Universidad Escuela y Sistemas Educa
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Universidad Escuela y Sistemas Educa
2015 1
PROF. DR. JORGE EDUARDO NORO
DOCTORADO EN EDUCACIÓN. UNR. ROSARIO. 2015 2
PROF. DR. JORGE EDUARDO NORO
La MODERNIDAD configuró y le dio forma a una matriz educativa que supo definir con claridad el
lugar y el rol de los actores, la articulación entre el patrimonio cultural, los conocimientos, la sociedad
y las escuelas, la organización y el funcionamiento ordenado, efectivo y estable de las instituciones, un
escenario confiable en el que se podían definir ideales y aspiraciones que se pretendían alcanzar, y un
conjunto de mensajes asociados a un relato motivador que despertaba el entusiasmo y la adhesión de
la sociedad.
La CRISIS DE LA MODERNIDAD y los caracteres del SIGLO XXI han producido el quiebre de los
modelos vigentes, desdibujado la presencia y la función de los actores, provocando una clara
desarticulación entre cultura y conocimientos, sociedad e instituciones educativas, una desconexión
entre los esfuerzos y las expectativas con respecto a los proyectos y las realizaciones, y una búsqueda
azarosa de nuevos formatos que logren adecuarse y responder a las demandas de los tiempos que
corren.
Este estado de situación pone en cuestión los sistemas educativos, la función del Estado, las
escuelas, los docentes, la preparación profesional de los educadores y su lugar en la sociedad, la
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Por estas razones, además de hacer un recorrido diacrónico, el SEMINARIO quiere debatir el
presente y delinear el futuro, es decir, el NUEVO MUNDO EDUCATIVO, MUNDO que pretende ser un
cambio de paradigma. No es ya un mundo moderno, plano, bidimensional, ni siquiera es un mundo
tridimensional: es un mundo esférico tridimensional, de múltiples lecturas y direcciones, que expresa
toda la pluralidad y la riqueza del mundo. Y al mismo tiempo expresa la complejidad del objeto de
conocimiento y la complejidad del proceso del conocimiento, para poder alcanzar todas sus
dimensiones. Y en este nuevo proceso de construir ingresan temas tales como: (1) Inclusión universal
y desigualdad, (2) Calidad y sistemas de evaluación y acreditación, (3) Poli-alfabetización y educación
ubicua, (4) Diversos formatos de transmisión y apropiación de los conocimientos, (5) Nueva
articulación de tiempo y espacio con rupturas de la frontalidad y la homogeneidad, (6) Redefinición de
la función de los docentes o educadores, (7) Instituciones de educación formal como proto-medios y
parte del sistema cultural mediático, (8) Presencia de nuevos sujetos, social y culturalmente
reconfigurados, (9) Globalización de las ofertas educativas.
OBJETIVO GENERAL:
OBJETIVOS ESPECÍFICOS:
PROGRAMA DE CONTENIDOS:
UNIDAD I
DE LA EDUCACION DE POCOS A LA EDUCACION MUCHOS. LUCES DE LA MODERNIDAD
1. Universidad medieval y moderna. Modelos de gestión y organización.
2. Nacimiento de la Escuela moderna.
3. De la universidad medieval a la escuela moderna
4. Categorías e interpretación de la educación como función de la sociedad.
5. Matriz de la escuela moderna. Sacralización y Secularización.
6. Una educación al servicio de la sociedad, la economía y el poder vigente.
UNIDAD II
LA EDUCACION GLORIOSA DE LA MODERNIDAD
1. Universidad y transformaciones del siglo XIX.
2. La escuela y los sistemas educativos como expresión del triunfo de la educación.
3. La vigencia de los relatos modernos: construcción de un discurso legitimador.
4. Normalización. Homogeneidad. Frontalidad. Espacio y tiempo.
5. Educación, empresa, trabajo y producción.
6. Construcción del ciudadano civilizado, disciplinado y vigilado.
UNIDAD III:
QUIEBRE DE LA MODERNIDAD. NUEVO ESTATUTO DEL SABER
1. Mutaciones en el conocimiento. Mutaciones en organización y en la gestión
2. Proceso de desacralización y de profanación.
3. Crisis de los sistemas educativos y críticas a la escuela.
4. Debates sobre la inclusión y desigualdades. Educación y cambio social.
5. Universalidad, obligatoriedad, calidad en cuestión.
6. El papel del Estado en el conocimiento, los sistemas educativos y la universidad.
UNIDAD IV
EL NUEVO MUNDO EDUCATIVO. NUEVOS PARADIGMAS EDUCATIVOS.
1. El futuro necesario. Nuevas organizaciones.
2. Una nueva escuela y una universidad diferente. Nuevos educadores
3. Los nuevos sujetos y las demandas de las nuevas generaciones.
4. Nuevos flujos y configuraciones entre sociedad y educación.
5. La tecnología, el medio ambiente, la salud. Propuestas para debatir.
6. La vigencia de lo público. Otras formas de lo político y la fortaleza de la sociedad.
Material de trabajo. Exposición teórica de los diversos temas. Situaciones problemáticas para el
debate. Material complementario: películas, pinturas, documentos. Análisis e interpretación.
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PRIMERA JORNADA: (1) debate inicial sobre estado y antinomias de la universidad de nuestros días.
(2) Universidad y referencias históricas. Origen de la escuela y formación de los sistemas. (3) La
educación, estado y modernidad.
SEGUNDA JORNADA: (1) La modernidad triunfante: escuela, universidad, educación (2) procesos de
civilización y de construcción de ciudadanos. (3) Modelos de organización y vigencia de los relatos. (4)
Análisis de situaciones históricas.
TERCERA JORNADA: (1) Cambios en el conocimiento, producción y apropiación. (2) Crisis de los
sistemas y críticas a las Instituciones. (3) Desacralización y profanación. (4) Los conflictos del presente:
agotamiento del modelo.
CUARTA JORNADA: (1) Nuevo Mundo Educativo. (2) Propuestas para el futuro.
EVALUACIÓN.
(1) Participación y nivel académicos en cada uno de los encuentros. Debates y fundamentación.
(2) LECTURA OBLIGATORIA DEL LIBRO: ROMERO José – ROMERO Pedro (2013), La Marrana.
Infidelidad, celos y melancolía. Un novela de la educación. Homo sapiens. Rosario. Breve
síntesis y comentario personal (o asociado) de cada parte para el trabajo en los encuentros
(3) OTRA OPCION DE LECTURA OBLIGATORIA: NORO JORGE: DE LA ESCUELA DEL PASADO A LA
ESCUELA DEL FUTURO. Versión digital del texto. Lectura crítica y debate sobre sobre las
afirmaciones de cada uno de los capítulos. Se puede BAJAR o consultar en:
- https://espanol.free-ebooks.net/ebook/De-la-Escuela-del-Pasado-a-la-Escuela-del-
Futuro
- https://www.academia.edu/10986473/23._DE_LA_ESCUELA_DEL_PASADO_A_LA_ESC
UELA_DEL_FUTURO
(4) OTRA OPCION DE LECTURA OBLIGATORIA: NORO JORGE (2013), CRISIS DE LA ESCUELA
MODERNA. CRÍTICA Y RAZONES. EDICIÓN Digital. Se puede BAJAR o consultar
- http://espanol.free-ebooks.net/ebook/Crisis-de-la-Escuela-Moderna-Criticas-y-
Razones
- https://www.academia.edu/11545998/40._CRISIS_DE_LA_ESCUELA_MODERNA._CRITI
CAS_Y_RAZONES
(5) Elaboración, presentación y entrega de un TRABAJO FINAL INDIVIDUAL sobre UNO de temas
desarrollados, ESTABLECIENDO LAS RELACIONES DEL SEMINARIO con el tema de tesis (o
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ES_ESTUDIANTES
http://espanol.free-ebooks.net/ebook/60-Peliculas-Para-Disfrutar-y-Trabajar-Educacion-
Escuela-Educadores-y-Estudiantes
“Cuenta una antigua leyenda que hubo una vez un maestro muy sabio, y como era muy sabio
quiso que los demás seres humanos compartiesen su sabiduría. Entonces creó la Universidad.
