna marca comercial
91
Quizás entre tales objetos aparezca algún sonajero, el que tal vez también le sea
ofrecido al bebé bajo el fundamento teórico que ofrece un estudioso del tema citado por
Benjamin (sin mencionar su nombre), que afirma: “Por regla general, el oído es el primero
Es decir, a los bebés se los suele esperar, entre otras cosas, con mercancías y con
saberes.
Siguiendo con el sonajero, Benjamin contrapone a lo dicho que: “Desde los tiempos
más remotos el sonajero o matraca ha sido un instrumento para ahuyentar a los malos
Con esta última cita nos introducimos también al punto de vista crítico de Benjamin
respecto de los “saberes” impulsados por los estudios que desde finales del siglo XIX
El niño no es un Robinson
(…) el mundo de la percepción del niño muestra por todas partes las huellas de la
generación anterior y se enfrenta con ellas, lo mismo ocurre con sus juegos. Es imposible
confinarlos a una esfera de fantasía, al país feérico de una infancia o arte puros. (Benjamin,
1928b/1989, p. 90)
El título de este apartado proviene de una cita de Benjamin que resulta muy apropiada
para dar inicio a todas estas reflexiones, ya que permite enfatizar que el concepto de niño
92
ha de partir de una contextualización socio-cultural e histórica, en tanto es un asunto que no
puede eludir una primera y fundamental constatación que desde el vamos elimina toda
posibilidad de plantear una visión generalizada y abstracta “del” niño, ya que “(…) el niño
no es un Robinson; los niños no constituyen una comunidad aislada, sino que son parte del
que conforma todo aquello con lo que cada generación recibe a las siguientes, y por otro a
resaltar el punto de vista infantil al respecto. Es decir, ¿qué representan para el niño las
experiencias, las percepciones y las vivencias que emanan del vivir y de las condiciones de
Tanto los juegos como los juguetes dan cuenta de un entrecruce con el mundo de los
adultos, tanto con sus miserias como con sus aciertos. Desde allí resulta ilustrativo
incursionar por el mundo de los objetos que los adultos históricamente han ofrecido a los
Karl Gröber, Juguetes infantiles de tiempos remotos, de 1928, donde se expone la historia
del juguete. Benjamin resalta no sólo la esfera del punto de vista del adulto que ofrece o
que fabrica los mismos, en cuyo trasfondo reside una visión del niño que es interesante
develar, sino que además analiza la impronta que dejan los procesos de producción de los
mismos, desde los más artesanales a los eminentemente industrializados, propios de los
93
siglos XIX y XX.
volviéndose cada vez más extraño, tanto para los niños como para los padres”. (Benjamin,
1928b/1989, p. 87)
materiales y técnicas industrializadas hay que sumarle hoy la impronta de los objetos y
absolutamente desconocido para las generaciones anteriores. No olvidemos que los niños
de hoy coexisten con miembros de otras generaciones que nacieron incluso antes de que se
invente la TV.
¿Qué lugar queda hoy para que los abuelos y bisabuelos relaten historias a sus
En cuanto al empleo de “juegos” tecno por parte de los niños más pequeños, son
mayores los riesgos en el sentido de quedar capturados en una “pseudo interacción”, tanto
¿no es asombroso que actualmente exista una enorme cantidad de niños que hablan en
“neutro”?
¿Cómo es posible que la lengua materna pierda importancia de esta manera? ¿Cuáles
94
La idea de ‘emancipación del juguete’ tiene plena vigencia y es de una enorme
fecundidad, ya que invita a abrir una profunda reflexión en tanto parecería estar en las
revolucionaria.
casi constante ideas que contienen algún tipo de referencia al concepto de “emancipación”,
¡lo curioso aquí es resaltar la ironía de que lo emancipado sea el juguete! Y lo triste es que
está lejos de la semejanza con lo que podría ser el logro de la mayoría de edad y la madurez
En el ensayo sobre Karl Kraus (Benjamin, 1931/2010b) ofrece una manera de ahondar
en estos asuntos reconduciendo al concepto de ‘ser genérico’ del hombre que aparece en
(…) Solamente una vez que el ser humano, individual y real, deroga al ciudadano
abstracto y se convierte (en cuanto ser humano individual con su vida empírica, con su
trabajo individual, con su situación individual) en el ser genérico (…) tan sólo entonces
indirectamente una idea de lo que puede significar el ‘ser genérico’ del hombre:
95
Existe un criterio muy sencillo y seguro para determinar el valor espiritual de una comunidad.
Consiste en preguntar: ¿se expresa en ella el individuo activo, en su totalidad?, ¿se compromete en
ella el hombre como un todo?, ¿necesita ella del hombre en su plenitud?, ¿o puede prescindir la
comunidad del individuo, en la misma medida que él puede prescindir de ella?... Todo individuo
que participa de una empresa aspira a la totalidad, y el mérito de su acción reside precisamente en
esa totalidad, es decir en que la acción exprese al ser total e indiviso. (Benjamin, 1915/1989, p. 52)
Pero volviendo a Kraus, lo interesante es que para él, el ‘ser genérico’ señalado por
Marx se manifiesta en el niño. Tal vez ya no tan esperanzado como el joven Benjamin de la
reciente cita, según la cual habría alguna posibilidad de comunidad que diera cabida a una
Así, para Kraus la auténtica emancipación se manifiesta en el niño en tanto “(…) que
alza su rostro contra los ídolos de su ser natural ideal, de su ser natural romántico, como
En este punto es interesante señalar que esto que Kraus ubica en términos de
alzamientos del niño pone de relieve, por sobre todo, una confrontación o conflicto con el
96
manera radical el modo en que la misma se ocupaba de desarticular y debilitar los
ámbitos absolutamente ajenos a la esfera íntima del niño. Incluso es posible representarse la
jornadas de varias horas y a lo largo de varios años, en las que no están con sus propios
niños…
Lo que permite vislumbrar esta idea de Benjamin, que dirige la atención hacia los
relación afectiva, inventa y ofrece un objeto con el sello del interés que los une. Claro está
El juguete comienza a venir desde fuera del hogar y con un signo distintivo que es el
propio de la fabricación masiva en el que el “valor de cambio” prevalece por encima del
lugar del niño en ese marco, es el de un consumidor o un cliente más. Y el de los padres,
97
Volviendo al ensayo Historia cultural del juguete (Benjamin 1928b/1989), “(…) las
muestras insuperables de sobria belleza” (Ibid, p. 85) que constituyen los juguetes antiguos
justamente en juguetes, sino en tallado de madera (en general) o en fundir estaño o plomo
(en donde los soldaditos eran un subproducto entre los productos a los que se dedicaba el
Según Benjamin, “(…) en la segunda mitad del siglo XIX, cuando comienza la
definitiva decadencia de esas cosas, observamos cómo los juguetes se van agrandando,
cómo van perdiendo su sencillez, su delicadeza”. (Ibid, p.86) Dichos cambios van a la par
del empleo de materiales distintos a la madera, el papel, la lana y la arcilla por ejemplo, que
Una vez más cabe formular la pregunta sobre cuál es la impronta que dejan estos
libros- que sean adecuados al niño. Esta es, desde la época de la Ilustración, una de las
especulaciones más enmohecidas de los pedagogos. Su embeleso con la psicología les impide
reconocer que el mundo está lleno de objetos incomparables para la atención y ejercitación de los
En desacuerdo con tales especulaciones, Benjamin resalta la ‘sobriedad’ del niño que
98
juega, junto a la capacidad de hacer un uso creativo de todo tipo de objetos: “En los
residuos ven el rostro que el mundo de las cosas les muestra precisamente a ellos, y sólo a
ellos. (…) Así los niños se forman su propio mundo objetivo, pequeño entre lo grande”.
(Ibid, p. 96)
En cuanto a las posibilidades que ofrece el juguete para ser empleado por el niño en
sus juegos, señala “(…) el error fundamental de considerar la carga imaginativa de los
juguetes como determinante del juego del niño; en realidad, sucede más bien al revés”.
Con esta distinción plantea que justamente cuanta mayor carga imaginativa y
atractivos posea el juguete, este resultará menos apropiado para jugar ya que: “La imitación
-así podríamos formularlo- es propia del juego, no del juguete”. (Idem) Cuanta mayor
Cabría decir aquí que la imitación es propia del niño y que pertenece al terreno de la
facultad mimética, tal como quedara expresado en el capítulo referido al lenguaje. Teniendo
en cuenta que tal facultad es un pilar fundamental de las ideas de Benjamin, intentaré
En Infancia en Berlín hacia 1900, (Benjamin, 2011) libro dedicado a su único hijo
99
Stefan, se refiere particularmente al establecimiento de semejanzas de un modo que permite
La primera constatación a la que invita su planteo es a resaltar una vez más que la
imitación excede en mucho el campo de aquello que deriva en los aspectos intelectuales de
la subjetividad del niño (aunque así sea, hay que señalar que hay mucho más en juego allí).
entre otros Vigotski, hay otras esferas de la subjetividad que cobran vida justamente a partir
de la facultad mimética.
Benjamin, luego de relatar dos recuerdos infantiles, uno referido a una canción que
contiene dos palabras desconocidas para el niño, ‘comadre Rehles’, a partir de las cuales se
Al desfigurarme a mí mismo y la palabra, conseguí al fin lo que necesitaba para hacer pie en la
vida. Y aprendí a disfrazarme en las palabras, que propiamente eran nubes. El don de reconocer
las semejanzas no es más que un débil resto de la más que vieja obligación de tener que volverse
(Ibid, p. 40)
atribuye un ‘apasionado culto por la semejanza’, dirige la atención hacia lo que acontece
100
con el ‘recuerdo’ respecto al cual hay posibilidad de que intervengan dos tipos de memoria:
La semejanza con la que contamos, esa que nos ocupa justamente cuando estamos despiertos,
alude solamente a aquella semejanza más profunda que es la propia del mundo de los sueños; uno
en el cual lo que sucede nunca se presenta como idéntico sino sin duda como semejante (…) Los
‘historia que procede de china’ (Ibid, p. 42) que se basa en el relato del pintor chino que
Con dicha imagen muestra lo que podemos considerar como lo más propio del
proceder del niño que juega, en tanto habita un mundo que se sustrae y escapa a las
mencionada historia.
posibilidades que confiere la facultad mimética, (por más que Benjamin no lo formule
estableciendo una particular vinculación con aquella porción de mundo que cause, despierte
101
o incite a la misma.
Lo que lo rodea es por supuesto mucho más que el decorado del fondo, ya que
coloreaba igual que ese paisaje que se veía ante la ventana, (…)”, (Ibid, p. 43) y “(…)
también me perdía en los colores del cielo, de una joya, de un libro”. (Idem)
Son ejemplos que por un lado muestran la enorme distancia que guarda la facultad
mimética con el concepto de imitación que provee la psicología y por otro, también
contribuyen a captar cómo concibe Benjamin la sensorialidad, asunto del que se ocupó
particularmente, ya que hay algo que escapa a la posibilidad de cumplir con la ‘obligación
de volverse similar’:
(…) en todo contorno que el hombre percibe, se revela él mismo en cuanto posee la aptitud de
producirlo. El cuerpo mismo en la danza, la mano en el dibujo, reproducen esa forma, ese contorno,
y se apoderan de ellos. Mas esa capacidad llega a su límite en el mundo del color; el cuerpo del
hombre no puede producir el color. No coincide con él de un modo creativo, sino receptivo (…).
De este modo, la visión del color queda del lado de aquello que se capta
102
receptivamente, junto al olfato y el gusto, que conforman la ‘facultad de correspondencia
pasiva’. Aquí, “(…) el color puro es el medio de la fantasía, la nube en que se encuentra a
creadora’.
‘inervación creadora’. Señalaré simplemente, aquí, que se trata de dos modalidades que
podríamos decir dialéctico, que interviene en la captación tanto del mundo como de uno
mismo.
Benjamin, el mundo “es” poroso: “¡La porosidad es la ley que siempre vuelve a
Volviendo ahora al tema de los objetos que los miembros de la generación de adultos
ofrecen a los niños, también en 1928 se expusieron en un museo de Berlín juguetes del
siglo XVIII y XIX. El autor vuelca una riquísima muestra de lo observado en el escrito
el muñeco de confitura, las imágenes de los dioramas, mioramas y panoramas, los títeres de
103
cartón, las ovejitas de lana, los pliegos de aleluya, y las piezas talladas, entre otros, que
confronta con la vitrina que expone la producción moderna, donde la “(…) remilgada
realidad cómo un adulto imagina un juguete, y no lo que el niño exige de un muñeco (…)
En el mismo escrito continúa sus reflexiones sobre la interpretación que los adultos
hacen respecto de lo que es un niño y también el juguete: “Hemos tardado mucho en darnos
cuenta de que los niños no son hombres y mujeres en escala reducida, y los muñecos
muestran ese error de concepto”. (Ibid, p. 82- 83) Y en tal caso: “La rectificación más
eficaz del juguete nunca está a cargo de los adultos (…) sino de los niños mientras juegan”.
(Ibid, p. 83)
Como se ve, el artículo no queda en el plano de la descripción, sino que apunta a una
empeorado con el correr del tiempo, respecto del lugar que le asignan los adultos.
lo que resulta más acorde al niño. Que no se los considere adultos en miniatura parece ser
¿Y hoy?
Afortunadamente no siempre, pero sí a veces, pareciera que ahora son los adultos los
que se han “emancipado” o desentendido de lo que los niños pudieran requerir de ellos (a
104
menos que pidan alguna mercancía).
Sobre los “juegos” virtuales que han surgido con el desarrollo tecnológico de hoy en
día, si bien por razones obvias no disponemos de los comentarios del autor, podemos inferir
quizás alguno de sus rasgos distintivos (no todos) si centramos la mirada en lo que
Benjamin aportó al dirigir su atención hacia otra esfera del juego: la de los juegos de azar.
Al respecto, cabe agregar que lejos de sacarnos de tema, nos acerca no sólo a captar lo que
considera propio del juego del niño (por contraste), sino además a tener mejores
Entre las historias y relatos de ficción hay una titulada La mano feliz (Benjamin,
1935?/2010c) que contiene algunas apreciaciones referidas al juego, tales como la idea de
que ‘el juego es demasiado natural’, tanto como la ‘esperanza inagotable’ de tener una
Así comienza una caracterización que nos transporta a la pregunta sobre lo más
distintivo del juego del niño, en tanto que para una primera mirada podría compartir cierta
naturalidad con el juego al que más suelen entregarse algunos adultos, por ejemplo, el del
mencionada cita.
Sin embargo el juego de azar, según vuelve a referirse en el escrito Sobre algunos
experiencia’ (Ibid p. 219), en donde se destaca la figura del quedar ‘librado a la suerte’
Resulta por demás significativa para esta Tesis la descripción de una actividad humana
105
asunto será retomado en el capítulo referido a experiencia. Aquí simplemente señalaré que
esta posibilidad de suspensión, por decirlo de algún modo, del orden de la experiencia, o
un “narcótico”.
Sin dudas, mucho. Comparando con este quedar ‘librado a la suerte’, habría que decir
que en los “juegos” tecno ya no queda ni siquiera lugar para esa posible “emoción”, toda
Dada la afinidad entre el juego de azar y los juegos virtuales en cuanto a dejar ‘sin
denominando “juego” al “entretenimiento” virtual al que se entregan cada vez más los
niños de hoy.
Continuando con especificar lo más propio del juego del niño, que no es un estar
(1928c/1989) hay una idea que Benjamin formula en términos de la ‘gran ley’ que “(…)
rige sobre el conjunto del mundo de los juegos: es la ley de repetición”. (Ibid, p. 93)
Allí menciona a Freud y el texto Más allá del principio del placer y amplía su
conceptualización para dejar en claro que lo más específico del juego no es aquello que los
psicólogos de principio del siglo XX formulaban en términos del ‘como si’ o el ‘hacer de
cuenta que’, sino un ‘hacer una y otra vez’. Dicha ‘ley de la repetición’ no se cumple
106
solamente en pos de elaborar situaciones traumáticas, por más que “(…) el juego siempre
libera” (Ibid, p. 82), sino además para “(…) gozar una y otra vez, y del modo más intenso,
Con la idea de que “(…) donde juegan los niños se halla enterrado un secreto”
(Benjamin, 1930a/1989, p. 127), Benjamin genera las condiciones para empezar a captar lo
más genuino y personal que sólo en la esfera del juego es posible expresar.
el juego como lenguaje, en tanto actividad privilegiada en la que tiene lugar la expresión.
Por un lado continúa siendo notoria la afinidad de estas ideas con las del psicoanálisis,
y por otro, lo que de alguna manera parece querer enfatizar es que no hay plena
determinación de la experiencia lúdica propia del niño (ni desde el mundo de los adultos, ni
desde un supuesto limbo en el cual los niños estuviesen gustosos de posar), sino más bien
apertura.
El juego entendido como expresión señala el enorme potencial que portan los niños,
que como veremos más adelante, rebasa el campo de la individualidad para tener una
Retomando los aportes referidos a los juguetes, Benjamin no sólo atendió a los
procesos de fabricación de los mismos, sino que ofreció una serie de observaciones que dan
107
del ascenso de Hitler al poder, Benjamin realiza una crítica sobre la publicación de los dos
tomos del libro Muñecas y Títeres, del hitlerista Max von Boehn.
Allí, “pese a todo” lo que transmite Boehn y gracias a que “(…) el tema intercede en
favor de su autor” (Ibid, p. 123), Benjamin expresa aspectos esenciales de su propia visión
del niño, empezando por situar “(…) los polos del mundo de los muñecos: el amor y el
juego” (Ibid, p.120), desde donde puede afirmar que “(…) el niño y el coleccionista, y hasta
el niño y el fetichista pisan el mismo terreno, si bien, por cierto, ascienden por diferentes
Así, con relación al mundo de los muñecos puede referirse a la ‘relación de posesión’,
al ‘deseo loco’, y ‘al Eros’, ajenos a una posible inocencia infantil y visión sentimental
del niño, como también a una concepción que pudiera situar el jugar del lado de la mera
cruel, grotesco y sombrío de la vida infantil” (Ibid, p. 83) y que “(…) pintores como Klee,
Ahondando un poco más, se impone decir que si bien no habría inocencia en el sentido
de ausencia de destructividad, deseo, sexualidad, etc. en el niño (ya que hay todo eso), aún
así persiste tal idea de “inocencia infantil” y además es clave para desentrañar el concepto
En un ensayo no publicado por el autor que dataría de 1916, sobre La felicidad del
108
hombre antiguo (Benjamin, 1916?/2010a) la compara con la del hombre moderno,
‘reflexión’ que contribuyen a constituir una ‘unidad separada de la naturaleza’. Desde tal
ingenuo en lo sentimental’.
empezando por cuestionar el “(…) embrollo de ideas falsas y corruptas, (…)”, (Ibid, p. 131)
que se han formulado al respecto: la ‘inocencia puramente ingenua’, que es según aclara,
‘la grande’, es decir la que él considera valiosa, es la que “(…) vive en contacto inmediato
Así, respecto al hombre posterior a la Antigüedad aclara que “(…) tal vez sólo
conozca un estado del alma en el que con totales pureza y grandeza su interior se relaciona
En cuanto a lo que podría ser una idea ‘falsa y corrupta’ sobre la inocencia y lo
(…) no ve en el niño a ese ser puro cuyo sentimiento se expresa con más inmediatez que en
otros seres, sino que ve tan sólo a un niño egocéntrico que, por ignorancia o ganas de jugar,
109
Sobre el Teatro infantil
han sido claves no solamente sus lecturas de autores rusos, sino además la propia
experiencia de sus viajes, en especial a Moscú entre finales de 1926 y comienzos de 1927
con la expresa intención de obtener una visión de la situación que le permitiera decidirse
respecto a la posible afiliación al partido comunista. El diario que escribió durante ese viaje
refleja además el profundo interés en acercarse a la mujer letona que admiraba y también
deseaba: Asja Lacis, quien le aportó su propia visión y experiencia en el campo del trabajo
También considero apropiado intentar ubicar el punto de mira desde el que vierte
esperanzadores que pudieron empezar a circular con la revolución rusa de 1917 y que
tuvieron como líder a Lenin hasta su muerte en 1924, son sin dudas los que generaron el
marco que inspiró sus observaciones. Marco que se fue desfigurando y cobrando otros
Dicho esto, abordaré ahora los hallazgos y observaciones que aportó y que fueran
En primer lugar, a diferencia del teatro burgués ‘determinado por el lucro’ y por ser
110
un ‘instrumento de sensación’, o podríamos decir también de mero entretenimiento, el
teatro infantil proletario está en estrecha vinculación con el juego y la educación, en tanto
donde la figura del director del teatro apunta a la observación y no, a dirigir, se generan las
condiciones en las que “(…) la improvisación es el núcleo central; (…)”. (Ibid, p. 104)
pedagógica’, como del ‘rendimiento’ con miras a una función o espectáculo, para que de la
El gesto infantil
como “(…) una inervación creadora exactamente relacionada con la inervación receptiva”.
aspectos somático y psíquico, por así decirlo, por fuera de todo dualismo y a la altura de las
Así describe lo que ha de acontecer en el marco del teatro, pero no sólo allí, como
tampoco solamente en el niño, ya que cabe afirmar que dicho inter-juego entre receptividad
bellas o artísticas. Al menos esto es lo que se puede inferir de la siguiente cita referida a la
‘música de la alegría tan mortalmente triste’ que se escuchaba en los conventillos “(…)
111
donde los domingos se sienta uno entre pensamientos que pronto se adornan con estas notas
Por lo dicho hasta aquí, surge la tentación de circunscribir el ‘gesto’ no sólo al niño,
sino también al adulto, lo cual al parecer es en parte correcto. Pero sólo en parte, ya que
todo indica que hay algo propio y específico del gesto infantil que lo hace diferente de otras
nombrador, ni del intelecto y, con todo ello, una particular receptividad y potencial creador
conceptos de ‘facultad mimética’ y ‘mundo poroso’, tal como quedaron definidas en otros
Por otro lado, Benjamin también destaca un aspecto clave que vincula al ‘gesto
infantil’ con la relación entre generaciones: tal gesto se expresa en el teatro y en el juego,
descripción de Winnicott), sino que observa, con la modalidad del director de teatro al que
Para quien observa desde tal postura, el gesto del niño se convierte en ‘señal’. Aquí
Benjamin especifica que tal señal no lo es del inconsciente reprimido sino de “(…) un
112
mundo en el que el niño vive y manda”. (Idem)
señales, formulada por los investigadores rusos de principios del siglo XX. Lo que sí me
Lo irreconciliable de tales ámbitos parece surgir toda vez que las condiciones de
existencia, marco, receptividad, etc, desde el que los adultos se posicionan ante el niño,
obturan o dificultan la expresividad del gesto. Tampoco deja traslucir alguna posibilidad de
correspondencia perfecta, por decirlo de algún modo, ni siquiera en el marco del teatro, ya
que justamente de lo que se trata allí es de dar cabida a la resolución de ‘tensiones’, ya que
“las tensiones del trabajo colectivo son las que educan” (Ibid, p. 103), y en donde,
(Idem)
Así, con motivo de caracterizar lo que acontece en el marco del teatro, Benjamin
expresa quizás lo más distintivo de la vida infantil: “Lo que persigue toda realización
infantil no es la ‘perpetuidad’ de los productos, sino el ‘momento’ del gesto. El teatro, por
Pocas cosas hay más opuestas a lo ‘perecedero’ que aquellas fijadas por escrito,
particularmente si toman la forma de “leyes” que indican u ordenan cómo ha de ser la vida
de las personas.
113
Con estas reflexiones resulta posible introducirnos a la perspectiva desde la cual
secreta de lo venidero que se revela en el gesto infantil”. (Ibid, p. 106) Aquí no se puede
eludir relacionar lo dicho con el contenido de una de las tesis referidas al concepto de
historia:
(…) Existe un acuerdo tácito entre las generaciones pasadas y la nuestra. Nos han aguardado
en la tierra. Se nos concedió como a cada generación precedente, una débil fuerza mesiánica, sobre
la cual el pasado hace valer una pretensión. Es justo no ignorar esa pretensión. Cualquiera que
Aquí, por un lado, queda claro que lo mesiánico que plantea Benjamin, al menos
según esta cita, tiene un componente que es eminentemente terrenal y humano, en tanto es
lo que porta cada nueva generación. Y a su vez el pasado que ‘hace valer una pretensión’
no es justamente el del ‘eternamente ayer’ del burgués, sino uno que no está plenamente
sepultado y falto de correspondencia con el hoy, y es más bien capaz de despertar cierta
Tal vez lo más difícil de articular cuando pretendemos captar los alcances del ‘gesto
infantil’ sea la aparente contradicción entre el “momento” del gesto, ‘lo perecedero’ y la
Dos citas permiten direccionar estas ideas en el sentido que considero más próximo al
114
La primera, sobre el ‘niño eterno’ surge a su vez a partir de una cita de Hofmannsthal:
Quien olvide las experiencias de los siglos nunca podrá alcanzar a poseer la verdadera
autoconciencia histórica que repose en la conciencia del presente de las experiencias históricas
como tales, en sus reflejos como en su control, y ello de manera permanente. En un mundo que
envejece día a día no sirve de nada comportarse como si uno fuera un niño eterno que quiere
comenzar cada mañana a vivir y sentir un mundo nuevo. (Benjamin, 1932a/2010c, p. 243)
Claramente en la figura del ‘niño eterno’ han quedado debilitadas las “inervaduras”
propias del gesto infantil y por tanto las posibilidades que confiere la facultad mimética.
Una vez más la siguiente cita que ya fue presentada en el capítulo sobre lenguaje cobra
El verdadero rostro de la historia se aleja al galope. Sólo retenemos el pasado como una
imagen que, en el instante mismo en que se deja reconocer, arroja una luz que jamás volverá a
verse. (…) Irrecuperable, en efecto, es cualquier imagen del pasado que amenace desaparecer con
cada instante presente que, en ella, no se haya dado por aludido. (…) (Löwy, 2012, p. 71)
¿Qué son si no las inervaciones receptivas y creadoras las que permiten retener y hacer
Sobre la pedagogía y su relación con la experiencia del niño
Las cuestiones ligadas a la educación son otra puerta de acceso de suma importancia
Comenzaré por repasar aquí algunas de las reflexiones vertidas por Benjamin en torno a
la pedagogía. Incursionar en este tema permitirá sumar una nueva perspectiva que muestre
otro aspecto de la visión del niño acorde a la cultura actual. Así como párrafos atrás me
referí al “niño cliente”, a partir de ahora podría decir que me ocuparé del “niño alumno” o
“niño a educar”.
Una de las ideas que considero más fecundas proviene de los aportes mencionados en
lo referido al teatro infantil, y es la de que ‘para educar hace falta un marco’. El marco en
agregaría el interés por los contenidos tanto en su cantidad como en la calidad de lo que se
pretende inyectar.
Desde el vamos creo que habría que ubicar a las ‘cartillas’ de enseñanza de la lectura
marco. Dichas ‘cartillas’ entiendo que son homologables a las actuales guías de trabajos
116
prácticos y anexos que acompañan a los textos escolares (particularmente de los primeros
A la crítica de tales cartillas Benjamin se abocó y estudió tanto las que se empleaban
en el siglo XVI y XVII hasta las de comienzos del XX. En el escrito titulado
sólo resalta las "(…) monstruosidades fonéticas (…)", (Ibid, p. 125) que estas
vehiculizaban (al parecer, para evitar que el niño lea “de memoria”) sino además, el lugar
que quedaba asignado al niño respecto del plano en el que se ubicaban los adultos, no sólo
por los maestros con ‘peluca’ que enseñaban con dichas cartillas, sino además por la
‘estrechez’ que surgía del puesto central que ocupaban los clérigos y el catecismo en la
enseñanza de la época, que se situaba en palabras de Benjamin "(…) junto a Dios por así
En cuanto al lugar que los adultos asignaban y aún suelen asignar al niño, es más que
elocuente la siguiente cita: "(…) a los ‘mayores’ nunca les ha faltado un pretexto
pedagógico para echárselas de sabios ante los niños e imponerles sus mañas y manías del
juego infantil, como es el caso de las propuestas por Tom Seidmann-Freud, donde los dos
lúdico’, y el segundo ‘el estímulo a la confianza del niño en sus propias fuerzas’. (Ibid, p.
135)
117
cartillas, que si bien son de la primera mitad del siglo XX, tienen las mismas modalidades y
En todas partes se ha cuidado preservar la soberanía del niño que juega, de no hacerle perder
fuerzas ante el objeto didáctico y de conjurar el horror que tan fácilmente causan las primeras cifras
A tal punto entra en detalles respecto de la impronta que dejan en el niño las diversas
de aplicación’, quedan elevados al plano de "(…) traición verificada por medio de lo más
familiar y querido que el niño tenía, después de su madre: los cuentos". (Idem)
A lo que agrega: "¡Cuánto frío irradiaba la falsa honestidad de esas líneas, en las
cuales se hallaba incorporado, de vez en cuando, un numeral como una trampa!” (Idem)
Por lo dicho hasta aquí parece, por un lado, que valora las nuevas propuestas
pedagógicas, respecto de las antiguas. Pero por otro lado, cuando enfoca lo nuevo, es
vista de Benjamin. Tal como acabamos de ver: armar un “cuentito” para motivar la
118
¿Cómo interpretar la discordancia señalada aquí? ¿Hay efectivamente “avances” en la
hacia dónde conduce el posible empleo de la fecundidad del mismo por parte de los
adultos-educadores.
benjaminiana y es asumida por él tal como lo muestra en la extensa cita que transcribiré a
No tenemos nada en contra de esas cartillas. ¿Cómo podría rebelarse contra ellas quien
aprendió a leer en ellas? ¿Cuánto de lo que enfrentó más tarde en la vida puede compararse con la
severidad y seguridad con que esos rasgos aparecieron ante él? ¿Qué sumisión le hizo presentir la
sumisión a la letra? No tenemos nada contra esas viejas cartillas. Pero era “el rigor de la vida” que
hablaba de ellas, y el dedo que seguía sus líneas había traspasado el umbral de un reino de cuyo
territorio ningún viajero vuelve: se hallaba en el círculo de lo fijado por escrito, de la ley y el
derecho, de lo irrevocable, de lo cimentado para la eternidad. Hoy sabemos lo que hemos de pensar
de todo esto. Quizá la miseria, la anarquía, la inseguridad de nuestros días sea el precio que tenemos
que pagar para poder dedicarnos al juego encantador y desencantador de las letras, en el cual esas
en total consonancia con lo expresado, repasa la manera en que las letras empezaron a ser
presentadas junto a diversos decorados y dibujos que ilustraban al modo de, por ejemplo, la
resaltar sus apreciaciones, ya que habla en términos de traspasar ‘el umbral de un reino de
cuyo territorio ningún viajero vuelve’. Tal es así que considera el ingreso al mundo de las
letras como digno de contar con la leyenda que Dante encontrara inscripta en la puerta del
infierno: “¡Perded toda esperanza los que entráis!” (canto III de la Divina Comedia), de allí
la idea de adornar las letras para que no atemoricen a los niños. Y agrega:
No hay palacio real o mansión de millonario que haya experimentado la milésima parte del
cuidado ornamental que merecieron en el curso de la historia de la cultura, las letras del alfabeto a
la vez por la alegría de lo bello y por rendirles honor. Pero también con intención astuta. (Ibid, 107)
acceso a la escritura, en especial para remarcar la tensión que se genera entre lo que podría
basado en la ‘astucia’ de algunos y en el otro, el polo de aquello señalado por Rousseau con
la idea de que “El espíritu de las letras procede de las cosas. (…) Nosotros no somos sus
120
Sobre la educación, el adulto y el niño
las letras, hay un escrito Pestalozzi en Yverdon (Benjamin, 1932/1989) en el que comenta
El artículo sirve para seguir captando cual es la manera de entender la idea de ‘marco’
y la posición del adulto ante el niño que Benjamin considera valiosa. Allí destaca ‘la
belicosa’, y donde:
La dureza que los niños sentían allí no era nunca la de los seres humanos, sino solamente la de
la madera, de la piedra, del hierro o de alguno de los materiales cuya elaboración habría de
permitirles, más tarde, ocupar con honor su lugar entre sus conciudadanos. (Ibid, p. 141)
la penitencia, resulta por demás valioso señalar que los alumnos de Iverdon no tenían que
Lo que él ofrecía a esos niños sin los cuales no podía vivir, no era su ejemplo, sino su mano
(…) Esa mano siempre estaba dispuesta, ya ayudando en el juego o el trabajo, ya acariciando de
121
Sobre la enseñanza de la moral
observación y el gesto infantil detallada en los párrafos anteriores (no es el lenguaje que usa
El problema que plantea allí se basa en la difundida idea de que “(…) la enseñanza de
la moral es fomentada porque se la considera necesaria”. (Ibid, pag. 35) Aquí Benjamin,
en lugar de sumarse a las filas de los que proponen cómo educar, y dando cuenta del peso y
la intención que reside detrás de aquello a lo que alguien sella en términos de “necesario”,
desplaza la atención hacia este asunto, proponiendo “(…) analizar teóricamente esta
exigencia”. (Idem)
Es decir, ¿qué hay detrás de que se eleve a la condición de “necesario” enseñar moral?
En otro lugar se había referido a que “(…) no se le puede discutir a nadie el derecho a
sus sentimientos pero hay que examinar la pretensión de tener sentimientos determinantes”.
también el de sobreestimar la ‘convención legal’. A su vez, plantea que los medios del
intelecto no permiten aprehender la ‘ley moral’, ni influir en ella ya que dicha ley se
relaciona, en tal caso, con la religiosidad. Aquí y en consonancia con lo expresado líneas
arriba, cabría precisar que el término moral tiene un empleo más acorde a lo que en el
122
lenguaje del psicoanálisis traduciríamos como ético, particularmente desde el marco de El
Por sobre todas las cosas, lo que muestra Benjamin es que la supuesta necesariedad
gran asunto que queda puesto en evidencia aquí tiene que ver con dónde se posiciona aquel
que dice estar en el lugar de quien la imparte. Desde qué parámetros, ideales, objetivos, etc.
se formulan los fines de una tal “educación moral”. Al respecto, mencionaré una vez más la
pregunta citada en el capítulo referido a lenguaje, con la que Benjamin insinúa una
respuesta al respecto:
Nuevamente aquí las posibles interpretaciones del ‘Dios ha muerto’ tal como fue
Como se ve, también el asunto de la ‘astucia’ atraviesa a modo de eje lo más profundo
mundo adulto. Es un tema que tiene estricta vinculación con el problema de la violencia,
del que también puede decirse que figura como punto de mira casi constante en los escritos
del autor.
