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Tipos de Falacias

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4.4 Falacias de induccién deficiente 471 9. En ese libro melancélico, #I futuro de una éhusion, el doctor Preud, uno de los ititimos grandes tedricos de la clase capitalista europea, expresa con gran clariclad la imposibilidad de la fe religiosa en el hom- bre educado contemporaneo. John Swachey, The Coming Struggle for Power #10. La wampa clésica para cualquier revolucionario siempre es: “;Cual es tw alternativa®”, Pero incluso si se pudiera proporcionar al interrogador un plan detallado, no significa que pudiera utilizarlo; en Ia mayoria de los casos no es sincero en querer saberfo, —Shulamith Firestone, ‘The Dialectic of Sex: The Case for Feminist Revolution. 4.4 Falacias de inducci6n deficiente Algunos errores comunes en el argumento surgen porque las premisas —aun- que pueden no ser totalmente irrelevantes— son inadecuadas para justificar la conclusi6n. Estas son las falacias de induccién deficiente. D1. El argumento por ignorancia (argumento ad ignorantiam) Es falaz argumentar que una proposicién es verdadera simplemente porque no se ha probado que es falsa. Es igualmente falaz argumentar que una pro- posicién es falsa simplemente porque no se ha probado que es verdadera. Sa~ bemos muy bien que muchas proposiciones verdaderas atin no se ha probado que sean verdaderas, y que muchas proposiciones falsas atin no se han pro- bado que sean falsas y, por lo tanto, es evidente que nuestra ignorancia acerca de cémo probar o desaprobar una proposicién no establece su verdad 0 su falsedad. En las ciencias, la apelacién falaz a la ignorancia surge cuando se sostiene que aquello para lo que no hay evidencia es falso sélo por esa razén; pero puede ser que la evidencia esperada no pueda obtenerse, o (quiz4 porque esté muy lejana en espacio o en tiempo) que la evidencia es fisicamente inac- cesible, En la pseudociencia no es poco comin escuchar que alguna propo- sicién (sobre fenémenos psiquicos, por ejemplo) es verdadera porque atin no se ha establecido su falsedad concluyentemente. Un argumento por ignorancia confront6 a Galileo cuyo telescopio ru- dimentario le descubrié, sin lugar a dudas, las montafias y valies de la Luna. Pero aquellos que estaban comprometidos con Ja perfeccién esférica de la luna como una verdad teoldgica no se dejaron persuadir. Esta perfeccién (en- sefiada durante mucho tiempo por Arist6teles y sus discipulos) fue defendida Falacia de induccion deficiente Falacia en fa qu las premises son muy débiles 0 ineficaces para justia a ceonclus. Argumento por ignorancia Falaciaen le que una proposicién se sos tiene como verdadere se porque no se ha probado que s fase, o falsasélo porque no sea probado que es verdadera, También se conoce coma argumento ad ignorartigm. 172 Capitulo 4 Falacias por los criticos cle Galileo, quienes sostuvieron que lo que parecian ser irre- gularidades en la superficie de la Luna en realidad debian estar llenas de una sustancia cristalina invisible, haciéndola, de este modo, una esfera perfecta, Esta hipétesis preserva la perfeccién de la Luna, y Galileo, jno pudo probar que era falsal Expuso el argumento ad ignorantiam presentando otto igual- mente falaz. Sugirié que también podian existic montafas cristalinas tan invi- sibles a nosotros como ef relleno cristalino, que se erigian por encima de aquella envoltura cristalina invisible que rodea la Luna, Sus criticos no pudie- ron probar la falsedad de esta nueva hipétesis. Aquellos que se oponen con fuerza a algtin cambio importante, a menudo se sienten tentados a argilir en contra de ese cambio porque atin no se ha probado que sea viable o seguro. A menudo es imposible ofrecer tal prueba por adelantado, y conminmente lo que lleva a esta objecién es la ignorancia mezclada con temor. Esta apelacion 2 menudo toma la forma de preguntas re- t6ricas que sugieren, pero no aseveran rotundamente, que los cambios pro- puestos estin llenos de un peligro desconocido. Los cambios en las politicas piiblicas pueden ser apoyados, asi como resis- tidos, mediante una apelaci6n a Ja ignorancia. Cuando el gobierno federal de Estados Unidos concedié una exoneraci6n que permitia a Wisconsin reducir los beneficios adicionales que se estaban dando a las madres solteras que gozaban de asistencia social por tener mas de un hijo, se le pregunté al gobernador de Wisconsin si existia alguna evidencia de que las madres solteras estuvieran te- niendo mis hijos simplemente con el fin de obtener el ingreso adicional. Su res puesta, ad ignorantiam, fue ésta: “No, no se tiene. En