Pero ese maestro tenía un grave defecto: era muy vanidoso, y por eso quiso que le sucediese
alguien un poco más tonto que él. Así fue, y lo mismo ocurrió con su sucesor. De este modo,
en la Universidad los maestros empezaron a ser cada vez más tontos, hasta que llegó un día
en el que el maestro que tuvo que elegir a su sucesor era tan tonto que no se dio cuenta de
que elegía a un sucesor muy sabio y muy listo. Pero este nuevo maestro también tenía el
mismo defecto que el maestro fundador: era muy vanidoso, y de este modo volvió a
comenzar de nuevo el ciclo, que hasta el día de hoy se repite eternamente.”1
01. Quiero iniciar esas JORNADAS DE SEMINARIO con una confesión. ¿Raro, no? Porque los
profesores y más los profesores de DOCTORADOS suelen ser seguros, aplomados, contundentes en sus
planteos y en sus observaciones. Y es verdad: yo soy considerado por colegas y estudiantes diversos
como un docente convincente y sensato. Pero cuando me propusieron el dictado de este seminario en
esta época del año en que en nuestro país ya no se dicta nada, sufrí una sensación de DESCONCIERTO
Y PERPLEJIDAD. No fue un ataque, sino una sensación. ¿Por qué? Por varias razones: (1º) era un
seminario de DOCTORADO y descontaba el nivel del mismo, (2º) con numerosos colegas
COLOMBIANOS, similares a los educadores que ya habían participado en el encuentro anterior, (3)
concentrado en CUATRO DÍAS INTENSIVOS, (4) sobre las NUEVAS POLITICAS EDUCATICAS EN LA
ORGANIZACIÓN y LA GESTION de la EDUCACION SUPERIOR o la UNIVERSIDAD. Lo bueno fue que
quienes me invitaron y me lo comunicaron me dieron amplia LIBERTAD para organizarlo tanto en lo
METODOLÓGICO como en la elección y el DESARROLLO DEL TEMA, considerando que lo relevante era
el SEMINARIO mismo, como escenario de creación y armado del conocimiento.
02. ¿Cómo se vence el DESCONCIERTO y la PERPELJIDAD? En este caso avanzando sobre el proyecto y
trabajando sobre cada una de las cuestiones. Es frecuente que bajo determinados nombres o
determinados rótulos, se terminen haciendo otras actividades, como si se cultivara la estrategia de
simulacro y del engaño. Es verdad que nada ocurre si académicamente en lugar de TALLER estamos
escuchando una conferencia, o si en lugar de un PANEL asistimos a micro-exposiciones. Pero es
importante ser respetuoso de los formatos comprometidos. A mí me interesaba atenerme a la
propuesta del SEMINARIO, aunque veía un límite en la CONCENTRACIÓN DE LAS JORNADAS, ya que un
SEMINARIO es un tipo de organización destinada a la profundización de ciertos contenidos, a través de
1
BERMEJO BARRERA José Carlos (2007), LA AURORA DE LOS ENANOS. Decadencia y caída de las universidades
europeas. Foca editorial (AKAL).
https://www.academia.edu/11159465/La_aurora_de_los_enanos._Decadencia_y_ca%C3%ADda_de_las_Univers
idades_europeas
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la indagación en torno a ciertos temas o problemáticas. El objetivo es que puedan ser comprendidos
de manera más acabada y en toda su complejidad, mediante la apropiación de conceptos y/o
herramientas metodológicas que permitan desarrollar explicaciones y construir interpretaciones. Y
para ello se necesita tiempo, maduración, trabajo, lecturas, porque un SEMINARIO demanda la
consulta de información abundante y diversa, el trabajo reflexivo, la discusión, la participación en
procesos de construcción de conocimiento. Un SEMINARIO (semilla que se siembra y crece) remite a
un trabajo de aprendizaje compartido, con el aporte de todos los que participan del mismo.
Seguramente todos los que estamos aquí hemos tenido algunas experiencias memorables al respecto.
04. Estoy aquí, con ustedes y como ustedes pueden ver, he logrado vencer el DESCONCIERTO y la
PERPLEJIDAD, porque uno de los rasgos profesionales de un docente es que DEBE TOMAR DECISIONES
y debe hacerlo con seguridad y convencimiento, atento al contexto en el que debe trabajar. Es esa
misma profesionalidad la que le permite hacer las correcciones o rectificaciones sobre la marcha,
produciendo las adaptaciones y respuestas a los requerimientos – en este caso - de los doctorando
que son parte activa del SEMINARIO. Y además, la muy agradable experiencia del SEMINARIO
realizado con otros colegas colombianos en junio de este año, representaban un antecedente
sumamente enriquecedor: comunicación, inquietudes, participación , conocimientos, profesionalidad.
05. Una de las determinaciones metodológicas fue no trabajar sobre la exposición de DIVERSOS
AUTORES Y OBRAS que académicamente pudieran aportar a los temas establecidos. Si uno aborda
autores y obras es necesario hacer con ellos algunos cruces originales, para que las articulaciones de
pensamientos diversos puedan representar una novedad. Si los autores y las obras no logran generar
un diálogo creativo con NUESTRO PENSAMIENTO, su aporte tiene un valor relativo. Y esto es clave –
como ejercicio propedéutico – en la formación de los futuros doctorandos.
06. Las REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS están en el proyecto que tienen disponible y el acceso a esos
materiales puede quedar en manos de cada uno, ya que disponen de recursos y formación para
acceder a los mismos. Salvo algunas excepciones que justificaremos en cada caso, no trabajaremos en
la exposición del pensamiento de autores, aunque recomendamos el acceso a los mismos. Y
metodológicamente recomendamos el acceso utilizando las PAGINAS PARALELAS, las que se adosan a
los textos leídos para hacer todas las acotaciones necesarias: subrayados, críticas, referencias a otros
autores, lecturas previas, producciones propias. Es una forma distinta de FICHAR las lecturas y las
consultas.
07. Si hablamos de la ORGANIZACIÓN del seminario deberíamos trabajar los nuevos modelos para
administrar el funcionamiento de las universidades y del nivel superior, tanto como SISTEMAS
NACIONALES e INTERNACIONALES que asocian e integran todas las casas de alto de estudio (y
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08. Pero cuando hablamos de GESTION en la UNIVERSIDAD debemos poner el acento no tanto en las
diversas formas de gobierno, sino en la GESTION DEL CONOCIMIENTO. Porque ese es el tema y el eje
de la cuestión en nuestro tiempo. Cómo se GESTIONA en la sociedad del conocimiento, el
CONOCIMIENTO que se administra, se produce, se investiga, se sistematiza y se transmite EN LA
UNIVERSIDAD. Y en torno a esta GESTION, el funcionamiento de toda unidad académica. En realidad.
