Heilbron - Sapiro - Spivak
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- 2006 -
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Pierre Bourdieu, “La production de la croyance : contribution à une économie des biens symboliques”, Actes de
la recherche en sciences sociales, Nº 13, 1977, pp. 3-43; “Une révolution conservatrice dans l’édition”, Actes de
la recherche en sciences sociales, Nº 126/127, “Édition, Éditeurs (1)”, marzo 1999, pp. 3-28.
4
Nathalie Heinich, “Les traducteurs littéraires: l’art et la profession”. Revue française de sociologie, 25, 1984,
pp. 264-280.
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Los Translation Studies se consolidaron durante los años 1970 y 1980, en encuentros internacionales de
especialistas que se referían, con frecuencia, a los trabajos de los formalistas rusos y sus sucesores. Lo que
generalmente se describe como el “coloquio fundador” tuvo lugar en Lovaina en 1976, cf. James Homes, José
Lambert & André Lefevere (dir.), Literature and Translation: New Perspectives on Literary Studies, Universidad
Católica de Lovaina, 1978, seguido en especial por la fundación, en 1989, de la revista Target: Internacional
Journal of Translation Studies (publicado por John Benjamins Publishers), editado por Gideon Toury y José
Lambert. La etiqueta de Translation Studies, en lugar de “traductología” o “ciencia de la traducción”,
“Uebersetzungswissenschaft” fue propuesta en 1972 por James Holmes, traductor y poeta estadounidense, en la
Universidad de Ámsterdam. Para hacerse una idea de este campo de la investigación en busca de legitimidad
académica, ver, por ejemplo, la antología de Lawrence Venuti (dir.), The Translation Studies Reader, London,
Routledge, 2000; Mona Baker (dir.), Routledge Enciclopedia of Translation Studies, London, Routledge, 1998;
Edwin Gentzler, Contemporary Translation Theories, London, Routledge, 1993.
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habrá que determinar después, los Translation Studies se han interesado cada vez
más en cuestiones que conciernen al funcionamiento de las traducciones en sus
contextos de producción y de recepción, es decir, dentro de la cultura meta.6
Esta misma cuestión de la relación entre los contextos de producción y de
recepción es la que sostiene las aproximaciones en términos de “transferencia
cultural”, que se interrogan, además, sobre los actores de estos intercambios,
instituciones e individuos, y acerca de su inscripción dentro de las relaciones
político-culturales entre los países estudiados.7 El desarrollo de los trabajos de
historia cultural comparada dio lugar a una reflexión y un debate acerca de la manera
adecuada de articular comparatismo y transferencias.8
En lugar de encerrarse dentro en una problemática puramente intertextual, sobre
la relación entre un original y su traducción, aparecieron cuestiones propiamente
sociológicas, acerca de las funciones y los desafíos de las traducciones, sus agencias
y sus agentes, y el espacio en el que se sitúan. Como transferencia cultural, la
traducción supone, en primer lugar, un espacio de relaciones internacionales,
constituido a partir de la existencia de los estados-nación y de los grupos lingüísticos
unidos entre sí por relaciones de competencia y rivalidad.9 Para comprender el acto
de traducir, entonces, habría que analizarlo como imbricado dentro de las relaciones
de fuerza entre los países y sus lenguas, y, por consiguiente, situarlo dentro de la
jerarquía internacional.10 El hecho de que la traducción de una novela polaca no
signifique lo mismo que la traducción de una novela inglesa o alemana recuerda que
el flujo de libros traducidos y su significación dependen, en primer lugar, de la
estructura del espacio transnacional, espacio jerarquizado con sus modos de
dominación, de los cuales se puede tener una idea, sin duda imperfecta, cuando
tienen lugar grandes ferias de libros, como la de Frankfurt.11
Este espacio internacional, que es un espacio social como cualquier otro, está
más o menos regido por tres lógicas principales: la de las relaciones políticas entre
los países, la del mercado internacional del libro y la de los intercambios culturales,
donde los intercambios literarios pueden gozar de una relativa autonomía.
El modo de circulación dependerá, en mayor o menor grado, de estas diferentes
lógicas, según la estructura del campo de producción cultural en el país de origen y
los modos de exportación que determinan en parte el circuito de transferencia. Así,
en los países en los que el campo económico está subordinado al campo político y en
los que las instancias de producción, así como la organización de los profesionales,
son estatales como en los países de Europa del este bajo los regímenes comunistas, la
circulación aparece en seguida sobrepolitizada, ya sea inserta en la esfera autorizada
o bien en el espacio de lo ilícito. En el polo opuesto, algunas transferencias pueden
parecer principalmente regidas por la lógica del mercado, lo que haría surgir, sin
6
La aproximación central, la de los Polysystem Studies, fue desarrollada por Itamar Even- Zohar y Gideon Toury
(Tel-Aviv), ver en particular Itamar Even-Zohar “Polysystem Studies”, Poetics Today, 11 (1) 1990, y Gideon
Toury, Descriptive Translation Studies and Beyond, Ámsterdam/Filadelfia , John Benjamins, 1995.
7
Ver especialmente Michel Espagne y Michel Werner, Philologiques, París, Editions de la MSH, 1990-1996, 3
volúmenes.
8
Cf. Christophe Charle, Les Intellectuels en Europe au XIX siècle. Essai d’historie comparée. París Le Seuil,
1996.
9
Cf. Johan Heilbron, “Towards a Sociology of Translation. Book Translations as a Cultural World System”,
European Journal of Social Theory, 2 (4), 1999, pp. 429-444.
10
Pascale Casanova, La République mondiale des lettres, París, Le Seuil, 1999.
11
Ver Gustavo Sorá, “Frankfort: la foire d’empoigne”, Liber, Nº 34, marzo 1998, pp. 2-3.
4
12
Ver, por ejemplo, Louis Pinto, Les néveux de Zaratoustra. La reception de Nietzsche en France. París, Seuil,
1995, e Isabelle Kalinowski, “Une historie de la réception de Hölderlin en France”, tesis de doctorado de la
Universidad de París XII, 1999.
13
Ver Isabelle Kalinowski, “Traduction n’est pas médiation”, Études de lettres (Lausana), 2, 2001, Número “Les
contextes de la littérature”, pp. 29-49.