Sonia Kovalevskaya. - 2004 - 07 - 1 - 02 PDF
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Sonia Kovalevskaya
por
J.M. Méndez Pérez
A Pepa
1. INTRODUCCIÓN
Cuando expliqué por primera vez, muy joven, el Teorema de Cauchy-
Kovalevskaya –no me lo habı́an enseñado durante la carrera– no fui consciente
de que el segundo coautor fuera una mujer, pues su apellido se solı́a trans-
cribir Kowalewsky. Fue en un congreso, en una de las desaparecidas Jornadas
Hispano-Lusas de Matemáticas, cuando contemplé en un póster a una mujer
joven, de rostro sereno y de una gran belleza: se trataba de Sonia Kovalevskaya.
A partir de ahı́ comencé a conocer algo de su vida, a base de anécdotas, que
quizás daban una idea desfigurada de uno de los personajes más interesantes
de la historia reciente de la ciencia.
Al comenzar este trabajo pensé con-
centrarme exclusivamente en sus contri-
buciones matemáticas. Pronto caı́ en la
cuenta de que es imposible dar una valo-
ración objetiva de este personaje, incluso
en la parte matemática, si no se analiza
globalmente, en todos sus aspectos y face-
tas. Porque todo ello influyó en su carrera
matemática que, a buen seguro, hubiera
adquirido otras dimensiones si las circuns-
tancias hubieran sido diferentes. Sus com-
plejas relaciones familiares, sus ideales y
compromisos polı́ticos y sociales, su lucha
agotadora por lograr la igualdad de dere-
chos entre hombres y mujeres, sus inquie-
tudes literarias, su azarosa vida personal...
Huyendo de los aspectos más ı́ntimos de esto último, más propio de la prensa
rosa, en la segunda sección se hace un resumen de su biografı́a y en la tercera
se analizan sus principales aportaciones en el campo de las matemáticas. En la
cuarta se efectúa un sucinto repaso de sus actividades literarias, para concluir
en la sección quinta con algunas consideraciones finales.
La bibliografı́a sobre Sonia Kovalevskaya es muy abundante. Para la parte
biográfica hemos recurrido especialmente a A. H. Koblitz [8], considerada por
74 SONIA KOVALEVSKAYA
todos los estudiosos de su vida como la mejor y la más completa de sus bio-
grafı́as, a su propia autobiografı́a [20], a [23] y a numerosas referencias que se
pueden encontrar en Internet ([26],[27],[28]). Para analizar sus aportaciones
matemáticas, aparte de acudir a las fuentes originales, el libro de R. Cooke [2]
resulta excelente.
2. COMPENDIO BIOGRÁFICO
Sofı́a Vasilevna Krukovskaya, más conocida como Sonia, nació el 15 de
enero de 1850 en Moscú en el seno de una familia burguesa rusa. Su padre,
Vasilii Vasilevich Krukovsky, fue general de artillerı́a, y su madre, Elizaveta
Fyodorovna Shubert, procedı́a de una familia alemana culta. Este matrimonio
tuvo dos hijos más: la primogénita Anna, a la que llamaban familiarmente
Aniuta, que nació en 1844, y su hermano menor, Fyodor, nacido en 1855. Los
padres de Kovalevskaya tenı́an una buena formación y gozaban de una posición
económica desahogada. Su padre se empeñó en ser reconocido como miembro
de la nobleza, lo que consiguió finalmente al figurar en el árbol genealógico del
monarca húngaro Matthew Corvus. Ası́ pasó a apellidarse Korvin-Krukovsky.
Cuenta Kovalevskaya que cuando se trasladaron a vivir a su hacienda en
Palibino (actualmente en Bielorrusia), les faltó material para empapelar las
habitaciones y entonces utilizaron, para terminar de arreglar el cuarto de los
niños, las notas de un curso de matemáticas recibido por su padre e impartido
por el eminente matemático ruso M. V. Ostrogradski (1801-1862), célebre
por compartir con Gauss el teorema de la divergencia. Dice Kovalevskaya
que, con apenas siete u ocho años, se pasaba horas y horas mirando aquellos
sı́mbolos y fórmulas extrañas, tratando en averiguar qué página seguı́a a otra.
