El Valle de Los Huesos Secos - Odt
El Valle de Los Huesos Secos - Odt
El Valle de Los Huesos Secos - Odt
1. La profecía de los huesos secos no es para el tiempo presente, ni para los judíos
esparcidos por la tierra en la actualidad, como tampoco es aplicable al estado político de
Israel constituido en el año 1949.
2. La profecía fue dada más de quinientos años antes de Cristo para el pueblo de Israel
esparcido por el mundo de aquel entonces, y particularmente, para los israelitas cautivos en
Babilonia.
D. ¿Por qué escogió Dios la simbología de “huesos secos”? Evidentemente, por la forma
de expresarse de los israelitas oprimidos en cautiverio. “He aquí, ellos dicen: Nuestro
huesos se secaron, y pereció nuestra esperanza, y somos del todo destruidos” (Ezequiel
37:11). Físicamente, seguían con vida, pero su condición de cautivos en país pagano lejos de
su terruño propio les llevaba a compararse a huesos secos, pereciendo aun su esperanza de
ser librados. Su lenguaje es altamente retórico.
E. Simbólico también es el mismo “valle que estaba lleno de huesos”. “La mano de Jehová
vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que
estaba lleno de huesos” (Ezequiel 37:1). Aquel "valle" no era real, es decir, no existía como
lugar físico en la tierra; tampoco los " huesos". “...me llevó en el Espíritu” significa que Dios
comunicó a Ezequiel una visión profética, en este caso, a través del simbolismo, no
tratándose de lugares u objetos reales en la tierra. Experiencia de la misma índole tiene el
apóstol Juan al estar “en el Espíritu en el día del Señor” para recibir las revelaciones de
Apocalipsis (Apocalipsis 1:10). ¿Qué, pues, son los huesos? La respuesta divina explica muy
claramente: “Todos estos huesos son la casa de Israel”. Así que, no perdamos de vista ni
hagamos caso omiso a una explicación diáfanamente clara. ¿Y el “valle” de esta visión?
Obviamente, también retórico, representando los lugares del mundo donde estaba esparcido
Israel, acaso en particular el valle del río Éufrates, del reino de Babilonia.
F. Al profetizar Ezequiel a los huesos secos, obedeciendo la orden de Jehová, “he aquí un
temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso. Y miré, y he aquí tendones
sobre ellos, y la carne subió, y la piel cubrió por encima de ellos… y entró espíritu en ellos, y
vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo” (Ezequiel 37:7-10). Esto
lo ve Ezequiel en visión. Pero, ¡este evento no tomó lugar realmente en la tierra! Aquel
“ejército grande en extremo” ¡nunca pisó la tierra! Todo esto es simbólico. ¿De qué? De
la restauración del Israel esparcido por el mundo, y pisoteado por las naciones paganas, a
Jerusalén, a sus ciudades y aldeas, a sus tierras propias. Estando en cautiverio, el
pueblo lamenta: “Nuestros huesos se secaron”. A través de la visión de los huesos secos
Jehová le dice, efectivamente, “Van a revivir”. Todo el capítulo 36 de Ezequiel enfoca este
mismo propósito de Dios de restaurar a su pueblo electo, recogiendo a los dispersados de
entre las naciones, con la siguiente aclaración de parte de Jehová: “No lo hago por vosotros,
oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanasteis vosotros entre las
naciones adonde habéis llegado” (Ezequiel 36:22).
H. Conclusión. La visión profética de los “huesos secos”, como además, la profecía sobre
abrir Jehová los sepulcros de Israel, se cumplieron hace más de dos mil cuatrocientos años.
No son, pues, para el Milenio. Tampoco tienen que ver con eventos relacionados
programados para el fin del mundo. No se trata de acontecimientos materiales acaecidos en
el mundo físico sino de representaciones simbólicas relacionadas con la restauración de
Israel. Sacar estas profecías de su contexto original, aplicándolas a tiempos aún
futuros, sería cometer, a nuestro humilde entender, un error grave de exégesis.
Como Ezequiel daba su profecía que él miraba "los huesos se juntaron, cada
hueso con su hueso" (v. 7), "y subió la carne" "y quedaron cubiertos por la piel"
(v. 8), "y entró espíritu en ellos," y "y vivieron y se pusieron en pie" (v. 10).
También es necesario hacer notar que esta visión no es una presentación del
nacimiento de la iglesia del Nuevo Testamento. La iglesia original, que se
componía principalmente de gente judía, nunca aplicó el nombre Israel a la
iglesia. Esa aplicación vino siglos después. Es verdad que parte de las figuras
del Antiguo Testamento son aplicadas a la iglesia, sin embargo Romanos 11:1-
36 nos recuerda que Dios piensa restaurar completamente a Israel y que
muchos serán salvados por la gracia por la fe en Cristo así como muchos
Gentiles son salvados hoy. Las bendiciones del nuevo pacto no son una
ecuación de Israel con la iglesia. Dios no ha desechado a su pueblo elegido de
Israel. Las promesas dadas a la nación no son incorporadas a la iglesia. La
llegada de la era de la iglesia no es eludir a la nación de Israel (Romanos 10:1-
21; 11:25-36). Él todavía tiene un propósito para la nación.
La visión es de gran alcance porque sólo Dios puede resucitar a los muertos
(37:3). Jesús dijo: "Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque
esté muerto, vivirá" (Juan 11:25, NET).
¿Cómo lo hará Dios? "Pondré mi espíritu en vosotros y viviréis, y os estableceré en vuestra tierra. Y
sabréis que yo, Jehová, lo dije y lo hice, dice Jehová" (v. 14).
¿Quién será este "un rey" Quién será "rey para todo ellos"?