Tecnica Snu Ming Fluid
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Edición en e-book:
© Editorial Reverté. S.A., 2012
ISBN: 978-84-291-9277-3
Edición en papel:
© Editorial Reverté. S.A., 2012
ISBN: 978-84-291-2602-0
Propiedad de:
EDITORIAL REVERTÉ, S. A.
Loreto, 13-15, Local B
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PRÓLOGO XIII
AGRADECIMIENTOS XVII
NOMENCLATURA XIX
1. INTRODUCCIÓN AL CFD 1
1.1 ¿Qué es el CFD? 3
1.2 Reseña histórica sobre el CFD 3
1.3 Campos de aplicación 12
1.4 Ventajas e inconvenientes 15
1.5 Desarrollo y empleo de códigos: usuario frente a programador 16
1.5.1 Códigos CFD: secuencia y estructura 17
1.5.2 Códigos CFD: estrategias a seguir 20
1.6 Objetivos de este libro 23
1.7 Estructura del libro 24
REFERENCIAS 371
y por la claridad expositiva de sus contenidos. Se trata del texto de los profesores
H.K. Versteeg y W. Malalasekera, “An Introduction to Computational Fluid
Dynamics: The Finite Volume Method” (Ed. Pearson, 2007, 2º edición), y de las
notas de los profesores S. Mathur y J. Y. Murthy, “The Finite Volume Method,
class notes for Numerical Methods in Heat, Mass and Momentum Transfer”
(2001-2011), en los que se ha basado la estructura adoptada aquí y de los cuales
se han considerado un buen número de contenidos y de figuras, adaptándolos al
contexto de esta obra. En particular, del primero se han adaptado parcialmente
contenidos de los temas dedicados a los algoritmos de resolución de las ecuacio-
nes de flujo y a la definición de las condiciones de contorno (capítulos 7 y 8),
mientras que del segundo se han recogido los contenidos relacionados con las
discretizaciones difusivas y convectivas para mallas no estructuradas (capítulos
5 y 6), así como los conceptos básicos de los métodos iterativos de resolución
(capítulo 9).
para la elaboración del capítulo 2 de este libro. Y, finalmente, reconocer a los profe-
sores Charles Hirsch, de la Universidad Libre de Bruselas, y Ugo Piomelli, actual-
mente en la Queen's University (Ontario, Canadá), por ver con buenos ojos la
adaptación hecha aquí al castellano de diversos materiales suyos, recopilados de
entre sus conferencias y publicaciones más relevantes.
En lo personal, no puedo olvidar el apoyo de toda mi familia durante estos últi-
mos años, muy intensos de trabajo y repletos de sacrificios. En especial, a mis
padres, por confiar siempre en mí, y por supuesto, a mi esposa Ana, por su paciencia
y ánimo durante la preparación de esta obra.
Por último, quiero agradecer al personal de Editorial Reverté su confianza, desde
el principio, en esta publicación y el tiempo y esfuerzo dedicado para mejorar el
contenido de la misma. A todos ellos mi reconocimiento por su contribución para
que este libro sea una realidad.
NOMENCLATURA
Símbolos
a Coeficiente de la ecuación algebraica de transporte.
A Área. Matriz de coeficientes. Factor pre-exponencial.
b Matriz de términos independientes. Término fuente.
B Número total de coeficientes. Término de flotabilidad.
Br Número de Brinkman.
c Velocidad de onda. Constante de proporcionalidad modelo de mezcla.
c ′k , c ′k′ Constante estequiométrica de reactantes y reactivos.
cp Calor específico a presión constante.
cξ Constante de escala turbulenta en reacciones químicas.
C Factor de curvatura (discretización QUICK). Constante de Kolmogorov.
Cl Constante del modelo RSM.
C1, C1’ Constante del modelo RSM.
C2, C2’ Constante del modelo RSM.
Cb2 Constante del modelo Spalart-Allmaras
Cν1 Constante del modelo Spalart-Allmaras
C ε1 Constante del modelo k-épsilon.
C ε2 Constante del modelo k-épsilon.
Cμ Constante del modelo k-épsilon.
Cf Coeficiente de fricción.
CS Constante del modelo Smagorinsky-Lilly. Constante en el término de difusión
del modelo RMS.
xx Nomenclatura
CP Término convectivo.
CD Contante del modelo ASM.
d, d Distancia a la pared. Distancia a la pared en técnicas DES.
dP Coeficiente de corrección de presión
D Intensidad de difusión. Matriz diagonal. Diámetro.
Di Difusividad másica.
Dij Término de difusión en el modelo RMS.
DT,ij Término de difusión turbulenta en el modelo RMS.
DL,ij Término de difusión molecular en el modelo RMS.
DP Término difusivo.
e Energía por unidad de masa.
eij Gradiente de deformación.
er Vector unitario en la dirección radial.
eθ Vector unitario en la dirección tangencial.
eξ Vector unitario en la dirección intrínseca 1.
eη Vector unitario en la dirección intrínseca 2.
E Energía. Constante de pared. Energía de activación.
f Factor de discretización temporal. Fracción de vapor.
fν1 Función del modelo Spallart-Almaras.
fβ , fβ∗ Funciones del modelo k-omega.
f Campo másico.
F Intensidad de convección. Función no lineal.
F , FV Fuerza. Fuerza volumétrica.
Ftg Fuerza de cizalladura en la pared.
g, g Aceleración gravitatoria. Función genérica.
G Matriz de iteración. Núcleo (kernel) de convolución.
Gr Número de Grashof.
Gk Producción de energía cinética turbulenta.
Gν Producción viscosidad turbulenta.
h Entalpía por unidad de masa.
hcc Coeficiente de película en condición de contorno.
H Entalpía. Poder calorífico.
HL Calor latente de solidificación.
i Vector unitario en la dirección x.
I Nodo i-ésimo. Intensidad de radiación.
I, I Tensor identidad. Operador de refino.
J Determinante del jacobiano de la transformación.
J Nodo j-ésimo.
J Flujo.
j Vector unitario en la dirección y.
Nomenclatura xxi
Símbolos griegos
α Difusividad térmica. Factor de subrelajación. Coeficiente de sustitución.
Constante de Kolmogorov y del modelo k-omega. Fracción de volumen.
α∗ Constante del modelo k-omega.
αm Coeficiente de variación autoespacial.
β Amplitud de los modos de variación espaciales. Coeficiente de sustitución.
Constante del modelo k-omega. Coeficiente de dilatación térmica. Exponente
de temperatura. Fracción de líquido.
γ Coeficiente de sustitución. Coeficiente de intercambio.
Γ Coeficiente de transporte.
Γt Difusividad turbulenta.
Δ Tamaño de celdas. Tamaño de filtro.
δ Distancia entre centroides.
δ Espesor de la capa límite.
δ∗ Espesor de desplazamiento de la capa límite.
ε Tasa de disipación turbulenta. Error. Valor infinitesimal.
εijk Operador de signo.
ζ Coordenada intrínseca o curvilínea 3.
θ Coordenada tangencial.
θ Operador booleano.
η Coordenada intrínseca o curvilínea 2. Escala de Kolmogorov de longitud.
η’,η” Exponentes de las especies.
ϑ Volumen. Escala característica de velocidad.
κ Parámetro de discretización. Constante de pared de Von Karman. Número de
onda.
κc Filtro de corte.
λm Modo de variación espacial.
μ Viscosidad (dinámica).
μt Viscosidad artificial (turbulenta).
ν Viscosidad cinemática.
ν Turbulencia viscosa modificada.
νt Viscosidad cinemática turbulenta.
ξ Vorticidad. Coordenada intrínseca o curvilínea 1.
ξ* Escala de longitud turbulenta en reacciones químicas.
π Pi.
Π Tasa de transferencia de energía.
Πij Esfuerzos de presión en el modelo RSM. Reflejo sobre pared.
Πij,r Término rápido en los esfuerzos de presión en el modelo RSM.
Πij,s Término lento en los esfuerzos de presión en el modelo RSM.
xxiv Nomenclatura
Operadores matemáticos
∝ Proporcional.
∫ Operador integral.
∇ Operador gradiente. Operador divergencia.
∂ Operador derivada parcial.
Δ Variación de una variable. Operador Laplaciana.
Σ Sumatorio.
d Operador derivada.
Operador estadístico. Promedio temporal.
Nomenclatura xxv
Subíndices y superíndices
b Abajo.
B Abajo.
comb Combustible.
cc Condición de contorno.
ch Característico.
c.v. Celdas vecinas.
dato Valor conocido.
des Deslizamiento.
e Este, exterior.
externa Subcapa límite exterior.
E Este.
fase Fase.
i Punto o componente i-ésima.
in Inerte.
interna Subcapa límite interior.
j Punto o componente j-ésima.
k Instante k-ésimo.
kk Diagonal principal.
lam Laminar.
liq Líquido.
max Máximo.
min Mínimo.
n Dirección normal. Norte.
N Norte.
ox Oxidante.
p Partícula.
pared Valor en la pared.
pro Producto.
P Presión.
q Fase q-ésima.
r Dirección radial.
rad Radiación.
s Sur. Relación estequiométrica.
S Superficie. Sistema. Salida. Sur.
sim Simulación.
st Estequiométrico.
t Total. Dirección tangencial. Arriba.
T Arriba.
xxvi Nomenclatura
th Teórica.
tran Transición.
turb Turbulento.
vap Vapor.
V Volumétrica.
VC Volumen de control.
w Oeste.
W Oeste.
x Coordenada cartesiana.
y Coordenada cartesiana.
z Coordenada cartesiana.
0 Inicial. Instante previo. Referencia.
1 Instante actual.
∞ Condiciones del flujo aguas arriba. Condiciones de longitud infinita.
∗ Numérico. Supuesto.
∗∗ Doblemente supuesto.
∗∗∗ Triplemente supuesto.
− Valor medio. Filtrado espacial.
‘ Fluctuación. Correción
^ Pseudo
Siglas
ACF Función de autocorrelación
AMG Multigrid aritmético
ASM Modelo algebraico
CAE Computer-Aided Engineering
CDS Central Differences Scheme
CFD Computational Fluid Dynamics
CFL Courant-Friedrich-Lewy
CHAM Concentration Heat And Momentum
CINDEX Matriz de índices de celda
COEF Matriz de coeficientes
CSF Continuum Surface Force
DES Detached Eddy simulation
DNS Direct Numerical Simulation
DO Discrete Ordinates
DOF Degrees Of Freedom
DPM Discrete Phase Model
Nomenclatura xxvii
Contenidos
∂ρ G
+ ∇⋅( ρv ) = 0 [1.1]
∂t
G
∂v G G G
ρ + ρ(v ⋅∇)v =−∇p + ρg + ∇⋅τij [1.2]
∂t
∂E G G G + q
ρ + ρ∇⋅ (vE ) = ∇⋅ (k ∇T ) + ρg + ∇⋅ (σ ⋅ v ) + W f H
[1.3]
∂t
4 Capítulo 1 Introducción al CFD
1. Los pioneros trabajos de Osborne Reynolds (1842-1912) permitieron evidenciar las diferencias entre condi-
ciones de flujo laminar y de flujo turbulento. Su experimento puso de manifiesto las irregularidades y la turbulen-
cia que caracterizan a un flujo a partir de un determinado ratio entre las fuerzas viscosas y las fuerzas de inercia
del fluido (a la postre, el número de Reynolds). La condición de flujo laminar sólo se satisface para valores del
número de Reynolds normalmente muy bajos.
1.2 Reseña histórica sobre el CFD 5
2. Los flops (floating point operation per second) son el número de operaciones de coma flotante por segundo
que puede realizar una máquina. En 2008, el supercomputador de IBM Roadrunner, el más potente del
mundo hasta la fecha construido para el LANL —Los Alamos National Laboratory— en Estados Unidos
alcanzó 1,026 Petaflops (1,026 × 1015 flops), con un coste aproximado de 0,1 euros por cada Gigaflops. Este
supercomputador, con 122 400 procesadores, tiene una capacidad de 8,6 Gigaflops por procesador, lo cual
supone que cada núcleo es capaz de hacer los 20 000 cálculos semanales de aquellas “calculadoras humanas”,
¡y en tan sólo 16 ms! Además, el coste por Gigaflops de aquellos pobres obreros sería ridículo: 0,00000000028
euros, prácticamente una trillonésima parte del coste actual del supercomputador.
6 Capítulo 1 Introducción al CFD
Figura 1.1 Computadores MANIAC, de la serie ENIAC (izquierda) e IBM-704 (derecha - imagen
copyright de Lawrence Livermore National Laboratory, LLNL, EE.UU.) en Los Alamos National Labo-
ratory (LANL).
Con el centro de computación más grande del mundo a su servicio, el LANL creó
un gran número de métodos (Johnson, 1996), como son el Particle-in-Cell (PIC), el
Fluid-in-Cell (FIC), los “vorticity-stream function methods” o el Marker-and-Cell
(MAC). Retomando los antiguos trabajos para estudiar el desprendimiento de vórti-
ces alrededor de cilindros, Fromm y Harlow realizan por primera vez el cálculo por
computador del desprendimiento no estacionario de vórtices en 1963, para núme-
ros de Reynolds por debajo de 1000 (Fromm y Harlow, 1966)[3]. Basándose en la for-
mulación de vorticidad y función de corriente, desarrollaron un modelo explícito de
diferencias finitas para flujo incompresible. También se inician los primeros inten-
tos de simular flujos compresibles, empleando la técnica PIC para flujos no viscosos,
si bien no se consiguen reproducir los efectos de choque sónico con gran precisión.
Eran tiempos de aprendizaje en los que prácticamente todo estaba por hacer, ¡y en
los que los resultados obtenidos se mostraban en gráficos que se hacían a mano!
Aunque los primeros métodos para simular flujos incompresibles empleaban
formulaciones basadas en la vorticidad y la función de corriente, a finales de los
años 60 se consiguen desarrollar las primeras simulaciones en términos de las
variables primitivas, velocidad y presión. Esto se consiguió gracias al desarrollo del
método MAC por Harlow y Welch (1965), precursor del actual mallado decalado
(staggered mesh) que se implementa hoy día en la mayoría de los códigos por volú-
menes finitos. Otro importante salto hacia delante fue la inclusión de los primeros
modelos de turbulencia en las simulaciones, como el desarrollo de las bases del
modelo de turbulencia k-ε (k-épsilon) en 1967, si bien fue denominado entonces
como q-d por las limitaciones de los editores de texto de la época. A finales de los
3. Hoy día, con la utilización de software comercial, esta simulación es un pequeño ejercicio práctico
que puede hacerse en una tarde.
1.2 Reseña histórica sobre el CFD 7
años 60 y principios de los 70, el CFD experimenta un auge muy notable, exten-
diéndose por otros lugares del planeta y abandonando el lugar que le vio práctica-
mente nacer como lo conocemos hoy. Así lo afirmaba Harlow en 1968, director del
departamento de CFD en el LANL durante esos años, reconociendo que “una
nueva era comenzaba”. El mismo decía que ése había sido el último año en que aún
estaba al corriente de todos los desarrollos de CFD que se hacían en todo el mundo.
A partir de la década de 1970, un grupo liderado por Brian Spalding en el Impe-
rial College de Londres toma el relevo en la frontera del conocimiento de las técnicas
numéricas. Inspirándose en los trabajos del LANL, Patankar y Spalding (1972) desa-
rrollan una formulación implícita (basada en el upwind differencing) en términos de
velocidad y presión, en la que introducen por primera vez el método de acoplamiento
SIMPLE. Estos nuevos métodos implícitos tienen una clara ventaja frente a los explí-
citos, pues no presentan restricciones en la discretización temporal, garantizando
siempre la estabilidad numérica. Posteriormente se desarrollaron toda una serie de
modificaciones y mejoras al modelo de acoplamiento, dando lugar a los métodos
SIMPLER (1980), SIMPLEC (1984) o PISO (1986). Además, en 1972, el propio Spal-
ding en colaboración con Launder (1972) universaliza el modelo de turbulencia k-ε
tal y como se emplea hoy día, sin duda el modelo más robusto y de mayor utilización
de entre todos los existentes. En 1980, Suhas V. Patankar publica Numerical Heat
Transfer and Fluid Flow, probablemente el primer gran libro que trata en profundi-
dad las metodologías de CFD y que ha servido de inspiración para la creación de infi-
nidad de códigos numéricos. Patankar (1980) y el Imperial College sientan las bases
definitivamente del método de volúmenes finitos con esta notable contribución.
El auge de estas técnicas, junto con todos los avances conseguidos, llevó a la
industria aeronáutica y aeroespacial a lanzarse a una carrera desbocada por el
empleo del CFD en sus fases de diseño y verificación de modelos. A principios de los
70, empresas punteras como el consorcio anglo-francés para la fabricación del Con-
corde, o la empresa americana Boeing (Seattle, USA) comienzan a emplear códigos
3-D, incompresibles de flujo potencial (1973), obteniendo unos esperanzadores
resultados con máquinas CDC6600, que ya superaban el Megaflops de capacidad
(figura 1.2). Estos éxitos les permitieron una notable reducción del número de ensa-
yos experimentales en túnel de viento y una drástica reducción de costes. Por aquel
entonces, apenas se realizaban de 100 a 200 simulaciones al año, nada que ver con
las actuales cifras, superiores a las 20 000 simulaciones anuales. La figura 1.3,
tomada de Johnston et al. (2003), muestra claramente cómo la progresiva implanta-
ción de estas técnicas numéricas ha reducido las pruebas experimentales desde los
77 ensayos efectuados a finales de los 70 para el Boeing 767 a las escasas 5 utilizadas
para el nuevo modelo 7E7 (base del Boeing 787, que entró en servicio en 2009). En
palabras del propio Johnston, “el uso del CFD ha revolucionado el proceso del dise-
ño aerodinámico de los aviones. Tanto las técnicas CFD como los ensayos de vuelo y
el túnel de viento son hoy día herramientas esenciales para el diseño”. Hasta bien
8 Capítulo 1 Introducción al CFD
1015 “Roadrunner ”
TERA
FLOPS
“Q”
1012 “Blue Mountain”
GIGA TMC CM-5 Cray T3D
Operaciones/s
FLOPS
Cray Y-MP TMC CM-1
109 Cray X-MP
MEGA
FLOPS Cray-1
CDC 7600
6 CDC 6600
10 IBM 7030
KILO
FLOPS IBM 704 y 709
Maniac II
103 Maniac I
Sumadoras
(IBM 405)
0
10
1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000 2010
Año
mediada la década de los 80, las empresas punteras aún desarrollaban sus propios
códigos, muchas veces apoyadas por centros tecnológicos (NASA), que les daban
soporte y nuevas soluciones.
Sin embargo, todo cambia con la llegada de la década de los 80. A la sombra de la
progresiva publicación de nuevos textos especializados, comienza n a aparecer en el
mercado los primeros paquetes de CFD comerciales. Sirva de apunte que hasta 1975,
por ejemplo, ninguno de los códigos desarrollados en el LANL había sido distribuido
fuera de su ámbito académico. Sin embargo, muchas empresas que se habían intere-
77
38
Número de 18 11 10 5?
alas testadas
Figura 1.3 Impacto del uso de técnicas de CFD en la reducción de ensayos en túneles de viento para
la empresa Boeing. (Reproducido de Johnston et al., 2005, con permiso de Elsevier.)
1.2 Reseña histórica sobre el CFD 9
Figura 1.5 Simulación del flujo alrededor de un fórmula 1 con FLUENT (izquierda). Superordena-
dor Albert 2 del BMW-Sauber F1 Team (derecha). Imágenes cortesía de BMW Sauber y ANSYS, Inc.
12 Capítulo 1 Introducción al CFD
total de 630 millones de dólares, creando así al nuevo líder mundial en desarrollo de
técnicas numéricas. Actualmente, sólo CD-adapco, heredera del código STAR-CD y
participada por la importante empresa de CAD Dassault Systems (fabricante de
CATIA), se puede comparar en cierto modo al nuevo gigante de ANSYS.
La concentración de los códigos ha dado lugar a un progresivo incremento en los
precios de las licencias. Sin embargo, esta tendencia puede verse contrarrestada con
la aparición de nuevos códigos numéricos de distribución libre, siguiendo el espíritu
de sistemas operativos libres, como Linux. El pionero en la creación de códigos
libres de CFD es OpenCFD, que desarrolla actualmente un avanzado solver libre
denominado OpenFOAM. Probablemente, en un futuro no muy lejano, el papel del
software libre tenga un claro impacto en un campo tan especializado como el del
CFD, obligando a reducir los precios de las licencias de los actuales distribuidores y
volviendo en cierto modo a aquellos románticos tiempos a mediados de los sesenta
en los que todo era un territorio nuevo por explorar.
En resumen, las técnicas CFD son ya, a todos los efectos, una herramienta más
dentro de la ingeniería asistida por computador (CAE), utilizada universalmente en
la industria. Sus posibilidades para simular todo tipo de fenómenos y flujos permi-
ten a los diseñadores y a los analistas disponer de un túnel de viento virtual en sus
centros de computación. Asimismo, el software para el CFD ha evolucionado espec-
tacularmente, mucho más de lo que Navier-Stokes o el mismísimo L. F. Richardson
pudieran haber imaginado. El CFD se ha convertido en una parte indispensable en
el proceso del diseño aerodinámico e hidrodinámico para aviones, trenes, automó-
viles, cohetes, barcos, submarinos y de cualquier otro medio de locomoción o pro-
ceso productivo de nuestros días.
Está claro que el uso de las técnicas CFD permite un número muy importante de ven-
tajas. Sobre todo, permite reducir tiempo y costes en fases de diseño, y además propor-
ciona un número casi ilimitado de información: cada una de las celdas que componen
el dominio de simulación equivale a un pequeño sensor que nos mide cada una de las
variables del flujo. Además, en aquellas situaciones en las que la experimentación no
es segura (accidentes, flujos a altas temperaturas, situaciones de incendio, etc.), no es
abordable por una empresa (líneas de fabricación que no pueden verse alteradas, por
ejemplo) o simplemente no es viable (reentradas aeroespaciales o condiciones de
ingravidez), el CFD permite obtener información muy valiosa.
Sin embargo, las técnicas CFD no son gratuitas, y aunque reducen notablemente
los costes derivados de la experimentación, se necesitan máquinas muy potentes
(hoy día es casi obligado el uso de clusters para realizar computación en paralelo) y
las licencias para varios procesos, lo que encarecen mucho el precio final. Al mismo
tiempo, es necesario contar con personal cualificado, que sepa interpretar el sentido
físico de los resultados que arroja el software de cálculo y que domine el programa y
la gestión de los resultados. En caso contrario, se pueden dar por buenos resultados
erróneos o incoherentes.
En la figura 1.7 se han resumido las principales ventajas e inconvenientes de las
técnicas numéricas para el estudio de flujos industriales.
VENTAJAS INCONVENIENTES
Reducción sustancial de tiempos Las técnicas CFD no son baratas.
y costes en los nuevos diseños.
Máquinas de gran capacidad de
Posibilidad de analizar sistemas o cálculo
condiciones muy difíciles de Programas con un precio no
reproducir experimentalmente. asequible al gran público.
Velocidades hipersónicas, Se necesita personal cualificado.
temperaturas muy altas o bajas,
movimientos relativos, etc... Ejecutar programas y definir modelos.
Analizar soluciones.
Capacidad de estudiar sistemas
bajo condiciones peligrosas. No siempre es posible obtener
resultados lo suficientemente
Accidentes, situaciones límite de precisos.
equipos, etc.
Necesidad de simplificar el
Nivel de detalle prácticamente fenómeno.
ilimitado. Imposibilidad práctica de todo
tipo de ejecuciones.
Facilidad para estudios paramétricos.
Gran cantidad de información. Limitación de los modelos
Sin coste por aumento de sensores. existentes para la turbulencia,
la combustión, flujos multifásicos...
Computer-aided designed.
Tendencia a creerse los resultados
Un valor añadido al producto. sin la suficiente contrastación.
La integración de las técnicas CFD junto con otras herramientas de diseño asistido
por computador (CAE), como el cálculo de tensiones y esfuerzos —térmicos y mecá-
nicos— en estructuras, comienza a ser una realidad, aunque aún se está lejos de una
total conectividad entre ellas. La fusión de todas estas técnicas permitirá un avance
espectacular en la interdisciplinariedad de la Mecánica de Fluidos con el análisis diná-
mico de estructuras. En este camino se encuentra la reciente fusión de ANSYS, líder
mundial en el estudio de estructuras por elementos finitos, con FLUENT, el paquete
líder en CFD por volúmenes finitos. De estos progresos depende en gran medida que
complejas disciplinas como la termo-aeroelasticidad puedan dar un respuesta global a
los diseños de los próximos componentes industriales en el siglo XXI.
∂
∫ ρφ dV + ∫ ρφv dA = ∫ Γ∇φ dA + ∫ Sφ dV
∂t V [1.4]
A A V
temporal convectivo difusivo fuente
Ecuación Variable φ
Continuidad 1
Energía h (entalpía)
c Las ecuaciones que sea necesario resolver se discretizan y linealizan para obtener
un sistema algebraico de ecuaciones. (Las ecuaciones vienen expresadas en deriva-
das parciales y no siempre es necesario resolverlas todas, ya que, por ejemplo, la
transferencia de calor puede no estar implicada en el problema.)
c Finalmente, se resuelve numéricamente (de forma iterativa) el sistema algebraico
para obtener la solución final del campo fluidodinámico.
Con esta filosofía en mente, los paquetes comerciales tratan de proporcionar un
acceso sencillo a estas tareas mediante interfaces amigables (user-friendly) para el
modelado de las geometrías y la introducción de los parámetros de resolución.
Habitualmente, suelen incorporar también un módulo adicional para facilitar el
análisis y la presentación de resultados.
1.5 Desarrollo y empleo de códigos: usuario frente a programador 19
Por tanto, todos los códigos presentan la siguiente estructura: un módulo de pre-
proceso, otro módulo de solver y un módulo final de postproceso. Cada uno de
ellos responde a las siguientes funciones:
c PREPROCESO: Suele ser una utilidad, de interfaz amigable, que permite intro-
ducir los datos de entrada al programa de resolución, convirtiéndolos luego a un
formato compatible para el solver. Esta fase comprende:
c Definición de la geometría a modelizar: el dominio computacional.
c Generación de la malla o división del dominio en un número suficiente de
celdas o elementos que no se superpongan y que cubran todo la geometría.
c Identificación de los fenómenos físicos y químicos que pretenden modelarse.
c Definición de las propiedades del fluido (o fluidos).
c Especificación de las condiciones iniciales y de contorno del problema.
La generación de la malla es muy importante, porque condicionará definitiva-
mente la calidad de los resultados. En principio, cuanto más fina sea la malla,
más próxima a la solución real será la simulación. Sin embargo, mallas extraordi-
nariamente finas penalizan el tiempo de cálculo haciéndolo excesivamente
grande, por lo que siempre es necesario llegar a una elección de compromiso.
Además, un mallado eficiente siempre ha de ser más fino en aquellas zonas
donde se prevé un mayor gradiente en las variables del flujo.
c SOLVER: Constituye la parte central del programa de resolución y es el encar-
gado de resolver de forma iterativa las ecuaciones que se han activado previa-
mente en el preproceso (los modelos). Aun siendo la parte más importante del
programa, el usuario del código no hace más que lanzar la ejecución y esperar
que los recursos computacionales de los que dispone resuelvan el caso. Las ejecu-
ciones, en función de los modelos que resuelvan y del tamaño de la malla, pue-
den durar desde minutos hasta semanas (o meses) de cálculos en tiempo real.
c POSTPROCESO: En este módulo se incluyen normalmente una serie de herra-
mientas gráficas que permiten analizar los resultados. Es una parte fundamental
por cuanto permiten gestionar la ingente cantidad de información que el código
es capaz de generar. No sólo se trata de disponer de una interfaz gráfica, sino de
una herramienta que permita proporcionar variables integradas y promediadas
para ofrecer resultados globales. Incluye:
c Representación gráfica del dominio y la malla.
c Mapas de contornos de las variables y ploteado de vectores y líneas de
corriente.
c Gráficas y distribuciones.
20 Capítulo 1 Introducción al CFD
PREPROCESO SOLVER
En cada una de las fases de la modelización es muy importante que el usuario del
código tenga muy claras una serie de ideas fundamentales. En caso contrario, es
muy posible que la simulación no sea correcta o que no proporcione (en tiempo y
formas) los resultados esperados.
Por tanto, para conseguir una correcta utilización de estos programas comercia-
les, es necesario seguir unas estrategias muy definidas en cada una de las fases en que
se divide el proceso. Dichas estrategias se formulan como un cuestionario al que hay
que contestar para saber cómo se debe hacer la simulación y qué se espera obtener
de ella.
c IDENTIFICACIÓN DEL PROBLEMA Y PREPROCESO. Este primer punto se
divide en tres partes: definición de los objetivos buscados con la simulación,
identificación del dominio a modelar y diseño y creación de la malla. En cada
parte se debe hacer frente a las siguientes preguntas:
c Definición de los objetivos buscados en la simulación.
• ¿Qué resultados se quieren y para qué se necesitan? Y por tanto, ¿qué tipo
de modelo físico se va a utilizar? La respuesta a estas preguntas surge de
una reflexión sobre los fenómenos físicos que ocurren en el problema:
– ¿Qué fenómenos físicos se necesitan incluir en el análisis?
1.5 Desarrollo y empleo de códigos: usuario frente a programador 21
Este libro es una introducción a las técnicas numéricas en CFD. Se pretende realizar
un acercamiento a la implementación numérica de los algoritmos más habituales
que permiten resolver las ecuaciones de Navier-Stokes usando el método de volú-
menes finitos.
En el capítulo 2 se analizan una serie de ideas fundamentales, a partir de ejem-
plos muy básicos, que permiten identificar la problemática a la que nos enfrenta-
mos. Conceptos como el de cálculo iterativo, la no linealidad de las ecuaciones, la
resolución numérica y las discretizaciones o la convergencia y la estabilidad, que son
vitales en todo código CFD y que aparecerán recurrentemente en el resto de los
1.7 Estructura del libro 25
Este capítulo introduce una serie de ideas fundamentales relacionadas con las
técnicas numéricas en Mecánica de Fluidos. Estos conceptos son muy útiles en sí
mismos y tienen importantes implicaciones que serán desarrolladas en detalle en
capítulos posteriores.
En concreto, se analizan las bases de todo modelo numérico, explicando de
manera sencilla por qué es necesario discretizar las ecuaciones, cómo se hace y
cómo se resuelve el sistema de ecuaciones algebraico resultante. Con ejemplos
muy sencillos, se trata de ilustrar cuáles son los mayores inconvenientes de estas
técnicas, como el problema de la no linealidad de las ecuaciones de transporte, y
cómo se trata de paliarlos con el objeto de resolver las ecuaciones de flujo.
Muchas veces las técnicas numéricas parecen al lector algo demasiado espe-
cializado, con una carga matemática excesiva y que se aleja de las aplicaciones
prácticas. En este capítulo se mostrará cómo es posible tener una visión global de
todo el proceso sin necesidad de adentrarse en el formalismo de las ecuaciones
constitutivas y de gobierno de los flujos. El objetivo final es dotar al lector de una
perspectiva general que proporcione garantías suficientes para comprender el
alcance y la utilidad de las técnicas numéricas.
28 Capítulo 2 Algunas ideas fundamentales
Contenidos
Bibliografía de referencia:
Este capítulo ha sido adaptado de Bhaskaran, R. y Collins, L., "Introduction to CFD Basics",
Draft notes en la Sibley School of Mechanical and Aerospace Engineering, Cornell University
(EE.UU.), 2002.
Esta fuente, así como diversos tutoriales y materiales educativos, se pueden consultar direc-
tamente en su página web:
https://confluence.cornell.edu/display/simulation/FLUENT+Learning+Modules
2.1 CFD: estrategia de utilización 29
xi
x=0 x =1 x1 Punto de la malla x N
Como se ha visto, la idea de partida es realizar una discretización espacial del dominio
físico. Lógicamente, también será necesario realizar una discretización temporal en
caso de que las ecuaciones de gobierno muestren un comportamiento dependiente del
tiempo. Por el momento, se considerará un régimen estacionario, con el objeto de cen-
trarse en las características de la variación espacial de las ecuaciones.
Existen diversas metodologías para realizar este tipo de discretizaciones, siendo
las más habituales el método de diferencias finitas (FDM), el método de elementos
finitos (FEM) y el método de volúmenes finitos (MVF; o FVM en inglés). A conti-
nuación se muestra el método de diferencias finitas, con el objeto de mantener los
detalles simples e ilustrar lo mejor posible los conceptos fundamentales.
dφ
+ φ = 0 ; 0 ≤ x ≤ 1 ; φ(0) = 1 [2.1]
dx
⎛ dφ ⎞
⎜ ⎟ + φi = 0 [2.2]
⎝ dx ⎠i
donde el subíndice i representa el valor en el nodo xi. Para obtener una expresión de
la derivada en función de φ en los puntos de la malla, se desarrolla según Taylor de
modo que:
⎛ d φ ⎞ ∆x 2 ⎛ d 2 φ ⎞ ∆x 3 ⎛ d 3 φ ⎞
φi -1 = φi − ∆x⎜ ⎟ + ⎜ 2⎟ ⎟− ⎜ 3⎟ ⎟ + ... [2.3]
⎝ dx ⎠i 2 ⎜ ⎝ dx ⎠ 3! ⎜⎝ dx ⎠
i i
x1 = 0 Δx= 1/4 x5 = 1
⎛ dφ ⎞ φi − φi -1
⎜ ⎟= + O ( ∆x ) [2.4]
⎝ dx ⎠i ∆x
El error que se comete por despreciar los términos de orden superior de la serie
de Taylor se denomina error de truncamiento. En este caso, puesto que el error de
truncamiento es de orden O ( ∆x ) , se dice que esta representación discreta tiene
una precisión de primer orden.
Finalmente, introduciendo la ecuación 2.4 en 2.2, se obtiene la siguiente ecua-
ción discreta, libre de derivadas:
φi − φi -1
+ φi = 0 [2.5]
∆x
por lo que se ha pasado de tener una ecuación diferencial definida sobre todo el
dominio a disponer de una ecuación algebraica sobre un nodo. La obtención de la
solución aproximada a la ecuación diferencial pasa por resolver el sistema de ecua-
ciones definidas en cada nodo (tantas como nodos de la malla haya definidos).
N
φ = ∑ φi vi [2.6]
i=1
En este caso la solución no será exacta, sino que dará lugar a un residuo, cuya
minimización por medio de funciones peso caracterizará el método. La definición
de la base de funciones es la que da nombre al método, elementos finitos, en contra-
posición con otra familia de métodos residuales, denominada espectral.
32 Capítulo 2 Algunas ideas fundamentales
Realmente, este método aplica una representación en funciones sobre los con-
ceptos del método de diferencias finitas. Los parámetros de la representación son
puntos que dividen el dominio en una serie de elementos. Las funciones base se defi-
nen como interpolaciones polinómicas restringidas a los elementos contiguos (nor-
malmente triángulos o cuadriláteros en dos dimensiones). Las interpolaciones
pueden resultar en aproximaciones lineales, cuadráticas o de orden superior.
Normalmente, para las aplicaciones de Mecánica de Fluidos se recomienda que
sean al menos cuadráticas para poder aproximar las derivadas segundas con cierta
precisión.
Al igual que en el método de diferencias finitas, los parámetros de la representa-
ción son valores puntuales asociados a los nodos de un mallado. En este caso, los
puntos se sitúan en curvas que subdividen el dominio en zonas no superpuestas.
Además, a cada nodo se le asociará una función de interpolación polinómica entre
elementos contiguos. Así, se consigue un sistema de ecuaciones algebraicas compac-
tas que relacionan pocos valores puntuales.
vi (x)
i i
x 1 2 3 4 5
x
Suponiendo una variación lineal entre los centroides de las celdas (en los cuales
está definida la variable φ), y tomando el valor medio de la variación de φ en cada
celda como φ, es directo establecer que:
φE − φP φP − φW
− + φ∆x = 0 [2.8]
∆x ∆x
2.3 Solución del sistema algebraico de ecuaciones 33
xw δxe
w e
W P E
x Δx
donde la notación adoptada es P para el nodo actual y E, W para los nodos a la dere-
cha (este) e izquierda (oeste) respectivamente. Nótese que la aproximación anterior
deja de ser exacta al haber supuesto que la variable φ varía de forma lineal entre los
nodos de la malla. Reordenando la ecuación, se llega a:
aP φP = aE φE + aW φW + b [2.9]
donde aP, aE y aW son los coeficientes de las variables en cada nodo implicado. Ecua-
ciones similares a la ecuación 2.9 se pueden obtener para cada una de las celdas de la
discretización, resultando de nuevo un conjunto de ecuaciones algebraicas que se
deben resolver de manera acoplada.
En este método se garantiza la conservación de la variable sobre cada celda. Es
decir: los flujos entrantes a la celda deben ser iguales a los flujos salientes. Esta pro-
piedad, debido a la formulación, se cumple sea cual sea el tamaño de las celdas. Sin
embargo, que se preserve la conservación no significa que se obtenga precisión: la
solución obtenida para φ puede ser conservativa y a la vez imprecisa (si la discretri-
zación tiene pocas celdas).
Se han mostrado brevemente las bases de los métodos más habituales usados en la
Ingeniería para discretizar ecuaciones diferenciales. En el resto del capítulo, debido
a su simplicidad, se retomará el método de diferencias finitas para ilustrar una serie
de conceptos importantes, inherentes a las técnicas numéricas.
34 Capítulo 2 Algunas ideas fundamentales
−φ1 + (1 + ∆x ) φ2 = 0 (i = 2) ⎫
⎪
−φ2 + (1 + ∆x ) φ3 = 0 (i = 3) ⎪
⎬ [2.11]
−φ3 + (1 + ∆x ) φ4 = 0 (i = 4)⎪
−φ4 + (1 + ∆x ) φ5 = 0 (i = 5)⎪⎭
⎡1 0 0 0 0 ⎤⎡ φ1 ⎤ ⎡ 1 ⎤
⎢ ⎥⎢ ⎥ ⎢ ⎥
⎢−1 1 + ∆x 0 0 0 ⎥⎢ φ2 ⎥ ⎢ 0 ⎥
⎢0 −1 1 + ∆x 0 0 ⎥⎢ φ3 ⎥=⎢ 0 ⎥ [2.12]
⎢ ⎥⎢ ⎥ ⎢ ⎥
⎢0 0 −1 1 + ∆x 0 ⎥⎢ φ4 ⎥ ⎢ 0 ⎥
⎢
⎣0 0 0 −1 1 + ∆x ⎥
⎦⎢
⎣ φ5 ⎥
⎦ ⎢
⎣0⎥
⎦
1,0
Sol. exacta
0,9 Sol. con 5 nodos
Sol. con 10 nodos
0,8
0,7
φ
0,6
0,5
0,4
0,3
0 0,2 0,4 0,6 0,8 1
x
dφ
+ φ2 = 0 ; 0 ≤ x ≤ 1 ; φ(0) = 1 [2.13]
dx
φi − φi -1
+ φi2 = 0 [2.14]
∆x
que resulta ser una ecuación algebraica no lineal en la que el término φi2 es el origen
de la no linealidad.
La estrategia que se introduce aquí es la de linealizar la ecuación en torno a un
valor estimado, para después iniciar un proceso iterativo de tipo predictor-corrector
que se detiene cuando el valor estimado coincide con la solución dentro de un nivel
de tolerancia prefijado. Para ilustrar este procedimiento se toma un valor estimado
inicial, φ0, de modo que la diferencia inicial entre la solución y el valor supuesto en
un nodo es: ∆φi = φi − φ0i .
Reordenando la ecuación y elevando al cuadrado se obtiene:
2
φi2 = φ02i + 2 φ0i ∆φi + ( ∆φi )
Por tanto, la aproximación por diferencias finitas 2.14 tras la linealización queda:
φi − φi -1
+ 2 φ0i φi − φ20i = 0 [2.15]
∆x
38 Capítulo 2 Algunas ideas fundamentales
Iteración 1: φ(1)
0 , valor inicial
(1)
Iteración 2: φ(2)
0 =φ
⎡1 0 0 0 0 ⎤⎡ φ1 ⎤ ⎡ 1 ⎤
⎢ ⎥⎢ ⎥ ⎢ ∆x φ2 ⎥
⎢−1 1 + 2 ∆x φ02 0 0 0 ⎥⎢ φ2 ⎥ ⎢ 02 ⎥
⎢0 −1 1 + 2 ∆x φ03 0 0 ⎥⎢ φ ⎥= ∆x φ203 ⎥
⎢
⎢ ⎥⎢ 3 ⎥ ⎢ ⎥
⎢ 0 0 − 1 1 + 2 ∆ x φ04 0 φ ⎢
⎥⎢ 4 ⎥ ∆x φ04 2 ⎥
⎢
⎣ 0 0 0 − 1 1 + 2 ∆ x φ ⎥⎣
⎢φ ⎦ ⎥ ⎢ ⎥
05 ⎦ 5 ⎢ 2 ⎥
⎣ ∆x φ05 ⎦
[2.18]
φi−1 + ∆x φ20i
φi = [2.19]
1 + 2 ∆x φ0i
2
φ(0,ki)−1 + ∆x ( φ(0ki ) )
φi(k ) = [2.20]
1 + 2 ∆x φ(0ki )
donde φ(i−
k) (k )
1 se ha aproximado por φ0, i−1 , que es igual al valor en la iteración anterior:
( k−1)
φi−1 .
