Participacion

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 33

Universidad de Guadalajara

Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades

División de Estudios Jurídicos

Derecho

Alumna:
Anaid Mercado Gutiérrez

Clase:
Derecho Penal I
(Aula 16-G, L-M 08:00am-09:00am)

Profesor:
Ernesto Emeterio Flores Díaz de Leon
Tema:
Participación
Índice

2
Dedicatoria

Es para mí un gran honor el hacer este libro, entregárselo al


profesor y que forme parte de mis trabajos realizados durante mi
carrera universitaria. Se lo quiero dedicar a mis padres ya que han
estado para mí en este proceso de mis estudios y de la elaboración de
este proyecto. Me han apoyado a dedicarme plenamente a él y hacer
la mejor versión posible.
Prólogo

3
Introducción
La autoría y la participación es un tema muy importante y
debatido a nivel mundial, porque con frecuencia el delito no es obra de
una sola persona. Se dan supuestos en que concurren varias
personas en un solo acontecimiento y por eso su comprensión será
esencial para todo joven abogado y más para los que como yo
estamos iniciando en este fascinante mundo de derecho penal.

La distinción entre autor y partícipe representa el eje


problemático más importante de la concurrencia de personas. Y con
este trabajo trataremos de desarrollar sus diferencias, tratando de
buscar y apreciar debidamente la importancia del aporte que hace
cada sujeto a lo injusto.

Su distinción también será importante porque: La redacción de


nuestro Código Penal se da sobre agentes que actúan
individualmente, pero surgen casos en los que intervienen dos o más
personas, es entonces cuando toma gran importancia el análisis del
autor y de las personas que contribuyeron a que realizara el delito
(partícipes).

Pocos temas son tan polémicos como los que derivan de la


“autoría y participación” en el delito. Si bien es cierto, existe una base
legal que permite un consenso sobre algunos puntos discutidos
anteriormente (p. ej.: admisibilidad, en nuestros países, de la “teoría
diferenciadora”, diferenciación de tres formas distintas de “autoría”,

4
accesoriedad de la participación, etc.), todavía existen vivas
discusiones sobre algunos puntos: los criterios para distinguir entre
autor y partícipe; entre autores directos, mediatos o coautores; entre
autores mediatos e instigadores; entre cómplices (primarios) y
coautores, etc.

La discusión se vuelve mucho más complicada aun cuando se


llega al terreno donde la base legal no es clara o ni siquiera existe. Ello
ocurre cuando se trata de explicar la autoría y la participación en los
llamados “delitos especiales”. A grandes rasgos se pueden dividir aquí
las tendencias en dos grandes grupos: los que “tradicionalmente”
aplican la tesis y las consecuencias del “dominio del hecho” también
en este grupo de delitos; y los que parten de una concepción distinta
abandonando el “dominio del hecho” para este grupo de delitos y
centrándose más bien en la “infracción del deber”.

A continuación se examinarán estas teorías, sus propuestas y


consecuencias en la solución práctica de casos, y se extraerán
algunas conclusiones. Debe resaltarse, por lo demás, que el problema
que se va a analizar no solamente tiene un mero interés teórico; su
enorme relevancia práctica se hace patente una y otra vez en la tarea
jurisprudencial y recién ha adquirido especial atención en la dogmática
penal latinoamericana “gracias” a sonados casos judiciales contra ex-
funcionarios de regímenes corruptos, pues precisamente muchos tipos
penales de delitos contra la administración pública tienen la estructura
de “delitos especiales” (o de “infracción del deber”).

5
Conceptos
Autoría y participación

La participación delictiva se puede definir como la intervención


de un tercero en un acto delictivo coadyuvando al autor para su
realización. El partícipe auxilia al autor para la comisión del hecho
ilícito, aunque no tienen nunca el dominio del hecho, perteneciendo
éste al ámbito de influencia del autor. Se puede decir que la
participación delictiva es una forma de codelincuencia, como lo es la
coautoría.

El sujeto que participa en un delito, o ayuda a su resultado, debe


ser castigado por la norma penal. Su fundamento es doble: En primer
lugar, porque ayuda a su causación; y, en segundo lugar, por el
principio de culpabilidad y tipicidad. El partícipe lleva a cabo un acto
típico y antijurídico, por lo que debe ser sancionado.1

Al tratar el tema del tipo penal hablábamos del sujeto activo


como presupuesto, así como las calidades que debería de reunir. En
su momento referíamos las relativas a la voluntabilidad, le
imputabilidad, la calidad especifica, la calidad de garante y la
pluralidad especifica.