ése ha sido EL PROBLEMA EN TODA LA HISTORIA DE LA UNIVERSIDAD, desde su nacimiento: dónde
está y cuál es el conocimiento y qué hacer con él. Podría suceder que las nuevas políticas logren
mejores presupuestos, nuevos ingresos, mecanismos eficientes de gestión, organización burocrática a
la medida de todos los usuarios, logre mejorar notablemente los ingresos de los docentes y de los
administradores, se abra a la comunidad, se convierta en un factor de influencia política, pero se
olviden de los CONOCIMIENTOS, de los SABERES, de aquello que le da nombre, sentido e identidad a la
universidad. En los tiempos que han corrido y que corren estos discursos no son ajenos a las
UNIVERSIDADES PRIVADAS y están colonizando astutamente las UNIVERSIDADES PUBLICAS. Aunque
sería éste un buen tema, no será ése el eje de nuestro seminario. Pero podría serlo.
09. Los SEMINARIOS DE DOCTORADO son exigencias y condiciones establecidas para acceder a la
TESIS DOCTORAL. Son una parte del camino, NO SON UNA META (ni siquiera una meta parcial) porque
los mejores resultados formales en los seminarios no aseguran la PRODUCCION efectiva y la DEFENSA
exitosa de la TESIS DOCTORAL. Conozco a muchos brillantes “seminaristas” que nunca lograron ser
“doctores”. Por tanto, los SEMINARIOS deben ser propedéuticos, preparatorios, lugares de diálogo, de
aprendizajes previos, necesarios para acceder a conocimientos y trabajos más avanzados. Los
SEMINARIOS no están para obtener buenas notas, sino para GENERAR NUEVOS APRENDIZAJES, porque
en cada uno de ellos debemos salir a la pesca de los temas, los autores, los problemas, las obras que
dialogan con nuestra futura tesis doctoral. De hecho, creo que la variedad de PROFESORES a cargo de
los mismos cumple esa función: ofrecer modelos y estrategias para el trabajo.
10. Los DOCTORADOS apuntan siempre a un nuevo RANGO ACADEMICO y no PROFESIONAL: es decir
representan un avance en el trabajo y especialización disciplinar, porque habilitan para la investigación
y la PRODUCCIÓN DEL CONOCIMIENTO. Al mismo tiempo abren un vasto panorama de temas y
problemas, estado del conocimiento y de las investigaciones relacionados – en este caso – con las
CIENCIAS DE LA EDUCACION. Por eso, lo que hace productivo un SEMINARIO es la posibilidad de abrir
puertas, despertar inquietudes nunca planteadas, desnaturalizar visiones, interpretaciones o
conceptos, dar a conocer otros horizontes, relaciones, articulaciones, miradas, sembrar dudas e
interrogantes. Y sobre todo, un SEMINARIO debe contribuir a dotarnos de armas, herramientas,
estrategias para el futuro trabajo en la tesis doctoral (procedimientos). Y esto sucede con situaciones
directa o indirectamente relacionados con los temas que son de nuestra elección o de nuestro interés.
Hay temas que directamente tienen que ver con lo que hacemos e investigamos. Y en otros casos, son
la metodología o las estrategias intelectuales las que pueden despertar nuestro interés.
libertad para participar. Por estas razones, el eje del SEMINARIO avanza sobre cuestiones
problemáticas, no seguras, sobre respuestas posibles, aunque no necesarias: yo mismo, como
responsable y coordinador del mismo puedo ofrecer algunas pistas, modelos, propuestas que pueden
ser de utilidad a los doctorandos. Tengo numerosos colegas como tesistas, al tiempo que desempeño
el rol de tutor o director: en todos ellos hay gran conocimiento y capacidad para efectuar las consultas
bibliográficas, armar el estado del arte, extraer y presentas las ideas de los autores, porque son
prácticas académicas a las que ya están acostumbrados. Pero en casi todos ellos, hay SERIAS
DIFICULTADES PARA ENCONTRAR UN TEMA O UN PROBLEMA ORIGINAL, formular una hipótesis,
articular coherentemente problemas-hipótesis-objetivos, y sobre todo producir sus PROPIAS IDEAS,
generarlas, darles forma, expresarlas, escribirlas y hacerlas dialogar críticamente con lo que dicen o
han presentado los autores. Una TESIS DOCTORAL no se sostiene porque se haya reunido y se presente
la mayor cantidad de libros, publicaciones y documentos sobre un tema, sino por la ORIGINALIDAD, lo
INNOVADOR, lo REVOLUCIONARIO de la propuesta de fondo. Teniendo en cuesta eso, vamos a
intentar buscar, señalar, descubrir situaciones, problemas o temas nuevos, o abordarlos desde otras
perspectivas.
12. UN PROFESOR, UN EDUCADOR, LO es - sobre todo - porque ha recorrido el mismo camino antes
que sus alumnos y se ha preparado para promoverlos y acompañarlos. En el nivel en que estamos
COMO COLEGAS (= los que comparten idénticas funciones, profesiones, poder o atribuciones) 2 eso es
mucho más real, porque la cercanía es inmediata y no hay diferencias, sino funciones distintas. Como
tal creo que desempeño el ROL DE PROFESOR porque he recorrido antes el mismo camino (formación
inicial y de grado, post titulaciones y doctorado) y puedo compartir el camino que he transitado para
que sea una forma de afianza estrategias y procedimientos del trabajo intelectual. Si bien hay
SEMINARIOS específicamente destinados a la METODOLOGIA y al TALLER DE TESIS, como en tantas
otras cosas, se aprende mas viendo hacer y haciendo que escuchando, ejercitando o estudiando los
procedimientos. Tal vez haya que decir que la enseñanza conceptual de la investigación es un enfoque
válido, pero limitado del quehacer científico. Cuando se acude o este enfoque se enseña a definir, a
describir, a analizar, incluso a criticar la producción científica, pero no se enseña a generarla.3
2
Etimológicamente viene de LEY, LEGE, ya que comparten los mismos atributos. Pero también se asocia a
COLEGIO, lugar en el que están y se reúnen los colegas, los que tienen el mismo rango, trabajo o atribuciones.
3
Muchos cursos de metodología adolecen precisamente de esta falla: enseñan a investigar de una manera
conceptual y no de manera práctica. Tampoco se enseña a investigar de manera general y en abstracto, como si
hubiera un procedimiento único y repetible, siempre el mismo e inalterable de producir conocimientos. No se
enseña a investigar separando la teoría de la práctica. Investigar es un saber práctico: es un saber hacer algo;
producir conocimientos. Los saberes prácticos se transmiten prácticamente. Es oportuno usar una “vía
artesanal”, es decir, la comunicación directa y constante que se da en el taller entre el maestro y el aprendiz con
ocasión de la transmisión de un oficio. (…). La investigación final que entrega es un quehacer totalmente
personal, una obra original, una creación “hecha a mano”, distinta no solo a los estudios hechos por otros
investigadores sino a otros llevados a cabo por él mismo. Es interesante referirse al sistema de aprendizaje en la
transmisión de un oficio, así como a la relación entre el artesano y su aprendiz. El artesano no da clases; enseña
prácticamente. No generaliza ni hace conceptualizaciones, más bien enseña con el ejemplo. El artesano no
dispone de aulas ni tiene a mano gis y pizarrón. Su salón de clases es el taller donde él trabaja, codo a codo, al
lado de sus aprendices. Enseña haciendo, y el aprendiz aprende viendo y hacienda. (RICARDO SANCHEZ
PUENTES. ENSEÑAR A INVESTIGAR. UNA DIDÁCTICA NUEVA DE LA INVESTIGACIÓN EN CIENCIAS SOCIALES Y
HUMANIDADES. UNAM. MEXICO. 1995
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13. Nos vamos a tomar una LICENCIA con respecto al TITULO DEL SEMINARIO: nos vamos a ocupar de
la UNIVERSIDAD pero asociada a un contexto más amplio: la EDUCACION, los SISTEMAS EDUCATIVOS,
la ESCUELA. No nos vamos a quedar solamente en el análisis de la actualidad, sino que haremos un
regreso hacia el pasado (historia) y alguna proyección hacia el futuro (propuestas). Lo haremos con
una metodología que privilegie la variedad en los discursos y en los lenguajes y las fuentes, pero que
también se desplace con comodidad por todos los planos y que opere de manera redundante y circular
sobre los temas señalados. Aunque no hablemos directamente de la UNIVERSIDAD, estamos hablando
de ella, porque todos discursos sobre la educación o sobre los sistemas tiene repercusión e impacto en
la universidad.