Puesto que se han empleado valores aproximados en las celdas vecinas, efectiva-
mente sólo se está obteniendo una solución aproximada al problema de la inversión
de matriz en 2.18 en cada iteración. Sin embargo, el ahorro de la carga computacio-
40 Capítulo 2 Algunas ideas fundamentales
N
2
N ∑ ( φi − φ0i )
i=1 [2.21]
R= N
∑ φi
i=1
1,00 10 0
0,95
0,90
0,85 5
10
0,80
Residuo
0,75
0,70 iter.nº1 10
iter.nº2 10
0,65 ?
iter.nº3
0,60 ?
?
iter.nº4
0,55 iter.nº5
15
0,50 10
0 0,2 0,4 0,6 0,8 1 1 2 3 4 5
x Nº Iteraciones
En el ejemplo 1-D anterior, las iteraciones convergían rápidamente con un valor del
residuo que caía por debajo de 10–9 en muy pocas iteraciones. En las simulaciones
habituales, las iteraciones convergen de una manera mucho más lenta, pudiendo
incluso divergir si las condiciones a simular son muy exigentes o los parámetros físi-
cos empleados no son compatibles. Por tanto, es muy útil conocer a priori las condi-
ciones que garantizan que una simulación va a converger antes de ponerse a resolver
el modelo numérico. Para ello, se utiliza lo que se denomina análisis de estabilidad
del esquema numérico.
Se dice que un método numérico es estable cuando el proceso iterativo converge,
mientras que se califica de inestable cuando diverge. Desgraciadamente, no es posible
realizar un análisis de estabilidad realmente exacto con las ecuaciones que rigen los
flujos (Navier-Stokes, e incluso la de Euler). Sin embargo, siempre es posible acometer
un estudio aproximado, proporcionando condiciones aproximadas para la estabilidad.
2.7 Estabilidad numérica 43
Ya se comentó que una estrategia útil para resolver problemas de flujo estaciona-
rios es la de resolver una simulación no estacionaria hasta que se alcanzan las condi-
ciones asintóticas del modelo. Cuando se usa esta estrategia, el interés recae
únicamente en una buena obtención del valor asintótico final. Por tanto, interesa
utilizar un paso temporal lo más grande posible para poder llegar a ese estado final
lo antes posible (computacionalmente hablando). Como no escapará al lector, hay
un paso temporal máximo, ∆tmax, a partir del cual el modelo numérico se vuelve
inestable. Si se supera ese valor, los errores numéricos crecen exponencialmente.
Además, como es de esperar, ese paso temporal depende de la discretización espa-
cial empleada.
En general, se pueden establecer dos clases fundamentales de esquemas numéri-
cos: los explícitos y los implícitos. La diferencia entre ambos se ilustra perfecta-
mente a partir de la ecuación de onda unidimensional:
∂φ ∂φ
+c =0 [2.22]
∂t ∂x
⎡ ⎛ c ∆t ⎞⎤ (n−1) ⎛ c ∆t ⎞ (n−1)
φi(n) =⎢1 −⎜ ⎟⎥φi +⎜ ⎟φi−1 [2.24]
⎣ ⎝ ∆x ⎠⎦ ⎝ ∆x ⎠
Por tanto, éste es el esquema denominado explícito y que puede ser implemen-
tado de manera directa y muy sencilla en el computador. Sin embargo, este esquema
sólo es estable si se cumple que:
c ∆t
CFL = ≤1 [2.25]
∆x
como máximo el tamaño de una celda por paso temporal. Si se avanzan más celdas,
la información numérica se pierde y la solución diverge. Nótese que el coeficiente de
φi(n−1) en 2.24 cambia de signo en función de que CFL > 1 o CFL < 1, dando lugar a
un comportamiento muy diferente en ambos casos.
Por otro lado, en el esquema implícito, el término de la derivada espacial se eva-
lúa en el mismo instante n que se trata de resolver:
De este modo no se puede resolver cada nodo de forma independiente, sino que
es necesario resolver un sistema algebraico de ecuaciones acoplado que calcula los
valores en todos los nodos de manera simultánea. Lo realmente interesante de este
esquema es que es incondicionalmente estable para la ecuación de onda, indepen-
dientemente de lo grande que sea el paso temporal.
Los límites de estabilidad anteriores aplican a la ecuación de onda, pero debido a
la naturaleza matemática que rige las ecuaciones de la Mecánica de Fluidos, los
esquemas explícitos sobre la ecuación de Euler o la de Navier-Stokes presentan res-
tricciones similares para el número de Courant (menor o igual que la unidad). Los
esquemas implícitos no permiten una estabilidad incondicional, pero sí garantizan
pasos temporales grandes y números de Courant ampliamente mayores que uno. En
este caso, el máximo número de Courant admisible depende del caso.
Los códigos CFD comerciales permiten fijar normalmente el número de
Courant. Es ventajoso elegir números de Courant grandes, siempre y cuando la esta-
bilidad esté garantizada. Muchas veces, el número de Courant puede ser incremen-
tado conforme avanza la simulación, cuando los cambios en la solución debido a los
efectos no lineales sean cada vez menores.
CONSISTENCIA
Sistema de ecuaciones Sistema de ecuaciones
en derivadas parciales algebraicas (linealizado)
DISCRETIZACIÓN
ESTABILIDAD
CONVERGENCIA
Solución aproximada
Solución exacta
del sistema lineal
Dx, Dt ® 0
Como es bien sabido, los flujos pueden presentarse en dos regímenes completamente
diferentes: bien en régimen laminar, bien en régimen turbulento. Los flujos lamina-
res se caracterizan porque las partículas de fluido se mueven de manera ordenada, en
láminas, en la dirección de la corriente y sin generar flujos ni movimientos transver-
sales. Este tipo de flujos aparece cuando la viscosidad es el fenómeno de transporte
dominante, lo cual permite atenuar cualquier tiempo de perturbación que pudiera
afectar al flujo. Se caracterizan por presentar un número de Reynolds bajo.
Por el contrario, los flujos turbulentos se caracterizan por presentar fluctuacio-
nes aleatorias de los campos de presión y velocidad tanto en el tiempo como en el
espacio. Estas fluctuaciones provienen de unas inestabilidades del flujo que en
forma de cascada de energía generan vórtices cada vez más pequeños hasta que se
disipan en forma de calor por la acción de la viscosidad.
Típicamente, la evolución de una variable fluidodinámica (como la velocidad) en
un punto del espacio está compuesta por una serie de fluctuaciones de distinta
escala en el caso de flujo turbulento, que es normalmente el tipo de flujo habitual
(v. figura 2.8). Es curioso, casi irónico, observar cómo las ecuaciones de gobierno
son ecuaciones exactas, estrictamente formuladas en su sentido matemático, y, sin
embargo, sus soluciones reales dan lugar a fenómenos turbulentos, aleatorios, que
sólo tienen sentido práctico si se analizan desde un punto de vista estadístico (como
valor medio de la velocidad e intensidad promediada de las fluctuaciones).
En concreto, para poder cuantificar el nivel de oscilación de esa traza de veloci-
dad de la figura 2.8, es necesario realizar un promedio de la misma, con el objeto de
2.9 El problema del cierre turbulento 47
0,5
U = 37,2 m/s
Fluctuación de velocidad (m/s)
0,25
Vórtices pequeños
Vórtices grandes
–0,25
–0,5
0 10 20 30 40 50
Tiempo (ms)
1T
φ = lim
T →∞ T
∫ φ (t ) d t [2.27]
0
1T
φ′2 = lim ∫ ( φ − φ)2 dt [2.28]
T →∞ T
0
1
2
1
(
k = u′i u′i = u′2 + v′2 + w′2
2
)
En el capítulo 10 se abordará esta problemática con más detalle, ya que es en sí
misma una disciplina de estudio de primera magnitud.
Recientemente se han consolidado las técnicas LES como un alternativa interme-
dia entre DNS y RANS. Este tipo de técnicas reducen la complejidad de las ecuacio-
nes considerando sólo parte de los efectos turbulentos del flujo. En este caso se
resuelve el intercambio energético entre las denominadas fluctuaciones de gran
2.9 El problema del cierre turbulento 49
Contenidos
Bibliografía de referencia:
Los apartados 3.1 y 3.2 han sido adaptados de Mathur, S.R. y Murthy J.Y., "The Finite Volume
Method", Class notes for ME608, Numerical Methods in Heat, Mass and Momentum Transfer,
Purdue University (EE.UU.), 2001-2011; Chapter 1: "Mathematical Modeling".
Los apartados 3.3 y 3.5 han sido adaptados de Versteeg, H.K. y Malalasekera, W., "An
Introduction to Computational Fluid Dynamics: The Finite Volume Method", Ed. Pearson Edu-
cation Ltd, 2007; Chapter 2: "Conservation Laws of Fluid Motion and Their Boundary Condi-
tions".
3.1 Ecuación general de conservación 53
Jx Δz Jx + Δx
Δy
Δx
⎛ dφ ⎞ ⎛ dφ ⎞
J x =⎜ ρu φ − Γ ⎟ ; J x +∆x =⎜ ρu φ − Γ ⎟ [3.3]
⎝ dx ⎠x ⎝ dx ⎠x +∆x
⎛ dφ ⎞
donde ( ρu )x es el flujo másico a través de la cara x y ⎜ Γ ⎟ es la difusión
⎝ dx ⎠x
molecular de la variable, producida por un gradiente de dicha variable (que dicta
el establecimiento del flujo de la variable de zonas de mayor a zonas de menor
concentración) y modulada por un coeficiente de transporte Γ que informa de la
facilidad o dificultad del gradiente para establecer el flujo.
⎛ dφ ⎞ ⎛ dφ ⎞
⎜ ρu φ − Γ ⎟ −⎜ ρu φ − Γ ⎟
( ρφ)t +∆t − ( ρφ)t ⎝ dx ⎠x ⎝ dx ⎠x +∆x
= +
∆t ∆x
⎛ dφ ⎞ ⎛ dφ ⎞
⎜ ρv φ − Γ ⎟ −⎜ ρv φ − Γ ⎟
⎝ dy ⎠y ⎝ dy ⎠y +∆y
+ + [3.4]
∆y
⎛ dφ ⎞ ⎛ dφ ⎞
⎜ ρw φ − Γ ⎟ −⎜ ρw φ − Γ ⎟
⎝ dz ⎠z ⎝ dz ⎠z +∆z
+ +S
∆z
⎛ dφ ⎞ ⎛ dφ ⎞ ⎛ dφ ⎞
∂⎜ ρu φ − Γ ⎟ ∂⎜ ρv φ − Γ ⎟ ∂⎜ ρw φ − Γ ⎟
∂ ( ρφ) ⎝ dx ⎠ ⎝ dy ⎠ ⎝ dz ⎠
=− − − +S [3.5]
∂t ∂x ∂y ∂z
∂ ( ρφ) ∂ ∂ ∂ ∂ ⎛ ∂φ ⎞ ∂ ⎛ ∂φ ⎞ ∂ ⎛ ∂φ ⎞
+ ( ρu φ) + ( ρv φ) + ( ρw φ) = ⎜ Γ ⎟+ ⎜ Γ ⎟+ ⎜ Γ ⎟+ S
∂t ∂x ∂y ∂z ∂x⎝ ∂x ⎠ ∂y⎝ ∂y ⎠ ∂z⎝ ∂z ⎠
[3.6]
∂ ( ρφ) G
+ ∇⋅ ( ρv φ) = ∇⋅ ( Γ∇φ) + SN [3.7]
∂t
fuente
convectivo difusivo
temporal
Por tanto, se observa que en la ecuación general 3.7 aparecen cuatro términos:
d ⎛∂⎞ G
=⎜ ⎟+ v ⋅ ∇ [3.8]
d t ⎝ ∂t ⎠
3.2 Ecuaciones de gobierno para el flujo y la transferencia de calor 57
Las ecuaciones de gobierno para el flujo y las transferencias de calor y masa, así
como aquellas que rigen el transporte de otras variables, se pueden enunciar de
forma conservativa como en la ecuación 3.7. En cada caso, los coeficientes de trans-
porte, así como la variable específica que sustituye a φ, adoptan formas diferentes.
∂ρ G
+ ∇⋅ ( ρv ) = 0 [3.9]
∂t
φ 1 (u, v, w) h mi
Γ 0 (μ, μ, μ) k Cp ρDi
∂ ( ρh ) G
+ ∇⋅ ( ρvh ) = ∇⋅ ( k ∇T ) + Sh [3.13]
∂t
∂ ( ρh ) G ⎛ k ⎞
+ ∇⋅ ( ρvh ) = ∇⋅⎜
⎜C ∇ h ⎟+ Sh
⎟ [3.14]
∂t ⎝ p ⎠
∂ ( ρmi ) G
+ ∇⋅ ( ρvmi ) = ∇⋅ ( ρDi ∇mi ) + Ri [3.15]
∂t
∂ ( ρφ) G
∫ ∂t
dV + ∫ ∇⋅ ( ρv φ) dV = ∫ ∇⋅ ( Γ∇φ) dV + ∫ Sφ dV [3.16]
V V V V
∂ G G G
∫
∂t V
ρφdV + ∫ ( ρv φ) ⋅ dA = ∫ ( Γ∇φ) ⋅ dA + ∫ Sφ dV [3.17]
S S V
∂⎛ ⎞ G G
∫ ∂t⎜⎜∫ ρφdV ⎟⎟dt + ∫∫ ( ρvG φ) ⋅ dA dt = ∫∫ ( Γ∇φ) ⋅ dA dt + ∫∫ SφdV dt [3.18]
∆t ⎝V ⎠ ∆t S ∆t S ∆t V
3.4 Ecuaciones simplificadas para la resolución del flujo: técnicas numéricas 61
Aunque no sea el objeto de este libro analizar todas las posibles simplificaciones de
las ecuaciones de gobierno, sí es conveniente repasarlas brevemente con el objeto de
presentar las técnicas numéricas más apropiadas para resolver cada una de esas
situaciones. En el presente libro se detalla el método general para resolver las ecua-
ciones sin simplificaciones, pero no por ello debe el lector obviar que existen técni-
cas alternativas para resolver ciertas condiciones de flujo.
La tabla 3.2 resume las situaciones simplificadas más habituales en el ámbito de
la Mecánica de Fluidos. A continuación se repasan las hipótesis constitutivas de
cada situación y se identifican los métodos numéricos de resolución más adecuados.
Densidad
Viscosidad
Incompresible (ρ = cte.) Compresible (Ma > 0,3)
Flujo en la
Flujo laminar / turbulento (función del Re) Transferencia de calor
capa límite
Flujo viscoso
Flujo laminar / turbulento (función del Re) Transferencia de calor
(separado)
U∞
Flujo no viscoso
Flujo
viscoso
(separado)
G
∇⋅ v = 0
G G
⎛ ∂v G G⎞ [3.19]
ρ⎜ + (v ⋅ ∇ ) v ⎟= ρf − ∇p
⎝ ∂t ⎠
⎛ v2 p ⎞
∇⎜
⎜ 2 + ρ + gz ⎟
⎟= 0 ,
⎝ ⎠
La capa límite es la zona del campo fluido próxima a un contorno sólido en la que se
manifiestan especialmente los efectos viscosos. Debido a la viscosidad y a la condi-
ción de no deslizamiento, cerca de cualquier contorno sólido aparece un gradiente
de velocidades en la dirección normal a dicho contorno.
En la capa límite se puede hacer una serie de simplificaciones acerca de las deri-
vadas de la velocidad en la dirección normal a la superficie. Además, se supone que
en condiciones de equilibrio para flujo desarrollado (estacionario) el gradiente de
presiones en la dirección vertical es cero, de modo que en flujo bidimensional cabe
plantearse que:
∂u ∂v
+ =0
∂x ∂y
[3.20]
∂u ∂v 1 dpe ∂2u
u +v =− +υ 2
∂x ∂y ρ dx ∂x
dpe du
− = ρue e .
dx dx
∂ξ ∂ξ ∂ξ 1 ⎛ ∂2 ξ ∂2 ξ ⎞ ∂u ∂v
+u +v = ⎜ ⎜ 2
+ 2⎟ ⎟ con ξ = −
∂t ∂x ∂y Re⎝ ∂x ∂y ⎠ ∂y ∂x
[3.22]
∂ψ ∂ψ
ψ ⇒ u= ; v= donde ∇2 ψ = ξ
∂x ∂y
3.5 Clasificación matemática de las ecuaciones en derivadas parciales 65
Este tipo de flujos está asociado a altas velocidades o grandes diferencias de tempe-
ratura, por lo que la ecuación de la energía ya no está desacoplada de la ecuación de
cantidad de movimiento. En el caso particular de flujo no viscoso se tendría:
∂ρ G
+ ∇⋅ ( ρv ) = 0
∂t
G G
⎛ ∂v G G⎞
ρ⎜ + (v ⋅ ∇ ) v ⎟= ρf − ∇p [3.23]
⎝ ∂t ⎠
⎛ ∂e G ⎞ G
ρ⎜ + v ⋅ ∇e ⎟+ p∇⋅ v = 0
⎝ ∂t ⎠
Además, las condiciones de contorno no sólo deben estar bien definidas en las
fronteras del dominio, sino que han de describir la variación temporal de las varia-
bles en esos contornos (al menos en aquellas donde vaya a haber variación temporal
significativa). Lógicamente, el transitorio del problema dependerá de la condición
inicial (en t = 0), por lo que a este tipo de problemas también se les denomina pro-
blemas de condición inicial.
La tabla 3.3 resume las principales características de las ecuaciones en derivadas
parciales desde el punto de vista físico de los problemas de flujo.
Tabla 3.3 Características de las ecuaciones de flujo desde el punto de vista físico (tomado de Vers-
teeg y Malalasekera, 2007).
Problemas ∂φ Condiciones
transitorios y Parabólica = α∇ ⋅ ( ∇φ) iniciales y de Abierto Sí
disipación ∂t contorno
Problemas 2 Condiciones
∂ φ Puede ser
= c ∇ ⋅ ( ∇φ)
transitorios sin Hiperbólica 2 iniciales y de Abierto
2 discontinua
disipación ∂t contorno
∂2 φ ∂2 φ ∂2 φ ∂φ ∂φ
a +b +c 2 +d +e + f φ+ g = 0 [3.24]
∂x 2 ∂x∂y ∂y ∂x ∂y
∂2 φ ∂2 φ
+ =0 [3.25]
∂x 2 ∂y 2
que cualquier variación en un punto del dominio pueda influir sobre todos sus
nodos vecinos.
∂φ ∂2 φ
=α 2 [3.26]
∂t ∂x
∂2 φ 2 ∂2 φ
=ω [3.27]
∂t 2 ∂x 2
donde ω representa la velocidad de propagación de una perturbación en el seno del
fluido. Este tipo de ecuaciones aparece en problemas no estacionarios con fenóme-
nos de disipación prácticamente despreciables.
Además de la ecuación de onda y fenómenos vibratorios afines, como el caso de
los modos de vibración de una cuerda, el comportamiento hiperbólico está íntima-
mente ligado al caso de flujo compresible en régimen transónico y supersónico. Para
este tipo de flujos, la velocidad del sonido (es decir, la velocidad de propagación de
las perturbaciones en el medio) puede dar lugar a la aparición de ondas de choque,
que son claras manifestaciones de la naturaleza hiperbólica de sus ecuaciones de
gobierno. Las ecuaciones no viscosas (o con disipación viscosa irrelevante) de flujo
compresible son hiperbólicas y ponen de relieve que las perturbaciones en un punto
únicamente pueden alcanzar unas zonas muy limitadas en el espacio.
Al contrario que en los comportamientos elíptico y parabólico, en los que se
supone que la velocidad de propagación de las perturbaciones es infinita, en el caso
hiperbólico su valor es finito e igual a la velocidad de propagación ω. La figura 3.3
muestra esquemáticamente para las ecuaciones 3.25 a 3.27 el sentido de las zonas de
dependencia y zonas de influencia de los distintos tipos de comportamiento de las
ecuaciones en derivadas parciales. En abscisas, el eje x representa la dimensión espa-
cial unidimensional, mientras que el eje de ordenadas representa el eje temporal t.
t t t
P(x, t)
P(x, t)
P(x, t)
JA
h
A
Contenidos
Bibliografía de referencia:
Los apartados 4.2, 4.3, 4.5 y 4.6 han sido extractados de Hirsch, C., "Numerical Computation of
Internal and External Flows. The Fundamentals of Computational Fluid Dynamics" Ed. Else-
vier-Butterworth-Heinemann, 2007. Part II, "Basic Discretization Techniques".
4.1 Conceptos generales 77
El método de volúmenes finitos tiene más ventajas con las mallas arbitrarias, en
las cuales un gran número de opciones quedan abiertas para poder definir distintos
volúmenes de control en los que imponer las leyes de conservación. La posibilidad
de modificar la forma y la localización de los volúmenes finitos asociados a los
nodos, así como las leyes y la precisión en la evaluación de los flujos a través de las
superficies de control, proporciona una enorme flexibilidad al MVF. Esto explica la
generalidad del método, aun cuando existan una serie de reglas que deben respe-
tarse durante estas operaciones.
Una ventaja esencial del método de volúmenes finitos es que garantiza una dis-
cretización conservativa, que encaja perfectamente con el hecho de tener que resol-
ver una ecuación de transporte conservativa. En las ecuaciones discretizadas es muy
importante mantener la conservación global de las variables básicas del flujo: masa,
momento y energía; por lo que será preciso respetar una serie de condiciones en la
forma en que se lleva a cabo la discretización.
El método de volúmenes finitos tiene, por tanto, una ventaja decisiva: la discreti-
zación conservativa se satisface automáticamente con la discretización directa de la
forma integral de las ecuaciones de gobierno. Esta propiedad fundamental se discu-
tirá en detalle en el apartado 4.3.
Cara
Nodo
(Vértice)
Celda Vértice
Celda
Centroide Cara
de una red de familias de líneas coordenadas; mientras que en las segundas la red no
sigue ningún tipo de dirección preferente.
El desarrollo de mallas no estructuradas ha sido una consecuencia de la necesi-
dad de desarrollar geometrías cada vez más complejas en las que no es fácil poder
adecuar bloques paralepipédicos con mallas ortogonales. El empleo de este tipo de
mallas consigue reducir significativamente los tiempos de construcción de los
modelos, pero, lógicamente, existe una penalización, tanto en términos de precisión
como en coste computacional, en comparación con las mallas estructuradas.
Sea cual sea el tipo de malla que el usuario de CFD vaya a emplear, es esencial
satisfacer una serie de requisitos básicos para conseguir una buena discretización.
Entre ellos es preciso destacar los siguientes:
c La malla debe ser generada con cierta previsión en función del tipo de flujo que
se espera resolver.
c Es necesaria una mayor resolución en aquellas zonas donde el flujo presente
importantes gradientes.
c Es muy importante que el mallado se distribuya por todo el dominio de la forma más
regular posible, de modo que no haya variaciones importantes en la malla.
c La resolución en las zonas donde se establezca una capa límite debe estar en con-
sonancia con el modelo de turbulencia y de pared que luego vaya a utilizarse.
c Deben evitarse elementos singulares, muy deformados (celdas angulosas).
c Es interesante que el mallado sea capaz de adaptarse de forma dinámica a las
variaciones de las variables en la solución del flujo.
c El tamaño global de la malla debe ajustarse a las posibilidades y potencia de cál-
culo de los equipos en los que vaya a resolverse el problema.
80 Capítulo 4 Método de volúmenes finitos (MVF)
Los mallados estructurados son, de algún modo, la elección más “natural” para
resolver un flujo determinado, pues éste estará generalmente alineado con las direc-
ciones principales de la malla. En cierto sentido, las líneas de la malla siguen a las
líneas de corriente, las cuales se alinean con los contornos sólidos del dominio.
Es importante destacar que las mallas estructuradas tienen, en comparación con
las no estructuradas, mejores prestaciones desde el punto de vista del CFD en térmi-
nos de precisión, tiempo de cálculo y consumo de memoria computacional. Por
tanto, el empleo de mallas no estructuradas está únicamente ligado a la necesidad
industrial de generar geometrías en reducidos intervalos de tiempo y al uso de
herramientas automáticas de generación de mallas.
Aunque resulta más complejo, las mallas estructuradas también pueden sistema-
tizarse para poder ser generadas de forma automática. Requieren de la elección de
bloques y familias topológicas bien definidas (escalables, modulares, etc.) y del uso
de macros o scripts para completar operaciones repetitivas de mallado.
Finalmente, otra ventaja importante de las mallas estructuradas es que su morfo-
logía es ideal para la extensión a dominios tridimensionales. En primer lugar, por-
que se economiza el número de celdas, ya que a igualdad de densidad de malla, los
mallados no estructurados están formados por un número mayor de celdas que los
estructurados. Y en segundo lugar, porque pueden ser extruidos según una direc-
ción preferente, permitiendo un mallado completamente regular en todas las direc-
ciones. De esta forma, es posible plantear estrategias de economización del número
de celdas, distribuyendo inteligentemente el patrón de nodos en todas las direccio-
nes del espacio.
La malla estructurada ideal es una distribución cartesiana de los nodos, de
modo que todos los puntos estén equidistantes y las celdas sean cubos, donde se
cumple que ∆x = ∆y = ∆z. Este tipo de malla proporciona la mayor precisión posi-
ble en el método de volúmenes finitos y se llega a la misma formulación que en el
caso de diferencias finitas. Por tanto, es muy habitual que la evaluación de la calidad
de una malla (o una celda) se refiera en términos relativos a una celda cúbica ideal
(v. apartado 4.2.3).
Cuando la geometría a simular presenta contornos alabeados o curvos, éstos no
pueden formar parte de líneas cartesianas. Para introducirlos, o bien se mantienen
las líneas cartesianas con un tratamiento especial para las celdas que cortan esos
contornos curvados, o bien se emplean mallas curvilíneas de manera que éstas se
adapten a la forma de los contornos de la geometrías. Este segundo tipo de estrate-
gia, denominado mallado curvilíneo generalizado o body-fitted (por aquello de que
se amolda a la forma del dominio), define unas coordenadas curvilíneas (ξ, η, ζ) con
4.2 Características y tipos de mallado 81
isolíneas coincidentes con los puntos de la malla en el espacio físico y que se vuelven
cartesianas en el espacio matemático definido por ellas.
Uno de los principales inconvenientes de las mallas estructuradas es que presen-
tan cierta rigidez. Así, por ejemplo, si se quiere introducir localmente un nuevo
punto en la malla, es imprescindible hacer pasar nuevas líneas ortogonales por el
punto, que, por extensión, afectarán al resto de los puntos del dominio, obligando a
regenerar toda la familia de curvas ya existentes. En el caso de geometrías complejas
esto puede llegar a ser muy laborioso, y al usuario puede darle la sensación de que la
generación de la malla es algo manual, casi artesanal.
Para evitar estos inconvenientes, es habitual introducir mallas multibloque, de
manera que el dominio completo se subdivide en bloques independientes. Además,
para facilitar aún más las operaciones de mallado, se suele permitir que la conectivi-
dad de los puntos no sea total, de modo que haya líneas que no tengan su línea
correspondiente en el bloque adjunto (non-matching lines). Otra opción, aunque
más compleja desde el punto de vista matemático, es el empleo de mallas superpues-
tas (overlapping grids).
De forma general, los mallados estructurados pueden clasificarse de la siguiente
forma:
c Mallas cartesianas uniformes: sólo aplicables para geometrías regulares sencillas.
c Mallas cartesianas no uniformes: la malla sigue siendo ortogonal, pero ya no es
regular en todas las direcciones. Entre ellas se distinguen:
c Mallas distribuidas, en las que las líneas de malla se apilan o concentran en
determinadas zonas. Ideales para capas límites y zonas locales con grandes
gradientes.
c Mallas quadtree (2-D)/octree (3-D), en las que también se permiten refinos
locales de la mallas, pero a costa de introducir hanging-nodes, es decir, puntos
sin líneas correspondientes en todas las direcciones. Este tipo de mallas da
lugar a lo que habitualmente se denomina non-conformal grids.
Para tener en cuenta el corte de estas mallas cartesianas con contornos curvos, se
utiliza alguno de estos métodos:
c Inmersed boundary method, en el que se mantiene la malla cartesiana a ambos
lados del contorno y se define un método numérico en el solver para introdu-
cir la condición de contorno física.
c Staircase shape, en el que los contornos sólidos curvos se aproximan por
“dientes de sierra” o escalones. Requiere de una densidad local de malla muy
grande para ofrecer cierta resolución y buena precisión.
82 Capítulo 4 Método de volúmenes finitos (MVF)
1. Se puede deducir que la relación de aspecto óptima de una celda en la capa límite de un flujo a altos
números de Reynolds debería ser del orden de ∆x/∆y ∼ Re0,5, donde ∆x y ∆y son los tamaños de malla
representativos en la dirección de la corriente y su perpendicular, respectivamente. Esto implica rela-
ciones de aspecto del orden de 1000 (para flujos industriales típicos), y la generación de triángulos
increíblemente deformados, con relaciones base-altura de ese orden, que comprometerían significativa-
mente la convergencia y la fiabilidad de la solución.
84 Capítulo 4 Método de volúmenes finitos (MVF)
Triángulos
Cuadriláteros
∂
∫ U dΩ + ∫S J ⋅ dS = ∫Ω Q dΩ
∂t Ω
[4.1]
∂
∫ ρ φ dV + ∫ ( ρ v φ − Γ ∇φ) ⋅ dA = ∫ Sφ dV
∂t V A V
4.3 Discretización numérica por el método de volúmenes finitos 87
(ecuación 3.17 con los flujos convectivo y difusivo Gagrupados en la misma integral
G
de superficie). Basta con identificar que U = ρ φ, J = ρ v φ − Γ ∇φ y Q = Sφ, así
como que el volumen se representa por Ω en lugar de V y el área por S en vez de A,
para entender que estamos ante la misma expresión. En este capítulo se utilizará esta
nueva nomenclatura introducida en la ecuación 4.1, pues es muy habitual su uso en
la mayoría de los textos de referencia. Además, esta forma de expresar la ecuación de
transporte es muy compacta e identifica de forma matemática el sentido de los tér-
minos involucrados: término temporal (unsteady), término de flujo por las superfi-
cies de control (fluxes) y término fuente.
La propiedad esencial de esta formulación es la presencia de la integral de super-
ficie, así como el hecho de que la variación temporal de U dentro del volumen
dependa únicamente de los flujos a través de esas superficies. Para observar que real-
mente se cumple que el esquema es conservativo, se procede a continuación a subdi-
vidir un volumen cualquiera en tres subvolúmenes (figura 4.4).
C
Ω1 Ω2
D
Ω3 E
A
∂ ⎫
∫
∂t Ω1
U dΩ + ∫
ABCA
J ⋅ dS = ∫ Q dΩ ⎪
Ω1
⎪
∂ ⎪
∫
∂t Ω2
U dΩ + ∫
DEBD
J ⋅ dS = ∫ Q dΩ⎬
Ω2
[4.2]
⎪
∂ ⎪
∫ U dΩ + ∫AEDA J ⋅ dS = ∫Ω3 Q dΩ⎪⎭
∂t Ω3
con signos opuestos, evidenciando que los flujos internos se cancelan dos a dos. Por
G G
ejemplo, para el volumen Ω2 se tiene la contribución ∫ J ⋅ dS , mientras que para
DE
G G G G
el volumen contiguo Ω3 se tiene el término similar ∫ED J ⋅ dS = −∫DE J ⋅ dS , que se
recorre en sentido opuesto. Por tanto, al hacer la suma, ambos términos se cancelan.
Esta propiedad esencial debe cumplirse en toda discretización numérica para
afirmar que el esquema empleado es conservativo. Cuando esto no ocurre, la suma
de las ecuaciones discretizadas sobre un número de volúmenes adyacentes contiene
contribuciones de flujos interiores que aparecen como fuentes (numéricas) volumé-
tricas internas. En ese caso, se dice que la discretización es no conservativa.
Nótese que si se comenten errores en la evaluación de los flujos en las fronteras
interiores, la conservación global no se verá afectada.
∂ G G
∂t
(U J ΩJ ) + ∑ J ⋅ ∆S = QJ ΩJ [4.3]
caras
La figura 4.5 muestra una discretización bidimensional típica centrada en las celdas
(izquierda). En este caso (cell-based), se identificaría la celda 1 (i, j) con el dominio ΩJ
(superficie total ABCD en 2-D) y la variable UJ correspondería con Ui, j. El término de
flujo debe sumar las contribuciones de los cuatro lados: AB, BC, CD y DA.
La ecuación 4.3 es la expresión general del método de volúmenes finitos y debe
ser el usuario el que defina, para cada volumen ΩJ seleccionado, cómo se definen las
caras y volúmenes de cada elemento (esto es, cell-based o node-based) y cómo se cal-
culan los flujos en las caras. Además, esta ecuación presenta una serie de caracterís-
ticas interesantes, que diferencia la interpretación del MVF de los métodos en
diferencias o elementos finitos:
3 2 9
C i,j+1 B F C i,j+1 B F
4 1 8 1 8
i–1,j i,j i+1,j i–1,j A E
D A E
5 6 7 D 6 i,j 7 i+1,j
i,j–1 K K
G H G i,j–1 H
n n−1
n G G n
∫Ω U dΩJ
J
= ∫ U dΩ J
ΩJ
−∑ ∫ ( J ⋅ ∆ S ) dt +
c
∫ dt ∫Ω Q dΩJ
J
[4.4]
caras n−1 n−1
1 n−1 G∗ G 1 n G G
U Jn−1 =
ΩJ
∫Ω J
U dΩ J J ⋅ ∆S = ∫
∆t n−1
J ⋅ ∆ S dt [4.5]
1 1 n
QJ =
ΩJ
∫Ω J
Q dΩ J QJ∗ = ∫ Q dt
∆t n−1 J
[4.6]
4.4 Implementación del método de volúmenes finitos 91
n n−1 G G
U J ΩJ = U J ΩJ − ∆t ∑ J ∗ ⋅ ∆S + ∆t Q j ∗ Ω J [4.7]
caras
La ecuación 4.7 es una relación exacta para la evolución temporal de las varia-
bles conservativas U nJ−1 y promediadas en el interior de la celda J. Obsérvese nueva-
mente cómo no hay ningún punto de la malla asociado a U Jn−1 (la variable está G
únicamente anclada a la celda J). La forma en que se calcule el flujo numérico J ∗
será la que permita identificar Gel esquema de discretización empleado (v. ejemplos
en 4.4), pues la definición de J ∗ es la que permite aproximar el flujo real prome-
diado en el tiempo para cada cara de una celda.
Es evidente que en aras de satisfacer el principio de conservación a este nivel dis-
creto, la estimación del flujo numérico en una determinada cara de una celda debe
ser independiente de la celda a la que pertenece.
La ausencia en la ecuación 4.7 de un índice temporal tanto en el sumatorio de los
flujos numéricos como en el término fuente indica que es posible elegir en qué ins-
tante se quieren evaluar: bien en el instante anterior (n – 1) –esquema explícito–,
bien en instante actual n –esquema implícito– como se verá en el próximo apartado.
simplificar al máximo los cálculos de los flujos para mantener al lector centrado en
los fundamentos, reduciendo la complejidad matemática lo más posible.
Como convención para la nomenclatura, en el método de volúmenes finitos es
práctica habitual utilizar letras (en vez de subíndices) para definir la celda actual y
sus vecinas. Por tanto, en lugar de utilizar los subíndice i, j para una malla bidimen-
sional, se utiliza el subíndice P para identificar el centroide del volumen de control.
Análogamente, la celda adyacente situada a la izquierda se identifica con la letra W
(west), mientras que la celda adyacente situada a la derecha se identifica con la letra
E (east). Como habrá adivinado el lector, todas las celdas contiguas se nombran
empleando los puntos cardinales en inglés. Además, las celdas y sus puntos centrales
(centroides) se denotan con mayúsculas mientras que las caras se escriben en
minúsculas (v. figura 4.6).
La definición de los volúmenes de control, tal y como se vio en 4.3.2, podía hacerse
centrada en las celdas o bien centrada en los vértices, aunque es práctica habitual
hacerlo en los centroides. Parecería lógico, por tanto, definir todas las variables que se
quieran resolver (velocidades, presiones, temperaturas, etc.) sobre esos centros de las
celdas. Sin embargo, si las componentes de la velocidad y las presiones se almacenan en
las mismas posiciones, podría ocurrir que en ciertas circunstancias (gradientes de pre-
sión muy elevados) la solución final obtenida con el método fuese irreal, siguiendo un
patrón en forma de tablero de ajedrez (checker-boarding). Para evitar esto, se utiliza un
mallado decalado (staggered grid), de forma que:
c Las variables escalares, como la presión, la temperatura o la fracción másica, se
evalúan en los centros de las celdas (cell-based).
c Las componentes vectoriales, es decir, las componentes de la velocidad se alma-
cenan en las caras de las celdas (face-based).
n
w
W P E
e
s
S
y
Volumen de control
para escalares (coincide con celda)
vn
n
w
W P Tp E
uw pp ue
vs e
s
S
y
Volumen de control
x
para velocidades (celda decalada)
1 ⎛∂ ρ φ G ⎞ 1
∫ ∫ ⎜ + ∇⋅ (v ρ φ) − ∇⋅ ( Γ ∇φ)⎟dV dt = ∫ ∫ S dV d t [4.8]
∆t ∆t V⎝ ∂t ⎠ ∆t ∆ t V φ
1 ∂ ( ρφ) 1 ∂ ( ρφ)
TP =
∆t
∫∆ t
∫ VP ∂t
d V dt = ∫
∆t PV
∫∆ t ∂t
d t dV =
⎡ ρ φ n − ρ φ n−1 ⎤
1 ⎢ P P ⎥dV
=
∆t
∫VP ⎢ ∆ t
P P
⎥
⎣ ⎦
Y así:
TP =
VP
∆t
( n
ρP φP − ρP φP
n−1
) [4.9]
1
FP = ∫ ∫ S d V dt ,
∆t ∆t V φ
donde además se supondrá que dicho término viene expresado como Sφ = SC + SPφ,
siendo SP ≤ 0. Con esta definición se está planteando indirectamente que Sφ se ha
linealizado. Integrando ahora esta expresión para el volumen de control asociado al
punto P se tiene:
FP = VP (SC + SP φP ) [4.10]
φ E − φP
De = −Γ e Ae [4.12]
PE
Γ P eE − Γ E Pe
Γe = [4.13]
PE
Y de forma discreta:
CP = ∑ ρ vG φ nG A cara [4.14]
caras
G
donde n representa la normal externa a la cara que se está evaluando. Retomando
de nuevo el ejemplo de la cara e en la figura 4.7, se obtendría:
Ce = ρe φe ue Ae [4.15]
ρP φP eE − ρE φE Pe
ρe φe = [4.16]
PE
ρe ue eE
Pe = <2
Γe
ρe φe = ρP φP si ue > 0
[4.17]
ρe φe = ρE φE si ue < 0
4.4 Implementación del método de volúmenes finitos 97
VP
∆t
( n
ρP φP − ρ P φP
n−1
)− A u
w w ρW φW + Ae ue ρP φP −
[4.18]
φ − φP φ − φP
−Aw Γw W − Ae Γ e E = VP ( SC + SP φP )
δx w δx e
⎛V ρ A Γ AΓ ⎞
φP⎜ P P + Ae ue ρP + w w + e e − VP SP ⎟=
⎝ ∆t δx w δx e ⎠
[4.19]
⎛ A Γ ⎞ ⎛A Γ ⎞ V n−1
= φW ⎜ Aw uw ρW + w w ⎟+ φE⎜ e e ⎟+ P ρP φP + VP SC
⎝ δx w ⎠ ⎝ δxe ⎠ ∆t
(aP − VP SP ) φP = aW φW + aE φE + aT φT + VP SC [4.20]
98 Capítulo 4 Método de volúmenes finitos (MVF)
⎛ ⎞
⎜ ∑ ai φi ⎟+ aT φT + VP SC
⎜ ⎟
⎝ celdas vecinas ⎠
φP = [4.21]
(aP − VP SP )
La interpretación de la ecuación algebraica 4.21 es que el valor de la variable a
resolver en el nodo P es la media ponderada del valor de φ en las celdas vecinas,
cada una con su contribución de peso ai, del valor de φ en el instante anterior, con
un peso aT , y del valor del término fuente con peso VP SC.
ρP φP eE − ρE φE Pe
Ce = ρe φe ue Ae = ue Ae [4.22]
PE
⎣ ρP φP ue θ − ρE φE (−ue ) (1 − θ )⎤
Ce =⎡ ⎦Ae con θ = max (ue ue ,0) [4.23]
⎛ φ − φE ⎞
J e Ae = ρe ue⎜ φP + PPe ⎟ [4.24]
⎝ e e −1 ⎠
donde JeAe representa el flujo conjunto por la cara este. Debido a que el empleo
de la función exponencial es costosa computacionalmente hablando, se han bus-
cado soluciones alternativas que aproximen este comportamiento pero de forma
más sencilla, como es el caso de los esquemas híbrido y potencial.
c Esquema híbrido: Para implementarlo basta con usar una formulación upwind y
multiplicar la contribución de la difusión por el factor (1 – 0,5Pee) en la cara este.