Ahora, resulta prudente abordar la problemática relativa a la


forma de intervención en la concreción del tipo penal, que constituye
uno de los elementos de éste. Al respecto es necesario distinguir entre

6
los distintos modos o formas de ejecución del delito, es decir, los
casos en los cuales se concreta e través de le persona de manera
directa, o bien, distinguir los diversos sujetos que intervienen en su
ejecución, para tal efecto analizaremos la autoria y la participación en
rubros distintos, no obstante que algunos autores los consideran
conceptos dignos de análisis de una misma materia.

En principio, podemos afirmar que el concepto de autor no es


algo tan simple como el que realiza el hecho, pues el ser humano es
un ser social y en consecuencia cuando actúa en los más de los casos
lo hace en colaboración con otros, tampoco se limita e la autoría
individual de propia mano, sino que también alcanza e los siguientes
casos: e) cuando una persona se vale de otra para cometer un delito
(autoría mediata); b) cuando varias personas se ponen de acuerdo
para cometer un delito y colaboran en su realización (coautoria), y c)
cuando se induce a otra e cometer un delito (inductor).

Por otra parle, la teoría de la participación alude a los sujetos


que se encuentran en una posición secundaria con respecto del autor,
razón por la que éste realiza no el hecho principal, sino un tipo
dependiente de aquél. La diferencia de las formas de intervención
procede de la Edad Media, época en la cual se gestó la distinción
objetiva entre autoría y participación con base en el criterio de la
realización de una acción ejecutiva o de una acción de mero auxilio se
impuso hasta que tuvo lugar la influencia de Böhmers.

7
La distinción entre autor y partícipe representa el núcleo
problemático más importante de la concurrencia de personas. Se
busca apreciar debidamente la importancia del aporte que hace cada
sujeto a lo injusto y precisar el personal juicio de reproche que le
corresponde. Frente a esta problemática se han propuesto dos
sistemas: unitario y diferenciador. De lo que se trata es: admitir la
diferencia entre la realización del rol principal (autor) y la ejecución de
conductas accesorias (partícipes en general), o bien renunciar a esta
diferencia y admitir un concepto unificado de autor.

El autor de un delito, también llamado sujeto activo o


delincuente, es la persona o personas (pudiendo existir pluralidad) que
realizan una conducta típica consignada en un ordenamiento jurídico
de manera inequívoca ya sea por sí mismos, en conjunto o por
cualquier medio del cual se sirvan como instrumento para la comisión
del mismo.

La autoría
Analizar el tema de la autoría implica diversas aristas que la
doctrina ha tratado de abordar en el transcurso de la historia, en tal
virtud, es factible distinguir entre posturas ontológicas, legales,
unitarias, extensivas y restrictivas.

Las posturas ontológicas aluden a la persona que realiza el


hecho descrito por el tipo penal, el autor se traduce en el sujeto a

8
quien se le puede imputar uno de tales hechos como suyo. Para
Welzel, es autor el anónimo contenido en los tipos penales, pero tal
afirmación nos remite a considerar que los tipos penales son tipos de
autoria, sin embargo, tal conceptualización dejaría fuera a los autores
intelectuales, mediato e inductores que también intervienen en la
concreción de un tipo penal aun cuando no de manera directa. La
postura dominante en la doctrina se pronuncia al respecto sobre la
base de cuatro concepciones sobre el autor, mismas que a
continuación trataremos de abordar someramente.

A. La concepción unitaria
En cuanto al concepto unitario de autor, los defensores de dicha
teoría pretenden defender la idea de que no es posible distinguir entre
autoria y participación, en dichos términos todo sujeto que interviene
en un hecho debe ser considerado autor del mismo, lo anterior tiene
su fundamento en la teoría de la equivalencia de condiciones, en tal
virtud "si toda condición del hecho, en su concreta configuración es
causa del mismo, todos quienes aportan alguna intervención que
afecte al hecho deben considerarse causas del mismo y, por
consiguiente, autores”, estas circunstancias cobran especial relevancia
en la aplicación de la pena, aludiendo a una respuesta con
independencia de los postulados de la teoría de la participación, con
única sujeción a los fines de la pena.

Las objeciones realizadas a la concepto unitario de autor se


basan en lo siguiente:

9
a) Provoca la pérdida del injusto específico de la acción de cada
tipo al convertirse a la totalidad de las contribuciones del hecho, en la
causación de lesiones del bien jurídico.
b) Permite considerar como autores a otros intervenientes en el
delito por el simple hecho de la causalidad de su cooperación.
c) Se abandona el principio de accesoriedad con lo que se
suprime la frontera del tipo.
d) Conduce a la ampliación de manera indeseable de la
punibilidad.
e) Impide la aplicación de penas atenuadas para los cómplices e
inductores.