1921/2010b) cabe resaltar que aquello a lo que el autor denomina ‘violencia educadora’,
123
posibles códigos de acción o comportamiento “educado” por decirlo de algún modo, que
“inyecte”, bajo alguna supuesta justificación que deslinde por ejemplo, lo “correcto” de lo
“incorrecto”.
Algunas de las ideas presentadas pueden resultar un tanto abstractas si no se las sitúa
en el marco de la diferenciación que, desde la óptica de los comienzos del siglo XX, era
‘pedagogía burguesa’ señalando que refleja la misma escisión que todo el pensamiento de
la burguesía: plantea por un lado ‘el problema de la naturaleza del educando’ (del que se
ocupa la psicología) y por otro, ‘el objetivo de la educación’ (del que se ocupa la ética).
La ‘pedagogía oficial’ adapta entre sí los dos aspectos concebidos al modo de ‘una
“(…) la tendencia a sustituir, cada vez más, la violencia por la astucia”. (Ibid, p. 109)
el de ‘ciudadano absoluto’.
resalta la ‘diferencia dramática’ que esto supone y que cuyas “(…) consecuencias
124
En cambio, la pedagogía proletaria “(…) no parte, en primer lugar, de dos datos
abstractos, sino de uno concreto. El niño proletario nace en el seno de su clase (…) su
futuro no está determinado por ningún objetivo educacional doctrinario, sino por la
Siguiendo con la pedagogía proletaria, sin dudas por el lugar asignado al juego y a la
misma. Así, si bien repasa y pone en valor algunas ideas de Hoernle, también muestra a
como ‘educación para el trabajo’. Más allá de lo que correspondería ubicar como
perteneciente al contexto histórico en el que fueron expresadas tales ideas, lo que Benjamin
cuestiona del planteo de Hoernle es que “(…) la educación de los niños no se distingue
esencialmente de las de las masas adultas”. (Ibid, p. 111) Lo que muestra Benjamin allí es
que aún faltan las bases “(…) para una antropología marxista dialéctica del niño proletario”
Tal antropología marxista no sería otra cosa que un ‘enfrentamiento con la psicología
del niño’.
Infancia herida
Benjamin presta especial atención al niño proletario; tal vez incluso sea posible
125
afirmar que no existe posibilidad de “aburguesamiento” del niño, por así decirlo, entendido
como aplastamiento o extinción del gesto, ya que los rasgos distintivos de la infancia están
en las antípodas de lo que define la vida del burgués. En cambio, sí existe la posibilidad de
una ‘infancia herida’, de lo cual es emblemático todo aquello que configuraba las
Aunque sin dudas todo lo que podría abarcar el concepto de ‘infancia herida’ excede
a las que suelen estar expuestos algunos niños. En cuanto a la familia proletaria, afirma que
“(…) no brinda al niño mejor protección contra la cortante comprensión de lo social que la
que le brinda su deshilachado abriguito de verano contra el cortante viento invernal”. (Ibid,
p. 110)
un breve fragmento de lo que según Benjamin muestra “(…) la terrible situación de las
nuevas casas proletarias de vecindad, en Berlín, en las primeras décadas del s. XIX (…)”
Berlín, y que publicara Bettina Brentano en 1842, en la obra Este libro es del rey.
El padre cose, en la misma cama, camisas, pantalones y chaquetas; también remienda medias,
pero él no posee ni una sola camisa que vestir. Está descalzo y cubierto por harapos.
Los niños, que están desnudos por completo, se calientan mutuamente unos a otros en su cama
126
de paja y tiritan de frío todo el tiempo.
La madre va devanando las bobinas desde primera hora de la mañana hasta que ya empieza a
anochecer. El aceite y la mecha la consumen, pero ella no gana lo bastante para saciar a sus hijos.
El Estado le cobra sus impuestos al hombre, que tiene que pagar el alquiler; de lo contrario va
a echarlo el propietario y lo encarcelará la policía. Los niños se morirán entonces de hambre como
Idiota, de Dostoievski, publicada en 1921. Sin entrar en detalles me interesa resaltar que tal
‘infancia herida’, que ‘ha sido la del hombre ruso’ en este caso, es ‘el mal de esta
juventud’ en tanto tiene como efecto ‘paralizar su fuerza’. (Benjamin, 2010b, p. 244)
una posible ‘regeneración del pueblo’, Benjamin afirma que Dostoievski ve en el niño
Por sobre todas las cosas, incluso por encima de la distinción de clase, o de la
separación por edades o etapas vitales, se destaca lo infantil en tanto potencia, que rebasa
Idiota: “(…) sólo en el espíritu del niño se produce en efecto un noble despliegue de la vida
127
El niño y la relación entre generaciones
Con esta última cita, se ve el modo en que queda fuera toda posible linealidad en la
interpretación del vínculo entre generaciones, ya que no sólo las generaciones actuales
influyen en las venideras, sino que esto también se cumple en la dirección contraria.
de niño: pero no sólo porque los niños de hoy son los adultos del mañana, en sentido
‘marco’ en el que se produce el encuentro entre generaciones y sólo aquellos adultos en los
expresividad del ‘gesto’, con la auténtica nobleza de todo aquello que no tenga por objetivo
instaurar derecho.
idea de que: “Jamás se conseguirá organizar una enseñanza colectiva sin autoridad”.
Las reflexiones aquí vertidas remiten a un debate muy vigente hoy en día y permiten
confrontar las dos posiciones que surgirían de dejar totalmente en manos de los niños
adulto, y no su escisión. Esto último es algo que se suele poner en evidencia en las
propuestas pedagógicas en las que casi jugando “(…) la mano ligera y libre empieza a
suplantar a la mano seria y pesada. Pero no es fácil saber cuánta debilidad hay en esa
128
ligereza y cuanta desorientación en esa libertad”. (Ibid, p. 130)
que fuera esbozado más arriba: lo que Benjamin pone en cuestión, como ya ha quedado
dicho, es toda forma de “educación” que no encuentre sus fundamentos en aquello que
no se logra ni “soltando la mano” al niño, para seguir a tono con la cita de Benjamin, ni
Hay dos asuntos que resultan clave para seguir pensando la experiencia del niño desde
el punto de vista de la relación entre generaciones y la educación: el primero tiene que ver
con el ‘colapso de la autoridad’ que sin dudas forma parte de la ‘deficiencia de la cultura
en el concepto de lenguaje del autor, en donde un aspecto del mismo se relaciona con el
129
“(…) abismo entre objeto y signo (…)”. (Benjamin, 1930a/1989) p. 128)
momento histórico, ya que existe desde la invención del lenguaje. Pero aún así, decir
‘solidaridad’ parece ser un modo apropiado de eludir tanto la idea de inadecuación como la
de adecuación o correspondencia perfecta entre sujeto y objeto, y resulta más acorde con
ser pensada en términos de ‘correspondencia mágica’. Es decir, alude una vez más a las
naturaleza desde lo in-genuo y la inocencia tanto infantil como del hombre antiguo.
Una cosa es el ‘abismo’ o lo trágico del lenguaje y, otra, las maneras más o menos
degradadas o espirituales (por decirlo de algún modo) de hacer algo con el mismo.
La pregunta que Benjamin formula al respecto es: “¿Podrán compensar todos los
con el objeto, primero con las letras, después con la ciencia?” (Ibid, p. 130)
razón, la relación con la naturaleza y con las cosas se vio profundamente conmocionada.
El dominio de la naturaleza, así enseñan los imperialistas, es el sentido de toda técnica. Pero,
¿quién podría tenerle confianza a un maestro golpeador, que declarara que el sentido de la
educación es el dominio de los niños por parte de los adultos? ¿No es la educación ante todo el
130
ordenamiento insoslayable de las relaciones entre las generaciones y por ende, si se quiere hablar de
123)
caracterizar los principales empeños de los miembros más influyentes de las últimas
generaciones de adultos que, por tanto, han sido a su vez niños educados bajo los mismos
parámetros.
Una vez más, en la crítica a El Idiota señala que: “Al faltar la infancia y la naturaleza,
autodestrucción?
Podría haber sido un interrogante al que atendiera la psicología, pero tal como ha
infancia.
131
muerte, figuran algunos comentarios que permiten seguir profundizando estas cuestiones.
En cuanto a La condena, y por como aparece representada allí la figura del ‘padre’,
señala: “Mucho indica que el mundo de los funcionarios y el mundo de los padres es para
Así se plasma una imagen del padre, que a semejanza con la del funcionario, aparece
en términos de ‘parásito’.
¿Cómo se instrumenta esta función parasitaria? ¿En qué medida resulta esclarecedora
para pensar la relación padre-hijo hoy, transcurrido casi un siglo de tal descripción? ¿No es
ya un lugar común designar como “larvas” a los niños “crecidos” de hoy? Es decir, en la
imagen actual parece predominar la idea de que los parásitos son los hijos jóvenes, y ya no
los padres.
parasitaria de los padres, tal como Benjamin recepcionó a Kafka: “(…) el padre, en las
extrañas familias de Kafka, se nutre del hijo, yaciendo como un enorme parásito sobre él.
La figura de algunos padres de hoy, que terminan más o menos “parasitados” por sus
oficinas estatales y en la familia tienen múltiples puntos de contacto en Kafka”. (Ibid, p. 30)
como rasgo distintivo el de ser “(…) figuras tan peculiares, las únicas escapadas del seno de
132
la familia, para las cuales quizá haya esperanza”. (Ibid, p. 32)
las leyendas indias. Son los ‘torpes’ que no pertenecen y a su vez no son ajenos a los otros
grupos de personajes, actúan como ‘mensajeros’ entre ellos: son los ‘ayudantes’.
intermedio’. La posibilidad de tener alguna ‘esperanza’ radica en que: “Aún no han sido
del todo emancipados del seno materno de la naturaleza (…)”. (Ibid, p. 33)
Retomaré el enfoque de los objetos que los adultos ofrecen a los niños, donde los
quizás más trascendente para toda experiencia posterior fue la de niño que creció en un
ámbito en el que el libro tenía asignada una gran importancia. Desde pequeño, en cuanto le
libros infantiles.
Pero también se ocupó de los libros en tanto crítico de la cultura, aplicando un análisis
similar al que empleó por ejemplo al estudio de los juguetes. Así, los considera ‘documento
de una época’, en este caso, del siglo XIX. Nuevamente se trata de una de las aspiraciones
quizás mejor logradas del autor, es decir: “Hacer historia con los desechos de la historia”.
En tal sentido, prestó atención tanto a los procesos de fabricación, como a los
133
contenidos y a las ilustraciones de tales libros y por sobre todo a develar un concepto de
Benjamin promueve.
Desde allí, escribió diferentes artículos referidos a los libros. En un ensayo sobre
Viejos libros infantiles (Benjamin, 1924/1989) comenta una publicación de Karl Hobrecker,
un coleccionista que “(…) les ofreció un asilo donde, al menos, estarán a salvo de ser
Allí se destaca que el libro infantil nace con la Ilustración y en consonancia con la
el ser natural por excelencia, en el hombre más piadoso, mejor y más sociable (…)”, (Ibid,
p. 67) y con esto, la idea de apuntar a contenidos ‘edificantes’ y ‘moralizantes’, con una
‘aridez y falta de sentido para el niño’, que según Benjamin, Hobrecker condenaba.
En esas mismas páginas, Benjamin se pregunta si hoy (1924) a causa de una ‘supuesta
empatía con el ser infantil’, no se producen ‘aberraciones peores’. En tal sentido, señala:
La soberbia generada por los conocimientos sobre psicología infantil (…), a partir de la cual ha
ido surgiendo una (…) literatura que, con sus vanidosos esfuerzos por atraer la atención del público,
perdió aquel contenido ético que confiere su dignidad aún a los más frágiles ensayos de la
Así nuevamente, lo tendencioso que se deja ver también en las imágenes que a modo
como al catecismo y los libros de cuentos. Y aquí también cabe distinguir al artista “(…)
134
que se sustraía a la fiscalización de las teorías filantrópicas (…)” y lograba una
comunicación con el niño “(…) por encima de las cabezas de los pedagogos”. (Ibid, p. 68)
Situación diferente a la del dibujante que ofrecía ‘ridículos monigotes’, sólo comparables a
Nuevamente puede resultar valioso acudir a Harari (2014) para situar históricamente el
surgimiento del libro infantil: de los 70.000 años que han transcurrido desde el surgimiento
del lenguaje, solamente desde hace 5.000 hay escritura y desde hace algo más de 500 hay
un modo de reproducirla de manera masiva (imprenta), y desde allí, hace menos de 200
mensaje que pudiera llegar de manera ajena a las narraciones de las personas mayores del
entorno familiar. Puntualmente en Alemania, el creciente interés por los libros infantiles se
dio a la par de la vida burguesa de la época, es decir, el Biedermeier de comienzos del siglo
XIX.
boca en boca, fue surgiendo entonces en el curso del siglo XIX y con un progresivo nivel
de impacto como dislocador del papel de las figuras que hasta ese momento cumplían un
tribales.
Es evidente que existe un punto de vista desde el cual es posible captar el potencial
emancipador que portan no solamente los libros, sino todo aquello a lo que
la escritura, sino además de la imagen y del sonido, asuntos de los que Benjamin se ocupó
135
en el ensayo sobre La obra de arte en la época de su reproducción técnica. (1936/2009)
evidencia viejas formas anquilosadas que pudieran contener algún elemento de violencia y
los objetos a ofrecer al niño, cabe preguntarse si con los libros aconteció algo similar.
adulto que relataba historias. Incluso trasladándonos al momento presente está claro que los
niños y jóvenes de hoy consultan mucho más a Google que a sus mayores.
¿La gran pregunta es qué y quiénes ocupan hoy el lugar de los viejos narradores? ¿Y
cuál es el costo o tal vez beneficio de que, sea lo que sea, circulará de manera masiva, como
En El arte de narrar (Benjamin, 2011) se puede captar con mayor rigurosidad que el
libros escritos, sino y fundamentalmente porque fue ganando terreno, a modo de recurso
referido al rey egipcio Samético, que contiene una potencia y riqueza expresiva que se
mantiene intacta con el paso del tiempo, a diferencia de la información cuyo mérito “(…)
pasa, en cuanto deja de ser novedad”. (Ibid, p. 163). En cambio, la perdurabilidad del relato
resulta comparable a la de “(…) las semillas que durante miles de años estuvieron
Por otro lado Benjamin señala también la virtud ‘curativa’ que contienen las
136
narraciones y relatos tanto en lo que hace al niño, como al adulto que está enfermo:
“También se sabe que el relato que el enfermo hace al médico al iniciar el tratamiento
(Benjamin, 1936/2009), también hace referencia, entre tantas otras cosas, al cambio que
impuso la litografía en el siglo XIX en tanto técnica que favoreció la circulación masiva
del arte gráfico y a como con ello “(…) el dibujo fue capaz de acompañar la vida cotidiana
Por todo lo dicho, la producción masiva de textos destinados a los niños no puede
contenidos e intenciones, que resulta ajena a la esfera íntima y familiar (tribal o lo que sea)?
¿Cuáles son las consecuencias de que las figuras del anciano sabio de la tribu o la abuela
contadora de historias de la familia sean cada vez más reemplazadas por el escritor?
Además hoy deberíamos pensar estos asuntos en términos del impacto de las
empresas productoras de contenidos y en los diferentes soportes además del propio del
libro.
Cada vez más tanto el escritor como el ilustrador se dirigen al niño a través del medio
deshonesto de las preocupaciones y modas del día. Anida en las estampas un gesto empalagoso que
137
no corresponde al niño, sino a las ideas corrompidas que de él suelen hacerse. Su forma pierde la
¿Cuáles habrían de ser los parámetros para una visión no distorsionada, tendenciosa o
Benjamin ofrece algunas ideas al respecto, entre las que sin dudas no podría omitirse
que:
El niño exige del adulto una interpretación clara y comprensible, no infantil; y menos aún
quiere lo que éste suele considerar como tal. Dado que el niño comprende exactamente la seriedad
distante y grave, siempre que esta salga del corazón con sinceridad y sin ambages (…). (Idem, p.
68)
Con todo lo dicho en lo que hace a contextualizar el surgimiento del libro infantil, no
cabe concluir que el mensaje de Benjamin resulta condenatorio del mismo, simplemente
También cabe agregar otros aspectos de lo que ha puesto en evidencia su mirada del
libro infantil.
Las cosas no salen de las páginas hacia el niño, sino que, al contemplarlas, el niño entrará en
ellas (…) le aplica a su libro el arte de los taoístas consumados: supera la engañosa superficie y
138
atraviesa tejidos y tabiques de distintos colores para entrar en el escenario en el que vive el cuento.
(…) En ese mundo poroso (…) el niño es acogido como un actor más. (Ibid, p. 9)
Una vez más es concepto de ‘mundo poroso’ y de todo lo que tiene que ver con la
enorme receptividad y creatividad de la que es capaz el niño y en donde queda claro que el
soporte que confiere el libro tiene la potencia suficiente para despertarlas y desplegarlas.
Por lo dicho, “(…) el auténtico valor de esos sencillos libros infantiles está lejos de la
obtusa contundencia por la que la pedagogía racionalista los recomendaba”. (Ibid, p. 10)
Retomando las cuestiones que de algún modo es evidente que exasperaban a Benjamin
a la hora de posar su mirada en la literatura dirigida al niño, hay un ensayo sobre lo que
que pone en evidencia cuáles son los aspectos que considera condenables. Seleccioné una
extensa cita dada la manera en que convergen en ella diferentes aristas del peso que,
también con relación a los libros, cobra el encuentro de las generaciones. Así, sobre un
(…) se le puede dedicar un raro elogio: ya está dado íntegramente en la sobrecubierta. Esta
locomotora en el centro, y delante de ese panorama de hormigón, asfalto y acero, una docena de
niños agrupados alrededor de la institutriz que narra un cuento de hadas. Es innegable que quien
aplique las medidas que el autor recomienda en el texto, comunicará tanto del cuento de hadas
como si lo contara al pie de un martinete a vapor o en una calderería. Y los niños obtendrán tanto
provecho en su corazón de los cuentos reformados con los cuales se piensa obsequiarlos, como sus
139
pulmones lo extraen del desierto de cemento al cual los traslada ese eximio portavoz de “nuestro
presente”.
No es fácil encontrar otro libro que exija con igual naturalidad la renuncia a lo más genuino e
ingenuo, que con la misma incondicionalidad entienda la tierna y reservada imaginación del niño en
el sentido de una sociedad productora de mercancías y que con tanta y tan triste despreocupación
considere la educación como un mercado colonial para la venta de bienes de cultura. El tipo de
los pueblos primitivos”, vistos como clientes a los que Dios envía para comprar las baratijas
A modo de síntesis
contenido del capítulo referido al lenguaje y el actual, sobre el niño, desde el punto de vista
de Benjamin.
En principio, hay que decir que lo que encuentran las nuevas generaciones es mucho
más que el lenguaje nombrador, en sus versiones oral y escrita: fundamentalmente los
junto a discursos tales como el de la pedagogía y la psicología que especifican qué es lo que
Todo ello conforma un marco desde el cual se irán plasmando las condiciones para la
como siempre lo fue, sólo que a partir de los “tiempos modernos” cada vez es mayor el
cúmulo de lo que cada generación “aporta”, y con lo cual condiciona a las venideras, tanto,
que desde las últimas décadas es posible pensar en la extinción de la especie. Es decir, de
tanto y por la forma en que se vienen modificando las condiciones de existencia, se está
quienes levantan ante el niño la ‘bandera de los tiempos modernos’ y del ‘sentimiento
actual’.
En cambio, en cada adulto en el que perdura el niño que ha podido ser testigo de los
“progresos” que se llevaron adelante en su entorno, quizás siga vigente la posibilidad de oír
lo que le dicten y tal vez sea capaz de percibir las consecuencias del ‘dominio de la
naturaleza’ que han surgido por la dificultad para dominar ‘la relación’ con la misma:
“(…) para conocer la tristeza de las ciudades que, en apariencia son tan relucientes, hace
enorme cantidad de autores, incluido Benjamin. Así resulta posible inferir cuestiones
¿De qué manera resulta aplicable este procedimiento al estudio del lenguaje? ¿Cuál es
la experiencia del lenguaje nombrador que hace el niño? ¿En qué punto existiría analogía
141
Una fase “infans” o infantil en el sentido de “sin lenguaje” es lo que constatamos con
cada recién nacido que llega al mundo y no resulta tan difícil establecer una analogía que
nos transporte a la filogenia y a los primeros Sapiens. Pero, ¿hasta dónde llega, cuál es el
límite de la misma?
Aquí, por todo lo dicho, por el lado de constatar la analogía intervienen: la inocencia
(que es más que la ausencia de culpa), la ingenuidad (que es más que la ausencia de
reflexión) y, por sobre todas las cosas, la facultad mimética y las correspondientes
Ya con esto último, comienzan las profundas diferencias entre filogenia y ontogenia:
el centro de tales diferencias radica en la experiencia del mundo que era posible antes, y la
sensoriales y quizás, luego, no sensoriales desplegando las inervaciones a las que invitaba
el cosmos, los bebés de hoy cuentan con una síntesis histórica, por decirlo de algún modo,
Presumiblemente tanto los bebés como los primeros Sapiens han contado con recursos
similares, pero lo que sin dudas resulta ser diferente, es aquello a lo que aplican sus
recursos.
del lenguaje nombrador es una de las tareas que cumple cada generación con las venideras.
Así, en cuanto al lenguaje nombrador no es del todo exacta la imagen que haría
142
naturaleza, el cosmos y las cosas, y los segundos con lo mismo, pero ya nombrado. Es
de algún modo, que en el caso del infante (y de lo “infantil” que perdura en niños y adultos)
suficiente aquí, la importancia de lo fijado por escrito, en el sentido que adquiere al sellar y
Pero hay otro aspecto, de la escritura y del ‘trato con las letras’ al que Benjamin
punto que afirmó: “(…) de todo cuanto me ocupó en la infancia nada despierta en mí mayor
Lo interesante del ‘trato con las letras’, es que contiene un elemento de imposibilidad,
‘resignación’, por la manera en que la mano que ‘obedientemente’ dispone cada letra en
orden para formar las palabras, al mismo tiempo “debía quedar fuera, como le sucede a ese
largo de la historia de la cultura tiene así una dimensión de tensión, que no es ajena al
143
aspecto trágico contenido en el lenguaje nombrador tal como quedara explicitado en el
“La mano todavía puede soñar el gesto, pero no despertarlo para así cumplirlo
realmente”. (Idem)
vigente en cuanto al “trato con las letras”, en tanto que: “Lo que busco en él es ella misma:
la infancia completa, como estaba en el gesto con que la mano empujaba las letras por el
144
Parte II: Sobre el niño en la contribución de Donald Winnicott
Introducción
impregnan todo el decurso de la vida posterior, en lo que hace a este capítulo intentaré
Una vez más y teniendo en cuenta que los infantes y los niños ingresan a un mundo ya
Dicho eje tiene el interés de mostrar la relevancia que tienen dos temáticas que
Winnicott ha ido abordando como casi una constante a lo largo de su obra: una se refiere al
enorme peso para comprender los aconteceres de la infancia y la niñez habida cuenta del
estado de ‘dependencia absoluta’ en la que el ser humano ingresa a la vida hasta tal punto
que, los primeros tramos hacen a la humanización misma, como proceso imposible de
punto de vista del ordenamiento y sucesión de las generaciones, o incluso en cuanto a las
fases del desarrollo, hay otro aspecto que se pone en juego en la contribución de Winnicott,
Saliendo por un momento del aporte de Winnicott pero a su vez para ahondar un poco
145
más en la presentación de la temática del capítulo, acudiré a otro enfoque basado en el
aporte de un fisiólogo.
Citaré una imagen que propone M. Cereijido para referirse a los aspectos epigenéticos
que intervienen desde las fases más tempranas del desarrollo infantil. Su manera de señalar
preponderantemente abierta’ propia del infante, que a la par del estado de prematuración le
permiten aseverar que “(…) si no hay transmisiones maternas, sus ritmos vitales se
Me interesa continuar la reflexión con la imagen que el autor propone para establecer
una analogía con el recién nacido, ya que justamente se trata de un reloj: “(…) imaginemos
un reloj que, a pesar de ser muy moderno y avanzado, marcará cualquier cosa si no es
El recién nacido visto entonces como un avanzado reloj, pero que aún no ha sido
manera en que los ritmos vitales de uno y otro se ponen en concordancia: ‘concordar’,
término que “(…) quiere decir, literalmente, poner en sintonía los corazones (…)”. (Ibid, p.
100)
aconteceres de la vida emocional del niño, atendiendo a dos aspectos que se podrían
calificar como emblemáticos de la relación entre generaciones: uno es el que gira en torno
la educación y el otro se refiere a los inconvenientes propios del niño que “se-porta mal”.
En cuanto a esto último enfocaré el concepto de ‘niño deprivado’ en tanto pone de relieve
146
cierto tipo de dificultades propias del fracaso de la generación de adultos en la experiencia
de acompañar los requerimientos del niño en crecimiento, dado que sus problemas son el
En torno a los aspectos mencionados pretendo esbozar algunos detalles del concepto
de niño que guardan relación con el concepto de experiencia, que tal como surgen de la
relevancia que tiene su papel para contribuir al cuidado y sostén de los miembros de la
generación venidera.
Esto último no se refiere únicamente a las madres y a los padres, incluye a los
reflejado en una cita en la que muestra las diferentes dimensiones que hemos de tener en
cuenta quienes pretendemos realizar una labor con niños en tanto que:
(…) incluye nuestra labor con los padres, las familias, los custodios de toda índole, las escuelas
de diverso tipo, los grupos sociales y otros hechos y factores ambientales, y en verdad el estado
dos de los elementos privilegiados para su estudio surgen de las condiciones del ‘ambiente
147
Hacia el concepto de niño en la obra de Donald Winnicott
Una manera de empezar a acercarnos a la visión del niño que Winnicott ofreció es
situarlo en el lugar que le asignó en las ‘fases del desarrollo emocional’, que son: la de
Las dos primeras, propias del infante y la última como culminación de los procesos
Una es sobre la comprensión y el uso de esta esquematización que, una vez más, no es
compatible con una posible linealidad. Para decirlo brevemente, buena parte de los
ejemplos con los que Winnicott da muestra de su labor clínica se basan en el trabajo con
pacientes adultos que atraviesan una ‘regresión’ a la ‘fase de dependencia absoluta’. Para
(…) lo que empieza en la infancia no termina ahí. En cada niño perdura, consolidando
posiciones que siempre pueden volver a perderse y volver a recobrarse. Así que, si algo puede
no se alcanza nunca, sino que tampoco sería lo deseable: “(…) la independencia no existe.
No sería saludable que un individuo fuera tan retraído como para sentirse independiente e
148
invulnerable. Si hay alguien con esas características, sin duda es dependiente. Dependiente
núcleo, que es el del ‘self,’ que ha de permanecer inmune y que no deberá ser afectado por
la experiencia.
Las fases del desarrollo se despliegan teniendo como trasfondo el interjuego entre las
de señalar con cierto énfasis uno de los logros que acontece en el marco de la vida
Dicho esto no es mucho más lo que puede decirse de manera generalizada en cuanto a
infancia y niñez. En tal caso, lo que cuenta es la historia singular. Sin embargo con vistas al
concepto de experiencia hay algo que se puede ofrecer a la reflexión, y tiene que ver con la
integración al tiempo.
conlleva al ‘estar integrados al tiempo’. Atenderé aquí al elemento temporal en tanto que
contiene una estrecha afinidad con el problema de la relación entre generaciones y con el
149
concepto de experiencia.
todo momento. Las personas no se limitan a tener su edad cronológica; hasta cierto punto,
tienen todas las edades, o no tienen ninguna” (Winnicott, 1960/2009b, p. 162), que se
complementa con la que fue citada párrafos arriba referida a que la infancia ‘continúa todo
el tiempo’.
más o menos explícita, en cuanto a cómo incide en los procesos del desarrollo emocional.
En ambos terrenos cabe preguntarse una vez más ¿de qué tiempo se trata?
según el cual cada tanto acude a algún texto literario: “El que hace sonar la campana es el
tiempo, no nuestro tiempo”. (Winnicot, 1961b/1998, p. 271) Sobre esta cita aclara: “(…) es
(Idem)
Más adelante, el poema alude a “Un tiempo más viejo que el tiempo de los
cronómetros”.
Hay una distinción entre el tiempo medible que hace sonar la campana, que es también
el del calendario, el del cronómetro y el del reloj, y diferente de todos ellos: ‘nuestro
tiempo’.
¿Cuáles son las características de este último? ¿Responde a algún tipo de construcción?
150
¿En cuál de ellos vive el niño? ¿Hay alguna vinculación entre el tiempo del reloj y ‘nuestro
Justamente en Gran Bretaña, a partir de 1880 “Por primera vez en la historia, un país
adoptó una hora nacional (…)”. (Harari, 2014, p. 389) Lo cual aconteció a requerimiento
del funcionamiento del ferrocarril, que exigía una ajuste preciso del horario entre las
diferentes ciudades.
Las reflexiones en torno a dichas preguntas tienen en esta tesis el interés de reconducir
las argumentaciones hacia otra pregunta basada en: ¿Cómo se entrelazan la dimensión
temporal y la experiencia?
Comenzaré por tratar de señalar el papel que desempeña aquí el vivir del niño en el
temporal es tan importante como cualquier otra clase de integridad”. (Ibid, 274) De manera
que intentaré seguir explorando hacia dónde conduce la reflexión sobre este tipo de
integridad.
importante de esta formulación reside en que sin este ‘apoderarse del tiempo’, no sólo no
habría cabida para ‘nuestro tiempo’, sino tampoco para el medible, del calendario, del
delimitación entre un mundo interior y un mundo exterior agrega el ‘factor tiempo’, que
151
como se verá entrelaza y articula lo medible y objetivo con lo que transcurre por fuera y
tiempo. La madre es quien hace que el tiempo transcurra (este es un aspecto de su funcionamiento
como yo auxiliar), pero el bebé cobra un sentido personal del tiempo que al principio sólo abarca un
lapso breve. Este sentido del tiempo es similar a la capacidad del bebé de mantener viva la imago de
por decirlo de algún modo, ocupándose tanto del tiempo del reloj, como de ‘nuestro
Por el lado de la provisión ambiental: “Con su cuidado de cada minuto, sienta las
bases de la futura salud mental del bebé. He ahí la tremenda tarea parental”. (Winnicott,
1961a/2009a, p. 96) Y por el lado del infante, si existe dicha provisión, transitará hacia la
temporal o discontinuidad del cuidado. En caso de separación de la madre, que ésta resulte
152
Sobre la ‘experiencia del nacimiento’ y el ‘factor tiempo’
que ya desde ese momento se empieza a inmiscuir el ‘factor tiempo’. Se refirió a las
Demoras leves pero que sobrepasan la capacidad del bebé para tolerarlas deben ser muy
comunes, y desde el punto de vista clínico encontramos aquí una base para el interés intelectual en
201)
por un lado Winnicott señala que “(…) cuando el parto se produce a término, ya hay un ser
(Ibid, p. 199) y por otro, que se trata de una “(…) demora que está más allá de su
comprensión, ya que para el bebé que reacciona ante la intrusión de un parto demorado no
hay precedentes ni varas de medida con los cuales comparar esa demora o predecir sus
penosa’ propia de un parto demorado. Winnicott vincula dicha ‘infinitud’ a lo que más
adelante puede tomar la forma del aburrimiento y también al desagrado que produce por
ejemplo la música sin estructura formal, esa que suele escucharse justamente en las salas de
153
Esta manera desubjetivada de estar en el tiempo, tal como lo está el bebé en el pasaje
demorado.
Volviendo al ejemplo de la música, Winnicott señala que “(…) hay muchos individuos
Winicott señala la dificultad para ‘usar la forma’ de la música en ese caso. Ampliando
dicha reflexión considero que la dificultad puede extenderse hacia otras “formas” que
potencialmente contengan también algún elemento creador que contribuya a que el sujeto
habiendo perdido la noción del tiempo del cronómetro, del calendario y del reloj.
Aparece de inmediato una posible analogía entre enunciar ‘un programa exacto
acorde con el reloj’ y la vida de hoy regida para muchos por la “forma” de la agenda y del
calendario, y por supuesto también del reloj. ¡Justamente la agenda funciona como “la”
forma!
adultos, continuará vigente la importancia del factor tiempo como aspecto esencial de la
provisión ambiental: “Tenemos que organizarnos de modo tal que en todos los casos haya
alguien con tiempo e inclinación para conocer las necesidades del niño”. (Winnicott,
1962b/2002, p. 93)
154
Todos estos procesos forman parte de la posibilidad o imposibilidad de que en algún
momento se constituya un ser capaz de un “(…) vivir en el aquí y ahora (…)”, (Winnicott,
1969c/2009a, p. 146) muy diferente de la experiencia del vivir que transcurre en una “(…)
responder que al menos mientras juega, vive en un “ahora” de la misma forma que está en
un “aquí”.
confiere a la actividad del jugar excluye dirigir la atención al contenido de los juegos.