Así, en la ecuación 4.24 se puede deducir que el coeficiente aE que afecta a la varia-
ble φ en el nodo E es
Fe
aE = Pee
e −1
donde Fe = ρe ue representa la “intensidad de convección”. Definiendo análoga-
mente De = Γe/δx como una “intensidad de difusión”, el coeficiente aE queda expre-
sado alternativamente como:
aE Pe
= Pe e
De e e −1
Finalmente, reemplazando esta exponencial por la ley lineal expresada anterior-
mente, se formula el esquema híbrido como:
⎧ −Pe si Pe < −2
aE ⎪
⎨ 1 − 0,5Pe si −2 ≤ Pe ≤ 2 [4.25]
De ⎪
⎩ 0 si Pe > 2
c Esquema potencial: En este caso se ajusta la curva exponencial aE/De por un
polinomio de orden 5 y se obtiene:
⎡ 5⎤
aE De = max⎢
⎣ 0, (1 − 0,1 Pe ) ⎥
⎡ ⎤
⎦+ max⎣ 0,−Fe ⎦
[4.26]
100 Capítulo 4 Método de volúmenes finitos (MVF)
1
⎣(1 − κ ) ( φP − φW ) + (1 + κ) ( φE − φP )⎤
φe = φP + ⎡ ⎦ [4.27]
4
En función del valor del parámetro κ se obtienen los siguientes esquemas de
segundo orden:
c Esquema centrado: si κ = 1. Se recuperan las diferencias centradas (ecuación 4.22).
c Esquema Beam-Warming: si κ = –1. Es un esquema upwind de segundo orden.
c Esquema Fromm: si κ = 0.
Y también es posible conseguir esquemas de tercer orden:
c Esquema QUICK: si κ = 1/2. Responde a las siglas Quadratic Upwind Interpola-
tion for Convective Kinetics y plantea una corrección parabólica para la interpola-
ción lineal de φe.
c Esquema cúbico: si κ = 1/3.
Una vez que se han visto las posibilidades para completar la discretización espacial,
es el momento de abordar los métodos de integración temporal. En la ecuación 4.7
había quedado pendiente en qué momento del paso temporal (si al inicio o al final)
era preciso evaluar los flujos y términos fuente en cada celda. Una discusión similar
había quedado pendiente en la discretización de los términos convectivo, difusivo y
fuente cuando se obvió el operador integral sobre la ecuación de transporte.
En la ecuación 4.18 se ve claramente que el término temporal discretizado es fun-
ción de la variable φ en P tanto al principio (n – 1) como al final del intervalo (n). El
resto de los términos en la ecuación son función de φP , φW , φE, etc., que deben ser
lógicamente evaluados “en algún momento intermedio” entre (n – 1) y n. Por
supuesto, también pueden ser evaluados en los extremos del intervalo temporal, es
decir, en (n – 1) o en n.
4.6 Métodos de discretización temporal 101
De forma general se puede establecer que los flujos (y también los términos
fuente) se pueden interpolar en función del instante en que son evaluados a partir de
un factor f que varía entre 0 y 1. Por lo tanto:
G G
∫∆t J ⋅ A dt =( f J n + (1 − f ) J n−1 ) A ∆t [4.28]
c Si se fija que f = 0, se obtiene el esquema explícito, en el que los flujos y los términos
fuente se evalúan usando exclusivamente los valores al inicio del intervalo (es decir,
los valores del paso temporal anterior). Esto implica las siguientes consideraciones:
c En el mejor de los casos son estables de forma condicional y presentan una
limitación importante con respecto al tamaño máximo de paso temporal que
se puede emplear (∆tmax).
c Normalmente, dicho paso temporal es bastante pequeño, especialmente en el
caso de flujos con fenómenos de convección dominantes, en los que se esta-
blece que ∆tmax < CFL (∆x/c), siendo c del orden de la velocidad del sonido.
Por ejemplo, para garantizar CFL = 1, en caso de que ∆x ∼ 10–2 m y c ≈ 330 m/s
se necesitaría ∆tmax < 3 × 10–5 segundos.
c El gasto computacional es reducido porque se puede evaluar en cada instante
el valor de la variable φ en cada celda en función de los valores en el instante
anterior: no se necesita por tanto resolver un sistema de ecuaciones acoplados
ni es preciso realizar la inversión matricial.
c Por el contrario, el exigente límite de estabilidad requerirá un gran número de
iteraciones.
c Si se fija que f = 1, se obtiene el esquema implícito, en el que los flujos y los térmi-
nos fuente se evalúan en el mismo instante en que se pretenden conocer las varia-
bles (es decir, los valores en el paso temporal actual). Ha de tenerse en cuenta que:
c A primera vista es evidente la complejidad que supone evaluar los flujos en
función de los valores en las celdas contiguas, que pueden no estar aún dispo-
nibles en función del orden en que se vaya recorriendo el dominio a resolver.
c Son generalmente estables de forma incondicional, por lo que se pueden emplear
pasos temporales muy grandes (teóricamente, incluso tendiendo a infinito).
c En la práctica, debido a las no linealidades de las ecuaciones de flujo, siempre
aparecen restricciones sobre el tamaño del paso temporal. Además, la natura-
leza no estacionaria (física) de un flujo puede incluso restringir aún más esta
limitación (matemática).
c De todas formas, el paso temporal resultante siempre será significativamente
mayor que el necesario para el esquema explícito.
102 Capítulo 4 Método de volúmenes finitos (MVF)
Contenidos
Bibliografía de referencia:
Este capítulo ha sido principalmente adaptado de Mathur, S.R. y Murthy J.Y., "The Finite Vol-
ume Method", Class notes for ME608, Numerical Methods in Heat, Mass and Momentum
Transfer, Purdue University (EE.UU.), 2001-2011; Chapter 3: "The Diffusion Equation: a first
look".
5.1 Difusión 1-D estacionaria 105
5.1.1. Discretización
Aquí se considera la difusión unidimensional y estacionaria de un escalar φ en un
dominio rectangular. Por tanto, anulando los términos convectivo y temporal[1] de
la ecuación 3.7, se tiene:
⎛ ∂ρφ ⎞
∫∆t ∫V ⎜P⎝ ∂t
+ ∇⋅ (v ρφ) − ∇⋅ ( Γ∇φ)⎟ dV dt = ∫ ∫ Sφ dV dt
∆t VP
[5.1]
⎠
∫A Γ∇φ dA+ ∫V P
S φ dV = 0 [5.2]
∂φ
∫A Γ ∂x dA+ ∫V P
S φ dV = 0 [5.3]
La ecuación 5.3 se discretiza suponiendo que el vector del flujo difusivo varía
linealmente entre los valores de los centroides de las celdas que comparten la cara
analizada. Además, suponiendo que el valor medio del término fuente en el interior
de la celda es S , para el volumen finito asociado al punto P de la figura 5.1 se tiene:
⎛ ∂φ ⎞ ⎛ ∂φ ⎞
⎜ Γ i ⋅ A⎟ +⎜ Γ i ⋅ A⎟ + S ⋅∆VP = 0 [5.4]
⎝ ∂x ⎠e ⎝ ∂x ⎠w
1. La ecuación 5.1 formulada de forma conservativa (o forma divergente) queda expresada simplemente
como: ∇ ⋅ ( Γ ∇ φ) = S φ . Cuando el coeficiente de difusión Γ es constante y el término fuente Sφ es
cero, la ecuación se convierte en la conocida ecuación de Laplace. Cuando el coeficiente de difusión Γ
es constante y el término fuente Sφ no es cero, entonces se obtiene la ecuación de Poisson.
106 Capítulo 5 MVF en problemas difusivos puros
δxw δxe
W P E
x Δx
Las áreas en las caras este y oeste son unitarias (flujo unidimensional), de manera
que Ae = i , Aw = −i , por lo que:
⎛ ∂φ ⎞ ⎛ ∂φ ⎞
Γ e⎜ ⎟ − Γ w ⎜ ⎟ + S ⋅ ∆x = 0 [5.5]
⎝ ∂x ⎠e ⎝ ∂x ⎠w
⎛φ −φ ⎞ ⎛ φ − φW ⎞
Γ e⎜ E P
⎟− Γ w⎜ P ⎟+ S ∆x = 0 [5.6]
⎝ δx e ⎠ ⎝ δx w ⎠
⎛ Γe Γ ⎞ Γ Γ
⎜ + w − SP ∆x ⎟φP = e φE + w φW + SC ∆x [5.7]
⎝ δx e δ x w ⎠ δx e δx w
b
aP aE aW
Y denotando los coeficientes que afectan a las variables en los nodos como aP , aE
y aW y al término independiente como b, se formula la ecuación algebraica final que
afecta al nodo P según:
aP φP = aE φE + aW φW + b [5.8]
5.2 Difusión 2-D estacionaria 107
5.1.2. Discusión
A continuación se plantean cuatro características importantes sobre esta discretización:
c La discretización de la ecuación expresa un balance entre los flujos discretos de
entrada/salida y el término fuente en cada celda. De esta forma, la conservación
está garantizada en cada volumen de control individual. Sin embargo, la conser-
vación global no se garantiza si no se asegura la consistencia de los flujos en las
caras de los volúmenes de control: los flujos por una pared han de ser iguales por
ambos lados.
c Los coeficientes que se obtienen, aP , aE y aW , han de ser todos positivos.
c Por tanto, nótese que entonces es condición necesaria que SP ≤ 0 en caso de
que existan términos fuente.
c La linealización del término fuente proviene de un desarrollo en serie de Taylor
(v. 5.8.2).
En el caso bidimensional se extenderá la discusión sobre las implicaciones que
tienen los coeficientes en el sentido físico de la discretización.
5.2.1. Discretización
Tomando de nuevo la ecuación 5.2, donde en esta ocasión J = Γ∇φ define el vector
de flujo difusivo, que en el caso bidimensional tiene como componentes cartesianas
J = J x i + J y j y con el operador nabla del gradiente definido como
∂ ∂
∇= i+ j,
∂x ∂y
108 Capítulo 5 MVF en problemas difusivos puros
⎛ ⎛ ∂φ ∂φ ⎞ ⎞
∑ ⎜ Γ⎜
⎜ ∂x i + j ⎟⋅ A⎟ + S ⋅ ∆VP = 0
∂y ⎠ ⎟
[5.10]
c=e ,w ,n, s⎝ ⎝ ⎠c
⎛ ∂φ ⎞ ⎛ ∂φ ⎞ ⎛ ∂φ ⎞ ⎛ ∂φ ⎞
Γe ∆y⎜ ⎟ − Γ w ∆y⎜ ⎟ + Γn ∆x⎜ ⎟ − Γ s ∆x⎜ ⎟ + S ⋅ ∆x ∆y = 0 [5.11]
⎝ ∂x ⎠e ⎝ ∂x ⎠w ⎝ ∂y ⎠n ⎝ ∂y ⎠s
⎛ Γ e ∆y Γ w ∆y Γn ∆x Γ s ∆x ⎞
⎜ + + + − SP ∆x ∆y ⎟φP = [5.12]
⎝ δx e δx w δ yn δy s ⎠
aP
Γ e ∆y Γ ∆y Γ ∆x Γ ∆x
= φE + w φW + n φN + s φ + SC ∆x ∆y
δx e δx w δ yn δy s S
b
aE aW aN aS
xw xe
N
An n yn
w
W Ae E
Δy P
Aw e
ys
s
As
y S
x Δx
Y denotando los coeficientes que afectan a las variables en los nodos como aP , aE,
aW , aN y aS y al término independiente como b, se formula la ecuación algebraica
final que afecta al nodo P según:
aP φP = aE φE + aW φW + aN φN + aS φS + b [5.13]
5.2.2. Discusión
Los cuatro puntos fundamentales a tener en cuenta son:
c La consistencia debe cumplirse nuevamente evaluando los flujos en la dirección
x y en la dirección y en cada cara, de manera que sea el mismo (y de signo contra-
rio) en las celdas que comparten cada cara. Nótese que en mallados cartesianos
esta condición es relativamente fácil de satisfacer; aunque no lo es tanto en
mallados tridimensionales, no estructurados ni ortogonales.
c Nuevamente, los coeficientes aP y ac.v. deben ser todos positivos. Este hecho tiene
implicaciones físicas. Por ejemplo, si se está evaluando la difusión de tempera-
tura en una placa plana, y la temperatura en el nodo E se ve incrementada, es de
esperar que la temperatura en el nodo P también aumente.
c Precisamente, para garantizar que aP sea positivo en cualquier caso, debe cum-
plirse que SP sea negativo. Esto también tiene un significado físico. Si por ejem-
plo, S se asocia a un término fuente para la temperatura, no es físicamente
realizable que ante un aumento de la fuente se produzca un aumento indefinido
de temperatura. Es necesario que el aumento quede acotado, de manera que la
pendiente que relaciona ambos comportamientos debe ser negativa.
c Cuando no hay términos fuente (ecuación de Laplace), se cumple que
aP = ∑ ac.v. ,
c.v .
⎛a ⎞
φP = ∑⎜ c.v . φc.v . ⎟ [5.14]
a
c.v .⎝ P ⎠
donde se cumple que
∑(ac.v. aP ) = 1 .
c.v.
110 Capítulo 5 MVF en problemas difusivos puros
Puesto que φP es la suma ponderada de sus valores vecinos, esto significa que
tiene que estar limitado por ellos. Y por extensión, φP tiene que estar necesaria-
mente acotado por los valores en las fronteras (algo que ya se había visto en la
ecuación elíptica canónica). Cuando SP ya no es cero, no tiene que cumplirse
necesariamente esta característica, y es perfectamente válido que φP tome en el
interior del dominio valores mayores que en los contornos.
⎛ ⎛ ∂φ ∂φ ⎞ ⎞
∑ ⎜ Γ⎜
⎜ ∂x i + j ⎟⋅ A⎟ + S ⋅ ∆VP = 0
∂y ⎠ ⎟
[5.15]
c=cc ,e ,n, s⎝ ⎝ ⎠c
xcc xe
cc P E
e
x
x
pre, señala el sentido saliente a la celda. Finalmente, evaluando el flujo por dicha
cara como
⎛ ∂φ ⎞
J cc ⋅ Acc = −Γ cc ∆y⎜ ⎟
⎝ ∂x ⎠cc
φP − φcc
J cc ⋅ Acc = −Γ cc ∆y [5.16]
δxcc
⎛ Γ e ∆y Γn ∆x Γ s ∆x Γ cc ∆y ⎞
⎜ + + + − SP ∆x ∆y ⎟φP = [5.17]
⎝ δx e δ yn δy s δxcc ⎠
aP
Γe ∆y Γ ∆x Γ ∆x Γ ∆y
= φE + n φN + s φS + cc φ + SC ∆x ∆y
δx e δy n δy s δxcc cc
aE aN aS acc
b
⎛ Γ e ∆ y Γ n ∆ x Γ s ∆x ⎞
⎜ + + − SP ∆x ∆y ⎟φP = [5.18]
⎝ δx e δy n δy s ⎠
aP
Γ e ∆y Γ ∆x Γ ∆x
= φE + n φN + s φ + qcc ∆y + SC ∆x ∆y
δx e δy n δy s S
b
aE aN aS
Γ cc
qcc + φ
δxcc P
φcc = [5.19]
Γ cc
δxcc
2. El criterio de Scarborough (1958) establece una condición necesaria y suficiente para que un sis-
tema de ecuaciones algebraicas pueda converger iterativamente. En particular, la condición se expresa
precisamente en función de los coeficientes de la ecuación discretizada:
Los matrices de los sistemas de ecuaciones que satisfacen este criterio tienen una estructura diagonal
dominante.
5.3 Implementación de condiciones de contorno 113
Γcc
hcc φ∞ + φ
δxcc P
φcc = [5.21]
Γ
hcc + cc
δxcc
Γcc
hcc
δxcc
J cc ⋅ Acc = − ∆y ( φ∞ − φP ) [5.22]
Γ
hcc + cc
δxcc
⎛ Γ ∆y Γ ∆x Γ ∆x h ( Γ δx ) ⎞
⎜ e + n
+ s
+
cc cc cc
∆y − SP ∆x ∆y ⎟φP =
⎜ δx e δ y δ y h + Γ δ x ⎟
⎝ n s cc cc cc ⎠
aP
[5.23]
Γ ∆y Γ ∆x Γ ∆x hcc ( Γ cc δxcc )
= e φE + n φN + s φS + ∆y φ∞ + SC ∆x ∆y
δx e δyn δy s hcc + Γcc δxcc
aE aN aS acc
b
⎛ ∂ρφ ⎞
∫∆t ∫V ⎜⎝ ∂t
P
+ ∇⋅ (v ρφ) − ∇⋅ ( Γ∇φ)⎟dV dt = ∫ ∫ SφdV dt
⎠ ∆t VP
[5.24]
Respecto a los flujos difusivos, suponiendo, como antes, que el flujo en las caras
se reduce a los flujos reducidos a los centroides, se puede expresar que:
Para poder resolver la integral temporal se supondrá que el flujo difusivo en cada
cara varía entre el instante inicial y final de forma lineal según un parámetro f como:
Con esta formulación es evidente que se pueden evaluar los flujos en el instante ini-
cial o final sustituyendo simplemente los valores de las variables en los nodos en los
instantes correspondientes. De esa forma, por ejemplo, para la cara este se tendría:
φ(1)
E − φP
(1)
φ(0)
E − φP
(0)
J e(1) Ae = −Γe ∆y ; J e(0) Ae = −Γ e ∆y [5.28]
δx e δx e
Una vez discretizados tanto espacial como temporalmente todos los términos, es
posible formular la ecuación algebraica no estacionaria. Por simplicidad, se va a eli-
minar el superíndice 1, de modo que las variables sin superíndice representarán
directamente el valor en el paso actual, mientras que las variables que mantienen el
superíndice 0 se referirán a valores correspondiente del paso temporal anterior.
Agrupándolo todo, y reordenando convenientemente, se tiene:
⎡ ⎤
aP φP = ∑ ac .v .⎡ (0)
⎦+ b +⎢ aP − (1 − f ) ∑ ac.v . ⎥φP
⎣ f φc.v . + (1 − f ) φc .v . ⎤
0 (0)
[5.30]
c .v . ⎢
⎣ c .v . ⎥
⎦
Γ e ∆y Γ ∆y Γ ∆x Γ ∆x
aE = ; aW = w ; aN = n ; aS = s
δx e δx w δy n δy s
y se definen ahora
aP = f ∑ ac .v . − f SP ∆x ∆y + aP0 ,
c .v .
donde
ρ∆x ∆y ,
aP0 =
∆t
⎣ f SC + (1 − f ) SC + (1 − f ) SP φP ⎤
y el término fuente como b =⎡ 0 0 (0)
⎦∆x ∆y .
116 Capítulo 5 MVF en problemas difusivos puros
En función del valor que se fije para el parámetro f se tienen distintos esquemas
de discretización temporal con distintas propiedades.
⎡ ⎤
aP φP = ∑ ac.v . φ(0)
c .v . + b +⎢ aP − ∑ ac .v . ⎥φP
0 (0) [5.31]
c .v . ⎢
⎣ c .v . ⎥
⎦
donde
Γ e ∆y Γ ∆y Γ ∆x Γ ∆x
aE = ; aW = w ; aN = n ; aS = s
δx e δx w δy n δy s
y se define
ρ∆x ∆y
aP = aP0 =
∆t
∆x ∆y ∆y ∆y ∆x ∆x
ρ >Γ +Γ +Γ +Γ
∆t ∆x ∆x ∆y ∆y
aP φP = ∑ ac .v . φc .v . + b + aP0 φ(0)
P [5.33]
c .v .
donde
Γ e ∆y Γ ∆y Γ ∆x Γ ∆x
aE = ; aW = w ; aN = n ; aS = s
δx e δx w δy n δy s
y se define
ρ∆x ∆y a = ∑ a − S ∆x ∆y + a0
aP0 = , P c .v . P P
∆t c .v .
aP = ∑ ac .v . + aP0
,
c .v .
garantizándose de esta forma que φP queda acotado por los valores de los nodos
vecinos en el instante t + ∆t y por su propio valor en el instante anterior. En
cierto modo esto equivale a considerar que φ(0)
P es una especie de vecino tempo-
ral de φP . Además, al ser una suma positiva, el criterio de Scarborough también
se garantiza.
c Desafortunadamente, el esquema exige para el instante t + ∆t de la resolución de
un sistema acoplado de ecuaciones algebraicas. Esto se debe a que el esquema
implícito supone que φP prevalece durante todo el paso temporal.
c Como en el esquema explícito, cuando ∆t → ∞ se recupera la ecuación en régi-
men estacionario.
c No hay ningún tipo de restricción temporal para el esquema implícito. Esto sig-
nificaría que se podría escoger el paso temporal tan grande como se quisiera y el
proceso iterativo no se vería afectado negativamente por ello. Esto no quiere
decir que la solución obtenida sea del todo precisa: el uso de pasos temporales
demasiado grandes limita la precisión del esquema numérico adoptado.
⎛ ⎞
aP φP = ∑ ac .v . ( 21 φc .v . + 21 φ(0)
c .v . ) + b +⎜aP − 2 ∑ ac .v . ⎟φP
⎜ 0 1 ⎟ (0) [5.34]
c .v . ⎝ c .v ⎠
donde
Γ e ∆y Γ ∆y Γ ∆x Γ ∆x
aE = ; aW = w ; aN = n ; aS = s
δx e δx w δy n δy s
y se define
ρ∆x ∆y a = 1 a − 1 S ∆x ∆y + a0
aP0 = , P 2 ∑ c .v . 2 P P
∆t c .v .
c Cuando
aP0 < 21 ∑ ac .v .
c .v .
Nótese que esta condición es menos restrictiva que en el caso totalmente explíci-
to; en particular, el paso temporal puede hacerse el doble de grande que dicho
esquema explícito. Por tanto, se puede ir el doble de rápido asegurando igual-
mente la consistencia.
c El esquema de Crank-Nicholson plantea esencialmente una variación lineal para
φP entre los instantes t y t + ∆t.
Puesto que la ecuación 5.1 está escrita de forma vectorial, su expresión es perfectamente
válida para describir transporte difusivo en otro tipo de sistema de coordenadas. En par-
ticular, en este apartado se muestra cómo discretizar la ecuación en el caso de una malla
que se ajusta a una geometría polar bidimensional. En la figura 5.4 se muestra un control
de volumen típico para este caso. El volumen de control se encuentra en el plano r – θ
limitado por las isolíneas de radio r y ángulo θ, y de volumen ∆VP = rP ∆r ∆θ.
120 Capítulo 5 MVF en problemas difusivos puros
w
N e
rn n
w
P E
W
rs e r
s
S er
Se supone que no hay variación fuera del plano, esto es, ∂φ ∂x = 0, y que se satis-
facen condiciones estacionarias (el caso no estacionario se puede desarrollar fácil-
mente). Como se ha visto anteriormente, la discretización espacial de los flujos
difusivos establece:
∑ ( J c ⋅ Ac ) + S ⋅ ∆VP = 0 [5.36]
c=e ,w ,n, s
∂ 1 ∂
∇= er + e
∂r r ∂θ θ
y que se van a aproximar las derivadas por diferencias finitas linealizando entre
nodos, se tiene:
φ E − φP φ − φW φ − φP φ − φS
Γ e ∆r − Γw ∆r P + Γnrn ∆θ N − Γ s rs ∆θ P +
re δθe rw δθw δrn δrs [5.37]
+(SC + SP φP ) ⋅ rP ∆r ∆θ = 0
5.6 Difusión 2-D en dominios axisimétricos 121
⎛ Γ e ∆r Γ w ∆r Γnrn ∆θ Γ s rs ∆θ ⎞
⎜ + + + − SP rP ∆r ∆θ ⎟φP = [5.38]
⎝ re δθe rw δθw δrn δrs ⎠
aP
Γe ∆r Γ ∆r Γ r ∆θ Γ r ∆θ
= φE + w φW + n n φN + s s φS + SC rP ∆r ∆θ
re δθe rw δθw δrn δrs
b
aE aW aN aS
en la que denotando los coeficientes que afectan a las variables en los nodos como
aP , aE, aW , aN y aS y al término independiente como b, se transforma en la ecuación
algebraica habitual que afecta al nodo P según:
aP φP = aE φE + aW φW + aN φN + aS φS + b [5.39]
xw xe
n
rn
w
W P E
r
e
rs
s
x r
En este caso, las áreas en las caras de cada celda serán: Ae = re ∆r i , Aw = −rw ∆r i ,
An = rn ∆x er y As = −rs ∆x er , con signos positivos o negativos según su vector nor-
mal saliente coincida o no con el sentido del vector unitario. Teniendo en cuenta que el
flujo difusivo, J = Γ∇φ, tiene como expresión del operador nabla en coordenadas 2-D
axisimétricas:
∂ ∂
∇= er + i
∂r ∂x
y que se van a aproximar las derivadas por diferencias finitas linealizando entre nodos, se
tiene:
φ E − φP φ − φW φ − φP
Γe re ∆r − Γw rw ∆r P + Γnrn ∆x N − [5.40]
δx e δx w δrn
φ − φS
−Γ s rs ∆x P + (SC + SP φP ) ⋅ rP ∆r ∆x = 0
δrs
donde se ha linealizado el término fuente según lo habitual. Reordenando para dejar
la ecuación en función de los valores de φ en cada nodo se obtiene:
⎛ Γ e re ∆r Γw rw ∆r Γnrn ∆x Γ s rs ∆x ⎞
⎜ + + + − SP rP ∆r ∆x ⎟φP = [5.41]
⎝ δx e δx w δrn δrs ⎠
aP
Γ r ∆r Γ r ∆r Γ r ∆x Γ r ∆x
= e e φE + w w φW + n n φN + s s φS + SC rP ∆r ∆x
δx e δx w δrn δrs
b
aE aW aN aS
5.7 Difusión 3-D no estacionaria 123
en la que denotando los coeficientes que afectan a las variables en los nodos como
aP , aE, aW , aN y aS y al término independiente como b, se transforma en la ecuación
algebraica habitual que afecta al nodo P:
aP φP = aE φE + aW φW + aN φN + aS φS + b [5.42]
T
Dy
N E
t
n
P e
Dz
w s
b S
W z Dx
y x B
⎡ ⎤
aP φP = ∑ ac .v .⎡ f φ
⎣ c .v . + (1 − f ) φ(0) ⎤
c .v . ⎦+ b +⎢ a 0
P − (1 − f ) ∑ a (0)
c .v . ⎥φP [5.43]
c .v . ⎢
⎣ c .v . ⎥
⎦
124 Capítulo 5 MVF en problemas difusivos puros
∑ ac.v. = aE + aW + aN + aS + aT + aB ,
c .v .
siendo respectivamente
Γe ∆y ∆z Γ ∆y ∆z Γ ∆x ∆z Γ ∆x ∆z
aE = ; aW = w ; aN = n ; aS = s ;
δx e δx w δy n δy s
Γ ∆x ∆y Γ ∆x ∆y
aT = t ; aB = b
δz t δz b
y se definen ahora
aP = f ∑ ac .v . − f SP ∆x ∆y ∆z + aP0 ,
c .v .
donde
ρ∆x ∆y ∆z
aP0 = ,
∆t
Γ e ∆ y ∆z Γ ∆y ∆ z Γ ∆x ∆z Γ ∆x ∆ z
aE = ; aW = w ; aN = n ; aS = s ;
δx e δxw δyn δy s
Γ ∆x ∆y Γ ∆x ∆y
aT = t ; aB = b
δz t δz b
y se define
ρ∆x ∆y ∆z a =
, P ∑ ac .v . − SP ∆x ∆y ∆z + aP
0
aP0 =
∆t c .v .
Para terminar el capítulo conviene incidir sobre algunos puntos importantes que
están relacionados de manera indirecta con los esquemas de discretización pre-
sentados.
xe
P Je E
xP xE
δx e 1 ∆x P 1 ∆x E
= + [5.46]
Γe 2 ΓP 2 ΓE
⎛ 1 ∆x P 1 ∆x E ⎞−1
⎜ ⎟
2 δx e 2 δx e
Γe =⎜ + ⎟ [5.47]
⎜ ΓP ΓE ⎟
⎜ ⎟
⎝ ⎠
anterior. De esta forma, es posible expresar de forma lineal cualquier expresión mate-
mática en función de φ según la ya conocida relación: S = SC + SPφP .
Denotando como φ∗ al valor de φ en la iteración anterior (y disponible en la itera-
ción actual), se puede plantear el desarrollo en series de Taylor de S en torno al valor
anterior φ∗ resultando:
⎛ ∂S ⎞∗
S = S∗ +⎜ ⎟ ( φ − φ∗ ) [5.48]
⎝ ∂φ ⎠
⎧ ⎛ ⎞∗
⎪SC = S∗ −⎜ ∂S ⎟ φ∗
⎪ ⎝ ∂φ ⎠
⎨ [5.49]
⎪ ⎛ ∂S ⎞∗
⎪SP =⎜ ⎟
⎩ ⎝ ∂φ ⎠
∗
Aquí, (∂S ∂φ) es el gradiente evaluado en el valor anterior φ∗. Para la mayoría
de los problemas ese gradiente resulta negativo, por lo que se garantiza que SP sea nega-
tivo. Y de esta forma se asegura que el término fuente tienda a decrecer conforme φ
aumenta, proporcionando un efecto estabilizador. Desafortunadamente esto no siem-
pre es así, y habrá que introducir formulaciones (linealizaciones) alternativas cuando
no se garantiza que SP < 0.
5.8.3. Subrelajación
Cuando se emplean técnicas iterativas para resolver el sistema de ecuaciones algebrai-
cas acopladas, muchas veces es necesario controlar la rapidez con la que las variables
evolucionan durante las iteraciones. Por ejemplo, cuando se tiene una importante no
linealidad en las ecuaciones y la solución de partida está muy lejos de la solución real,
pueden aparecer importantes oscilaciones que dificulten notablemente el proceso ite-
rativo. En este tipo de situaciones se utiliza una subrelajación para suavizar el proceso.
La idea de fondo es limitar la velocidad de cambio de una variable entre una itera-
ción y la siguiente. Así, sea φ∗P el valor estimado de φP en la iteración previa. Puesto
que φP debe satisfacer la ecuación general 3.9 (supuesto flujo estacionario), sería de
esperar que en la iteración actual se cumpliese:
∑ ac.v. φc.v. + b
c .v . [5.50]
φP =
aP
128 Capítulo 5 MVF en problemas difusivos puros
Sin embargo, se pretende que φP no cambie tanto como predice la ecuación 5.50
en relación con su valor inicial φ∗P . En particular, se expresa el cambio en φP desde
la iteración previa a la actual como
∑ac.v. φc.v. + b
c .v .
− φ∗P .
aP
Por tanto, expresando que queremos que φP cambie únicamente en una fracción
α del total, se tendría:
⎛ ∑a φ + b ⎞
⎜ c .v . c .v . ⎟
φP = φ∗P + α⎜ c.v . − φ∗P ⎟ [5.51]
⎜ aP ⎟
⎜ ⎟
⎝ ⎠
aP 1− α
φP = ∑ ac .v . φc .v . + b + aP φ∗P [5.52]
α c .v .
α
aP
> ∑ ac .v .
α c .v .
E + aW φW + (aP − a E − aW ) φP
aP φP = aE φ(0) (0) 0 (0)
[5.53]
donde
Γe Γ ρ∆x
aE = ; aW = w ; aP0 = ; aP = aP0
δx e δx w ∆t
E + aW εW + (aP − a E − aW ) εP
aP εP = aE ε(0) (0) 0 (0)
[5.54]
ε ( x , t ) = ∑ e σ mt ei λm x m = 0, 1, 2, ..., M
m
130 Capítulo 5 MVF en problemas difusivos puros
donde σm puede ser real o complejo y λm = (mπ/L), siendo L la longitud del domi-
nio. Esta formulación presenta la dependencia espacial del error como una suma de
funciones periódicas y la dependencia temporal como e σ mt . Si σm es real y mayor
que cero, el error aumenta con el tiempo, pero si σm es real y menor que cero, el
error se amortigua. Cuando σm es compleja la solución oscila en el tiempo.
Se define el factor de amplificación como
ε ( x , t + ∆t )
ε( x, t )
Si este factor es mayor que uno, el error crecerá con el paso del tiempo, dando lugar
a un esquema inestable. Si el factor es menor que uno, entonces el error disminuirá
al avanzar las iteraciones y dará lugar a un esquema estable.
Por simplicidad, se examinan ahora las consecuencias de estabilidad de única-
mente un término del error en el sumatorio anterior, ε = e σ mt ei λm x . Sustituyéndolo den-
tro de la ecuación 5.54 y dividiendo por aP e σ mt e i λm x , se obtiene para el caso de mallado
cartesiano (∆x = ∆y):
Γ∆t ⎛ 2 Γ∆t ⎞
2(
e σ m ∆t = ei λ ∆x + e−i λ ∆x ) +⎜
m m
⎜1 −
⎟
2⎟
[5.55]
ρ ( ∆x ) ⎝ ρ ( ∆x ) ⎠
ε ( x , t + ∆t ) 4 Γ∆t
= e σ m∆t = 1 − [5.57]
ε( x, t ) ρ ( ∆x )
2
ε ( x , t + ∆t )
≤1 ,
ε( x, t )
5.8 Consideraciones adicionales 131
o lo que es igual:
4 Γ∆t
1− 2
≤1 .
ρ ( ∆x )
4 Γ∆t
2
≥0 ,
ρ ( ∆x )
lo cual es trivial, pues todos los parámetros de la expresión son positivos, y b) que se
cumpla
4 Γ∆t
2
≥2 ,
ρ ( ∆x )
o lo que es igual:
2
ρ ( ∆x )
∆t ≤ .
2Γ
ρ∆x 1
< 2 ∑ ac .v .
∆t c .v .
Ac
d
b Ac Δη Δξ Ac
C0
r1 C1
e e r2
e C1 cc
C0 Δη
ca
e
ra
C0 Δξ
ca
ra
ra
ca
c
a
Distancias en mallas
y Cara interior Cara exterior no estructuradas
⎛ ∂φ ∂φ ⎞
J c ⋅ Ac = −Γc⎜ Ax + A ⎟
⎝ ∂x ∂y y ⎠c
∂φ ∂φ ∂x ∂φ ∂y
= +
∂ξ ∂x ∂ξ ∂y ∂ξ [5.59]
∂φ ∂φ ∂x ∂φ ∂y
= +
∂η ∂x ∂η ∂y ∂η
⎛ φξ ⎞ ⎛ x ξ y ξ ⎞⎛ φx ⎞
⎜
⎜φ ⎟ ⎟=⎜
⎜ ⎟⎜
⎜ ⎟
⎝ η ⎠ ⎝xη yη ⎟ ⎟
⎠⎝ φ y ⎠
φξ y η − φ η y ξ −φξ x η + φ η x ξ
φx = ; φy = [5.60]
J J
⎛ Ax y η − Ax x η ⎞⎛ ∂φ ⎞ ⎛−Ax y ξ + Ax x ξ ⎞⎛ ∂φ ⎞
J c ⋅ Ac = −Γc⎜
⎜ ⎟
⎟⎜ ⎟ − Γ c⎜ ⎟⎜ ⎟ [5.61]
⎝ J ⎠⎝ ∂ξ ⎠c ⎝ J ⎠⎝ ∂η ⎠c
donde las derivadas parciales para las coordenadas se pueden aproximar según lo visto
en la figura 5.8 por x ξ = ( x1 − x0 ) ∆ξ , y ξ = ( y1 − y0 ) ∆ξ , x η = ( xb − xa ) ∆η ,
y η = ( yb − ya ) ∆η ; las áreas en cartesianas se expresan como Ax = ( yb − ya ) y
Ay = −( xb − xa ) ; y los vectores unitarios se escriben
⎣ ( x1 − x0 ) i + ( y1 − y0 ) j ⎤
eξ =⎡ ⎣ ( xb − x a ) i + ( y b − y a ) j ⎤
⎦ ∆ξ y eξ =⎡ ⎦ ∆η ,
134 Capítulo 5 MVF en problemas difusivos puros
⎛ A ⋅ A ⎞⎛ ∂φ ⎞ ⎛ ⎞⎛ ⎞
⎜ c c ⎟⎜ ⎟ + Γ ⎜ Ac ⋅ Ac e ⋅ e ⎟⎜ ∂φ ⎟
J c ⋅ Ac = −Γc⎜ [5.62]
⎟ c⎜ ξ η⎟
⎝ Ac ⋅ eξ ⎠⎝ ∂ξ ⎠c ⎝ Ac ⋅ eξ ⎠⎝ ∂η ⎠c
Sg
Ac ⋅ Ac
S g = −Γc ( ∇φ)c ⋅ Ac + Γ c ( ∇φ)c ⋅ eξ [5.63]
Ac ⋅ eξ
1 1
∇φ = ∑ ∫ φ dAc ≈ ∆V ∑ φc Ac
∆V0 caras A
[5.64]
0 c
5.8 Consideraciones adicionales 135
La gran ventaja de este método es que se puede aplicar a cualquier tipo de geo-
metría de celda, incluidos los mallados no conformes. Aún así, existen otras
opciones, como la aproximación por mínimos cuadrados, que proporcionan
incluso mejores estimaciones de los gradientes en las caras, pues tienen en cuenta
la contribución de todas las celdas vecinas (y no sólo de las adyacentes a la cara
analizada).
6
MVF EN PROBLEMAS
DIFUSIVOS-
CONVECTIVOS
En este capítulo se aborda el término convectivo, el único que queda por dis-
cretizar en la ecuación general de transporte de un escalar. Se mostrará cómo se
discretiza este término por el método de volúmenes finitos y qué clase de proble-
mas surgen a su alrededor. Una vez resuelto, se habrá obtenido finalmente una
herramienta para poder resolver numéricamente la ecuación completa de con-
vección-difusión.
Por supuesto, en la realidad el campo de velocidades también es una incógni-
ta que debe ser calculada numéricamente, dando lugar a resolución acoplada del
flujo y que será el objeto de estudio en el siguiente capítulo.
Se desarrollará la metodología completa para mallados cartesianos y se mos-
trarán las estrategias básicas para extenderla a mallas no estructuradas. Además,
en una primera aproximación se supondrá que el flujo es conocido, es decir, que
el vector velocidad está disponible en todos los puntos del dominio. De esta
forma, se analizará cómo un escalar cualquiera es transportado en presencia de
un campo fluidodinámico conocido.
138 Capítulo 6 MVF en problemas difusivos-convectivos
Contenidos
Bibliografía de referencia:
Este capítulo ha sido principalmente adaptado de Mathur, S.R. y Murthy J.Y., "The Finite Vol-
ume Method", Class notes for ME608, Numerical Methods in Heat, Mass and Momentum Trans-
fer, Purdue University (EE.UU.), 2001-2011; Chapter 5: "Convection".
6.1 Difusión-convección 1-D estacionaria 139
⎛ ∂ρφ ⎞
∫∆t ∫V ⎜
P⎝ ∂t
+ ∇⋅ (v ρφ) − ∇⋅ ( Γ∇φ)⎟dV dt = ∫ ∫ Sφ dV dt
∆t VP
[6.1]
⎠
Agrupando los flujos difusivo y convectivo bajo la misma integral para aplicar el
teorema de Gauss de la divergencia, se llega a:
∂
∇= i
∂x
Se define ρ como la densidad del fluido y v como la velocidad (conocida) del flujo
con componente, v = ui . Además, según se observa en el volumen de control uni-
dimensional de la figura 6.1, los diferenciales de área serán dA = dA i , donde dA
será positivo o negativo según su vector normal saliente coincida o no con el sentido
del vector unitario. Por lo tanto:
⎛ ∂φ ⎞
∫A⎜⎝ Γ ∂x − ρuφ⎟⎠dA+ ∫V P
S φ dV = 0 [6.3]
xw xe
WW W P E
w e
x x
La ecuación 6.3 se discretiza suponiendo que el vector del flujo difusivo varía
linealmente entre los valores de los centroides de la celdas que comparten la cara ana-
lizada. Para el flujo convectivo es necesario conocer además el valor de la variable en
las caras, por lo que habrá que introducir en ellas un esquema de discretización adi-
cional. Además, aceptando que el valor medio del término fuente en el interior de la
celda es S , para el volumen finito asociado al punto P de la figura 6.1 se tiene:
⎛⎛ ∂φ ⎞ ⎞ ⎛⎛ ∂φ ⎞ ⎞
⎜⎜ Γ − ρu φ⎟i ⋅ A⎟ +⎜⎜ Γ − ρu φ⎟i ⋅ A⎟ + S ⋅ ∆VP = 0 [6.4]
⎝⎝ ∂x ⎠ ⎠e ⎝⎝ ∂x ⎠ ⎠w
Las áreas en las caras este y oeste son unitarias (flujo unidimensional), de manera
que Ae = i , Aw = − i , por lo que:
⎛ ∂φ ⎞ ⎛ ∂φ ⎞
Γe⎜ ⎟ − ρe ue φe − Γw⎜ ⎟ + ρw uw φw + S ⋅ ∆x = 0 [6.5]
⎝ ∂x ⎠e ⎝ ∂x ⎠w
⎛φ −φ ⎞ ⎛ φ − φW ⎞
Γ e⎜ E P
⎟− ρe ue φe − Γ w⎜ P ⎟+ ρw uw φw + S ∆x = 0 [6.6]
⎝ δx e ⎠ ⎝ δxw ⎠
Suponiendo, como siempre, que el término fuente presenta una variación lineal
según S = SC + SP φP , en la que se debe cumplir que SP ≤ 0, se puede linealizar
esta contribución en la ecuación 6.6.