También recuerda con cariño a su tı́o paterno Pyotr Vasilevich Krukovsky,
que le hablaba con mucho entusiasmo de cuestiones matemáticas. Relata en
[20]: “...no podı́a a esa edad entender esos conceptos, pero actuaron sobre
mi imaginación, inculcándome una veneración por las matemáticas como una
ciencia elevada y misteriosa que abre a los iniciados en ella un mundo nuevo
y maravilloso, inaccesible a la mayorı́a de los mortales”.
Pero la inclinación de nuestro personaje por las ciencias proviene de su
familia materna. Su tatarabuelo, Johann Ernst Schubert, fue un teólogo lu-
terano alemán y su bisabuelo, Fyodor Ivanovich Shubert, emigró y trabajó
como agrimensor en lo que hoy es Estonia. Fue un reconocido matemático y
astrónomo, que mantuvo contacto con grandes matemáticos de la época, como
Gauss, Laplace y Bessel. Su abuelo, Fyodor Fyodorovich, fue un reputado
geodesta y cartógrafo. Finalmente, su único tı́o materno, Fyodor Shubert, la
entusiasmaba explicándole temas relacionados con las ciencias, en particular,
con la biologı́a.
A pesar de que se trataba de una familia culta y con una buena situa-
ción económica, cuando el general Krukovsky se jubiló adquirió consciencia
de que habı́a desatendido la educación de sus hijos, por lo que contrató a un
LA GACETA 75
tutor polaco, Joseph Malevich. Éste describe a Kovalevskaya como una joven-
cita de apariencia agradable y atractiva, cuyos ojos marrones reflejaban una
gran inteligencia y bondad, muy atenta y receptiva a sus clases, que asimilaba
rápidamente. Malevich se ofendió porque Kovalevskaya aludió en sus Recuer-
dos de la infancia [20] a las enseñanzas matemáticas que recibı́a de su tı́o y no
reconocı́a su labor. Sin lugar a dudas, Malevich tuvo una influencia decisiva en
su formación, incluso matemática, aunque a ella le costaba reconocerlo, moles-
ta por las declaraciones públicas de su tutor. Por el contrario, lo zaherı́a más
al alegar: “Lo que mejor enseñaba Malevich era la aritmética... Pero confieso
que la aritmética tenı́a poco interés para mı́...”.
Otro personaje importante en su vida fue un vecino de la familia, el fı́sico
N. P. Tyrtov. Su sorpresa fue mayúscula cuando vio que Kovalevskaya no sólo
habı́a leı́do un libro de fı́sica que le habı́a dejado a su padre, sino que fue capaz
de reconstruir por sı́ sola las fórmulas geométricas que precisaba para poder
entender los capı́tulos de óptica. Por eso le pidió con insistencia a su padre,
en principio renuente a que su hija estudiara matemáticas, que le permitiera
proseguir sus estudios de esta ciencia, para lo cual daba sobradas muestras
de estar capacitada. Y surtió efectos, porque Krukovsky le buscó un excelente
profesor, A. N. Strannoliubsky, con quien Kovalevskaya progresó muchı́simo
en cálculo y quizás en otras áreas de las matemáticas.
Pero la persona que más influyó sobre ella fue su hermana Aniuta, a la
que consideraba su madre espiritual. De gran belleza, al igual que Sonia, pero
con un carácter más sociable y extrovertido, Aniuta se inclinó por la literatura
–fue amiga del célebre literato ruso Dostoievsky– y se vio envuelta, con gran
disgusto para sus padres, en las causas polı́ticas más radicales.
Una vez finalizada su etapa en la enseñanza secundaria, Kovalevskaya pre-
tendió ingresar en la universidad para continuar sus estudios en matemáticas.
Y no sólo se encontró con la oposición de sus padres, sino con la más frontal del
sistema. Para las mujeres resultaba imposible en aquella época ingresar en las
universidades de casi todos los paı́ses y en la Rusia zarista a lo más que podı́an
aspirar era a matricularse en una especie de curso superior para mujeres, en
los que primaba la enseñanza literaria en detrimento de la cientı́fica.
Las dos hermanas pensaron en marcharse al extranjero, para lo cual una
deberı́a casarse. Entonces se puso de moda un tipo especial de matrimonio por
conveniencia. Se buscaba a un hombre liberal, comprometido polı́ticamente,
que se prestara a fingir un matrimonio legal con el único objetivo de ayudar a
su esposa a eludir las trabas y dificultades de una sociedad que discriminaba
brutalmente a las mujeres. Después, cada uno harı́a la vida por su cuenta.