verdad no se cuenta con > esa informaci6n pero tampoco hay evidencia de lo contrario”. En algunas circunstancias, por supuesto, el hecho de que no se haya tenido cierta evidencia o resultados, atin después de que se han buscado insistente- mente en las formas pensadas para descubrirlos, puede tener una fuerza ar- gumentativa sustancial. Por ejemplo, los nuevos farmacos que estén bajo. prueba, por seguridad normalmente se administran a roedores u otros sujetos animales por tiempos prolongados; la ausencia de cualquier efecto toxico en los animales se considera como evidencia aunque no evidencia concluyente) de que el firmaco probablemente no es t6xico para los seres humanos. La proteccién al consumidor a menudo depende de evidencia de este tipo. EA citeunstancias como ésta confirmamos, no en la ignorancia, sino en el conoci: miento 0 en la conviccién de que si es probable que surja el resultado en cues- tién habrfa surgido en alguno de los casos de prueba. Este uso de la incapacidad para probar la verdad de algo supone que los investigadores son muy habiles, y que muy probablemente habrfan descubierto la evidencia bus- cada si fuera posible. En ocasiones se cometen errores tragicos en este Ambito, pero si el estandar que se establece es demasiado alto —si lo que se requiere és una prueba concluyente de inocuidad que nunca podré ofrecerse— se pri vard a los consumidores de tratamientos médicos valiosos, tratamientos que in- cluso pueden salvar vidas. 44 Folacias de induccién deficiente 173 Del mismo modo, cuando una investigacién de seguridad no proporciona evidencia de la conducta inapropiaca de la persona investigada, seria equivo- cado concluir que la investigacion nos ha dejaco en la ignorancia. Una inves- tigacion meticulosa puede demostrar apropiadamente que esti “libre de culpa’ No sacar una conclusién, en algunos casos, és tanto una falta de razonamiento correcto como lo seria sacar una conclusi6n incorrecta 1a apelacién a a ignorancia es usual y a menudo adecuada en los juicios penales, cuando una persona acusaca, segtin la legislacién estadounidense y el derecho britanico, se presume inocente hasta que se pruebe su culpabilidad. Se adopta este principio porque se reconoce que el error de condenar al ino- cente es mucho mAs grave que el de absolver al culpable —y de este modo, Ja defensa en un caso penal puede sostener legitimamente que si la parte acu- sadora no ha probado culpabilicad mas allé de la duca razonable, el tinico veredicto posible es inocente—. La Suprema Corte de Estados Unidos refrend6 enérgicamente este estindar de prueba en las siguientes palabras: El estandar de la duda razonable... es un excelente instrumento para reducir el riesgo de condenas apoyadas en errores de facto. Este estandar ofrece sustancia concreta para la presuposicién de inocencia —ese principio elemental y axiomstico fundamental cuya aplicacién es la base de la administracion de nuestra justicia penal—"5 Pero esta apelacién a la ignorancia tiene éxito sdlo donde se tiene que asumir la inocencia en ausencia de la prueba de lo contrario; en otros contextos, tal apelacién es en efecto un argumento ad ignorantiam. D2. La apelacién inapropiada a la autoridad (argumento ad verecundiam) En el intento de formarse uno una opinién propia sobre una pregunta dificil © complicada, es completamente razonable guiarse por el juicio de un experto reconocido. Cuando argumentamos que determinada conclusién es correcta con base en que una autoridad experta ha Ilegado al mismo juicio, no come- temos una falacia. De hecho, tal recurso a la autoridad es necesario para la mayorfa de nosotros en muy diversas materias. Por supuesto, el juicio de un experto no constituye una prueba conchryente; los expertos difieren e incluso si estén de acuerdo pueden errar, pero la opinion de un experto es desde luego una manera razonable de apoyar una conclusién. Ia falacia de apelaci6n inapropiada a la autoridad ad verecundiam surge cuando se hace una apelacién a partes que no tienen una autoridad le- gitima en la materia en cuestion. De este modo, en un argumento sobre moral, apelar a las opiniones de Darwin, una destacada autoridad en biologia, seria falaz, como lo serfa apelar a las opiniones de un gran artista como Picasso para llegar a un acuerdo en una discusién econdmica.” Pero debe tenerse Apelacién inapropiads ala autoridad Falacia en la que la conclusion se basa en jo de na su puesta sutoridad que ‘po tiene legtimidad ata recarnar sco ‘cimiento come ex perro en a materia en ‘ueston. También se Feconoce como argumento ad verecundiam,

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