Puesto que la variable φ está definida en centros de celdas y no en caras, es pre-
ciso expresar el valor de φ en las caras (φe, φw) en función de los valores en los nodos
vecinos. La opción natural más elemental es aplicar una variación lineal entre nodos
(diferencia centrada), que en caso de malla equiespaciada establece que:
φ E + φP φ + φP
φe = y φw = W
2 2
En definitiva:
⎛φ −φ ⎞ φ + φP ⎛ φ − φW ⎞ φ + φP
Γe⎜ E P
⎟− ρe ue E − Γ w⎜ P ⎟+ ρw uw W + S ∆x = 0 [6.7]
⎝ δx e ⎠ 2 ⎝ δx w ⎠ 2
F ρu δx
Pe = = [6.8]
D Γ
⎛ ⎞
⎜D − Fe + D + Fw + (F − F ) − S ∆x ⎟φ =⎛
⎜
F⎞ ⎛ F ⎞
De − e ⎟φE +⎜Dw + w ⎟φW + SC ∆x
⎜ e
2 w
2 e w P ⎟ P
⎝ 2⎠ ⎝ 2 ⎠
⎝ 0 ⎠ b
aE aW
aP
[6.9]
aP φP = aE φE + aW φW + b [6.10]
aP φP = ∑ ac .v . φc .v . + b [6.11]
c .v .
⎡⎛⎛ ∂φ ⎞ ⎛ ∂φ ⎞ ⎞ ⎤
∑ ⎜⎜ Γ − ρu φ⎟i +⎜ Γ − ρv φ⎟j ⎟
⎢⎜
⎢⎝⎝ ∂x ⎠ ⎝ ∂y
⎟⋅ A ⎥ + S ⋅ ∆VP = 0
⎠ ⎠ ⎥
[6.12]
c=e ,w ,n, s⎣ ⎦c
⎛ ∂φ ⎞ ⎛ ∂φ ⎞ ⎛ ∂φ ⎞
Γe ∆y⎜ ⎟ − ρe ue φe ∆y − Γ w ∆y⎜ ⎟ + ρw uw φw ∆y + Γn ∆x⎜ ⎟ −
⎝ ∂x ⎠e ⎝ ∂x ⎠w ⎝ ∂y ⎠n [6.13]
⎛ ∂φ ⎞
−ρnvn φn ∆x − Γ s ∆x⎜ ⎟ + ρs v s φs ∆x + S ⋅ ∆x ∆y = 0
⎝ ∂y ⎠s
φ E − φP φ + φP φ − φW
Γe ∆y − ρe ue ∆y E − Γ w ∆y P +
δx e 2 δx w
φ + φW φ − φP φ + φP
+ ρw uw ∆y P + Γ n ∆x N − ρnvn ∆x N − [6.14]
2 δy n 2
φ − φS φ + φS
− Γ s ∆x P + ρ s v s ∆x P + S ⋅ ∆x ∆y = 0
δy s 2
6.2 Difusión-convección 2-D estacionaria 143
xw xe
n yn
w
y W P E
e
ys
s
V
y S
x x
∆y ∆y
Fe = ρe ue ∆y ; De = Γ e ; Fw = ρw uw ∆y ; Dw = Γ w ;
δx e δx w
∆x ∆x
Fn = ρnvn ∆x ; Dn = Γn ; Fs = ρs v s ∆x y Ds = Γ s
δy n δy s
Nótese que Fc es el flujo másico a través de la cara c y que para evaluarlo se necesita
el valor de φ en la cara. Sustituyendo en 6.14 y reordenando para dejar la ecuación
en función de los valores de φ en cada nodo se obtiene:
⎛ Fe Fw F F ⎞
⎜ De − + Dw + + Dn − n + Ds + s + (Fe − Fw + Fn − Fs ) − SP ∆x ∆y ⎟φP =
⎝ 2 2 2 2 ⎠
aP
⎛ F ⎞ ⎛ F ⎞ ⎛ F ⎞ ⎛ F ⎞
=⎜ De − e ⎟φE +⎜ Dw + w ⎟φW +⎜ Dn − n ⎟φN +⎜ Ds + s ⎟φS + SC ∆x ∆y
⎝ 2⎠ ⎝ 2 ⎠ ⎝ 2⎠ ⎝ 2⎠
b
aE aW aN aS [6.15]
Y denotando los coeficientes que afectan a las variables en los nodos como aP, aE,
aW, aN y aS y al término independiente como b, se formula la ecuación algebraica
final que afecta al nodo P según:
aP φP = aE φE + aW φW + aN φN + aS φS + b [6.16]
144 Capítulo 6 MVF en problemas difusivos-convectivos
⎧φP
⎪ si Fe ≥ 0
φe ⎨ [6.17]
⎩φ E
⎪ si Fe < 0
El esquema upwind garantiza que los coeficientes nunca son negativos, por lo que
se asegura que el valor de φP queda acotado siempre por los valores vecinos. De todas
formas, aunque este esquema garantiza soluciones realistas, su precisión es únicamen-
te de primer orden y se puede ver comprometida en determinados casos (en ausencia
de difusión puede producir discontinuidades en la distribución de la variable). En los
apartados 6.3 y 6.4 se presentan otras alternativas que evitan estos inconvenientes.
∑ J c ⋅ Ac
c = e,w,n,s
Ac
v
eξ C1
C0 Δξ
ca
ra
J c ⋅ Ac = Dc ( φ1 − φ0 ) − Fc φc + S g [6.21]
La ecuación 6.21 establece que, al igual que en las mallas cartesianas, el trans-
porte convectivo de φ por la cara requiere de la evaluación del valor en la cara, φc.
Como se ha visto en los subapartados anteriores, la definición del valor en la cara
depende del tipo de discretización que se escoja. A continuación se van a mostrar las
formulaciones finales según se escoja un esquema en diferencias centradas, o un
esquema upwind.
c Tomando la aproximación por diferencias centradas, la opción más sencilla es
calcular el valor en la cara como φc = ( φ1 + φ0 ) 2. Con esta aproximación, en
la ecuación 6.11 los distintos coeficientes toman los siguientes valores:
Fc
ac .v . = Dc − a = ∑ a + ∑ F − SP ∆x ∆y b = SC ∆x ∆y −∑ S g
2 P c.v . c .v . c=e,w,n,s c
( )c.v. [6.22]
c .v .
⎧φ0 si Fc ≥ 0
⎪
φc ⎨
⎩φ1 si Fc < 0 ,
⎪
Al igual que en el caso de mallas estructuradas, este esquema asegura que todos
los coeficientes nunca sean negativos.
6.3 Esquemas de primer orden con soluciones exactas 147
x
Pe
φ − φ0 e L −1
= Pe [6.24]
φ − φL e −1
donde el número de Peclet viene definido como Pe = ρuL Γ , que se particularizaría
en el número de Reynolds cuando el coeficiente de difusión, Γ, se sustituye por la
viscosidad dinámica del fluido.
En la figura 6.4 se ha representado la distribución de la ecuación 6.24 para distin-
tos números de Peclet. Nótese que según este número sea mayor o menor que 1, la
gráfica se mueve hacia los valores de los extremos φ0 y φL en todo el intervalo.
Cuando Pe → 0, el comportamiento de la solución se reduce a una recta.
A continuación se procede a introducir la expresión exacta 6.24 en la relación
entre nodos una vez discretizada la ecuación general de transporte. Para ilustrar el
proceso retomamos la ecuación unidimensional 6.5, donde se han identificado los
flujos totales entrantes y salientes por las caras e y w:
⎛ ∂φ ⎞ ⎛ ∂φ ⎞
Γe⎜ ⎟ − ρe ue φe −Γ w⎜ ⎟ + ρw uw φw + S ⋅ ∆x = 0 [6.25]
⎝ ∂x ⎠e ⎝ ∂x ⎠w
J e ⋅Ae J w ⋅Aw
148 Capítulo 6 MVF en problemas difusivos-convectivos
1
Pe = –10
Pe < –1
0,8
Pe = – 1
0,6
φ – φ0
φ – φL Pe = 1
0,4
0,2 Pe > 1
Pe = 10
0
0 0,2 0,4 0,6 0,8 1
x/L
φP − φ E
J e ⋅ Ae = Fe φP + Fe
e Pee − 1 [6.26]
φ − φP
J w ⋅ Aw = Fw φW + W Fw
e Pew − 1
donde Pee = Fe/De y Pew = Fw/Dw. Como siempre, agrupando y reordenando térmi-
nos se obtiene la ecuación algebraica generalizada 6.10 (para flujo unidimensional)
con los siguientes coeficientes:
Fe Fw e Pew
aE = aW = aP = a E + aW + ( Fe − Fw ) − SP ∆x b = SC ∆x [6.27]
e Pee − 1 e Pew − 1
aE Pe
= Pe e [6.28]
De e e −1
5 aE
De
4
3
–Pe e
Exponencial
Híbrido 1 1– Pee /2
Pe e = 0
0
–5 –4 –3 –2 –1 0 1 2 3 4 5
Pe e
⎧0 si Pee > 2
aE ⎪
⎨1 − Pee 2 si − 2 ≤ Pee ≤ 2 [6.29]
De ⎪
⎩−Pee si Pee < −2
150 Capítulo 6 MVF en problemas difusivos-convectivos
aW Pe e Pew
= Pew
Dw e w −1
⎧0 si Pew < −2
aW ⎪
⎨1 + Pew 2 si − 2 ≤ Pew ≤ 2 [6.30]
Dw ⎪
⎩Pew si Pew > 2
que coinciden nuevamente con el esquema híbrido en la zona central y con el esquema
upwind en las zonas exteriores. Finalmente, introduciendo estos coeficientes en la
ecuación general de transporte discretizada, agrupando y reordenando términos se
obtiene la ecuación algebraica generalizada 6.10 (para flujo unidimensional) con los
siguientes coeficientes:
⎡ F ⎤ ⎡ F ⎤
aE = max⎢−Fe , De − e ,0 ⎥ aW = max⎢ Fw , Dw + w ,0 ⎥
⎣ 2 ⎦ ⎣ 2 ⎦ [6.31]
aP = aE + aW + ( Fe − Fw ) − SP ∆x b = SC ∆x
aE = max⎡
⎣ 0,(1 − 0,1 Pee ) ⎤
5 ⎡−Fe ,0 ⎦
⎦+ max⎣ ⎤
[6.32]
⎡ 0,(1 − 0,1 Pe )5 ⎦
aW = max⎣ ⎤+ max⎣
⎡ Fw ,0 ⎦
⎤
w
6.4 Esquemas de orden superior 151
∂ ( ρu φ) ∂ ( ρv φ)
+ =0 [6.33]
∂x ∂y
φP − φW φ − φS
ρu + ρv P =0 [6.34]
∆x ∆y
2 3
∂φ ( ∆x ) ∂2 φ ( ∆x ) ∂3 φ
φW = φP − ∆x + − + ... [6.35]
∂x 2! ∂x 2 3! ∂x 3
2 3
∂φ ( ∆y ) ∂2 φ ( ∆y ) ∂3 φ
φS = φP − ∆y + − + ... [6.36]
∂y 2! ∂y 2 3! ∂y 3
Todas las derivadas en las expresiones 6.35 y 6.36 se evalúan en el punto P. Reor-
denando dichas expresiones se obtiene:
2
φP − φW ∂φ ( ∆x ) ∂2 φ ( ∆x ) ∂3 φ
= − + − ... [6.37]
∆x ∂x 2! ∂x 2 3! ∂x 3
2
φ P − φS ∂φ ( ∆y ) ∂2 φ ( ∆y ) ∂3 φ
= − + − ... [6.38]
∆y ∂y 2! ∂y 2 3! ∂y 3
152 Capítulo 6 MVF en problemas difusivos-convectivos
∂φ ∂φ ρu∆x ∂2 φ ρu∆y ∂2 φ
ρu + ρv = + + O ( ∆x 2 ) + O ( ∆y 2 ) [6.39]
∂x ∂y 2 ∂x 2 2 ∂y 2
∂φ ∂φ ρu∆x⎛ ∂2 φ ∂2 φ ⎞
⎟+ O ( ∆x )
2
ρu + ρv = ⎜ 2 + 2⎟ [6.40]
∂x ∂y 2 ⎜
⎝ ∂ x ∂ y ⎠
ρu∆x
∇⋅ ( ρv φ) − ∇⋅ ( ∇φ) = O ( ∆x 2 )
2
que no es más que una ecuación difusiva-convectiva truncada. Esto implica que
aunque se ha planteado la solución de una ecuación puramente convectiva, al apli-
car el esquema upwind se está resolviendo un problema que incorpora cierta difu-
sión (numérica, generada por la discretización). A este fenómeno (matemático) se le
denomina difusión numérica o artificial y es inherente al empleo de una discretiza-
ción upwind. Nótese que el coeficiente de difusión artificial, (ρu∆x)/2, es proporcio-
nal al tamaño de malla, por lo que la difusión numérica se reduce al refinar el
mallado, aunque nunca va a poder ser eliminado completamente.
Para el caso en diferencias centradas se puede hacer un análisis similar, mediante
el cual se llega a una expresión equivalente a la ecuación 6.40 de forma:
∂φ ∂φ ρu∆x 2 ⎛ ∂3 φ ∂3 φ ⎞
⎟+ O ( ∆x )
3
ρu + ρv =− ⎜ 3 + 3⎟ [6.41]
∂x ∂y 3! ⎜ ⎝ ∂x ∂y ⎠
∆x ∂φ
φe = φP + [6.43]
2 ∂x
donde esta aproximación tiene un error de truncamiento de segundo orden,
O ( ∆x 2 ). Para escribir φe en función de los valores de los centroides adyacentes, se
debe expresar la derivada ∂φ ∂x en diferencias finitas, pudiendo hacer esta diferen-
cia hacia atrás (backward), hacia delante (forward) o centrada (central difference).
De esta manera se obtienen tres posibilidades:
c Diferencia hacia atrás:
∂φ φP − φW
= ,
∂x ∆x
que introducida en la ecuación 6.43, proporciona el esquema Beam-Warming:
( φP − φW )
φe = φP + [6.44]
2
154 Capítulo 6 MVF en problemas difusivos-convectivos
( φE − φW ) [6.46]
φe = φP +
4
(1 − κ) (1 + κ)
φe = φP + ( φP − φW ) + ( φ E − φP ) [6.47]
4 4
2
∆x ∂φ ( ∆x ) ∂2 φ
φe = φP + + [6.48]
2 ∂x 8 ∂x 2
6.4 Esquemas de orden superior 155
∂φ φE − φW ∂2 φ ( φE + φW − 2 φP )
= + O ( ∆x 2 ) y = + O ( ∆x 2 ) ,
∂x 2 ∆x ∂x 2
( ∆x )2
( φE − φW ) ( φE + φW − 2 φP ) [6.49]
φe = φP + +
4 8
( φ E + φP )
φe = − C ( φE + φW − 2 φP ) [6.50]
2
donde C = 1/8. Así, según 6.49, el esquema QUICK establece que el valor en una
cara depende del valor en los nodos adyacentes y del nodo dos veces aguas arriba.
De forma genérica, para una malla uniforme, el valor de φ en la cara situada entre
dos nodos i e i – 1, se puede expresar como
1 6 3
φc = − φi−2 + φi−1 + φi ,
8 8 8
1 6 3 1 6 3
φe =− φW + φP + φE si ue > 0 ; φw =− φWW + φW + φP si uw > 0
8 8 8 8 8 8
[6.51]
Nótese que en la discretización del flujo por la cara oeste aparece el valor del
nodo situado dos veces hacia el oeste con respecto al centroide de la celda P. Esta
156 Capítulo 6 MVF en problemas difusivos-convectivos
formulación es válida suponiendo que las velocidades del flujo tienen dirección x
positiva. En caso contrario, la expresión para las caras este y oeste debería ser:
1 6 3 1 6 3
φe =− φEE + φE + φP si ue < 0 ; φw =− φE + φP + φW si uw < 0
8 8 8 8 8 8 [6.52]
3 6 1
aE = De − αe Fe − (1 − αe ) Fe − (1 − αw ) Fw
8 8 8
6 3 1
aW = Dw + αw Fw + (1 − αw ) Fw + αe Fe
8 8 8 [6.54]
1
aEE = (1 − αe ) Fe
8
1
aWW =− αw Fw
8
siendo
⎧
⎪1 si Fe > 0 ⎧1 si Fw > 0
⎪
αe ⎨ y αw ⎨
⎩0 si Fe < 0
⎪ ⎪0 si Fw < 0
⎩
Ac
v
Δr1
Δr0 C1
ca
C0 Δξ
ra
y
φ ( x , y ) = φ0 + ( ∇φ )0 ⋅ ∆ r + O ∆ r ( 2
) [6.55]
La discretización temporal de la ecuación 3.7 con todos sus términos exige la evalua-
ción de las variables en el paso temporal actual en relación con el paso temporal
anterior. Como en el capítulo precedente se van a discretizar cada uno de los térmi-
nos por separado, introduciendo una formulación general para evaluar los flujos y
los términos fuente.
⎛ ∂ρφ ⎞ ⎡ (0) ⎤
∫∆t ∫V ⎜⎝ ∂t P
⎟dV dt =⎣ ( ρP φP ) − ( ρP φP ) ⎦∆VP
⎠
[6.57]
Del mismo modo que en el caso puramente difusivo, para poder resolver la inte-
gral temporal se va a suponer que el flujo difusivo-convectivo en cada cara varía
entre el instante inicial y final de forma lineal según un parámetro f como:
Con esta formulación es evidente que se pueden evaluar los flujos en el instante
inicial o final sustituyendo los valores de las variables en los nodos en los instantes
correspondientes. De esa forma, por ejemplo, para la cara este se tendría:
⎛ ∂φ ⎞ ⎛ ∂φ(0) ⎞
J e(1) Ae = Fe φe − Γ e ∆y⎜ ⎟ ; J e(0) Ae = Fe φ(0)
e − Γ e ∆ y⎜
⎜ ∂x ⎟ ⎟ [6.60]
⎝ ∂x ⎠e ⎝ ⎠e
⎡ ⎤
a P φ P = ∑ ac .v .⎡ (0)
⎦+ b +⎢ a P − (1 − f ) ∑ ac .v . ⎥φ P
⎣ f φc .v . + (1 − f ) φc .v . ⎤
0 (0)
[6.62]
c .v . ⎢
⎣ c .v . ⎥
⎦
donde como siempre ac.v. representan los valores de los coeficientes vecinos y se
definen ahora como
aP = f ∑ ac .v . − f SP ∆VP + aP0
c .v .
donde
ρ∆VP
aP0 =
∆t
⎣ f SC + (1 − f ) SC + (1 − f ) SP φP ⎤
y el término fuente como b =⎡ 0 0 (0)
⎦∆VP .
En función del valor que se fije para el parámetro f se tienen los distintos esque-
mas de discretización temporal vistos en capítulos anteriores.
∂φ ∂φ
+u =0 [6.63]
∂t ∂x
160 Capítulo 6 MVF en problemas difusivos-convectivos
donde además se supone, como siempre en este capítulo, que el campo de velocida-
des es conocido y constante (no varía en el tiempo). Nótese que esta ecuación es de
tipo hiperbólico, como se discutió en el capítulo 3.
La discretización por volúmenes finitos de la ecuación unidimensional 6.63 esta-
blece que
⎛ ∂φ ⎞ u
⎜ ⎟ + ( φ − φw ) = 0
⎝ ∂t ⎠P ∆x e
φP − φ(0)
P
( φ(0)
E − φW )
(0)
+u =0,
∆t 2 ∆x
φP − φ(0)
P
( φE − φW )
+u =0,
∆t 2 ∆x
o lo que es equivalente:
φE − φW
φP = u∆t + φ(0)
P ,
2 ∆x
y que según Von Neumann resulta ser incondicionalmente estable. Sin embargo, a
pesar de ser matemáticamente estable, físicamente tiene problemas con el signo de
los coeficientes: si u > 0, entonces aW es siempre negativo; mientras que si u < 0,
6.5 Difusión-convección no estacionaria 161
φP − φ(0)
P
( φ(0)
P − φW )
(0)
+u =0 ,
∆t ∆x
∆t (0) ⎛ ∆t ⎞ (0)
φP = u φW +⎜1 − u ⎟φ [6.64]
∆x ⎝ ∆x ⎠ P
∆t
0≤u ≤1 [6.65]
∆x
aP φP = aE φE + aW φW + aN φN + aS φS + aT φT + aB φB + aP0 φ(0)
P +b
[6.66]
donde
aP = aE + aW + aN + aS + aT + aB + aP0 + ( Fe − Fw + Fn − Fs + Ft − Fb ) −
ρ(0) ∆x ∆y ∆z
− SP ∆x ∆y ∆z ; aP0 = ; b = SC ∆x ∆y ∆z
∆t
y los coeficientes, al ser un esquema híbrido, adoptan la forma ya conocida:
⎡ ⎛ F ⎞ ⎤ ⎡ ⎛ F ⎞ ⎤
aE = max⎢−Fe ,⎜ De − e ⎟,0 ⎥ ; aW = max⎢ Fw ,⎜ Dw + w ⎟,0 ⎥
⎣ ⎝ 2⎠ ⎦ ⎣ ⎝ 2 ⎠ ⎦
⎡ ⎛ F ⎞ ⎤ ⎡ ⎛ F ⎞ ⎤
aN = max⎢−Fn ,⎜ Dn − n ⎟,0 ⎥ ; aS = max⎢ Fs ,⎜ Ds + s ⎟,0 ⎥ [6.67]
⎣ ⎝ 2⎠ ⎦ ⎣ ⎝ 2⎠ ⎦
⎡ ⎛ F⎞ ⎤ ⎡ ⎛ F ⎞ ⎤
aT = max⎢−Ft ,⎜ Dt − t ⎟,0 ⎥ ; aB = max⎢ Fb ,⎜ Db + b ⎟,0 ⎥
⎣ ⎝ 2⎠ ⎦ ⎣ ⎝ 2⎠ ⎦
Fe = ( ρu )e ∆y ∆z ; Fw = ( ρu )w ∆y ∆z ; Fn = ( ρv )n ∆x ∆z
Fs = ( ρv )s ∆x ∆z ; Ft = ( ρw )t ∆x ∆y ; Fb = ( ρw )b ∆x ∆y
y
Γe Γ Γ
De = ∆y ∆z ; Dw = w ∆y ∆z ; Dn = n ∆x ∆z
δx e δx w δy n
Γ Γ Γ
Ds = s ∆x ∆z ; Dt = t ∆x ∆y ; Db = b ∆x ∆y
δy s δz t δz b
∆x ∆y
( φP − φ(0)
P )ρ
∆t
+ ( J e − Fe φP ) − ( J w − Fw φP ) +
[6.68]
+ ( J n − Fn φP ) − ( J s − Fs φP ) = ( SC + SP φP ) ∆x ∆y
donde para las celdas del este y del norte se puede escribir que
Fe = ( ρu )e ∆y ; Fn = ( ρv )n ∆x
y análogamente
⎛ ∂φ ⎞ ⎛ ∂φ ⎞
J e = ( ρu )e φe ∆y − Γe⎜ ⎟ ∆y ; J n = ( ρv )n φn ∆x − Γn⎜ ⎟ ∆x .
⎝ ∂x ⎠e ⎝ ∂y ⎠n
c Esquema centrado:
g ( Pe ) = 1 − 0,5 Pe [6.70]
c Esquema upwind:
g ( Pe ) = 1 [6.71]
c Esquema exponencial:
g ( Pe ) = Pe (e Pe − 1) [6.72]
c Esquema híbrido:
Cuando se analizó la ecuación difusiva pura se presentó una clasificación de las con-
diciones de contorno de acuerdo con la información que se proporcionaba al modelo
en cada una de ellas. Así, en las condiciones de tipo Dirichlet se especificaba el propio
valor de φ en la frontera, mientras que en las condiciones de tipo Von Neumann se
conocía el gradiente de la variable (flujo). Para problemas convectivos se debe distin-
guir, además, entre condiciones de flujo, donde el flujo entra o sale al dominio, y
condiciones geométricas, que son aquellas que simplemente limitan el dominio a
modelar (paredes y superficies, contornos sólidos o condiciones periódicas).
Evidentemente, puesto que no es posible modelar el universo completo en nues-
tra simulación CFD, es necesario acotar el dominio, considerando tan sólo un sub-
conjunto que incluya el sistema que se quiere resolver numéricamente. Por lo tanto,
es imprescindible aportar la información que existe en los límites prefijados del
dominio en referencia a las variables que se quieren resolver.
v = vcc ; vc ⋅ Ac ≤ 0
[6.74]
φ = φcc ,dato
Introduciendo que φcc es dato y escribiendo el flujo difusivo según lo visto en el tema
anterior, se llega a la expresión que puede ser incorporada al balance en la celda C0:
MAL BIEN
Ac
v cc eξ
eξ C0 C0 cc
cc Δξ Δξ
v cc
Ac
Contenidos
7.1. Introducción
7.2. Mallado decalado
7.3. Discretización de la ecuación de momento
7.4. Discretización de la ecuación de continuidad
7.5. Algoritmo SIMPLE de resolución
7.5.1. Ecuación de corrección para la presión
7.5.2. Subrelajación
7.5.3. Algoritmo completo
7.6. Otros algoritmos de acoplamiento presión-velocidad
7.6.1. Algoritmo SIMPLER
7.6.2. Algoritmo SIMPLEC
7.6.3. Algoritmo PISO
7.7. Conclusiones y reflexiones finales
Bibliografía de referencia:
Este capítulo ha sido principalmente adaptado de Versteeg, H.K. y Malalasekera, W., "An Intro-
duction to Computational Fluid Dynamics: The Finite Volume Method", Ed. Pearson Education
Ltd, 2007; Chapter 6: "Solution Algorithms for Pressure-Velocity Coupling in Steady Flows".
7.1 Introducción 169
7.1 Introducción
∂ ( ρu ) ∂p
+ ∇ ( ρvu ) − ∇ ( μ∇u ) = − + ρg x [7.1]
∂t ∂x
∂ ( ρv ) ∂p
+ ∇ ( ρvv ) − ∇ ( μ∇v ) = − + ρg y [7.2]
∂t ∂y
Nótese cómo, efectivamente, cada una de las ecuaciones 7.1 y 7.2 adopta la forma
conservativa general vista en 3.7, donde el gradiente de presión y otras fuerzas con-
servativas (p. ej., el campo gravitatorio) se introducen en el término fuente de la
ecuación.
En el caso de flujo compresible, aparecen parciales adicionales en el conjunto de
ecuaciones 7.1 y 7.2. Estas parciales provienen del tensor de tensiones. Para reescri-
bir la ecuación en forma conservativa, se subdivide dicho tensor en dos partes, de
modo que las tensiones normales se dejan en el término difusivo, mientras que el
170 Capítulo 7 Resolución de las ecuaciones de flujo
∂p ∂ ⎛ ∂u ⎞ ∂ ⎛ ∂v ⎞ 2 ∂
Su = − + ρg x + ⎜ μ ⎟+ ⎜ μ ⎟− ( μ∇⋅ v ) [7.3]
∂x ∂x⎝ ∂x ⎠ ∂y⎝ ∂x ⎠ 3 ∂x
∂p ∂ ⎛ ∂v ⎞ ∂ ⎛ ∂u ⎞ 2 ∂
Sv = − + ρg y + ⎜ μ ⎟+ ⎜ μ ⎟− ( μ∇⋅ v ) [7.4]
∂y ∂y⎝ ∂y ⎠ ∂x⎝ ∂y ⎠ 3 ∂y
∂ ( ρu ) ∂ ( ρv )
+ =0 [7.5]
∂x ∂y
Las ecuaciones 7.1, 7.2 y 7.5 están intrínsecamente acopladas porque cada una de
las componentes de la velocidad aparece en cada ecuación de momento y también
en la de continuidad. El mayor problema reside en resolver el papel que desempeña
la presión en este sistema de ecuaciones: aparece en ambas ecuaciones de momento
pero a primera vista no se dispone de una ecuación de transporte (o similar) para la
presión.
En los siguiente apartados se mostrará que este acoplamiento se puede resolver
empleando estrategias iterativas, como el algoritmo SIMPLE propuesto por Patankar
y Spalding en 1972. En este algoritmo, los flujos convectivos por las caras se evalúan a
partir de un campo supuesto de velocidades. Es más, también se emplea un campo de
presiones tentativo para resolver la ecuación de momento y una ecuación de correc-
ción de la presión, deducida a partir de la ecuación de continuidad. Finalmente, esa
corrección obtenida se utiliza para actualizar los campos de presión y velocidad. El
proceso iterativo, ejecutado hasta que se fija la convergencia requerida, es nueva-
mente básico para hacer frente al fuerte acoplamiento entre las ecuaciones[1].
1. Ya habíamos visto antes que el proceso iterativo era esencial para poder hacer frente a la no lineali-
dad de las ecuaciones y para poder resolver el sistema de ecuaciones de una manera eficiente y factible.
7.2 Mallado decalado 171
∂p pe − pw ( pE + pP ) 2 − ( pP + pW ) 2 pE − pW 100 − 100
= = = ≈ = 0 [7.6]
∂x ∆x ∆x 2 ∆x 2 ∆x
Lógicamente esto se debe a que las fluctuaciones de presión tienen una variación
espacial igual a la distancia entre centroides. Queda claro, pues, que si las velocida-
des se definen en esos mismos nodos que la presión, la influencia de la presión no va
estar correctamente representada en la ecuación de momento.
Para romper este problema, basta con “decalar” los valores de velocidad con res-
pecto a los nodos donde se almacena la presión. De esta forma, se define el denomi-
xw xe
WW W P E EE
50 100 w 50 e 100 50
x x
nado mallado decalado (staggered grid), introducido por Harlow y Welch en 1965, y
que plantea evaluar las variables escalares (presiones, temperaturas…) en los centros
de las celdas y calcular las componentes de la velocidad en un mallado decalado
cuyos elementos están centrados en las caras de las celdas originales. La figura 7.2
muestra esta disposición para un mallado bidimensional.
Las variables escalares, incluida la presión, se almacenan en los centroides de las
celdas (si se emplea una formulación cell-centered) definidas como volúmenes de
control y se representan con puntos. Las velocidades se definen en las caras de las
celdas de los escalares (entre centroides contiguos) y se representan con flechas. Las
flechas horizontales indican la localización de las velocidades en la dirección x
(componente u) mientras que las flechas verticales denotan la componente en la
dirección y (componente v).
En el mallado decalado, todas las propiedades del fluido, como la densidad o el
coeficiente de difusión, se almacenan en los centroides de las celdas (son valores
escalares). Además, como se ha visto en capítulos anteriores, una de las grandes ven-
tajas del mallado decalado es que las velocidades ya están disponibles en las caras de
las celdas, que es donde se necesitan para evaluar los flujos convectivos.
N
vn
W uw P ue E
vs
S
Ecuación de momento en x
Nótese que ahora P se corresponde con el centroide de la celda definida para las
componentes vectoriales y e es la cara este que se correspondería con la notación en
mayúsculas para un centroide escalar. Recuerde el lector que en este caso la variable
u es la incógnita en la ecuación de transporte (φ = u). El término fuente debe incluir
el gradiente de presiones, que en este caso, se discretiza como:
término
∂p p − pw p − pe
∆x ∆y = ( pw − pe ) ∆y
fuente
− =− e ⎯⎯⎯⎯→ w [7.8]
∂x ∆x ∆x
N
uN
n
W P e E
w uP uE
uW
s
uS S
donde los valores de presión pw y pe están disponibles, pues las caras del volumen de
control en la figura 7.3 se corresponden con los centroides de las celdas escalares
(donde se han definido las presiones en la figura 7.2).
Normalmente, el término de presiones se representa fuera del término fuente
(dada su importancia), quedando entonces la ecuación como:
Fe = ( ρu )e A e , Fw = ( ρu )w A w , Fn = ( ρv )n A n , Fs = ( ρv )s A s
y
( ρu ) E + ( ρu ) P ( ρu )P + ( ρu )W
( ρu )e = ( ρu )w = [7.11]
2 2
( ρv )N + ( ρv )P ( ρv )P + ( ρv )S
( ρv )n = ( ρv )s = [7.12]
2 2
Evidentemente, los valores de las velocidades que se necesitan para las caras en
las ecuaciones 7.11 y 7.12 se toman de la iteración anterior. Además, debe tenerse en
cuenta que las variables “conocidas” uE, uP, uW en la ecuación 7.11 (al igual que las
7.3 Discretización de la ecuación de momento 175
vN, vP, vS en 7.12) contribuyen a los coeficientes 7.10 de la discretización espacial ele-
gida (híbrida en este caso). Son “diferentes” variables a las uP, y uc.v. de la ecuación
7.9, que son las incógnitas que realmente se están resolviendo iterativamente.
Es muy importante haber tenido cuidado con la notación empleada. En este caso,
siempre se ha alternado que las letras mayúsculas se corresponden con los centroides
de las celdas analizadas: las centradas en los puntos para los escalares y las centradas
en las flechas para los vectores. La complejidad de este cambio continuo en la nota-
ción hace que sea muy habitual emplear subíndices del tipo (I, J) e (i, j) para denotar
los centroides y las caras de las celdas originales (centradas en nodos escalares).
Ecuación de momento en y
Nótese que ahora P se corresponde con el centroide de la celda definida para las com-
ponentes vectoriales verticales y e es la cara del este que se correspondería con la nota-
ción en mayúsculas para un centroide escalar (comparar con figura 7.2). Recuerde el
lector que en este caso la variable v es la incógnita en la ecuación de transporte (φ = v).
N vN
n
e
W vW P E
vP vE
w
s
S
vS
El término fuente debe incluir el gradiente de presiones que, en este caso, se discretiza
como:
término
∂p p − ps p − pn
∆x ∆y = ( ps − pn ) ∆x
fuente [7.14]
− =− n ⎯⎯⎯⎯→ s
∂y ∆y ∆y
donde los valores de presión pn y ps están disponibles, pues las caras del volumen de
control en la figura 7.4 se corresponden con los centroides de otras celdas escalares
(donde se han definido las presiones en la figura 7.2).
Al igual que en la ecuación de momento en x, el término de presiones se repre-
senta fuera del término fuente (dada su importancia), quedando entonces la ecua-
ción como:
aP v P = ∑ ac .v .vc .v . + ( ps − pn ) ∆x + b [7.15]
c .v .
Fe = ( ρu )e A e , Fw = ( ρu )w A w , Fn = ( ρv )n A n , Fs = ( ρv )s A s
y
Como era de esperar, en los valores de Fc se necesitan otra vez las velocidades en
las caras de los volúmenes de control asociados a v. Sin embargo, estos valores no se
encuentran disponibles en dichas localizaciones, puesto que esas caras coinciden
con los centroides de las celdas escalares (donde están definidos los escalares, no las
componentes de velocidad). Para superar este inconveniente, se plantea de nuevo la
interpolación lineal, haciendo uso de 7.11 y 7.12, con los valores de las variables
“conocidas” vN, vP, vS en la ecuación 7.12 asignados a la iteración anterior. Es impor-
tante entender de nuevo que esas variables que participan en la definición de los
coeficientes son “diferentes” variables a las vP, y vc.v. de la ecuación 7.15 que se está
resolviendo.
Es muy importante haber tenido cuidado con la notación empleada. En este caso,
siempre se ha alternado que las letras mayúsculas corresponden con los centroides
de las celdas analizadas: las centradas en los puntos para los escalares y las centradas
en las flechas para los vectores. La complejidad de este cambio continuo en la nota-
ción hace que sea muy habitual emplear subíndices del tipo (I, J) e (i, j) para denotar
los centroides y las caras de las celdas originales (centradas en nodos escalares).
7.4 Discretización de la ecuación de continuidad 177
∇⋅ ( ρv ) = 0 [7.16]
∑ ( ρv )c ⋅ Ac = 0 ,
c=e,w,n,s
que desarrollado queda:
( ρu )e ∆y − ( ρu )w ∆y + ( ρv )n ∆x − ( ρv )s ∆x = 0 [7.17]
Fe − Fw + Fn − Fs = 0 [7.18]
p = p∗ + p′ u = u∗ + u′ v = v ∗ + v′ [7.21]
aP (v P − v P∗ ) = ∑ ac .v . (vc.v . − vc∗.v . ) +⎡
⎣ ( ps − ps ) − ( pn − pn )⎦∆x
∗ ∗ ⎤
[7.23]
c .v .
Renombrando los coeficientes que aparecen en 7.26 y 7.27 como dP, donde
d P = ∆ y a P y d P = ∆ x a P corresponden, respectivamente, a cada componente u y
v, e introduciendo dichas expresiones (correcciones de velocidad) en 7.21 se llega a:
Las expresiones 7.28 y 7.29 se han obtenido con la notación definida para las celdas
centradas en vectores. A continuación se va a plantear la ecuación de continuidad
sobre la celda escalar P (v. figura 7.5), por lo que se debe hacer la correspondencia
entre las notaciones antiguas y las nuevas. Así, el punto P central del volumen de con-
trol para la velocidad u se convierte ahora en la cara e del nuevo volumen de control
escalar. Haciendo lo mismo con el resto de los puntos, se reescriben las ecuaciones
7.28 y 7.29 como:
También se pueden definir los flujos másicos en las caras norte y sur en función
de los valores supuestos y sus correcciones según:
Y análogamente:
Fw = ρw uw ∆ y = ρw uw∗ ∆ y + ρw dw ∆ y ( pW
′ − p′P ) [7.34]
vn
W uw E
P ue
vs
S
( ρe de ∆ y + ρw dw ∆ y + ρn dn ∆ x + ρ s d s ∆ x ) p′P = ( ρ e d e ∆ y ) p′E − ( ρ w d w ∆ y ) pW
′ +
aP aE aW
+ ( ρn dn ∆ x ) p′N − ( ρ s d s ∆ x ) p′S + ( ρ e u e∗ ∆ y − ρ w u w∗ ∆ y + ρn v n∗ ∆ x − ρ s v s∗ ∆ x ) = 0
aN aS
Fe∗ − Fw∗ + Fn∗ − Fs∗
[7.37]
∑ac.v.u′c.v. y ∑ac.v.v′c.v.
c .v . c .v .
∑ac.v.u′c.v.
c .v .
7.5.2. Subrelajación
Puesto que la ecuación de corrección de la presión es susceptible a divergir, se debe
introducir un parámetro de subrelajación durante el proceso iterativo según:
p = p ∗ + α p p′ [7.39]
182 Capítulo 7 Resolución de las ecuaciones de flujo
donde αp es el factor de subrelajación y cuyo valor debe ser menor que uno para
poder compensar la sobrecorrección introducida en la presión. Además, también se
relajan las ecuaciones de momento introduciendo factores similares, αu y αv, tal y
como se definió en la ecuación 5.52 del apartado 5.8.3.
Sin embargo, es importante darse cuenta de que la relajación de las ecuaciones de
momento no implica que la corrección de velocidad se relaja de la misma forma que
la presión en 7.39. El procedimiento de corrección de presión trata de obtener unas
correcciones para la velocidad que satisfagan la ecuación de continuidad; por tanto,
introduciendo una subrelajación directamente a las velocidades, se perdería esta
propiedad del SIMPLE.
La subrelajación en la ecuación de momento permite suavizar los efectos de la no
linealidad en la resolución. Denotando como u(n–1) y v(n–1) los valores de las compo-
nentes de velocidad en la iteración anterior, la relajación que se introduce establece
que:
u = α u u (n ) + (1 − α u ) u (n−1) [7.40]
v = α v v (n ) + (1 − α v ) v (n−1) [7.41]
donde u(n) y v(n) son los campos obtenidos tras la corrección en el SIMPLE. El
campo final de velocidades para esa iteración es combinación del obtenido tras la
corrección con el de la iteración anterior. Involucrando este proceso en las ecuacio-
nes de momento, se obtiene tras un poco de álgebra:
aP (1 − αu ) aP (n−1)
uP = ∑ ac .v .uc.v . + ( pw − pe ) ∆y + b + uP [7.42]
αu c .v .
αu
aP (1 − αv ) aP (n−1)
v P = ∑ ac .v .vc .v . + ( ps − pn ) ∆x + b + vP [7.43]
αv c .v .
αv
ρ∆y 2
ac .v . = αu ( ρdc .v . ∆y ) = αu [7.44]
α p ∑ ac .v .
c .v .
Como se verá más adelante en el apartado 7.6, existen variantes del algoritmo
SIMPLE que tratan de acelerar su tiempo de convergencia. Estas variantes tratan de
evitar la omisión de los términos
∑ ac.v.u′c.v. y ∑ ac.v.v′c.v.
c .v . c .v .
∆y
dP =
aP − ∑ ac .v .
c .v .
⎛ ⎞
⎜ ∑ ac.v . ⎟ αu ,
aP =⎜ ⎟
⎝ c .v . ⎠
se puede despejar:
ρ∆y 2 ρ∆y 2
ac .v . = ( ρdc .v . ∆y ) = = [7.45]
aP − ∑ ac .v . 1 − αu
c .v .
∑a
αu c.v . c .v .
Finalmente, igualando 7.44 y 7.45 para conseguir que el algoritmo SIMPLE parti-
cipe de los mismos coeficientes que el algoritmo SIMPLEC mejorado, se deduce
fácilmente que se ha de cumplir:
(1 − αu ) = α p ⇒ αu + α p = 1 [7.46]
Esto es, la suma de los factores de relajación para las velocidades y para la pre-
sión debe sumar siempre uno. Así, la mayoría de los códigos comerciales (p. ej.
FLUENT®) utiliza como valores por defecto αu = αv = 0,7 para la ecuación de
momento y αp = 0,3 para la presión.