B. La concepción restrictiva
El concepto restrictivo de autor supone como autor sólo a quien
comete por sí mismo la acción típica, mientras que la sola contribución
a la causación del resultado mediante acciones no típicas no puede
fundamentar teoría alguna. Este concepto va ligado a la teoría objetiva
de la participación, la cual trata de demostrar desde el aspecto formal
y el material que sólo deben ser responsabilizados penalmente las
personas que por sí mismas concretan el tipo penal.

La teoría objetivo formal considera como autor a toda persona


cuyo comportamiento entra al círculo que comprende el tipo penal, en
tanto el partícipe es aquella persona que aporta cualquier otra
contribución causal al hecho.

10
La teoría objetivo material, a fin de dar respuesta a la
problemática planteada por la teoría objetivo formal, nos remite a un
criterio material que supera la mera descripción típica. Por lo que será
autor el sujeto que aporte la contribución objetiva más importante.

En esta línea se sitúan las concepciones que distinguen expresa


o tácitamente, entre condición y causa, considerando, en el sentido de
las viejas teorías restrictivas de la causalidad como causa a ciertas
condiciones especialmente importantes.

C. La concepción extensiva
A fin de salvar las fallas y criticas vertidas sobre la concepción
restrictiva del autor, se propuso la concepción extensiva, aun cuando
guarda ciertas distancias con el concepto restrictivo coincide a la vez
en aspectos como los siguientes: comparte la idea básica de la teoría
de la condición de la equivalencia de todas las condiciones del
resultado, por lo que se considera autor a todo aquel que ha
contribuido a causar el resultado típico, sin necesidad de que su
contribución constituya una acción típica.

En virtud de la manifiesta imposibilidad de distinguir desde el


aspecto objetivo entre el autor y el partícipe, la concepción extensiva
busca plantear la diferencia desde el aspecto subjetivo, por lo que el
concepto extensivo de autor se une a la teoría subjetiva de la
participación. Acorde con esta idea, constituye autor el que realiza una
aportación causal al hecho, cualquiera que sea su contenido, siempre

11
y cuando medie una voluntad de autor, en tanto, el partícipe es el que
al realizar el hecho sólo posee voluntad de partícipe. El autor realiza el
hecho como propio con animus autori, en tanto el partícipe lo realiza
como “ajeno” , es decir actúa con animus socii.

D. La teoría del dominio del hecho


En virtud de las deficiencias planteadas por las posturas
restrictivas, extensivas y unitarias, la teoría del dominio del hecho trata
de sintetizar a estas teorías pues cada una de ellas enfrenta sólo
parcialmente el problema sin lograr resolverlo.

Los antiguos intentos de formular un concepto de autor ajustado


a los postulados constitucionales y, en consecuencia, un concepto
estricto, no cobraron el éxito en virtud de las deficiencias que
encaraban. Por un lado, era acertada la pretensión de tratar a la
autoría como principal modalidad del obrar criminal, y de construir
sobre esta base el edificio de la participación como una causa de
extensión de la pena, dependiente del hecho principal, así como lo era
la configuración de la autoría desde el tipo.

Por otra parte, las fallas que representaba consistían en el deseo


de formular un concepto unitario de autor sobre la base de la
causación, pues el contenido de la autoría debe ser enjuiciado de
modo distinto en los hechos punibles dolosos y culposos. Según que
el hecho sea calificado en uno o en otro de estos grupos, serán
también por completo distintas las consecuencias de la autoría para el

12
concepto de participación: ésta únicamente es posible en los hechos
dolosos, siendo imposible su presencia para los culposos.

En atención a lo anterior, la realización de propia mano y


plenamente responsable de todos los elementos del tipo fundamenta
siempre la autoría, sin embargo, el concepto de autor no puede estar
limitado, como lo suponía la teoría objetivo formal, a la realización de
una acción típica en el sentido estricto de la palabra, sino que debe
dar cabida a los casos de autoría mediata y de la coautoría en los
cuales se logra el dominio del hecho.

Para aclarar lo anterior podemos mencionar el siguiente ejemplo:


quien en concepto de jefe de una banda de asaltabancos, acuerda y
dirige con otras personas la comisión de un asalto bancario, es un
coautor, no obstante que no participe directamente en la sustracción
del dinero depositado en la bóveda del banco. Por otra parte, quien no
es puesto en antecedentes de lo que se va a realizar y sólo se le invita
a acompañar a los asaltabancos desconociendo el objetivo final de
éstos, es un cómplice y no un autor.

