Liturgia y Tradición Bautista Contemporánea

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Liturgia y tradición bautista contemporánea

por Sergio Ulloa COtros recursos


Introducción

La iglesia bautista tiene como principio fundamental el gobierno de la iglesia local.


Por tanto, cada iglesia local es libre y autónoma de hacer sus liturgias de
acuerdo a la formación teológica de los líderes y la aceptación de la
congregación a esa determinada visión teológica. Por lo tanto, este ensayo
refleja no la postura de una denominación sino de una iglesia local que en su
caminar ha renovado y reformulado su visión litúrgica.

Problemática actual

Hay de adoraciones a adoraciones: hay adoraciones enfermizas, pues no


promueven la salud integral del ser humano. Hay adoraciones evasivas, pues
evaden la realidad que viven y se mantienen sin compromiso por transformarla.
Hay adoraciones de importación, pues no toman en cuenta el contexto cultural e
histórico, más bien copian otras expresiones litúrgicas que son ajenas a su
idiosincrasia. Hay adoraciones de consumo, pues se hace de la fe un objeto de
comercialización, un producto que entra en juego la oferta y la demanda haciendo
de la fe una religión de mercado. Hay adoraciones del espectáculo, pues
convierten el culto en “show”, sustituyendo la ética por la estética. Hay
adoraciones escindidas, pues por un lado las hay exclusivamente racionales de
cara a la represión corporal y por otro lado, las emocionalistas que son guiadas
por criterios meramente viscerales. Hay adoraciones individualistas, pues solo
importa la relación vertical sin hacer vida en comunidad. Hay adoraciones
ritualistas, pues convierten la vida litúrgica en expresión ceremonial de unos pocos
y no en celebración participativa de un pueblo en fiesta. Podríamos decir que
todas estas manifestaciones en la adoración al Dios de la Vida, son adoraciones
idolátricas, pues todas ellas, manejan falsas imágenes de Dios, proyectando sus
propios intereses e ideologías por encima de la Revelación bíblica.

Ante esta problemática, ¿cómo celebrar al Dios de la Vida sin caer en estas
expresiones de adoración idolátrica? Y también hemos de plantearnos ¿cómo
adorar a Dios con significativos cimientos bíblico-teológicos, donde se pueda
expresar plenamente y con arte nuestra propia cultura? ¿Cuáles son los criterios
pastorales de nuestras liturgias?

Definición de liturgia

Entenderemos por liturgia la respuesta intencional de la congregación a Dios.


Donde se expresa todo lo que viven los congregantes. Es la reflexión acerca de la
presencia y actividad de Dios que ha experimentado la congregación. Así se forma
como el conjunto de acciones, símbolos, gestos, mensajes, por cuyo medio la
comunidad de fe expresa y manifiesta su adoración a Dios. La adoración ha de
fundamentarse en verdades bíblicas. Primero, en el hecho de que Dios ya ha
venido a nosotros en JesuCristo (2 Co. 5:19). Además, con una ética comunitaria
de cara al Reino de Dios y su Justicia (Mateo 6:33).

Acercamiento bíblico teológico de la liturgia bautista local:

1.- El lugar de adoración.

Es un desafío hacer del lugar donde se revela el Dios de la historia un lugar de


paz, de reconciliación, de inclusión y de esperanza para que todos los pobres y
excluidos puedan ser humanizados. Nosotros como bautistas no queremos que
los santuarios –como el de Jerusalén- se conviertan en “cueva de ladrones” y
signo de exclusión y relaciones humanas fragmentadas sino santuarios como
signos de las nuevas relaciones que rompen todo tipo de barreras como sexismos,
racismos y estratificaciones derivadas de la injusticia socio-económica.

2.- Participación comunitaria

Al pueblo no solo se le invita al culto a ver o simplemente asistir en el asombro de


un espectáculo bello. La respuesta que el pueblo da no surge a partir de la belleza
sino de la profunda participación del pueblo en gratitud y alabanza. Es el sentir del
corazón y del alma lo que hace bella la respuesta.