Inicio
c. v.
aP vP = ∑ ac . v .vc . v . + ( p s − pn ) Δx + b
∗ ∗ ∗ ∗
c. v.
u*, v*
p′
v P = v P + dP ( p′s − p′n ) Δx
∗ ∗
v =v , φ = φ ∗
∗
p, u, v, φ
No
¿Convergencia?
Sí
Fin
El algoritmo SIMPLE ha sido muy utilizado en la literatura, y sigue siendo hoy día
una de las elecciones más habituales en la resolución de simulaciones de carácter
industrial (I-CFD). De todas formas, en las últimas décadas se han propuesto una
gran cantidad de variantes mejoradas con el objeto de acelerar la convergencia global
del método. A continuación se presentan los algoritmos modificados más relevantes.
∑ ac.v.u′c.v. y ∑ ac.v.v′c.v.
c .v . c .v .
∑ac.v.uc.v. + b
uP = c .v .
+ dP ( pw − pe ) [7.47]
aP
∑ac.v.vc.v. + b
vP = c .v .
+ dP ( ps − pn ) [7.48]
aP
7.6 Otros algoritmos de acoplamiento presión-velocidad 187
∑ac.v.uc.v. + b ∑ ac.v.vc.v. + b
c .v . c .v .
uˆ P = y vˆP =
aP aP
uP = uˆ P + d P ( pw − pe ) [7.49]
v P = vˆP + d P ( ps − pn ) [7.50]
Al igual que en el caso del SIMPLE, se reescriben las ecuaciones 7.49 y 7.50 para
una notación con respecto a una celda escalar. Acudiendo nuevamente a la figura
7.5, es relativamente sencillo concluir que los subíndices pasan a ser:
ue = uˆe + de ( pP − pE ) ∆y [7.51]
vn = vˆn + dn ( pP − pN ) ∆x [7.52]
También se pueden definir los flujos másicos en las caras este y norte en función
de los valores circunflejos y el término de la presión según:
Fe = ρe ue ∆y = ρe uˆë ∆y + ρe de ∆y ( pP − pE ) [7.53]
Fn = ρn vn ∆x = ρn vˆn ∆x + ρn dn ∆x ( pP − pN ) [7.54]
Y análogamente:
Fw = ρw uw ∆y = ρw uˆw ∆y + ρw dw ∆y ( pW − pP ) [7.55]
Fs = ρ s v s ∆x = ρ s vˆs ∆x + ρ s d s ∆x ( pS − pP ) [7.56]
( ρe de ∆y + ρw dw ∆y + ρndn ∆x + ρs ds ∆x ) pP = ( ρe de ∆y ) pE − ( ρw dw ∆y ) pW +
aP aE aW
[7.57]
+ ( ρn dn ∆x ) pN − ( ρ s d s ∆x ) pS + ( ρe uˆë ∆y − ρw uˆw ∆y + ρn vˆn ∆x − ρ s vˆs ∆x ) = 0
aN aS Fˆe −Fˆw +Fˆn −Fˆs
188 Capítulo 7 Resolución de las ecuaciones de flujo
aP pP = ∑ ac.v . pc .v . + b [7.58]
c .v .
Inicio
Suposiciones: p * , u * , v * , φ*
uˆ P = c . v. vˆ P =
c .v .
aP aP
uˆ , vˆ
Añadido al Fijar : p * = p
SIMPLE
p*
p′
p, u, v , φ*
No
¿Convergencia?
Sí
Fin
presiones, sino que obtiene las presiones a partir de una buena suposición de las velo-
cidades, más fáciles de adivinar. Por lo tanto, el SIMPLER no tiene la tendencia natural
a corromper un buen campo inicial de velocidades, tal y como hace el SIMPLE básico.
Además, el algoritmo SIMPLER resuelve dos variables de presión, la presión
como tal y su corrección, por lo que al resolver una ecuación adicional requiere
mayor esfuerzo computacional que el SIMPLE, típicamente del orden de un 50%
más. Por otro lado, como no es necesario usar la corrección de la presión para corre-
gir el campo de presiones en el punto 6, no hay que relajar la corrección de la pre-
sión como en el SIMPLE (ecuación 7.39). De todas formas, no está de más
introducir la relajación, especialmente en la ecuación de momento, para suavizar la
no linealidad y mejorar la secuencia del proceso iterativo.
∑ac.v.u′c.v. y ∑ac.v.v′c.v.
c .v . c .v .
mediante una aproximación que tiene en cuenta los coeficientes vecinos, pero no
realmente el valor de las variables vecinas. Es decir:
⎛ ⎞
⎜ a P − ∑ ac .v . ⎟u′P ≈ ( p′w − p′e ) ∆ y
⎜ ⎟ [7.60]
⎝ c .v . ⎠
⎛ ⎞
⎜ a P − ∑ ac .v . ⎟v′P ≈ ( p′s − p′n ) ∆ x
⎜ ⎟ [7.61]
⎝ c .v . ⎠
donde los coeficientes que aparecen en 7.60 y 7.61 se renombran de nuevo como dP,
donde
⎛ ⎞ ⎛ ⎞
dP = ∆y ⎜ a
⎜ P − ∑ a ⎟
c .v . ⎟ y d P = ∆ x
⎜ a P − ∑ ac .v . ⎟
⎜ ⎟
⎝ c .v . ⎠ ⎝ c .v . ⎠
Paso predictivo
Paso corrector 1
Paso corrector 2
ρ∆y ρ∆y
b= ∑ ac .v . (ue∗∗ − ue∗ ) − ∑a (u∗∗ − uw∗ ) +
a P c .v . a P c .v . c . v . w
ρ∆x ρ∆x
+ ∑ ac.v . (vn∗∗ − vn∗ ) − ∑ a (v ∗∗ − vs∗ )
a P c .v . a P c . v . c .v . s
3. Calcular los flujos másicos F∗ y resolver la ecuación 7.38 para obtener la correc-
ción p′.
4. Calcular la corrección para la velocidad u′ y v′ mediante 7.26 y 7.27 y obtener los cam-
pos de velocidad corregidos u∗∗ y v∗∗ (que satisfacen la continuidad) mediante 7.21.
Inicio
Suposiciones: p ∗, u∗ , v ∗, φ∗
p′′
p∗∗∗= p ∗∗ + p ′′
(
∑ ac. v . uc∗∗. v . −u c∗. v . )
u ∗∗∗ ∗∗
P = uP +
c. v .
+d P (p ′w′ − p′′e )
Fijar : aP
∗ ∗
p =p , u = u
(∗∗ ∗
∑ a c. v . vc. v . −v c. v . )
v ∗ =v , φ∗ = φ v ∗∗∗ ∗∗
P =vP +
c. v .
+d P (p ′s′− p′′n )
aP
Fijar :
p =p∗∗∗ ; u = u ∗∗∗ ; v = v ∗∗∗
p, u, v , φ∗
No
¿Convergencia?
Sí
Fin
Figura 7.8 Algoritmo PISO (adaptado de Versteeg y Malalasekera, 2007).
194 Capítulo 7 Resolución de las ecuaciones de flujo
Contenidos
8.1. Introducción
8.2. Linealización
8.2.1. Especificación de valores
8.2.2. Especificación de flujos
8.3. Condiciones de contorno típicas
8.3.1. Condición de flujo entrante
8.3.2. Condición de flujo saliente
8.3.3. Contornos sólidos
8.3.4. Condición de perfil de presión constante
8.3.5. Condición de simetría
8.3.6. Condiciones periódicas y cíclicas
8.4. Otras fuentes
8.5. Reflexiones finales y conclusiones
Bibliografía de referencia:
Este capítulo ha sido principalmente adaptado de Versteeg, H.K. y Malalasekera, W., "An Intro-
duction to Computational Fluid Dynamics: The Finite Volume Method", Ed. Pearson Education
Ltd, 2007; Chapter 9: "Implementation of Boundary Conditions".
8.1 Introducción 199
8.1 Introducción
Para que una simulación CFD quede bien definida es necesario fijar cuáles son las
condiciones iniciales y de contorno que acotan al problema. Es importante, además,
que éstas se traduzcan correctamente en el algoritmo numérico, de manera que se
preserve su sentido físico y su influencia matemática en las ecuaciones de gobierno.
En problemas transitorios, las condiciones iniciales son un requisito inevitable.
Suponen la situación de partida del fenómeno no estacionario que se va a estudiar y
su implementación es inmediata con la inicialización de todas las variables en todos
los puntos del dominio en el instante inicial. No requieren, por tanto, de mayor con-
sideración de aquí en adelante.
Por el contrario, las condiciones de contorno, por cuanto son condiciones espa-
ciales, sí merecen un estudio más detallado. En particular, se abordará cómo deben
implementarse en las ecuaciones discretizadas por el método de volúmenes finitos y
cuáles son sus combinaciones óptimas para garantizar la convergencia.
En el presente capítulo se describe cómo se manipulan las condiciones de con-
torno más habituales en toda aplicación de CFD:
c Entradas.
c Salidas.
c Paredes y contornos sólidos (térmicos y/o de arrastre).
c Distribuciones prescritas de presión.
c Simetrías (también axisimetrías).
c Periodicidad (o condiciones cíclicas).
J=6
J=5
uN
J=4
uW = u dato u P uE
J=3
Entrada
uS
J=2
J=1
I=1 I=2 I=3 I=4
8.2 Linealización
S = SC + SP φP [8.1]
SC = J dato ∆y y SP = 0 [8.4]
En este caso, el término SP se debe anular para dejar toda la contribución del flujo
en manos del término constante de la linealización. Nótese la analogía entre esta
elección y la formulación de la ecuación 5.18.
uN
J=4 J=4
vN
uW =u Dato uP uE
J=3 J=3
Entrada Entrada vP vE
vW = vdato
uS
J=2 J=2
vS = 0
J=1 J=1
I=1 I=2 I=3 I=4 I=1 I=2 I=3 I=4
VC para velocidad u en la celda adyacente VC para velocidad v en la celda adyacente
a la condición de contorno de entrada a la condición de contorno de entrada
J=4 J=4
N pN
J=3 J=3
Entrada Entrada
W= dato P E pW 0 pP pE
J=2 J=2
S =0 pS
J=1 J=1
I=1 I=2 I=3 I=4 I=1 I=2 I=3 I=4
VC para escalar en la celda adyacente VC para presión corregida p en la celda
a la condición de contorno de entrada adyacente a la condición de contorno de entrada
Figura 8.2 Volúmenes de control (VC) escalares y vectoriales para flujo entrante (adaptado de Vers-
teeg y Malalasekera, 2007).
Sólo a partir de esa fila y columna de nodos adicionales se comienza a resolver las
ecuaciones discretrizadas de transporte para las primeras celdas internas, tal y como se
ve en los diferentes volúmenes de control sombreados en la figura 8.2.
En esa figura también se muestran los nodos vecinos que están activos para los
volúmenes de control analizados. Además, la figura también indica que la ligazón con
la condición de contorno se anula para la ecuación discretizada de la corrección de pre-
204 Capítulo 8 Condiciones de contorno y términos fuente
Las condiciones de flujo saliente se pueden utilizar conjuntamente con las de flujo
entrante. Para que estén bien definidas, es necesario que se sitúen en zonas alejadas
de perturbaciones geométricas y, en particular, que reproduzcan comportamientos
estables del flujo donde éste ya se encuentre completamente desarrollado. Con estas
restricciones, se precisa que las condiciones de contorno se coloquen de forma per-
pendicular a la dirección del flujo, imponiendo que los gradientes de la variable en
esa dirección sean nulos.
La figura 8.3 muestra la extensión del mallado en la zona de frontera. Se han
sombreado los volúmenes de control interiores que se adoptan para las variables
escalares y vectoriales. En este caso, se ha fijado en Nx el número total de nodos en la
dirección horizontal. Con la condición de gradientes nulos en la dirección de la
salida, es fácil determinar que los valores en la frontera son iguales, por extrapola-
ción, a los valores en la celda inmediatamente anterior.
Por lo tanto, la condición de flujo saliente será vE = vP y φE = φP para la compo-
nente perpendicular a la salida y para las variables escalares, puesto que no hay varia-
ción en la dirección del movimiento. Para la componente en la dirección de la salida,
en este caso la componente u, se podría aplicar una condición similar, de manera que
uE = uP. Sin embargo, esta condición puede resultar bastante rígida al principio del
cálculo iterativo, por cuanto no obliga a que se satisfaga la continuidad global en el
dominio. En su lugar, se suele introducir una condición alternativa que asegura que
el flujo másico a la salida sea igual al flujo másico de entrada. Es decir:
mentrante
u E = uP [8.6]
msaliente
uN
J=4 J=4
vN
uW uP uE
J=3 J=3
vW vP vE
uS Salida Salida
J=2 J=2
vS
J=1 J=1
I = Nx –3 I = Nx –2 I = Nx –1 I = Nx I = Nx –3 I = Nx –2 I = Nx –1 I = Nx
J=4 J=4
N
pN
J=3 J=3
Salida Salida
pW pP pE 0
W P E
J=2 J=2
S pS
J=1 J=1
I = Nx –3 I = Nx –2 I = Nx –1 I = Nx I = Nx –3 I = Nx –2 I = Nx –1 I = Nx
Figura 8.3 Volúmenes de control (VC) escalares y vectoriales para flujo saliente (adaptado de Versteeg y
Malalasekera, 2007).
206 Capítulo 8 Condiciones de contorno y términos fuente
J=4
Perfil de
velocidad
uN
J=3 P
uP
uW uP uE yP
J=2
pared yP
Pared
Pared
J=1
I=1 I=2 I=3 I=4
Figura 8.4 Volúmen de control (VC) para la componente de velocidad paralela a la pared (adaptado
de Versteeg y Malalasekera, 2007).
8.3 Condiciones de contorno típicas 207
J=4 J=4
vN
φN
J=3 J=3
vW vP vE
φW φP φE
J=2 J=2
Pared Pared
vS = 0 .
qpared
J=1 J=1
I=1 I=2 I=3 I=4 I=1 I=2 I=3 I=4
VC para velocidad v en la celda adyacente VC para escalar φ en la celda adyacente
a la condición de contorno de pared a la condición de contorno de pared
Figura 8.5 Volúmenes de control (VC) para un escalar y para la componente normal a la pared en
contornos sólidos (adaptado de Versteeg y Malalasekera, 2007).
En el flujo cercano a una pared, los efectos de la viscosidad son dominantes en una
pequeña zona, muy próxima al contorno, denominada capa límite. En condiciones
de flujo turbulento completamente desarrollado, esta capa límite se divide a su vez
en tres regiones diferenciadas: la subcapa viscosa (viscous sublayer), la subcapa loga-
rítmica (log-law region) y la región exterior (outer layer). Las dos primeras subcapas
constituyen la región interior (inner layer) de la capa límite.
Para diferenciar cada una de las subcapas se utiliza el parámetro adimensionali-
zado y+, que se define como:
ρuτ y
y+ = [8.7]
μ
τ pared
uτ =
ρ [8.8]
∂u
τ( y ) = μ τ pared
∂y
1
u+ = ln ( Ey + ) [8.11]
κ
y y v(x)
y = (x)
región interior 1
u+ = ln (E y +)
Región
exterior subcapa buffer
(x, y) viscosa layer
región exterior
turbulenta
región (límite depende del
v(x, y) Región totalmente núm. de Reynolds)
turb intermedia turbulenta
lam Región interior (subcapa
u+ = y+ logarítmica) ln y +
viscosa
pared(x)
0
30
11 5
5
30
,22
y += y +=
Distribución de
y +=
Distribución de
y +=
donde κ = 0,41 y E = 9,793 son las constantes de Von Kárman válidas para todo
flujo turbulento sobre superficie lisa a altos números de Reynolds. En esta subcapa
dominan las tensiones de Reynolds sobre las tensiones viscosas.
c La capa externa se desarrolla a partir de y+ > 300 ó 500, que normalmente se
corresponde con la zona comprendida entre el 20% y el final de la capa límite. Se
dice que la capa límite termina cuando el valor de la velocidad alcanza el 99% del
valor en la zona no viscosa. En esta región exterior dominan los efectos de inercia
de la zona central del flujo (alejada de la pared), quedando libre de los efectos vis-
cosos de la pared.
En función de que el flujo sea laminar o turbulento, los términos fuente que reempla-
zan la condición de contorno en las celdas contiguas a la pared cambian. Además, en el
caso de flujo turbulento, es necesario saber si el primer nodo próximo a la pared está
dentro de la subcapa viscosa (y+ < 11,225; comportamiento laminar) o si por el contra-
rio se encuentra en la zona logarítmica o incluso en la zona exterior (y+ > 11,225; com-
portamiento puramente turbulento).
En el capítulo 10, donde se aborda la modelización de la turbulencia, se detalla-
rán los criterios empleados para fijar la distancia del primer nodo a la pared. Tam-
bién se mostrarán las diferentes opciones para el tratamiento del efecto de la pared
en función de dicha distancia. Como se verá, en el caso de que y+ > 11,225, y en fun-
ción del tipo de modelo de turbulencia empleado, se tendrán que utilizar diferentes
expresiones de los términos fuente.
Así, por brevedad y claridad expositiva, se incluyen de aquí en adelante los térmi-
nos fuente a introducir únicamente en los casos de flujo laminar o bien de flujo turbu-
lento cuando y+ < 11,225 (esto normalmente exige nodos muy cerca de los contornos,
lo que resulta en un número total de celdas muy elevado). El caso y+ > 11,225 se ana-
liza en el capítulo 10.
Pared fija
∂u u
τ pared μ ≈μ P [8.12]
∂y ∆y P
Apared
Ftg = −τ pared Apared = −μ uP [8.13]
∆y P
SP
donde Apared es el área de la celda sobre la pared. Por lo tanto, el término fuente
apropiado a introducir sería:
Apared
SC = 0 y SP = −μ [8.14]
∆y P
Pared móvil
Si la pared está a diferente temperatura, Tpared, que el fluido se establecerá además una
transferencia de calor entre dicho contorno y el nodo adyacente. La transferencia de
calor viene fijada por la ley de Fourier según qpared =−k ∇T . Sustituyendo la conduc-
tividad térmica por el número de Prandtl (que establece Pr = C p μ k ), introdu-
ciendo el gradiente en la dirección normal a la pared y multiplicando por el área de
pared de la celda para obtener el flujo de calor neto hacia la celda P se tiene:
C p μ Apared
Qpared = − (TP − Tpared ) [8.16]
Pr ∆y P
Este tipo de condición de presión se utiliza en aquellas situaciones en las que no se dis-
pone de datos fiables del campo de velocidades pero sí se conocen los valores de presión
(constantes) en las fronteras. Típicamente, esto ocurre en el caso de flujos externos
como el flujo alrededor de cuerpos sumergidos, flujos con superficie libre o flujos con
convección natural, e incluso en el caso de flujos internos con múltiples salidas.
Para imponer esta condición, se fija al valor de presión conocida el valor de pre-
sión en los centroides de las celdas frontera (v. figura 8.7). Además, puesto que la
presión queda fijada, no es necesario resolver la ecuación de corrección de presión
en esas celdas contiguas a la frontera.
Para imponer un valor constante de presión, basta con introducir en el término
fuente de presión en la ecuación de momento los siguientes parámetros:
J=4 J=4
vN vN
uW uE uW uE
J=3 J=3
P P
Entrada
vS vS Salida
J=2 J=2
J=1 J=1
I=1 I=2 I=3 I=4 I = N x –3 I = N x–2 I = N x –1 I = N x
Condición de presión constante a la entrada Condición de presión constante a la salida
Figura 8.7 Condición de contorno de presión constante (adaptado de Versteeg y Malalasekera, 2007).
212 Capítulo 8 Condiciones de contorno y términos fuente
1 ⎡
uw = ( ρvA)n − ( ρvA)s + ( ρuA)e ⎤ [8.19]
( ρA)w ⎣ ⎦
donde las velocidades del norte y del sur así como la del este son conocidas del inte-
rior del dominio.
Existen códigos comerciales que plantean alternativas a este esquema, sobre todo
a la entrada. Así, es habitual que a la entrada, en lugar de aplicar un valor fijo de pre-
sión estática en los nodos interiores, se utilice un valor de presión total en la propia
frontera del dominio, aunque la filosofía de implementación es la misma.
Condición de
Fronteras contorno de entrada
periódicas Interfaz de entrada
Interfaz de salida
Álabe
Condición de
contorno de
salida Canal en rotación
Sentido del flujo
Huelgo de punta
Velocidad longitudinal
u
Condiciones u jet
periódicas a
20 P
P=
a
24 P
P=
a
30 P
P=
Zventilador = 9,1 m
%
110 82 54 26 –2 –30
Condiciones periódicas longitudinales (flujo en un túnel entre ventiladores)
Es muy importante saber que no todas las condiciones de contorno son compati-
bles entre sí. A pesar de que cada una por separado puede estar bien definida e
implementada (de acuerdo con las indicaciones dadas en los apartados anteriores),
su acoplamiento puede llevar a la simulación a divergir. El caso ilustrativo más sen-
cillo es el del flujo en un dominio cerrado, rodeado de paredes y con una única con-
dición de entrada. Es obvio que la conservación de masa para flujo estacionario no
se puede satisfacer con tales condiciones, por lo que los cálculos CFD no tienen otra
opción que reventar.
Un ejemplo tan trivial como el anterior ya sugiere que ciertas condiciones de
contorno deben ir acompañadas por otras muy particulares para poder garantizar la
convergencia de la resolución. En concreto, para flujo incompresible, se pueden
enumerar las siguientes combinaciones como aptas en la definición de cualquier
simulación CFD:
c Paredes exclusivamente.
c Paredes con una entrada de flujo y al menos una salida de flujo.
c Paredes con una entrada de flujo y al menos una salida con presión constante.
c Paredes con condiciones de presión constante.
La figura 8.9 muestra estas configuraciones para un flujo en conductos. Además,
hay que tener especial cuidado con la condición de contorno de flujo a la salida. Ésta
sólo se puede utilizar si todos los flujos que entran al dominio son conocidos y en par-
ticular se recomienda que se utilice solamente si se tiene una única salida. Tampoco se
puede combinar una salida de flujo con una o más condiciones de presión constante
porque en ese caso el problema no queda cerrado (la condición de gradiente cero en la
salida de flujo no fija ni el flujo másico ni el valor de presión en la salida).
Además de la compatibilidad entre condiciones, es muy importante elegir una
localización adecuada de las mismas, de forma que los valores (normalmente rígi-
dos) impuestos en ellas no condicionen de forma artificial la resolución del flujo en
el interior del dominio. Ya en el apartado 6.6 se incidió en la necesidad de colocarlas
en lugares donde se pueda asegurar que el flujo ya está bien desarrollado y que no se
producen más variaciones (gradientes) de las variables en el sentido del flujo. Por lo
tanto, para garantizar la precisión en los cálculos es imprescindible demostrar que la
solución interior no está afectada por la posición elegida para las condiciones de
salida.
Otra consideración muy importante es la elección de la densidad de malla en las
regiones próximas a los contornos sólidos. En general, la idea de que cuantos más
nodos se coloquen en la proximidad de las paredes, mejores serán los resultados que
se obtengan, es cierta si se respeta el tipo adecuado de modelización de la pared que
debe usarse en función del valor del y+ de nuestra simulación.
Normalmente, la práctica totalidad de las simulaciones industriales (I-CFD) ana-
lizan situaciones en régimen turbulento. En estos casos, si se utiliza un mallado
moderado, de forma que el valor de y+ sea mayor que 11,225 (y preferiblemente
entre 30 y 300), se puede introducir una aproximación de pared en la totalidad de
los modelos de turbulencia que evita directamente el cálculo de la subcapa viscosa.
Puede ocurrir que el flujo esté afectado por importantes gradientes adversos, o sufra
de importantes efectos de rotación, lo cual produzca puntos de separación y recircu-
laciones. En estos casos, la aproximación de la capa límite interna por una ley loga-
rítmica universal en condiciones completamente desarrolladas puede no ser una
buena opción, así que una simulación completa de la capa límite puede ser más inte-
resante. Para simular correctamente la capa límite completa es necesario aumentar
mucho la densidad de la malla cerca de la pared, apilando un gran número de nodos
en la subcapa viscosa. En particular, se recomienda utilizar un valor de y+ próximo a
la unidad para garantizar buenos resultados, lo cual conduce a simulaciones costo-
sas en tiempo de cálculo y almacenamiento.
Por lo tanto, es muy importante que las mallas que se empleen al simular flujos tur-
bulentos no estén en tierra de nadie. O se hacen más espaciadas, para introducir leyes
logarítmicas de pared, o se hacen muy finas, para simular la capa límite completa.
Desafortunadamente, el valor del y+ en los contornos sólidos es un valor que depende
de la velocidad (del campo de velocidades ya resuelto), por lo que únicamente se
puede conocer con exactitud a posteriori. Aun así, algunas correlaciones sencillas, y
sobre todo la experiencia, permiten estimar a priori cual será el valor del y+ en la simu-
lación. En el capítulo 10, dedicado en detalle a la modelización de la turbulencia, se
mostrarán algunas de estas estrategias para la estimación del valor de y+.
Finalmente, una pequeña observación acerca de la condición de simetría. Esta
condición es extremadamente útil y golosa porque nos permite reducir a la mitad
(simetría simple, unidimensional), a la cuarta parte (simetría doble, bidimensional)
o incluso a la octava parte (simetría triple, tridimensional) el dominio de cálculo,
con la consiguiente reducción en el número de celdas. Introduciendo condiciones
de simetría eficientemente ahorramos en el número total de celdas, pudiendo apro-
8.5 Reflexiones finales y conclusiones 217
Contenidos
9.1. Introducción
9.1.1. Métodos iterativos frente a métodos directos
9.1.2. Almacenamiento de variables
9.2. Algoritmo para matrices tridiagonales (TDMA)
9.2.1. Método punto-a-punto (TDMA 1-D)
9.2.2. Método línea-a-línea (TDMA 2-D)
9.2.3. Método plano-a-plano (TDMA 3-D)
9.3. Métodos iterativos Jacobi y Gauss-Seidel
9.3.1. Métodos iterativos generales
9.3.2. Convergencia de los métodos iterativos
9.3.3. Análisis de los métodos iterativos
9.4. Métodos multigrid
9.4.1. Corrección mediante malla basta
9.4.2. Multigrid geométrico (GMG)
9.4.3. Multigrid algebraico (AMG)
9.4.4. Estrategias cíclicas
9.5. Reflexiones finales y conclusiones
Bibliografía de referencia:
Este capítulo ha sido principalmente adaptado de Mathur, S.R. y Murthy J.Y., "The Finite Vol-
ume Method", Class notes for ME608, Numerical Methods in Heat, Mass and Momentum Trans-
fer, Purdue University (EE.UU.), 2001-2011; Chapter 8: "Linear Solvers".
9.1 Introducción 221
9.1 Introducción
⎡ a1 −a2 0 0 0 ⎤
⎢ ⎥
⎢−a1 a2 −a3 0 0 ⎥
A =⎢ 0 −a2 a3 −a4 0 ⎥ [9.2]
⎢ ⎥
⎢ 0 0 −a3 a4 −a5 ⎥
⎢
⎣ 0 0 0 −a4 a5 ⎥⎦
222 Capítulo 9 Métodos iterativos de resolución
φ1 φ2 φ3 φ4 φ5
Debido a que la mayor parte de las entradas en la matriz de coeficientes son nulas,
resulta extremadamente ineficiente utilizar una estructura bidimensional para alma-
cenar dicha matriz en memoria. En este subapartado se muestran algunas estrategias
para almacenar únicamente las entradas no nulas, y de manera que luego sea posible
ejecutar todas las operaciones que el método de resolución iterativo requiera. La
forma exacta de llevar a cabo estas estrategias dependerá inevitablemente de la natu-
raleza del mallado.
Para el caso de un dominio unidimensional como el de la figura 9.1, con un
número N total de celdas, es posible almacenar únicamente la diagonal principal, así
como las dos diagonales paralelas por arriba y por abajo, utilizando tres vectores de
longitud N. Utilizando la notación de los capítulos precedentes, según P, E y W, los
valores distintos de cero en la matriz de coeficientes se recuperan según:
A (i, i − 1) = −AW (i )
A (i, i ) = AP (i ) [9.3]
A (i, i + 1) = −AE (i )
224 Capítulo 9 Métodos iterativos de resolución
AP AE AS
AW
a 11 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 φ11 b 11
0 a 12 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 φ12 b 12
0 0 a 13 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 φ13 b 13
AN 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 φ14 b 14
0 0 0 a 14 0
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 φ15 b 15
0 0 0 0 a 15
0 0 0 0 0 a 21 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 φ21 b 21
0 -a 12 0 0 0 -a 21 a 22 - a 23 0 0 0 -a 32 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 φ22 b 22
0 0 -a 13 0 0 0 -a 22 a 23 - a 24 0 0 0 -a 33 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 φ23 b 23
0 0 0 -a 14 0 0 0 0 -a 34 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 φ24 b 24
0 0 -a 23 a 24 - a 25
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 φ25 b 25
0 0 0 0 a 25
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 a 31 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 φ31 b 31
0 0 0 0 0 0 -a 22 0 0 0 -a 31 a 32 - a 33 0 0 0 -a 42 0 0 0 0 0 0 0 0 φ32 b 32
0 0 0 0 0 0 0 -a 23 0 0 0 -a 32 a 33 - a 34 0 0 0 -a 43 0 0 0 0 0 0 0 φ33 b 33
0 0 0 0 0 0 0 0 -a 24 0 0 0 -a 33 a 34 - a 35 0 0 0 -a 44 0 0 0 0 0 0 φ34 b 34
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 a 35 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 φ35 b 35
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 a 41 0 0 0 0 0 0 0 0 0 φ41 b 41
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 -a 32 0 0 0 -a 41 a 42 - a 43 0 0 0 -a 52 0 0 0 φ42 b 42
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 -a 33 0 0 0 -a 42 a 43 - a 44 0 0 0 -a 53 0 0 φ43 b 43
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 -a 34 0 0 0 -a 43 a 44 - a 45 0 0 0 -a 54 0 φ44 b 44
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 a 45 0 0 0 0 0 φ45 b 45
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 a 51 0 0 0 0 φ51 b 51
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 a 52 0 0 0 φ52 b 52
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 a 53 0 0 φ53 b 53
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 φ54 b 54
0 0 0 a 54 0
0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 φ55 b 55
0 0 0 0 a 55
[A] [φ] [ b]
También pueden escribirse matrices semejantes para los coeficientes oeste y sur.
Alternativamente, dada la estructura de la matriz en la figura 9.3, se pueden denotar
las celdas utilizando una notación sencilla (por ejemplo, de 1 a 25) y almacenar los
coeficientes en vectores independientes:
⎡a11 a12 a13 a14 a15 a21 a22 a23 a24 a25 a31 a32 a33 a34 a35 a41 a42 a43 a44 a45 a51 a52 a53 a54 a55 ⎦
AP =⎣ ⎤
AN =⎡
⎣0 −a12 −a13 −a14 0 0 −a22 −a23 −a24 0 0 −a32 −a33 −a34 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0 0⎤
⎦
⎡0 0 0 0 0 0 0 −a23 −a24 −a25 0 0 −a33 −a34 −a35 0 0 −a43 −a44 −a45 0 0 0 0 0⎦
AE =⎣ ⎤
[9.5]
N
B = ∑ni [9.6]
i=1
De esta forma, es necesario definir dos vectores de longitud B: uno para almace-
nar enteros, denominado VECINDEX y donde se guardarán los índices de las celdas
vecinas para cada celda, y otro para almacenar valores, denominado COEF en el que
se almacenarán los valores de los coeficientes. Además, se debe definir otro vector,
de longitud N + 1, denominado CINDEX, en el que se indican la posición y a partir
de ella cuantas entradas hay que leer en el vector VECINDEX para recuperar los
índices de las celdas vecinas. Expresado matemáticamente:
La idea es que los índices de las celdas vecinas a la celda i-ésima se almacenan en
el array CINDEX en una serie de posiciones (j) comprendidas entre CINDEX(i) y
CINDEX(i + 1). Es decir: CINDEX (i) ≤ j < CINDEX (i + 1). Lógicamente, los valo-
res de los coeficientes se guardan en las mismas posiciones en el vector COEF. Final-
mente, hay que definir un último vector AP de longitud N en el que se guarden los
valores del coeficiente central para cada celda i-ésima.
Este procedimiento se ilustra en la figura 9.4, donde se muestra el contenido de los
vectores CINDEX y VECINDEX para un mallado bidimensional no estructurado. Para
una mayor claridad, se han resaltado los coeficientes que corresponderían a la celda
número cuatro. Nótese cómo todo es función de la numeración inicial de las celdas.
1 5
CINDEX
1 2 3 6 9 11 13 15
3 4
7
VECINDEX
3 3 1 2 4 3 5 6 4 7 4 7 5 6
2 6
β N γ′N −1 + γ N
φN = β N ( α′N −1 φN + γ′N −1 ) + γ N ⇒ φN = [9.12]
1 − α′N −1 β N
Obtenido el valor de la última incógnita en 9.12, basta con ir hacia atrás para ir
resolviendo para el resto de las incógnitas: introduciendo 9.12 en la ecuación 9.11 se
obtiene φN–1, y así sucesivamente hasta conseguir φ2 en 9.10 y por último φ1.
aP φP = aW φW + aE φE + aN φN + aS φS + b [9.13]
Ny
N*
Oeste Este
barrido W P E
J
S* ...
3
2
j=1
i=1 2 3 ... I Nx
posible. Téngase en cuenta que en función de la dirección más crítica para la trans-
misión de la información, hacer los barridos según una dirección o unos sentidos
determinados podrán ser óptimos o no. Por ejemplo, no parece muy apropiado
barrer en la dirección opuesta al sentido de flujo, oponiendo el sentido del algoritmo
matemático al sentido del fenómeno físico.
La secuencia de operaciones en el que todas las variables φi,j son actualizadas se
denomina barrido, siendo la dirección de barrido la del movimiento durante la
resolución iterativa de los sucesivos TDMA. Asimismo, la dirección de barrido
puede variarse con objeto de no establecer direcciones preferentes en la transmisión
de información. De esta forma, en el caso mostrado en la figura 9.5, se podría barrer
primero de oeste a este, regresando luego de este a oeste, y después barrer de sur a
norte para regresar finalmente de norte a sur.
Normalmente, la secuencia de barridos que se va a repetir indefinidamente
(hasta llegar a la convergencia) se denomina iteración. Así, por ejemplo, en el caso
bidimensional de la figura 9.5, cada iteración estaría compuesta por cuatro barridos,
los dos horizontales y los dos verticales, para proporcionar una estimación de las
variables lo más equilibrada posible.
dirección k. Es buena estrategia ir rotando el orden de los sentidos así como el orden
de las direcciones de iteración en iteración para optimizar los flujos de información.
Arrib
a
Sur
s te
o
Oe
d
ri
ar
b
W N* Ny
P
S* E
i=1
2 3
J Abaj
...
... o
z
y I
Nx 3 te
x No 2 Es
rte j=1
Figura 9.6 Aplicación iterativa del algoritmo TDMA plano a plano (adaptado de
Versteeg y Malalasekera, 2007).
donde el sumatorio comprende todas las celdas vecinas a la i-ésima. Nótese que al no
poder ordenar las celdas según ninguna dirección preferente, éstas se deben enume-
232 Capítulo 9 Métodos iterativos de resolución
rar de forma correlativa, según un índice sencillo que va desde uno hasta el número
total de celdas N (esto es, la matriz de coeficientes tiene dimensiones N × N).
Supuestos conocidos los valores de la variable en las celdas vecinas, tras despejar la
ecuación 9.17, se obtiene directamente el valor buscado φi.
Los dos métodos se diferencian en los valores de las celdas vecinas que se utilizan
para despejar φi. Así, en el método de Jacobi, todos los valores previos de φi se utili-
zan para el sumatorio de las contribuciones vecinas, mientras que en el método de
Gauss-Seidel, los valores de φi ya actualizados se aprovechan en la iteración en
curso, utilizando valores previos sólo cuando los nuevos no están disponibles. En
general, el método de Gauss-Seidel presenta una mejor convergencia por lo que
suele ser el más utilizado en caso de mallas no estructuradas (aunque el de Jacobi se
emplea para el caso de cálculo en paralelo).
Al igual que en el caso del algoritmo TDMA línea-a-línea, el orden en que se visi-
tan las celdas se invierte en el siguiente barrido con el objetivo de evitar condiciona-
mientos direccionales en la transmisión de información.
Según el residuo vaya tendiendo a cero, esto querrá decir que la solución aproxi-
mada tiende hacia la solución exacta. Ahora, sustituyendo [b] en la ecuación 9.19
según la definición 9.1, se puede expresar que
[ A][e]k = [r ]k [9.21]
9.3 Métodos iterativos Jacobi y Gauss-Seidel 233
por lo que el error también satisface el mismo sistema de ecuaciones que la solución,
aunque con el vector de residuos [r] como término independiente en lugar del vec-
tor fuente [b]. Esta es una importante propiedad que se empleará más adelante para
definir esquemas de resolución multigrid.
Supóngase ahora que la matriz de coeficientes [A] se expresa como resta de dos
matrices según [ A] = [ M ] − [N ]. Sustituyendo esto en 9.1, se obtiene que
([ M] −[N ])[ φ] = [b], o lo que es igual [ M ][ φ] = [N ][ φ] + [b]. Con este sencillo
artificio se consigue formular la ecuación 9.1 de forma iterativa general: basta con
asociar el término en [φ] del primer miembro de la ecuación con el valor en la itera-
ción k+1 y el término del segundo miembro con el valor anterior k. De esta forma se
establece que [ M ][ φ]k +1 = ([ M ] − [ A])[ φ]k + [b], donde se ha sustituido nuevamente
que [N ] = [ M] − [ A]. Finalmente, multiplicando por la inversa de [M] se llega a:
Ahora, introduciendo 9.21 en esta última expresión, y sacando el error [e]k como
factor común, se llega a:
Es evidente que conforme n → ∞, [e]n debe tender a cero para que el proceso itera-
tivo converja. La ecuación 9.26 establece implícitamente una condición necesaria
234 Capítulo 9 Métodos iterativos de resolución
n
[e]n = [Gn ][e]0 ≤ [G] ⋅ [e]0 [9.27]
∂2 φ
=0
∂x 2
1 2 1
− φi−1 + φi − φ =0 [9.29]
∆x ∆x ∆x i+1
En los nodos de la frontera, la ecuación 9.29 se modifica según 5.17 (en su corres-
pondiente expresión unidimensional) para introducir el valor de las condiciones de
contorno de Dirichlet. Puesto que la distancia del primero (1) y el último nodo (N) a
las fronteras es ∆x/2, es inmediato establecer que para esos extremos:
3 1 2 φ(0) 1 3 2 φ(L)
φ1 − φ2 = y − φN −1 + φN = [9.30]
∆x ∆x ∆x ∆x ∆x ∆x
⎡ 3 −1 0 ... 0 0 ⎤⎡ φ1 ⎤ ⎡ 2 φ(0) ⎤
0
⎢ ⎥⎢ ⎥ ⎢ ⎥
⎢−1 2 −1 ... 0 0 ⎥⎢ φ2 ⎥ ⎢ 0 ⎥
0
⎢ 0 −1 2 ... 0 0 ⎥⎢ φ3 ⎥ ⎢ 0 ⎥
0
⎢ ⎥⎢ ⎥ ⎢ ⎥
⎢ ... ... ... ... ...... ⎥⎢ ... ⎥=⎢ ... ⎥
... [9.31]
⎢0 0 0 ... 2 −1 0 ⎥⎢ φN −2 ⎥ ⎢ 0 ⎥
⎢ ⎥⎢ ⎥ ⎢ ⎥
⎢0 0 0 ... −1 2 −1⎥⎢ φN −1 ⎥ ⎢ 0 ⎥
⎢0 ... 0 −1 3 ⎥ ⎢ ⎥ ⎢ ⎥
⎣ 0 0 ⎦⎣ φN ⎦ ⎣ 2 φ(L) ⎦
1
m=8
m=2
0,5
m=1
φ 0
–0,5
–1
0 0,2 0,4 0,6 0,8 1
x/L
convergencia, esto es, la rapidez con la que al iterar los modos de Fourier de partida
se van aproximando a cero, se muestra para cada iteración el valor máximo de φi,
que coincide también con el máximo error. Los resultados se muestran en la figura
9.8(a). Además, como es lógico que la suposición inicial pueda contener más de un
modo de Fourier, también se analiza un caso en el que se superpongan varios
modos. En este caso, se muestran los resultados para la combinación lineal de los
modos 2, 8 y 16 según: φi =⎡ ⎣ sen (2 πxi L ) + sen (8 πxi L ) + sen (16 πxi L )⎦ 3. A
⎤
la vista de los resultados, es evidente que las altas oscilaciones (modos superiores de
Fourier) son rápidamente amortiguadas al presentar una rápida convergencia,
mientras que las frecuencias bajas son muy persistentes, casi insensibles al proceso
iterativo, por lo que los residuos se estancan pronto. En el caso de modos combina-
dos, se muestra una reducción rápida, asociada a los modos altos, que progresiva-
mente se ralentiza debido a la deceleración impuesta por los modos bajos.