14. Nos proponemos COMPARTIR EL PROCESO DE PENSAR NUEVAS IDEAS, a partir de los materiales
que han sido preparados. Muchas de las referencias bibliográficas están digitalizadas y disponibles. Lo
que interesa es sembrar preguntas, interrogantes, instalar la duda y la sospecha, desconfiar de lo ya
dicho, para ir definiendo las propias respuestas para contrastarla – en el debate – con las opiniones o
respuestas de los demás. Hay algunas cuestiones formales que figuran en el PROYECTO y que dan
detalles sobre los PRACTICOS que debemos hacer para cada día, y el TRABAJO FINAL DE
ACREDITACION. Hemos elegido ALGUNOS LIBROS Y MATRIALES como eje de debates: breves en
extensión pero con muchas remisiones y referencias porque es provocativo y despierta muchos
interrogantes, al tiempo que acompaña el des-envolvimiento de la educación en la modernidad. Todos
ellos dialogan con nuestra propia producción, que ha tomado la sacralidad y la matriz eclesiástica
como referente, al tiempo que profundiza la búsqueda más allá de la formación de los Estados
modernos, en la misma Edad Media, cuando daban sus primeros y grandes pasos las universidades.
Todo el universo de la educación queda asociado en el mismo esfuerzo interpretativo.
15. Este en un lugar ACADEMICO, de PENSAMIENTO Y DE PRODUCCIÓN. Por tanto tenemos toda la
libertad y debemos tener todo el atrevimiento para pensar, definir y proponer lo que suponemos es lo
mejor. Cuando estamos en la gestión y en nuestra actividad como EDUCADORES eso no es siempre
posible. En el plano del pensamiento todo es posible, si logramos romper las barreras que nos obligan
a pensar lo que siempre se ha pensado, si desnaturalizamos todo. Y hasta el posible imaginar cómo se
puede SALTAR DEL MUNDO INTELIGIBLE AL MUNDO SENSIBLE. Aquí no tenemos que gobernar,
gestionar, dirigir, organizar un grupo, dar clases, administrar, coordinar. Y estos espacios de libertad
son los que justifican un DOCTORADO y son los que alimentan de innovación de las instituciones, las
organizaciones, los sistemas, que frecuentemente están en manos de quienes están perdidos en el día
a día, en los problemas que se deben resolver, en las órdenes que se han de cumplir, en los
funcionarios a los que hay que responder y obedecer. Hay aquí (debería haber siempre, más allá de
nuestras funciones) un espacio para la rebeldía, para ejercicio de una pensamiento crítico que sabe al
mismo tiempo de-construir y proponer.
16. Tienen un material pensado y preparado para cada día, pero puede suceder que nos extendamos
y debamos adaptar los tiempos a lo planificado y decidir qué es lo que abordamos y qué materiales
quedarán en manos de ustedes para lecturas ulteriores. Sabemos que el final es temporal (fecha,
horario) y que debemos partir cargados de inquietudes y, si es posibles, con algunos conocimientos
mas.
18. ITALO CALVINO en un libro maravilloso (LAS CIUDADES INVISIBLES) presenta un relato paradojal,
que bien puede servirnos para abrir este primer encuentro y este seminario:
“El que llega a TECLA poco ve de la ciudad, detrás de las cercas de tablas, los abrigos de
arpillera, los andamios, las armazones metálicas, los puentes de madera colgados de cables o
sostenidos por caballetes, las escalas de cuerda, los esqueletos de alambre.
A la pregunta: — ¿por qué la construcción de Tecla se hace tan larga?— los habitantes, sin
dejar de levantar cubos, de bajar plomadas, de mover de arriba abajo largos pinceles,
responden: —Para que no empiece la destrucción —. E interrogados sobre si temen que
apenas quitados los andamios la ciudad empiece a resquebrajarse y hacerse pedazos, añaden
con prisa, en voz baja: —No sólo la ciudad.
Si, insatisfecho con la respuesta, alguno apoya el ojo en la rendija de una empalizada, ve grúas
que suben otras grúas, armazones que cubren otras armazones, vigas que apuntalan otras
vigas.
¿Qué sentido tiene este construir?—pregunta—. ¿Cuál es el fin de una ciudad en construcción
sino una ciudad? ¿Dónde está el plano que ustedes obedecen, el proyecto que los guía?
—Te lo mostraremos apenas termine la jornada; ahora no podemos interrumpir —responden.
El trabajo cesa al atardecer. Cae la noche sobre la obra en construcción. Es una noche
estrellada.
Dirigiendo su mirada hacia el cielo dicen —Éste es el proyecto.”
APELLIDOS Y NOMBRES
TITULO DE GRADO
ESPECIALIDAD
norojor@cablenet.com.ar
norojorge@gmail.com.ar
www.jorgeeduardonoro
MODULO UNO
Para revisar los principios educativos y revisar las prácticas pedagógicas hemos elegido una mirada
especial, la de PAUL RICOEUR y algunas categorías claves: TEXTOS, BIOGRAFIAS, NARRATIVAS, para
poder cruzarlas con las relaciones que se establecen entre los actores de la educación, asociados con
el crecimiento, la formación y el conocimiento. Haciendo lugar a su HERMENEUTICA privilegiaremos la
COMPRENSION, la EXPLICACION y la INTERPRETACIÓN.
“De siempre ha sido conocido y se ha dicho que la vida tiene que ver con la narración;
hablamos de la historia de una vida para caracterizar el intervalo entre nacimiento y muerte.
Y, con todo, esta asimilación de la vida a la historia no es automática; se trata, incluso, de
una idea trivial que es necesario someter, antes de nada, a una duda crítica. Esta duda es el
resultado de todo el conocimiento adquirido en las décadas pasadas en relación al relato y a
la actividad narrativa, un saber que parece alejar el relato de la vida en tanto que vivida y
que confina al relato en el campo de la ficción.” (RICOEUR: 2000)4
Cuando hablamos de educación permanente y de instituciones o escuelas para todos los momentos
de nuestra vida5 estamos refiriéndonos a formatos de educación que se instalan en la sociedad como
una propuesta para LA AUTONOMÍA, ya que desafían nuestra capacidad de aprender y nos permiten
4
La idea de trabajar el ALUMNO o ESTUDIANTE como TEXTO surge de otro material consultado y trabajado:
ROSAS JIMENEZ Carlos Albert (2014): El paciente como “texto” según Ricoeur. Implicaciones en Bioética. Revista
de Biología. 2014. 22. 234 – 40. Colombia.