Aniuta eligió a un publicista y editor que se movı́a en los ambientes polı́ticos
más radicales y con una gran afición por la biologı́a, Vladimir Onufrievich
Kovalevsky. Pero éste prefirió a Sonia, quizás por su formación cientı́fica. Tras
algunas peripecias que no vienen a cuento, Sonia y Vladimir se casaron el
27 de septiembre de 1868, yendo a vivir a San Petersburgo, donde al menos
podrı́a asistir a algunas clases en la universidad, eso sı́, siempre que fuera
acompañada de su marido o tı́o. Allı́ conoció al matemático P. L. Chebyshev
76 SONIA KOVALEVSKAYA
En 1869 Sonia y Aniuta, acompañadas por Vladimir, tras pasar por Viena
se instalan en Heidelberg. Allı́, aunque no era legal, si los profesores lo autoriza-
ban podrı́a asistir a clase. Ası́ consiguió escuchar a magnı́ficos profesores, como
Hermann von Helmholtz (1821-1894), G. R. Kirchhoff (1824-1887), R. W.
Bunsen (1811-1899), Leo Königsberger (1837-1921) y Paul DuBois-Reymond
(1831-1889). Kovalevskaya supo en seguida que si querı́a progresar en su ca-
rrera académica, tenı́a que buscar el apoyo de un personaje poderoso. Por esta
razón se trasladó a Berlı́n para trabajar con Karl Weierstrass (1815-1897),
el fundador del moderno análisis matemático y una de las figuras cumbres
de las matemáticas del siglo XIX. Por cierto, no serı́a el primer contacto de
Weierstrass con un miembro de la familia de Sonia. Ciertamente, en un trabajo
escrito en 1861 sobre geodésicas en una elipsoide general, Weierstrass cita a
Fyodorovich, abuelo de Kovalevskaya, por los artı́culos que éste realizó sobre
la forma de la Tierra. Kovalevskaya sabı́a que, aunque no pudiera entrar en la
universidad, si lograba trabajar con Weierstrass, recogerı́a suficiente crédito y
le abrirı́a muchas puertas, por ejemplo, a la hora de conseguir un puesto de
trabajo.
Tres fueron las razones que obligaron a Weierstrass, un fervoroso católico
y recalcitrante soltero que también se oponı́a a la presencia de la mujer en
la universidad, a cambiar de opinión. Primero, que como consecuencia de la
guerra franco-prusiana, el número de sus alumnos disminuı́a alarmantemente;
LA GACETA 77
cuado para el concurso del Premio Bordin correspondiente al año 1888, que
otorgaba la Academia de Ciencias de Parı́s. Este tema ya habı́a sido propuesto
por la Academia Prusiana de Ciencias para ser fallado a principios del mes de
julio de 1855, coincidiendo con el cumpleaños de G. W. Leibniz [2], con las
siguientes condiciones:
3. TRABAJOS MATEMÁTICOS
Kovalevskaya publicó una decena de artı́culos matemáticos, todos los cua-
les aparecen enumerados en las referencias. Dos de ellos ([14],[15]) son el mismo
trabajo pero escritos en distintos idiomas, y tres ([16],[17],[18]) se refieren al
tema que le llevó a ganar el Premio Bordin de la Academia de Ciencias de
Parı́s. A continuación los comentamos brevemente.
Para ello ideó el conocido hoy como método de las funciones mayorantes. Con-
siste, en pocas palabras, en lo siguiente: si f (t, x) es una función analı́tica en un
dominio que contiene el origen y pretendemos resolver la ecuación diferencial
∞
dx
= f (t, x) = aj,k tj xk , (1)
dt
k,j=0
n ∈ N. Se pueden obtener formas muy sencillas de F (t, X) [6, p. 49] que facili-
tan enormemente la demostración de la convergencia de la serie que representa
dicha solución X = X(t) y, por consiguiente, de la serie que da la solución del
problema original (1). Con este procedimiento Cauchy estudió en 1842 la exis-
tencia de soluciones de una clase amplia de ecuaciones diferenciales ordinarias
y también de ecuaciones en derivadas parciales cuasilineales de primer orden,
si bien es cierto que no trató cuestiones como la unicidad y la prolongación
de soluciones [2], ni demostró –lo dio por hecho– que las condiciones iniciales
determinan las soluciones. Aun ası́ se denomina problema de Cauchy al plan-
teado mediante una ecuación diferencial, ordinaria o en derivadas parciales,
acompañada de ciertos datos iniciales.