En el culto, no todo reposa en un solo personaje, sino descansa en la comunidad


que no sólo asiste pasivamente, sino que su asistencia ferviente. No solo es
suficiente su presencia sino su acción y su actitud, no sólo ocupar un lugar, sino
alabar y orar, habitar y permanecer. Por ello, el culto no es ceremonia sino
celebración. Esto significa que su fin primario es celebrar el encuentro de Dios y
su pueblo. En el culto no hay celebrante individual sino una comunidad en fiesta,
que con un mismo sentir y actuar realiza su participación según sus dones y
ministerios.

3.- Implicaciones éticas del adorar

Como bautistas creemos que es importante articular en nuestro contexto las


implicaciones éticas de adorar al Señor. Ciertamente se cultiva una ética personal
pero también una ética social. Para muestra de una articulación basada en una
ética personal nos basta un botón. El salmo 15 comienza con una pregunta:
“¿Quién podrá habitar en el encuentro con Dios?” Luego viene la respuesta, que
podríamos desglosar en diez puntos, todos en el área de la ética. Habla de andar
en integridad y hacer justicia, de hablar la verdad, de no calumniar, de no hacer
mal al prójimo, ni admitir reproches contra sus vecinos. Habla de tener un criterio
para dar honra a la gente: menospreciar al vil y honrar al que teme a Dios. Habla
de tener palabra y cumplir los compromisos, y de usar el dinero para bendición y
no para la opresión de los más débiles. Habla de no prestarse para herir al
inocente.
Y también hay implicaciones de una ética social del adorador. Como el de hacer
del lugar de adoración un espacio para humanizar y para romper las barreras de
exclusión. Como el de ensanchar los lazos filiales para formar parte de una familia
más extensa que la familia “carnal”. Como participar en la vida de otros, sobre
todo en su sufrimiento y dolor. Como el de levantar la “voz profética” para expresar
la crítica de dios a una realidad que domina y domestica a los seres humanos.
Como el de celebrar anticipadamente, desafiando la realidad que se levanta como
la última palabra.

4.- El culto como expresión anti-idolátrica:

Creemos que la adoración al Dios verdadero se lleva a cabo con un estilo de vida
anti-idolátrico. La adoración verdadera es vivir la vida de rodillas frente a Dios (en
actitud de reverente entrega), y de pie frente a los ídolos del mundo (en actitud de
valiente desafío).El Señor JesuCristo se enfrentó a todos los poderes idolátricos
en su vida y hasta su muerte. (Col. 2: 14-15). El es el Dios de la historia, Creador
del universo manifestado en carne, y que por su opción por el Reino ha rechazado
todo poder idolátrico: (El poder económico como poder para acumular el poder
político como poder para dominar y someter y el poder ideológico como poder
para demostrar y tener capacidad de arrastre) Al seguirle participamos de su lucha
y entendemos que la adoración al Dios verdadero tiene mucho que ver con la
ética, es decir, con el modo que nos comprometemos a construir las señales de
vida en medio de aquello que atenta contra ella.

5.- Adoración en “espíritu y en verdad”.

Como bautistas creemos que hemos de adorar en “espíritu y en verdad”. Es decir,


adorar según el Espíritu de Jesucristo. Nosotros entendemos que su espíritu
manifiesta un carácter liberador de Dios, por lo tanto es el Dios que afirma la vida,
y el Espíritu Santo afirma la visión de trabajar por el Reino de Dios y su justicia (de
acuerdo a como JesuCristo mira la vida). Es adoración verdadera, servicio
responsable y voluntario al Dios vivo y a su proyecto para con el mundo.