Una forma alternativa de observar este comportamiento se obtiene dibujando
cómo son las soluciones en cada caso después de un número determinado de iteracio-
nes. Esto se ha representado en la figura 9.9, que compara la evolución desde la solu-
ción inicial hasta la solución tras diez iteraciones para los casos con m = 2, m = 8 y
con modos combinados. Efectivamente, la amplitud en los casos con bajo número de
onda apenas se ve reducido tras diez iteraciones (gráfico a), mientras que para fre-
cuencias altas sí que se elimina el error casi en su totalidad (gráfico b). Para el caso
combinado, es interesante observar cómo las frecuencias altas son prácticamente eli-
minadas, conservándose el error para números de onda bajos.
9.3 Métodos iterativos Jacobi y Gauss-Seidel 237
1 1
m=1 N = 128
0,8 0,8
Error máximo
Error máximo
0,6 0,6
m=2 N = 64
0,4 0,4
m = 2, 8 y 16
0,2 0,2
m=8 N = 32
0 0
0 10 20 30 40 50 0 10 20 30 40 50
N.º de iteraciones N.º de iteraciones
(a) (b)
Figura 9.8 Convergencia del método Gauss-Seidel (adaptado de Mathur y Murthy, 2001-2011). (a)
En función del modo de Fourier. (b) En función de la densidad de malla.
1 1 Inicial 1
Inicial
Inicial
0,5 Final 0,5 0,5
φ φ Final φ
0 0 0 Final
–1 –1 –1
0 0,2 0,4 0,6 0,8 1 0 0, 2 0, 4 0, 6 0, 8 1 0 0,2 0,4 0,6 0,8 1
x/L x/L x/L
(a) (b) (c)
Figura 9.9 Comparativa de soluciones inicial y final tras diez iteraciones con el método de Gauss-
Seidel (adaptado de Mathur y Murthy, 2001-2011). (a) Caso m = 2. (b) Caso m = 8. (c) Caso de modos
combinados.
238 Capítulo 9 Métodos iterativos de resolución
⎡ 0 13 0 ... 0 0 ⎤ 0
⎢ ⎥
⎢1 2 0 1 2 ... 0 0 ⎥ 0
⎢ 0 12 0 ... 0 0 ⎥ 0
⎢ ⎥ [9.32]
G =⎢ ... ... ... ... ... ...
⎥ ...
⎢ 0 0 0 ... 0 1 2 0 ⎥
⎢ ⎥
⎢ 0 0 0 ... 1 2 0 1 2 ⎥
⎢ 0 0 0 ... 0 1 3 0 ⎥
⎣ ⎦
Por simplicidad, se supone que todos los términos en [G] valen 1/2, puesto que se
puede demostrar que ambas matrices tienen similares características para la conver-
gencia. Los autovalores en 9.32 se obtienen planteando que G − λI = 0, de forma
que su resolución proporciona la expresión analítica:
⎛ mπ ⎞
λm = 1 − sen2⎜ ⎟ ; m = 1,2,..., N [9.33]
⎝ 2N ⎠
Los autovectores de la matriz de iteración, wm, resultan ser iguales a los modos de
Fourier que se emplearon en el apartado anterior. La componente i-ésima del auto-
vector asociado con el autovalor λm viene dada por:
⎛ imπ ⎞
wm,i = sen⎜ ⎟ ; i = 1,2,..., N [9.34]
⎝ N ⎠
9.4 Métodos multigrid 239
N
[e]0 = ∑ αmwm [9.35]
m=1
N
[e]n = ∑ αm λnmwm [9.36]
m=1
La ecuación 9.36 concluye, por tanto, que el modo m-ésimo del error inicial se
reduce en el proceso iterativo por el factor λnm . Además, observamos en la ecuación
9.33 que el mayor autovalor se tiene para el caso m = 1, confirmando que efectiva-
mente los modos más bajos con menores frecuencias son los más lentos en conver-
ger. Además, la magnitud del mayor autovalor también aumenta si el número de
total de nodos N se incrementa, confirmando el hecho de que la convergencia en
mallados más bastos es más rápida.
Aunque se ha analizado únicamente un caso unidimensional cartesiano muy
sencillo, las conclusiones generales que se han obtenido son válidas para cualquier
otra situación multidimensional, incluso con mallas no estructuradas.
mucho mejor que cualquier otra inicialización arbitraria que pudiera hacerse. Además,
este procedimiento podría repetirse recursivamente sobre mallas intermedias cada vez
más finas (varios niveles de densidad de malla) hasta llegar al mallado final.
El problema de esta estrategia, conocida como iteración anidada, es que obliga a
resolver el sistema de ecuaciones en todos los mallados utilizados, cuando en reali-
dad sólo interesa la solución del mallado final. De todas formas, la solución en las
mallas más bastas puede ser muy inapropiada, resultando ser una mala solución de
partida para mallas más finas, e incluso podrían aparecer errores de baja frecuencia
en las mallas finas ralentizando todo el proceso.
Restringir Prolongar
[b](l+ 1) = [I](l)(l+ 1) [r](l) [e](l) = [I](l(l)+ 1)[φ](l+ 1)
( l ),k
[r ] = [b]( l ) − [ A](l )[ φ]( l ),k [9.38]
Δx
1 2 3 4 5 6 7 8
Mallado fino
(nivel l = 0)
Mallado grueso
1 2 3 4 (nivel l = 1)
2 Δx
donde los centroides de las celdas bastas están alineados con las caras de las celdas
finas, se puede extrapolar el término fuente para el nivel superior como:
1 (l )
bi(l+1) =
2
( r2i−1 + r2(il ) ) [9.39]
Esta operación de trasladar el valor residual desde un mallado fino a uno grueso
se denomina restricción. De forma general, se define el operador de la transforma-
ción, [Ι]((ll +) 1) , como:
[b](l+1) = [Ι]((ll+1) (l )
) [r ]
[9.40]
Ai(0) (0) ⎡ (0) (0) (0) (0) ⎤ (1) (0) (0) (0)
+ ri(0)
,i−1 φI −1 +⎣ Ai ,i + Ai ,i +1 + Ai +1,i + Ai +1,i +1 ⎦φ I + Ai +1,i +2 φ I +1 = ri +1
aI−1 aI aI +1 bI
[9.44]
AI(l,+
J
1)
= ∑ ∑ Ai(,lj) [9.45]
i ∈GI j ∈GJ
donde GI hace referencia al conjunto de celdas del nivel fino que se aglomeran para
formar la celda I-ésima del mallado basto. También, como se ha visto antes, el tér-
mino fuente para las ecuaciones del mallado grueso se obtiene sumando los residuos
de las celdas correspondientes del mallado fino. Esto es:
Las matrices en el nivel basto se almacenan utilizando los mismos tipos de estrate-
gia que se mostraron en el subapartado 9.1.2. Conviene indicar que el comporta-
miento óptimo del multigrid algebraico se consigue normalmente para n = 2, esto es,
cuando la malla basta tiene aproximadamente la mitad de celdas que el mallado fino.
Se demuestra fácilmente que, reduciendo la malla de forma recursiva hasta que el últi-
mo nivel presenta únicamente 2 o 3 celdas, la memoria total que se necesita para alma-
cenar todos los niveles superiores es aproximadamente igual a la requerida por el
mallado fino. Si se denota con N al número total de celdas de la malla original, la suma
de las celdas de los subsiguientes mallados será N/2 + N/4 + N/8 + … + N/2L, siendo
L el número total de multigrids recursivos utilizados. Es inmediato comprobar que:
L
1 ⎛ L 1⎞
(N 2 + N 4 + N 8 + ... + N 2L ) = N ∑ ⇒ lim⎜
L →∞⎜
N∑ i⎟ ⎟= N
[9.47]
i=1 2i ⎝ i=1 2 ⎠
246 Capítulo 9 Métodos iterativos de resolución
Los sistemas lineales resultantes en la mayoría de las aplicaciones CFD suelen ser
muy rígidos. Esta rigidez es consecuencia de múltiples factores: mallas muy defor-
madas, excesivas relaciones de aspecto, disparidad en los coeficientes de transporte,
etc. La utilización del multigrid algebraico alivia estas rigideces al utilizar una estra-
tegia de aglomeración fundamentada en los propios fenómenos físicos que rigen el
flujo. En la figura 9.13 se muestra un ejemplo para la conducción difusiva pura en
una placa con una zona interior de alta conductividad y otra zona exterior muy
adiabática. Nótese cómo la apropiada elección del multigrid recupera esta restric-
ción para el nivel final (nivel 8).
Figura 9.13 Multigrid algebraico en un dominio bidimensional para conducción de calor (adaptado
de Mathur y Murthy, 2001-2011).
log N
L≈ −1 [9.48]
log 2
Así, para un mallado típico en las aplicaciones I-CFD actuales, con un millón de
celdas, se obtendría que son necesarios del orden de 19 mallados recursivos para
optimizar el multigrid. Evidentemente, con tal número de niveles, es preciso definir
la forma en que se va pasando por toda la secuencia. De hecho, se emplean diferen-
tes ciclos que, dada la naturaleza recursiva del método (figura 9.10), son muy fáciles
de implementar.
Los ciclos o estrategias cíclicas utilizadas en el multigrid se pueden clasificar en
dos grandes grupos:
9.4 Métodos multigrid 247
c Ciclos fijos, que repiten la misma secuencia de paso por todos los niveles.
c Ciclos flexibles, que modifican la secuencia según sea conveniente.
Ciclos fijos
El ciclo fijo más sencillo es el conocido como ciclo en V (V-cycle), compuesto por
una secuencia de ida y otra de vuelta (figura 9.14). En la ida, se comienza con la
malla más fina, resolviendo con relajación para unas pocas iteraciones, y pasando a
continuación al nivel inmediatamente superior. Se procede recursivamente hasta
alcanzar el nivel más basto. Completada la resolución del mallado basto, se inicia la
secuencia de subida usando la solución del nivel actual para corregir la solución del
siguiente mallado refinado. Se resuelve nuevamente para unas pocas iteraciones y se
vuelve a avanzar recursivamente hasta llegar al mallado de partida.
El parámetro más importante a definir en un ciclo en V es el número de iteracio-
nes (o barridos) que se deben completar en cada nivel. En particular, se definen
como V1 y V2 a ese número de barridos en los tramos de ida (del nivel fino al más
basto) y vuelta (del basto al fino), respectivamente. Ambos no tienen por qué ser
iguales; de hecho, en la mayoría de las aplicaciones se adopta que V1 = 0, mientras
que para V2 siempre se fija un valor no nulo con objeto de asegurarse que la solución
(y no el error, como pasa con V1) satisface las ecuaciones de constitución en el nivel
actual. El ciclo se ilustra en el esquema de la figura 9.15, donde cada círculo repre-
senta los barridos con relajación, y los itinerarios con flechas indican operadores de
prolongación o restricción.
En el caso de sistemas lineales excesivamente rígidos, es posible que el ciclo en V
no sea suficiente y se requerieran más iteraciones para poder resolverlos. En este
tipo de situaciones se utiliza un método alternativo, conocido como ciclo en μ, que
básicamente es un bucle recursivo que se emplea μ veces en cada nivel sucesivo.
Habitualmente se utiliza la opción en la que μ = 2, resultando de esta forma el ciclo
en W (W-cycle en la figura 9.15).
l=0
l=1
Niveles
l=2
l=3
Ciclo en V Ciclo en W Ciclo en F
Ciclos flexibles
Para sistemas lineales que no sean demasiado rígidos, no suele ser económico uti-
lizar todos los niveles del multigrid según un patrón preestablecido. Para esas
situaciones, se emplean ciclos flexibles en los que se introduce un indicador que
permite decidir si se debe seguir barriendo en el nivel actual o se debe llevar la
resolución al nivel superior. Normalmente, el indicador que se utiliza es el ratio
entre los residuos de dos iteraciones consecutivas: si ese cociente es mayor que un
determinado valor umbral, se entiende que la convergencia comienza a estancarse,
y se transfiere el problema al siguiente nivel; por el contrario, si el cociente es
menor que el valor de referencia, se continua barriendo hasta que se cumpla el cri-
terio terminal.
En cualquier caso, se utilicen ciclos fijos o ciclos flexibles, es imprescindible
introducir un criterio final de corte para dar por finalizados los ciclos cuando se
alcance (para la solución en el mallado fino) el nivel de convergencia requerido para
el problema.
Contenidos
Bibliografía de referencia:
Los apartados 10.1, 10.4 y 10.5 han sido adaptados de Piomelli, U., "Large Eddy Simulations and
Related Techniques", VKI Lecture Series, 2006. El apartado 10.6 relativo a modelos de turbulencia
RANS se ha inspirado en FLUENT v6.3. "User´s guide", 2006.
10.1 ¿Qué es la turbulencia? 253
Como decíamos, la dificultad para definir la turbulencia conduce a que sea más útil
describir en detalle las características de su naturaleza. Las propiedades más destaca-
bles de los movimientos turbulentos son:
c Aleatoriedad. Es la característica más destacada de los flujos turbulentos. También
definida como irregularidad, se manifiesta por la aparición de fluctuaciones de las
variables fluidodinámicas (velocidad, presión, temperatura, concentración) con
tamaños y tiempos muy dispares (diferentes escalas). Estas fluctuaciones instantá-
neas no estacionarias se desarrollan incluso en flujos estacionarios (promediados
temporalmente), lo cual da idea de que las propiedades estadísticas de los flujos sí
son invariantes. Por esta razón se utilizan métodos estadísticos para su estudio y
predicción. Además, la existencia de escalas muy dispares hace que, aunque los flu-
jos turbulentos parezcan caóticos e impredecibles, también se puedan encontrar
estructuras coherentes (movimientos organizados) dentro de ese mar de irregulari-
dades aleatorias. En este caso, su aleatoriedad se refiere a la localización exacta y a
cuando se desarrollan.
254 Capítulo 10 Modelización de la turbulencia
c Vorticidad. Es imprescindible que exista vorticidad para que un flujo pueda ser
turbulento. De hecho, todo flujo turbulento es rotacional (∇ × v ≠ 0), con
importantes niveles de vorticidad que fluctúan en el tiempo y en el espacio de
forma coherente (estructuras o vórtices coherentes), y en los que la deformación
de los vórtices supone la esencia de la dinámica de la turbulencia.
c Difusividad (mixing). Los fenómenos turbulentos intensifican el transporte de
masa, momento y energía, debido a las fluctuaciones en las diversas escalas tur-
bulentas. En particular, las fluctuaciones a escalas macroscópicas producen efec-
tos de mezcla similares a los de carácter molecular (puramente difusivos), si bien
con longitudes de mezcla similares a las de los fenómenos convectivos.
Existen también otras particularidades para el flujo turbulento que conviene des-
tacar, aunque no sean tan fundamentales como las anteriores. Por ejemplo:
c Tridimensionalidad. Las escalas más pequeñas de la turbulencia tienen un
carácter muy isotrópico, lo cual implica la necesidad de tener flujo tridimensio-
nal. Las escalas más grandes, asociadas a las longitudes características del flujo
analizado, pueden presentar un comportamiento bidimensional o plano, pero
éste se va generalizando a tridimensional según se avanza en la cascada de ener-
gía (v. apartado 10.2).
c Disipación. Los flujos turbulentos son siempre disipativos. Necesariamente han
de disipar energía en las escalas más pequeñas, energía que se obtiene del flujo
principal y que se va redistribuyendo en forma de cascada mediante procesos de
deformación. Una vez desarrollado el flujo turbulento, la turbulencia tiende a
mantenerse (se retroalimenta) mediante un aporte continuo de energía. Si no
existe ese suministro de energía, la turbulencia decae rápidamente.
c Altos números de Reynolds. La turbulencia se origina por inestabilidades en el
flujo laminar. A partir de ciertos números de Reynolds, dependientes del tipo de
aplicación, las irregularidades en las capas de cortadura se vuelven inestables,
amplificándose y activando los mecanismos turbulentos. El flujo se desordena y
deja de ser laminar.
Por tanto, la turbulencia es un fenómeno muy complejo y vortical, con escalas
muy dispares que van desde el tamaño característico del flujo (un diámetro, una
longitud típica del problema) hasta escalas disipativas muy pequeñas. Aun siendo
pequeñas, estas escalas disipativas están lejos de las escalas de longitud molecular
por lo que aún se pueden emplear las ecuaciones de la Mecánica de Fluidos para
medio continuo.
La dinámica de la turbulencia es función del flujo y, dada su naturaleza, requiere de
varios niveles de aproximación para describirla. Por esta razón, no existe una “teoría
de la turbulencia” de aplicación general, sino múltiples modelos creados específica-
mente para diferentes problemas, que se discuten a partir del apartado 10.4.
10.1 ¿Qué es la turbulencia? 255
Finalmente, para ilustrar todas estas ideas, en la figura 10.1 se muestra la evolu-
ción característica de la velocidad en un punto P por el que transcurre un flujo tur-
bulento. El lector puede imaginar que dicha velocidad (gráfico de la izquierda)
corresponde a la medida hecha detrás de un objeto en la región de la estela turbu-
lenta, cuando el flujo ya está perfectamente establecido. Las líneas negra y gris
corresponden a dos medidas de idéntica duración, en el mismo sitio y con mismo
flujo incidente totalmente desarrollado.
Efectivamente, a la vista de los resultados de la figura, podemos concluir que la
traza de la velocidad reproduce las características ya descritas:
c La velocidad fluctúa aleatoriamente en el tiempo, con oscilaciones de diferente
amplitud que responden a las diversas escalas de la turbulencia.
c Por tanto, el campo instantáneo (variable u), es impredecible, puesto que cual-
quier mínima perturbación produce cambios en la velocidad en el instante inme-
diato.
Además, cada una de las dos medidas (líneas negra y gris) son diferentes, pero su
valor medio es el mismo. Esto demuestra que las propiedades estadísticas del flujo
turbulento son unívocas y de ahí el interés en resolver el problema de la turbulencia
desde un punto de vista estadístico. Lo mismo ocurre con la fluctuación (gráfico
10.1b), elevada al cuadrado para poder calcular su media (la media de la fluctuación
es por definición cero, al estar centrada en la propia media de la velocidad). La fluc-
tuación cuadrática es distinta en ambas medidas, pero si se promedia el tiempo sufi-
ciente, el valor medio también es único, y converge hacia lo que se llama nivel de
turbulencia, que mide la intensidad de las fluctuaciones.
u P u‘ 2 u [%]
36 30 18
Fluctuación u´ , [m /s ]
2 2
25 15
Velocidad u, [m/s]
33
20 12
2
30 u 15 9
10 6
27
5 3
u’ 2
24 0 0
0 2 4 6 8 0 2 4 6 8
Tiempo, [ms] Tiempo, [ms]
Figura 10.1 (a) Traza de velocidad en flujo turbulento. (b). Nivel de turbulencia instantánea.
256 Capítulo 10 Modelización de la turbulencia
1. Adaptado de Davidson, P.A., Turbulence: An Introduction for Scientists and Engineers, 2004, Oxford University Press.
10.1 ¿Qué es la turbulencia? 257
Transición a la turbulencia
Flujo externo
Flujo externo (alrededor Convección
(a lo largo de una Flujo interno
de un obstáculo) natural
superficie)
ρUx 5 ρUD 4
ρUDh
Re x = ≥ 5 ⋅ 10 Re D = ≥ 2 ⋅ 10 Re D = ≥ 2300 Ra ≥ 10 Pr
9
μ μ h
μ
a. El número de Rayleigh (Ra) es el número adimensional asociado con la transferencia de calor en el interior del
fluido y que permite discriminar cuándo la transferencia de calor se produce principalmente por conducción o
cuándo se produce principalmente por convección. Así mismo, el número de Prandtl (Pr) es el numero adimen-
sional que compara la transferencia de calor producida por los efectos de arrastre del flujo (viscosidad) frente a
los que se producen por la propia conductividad del fluido y que permite discernir cuál de ellos es dominante.
Existen dos grandes grupos de flujos de cortadura: los libres, que ocurren lejos de la
influencia de contornos sólidos y los de pared, desarrollados por efecto de paredes
colindantes. Los tres ejemplos típicos de flujos de cortadura libres son las estelas, los
chorros y las capas de mezcla (mixing layers).
Las estelas se producen aguas abajo de un obstáculo inmerso en la corriente
fluida, de forma que coexisten una región de fluido lenta rodeada de una región de
fluido rápida (v. ejemplo en figura 10.1).
En el caso de los chorros, típicamente se tiene un flujo a alta velocidad rodeado
por un flujo prácticamente estacionario. De esta forma, es habitual que, por conve-
Figura 10.2 Transición en un chorro turbulento. (a) Inestabilidades en la capa de cortadura. (b) Visuali-
zación de un chorro turbulento (imagen cortesía de Fukushima y Westerweel): identificación de escalas.
10.2 Escalas de la turbulencia: la cascada de energía 259
Escalas Escalas
grandes Cascada de energía pequeñas
艎 L l LES
RANS
Escalas modelizadas
LES
Escalas resueltas
DNS
(a) (b)
Figura 10.4 Escalas de la turbulencia y proceso de cascada de energía. (a) Esquema conceptual de
Richadson (adaptado de Fluent v6.3 - User's guide, 2006). (b) Idea intuitiva de Leonardo.
ΠL ∼ U3 L [10.1]
⎛ ∂U ⎞2 U2
Φ L ≈ ν⎜ i⎟
⎜ ∂x ⎟ ≈ ν
⎝ j⎠ L2
2 3 −5 3
E( κ) = αε κ [10.2]
43
Rel ReL = (l L ) [10.3]
E( ) Cascada de energía
E( ) = 2/3 –5/3
–5
3
Generación
de energía
Subrango
inercial Disipación
de energía
L /L f(Re) /
Vórtices según L y u Vórtices según
( η L ) ≈ Re−L 3 4 [10.4]
Π L ∼ U 3 L ∼ ε ∼ ν u 2η η2 [10.5]
14 14 12
η = ( ν3 ε) u η = ( νε) τ = ( ν ε) [10.6]
−3 4 −1 4 −1 2
η L = Re u η U = Re τ T = Re [10.7]
2. Adaptado de Davidson, P.A., Turbulence: An Introduction for Scientists and Engineers, 2004, Oxford
10.4 Aproximaciones numéricas para el tratamiento de la turbulencia 265
Es realmente sorprendente observar cómo por un lado se tienen las variables fun-
damentales del flujo, como la velocidad u que se comporta aleatoriamente, y por otro
lado se tienen las ecuaciones de gobierno, cuya definición es completamente determi-
nista para u. Inversamente, las propiedades estadísticas de u se comportan de forma
esperable, reproducible, pero lamentablemente no es posible disponer de un sistema
cerrado de ecuaciones que describa su evolución. Así, el problema del cierre de la tur-
bulencia implica que no pueden existir teorías estadísticas rigurosas para el análisis de
la turbulencia, siendo necesaria la introducción de modelos basados en hipótesis sim-
plificativas, razón por la cual la turbulencia permanece como el último problema sin
resolver por la física clásica.
La solución numérica para flujos turbulentos puede abordarse desde distintos nive-
les de aproximación, proporcionando así descripciones del flujo con mayor o menor
detalle. Esto se consigue en función del número de escalas de la turbulencia que se
quieran resolver en la simulación, o lo que es igual, en función de la cantidad de
energía cinética turbulenta que se vaya a transportar en las ecuaciones constitutivas.
En general, se distinguen tres aproximaciones diferentes: la simulación numérica
directa (DNS), en la que usa una malla extremadamente fina para poder resolver
todas las escalas de la turbulencia (desde las integrales hasta las disipativas); la simula-
ción de vórtices grandes (LES), con mallas menos densas que permiten resolver sólo
los torbellinos grandes que transportan entre el 50 y el 80% de toda la energía cinética
turbulenta; y finalmente la simulación RANS (ecuaciones de Navier-Stokes prome-
diadas por Reynolds) en la que todas las escalas se modelizan mediante el uso de
modelos de turbulencia.
Aunque algunos flujos sencillos se han resuelto utilizando simulación directa (DNS),
no es posible emplearla de forma sistemática para resolver problemas industriales de
interés práctico (I-CFD) debido a su coste computacional prohibitivo. Por esta razón, se
emplean habitualmente los métodos RANS y en ciertas ocasiones las técnicas LES, que se
analizan más en detalle en apartados posteriores. Pero antes, veamos las serias limitacio-
nes de las simulaciones directas que se derivan de la misma cascada de energía.
para un fenómeno con una dimensión característica , y por tanto con un tamaño de
escala integral del mismo orden L, cuanto mayor es el número de Reynolds más peque-
ño es el tamaño de las escalas de Kolmogorov. Con esta idea en mente, y sabiendo que la
mayoría de los flujos de interés industrial se encuentran en el rango de números de Rey-
nolds entre 105 y 108, podemos hacer una estimación del número de nodos que se nece-
sitarían en una simulación tridimensional para resolver las microescalas del flujo.
La distancia entre nodos, ∆x, no puede ser mayor que el tamaño de las escalas
más pequeñas, sino que ha de ser del mismo orden. Por tanto: ∆ x ∼ η ∼ Re−3 4 L .
Si ahora llamamos Lsim a la dimensión característica del dominio computacional a
resolver (algo así como el tamaño de dominio que comprenda al flujo de estudio),
podemos estimar el número de nodos que necesitaremos para obtener una resolu-
ción espacial del orden de las escalas de Kolmogorov en esa dirección como:
Lsim L 34
Nx ∼ sim Re [10.8]
∆x L
Dada la tridimensionalidad e isotropía de las escalas disipativas, y supuesto un
dominio cúbico de simulación, se necesitará una densidad de mallado similar a la esti-
mada en la ecuación 10.8 en el resto de las direcciones espaciales. De esta forma, es
inmediato concluir que el número total de puntos de la discretización espacial ha de ser:
⎛ Lsim ⎞3 9 4
NΩ NxN yNz ⎜ ⎟ Re [10.9]
⎝ L ⎠
Por tanto, el número de celdas necesarias para ejecutar una DNS tridimensional es
del orden del número de Reynolds elevado a 9/4. Nótese que simplemente para un
Reynolds igual a 10 000 ya se requerirían alrededor de 1000 millones de nodos (!).
Ahora bien, no sólo debe tenerse en cuenta la resolución espacial, sino que también
la resolución temporal es esencial para poder resolver la evolución de las escalas más
pequeñas. La turbulencia es un fenómeno inestable, no estacionario en sí mismo, que
requiere la integración de las ecuaciones durante un período de tiempo del orden del
tiempo característico de la escala integral, T, y con un paso temporal mínimo para
poder describir el movimiento de las escalas más pequeñas. Teniendo en cuenta que
por razones de estabilidad y precisión, dicho paso temporal no debe permitir que las
partículas avancen más de una celda en cada ∆t (suponiendo que se utiliza un
esquema explícito, el menos costoso computacionalmente), éste debe ser del orden de
∆t ∼ ∆x U ∼ η U . Por tanto, si denotamos a Tsim como el tiempo de simulación, el
número de pasos temporales que serán necesarios para describir numéricamente los
mecanismos de las escalas de Kolmogorov en una simulación serán:
Tsim Tsim T 34 T 34
Nt ∼ sim Re = sim Re [10.10]
∆t ηU LU T
10.4 Aproximaciones numéricas para el tratamiento de la turbulencia 267
⎛ Tsim ⎞⎛ Lsim ⎞3 3
Tcálculo ∝ N Ω N t ∼ ⎜ ⎟⎜ ⎟ Re [10.11]
⎝ T ⎠⎝ L ⎠
3. En el momento en que se escribió este libro, los ordenadores personales más potentes del mercado
(como los procesadores Intel Core2 de 4 núcleos a 2,5 GHz) alcanzaban velocidades máximas de 70
Gflops.
268 Capítulo 10 Modelización de la turbulencia
De entre todas las aproximaciones posibles, el método más utilizado para introducir
la simulación de la turbulencia en la metodología numérica es el del promediado de
Reynolds de las ecuaciones constitutivas (RANS, o Reynolds-Averaged Navier-
Stokes). Este método utiliza la idea de promediado:
1 t +T
f =
T t
∫ f (t )dt [10.12]
Técnicas LES
Astrofísica
Flujos medioambientales y geofísica
Aerodinámica externa
Flujos internos
Flujos biológicos
Física (de la turbulencia)
LES (sin pared) RANS
Re
0 3 5 8 12
10 10 10 10 10
Bajos Moderados Altos
Figura 10.6 Tipos de aproximaciones recomendadas en función del número de Reynolds (adap-
tado de Piomelli, 2006).
c Los torbellinos grandes son difíciles de modelizar, puesto que presentan una clara
anisotropía, pueden estar sujetos a efectos de memoria en el flujo y, sobre todo,
dependen claramente de la geometría y del tipo de flujo principal (dependen de
cada caso). Por tanto, plantéese una técnica que deba resolverlos y no modelarlos.
c La resolución de las escalas pequeñas exige unas discretizaciones extremada-
mente finas y costosas, inviables para números de Reynolds grandes. Sin
embargo, está claro que estas escalas son típicamente isotrópicas y de carácter
más universal, porque en el proceso de cascada los torbellinos han “olvidado”
cuál es su procedencia. Por tanto, siendo sencillas de modelizar, su no resolución
evita necesitar de medios computacionales imposibles.
Para poder definir un campo de velocidades que contenga únicamente las compo-
nentes (fluctuaciones) de macroescala de la velocidad instantánea, las variables de
las ecuaciones de Navier-Stokes se filtran con un operador convolución que propor-
ciona una media local del flujo turbulento. La variable filtrada se define entonces
como:
∫ G ( x , x′, ∆ ) dx′ = 1
Ω
Con esta restricción es posible encontrar diferentes tipos de núcleo. Los más comu-
nes son:
c Filtro de caja (box o top-hat):
⎧
⎪1 ∆ 3 si x − x′ ≤ ∆ 2
G( x , x′, ∆)= ⎨ [10.14]
⎩ 0 si x − x′ > ∆ 2
⎪
c Filtro gaussiano:
6 (−6 x 2 ∆2 )
G( x , x′, ∆)= 2
e [10.15]
π∆
272 Capítulo 10 Modelización de la turbulencia
⎡ ( x − x′i ) ⎤
3 sen⎢ i ⎥
⎣ ∆ ⎦
G( x , x′, ∆)= ∏ [10.16]
i=1
(xi − x′i )
G G G
direcciones, el tamaño de filtro se toma como la raíz cúbica del volumen de cada
celda, es decir:
13
∆ = ( ∆x ∆y ∆z ) [10.17]
La figura 10.8(a) muestra los vórtices que se preservan cuando se filtra la veloci-
dad instantánea mostrada en la figura 10.1 con diferentes tamaños de filtro. Con-
forme el filtro que se escoja sea de un orden superior a las fluctuaciones más
pequeñas, éstas se irán eliminando en el proceso. De esta forma, al ser un filtrado
espacial, si se quiere mantener una determinada cantidad de energía turbulenta para
ser resuelta en el transporte de las ecuaciones, será necesario fijar tamaños de malla
relativamente finos. La figura 10.8(b) ilustra la misma idea sobre el espectro de la
energía. Conforme la malla sea más gruesa, el filtro va eliminando vórtices cada vez
mayores, dejando pasar únicamente aquellos que se aproximan progresivamente al
tamaño de longitud integral. De esta forma, el tamaño de filtro ∆ establece la fron-
tera entre la cantidad de energía que se va a modelizar y la que se va a resolver. En
función del porcentaje de la energía total que se vaya a resolver, la simulación LES
que se resuelva finalmente tendrá mejor (o peor) resolución y por tanto una mejor
(o más pobre) descripción de la física de la turbulencia.
4
Resuelve Modeliza
x/L LES
Figura 10.8 Efecto del tamaño de filtro sobre el orden de las escalas a resolver (adaptado de Piomelli,
2006).
Por simplicidad, se van a tratar únicamente las ecuaciones para flujo incompresible
(ecuación 3.12). Si se aplica un filtro que sea independiente de la posición x , es
274 Capítulo 10 Modelización de la turbulencia
decir, que sea uniforme en todo el dominio, y además se hace uso de la linealidad del
operador (operador filtrado es intercambiable con los operadores derivada temporal
y espacial), las ecuaciones filtradas que se obtienen son:
∂ ( ρvi )
∂t
+ (
∇ ρvi v j ) = − ∇ p + ∇ ( μ∇vi )
[10.18]
"Pseudoconvectivo" Fuente Difusivo
Temporal (presión)
∂ ( ρvi )
∂t
( ) (
+ ∇ ρvi v j = − ∇ p + ∇ ( μ∇vi ) − ∇ ρvi v j + ∇ ρvi v j ) ( ) [10.19]
Convectivo Fuente Difusivo Término adicional
Temporal (presión)
τ ij = ρ⎡ ⎤
⎣ vi v j − vi v j ⎦ [10.20]
y que habrá que modelar para cerrar el sistema de ecuaciones (v. 10.5.2 para conocer
algunas de las posibilidades típicas). Con todo esto, la ecuación final de transporte
para las técnicas LES se formula como:
∂ ( ρvi )
∂t
( )
+ ∇ ρvi v j = −∇ p + ∇ ( μ∇vi ) − ∇τ ij [10.21]
Se puede demostrar que el tensor SGS es en realidad suma de tres términos: el ten-
sor de tensiones de Leonard, Lij = vi v j − vi v j , el tensor de tensiones cruzadas,
Cij = v′i v j + vi v′j , y el tensor de las tensiones de Reynolds de la subescala, R ij= v′i v′j ,
de acuerdo con τij = Lij + Cij + Rij . Aquí, el tensor de Leonard representa la interac-
ción entre las escalas que se resuelven y las que transfieren energía hacia las escala
pequeñas; el tensor cruzado representa la interacción entre las escalas resueltas y las
modelizadas; y las tensiones de Reynolds en la subescala representan la interacción
entre las escalas más pequeñas.
10.5 Large Eddy Simulation (LES) 275
Figura 10.9 Resolución de la malla (filtro) para resolver distintos tamaños de escala (adaptado de Pio-
melli, 2006, sobre imagen original de Brown y Roshko, 1974).
276 Capítulo 10 Modelización de la turbulencia
de energía, los torbellinos más pequeños cada vez poseen una energía más residual.
Esto se ilustra perfectamente en la distribución del espectro de energía (figura 10.5),
que va tendiendo a cero conforme nos desplazamos por las abscisas hacia las escalas
disipativas. De esta forma, aun siendo la malla bastante basta, siempre seremos
capaces de resolver una buena parte de la energía cinética turbulenta (cerca del 50%)
si nos aseguramos que la malla es del orden de la escala de longitud integral.
En la bibliografía se suele distinguir entre simulación LES, cuando se garantiza
que aproximadamente el 80% de la energía turbulenta se resuelve, y simulación
VLES (Very Large Eddy Simulation), cuando se resuelve menos de ese 80%, típica-
mente al menos un 50%. En consecuencia, en VLES la malla y, por tanto, el filtro,
son demasiado grandes para resolver las escalas turbulentas que contienen la ener-
gía, así que la mayor parte de la energía se encontrará en los movimientos residua-
les. Aunque se pueden realizar simulaciones VLES sobre mallas relativamente
bastas, y por tanto más económicas computacionalmente hablando, la simulación
pasa a ser muy dependiente del modelado de las escalas residuales. Puesto que en
estas técnicas LES se suponía que la modelización de esas escalas era isotrópica,
asignar a ese modelo más energía de la cuenta repercute seriamente en la bondad
de la solución.
Con esta clasificación en mente, la pregunta es inmediata: ¿cómo se estima el
tamaño de filtro (y por tanto, la densidad de la malla) para asegurarnos de que
vamos a ser capaces de resolver el 80% de la energía cinética turbulenta? Aunque
no existe una regla exacta, sí es posible hacer una estimación del mismo a partir del
gráfico de energía turbulenta acumulada. Para ello, considerando la ley de Kolmo-
gorov de la ecuación 10.2 como representativa de la evolución del espectro de ener-
gía (figura 10.8b) en todo el rango de longitudes de escala, e integrando dicha
ecuación desde la posición del filtro de corte, κc (supuesto un filtro espectral), hasta
las escalas disipativas (κ → ∞), es posible obtener una estimación de la energía
residual (el área bajo el espectro es la energía contenida por las distintas escalas
turbulentas) según:
∞ ∞
kr = ∫ E( κ)dκ = ∫ αε κ
2 3 −5 3 2 3 −2 3
dκ = 23 C ε κc [10.22]
κc κc
∆ LES ∼ π κc ≈ πL 38 ∼ L 12 [10.24]
Por lo tanto, como norma general, una buena simulación LES (fuera de las pare-
des) debe adoptar una densidad de malla entre uno y dos órdenes de magnitud infe-
rior a la escala de longitud integral. Está claro que mantener esta condición en las
tres direcciones espaciales supone un notable coste computacional.
Ha quedado claro que para poder definir la malla adecuada de la simulación
LES, es fundamental disponer de un valor fiable de la escala de longitud integral
del problema. Existen diversas posibilidades para ello, desde simples estimaciones
groseras a cálculos más elaborados. Una primera estimación de la longitud inte-
gral, muy aproximada, es considerar directamente su valor como una fracción (un
orden de magnitud inferior) de la dimensión característica del problema . Otra
posibilidad es utilizar correlaciones empíricas (disponibles en la bibliografía) que
a partir del nivel de turbulencia y del tipo de flujo estudiado proporcionan valores
de referencia. Si se dispone de datos experimentales, como por ejemplo trazas ins-
tantáneas de velocidad similares a las de la figura 10.1, se puede calcular de una
manera bastante afinada el valor de la escala a partir de de la función de autoco-
rrelación:
∞
u′(t ) u′(t + τ )
L = u ∫ ACF ( τ )d τ donde ACF ( τ ) = [10.26]
0 u′2
278 Capítulo 10 Modelización de la turbulencia
Otra posibilidad muy práctica es realizar una simulación preliminar RANS con
un modelo de dos ecuaciones k-épsilon (v. apartado 10.6.4.2), que resuelve las ecua-
ciones de transporte para la energía cinética turbulenta k y la tasa de disipación vis-
cosa ε. De esta forma, al disponer de los campos de ambas variables en todo el
dominio, se puede obtener una estimación de la distribución espacial de la escala
integral según:
32
L=k ε [10.27]
con la ventaja añadida de poder hacer un mallado adaptativo por zonas, ajustado
según 10.25 a los valores locales de la escala integral.
Respecto al paso temporal a utilizar en LES, es necesario garantizar que sea lo
suficientemente pequeño para capturar los tiempos característicos de las escalas
que se van a resolver. Para tener una buena descripción temporal, el paso tempo-
ral debería ser entre 15 y 20 veces inferior a la escala temporal de la fluctuación de
esos vórtices. De esta manera, el tiempo característico de esas escalas se define
como el ratio entre las escalas espaciales y el nivel de turbulencia de la velocidad,
es decir:
1 1 lc
∆t LES ∼ t vórtice ≈ [10.28]
15 15 ulc
La ecuación 10.29 evidencia que cuanto mayor sea el número de Reynolds, más
pequeño ha de ser el paso temporal a utilizar, aunque al menos el número de Rey-
nolds no está elevado a ninguna potencia. Por el contrario, cuanto mayor sea la
escala integral, el paso temporal se puede hacer notablemente mayor (varía cuadrá-
ticamente).
10.5 Large Eddy Simulation (LES) 279
⎛ ∆x ⎞ 13
⎜ ⎟ ∼ 0,16 U [10.30]
⎝ ∆t ⎠LES
con lo que se cumple el criterio de Courant para las escalas resueltas, ya que
13
0,16 < 1.
1⎛
⎜
∂vi ∂v j ⎞
⎟
Sij = ⎜ + [10.31]
2⎝ ∂x j ∂xi ⎟
⎠
Modelo de Smagorinsky-Lilly
1
τ ij − τ kk δij = μsgs Sij [10.32]
3
280 Capítulo 10 Modelización de la turbulencia
valor predeterminado que varía entre 0,1 y 0,2. Dicho valor se puede calcular supo-
niendo que se tiene un rango inercial en el espectro de la energía según la ley –5/3 de
Kolmogorov, resultando Cs = 0,18.
Este modelo se basa en que existe equilibrio local en la subescala (es decir, sólo
hay producción-disipación local en la subescala, no se permite el transporte de ener-
gía cinética turbulenta en la submalla). Además, no existe un valor de Cs universal,
depende del tipo de flujo, y puede presentar problemas con los flujos de transición y
los efectos de pared.
estructura vortical del flujo en la capa límite (recuérdese el apartado 8.3.3). En reali-
dad, la complejidad surge de la región interior (inner layer) de la capa límite, en la
que es necesario mantener una extrema densidad de malla para poder describir las
dinámicas de los torbellinos importantes, que son del orden del y+.
Se distingue, por tanto, entre las necesidades de mallado para la región externa y
para la región interna de la capa límite. En la zona exterior, la longitud de escala
integral es lógicamente el espesor de la capa límite, δ, cuyo valor además es práctica-
mente independiente del número de Reynolds. Es posible deducir que el número de
puntos necesarios para describir esa capa es del orden de N Ω ∼ Re 0,4 . Asimismo,
sumando la discretización temporal, que en este caso es únicamente del orden de
N t ∼ Re 0,2 , se obtiene una estimación total del tiempo de cálculo para la capa
externa que escala con N externa ∼ Re 0,6 .
Por el contrario, en la zona interna las escalas importantes vienen prefijadas por
la velocidad de fricción, con un orden de magnitud característico
( )
12
uτ = τ pared ρ ∼ Re 0,9
Puesto que la distribución de la malla debe permanecer constante para poder captu-
rar las estructuras tridimensionales del flujo en la pared, cuyo tamaño es del orden
del valor del y+ (según la ecuación 8.7, y + = yu τ ν ∼ 1), el orden de magnitud de la
resolución espacial resulta ser N Ω ∼ Re1,8 (en la dirección normal, que tiende a la
estructura externa, se relaja esta restricción). Agregando la restricción temporal, que
en este caso se estima en N t ∼ Re 0,6 (en función de los ciclos de la turbulencia
interna), el coste computacional de dicha capa escala con N interna ∼ Re 2,4 .