5
Cfr. una ESCUELA para todos los momentos de la vida: NORO Jorge: LA ESCUELA DEL FUTURO + LA ESCUELA
NECESITA UNA NUEVA MATRIZ. https://es.scribd.com/doc/56580085/05-LA-ESCUELA-DEL-FUTURO-LA-ESCUELA-
NECESITA-UNA-NUEVA-MATRIZ
DOCTORADO EN EDUCACIÓN. UNR. ROSARIO. 2015 22
PROF. DR. JORGE EDUARDO NORO
Por eso, la educación se asocia con la BIOGRAFÍA, es biográfica y narrativa, porque nos acompaña a
lo largo de toda la existencia. Y en la educación, nos estamos encontrando los EDUCADORES (que
avanzamos educándonos a nosotros mismos, en los diversos tramos de la existencia) y los ALUMNOS
que por edad deben procesar el crecimiento inicial. Y entre los dos sectores, el encuentro de
biografías diferentes, porque los estudiantes suelen tener para los docentes siempre la misma edad,
mientras que los docentes van avanzando en la vida. El joven profesor que comienza a trabajar a los 22
años con adolescentes de 17, lo seguirá haciendo pero irá aumentando la diferencia: a los 30, a los 44,
a los 56 y hasta los 60. El colectivo “docentes” no es un espacio tan homogéneo y único, sino que está
atravesado por una variedad de edades, experiencias de vida, conocimientos, relación con el entorno,
expectativas y muchas otras variables. Y la BIOGRAFIA de cada uno de los docentes – si es que pudiera
registrarse – mostraría esta asombrosa y enriquecedora realidad. Una institución con un significativo
número de educadores cruza todas estas edades y sabe que hay cosmovisiones, interpretaciones,
miradas que se relacionan con los momentos vitales que han atravesado.
La EDUCACIÓN FORMAL ha creado también múltiples divisiones en ciclos, niveles, grados, años. De
cada uno de ellos se hacen cargo los diversos educadores, instituciones, especialistas para atender a
los mismos estudiantes que van pasando – como si se tratara de una cadena de producción fordista,
atendidas por educadores que trabajan con espíritu taylorista9 – de curso en curso, de nivel en nivel,
de año en año. Pero los sujetos ontológicamente no cambian, son los mismos, son la unidad de ser
que se desplaza en el tiempo y que simultáneamente trata con todos, como si fueran el mismo
cuaderno en el que se van escribiendo la historia y las enseñanzas, una misma biografía, la idéntica
narración, adaptándose y dialogando con cada uno de sus educadores y las instituciones que van
6
TORRES Rosa María (2006), ALFABETIZACION Y APRENDIZAJE A LO LARGO DE TODA LA VIDA. Instituto
FRONESIS. Revista Interamericana de Educación de Adultos, nº 1, 2006.
7
STREET Brian V. (2008), NUEVAS ALFABETIZACIONES, NUEVOS TIEMPOS ¿CÓMO DESCRIBIMOS Y ENSEÑAMOS
LOS CONOCIMIENTOS, LAS HABILIDADES Y LOS VALORES ACORDES CON LAS FORMAS DE ALFABETIZACIÓN QUE
LAS PERSONAS NECESITAN PARA LOS NUEVOS TIEMPOS? Revista Interamericana de Educación de Adultos.
México.
8
COLARUSSO CALVIN Anthony (2008), DESARROLLO PSÍQUICO: EL TIEMPO Y LA INDIVIDUACIÓN A LO LARGO
DEL CICLO VITAL. Entrevías. Piidos. Los diferentes estadios evolutivos están centrados en diferentes encrucijadas
psicológicas: el nacimiento, la niñez, la adolescencia, la juventud, la mediana edad y la adultez tardía, aunque en
todos los casos, y siempre desde una perspectiva del desarrollo, mantiene una visión de todo el ciclo vital y de las
diferentes vicisitudes individuales que atraviesa cada persona.
9
https://www.academia.edu/10837096/10._DE_LA_CASA_A_LA_ESCUELA_DE_LA_ESCUELA_AL_TRABAJO_TAYLOR
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ocupando las diversas hojas disponibles. Nos encontramos entonces con un cruce entre los
responsables de educar y un número variable y aleatorio de estudiantes con trayectorias personales
únicos. No lo une la necesidad, una estrategia finamente planificada, sino el azar: los alumnos pueden
elegir su escuela, pero no eligen a ninguno de sus actores (directivos, docentes, auxiliares). Los
educadores no eligen a sus alumnos, sino que reciben a quienes la institución ha inscripto o tiene bajo
su responsabilidad. Y hasta el mismo vínculo entre los directivos, maestros, profesores e instituciones
no responde a un plan previo, sino a multitud de variables. Muchas veces es providencial haber
conocidos a determinatos “maestros”, pero no es necesario.
10
Sin embargo y pese al carácter aleatorio y fortuito que podemos asociar con la CONTINGENCIA
(pudo ser este u otros docentes; pudieron ser estos o los otros, los alumnos), cuando el encuentro se
produce, cuando se trata de una constatación fáctica, la relación se torna provisoriamente NECESARIA.
O debería volverse tal. Decimos “provisoriamente” por es una relación pasajera, temporal. Por un
tiempo, por un año o más, por algunas horas a la semana y en desenvolvimiento del ciclo escolar, los
educadores se hacen cargo, se responsabilizan, cuidan de sus alumnos: son ellos los únicos y los
últimos responsables. Por su parte los estudiantes entienden y aceptan como sus docentes, sus
educadores, a los que se han presentado y figuran en las plantillas de horarios y notificaciones: no
podrán cambiarlos, sustituirlos, elegirlos, desplazarlos. Para que todo esto funcione es necesario un
proceso de re-conocimiento mutuo, de aceptación recíproca, de asentimiento. Tanto en LA SOCIEDAD
DE LOS POETAS MUERTOS (1989) como EN LOS MUROS (2008), las historias se inician con la
presentación de los profesores. De manera solemne y autoritaria en la primera; de manera más
informal y preparatoria en la restante. Estudiantes y educadores se ven y se conocen por primera vez:
algunos son los docentes de toda la vida, son los que prestigian y sostienen la identidad de la
institución; otros son recién llegados y se incorporan a la vida institucional. Cuando han sido
presentados los actores que también ocuparán el escenario, aparecen los protagonistas (JOHN
KEATING Y FRANÇOIS BÉGAUDEAU) que llevan adelante sus historias, 11 historias en las que cada uno
se vuelve necesario.
Si los alumnos que constituyen cada grupo representan una unidad, una vida, una biografía, CADA
NIVEL DEL SISTEMA no debería actuar de manera aislada, sino como parte de un todo que obra como
tal. Lo que se decide en algún lugar siempre tiene repercusiones en el conjunto, aunque en sí mismo
pareciera tener una incidencia mínima. La educación es continua y total. La complejidad de la persona
10
Cfr. FRATO (TONUCCI) y THE WALL https://www.youtube.com/watch?v=E3_NuWb9r2A
11
Lo mismo podemos decir de LOS CORISTAS (2004), ADIOS MR. HOLLAND (1995) , LOS ESCRITORES DE LA
LIBERTAD (2007) , TODO NIÑO ES ESPECIAL (2007) , MONSIEUR LAZHAR (2012), EL PROFESOR (2011), LA OLA
(2009, CON GANAS DE TRIUNFAR (1988) y la serie española FISICA O QUIMICA (2008 – 2001), en donde se
discute más la presencia de los docentes en cada una de las aulas y de las asignaturas.
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humana encuentra un paralelo en la NOCIÓN DE TEXTO, pues todo lo que es susceptible de ser
comprendido puede ser considerado texto: no solamente los escritos mismos, claro está, sino también
la acción humana y la historia, tanto individual como colectiva, que sólo son inteligibles en la medida
en que puedan leerse como textos, como una continuidad que se deja narrar y que nunca se corta ni
se detiene. Lo propio de un TEXTO es el mundo que se despliega delante de sí: toma distancia frente a
la realidad cotidiana, lo que dice el día a día en el discurso ordinario, y asume cierta perspectiva para
ver el pasado asociado con el presente. Definir el mundo del texto no es una tarea fácil, pues bajo la
capa de sencillez esconde un entramado de ideas que, si no se perfilan bien, pueden darle a la noción
un tono de simpleza que no tiene.