Adorar en “espíritu y en verdad” es hacerle frente al mundo con sus valores


mercantilistas y violentos y no participar en sus criterios mentirosos sobre lo que
es “de mejor calidad” o “más competitivo en el mercado” porque para adorar al
Dios revelado en JesuCristo, lo mejor es lo sincero, lo pobre de espíritu, lo de
limpio corazón, lo que se sufre transformadoramente, lo que es para la paz y la
justicia, lo que despierta el rechazo y la persecución del mundo por la causa del
Señor es decir, lo que nos permita ver al mundo como lo ve el Señor JesuCristo
(Mt. 5:1-12). Es verlo con los ojos del pobre.

Acercamiento Histórico

a. Los bautistas en la cultura mexicana


La historia de los bautistas en México, se nos presenta como un movimiento
que proviene del exterior a la sociedad y cultura mexicana, que puede trazar
sus raíces históricas en el movimiento llamado “Landmarkismo”. Quiero
rescatar solamente dos elementos que de este movimiento hemos heredado y que
ha repercutido enormemente en las liturgias de los bautistas en México:

1. El individualismo bautista

Gran parte de los bautistas han sostenido el concepto teológico llamado: “La
Competencia del Alma”. Término acuñado por el teólogo bautista de los Estados
Unidos de Norteamerica, Edgar Y. Mullins, quien fallece en el año de 1929, pero
cuyas ideas prevalecieron en su país medio siglo más, y entre un buen número de
los bautistas mexicanos, hasta nuestros días. En su libro: “Axiomas de
Religión”, establecía que una relación sin mediación puede ser un verdadero
fin el propósito para el cual Dios dio la competencia del alma, concebida por
los bautistas como una comunión con Dios sin mediación alguna. La Biblia
es indispensable para esa comunión, pero ésta no se considera un
verdadero mediador. Afirmaba que la Biblia es propia, personal y no algo
externo a uno mismo, como los sacramentos de Lutero. La Biblia se
encuentra en el interior de uno mismo con el espíritu santo. Aquí, es la
inmediatez del Espíritu santo lo que hace que la Biblia tenga significado.
Esta afirmación tiene un elemento de aislamiento y de intensa
individualización. Por eso, Mullins afirma que “lo que sabemos con mayor
certeza son los hechos de la experiencia interior” 3 Así, la vitalidad de la fe
bautista era su carácter personal, subjetivo y empírico. De esta manera, la
experiencia de conocer a Jesús en un encuentro solitario, tiene prioridad
sobre el culto público y cualquier tipo de mediación.

En la “Luz Bautista” de junio de 1983, se publicó un artículo que escribiera el


historiador bautista mexicano, Cosme Montemayor declarando lo siguiente:

“La competencia del alma excluye cualquier acto ceremonial o institucional que se
anteponga entre Dios y el hombre tales como el bautismo de infantes, la
confesión, confirmación y las jerarquías eclesiásticas. Y más aún: también excluye
la participación de padrinos en la ejecución de actos religiosos, porque esos
padrinos invalidan el valor de la persona y opaca el gran significado de la
competencia del alma en la religión”

De la misma manera, el pastor Hector Rodríguez, de Delicias Chihuahua, escribe


en la “Luz bautista” de enero de 1983, un artículo titulado: “La consagración
cristiana”. Declara lo siguiente:

La consagración tiene tres pasos bien claros y delineados: 1. Ofrecer una entrega
personal a Dios. 2. Llenarse de Dios con una disposición personal, y 3.
Consumirse en un servicio personal a Dios. Lejos de llenarse personalmente de
Dios, algunas personas se llenan de diplomas, sabiduría humana y otras
vanidades”.