La participación
Al hablar de la participación se hace referencia a la presencia de
dos o más personas que colaboran en la perpetración del hecho
punible en un carácter distinto de la autoría. La teoría de la
participación se ocupa de analizar la contribución del partícipe en la
ejecución de un hecho punitivo, puesto que participación quiere decir

13
apoyo en el hecho principal realizado por otro, que es el autor, ya que,
por esencia, aquélla ha de relacionarse con una conducta principal;
así, en el robo planeado por varios individuos, uno penetra en la casa
y rompe las cerraduras y se apodera de varios objetos de valor,
mientras que otros dos vigilan: uno, en la puerta y otro dentro de la
casa, en tanto otros utilizan una escalera y penetran por una ventana
previamente violentada. Existe, según la pauta de la acción ejecutiva,
un autor material del apoderamiento, un cómplice, vigilante en la calle,
y otro el de la escalera, cuya titulación sería discutible prácticamente si
bien sólo tiene categoría también de auxiliador.

En la participación se distingue entre distintas clases, la estricta


que comprende la complicidad y encubrimiento, y la amplia, en la cual
cabe la autoría, pero también se polemiza en torno a si el
encubrimiento es o no una forma de participación, por cuanto en
verdad no se participa en un hecho ya realizado, sino a lo sumo
intervienen post delictum. Un buen número de autores escinden el
encubrimiento de la participación; sin embargo, a nosotros nos parece
que es una clara forma de intervención en el delito y que por ende no
existe justificación para dejar al margen del análisis de la participación,
aun cuando se trata de actos posteriores al delito, pues en buena
medida el auxilio o la ayuda contribuye a la consecución de los fines
previstos por parte del delincuente.

14
Teorías de la participación
La explicación de la participación se sitúa en distintos planos, por
lo que podemos identificar diversas teorías que tratan de explicarla.

a) Teoría unitaria o monista, constituida por aquellos autores que


sólo aprecian al delito con varias personas. Unidad de delito y
pluralidad de agentes. Es la postura tradicional que al respecto
contempla la teoría de la causalidad y la teoría de la accesoriedad:

• La teoría de la casualidad, pretende resolver con base en la


causalidad el problema de la participación, al respecto considera
codelincuentes a quienes contribuyen, con su intervención, a producir
el delito. Al respecto Von Buri consideraba que la verdadera liga de
unión entre los partícipes en el delito, que los hace responsables, es
su concurrencia para la causación del hecho penalmente tipificado.

• La teoría de la accesoriedad considera como autor del delito


sólo a quien realiza los actos descritos en el tipo penal, la
responsabilidad de los partícipes depende de los auxilios prestados al
autor principal, respecto del cual se tiene como accesorios; las
conductas dependientes siguen la suerte de la principal. El delito
producido por varios sujetos es único e indivisible, es resultante de
una actuación principal y de otra u otras accesorias, correspondiente a
los partícipes.

15
b) Teoría pluralista. Esta postura discrimina las acciones de las
personas que intervienen en el hecho y pretende que cada una de
ellas sea la pieza de una obra común en el delito ejecutado. Un
ejemplo es la teoría de la autonomía, la cual propone que el delito
producido por varios individuos pierde su unidad al considerar que los
concurrentes a la producción del evento delictivo realizan
comportamientos autónomos y surgen así distintos delitos, cada uno
de ellos con vida propia.

En atención a lo anterior, los sujetos que intervienen ya no son


partícipes, habida cuenta de la autonomía de su conducta, por ende, a
la actuación de uno no se le comunican las circunstancias de los
demás. Sólo son admisibles individualmente las causas excluyentes
de responsabilidad, o las calificativas y modificativas. En atención a
que la postura propone que varios delitos producidos por los
partícipes, se le considera pluralista en oposición a las monistas
anteriores.
Por otra parte, el planteamiento de la participación exige
imperativamente la afirmación de dos presupuestos, en primer lugar,
que efectivamente el concepto y estructura de la figura penal
consienta ser realizada por dos o más personas, y en segundo lugar,
que exista un hecho principal, que confiere vida y cifra al participante.

La confirmación de ambos, principalmente el segundo, nos da la


índole de la teoría de la participación, que no es otra sino accesoria.
La naturaleza accesoria de la participación pertenece a su esencia,

16
aunque existan varios grados de dependencia. Es decir, que la
conducta del que participó sólo puede ser imputada condicionalmente,
por cuanto depende de la principal.

También es factible escindir el tema de la participación en dos


partes, la primera referida a las formas de intervención de los sujetos
en la realización de un delito y la segunda en oposición a la autoría.

En cuanto a las clases de participación podemos distinguir según


el grado, la calidad, el tiempo y la eficacia:

Según el grado, puede ser principal y accesoria, la primera se


refiere a la consumación del delito en tanto la segunda atiende a su
preparación.

Según la calidad, la participación puede ser moral y física, la


primera comprende la inducción como la determinación o provocación,
así como el mandato, la orden, la coacción, el consejo y la asociación
como subclases, es decir si implica un acto de ejecución de carácter
materia; es moral, cuando atiende al carácter síquico del aporte del
autor principal.