Weierstrass también estuvo interesado en este tipo de problemas por aque-
llos mismos años, si bien por otras razones. El matemático alemán estaba en-
tonces inmerso en la investigación de las integrales abelianas y la teorı́a de
funciones analı́ticas. Lo que le atraı́a de las ecuaciones diferenciales era, preci-
samente, la posibilidad de definir funciones analı́ticas a partir de sus soluciones.
Por métodos análogos, pero independientemente de Cauchy, estudió sistemas
de ecuaciones diferenciales, destacando dos detalles novedosos: las condiciones
iniciales determinan unı́vocamente las soluciones y la prolongación de éstas.
Parece lógico, pues, que propusiera a Kovalevskaya que investigara más pro-
fundamente este campo.
En su trabajo Sobre la teorı́a de ecuaciones en derivadas parciales [10],
Kovalevskaya estudió el sistema de ecuaciones en derivadas parciales cuasi-
lineales
∞
(γ) ∞
∂ϕγ ∂ϕβ
= Gαβ (ϕ1 , ..., ϕn ) , γ = 1, 2, ..., n,
∂x ∂xα
α=1 β=1
LA GACETA 83
o más generales
∞
(γ) ∞
∂ϕγ ∂ϕβ (γ)
G(γ) (ϕ1 , ..., ϕn ) = Gαβ (ϕ1 , ..., ϕn ) + G00 (ϕ1 , ..., ϕn ),
∂x ∂xα
α=1 β=1
(γ)
γ = 1, 2, ..., n, donde Gαβ y G(γ) son funciones analı́tica en un entorno del
origen, demostrando –mediante el método de las mayorantes de Cauchy y
Weierstrass– que las series obtenidas formalmente convergen en realidad en
algún dominio y que satisfacen efectivamente las ecuaciones dadas. Para ello
considera este otro sistema
∞
(γ) ∞
∂ψγ ∂ψβ
= Gαβ (ψ1 , ..., ψn ) ,
∂x α=1
∂xα
β=1
(γ) (γ)
γ = 1, 2, ..., n, donde Gαβ es la mayorante de Gαβ dada por
(γ) G
Gαβ (ψ1 , ..., ψn ) = ψ1 +ψ2 +...+ψn
,
1− g
para ciertas constantes positivas G y g ([10, p. 8], [2, p. 31]). Uno de los logros
brillantes de este trabajo es la introducción por parte de Kovalevskaya –quizás
inspirada en Jacobi [2, p.30]– del concepto de forma normal de una ecuación
en derivadas parciales. Si se tiene la ecuación
∂ α+α1 +···+αr ϕ
G x, x1 , ..., xr , ϕ, ..., α α1 , ... = 0, (2)
∂x ∂x1 ...∂xαr r
(Kovalevskaya se limitó a considerar un polinomio G, pero vale para funciones
más generales) y la derivada mayor presente en (2) es de orden n, diremos
que la ecuación está en forma normal si algunas de las derivadas puras (es
decir, respecto de una única variable) de orden n figura en (2) y es posible
despejarla. Ello le permite demostrar el que hoy se conoce como Teorema de
Cauchy-Kovalevskaya en el caso general, esto es, para ecuaciones en derivadas
parciales arbitrarias ([5],[7],[24]).
Conviene resaltar que en este trabajo [10, p.22], Kovalevskaya prueba que
no siempre una ecuación en derivadas parciales con coeficientes analı́ticos
y condiciones iniciales analı́ticas tiene solución analı́tica. Su contraejemplo
asombró a Weierstrass por su sencillez y elegancia. El problema de valores
iniciales para la ecuación parabólica
∂ϕ ∂2ϕ
=
∂x ∂y 2
1
ϕ(0, y) = ,
1−y
84 SONIA KOVALEVSKAYA
∞
(2m + 2n)! n 2m
ϕ(x, y) = x y
n,m=0
(2m)!n!