Pero más contundente es lo que escribe el hno. Aurelio Gutiérrez en la “Luz


Bautista” de diciembre de 1983, que al reflexionar sobre el encuentro de Moisés
con Jehová en el desierto dice:

“Por largos años, Moisés vivió como un proscrito en la soledad del desierto. La
soledad del desierto y el resplandor del palacio del Faraón eran dos mundos
contrapuestos...En el desierto, aquella luz le eclipsó, no tenía con quien
compartirla, no tenía con quien dialogar. Desesperado huyó del palacio y buscó
refugio en la soledad del desierto, y, después de muchos años alcanzó la cumbre
en donde el aire es más puro, la brisa más delicada y la visión más amplia en
donde el alma se recrea divisando un horizonte sin sombras. Allí vió una zarza
plena de amistad que invita al solitario a dialogar con Dios. Estaba sólo. El
ambiente humano lo había decepcionado, ahora busca el misterio del Logos.”

2. Identidad de la mujer bautista

Sabemos que en las creencias bautistas, tanto el hombre como la mujer tienen
derecho, por gracia divina, a la nueva creación, al perdón de los pecados, a la
incorporación a la comunidad de creyentes y al sacerdocio de todos los santos.
Sin embargo, en la práctica y en las formas de reproducción de las relaciones
hombre-mujer en la vida cotidiana como en la vida interior de las iglesias, existe un
extraordinario paralelismo con las formas de reproducción de las relaciones
hombre-mujer en la cultura mexicana. Así, el pastor Jorge Ramírez, escribe en la
“Luz Bautista” de noviembre de 1989 una severa advertencia a todas las mujeres
bautistas:

“Es necesario que todas las mujeres y en especial las señoritas, cubran
debidamente sus cuerpos, puesto que al usar escotes pronunciados y faldas
cortas, cuando ingresan al templo son ocasión de tentación de los hombres que
irremediablemente fijarán sus vistas en tan desprotegidos cuerpos, causando con
ello malos pensamientos y ofensa a Dios”.

Un pastor afirmaba en 1984, durante un sermón en la semana de la familia: “La


mujer bautista debe reconocer que no puede ver (interpretar) el mundo, sino a
través de los ojos del varón” De la misma manera, el hno. Ruby Vargas escribe un
artículo en la “Luz Bautista” de febrero de 1986, titulado: “Cómo ganar a su
esposo”. Dice, entre otras cosas:

“Trate de complacerlo en todo y al hacerlo ganará su favor. Pero lo más


importante es que le inspire gozo y placer con el solo hecho de estar junto a él...La
mayoría de los hombres frustrados no están así por causa de fracasos
vocacionales o educacionales, sino por causa de las esposas que no los respetan
lo suficiente como para someterse a ellos”

En una liturgia bautista, la mayoría de las mujeres carecen de voz. Todo lo que
ellas dicen o interpretan, todos sus propósitos se manejan mediante el discurso
indirecto. “Que la mujer calle en la iglesia y si quiere saber algo, que pregunte a su
esposo en la casa”. Parece que, como a muchas mujeres mexicanas, también a
las mujeres bautistas les pasó lo mismo: “Tienen voz, pero no son dueñas del
relato”.

Acercamiento Teológico.

Los bautistas tenemos como mínimo tres criterios para hacer un buen ejercicio
teológico al adorar:

* La conformidad con el testimonio de JesuCristo en la Palabra de Dios. Es decir,


que el culto refleje a la persona del verdadero JesuCristo, y no a imágenes falsas
de Jesús. Además, que el culto sea una confesión pública de que creemos, según
los testigos bíblicos, que JesuCristo es el Libertador, el Sanador y Constructor de
nuestras vidas, el Dios verdadero, y la Vida eterna (1 Jn. 5:20).

* La conexión con la realidad. El culto debe tocar la realidad de la iglesia local y


del mundo que nos rodea. No podemos escaparnos al más allá. Hay que ver la
vida y el mundo entero como lo ve el Señor, adorándole “en espíritu y en verdad”
conjugado con una lectura de “los signos de los tiempos”.

* Lo que decimos sobre Dios. No sólo el modo en que ordenamos el culto o la


manera de llevarlo a cabo son afirmaciones teológicas, también la actitud con la
que nos acercamos a Dios refleja nuestro entendimiento sobre Dios: si es que le
venimos a adorar, o sólo a adular.

