Guion Tue Tue

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(Música)

Narrador:
Robles, coihues, grandes álamos, cipreses y una que otra araucaria poblaban los cerros de la alejada
localidad sureña, tal cantidad de árboles y vegetación dificultaban el paso de la luz, haciendo que los
caminos se oscurecieran incluso antes del ocaso. Un pequeño río surcaba entre los montes y permitía
refrescarse en las tardes calurosas del verano, caminos angostos, ocultos entre los árboles y la maleza
sólo se podían transitar a lomo de caballo, las casas estaban muy distanciadas unas de otras, si conocías
bien el lugar podías encontrar muchos atajos y pasos que, aunque peligrosos, permitían trasladarse con
mayor rapidez. De este modo las visitas entre los vecinos no era cosa fácil y había que planificar muy
bien el viaje para que la noche no llegara en medio de la travesía.

En las tardes, con frecuencia, soplaba un extraño viento que al circular entre los montes y bosques
simulaba el charlar de personas, los locales decían que eran los brujos planificando, en secreto, alguna
conspiración, por estas razones y por el misterio que rodeaba al pueblo, es que todos, cautamente, se
guardaban en sus casas antes de la puesta del sol.

(Dos relinchos de caballo), (sonidos de campo de fondo mientras hablan)


Javiera:
Shhit, haaaa, tranquila, tranquila, te vamo’a curar, sujétela bien don Ramon………..Sí, es una herida
profunda há, ¿sabe cómo se la hizo?

Don Ramon:
Tiene que haber ido al bajo de continuo estas yeguas porfiás van a pastar allá puh, los futres han puesto
muchos cierros de púas y hay unas zanjas muy re-peligrosas.

Javiera:
Tengo que ponerle un par de puntos, pero antes vamos a limpiar la herida, shit haa, tranquila no tengas
miedo, vas a estar bien (relincho)

(música de miedo)
Narrador:
El amor que sentía Javiera por los animales, la había llevado a estudiar la carrera que tanto le
apasionaba, veterinaria. Aún preparaba su tesis, pero estaba tan ansiosa de poner en práctica sus
conocimientos que había decidido pasar las vacaciones en un pueblo apartado del sur, en casa de sus
padrinos y ofrecer sus servicios en los alrededores, de manera voluntaria.
(relincho)
Javiera:
¡Mire! ¿qué le parece señora Juana? su yegua queó como nueva.

Sra. Juana:
¡Ay! joven Javiera gracias, muchas gracias, usted sabe qu’ella es mi regalona poh, y ahora ¿cómo le
pueo pagar?

Javiera:
Cómo se le ocurre, no si no me debe naaa.

Sra. Juana:
Entonces al menos queese a almorzar con nosotros

Don Ramón:
Si pue, no nos vaya hacer un desaire puh.

Javiera:
No puedo don Ramón, mañana cuando venga a cambiarle el vendaje a la yegua, me quedo con ustees,
se lo prometo, pero hoy imposible me comprometí visitar el rancho de la señora Ernestina, tiene un
bovino enfermo.

Don Ramón:
Pero esa ‘eñora vie re’lejazo, al otro lao el monte ¡pueh!

Javiera:
aah! en mi bici no me demoro naá

Don Ramón:
Vaya en caallo será mejor, en esas patas de alambre con las que anda por aquí, no sirven de naa poh.

Javiera:
ah aha ah, yo vengo de la ciudad don Ramón y a los caballos no los domino mucho, les tengo respeto.
Sra. Juana:
Lo que debería respetar es la hora pues mi’ja, no se le vaya a ocurrir andar de noche por esos laos
nomás.

Javiera:
mmmm, ¿por qué?

Don Ramón:
Haga caso lo que le hice la ‘eñora, si se le hace tarde es mejor que se quee por allá.

Narrador:
Las recomendaciones de los campesinos eran más bien una advertencia, que Javiera no alcanzó a
comprender, estuvo tan entusiasmada atendiendo a los animales que no se dio ni cuenta cuándo
empezó a oscurecer.