tiene radio de convergencia igual a cero. Luego, este problema no admite nin-
guna solución ϕ(x, y) analı́tica en un entorno de x = 0. Sin embargo, si la
ecuación se considera en forma normal y las condiciones iniciales se fijan en la
variable correcta, o sea, si planteamos el problema
∂ϕ ∂2ϕ
=
∂x ∂y 2
ϕ(x, y0 ) = f (x)
∂ϕ(x, y0 )
= g(x),
∂y
x = (1 − a cos t)cos ψ
y = (1 − a cos t)sen ψ
z = a ϕ(t)
y supone sin más que ϕ(t) = β sen t + β1 sen 2t + β2 sen 3t + .... El potencial
no depende de θ y, por simetrı́a, es una función par de t1 , de modo que puede
86 SONIA KOVALEVSKAYA
V1 + m 1 − n 2 a = 0
n2 2
V2 + m 2 + 2 a =0
Vj + mj = 0,
del rayo de luz. Tras un tedioso proceso, llegó a obtener las conocidas como
ecuaciones de Lamé
∂2u ∂u ∂v ∂w ∂u
2 ∂ 2 ∂
= c − − b −
∂t2 ∂y ∂y ∂x ∂z ∂x ∂z
2
∂ v ∂u ∂v
2 ∂ ∂v ∂w 2 ∂
= a − − c − (5)
∂t2 ∂z ∂z ∂y ∂x ∂y ∂x
∂2w ∂ ∂w ∂u ∂ ∂v ∂w
= b2 − − a2 −
∂t2 ∂x ∂x ∂z ∂y ∂z ∂y
2 1
√
,
b a2 − c2
sen i sen i x + y 2 + z 2
2
donde i e i denotan los ángulos que forma el rayo de luz con los dos ejes
ópticos. Pero encontró problemas, como que la amplitud se hace infinita en el
1
origen debido a la presencia del factor (x2 + y 2 + z 2 )− 2 , en cuya justificación
recurre al éter, sustancia que supuestamente llena el espacio.
Aunque a Weierstrass se le puede considerar como el prototipo de matemá-
tico puro, solı́a en sus clases plantear cuestiones fı́sicas para ilustrar sus expo-
siciones teóricas y en 1856 presentó una ponencia en el Congreso de Cientı́ficos
de Alemania sobre el camino descrito por un rayo de luz al atravesar varios
medios contiguos con superficies de refracción esféricas. Weierstrass pidió a Ko-
valevskaya que trabajara en este tema y le dio a conocer una técnica inédita
suya con la que él pensaba que se podı́a resolver el problema [2]. Esta técnica
se basa en el hecho de que un rayo de luz OP que pasa por el origen corta a
una superficie S en un único punto P1 . Entonces, el lugar geométrico de los
puntos t = const., donde t denota el cociente entre las distancias OP y OP1 ,
es otra superficie σt análoga a S. Weierstrass, por el teorema de la divergencia,
encontró la fórmula básica
Dt Du F (u, v, w)dω = Dt2 u F (u, v, w)dω, (6)
(t0 ...t) (t0 ,...,t)
donde (t0 ...t) indica que la integral se extiende a la región comprendida entre
las superficies σt0 y σt . Con esta fórmula Weierstrass consigue resolver ecua-
ciones en derivadas parciales de segundo orden y problemas más complejos,
LA GACETA 89
∂ϕ ∂θ ∂ϕ ∂θ 1 ∂ψ ∂ϕ ∂θ ∂ϕ ∂θ 1 ∂ψ
− = 2 , − = 2
∂v ∂w ∂w ∂v a ∂u ∂w ∂u ∂u ∂w b ∂v
∂ϕ ∂θ ∂ϕ ∂θ 1 ∂ψ ∂ψ ∂θ ∂ψ ∂θ ∂ϕ
− = 2 , − =−
∂u ∂v ∂v ∂u c ∂w ∂v ∂w ∂w ∂v ∂u
∂ψ ∂θ ∂ψ ∂θ ∂ϕ ∂ψ ∂θ ∂ψ ∂θ ∂ϕ
− =− , − =−
∂w ∂u ∂u ∂w ∂v ∂u ∂v ∂v ∂u ∂w
2L
K
1 − k2
ξ=t sn u1 sn u2 cn u2 f (x + u, y + v, z + w)du1 du2
−K −2L b
K 2L
1
η=t − cn u1 sn u2 dn u2 f (x + u, y + v, z + w)du1 du2 (8)
−K −2L a
K 2L
1
ζ=t dn u1 cn u2 dn u2 f (x + u, y + v, z + w)du1 du2
−K −2L a
Sin embargo, Vito Volterra (1860-1940) demostró que estos resultados son
incorrectos. En las anteriores fórmulas –le escribió a Mittag-Leffler [2]– se ve
que tanto las funciones ξ, η, χ como sus derivadas parciales ∂ξ ∂η ∂χ
∂t , ∂t , ∂t se
anulan en t = 0 y, por tanto, la solución se reduce a la trivial, ya que el
sistema de Lamé es homogéneo, lo cual es imposible. También le señalaba que
si se toma f (x, y, z) = y se obtiene a partir de (8) unas expresiones sencillas
que no satisfacen el sistema (5). Se cuenta que Kovalevskaya se enfadó mucho
con Weierstrass porque éste no detectó ningún error y tampoco Runge, que
actuó de referee, pero ello no se ajusta a la verdad. En efecto, cuando Volterra
comunicó a Mittag-Leffler que el artı́culo contenı́a errores, Kovalevskaya ya
habı́a fallecido.