Pero podemos dar un paso más: si la noción de texto se libera de la escritura, puede usarse como
mecanismo explicativo de una serie de procesos que se producen asociado a la temporalidad y a la
narración (historia, mito, memoria, rito, obra de arte, creencia o enfermedad, la vida misma). Es decir
que el discurso, el enunciado o texto, no requiere de la escritura como criterio indispensable de
textualidad, ya que puede servirse de múltiples soportes.12 El texto es la posibilidad que un intérprete
tiene de considerar que una determinada secuencia discursiva se presente como tal
independientemente del dispositivo material, el soporte expresivo, aunque sea texto escrito con
códigos muy desacostumbrados y originales. Toda historia (individual, institucional, de un pueblo o de
la humanidad) es, en suma, una narración y toda narración es susceptible de convertirse en TEXTO, y
aunque el soporte no sea la escritura sino la vida personal o compartida, todo texto requiere un
12
PAUL RICOEUR (1996). SÍ MISMO COMO OTRO. Siglo XXI. México. (2001) AMOR Y JUSTICIA. Trotta. Madrid.
(1989) LA VIDA: UN RELATO EN BUSCA DE NARRADOR. (2000)
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LECTOR, que no vive la historia, porque es el que le permite dar cierre, sentido e interpretación al
texto, al relato, a todo.13
¿Por qué un estudiante, un alumno, puede ser considerado como un TEXTO? Porque es una
CATEGORIA que permite hacerse cargo de su historia, de su narratividad, de su biografía. Como
RICOEUR señala: el carácter común de la experiencia humana, señalado, articulado y aclarado por el
acto de narrar en todas sus formas, es su carácter temporal. Somos tiempo y somos en el tiempo.
Todo lo que se vive y todo lo que se cuenta sucede en el tiempo, arraiga en el mismo, se desarrolla
temporalmente; y lo que se desarrolla en el tiempo puede narrarse e incluso es posible que todo
proceso temporal y toda existencia vivida sólo pueda reconocerse como tal, en la medida en que
pueda narrarse de un modo o de otro. Eso es lo que permite armar una biografía (historia de la vida de
una persona, narración escrita de la vida de una persona), una narración, un texto. Y lo bueno del
texto, del discurso escrito es que reclama lectura e interpretación. Un alumno es para un educador
precisamente eso, un mundo producido que va en busca de quien busque y encuentre su significado y
su sentido. Cada TEXTO se convierte en un desafío porque no es un discurso verbal que se explica a sí
mismo, sino que es el portador de un significado susceptible de ser comprendido. Cada estudiante
reclama que el educador se haga cargo, que se apropie de sus significados, que lo decodifique y que
finalmente le permita seguir escribiendo envuelto en temporalidad la vida que sigue y seguirá
viviendo. El educador puede alejarse y objetivarlo, sabiendo que en el acto mismo de comprenderlo,
se estará comprendiendo a sí mismo.
EL EDUCADOR mismo, además, es un TEXTO, una NARRACION, una TEMPORALIDAD que también es
objeto de múltiples lecturas. Es lo que es y es lo que ha sido: en cuando que es, funciona como un
discurso hablado, pero, en cuanto que ha sido, es escritura y texto que requiere la debida lectura.
TODA NARRACIÓN ES VIDA VIVIDA. Por lo tanto, la experiencia humana posee una dimensión
narrativa, es decir, tiene una estructura narrativa y todo esfuerzo que quiera dar cuenta de lo humano
tendrá que contar con lo narrativo. Por esta razón, la teoría del texto se convierte para RICOEUR en un
modelo general para el estudio de la acción humana, pues esta es concebida como una obra abierta a
cualquiera que pueda leer. La textualización del discurso es una operación que pertenece
esencialmente a la escritura. Por ello, se puede decir que si no hay escritura, tampoco hay texto, pero
RICOEUR propone una noción mucho más amplia.
13
NARRATIVIDAD, FENOMENOLOGIA Y HERMENEUTICA en RANZUEQUE Gabriel A (ed.) HORIZONTES DEL
RELATO. LECTURAS Y CONVERSACIONES CON PAUL RICOEUR. Universidad Autónoma de Madrid
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COMPRENDER EXPLICAR
INTERPRETAR
La interpretación no es solo del texto o sobre el texto; debe serlo también y, previamente,
"interpretación en el texto y por el texto" Solo así se evita que la interpretación haga violencia al
texto, que sea "la irrupción de la subjetividad del lector y el exégeta en la objetividad del texto"
Interpretar es colocarnos en la dirección del texto.
Ni detrás, ni dentro, sino buscar delante del texto, frente a él. Delante del texto está el lector,
está el intérprete. Intérprete con su mundo, con su horizonte, con su pre-comprensión. Se trata
de buscar lo que el texto abre, las posibilidades que ofrece. Notemos que buscar detrás del texto
el sentido original se asemeja al deseo de una objetividad, a un sentido fijo, invariable, verdadero,
único, válido para todos los tiempos. La modificación ha sido posible gracias al descubrimiento del
rol del lector y la lectura. Cuando la lectura y el mundo del lector intervienen, el mundo del texto
es re-comprendido en términos de re-figuración y no solo de mera referencia. "Es en la
intersección del mundo del texto y del mundo del lector que algo sucede. La lectura se convierte
en un acontecimiento, y es la capacidad de abrir una brecha en nuestra experiencia cotidiana y
así problematizarla o (...) poetizarla. Pero es necesaria esta colaboración, incluso esta amistad,
entre un lector que tiene sus esperas y un texto que tiene una estructura.” (RICOEUR). Un lector
concreto se apropia el significado del texto: y a partir de ese acto ni el texto ni el lector son ya los
mismos.
Toda lectura comienza por la comprensión, formulando conjeturas interpretativas del texto, y
guiados sólo por la intuición, hasta llegar al momento explicativo cuya función es validar la hipótesis
de lectura mediante los métodos de interpretación, ya que es allí cuando se da descubren las
relaciones de sentido inmanentes al texto. Y finalmente comprensión y explicación se reencuentran
construir los sentidos del texto. Un TEXTO es mucho más que una ocurrencia, es decir, algo que
simplemente sucede: el acontecimiento es el que contribuye al desarrollo del relato tanto como a su
comienzo y a su desenlace final. (RICOEUR: 2000)
Cada existencia humana que viene a nosotros, que está ante nosotros, es una BIOGRAFIA, es una
TOTALIDAD en construcción, es un TEXTO y como tal accedemos a él (1) por COMPRENSION: en ese
“sernos dado” (rostro, voz, mirada, forma de ser, actitudes ) formulamos una primera conjetura o
interpretación que nos permite decir quién es, qué es. Es una aproximación, un primer conocimiento
DOCTORADO EN EDUCACIÓN. UNR. ROSARIO. 2015 28
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que nos permite aceptarlo como una unidad, aceptarlo como una totalidad, y saber que aun podemos
predicar de él una pluralidad de sentidos y referencias. No es alguien que se pueda entender por
partes, tampoco es alguien que se explique por el conjunto al que pertenece y, finalmente, tiene
muchas lecturas e interpretaciones. Llegará la hora de (2) la EXPLICACION, porque es aquí donde la
lectura profundiza más y busca mayor información para saber quién es, con el propósito de retornar
nuevamente a la comprensión más completa e integral. En este doble momento dialéctico
COMPRENSION – EXPLICACION – COMPRENSION, hay un acto reflejo porque somos nosotros, los
lectores, los que también nos explicamos, nos comprendemos. Finalmente (3) la INTERPRETACION se
produce a partir del texto mismo, de quien se nos presenta, no hay nada detrás suyo, ni en su entorno,
sino en sí mismo, en lo que se nos da, con un proceso que permite re-configurarlo, saber todo lo que
un LECTOR puede saber de él, y descubrirnos también nosotros.