(sonido relincho)
Javiera:
Señora Ernestina, me tengo que ir, pero para su tranquilidad los animales ya están bien ya, de todas
maneras, mañana me doy otra vuelta para echarles una miradita.

Sra. Ernestina:
Gracias Javierita, claro que mañana véngase más temprano… no es bueno que regrese tan tarde por
un camino que no conoce.

Javiera:
Sí lo conozco o cómo cree que llegue hasta aquí.

Claudio:
Lo conoce de día pues, pero de noche cambia.

Sra. Ernestina:
Mi hijo tiene razón, vaya vaya niño, acompañe a la doctora hasta el Atajo
Narrador:
Claudio, el hijo de Ernestina, era un joven de carácter reservado, algo tímido quizás, lo acompañó hasta
el sector del camino, que llamaban el atajo.

(sonido de grillos)
Javiera:
¿Tú siempre has vivido por acá?

Claudio:
Sí siempre

Javiera:
¿Y a toos les da tanto temor salir de noche?

Claudio:
A mí no puh, pero igual no me gustaría encontrarme con él

Javiera: ¿con quién?

Claudio:
Nop, es mejor no nombrarlo, cuando uno lo hace es como si escuchara

Javiera:
Jajaja…no me digas qué crees en apariciones y esas cosas, ¿Por qué a eso te refieres, no?

Claudio:
No, ¿Cómo no voy a creer? si ha tirado maldiciones a muchos, en este pueblo.

Javiera:
¿Y quién se supone que es?

Claudio:
Dicen que es una persona, que puede convertirse en cualquier cosa, tiene ese poder… es un brujo y
nadie ha podido saber quién es.
Javiera:
¿Tú lo has visto?

Claudio:
Hasta aquí llegó yo, ese es el atajo, al fondo está el callejón de Los Sauces, doble a su derecha y por
ese camino llega a su casa.

Javiera:
Bien, pero no respondiste a mi pregunta, ¿lo has visto?

Claudio:
Lo he escuchado, por eso si oye algo raro, no se detenga, porque quiere decir que anda cerca.

Narrador:
Javiera se quedó un momento pensando en los temores de Claudio y luego meneando la cabeza como
una manera de espantar lo que para ella era sólo imaginería popular, se subió a su bicicleta y pedaleó
en dirección al lugar que le había señalado, (sonido de bicicleta)… por el lugar no rondaba ni un alma,
la quietud de la noche sólo se rompió con el casco de caballos galopando a lo lejos.
El galope poco a poco se empezó a sentir más cerca entrando por el camino, lo que obligó a Javiera a
virar hacia un costado, para dejarlos pasar, (galope de caballos)… pero al hacerlo no vio nada y al mirar
hacia atrás no había nadie, el galope había desaparecido, extrañada se detuvo.

(sonido grillos)
Javiera:
¿Qué raro y donde se metieron?

Narrador:
Por un segundo pudo percibir, con todos sus sentidos, la soledad del lugar, una sensación de desamparo
la invadió, ensimismada en sus emociones de pronto retumbaron en su memoria las palabras de Claudio

Claudio:
Por eso, si ve algo raro no se detenga, porqué quiere decir que anda cerca
Narrador:
Javiera sintió la urgencia de salir de ahí y de llegar cuanto antes a la casa de sus padrinos, se subió a
la bicicleta y empezó a pedalear con rapidez, pero extrañamente sus pedaleos se volvieron lentos
pesados, como si una fuerza invisible le impidiera avanzar. (Sonido de bicicleta )

Javiera:
¿Qué pasa por que no puedo?

(ruido al graznar de un pájaro tue tue)


Javiera:
Haha… (grito) (sonido tue tue)

Narrador:
Javiera aterrada pedaleó más fuerte mientras sentía que el corazón se le salía por la boca, (sonido latir
del corazón) el graznido del pájaro lo sentía justo sobre su cabeza, (sonido tue tue)…lo que había dicho
el muchacho era verdad, lo que faltaba por saber era que ese grito fatídico, burlesco, era del temido tue
tue (cortina música de misterio)

(Ladridos de perros amigables)


Madrina de Javiera:
Ahijaa mira cómo viene ¿qué le pasó mijita?