Acercamiento Pastoral

Muy bien sabemos la importancia que tienen los medios masivos de comunicación
en nuestra cultura. Ya en las expresiones religiosas está teniendo su impacto.
Iglesias no sólo trabajan sus estrategias para usar los medios masivos de
comunicación sino que hoy existe el fenómeno inverso: la incorporación de la
cultura de los medios masivos al rito religioso, a la experiencia comunitaria del
culto donde se apropian de otros discursos que no necesariamente proceden de lo
sagrado.

“La liturgia es más espectacular. Elementos del mundo televisivo, incluso las
grandes locaciones, el decorado, la ubicación de los equipos electrónicos, el
sonidista que controla el audio, el retroproyector que sustituye a los himnarios y
los instrumentos musicales electrónicos, son entre otras apropiaciones directas de
la tecnología de los medios y los símbolos de la industria audiovisual. La
animación del pastor o líder que conduce el culto nos habla de una puesta en
escena. Un nuevo ritual modifica la tradicional ceremonia del culto evangélico. Los
predicadores ceremoniosos son reemplazados por el pastor-conductor, por la
palabra estridente, por los aplausos y cantos entonados con ritmos foráneos
ajenos a nuestra idiosincrasia. El discurso musical es también un elemento clave.
La renovación de la alabanza ha traído consigo la aparición de compositores y
cantantes de habla hispana, que han creado su propio circuito comercial.
Cantantes como Marcos Witt y Juan Carlos Alvarado desde hace años producen
canciones que hoy se cantan en casi todas las congregaciones evangélicas.
Cantar los últimos éxitos es estar sintonizado con el ranking musical evangélico.
Esta música se caracteriza por tener melodías muy simples, sin mucha
elaboración, con letras que repiten el mismo tema sin muchas pretensiones
teológicas. Las imágenes más usadas son del Dios Rey, el Poderoso, el Fuerte de
Israel es decir, las imágenes del poder.”

Ciertamente estamos viviendo no sólo en una época de cambios sino en un


cambio de época. Y este cambio de época, llamada por muchos posmodernidad,
se está manifestando con por lo menos cinco tendencias que obligan a repensar y
ubicar nuestras liturgias hoy:

1. Globalización

Surge una nueva etapa en la economía capitalista. Hegemonía del capitalismo


neo-liberal. Llega una etapa donde la internacionalización de los productos es lo
importante (Tratado de libre comercio). Desaparecen los productos nacionales.
Todos los productos ya están por todos lados. El Mercado es un dios que regula
todo.

Ante una realidad globalizada, donde el nuevo ídolo es el mercado, la gran


tentación es entender la experiencia de Dios en clave de mercado, en el que Dios
acaba siendo el máximo negociante, el primer sabio en compra-venta. Hacer de la
fe una religión de consumo y de mercado, un objeto de comercialización, un
producto que entra al juego de la oferta y de la demanda, es convertir la
experiencia evangélica en fuente de codicia:

“Hay cristianos que buscan el dinero y quieren conseguirlo utilizando para ello el
evangelio. La iglesia se convierte de ese modo en una especie de mercado donde
predicadores y ministros, reformadores o tradicionales, buscan la manera de sacar
ventaja del mensaje.” 2

2. Multiculturalismo

Este nuevo fenómeno apunta para que las culturas puras desaparezcan. Las ideas
antiguas con las modernas se fusionan. Todas las culturas están en evolución.
Surge una nueva realidad que son las Culturas Híbridas. ¿Y qué es el New age
sino la hibridización de las espiritualidades? En el caso hispano tenemos el
ejemplo de un hombre llamado Walter Mercado. Este hombre representa al
multiculturalismo espiritual donde se mezcla de todas las culturas religiosas y no
religiosas todo tipo de espiritualidad para “orientar a la vida”. A esto se le ha
llamado: Pan-Espiritualidad. La gran tentación en la renovación de nuestras
liturgias es eliminar toda expresión cultural y contextual de cada iglesia local.
Entonces se unidimensionará la experiencia de Dios. Por lo tanto la hibridización
de la fe.