En razón del tiempo, es anterior si existe acuerdo previo a la


comisión del delito y en tal momento se precisa la intervención que él
lleva cada partícipe; concominante, si la temporalidad se refiere al
instante mismo de la ejecución del delito, y posterior, cuando

17
comprende actos que se ejecutan después del evento, pero con
acuerdo previo.

Según su eficacia, es necesaria y no necesaria, de acuerdo con


la naturaleza del delito, ya sea que éste exija o no, para su comisión,
el concurso de personas.

Se dice al respecto sobre las teorías de la accesoriedad. La


primera, la accesoriedad máxima o extrema. En ésta se exige que
para sancionar al partícipe la acción principal sea típica, antijurídica y
culpable, por lo que el que participa en una acción de un inimputable,
no podrá ser castigado como partícipe.

La teoría de la accesoriedad media, en virtud de la cual, se exige


que la acción principal sea sólo típica y antijurídica, aunque el autor
material no sea culpable.

La teoría de la accesoriedad mínima, según la cual sólo se exige


que la acción principal que ejecuta el sujeto activo sea típica; no se
exige ni que sea antijurídica, ni que su autor sea culpable. Esta última
teoría no tiene apenas adhesiones ya que con ella se podría llegar al
absurdo de castigar a un sujeto que le induce a otro a defenderse
legítimamente ante un ataque a su persona, y cause daños a su
agresor; en este caso sería inductor de un delito de lesiones.

18
En cuanto a la pena a imponer a los partícipes, algún sector
doctrinal entiende que a éstos se les debe castigar igual que a los
autores. Sin embargo, la postura mayoritaria considera que debe
diferenciarse entre las distintas formas de participación para sancionar
al partícipe; no es lo mismo la cooperación necesaria que la
complicidad, en el primer caso se castigaría igual que al autor y en el
segundo no.

Para que se pueda hablar de participación, como forma de


codelincuencia, es necesario que se den dos elementos o requisitos:

1. El elemento objetivo. Éste consiste en la pluralidad de


conductas activas ejecutoras del delito, y que a su vez se divide en
otros tres: Pluralidad de sujetos, identidad delictiva y nexo causal. Hay
distintos actos o comportamientos ilícitos que son atribuibles a
diferentes personas; y que todos esos actos deben ir destinados a
producir el delito, sólo ese delito. Si esa pluralidad de actos produce
diferentes delitos, no estaremos ante un supuesto de codelincuencia
sino ante una pluralidad de delitos. El comportamiento del partícipe no
puede por sí mismo tener autonomía delictiva sino que debe ir
encaminado a producir el delito que el autor está cometiendo o quiere
cometer.

En caso contrario; es decir, si su comportamiento encierra los


elementos típicos de otro delito distinto del que realiza el autor,
entonces se hablará de pluralidad de delitos, castigándose también

19
como autor del delito que hubiese cometido. Por ejemplo, cuando un
sujeto quiere cometer un delito de estafa pero para ello le es necesario
falsificar un documento privado, el tercero que le ayuda a realizar esa
falsificación facilitándole medios para ello, es una forma de
participación en el delito y se le podrá castigar como tal; ahora bien, si
lo que hace ese tercero es falsificar, él mismo, ese documento para
que pueda realizar la estafa, entonces no será partícipe del delito de
estafa sino autor de un delito de falsificación. En cuanto a la relación
de causalidad entre la actividad y el resultado, es necesario que su
comportamiento haya supuesto la producción del delito. Debe existir
un nexo causal entre ambos momentos: el del acto de participación y
el del resultado delictivo.

2. El elemento subjetivo. Éste consiste en que el partícipe tenga


conciencia de su actuación. En un primer momento se consideró
necesario que existiera un previo concierto entre el autor y el partícipe,
quien debía tener pleno conocimiento de la actuación delictiva que se
iba a ejecutar, y con la que iba a colaborar. En la actualidad este
argumento ha sido superado ya que se considera que no es necesario
que exista un concierto entre el sujeto que ejecuta el acto ilícito y el
que participa del delito. La participación delictiva se puede producir
antes o durante la ejecución del delito, en este último caso se le
denomina “participación adhesiva”.

Por otra parte, un acuerdo previo a la ejecución del delito es


suficiente para configurar la participación, aunque el aporte de

20
actividad material pactado lo fuere para ser ejecutada tras la
consumación del mismo, ya que los actos posteriores que han sido
concertados o convenidos previamente o al tiempo de la ejecución del
delito, aunque materialmente se produzcan “ex post”, son
reprochables “ex ante”. En estos casos la responsabilidad se traslada
en el aspecto subjetivo de la codelincuencia al momento del concierto
participativo en que se produce el pacto y se planea el reparto de
funciones de los partícipes.