Esta exclusión es de enorme peso a la hora de fundamentar la tarea del analista que
trabaja con niños. Pero no sólo allí. Volviendo a enfocar la relación entre generaciones,
desde esta perspectiva no se sobrecarga dicha relación con la visión de lo que sería tener
que transmitir “algo” por medio del juego. Es decir, retira o excluye la exigencia de atender
jugar, en sí y sin importar a qué, libre de otros fines por decirlo de algún modo, en donde lo
que cobra relevancia es el ‘gesto’ que se plasma allí, independientemente de lo efímero que
este pueda ser. A su vez hay que señalar que desde el punto de vista del niño que juega,
expresa, hace y es: “Para dominar lo que está afuera es preciso hacer cosas, no sólo pensar
o desear, y hacer cosas lleva tiempo. Jugar es hacer”. (Winnicott, 1988, p. 64)
155
Al desarrollarse por fuera de cualquier intención o exigencia del adulto, como podría
es la actividad por excelencia en la que se puede plasmar el ‘gesto’ creador del niño y
también la manera en que este se ve afectado por las tensiones propias del vivir. Sólo en
dicho marco, lo creado será una muestra de las experiencias acumuladas en el vivir, tanto
caso del adulto que juegue con el niño, no será otra cosa más que la posibilidad de
infinitas. Gracias a él, el niño puede experienciar cuanto encuentre en su realidad psíquica interior y
personal, que es la base de su creciente sentido de identidad. Allí habrá amor, pero también
Hasta tal punto es crucial el jugar, que a los ojos de Winnicott es en sí mismo un
indicador de salud, y en el caso de que un niño no juegue “hay que conseguir” que lo haga.
A su vez hay que hacer extensiva la misma apreciación al adulto o bien, no olvidar que ‘la
del terapeuta. Si este último no sabe jugar, no está capacitado para la tarea. Si el que no sabe jugar
es el paciente, hay que hacer algo para que pueda lograrlo, después de lo cual comienza la
psicoterapia. El motivo de que el juego sea tan esencial consiste en que en él el paciente se muestra
156
creador. (Winnicott, 1988, p. 80)
mismo Winnicott. Cualquiera que transite por sus textos comprobará que se ocupa de la
mención y a veces descripción del juego basado en la formulación: “Soy el rey del castillo”.
principio la descripción que realizó del juego para señalar que el niño “(…) tiene como
274) Algo que, por lo demás, es el signo distintivo de toda la actividad propia del jugar. Lo
ilustra con la imagen del niño que parándose sobre el castillo de arena que ha construido
Lo que en la mayoría de las citas en las que describe este juego apunta a señalar el
aspecto del ‘Yo soy’, en tanto posicionamiento subjetivo que se afirma allí, en el artículo
que vengo citando, justamente referido al Factor tiempo en el tratamiento, señala otro
asunto crucial que le es concomitante al “yo soy”. Así aclara: “En su frase ‘Y tú eres un
pronto aparecerá alguien que le venga a manifestar su derecho a ser el rey del castillo.”
(Idem)
157
entonces, buena parte de la tensión y el conflicto que gira en torno a la relación entre
Así en cuanto al juego “Soy el rey del castillo” se refiere a dos situaciones: una en la
que el padre abdique a la hora de tener que confrontar con el hijo adolescente, y otra en la
que este último triunfa demasiado temprano en algún ámbito (claramente pueden ser
también las dos caras de una misma situación). El apresuramiento o destiempo pondrá al
adolescente en situación de tener que exponerse a ‘ser matado’ no por la generación de sus
hijos, sino por la de sus hermanos, con consecuencias para asumir y sostener el calibre
Lo cierto es que el niño ya crecido necesitará ‘tiempo’ para madurar. Hasta tal punto
es así, que Winnicott considera que la principal ‘cura’ para la adolescencia es, justamente,
Sumaré un detalle más basado en esta breve alusión a la adolescencia, ya que permite
integrado a su época.
En la década del sesenta, en la que el autor estaba próximo a cumplir sus setenta años,
158
interesante es que se ocupa allí tanto del proceder de los representantes de la generación de
Desearía que no hubiese edad intermedia entre los 16 y 23 años o que la juventud durmiera
hasta hartarse, porque nada hay entre esas edades como no sea dejar embarazadas a las chicas,
la pregunta: ¿cuál es la solución ante los desafíos y agravios que los jóvenes suscitan en los
Desde el punto de vista de los jóvenes el abanico se abre en torno a la tarea que les
representa el tener que ‘hacer frente al aquí y ahora’, con mayor o menor éxito en el
hallazgo de ‘actividades interinas’, hasta tanto les sea posible arribar al siempre huidizo
‘sentido de existir como una unidad’. En el extremo del fracaso en dicha tarea se ubica la
Ahora desde el punto de vista de los adultos, y también del lado del fracaso en su
relación con los jóvenes, Winnicott ubica todo aquello que surge de la “(…) indignación
159
Así señala también el titular publicado en The Observer: “Mantienen a raya a
roqueros” resaltando Winnicott la “(…) eterna dialéctica de los individuos que crecen en
una sociedad de adultos que han logrado identificarse con ella por las buenas o por las
malas”. (Idem) Y que se empeñan en obtener lo mismo, de parte de los jóvenes, diría yo.
Así, el contexto propio de la década del sesenta en Inglaterra ofreció un rico material
para las reflexiones de Winnicott, quien observó además la enorme relevancia que cobraba
en los medios de difusión hacerse eco de las situaciones que ponían en evidencia los
problemas ocasionados por los jóvenes. En cambio, los hechos valiosos en los que los
Desde estas constataciones Winnicott señala: “(…) cuando sucede un milagro, como
lo fueron los Beatles, algunos adultos dan un respingo, cuando podrían suspirar aliviados
(Idem)
La respuesta a la pregunta sobre cuál es la solución para los problemas que ocasiona la
adolescencia es, según Winnicott, la acción del ‘gran curador’ que es el ‘paso del tiempo’:
realmente cuenta es contener y ayudar a que las tensiones se diluyan por sí mismas o se
Por lo demás, aparte de rectificar las edades que aparecen en Cuento de invierno para
que la juventud durmiera (considera que en su época tendría que ser entre los 12 y los 20,
160
en lugar los 16 y 23, sugeridos por Shakespeare), Winnicott afirma, ‘la juventud no
dormirá’.
También pone de relieve un ejemplo histórico de aquello en lo que puede consistir una
‘solución falsa’ ofrecida por la generación de adultos junto a los peligros que giran en torno
Hitler dispuso resolver el problema suscitado por la juventud “(…) ofreciéndoles el papel
Mencionar el régimen nazi, como también los casos en los que, aun actuando mejor, la
(…) son los miembros enfermos de la comunidad los que se ven forzados por motivaciones
inconscientes a hacer la guerra y a lanzarse al ataque como defensa contra ideas delirantes de
persecución, o bien a destruir el mundo, un mundo que uno por uno y separadamente, los aniquiló
Más adelante retomaré estas reflexiones. Simplemente señalaré aquí que la presencia
oscurecen buena parte de las condiciones de existencia en las que gesta la ‘provisión
ambiental’ y las posibilidades de sostener y contener las necesidades de los infantes, los
161
Sobre el niño y la educación
¡Primero el bebé,
Buena parte del tiempo que los mayores dedican a los niños, tal vez no sea exagerado
Como parte del interés de Winnicott dirigido a los niños también ha figurado la
educación y la manera en que la escuela y el maestro aparecen para bien o para mal en la
vida de este. Muchas de sus conferencias y escritos han tenido como destinatarios a los
educadores y han tratado las diversas problemáticas que se hacen visibles en el marco de la
vez más a Shakespeare para introducir una descripción del niño de corta edad, en su
vinculación con un ámbito de la sociedad que para la época ya estaba empezando a cobrar
avanza hacia la comprensión del lugar del niño pequeño en los intereses y preocupaciones
Los tontos, decían, incursionan allí donde los ángeles tienen miedo de pisar. Por fortuna,
Shakespeare no es ningún ángel, así que tal vez pueda evitar que me consideren un tonto por tratar
162
de introducir un nuevo acto en las siete edades del hombre que representamos en el escenario del
Así agrega otra “edad” luego del bebé: “(…) el preescolar, cuya higiene mental pesará
De esta manera, y por más retrógrado que pueda resonar hoy el concepto de ‘higiene
científico dirigido a la comprensión de la niñez y a tratar de saber qué hacer con las
inquietudes que suscitan los niños. A su vez, como se verá, es una temática que permite ir
al corazón de la relación entre generaciones de una manera que es enteramente afín a las
preocupaciones de Benjamin, quien hizo explícita la pregunta por la diferencia entre lo que
significa dominar “a los niños” o bien dominar “la relación entre las generaciones”. Es
cierto que “educar” no tendría por qué quedar ligado a “dominar”. También es cierto que,
en los hechos, este deslinde no siempre parece estar puesto en claro. Winnicott también
señala con preocupación el hecho de que existe el tipo de personas que “(…) busca
Winnicott, en ese mismo escrito de 1936 se refiere al niño de dos a cinco años desde el
punto de vista del lugar que tenía asignado en la sociedad del siglo XVI y en la del siglo
XX:
(…) era una especie de sirviente doméstico, ignorado por poetas y filósofos como todos los
163
cocinera más ama de llaves y ha ganado reconocimiento; y el período del párvulo también ha
En ese mismo año dedica un escrito a El maestro, los padres y el médico (Winnicott,
1936b/1998) que tiene el interés de mostrar justamente el tipo de dificultades que, al menos
expectativas y exigencias que sobre él pesaban acorde el punto de vista de sus mayores.
¿Y hoy…?
reflexión sobre lo que significa la yuxtaposición de estos tres tipos de seres humanos:
Claramente se sitúa desde la perspectiva del niño lo cual forma parte esencial de su
adulto, señalando que: “(…) podría existir un punto de vista infantil, no complicado,
distinto del de la madre o el observador, y que quizá fuese ventajoso examinar ese punto de
el uso de su tiempo, y por sobre todas las cosas, por una dificultad para identificarse con las
164
Si no es capaz de reducir su mundo cuando tiene hijos pequeños, se comprueba que encuentra
ciertas dificultades para creer en los sentimientos del niño pequeño y para percibir lo terrible que es
sentirse inquieto a los dos años, lo terrible que es amar y odiar, y lo espantoso que es tener miedo.
Se me dirá que no estoy enunciando nada nuevo, pero a toda edad están los que creen en los
sentimientos del niño pequeño, y por otro lado la mayoría, que los niega o se vuelve sentimental al
Acá cabe enfatizar que el ‘sentimentalismo’ no es algo que surge precisamente del
médico, en verdad, lo que cabe es señalar la vigencia del planteo y en donde se podría
agregar a otra serie de profesionales que se suelen sumar hoy, y no siempre con felicidad
niño, Winnicott preguntó: “¿soy el único que siente la artificialidad de todo esto?”
Para dimensionar a qué se refiere con lo ‘siniestro’ y con lo ‘artificial’ hace falta
consubstanciarse con la pregunta sobre ¿qué necesita un niño? Y la respuesta es: amor.
Amor, que se expresa en los cuidados, y que provenga de una misma persona, máxime
cuanto menor sea la edad del niño. Y la siguiente pregunta es: ¿eso es algo que puedan o
Volviendo a la reunión de los tres tipos de adultos mencionados, afirma que se basa en
165
que: “(…) en algún lugar, hay un niño. El niño es el cemento que liga entre sí a estas
piedras, y es también el terremoto que las hace pedazos”. (Winnicott 1936b/1998, p. 117)
Ochenta años después de dicha conferencia hay que decir que los adultos se han
armado con ciertos recursos con los que intentan tomar el control de las placas tectónicas
expresiones de los niños que se plasmen con forma de malestar. Son los psicofármacos que,
de los adultos en la contención, sostén y capacidad de amor. Con lo cual, una vez más,
caemos en la relación entre generaciones porque algo viene aconteciendo: los actuales
adultos también han sido niños, sus dificultades a la hora de posicionarse encarnando la
figura de madre y de padre guardan relación, entre otras cosas, con algunos detalles del
otro’ que a mi parecer podrían explorarse para empezar a transitar una posible reflexión en
torno al asunto mencionado. También se ha referido a la tarea colectiva que se requiere para
sociedad. Tarea colectiva que indudablemente a los ojos del autor podría haber dado curso
niño. Si se atendiera a estos un poco más apropiadamente no tendríamos que estar pensando
166
verdaderamente cuenta en lo más hondo de la relación entre generaciones que en términos
muy pronto cobrará relevancia para los padres encontrar a otros adultos que contribuyan a
las tareas propias de ampliar la presentación del mundo que, más tarde o más temprano,
será bueno para el niño que acontezca, máxime, junto a la experiencia de habitar espacios
con pares.
Hasta aquí podría empezar a aparecer la familia ampliada, el vecindario, la tribu, etc.
Pero lo que ha dado como respuesta nuestra sociedad occidental ha tomado la forma de
jardín de infantes, y de allí, el ingreso en la vida del niño de la figura del maestro. En dicho
ámbito, al decir de Winnicott, y luego de disculparse por usar la palabra “normal”, afirma:
“(…) el niño normal tiende a unir al maestro y a los padres en una relación feliz, en la que
cada uno es una extensión de la personalidad del otro”. (Winnicott, 1936b/1998, p.117)
suficiente margen para dar cabida al jugar, sigue portando un enorme potencial a la hora de
tratar con el niño. A veces con gran pesar para el maestro, ya que muchos niños llegan con
imposibilidad de jugar.
167
Resulta interesante atender también a las consideraciones de Winnicott respecto de la
formación profesional del docente que tenga que tratar con niños pequeños, en donde
además de hacer extensiva la importancia de reconocer y creer en los sentimientos del niño,
enfatiza que lo más esencial de su labor no podrá surgir de la capacitación. En tal caso
sugiere una recomendación para quienes estén buscando personas aptas para la atención del
niño pequeño: “Sólo se recibirán solicitudes de los que puedan amar”. (Winnicott,
1936a/1998, p. 103)
De la misma manera llama la atención en cuanto a todos los detalles propios del
especialmente nocivas si van a la par de aquello que “(…) descuida su corazón, sería mejor
que lo dejase en su casa, en medio de la suciedad, la mugre y las necesidades físicas”. (Ibid,
sucia” en la que muchos niños han de transitar en sus primeros años, hay algo que
Winnicott resalta refiriéndose a las condiciones de existencia en los barrios pobres y en los
departamentos modernos. En cuanto a los primeros destaca el valor de aquello que se ajusta
En muchos aspectos, cuando situamos a un niño en un medio donde hacer revoltijo es pecar,
convertirse obviamente en una persona descontrolada, tal vez lo estemos sometiendo a una tensión
168
De allí la importancia para muchos niños, de los jardines de infantes siempre y cuando
(…) lugares en los que durante unas horas al día puedan conocer el alcance de sus
impulsos y por ende ser más capaces de lidiar con ellos y tenerles menos miedo. Para esta
tarea no se precisa una comprensión psicológica especial, pero sí una gran tolerancia, que
Lo dicho no ha de entenderse como una exaltación valiosa sin más de la vida en los
barrios pobres, empezando por el hecho de que “(…) hay condiciones de vivienda que
Cuanto más se avanza en los niveles del sistema educativo hay más posibilidades de
falta de correspondencia entre lo que el niño necesitaría y lo que la educación tiene para
adultas respecto de la educación de los niños: cuando pretenden ‘inyectar’, saberes, ideas,
169
Explorar un poco más estos asuntos tal vez permita comprender y elaborar mejor la
idea de lo que podría ser una alternativa valiosa que evite apelar a ‘inyectar’.
Recurriré a una cita que, a pesar de que desde una primera mirada resulta un poco
extraña y difícil de captar, contiene una profunda indicación de lo más propio de la posición
del niño respecto de todo aquello que proviene del mundo externo que, demás está decir, es
mucho más de lo que abarca una propuesta educativa escolar: "El maestro tiene que
presuponer que el niño ha surgido del ámbito de la paradoja, donde fue auspiciado por sus
dependencia absoluta y en el marco del proceso de ilusión que allí acontece, ‘el bebé crea
el objeto’, sin embargo, desde el punto de vista del observador, a dicho objeto alguien tuvo
que ponerlo allí. Es una paradoja. Es decir, aún en el momento de máxima dependencia el
Toda la dialéctica entre mundo interno y mundo externo se inaugura con el sello del
Lo que está adentro forma parte del self, aunque no intrínsecamente, y puede ser proyectado.
Lo que está afuera no es parte del self, aunque tampoco intrínsecamente, y puede ser introyectado.
170
En la salud se produce un intercambio constante mientras el niño vive y recoge experiencias, de
modo que el mundo externo es enriquecido por el potencial interior, y el interno se enriquece con lo
Volviendo al niño con el que el maestro ha de aplicar su arte, es interesante ver que
“inyectar”. En tal caso lo que cabe resaltar es que todo aquello que no se avenga a ser
creado o re-creado, carecerá de significado para el niño. Dicho esto, el otro aspecto que
Winnicott especifica es que “(…) los introyectos no sólo son exportaciones reimportadas,
sino también verdaderas mercaderías extranjeras”. (Ibid, p. 129) Es decir, aparece desde allí
el resquicio y la posibilidad que han de emplear tanto el maestro como los padres.
(…) a medida que la criatura crece de este modo se prepara la etapa en la que los encargados
del cuidado del infante y el niño pondrán a su alcance no sólo objetos (por ejemplo: muñecas, ositos
tendrá que dejar de serlo y obtener las certificaciones, y llegado el caso enmiendas, que den
También se puede emplear un poco más esta comparación y preguntar cuál ha de ser la
posición más beneficiosa desde el punto de vista del quehacer de los padres para que en el
“país del bebé” se sienten las bases para el despliegue de un vivir creador. Al respecto cabe
171
destacar que:
(…) los padres no obran introduciendo en el niño la idea que ellos tienen del mundo
real; lo hacen adaptándose suficientemente bien a las necesidades del niño, y luego fallando
la educación del niño, lo que verdaderamente cobra valor es que: “Si los niños nos aman
tratarán de equipararse con lo mejor que ven en nosotros”. (Winnicott, 1936a/1998, p. 105)
del país extranjero de los adultos. El problema se presenta cuando en los adultos aparece
Volviendo a los aspectos edilicios y humanos, el niño que crece en una casa que tenga
como lugar más valorado el ‘baño azulejado’, tendrá dificultades en la expresión de los
impulsos, y en su manejo: “(…) estas personas no les permiten a sus hijos ser naturales y
así desarrollar poco a poco su propia actitud personal hacia la moral”. (Ibid, p. 106)
Una vez más queda desestimado el recurso basado en “inyectar”, sin embargo en la
172
profesor Niblett, quien en la conferencia inicial de ese mismo ciclo expuso las palabras de
un director de escuela dirigidas a un niño: “Hoy a las cinco de la tarde, si todavía no crees
aspecto de la educación del niño y la relación entre generaciones, que es el que gira en
posición desde la cual han de situarse los adultos que tengan a su cargo la tarea de
acompañar el crecimiento de los niños. Dentro de ella, como se ve, no cabe por ejemplo
“inyectar” ni un Dios, ni la bondad, ni las buenas costumbres. Tampoco sirve que el adulto
castigue al niño por lo que considera opuesto al buen sentir y obrar. Desde dichas
los procesos internos que conducen a elaborar sus propias creencias y llegar a experimentar
un sentido ético.
las religiones han asignado al ‘pecado original’ y por contraste, “(…) no todas han llegado
tiempo separada de los individuos que colectivamente crean ese concepto de divinidad”.
(Ibid, p. 122) Lo cual se verifica no sólo en la visión del niño sino también del adulto, ya
que prevalece el enfoque que promueve purificar y limpiar los productos de la importante
En ese mismo escrito lo que Winnicott agrega es que: “La religión (¿o acaso la
173
teología?) le sustrajo el bien al niño individual en desarrollo, y después estableció un
sistema artificial para inyectar lo mismo que había robado; a esto se lo ha denominado
religiosa, Winnicott también planteó las dificultades que surgen de la restricción de algún
área de la experiencia del niño, en pos de evitar que se contamine, por decirlo de algún
(…) se negó a permitir que su hija conociera ningún cuento de hadas, ninguna idea de las
brujas, las hadas o las princesas, porque quería que la niña tuviera una personalidad exclusivamente
suya. A esa pobre niña se le pedía que empezara desde cero a concebir las ideas y las realizaciones
artísticas producidas por la humanidad durante siglos. Este esquema no da resultados. (Ibid, p. 131)
¿Cuál ha de ser el esquema que dé resultados? ¿En qué medida el aporte de una teoría
puede ofrecer fundamentos que contribuyan a una mejor relación entre las generaciones?
A los ojos de Winnicott aparecen dos posiciones extremas que de algún modo han
quedado ejemplificadas con el proceder del director de escuela que pretende inyectar la
creencia en el espíritu santo por un lado, y por otro el padre que pretende mantener a su hija
espontáneamente.
174
innato. Entre quienes consideran que el código moral se enseña, suelen figurar los que
optan por inyectar y que tal como ha quedado expuesto, terminan exigiendo obediencia y
sumisión. Entre los que lo consideran innato, se cuentan aquellos que, como el padre que
quería evitar los cuentos de hadas, aíslan al niño de un área de la experiencia, soltando la
mano, por decirlo de algún modo, para que se encaminen como puedan a establecer su
propio código.
verá, tampoco es totalmente exacto afirmar que, ni se enseña, ni es innato. Una vez más,
por un lado: “(…) es preciso que desechemos de plano la teoría de la posible amoralidad
innata del niño”. (Winnicott, 1966/2009b, p. 134) Y por otro, afirmarse en la idea del
‘desarrollo moral natural’ que se obtiene cuando se ofrece un ‘buen escenario’ de crianza,
Por todo lo dicho, a partir de los cuidados propios de una provisión ambiental
tanto que comenzará a dirigirlos hacia un objeto total que se ubica por fuera de su dominio
mágico.
teniendo en cuenta que la moral no se implanta ni tampoco se espera que surja por sí
175
misma: ¿Qué papel cumplen los adultos? ¿Cuál es el lugar o cómo ha de entenderse el
ejercicio de la autoridad?
refiriéndose a los problemas que suelen girar en torno al control de esfínteres y el papel que
cumple la madre allí, preguntó: “(…) cómo hará para exigirle sumisión a ese niño sin
posibilidad del control de esfínteres es algo que suele pasar desapercibido. Winnicott
reafirma el peso que tiene recordando que sus logros han sido dignos de ser nombrados
como ‘moral de esfínteres’, en donde una vez más la sensibilidad del adulto y la posibilidad
de identificarse con el sentir del niño en ese momento será crucial y permite reafirmar la
idea que rodea todo este apartado y que se basa en que: “El primer principio de la
educación moral es que ella no sustituye al amor”. (Winnicott, 1963e/2002, p.127) O dicho
en otras palabras: “(…) siempre hay más que ganar con el amor que con la educación”.
(Ibid, p. 130)
Siguiendo con el papel que juegan los adultos y volviendo a la necesidad de ‘desechar
la teoría de la amoralidad innata’, según Winnicott hay una razón para que
progresivamente se presenten y pongan al alcance del niño diferentes detalles del código
prevaleciente en el medio social y cultural: es menos cruel y más tolerante que el que llegan
a elaborar los propios niños. Cualquiera que consulte a los niños, incluso cuando se los
invita a elaborar los llamados “códigos de convivencia” en las aulas, comprobará que
De este modo lo que Winnicott señala sobre lo que podrían ser diversas formas de
176
dejar que los niños “controlen” su destino, es simplemente que “(…) el adulto sereno es
menos cruel en ese papel que un niño que asume excesiva responsabilidad”. (Winnicott,
1939/2009b, p. 111)
la tarea de la generación de adultos con relación a los niños: cuidarlos, sostenerlos, amarlos.
Hay una variada serie de manifestaciones de los niños que suelen causar gran
surgir dificultades aún dentro del campo del psicoanálisis si no se toma conocimiento de
y el plantear reclamos, por citar algunas, en donde pronto advertimos que no resulta obvia
Hay algo propio de la experiencia del mundo que es propia de ciertos niños en donde
la posible dialéctica entre lo interno y lo externo presenta una alteración según la cual
también se ve afectada la experiencia del tiempo en el sentido de que les resulte más difícil
Muy sintéticamente expresado, los hallazgos de Winnicott indican que las dificultades
177
‘deprivación’.
suficientemente bueno como para no haber tenido que atravesar allí lo que Winnicott
denomina ‘privación’, que es lo que se ubica en los comienzos de las más graves
patologías.
dependencia, es decir de que el objeto no está bajo su dominio omnipotente mágico, sino
fuera de él, si en este momento del proceso el objeto desaparece realmente o comienza a
Lo que el infante venía transitando en términos de “seguir siendo” pasa a dar curso a
señala al respecto es que más adelante cuando ese niño crezca y presente dificultades
factor tiempo y correlacionar eventos que acontecen en diferentes momentos, de modo que:
178
Además la deprivación puede producirse por separación de la madre y por ‘pérdida de
la vida hogareña’ en los primeros años del niño. Asunto este que fue estudiado con especial
bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. Curiosamente lo que pudo constatar allí no fue
de las personas, (que sin dudas ha tenido que ser inconmensurable) sino que tuvo que
atender a la situación de los niños que ya habían sufrido una deprivación y que tenían
Al evacuarlos de las ciudades hubo que encontrar hogares sustitutos para los niños en
pueblos y áreas rurales, y el problema fue que muchos de ellos no estaban en condiciones
de integrarse a la vida familiar. Entre los problemas que suscitaron algunos niños Winnicott
destaca:
Enuresis e incontinencia fecal ocupaban el primer lugar, pero encontramos toda la gama de
descarrilamiento intencional de trenes, ausentismo escolar, huida del hogar y asociación con
soldados. Desde luego, también hubo signos más evidentes de angustia, así como estallidos
personalidad con pérdida de interés por la ropa y la higiene. (Winnicott, 1947/2009b, p. 73-74)
que muchos de estos niños necesitaban no era tanto un hogar sustituto que pudiera obrar
sobre la base de algo edificado en el hogar anterior, sino más bien, empezar desde ser cero.
(…) un ambiente adaptado a las necesidades especiales del bebé y del niño pequeño, sin la cual
es imposible establecer los fundamentos de la salud mental. Sin una persona específicamente
orientada hacia sus necesidades, el bebé no puede encontrar una relación eficaz con la realidad
antisocial, hay algo que es propio de lo que ofrece al infante la ‘experiencia hogareña
Sin alguien a quien amar y odiar, no puede llegar a darse cuenta de que ama y odia a una
misma persona, y encontrar así un sentimiento de culpa y su deseo de reparar y restaurar. Sin un
ambiente físico y humano limitado que pueda llegar a conocer, no puede descubrir en qué medida
sus ideas agresivas resultan realmente inocuas, y, por lo tanto, no puede establecer la diferencia
Siguiendo con la ‘tendencia antisocial’ hay que decir que tiene dos orientaciones que
guardan relación con el desarrollo emocional temprano: una es la que apunta a la ‘búsqueda
Por el lado de la ‘búsqueda del objeto’, “(…) el niño busca algo en alguna parte, y, al
no encontrarlo, lo busca por otro lado si aún tiene esperanzas”. (Winnicott, 1956/2009b, p.
149) Dicha búsqueda está en la base del ‘robo’, entendiéndose que no se trata
180
Por el lado de la ‘búsqueda de estabilidad ambiental’, el niño busca algo “(…) capaz
perdido, una actitud humana en la que el individuo pueda confiar y que, por ende, lo deje en
En la experiencia del mundo que es propia del niño y del adolescente que sufrieron
presente y asume la forma del reclamo. Como se verá hay diversos grados en el calibre de
la deprivación que incluso guardan relación con la posible atención recibida posteriormente
de parte de los propios padres, en el sentido de haber llegado incluso a “curar” o subsanar la
misma.
Cuando las defensas se han endurecido y la desilusión es completa, el niño afectado está
destinado a ser un psicópata que se especializa en la violencia, en el robo o en las dos cosas; la
habilidad puesta en juego en el acto antisocial proporciona beneficios secundarios, con el resultado
‘S.O.S.’ de un ser que cuando más se muestra antisocial, más esperanzado está en conseguir
el resarcimiento al que inconscientemente sabe que tiene derecho (dicho una vez más, “lo
181
inadaptación materna). De allí nuevamente la importancia de lo que ponga en juego la
provisión ambiental, en términos de lograr atender o bien, de desatender una vez más.
Con relación a lo que ésta suele suscitar en la madre, Winnicott ha llegado a denominar
‘terapia materna’ a la actitud que ésta despliega en términos de esforzarse en mejorar una
adaptación que pudo haber tenido el detalle de ciertas fallas. De allí que, reparación
materna mediante, sean posibles luego tanto la posibilidad de dar expresión al ‘odio’, como
también el hecho de crear en el niño “(…) cierto sentimiento de deuda (…)”. (Winnicott,
1956/2009b, p. 152) que formará parte del recorrido hacia el principio de realidad.
un breve repaso por los conceptos referidos a la vida pulsional, ya que como he ido
incidencia de la teoría clásica de Freud al respecto, como también una parte de los
de Freud “(…) puedo decir sencillamente que no encuentro ningún valor en su idea de un
instinto de muerte”.
‘agresión’ o ‘destructividad’.
Sobre la destructividad
182
amor-discordia que Freud cita de Empédocles, Winnicott contrapone una primera moción
cuya “unidad es primaria”: “El eje de mi argumentación es que la primera moción es, en sí
misma, una sola, es algo que yo llamo ‘destrucción’ pero también podría haber llamado
con la existencia de una “tendencia integradora” que forma parte del eje de la teoría del
abstracto, por decirlo de algún modo, ya que su expresión se despliega en dependencia del
ambiente. De allí que sea ‘potencialmente destructiva’ y “(…) que lo sea o no, dependerá
del objeto: ¿el objeto sobrevive, o sea, conserva su carácter, o reacciona?” (Ibid, p. 292)
Hay una analogía por demás elocuente que ofrece Winnicott para dilucidar este
concepto. Recurre a
(…) la idea del fuego que sale de la boca del dragón. Cito a Plinio, quien (al rendir tributo al
fuego) escribe: “¿Quién puede decir si en esencia el fuego es constructivo o destructivo?” De hecho,
Al mismo tiempo, la sola mención de lo que podría ser la pregunta sobre si la moción
183
venía postulando una “(…) fusión original de amor y agresión (…)”, (Ibid, p. 108) tal como
se constata en la ‘voracidad’, al tiempo que señalaba que en tal caso “Tanto el amor como
el odio implican agresión”. (Ibid, p.104) Una vez más desecha la dualidad a nivel del
impulso aunque sin dejar de reconocer que: “El amor y el odio constituyen los dos
principales elementos a partir de los cuales se elaboran todos los asuntos humanos”. (Idem)
“Destructividad”, “destrucción” y “agresión” son los tres términos que aparecen en las
traducciones en las que se basa esta tesis y en su significado siempre se señala el papel
En otra oportunidad ofreció una forma de definir esta moción destructiva remitiéndose
a la pregunta de cómo surge. Al respecto Winnicott apela a concebirla como una ‘fuerza
inherente al ser humano’ que se manifiesta aún desde la vida intrauterina con la forma del
fase de dependencia absoluta. Al respecto citaré un párrafo en el que se suma una vez más
Si se le da tiempo para que desarrolle sus procesos de maduración, el bebé podrá ser
184
destructivo, odiar, patear y berrear, en vez de aniquilar mágicamente ese mundo. De este modo la
agresión efectiva se considera un logro. Las ideas y la conducta agresivas adquieren un valor
positivo comparadas con la destrucción mágica, en tanto que el odio se transforma en una señal de
civilización, cuando tenemos presente el proceso global de desarrollo emocional del individuo y, en
Como último detalle para comprender los alcances del concepto de ‘destructividad’ y
para no dejarlo circunscripto a las fases más tempranas del desarrollo emocional, tomaré un
ejemplo ofrecido por Winnicott basado en el posible accionar de un individuo que ingrese a
una galería de arte y arruine con un tajo un cuadro de un pintor antiguo. Al respecto
refiriéndose a esta posible persona antisocial señala que: “(…) no actúa impelida por el
amor a ese cuadro ni, en realidad, es tan destructiva como el amante del arte que preserva el
cuadro, lo usa plenamente y lo destruye una y otra vez en sus fantasías inconscientes”.
Este breve recorrido por la teoría pulsional tuvo el objetivo de reconducir hacia la
manera en que los impulsos se despliegan y entrelazan con la tendencia antisocial. Como se
verá, allí sí cobrará enorme relevancia atender a los componentes libidinales y agresivos,
Hay una fase anterior a aquella en la cual cobra sentido el concepto de fusión. En el desarrollo
185
temprano del individuo no se trata de fusión, porque lo que ahí existe, en la actividad que
caracteriza lo vivo del bebé, se inicia como una unidad o como algo unitario. (Winnicott,
1968a/2009a, p. 285)
En la fase de ‘dependencia relativa’, si el objeto desaparece (sea la causa que sea) por
“x” tiempo, que Winnicott señala como propio de cada bebé, que supere la capacidad de
Que mantengan la fusión significa que ambas tendencias pueden dirigirse a un mismo
objeto que, por el solo hecho de haber sobrevivido, revela que la ‘destructividad’ que
emana del mundo interno del bebé es más acotada y menos poderosa de lo que él pudo
Como se ve, la ‘culpa’ en esta conceptualización dista de ser algo que tenga que ser
adecuada, en tanto que guarda relación con lo que significa percatarse tanto de la propia
y la necesidad de reparar. De allí la importancia de que la madre siga presente en esta fase y
además, que no tome represalias. Como lo expresa Winnicott, “De todo esto nace el
impulso de ser constructivo”. (Winnicott, 1966/2009b, p.132) Así: “El niño llega a amar y
186
agresivas se produce de manera concomitante a los inicios de una relación con un ‘objeto
considera como uno de los importantes aportes de Melanie Klein en torno a lo que ésta
Si la madre se comporta del modo altamente adaptativo que puede surgir de ella con
naturalidad, dedica mucho tiempo a que el infante acepte el hecho de que el objeto del ataque
1958/2002, p. 27)
resulte posible tolerar los elementos agresivos inherentes al ‘impulso de amor primitivo’.