Esta densidad de la vida hace aparecer también el sentido de la historia, del tiempo ya vivido, de la
vida que fluye y la que ha quedado atrás: somos actores de la historia, pero también somos los
“pacientes” de la historia, soportamos sus efectos y estamos constantemente expuestos a ser
afectados por el pasado que creíamos haber dejado atrás.14 Por tanto la historia se hace, pasa y se
padece, también se puede decir que la historia se escribe, se narra, se convierte es algo ya vivido, el
texto. Lo que nos permitiría preguntarnos: ¿hacer historia es escribirla o configurarla en un relato?
Efectivamente, cuando escribimos y damos cuenta de la historia es necesario definir un sentido
reconociéndolo, configurándolo y tramándolo como un relato, como un TEXTO. No sólo existe un
pasado con sus hechos contingentes, sino que ese pasado se estructura como relato en una unidad de
sentido, construye la unidad de lo sido y le confiere cierta necesidad a todo lo sucedido. Por eso la vida
es historia en estado naciente, es decir es lo que hacemos y nos pasa, es una actividad y una pasión en
busca de relato, con la posibilidad de comprender unitariamente nuestra vida, el permitirnos
entenderla como un todo del que somos parte.
No todos, no siempre se puede armar el relato, construir la narración. A veces el TEXTO se muestra
desordenado, por eso necesitemos LECTORES EXPERTOS, pero sin prejuicios, sin formas a priori, sin
estructuras cerradas, que sean capaces de comprender, de entender, de interpretar, y de ayudar a
construir, a armar el relato, poniendo orden y dirección al conjunto desordenado de hechos vividos,
azarosamente padecidos, necesariamente vividos.
14
En palabras de BENEDETTI hablando del fututo = “el mismo que inventamos nosotros y el azar
cada vez más nosotros y menos el azar”. Y en la de BORGES: “Algo, que ciertamente no se nombra, con la
palabra azar, rige estas cosas” y también: “Todo lo arrastra y pierde este incansable
hilo sutil de arena numerosa. No he de salvarme yo, fortuita cosa de tiempo, que es materia deleznable”.
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Estar vivo implica la gratuidad fundamental del acto de existir pero también un padecimiento 15
original, pues la vida también se padece como una necesidad absoluta y no querida, o al menos no
elegida. Según RICOEUR debemos recordar que uno no se pone a mí mismo en la existencia, ha sido
puesto por otros en la vida. No hay elección previa, sino decisión ajena. Esta existencia que nosotros
no hemos elegido, ha sido decidida por otros (o ni siquiera por ellos, porque nunca lo han decidido o
querido). Pero decidir qué hacer con la vida, hacernos cargo de la vida es una determinación nuestra.
Consentir la vida es un sí a su donación pero es también un no a su fatalidad, porque hay situaciones
que nunca pudimos decidir, pero el resto está siempre en nuestras manos. Asumimos lo que no hemos
elegido y se acepta la tarea de tener que elegir y elegirse sobre un fondo de ser que no hemos querido
pero que aceptamos, y en el que nos implicamos buscando nuestro destino. Necesitamos darle
direccionalidad y sentido. Construyéndolo o descubriéndolo. Y al mismo tiempo que definimos el
sentido se arma EL RELATO, EL TEXTO por el que los diversos hechos y momentos de la vida adquieren
su lugar, su dimensión, convierte en necesario lo contingente, incluido el origen mismo, el nacimiento.
No hemos decidido la vida en el origen, pero decidimos la vida en el final, como si la dignidad humana
no proviniera de su origen sino de su conclusión. “Los cambios se especifican y dignifican no por su
punto de partida, sino por el de llegada. Por lo tanto, tanto más perfecta y principal será la mutación
cuanto más lo sea su punto de llegada, aunque el punto de partida sea más imperfecto”. (TOMAS DE
AQUINO, Suma Teológica. I: 45) Aprendemos a convertirnos en el narrador de nuestra propia historia
sin que nos convirtamos por entero en el actor de nuestra propia vida, porque lo que llamamos sujetos
no se da nunca al principio, sino que se constituye en el desarrollo mismo de la narración (RICOEUR)
La vida que se muestra como una fuente de decisiones y realizaciones definida por el sujeto,
también nos pone frecuentemente en posiciones no queridas, porque – como lo venimos afirmando -
somos los que padecemos los hechos de la vida, no siempre queridos o elegidos. A nosotros nos
corresponde definir qué hacer con ello. Consecuentemente, todo humano es un viviente que quiere,
que decide, mueve y consiente, asume la tarea de tener que ser y de ponerse en juego en sus actos, de
aceptar con paciencia lo que acaece, como un sujeto inquietado y lanzado hacia lo inimaginable de sí.
Pues el viviente que somos con-siente la vida que le ha sido dada y persevera en aquello que tiene
que ser, no siendo esto último precisamente lo dado de sí, sino una posibilidad que debe definir.
La EDUCACION es un encuentro atravesado por variados compromisos, pero sobre todo es una
tarea de reconocimiento, de re-significación, de lectura, de sentido. La educación en serio. Lo demás
es simulacro.
(01) TODO ALUMNO O ESTUDIANTE PUEDE SER CONSIDERADO UN TEXTO. Como texto no es una
entidad cerrada sobre sí misma, sino que es la proyección de un universo nuevo, distinto de aquel en
el cual vivimos y abierta a todas las transformación e interpretaciones. El alumno para cada docente
15
El “padecimiento” del que se habla no es el “sufrimiento”, sino la imposibilidad de actuar, de elegir, de optar:
uno no es actor responsable de la primer acto/acontecimiento de la vida: nace, porque ha sido decido y
producido por otros – se supone – por amor.
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de todos los niveles es un texto que se deja leer e interpretar. Apropiarse de una obra mediante la
lectura significa desplegar el horizonte implícito de mundo que abarca las acciones, los personajes, los
acontecimientos de la historia narrada. Es un texto que tiene la riqueza de su pasado y las
proyecciones en el por-venir. El profesor no vive solamente ni se encuentra con un episodio (el
dictado de clases con un grupo de alumnos en una institución y en determinado ciclo lectivo), sino con
la vida de un sujeto que debe interpretar, y cuya presencia o interpela a él mismo como texto, como
totalidad, como proyecto. No es una hoja suelta o algunas anotaciones marginales en su propio TEXTO
(el del educador que puede vivir como experiencia esos encuentros), sino que es un TEXTO autónomo
que pre-existe, subsiste de manera autònoma y se proyectará mas allá de relación pedagógica que
provisoriamente establecen.
(03) LA VIDA ES MUCHO MÁS AMPLIA Y ESTA EN OTRA PARTE16: la educación formal y escolarizada
(también en la universidad) es una parte dentro de la vida que fluye como un rio torrentoso. Vivir la
vida es asumirla como totalidad, algo que se me da en la experiencia de la unidad o unicidad y de la
indivisibilidad. El TEXTO, cada TEXTO es una totalidad que involucra toda la vida, más allá de la escuela.
Por eso la vida se nos torna vulnerable: se nos da también en el temor a perderla, a que sea dividida,
herida, se enferme, se vuelva una cosa muerta y por tanto divisible. Nosotros debemos darle toda la
importancia a nuestra labor en la enseñanza, pero conscientes que NUESTRA vida y la vida de los
ESTUDIANTES es mucho más densa y cargadas de acontecimientos. Para los que tienen una vasta
actividad académica, laboral y social, ¿qué representa UNA clase y UN alumno en particular? Pues
bien, para los adolescentes o jóvenes que tienen una acelerada vida desplegada en múltiples
escenarios y experiencia, ¿qué significado tienen la escuela, la universidad, UNA clase, ESTE profesor?