3. Cultura de la Celebridad

Hoy en día son las celebridades las que nos dicen que vestir y que maquillarse.
Son la voz del libre mercado. La fama es el ídolo del famoso. La fama es como
una droga que pone en el centro del universo a las celebridades, favoreciendo así
un narcisismo enfermizo. Esta cultura de la celebridad quiere entrar al terreno de
la fe y de la experiencia cúltica.

Una liturgia sanadora ha de ayudar a las personas a dejar de sentirse el centro del
universo y a renunciar a la carga de la autoadoración. Desgraciadamente, quien
pretende ser celebridad es una persona narcisista en extremo y por lo común
torna la adoración en autoadoración, pervirtiendo la adoración en una orgía
narcisista.

Por el contrario, adorar al Dios de la vida, escuchar los testimonios de otros, orar
con las oraciones de los demás, nos ayuda a dejar de estar en el centro y de
idolatrarnos. En el culto no se va a alimentar la grandeza de nadie. Aún, cuando
celebramos la grandeza de Dios, lo hacemos como medio y no como fin en sí
mismo. Es grandeza en el amor, en el perdón, en la reconciliación y sobre todo en
la salvación. En la liturgia, la comunidad debe aprender a rendirse al Señor en una
genuina humildad y disposición a amar si es que se quiere sanar.

Dice Dietrich Bonhoeffer, “La iglesia no necesita de personalidades brillantes sino


de fieles siervos de Jesucristo”. 3 Hoy en día, los cultos de adoración adolecen
porque sus líderes tienen un afán protagónico. Se convierten en “show-man”.
Seres de espectáculo. Esta cultura ha hecho su labor en la conciencia de los
líderes. Se idolatran las personalidades enfermizas. Se impone su narcisismo
sobre la experiencia litúrgica. “Somos nosotros las pequeñas estrellitas de la
farándula de nuestra dominación”. Por ello, hoy más que nunca hemos de
propiciar un culto de adoración donde lo importante no sea el predicador sino la
predicación, no el director de canto sino el canto congregacional, no el orador sino
la oración ferviente. Una liturgia que no fomente la cultura de la celebridad sino
una cultura de la celebración comunitaria.

4. La Hiper-Realidad

Otra característica de este cambio de época se manifiesta por la fuerza de una


imagen que pretende ser más real que la realidad. Hoy, la cibernética ha
desarrollado imágenes que son más reales que lo real: Por ejemplo, el cine.
Donde el simulacro sustituye la realidad. De tal manera que hemos perdido la
sensibilidad para distinguir entre la realidad y lo fantasioso. También la línea entre
lo que es ficción y lo que es real ya no se distingue fácilmente.

Si hoy es más difícil comprender la realidad es porque en mucho las políticas de


los poderosos que usan los medios de comunicación, la utilizan para disfrazar y
velar la realidad. Por esta influencia social, hoy es más fácil comprarse una
imagen que vivir en autenticidad.

La gran tentación para nuestras liturgias hoy es construir simulacros religiosos.


Hay líderes religiosos que son simulacros pero parecen reales. La línea entre
entretenimiento y evangelización se ha borrado, un ejemplo de ello son los tele-
evangelizadores. Los líderes religiosos se convierten en “entreteiners”. ¿Cómo
distinguir entre un simulacro y una realidad, más cuando la imagen se idolatra?.