Formas de participación
A) Inducción
La inducción implica una serie de actividades realizadas por un
sujeto a través de las cuales determina a otro de manera dolosa al
delito por él cometido, el CPF en el artículo 13, fracción V, lo refiere
como los que determinen dolosamente a otro a cometer un delito.

Es inductor aquel sujeto que, mediante una influencia psíquica,


determina a otra persona a cometer un hecho típico y antijurídico. Por
tanto, para que exista inducción es preciso que, como mínimo, el
inducido haya adoptado una resolución delictiva y que, además, como
mínimo, haya dado comienzo la ejecución del delito.

Los medios utilizados por el inductor no están tasados, se trata


de una influencia psíquica que pude adoptar la forma de consejo,
orden, o incluso algún tipo de comportamiento coactivo; no hasta el
punto de instrumentalizarlo, pues, en ese caso, seria un autor mediato.

21
La inducción debe ser directa, significa que debe realizarse
sobre personas determinadas y no a un tumulto de personas.

No es admisible la denominada inducción en cadena: convencer


a una persona, para que éste a su vez, convenciera a un tercero para
que cometa un delito. Por otro lado, la inducción debe ser eficaz para
que resulte punible, lo cual significa que el individuo no sólo debe
haber aceptado la resolución delictiva, sino que, como mínimo debe
haber realizado parcialmente la conducta antijurídica y típica. Es decir,
debe existir, al menos, tentativa de delito.

La inducción sería, pues, impune aunque existiría resolución


delictiva, si esta no fuera exteriorizada por actos ejecutivos del tipo.
Finalmente, el inductor tiene la misma pena que el autor y responde
sólo por lo que ha inducido, nunca de los excesos que realice el
ejecutor.

La expresión puede aceptarse con la reserva de que la relación


entre inductor e inducido se verifica a través de la motivación y no
mediante una genuina relación de casualidad. El inductor hace surgir
en el inducido los motivos extraños a él que le determinan a la
comisión del delito. Los medios son múltiples: la amenaza o el halago
de bajas pasiones, el ofrecimiento de un precio o recompensa si
ejecuta el hecho, la promesa de una retribución posterior de cualquier

22
clase, el abuso de una situación de preeminencia que comporta otra
sumisión del inducido, como puede ser la patria potestad.

En alguna época se pretendió incluir el tema de la inducción en


la autoría intelectual, sin embargo, tal postura acarreaba más
problemas que soluciones, fue la escuela de Hegel la que con un
énfasis en particular sobre la teoría de la libertad de voluntad le fue
imposible sostener la reunión de la autoría con la inducción de una
voluntad ajena.

Por otra parte, la distinción con la coautoría y el inductor estriba


en que en éste no existe un dominio del hecho, sino que se da una
provocación para cometer el delito, por lo que se llega a calificar como
una mera influencia de carácter espiritual.

Uno de los elementos fundamentales de la inducción es que el


inductor actúe dolosamente, no siendo conveniente punir la inducción
culposa, por lo que precisa de los siguientes elementos: a) la
causación de un resultado típico mediante la influencia moral o síquica
en otro; y b) que la causación sea dolosa.

En tal virtud, no resulta inductor el que incide de cierta manera


en una persona que ya había tomado la determinación de cometer un
delito, siendo necesario que el inductor influya en otra persona en la
consumación de un delito y se logre demostrar que éste se produjo por
la influencia ejercida.

23
B) Complicidad
Por cómplice, la doctrina entiende a la persona que auxilia o
coopera dolosamente en la ejecución de un delito con actos
posteriores, anteriores o simultáneos. Cómplice será el que con su
cointribución no decide el sí y el cómo de la realización del hecho, sino
sólo favorece o facilita que se realice.

Es factible distinguir entre cómplices primarios y cómplices


secundarios, los cómplices primarios son los que dolosamente presten
ayuda o auxilio a otro para la comisión de un delito, idea que retoma el
artículo 13, fracción V, del CPF, en la cual cabe la posibilidad de una
ayuda o auxilio para realizar actos preparatorios de un delito, siempre
y cuando éste se realice. En tanto que la complicidad secundaria
comprende a los que con posterioridad a la ejecución del delito
auxilien al delincuente, en cumplimiento de una promesa anterior al
delito (artículo 13, fracción VI, del CPF).

No obstante que el artículo 13, fracciones V y VI, del CPF sólo


aluden al auxilio o prestar ayuda, debe quedar claro que en materia de
complicidad, será conveniente distinguir entre la síquica y la física, la
primera puede consistir en consejos, es decir mediante ideas que
fortalezcan la voluntad de actuar en el autor principal, en tanto la
segunda comprende hechos materiales.