Más adelante, toda vez que aparece expresada la tendencia antisocial, ya sea en el
robo, la mentira o el portarse mal, por ejemplo, el niño transita por un ‘momento de
propio del niño deprivado es estar desesperanzado. Ante esto si la provisión ambiental es la
(…) el niño siempre debe tratar de saltar hacia atrás por sobre el área de zozobra intolerable y
187
llegar hasta el período anterior recordado, cuando él y sus padres daban por sentada su dependencia
y el niño hacía a sus padres una demanda apropiada a su edad y a la capacidad de ellos para
tendencia antisocial, tal como se manifiesta en el niño, recurriré a un ejemplo ofrecido por
(…) ¿Y saben lo que hizo el último trimestre? Me trajo un ramito de violetas, y casi me
dejo engañar, pero después supe que las había robado del jardín vecino ‘Dad al Cesar…’, dije.
¡Incluso roba dinero y les compra caramelos a los otros chicos…! (Winnicott, 1939/2009b, p. 105)
Por el lado de la niña, un gesto esperanzado junto con una posibilidad de ‘saltar hacia
atrás’ y por el lado de la docente una imposibilidad de identificarse con las necesidades de
la misma. A la niña le hubiera venido bien que la maestra se “dejara engañar” poniendo en
segundo plano los detalles sobre cómo obtuvo las flores. Y por sobre todo usando esa
situación para dar curso a un intercambio que se ponga a la altura del gesto, elevando y
niña.
Lo que resuena aquí en el acto del ‘robo’ es del orden de la ‘búsqueda del objeto’ y
del ‘ser’.
Así como el ofrecimiento del pecho en esta teorización se vincula con el ‘ofrecimiento
del ser’, en donde hubo una deprivación queda un registro de que hay algo de este orden
188
que ha quedado retaceado, escamoteado, pero que quizás pueda ser en algo, recompuesto:
siempre y cuando alguien sea sensible al gesto esperanzado que se expresa allí.
Un fragmento de Poesía Vertical parecería haberse hecho eco de esto: “(…) Ser
resulta así un robo. (…) / Ser es algo prohibido / a lo que estamos sin embargo
Entonces, para que resulte posible ser y estar en el aquí y ahora, más de una vez será
requisito ‘saltar hacia atrás’, encontrar resarcimiento y volver a recuperar el hoy, y con él,
quizás, el mañana.
en donde ‘poner en sintonía los corazones’ incluye y excede infinitamente el conteo de los
De no ser posible esto, la potencialidad del niño se irá viendo neutralizada junto con
una enorme pérdida en todos los detalles del vivir constructivo y creador.
189
Capítulo III: Sobre el intelecto, el conocimiento y la ciencia
¿Qué es pues el hombre / cuando el rédito de su tiempo, el bien supremo, / consiste tan sólo en
dormir y comer? Una bestia, nada más. / Ciertamente, el que nos creó con tamaña fuerza
intelectual / para ver el antes y el después, no nos dio / tal facultad y la divina razón / para ver que
190
Parte I: Sobre los aspectos cognitivos de la subjetividad en la crítica de la cultura de
Walter Benjamin
Introducción
En la crítica y análisis de la cultura que efectúa Benjamin subyace, junto a tantas otras
subjetividad y una crítica del conocimiento, que son los que aquí pretendo enfocar, dada la
enorme relevancia que tienen a la hora de comprender la experiencia del mundo que se
Este modo más bien tangencial de tratar dichos aspectos cognitivos tiene, al mismo
tiempo, una profundidad tan poco usual y es a la vez tan original, que lo hace
particularmente apto para dialogar con el aporte de Winnicott referido al tema, y también
para la exposición del concepto de experiencia. En cuanto a esto último justamente, fue en
Habida cuenta de las múltiples direcciones hacia las que podría conducir un enfoque
pregunta:
191
idea de verdad que subyace a sus planteamientos?
cuanto a teoría del conocimiento, resultará ineludible una breve exposición del dialogar de
Benjamin con algunos elementos tanto de la filosofía platónica como con la teoría del
conocimiento de Kant.
en señalar cuestiones muy puntuales que hacen al interés de esta tesis y además, quedando
Al mismo tiempo, desde el punto de vista del desarrollo temático que se viene
desplegando en esta tesis, hay en este capítulo una continuidad con las reflexiones vertidas
los niños’ y el ‘dominio de la naturaleza’, siendo esto último a lo que atenderé aquí.
pérdida de su profunda solidaridad con el objeto, primero con las letras, después con la
partícipe también la ciencia, y al que considero crucial para la exposición de los planteos
192
más distintivos de Benjamin, y particularmente apto para comprender la crítica del
proceder de la ciencia y por tanto, de una posible teoría del conocimiento? ¿Cómo habría de
concebirse la teoría del sujeto y la teoría del objeto a la luz de tales planteos? ¿Cuál es la
relevancia del concepto de solidaridad, justamente allí donde podría haberse mencionado
interrogante:
¿En qué medida estas formulaciones pueden concebirse como paradigmáticas a la hora
del conocimiento que ha realizado Benjamin, tal como quedó expuesta particularmente en
su tesis sobre El origen del trauerspiel alemán, aunque también se considerarán otros
193
Sobre el conocimiento y la ciencia
cuanto de ella puede ser contado, calculado, puesto en fórmulas, ¡qué absurda sería esa estimación
No podría decirse que Benjamin tenía la preocupación del epistemólogo, por ejemplo,
a la hora de develar una teoría del conocimiento, ni mucho menos, que le importara hacer
teoría con el rigor de los estándares de la ciencia de la época. Sin embargo hay una
teoría del conocimiento se sustenta en una motivación que intenta atender a un posible
horizonte liberador, muy diferente de la que surgiría del saber por el saber mismo. Además
afirma: “(…) no creo en la excelsitud religiosa del saber”. (Ibid, p. 24) En el mismo texto,
194
aristas que pudieran portar sus productos.
Así ocurre con el señalamiento de tal ‘excelsitud religiosa’ en este caso del saber, pero
que también hace extensiva a la Ilustración, ya que si bien se desplegó emancipada de las
viejas religiones, a los ojos de Benjamin convirtió justamente en religión no sólo al saber,
sino a la ‘tolerancia’ misma. De modo que la Ilustración misma aparece en la mira, y como
¿De qué manera se puede atender a la dimensión ética de los problemas que pudiera
superiores a sí misma?
señalando en principio que ‘autofinalidad’, tal como fue planteada por Benjamin, no
destaca que “(…) no reconocía autoridades; pero no en el sentido de tener que subordinarse
a ellas sin crítica, sino en tanto fuerzas espirituales que den a la experiencia gran
En principio cabe reconocer al menos dos posibles direcciones hacia las que podría
con una producción de saberes que procede y se despliega sin percatarse de la ‘trágica
ingenuidad de lo ingenioso’, que es la que “(…) salta por encima de los abismos que ha
195
abierto él mismo”. (Ibid, p. 27).
Dichas citas se inscriben en la línea del problema del ‘dominio de la naturaleza’, que
de un dominio “de la relación” con la misma. La ciencia es una actividad crucial en cuanto
a tal problemática.
Una vez más aparece una consonancia con lo expresado en La gaya ciencia
Hoy es para nosotros cuestión de decencia no querer ver todo desnudo, no querer estar metido
en todo, no querer entender y “saber” todo. (…) Se debería respetar más el pudor con que la
naturaleza se ha ocultado tras enigmas y abigarradas incertidumbres. (La gaya ciencia, Prefacio)
vinculada al contenido de una frase formulada en los años en que Benjamin era un joven
del sentir de la edad, ya que, por el contrario, toda su obra mantiene el tono contenido en la
conocimiento que se satisfaga con ser una ‘viveza abstracta’, en tal caso más propia del
“(…) decoro burgués (…) que ya no es capaz de elaborar una concepción de la canallada
196
Esta cita contiene un clarísimo posicionamiento respecto de lo que considera propio
del establecimiento de un dominio de la burguesía de fines del siglo XIX y comienzos del
miembros encarnan de algún modo ‘la voz del conocimiento y la razón’: “Con la cultura el
lo que cuenta cuando de lo que se trata es justamente de emanciparse del poder por ejemplo
de las corporaciones o incluso del Estado en tanto sólo se alimente o propicie desde allí ‘la
la producción de conocimientos, hay un aporte de contenido muy vasto y denso del que
seleccionaré particularmente un tramo en el que justamente expone cuáles han de ser los
rasgos distintivos de una ciencia que se precie de tal. Dicho aporte proviene del Origen del
siendo unidad sin grietas, mediante una integración enciclopédica de los conocimientos”.
(Ibid, p. 229)
Al mismo tiempo desarrolla la tesis propia de la teoría platónica de las ideas de que
“(…) el objeto del conocimiento no coincide con la verdad (…)”. (Ibid, p. 226)
Considero importante resaltar cada uno de los puntos señalados en las citas
precedentes:
197
En primer lugar sobre ‘la pretensión de apropiarse de la verdad’, cabe la pregunta
acerca de si tal pretensión, según Benjamin, no se cumple por ser incumplible o bien por el
modo en que la ciencia concibe la verdad. Lo cual nos conduce al siguiente punto.
En segundo lugar, respecto de la verdad, cuestiona que ésta sea ‘unidad sin grietas’, y
Dicho provisoriamente, si algún cumplimiento fuera viable, al menos no lo sería sin más,
integrando conocimientos.
Por último, en tal caso con la tesis platónica de que ‘el objeto del conocimiento no
coincide con la verdad’, parecerían desvanecerse las posibilidades que Benjamin adjudica a
Entonces, ¿cómo concibe la ciencia un pensador que ha dado sobradas muestras como
la filosofía platónica?
Es un asunto por demás problemático el que se abriría a partir de esta pregunta y que,
para ser evaluado con apropiada justeza, requeriría no de una tesis sino de varias, de
manera que realizaré el recorte que considero más pertinente para poder continuar el
esta tesis la teoría platónica de las ideas no vuelve a aparecer de manera expresa, persiste sí
198
de dos planos u órdenes (en principio, del tipo del que aparece en la alegoría de la caverna
de Platón). También considero apropiado agregar que dicha constante (separación de dos
Lo que sí es tema de esta tesis es dirigir la atención hacia los esfuerzos por mostrar la
vinculación entre los mencionados planos, para decirlo de algún modo, en tal caso,
de coincidencia con la verdad, puede resultar interesante remitirse a las discusiones más
conocimientos.
base a una revisión de los programas curriculares escolares en tanto que no se estarían
199
“Durante períodos de tiempo prolongado el intelecto no ha engendrado más que errores
Pero más importante que esto me resulta enfocar el papel del intelecto desde el punto de
vista de la pregunta:
¿Podrá generar otra cosa que no sea más que errores? ¿Algo que no sea más que
conocimientos con fecha de vencimiento o en su defecto, artículos de fe? ¿Será que todo
ritmo a la in-esencialidad?
¿Cuál es la experiencia del mundo que se corresponde con esta forma de conocerlo?
mencionada tesis de que ‘el objeto del conocimiento no coincide con la verdad’, una de las
citas que más llama la atención tiene que ver con el despliegue argumentativo que hace en
Cita que se complementa con que: “La forma lingüística de los análisis científicos, tal
La primera constatación que se puede hacer a partir de aquí es que hay al menos
200
alguna posibilidad para la ciencia. Es decir, si bien el objeto del conocimiento no coincide
exposición o ‘forma lingüística de los análisis científicos’, asunto al que me referiré más
adelante.
‘en tanto elimina el problema de la exposición’ (gracias a que emplea ‘signos’) pero
Conocimiento y verdad
las ideas de Platón ubicándola en el marco de las ‘grandes filosofías’ junto a Leibniz con la
monadología y Hegel con la dialéctica (por más que en cuanto a este último valore
A la consabida distinción entre mundo de las ideas y mundo sensible, según la cual no
201
entre verdad y conocimiento.
que el ‘conocimiento’ se crea con ‘conceptos’, que son producto de ‘la función
Del lado de la verdad están las ‘ideas’ que en tanto tales ‘no sirven para el
“mediadores” ya que los ‘fenómenos’, “(…) no entran integralmente al interior del mundo
de las ideas en lo que es su estado empírico bruto, con el que se mezcla la apariencia (…)”.
(Ibid, p. 229)
que impera es la degradación del campo del conocimiento que podría ofrecer la ciencia, que
202
es lo que pretendo enfocar aquí.
Lo más interesante es que a los esfuerzos por mostrar el deslinde entre conocimiento y
verdad, Benjamin los complementa con esfuerzos tal vez mayores por mostrar la
imbricación, que va en la línea de ‘salvar los fenómenos’: “(…) ese rescate de los
relación con el mundo de las ideas, a condición de ser “salvados” gracias a la división en
elementos, merced a la cual ‘se despojan de su falsa unidad’. Dicha tarea es la que
desentrañar en qué consistiría dicha imbricación entre conocimiento y verdad, que tiene
como rasgo esencial superar el dato empírico en bruto, partiré de un texto de Benjamin,
Allí, refiriéndose tanto a J. Hebel como a F. Richter (1763-1825) los define como
Luego cita a Goethe: “Hay un empirismo delicado que se vuelve idéntico al objeto,
203
‘empíricos delicados’? Sería largo de desarrollar, aquí simplemente reproduciré una de las
tantas citas que seleccionó Benjamin, en este caso de Reencuentro inesperado de Hebel,
donde describe los cincuenta años en los que guarda luto una mujer por su prometido, un
Entre tanto, la ciudad de Lisboa (en Portugal) fue destruida por un terremoto, la Guerra de los
Siete Años terminó, murió el emperador Francisco I, la orden de los jesuitas fue disuelta, Polonia
fue dividida, murió la emperatriz María Teresa, el conde de Struensee fue ejecutado, fue liberada
América y la alianza de tropas francesas y españolas no recobró el peñón de Gibraltar. Los turcos
encerraron al general Stein en una cueva de Hungría y el emperador José también murió. El rey
emperador Leopoldo II, por su parte, también bajó a la tumba. Y Napoleón conquistó Prusia y los
martillaron los herreros, y los mineros excavaron en busca de veneros. Pero cuando en 1809 los
Luego de la cita, Benjamin agrega, “(…) Hebel hace hablar a una metafísica que posee
experiencia (…)”. (Idem) Sobre lo que cabe agregar que este es, sin dudas, el valor de un
‘empirismo delicado’.
claramente una dirección, casi un punto de llegada posible de esta exposición, formulado a
ciencia como arte’, tal como aparece en la siguiente cita que es una parte de la que
204
Benjamin seleccionó para iniciar el prólogo epistemocrítico al Origen del trauerspiel
alemán.
Puesto que ni en el saber ni en la reflexión puede alcanzarse un todo, ya que a aquél le falta lo
interno y a ésta lo externo, necesariamente tenemos que pensar la ciencia como arte si es que
A esta altura se impone formular algunas preguntas que permitan reconducir todo lo
dicho hacia el objetivo de develar cuáles son las apreciaciones de Benjamin respecto a la
ciencia:
¿En qué consistiría pensar la ciencia como arte? ¿Cómo se vincula con la imagen de
planteamientos de Benjamin?
Y en especial: ¿Cuánto tiene que ver todo esto con una ‘teoría de la ciencia
Aunque dicho al pasar, no deja de ser crucial la pregunta benjaminiana que subyace a
minuciosa y ardua tarea desplegada por Benjamin respecto a las preguntas mencionadas.
Sobre la verdad
205
Es necesario aclarar que en las argumentaciones que siguen, el marco de las reflexiones
está conformado por la filosofía del arte y por tanto se refiere al proceder del filósofo. Aún
Una de las afirmaciones que resulta ineludible es que “(…) existe la verdad, aunque
todo lo que se haya pensado hasta ahora resultara un error”. (Benjamin 1913/2010b, p. 55)
Pero ésta no adviene conformando un sistema, ni tampoco como una unidad ‘sin grietas’.
sincretismo que intente atrapar la verdad en una tela de araña tendida entre distintos
Esta imagen de la verdad que vendría “volando desde fuera” resulta inaceptable para
Benjamin, no así, la fábula de la estatua velada de Sais que “(…) al ser descubierta, destruía
forma de exposición propia del ‘tratado’ al que concibe en auténtica afinidad con el
‘mosaico’. De allí el interés por el ‘trabajo microscópico’ y que pone en valor los
cosa misma’ sin perder la “(…) magnitud del todo plástico y del intelectual (…)”. (Ibid, p.
225)
apropiado entonces referirse al ‘contenido de verdad’ que a “la” verdad, y a su vez dicho
contenido “(…) sólo se puede aprehender con la inmersión más precisa en los detalles de
206
En el ensayo sobre Las afinidades electivas de Goethe y a los efectos de realizar su
crítica, emplea tres categorías de análisis por demás valiosas para el estudio minucioso en
otros ámbitos, además del de la filosofía del arte: el mencionado ‘contenido de verdad’, el
Si su tarea es el ejercicio en la proyección descriptiva del mundo de las ideas, de modo que el
mundo empírico se adentre por sí mismo y se disuelva en él, el filósofo ocupa en consecuencia la
posición intermedia entre el investigador y el artista. El artista traza una pequeña imagen del mundo
de las ideas (…) El investigador, por su parte, dispone el mundo para la dispersión en el ámbito de
‘describir el mundo de las ideas’, es decir, señalando que éstas se pueden exponer. Y en
cuanto hace a la ‘verdad’, la considera “(…) representada en la danza de las ideas expuestas
Así como resulta posible crear una imagen de las ideas, el mundo empírico puede
dividirse y “salvarse” en el ‘concepto’ de una manera tal que ambos mundos (de las ideas y
207
empírico) se ‘adentren entre sí’.
Sin dudas a esto mismo alude la siguiente cita que figura en Las afinidades electivas
decir, el ‘momento lingüístico’, en tanto que la idea está ‘sujeta a nombre’, lo que ha de
concebirse sin eludir la ‘codificación histórica’. Una vez más, la verdad no viene ‘volando
desde fuera’, con lo que no puede omitirse la tarea humana de crear los nombres. Esto ha
de interpretarse en el sentido de que la verdad no reside afuera (del lenguaje, habría que
agregar), lo cual no supone que quede sencillamente allanado el camino para encontrarla
adentro (del lenguaje). Sin embargo, es lo único que tenemos. Acá cabe recordar una vez
más que no se trata únicamente del lenguaje nombrador, también Benjamin atiende a otras
el de experiencia: “La idea es, en efecto, un momento lingüístico, (…)”. (Ibid, p. 232) Es
decir, desde el punto de vista de Benjamin “las referencias más generales del lenguaje son
estructura de la verdad.
es en modo alguno la verdad. La verdad es un ser desprovisto de intención que se forma a partir de
ideas. La actitud adecuada respecto a ella nunca puede ser por consiguiente una mira en el
208
conocimiento, sino un penetrar en ella y desaparecer. La verdad es la muerte de la intención. (Ibid,
p. 231)
que guarde relación con el concepto de ‘consciencia trancendental’ de Kant, ya que el ‘ser
del nombre’ remite a una ‘percepción primordial’, (no, empírica) que, considero,
reconduce una vez más a la ‘facultad mimética’ y a la ‘comunidad mágica’ con las cosas,
por más que no empleara esta denominación en estos escritos anteriores a la década del
treinta. Por lo demás, aquí es crucial, una vez más, la manera en que el autor se desvincula
de la teoría burguesa referida al lenguaje, según la cual la palabra es “mero signo”, tal como
corresponden con otras tantas ‘clases de experiencia’: “Toda experiencia auténtica se basa
consideración el significado cognitivo propio del entendimiento y del signo, que también
emplea palabras, hay que diferenciar cuándo éstas son expresión de ‘ideas’ y cuándo
constituyen ‘conceptos’. Pero por sobre todo lo dicho hay que captar el interjuego que se
sino en la fuerza que primero plasma la esencia de esa empiria. El ser apartado de toda
209
fenomenalidad, el único al que pertenece dicha fuerza, es el ser del nombre, que determina el darse
Como se ve, la teoría del lenguaje es el articulador sin el cual resulta imposible
aproximarse al aporte benjaminiano referido a la ciencia, ya que las palabras junto a los
signos de las matemáticas son el ‘único medio de exposición de la ciencia’, y en tal sentido
dicha teoría se eleva muy por encima de lo que podrían ser las diferentes disquisiciones
“correcto” proceder del científico que se precie de tal. Esto último deriva, a los ojos de
Benjamin, en un “(…) verismo científico (…)”, (Ibid, p. 238) sobre el que advierte en tanto
despliega “(…) guiada por el mero temor a insuficiencias factuales (…)” y por las
Así, retomando lo dicho e intentando hacer explícito lo que habría de ser una ‘teoría
‘barrunto de su contenido’. Todo esto, mucho antes de plantear, en el punto de partida del
El eje central de la discusión para captar cuál ha de ser el proceder del investigador,
según Benjamin, radica en lo que él mismo define como ‘fecundo escepticismo’, (diferente
210
de la ‘autodestrucción escéptica’ a la que conduce el pensamiento de Hume), que se basa
conceptualización?
‘nombre’, uno de los temas que aborda Benjamin es el del ‘realismo’, tal como lo criticó
surgen ‘etiquetas’ para algo cuyo substrato no es más que “(…) la falsa apariencia de una
por el problema del ‘etiquetamiento’, es claro que esto no ha de ir en detrimento del empleo
como fuera citado párrafos atrás, “la forma lingüística de los análisis científicos (…) es lo
único que puede preservar a la ciencia de la acometida de un escepticismo sin límites (…)”
(Ibid, p. 237-238)
211
El problema de la clasificación
entre lo que es un mero rótulo o etiqueta y lo que es un ‘nombre’. Así respecto de la posible
origen, en fin, a la manera de proceder del filósofo, intentaré señalar algunos de tales rasgos
psiquiatría y el psicoanálisis.
procedimientos inductivos como los deductivos ‘rebajan las ideas a conceptos’. Así valora
la crítica que realiza Benedeto Croce a la ‘deducción del concepto de género’, que deriva
Para Croce “el género o la clase es, en este caso, sólo uno, el arte mismo (…)” (Ibid, p.
241), de allí que las obras de arte individuales sean ‘incontables’, “(…) todas originales y
Benjamin acepta que “la alineación de las obras de arte que destaque lo común” es
algo inconducente, (a menos que se pretenda elaborar por ejemplo una antología estilística),
Pero se aleja de Croce en tanto considera que éste cae también en un ‘nominalismo’,
en cuanto a los conceptos de género estético, y lo equipara a Burdach por “(…) un análogo
212
aferrarse a lo individual” lo que “nos remite a la preocupación por, al alejarse de ello,
los nombres de los géneros estéticos’: “(…) es impensable que la filosofía del arte se
desprenda jamás de sus ideas más puras como de lo trágico o lo cómico. Pues esto no son
compendios de reglas, sino que son formas ellas mismas (…)”, (Ibid, 241) por lo tanto, no
ejemplar, aún a riesgo de no poder atribuir este carácter más que a lo que es un fragmento
disperso”, (Ibid, p. 242) y apuntando a captar un “(…) desarrollo del lenguaje formal
misma manera, aclara Benjamin, que acontece con las estrellas (ubicadas en ciertos puntos
literarias en este caso, es un autor que valora la clasificación concreta y genética. Esto da
oportunidad a Benjamin para señalar un importante aspecto por el que disiente con Croce,
El ‘origen’, aclara Benjamin, no es una categoría lógica, sino histórica. “El origen no
213
designa el devenir de lo nacido, sino lo que les nace al pasar y al devenir. El origen radica
(Ibid, p. 243)
dialéctico exento de determinación en tanto le pertenece no sólo “el devenir” sino lo que
“les nace al pasar y al devenir”. Dicho de otra manera, tiene no sólo pasado sino además,
presente y futuro.
auténticamente idealista’ que se expresa también en el “tanto peor para los hechos” de
Hegel, en el sentido de que para este “(…) la intelección de las conexiones esenciales le
incumbe al filósofo, y las conexiones esenciales siguen siendo lo que son por más que en el
auténtico -ese sello del origen presente en los fenómenos- es objeto de descubrimiento, y de
Lo originario no se plasma sin más en el dato fáctico, sino que se revela a una doble
imperfecto”. (Ibid, p. 243) Así lo auténtico sólo puede ser objeto de reconocimiento: “En lo
más excéntrico y singular de los fenómenos, en las tentativas más torpes e impotentes así
como en las manifestaciones obsoletas de una época de decadencia (…)”. (Ibid, p. 244)
que se vincula al concepto de ‘Ser’ tal como lo ha de abordar la ciencia filosófica que “(…)
214
Más adelante abordaré la posible analogía entre el problema expuesto aquí y el que
extraña que al de Goethe la idea de que los contenidos esenciales de la existencia puedan plasmarse
en el mundo de las cosas, y aun más, que no puedan consumarse sin tal plasmación. (Benjamin,
2010a, p. 126)
Para empezar, haré un breve repaso por lo dicho hasta aquí. A diferencia de la filosofía
referencias que ha tomado Benjamin en cuanto a teoría del conocimiento, incluidos los
autores neo-kantianos.
Con su lectura de la filosofía platónica, Benjamin nos reconduce al plano de las ideas
de las posibilidades de estos últimos, ya que junto a lo dicho, destaca las posibilidades de
“adentrarse entre sí”, en cuyo centro está la teoría del lenguaje. En cuanto a ambos autores
215
del conocimiento, sino ante todo y en primer lugar su necesaria justificación, Kant es el más
reciente y (junto a Platón) también el único. Ambos filósofos comparten en efecto la confianza en
que el conocimiento del que podamos dar razón será, al mismo tiempo, el más profundo.
ámbitos, hallando incluso una posible denominación para aquellos que se suman a esa
contenidos objetivos”. (Benjamin, 2010a, p. 127), en tanto que “esta fue una de las
experiencias o visiones más bajas del mundo”. (Benjamin, 1917?/2010b, p. 163) Se refiere
a ambos autores en los siguientes términos: “Pues precisamente en la época en que la obra
kantiana estaba ya acabada y el itinerario por el ralo bosque de lo real ya estaba trazado,
p. 127)
no sólo para incursionar en un posible desarrollo de los conceptos que he venido esbozando
presumiblemente entre 1917 y 1918 (un año después de proyectado El origen del
trauerspiel alemán), le asigna principalmente una tarea que consiste en la revisión del
216
concepto de conocimiento, especificando que la misma ha de realizarse sobre la base del
del conocimiento. Sin embargo pone en cuestión no sólo su concepto de conocimiento, sino
Así pues, la tarea de la filosofía venidera puede ser definida como el encontrar o el crear el
con la consciencia transcendental, no sólo hace posible la experiencia mecánica, sino también la
Benjamin señala que la teoría del conocimiento de Kant habilita, por decirlo de algún
experiencia que postula la ciencia moderna. En el centro del problema, dada dicha
‘metafísica’.
Dicha separación tiene que ver con lo que Benjamin define como ‘viejo concepto de
experiencia’: “(…) noción de experiencia desnuda primitiva y obvia que a Kant, que
de vista histórico era destruir las pretensiones propias de la metafísica (…)”. (Idem, p. 164)
217
metafísica, su teoría del conocimiento establece criterios que la habilitan en un caso
resulta ser pura, o sea que no viene de la experiencia (…)”, (Benjamin, 2014, p.141), que
“(…) tendría que ser entendida, aproximadamente, como la constitución a priori de las
a los ojos de Benjamin “(…) toda aniquilación de estos elementos metafísicos en la teoría
del conocimiento remite al punto a esta teoría a una experiencia más profunda, llena
que Benjamin califica como ‘moderna' o ‘mitología’, y por tanto le suscita un enorme
interés, poner todo esto en cuestión. Podría decirse que sin tal cuestionamiento, el
conocimiento de la ciencia lejos de ser la superación del mito, queda del lado de una
dicho asunto Kant omite o quizás, mejor dicho, restringe el tema en tanto que Benjamin, si
conocimiento, también admite que eludirlo es más estéril que intentar explicitar su
Benjamin muestra cómo esa metafísica especulativa queda expresada en la teoría del
problemas, que a su vez están estrechamente vinculados entre sí: uno es el de un concepto
218
de conocimiento que postula una relación sujeto-objeto y el otro es el de un concepto de
llamándola “consciencia”).
(Ibid, p. 166) que, por lo demás, pone también en evidencia la existencia de una “(…)
mediante los sentidos y forma sus representaciones a partir de esa base”. (Idem)
Es la última y más tardía evolución de lo orgánico y, por ende, lo menos perfecto y lo más
carente de fuerza. De lo consciente proceden incontables errores, que hacen que un animal o una
persona perezcan antes de lo que sería necesario. (…) Si la conservadora coalición de los instintos
no fuese en una medida tan extrema más poderosa, si no sirviese en conjunto como reguladora, el
género humano tendría que perecer a causa de sus juicios trastornados y de su soñar despierto, a
Mientras no esté enteramente desarrollada y madura, una función es un peligro para el organismo
(…) ¡Se juzga a lo consciente como una magnitud fija dada! ¡Se niega su crecimiento, sus
intermitencias! ¡Se lo toma por “unidad del organismo”! (…). (Nietzsche, 1886/2004, p. 44)
Volviendo a Benjamin justamente con relación a esa misma noción de una posible
“unidad del organismo”, gran parte de los problemas no superados por Kant guarda relación
219
con la naturaleza de ‘sujeto’ que atribuye a la consciencia conocedora. Por lo dicho, y “(…)
aunque Kant y los neo kantianos hayan ya sin duda superado la naturaleza de objeto de la
cosa en sí como causa de las sensaciones, todavía hay que eliminar la naturaleza de sujeto
sujeto.
Respecto de esta noción, vale la pena detenerse y citar lo que Benjamin ofrece en
conocedora:
(…) pueblos naturales del nivel “pre-animista” que se identificaban con animales y plantas
sagrados, y se dan a sí mismos igual nombre que a ellos (…) locos que se identifican parcialmente
con los objetos de su percepción (…) enfermos que relacionan las sensaciones de su cuerpo no
consigo mismo, sino con otros seres, y que hay videntes que afirman recibir las percepciones de los
practica del conocimiento sensorial (y espiritual), tanto en nuestra época como en las
épocas kantianta y prekantiana, constituye una mitología, al igual que las mencionadas”.
(Idem)
220
consciencia empírica conocedora, es pues una clase de la consciencia demente”. (Idem)
(Benjamin, 1936/2009) hace referencia a la ‘percepción’ de una manera tal que direcciona
El modo de percepción sensorial cambia, junto con el modo total de existencia de los
colectivos históricos, dentro de grandes espacios históricos de tiempo. El modo, bajo el cual se
organiza la percepción humana (el medio en el que ésta se desarrolla), está condicionado no sólo
otros tramos de esta tesis, específicamente con las ‘inervaciones receptivas’ y ‘creadoras’
y ‘facultad mimética’, es por lo mismo crucial pensarla desde el punto de vista histórico y
cultural.
‘categoría de identidad’ a la hora de enunciar las categorías a priori de las que dispondría la
razón. Benjamin recalca al pasar que dichas categorías tomadas de la filosofía aristotélica
son arbitrarias.
¿Cómo afecta tal categoría a la formulación del problema del conocimiento en términos de
a reformularla, desde un punto de vista en el que es válida una vez más la imagen del
“adentrarse entre sí” que sólo se cumple en la medida en que hay cierta indiferenciación o
221
superposición, y no, dos términos o ‘dos entidades metafísicas’.
Así, siguiendo la ‘categoría de identidad’ cabría, en tal caso, afirmar que el sujeto es
el objeto o bien que el objeto es el sujeto. Es un planteo que invita a pensar una vez más
desde el punto de vista del concepto de ‘mundo poroso’, aunque no aparezca en estos
ensayos. Pero por sobre todo reconduce hacia el problema de la ‘pérdida de solidaridad
con el objeto’, y hacia una perspectiva histórica en tanto trata de algo que ha ido
aconteciendo a lo largo del tiempo: ‘primero con las letras y luego con la ciencia’.
experiencia (…)”. (Ibid, p. 167) Y si bien plantea estos problemas para ser resueltos por la
filosofía venidera, lleva al máximo su aporte como si quisiera asegurarse de tomar todos los
recaudos ante las dificultades del tema, de manera que además de lo dicho, resalta lo que
La gran trasformación y corrección que hay que llevar a cabo en el concepto de conocimiento
conocimiento en relación con el lenguaje, como en vida de Kant ya intentó Hamann. La consciencia
aspectos de la filosofía comparables a la matemática, hizo que Kant olvidara que todo conocimiento
filosófico tiene su única expresión en el lenguaje, y no en las fórmulas ni en los números. (Ibid, p.
172)
Las reflexiones vertidas por Benjamin en estos tramos de su escritura son centrales en
lo que hace al interés de esta tesis en tanto apuntan al ‘concepto de experiencia’. Teniendo
222
en cuenta el mencionado “olvido” de Kant:
conocimiento debe crear sin duda un concepto correspondiente de experiencia que incluirá ámbitos
que Kant no consiguió integrar en el sistema, siendo el supremo de esos ámbitos el que respecta a la
religión. (Idem)
165)
esta tesis, el recorte que he efectuado muestra continuidad no solamente con los otros
capítulos, sino y especialmente entre artículos tempranos y maduros del autor y puede
Por todo lo dicho experiencia y conocimiento exceden el ámbito del intelecto o del
Lo que cabe ir señalando además es algo que surge de manera explícita en Benjamin,
frontera entre ambos ámbitos tiende a desaparecer, por innecesaria, y plantea también el
223
problema de la relación con el ámbito de la religión.
Excede los límites de este trabajo, pero sería interesante desarrollar de qué manera esta
de unas esencialidades’.
disposición de todos estos fragmentos no contiene nada que apunte al “fin de la filosofía”,
ya que muy por el contrario, declara la “(…) supremacía sistemática de la filosofía sobre
todas las ciencias, incluida la ciencia matemática”. (Ibid, p. 172) Y en cuanto al concepto
A modo de reflexión
algunas apreciaciones que permitan dejar abierta la proyección que tienen estos conceptos
en la obra del autor y que resulta imposible exponer en la presente tesis exploratoria.