5. Los no Lugares, Espacios del anonimato

Son los centros comerciales. Es la despersonalización del mundo. Hoy vivimos en


la era de las máquinas de dinero los Mc’Donals, los Estadios, el Metro, las
maquinitas de juego, los cines. Aquí la tentación es hacer de la iglesia un no-lugar.
Son las mega-iglesias los nuevos “Mall”, los centros comerciales, las galerías de la
fe. Hay toda una variedad de servicios. En las mega-iglesias hay una iglesita
dentro de la Iglesia: donde el pastor sólo pastorea a los líderes y a su equipo. Más
aún con la filosofía empresarial de “Calidad total” se trata a la congregación como
clientela.

Hoy tenemos que afirmar la Comunidad. En el “Mall” religioso hay un espectáculo,


y más diversidad pero no se pastorea con calidad de vida sino con calidad
comercial. La cosificación y el anonimato de la fe es un peligro para la
construcción de una comunidad de fe de cara al Reino de Dios y su justicia.

Un Desafío desde nuestra realidad y un llamado urgente.

Estamos conscientes de la situación que viven algunas de nuestras iglesias y


convenciones para las cuales la adoración ha sido tema de debate, razón de
conflictos y causa de lamentables divisiones. Los bautistas latinoamericanos,
herederos de una rica tradición litúrgica, estamos enfrentando cambios de un
tiempo nuevo, caracterizados, entre otras cosas, por diferentes formas de
religiosidad y expresiones nuevas de espiritualidad y de culto. Es en este nuevo
contexto cultural y religioso, que nos preguntamos con sinceridad delante del
Señor lo que significa adorarlo “en Espíritu y en verdad”. Por otro lado, nos
preocupa la decadencia moral, la pérdida de los valores y la crisis social y política
de nuestro continente. En vista de la pobreza creciente de nuestros pueblos y de
las terribles situaciones de injusticia, violencia y marginación, nos preguntamos
también qué relación existe entre la adoración a Dios y la preocupación social
entre adorar al Creador y servir a sus criaturas, hechas a su imagen y semejanza
entre la adoración y el compromiso integral con Su reino de paz y de justicia.
Ante esta realidad ¿cuáles serán los retos que la liturgia tiene que enfrentar en
este nuevo siglo que ya ha tocado nuestras puertas? Es necesario trabajar para
comprender que: “El primer espacio donde se revela y manifiesta el misterio divino
es nuestro cuerpo”. 4 Todo pasa por él la risa, el llanto, el movimiento, el canto, el
ritmo, la adoración a Dios. Todos nuestros cuerpos, haciendo el Cuerpo de Cristo
fraternalmente y en comunidad. Este es el primer acto para la renovación litúrgica,
retomar el cuerpo como espacio sagrado.

En tiempos donde el cuerpo se lo reduce a sexo excitante se le explota como


instrumento de trabajo se lo mercantiliza para el consumo se lo extenúa con
torturas, cuando no se le mata violentamente urge respetar y animar el cuerpo
como centro manifestativo y expresivo de los valores del Reino. Y si en la pastoral
de JesuCristo hay una acción para que los cuerpos no tengan dolor, no tengan
miedo, puedan dormir en paz, puedan trabajar con gozo, puedan crear el amor y
vivir el futuro sin angustias y ansiedades entonces se necesita una pastoral
litúrgica liberadora del cuerpo. De ahí la pastoral de JesuCristo de querer formar
un cuerpo nuevo, transformarlo y potenciarlo para que el cuerpo pueda manifestar
ante Dios, su prójimo y ante sí mismo, todo lo que puede, sabe y tiene.

El segundo espacio donde se revela la presencia de Dios, es en nuestro propio


contexto. Esto significa que hemos de reconocernos como hijos e hijas de
nuestros pueblos e ir nutriéndonos de las raíces culturales heredadas de nuestros
ancestros y con una visión universal, en diálogo constante y ecuménico para
comprender mejor la unidad en medio de la diversidad de todo lo creado por Dios.