24
En cuanto al aspecto temporal, es destacable que la complicidad
no implica que la ayuda o el auxilio sean para realizar el hecho
principal, sino que puede referirse a actos meramente preparatorios.
Respecto de la ayuda o el auxilio, es ampliamente debatible
determinar lo que comprende y refiere, sin embargo, bastará que la
ayuda o el auxilio de la persona sea definitiva para la realización del
hecho por parte del autor, sin que se requiera, que ésta contribuya a
producir causalmente el resultado típico.

En este sentido, la teoría de la elevación del riesgo considera la


posibilidad de prescindir de la exigencia de causalidad, al contemplar a
la complicidad como delito de peligro abstracto o concreto y que
implique la elevación de las posibilidades de producción del resultado
típico, lo cual significa que la ayuda o el auxilio prestado se refieran a
hechos consumados, pues la tentativa no cabe para la complicidad,
salvo que la ley expresamente así lo señale, además de que sólo
puede dar lugar tratándose de una ayuda o auxilio doloso, resultando
en este caso impune cuando se realiza vía la culpa, salvo que
constituya autoría mediata.

C. Encubrimiento
Respecto del encubrimiento resulta debatible si puede
considerarse una de las formas de participación en el delito, en el CPF
se contempla como un tipo autónomo y en consecuencia este
problema cobra mayor relevancia, pues si se considera a la
participación como una forma de vinculación de sujetos que

25
intervienen en la concepción, preparación o ejecución del delito,
entonces el encubrimiento no encuadra en ésta.

Al respecto, Castellanos Tena considera que el encubrimiento en


nuestro
sistema jurídico no es una forma de participación, pues la
intervención del
encubridor es posterior al delito y la participación requiere una
contribución
a la producción del resultado, sin embargo, para evitar la
antinomia y
armonizar el artículo 13 con el 400 del CPF, si antes de
cometerse el
delito, un individuo acepta encubrir al homicida y ocultar el
instrumento
del delito, aun cuando su comportamiento sea posterior, resulta
partícipe del
delito. Pero si realiza la misma actividad sin existir acuerdo
previo con el
de autor, su comportamiento se tipifica en como encubrimiento,
de conformidad
con lo dispuesto en el artículo 400 del CPF.414
El encubrimiento en nuestro país supone cinco supuestos
diversos:

26
Estructura básica y funciones del modelo de la intervención

1. Clasificación de la intervención delictiva en el sistema del derecho


penal mexicano

Se debe tomar en cuenta que la República mexicana está


conformada por 31 estados y un Distrito Federal, y que cada una de
mas entidades cuenta con un código penal propio, al que se le debe
sumar un Código Penal Federal. En este sentido, existen materias
cuya regulación penal esta reservada a la Federación y residualmente
lo no reservado a ésta se entiende que es competencia de los
estados. De cualquier forma y pese a lo antiguo del Código Penal
Federal de 1931, con múltiples reformas, la mayoría de las
legislaciones penales locales se inspiran en el modelo federal, sin ser
la excepción las reglas de la autora y la participación.

En la parte general del CPF se establecen las reglas de la


autoria y la participación en los términos siguientes:

Personas responsables de los delitos


Articulo 13. Son autores o participes del delito,
I. Los que acuerden o preparen su realización.
II. Los que los realicen por si;
IIl. Los que lo realicen conjuntamente;
IV. Los que lo lleven a cabo sirviéndose de otro;
V. Das que determinen dolosamente a otro a cometerlo;

27
VI Los que dolosamente presten ayuda o auxilien a otro para su
comisión;
VII. Los que con posteridad a su ejecución auxilien al
delincuente, en cumplimiento de una promesa anterior al delito y
VIII. Los que sin acuerdo previo, intervengan con otros en su
comisión, cuando no se pueda precisar el resultado que cada quien
produjo. Los autores o participes a que se refiere el presente articulo
responde-rán cada uno en la medida de su propia culpabilidad.

Para los sujetos a que se refieren las fracciones VI, VII y se


aplicará la punibilidad dispuesta por el articulo 60 bis de este Código.
Articulo 10. Si varios delincuentes toman parte en la realización de un
delito determinado y alguno de ellos comete un delito distinto, sin
previo acuerdo con los otros, todos serán responsables de la comisión
del nuevo delito, salvo que concurran los requisitos siguientes:

I. Que el nuevo delito no sirva de medio adecuado.


II. Que aquél no sea una consecuencia necesaria o natural de
este o de los concertados;
III. Que no hayan sabido antes que se iba a cometer el I nuevo
delito y,
IV. Que no hayan estado presentes en la ejecución del nuevo
delito o que habiendo estado, hayan hecho cuanto estaba de su parte
para impedirlo.