Posiblemente por las dificultades propias del arduo trabajo que requiere el
224
mismo es que no renuncia a la búsqueda de la verdad, según las restricciones señaladas en
este desarrollo. Con relación a lo dicho considero apropiado expresar que el “mosaico”, que
de alguna manera ha sido creado con la escritura de este capítulo, tiene un fragmento
No puedo dejar de hacer al menos una breve alusión a la figura que se observa a partir
escritura del autor: las tesis referidas al concepto de historia (Löwy, 2012) que si bien no
aparecer Nietzsche pero, esta vez, citado por el propio Benjamin. “Necesitamos la historia,
pero no como la necesita el ocioso hastiado en el jardín del saber”. En donde no se trata de
conocer lo pasado “tal como realmente ocurrió”, sino de una construcción, diferenciable del
“procedimiento aditivo del historicismo”, que además procede desde una “empatía con el
pensamientos, sino aquel que se detiene “en una constelación saturada de tensiones y
Estos últimos fragmentos han servido simplemente para señalar que el mosaico tiene
aún varias piezas sin pegar, y que aún habiéndolas pegado todas, subsistirán las “grietas”, la
225
Parte II: Sobre el intelecto, el conocimiento y la ciencia desde la perspectiva de Donald
Winnicott
(…) si hay alguna verdad en lo que he de decir, ya los poetas del mundo se
han ocupado de ella; pero los destellos de inteligencia que nos brinda la poesía no nos
cuanto a lo que aquí me ocupa, desde su punto de vista el psicoanálisis es una ciencia. Y
tanto el psiquiatra como el pediatra “(…) necesitan una formación adicional del tipo de la
Compenetrarse con su aporte significa “olvidar” que surge de lo que hoy definiríamos
como tres ámbitos diferentes, con fronteras muy delimitadas y en gran proporción de casos
226
Sin embargo pensaba que: “La dicotomía entre la pediatría (física) y la psiquiatría infantil
es la cosa más triste que debemos enfrentar en nuestra vida profesional”. (Winnicott,
257)
Es decir, desde el punto de vista del abordaje de los aspectos emocionales del
desarrollo infantil, ni la pediatría ni la psiquiatría que ha tomado como objeto los problemas
de los adultos, confieren una base para el trabajo del psiquiatra infantil, e incluso este
otros signos distintivos de la misma, pudo afirmar que se ha de hacer lo que el paciente
necesite, que no es siempre, ni siempre está indicado, el psicoanálisis clásico, por más que
párrafo de una carta dirigida por el joven Freud a quien luego habría de ser su esposa, que
muestra la ‘doble fidelidad’ de éste, repartida entre Martha Bernays y ‘la excelsa ciencia’:
Sigo siendo, Su Alteza, vuestro humilde y más devoto servidor, pero por favor no uséis este
argumento contra mí; nunca me habéis calmado con una palabra reconfortante; no me contestáis
cuando os escribo, no me escucháis cuando os hablo; pero sé de otra dama para quien significo algo
227
más, y tiene un solo servidor y no, como vos, millares. Entenderéis si ahora me vuelvo con
devoción hacia esa otra dama, tan poco exigente y tan gentil. Guardadme en vuestra grata memoria
hasta que yo vuelva. Tengo que escribirle a Martha (…). (Winnicott, 1962/2009c, p. 219)
propia filiación en tanto continuador del mismo, si bien hay reiteradas citas en diversidad
de escritos, tomaré un fragmento que surge también del comentario a la reseña de cartas
dado el poder de síntesis y la contundencia que refleja en lo que hace a los resultados del
(…) sacudir y perturbar la mente del mundo, e hizo posible la botadura de naves tales como el
muchas otras, que demostraron ser no tanto cruceros de placer como buques de guerra en la batalla
También, siguiendo con la valoración del trabajo científico de Freud afirmó: “El
invento de Freud, el psicoanálisis, fue más importante que un mero tratamiento, ya que su
propósito primordial no era la remoción de los síntomas; tenía una finalidad científica:
ciencia que Winnicott tenía. Las mencionadas “naves” son conceptos que se construyen en
los astilleros de la ciencia se podría decir, y que ganan o pierden posiciones en el marco de
De acuerdo con el citado escrito de 1945, las ideas y la palabra atraviesan, según
228
Winnicott, un destino incierto en tanto “(…) pueden caer en suelo rocoso o caer en suelo
fértil y dar frutos”. Así, aparecen las primeras señas respecto de las dificultades propias
del trabajo de la ciencia donde cabe resaltar que la concibe como un ‘camino que lleva a la
verdad’, por más que ‘nunca se alcanza la verdad total’ y lo que ésta nos proporciona es la
42) con base en el retorno “(…) a la bienvenida y bien probada realidad externa”. (Ibid, p.
39)
(…) no olvidemos el ejemplo que nos han dejado los grandes maestros de la medicina clínica,
amantes de la observación y del registro, y que si siguen presentes en nosotros y en nuestros afectos
También se ocupó de mostrar la importancia del saber científico en tanto erigido “(…)
(décadas del cuarenta y cincuenta) en que tuvo gran auge la llamada “terapia física del
229
lobotomía.
la posibilidad de dilucidar el papel asignado a los procedimientos empíricos, pero por sobre
todas las cosas, el erigirse ‘contra la superstición’ ha de comprenderse junto a una valentía
intelectual. A modo de paréntesis este último rasgo es el que Winnicott atribuía a James
Strachey, quien fuera por diez años su analista, a quien sin dudas admiraba y del que
1969a/2009c, p. 258)
En cuanto a la terapia convulsiva, además de que “(…) constituye una huida respecto
afirmó:
Sea cual fuere la técnica utilizada, la terapia convulsiva es empírica. Nadie tiene la menor idea
acerca del modo en que opera, cuando lo hace. Es verdad que no hay ninguna objeción taxativa
contra el empirismo en sí, pero los científicos lo aborrecen y ven en él un mero estímulo para la
investigación. (Idem)
Lo que Winnicott señala es la necesidad de una investigación que se eleve por encima
del mero abordaje empírico, de tal manera que se evite proceder con técnicas de las que no
no estar poniendo en riesgo o perjudicando, aún más, a la persona que padece. El dato
empírico no tiene otro lugar por encima de ser un ‘estímulo para la investigación’. Con lo
230
cual es muy difícil asignar un lugar aceptable para los procedimientos empíricos a la hora
Denuncia así un proceder a tientas que se plasma en una intromisión a nivel del cuerpo
preocupantes. Lo que Winnicott señala es que el aporte del psicoanálisis que muestra que
‘las bases de la salud mental se echan en la infancia’ tiene como corolario la posibilidad de
hacia una formación muy ardua, específica y restringida a las complejidades de los cambios
bioquímicos que hace improbable que estos quieran o siquiera puedan “(…) empezar de
vuelta e introducirse en la psicología (…)”, (Ibid, p. 290) y desde allí formar parte de las
terapia física:
sociológicas de la lobotomía son deplorables. Pienso que la lobotomía es el peor de los errores
que a lo largo del tiempo va recurriendo a nuevas prácticas y estrategias, pero teniendo
231
siempre el mismo tenor en cuanto a la falta de rigurosidad y también a la ignorancia u
argumentos al respecto.
Entre las ‘consecuencias sociológicas’, una ciencia médica que no sirve para prevenir
la enfermedad y que además la trata con procedimientos de los que no está comprobada su
eficacia, genera entre otras cosas ‘temor al médico’ y ‘temor a la locura’, sobre lo cual
podrían escribirse varios tratados. Aquí, simplemente mencionaré que es por demás
el miedo. Yo agregaría que hoy se puede constatar que también prevalece una suerte de
pasividad y acatamiento ante las indicaciones médicas, como actitud que resulta, entre otras
cosas, de las reiteradas experiencias desubjetivantes, propias de prácticas médicas como las
a la locura’:
El miedo a la locura lleva a una huida hacia una cordura extrema, que es un paso en falso de
la civilización; implica una huida hacia lo lógico, lo consciente y lo planificable, y una pérdida de
contacto con la integridad individual y con las ocultas profundidades de la personalidad de cada
232
doble preocupación: por el posible loco y por el ambiente que ha de tratar con él. Hasta tal
punto esto es así, que llega a exigir de alguna manera, como se verá párrafos más adelante,
una revisión del concepto de enfermedad. Por lo demás, afirmó que “(…) clínicamente el
Rikman, a quien Winnicott señala como uno de sus maestros, que en sus conferencias de
1928 afirmó: “La locura es la incapacidad de encontrar a alguien que nos aguante”.
que tratara de mitigar el peso que significan para la comunidad los locos sin esperanza de
curación”. (Winnicott, 1949/2009c, p. 298) Pero no alcanza con la intención como tampoco
es suficiente con la ‘probabilidad’ de que la lobotomía cure, “(…) debe avanzar un poco
más allá y mostrar que no es perjudicial (…)”. (Idem) Además, señala que “(…) los
aplicando principios científicos para justificar por completo su proceder (…) la lobotomía
Esta preocupación en cuanto a prácticas de carácter tan intrusivo, como en este caso la
tanto que en las décadas que siguieron han ido proliferando indicaciones médicas (en
apariencia menos intrusivas, como son por ejemplo los psicofámacos) de las que poco se
Lo dicho está publicado en la tercera parte del libro Exploraciones psicoanalíticas II,
233
que se refiere específicamente al tema: Sobre otras formas de tratamiento.
En ese mismo apartado figura otra forma de tratamiento que si bien no es “empírico”
al modo en que quedaron definidos los recién mencionados, le resulta igualmente intrusivo
y aborrecible: se trata de la terapia conductista. En 1969 escribe una carta a modo de réplica
procedimiento’.
Desde el vamos Winnicott aclara: “(…) deseo matar la tendencia que este artículo
representa”. (Winnicott, 1969b/2009c, p. 316) La primera “bomba” que tira es: “(…) nunca
acepté la palabra ‘inadaptado’, que cruzó el Atlántico en la década del veinte como parte
del Convenio para la Orientación del Niño que nos fletaron”. (Ibid, p. 317)
eso, de entidad que pudiera ser portada por un niño. En tal caso, “un niño inadaptado es
aquel a quien alguien le falló en cuanto a ajustarse a sus necesidades en alguna etapa
claro que es una terapia que resulta ‘fácil vender’ y con la que resulta fácil entusiasmar a
234
las autoridades a la hora de dar apoyo o de decidir por ejemplo sobre programas de
la propuesta tenga su base en los estudios propios de la psicología animal, que por lo
demás, aclara, ofende también a dicho ámbito. Además de estas cuestiones, Winnicott se
ocupa de describir lo que resulta definitorio del carácter de los terapeutas que se prestan al
Todo lo que necesitan los terapeutas es ponerse de acuerdo sobre una cierta moral. Es una
maldad chuparse el dedo, es una maldad mojar la cama, es una maldad armar lío y romper vidrios
de las ventanas y robar. Es una maldad desafiar a los padres, criticar las normas escolares, encontrar
vida en una fábrica ante una correa de transmisión o retroceder con terror ante la vida regulada por
las computadoras. Todo el mundo tiene derecho a confeccionar su lista personal de lo bueno y lo
malo, y nadie puede impedir a una compañía de conductistas con sistemas morales más o menos
La cita habla por sí misma, aún así, cabe resaltar la idea de que la ‘moral’ no confiere
reacción y hasta exasperación. En tal caso, se dedicó mucho más a desarrollar los
fundamentos teóricos de su propio punto de vista, que al señalamiento de las falencias que
veía en los de los demás. De todas formas, lo dicho nos aproxima más al contenido ya cada
Obviamente, yo también estoy probando cómo me sale esto de modelar las respuestas ajenas:
quiero matar la Terapia Conductista ridiculizándola. Su propia ingenuidad debería bastar para el
intento; de lo contrario, tendrá que haber guerra: una guerra política, como la que se libra entre las
Hoy, a casi cincuenta años desde la escritura de esta carta, la batalla continúa y
reconduce hacia la pregunta por el aporte de la psicología en tanto que suele estar
académica’ que resulta interesante para establecer la manera en que Winnicott se desmarca
problema de la enseñanza.
La ‘psicología dináminca’ sería aquella que se dio por aludida respecto del
La antigua psicología académica murió de muerte natural, y ustedes lo sufren como una
pérdida porque la habían aprendido tal como aprendieron cómo se sancionan las leyes en el
Parlamento y cuáles son los procedimientos judiciales, sin trastornos aunque sin provecho.
decir, o no había muerto o bien hay muertos vivos. Y si bien responde que se circunscribe a
la administración de test, es claro que le resulta difícil encontrar el valor de dicha tarea:
“Pero probablemente sólo en una pequeña proporción de los casos que atendemos dichos
comprensión que incluya a dichos aspectos bajo la mirada de un saber fundado, ya que
justamente: “La psicología se justifica como ciencia si nos permite hablar con menos
ligereza”. (Winnicott, 1945/1998, p. 38) Y la sutileza propia de los procesos afectivos hace
Cuando uno aprende cosas comunes no hay una contribución de la propia persona,
simplemente se aprende lo que a uno le enseñan. (…) Cuando se aprende psicología, nunca se
aprende algo tan definido. No hay instrucciones que puedan ponerse en práctica sin más.
luego de su brillante comienzo. Ahora vemos qué es lo que andaba mal en la lógica, y el motivo por
el cual carecía de utilidad social, siendo que tendría que haber sido capaz de volver más calculable
237
el comportamiento humano y así fortalecer las raíces de la sociedad. Rápidamente llegó al máximo
de lo que podía llegar sin tomar en cuenta lo inconsciente, la parte de la personalidad de la que el
individuo no puede percatarse, y contra la conciencia de la cual debe defenderse con toda su fuerza
Lo dicho forma parte de las principales críticas (no las únicas) hacia las producciones
fuertemente por las teorizaciones de Melanie Klein, formuló sus propias apreciaciones
respecto de algunos conceptos, al tiempo que también amplió el campo del psicoanálisis
lo que cabe es descubrir de qué manera se plasmaban a la hora de emplear y ampliar los
contribución. Tal vez la forma más clara de sintetizar dicho núcleo es con este fragmento en
donde Winnicott toma una idea de Betthelheim: “Hay que ver, más allá del ‘mito
psicoanalítico’ (que hoy por suerte está desapareciendo), que la temprana infancia es una
238
intentaré armar un breve bosquejo que resalte lo central, empleando la imagen de dos
grandes virajes que propone para la investigación. Ambos surgen de un mismo punto de
partida que es señalar que en “(…) la década de 1920, en el núcleo de todo estaba el
constata que hace falta llamar la atención en cuanto a que hay niños que ‘no llegan a algo
tan sano’ como el complejo de Edipo, y cuyo corolario es que: “Los bebés podían padecer
De allí, uno de los virajes consiste en dirigir la atención hacia los problemas de la
temprana infancia, habida cuenta de que “(…) Freud ha desatendido a la infancia como
estado”. (Winnicott, 1960d/2002, p. 49) Con esto se refiere a que las inferencias de Freud
excepción del estudio del juego del carretel y del caso Juanito.
El otro viraje tiene como eje el concepto de ‘dependencia’ que conlleva a conceder
un lugar al estudio del factor o ‘mundo externo’. Lo que propone es explorar las fases del
desarrollo emocional ya no desde el punto de vista de las necesidades del ‘ello’, sino desde
las necesidades del ‘yo’. Esto significa que el lugar de preeminencia que había obtenido la
teorización de las fases libidinales ha de ampliarse hacia la investigación de las fases que se
lo que puede apreciarse del bebé por fuera del estudio que incluya a dicha provisión.
En este punto no se puede omitir la pregunta sobre lo que implica el estudio de las
‘necesidades del yo’, en tanto que para una primera mirada parecería irreconciliable con la
esencia del psicoanálisis. ¿Se puede hacer una investigación psicoanalítica que contemple
239
las necesidades del yo? La respuesta está en la obra de Winnicott.
Sin tales virajes no resulta posible el estudio de todas las manifestaciones que existen
por fuera del ámbito de las neurosis, y en verdad justamente la obra de Winnicott es una
invitación a ir más allá de la técnica clásica, es decir, más allá del análisis de la neurosis.
Luego de esta breve introducción intentaré hacer explícitas las características del
trabajo científico de Winnicott, que si bien se basa en el empleo del método creado por
Freud, tiene al menos dos rasgos distintivos: uno tiene que ver con la manera en que ha sido
con motivo de algún intercambio, es decir siempre o casi siempre se dirige a alguien (a los
padres, a los médicos, a los docentes, a los gobernantes, a los enfermeros, a los jueces, etc.)
o intenta atender a un problema (en donde quizás sea lo más emblemático todo aquello que
mundial). Quizás por esto mismo surge cierta imagen de exposición fragmentaria o no
sistemática, en tanto no sólo tenía en mente “su” teoría sino que, por sobre todo, le
En cuanto a lo segundo, resulta difícil encontrar algún escrito que no encuentre sus
los diferentes casos atendidos, (salvo en las reseñas referidas a libros de otros autores, o en
las apreciaciones formuladas en las notas necrológicas de por ejemplo algunos miembros de
la Sociedad Psicoanalítica Británica, por dar dos ejemplos en los que no incluye sus casos).
240
Al respecto, considero útil resaltar que no le faltó casuística, ya que en sus más de cuarenta
que Charles Darwin (…) empleó para escribir El origen de las especies”. (Winnicott, 1998,
p. 21)
academicista, por decirlo de algún modo, de lo que tal vez sea ilustrativo la siguiente cita:
Ustedes y yo nos iniciamos como científicos desde muy pequeños, en rigor desde que nacimos.
Siempre y cuando hayamos contado con un cuidado materno suficientemente bueno, para no vernos
nuestra imaginación, y tan pronto pudimos percibir la realidad externa, toda cosa real que nos
sucediera era bienvenida, por cuanto dependía de algo externo a nosotros mismos y por lo tanto
confiable, ya que era algo que podíamos llegar a conocer. (Winnicott, 1945/1998, p. 40)
contribución.
espacio y conductas, que encuadra un área limitada del niño o de la experiencia de cuidado del niño,
y ver qué pasa. Es la misma función que cumple la forma en el arte. (Winnicott, 1970/1998, p. 318)
para la psicología y la psiquiatría infantil.
(…) quien debido a su filiación pretende tener un plan preconcebido, y no es capaz de observar
libremente al niño, está fuera de lugar en esta Asociación. Esto es lo que significa justamente la
ciencia: que cuando uno observa y edifica teorías a fin de coordinar diversas observaciones está
libre de toda filiación; y quien conoce las respuestas de antemano, quien ha visto la luz, por así
decirlo, no es un científico y no tiene cabida entre los científicos. (Winnicott, 1967b/1998, p. 276)
da sentido a tal colectividad de profesionales, siendo que tal vez lo único en común es el
Nuestra labor es siempre un punto de encuentro entre nosotros y las personas, no entre
nosotros y un experimento, una tesis o un comité de planificación que dispone cómo deben otros
salir al encuentro del niño, el progenitor, la enfermera, la maestra, el asistente social, el profesor
Sobre el intelecto
En primer lugar cabe aclarar que por razones obvias algunos tramos de este apartado
coincidirán con lo expuesto en el capítulo referido a lenguaje por cuanto volverá a surgir el
problema del comienzo de la simbolización, aunque como se verá hay rasgos propios de los
242
aspectos intelectuales en los que me centraré específicamente.
A modo de introducción respecto del papel que juega el intelecto en la vida emocional,
puede ser útil comenzar por la manera en que la propia madre aprende u obtiene las
herramientas para ser tal. Winnicott se refiere a la madre, como también a la posible
También señala el caso de los profesionales que, al ser ellos mismos padres, “(…)
habían tenido que olvidarse de todo lo que creían saber (…)”. (Idem) “Gradualmente se las
arreglaban para deshacerse de esta capa inútil de conocimientos que está entremezclada con
En tal caso, dicho ‘nivel más profundo’ desde el que la madre conoce lo que debe
intelectual.
menos no han sido tantas las oportunidades en que se dedicó específicamente al tema.
Buena parte de lo que pondré a consideración en estos párrafos surge de una conferencia
dirigida a docentes, Sobre el pensar de los niños, en la que desde el vamos señala la
1965a/2009, p. 187)
243
nacimiento y su surgimiento no es ajeno a las vicisitudes por las que atraviesa el desarrollo
emocional, así también es pasible de verse afectado para bien o para mal por el mismo. Es
sino que se hace partícipe incluso de algunas distorsiones o dificultades propias del
desarrollo emocional.
de cuando las cosas marchan bien, y teniendo como objetivo develar en qué consiste la
mención que hace Winnicott en cuanto a situar el “(…) origen ontológico del pensar”.
Así, corresponde partir de la distinción contenida en la siguiente cita que señala que:
la psique.
Desde dicha demarcación resulta posible empezar a captar que el intelecto, la mente o
denominamos ‘narcisismo primario’. Sin tal pre-requisito no será posible que el bebé se
inicie en la posibilidad de conocer, o dicho de otra manera, primero ‘ser’ luego ‘pensar’.
Pero a su vez lo dicho no es suficiente ya que incluso para que se establezca la integración
decir, los cuidados maternos, habida cuenta de que el bebé atraviesa desde el inicio de la
244
El infante no sólo se ignora a sí mismo sino además, justamente, también ignora, y
bien que así sea, que depende absolutamente de la provisión ambiental. Más adelante, si
todo marchó bien, transitará por una fase en la que comenzará a ‘percatarse de la
dependencia’ y precisamente también notará, llegado el caso, toda vez que la madre se
ausente por x lapso, a partir de lo cual “(…) aparece la angustia, que es el primer signo de
Con lo dicho también cobra sentido que “(…) el pensar comienza como una forma
personal que encuentra el bebé para habérselas con la falla gradual de adaptación de su
madre”. (Winnicott, 1968?/2009a, p. 256) Posiblemente en esta frase esté contenido todo lo
esencial que Winnicott aportó respecto del intelecto. Es necesario desplegarla y visualizar
cuidado materno suficientemente bueno, es decir, ha de quedar claro que las fallas
graduales de la madre sólo son importantes para un buen desarrollo luego de una fase en la
que intentó adaptarse y no fallar en casi un 100%, aclara Winnicott. Antes de que el
Lo dicho significa que el bebé tiene la posibilidad de alucinar el pecho. La importancia del
las bases para el sentido del ‘ser’, es decir el punto de anclaje u ‘origen ontológico del
pensar’.
245
Dicho de otra manera, en estas formulaciones el mencionado proceso de ofrecimiento
del pecho es, por encima de todo, ‘ofrecimiento del ser’, donde ‘ser’ consiste en coincidir
con lo creado, ‘ser’ significa ‘ser el pecho’ y en donde la reiteración de dicha experiencia
genera la ‘continuidad del ser’ o sentimiento de ‘seguir siendo’. Esto está fundamentado en
sin apelar a la palabra ‘narcisismo’, que a Winnicott no le satisface en la medida que deja
Aquí hay una verdadera continuidad de generaciones; el ser se transmite de una generación a
otra por la vía del elemento femenino de hombres y mujeres, y de bebés varones y mujeres. Creo
que esto ya se dijo, pero siempre en términos de mujeres y de chicas, lo cual confunde la cuestión.
Se trata de los elementos femeninos tanto en las mujeres como en los hombres. (Winnicott,
1966/2009a, p. 216-217)
de ofrecer un pecho que ‘es’. Si está disociado, le impedirá adaptarse a las necesidades del
que no es apto para el ‘ofrecimiento del ser’, en tanto impone una base de ‘sumisión’, e
interrumpe el ‘seguir siendo’ de manera más o menos atormentadora. Sin dudas para
concebir ‘objetos subjetivos’ y con el segundo, que la madre es capaz de hacer real lo que el
246
bebé puede crear. Un tercer concepto es el de ‘proceso de ilusión’ que ya a esta altura habla
por sí sólo.
Diría, como si tratase de llegar al fondo de algo imposible de sondear: “Ser…o…”, y en ese
momento haría una pausa, porque en realidad el personaje Hamlet no conoce la alternativa. Al cabo,
terminaría con la posibilidad más bien trivial: “…no ser” y entonces se encontraría lanzado a un
vida psíquica que escasamente hay con qué reaccionar, por eso lo que no produce la
Para que acontezca la ‘continuidad del ser’ es fundamental agregar que no se trata de
importancia de que el bebé “vea” literalmente el pecho, que incluso, aún admitiendo la
degradación del packaging y la merma en la calidad del producto, puede ser también un
biberón. Lo que verdaderamente cuenta es que, sea el pecho o sea el biberón, éste esté ahí
cuando el bebé lo esté creando: en tal caso, lo que importa ahora es la ‘apercepción’, según
247
de concebir ‘objetos subjetivos’ significará que más adelante no sólo le será posible percibir
de existir’: “El estudio del elemento femenino puro, destilado e incontaminado, nos
Para que se puedan captar aún mejor las implicaciones de todas estas apreciaciones me
interesa citar otros posibles puntos de mira del problema de la percepción. Winnicott
influencia que tuvo en él la lectura del Estadio del espejo de Lacan, y sugirió pensar en
términos de espejo al rostro de la madre. Así, la respuesta a la pregunta es: “Yo sugiero que
por lo general se ve a sí mismo. En otras palabras, la madre lo mira y lo que ella parece se
Para profundizar en esto hace falta pensar el “(…) caso del bebé cuya madre refleja su
propio estado de ánimo o, peor aún, la rigidez de sus propias defensas. En ese caso, ¿qué ve
el bebé?” (Idem) A partir de esto hay enormidad de matices tanto en cuanto al grado de
fracaso materno, como en cuanto a las posibilidades del bebé de hacer algo con eso que
acontece. Lo que me interesa destacar ahora es que existe la posibilidad de que el bebé se
acomode a que:
(…) cuando mira ve el rostro de la madre. Este, entonces, no es un espejo. De modo que la
percepción ocupa el lugar de la apercepción, el lugar de lo que habría podido ser el comienzo de
alterna con el descubrimiento del significado en el mundo de las cosas vistas. (Ibid, p. 149)
248
Volviendo a la argumentación inicial: si hay creatividad en el sentido mencionado,
es decir, si el psiquismo del bebé se ejercita en sucesivas oportunidades en las que crea y
recrea el pecho una y otra vez, gracias al quehacer materno empeñado en ‘hacer real lo que
el bebé está presto a crear’, vivirá lo que Winnicott define como una ‘experiencia de
omnipotencia’. Es fundamental “(…) esa sutil cooperación que brindan las madres
sensibles y que dan apoyo sin dominar” (Winnicott, 1957/2002, p. 142) y también que el
cuidado que se ofrezca contenga “(…) una presentación regularizada del mundo”.
Aparece aquí un asunto central para el contenido de esta tesis, ya que dicha
Winnicott planteó: “(…) pretendo demostrar la importancia vital de esta primer experiencia
1966/2009a, p. 216)
distintivo de la posterior relación con la realidad: es decir, que en ésta es posible encontrar
creador’.
249
individuo inmaduro para realizar esta muy difícil transición entre la relación con los objetos
1963b/2002, p. 236)
comprensión en el bebé: tendrá más capacidad para esperar y calmarse a partir de lo que
comienzan a significar para él determinados sonidos y escenas del ambiente. Cada situación
de vida y cada bebé son únicos: “Un bebé sortea la cuestión pensando, mientras que otro la
vicisitudes por las que se atraviese según aquello que ha de hacerse real.
Dicho esto, me referiré ahora a las posibilidades que surgen cuando falla la provisión
ambiental. Si no se cumplen dichos procesos aparecen las dificultades, entre las cuales se
cuenta que “(…) se incrementa la necesidad de pensar; y de hecho se produce una escalada
“(…) el pensar actúa como sustituto del cuidado materno y se desarrolla un falso self bajo
“La palabra self llega después de que el niño ha comenzado a utilizar el intelecto para
mirar lo que otros ven, sienten u oyen, y lo que conciben ante su propio cuerpo infantil
Acá cabe agregar que, de la misma manera que se produce un pasaje desde el objeto
subjetivo al objeto objetivo, otro tanto acontece en términos de sujeto. Winnicott se refiere
250
que nace de la sensación de poseer una identidad”. (Winnicott, 1966/2009a, p. 216) Aunque
dicho self permanezca oculto y de algún modo protegido de los estímulos, es el que
Cuando un self falso se organiza en un individuo con un alto potencial intelectual, la mente
experimenta una tendencia muy fuerte a convertirse en la sede del self falso, en cuyo caso se
1960b/2002, p. 187)
Con estas citas quiero resaltar que hay distintas posibilidades a la hora de hacer frente
a la falla materna, en donde influye cómo y cuándo la misma se produzca y por supuesto,
los procesos propios de la fase que atraviese el bebé. En el mejor de los casos en el bebé se
Si la falla materna no es acorde a los logros del bebé para soportarla, puede dar lugar a
(…) pensar se convierte en un sustituto del cuidado y adaptación maternos. El bebé “se trata
como una madre” a sí mismo mediante la comprensión, mediante una exagerada comprensión. Es
un caso de “Cogito, ergo in mea potestate sum” (Pienso, luego soy en toda mi potestad)”.
ilustra de manera muy elocuente con la siguiente cita: “Como el whisky, la propia
comprensión es más confiable que lo que fue su figura materna”. (Ibid, p.192)
Así, se sientan las bases para un funcionamiento del intelecto más o menos escindido,
a sobrevalorar la importancia de los “logros” del intelecto, como si por sí mismos pudieran
ser una muestra fehaciente de que las cosas marchen bien. Sin embargo en el fondo subyace
una ‘deprivación’ (en tanto la falla aconteció en la ‘fase de dependencia relativa’) en donde
‘imaginación creadora’ con un costo no sólo para el sujeto sino además para la sociedad.
Además de ser lógicos “(…) es menester que seamos capaces de procurarnos símbolos y de
Así aparecen dos marcas de origen por decirlo de algún modo, para el pensamiento
crucial que no se excluyan, lo cual acontece cuando el pensar, que asienta en el ‘ser’ se ve
Como tendemos a pesar todo esto con lógica, no quiero dejar de señalar que pensar en
forma alucinatoria no es estar loco, es simplemente lo que acontece todo el tiempo, como
por ejemplo en la psique de la madre cuando aún antes de nacido su hijo, ya lo ha podido
imaginar-crear-anticipar.
Una forma de ilustrar lo dicho respecto del pensar es con la descripción que ofreció la
252
enciclopedia”. (Winnicott, 1998, p. 148)
cuanto hace a la experiencia individual sino, además, de las consecuencias para la sociedad.
Así, lo que se vuelve preocupante son todos los ámbitos en los que se desarrollan los
comprensión’, a tal punto que obtienen una visión muy fina y capaz de ofrecer productos
con falsa apariencia de genialidad, pero exentas de sensibilidad y conexión no sólo con la
disposición de referencias en una situación intersubjetiva. Ahí donde el psiquiatra interviene con una
clasificación, el psicoanalista se sirve de un instrumento que dé paso a todos los cambios dialécticos. Al
negarse a aceptar la noción de “enfermedad esencial” pone de relieve una labilidad en las estructuras y alienta
a sus alumnos a confiar en el “juego con la locura”. (Maud Manoni, 1979, p. 16)
La nosografía psiquiátrica clásica formaba parte del acerbo de la cultura médica con
que Freud se encontró en sus años de joven estudiante y luego en sus investigaciones se
manera en que los avances en la conceptualización fueron haciendo posible que los
253
psicoanalistas lleguen a ocuparse, además, de otras problemáticas.
Gradualmente y con el curso del tiempo, el estudio de la psicosis empezó a tener más sentido.
Ferenczi (1931) realizó un aporte significativo al considerar el análisis frustrado de un paciente con
trastorno del carácter no simplemente como una falla de la selección, sino como una deficiencia de
la técnica analítica. La idea implícita era que el psicoanálisis podía aprender a adaptar su técnica al
trastorno del carácter o al caso fronterizo sin convertirse en manejo y, por cierto, sin perder el
psicosis, el camino del análisis con niños, y Aichhorn, con su enfoque de los problemas del
niño antisocial y del psicópata. También, “(…) hubo quienes se interesaron en las técnicas
de cuidado del niño y el infante. Estos últimos siempre corrieron el riesgo de ser
considerados traidores a la causa de los procesos internos”. (Ibid, p. 164) Aquí se está
Lo que Winnicott enfatiza es la manera en que las sucesivas investigaciones han ido
proporcionando una ampliación del campo del psicoanálisis redundando en una revisión y
reformulación tanto de los conceptos como de la técnica, acorde a los nuevos hallazgos que
los analistas iban obteniendo en su práctica. Sin embargo no deja de resaltar la coherencia
que persiste con estos avances en tanto pertenecientes a una disciplina teórica que mantiene
Así Winnicott, entre los años 1959 y 1964, se ocupó particularmente de llamar la
254
atención respecto de la importancia de que los psicoanalistas lleven adelante una discusión
sobre el cual habría de versar dicha discusión y que además dio título al artículo en el que
vierte sus propias reflexiones y que estoy poniendo a consideración aquí: La clasificación:
Psicoanalítica Británica.
A modo de contextualización cabe decir que siete años antes del mencionado
trastornos mentales (DSM-I). Dicho manual no nació de una pregunta como la formulada
por Winnicott, sino por la necesidad de subsanar las deficiencias que presentaba otro
(CIE). En 1948 se publicó la sexta versión de dicha clasificación que había tenido como
origen una inquietud referida al registro estadístico de las causas de muerte. Así, había
surgido en 1893 es decir tres años antes del nacimiento de Winnicott, la CIE-I.
Lo que cabe resaltar es que a partir de la versión CIE-6 que es la de 1948, además de
desde un punto de vista médico, que está dirigido a la enumeración o descripción de signos
255
pretexto de una posible validez generalizada de sus datos. También es parte de lo distintivo
de un país e incluso, en el caso del DSM, de las preocupaciones de una asociación puntual
de profesionales psiquiatras.
¿Qué tipo de aporte sustancial puede haber en una clasificación que no se sostiene de
otra cosa más que de “datos” (por más que algunos tengan un tratamiento estadístico)?