Javiera:
Nada madrina es que me vine rápido y me caí

Narrador:
Javiera jamás se percató de la mirada secreta que cruzó su madrina con su hija Roxana

Roxana:
A lo mejor si toma la sopa caliente. Por ahí, se le devuelve el alma al cuerpo, es que se ve tan pálida.

Javiera:
No, no, no, prefiero ir a dormir gracias, con permiso buenas noches madrina.
Madrina de Javiera:
Buenas noches mihijita. Que duermas bien

Narrador:
Javiera, cruzó hasta el fondo del patio a una pieza de madera que sus padrinos habían habilitado para
ella (sonido de la puerta) y ahí se encerró en sus cuatro paredes tratando de comprender lo vivido,
pasaron las horas y un manto de quietud se posó en el lugar pero lo que parecía silencio no era tal, unas
voces muy por lo bajo se escuchaban en la pieza de su padrino

(ruido de voces cuchicheando)


Javiera:
¿Qué están haciendo? parece que estuvieran en una reunión, pero a esta hora.

(Ruido de animales de campo y pájaros)


Javiera:
Buenos días, Buenos días Padrino.

Padrino de Javiera:
Buenos días ahijada tan temprano que la vemos por acá ¿Cómo es la cosa usted viene a descansar o
a trabajar?

Javiera:
Las dos pues padrino

Padrino:
Porque yo la vi ayer hasta re-tarde tonteando con los animales, a propósito supe qué pasó un susto re-
grande por el atajo.

Javiera:
¿Cómo lo supo padrino?

Padrino:
Un pajarito me lo contó
Narrador:
Al recordar el momento las manos de Javiera se pusieron a temblar y el tazón de leche cayó
rompiéndose en el suelo

(sonido cristal quebrado)


Javiera:
Es verdad padrino, pero prefiero no hablar de eso.

Padrino:
Podría hasta apostar que no pudo ni dormir ahijada

Javiera:
Usted no me dejó padrino.

Padrino:
¿Qué, yo? ah!

Madrina:
¿Y por qué lo dice, hija?

Javiera:
Porque habló toda la noche, ¿con quién estaba, quiénes eran?, estuve a punto de tocar la ventana.

Madrina:
Ni se le ocurra, si escucha algo es mejor que no se acerque, se puede asustar, él habla dormido siempre
lo hace.

Javiera:
Qué raro… me pareció escuchar a otras personas.

Madrina:
Para que vea pues ahijada, lo que parece ser nunca es.
Narrador:
Javiera estuvo todo ese día como distraída pensando cuánto le había afectado lo ocurrido la noche
anterior, el viejo Ramón la estuvo observando algunos minutos mientras curaba a la yegua y se dio
cuenta que algo le preocupaba

(Relincho)
Don Ramón:
¿Qué pasa doctora?

Javiera:
Todo está bien Don Ramón, la herida está cicatrizando.

Don Ramón:
No le preguntaba por la yegua, desde que llegó me di cuenta que anda como en la luna, a usted le pasa
algo.

Javiera:
Es que anoche no dormí muy bien creo que estoy cansada, … hoy me quiero ir a acostar temprano.

Doña Ernestina:
La comida está lista

Don Ramón:
Vamos entonces, cene con nosotros y después se va.

Narrador:
Salieron del corral hacia la casa, para deleitarse con la sabrosa comida sureña de doña Ernestina,…pero
al cruzar por unos álamos Javiera se extrañó de ver sobre una piedra algo que parecía a una montura.

(sonido animales de campo)


Javiera:
¿Y esta montura Don Ramón por qué la tiene fuera del corral?
Don Ramón:
¿Cuál?

Javiera:
Está pues, la que está allí.

Narrador:
Javiera al acercarse, la montura lanzó un graznido feroz, se transformó un pájaro y desapareció.

(sonido pájaro tue tue)


Don Ramón:
Ave María la virgen nos proteja entre pa’la casa mija, entre para casa, lo que vio afuera es uno de ellos…
esos son así dicen que se pueden transformar en cualquier cosa.