Nótese que la combinación del coste computacional de ambas capas resulta ser
nuevamente del orden de una simulación DNS. Únicamente para números de
Reynolds bajos o moderados (hasta 104-105), mediante supercomputadores y con
pocos contornos sólidos, es posible abordar un simulación LES que tenga en cuenta
el efecto de pared directamente. A este tipo de simulaciones se les denomina habi-
tualmente WRLES o LES-NWR (Wall-Resolved o Near-Wall Resolved). Para poder
aplicar esta aproximación es preciso asegurar que y+ < 1. Además, para resolver la
mayor parte de la energía (el 80%) se requiere no sólo un mallado muy fino perpendi-
cular a la pared, sino también en el resto de las direcciones. Como norma aceptada, se
utilizan unos valores de referencia de x+ 50 − 150 (en la dirección de la corriente)
y z + 15 − 40 (por unidad de ancho). En caso de que no se pudiera llegar a malla-
dos tan refinados, únicamente se podría capturar el 50% de la energía turbulenta en la
capa límite, por lo que se estaría resolviendo lógicamente un VLES-NWR.
Sin embargo, para la mayoría de las aplicaciones prácticas es mucho más reco-
mendable, en términos de coste y precisión de resultados, introducir un modelado
de la pared en la simulación LES. Existen varias posibilidades para ello:
282 Capítulo 10 Modelización de la turbulencia
1 t +T
u ( x , t ) = ∫ u ( x , t ) dt [10.35]
T t
10.6 Modelos de turbulencia para las ecuaciones RANS 285
N
1
u ( x , t ) = lim
N →∞ N
∑un ( x , t ) [10.36]
n=1
u′ = v′ = 0; u +v = u +v; uv = u v + u′v′
uv = uv ; u′v = 0; u = u; v =v [10.37]
∂u ∂u
∂s
=
∂s
; ∫ u ds = ∫ u ds; ∇⋅ ( ∇u ) = ∇⋅ ( ∇u )
n=3
... ... ...
n=N
+ t
u
Promedio muestral
∂vi 1
∂t
( ) ( )
+ ∇ vi v j + ∇ v′i v′j = − ∇ p + ∇ ( ν∇vi )
ρ
[10.39]
∂vi 1 1
∂t
( )
+ ∇ vi v j = −
ρ ρ
(
∇ p + ∇ ( ν∇vi ) − ∇ ρv′i v′j ) [10.40]
Convectivo Difusivo Tensiones
Temporal Fuente de Reynolds
(presión)
donde (u, v, w) representan las tres componentes de la velocidad. Nótese que el ten-
sor de tensiones tiene simetría diagonal por lo que τxy = τyx, τxz = τzx y τyz = τzy. La
ecuación anterior se expresa de forma compacta como:
El cierre del problema exige la modelización de esas incógnitas; esto es, habrá
que relacionarlas (de una forma u otra, más simple o más compleja) con las incógni-
tas ya existentes; es decir, con la parte promediada de las variables (v. 10.6.2 a 10.6.5
para conocer las posibilidades típicas). Finalmente, conviene también recordar que
cualquier otra variable escalar turbulenta (temperatura, presión, concentración,
10.6 Modelos de turbulencia para las ecuaciones RANS 287
⎛ ∂v ∂v ⎞
⎜ i + j ⎟= 2 μt Sij
τ ij = −ρv′i v′j ≈ μt ⎜ [10.45]
⎟
⎝ ∂x j ∂x i ⎠
siendo μt un factor de proporcionalidad que puede ser un valor constante o una función
(o modelo) que cambie a lo largo del dominio. Lógicamente, también se puede expresar
como una viscosidad cinemática turbulenta según νt = μt ρ. Por analogía, el trans-
porte turbulento de calor, masa u otra variable escalar se define de manera similar, supo-
niendo que el transporte turbulento del escalar es proporcional a los gradientes del valor
medio de la variable transportada a través de una difusividad turbulenta, Γt , es decir:
∂φ
−ρv′i φ′ ≈ Γt [10.46]
∂xi
288 Capítulo 10 Modelización de la turbulencia
νt cϑ [10.47]
ϑ ∂u
c′ [10.48]
∂y
siendo c´ una constante y habiendo tomado el valor absoluto del gradiente para ase-
gurar que la escala de longitud característica es siempre positiva. Combinando 10.47
290 Capítulo 10 Modelización de la turbulencia
2 ∂u
μt = ρ m
[10.49]
∂y
2 ∂u ∂u [10.50]
τ xy = ρ m
∂y ∂y
Tabla 10.2 Longitudes de mezcla para flujos turbulentos bidimensionales (tomado de Versteeg y
Malalasekera, 2007).
Longitud característica
Tipo de flujo Longitud de mezcla A m
(integral), L
Capa de mezcla
0,07 L Ancho de la capa
(mixing layer)
νtinterna = ρ 2
m∇ × v si y < yc
[10.51]
∗
νtexterna = 0,0168 ρ ue δ F si y > yc
−1
siendo ahora β = 1,6, F = (1 + 5,5( αy y max )6 ) con α = 0,3 y
Γ max = y⎡
⎣1 − exp(− y 26 ⎤
+
⎦∇ × v
⎛ ∂v ∂v ⎞
⎜ i + j ⎟− 2 ρk δij
τ ij = −ρv′i v′j ≈ μt ⎜ [10.53]
⎟
⎝ ∂x j ∂x i ⎠ 3
k=
1
2
1
(
ρv′k v′k = ρu′2 + ρv′2 + ρw′2
2
) [10.54]
292 Capítulo 10 Modelización de la turbulencia
⎛ ∂u ∂ v ∂w ⎞ ⎛ 2 ⎞
τ xx + τ yy + τ zz = −ρu′2 − ρv′2 − ρw′2 = 2 μt ⎜ + + ⎟ − 3⎜ ρk ⎟
−2 ρk
⎝ ∂x ∂y ∂z ⎠ ⎝ 3 ⎠
∇⋅v
∂u
τ xx =−ρu′2 ≈ μt
∂x
Como la hipótesis de Boussinesq considera que la turbulencia es totalmente isotrópi-
ca, las fluctuaciones en todas las direcciones del espacio serán iguales: u′2 = v′2 = w′2 .
Por esta razón se puede estimar un valor de fluctuación turbulenta característico:
3 2k
k= ρu′2 ⇒ u′ ∼ [10.55]
2 3ρ
Los principales modelos que se han construido a partir de esta formulación lineal
e isotrópica utilizan distintas definiciones de la viscosidad turbulenta μt para la
ecuación 10.53. En particular, los más importantes y extendidos son:
c Modelo Spalart-Allmaras: Resuelve una única ecuación de transporte para una
turbulencia viscosa modificada ν que se relaciona con μt según una función:
μt = f ( ν) [10.56]
Este modelo, desarrollado en 1992, es una opción muy atractiva para resolver la tur-
bulencia con un modelo EVM lineal a un bajo coste computacional. La única ecua-
ción a resolver se plantea como:
⎡ ⎛ ∂ν ⎞2 ⎤
∂ν ∂ν 1⎢ ∂ ⎡ ∂ν ⎤ ⎟ ⎥− Yν + Sν
+ vj = Gν + ⎢( μ + ρν) ⎥+ Cb2 ρ⎜
⎜ ⎟⎥
[10.59]
∂t ∂x j σ ν ⎢ ∂x j ⎣ ∂x ∂ x
⎣ ⎢ ⎥
j⎦ ⎝ j⎠⎦
3
( ν ν)
μt = ρ ν f ν1 con f ν1 ≡ 3
[10.60]
( ν ν) + Cν31
Más detalles sobre la implementación del modelo y la definición de los términos
de producción y disipación se pueden consultar en la bibliografía especializada.
Aquí, su tratamiento está fuera de los objetivos de este capítulo.
El origen de este modelo estaba orientado hacia problemas de aerodinámica y de
flujo en el interior de turbomáquinas con el objeto de estudiar la estructura del flujo
sobre perfiles aerodinámicos con pequeña separación y capas límites controladas.
que más aceptación y utilización ha tenido dentro del ámbito de la I-CFD. Su robus-
tez, economía y razonable precisión para resolver un gran número de flujos turbu-
lentos explican su popularidad para simular flujos industriales y aplicaciones en
transferencia de calor.
Debido a su masiva utilización durante las últimas décadas, han ido surgido dife-
rentes variantes de la formulación original (denominada estándar) que trataban de
mejorar algunos aspectos concretos de su comportamiento. En particular, destacan
los modelos RNG k-ε (Yakhot y Orszag, 1986) y Realizable k-ε (Shih et al., 1995).
El modelo k-ε estándar es un modelo semiempírico que se basa en la modeliza-
ción de dos ecuaciones de transporte para la energía cinética turbulenta, k, y para su
tasa de disipación, ε. La ecuación de transporte para k se obtiene de su ecuación
exacta, mientras que la de ε se deduce a partir de razonamientos físicos y analogías
diversas con la de k. De esta forma, la tasa de disipación turbulenta es la variable que
determina la escala de la turbulencia, siendo k la variable que fija la energía de la tur-
bulencia.
Los modelos k-épsilon han demostrado su gran utilidad en flujos de cortadura
libres, en casos de gradientes de presión relativamente pequeños. Del mismo modo,
para flujos confinados e internos, el modelo proporciona buenos resultados cuando
los gradientes de presión medios son moderados. Además, en la obtención de este
modelo se supone que el flujo turbulento está completamente desarrollado y que los
efectos de la viscosidad molecular son despreciables.
La ecuación de transporte para k se obtiene sumando cada una de las ecuaciones
de Navier-Stokes (3.12), previamente multiplicadas por la componente turbulenta
correspondiente de la velocidad. Aplicando luego la misma secuencia sobre cada
una de las ecuaciones de Reynolds 10.40 y restando estas expresiones de las anterio-
res, es posible, tras mucha álgebra, obtener:
∂ ( ρk ) ∂ ⎡⎛ μ ⎞ ⎤
+ ( ρkvi ) = ∂ ⎢⎜ μ + t ⎟ ∂k ⎥+ 2 μt Sij Sij − ρε [10.61]
∂t ∂x i ∂x j ⎣
⎢⎝ σ k ⎠∂x j ⎦
⎥
1⎛ ∂v′i ∂v′j ⎞
s′ij = ⎜ + ⎟
2⎜ ∂
⎝ j x ∂ x ⎟
i⎠
como:
∂ ( ρε) ∂ ⎡⎛ μ ⎞ ⎤ 2
+ ( ρεvi ) = ∂ ⎢⎜ μ + t ⎟ ∂ε ⎥+ Cε1 ε Gk − ρCε2 ε [10.63]
∂t ∂x i ∂x j ⎣
⎢⎝ σ ε ⎠∂x j ⎦
⎥ k k
Así, asignando una serie de valores predeterminados para las distintas constantes,
que se han obtenido en experimentos con fluidos elementales (aire y agua) en condi-
ciones de flujo turbulento con diversos tipos de capa de cortadura y turbulencia isótro-
pa que decaen libremente, se obtiene la formulación completa del modelo:
32
3 2 k
k=
2
(TuU ) ε = Cμ
34
L
[10.66]
296 Capítulo 10 Modelización de la turbulencia
∂k ∂ε
=0 =0 [10.67]
∂n ∂n
c Paredes: En función de que la pared sea fija, móvil o tenga una determinada tem-
peratura, será necesario introducir diferentes términos fuente (tanto en las ecua-
ciones de transporte para k y ε como en la de momento para las velocidades) en
las celdas adyacentes a los contornos sólidos, tal y como se avanzó en el subapar-
tado 8.3.3.
En las tablas 10.3 y 10.4 se resumen los distintos términos SC y SP que deben
introducirse en los coeficientes aP y en los términos fuente b de las distintas ecuacio-
nes de transporte a resolver en función de las condiciones de pared:
Tabla 10.3 Valores de SC en función del tipo de pared (tomado de Versteeg y Malalasekera, 2007).
Pared con
Tipo de ecuación Pared fija Pared móvil
temperatura
34 32
Ecuación para ε C μ kP
(ec. 10.63) ⋅1010 0 0
κ ∆y p
1 4 1 2
Ecuación para T ρC μ kP C pTpared
0 0 Apared
(ec. 3.13) +
T
10.6 Modelos de turbulencia para las ecuaciones RANS 297
Tabla 10.4 Valores de SP en función del tipo de pared (tomado de Versteeg y Malalasekera, 2007).
Pared con
Tipo de ecuación Pared fija Pared móvil
temperatura
3 4 ∗1 2 +
Ecuación para k ρC μ k P u τ pared
− ∆V ∆V 0
(ec. 10.61) ∆y p ∆y P
Ecuación para ε
−10
10 0 0
(ec. 10.63)
1 4 1 2
Ecuación para T ρC μ kP C p
0 0 − Apared
(ec. 3.13) +
T
+
(T − T ) C
pared P
ρ uτ
siendo T =− , κ = 0,41 es la constante de Von Kàrman y u+ definido según 8.9.
q pared
∂ ( ρk ) ∂ ⎡⎛ μ ⎞ ⎤
+ ( ρkvi ) = ∂ ⎢⎜ μ + t ⎟ ∂k ⎥+ 2 μt Sij Sij − ρ β∗ f β∗ k ω [10.68]
∂t ∂x i ∂x j ⎣
⎢⎝ σ k ⎠∂x j ⎦
⎥
∂ ( ρω) ∂ ⎡⎛ μ ⎞ ⎤
+ ( ρωvi ) = ∂ ⎢⎜ μ + t ⎟∂ω ⎥+ α ω Gk − ρ β f β ω2 [10.69]
∂t ∂xi ∂x j ⎣
⎢⎝ σ ω ⎠∂x j ⎥
⎦ k
(
τ ij = −ρv′i v′j ≈ 2 μt F Sij , Ωij ,... ) [10.71]
siendo F una función no lineal en la que intervienen los tensores promedio de defor-
mación y vorticidad,
1⎛ ∂vi ∂v j ⎞ ⎛ ∂v ∂v ⎞
⎟− 2 ρk δij y Ωij = 1⎜ i − j ⎟ .
Sij = ⎜ +
2⎜ ⎟
⎝ ∂x j ∂x i ⎠ 3 2⎜ ⎟
⎝ ∂ x j ∂x i ⎠
10.6 Modelos de turbulencia para las ecuaciones RANS 299
Basándose en esta idea, se han desarrollado toda una familia de modelos complejos
que únicamente se citan a continuación:
c Relaciones de constitución explícitamente no lineales, como el modelo k-épsilon
cúbico o el modelo explícito algebraico de tensiones de Reynolds (EARSM).
c Modelo v 2 − f (Durbin, 1995), similar al modelo k-épsilon, pero en el que en
lugar de resolver una ecuación de transporte para k, se resuelve para una escala
de fluctuaciones de velocidad v2 . Además, introduce efectos anisotrópicos en la
proximidad de las paredes mediante una función de relajación elíptica, definida
como f.
Tras mucha álgebra, se llega a la ecuación general de transporte para cada ten-
sión de Reynolds:
(
∂ ρv′i v′j ) ∂
∂t
+
∂x k
( )
ρvk v′i v′j = Pij + Dij − ρεij + Πij + Ωij [10.73]
donde
∂
∂xk
(
ρvk v′i v′j )
es el término convectivo, Cij. Además, cada uno de los términos en el segundo
miembro de la ecuación representa:
c Producción de tensiones de Reynolds (Pij). Contiene tensiones turbulentas genera-
das a costa de la energía media del flujo y como consecuencia de su deformación
media. Este término no necesita posterior modelización ya que viene dado por:
∂vi ∂v j
Pij = −ρv′j v′k − ρv′i v′k [10.74]
∂x k ∂x k
c Difusión de las tensiones de Reynolds (Dij). Este término consta de dos partes.
Un primer término es la difusión turbulenta (fenómeno de transporte por fluc-
tuaciones de velocidad), dado por:
∂ ⎡ ⎤
DT ,ij = −
∂x k ⎢
( )
⎣ ρv′i v′j v′k + p δkj v′i + δik v′j ⎥
⎦
[10.75]
∂ ⎡ ∂ ⎤
DL ,ij = ⎢μ
∂x k ⎣ ∂x k
( )
v′i v′j ⎥
⎦
[10.76]
⎛ ∂v′ ∂v′j ⎞
Πij = p⎜ i
⎜ ∂x + ∂x ⎟
⎟ [10.77]
⎝ j i⎠
10.6 Modelos de turbulencia para las ecuaciones RANS 301
c Rotación de las tensiones (Ωij). Este término describe el transporte por rotación y
se define como:
(
Ωij = −2 ρΩk v′j v′m εikm + v′i v′m ε jkm ) [10.79]
∂ ⎡ μt ∂v′i v′j ⎤ k2
DT ,ij = ⎢ ⎥ con μt = ρ C μ y σ k = 0,82; C μ = 0,09 [10.81]
∂x k ⎢
⎣ σ k ∂xm ⎥ ⎦ ε
302 Capítulo 10 Modelización de la turbulencia
ε⎡ 2 ⎤
Πij , s = −C1 ρ ⎢ v′i v′j − δij k ⎥ con C1 = 1,8 [10.82]
k⎣ 3 ⎦
⎡ 2 ⎤
⎣
( 3
)
Πij ,r = −C2 ⎢ Pij + Bij + Cij + Ωij − δij ( P + B − C ) ⎥ con C2 = 0,6 [10.83]
⎦
32
ε⎡ 3 ⎤C k
Πij ,w = C1′ ⎢ v′k v′mnk nm δij − v′i v′k n jnk − v′j v′k ni nk ⎥ +
k⎣ 2 ⎦ εd
[10.84]
32
+ C′2⎡ ⎤C k
⎣ Π km,r nk nm δij − Πik ,r n jnk − Π jk ,r ni nk ⎦
εd
donde Cij, Pij y Ωij se definen como ya vimos en 10.73, 10.74 y 10.79; y además
P = 12 Pkk , C = 12 Ckk y Bij y B son términos que se modelizan en derivadas parciales
de temperatura para tener en cuenta efectos de flotabilidad (buoyancy). Las constan-
tes son iguales a C1′ = 0,5, C′2 = 0,3, C = C 3μ 4 κ con κ = 0,41, constante de Von
Kàrman, y habiendo definido a nk como la componente k-ésima del vector normal a
la pared y a d como la distancia normal a la pared.
2
εij = δij ( ρε + YM ) [10.85]
3
∂ ( ρε) ∂ ⎡⎛ μ ⎞ ⎤ ⎡ ⎤ 2
+ ( ρεvi ) = ∂ ⎢⎜ μ + t ⎟ ∂ε ⎥+ Cε1⎢ ε Gk + Cε3 Bk ⎥− ρCε2 ε [10.86]
∂t ∂xi ∂x j ⎢⎝
⎣ σ ε ⎠∂x j ⎥
⎦ ⎣k ⎦ k
de constantes σ ε = 1,0, Cε1 = 1, 44, Cε2 = 1,92 y Cε3 que se evalúa en función de la
dirección local del flujo en relación con la dirección de la gravedad.
Llegados a este punto, el modelo RSM está completado. Sin embargo, es habitual
utilizar como opción adicional la de resolver también la ecuación de transporte para
la energía cinética turbulenta, obtenida como semisuma de la diagonal principal del
tensor de tensiones de Reynolds. De esta forma es posible conseguir valores de las
tensiones de Reynolds para las distintas condiciones de contorno del modelo:
∂ ( ρk ) ∂ ⎡⎛ μ ⎞ ⎤
+ ( ρkvi ) = ∂ ⎢⎜ μ + t ⎟ ∂k ⎥+ Gk + Bk − ρε (1 + 2 Mat2 ) [10.87]
∂t ∂x i ∂x j ⎢
⎣⎝ σ k ⎠∂x j ⎥
⎦
Rodi (1982) propuso la sencilla idea de que eliminando esos gradientes, las ecua-
ciones diferenciales de transporte se transforman en sencillas ecuaciones algebraicas.
A pesar de que esta aproximación proporciona buenos resultados en ciertas condicio-
nes, suprimir completamente esos términos resulta una simplificación demasiado rígi-
da. Por el contrario, parece más conservador considerar que la suma de los términos
convectivo y difusivo de las tensiones de Reynolds son simplemente proporcionales a
la suma de los correspondientes términos convectivo y difusivo de la energía cinética
turbulenta. Esto viene a ser equivalente a afirmar que el ratio entre las tensiones y la
energía turbulenta, v′i v′j k , varía de forma suave a lo largo del flujo en estudio.
Introduciendo esta aproximación en 10.73 y haciendo alguna reordenación de
términos, se obtiene el modelo de tensiones algebraico:
2 ⎛ CD ⎞⎛ 2 ⎞k
Rij = v′i v′j ≈ k δij +⎜
⎜ ⎟
⎟⎜ Pij − P δij ⎟ [10.88]
3 ⎝ C1 − 1 + P ε ⎠⎝ 3 ⎠ε
donde las tensiones de Reynolds aparecen en los dos lados de la ecuación 10.88 (en el
lado de la derecha están incluidas en el término Pij), por lo que esta ecuación consti-
tuye un sistema de seis ecuaciones algebraicas simultáneas para las seis tensiones
incógnitas. El sistema se puede resolver mediante técnicas iterativas si los valores de k
y ε son conocidos, por lo que es necesario resolver este modelo en conjunto con las
ecuaciones k-épsilon estándar (10.61 a 10.64). Las constantes toman los valores de
referencia: CD = 0,55 y C1 = 2,2.
Este modelo, que gozó de cierta popularidad a principios de la década de los
noventa por el ahorro computacional que proporcionaba, ha ido cayendo en desuso
gracias a la mejora de los medios computacionales actuales. De hecho, actualmente el
modelo RSM puede ser fácilmente ejecutado para cualquier tipo de simulación indus-
trial (incluso disponiendo de potencias de cálculo bastante modestas), por lo que no
hace falta introducir ningún tipo de simplificación adicional en la modelización. Es
más, la progresiva generalización de los modelos de viscosidad turbulenta (EVM) para
incluir efectos de anisotropía en sus ecuaciones constitutivas han ayudado también a
que los modelos algebraicos ASM hayan sido aparcados en la trastienda. Tal es así, que
algunos fabricantes de software comercial hace tiempo que han dejado de introducir
este modelo de turbulencia en sus librerías.
imposible capturar la dinámica de las escalas turbulentas que allí se desarrollan. Por
esta razón, las técnicas LES, fundamentadas en la resolución de los torbellinos de
escala característica (en este caso la subcapa), también sufrían de extraordinarias
restricciones, y necesitaban modelos adicionales de pared o modelos híbridos para
aplicar aproximaciones RANS en la zona de la pared.
La idea fundamental, por tanto, es que las escalas turbulentas en los contornos
sólidos son tan pequeñas que el número de celdas necesario se dispara, por lo que la
estrategia más acertada es modelizar la capa límite por completo, en función de
valores promedios (aproximación RANS). Además, en el ámbito de la ingeniería, las
simulaciones rara vez están interesadas en la estructura de la turbulencia, sino en
una buena predicción de los valores integrados (globales) sobre los contornos sóli-
dos, como son las fuerzas de arrastre, las caídas de presión o las pérdidas viscosas.
Haciendo uso de la formulación experimental que rige sobre la estructura de la capa
límite (apartado 8.3.3), se han desarrollado diversos modelos matemáticos para pro-
porcionar condiciones de contorno para las celdas en las paredes de flujos turbulentos.
De esta forma, se introducen condiciones para todas las ecuaciones de transporte a
resolver. Genéricamente, se distinguen dos tipos de aproximación (v. figura 10.11):
c Funciones de pared (Wall Functions, WF). Se basan en la ley logarítmica que se
produce en la zona turbulenta de la región interna en la capa límite (figura 8.6) y
que tiene validez en el rango y+ ∼ 30 a 300. A su vez se definen como de tipo
estándar (SWF) o como de no equilibrio (NWF), que presentan correcciones a la
ley logarítmica original cuando la capa no está completamente desarrollada. En
este caso el mallado a emplear debe ser relativamente basto, puesto que su aplica-
ción es correcta a partir de y+ > 11,225.
c Tratamiento mejorado de pared (Enhanced Wall Treatment, EWT). Combina
el uso de la ley logarítmica (con un ajuste blando a la condiciones en la subcapa
capa totalmente
turbulenta capa capa
(capa logarítmica) interna P interna
Figura 10.11 Tratamiento de la pared en función de la densidad de malla (adaptado de Fluent v6.3
- User's guide, 2006).
306 Capítulo 10 Modelización de la turbulencia
viscosa laminar) con el uso de un modelo de dos zonas para resolver la distribu-
ción de la velocidad en toda la capa interna (inner layer). Para aplicar esta opción
es imprescindible tener un mallado muy fino, del orden de y+ ∼ 1, lo cual exige al
menos entre 10 o 15 celdas en la subcapa viscosa.
Puesto que el valor de y+, indicador que discierne cuál de las dos aproximaciones
es la óptima, sólo se puede conocer una vez obtenida la solución, no es mala idea uti-
lizar algún tipo de correlación sencilla que permita anticipar una estimación del
valor de y+ en función del tipo de flujo que se tenga. Esta consideración permite
conocer cuál debe ser la distancia aproximada del primer centroide a la pared para
asegurar un determinado valor de y+. Posteriormente, en función de ese valor, del
tamaño de dominio a cubrir y del tipo de progresividad que se pueda aplicar a la
malla, es inmediato deducir cuál será el número total de celdas del dominio con el
objeto de juzgar si se tienen los medios computacionales necesarios para abordar su
resolución.
Para estimar la posición del primer centroide basta con fijar el valor de y+ que se
quiera (ya sea en torno a 1 o en torno a 30) y despejar el valor real yP de la ecuación
8.7, teniendo en cuenta que la velocidad de fricción uτ definida en 8.8 se iguala en
este caso a
uτ = ue C f 2
Cf
Conducto (flujo interno): ≈ 0,039 Re−
D
0,25
[10.90]
2
En la tabla 10.5 se muestran, para un álabe de 100 mm de cuerda, los valores aproxi-
mados de resolución espacial necesarios en las proximidades de la pared, así como el
número total de celdas resultantes para modelar la capa límite (en la dirección perpen-
dicular), en función del número de Reynolds del flujo incidente, en un dominio bidi-
mensional cartesiano. Se ha utilizado la correlación 10.89, así como la clásica ecuación
−1 7
δ x = 0,16 Re x (v. White, 1979) para estimar el tamaño de la capa límite turbulenta.
A la vista de los resultados de la tabla 10.5, se pueden establecer las siguientes
conclusiones y recomendaciones:
c Es recomendable utilizar el modelo de pared (estándar o de no equilibrio)
cuando el número de Reynolds sea suficientemente grande; habitualmente
10.7 Estrategias y buenas prácticas para la utilización de los modelos de turbulencia 307
Tabla 10.5 Requerimientos de mallado en la subcapa viscosa en función del modelo de pared y del
número de Reynolds en condiciones de flujo externo (álabe inmerso en una corriente
libre).
y+ ∼ 1 y+ ∼ 30
Número de
Reynolds (Re)
yP (mm) Núm. celdas yP (mm) Núm. celdas
Re > 106, ya que el número de celdas requerido para resolver la subcapa viscosa
tiende a ser excesivo. Además, apenas se obtiene una mejora por resolver dicha
capa, ya que el parámetro crítico en estas condiciones es una buena elección del
modelo de turbulencia. Se recomiendan las leyes de no equilibrio si se tiene flujo
separado, reattachment o flujo incidente (impinging flows).
c Se puede considerar la utilización del tratamiento mejorado (EWT) si el número
de Reynolds es bajo (o es imprescindible resolver las características del flujo en la
pared, a pesar del elevado coste computacional que podría estar asociado).
c Finalmente, siempre es una buena práctica tratar de usar un mallado que sea, o bien
lo suficientemente fino para aplicar EWT, o bien lo suficientemente basto para apli-
car leyes de pared, con la idea de evitar colocar el primer centroide en la capa buffer
(y+ ∼ 5 a 30), zona intermedia que es terreno de nadie (ni aplica bien la aproxima-
ción EWT ni la WF).
No es fácil decidir a priori qué modelo de turbulencia es el más apropiado para una
determinada aplicación industrial. Cada aproximación y cada modelo tienen asocia-
dos una serie de ventajas e inconvenientes que debemos evaluar cuidadosamente
antes de decantarnos por una elección definitiva.
Desechada la simulación directa por imposibilidad técnica, la primera decisión
debe recaer en el tipo de aproximación numérica que más convenga: LES, RANS o
308 Capítulo 10 Modelización de la turbulencia
híbrida (v. figura 10.12). Para ello se deben analizar una serie de aspectos de forma
razonada y desde un punto de vista ingenieril, tales como:
c La física del fluido y la dinámica de la turbulencia.
c Capacidades computacionales disponibles.
c Las especificaciones del proyecto, tanto a nivel de detalle y precisión de las solu-
ciones requeridas como en el plazo de tiempo disponible para las simulaciones.
c Tratamiento requerido en las paredes.
En función de la importancia relativa de cada uno de estos elementos se establece
una idea aproximada del modelo que más interesa. Lógicamente, también la expe-
riencia es un grado muy importante, así como no olvidar hacer un breve acerca-
miento a los últimos avances sobre el problema para conocer los métodos que
emplean habitualmente otros investigadores.
El número de Reynolds del problema es el indicador fundamental para elegir el
método más conveniente en cuanto a la calidad de la solución en relación con el
MODELOS ALGEBRAICOS
MODELOS DE 1 ECUACIÓN
- Modelo de Smagorinsky-Lilly
TÉCNICAS Modelado - Modelo WALE
SGS - Modelo dinámico de subescala
LES - Modelo de transporte de energía cinética
coste computacional (figura 10.6). Así, en general, para números de Reynolds altos,
el estándar es decantarse por simulaciones RANS, dejando la aplicación de las técni-
cas LES para casos muy excepcionales en los que interese capturar la física del fenó-
meno. Conforme los recursos computacionales vayan incrementándose en las
próximas décadas, cada vez será posible poner la frontera entre RANS y LES a
mayores números de Reynolds.
Téngase en cuenta que LES proporciona siempre soluciones no estacionarias y
fluctuantes, mientras que RANS resuelve valores promediados estadísticos. Desde el
punto de vista industrial, únicamente suelen ser de interés los valores medios y, en
consecuencia, aunque LES ofrezca soluciones muy ricas desde el punto de vista de la
física, siempre habrá que reducirlas a sus valores medios y estadísticos de las fluctua-
ciones para que sean de aplicación práctica en la ingeniería.
El tratamiento de los contornos sólidos (rara vez no están presentes) es otro indi-
cador fundamental que, en función del valor de y+ que los medios computacionales
disponibles permitan alcanzar, fijará la posición del primer punto de la malla y
determinará la densidad global del mallado. Evidentemente, el tamaño de malla lle-
vará asociados unos tiempos de cálculo determinados que habrá que prever para no
superar los plazos de los que se disponga para tener unos primeros resultados.
Cuando se utiliza una técnica LES (o híbrida tipo DES) es muy importante defi-
nir de forma óptima la malla y el paso temporal (recuérdese que se intentan capturar
vórtices turbulentos). Es recomendable el uso de mallas estructuradas, que ahorran
en el número total de celdas y permiten refinos locales optimizados. También es
muy interesante la aplicación de mallas híbridas. Respecto al modelo de submalla
SGS, téngase en cuenta que su elección no es tan crítica como contar con una buena
resolución de pared y una densidad de malla adecuada. Para obtener una solución
válida con LES, es preciso proceder de la siguiente forma:
c Iniciar el cálculo del flujo promediado con una simulación RANS estacionaria.
c Superponer un campo aleatorio de fluctuaciones (esto es, inicializar la simula-
ción LES).
c Comprobar que el paso temporal que se ha elegido permita cumplir el criterio
del número de Courant en las celdas.
c Comenzar a resolver iterativamente el transitorio y proceder hasta que se alcanza
el estado estacionario (estadísticamente); esto se observa monitorizando varia-
bles del flujo mientras se resuelve.
c Llegados a este punto, comenzar la fase final de simulación, en la que se va a
muestrear (para poder obtener valores medios y RMS) durante un período carac-
terístico suficiente (varias veces el tiempo de paso de flujo en el dominio u ).
c Finalmente, postprocesar estos últimos resultados (medias, RMS, espectros, etc.).
310 Capítulo 10 Modelización de la turbulencia
En el caso de optar por un modelo RANS, tras ajustar el modelo de pared ade-
cuado al valor del y+ que se disponga (subapartado 10.6.6), es una buena estrategia
plantearse:
c Comenzar la simulación con k-épsilon estándar para caracterizar el problema y
obtener una solución preliminar.
c Migrar hacia un modelo isotrópico más refinado (si es necesario), como k-épsilon
RNG, k-omega (estándar o SST) o v 2 − f.
c Migrar hacia RSM si es precisa una descripción anisotrópica de las tensiones de
Reynolds: flujos tridimensionales, con rotaciones e importantes curvaturas (geome-
trías complejas).
Lo que realmente complica el tratamiento matemático de la turbulencia es el
amplio espectro de escalas temporales y espaciales presentes en el flujo. La interac-
ción entre los torbellinos de las diferentes escalas y el flujo promedio tiene un
importante impacto en los valores medios de las principales variables del flujo. Una
correcta simulación de la turbulencia debe garantizar que el efecto de los torbellinos
queda perfectamente reflejado en las ecuaciones de transporte del flujo, ya sea con
un mayor grado de aproximación (técnicas LES) o por medio de una mayor modeli-
zación (modelos RANS).
En cualquier caso, aunque los diferentes modelos que se han analizado son real-
mente sofisticados, nunca debe olvidarse que todos ellos contienen constantes que
se han determinado a partir de ajustes con datos experimentales. Existirá siempre,
por tanto, un determinado grado de incertidumbre sobre los resultados numéricos
obtenidos con estos modelos, siendo más pequeño cuanto menores sean las hipóte-
sis de modelización. Es labor del ingeniero poder obtener resultados útiles con estas
restricciones, analizando pros y contras, y teniendo siempre claro el nivel de calidad
que se obtiene con el modelo finalmente elegido, así como el coste marginal aso-
ciado a resolver el problema con una aproximación de orden superior.
11
APLICACIÓN DEL CFD A
FLUJOS INDUSTRIALES
(I-CFD)
Este último capítulo del libro presenta otros modelos necesarios en la simulación de
flujos industriales. La aplicación del CFD en el ámbito de la industria (recientemente bau-
tizada como I-CFD) necesita no sólo de la descripción del campo fluido o de la transfe-
rencia de calor asociada, sino también de otros modelos que describan fenómenos de
combustión, cambio de fase, coexistencias multifásicas o reacciones químicas.
Evidentemente no es realista tratar de abordar todas las posibles aplicaciones aquí; ni
siquiera enumerar los diferentes modelos existentes en la literatura. Lo que se pretende
simplemente es mostrar cómo se incorporan modelos adicionales a la metodología de
volúmenes finitos. En particular, se analizarán los casos más habituales, entre los que
destaca el transporte de especies (con o sin reacción química), la interacción de flujos
multifásicos (con superficie libre o sin ella), la transferencia de calor con fenómenos de
radiación o convección natural, así como el flujo en máquinas de fluidos.
El objetivo final es presentar el alcance de estas técnicas para poder estudiar el flujo
en el interior de instalaciones industriales típicas como son los hornos, calderas, lechos
fluidizados, instalaciones para el transporte de mezclas, reactores químicos, intercambia-
dores de calor, turbomáquinas y motores o moldes y procesos de colada continua. Para
algunas de estas aplicaciones se muestran incluso ejemplos de simulaciones reales.
312 Capítulo 11 Aplicación del CFD a flujos industriales (I-CFD)
Contenidos
11.1. Introducción
11.2. Transferencia de calor
11.2.1. Introducción
11.2.2. Convección natural. Fenómenos de flotabilidad
11.2.3. Radiación
11.3. Flujos multiespecie
11.3.1. Transporte sin reacción química
11.3.2. Transporte con reacción química
11.3.3. Combustión
11.4. Flujos multifásicos
11.4.1. Elección del modelo multifase apropiado
11.4.2. Modelo de fase discreta (DPM)
11.4.3. Modelo Euleriano
11.4.4. Modelo de mezcla
11.4.5. Modelo de volumen de fluido (VOF)
11.5. Modelos de solidificación
11.6. Transporte de escalares como trazadores
11.7. Modelización del flujo en máquinas de fluidos
11.7.1. Flujo no estacionario en máquinas de fluidos: mallas dinámicas.
11.7.2. Flujo en máquinas volumétricas: mallados deformables.
11.7.3. Flujo en turbomáquinas: mallados deslizantes.
11.7.4. Ejemplos de análisis del flujo en turbomáquinas.
11.8. Reflexiones finales y conclusiones
Bibliografía de referencia:
Los modelos numéricos presentados en este capítulo han sido recopilados de FLUENT v6.3.
"User´s guide", 2006.
11.1 Introducción 313
11.1 Introducción
Para poder describir correctamente la gran variedad de procesos que concurren en
los flujos industriales es imprescindible incorporar al código CFD todos los modelos
físicos que le sean de aplicación al problema a resolver.
Hasta el momento se ha analizado la complejidad de las ecuaciones de transporte
para un fluido. Sin embargo, en el ámbito de la ingeniería, la realidad es que pocas
veces se puede considerar que se tiene solamente un fluido (o una especie). La
mayoría de las veces, en los flujos participan varios componentes (ya sean en mez-
cla, por concentración o por reacción química) o incluso se tienen varias fases
inmiscibles que interaccionan por flotabilidad. Parece evidente que debe introdu-
cirse alguna estrategia para poder tratar cada fase o especie por separado, así como
sus interacciones.
Los subapartados 11.3 a 11.5 tratan principalmente la problemática de flujos
multiespecie y multifásicos, con las distintas posibilidades que se abren además en
cada caso. Allí se introducen los principales enfoques que existen para abordar su
resolución.
Sin embargo, antes de considerar flujos compuestos, a continuación se analiza-
rán fenómenos de transferencia de calor complementarios a los ya vistos en los capí-
tulos precedentes, convección (por flujo) y conducción (difusión molecular). En
particular se analizará cómo introducir en las ecuaciones la convección natural
(fenómenos de flotabilidad por diferencia de densidad asociadas a cambios en la
temperatura) y la radiación.
11.2.1. Introducción
∂
( ρE ) + ∇⋅ (v ( ρE + p)) = ∇⋅ ( k ∇T − ∑ h j J j + σ ⋅ v ) + Sh [11.1]
∂t conducción j disipación
viscosa
difusión de
especies
μv 2 [11.2]
Br =
k ∆T
c Difusión de especies:
⎛ ⎞
∇ ⋅⎜ ∑ h j J j ⎟
⎜ ⎟
⎝ j ⎠
⎛ μ ⎞
J j = −⎜ ρD j + t ⎟∇m j
⎝ Sct ⎠
Cuando la transferencia de calor en un fluido hace que la densidad de éste varíe sig-
nificativamente con la temperatura, se establece un flujo inducido por efecto de la
gravedad como consecuencia de la diferencia de densidades. El fluido más frío
(más denso) tiende a descender, mientras que el fluido más caliente (más ligero)
asciende debido al desequilibrio térmico. Este tipo de fenómenos de flotabilidad
son muy comunes en la industria, donde hay mezcla de masas a diferentes tempe-
raturas (reactores, ventilación, hornos) que producen el establecimiento de flujos
aún cuando no exista ninguna transferencia de cantidad de movimiento en el
dominio. Típicamente se denominan fenómenos de convección natural.
La importancia de la convección natural, en comparación con la existencia de
otros flujos (por ejemplo, en un reactor, cuando se compara con el caudal de ope-
ración), viene fijada por el cociente entre los números de Grashof y Reynolds
según:
Gr g β ∆T L
2
= [11.3]
Re v2
316 Capítulo 11 Aplicación del CFD a flujos industriales (I-CFD)
ρ g β ∆T L3
Ra = [11.4]
μα
La hipótesis de Boussinesq
ρ = ρ0 (1 − β ∆T ) [11.6]
L L2 −1 2 L
τ= ∼ ( Pr Ra ) = [11.7]
U α g β ∆T L
∂ ( ρk ) ∂ ⎡⎛ μ ⎞ ⎤
+ ( ρkvi ) = ∂ ⎢⎜ μ + t ⎟ ∂k ⎥+ 2 μt Sij Sij + βg i μ ∂T − ρε [11.8]
∂t ∂x i ∂x j ⎣
⎢⎝ σ k ⎠∂x j ⎦
⎥ σ t ∂xi
Bk
∂ ( ρε) ∂ ⎡⎛ μ ⎞ ⎤ 2
+ ( ρεvi ) = ∂ ⎢⎜ μ + t ⎟ ∂ε ⎥+ Cε1 ε (Gk + Cε3 Bk ) − ρCε2 ε [11.9]
∂t ∂x i ∂x j ⎣
⎢⎝ σ ε ⎠∂x j ⎥
⎦ k k
en la que Cε3 es una constante que determina el grado en que la variable turbulenta ε
está afectada por el fenómeno de flotabilidad. Habitualmente esta constante se
determina como Cε3 = tanh v u , donde v es la componente del flujo paralela al
318 Capítulo 11 Aplicación del CFD a flujos industriales (I-CFD)
Tanque Tanque
19 m
lateral central
(Fueloil) (Fueloil)
Pared vertical
Ti = 50 ºC Ti = 50 ºC
Simetría
15 días 3 meses
Evolución de las corrientes convectivas producidas
10 m 7,5 m
por el enfriamiento del fueloil a lo largo del tiempo
11.2.3. Radiación
La radiación es un fenómeno de transferencia de calor que tiene importancia en
determinadas circunstancias, tales como el estudio de la estabilidad y turbulencia en
llamas, calentamiento y enfriamiento de superficies radiantes, problemas de radia-
ción solar en ventanas, fachadas ventiladas y, por supuesto, procesos de conformado
de vidrio, coladas continuas de acero o sinterizado de cerámicas.