Nos toca vivir en un mundo más global, donde la informática, la tecnología, los
medios masivos de comunicación y el mercado establecen sus propios códigos y
reglas. Lamentablemente todos estos recursos están siendo utilizados por los
poderosos de la tierra, no para humanizar sino para deshumanizar. No para
construir puentes con los más desprotegidos, sino para sacrificarlos ante el
sistema y marginarlos aún más de su situación. Por ello, se necesita una
renovación litúrgica pero que se sustente y se alimente por una espiritualidad
encarnada y comprometida con los más débiles, pues está en juego la humanidad.
Una renovación litúrgica más humana y más solidaria. Frente a estos sistemas
hemos de desarrollar una cultura del amor y de la vida. Y si podemos trabajar para
dignificar al ser humano, entonces también lo podemos hacer, redimiendo la
música regional y rescatarla de la esclavitud a que la tiene sometida una cultura
melancólica, donde el alcoholismo y la violencia, la apatía y el sin sentido
mantienen al ser humano en dependencia y fatalismo.

Hemos visto también que la adoración es un asunto que conecta la liturgia con
nuestra ética. Por lo tanto, si queremos ser fieles testigos del amor de Dios en este
momento histórico, hay que derribar las falsas imágenes de los ídolos de este
mundo y poner al Dios verdadero en el lugar que le corresponde y en nuestras
vidas. Con todo nuestro ser debemos respaldar lo que dicen nuestros labios en el
culto. Que “Jesús es el Señor”, y no los intereses económicos, políticos o
ideológicos, o cualquier otro ídolo del mundo. Por lo tanto, no podemos reducir la
adoración a un momento de sensualismo dentro del culto. Que abramos los ojos
para ver las implicaciones éticas del adorar. Y que seamos capaces de exaltar a
JesuCristo por encima de todo poder.

Pasos de la liturgia

La liturgia bautista de nuestra iglesia local se basa en cinco pasos fundamentales.


Estos son:

Invocación
Confesión
Intercesión
Proclamación
Adoración

En la Invocación se da la bienvenida a la presencia de Dios y se hace un


llamamiento para que la congregación se disponga a exaltar al Señor con todo el
corazón.

En la Confesión abrimos nuestros corazones en sinceridad y transparencia,


reconociendo que somos seres en proceso de construcción y reconstrucción de
nuestras vidas. También aquí resolvemos nuestros sentimientos de culpabilidad.

En la Intercesión nos hacemos presentes con la comunidad que interpreta mi vida


y yo interpreto la suya con reverencia. Es el momento en que entro
reverentemente en la presencia de mis hermanos, expresando nuestra
responsabilidad para vivir y ayudar a otros.

En la Proclamación nos desafiamos con la palabra a invertir y a generar un nuevo


entendimiento de nuestra vida espiritual, psíquica, social etc. Es proclamación
contextual, pertinente al momento histórico y dicha con voz profética.

En la Adoración respondemos fervientemente a ala acción de Dios en nuestra


historia. Es en la respuesta que ofrecemos la salud que recibimos, por ello
respondemos en compromiso y dedicación personal y comunitaria. Por ello,
después de haber escuchado la Palabra viene la entrega de la ofrenda con
voluntad gozosa.

Referencias bibliográficas

3. Edgar Y. Mullins, Axiomas de Religión, Casa bautista de Publicaciones, el Paso


Texas, 1948, p.53-62

1. Conferencia presentada por nuestra hermana Elizabeth González en el


primer encuentro de CETELA para profesores de liturgia. Julio de 1999 en
Medellín Colombia.
2. Pikaza, Xabier. Antropología Bíblica. Ed. Sígueme, Madrid, 1993. P.333

3. Dietrich Bonhoeffer. Vida En Comunidad, Salamanca, Ediciones Sígueme. 1982


p.37

4. Ajo, Clara Luz. “O Corpo na festa do sagrado”, Tesis Doctoral, UMESP, San
Bernardo do Campo, SP. Brasil, 1998. Pag 14.

http://www.webselah.com/liturgia-y-tradicion-bautista-contemporanea

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