¿Cuál ha de ser el uso restringido y acotado que correspondería hacer del mismo y en el
marco del cual pueda ofrecer alguna utilidad? ¿Qué habrá “subsanado” el DSM? ¿Es
subsanable seguir pensando la salud (para lo cual existe la OMS) partiendo de la muerte y
de la enfermedad?
Sería tema de otro trabajo profundizar en el valor de estas clasificaciones y las razones
por las cuales se emplean en nuestro país. En lo acotado de este trabajo simplemente
arriesgaré decir, intentando situarme desde el punto de vista del enfoque de Winnicott, que
una de las razones por las cuales resulta preocupante la posible generalización en el empleo
misma. Puede ser legítimo buscar elementos para tratar de saber qué hacer con las personas
que sufren y ocasionan problemas. Desde allí pueden surgir inquietudes tanto
socio-políticas como administrativas, pero esto no es ciencia ni puede ser lo que dé las
bases a la ciencia.
explícitas, una teoría general del desarrollo emocional debidamente fundamentada, y sujeta
256
a revisión conforme lo exijan los problemas y el progreso en su comprensión, y no las
que esté navegando en mares apartados y muchas veces a la deriva, por más que se reporte
Ahora sí, más allá de este paréntesis y volviendo a citar Winnicott, enfocando su
afirma:
cuanto a esto, el psicoanalista está exactamente en el polo opuesto del tipo de psiquiatra que cree
que existe una enfermedad, la esquizofrenia, y otra enfermedad, la psicosis maníaco-depresiva, y así
Este párrafo requiere ser analizado en profundidad por más que contemos con una
apreciación taxativa al respecto, ofrecida por Maud Manoni al comienzo del apartado
una “enfermedad” a modo de caso emblemático de las restantes. Será el ‘autismo’, del que
257
Confío en que lo que sigue fortalezca la opinión de que en el autismo el problema es
preguntarse: ¿Cómo llamaba yo a estos casos, antes de que apareciera el término “autismo”? La
respuesta es que entonces, como ahora, pensaba en ellos con el título de “esquizofrenia de la
infancia o la niñez”. Desde mi punto de vista, este término si ha de usarse alguno a los fines de la
Hace falta estar compenetrados con el aporte de Winnicott para no malinterpretar este
párrafo, ya que en una primera mirada podría verse como expresión de una postura naif, por
decirlo de algún modo, que se niegue a conceder importancia a las manifestaciones de una
“nueva” enfermedad. ¿Se trata sólo de una cuestión terminológica? ¿Qué significa que el
a las coordenadas de la teoría de la salud desde la cual Winnictott piensa los problemas.
cierta proporción de los casos que luego son diagnosticados como autismo ha habido una
lesión o algún proceso degenerativo que afectó el cerebro del niño”. (Idem)
Fuera de lo dicho:
“(…) el cuadro hoy llamado ‘autismo’ ya era reconocible desde las primeras épocas en
“(…) no hay pruebas de que el número de niños autistas haya aumentado o que exista
“A mi entender, la invención del término ‘autismo’ fue una bendición a medias. (…)
una vez que el término fue inventado y aplicado, se preparó la escena para algo que es
“(…) es muy artificial hablar de una enfermedad llamada autismo”. (Ibid, p. 241)
“(…) no existe una enfermedad como el autismo, sino que éste es un término clínico
para designar los extremos menos comunes de un fenómeno universal”. (Ibid, p. 248)
“(…) esta afección no tiene límites claros y creo que no debería considerársela una
separado y encontrarse en niños que no son autistas (…)”. (Winnicott, 1967c/1998, p. 260)
cual se confiere una determinada entidad a algo que no es tal cosa. En términos de
Winnicott habría que enfatizar que ‘un concepto no es una cosa’, y mucho menos, si se
Lo que quiero señalar es que quien, como yo, ha estado vinculado a lo largo de décadas a los
detalles más minúsculos de la historia de la madre y el niño, encuentra todos los grados de
organización de una sintomatología que, cuando está plenamente organizada y establecida, puede
rotularse como autismo. Por cada caso de autismo con que me topé en mi práctica, me he
encontrado con decenas o centenares de casos en los que había una tendencia de la que el paciente
se recuperó, pero que podría haber producido el cuadro autista. (Winnicott, 1966/1998, p. 241)
Esta pequeña muestra sirve para captar el sentido que cobra en Winnicott la necesidad
de reconducir las observaciones a la teoría del desarrollo emocional. Lo primero que hay
259
que destacar es que en sus apreciaciones no se trata de eliminar el problema del
diagnóstico, más bien, no se puede prescindir de él. Pero el diagnóstico no es una mera
cuestión de rótulos, sino de una profunda investigación que sea capaz de dar cuenta de la
Quiero enfocar la pregunta sobre qué significa que el autismo no es una enfermedad.
estudio de la salud, sino de la enfermedad, y desde allí todos los desarrollos posteriores
paradigma médico.
Sin embargo, tal como señala Winnicott: “Las enfermedades mentales no son como la
tisis, la fiebre reumática y el escorbuto (…) hay que esperar cualquier tipo de mezcla y
alternancia (…)”. (Winnicott, 1963c/2002, p. 291) Aunque debemos reconocer que existe
una fuerte tendencia a pensar las cosas en dichos términos médicos. Este es el primer
sentido que encuentro a que ‘el autismo no es una enfermedad’. Pero no se trata solamente
de que el autismo no es definible tal como lo es el escorbuto. Hay más, ya que: “El autismo
sujeto. Hubo una construcción gradual que llevó a ésta (…)”. (Winnicott, 1967c/1998, p.
262)
En cuanto a la explicación ofrecida por Winnicott: “El niño lleva consigo el recuerdo
(Idem)
Acá cobra sentido una vez más la importancia asignada a la explicación que remita al
260
origen de la dificultad en el marco de una teoría de la salud. En este sentido el aporte de
misma. Volverse invulnerable forma parte de lo más sano que resulta posible hacer respecto
cultural’.
(…) la provisión cultural tal cual se manifiesta en el ambiente inmediato del niño o en las
pautas familiares, altera la sintomatología, aunque desde luego no produce las mociones y angustias
subyacentes. Lo que en este contexto se llaman “síntomas” no tendría que ser denominado así en la
149)
261
enfermedad psicótica por haber hallado mecanismos mentales primitivos”. (Winnicott,
esta manera, si bien es indispensable partir de una presunción respecto de las dificultades
aclarándose a medida que avanza el análisis, sino que también se modifica”. (Winnicott,
1959-64/2002, p. 172)
Acá cobra pleno sentido la importancia de contar con un científico que se haya
‘tomado vacaciones de la ciencia’. Si bien estas apreciaciones fueron vertidas respecto del
trabajo con los médicos en el abordaje del trastorno psicosomático, parece ser válido
resaltar la importancia de que: “Lo que se precisa es más bien ciencia-ficción y no una
más severas remite a una falla de la provisión ambiental en la fase de dependencia absoluta,
bajo la forma de una ‘privación’. Este último término no ha de confundirse con frustración
(que remite a las necesidades del ello) de la misma manera que la angustia propia de esta
fase no será de castración sino de aniquilamiento del ser (en tanto que no fueron atendidas
como corolario de esta conceptualización, cobra sentido resaltar una vez más la necesidad
262
Es conveniente dirigir la atención ahora a la posición de Winnicott ante el problema de
las derivaciones propias de la entidad que se asigne a las observaciones. Por un lado, la
sólo porque “En cualquier descripción de enfermedad psiquiátrica hay una superposición. Las
personas no se agrupan con esmero en agrupamientos por enfermedades. (…) Ningún rótulo
“(…) tiene una excesiva vinculación con un modo de pensar fácil”. (Ibid, p. 182)
No hay manera de plantear una rigurosa clasificación por fuera de una teoría general
general, que debe dar cabida a todo, incluido lo que todavía no se conoce ni se vislumbra
(…)”. (Winnicott, 1965c/2009a, p. 186) Y esa teoría es: “(…) la teoría general del
lugar teoría de la enfermedad, sino de la salud, que incluye la idea de tendencias heredadas
hacia la integración.
Tal vez una posible analogía permita hacer más explicito lo dicho: abordar la
enfermedad con sólo teoría sobre la enfermedad, me resulta equiparable a querer cuidar la
salubridad del agua conociendo únicamente muestras de agua con diferente grado de
contaminación y sin tener noción de cuáles son los parámetros que indican salud.
Hay algunas reflexiones que permiten profundizar en estos planteos que por el
263
momento tienen una apariencia paradojal: ¿el autismo es o no es una enfermedad? A lo que
se podría responder tanto por el sí, como por el no. Pero Winnicott sin dudas no estaría a
‘salud’: “(…) podemos pensar en términos de salud, olvidándonos de los detalles de los
1970/1998, p. 320) Y tal vez, aunque las cosas para el niño no hubieran comenzado muy
bien, sucede que: “(…) empieza a reunir pruebas de que cuando las cosas son espantosas
pueden ser enderezadas; de que hay alguien que le tiene consideración (…)”. (Idem)
Entonces en cuanto al término salud, señala: “Necesitamos poder usar esta palabra
que: “Es probable que exista acuerdo general entre los analistas en cuanto a que vale la
pena utilizar las dos palabras: psiconeurosis y psicosis. Esta es una clasificación simple de
todos los trastornos mentales”. (Winnicott, 1959-64, p. 168) Es decir, discutir la teoría
explicativa no tiene como objetivo eliminar las denominaciones. Pero claramente, tampoco
Por otro lado, afirma: “Quede bien entendido que reconozco el valor inmenso de las
clasificaciones psiquiátricas clásicas”. (Ibid, p. 172) Pero aún así, cabe atender a los
264
clasificación para las dificultades que emanan de los hallazgos del ‘falso self’ y de la
‘tendencia antisocial’, de los que no me ocuparé aquí. Salvo de un detalle: en cuanto a las
palabra “enfermedad”. Dicho muy resumidamente se ha referido por ejemplo al robo, como
importancia de conseguir que el Ministerio de Salud pudiera llegar a actuar antes de que
tenga que intervenir el Ministerio de Justicia. Es decir, antes que delincuentes son
enfermos, y antes que enfermos, son personas esperanzadas en conseguir que alguien
formulada con diferentes términos pero con idéntico contenido, que se basa en dos tipos de
personas: las ‘afortunadas’, que no llevan el recuerdo de una falla, y las ‘desafortunadas’,
que sí lo llevan en tanto han sufrido una privación, o bien, una deprivación. Lo que resalta
de tal clasificación es que “tiene valor práctico, por cuanto nos permite usar la palabra
265
Capítulo IV: Sobre el concepto de experiencia
¿Es posible que se haya, incluso, recubierto dicha superficie -que después de todo, aún
habría sido algo-; que se le haya recubierto de un tejido increíblemente aburrido, que le
266
Parte I: El concepto de experiencia en la obra de Walter Benjamin
rectificar un dato referido al tiempo de existencia de los Sapiens en el planeta. Lo que fuera
comunicado por Harari, que fechaba este momento en 200.000 años, hoy se sabe, de
acuerdo a los descubrimientos últimos realizados por otro grupo de Sapiens, que supera los
300.000.
cada vez más reciente, de las primeras aglomeraciones poblacionales de Sapiens que fueron
dando forma a las primeras ciudades del planeta. Estas datan de alrededor de 10.000 años
atrás.
el que me conduciré en este capítulo, hay algo todavía mucho más reciente, que se basa en
Benjamin dirigió su mirada al siglo XIX y a algunos autores que hicieron lo propio,
captando con asombro el cambio ocasionado por los primeros contactos con la figura de
siglo XIX esto no era moneda corriente, y el lugar por excelencia para observarlo en
Europa era París, aunque también ya se daba por ejemplo, en Londres o en Berlín.
Benjamin cita una carta de Hegel dirigida a su mujer, en la que comparte sus
impresiones producto de una visita a París: “Voy por la calle y la gente se ve igual a la de
Berlín; todo el mundo vestido igual, casi las mismas caras. Es el mismo aspecto, pero en
267
una masa populosa”. (Benjamin, 1939/2012, p. 200)
La “multitud” en Londres es narrada por Poe y también por otros autores entre los que
(…) Estos cientos de miles de todas las clases y todas las procedencias que allí se cruzan,
apretados unos con otros, ¿no son todos personas con las mismas características y capacidades, y
con el mismo interés por ser felices?... Y sin embargo corren unas delante de las otras, como si no
tuvieran nada en común, nada que ver entre sí, pero el único acuerdo entre ellas es uno silencioso, el
acuerdo de que cada uno se mantendrá del lado de la vereda que está a su derecha para que las dos
corrientes de la multitud que avanzan una al lado de la otra no se detengan mutuamente; y sin
aislamiento insensible de cada uno en sus intereses privados resultan más repugnantes y más
ofensivos cuanto más apretados están estos individuos en un pequeño espacio. (Idem)
Esta cita publicada en 1848 contiene lo que a los ojos de Benjamin constituye una
¿Cómo resuelven sus necesidades y problemas tanto públicos como privados las
de las condiciones de existencia, en tanto justamente aspecto esencial del concepto que
excluye pensarlo sin tales coordenadas. Dichas condiciones de existencia serán observadas
268
a la luz de los acontecimientos propios del siglo XIX y comienzos del XX en Europa
A su vez, de tales referencias y del enorme abanico que recorre en su trabajo seleccionaré
conocimiento directo en tanto residió bastante tiempo allí, sino a la luz de la experiencia
experiencia, en especial las que guardan mayor relación con el aporte del psicoanálisis,
publicadas en la lectura que hace de ellas Michael Löwy en Walter Benjamin: aviso de
incendio, ambos escritos pertenecientes a los últimos años de vida del autor, también
269
Hacia el concepto de experiencia
VOZ DEL SIGLO XIX: (...) Goethe dice de mí: "Ahora todo es demasiado, ahora todo
comprende el elemento en que flota y actúa, el material con el que trabaja. Velocidad y riqueza son
ya todo lo que el mundo admira y que todos desean. Los ferrocarriles, el correo, los barcos de vapor
y todas las facilidades posibles de la comunicación son aquello que busca el mundo culto para
cultivarse más aún y, con ello, permanecer mediocres... Propiamente este siglo es destinado a
cabezas capaces, a las personas prácticas que, provistas de cierta destreza, sientan y gocen su
superioridad sobre la multitud, aunque no tengan talento para lo máximo. Mantengámonos pues lo
más posible en la mentalidad con que vinimos, y así tal vez seremos, junto con unos pocos, los
últimos de una época que aún tardará mucho en volver”. (Benjamin, 1932b/2010c, p. 105)
Comenzar el capítulo referido a experiencia citando la “voz” del siglo XIX, exige al
1932. Además de la “voz del siglo XIX”, aparece en el guión la voz de la Ilustración, la del
modo de voz del siglo XIX, está tomado de una carta de Goethe a Zelter, fechada en 1825.
En cuanto a la importancia de la cita, tiene que ver con que permite desde el vamos
Benjamin concentró buena parte de sus esfuerzos e interés. Una de las consecuencias de
establecida, confirmada y eternizada que se pueda llegar a presentar, no es tal. Es una entre
la injerencia del aspecto temporal: “(…) los errores decisivos de la teoría kantiana del
(…)”. (Ibid, p. 165) En su teorización Kant concedió a tal experiencia, que fue la de la
Tomando por caso el problema del conocimiento y la verdad que fuera tratado en el
capítulo III, puede verse hacia dónde conducen estas reflexiones cuando el concepto de
experiencia que se pone en el eje es, por ejemplo, el que proviene de la ciencia moderna
sino que está claramente sensibilizado y atento a señalar el entramado fáctico y subjetivo
al respecto. Como si no se resignara a teorizar solamente sino más bien estando presto a
271
encontrar las claves desde las cuales resulte posible no sólo comprender sino por sobre todo
considerado en esta tesis y es “usado” de tal modo que reconduce hacia varias direcciones.
Son tantas las connotaciones que contiene y se resisten tanto a quedar circunscriptas en un
concepto, que de este mismo detalle o de esta dificultad corresponde decir algo: establecer
relaciones entre las diversas aristas suscitadas por el concepto de experiencia tuvo que
que tiene la importancia de señalar cuán tempranamente comenzó a prestar atención a este
concepto y ofreciendo además una primera manera de abordar la complejidad que encierra.
En dicho artículo hay dos interpretaciones que en cierto punto son antagónicas: en la
conocimiento vulgar en tanto que lo presenta como la ‘máscara del adulto’, del que ‘lo ha
vivido todo’: “(…) la juventud, los ideales, la esperanza, la mujer”. (Ibid, p. 54) Y junto con
ello la ‘superioridad’ y el sesgo desvalorizante que desde allí se concede a las generaciones
Dentro de este primer uso del concepto de experiencia y enfocando la relación entre
272
generaciones, Benjamin ofrece una especificación de las posibles posiciones que suelen
(…) que también él fue joven, que también él quiso lo que nosotros queremos, que tampoco él
creyó a sus padres, pero que también a él la vida le ha enseñado que sus padres tenían razón (…)
Existe otra posición más ‘cruel’ encarnada por quienes “(…) ya quieren ponernos,
serios y crueles, al entero servicio de la vida”. (Idem) Siendo ésta última la que Winnicott
juventud.
odia más que los ‘sueños de su juventud’, pues: “(…) lo que se le aparecía en esos
sueños era la voz del espíritu, que una vez también le llamó a él, como a todas las demás
que “(…) no guarda con nada una relación tan interior como con lo grosero y lo común”.
(Ibid, p.55).
273
justifica en la idea de lo ‘inútil de experimentar sin espíritu’. Y tomando de algún modo el
lugar de portavoz de los jóvenes afirma: ‘conocemos otra experiencia’, ‘el joven quiere
experimentar el espíritu’. Del lado de esta “otra experiencia” figuran ‘el sentido, lo
al concepto más bien vulgar de experiencia, los valores mencionados podrían llegar a ser
experiencia, con lo cual la diferencia de aquella otra experiencia que proviene de los
quienes conocen y los que ignoran el espíritu. Estos últimos son los que terminan cargando
con ‘un yo indolente’, “(…) lanzado por la vida como por las olas al acantilado”. (Ibid, p.
55)
experimentar sin espíritu” se mantiene y, como se verá, recorre a lo largo de la obra las
especialmente por cuanto sin dudas ha constatado cuan fácilmente dicha vinculación se
274
¡Y la experiencia!
Veinte años después del citado escrito de juventud, es decir en 1933, vuelve a escribir
histórico coincide con el año del ascenso de Hitler al poder y en el que entre tantos otros
sucesos, se producía la quema de los libros de Marx y de Freud, además de otros autores.
irónica o cómica si no fuera por las circunstancias siniestras que rodean a la misma: “(…) la
mentalidad comercial imperante junto a las dramáticas “caídas” que suelen a menudo
sacudir los mercados, son nada con relación a lo que significó la guerra de 1914. A esto en
parte se refiere cuando menciona las experiencias que ya para la época consideraba
‘desmentidas’.
¿No se pudo observar ya por entonces que la gente volvía enmudecida del frente? No más rica
en experiencia comunicable, sino mucho más pobre. (…) ninguna experiencia fue desmentida con
más rotundidad que las experiencias estratégicas a través de la guerra de trincheras, o las
experiencias económicas mediante la inflación; las experiencias corporales por el hambre; las
experiencias morales por los que ejercían el gobierno. Una generación que fue al colegio todavía en
tranvía de caballos se encontraba ahora a la intemperie y en una región donde lo único que no había
cambiado eran las nubes; y ahí, en medio de ella, en un campo de fuerzas de explosiones y torrentes
aparece esta terminología en el ensayo de 1933) se mencionan acá el ‘enmudecimiento’ y el
‘cuerpo’.
Por el lado del ‘enmudecimiento’ resulta posible articular con las reflexiones referidas
a la filosofía del lenguaje (capítulo I), en donde enmudecer es una triste opción dada la
naturaleza, el de la técnica y el de las cosas, entre otros. Por lo demás, enfatiza que el hecho
empobrecimiento.
Por el lado del ‘cuerpo’, en esta cita referida a la ‘pobreza de experiencia’ aparece
desde el hambre y la fragilidad, pero bien podría haber aparecido desde cierta satisfacción,
vitalidad y fortaleza.
Pero junto con esto también hay que decir que la cualidad de la experiencia no parece
estar definida por ninguno de estos términos exclusivamente. Cabe la pregunta sobre qué es
lenguaje de la técnica. Acá cabría la pregunta en cuanto a si sería pertinente usar el término
Benjamin se refirió a la “emancipación del juguete”, tal como fue expuesto en el capítulo II
276
sobre el niño. Es decir, una vez más lo “emancipado”, dicho en términos más bien irónicos,
sería algo que no contiene nada de emancipación espiritual o de des-alienación, sino más
bien, su contrario.
Con la pregunta: “¿No se pudo observar ya por entonces que la gente volvía
preguntara ¿no se pudo aprender nada de la experiencia (de la guerra en este caso)?
Lejos de eso, de lo que le toca ser testigo es de que aún se sigan re-creando las
condiciones que tienden a replicar con idénticos detalles las desmentidas experiencias
¿Y hoy?
aporta otra cosa más (y nada menos) que el comunicar su Ser y su seguir siendo (como las
nubes), aparece desplegado según el modo más o menos floreciente de las correspondencias
que el lenguaje del hombre y el de la técnica establecen con él. Una vez más el problema
de Benjamin es claro que dicha ideología guarda estricta relación con la insistencia y
Nada de esto resulta comparable a detalle alguno de los ofrecidos por una flor.
Retomando la cita empleada por Benjamin para darle voz al siglo XIX resuena el
‘Ahora todo es demasiado…’ de Goethe como una manera de conceder un lugar a las
277
condiciones de existencia en cuyo marco se despliega la experiencia: dichas condiciones
El citado escrito de 1933, es decir del período entre guerras, ya alude y pre anuncia la
respecto de la técnica no culmina en “demonizarla”, por decirlo de algún modo, sino más
bien en señalar que los cambios sociales no han estado a la altura de absorber y apropiarse
Allí Benjamin formula la pregunta sobre “¿qué valor tiene toda la cultura cuando la
experiencia no nos conecta con ella?”. (Benjamin, 1933/2010b, p. 218) Y al respecto aclara
que la ‘pobreza de experiencia’ no es asunto restringido a la vida personal, sino a las “(…)
experiencias de la humanidad. Es, por tanto, una especie de nueva barbarie”. (Idem)
Más allá de que en un extremo finalmente concede un valor positivo a dicha barbarie,
en el sentido de crear las condiciones para “(…) comenzar de nuevo y desde el principio
(…)”. (Idem) Si bien esto es algo que debería abordarse también desde su concepto de
‘destrucción’, aquí simplemente mencionaré que lo cierto es que señala las penurias
‘pobreza de experiencia’.
278
Al respecto G. Agamben, examinando el mismo escrito se ha pronunciado de esta
forma: “(…) hoy sabemos que para efectuar la destrucción de la experiencia no se necesita
en absoluto de una catástrofe y que para ello basta perfectamente con la pacífica existencia
Pobreza de experiencia: esto no hay que entenderlo en el sentido de que la gente desee una
experiencia nueva. No, bien al contrario: quieren librarse de las experiencias, desean un entorno en
el que puedan manifestar sin más, pura y claramente, su pobreza (exterior e interior), es decir, que
surja algo decente. No son siempre ignorantes o inexpertos y a menudo se puede decir lo contrario:
ellos han “devorado” todo eso, “la cultura” y, con ella, “el ser humano”, y están ahítos y cansados.
(Ibid, p. 221)
consustanciadas con la cita de Goethe y muestran en qué medida Benjamin se ubica del
lado de los que consideran que ‘ahora todo es demasiado…’, señalando el cariz que van
sentirla es nuestra maldita obligación. El arte, el tráfico, el lujo… todo nos obliga”. (Ibid,
p.19)
Durante los últimos años de la década del treinta, al tiempo que huía de la persecución
nazi, Benjamin trabajó en el proyecto de una gran obra que en una de sus partes aborda la
creación poética de Baudeleaire, más precisamente de Las flores del mal, de una manera
279
que permite seguir señalando diferentes aspectos tanto del concepto de experiencia como de
Benjamin se refiere allí a las filosofías que desde el siglo XIX venían intentando
desmarcado de las mismas, es que “(…) estas tentativas no partían de la existencia del
hombre en la sociedad” (Benjamin, 1939/2012, p. 187), sino, por ejemplo, del mito o de la
poesía.
(…) rechaza cualquier tipo de determinación histórica de la experiencia. Evita así, ante todo, y
especialmente, acercarse a esas experiencias de las que surge su propia filosofía o, más bien, contra
las que estaba dirigida. Se trata de la experiencia inhóspita cegadora, de la época de la gran
industria. (Idem)
obligado a decirse: solo el poeta puede ser el sujeto adecuado de una experiencia
misma. Como si no fuera posible omitir esta dilucidación si lo que se pretende es superar lo
que sin dudas considera una “expropiación de la experiencia” o para decirlo de otro modo,
280
reparto de la experiencia y con tanto primado y creciente exacerbación de la ‘experiencia
inhóspita’.
tanto autor que también “(…) es uno de aquellos interesados en la forma especial de
(Ibid, p. 193)
complejo de síntomas de la ‘civilización’ (…)”. (Ibid, p. 212). Benjamin cita a Valéry del
siguiente modo:
El civilizado de las ciudades inmensas regresa al estado salvaje, es decir aislado, porque el
mecanismo social le permite olvidar la necesidad de comunidad y perder el sentimiento del vínculo
entre los individuos, en otro tiempo incesantemente estimulado por las necesidades. (Ibid, p. 212)
complejo, el creciente desarrollo de la técnica puesto cada vez más al servicio tanto de la
explotación del proletariado como de la explotación naturaleza, auspiciados por los falaces
281
augurios de la ‘ideología del progreso’.
posicionamiento ético. Es decir, “(…) la fantasía de la clase burguesa dejó de ocuparse del
futuro de las fuerzas productivas desatadas por ella misma”. (Ibid, p. 253)
Por otro lado, Benjamin dio testimonio de las características de la época también
desde otros puntos de vista. Así señala que entre los cambios arquitectónicos y comerciales
propios del siglo XIX en París gracias al empleo del hierro y el cristal se construyeron los
enormes ‘pasajes’ comerciales en los que se emplearon por primera vez los faroles a gas. A
partir de allí, entre otras cosas, “La luna y las estrellas ya no son dignas de mención”. (Ibid,
p. 117)
privilegiado para pasear el espacio delimitado por los ‘pasajes’. También allí asiste y se
Ocioso va paseando como una personalidad; es su forma de protestar contra la división del
trabajo que convierte a la gente en especialistas de algo. Y así también protesta contra su
productividad. Hacia 1840 y por un tiempo, resultaba de buen gusto sacar a pasear tortugas en los
pasajes. Al flaneur le gustaba seguir el ritmo por ellas prescripto. Si hubiera sido por él, el progreso
282
Mucho indica que también, si hubiera sido por Benjamin, el ‘progreso’ tendría que
Hay detrás de todo esto algo que puede pensarse en términos del contraste, entre lo
que significa ver con beneplácito algunos “avances”, que para algunas miradas son
276) aclarando precisamente que la catástrofe reside en que esto ‘siga siendo así’.
‘aptitudes y conocimientos’. En cuanto al primero, Löwy afirma que “(…) implica una
descamino.
"Hemos avanzado desde las canoas a los galeones, a los buques de vapor y a las lanzaderas
Desde el punto de vista de las consonancias de Benjamin con Marx se cuenta el modo
283
En dicho contexto aparecen nuevos ‘gestos’ junto a nuevas ‘inervaciones’ que se
las que tiene lugar la expresividad del ‘gesto infantil’. Los nuevos gestos también son
diferenciables de los ‘gestos cansados’ de los mayores que ‘experimentan sin espíritu’.
innumerables ‘gestos’ del tipo de: “insertar, presionar, etc…”. Benjamin ofrece el ejemplo
de los fósforos, del teléfono, y destaca el del “especiales consecuencias”: el “Clic” del
Nuevamente resulta posible articular estas descripciones con el problema del ‘dominio
de la naturaleza’, en este caso desde el punto de vista de las razones por las cuales la
hombre por los propietarios de los medios de producción. Si la integración de la técnica en la vida
En cuanto a la experiencia del obrero cita a Marx, para recalcar que este aprende a
autómata”. (Benjamin, 1939/2012, p. 214) Los más afectados serán aquellos que carezcan
284
el más profundamente humillado por el adiestramiento de la máquina. Su trabajo queda
Según Benjamin, el obrero no está solo en cuanto a esta situación ya que corresponde
también al que se pierde en los juegos de azar y al transeúnte a los que compara con “(…)
autómatas, y se asemejan a los personajes imaginarios de Bergson, que han liquidado por
Hay un tramo de este escrito sobre Baudeleaire que permite acceder a la forma en que
particular atención al estudio de los shocks traumáticos. Benjamin ofrece sus propias
Pone a consideración Más allá del principio del placer (Freud, 1920-1922),
atendiendo particularmente al papel que juega la conciencia como barrera protectora ante
los estímulos, al tiempo que resalta la mutua exclusión entre “el ser conciente” y el “dejar
huella”. Así diferencia a la conciencia de los otros sistemas que “atesoran huellas
perdurables”. En cuanto a la conciencia señala que cuanto más esté abocada al trabajo de
protejer de los estímulos, “(…) menos impresiones ingresarán a la experiencia (…)” (Ibid,
285
Si bien todo esto es, en parte, para ofrecer los fundamentos para el estudio de la obra
trabajo psíquico basado en responder como barrera y protección, viéndose de esta forma
Predominará la ‘vivencia’, que para el caso es la del shock: “Que el shock pueda ser
interceptado, frenado así por la conciencia, da al suceso que los desata el carácter de
que más apunta a la importancia de las ‘huellas perdurables’, quizás estando más bien
experiencia.
La ‘vivencia del shock’ tanto como los requerimientos propios de la tramitación del
memoria que guarda “información” que se puede recuperar por el ‘recuerdo voluntario’.
Esta contiene “(…) aquello que no le ocurrió al sujeto como ‘vivencia’ (…)”. (Ibid,
192) ni a consciencia y a su vez, lleva las ‘huellas de la situación’ en que fue fijado el
286
recuerdo. De allí que: “Donde reina la experiencia aparecen conjugados en la memoria
Hasta ahí, Benjamin parece estar citando a Proust y sin dudas coincidiendo con la
Así señala la importancia de la ‘rememoración’ tal como aparece en 'los cultos con
su ceremonial’ y en las ‘fiestas’, en los que de alguna manera se hace "surgir" el recuerdo
del pasado, y en donde no sólo se “renueva la fusión” de los dos contenidos, individual y
involuntaria pierden su exclusión mutua". (Ibid, p. 191) Con lo cual Benjamin reivindica en
cierta forma un aspecto de la inteligencia o del intelecto, que por lo demás, es coherente
del pasado que somos capaces de tener? ¿Cuánto del pasado colectivo aparece en el
recuerdo de un detalle del pasado personal? Sin ir muy lejos, en cuanto al pasado individual
¿qué queda de algunas "celebraciones" de las que hemos sido partícipes, de nuestros viajes,
etc.?
Volviendo a Proust, relata que durante mucho tiempo le fue muy pobre el recuerdo de
la ciudad en la que vivió parte de su infancia, hasta que el “(…) sabor de la madeleine (un
bizcocho), (…) lo transportará a los viejos tiempos, (…)”. (Ibid, p. 188) Así, en cuanto a lo
‘pasado’ Benjamin cita a Proust en donde este aclara “(…) es una cuestión de azar si lo
A Benjamin parecería resultarle en cierto punto objetable esto del "azar", cuando de lo
287
que se trata es de si se logra o no, el ‘apoderarse de su experiencia’:
(…) depender del azar en este punto no es nada evidente. Las aspiraciones interiores del
hombre no tienen por naturaleza este carácter ineluctablemente privado, sino que obtienen este
carácter solo cuando van disminuyendo las posibilidades de que las exteriores queden asimiladas en
Otro aspecto desde el cual vislumbrar algo más de la relación entre memoria y
experiencia consiste en la existencia del llamado ‘souvenir’ al que Benjamin también prestó
atención. A este tipo de objetos por el valor de mercancía que los atraviesa y constituye, los
todo aquello que no se vuelve apto para constituir la experiencia: lo que sí representa el
obra de Baudeleaire se pregunta: ¿Cómo hacer poesía en el marco de la vivencia del shock?
contribución. Por lo demás, aclara que de la experiencia que fundó Las flores del mal “(…)
288
Experiencia, aura y pérdida de solidaridad con el objeto
Si bien buena parte de las reflexiones referidas al concepto de ‘aura’ fueron vertidas
en torno a las técnicas de reproducción de la obra de arte, hay un hilo conductor que
En principio Benjamin señaló la enorme diferencia entre lo que hasta cierta época
mantuvo más o menos inaccesible la observación de algunas obras de arte, con lo que fue
aconteciendo a la par del despliegue de las técnicas de reproducción, según las cuales dejó
de ser necesario ir efectivamente a un museo, por ejemplo, para ver un original. Salvo el
“detalle” (nada más y nada menos) del “aquí y ahora” del encuentro con aquello que
Una vez más el concepto de ‘memoria involuntaria’ de Proust, ya que allí se alojan las
una ‘lejanía’ respecto del objeto en cuestión. La ‘caída del aura’ remite también a las
una determinada manera de apropiación del objeto que remite a una “(…) crisis de la
‘acercar las cosas’ y ‘superar el carácter único’ es lo que aparece en el lugar del mirar y
lenguaje y al ser de la naturaleza y de las cosas, tal como fue abordado en el capítulo sobre
289
lenguaje.
la percepción es afectada por las condiciones históricas que, como fue señalado, puede
Al respecto, entre los detalles sobre los que Benjamin alertaba en su época, figura el
acto de ‘mirar dentro del aparato’ refiriéndose a las primeras oportunidades en las que se
verificaba el mirar a través de la cámara que “(…) toma la imagen del hombre sin
¿Qué pasará con los niños de hoy tan acostumbrados ya no sólo a “mirar dentro del
aparato” sino, además, a ser mirados desde allí, por ejemplo, por sus padres que en el furor
por cautivar ciertos momentos, lo que más acontece por sobre todo es que terminan “no
estando” allí. Una vez más la ‘vivencia’ interpuesta en el lugar de una posible
experiencia’.
aplica a la obra de arte, más bien son el sello por excelencia de todo objeto que deja de ser
en primer lugar lo que es, para pasar a ser, por sobre todo, ‘mercancía’.