Es muy difı́cil enteder cómo Kovalevskaya y Weierstrass no se dieron cuen-
ta de estos fallos. Pero no iba muy descaminada Kovalevskaya, si uno observa
la similitud que guarda la solución correcta aportada por Volterra con la suya
[2, p. 174].
donde A, B, C son los ejes principales del elipsoide de inercia del cuerpo
considerado en relación con el punto fijo; M es la masa del cuerpo; g, la ace-
leración de la gravedad; y (x0 , y0 , z0 ), las coordenadas del centro de gravedad
respecto de un sistema de referencia cuyo origen está en el punto fijo y cuyas
direcciones coinciden con las de los ejes principales del elipsoide de inercia. Las
incógnitas p, q, r son las componentes de la velocidad angular a lo largo de los
ejes principales y γ, γ , γ son los cosenos directores de los ángulos que los tres
ejes forman en cada momento. Muy pocos de los grandes matemáticos de la
época se mostraron indiferentes ante el problema. Por el contrario, intentaron
hacer contribuciones en la búsqueda de su resolución, porque eran conscientes
de que quienes lo consiguieran pasarı́an a la posteridad.
Euler logró integrar este sistema de ecuaciones en el caso en que x0 =
y0 = z0 = 0. Para él las dificultades inherentes a este particular planteamiento
no podı́an ser superadas desde la fı́sica, sino con todas las herramientas del
análisis matemático. Y profetizó que existı́a una infinidad de situaciones que
son completamente irresolubles debido a las limitaciones del análisis.
J. L. Lagrange (1736-1813) marcó un hito con su obra Mécanique Analy-
tique(1788), donde concibe esta parte de la fı́sica más bien como una rama de
las matemática, una geometrı́a tetradimensional en la que la cuarta dimensión
es el tiempo. Consigue expresar las incógnitas p, q, r en función de los cono-
cidos como ángulos de Euler [2, p. 146] y resuelve el sistema (9) en el caso en
que A = B , x0 = y0 = 0.
Otros matemáticos de la talla de S. D. Poisson (1781-1840), A. Cayley
(1821-1899), J. C. Maxwell (1831-18779), J. J. Sylvester (1814-1897)... tam-
bién trabajaron en este problema. Weierstrass impartió un curso en Berlı́n en
el cual, siguiendo técnicas de C. G. J. Jacobi (1804-1851), explicó cómo se
podı́an obtener las soluciones dadas por Euler y Lagrange mediante cociente
de funciones σ [4], que no son otra cosa que generalizaciones de las funciones
elı́pticas ϑ de Jacobi. Animado por estos éxitos parciales, Weierstrass atacó el
problema general, llegando a la conclusión de que, en tal caso, la solución no
viene dada por funciones univaluadas del tiempo. Con toda seguridad Kova-
levskaya, que por aquella fecha estaba en Berlı́n, tuvo conocimiento de todos
estos resultados. Por eso Weierstrass le propuso abordar el problema general
y le animó a describir el movimiento mediante funciones elı́pticas del tiempo.