28
2. Resumen de las formas de intervención
Conforme a lo dispuesto en el articulo 13 del CPF, se puede
diferenciar entre autores y participes.. obstante, se deben realizar
algunas precisiones.

La fracción 1 del articulo 13, que hace referencia a los que


acuerdan o preparan la realización del delito, es una copia incompleta
de la regulación contenida en el Código Penal de 1871, y que no tiene
sentido, pues quienes acuerdan la realización de un delito estarían
realizando una conspiración, y esto no puede ser sancionado, porque
el articulo 12 señala que la tentativa punible sólo inicia a partir de que
se exteriorizan los actos de ejecución, y sólo serán punibles los actos
de preparación cuando el Código penal asilo disponga en un tipo en
concreto. Desde esta perspectiva, la regla general que sanciona el
acuerdo de un delito sólo podría XI punible en la medida en que
existiera un acuerdo entre tres o más personas que tuvieran como fin
la comisión de delitos, lo cual se ubicada en la hipótesis normativa de
la asociación delictuosa. de la que nos ocuparemos con posterioridad.
Lo importante en que nada de In anteriormente planteado nos puede
explicar qué pretende amado= el legislador con la fracción 1 del
articulo 13 del CPF, de aló su nula aplicación.

Así, conforme al derecho positivo mexicano, dentro del concepto


de autor quedan comprendidos tanto el ejecutor (quien realiza por si el
delito, artículo 13, fracción 17), los coautores (articulo 13, fracción III) y
el autor mediato (artículo 13, fracción IV). Serán participes tanto los

29
inductores (articulo 13, fracción V) como quienes ayudan o auxilian a
la comisión del delito (articulo 13, fracción VI) y los cómplices (artículo
13, fracción VII).

La peculiar regulación de la legislación penal mexicana


contempla otros supuestos que deben analizarse dentro de la autoría y
la participación, a saber: la complicidad correspectiva o autoría
indeterminada; la asociación delictuosa y la criminalidad organizada,
de las cuales nos ocuparemos más adelante.

3. Efectos de la distinción entre las formas de intervención

Según lo establecido en el artículo 13, los autores y el inductor


(frac-ciones I a la V) serán sancionados conforme a la pena prevista
para el delito correspondiente, pero la sanción de los demás participes
(fracciones VI a VIII) será reducida a las tres cuartas partes de la pena
prevista para el autor (articulo 64 bis, CPF).

Se debe advertir que conforme a lo dispuesto en el segundo


párrafo del artículo 13 del CPF cada uno de los autores y los participes
responde en la medida de su propia culpabilidad. Esto significa que en
aquellos supuestos en los que intervienen varios sujetos en la
comisión del delito lo único relevante es la realización del injusto
(conducta-típica y antijurídica) y las causas que excluyen o atenúan la
culpabilidad se valorarán de manera independiente en cada uno de los
sujetos.

30
De esta guisa, si el ejecutor del robo es un menor de edad
(inimputable), ello no exime de responsabilidad al in-ductor mayor de
edad (imputable) que hizo nacer en el ladrón la idea de realizar el
delito. Para graduar la culpabilidad, el juez deberá tomar en
consideración una serie de elementos previstos en el articulo 52 del
CPr con los cuales podrá determinar el grado de reproche contra el
sujeto y graduar la pena dentro del mínimo y el máximo previsto en la
ley.
Por otra parte, en tratándose de aquellos delitos cometidos
mediante delincuencia organizada, la sanción será superior, mientras
que la reunión de tres o más personas con el fin de delinquir será
sancionada conforme a lo dispuesto en el tipo de asociación
delictuosa, supuestos de los cuales nos ocuparemos más adelante.

Ill DISTINCIÓN ENTRE LAS DIVERSAS FORMAS DE


INTERVENCIÓN O CONTRIBUCIONES EN EL HECHO
Conforme a la ley, la jurisprudencia y la dogmática mexicanas,
tiene la calidad de autor quien tiene el dominio del hecho, sea porque
ejecuta direc-tamente el hecho (autor directo), porque actúa con otros
en virtud de un acuerdo previo (coautor) o bien porque utiliza a otro
como un mero instru-mento (autor mediato). Conforme a lo antes
dicho, la autoría no requiere necesariamente la ejecución del hecho,
sino que basta con que se haya teni-do acuerdo previo e intervenir en
el hecho. Las formas de comisión de la autoría admiten sólo el dolo o
la culpa. La doctrina y la jurisprudencia mexicanas admiten la

31
existencia de tres clases de dolo, a saber directo, indirecto y eventual."
Empero, no existen crite-

32
Bibliografía:
1.

33

También podría gustarte