Entre lo más distintivo del efecto de la técnica de reproducción es que “(…) retira lo
producido del ámbito de la tradición” (Benjamin, 2009, p. 89), generando así una ‘violenta
conmoción de lo transmitido’. Como ejemplo se puede traer una vez más a la reflexión la
de que “El entorno de los objetos alrededor del hombre va adoptando cada vez más
290
despiadadamente la expresión de la mercancía”. (Benjamin, 1939/2012, p. 261) En donde
lejanía’. Sin dicha “magia”, desde la cual habría habido alguna posibilidad de
Como se ve, desde este otro punto de mira aparecen nuevos elementos que se suman a
cómo con las ‘letras’ y con la ‘ciencia’ se fue gestando la ‘pérdida de solidaridad con el
percepción, cuyo sentido ‘para lo igual en el mundo’ ha crecido tanto que, incluso, por
Por otro lado, como también las palabras tienen su ‘aura’, su caída también se refleja,
mortandad infantil, el hambre, los “civiles” caídos a causa del “error” en la dirección
Sobre la misma idea de la importancia de las narraciones y relatos de las que me ocupé
en el capítulo sobre el niño, aparece una vez más la pregunta: “¿Dónde podemos encontrar
291
a alguien que sepa aún relatar bien algo? ¿Dónde hay moribundos que digan frases que
Además de que aún pudiendo haber hoy un moribundo deseando transmitir algo, y
teniendo en cuenta que la de la muerte es otra de las experiencias expropiadas, hay enormes
decirse que no tienen cabida ni la información ni la ‘frase hecha’. Sí, los viejos relatos en
los que aquello a transmitir se “(…) estampa en la vida del informante para darlo a los
Al pasar surgió aquí una buena definición de experiencia, en tanto aquello que “se
estampa en la vida”.
Una vez más resulta valioso acudir a T. S. Eliot, y a su pregunta: “¿Dónde está la
sabiduría que perdimos con el conocimiento, dónde el conocimiento que perdimos con la
información?”
La ‘caída del aura’ también se verifica en el soñar, ya que “El soñar participa de la
historia”. (Benjamin, 1925/2013a, p. 55) De allí que: “Ya no se sueña con la flor azul”.
Esta frase citada por Benjamin pertenece a una novela de Novalis y se refiere al poeta
“(…) que busca una misteriosa flor azul en la que estaría reflejado el rostro de la amada”.
(Idem)
claramente situándose desde el punto de vista de su época, pregunta: “¿cuál es el lado que
292
la cosa ofrece al sueño?”. O podría decirse, ¿qué muestra el sueño en tiempos de la caída
del aura?
Y responde, “(…) el lado gastado por el hábito (…) el kitsch”. (Ibid, p. 56) Porque
según Benjamin: “El sueño ya no abre una azul lejanía. (…) Los sueños son ahora un
Una última reflexión en cuanto a este apartado tiene que al menos referirse a la
pregunta sobre hacia dónde conduce todo este estado de cosas señalado por el autor.
Si bien en varias oportunidades ya fueron vertidos algunos conceptos que toman por
referencia el ‘tiempo’, aquí seguiré ampliando desde otros ángulos que son acordes a la
enorme importancia que tiene la experiencia del tiempo para conceptualizar la experiencia
en general.
Una vez más, el lector afín al psicoanálisis se puede sentir en terreno conocido en
algunos de los tramos recorridos por Benjamin. Particularmente resulta posible establecer
una analogía entre la posición del psicoanalista y la del analista de la cultura. En especial,
comparte con el psicoanalista una concepción del tiempo que asigna una particular
293
la experiencia” (Benjamin, 1939/2012, p. 219), al ahondar en las consecuencias de dicha
formulación se verá que la temporalidad aparece desde una perspectiva que claramente
contrasta con la que es propia de la ‘existencia normalizada’, en la que no hay lugar para la
de ficción, sobre la vida que ‘parecía pavimentada’ de la persona que vivía al detalle y
según el ‘tiempo’ que dispuso para hacer cada cosa, descripta en No olvides lo mejor
(Benjamin, 2011). El período en el que dicha persona fue “más ordenada” y en el que “no
se olvidaba nada” fue también más desdichada. Mejoró cuando “(…) dejó de usar reloj”.
(Ibid, p. 138)
estructural del cumplimiento del deseo, por decirlo de algún modo: “(…) lo que nos escolta
les está permitido terminar nada de lo que han comenzado”. (Ibid, p. 220) Es el modo del
294
que se entrega al juego de azar, y permite captar la manera en que “El tiempo es la materia
con la que están tejidas las fantasmagorías del juego”. (Ibid, p. 221) No sólo por la
permanente presencia del ‘segundero’ y de la ‘impaciencia’ que son propios del ‘furor del
juego’, sino especialmente por ‘la idea regulativa del juego’ basada en el tener que
empezar de nuevo una y otra vez, y en donde el tiempo vuelve a traer siempre lo mismo.
Con todo esto Benjamin equipara la figura del “trabajador asalariado” con la del “jugador”.
Un pequeño fragmento del poema del Baudeleaire titulado El reloj, que comienza
ubicándolo como “Dios espantoso, imposible, malvado”, dice: “Acuérdate” que el Tiempo
es jugador tenaz, / ¡que no hace trampa y gana tiro a tiro! Es la ley”. (Baudeleaire, 1948, p.
132) De ahí, que la poesía lírica ofreciera también un lugar para la experiencia moderna del
tiempo.
ofrece en este apartado referido al juego de azar una de las mejores descripciones
El poeta no participa del juego. Se queda en su rincón; no más dichoso que ellos, los que
juegan. También es un hombre despojado de su experiencia, un moderno. Solo que él rechaza ese
narcótico con que los jugadores buscan acallar la conciencia que los ha entregado al paso del
Una vez más Nietzsche o tal vez los estoicos aunque no mencione a ninguno de los
dos, con el ‘eterno retorno’, que tiene su lugar en la mirada de Benjamin no sólo en “el
empezar de nuevo una y otra vez” del asalariado y del jugador: también aparece en la
295
‘moda’ con “(…) el eterno retorno de lo nuevo” (Ibid, p. 269), en la economía con el
“eterno retorno” de la inflación y de las crisis, en la clase de los vencedores “que no paran
Detrás de todos ellos, la ‘fantasmagoría’ de la felicidad: “La idea del eterno retorno
“Fantasmagoría” edificada en íntima relación con la experiencia del tiempo. Las Tesis
sobre el concepto de historia abordan con enorme agudeza este mismo tema.
imagen de la liberación. Ocurre lo mismo con la imagen del pasado que la Historia hace
suya. El pasado trae consigo un índice secreto que lo remite a la redención”. (Löwy, 2012,
Existe un acuerdo tácito entre las generaciones pasadas y la nuestra. Nos han aguardado en la
tierra. Se nos concedió, como a cada generación precedente, una débil fuerza mesiánica según la
Según Löwy, parte de esta tesis, acorde a la variante que aparece en Das
Passagenwerk, implica ‘reparar el abandono’ y ‘la desolación’: “La redención del pasado
no es otra cosa que esa realización y reparación, según la imagen de la felicidad de cada
individuo y de cada generación.” Luego afirma que Benjamin “(…) pasa de manera
296
(Idem) La ‘rememoración’ figura así, como aquello capaz de “(…) ‘desclausurar’ el
Una vez más la representación del tiempo cumple un papel en la posibilidad de dar
homogéneo y vacío’ que simplemente acumula hechos más o menos olvidables, pero sobre
todo, conformando una imagen “eterna del pasado”. Todo lo que hay es un ir, un
pensar en lo que pasó, ni mucho menos en “redimir”. Lo que más cuenta con relación al
tipo cognitivo-conductual.
un “presente” desde el que “(…) el teórico del materialismo histórico hace de ese pasado
una experiencia única (…)”. (Ibid, p. 147) Un “presente en el que él personalmente, escribe
la historia”. (Idem)
De acuerdo con la tesis V, “Sólo retenemos el pasado como una imagen que, en el
instante mismo en que se deja reconocer, arroja una luz que jamás volverá a verse” (Ibid, p.
71) y en cuanto a lo “irrecuperable” lo “(…) es cualquier imagen del pasado que amenace
con desaparecer con cada instante presente que, en ella, no se haya dado por aludido”.
297
resulte correspondiente al fragmento redimido.
temporal en la conformación de las luchas en las que se intenta “redimir” lo pasado. Señala
los ancestros sometidos” o bien, “del ideal de los nietos liberados”. (Ibid, p. 126)
Esta última opción en tanto parecería conducir hacia un futuro de liberación, tal vez a
primera vista podría parecer mejor consustanciada con el deseo y con las “cosas finas y
repercuten retrospectivamente en la lejanía del tiempo.” Sin embargo, la imagen del pasado
oprimido y lo que hace que ésta permanezca gracias a la rememoración, es ineludible para
que resulte posible la redención. O bien, según la interpretación de Löwy “(…) no hay
existencia?
Según Benjamin “(…) nunca antes la personalidad había estado enredada de una
Una parte de Las flores del mal está dedicada al ‘spleen’. Al respecto Benjamin realiza
298
Duelo y melancolía de Freud. Pero no es el camino argumentativo que toma Benjamin
250) El mismo, cabe agregar, por el cual propuso las posibles tareas de reanimación,
Una vez más el problema de la relación con el pasado, porque el ‘spleen’ también
catástrofe”, querría detenerse, pero un huracán llamado “progreso” le envuelve las alas y lo
arrastra hacia el futuro. De este modo aparece en la tesis IX, (Löwy, 2012, p. 100) Tal vez,
quien ya esté sumergido en lo propio del “spleen” ya no tenga la misma perspectiva que
dicho ángel, pero es muy posible que se esté preservando de los sentimientos que suscita un
enjambre de los segundos” (Benjamin, 1939/2012, p. 227) y allí no hay lugar para la
experiencia histórica, una vez más, sí para la “vivencia del shock”. Lo que Benjamin ve
‘taedium vitae’ y todo aquello que fermenta en el ‘extrañamiento de sí mismo’, que termina
299
tratando de hallar alivio por ejemplo en el juego de azar o en la flanerie.
autoconciencia histórica, y en eso reside el duelo: “duelo del sujeto consigo mismo”.
Lo que resulta central para el concepto de experiencia, además de todo lo dicho, es que
las ‘inervaciones creadoras’, de las que si bien Benjamin no hace mención explícita aquí,
‘gesto infantil’ tal como fue expuesto en el capítulo II, en las referencias al teatro infantil
proletario.
ello el despliegue de todo aquello que es “perecedero”, que se cumple sin estar “al servicio
de ningún poder”. Si sumamos a esto los empeños por alcanzar el ‘dominio de los niños’ y
Aviso de incendio
Por un lado, ‘aviso de incendio” forma parte del título que Michael Löwy eligió para
su libro sobre Una lectura de las tesis “Sobre el concepto de historia”. Como posible
300
tesis) resulta muy esclarecedora. Por lo demás, se trata de un “incendio” ocasionado por el
Por otro lado, ‘avisador de incendios’ es el título de un apartado del libro Calle de
Mano única (Benjamin, 1928/2014), del que transcribiré el siguiente fragmento basado en
calculable del desarrollo económico y técnico (la inflación y la guerra química la señalizan), todo
está perdido. Hay que cortar la mecha encendida antes de que la chispa llegue a la dinamita. (Ibid,
p. 91)
los articuladores del complejo se basa en el rol que pasó a ocupar aquello que desde hace
5000 años comenzó siendo un “adelanto” para facilitar el intercambio entre las personas, el
respecto. No sólo en cuanto al tiempo propio de la historia reciente, sino además con
comienza así:
301
Con respecto a la historia de la vida orgánica sobre la tierra –escribe un biólogo
contemporáneo- los miserables cincuenta mil años del homo sapiens representan algo así como dos
segundos al final de un día de veinticuatro horas. En esta escala, toda la historia de la humanidad
civilizada ocuparía una quinta parte del último segundo de la última hora. (Löwy, 2012, p.158)
Además de que para la fecha los cincuenta mil ya son más de trescientos mil, esta
proporción que señala Benjamin reconduce, en lo que sigue de la tesis, al ‘tiempo actual’
de acceder a una autoconsciencia histórica, señalando la apertura a otra “Era” más allá de la
paradojalmente, podría agregarse, ya que en general se entiende que los tiempos actuales
Volviendo al contenido de esta última tesis, Löwy articula sus reflexiones con varias
alusiones, entre las que mencionaré “(…) la totalidad salvada, la historia universal de la
humanidad liberada (…)”. (Löwy, 2012, p. 158) En donde al mismo tiempo, también
destaca Löwy que “Dios está ausente y la misión mesiánica corresponde en su totalidad a
más precisamente como veremos más adelante, la humanidad oprimida” (Ibid, p. 60) y de
302
A modo de síntesis
procedido conformando estaciones, a las que tan pronto como las concibe, sitúa, describe,
relaciona, etc., las deja en cierto modo “suspendidas” para dirigir su pensamiento hacia la
conformación de otra estación, en la que hace lo propio, y siempre sin que la anterior pierda
importancia.
Todas las estaciones recorridas, lenguaje, infancia, intelecto, espíritu, tiempo, memoria,
experiencia.
el movimiento, que en sí mismo es una estación tan importante como todas las otras: es el
experiencia.
formó parte de su pensamiento posterior fue de alguna manera un modo de atender a las
dificultadas señaladas en ese lugar. En aquel entonces la filosofía del conocimiento de Kant
fue la que le ofreció los primeros elementos firmes para por un lado apoyarse pero también
para señalar sus falencias. Es decir, para construir a partir de allí. El punto de partida fue
303
que aísla y privilegia los aspectos lógico-matemáticos.
replantear la aguda separación entre conocimiento y experiencia que dejó como secuela la
filosofía de Kant. Es cierto que todo esto lo condujo a una nueva separación, esta vez, entre
conocimiento y verdad. La teoría del lenguaje, junto al enfoque desde una ‘teoría de la
filosofía del conocimiento, sin embargo a este aspecto sin dudas lo consideró crucial. De
allí que la contribución subsiguiente al respecto siga girando en torno a un eje que se deja
presente’, formulado por el joven Benjamin, puede señalarse como el articulador de todas
las demás preocupaciones y puntos de vista desde los que abordó tanto el concepto de
304
De allí también la importancia del concepto de tiempo y su relación con el concepto
corrompido de ‘trabajo’, que pretende naturalizar que este ha de ser alienado y explotado,
Como en parte el intelecto participa de estas plasmaciones, por lo mismo, podría ser
rememoración de la opresión.
En lo propio del estudio del ‘lenguaje’ como ‘realidad última’, en el sentido de que
por más atrás que se quiera ir no hay más que hombres nombrando y usando de algún modo
lo nombrado, reside la posibilidad de captar el trasfondo ético que tiñe la experiencia, tanto
por su presencia como su ausencia, por decirlo de algún modo. De eso trata la historia y sus
tensiones.
Una vez más citaré a Valéry en tanto aporte consustanciado con el de Benjamin que
sintetiza en varios aspectos parte del desarrollo expuesto en el capítulo I: “Es preciso elegir:
soportar que algunos especulen sobre sus propiedades sensibles (…)”. (Valéry, 1961, p.
122) Entre las propiedades sensibles figura la ‘memoria’ y el ‘misterioso soporte del
cuanto a la relación entre filosofía del lenguaje y experiencia consiste en abrir los ojos
305
Cuestiona el antropocentrismo. Los estragos se suceden en masa si observamos las
De este modo, lo que en Benjamin se fue gestando desde una inquietud relativamente
dando lugar a lo largo de su escritura a una enorme preocupación por la experiencia misma.
Esto es, por la experiencia tal y como puede resultar empobrecida según las condiciones de
existencia, que además contienen un modo de resolver la relación no sólo con la naturaleza,
sino además con las generaciones venideras. Claramente más que “la” experiencia hay
experiencias e incluso el terreno de las mismas, puede pasar a quedar “habitado” por la
Tal vez una de las consecuencias del recorrido realizado es que pretender sistematizar
aquello que imprime cierta cualidad a la experiencia, (y que no por esto lo convierte en un
aspecto accesorio): Esto último remite a las condiciones de existencia. De lo cual resultaría
infinidad de matices que irradia ya no sólo el concepto, sino por sobre todo, la experiencia
misma.
306
Parte II: El concepto de experiencia en Donald Winnicott
Introducción
De allí el recorrido por los diferentes tópicos propuestos en esta tesis a lo largo de los
anteriores capítulos que junto al desarrollo del presente contribuirá a una posible conclusión
al respecto.
registro escrito tanto de lo que dijo el paciente como de las interpretaciones que realizó el
analista. Es por demás interesante y valioso el material que allí se muestra y que Winnicott
fue guardando a lo largo de los años sin llegar a dar él mismo la forma definitiva a su
sus notas sino además al seguimiento del paciente. Incluso tras un paréntesis de unos años
saber sobre la evolución del paciente, algo muy propio de él también en otros casos, a raíz
La publicación del libro fue posible tanto por Clare Winnicott, quien ofreció las notas,
como por Masud Khan que contribuyó a establecer el texto ofreciendo además un prefacio
con la selección de pequeños fragmentos de análisis, tanto del caso en cuestión como de
otros, que contribuyen a que el lector comience a impregnarse del tono que comunica e
307
irradia el quehacer de Winnicott.
Para esta introducción, de todos los detalles fascinantes que se muestran en el texto y
que exceden las posibilidades de ser expuestos aquí, apenas me referiré justamente al
prefacio de M. Khan en tanto contiene algunas observaciones muy fecundas para empezar a
transitar hacia el concepto de experiencia, ya que entre los signos distintivos del caso
Las otras viñetas seleccionadas por Khan que contienen este mismo factor del
‘aburrir’ le llevan a concluir que “(…) lo que aburre es en esencia inauténtico, tanto para el
paciente como para el analista, pese a lo cual, si queremos ayudar al paciente, debemos
Khan comentando una de las viñetas señala “(…) el paciente que nos obliga a escuchar
experiencia”. (Idem)
Dicho prefacio comienza con una referencia a los últimos meses de vida de Winnicott
cuando fue consultado por un grupo de jóvenes sacerdotes anglicanos interesados en poder
deslindar cuándo una persona podía ser ayudada conversando con ellos, y cuándo debía
Si una persona viene a hablarles y al escucharla ustedes sienten que los aburre, esa persona
308
diferenciación entre ‘aburrir’ (boring) y ‘aburrimiento’ (boredon). Señala que en el Oxford
English Dictionary, el aburrir figura como: “la costumbre de molestar y fatigar a los
demás” (Ibid, p. 10) y el aburrimiento, como “el estado de aburrido; tedio, hastío” (Idem).
Winnicott a los sacerdotes anglicanos, en la persona que aburre tal vez no siempre resulte
esta tesis sí hay una constante que se verifica en ambas variantes: es una falta de
constituye en el hilo conductor que comunica a las experiencias más tempranas del infante
Hay un detalle de la presentación de M. Khan que vale la pena no dejar pasar en esta
Nietzsche, citando el siguiente fragmento del “prefacio”: “Quizás este libro necesite más de
aproximarle la experiencia de este libro a alguien que jamás vivió experiencias similares”.
(Ibid, p. 23)
309
Repasando lo dicho en capítulos anteriores y a los efectos de reconducirlo hacia el
quedado expresado, el campo de lo simbólico no sólo precede sino que, además, excede al
que tiende a adquirir el lenguaje de las palabras en sí mismo, sino además por la estrecha
afinidad que puede establecer con los procesos propios del funcionamiento de la mente o
intelecto.
alberga de la psique es mucho más de lo que resulta apto para hallar traducción en el
lenguaje verbalizador. Teniendo en cuenta que este tipo de comunicación es la propia del
lenguaje del juego, de los sueños, de la poesía y del dibujo, por citar algunos, los que portan
alguna posibilidad allí, siempre y cuando se haya constituido lo que Winnicott denomina
‘tercer línea de comunicación’, que supone pero también rebasa, la del lenguaje
verbalizador.
310
Winnicott es un ejemplo de esta situación, que se gesta desde las fases tempranas cuando:
(…) la mente pasa a ser la niñera, que actúa como madre sustitutiva y cuida al bebé que hay en
el self del niño. En tal caso la mente tiene una función falsa y una vida propia y domina al
psique-soma en vez de ser una función especial de este. (Winnicott, 2012, p. 196)
En cuanto a esto, lo que Winnicott señala son “(…) los peligros y la irrealidad que
Un intelectual escindido puede ser cualquiera de los que abundan y propicia una
sociedad como la actual, sin que llame la atención de nadie, sino más bien obteniendo
padres y madres.
Como ha quedado expresado, en la experiencia tienen lugar muchas más cosas que
aquellas que se vuelven aptas tanto para la comunicación indirecta como para la
Por otro lado, antes de re-crear el lenguaje de las palabras ya se han desplegado las
311
muy temprana, si la persona saldrá en busca de experiencias o se replegará del mundo
cuando necesite corroborar que la vida merece ser vivida”. (Ibid, p. 182)
Como se ve, no son sólo las referencias a la educación moral las que mejor ilustran el
problema de la relación entre generaciones: todo cambia según la salud de los adultos que
civilización y la cultura”. (Winnicott, 1963e/2002, p. 132). Todo esto se inicia mucho antes
de que tenga sentido hablar en términos de educación, con los cimientos de la ‘experiencia
de ser’ que también se transmiten de generación en generación por la vía del ‘elemento
femenino’ presente en varones y mujeres, siempre y cuando la madre sea capaz de atender
femenino’ significa que éste no se encuentre escindido en la persona que tenga a cargo los
la ciencia, estudiar la enfermedad sin poder dar cuenta de la salud es como querer señalar
los puntos cardinales, con una brújula que por estar averiada ha dejado de marcar el norte.
En cuanto a las personas sanas, “(…) pueden crecer desde dentro si cuentan con el
ambiente facilitador, sobre todo en las primeras etapas (…)”. (Ibid, p. 136) Y son las
personas “(…) sanas, quienes se convierten en los adultos que constituyen la sociedad, y
colectivamente establecen y mantienen el código moral para las décadas siguientes, hasta
que sus hijos los releven”. (Idem) A su vez el niño que recibió dicho trato estará en
312
condiciones de llegar a “(…) su propio modo de emplear o no emplear el código moral y el
Una vez más el concepto de ‘uso’, ya que todo lo “creado”, que es en lo que consiste
el ‘crecer desde dentro’, ha de poder ser usado, empleado de manera más o menos sumisa o
bien, de forma creadora: lo primero del lado del acatamiento y del sentimiento de
el gran problema reside en la “provisión” de la que sea capaz la madre, ya que si bien la
inmensa mayoría consigue identificarse con las necesidades del infante, no faltan aquellas
en las que opera la ‘ineptitud’: “(…) para sentir las necesidades de su bebé”. (Ibid, p. 189)
heredadas hacia la integración del ser en donde cobran particular relevancia tanto el anclaje
(…) la psique comienza como una elaboración imaginativa del funcionamiento físico, siendo
su misión más importante la de ligar las experiencias y potencialidades del pasado con el
percatamiento del momento actual y la expectativa respecto del futuro. Así cobra existencia el self.
313
Este breve repaso por el contenido de los capítulos anteriores ha tenido como objetivo
reconducir hacia el concepto de experiencia. Hay algo hacia donde convergen los tres
capítulos, que ha sido el tratar de señalar de qué manera se establece la ‘experiencia de ser’
en el infante y al mismo tiempo situarla con respecto al funcionamiento del intelecto y del
lenguaje verbalizador: primero ser, luego pensar; primero ser, luego hablar; primero ser,
luego hacer.
existir y de estar vivo, cuyo sello subsistirá en las experiencias posteriores, siempre y
cuando sean auténticas, es decir, basadas en la continuidad del ser, y no, en reacciones a la
intrusión.
a pensar una vez más la relación entre generariones, introduciendo el abordaje temático que
vendrá a continuación.
Y en lugar de educación moral tenemos que darle al niño la oportunidad de ser creador, esa
oportunidad que le ofrecen la práctica de las artes y la práctica del vivir a todas las personas que no
se limitan a copiar y a obedecer, sino que auténticamente progresan hacia una autoexpresión
personal?
asunto que ha quedado expuesto en este recorrido, también hay que agregar que Winnicott
314
trató este mismo asunto desde la perspectiva del concepto de ‘verdadero self’, en tanto
fuente del gesto creador, es decir, del ‘gesto espontáneo’, del que me ocuparé en el
siguiente apartado, desde el punto de vista en que converge con el concepto de experiencia.
‘sentimiento de estar vivo’ que es una cualidad de la experiencia auténtica y que tiene su
‘gesto creador’.
femenino’, pero visto desde la perspectiva del concepto de ‘verdadero self ’, tiene el
agregado de reconducir hacia otros matices del concepto de experiencia que intentaré
diferenciación entre ‘self verdadero’ y ‘falso self’, asunto al que Winnicott dedicó un
escrito en 1960.
315
(…) llegó al comienzo de su vida casi al final de un análisis prolongado. Ella no tiene
verdadera experiencia, no tiene pasado. Empieza con cincuenta años de vida desperdiciada, pero por
lo menos se siente real, y por lo tanto ahora quiere vivir. (Winnicott, 1960b/2002, p. 193)
Lo que aconteció en el análisis de este caso de ‘falso self’ giró en torno al logro de que
el ‘self verdadero’ empiece a vivir: “El gesto espontáneo es el self verdadero en acción”.
(Idem)
Dicho al pasar, con relación a este tema aparece una muestra del modo de conducirse
Así en principio habría que decir que Winnicott inscribe su contribución referida al
verdadero y falso self en el marco del deslinde establecido por Freud entre una parte central
“(…) dotada de energía por los instintos (…), y una parte vuelta hacia afuera y relacionada
que resulte incompatible con la “teoría básica” (de Freud) y lo cierto es que desde allí
Cabe señalar que los conceptos de verdadero y falso self tal como Winnicott los trató
han de quedar exceptuados de tener que coincidir con los del ‘ello’ y ‘yo’.
Winnicott a la “parte central” pierde significación el hecho de que sea “dotada de energía
por los instintos”. No omite dicho aspecto, pero no le confiere un lugar preponderante en sí
mismo, particularmente al ocuparse de los primerísimos sucesos de la vida del infante. Una
vez más aparece el ‘no hay ningún ello antes que el yo’. Si bien retomaré más adelante este
316
tema, por el momento cabe señalar que: “(…) no tiene sentido utilizar la palabra ‘ello’ para
En primer lugar, así como psique y soma no conforman una unidad inherente o
desde el punto de vista de la psique no hay nada antes de que ésta se comience a constituir
como un lugar en el cual albergar tanto lo que proviene del soma como aquello que emana
componentes agresivos del ‘impulso de amor primitivo’. También cuentan los ritmos y los
procesos propios del funcionamiento del cuerpo y las sensaciones de la piel, por citar
algunos ejemplos de aquello que no sólo tiene el sello del aspecto somático sino además de
Por ilustrar brevemente vuelve a ser pertinente Cereijido con el ‘concordar’ o ‘puesta
en sintonía de los corazones’, o también pensar en las sensaciones de la piel que no serán
las mismas para el infante que queda aislado en una incubadora que para aquel otro que no
Esa parte central o ‘verdadero self’, “(…) surge de los tejidos y las funciones
1960b/2002, p. 193) y “(…) no hace más que reunir los detalles de la experiencia de estar
317
vivo”. (Idem) De esta manera se irá conformando la fuente del ‘gesto espontáneo’ del
infante.
concordancia de los ritmos corporales, del ‘sostén’ (tanto en sentido físico, como figurado)
virtud de que no haya sido interrumpida la continuidad del ‘seguir siendo’. En los
comienzos, y para que el ‘verdadero self’ cobre un mínimo de realidad, se requiere que el
quehacer materno no hace real el gesto del infante, es decir “(…) falla en dar satisfacción al
gesto de la criatura (…) lo reemplaza por su propio gesto”. (Idem) Lo que esto exige del
desde el punto de vista del tipo de ‘disposición’ al que pueda tender posteriormente, según
las experiencias acumuladas en su progresiva constitución. Es así que volviendo una vez
señala que si bien intervienen ambos aspectos, puede ocurrir a veces que el acento recaiga
La pregunta que cabría en este caso es: ¿qué es lo que contribuye a la integración del
self?
del self constituye un acto de hostilidad contra lo Distinto de Mi, (…)”. (Winnicott, 2012,
318
p. 176) Esta es la fuente temprana de una ‘disposición paranoide’. También hay que señalar
que si bien es insoslayable este aspecto “paranoide” a la hora de comprender lo que gira en
torno a la diferenciación yo-no yo, también es cierto que no necesariamente queda fijada su
irrevocable de una buena provisión ambiental”. (Idem) Esto se debe a que prevalece la
“(…) imposibilidad de suponer toda persecución (…)”. (Idem) Desde este extremo, la
‘disposición’ que surge es la que tiende hacia lo que Winnicott ubica como ‘ingenuidad’.
“En el caso normal, que está entre los dos extremos, hay expectativa de persecución pero
también la experiencia de los cuidados recibidos como protección contra aquella”. (Ibid, p.
177)
Volviendo ahora al concepto de ‘falso self’, este posee una naturaleza defensiva que
mantiene oculto y protegido al ‘verdadero self’. Una de sus características es que sus
manifestaciones conforman una escala que en uno de sus extremos contiene lo propio de la
En la salud, el ‘falso self’ conforma la “(…) actitud social cortés y bien educada, un
‘no decir las cosas con franqueza y sinceridad’” (Winnicott, 1960b/2002, p. 186) y se
distingue por cierta renuncia a la ‘omnipotencia’ propia de quien se posiciona del lado de la
En cambio, cuanto más haya tenido que erigirse contra las intrusiones y contra la
‘explotación del self verdadero’ albergará más ‘experiencias reactivas’ que son las que se
319
futilidad, del tipo que presentaba la paciente de cincuenta años. En un extremo, sigue
primando la omnipotencia infantil junto con la dificultad propia de que el ‘falso self’
“carece de la originalidad creativa”: “Sólo el self verdadero puede ser creativo y sólo el
Lo que resulta posible cuando el ‘falso self” simplemente cumple con la “actitud social
cortés”, es decir, cuando dicho quehacer resulta suficiente para mantener preservado de
intrusiones al ‘verdadero self’, es que lo que existe entre ambos no conforma una escisión:
“(…) cuando existe un alto grado de escisión entre el self verdadero y el self falso que
Aparece aquí el otro extremo del decurso que se inicia con la ‘experiencia de
símbolos”, cuyo primer ejemplo es el ‘objeto transicional’, es el tesoro del que cuando se
Una vez más la teoría del lenguaje para situar la importancia de “la utilización de
que el lenguaje verbalizador queda abierto a un ‘uso’, nada impide que entre otras cosas se
inmiscuya y recupere ciertos tonos propios del símbolo, de lo cual es una muestra sublime,
la poesía.
Así, del extenso estudio que Winnicott propuso con relación al verdadero y falso self,
efectué un recorte que dejó de lado las diversas manifestaciones para dirigir la atención a la
320
experiencia cultural en tanto representativa del ‘vivir creador’ que retomaré en los
apartados siguientes. Una última cita refleja una vez más el empobrecimiento de la
experiencia producto de aquello que se gesta a partir de las ‘experiencias reactivas’ que
incapacidad para concentrarse y necesidad de recoger incursiones de la realidad externa, para que el
tiempo de vida del individuo pueda llenarse con reacciones a ellas. (Idem)
Brevemente retomaré la idea de que ‘no hay ningún ello antes que el yo’ dada su
teorizar de Winnicott, dicho una vez más, al modo de un ‘empírico delicado’ de los que
hablaba Goethe.
En el centro de esta idea están los fundamentos por los cuales Winnicott disiente con
ya que aun saliendo de la posible interferencia que pudiera haber ocasionado la traducción
de la Estándar Edition que tiende a promover la idea de “instinto”, sigue vigente el llamado
de atención de Winnicott.
Retomaré el término “instinto” tal como figura en los textos de Winnicott con la
tranquilidad de haber dejado en claro que no es por esto, es decir, por un “error” acarreado
321
por la traducción que afectara la interpretación conceptual, que el autor se aparta de ese
No hay ninguna dificultad en que pensemos que hay algo equivocado en la formulación del
instinto de muerte por Freud, ya que él mismo tenía dudas, propias de un científico que sabe que
ninguna verdad es absoluta o definitiva, y que lo que cuenta es pensar y sentir y la libertad para
sobre lo cual asegura que “(…) de ningún modo invalida la eventual descripción del
p. 109) Que por lo demás, señala que fue lo que “(…) puso en marcha nuestro pensamiento
y la estructura de la teoría que nos sirve de timón. No obstante, ahora, por así decirlo, lo
otras en las que si bien sigue aceptando las fases de la organización libidinal,
Dicho una vez más, en cuanto a Freud, en una conferencia de 1962, referida a Un
modo personal de ver el aporte Kleiniano (Winnicott, 1962c/2002), señaló: “(...) puedo
(Ibid, p. 230)
322
Para explicar tanto lo que pone en marcha la constitución subjetiva como lo que
emerge de algo que es incluso anterior al instinto y que ni siquiera cabe pensarlo en
soledad predependiente (…)”, (Winnicott, 2012, p. 188) según la cual la persona “emerge”
Si hay alguien que se percate de la situación de dependencia que conlleva dicho estado
de ‘soledad esencial’, atenderá al mismo de tal modo que cobrará vida una instancia para
destructiva’ (y creadora). Una vez más, entonces, ‘no hay ningún ello antes que el yo’, o
bien, que “En la salud, el ello se recoge al servicio del yo (...)”. (Winnicott, 1960d/2002, p.