El conocimiento de las funciones p, q, r, γ, γ , γ permitirı́a determinar
el eje de rotación en cualquier instante, la velocidad angular y la dirección
vertical a partir de las coordenadas del cuerpo. Como no todas las incógnitas
son independientes, para determinar la solución general se necesitarı́a hallar
cinco integrales independientes del sistema. Una de ellas sigue inmediatamente
de consideraciones geométricas
(γ)2 + (γ )2 + (γ )2 = 1
1 2
Ap + Bq 2 + Cr 2 + M g x0 γ + y0 γ + z0 γ = constante (10)
2
Y una tercera expresa el hecho de que la componente vertical del momento
angular es constante
Apγ + Bqγ + Crγ = constante (11)
Kovalevskaya se dio cuenta de que, en los casos estudiados por Euler
y Lagrange, las seis incógnitas son funciones univaluadas del tiempo que
únicamente poseen singularidades que son polos, y se pregunta si ésta será
la situación en el caso general [18]. Por ello busca soluciones en el t-plano
complejo mediante series de Laurent en un entorno de t0 , como sigue (basta
tomar t0 = 0 ya que el sistema (9) es un sistema autónomo)
−Ap0 = A1 q0 r0 + y0 h0 − z0 g0 , −2f0 = r0 g0 − q0 h0
−Bq0 = B1 r0 p0 + z0 f0 − x0 h0 , −2g0 = p0 h0 − r0 f0 (13)
−Cr0 = C1 P0 q0 + x0 g0 − y0 f0 , −2h0 = q0 f0 − p0 g0
Para garantizar que f0 , g0 , h0 sean diferentes de cero, tiene que ocurrir que el
determinante de la segunda parte del sistema (13) se anula, esto es, que
p20 + q02 + r02 + 4 = 0
Combinando este resultado con las ecuaciones (10) y (11), se obtienen
estos dos conjuntos de soluciones para los primeros coeficientes
2C z0 2C
p0 = i , f0 = −
A − 2C x0 x0
2C
q0 = ip0 , g0 = −i
x0
r0 = 2i, h0 = 0
LA GACETA 93
O bien
2A
p0 = 0, f0 = −
x0 − iz0
q0 = 2i, g0 = 0
2A
r0 = 0, h0 = i
x0 − iz0
donde = ±1. Una vez determinados los coeficientes p0 , q0 , r0 , f0 , g0 , h0 las
ecuaciones de Euler permiten obtener los restantes coeficientes pm , qm , rm ,
fm , gm , hm recurrentemente a partir de relaciones que forman un sistema de
seis ecuaciones algebraicas, todas ellas del tipo
(m − 1)Apm − A1 (q0 rm + r0 qm ) − z0 gm + y0 hm = Pm ,
cuyos segundos miembros son funciones enteras de los citados coeficientes con
ı́ndices inferiores a m.
Kovalevskaya obtiene como casos particulares los ya conocidos de Euler y
Lagrange y afirma que hay un nuevo caso, no estudiado anteriormente, que se
puede resolver. Este nuevo caso se presenta cuando
A = B = 2C, z0 = 0
dq dγ
2 = −pr − c0 γ , = pγ − rγ (14)
dt dt
dr dγ
= c0 γ , = qγ − pγ ,
dt dt
2(pγ + qγ ) + rγ = 2l
(γ)2 + (γ )2 + (γ )2 = 1,
94 SONIA KOVALEVSKAYA
ds1 ds2
0=
+
R1 (s1 ) R1 (s2 )
s1 ds1 s2 ds2
dt =
+
(15)
R1 (s1 ) R1 (s2 )
4. TRABAJOS LITERARIOS
Kovalevskaya fue una persona dotada de una extraordinaria sensibilidad,
con grandes inquietudes literarias, sociales y polı́ticas. Sus dos mejores obras no
96 SONIA KOVALEVSKAYA
5. CONSIDERACIONES FINALES
Sonia Kovalevskaya fue la primera mujer en obtener el grado de Doctor en
Matemáticas, la primera en formar parte del comité editorial de una revista
matemática (nos referimos a Acta Mathematica) y la primera en ganar un
premio de la categorı́a del Prix Bordin, el más alto galardón que se podı́a
recibir en Ciencias en aquellos tiempos. Fue de las primeras mujeres en ocupar
una cátedra en una universidad europea. Y, además, realizó algunas notables
LA GACETA 97
REFERENCIAS
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