La Pelea Del Siglo
La Pelea Del Siglo
La Pelea Del Siglo
El pasado sábado asistimos como telespectadores a una nueva “pelea del siglo”. Como es
costumbre, antecedida de un impresionante marketing que llevo a la trifulca centenaria a
romper records de recaudación, pago de honorarios, cobros para tv por cable, venta de
derechos a países (Venezuela la tuvo en tres señales) y astronómicos precios de entradas.
Las entradas al “Grand Garden Arena” en Las Vegas, cuyos precios oscilaban entre 450 a
150.000 dólares se agotaron en 60 segundos. Claro, solo salieron a la venta del publico
1.000 de las 16.500 localidades. Las demás fueron a los boxeadores, casinos, promotores
y patrocinantes, elevando su precio en la reventa a 350.000 dólares por entrada.
Pero de aquellos años setenta a hoy hemos tenidos mas refriegas centenarias, donde
guardan su lugar en cualquier listado histórico la Leonard – Hearns, batalla de estrategia y
pundonor que revirtió todas las predicciones de expertos cuando el “estilista” Leonard
contra el “matador” Hearns derivó en que cada vez que tropezaron, fue el “golpeador” el
que cogió piso. Aquí rodo la cátedra.
Leonard haría rodar de nuevo a los eruditos del boxeo al definir la supremacía del
momento contra el llamado “Maravilloso” Marvin Hagler, al ganarle por golpiza y llenarlo
de chichones luego de 3 años de retiro.
Ya en esos años 80, la televisión se había convertido en el gran negocio, al hacer posible
audiencias masivas con peladores de cualquier peso. Es decir, ya las estelares no
necesitaban de peleadores de gran tamaño y peso necesarios para la visual de las grandes
arenas y los grandes públicos que eran indispensables de los 20 a los 70. La televisión y
Sugar Ray Leonard, pesando solo 164 libras, producía más dinero que cualquier peso
pesado de su época. Se abría el camino a los pesos pequeños, solo tenía que tener calidad
y se haría sonar la caja registradora.
Así vinieron a los primeros planos los combates millonarios de De La Hoya, Julio César
Chávez, Roberto “Mano è piedra” Durán, Marvin Hagler y un largo etcétera donde la
excepción serian los pesos pesados, que si los hubo de regular calidad; Tyson, Holyfield,
Lewis. Pero ya cualquier peso podría encabezar una cartelera y generar extraordinarias
ganancias.
Ese sábado, luego de unas preliminares acompañadas de tostitos y quesitos (todo un lujo
hoy día) subieron al ring los gladiadores. En el set anfitrión de televisión, los
presentadores se trajearon en uniformes que recordaban la Billo`s de los años 70`s, pero
de bajo presupuesto; trajes negros y “pajaritas” de colorines. Los expertos solo nos
hablaban de dinero. Frases como “cualquier cosa puede pasar”, “no habría sorpresa con
cualquier resultado”, “las apuestas están para Mayweather pero podría ganar Pacquiao” y
toda suerte de ambigüedades y solo apuntaban a certezas cuando se hablaba de los
dólares en juego. Nadie hablaba de la edad de los boxeadores, que no es la más adecuada
para presentarlos en sus mejores condiciones, ni del ascenso en el peso de ambos, lo cual
limita, disminuye la “pegada” y potencia del boxeador. Ninguno tenía nada que decir. Ni el
equipo criollo, ni el argentino, ni el mexicano. Nada.
A última hora, este martes, apreció Bob Arum informando que Manny Pacquiao habría
peleado con un desgarre del manguito rotador del hombro derecho, por lo cual la comisión
de boxeo de Nevada está obligada a investigar al filipino que estará de baja al menos por
nueve meses. Es grave suponer que el político e ídolo nacional de Filipinas haya subido
lesionado al ring en conchupancia con el hampón de Arum. Es grave pero posible.
Este enorme fraude me hizo recordar a Caritos González. Fue “Carlitos” un comentarista
sui generis, por honesto y valiente. Su imitador fundamental: Onorio Torrealba, tomaba
para su caracterización frases que lo definían: “Que me lleven ante un tribunal, pero....”y
venia el argumento polémico, o “Aunque se moleste la Señora Mayweather, ese lo que
esta es corriendo”. Su entrega invocaba un conocimiento profundo de lo que decía, amor
y respeto por la disciplina, por el público y por el deporte.
Recuerdo que una vez contaba Carlitos, recordando al legendario y ocurrente pitcher
negro Satchel Paige, quien por la discriminación racial llegara a las grandes ligas a los 42
años de edad, la oportunidad en que le tocó enfrentar a Ted Williams, seguro uno de los
mejores bateadores de todos los tiempos. Era una calurosa mañana y abría el inning Ted
Williams al bate. A la voz de “play ball” Paige no contesto, se limito a mirar hacia el
dogout de los Medias Rojas de Boston (equipo de Williams). El árbitro llamo de nuevo a
juego y Satchel Paige volvió a mirar al dogout de los Medias Rojas. Entonces el árbitro se
aproximó a la lomita y le preguntó a Paige si acontecía algo. Paige lo vio y volviendo la
vista al dogout del Boston dijo: “Estoy esperando si alguien telefonea a Ted Williams, a
ver si no tengo que recibir un tablazo hoy”.
Creo que el negro Paige, con esta ocurrencia fue más honesto que todo el negocio del
boxeo de hoy. Y mucho más entretenido.