51)
Una última observación al respecto es que las ideas que ponen en cuestión el primado
de los impulsos permiten pensar que si bien sobran ejemplos que parecen desmentirla, es
decir, en los que claramente el impulso antecede al ser, esto no es inherente o dicho de otro
modo, no es un destino universal. Si los impulsos están primero hay razones para esto. Es
323
de lo que puede dar cuenta el concepto de ‘trauma’ basado en la ‘intrusión’ de lo real y que
aniquilar el ser.
(…) en la pubertad muchachos y muchachas no caen en el engaño de pensar que los impulsos
instintuales son lo único que importa; esencialmente lo que les interesa es ser, ser en algún lugar,
sentirse reales y alcanzar cierto grado de constancia objetal. (Winnicott, 1967/1994, p. 32)
resulta tan evidente en plena “fase genital” es lo mismo que acontece en todas las demás
edades.
Sobre el aburrimiento
manera de establecer cuál es el tipo de persona que necesita ayuda profesional. El indicador
tendencia antisocial que propone M. Khan allí y explorar la respuesta de Winnicott sin
324
circunscribirla a ese solo aspecto, para ahondar en los posibles matices de esa idea y
contribuir así al concepto de experiencia. Con este mismo objetivo, provisoriamente pondré
Dicho de otra manera, es posible que la persona que “aburre” sea tanto aquella que se
nos acerca con su propio “tedio”, “aburrimiento”, o “hastío”, como también aquella otra
que necesita ocasionar en nosotros una reacción, en tanto nos formula un “reclamo”. Este
Hay una distinción que establece Winnicott entre el ‘fantaseo’ y el ‘vivir’, que guarda
relación con estas mismas cuestiones. El “soñar” en este deslinde pertenece al mismo
terreno que el “vivir” y el “jugar”, en tanto que el “fantaseo” o soñar despierto, “(…) es un
fenómeno aislado, que absorbe energía, que no contribuye al soñar ni al vivir”. (Winnicott,
1988, p. 47)
El aburrimiento se edifica sobre la base de lo que no pertenece al orden del soñar, del
jugar y del vivir. Winnicott ejemplifica estas distinciones con el caso de una paciente adulta
en la que:
(…) la parte principal de su existencia se desarrollaba cuando no hacía nada. El no hacer nada quedaba
quizás oculto por ciertas actividades que ella y yo llegamos a denominar succionarse el pulgar. Versiones
posteriores de tal actividad adoptaron la forma de un hábito de fumar compulsivo y de varios juegos
325
aburridos y obsesivos. Estas y otras actividades inútiles no le procuraban alegría alguna. (Ibid, p.
51)
El “no hacer” o bien el hacer que no es creador forman parte del aburrimiento y del
De por sí, este querer “entender” forma parte de la “disociación” de esta paciente en la
juego de solitarios tiene el interés doble ser una muestra no sólo de su agudeza conceptual,
(…) pude decirle que los solitarios son una forma de fantaseo, un callejón sin salida, y que yo
no puedo usarlos. En cambio si me cuenta un sueño –“Soñé que jugaba a los solitarios”-, me
326
transcurrir el análisis y desde allí, el tipo de material que ha de resultar propicio para el
mismo.
Una vez más el concepto de lo ‘informe’, que en este escrito Winnicott lo compara con
“(…) la tela antes de que se le aplique el molde, se la corte, y se la cosa” (Ibid, 55), ya que
en esta paciente, el ambiente de su infancia que “(…) parecía no permitirle ser informe
(…)”, (Idem) propició una ‘falsa auto-organización’ y primó el “(…) moldearla y cortarla
Por otro lado, pero en la misma línea del aburrimiento, el paciente del que se ofrece un
fragmento del análisis en Sostén e interpretación solía dormirse en sesión. Entre todos los
interesantes detalles que ofrece al respecto, tomaré uno que ilustra el proceder de Winnicott
y su capacidad para dar cabida a lo ‘informe’. Poco antes de dormirse el paciente había
dicho:
(…) Fuera de aquí, no hay nadie que sepa lo que yo necesito. Aquí dentro, cuando insinúo que
quiero que usted diga algo, jamás lo dice. Parece que hubiera jurado no decirlo. Es una situación
desesperanzada la de saber que usted decidió no hacer lo único que es necesario que haga.
Winnicott formula aquí una alusión al ‘sentir rabia’ que es lo propio de estar “(…)
alcanzando los momentos en que hubo una falla”. (Idem) Tras lo cual el paciente, como
alguien se hiciera cargo mientras usted dormía”. Luego de un comentario del paciente,
327
agrega: “El diván soy yo, más aún que si efectivamente lo sostuviera en mis brazos”. (Ibid,
p. 211)
En otra sesión con este mismo paciente y dentro del mismo tono propio del que puede
promover una persona que tanto se aburre, como también, aburre, el paciente dice: “Estoy
jugando con la idea de dormirme para ver hasta dónde puede llegar usted sin que yo diga
nada”.
Más allá de todos los conceptos a los que podría recurrirse para plasmar los alcances
de este fragmento de análisis, simplemente señalaré que todos los detalles referidos al
aburrimiento y al aburrir cobran una nueva manera de ser concebidos si son puestos a la luz
de esta última interpretación de Winnicott que se basa en esta posibilidad de que aun
en común.
de la experiencia.
interpretación de Winnicott.
328
personas que se puedan “adentrar” en un mismo ‘mundo imaginario’ sino también por lo
que se hace extensivo al estudio de la relación con la sociedad. Esto no sólo desde el punto
Winnicott afirmó que “(…) la salud social depende de la salud individual (…) La
sociedad no puede ir más allá del común denominador de la salud individual, y en realidad
ni siquiera puede alcanzarlo, ya que debe soportar la carga de sus miembros enfermos”.
También mostró enorme preocupación por los aconteceres de su época signada por las
dos guerras mundiales y se interesó, como ha quedado expresado, por prestar particular
esta manera de tratar el papel que cumple todo aquello que emana de la ‘realidad
pensarse, por ejemplo por el lado de las grandes obras de arte, o de la industria cultural o de
la creación de los artistas más o menos consagrados: tal como Winnicott la plantea es
potencialmente un asunto del vivir propio de todas las personas y conduce al concepto de
la enfermedad o de la supuesta salud, que tanto han sido el blanco de muchas inquietudes
329
pero sin llegar al terreno de lo que suscita en Winnicott un interés mayor y que gira en
Como se ve, todo esto que excede el ámbito de la clasificación de enfermedades y que
desafía las fronteras trazadas de algún modo por el psicoanálisis clásico de Freud o de los
desarrollos de Klein, por citar las dos principales influencias en las que abrevó Winnicott,
elaboración de una Teoría del desarrollo emocional que ha tenido la pretensión de abarcar
lo que él concibe como un estudio de ‘la naturaleza humana’. Dentro de este estudio cobra
En cuanto a la posible patología aparece una toma de distancia y un recorrido por otros
aspectos, para retornar con mejores elementos y estando en mejores condiciones de tratar
con ella, incluso habiendo desafiado las fronteras e invitando a desmitificar la supuesta
Así, como contrapartida de ese salir del puesto central que suele ocupar el estudio de
En 1966 se daba por finalizada en Londres la Estándar Edition de las Obras de Freud,
330
En su topografía de la mente, Freud no reservó un lugar para la experiencia de las cosas
culturales. Asignó un nuevo valor a la realidad psíquica interna, y de ello nació un nuevo valor para
cosas real y verdaderamente exteriores. Usó la palabra “sublimación” para indicar el camino hacia
un lugar en que la experiencia cultural adquiere sentido, pero quizá no llegó tan lejos como para
decirnos en qué parte de la mente se encuentra esa experiencia. (Winnicott, 1967/1988, p. 129)
En esta cita se encuentra expuesto un problema que a los ojos de Winnicott no fue
resuelto por Freud acorde a la topografía que propuso de la realidad psíquica. Por un lado,
hay verdades absolutas sino el seguir un recorrido para ‘alejarnos cada vez más de la
ignorancia’. Por otro, es el problema que le da la oportunidad de plasmar lo que resultó ser
contribución del psicoanálisis por la manera en que llamó la atención sobre la ‘realidad
331
unos ni otros ofrecen una respuesta satisfactoria.
Tanto la ‘realidad psíquica’ como la ‘realidad compartida’ conforman cada una, una
Se trata de una zona que no es objeto de desafío alguno, porque no se le presentan exigencias,
salvo la de que exista como lugar de descanso para una individuo dedicado a la perpetua tarea
‘confianza’ y de las que han sido hechas suficientes referencias en este trabajo.
En cuanto al deslinde respecto de las otras dos zonas mencionadas, para el recién
nacido resulta tan “externo” un estímulo que provenga del afuera, (por ejemplo algún
332
sonido en la nursery, una luz, o un “trueno”), como otro que provenga del propio cuerpo
(un dolor, o incluso “un instinto del Ello”). Es decir, en los comienzos de la vida emocional
De allí una vez más la idea de que “no hay ningún Ello antes que el Yo”, por más que
lo hay, tanto como también hay una realidad exterior y compartida. Pero no desde el punto
que se constituya un tercer lugar: todo dependerá de que exista o no una superposición
entre el ‘gesto creador’ (alucinatorio) del bebé y la presentación del objeto externo. Si se
hace coincidir el gesto con la realidad, habrá ‘ilusión’ y ‘confianza’ que forjarán la
de este ‘lugar’ al que Winnicott también nombra justamente como ‘espacio de confianza’.
primer objeto que es externo pero que también es interno o bien, según la paradoja
expresada aquí, no es interno pero tampoco es externo, se verifica una muestra de que ha
comenzado el pasaje desde el dejar de “ser uno” con la madre hacia la diferenciación; desde
333
desde el ‘principio del placer’ hacia el ‘principio de realidad’, por reunir algunos. En el
centro de los cuales queda establecida la tercer zona de experiencia. Lo que vemos de esos
De la misma manera que hay un primer objeto (transicional) que da cuenta de la zona
que es el ‘jugar’.
fenómeno “universal” que tienen el objeto y los fenómenos transicionales, razón por la cual
artificial y arbitrario, en tanto que yo me refiero a algo que es universal y posee una variedad
infinita. En cierto modo se parece a la descripción del rostro humano (…) (Ibid, p. 14)
(…) a ésta área corresponden no sólo el juego y el sentido del humor, sino también toda la
cultura acumulada a lo largo de los últimos cinco o diez mil años. En ella puede actuar el buen
religiosos, del arte y de todo lo que abarque la ‘experiencia cultural’, “(…) y también del
fetichismo, las mentiras y los hurtos, el origen y la pérdida de los sentimientos afectuosos,
la adicción a las drogas, el talismán de los rituales obsesivos, etcétera”. (Winnicott, 1988, p.
334
22)
Esta zona conforma aquello por lo cual se agrupan las personas de acuerdo a ciertas
quede delimitado y expuesto lo propio de las actividades que participan de esta zona
cuando prevalece el elemento creador, por lo demás, especificando con ello, el concepto de
experiencia.
del niño que juega. Esto excluye que la persona esté: aburrida, dormida, fantaseando,
pensando, reaccionando, con tedio, con rabia, abrumada por los impulsos, etc.
un “estado psíquico estático e inerte”, sino del propio del ‘vivir creador’ que se basa en el
Curiosamente luego de haber insistido tanto en el ‘ser’, llegamos al punto en que entre
lo más distintivo de la experiencia está el ‘hacer’. Pero hay que decir, una vez más, que es
un “hacer” que encuentra sus fundamentos en el ‘ser’, es decir en el que se pueda plasmar
335
Por el contrario, el “hacer” que no tiene sus fundamentos en el ‘ser’, es el que
conforma las ‘experiencias reactivas’, que vale la pena traer a consideración una vez más,
incapacidad para concentrarse y necesidad de recoger incursiones de la realidad externa, para que el
tiempo de vida pueda llenarse con reacciones a ellas. (Winnicott, 1960b/2002, p. 196)
En el ‘jugar’ quedan a un lado tanto las exigencias que impone el cuerpo, como las
que impone la sociedad. Lo que Winnicott enfatiza es que lo que cuenta es que se ponga en
juego el elemento creador que no requiere de ningún tipo de talento especial y por lo tanto
puede estar presente tanto en la realización de una obra de arte como en la elaboración de
una comida.
idea de que “(…) debemos aprender a dejar de buscar el ciudadano del mundo (…)”.
con la “(…) lealtad a una zona delimitada de la sociedad, quizás al club de bolos local”.
(Idem)
Guardando cierta relación con todo esto merece una atención especial la ‘experiencia de
Este último tema fue abordado, junto a otros, por Winnicott en 1970, un año antes de su
336
muerte, en los borradores para una conferencia sobre Vivir creativamente y de la que
experiencia.
Hace falta una cuota de omnipotencia, pero sólo la suficiente para ser creativo. Una
es la misma que Bruno Bettelheim señala en la ‘fortaleza vacía’ que se configura como
La manera de dar expresión a esto en Winnicott, fue bajo el jugar con la idea de crear
un ‘himno humanista’. Emplea una metáfora, que por resultar un tanto mecánica corre el
profundidad del mensaje que contiene. El himno comienza con un “¡Oh! Ser un diente”,
con el que se refiere a ‘ser un diente de la rueda’. Alude así, a la posición de quien en lugar
de pretender ser “(…) la rueda dentada o la caja de engranajes completa (…) adopta la
posición más cómoda de ser un diente de la rueda”. (Ibid, p. 60) Es decir, ilustra la renuncia
La comodidad o el alivio de no tener que ser más que uno más entre otros contiene un
337
posibilidades imprimirán su sello en la experiencia, (no sólo individual sino además
como si estuviera tratando de vender las poco atractivas acciones de una compañía fraudulenta.
(Idem)
atentar contra el ‘vivir creador’ que en modo alguno se mide por cierto tipo de resultados,
como por ejemplo, los propios del éxito. En tal caso algunas “grandes obras” podrían
representar lo contrario del sentido que Winnicott confiere al elemento creador: “El síntoma
de una vida no creativa es el sentimiento de que nada tiene sentido, de futilidad (…)”. (Ibid,
p. 61)
Tal vez resulte útil extender la imagen de la caja de engranajes para hacerla extensiva
no sólo a un pequeño grupo, sino a la sociedad, en tanto asunto que no deja de aparecer
experiencia individual, por decirlo en términos de Benjamin, es algo que tendría que
como estructura producida, mantenida y reconstruida a cada rato por los individuos, no hay
338
realización personal sin sociedad, ni sociedad fuera de los procesos de crecimiento
Lo que resulta de este recorrido por la obra de Winnicott, que ha tomado como eje el
plasmarse en ella ha resultado posible señalar ciertas condiciones bajo las cuales resulta
viable una experiencia capaz de contener lo que confiere el sentimiento de estar vivo y de
un vivir creador. Las dificultades están igualmente a la orden del día, máxime considerando
las otras actividades que aparecen en la “zona intermedia de experiencias” cuando por
alguna razón no prevalece el elemento creador, baste como ejemplo el amplio abanico de la
adicción.
condensa una inquietud que bien puede leerse como una interpelación:
Son los seres humanos los que tienen la posibilidad de destruir el mundo. Si lo hacen, tal vez
muramos en la última explosión atómica sabiendo que todo fue a causa, no de la salud, sino del
miedo; que fue parte del fracaso de la gente sana y de la sociedad sana en hacerse cargo de sus
339
Conclusiones
A lo largo de esta tesis fueron expuestos los aspectos más relevantes de tres tópicos
que, tal como han sido abordados por los dos autores, han permitido reconducir a una
Como resultado de este recorrido puede afirmarse que existen unos cuantos aspectos según
los cuales hay una clara afinidad en las preocupaciones y planteamientos de los dos autores,
y al mismo tiempo, hay otros en los que es posible establecer una complementariedad.
Excede los límites de este trabajo desarrollar en profundidad todas las posibles
tesis, de manera que me ocuparé particularmente de resaltar algunas que resultan de mayor
diversos ámbitos, entre los cuales la literatura y la poesía han ocupado un lugar
lo largo de más de cuatro décadas. Si bien no han dirigido su atención a un mismo campo
de interés, puede decirse que al menos en cuanto a los tres tópicos que constituyeron el eje
de la presente tesis, es decir, el lenguaje, el niño y el intelecto, hay una posición que
340
comparten: ambos se muestran sensibles al padecimiento y prestan atención a cómo incide
Winnicott hace lo propio en cuanto a los detalles de la experiencia de existir. En este punto
De alguna manera, lo que iguala o acerca sus contribuciones es una cierta forma de
captar las cosas: la enorme empatía revelada en el modo de “leer” la porción de realidad
Los diferencia el objeto de estudio, pero la misma “empatía” que se deja ver en
Benjamin con relación a los vencidos y oprimidos, es la que Winnicott sostiene respecto de
resuena en lo que cobra interés para Benjamin cuando dirige su atención a los
341
desde el punto de vista del psicoanálisis ejercido por Winnicott.
Sobre el niño
Teniendo en cuenta que el capítulo II referido al niño es el que más ha dejado expuesto
el modo en que confluyen ambas miradas, comenzaré por algunas breves reflexiones al
respecto.
experiencia, que resulta posible empezar a referirse a los mismos sin tener que mencionar
Ambos han tenido en cuenta tanto el soporte somático y psíquico del ‘gesto’ como
también el carácter de autenticidad que emana del mismo, siempre y cuando exista un
resulta crucial que los adultos que traten con niños conserven un lugar para el gesto infantil,
Benjamin, surge de la ‘síntesis de gestos’. De allí que su aplastamiento, tal como se verifica
342
Por lo demás, lo “auténtico” no reconduce, ni en Winnicott ni en Benjamin, a lo
ambos, dicho una vez más, remite al ‘gesto infantil’, es decir que la experiencia auténtica
Hay un asunto muy vigente hoy en torno a cierto aspecto de la relación entre
que puede pensarse desde el concepto de ‘aura’ de Benjamin y el de ‘papel de espejo que
suficientemente buena’ no hay lugar para la ‘caída del aura’. Por sobre todo, su mirar
conlleva a la experiencia de que el bebé se perciba a sí mismo en esa forma de ser mirado,
Sin embargo, los tiempos actuales se caracterizan por la ‘caída del aura’, tal como se
Dentro de estas mismas reflexiones cabe ubicar el ‘acto de mirar dentro del aparato’
que, desde varias décadas atrás, venía señalando Benjamin atendiendo a la fotografía y a la
cámara cinematográfica. Hoy tal vez debiera resultarnos todo esto mucho más alarmante
que entonces.
Con enorme frecuencia los niños son “vistos” a través del aparato, de lo cual resulta
que cada vez más se restringen las oportunidades de cruzar miradas. Los niños mismos, y
343
cada vez a edades más tempranas, “ven” a través del aparato y además “interactúan” desde
allí.
tan lejos del que es corriente al interior de los propios “hogares”, en el que van creciendo
los niños de hoy: el tiempo de vida que cada integrante de la familia emplea sumergido en
las imágenes y sonidos que ofrecen sus aparatos tecnológicos compite, y a veces claramente
En las conversaciones de hoy, los personajes de la serie del momento reciben más
atención que la posible pregunta por los familiares y los seres queridos.
¿Cuáles son las consecuencias de todo esto en lo que estamos inmersos? Tal vez ni
del ‘jugar’ como emblemática de lo que habita en la misma, cobra relevancia el ‘hacer’ y
una articulación que elimina toda forma de atrofia o pasividad, del tipo de la que prevalece
cuando en el lugar del vivir, aparece el “mirar dentro del aparato” y lo propio del vivir de
pasamos otra parte del tiempo atendiendo a las determinaciones y exigencias que
344
promueven tanto el mundo externo y compartido, como el mundo interno y personal:
consigue en la adicción.
Con el concepto de ‘mundo poroso’, alude Benjamin a la experiencia del mundo que
todo el tiempo tiene cada quien, ya que el mundo “es” poroso. Desde allí puede pensarse en
términos de todo lo que se “impregna” de algún modo, para bien o para mal, en la
experiencia, desafiando/eliminando las fronteras entre sujeto y objeto. Nada de esto asegura
En lo que sigue pondré a consideración algunos puntos de comparación que surgen del
eje temático que vincula los aspectos cognitivos y la ciencia con el concepto de
experiencia.
experiencia, tal vez el mayor poder de síntesis al respecto lo tuvo Winnicott al afirmar que
“lógica”. Algo que muy trabajosamente plantea también Benjamin, tratando de develar lo
345
propio de la era “mítica” en la que vivimos, en parte por no llegar al fondo del problema de
religiosa del saber, del que ha derivado el “saber a cualquier precio” señalado por
Nietzsche.
Como ha quedado expuesto en el desarrollo del capítulo III, la ciencia con su actividad
La siguiente cita condensa de algún modo el tipo de señalamiento que formulan tanto
Benjamin como Winnicott: "(...) los males de los hombres provienen del error más que de
la ignorancia (...) aquello que no sabemos nos daña mucho menos que aquello que creemos
resulte posible acceder a ella como unidad “sin grietas”, es decir, a sabiendas y haciendo
explícito que dicha búsqueda no contiene otra posibilidad de cumplimiento, más que
aquella que permita remover lo que se ha establecido como saber, en especial si guarda
relación con el ejercicio de algún poder. Así, tanto Benjamin como Winnicott prestan
346
preocupación sobre las consecuencias de las prácticas y saberes que dicen hallar amparo en
personas.
acorde al contenido del capítulo sobre lenguaje, guarda relación con omitir el lenguaje y el
que vulnere al ser, con el tiempo afectará la experiencia y la relación de la persona con los
encierra, y sin forzar la similitud puede afirmarse que adjudican al lenguaje de las
Lo que ambos han detectado son los extremos entre los cuales se despliega el saber: en
Arduamente ambos se posicionan de tal manera que denuncian la falsa opción que
el llamado a silencio, por decirlo de algún modo, e invitan a incursionar por posibles
en un camino diferente del que conduce a los dos extremos mencionados: entre el decir y
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Lo expuesto en el capítulo III ha pretendido ser una muestra del aporte que es posible
elaborar desde una posición como la que estos autores han adoptado y que podría resumirse
tarea de poner a prueba al menos los pequeños fragmentos de mundo y reflexión que estén
También corresponde señalar que en Benjamin existe un lugar para el “callar”, o más
“establecer” verdades.
Siguiendo con Benjamin, si bien se abre una cierta posibilidad para la ciencia e incluso
podría decirse que valora que exista el tipo de búsqueda que se plantea en torno a ella, lo
que resulta de lo expuesto es el señalamiento de las enormes dificultades que supone tratar
de ubicarse en ese camino, y formula al respecto una clara restricción basada en que el
objeto del conocimiento no coincide con la verdad, en tanto que ésta no pertenece ni al
aparataje cognitivo.
donde podría decirse que las contribuciones de la ciencia han ocupado un escaso lugar en
comparación con la atención que le dirigió a otros ámbitos de la cultura y a otras formas de
cabría señalar que la tarea del investigador ha de operar con conceptos y con los fenómenos
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orientada a la exposición de unas esencialidades, en donde los fenómenos, lo disperso y lo
difuso quedan subordinados a los conceptos y desde allí se vuelven aptos para participar del
mundo de las ideas, que es terrenal e histórico, en tanto ellas están sujetas a nombre.
Winnicott que se pueden poner en correspondencia con lo dicho: opera con cuidadosas
observaciones que reelabora en conceptos que son puestos a consideración a la luz de una
teoría general del desarrollo emocional, en la que subyace de manera más o menos
explicación. Y una vez más vale resaltar que disponer de una teoría de la salud, aún no
habiendo ningún “caso” que se corresponda exactamente con ella, confiere a sus
partir de alguna teoría de la enfermedad, o del comportamiento animal. Aún peores son las
“teorías” que surgen de la “necesidad” ajena al punto de vista de la persona que padece: son
Dicho esto y tratando de seguir señalando puntos de afinidad con los planteos
benjaminianos, es mucho menos forzado ubicar a Winnicott entre los ‘empíricos delicados’
que con evidencia no es verdad. Dicho de otra manera, tal vez no siempre sepamos lo que
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es verdad, pero sí, a veces, se puede deslindar lo que no lo es.
Con este último detalle querría llegar al punto en el que ambos convergen y que tiene
auténtica investigación. Lo que ambos resaltan es la importancia del conocimiento del que
equivalente en Benjamin con lo que guarda relación con la era mítica en la que aún estamos
serie de “misterios” que derivan de ella, (de la economía, del derecho, de la política, etc.).
Por lo demás, cada uno de estos ámbitos tiene su puesto en la insistencia y repetición de las
‘experiencias desmentidas’.
desestimación del mero dato empírico por fuera de una elaboración conceptual rigurosa,
Winnicott, si bien permanece en el marco del paradigma médico, plantea desde allí la
enfermedades, mientras Benjamin ofrece el nombre de ese problema, que es el del realismo
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y sin dudas el de la pérdida de solidaridad con el objeto. La preocupación de Winnicott por
resaltar que 'un concepto no es una cosa', equivale a la de Benjamin al alertar sobre el
¡Cuánto más grave es todo esto visto a la luz de la relación entre generaciones!
desde lo verdadero hacia lo auténtico, que resulta interesante mencionar aquí desde el punto
de vista del concepto de origen: “lo auténtico, es sello de origen presente en los
fenómenos”. Al ubicar el origen como categoría histórica, el pasado no sólo tiene presente,
sino además futuro. Esto tiene estricta correspondencia con aquello que, en Winnicott,
etiología en términos de teoría del trauma y al posible diagnóstico al que se puede arribar
desde allí, y segundo, por la apertura a que queda expuesto el posible decurso de la
Hay una imagen propuesta por Benjamin que contiene, entre otros, el concepto de
Winnicott al respecto:
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Torso. Sólo quien supiera observar su propio pasado como un engendro de la obligación y la
necesidad estaría capacitado para hacerlo valer al máximo en cada presente. Pues lo que uno ha
vivido es comparable en el mejor de los casos a la bella estatua a la que le quebraron todos los
miembros en los transportes y que ahora no ofrece más que el valioso bloque a partir del cual se ha
psiquiátrica clásica.
¿Qué lectura hacer de tanta “actualización” y de tantas nuevas etiquetas? ¿Han sumado
comprensión?
Claramente no. Más bien ha ido en aumento el misterio y la incertidumbre que genera
aumento de dosis de psicofármacos que se han ido sumando y que se cuentan por millones.
Lo que revela la importancia que corresponde asignar o no a una clasificación es, por
decirlo de algún modo, su “obsolescencia”. Hay algo en todo esto que, posiblemente, no sea
forzado pensar en los términos de Goethe: en tanto las supuestas clasificaciones provengan
del “bosque ralo de lo real”, con el que tan bien conecta la conciencia empírica, o bien, de
cómico, otro tanto acontece con la psicosis y la neurosis. O más bien, teniendo en cuenta
que los mencionados son conceptos, habría que hablar en términos de lo infructuoso que
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sería tratar de eliminar la idea de loco y cuerdo.
locura, también hay que formular las siguientes preguntas: ¿desde el punto de vista de
quién se formulan estas distinciones?, ¿quién necesita este tipo de saber?, y ¿para qué?
Hubo una época en la que dicha distinción estaba al servicio de saber a quién incluir como
pasajero en una nave pronta para salir a internarse, sin retorno, en el mar. Y ¿Hoy?
En cuanto al lenguaje
experiencia es en quitar el foco del lenguaje verbalizador, para dirigir la mirada hacia las
verbalización, ambos autores promueven una apertura hacia lo infantil, que por sobre todo
reconduce al campo de lo simbólico, que no sólo precede al lenguaje de las palabras, sino
que subsiste y coexiste con el mismo: de allí la importancia que adquieren el lenguaje de la
música, del dibujo, de los sueños, del jugar, entre otros. Por lo demás, en cuanto al lenguaje
importancia de reconducir al ámbito del “uso” (del lenguaje en este caso, con todo el
353
inextricablemente unido al elemento creador.
jaque del antropocentrismo, que se erige haciendo abstracción del lenguaje y el ser, de la
propuesto por Benjamin con vistas a mostrar un recorrido posible hacia el ‘uso’ del
algunos desarrollos basados en los conceptos que fueron expuestos en el capítulo I de esta
tesis.
Una parte del recorrido conceptual que realiza Agamben es para deslindar en principio
internacional”, acorde fue publicada en 1887 por el médico Ludwing Zamenhof, que “se
basa en 4.413 raíces deducidas de las lenguas indoeuropeas” (Ibid, p. 55), y en una
simplificación tal que daría lugar a una “lengua universal a la cual el autor confiaba las
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Es interesante detenerse un momento en este punto, porque permite seguir captando
los alcances de la crítica benjaminiana a la teoría burguesa del lenguaje, ya que como se ve,
como si las “fallas” por las cuales no se alcanza el entendimiento entre los hombres
antropocéntrico de esta visión del lenguaje, en la medida que sólo considera el lenguaje
que emplean las disciplinas que tienen como objeto de estudio casos y situaciones
individuales, y que asignan una enorme importancia al papel que juegan lo ‘indicios’. Se
ejecución de la forma de los dedos, ya que descubrió que allí “(…) donde el control
estilístico del artista se relajaba, podían emerger los rasgos más individuales e
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falsedad de la obra. También cita a Freud, quien en el El Moisés de Miguel Ángel reconoce
emparentado con la técnica del psicoanálisis médico. También ésta es proclive a penetrar
cosas secretas y ocultas basada en elementos poco apreciados o inadvertidos, a los desechos
Agamben agrega que Ginzburg vincula el método indiciario de Morelli con el que
Según Agamben, “La naturaleza de los indicios en la cual se fundan tanto el método
Así, lo que en el lenguaje de Ginzburg son “indicios”, que según la cita anterior se
Benjamin: “(…) coincide de hecho punto por punto con la capacidad de reconocer
signaturas (…)”.
(Ibid, p. 94)
Viendo este mismo asunto desde la perspectiva de Winnicott, habría que decir que el
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sino también, y por sobre todo, en la forma según la cual se produce el material que
encuentra expresión y se ofrece en el ‘espacio informe’ del análisis. Los sueños, el jugar y
Así, es posible ampliar la comprensión sobre lo que Winnicott ha legado del producto
de su trabajo con pacientes. Con Iiro, por citar un ejemplo, aparece una muestra de lo que el
garabato, ante el marco confiable e informe ofrecido por Winnicott, comunica en tanto
expresión: también Iiro ejecutó la forma de los dedos, “sin someterse al control estilístico”,
por decirlo a tono con el procedimiento de Morelli. En este caso resulta evidente que el
Marcel Proust.
Esta última afirmación no deja fuera la posibilidad de pensar en el otro ámbito al que
progresivamente ha ido dando curso a cierta “codificación” o convención que también tiene
mencionaré que pocos días antes del comienzo del siglo XIX, el mismo a partir del cual
‘todo nos obliga’, Napoleón firmaba el decreto que permitía regularizar y “asegurar”
cuánto es “un metro”. Hasta el día de la fecha, un comité internacional se sigue reuniendo
para mantener al cuidado la observancia de la “semejanza” con el “metro patrón” que, para
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Sobre el concepto de experiencia
En la pregunta de Benjamin formulada en 1933 sobre “¿qué valor tiene toda la cultura
(aunque nunca lo sea totalmente), sino sobre todo porque buena parte de lo que motivó sus
Benjamin, seis años más tarde, da cuenta de que ha seguido sosteniendo dicho
fundamentar la diferencia entre ‘experiencia’ y ‘vivencia del shock’: siendo esto último lo
que está en la base de la enorme cantidad de impresiones que no se vuelven aptas para
ingresar en calidad de experiencia. Por lo demás, las vivencias de la época son las que
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reactivas’ que son producto de una organización defensiva, y no del gesto creador, es decir,
aquellas en las que la persona, en lugar de estar “siendo”, está “reaccionando”. En cuanto a
genial, ni a las “grandes” obras, sino a las actividades o quehaceres que tienen el sello del
jugar del niño, y que en el adulto se despliega en las artes, en la religión y en todo aquello
intermedia entre lo interno y lo externo’, está en la base del agrupamiento de las personas
según sus afinidades en el modo de habitarla. Mientras las personas superponen sus zonas
pasado, basado en un presente que no es mera brecha, sino lugar de ‘detención del
acontecer’: el ‘salto hacia atrás’ del niño deprivado se corresponde al ‘salto de tigre hacia
surgir el gesto reparador son iguales en ambos saltos. Las posibilidades de éxito, también.
La constatación de que más de una vez se cumple el gesto reparador, por más acotado
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concepto de ‘entidades’ patológicas. A su manera Benjamin lo deja ver también en la
acción de redimir. Hay aviso de incendio, pero también en ambos autores, la existencia está
abierta a la posibilidad de una experiencia en la que tal vez "la acción sea hermana de los
sueños".
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Indice
Introducción‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐ 1
Capítulo I: Sobre la experiencia del lenguaje
Parte I: Sobre el lenguaje en la contribución de Walter Benjamin‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐ 7
Parte II: Sobre la experiencia del lenguaje en la contribución de Donald Winnicott‐‐‐‐ 55
Capítulo II: Sobre el niño
Parte I: El niño en la obra de Walter Benjamin‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐ 90
Parte II: Sobre el niño en la contribución de Donald Winnicott‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐ 145
Capítulo III: Sobre el intelecto, el conocimiento y la ciencia
Parte I: Sobre los aspectos cognitivos de la subjetividad en la crítica de la cultura de
Walter Benjamin‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐ 191
Parte II: Sobre el intelecto, el conocimiento y la ciencia desde la perspectiva de
Donald Winnicott‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐ 226
Capítulo IV: Sobre el concepto de experiencia
Parte I: El concepto de experiencia en Walter Benjamin‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐ 267
Parte II: El concepto de experiencia en Donald Winnicott‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐ 307
Conclusiones‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐ 340
373
Referencias‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐‐ 360
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