Arava Epar Summary Public Es
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EMEA/H/C/000235
Arava
leflunomida
¿Qué es Arava?
Arava se utiliza para tratar a adultos con artritis reumatoide activa (una enfermedad del sistema
inmunitario que produce inflamación de las articulaciones) o artritis psoriásica activa (una enfermedad
que causa manchas rojas y escamosas en la piel e inflamación de las articulaciones).
El tratamiento con Arava debe instaurarlo y supervisarlo un especialista que tenga experiencia en el
tratamiento de la artritis reumatoide y la artritis psoriásica. El médico debe realizar análisis de sangre
para comprobar el hígado del paciente, el recuento de glóbulos blancos y el recuento de plaquetas
antes de recetar Arava y de forma periódica durante el tratamiento.
El tratamiento con Arava se inicia con una «dosis de carga» de 100 mg una vez al día durante tres
días, seguida de una dosis de mantenimiento. La dosis de mantenimiento recomendada es de 10 a
20 mg una vez al día para los pacientes con artritis reumatoide y de 20 mg una vez al día para
© European Medicines Agency, 2015. Reproduction is authorised provided the source is acknowledged.
aquellos con artritis psoriásica. El medicamento comienza normalmente a hacer efecto al cabo de
cuatro a seis semanas. Sus efectos pueden mejorar posteriormente hasta los seis meses.
En la artritis reumatoide, Arava se ha estudiado en cuatro estudios principales en los que participaron
más de 2 000 pacientes en los que se comparó con un placebo (un tratamiento simulado), o con
metotrexato o sulfasalazina (otros medicamentos usados para tratar la artritis reumatoide). Dos de los
estudios duraron seis meses y los otros dos, un año. Los dos estudios más largos se ampliaron y los
enfermos continuaron con la medicación durante al menos un año más.
En la artritis psoriásica, Arava se comparó con un placebo en 186 pacientes durante seis meses
En todos los estudios, el criterio principal de valoración de la eficacia fue el número de pacientes que
respondieron al tratamiento, según lo definido por criterios específicos de cada enfermedad (las tasas
de respuesta del American College of Rheumatology en el caso de la artritis reumatoide y los criterios
de respuesta al tratamiento de la artritis psoriásica en esta enfermedad).
En la artritis reumatoide, Arava fue más eficaz que el placebo y tan eficaz como la sulfasalazina. Entre
el 49 % y el 55 % de los pacientes tratados con Arava respondieron al tratamiento, frente al 26-28 %
de los pacientes tratados con placebo y el 54 % de los que tomaron sulfasalazina Estos resultados se
mantuvieron en los estudios ampliados. Durante el primer año de tratamiento, Arava fue tan eficaz
como el metotrexato, pero sólo cuando se tomó junto con folato (un tipo de vitamina B). En el estudio
de extensión, Arava no fue tan eficaz como el metotrexato.
En la artritis psoriásica, Arava fue más eficaz que el placebo, ya que el 59 % de los pacientes tratados
con Arava respondieron al tratamiento, en comparación con el 30 % de los que recibieron placebo.
Los efectos adversos más frecuentes de Arava (observados en uno a diez pacientes de cada 100) son:
leucopenia (número bajo de glóbulos blancos), reacciones alérgicas leves, aumento de los niveles de
creatinina fosfocinasa (un marcador del daño muscular), parestesias (sensaciones anómalas como
pinchazos y agujetas), neuropatía periférica (lesiones nerviosas en las manos y los pies), dolor de
cabeza, mareo, leve incremento de la presión arterial, diarrea, náuseas, vómitos, inflamación de la boca
(p. ej., úlceras bucales), dolor abdominal (de tripa), aumento de los niveles de enzimas hepáticas, caída
del cabello, eccema, erupción cutánea, prurito (picor), piel reseca, tenosinovitis (inflamación de la vaina
que rodea a los tendones), pérdida del apetito, pérdida de peso y astenia (debilidad). Para consultar la
lista completa de efectos adversos notificados sobre Arava, ver el prospecto.
Arava
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Arava no se debe utilizar en personas que sean hipersensibles (alérgicas) a la leflunomida, a la
teriflunomida (un producto de degradación de la leflunomida) o a cualquier otro componente del
medicamento. Arava no debe utilizarse en pacientes con:
• enfermedad hepática;
• infecciones graves;
Arava no se debe administrar a mujeres embarazadas, ni a mujeres en edad fértil y que no utilicen
anticonceptivos fiables, ni durante la lactancia.
Los médicos que receten Arava han de conocer el riesgo de problemas de hígado que se asocia al
medicamento. También deben poner especial cuidado al pasar a un paciente a Arava o al pasar a un
enfermo tratado con Arava a otro tratamiento.
El CHMP decidió que los beneficios de Arava son mayores que sus riesgos y recomendó autorizar su
comercialización.
Se ha elaborado un plan de gestión de riesgos para garantizar que Arava se administra de una forma
lo más segura posible. Basándose en este plan, la información sobre seguridad se ha incluido en el
Resumen de las Características del Producto y el prospecto de Arava, incluidas las precauciones
pertinentes que deberán seguir los profesionales sanitarios y los pacientes.
Además, la empresa que produce ofrecerá a los médicos que puedan prescribirlo un paquete
informativo con información importante sobre los riesgos de Arava y el control al que hay que someter
a los pacientes que reciben este medicamento.
La Comisión Europea emitió una autorización de comercialización válida en toda la Unión Europea para
el medicamento Arava el 2 de septiembre de 1999.
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