E. Angelelli Poemas
E. Angelelli Poemas
E. Angelelli Poemas
Enrique Angelelli
1
C ANTO A LA LUZ
(Enero de 1968 Junto a los cerros de Calmayo - Córdoba)
2
A L CARDÓN
3
O RACIÓN DE LA N OCHEBUENA
Señor…
Amén.
4
T INKUNACO R IOJANO
(18 de Febrero de 1973)
5
A NIVERSARIO DE UNA U NCIÓN
(12 de mayo de 1973
en el duodécimo aniversario de mi Consagración Episcopal
versos inspirados al despuntar el amanecer de este día)
6
E L HOMBRE PROYECTO DE PUEBLO
7
A L REACCIONARIO
8
D ESOVILLANDO A MI PUE BLO
9
O RACIÓN A MI SACERDOC IO
9 de octubre de 1974
Siento que mi tierra dolorida y esperanzada, reza y canta con su historia, vida y
mensaje... Peregrina conmigo, en mi carne y en mi sangre, me parece escucharla
con su chaya.
En esta Roma pecadora y fiel, un día floreció en mí una Unción... “Sacerdote para
siempre” me dijiste entonces, Señor.
Veinticinco años vividos por esos caminos de Dios, con mañanas de Pascua y
tardes de dolor, con fidelidades de hijo y debilidades de pecador, con las manos
metidas en la tierra del hombre... de este pueblo tuyo que me entregaste, Señor.
Mi vida fue como el arroyo... anunciar el aleluya a los pobres y pulirse en el interior;
canto rodado con el pueblo y silencios de “encuentros”... contigo... solo... Señor.
Mi vida fue como el sauzal... pegadita junto al Río para dar sombra nomás.
Mi vida fue como el camino... pegadita al arenal para que la transite la gente
pensando: “Hay que seguir andando nomás”.
Mi vida fue como el cardón... sacudida por los vientos y agarrada a Ti, Señor; vigía
en noches de estrellas para susurrarle a cada hombre: “Cuando la vida se esconde
entre espinas siempre florece una flor”.
Mi vida canta hoy dichosa a Ti, Señor... Es misterio que se hizo camino ya andado
un buen trecho, Señor.
Mesa que acoge y celebra los racimos ya maduros que tu Sangre fecundó.
Y... mientras se encienden las estrellas... allá, lejos, sigue floreciendo el amor. Por
este Sacerdocio tuyo, que es mío y de tu pueblo, muchas gracias, Señor.
Es hora que me despida de esta Roma que me ungió, con un Credo agradecido a la
Iglesia que me engendró... y con la esperanza de María, ¡hasta La Rioja, Señor!
La Patria está gestando un hijo con sangre y con dolor... Lloran los atardeceres
esperando que el hijo nazca sin odios y con amor.
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