Javiera:
¿Entonces usted también sabía Don Ramón?

Ramón:
Todos en este pueblo,… le llaman el tue tue, es un hombre que sabe de brujería, se convierte en pájaro
y sale volar, dicen que cuando revolotea mucho una misma casa alguien se muere.

Javiera:
Pero… ¿cómo lo hará para convertirse en pájaro?

Ramón:
Ellos tienen sus secretos pue,…hay muchas cosas que uno no imagina, me han contado que se pone
ciertos puntos en la garganta y sale a volar, las orejas las usan como alas.

Javiera:
¡Que increíble!...¿y el cuerpo?

Ramón:
El cuerpo queda tendido en su cama, un cuerpo sin cabeza …esperando a que vuelva.
Javiera:
Todo esto es tan fantástico que casi es imposible de creer.

Don Ramón:
Es que tiene que verlo, así se va a dar cuenta que no son cuentos. La gente para espantarlo le dice que
vuelva al otro día por sal, dicen que vuelve y así descubren quién es el brujo. …Mire yo le voy a decir
algo que no se lo he dicho a nadie, yo sé lo que hay que hacer para que caiga al sueldo cuando anda
revoloteando.

Narrador:
El relato de Ramón y Ernestina no habían dejado indiferente a Javiera quién pedaleo lo más rápido
posible para llegar antes a la casa de sus padrinos, (ruido bicicleta)… ya sabía que la noche era una
amenaza, pero una vez más, no había cautelado el tiempo y se había quedado más de la cuenta
charlando con los dos viejos, al doblar por el callejón otra vez escuchó el horrible graznido del que
llamaban el tue tue. (sonido tue tue) Javiera perdió el equilibrio cayó al suelo, quiso seguir corriendo
pero el pájaro le bloqueó el paso, aterrada recordó el secreto de Don Ramón y armándose de valor sacó
un cortaplumas y lo lanzó a la tierra gritando.

Javiera:
San Cipriano va para arriba San Cipriano para abajo sosteniendo una vela no puedo morir.

Narrador:
Ante el asombro de Javiera, el pájaro con gran fuerza cayó ante sus ojos estrellándose en el suelo.
Javiera temblando de espanto se acercó y al verlo no pudo contener el grito de horror…… en la tierra,
como gimiendo estaba el pájaro, el más horrible que no había visto jamás, era como la cara de un
hombre, arrugada, con dos orejas grandes como alas, la miraba fijo a los ojos como queriendo decir
algo, Javiera no quiso ver más y sacando al cortapluma del suelo, corrió. El pájaro al segundo emprendió
el vuelo y la siguió.

(sonido tut tue)


Javiera:
Dios mío que se vaya que se vaya que se vaya….. Vuelve mañana por sal.
Narrador:
A la mañana siguiente cuando Javiera despertó pensó que todo había sido un mal sueño.
Dos golpes fuertes sonaron en su puerta, al abrirla parado en el umbral con una leve sonrisa en los
labios, estaba su padrino, a Javiera un frío helado la envolvió.

(sonido de puerta)
Javiera:
¿Padrino, usted aquí?

Padrino:
¿Cómo está ahijada?.. vine por lo que me prometió.

Javiera:
¿Lo que le prometí?

Padrino:
¿Ya no se acuerda?, anoche me dijo que viniera por la sal.

Javiera:
La sal……..Nooooooo (gritó de espanto)

Narrador:
Dicen que el grito de espanto de Javiera se escuchó por todo el valle, es que fue un golpe muy duro,
saber que su padrino, alguien tan cercano como de la misma familia era el mismísimo de tue tue. El
pájaro brujo que anuncia desgracias

Esta fue nuestra adaptación de “El tue tue”. Del ciclo Cuentos de misterio
Una serie de ficción inspirada en leyendas y relatos de terror de las distintas regiones de Chile.
Proyecto financiado por Fondart y transmitido por la radio agricultura durante 2008.
Libretos, dirección y producción: Sandra Cepeda y Paulina Correa

Muchas gracias pueden retirarse las vendas y abrir lentamente los ojos.

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