Como norma general, la radiación debe modelizarse si su potencia calorífica es
del mismo orden (o mayor) que las transferencias de calor asociadas a la convección
y a la conducción. Dicha potencia viene expresada en función de la cuarta potencia
de las temperaturas:
Qrad = σ ε (Tmax
4 4
− Tmin ) [11.10]
dI (r , s′) σT 4 σ 4π
+ (a + σ s ) I (r , s′) = an2 + s ∫ I (r , s′) Φ( s ⋅ s′)dΩ′ [11.11]
ds π 4π 0
absorción
emisión
dispersión
Las fachadas ventiladas son una solución constructiva bioclimática que permite
reducir las necesidades de aire acondicionado en los edificios en las épocas de
mucho calor. Su principio de operación es el de crear cavidades entre la pared de
carga convencional y una falsa fachada acristalada por las que puedan circular
corrientes de aire; corrientes generadas a partir de los efectos de flotabilidad induci-
dos por la propia radiación solar (v. figura 11.2).
En este ejemplo, el estudio numérico de los mecanismos de transferencia de
calor (convección natural y radiación) sobre una fachada ventilada típica se resol-
vió con un modelo tridimensional de 2,4 × 1,06 m2 de superficie frontal y 60 cm
11.2 Transferencia de calor 321
Absorción
y dispersión
I (a + s ) ds
Radiación
saliente
Radiación I + (dI/ds) ds
incidente
I Dispersión
Emisión
(a T 4/ ) ds ds
Qrad. S-W
Qcond. W
[ ]
GSOLAR w
m2
Qconv. S Qconv. W
TEXTERIOR TINTERIOR
Qreflejado
Qdisipado
Pared interior (estancia)
Bloques Cavidad Líneas de corriente
en el interior de cavidades
T – TEXTERIOR[ºC] en fachadas ventiladas
Figura 11.3 Mecanismos de transferencia de calor en fachadas ventiladas: radiación solar y convec-
ción natural.
∂ ( ρmk ) ∂ ⎡⎛ μ ⎞∂m ⎤
+ ( ρvi mk ) = ∂ ⎢⎜ ρDk + t ⎟ k ⎥+ Rk [11.12]
∂t ∂x i ∂x j ⎣
⎢⎝ Sct ⎠ ∂x j ⎦
⎥
para la especie k-ésima. Nótese que las fracciones másicas y el término fuente son
valores promediados (no se ha representado el superíndice barra por comodidad).
Lógicamente, si no hay reacción química, se debe fijar en la ecuación 11.12 que
Rk = 0. Por otro lado, en el caso de flujo laminar, el sumando μt Sct se anula. Pre-
cisamente, ese término tiene en cuenta la difusión turbulenta, en el que aparece el
número de Schmidt, definido como Sct = μt ρDt , siendo μt la viscosidad turbu-
lenta y Dt la difusividad turbulenta.
El método de resolución para el transporte de especies utiliza el concepto de
mezcla de fluido. De esta forma, se utiliza primero ese medio de mezcla como
constitutivo para resolver las ecuaciones de momento, continuidad y energía (con
la densidad y viscosidad de la mezcla) y después se resuelven de manera acoplada
las ecuaciones para cada especie a partir de los campos globales obtenidos. Así se
consigue resolver un único campo fluido para toda la mezcla, evitando resolver
más ecuaciones de las necesarias y reduciendo la complejidad matemática del
modelo.
El fluido de mezcla se puede interpretar como un conjunto de especies que cum-
plen unas determinadas leyes que gobiernan su interacción. Dicho fluido de mezcla
debe quedar definido al menos por:
c La lista de las especies constituyentes, conocida como materiales fluidos.
c Una serie de leyes de mezcla que determinen cómo son las propiedades del
fluido de mezcla (densidad, viscosidad, calor específico, etc.) a partir de las pro-
piedades individuales de cada una de las especies involucradas.
c Los valores de los coeficientes de difusión de cada especie en la mezcla.
Evidentemente, el punto 2 nos sirve para utilizar esas propiedades en la resolu-
ción del campo de flujo, mientras que el punto 3 lo utilizamos para resolver el tras-
porte de cada especie por separado en el interior del fluido de mezcla.
Las propiedades de estos fluidos de mezcla vienen habitualmente dadas en la
mayoría de los programas de CFD comerciales. Por ejemplo, en el caso de combus-
tión, es muy habitual utilizar mezclas del tipo metano-aire o propano-aire. Esto es
especialmente útil en el caso de incorporar reacciones químicas (reacciones de
324 Capítulo 11 Aplicación del CFD a flujos industriales (I-CFD)
donde x (jr ) es la fracción molar de la especie j en la reacción k; η′j(r ) y η′′j (r ) son los
exponentes de las especies reactantes y productos j-ésimas en la reacción r; y ϒ es el
efecto de reacciones indirectas (habitualmente se desprecian, ϒ = 1). Normalmente
los productos no suelen afectar a la reacción de formación, por lo que η′′j ( r ) ≈ 0.
Además, la constante Kf(r) se calcula a partir de la expresión de Arrhenius:
(r )
−E( r ) RT
Kf (r ) = A(r )T β e [11.16]
(8314 J/kg mol K). A partir de estas definiciones se pueden obtener las entalpías
de formación y entropías de las reacciones como:
N N
∆S0(r ) s0,k ∆H 0(r ) h0,k
= ∑(c′k′(r ) − c′k(r ) ) = ∑ (c′k′(r ) − c′k(r ) ) [11.17]
RT k=1
RT RT k=1
RT
Tabla 11.1 Definición de constantes y parámetros para la combustión de metano (11.18) (tomado
de Fluent v6.3 - User´s guide, 2006).
Con los valores de la tabla 11.1, y sabiendo como datos adicionales para esta
reacción que A = 2,119 × 1011, β = 0 y E = 2,027 × 108 J/kgmol, ya es posible defi-
nir el término fuente de la reacción química a introducir en 11.12 para cada una de
las cuatro especies. En concreto, para la componente k se tiene:
⎡ 4 ⎤
Rk = M k (c′k′ − c′k ) AT β e
−E RT ⎢
⎢
∏ x ηj ′ ⎥⎥
k [11.19]
⎣ j=1 ⎦
En este caso particular, por ejemplo para el metano, la ecuación 11.19 quedaría
como:
0,2
R1 = M1 (c1′′ − c1′ ) AT β e
−E RT ⎡
⎣ x1 x2 x3 x 4 ⎤
⎦ [11.20]
16 (1−0)
328 Capítulo 11 Aplicación del CFD a flujos industriales (I-CFD)
⎡ ⎤
⎢ ∑ mprod ⎥
ε ⎢ m prod ⎥
Rk(r ) = Ac′k(r ) M k ρ min⎢ (r ) reac , B N ⎥ [11.21]
k ⎢ c′reac Mreac
⎢ ∑ c′j′ M j ⎥⎥
(r )
⎣ j=1 ⎦
donde aparecen las fracciones másicas de los reactivos y los productos, así como
unas constantes determinadas empíricamente y de valores típicos: A = 4 y B = 0,5.
Este modelo sólo proporciona buenos resultados cuando la reacción global se puede
resumir en dos pasos (r ≤ 2). Además, en el caso de utilizar una técnica LES para el
cierre turbulento, el cociente ε/k típico de los modelos EVM de dos ecuaciones en la
definición 11.21 se reemplaza por la tasa de mezcla de la subescala: 2Sij Sij .
11.3 Flujos multiespecie 329
2
ρ ( ξ∗ )
Rk =
∗⎡ ∗ 3⎤
(mk∗ − mk ) [11.22]
τ ⎢1 − ( ξ ) ⎥
⎣ ⎦
Este modelo supone que las reacciones químicas se producen en las escalas turbu-
lentas más pequeñas, siendo precisamente ξ∗ la escala de longitud a la cual se produ-
cen estos mecanismos. Dicha escala se puede calcular como
∗ ⎛ νε ⎞1 4
ξ = C ξ⎜ 2 ⎟
⎝k ⎠
Además, se define mk∗ como la parte de fracción másica mk que reacciona en esas lon-
−1 2
gitudes de escala durante el período de tiempo τ∗ = Cτ ( ν ε) . El modelo se com-
pleta con dos constantes (determinadas experimentalmente) de valores Cξ = 2,1377 y
Cτ = 0,4082.
Mod. 3D-calle
0.6 Mod. 3D-techo
Rejillas 0.5
superiores
0.4
Caja del
ascensor 0.3
0.2
0.1
0.0
0 5 10 15 20 25 30
Tiempo (min)
11.3.3. Combustión
Debido a las serias dificultades asociadas a la experimentación en los fenómenos de
combustión, pronto se trató de utilizar las técnicas computacionales para estudiar
numéricamente las condiciones de formación de una llama. Con la ventaja, además,
de poder simular llamas en flujo libre (sin presencia de contornos sólidos o en el
interior de complejas geometrías), se desarrollaron ya en las primeras épocas del
CFD diversas aproximaciones numéricas a este problema, no con poco éxito.
Durante la combustión, un combustible (normalmente mezcla de varios hidro-
carburos) reacciona con un comburente u oxidante (normalmente un flujo de aire)
para formar unos productos de combustión. Estos productos no se forman en una
reacción única, sino que suelen establecerse en una serie de reacciones en cadena.
Así, en la combustión del metano (relación 11.18), el más simple de los hidrocarbu-
ros, en realidad aparecen involucradas hasta 40 reacciones elementales.
Al igual que en el apartado anterior, se debe resolver la ecuación de conservación
de las especies con los términos fuente aportando las reacciones de combustión.
Además, la energía liberada en la combustión debe resolverse para la ecuación de la
entalpía, introduciéndola en el término fuente de la ecuación 3.14. La temperatura
se puede determinar en este caso a partir de la entalpía mediante:
h − mcomb H comb
T= [11.23]
CP
p
ρ= N
[11.24]
mj
RT ∑
j=1
Mj
Tabla 11.2 Clasificación de modelos de combustión (adaptado de Fluent v6.3 - User's guide, 2006).
Tipología de flujo
Tipo de cinética
química Combustión con Combustión sin Combustión con
premezcla premezcla premezcla parcial
clan. Ambos elementos deben haber entrado al dominio de simulación como flujos
separados.
Con ese parámetro f se demuestra que las ecuaciones de transporte para las espe-
cies y la entalpía se funden en una única ecuación de conservación para la fracción
de mezcla, siempre y cuando se cumplan las siguientes hipótesis:
c Los coeficientes de difusión de las especies (Dk) son iguales.
c El número de Lewis es unitario (relación entre la conductividad térmica y la difu-
sión de especies: Le = k ρCP Dk ≈ 1).
c Números de Mach bajos (o moderados).
Para analizar cómo se reduce el problema a una única ecuación, vamos a retomar
la reacción de combustión 11.18. Definimos las ecuaciones de transporte para cada
una de las especies: el combustible (metano) y el oxidante (oxígeno) de forma:
∂ ( ρmcomb )
+ ∇⋅ ( ρmcombv ) = ∇⋅⎡
⎣ Γ comb ∇mcomb ⎤
⎦+ Rcomb [11.25]
∂t
∂ ( ρmox )
+ ∇⋅ ( ρmox v ) = ∇⋅⎣
⎡ Γ ox ∇mox ⎦
⎤+ Rox [11.26]
∂t
∂ ( ρφ)
+ ∇⋅ ( ρφv ) = ∇⋅⎡ ⎦+ ( s Rcomb − Rox )
⎣ Γ φ ∇φ ⎤ [11.27]
∂t
φ − φ0
f = [11.28]
φ1 − φ0
s mcomb − mox + 1
f = [11.29]
s +1
∂ ( ρf ) ⎡ Γ ∇f ⎦
⎤
+ ∇⋅ ( ρf v ) = ∇⋅⎣ f
[11.30]
∂t
Por otro lado, nótese que la ecuación 11.29, en caso de mezcla perfectamente
estequiométrica, se reduce a fst = 1 ( s + 1) , puesto que mox = smcomb . Mientras
que cuando hay exceso o defecto de oxidante se tiene:
c Si hay un exceso de oxidante, entonces no puede haber fracción másica de combus-
tible en el producto. Este caso ocurre cuando f < fst y conlleva que mox > 0 y
mcomb = 0.
c Si hay defecto de oxidante, entonces no puede quedar fracción másica de oxígeno
tras la combustión. Esto ocurre si f > fst e implica que mcomb > 0 y mox = 0.
Por lo tanto, el procedimiento de resolución con este modelo parte de la solución
de la ecuación de conservación para f , ecuación 11.30. Conocida la distribución de f
en todo el dominio, así como fst dado directamente por la reacción química, es posi-
ble determinar mcomb y mox en cada posición mediante 11.29, teniendo en cuenta las
restricciones existentes cuando hay exceso o defecto de oxidante.
Finalmente, la fracción másica de los productos de combustión se puede calcular
a partir de:
mpro = 1 − (mcomb + mox ) [11.31]
Los reactivos pueden ir acompañados por otras especies inertes (por ejemplo N2
en la reacción 11.18) que no participan en la reacción de oxidación. La fracción
másica de estas especies inertes tras la reacción se puede conocer directamente a
partir del valor calculado de f como:
En este caso, la ecuación 11.31 se modifica por: mpro = 1 − (mcomb + mox + min ) .
11.3 Flujos multiespecie 335
1
φ = ∫ p ( f ) φ ( f ) df [11.33]
0
Este modelo, nuevamente de tipo laminar, utiliza una extensión a flujo turbulento
similar a la vista en el modelo de fracción de mezcla. En este caso, al depender de dos
variables, es necesario introducir la función de densidad de probabilidad para f y χ.
pueden describirse con patrones de flujo propios para cada fase. Además, es posible
considerar que una de las fases de un problema multifásico está compuesta por
varias especies aplicando de nuevo el concepto de mezcla de fluido visto en 11.3.1.
De esta forma es posible realizar simulaciones multiespecie-multifásicas de forma
conjunta, si bien a costa de una gran complejidad en los modelos a aplicar. Es más,
se pueden incluso introducir reacciones heterogéneas que se produzcan entre reacti-
vos y productos que pertenezcan a distintas fases, obligando a la modelización de la
transferencia de masa por las interfases.
2
τp U ρ pd p
Stk = ≈ [11.35]
τc L 18 μ
Tabla 11.3 Clasificación y características de modelos multifase (adaptado de Fluent v6.3 - User's
guide, 2006).
Densidad de
Baja a moderada Baja a alta Baja a moderada Alta a Baja
partículas
o gotas objeto de la modelización) que se encuentran dispersas (de ahí el nombre del
modelo) en la fase primaria.
El planteamiento es calcular las trayectorias individuales de cada una de esas par-
tículas de la fase discreta (esquema lagrangiano), así como el calor o la transferencia
de masa que intercambian con la fase continua. También es posible introducir el
acoplamiento entre las fases, en caso de que las propias partículas interfieran en el
patrón de flujo primario.
Las trayectorias de las partículas, gotas o burbujas se calculan para un conjunto
de partículas con idénticas condiciones iniciales, suponiendo que la interacción
entre las partículas se puede despreciar. Por lo tanto, este modelo sólo es aplicable
cuando la fracción de volumen de dichas partículas es baja (menor que un 10%).
La dispersión de la fase discreta debido a efectos turbulentos también es modeli-
zable, si se introduce algún modelo de movimiento aleatorio de partículas o de diná-
mica de nube de partículas. Además, permite incluir un buen número de otros
fenómenos como calentamiento/enfriamiento de la fase discreta, vaporización o
ebullición de gotas líquidas, combustión de volátiles, rotura o coalescencia de gotas
e incluso erosión o deposiciones.
La trayectoria de cada partícula (gota o burbuja) se predice integrando el balance
de fuerzas que existe sobre dicha partícula; esto es igualando la inercia de la partícu-
la con las fuerzas que actúan sobre ella, resultando:
du p 18 μ CD Rep (
g ρp − ρ )
dt
=
ρ2pdp2 24
(u − u p ) + ρp
+ Fp [11.36]
FD
anterior, que emplea un tratamiento lagrangiano para la fase discreta, ahora se uti-
liza un enfoque euleriano para cada fase, centrado en los volúmenes de control y no
en las partículas.
El modelo euleriano no distingue entre flujos multifásicos con interacción única-
mente entre fluidos o con transporte de sólidos (granular) en corrientes fluidas. Esto
se debe a que el modelo resuelve las ecuaciones de continuidad, cantidad de movi-
miento y energía para cada fase, permitiendo el acoplamiento entre fases a partir del
intercambio de información en las interfases. Sin embargo, el campo de presiones es
único para todas las fases.
También es posible incluir reacciones heterogéneas que permitan la transferen-
cia de calor y masa entre fases. Respecto a la transferencia de cantidad de movi-
miento, ésta se garantiza normalmente a través de modelos para coeficientes de
arrastre que se basan en el valor local del número de Reynolds.
La descripción euleriana de flujos multifásicos como medios continuos interpe-
netrados incorpora la definición de fracción de volumen para cada fase q-ésima,
denotada habitualmente como αq. La fracción de volumen representa el espacio
ocupado por cada fase (en tanto por uno), de modo que se cumple:
N
Vq = ∫ α q d V ∑ αq = 1 [11.37]
V q =1
De esta forma, para cada fase se definen una ecuación de continuidad y de canti-
dad de movimiento de la forma:
(
∂ αq ρq ) n
∂t
( ) (
+ ∇⋅ αq ρq vq = ∑ m pq − mqp ) [11.38]
p=1
(
∂ αq ρq vq )
∂t
(
+ ∇⋅ αq ρq vq vq = )
[11.39]
n
( ) ( ) (
= αq −∇p + ρq g + ∇⋅ αq μq ∇vq + ∑ R pq + m pq v pq − mqp vqp )
p=1
pudiendo definirse una expresión similar para la ecuación de la energía de cada fase.
por su naturaleza granular, de manera que al ser volcado en tolvas o silos presenta el
comportamiento típico de los fluidos.
Un importante problema en la manipulación de este material es precisamente su
granulometría, que permite la emisión de volátiles al ambiente cuando se descarga
por efecto de gravedad en el interior de tolvas y silos. Por esta razón, es práctica
habitual utilizar trampas y sistemas de ventilación que no permitan la emisión de
polvillo de clínker a la atmósfera.
En este caso, se ha utilizado un modelo bifásico de tipo euleriano para simular la
emisión de partículas de clínker en una tolva cuando una cantidad prefijada de ese
material, de unos 50 m3, es descargada por gravedad en una tolva industrial. En la
figura 11.7 se ilustra el dominio tridimensional empleado, con simetría transversal,
y una discretización de aproximadamente 300 000 celdas. El modelo se ejecuta de
forma no estacionaria, durante 5 segundos con un paso temporal típico de 0,2 s,
para ver la evolución temporal de la concentración de clínker, que tiene un diámetro
característico de partícula de 20 micras.
0,8
0,6
0,4
0,2
Figura 11.7 Simulación del flujo bifásico granular aire-clínker en una tolva.
344 Capítulo 11 Aplicación del CFD a flujos industriales (I-CFD)
N N
ρm = ∑ αq ρq μm = ∑ αq μq [11.40]
q=1 q=1
N
∑ αq ρqvq
q=1 [11.41]
vm =
ρm
∂ ( ρm )
+ ∇⋅ ( ρmvm ) = 0 [11.42]
∂t
∂ ( ρmvm ) ⎛ n ⎞
+ ∇⋅ ( ρmvmvm ) = −∇p + ρm g + ∇⋅ ( μm ∇vm ) + ∇⋅⎜ ∑ αq ρq vqdes vqdes ⎟
∂t ⎜ ⎟
⎝ q=1 ⎠
[11.43]
11.4 Flujos multifásicos 345
(
∂ αq ρq ) N
∂t
( )
+ ∇⋅ αq ρq vm = −∇⋅ ( αq ρq vqdes ) + ∑(mqp − mpq ) [11.44]
q=1
Cavitación
∂ ( ρf )
∂t
( )
+ ∇⋅ ρf v vap = ∇⋅ ( γ∇f ) + Re − Rc [11.45]
donde el fluido de trabajo se considera una mezcla del líquido y su vapor (también
es posible incorporar gases no condensables con una pequeña modificación). En la
ecuación 11.45, ρ representa la densidad de la mezcla, vvap es el vector velocidad de
des
la fase vapor (calculado como v vap = v m + v vap si se considera que existe velocidad
de deslizamiento), γ es un coeficiente de intercambio efectivo (a definir) y Re y Rc
346 Capítulo 11 Aplicación del CFD a flujos industriales (I-CFD)
son las tasas de creación y destrucción de las burbujas que se obtienen típicamente a
partir de las expresiones de Rayleigh-Plesset:
vch (
2 pvap − p )
si p < pvap : Re = Ce ρliq ρvap (1 − f ) [11.46]
σ 3 ρliq
vch (
2 p − pvap )
si p > pvap : Rc = Cc ρliq ρvap f [11.47]
σ 3 ρliq
en las que los subíndice liq y vap se corresponden con las fases líquida y vapor, vch es
una velocidad característica que normalmente se aproxima por la intensidad local
de la turbulencia, vch k , σ es la tensión superficial del líquido con su vapor, pvap
es la presión de vapor a la temperatura de trabajo y Ce y Cc son constantes que se
determinan empíricamente. Por defecto, se suele tomar que Ce = 0,02 y Cc = 0,01.
La turbulencia puede tener un efecto importante en el desarrollo de la cavitación.
En ese caso se recomienda modificar el valor crítico de presión de vapor añadiéndo-
( )
le la contribución turbulenta de la forma: p′vap = pvap + ptur 2, donde ptur se
estima como: ptur = 0,39 ρk.
Geometría tridimensional y
mallado de una bomba semiaxial
3,5 x 105
3,0 x 105
2,5 x 105
2,0 x 105
1,5 x 105
1,0 x 105
Distribución de presión en el rodete de una bomba Zonas con fracción de volumen de vapor
semiaxial (zonas oscuras representan depresión) superiores al 5% (indicativas de cavitación)
Figura 11.8 Simulación del fenómeno de cavitación en una bomba semiaxial (imagen cortesía de Koba-
yashi y Chiba).
∂ ( ρv )
+ ∇⋅ ( ρvv ) = −∇p + ∇⋅ ( μ∇v ) + ρg + FV [11.48]
∂t
(
∂ αq ρq ) N
∂t
( ) ( )
+ ∇⋅ αq ρq v = ∑ m pq − mqp + Sαq [11.49]
p=1
0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0 0,0
0,0 0,03 0,94 0,94 0,03 0,0 0,0 0,03 0,94 0,94 0,03 0,0
0,57 0,57 0,57 0,57
0,0 0,57 1,0 1,0 1,0 1,0 0,57 0,0 0,0 0,57 1,0 1,0 1,0 1,0 0,57 0,0
0,0 0,94 1,0 1,0 1,0 1,0 0,94 0,0 0,0 0,94 1,0 1,0 1,0 1,0 0,94 0,0
Figura 11.9 Algoritmos para la reconstrucción de la interfase (adaptado de Kothe et al., 1996).
⎡ ⎛ ⎞⎤
⎢ ∇⋅⎜ ∇αq
FV = −σ pq ρ⎢
⎟⎥ ∇αq
[11.50]
⎜ ⎟⎥( ρ + ρ ) 2
⎣ ⎝ ∇αq ⎠⎦ q p
350 Capítulo 11 Aplicación del CFD a flujos industriales (I-CFD)
∆x
∆t VOF = CFL [11.51]
v fase
Nivel de
estaño Fase de vidrio
no al
Pla tudin
n gi
lo Bloques de solera Fase de estaño
2
1,5 Qo
1,25 Qo
Qo
1,5 0,75 Qo
0,5 Qo
y/H
0,5
0
0 0,5 1 1,5 2 2,5 3
x/H
Modelado no estacionario del frente Variación geométrica en el proceso de
de avance para la interfase vidrio-estaño vertido en función de la tirada (caudal)
Figura 11.10 Modelización trifásica del proceso de vertido de vidrio fundido en un float.
velocidad de colada que permita extraer el material solidificado del dominio y que
asegure satisfacer la condición global de continuidad para el fluido.
En el modelo de solidificación se debe resolver la ecuación para la entalpía 3.14,
donde en este caso, a la entalpía se le debe sumar el calor latente de solidificación,
∆H, que se relaciona a su vez con la fracción de líquido según ∆H = βH L , siendo
HL el calor latente de la fase líquida. Análogamente, la ecuación de momento debe
incluir un término fuente para la zona de transición de líquido a sólido, que vaya
anulando progresivamente la transferencia de momento hacia el sólido:
(1 − β )2
S= Atran (v − vcolada ) [11.52]
( β3 + ε )
siendo ε un valor muy pequeño (normalmente 0,001) que evita la división por cero,
Atran una constante para la zona de transición (típicamente entre 104 y 107) y vcolada
el valor necesario de velocidad para permitir la salida del dominio del material soli-
dificado.
menos de 10–10) para evitar su difusión numérica (sólo debe reproducir el transporte
convectivo).
En caso de flujo no estacionario la metodología a emplear es la misma, pero debe
aplicarse simultáneamente a la resolución transitoria del campo fluidodinámico.
Este caso es evidentemente más costoso computacionalmente, pero permite una
descripción completamente realista del proceso, incluso si se combina con otros
modelos multifásicos.
Esta técnica, además de emplearse como definición de trazadores, también se
puede emplear con éxito para simular la dispersión de contaminantes (vertidos en
ríos), si ambos fluidos presentan propiedades semejantes, o para reproducir el caso
de mezclas entre un fluido “nuevo” y un fluido “viejo” con mismas características en
un determinado confinamiento.
Buza de
entrada
)
ra H
(altu
ie libre
erfic
Sup
Inhibidor de
turbulencia
Buzas de salida
0,0 0,1 0,2 0,3 0,4 0.,5 0,6 0,7 0,8 0,9 1,0
Concentración adimensionalizada (nuevo grado de acero)
Concentración adimensionalizada
Valor de pico ,
,
, ,
,
,
Tundish ,
, ,
Tiempo adimensionalizado
Tiempo mínimo de
residencia (MRT)
Tiempos de residencia en el tundish, en función del caudal
Colada continua de operación, obtenidos con trazadores numéricos
algún tipo de algoritmo para poder emplear el método de volúmenes finitos sobre
mallas con características dinámicas.
En la mayoría de los flujos convencionales, el dominio a modelar es fijo, con
características estáticas, y que se malla en el preproceso, durante la fase de discreti-
zación previa a la resolución del flujo. Sin embargo, en máquinas de fluidos, la malla
de partida debe además adaptarse a los cambios en las condiciones de contorno de
forma dinámica a lo largo de la simulación, por lo que se requiere de un tratamiento
especial de la conectividad en la topología y de cómo se transfiere la información
entre la malla en instantes consecutivos.
Las mallas dinámicas permiten resolver aquellas situaciones en las que la geo-
metría del dominio varía en el tiempo (normalmente de forma periódica) debido al
movimiento de los contornos sólidos. Generalmente, se distinguen dos tipos de
mallados dinámicos, desarrollados cada uno de ellos para las dos familias de máqui-
nas de fluidos discutidas anteriormente. A saber:
c Mallados deformables, ideados para máquinas volumétricas en las que se pre-
cisa la creación o destrucción de volúmenes durante la resolución no estacionaria
del flujo. En este caso, el movimiento de los contornos viene prefijado, bien por
el desplazamiento alternativo de uno o varios pistones lineales (motores alterna-
tivos), bien por el giro del rotor en máquinas de desplazamiento positivo (bom-
bas de engranajes o paletas).
c Mallados deslizantes, empleados en el caso del flujo en turbomáquinas y que
permiten el giro relativo entre las mallas de regiones fijas y regiones móviles
(rotor). Típicamente, el movimiento de dichos contornos viene prefijado por la
velocidad de rotación, lo cual implica una serie de posiciones relativas entre los
álabes y el resto de los contornos.
A continuación se presentan las características fundamentales de estos tipos de
mallas dinámicas.
Los modelos de malla deformable permiten mover los contornos del dominio y
ajustar la malla de manera correspondiente. Se utilizan para introducir en la modeli-
zación las fronteras que se mueven de forma rígida (lineal o rotativamente), unas
respecto de otras. Para implementarlas correctamente, es necesario introducir un
par de modificaciones en las ecuaciones de conservación.
En primer lugar, la forma integral de la ecuación de conservación (ecuación 3.17)
debe modificarse para tener en cuenta el movimiento (velocidad vg ) de las condi-
358 Capítulo 11 Aplicación del CFD a flujos industriales (I-CFD)
ciones de contorno. Esto se manifiesta en la formulación de los flujos por las fronte-
ras, resultando:
∂
( )
∫ ρφ dV + ∫ ρφ v − v g ⋅ dA = ∫ ( Γ∇φ) ⋅ dA + ∫ Sφ dV
∂t V
[11.53]
A A V
donde las variaciones de los volúmenes en cada celda se pueden calcular como
∂V
V n = V n−1 + ∆t
∂t
c .v .
∂V
= ∫ v g ⋅ dA = ∑ v g , j ⋅ A j [11.55]
∂t A j=1
de filas enteras de celdas según la zona que está en movimiento crece o colapsa. Lógi-
camente, puesto que el número de celdas en el dominio crece o disminuye, la conec-
tividad topológica se ve alterada en el tiempo. Ideada originalmente para modelar el
avance o retroceso lineal de una superficie móvil (pistón), se limita su uso a mallas
estructuradas, ya que exige la eliminación o adición de filas completas de celdas.
Finalmente, el método de remallado local es una alternativa al método de suavi-
zado cuando se tienen grandes deformaciones. En este caso no hay otra alternativa que
remallar (localmente) en la zona de deformación: los cambios en la geometría son tan
grandes que no es posible adaptar la malla original (deformándola o eliminando zonas
ordenadamente) a los nuevos contornos. Se han desarrollado distintas alternativas de
remallado, en función de las características globales del mallado original (2-D,
extruido 3-D, etc.), de las cuales destacan los remallados volumétricos o sólo los super-
ficiales (que luego pueden ser extruidos fácilmente). Dentro del grupo de remallados
superficiales se encuentra la familia de remallado local de 6 grados de libertad (6 DOF)
que se utiliza cuando el movimiento de los contornos no está prescrito, sino que inte-
racciona directamente con el flujo a resolver (p. ej., flujo externo en proyectiles).
En la figura 11.12 se muestra un ejemplo de malla deformable para el caso de una
bomba de lóbulos (desplazamiento positivo) como para un pistón de un motor de
cuatro tiempos. En el primer caso se ha utilizado un refinado local superficial (y
Instante inicial
Zonas de
refinado
locales
Instante final
Adición de
capas de
mallado
Figura 11.12 Ejemplo de utilización de mallas deformables (adaptado de Fluent v6.3 - User's guide, 2006).
360 Capítulo 11 Aplicación del CFD a flujos industriales (I-CFD)
⎡ ∂w ⎤
ρ⎢ ⎡ 2 ω × w + ω × ( ω × r )⎦
+ (w ⋅ ∇ ) w ⎥+ ρ⎣ ⎤= −∇p + ρg + μ∇2w [11.56]
⎣ ∂t ⎦
Coriolis + centrífuga
ROTOR ESTATOR
Salida del rotor
Salida
ROTOR
ESTATOR
Entrada del estator Entrada
x
plano de mezcla
(mixing plane interface)
Figura 11.13 Esquema del modelo de plano de mezcla (adaptado de Fluent v6.3 - User's guide, 2006).
11.7 Modelización del flujo en máquinas de fluidos 363
Mallado deslizante
En realidad, más que de un modelo, se trata de una técnica que permite el movi-
miento relativo entre dos zonas del dominio. Se han de definir dos mallados inde-
pendientes, uno para el estator y otro para el rotor, que compartan una zona de
interfaz común, a través de la cual se producirá el intercambio de información. En el
estator, se resuelven las ecuaciones para flujo absoluto, mientras que en el rotor se
resuelven las ecuaciones para flujo relativo. Lo que se plantea entonces es una meto-
dología completamente no estacionaria, de forma que a cada paso temporal, la malla
del rodete se desplaza una determinada distancia de forma que cambia la posición
relativa de todos los álabes de la etapa. De esta manera, se simulan numéricamente
todos los efectos presentes en la realidad (figura 11.14).
Una vez generados los mallados independientes para rotor y estator, se solapan
sus límites comunes creando una interfaz numérica que permite el deslizamiento
relativo. En el caso bidimensional, la interfaz resulta ser una línea recta (figura
11.14). La técnica impone ciertas condiciones respecto de los mallados de las dos
zonas a considerar con movimiento relativo:
c La interfaz debe tener fluido a ambos lados de la misma.
c No puede existir movimiento perpendicular a la interfaz definida.
c La interfaz no puede ser discontinua.
c Puede adoptarse cualquier forma para la interfaz, incluso superficies alabeadas
no planas en geometrías tridimensionales, siempre y cuando sean coincidentes
para ambos dominios.
c No se puede generar una interfaz con más de dos líneas o superficies indepen-
dientes.
c Si se dispone de un solo mallado con varias zonas, se debe cuidar que cada zona
tenga una cara distinta sobre la frontera deslizante.
c Para casos tridimensionales con condición de periodicidad, sólo es posible defi-
nir dos fronteras con dicha condición para la interfaz.
En la figura 11.14 se muestra también la forma de transferir datos en la técnica
del mallado deslizante. La interfaz está formada por las caras AB, BC y las caras DE y
EF, en las dos zonas con movimiento relativo. La intersección de estas zonas pro-
duce las caras ad, db, be, ec y cf. Las caras generadas en la región donde las dos zonas
se superponen (db, be y ec) se agrupan formando una zona interior. Para calcular el
flujo en la interfaz correspondiente a la celda 4 no se considera la cara DE, sino que
las caras db y be la reemplazarían en el cálculo, transportando la información desde
las celdas 1 y 3, respectivamente.
Para geometrías tridimensionales en turbomáquinas axiales, las interfaces adop-
tan la forma de sectores circulares. El efecto de la carcasa se puede modelizar inclu-
364 Capítulo 11 Aplicación del CFD a flujos industriales (I-CFD)
interfaz
deslizante
Mallado fijo
paso
del 2
rotor 1
3
B C Interfaz en
A zona fija
a d b e c f
ROTOR Interfaz en
(dominio E F
paso zona móvil D 4 6
del móvil)
estator 5
ESTATOR
(dominio rotación
fijo) (velocidad Mallado móvil
de arrastre)
Figura 11.14 Esquema de mallado deslizante (adaptado de Fluent v6.3 - User's guide, 2006).
–1,40
–3,10
Sentido
–4,80 del flujo Trayectoria
del vórtice
–6,50
–0,04 circunfer
–0,06 0,5 0,5 0,5
–0,08
Envergadura Envergadura
es radiales
–0,1 Envergadura
–0,12
Paso de 1,5 Paso de 1,5 Paso de 1,5 Rotor
–0,14
estator estator estator
Velocidad tangencial promediada a fase (adimensionalizada por la velocidad de punta)
Entrada
Giro del
rodete
Mallado en
la voluta
Refinado en
los álabes Refinado en
Salida el cortaaguas
Figura 11.18 Mallado deslizante en geometría centrífuga y estructura del flujo en el interior del rodete.
estas bombas como turbinas durante períodos de tiempo cortos, con vistas a contro-
lar la fatiga mecánica de los componentes.
Como último ejemplo del empleo de mallas deslizantes en geometrías radiales, se
muestran algunos resultados del modelado numérico de una bomba comercial de
doble aspiración (González et al., 2009). Debido a las características geométricas y
de operación de dicha bomba, se utilizó una condición de simetría longitudinal (si
bien en la figura 11.19 se ha representado la malla de forma duplicada). Nueva-
mente, el mayor interés del estudio se basa en la caracterización del flujo no estacio-
nario y pulsante establecido entre el paso de los álabes y la lengüeta.
En la figura 11.19 se ha incluido la representación de los contornos de presión en
el interior del rodete, en la que se observa el progresivo aumento de presión desde
las zonas de aspiración (zona central del rodete) hacia las zonas de presión (con-
ducto tangencial de salida). Obsérvese asimismo los bajos valores de presión que se
observan a la entrada (cercanos a –100 kPa), lo cual es un claro indicador de la sen-
sibilidad de esta máquina a desarrollar problemas de cavitación bajo determinados
modos de operación (recuérdese el apartado 11.4.4).
Finalmente, en la figura 11.19 se ha reproducido, a la derecha, el diagrama polar
de esfuerzos radiales generados por la interacción pulsante de los álabes con la len-
güeta. Lo que se ha representado en dicho diagrama es el valor medio (en magnitud
y dirección) del esfuerzo durante cada paso de álabe para distintas condiciones de
operación. El objetivo es caracterizar el valor y dirección de esas fuerzas, relacionán-
dolas con los patrones de flujo (en términos de presión y velocidad) que se estable-
cen en el interior de la máquina. De esta forma será posible integrar la metodología
numérica en las fases de diseño de este tipo de equipos con vista a proporcionar geo-
metrías optimizadas y huelgos radiales apropiados entre el rodete y el cortaaguas.
Rodete
Cortaaguas
Boca de de la voluta
aspiración
Voluta
Figura 11.19 Mallado deslizante con condiciones simétricas. Diagrama de esfuerzos radiales.
370 Capítulo 11 Aplicación del CFD a flujos industriales (I-CFD)
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ÍNDICE
adaptación de la malla, 83 Boussinesq, hipótesis de, 287, 316
aglomeración, 244 Brinkman, número de, 314
agregación, 84 buffer layer, 208
aleatoriedad, 253
algoritmo cálculo de la interfaz
para matrices tridiagonales, 223 por aproximación de pendientes, 349
PISO, 191, 352 por líneas simples, 349
SIMPLE, 177 calor, transferencia de, 313
SIMPLEC, 190 canal de turbomáquina axial, 365
SIMPLER, 186 cantidad de fase secundaria, 338
almacenamiento de variables, 223 capa de cortadura, 257
análisis de estabilidad, 42 capa externa, 209
aproximación RANS, 284 capa límite, 207
Arrhenius, expresión de, 326 cara, 78
cara-a-cara, modelo, 320
cascada de energía, 259, 260
Baldwin-Lomax, modelo de, 291 cavitación en bombas, 346
baño de estaño fundido, 350 Cebeci-Smith, modelo de, 291
barrido, 230 celdas, 78
base, 31 esquema basado en, 88
Beam-Warming, esquema, 100, 153 células de recirculación, 318
bloqueo, 367 centroide, 78
bombas, 368 centros, 88
cavitación en, 346 checker-boarding, 92, 171
380 Índice
ciclo[s] convergencia, 45
en F, 248 criterio de, 41
en V, 247 corrección
en W, 247 de la presión, 178
en μ, 247 por malla basta, 240
fijos, 247 Courant
flexibles, 247, 248 condición de, 159
cierre de la turbulencia, 48 número de, 43, 161
cinética finita, modelo de, 332 Crank-Nicholson, esquema, 102, 118
cinética instantánea, modelo de, 332 criterio
clínker, 342 de convergencia, 41
código[s], 3 de estabilidad de Neumann, 117
de Navier-Stokes, 360 cuerpos
eulerianos, 360 grises, 319
coladas continuas, 352, 354 negros, 319
combustible, 333 curva
combustión, 330 de concentración, 353
con premezcla, 331 RTD, 353
con premezcla parcial, 331
Damköhler, número de, 335
sin premezcla, 331
DDES (Delayed DES), técnicas, 282
compatibilidad, 215
deformaciones, tensor promedio de, 279
Computational Fluid Dynamics, 3
degeneración, 85
concepto de disipación de vórtices, EDC, 325
densidad de probabilidad, función de, 332
condición[es]
derivada material, 56
de contorno, 34, 202, 283
DES, técnicas, 282
de Courant, 159
diferencias
de Dirichlet, 73 centradas, 31, 98, 140, 154
de flujo, 112, 164 finitas, método de, 30
de Robin, 73 hacia atrás, 30, 153
de valor, 111 hacia delante, 31, 154
de Von Neumann, 73 difusión, 54
geométricas, 164 de especies, 314
iniciales, 283 numérica, 151
mixtas, 113 difusividad, 254
conducción, 314, 315 másica, 59
conformado de plásticos, 352 térmica, 59, 316
conservación, 33, 78 Dinámica de Fluidos Computacional, 3
de la energía, 58 Direct Numerical Simulation, 47
de las especies, 59 Dirichlet, condición de, 73
de masa, 57 discretización, 78
de momento, 58 espacial, 29
consistencia, 45, 107 temporal, 30
continuidad, ecuación de, 177 disipación, 254
contornos sólidos, 206 de vórtices
convección, 54, 315 EDC, concepto de, 325
mixta, 316 modelo de, 325
natural, 313, 315 viscosa, 314
Índice 381