Pero a pesar de que la vida de UNOS y de OTROS está en otra parte, ese encuentro que compromete
una porción de vida debe convertirse en un acontecimiento que escriba páginas relevantes de la
biografía, del TEXTO. La vida está en otra parte, pero aquí – entre nosotros – hay demasiada vida para
compartir y vivir.
(04) LA VIDA HUMANA NO ES SÓLO BIOLÓGICA SINO BIOGRÁFICA: por eso la educación formal se
vive dentro de un texto, de una historia, de una biografía, con mucha profundidad y proyección
histórica, y con la posibilidad de la interpretación. No hay nada que pre-determine de manera
absoluta el presente y el porvenir. No hay juicio de valor que tenga valor absoluto, porque cada sujeto
puede hacer con su existencia lo que decida ser y hacer, y eso es resultado de sus propias
determinaciones y de su historia. No tiene escritas las páginas que aún le restan escribir. Es una vida
cargada de pasado pero que se proyecta hacia un todavía-no.
16
LA VIE EST AILLEURS. La vida está en otra parte, afirmaba RIMBAUD, consciente de que muchas personas viven
la vida con una insatisfacción permanente y profunda. MILAN KUNDERA escribió en 1979 el libro LA VIDA ESTA
EN OTRA PARTE,
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(05) LEER, COMPRENDER, ENTENDER, ESCUCHAR. Si cada alumno es un TEXTO, una BIOGRAFIA, una
HISTORIA que se constituye a través de una narración, cada educador es un LECTOR que cumple una
función clave a su lado, porque el lector es quien da sentido, cierre, interpretación al texto de la propia
biografía: un educador es un lugar de verdades acerca de los caracteres, las cualidades, los defectos,
las fortalezas y las debilidades que un sujeto puede tener. Pero además un educador sabe
COMPRENDER es decir tener una percepción intuitiva de lo que cada alumno puede ser o hacer, pero
sobre todo ENTENDER lo que realmente el educando es y vive, porque puede sumarle su
interpretación desde sus saberes profesionales. Y finalmente, es necesario recordar que cada sujeto
tiene derecho a la PALABRA, a hablar y sobre todo – no siempre es lo mismo – derecho a SER
ESCUCHADO porque es quien se educa, quien acepta la educación que se propone, quien se hará
responsable definitivo de su propia educación.
(06) INTERVENCION PROFESIONAL, VIDA VIVIDA E INTERPRETADA. Sin duda el buen docente posee
un aval en su saber técnico (que le resulta de gran utilidad en el momento de la explicación), pero -
más allá de los saberes profesionales sobre los conocimientos y los procedimientos de enseñanza - el
único órgano revelador de que dispone como lector e intérprete para acceder a ese TEXTO, que es el
otro, es su propia realidad personal, porque antes que profesional es un ser humano que ya se ha
educado y puede contagiar de humanidad a los demás. Pero también sabe (profesionalmente) que
cada TEXTO, que cada BIOGRAFIA es única y debe ser tratado como tal. Hay fichas, informes, estudios,
anotaciones, que hablan de sus alumnos y como educador, será alguien más que contribuirá a
delimitar la singularidad de su experiencia educativa y escolar.
(08) TRES PRECEPTOS Para RICOEUR hay TRES PRECEPTOS éticos y antropológicos que deben ser
respetados en las relaciones inter-subjetivas: (1) La SINGULARIDAD DE CADA PERSONA en su carácter
insustituible. (2) LA INDIVISIBILIDAD, es decir, la necesidad de tratar a la PERSONA COMO UN TODO y
no de una forma fragmentada, en lo antropológico, en lo histórico, en lo social. (3) LA ESTIMA DE SÍ,
17
RÍOS SAAVEDRA Teresa (2006), La comprensión del acto de escucha en la educación escolar a partir de la
Filosofía reflexiva de Paul Ricoeur. POLIS. Revista Latinoamericana. Nº 15. Digitalizado 2012.
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que se refiere a cierto señorío sobre uno mismo. Y UN ALUMNO debe ser respetado en esa triple
dimensión porque: (1) es ÚNICO (aunque forme parte de un colectivo de estudiante de un aula o de
una institución o de un sistema), (2) es un SER COMPLETO: no sólo una parte o un episodio o un
nombre en una lista, y (3) es alguien que siempre TIENE DIGNIDAD, aun cuando no se interesa por
nada, no pueda o no quiera aprender, se muestre rebelde y se resista a ser disciplinado y educado:
sigue siendo y teniendo la misma dignidad.
(10) OTROS TEXTOS: GRUPOS, CLASES E INSTITUCIONES: también las clases con los grupos de
alumnos pueden ser consideradas TEXTOS que construyen su propia historia y narrativa y que admiten
una dinámica de LECTURA, COMPRENSION e EXPLICACION. Lo mismo puede decirse de las
INSTITUCIONES Y ORGANIZACIONES: su presencia social y su desarrollo en el tiempo permite
convertirlas en un TEXTO cuyo significado y sentido surge de las LECTURAS que se realizan. Sus actores,
sus directivos, el trabajo diario, los proyectos, las realizaciones, los logros, los fracasos, la gestión, su
burocracia, el funcionamiento, la interacción entre todos sus miembros van tejiendo la urdimbre de su
historia, se deja narrar, convertir en biografía institucional, en texto. Y con el paso del tiempo, por
diversos motivos, aparecen los LECTORES que cumplen el rol de decodificar e interpretar lo vivido y lo
por-vivir, descubriendo una identidad que se intuye y señalando los acontecimiento que permiten a las
instituciones tener entidad, presencia, autonomía. Las mismas UNIVERSIDADES con sus historias se
convierten en TEXTOS y como narración exigen un LECTOR que pueda construir la hermenéutica de lo
sido, preanunciando el tiempo por vivir. “El proceso de composición, de configuración, no se acaba en
el texto, sino en el lector, y bajo esta condición, hace posible la reconfiguración de la vida por el relato.
Más concretamente: el sentido o el significado de un relato surge en la intersección del mundo del
texto con el mundo del lector. (…) Apropiarse de una obra por la lectura, es desplegar el horizonte
implícito del mundo que envuelve las acciones, los personajes, los acontecimientos de la historia
narrada” (RICOEUR: 2000) 18
18
Hemos abordado OTRAS PROPUESTAS de fundamentación que pueden consultarse
(1) CAJA DE HERRAMIENTA: VIDA, PROFESION Y FUTURO DEL DOCENTE:
https://www.academia.edu/10831402/02._CAJA_DE_HERRAMIENTA_VIDA_PROFESION_Y_FUTURO_DEL_DOCENTE
(2) NI UNO MENOS: EL PASTOR Y TODAS LAS OVEJAS.
https://www.academia.edu/10822751/01._NI_UNO_MENOS_EL_PASTOR_Y_TODAS_LAS_OVEJAS
(3) MAESTROS Y EDUCADORES COMO ARTESANOS
https://es.scribd.com/doc/190592924/231-MAESTROS-Y-EDUCADORES-COMO-ARTESANOS
(4) DAR CLASES EN LA UNIVERSIDAD. DOCENCIA EN EL NIVEL SUPERIOR
http://espanol.free-ebooks.net/ebook/Dar-Clases-en-la-Universidad-Docencia-en-el-Nivel-Superior
https://www.academia.edu/11461230/37._DAR_CLASES_EN_LA_UNIVERSIDAD._DOCENCIA_EN_EL_NIVEL_SUPERIOR
(5) LA PROFESIONALIDAD DE LOS DOCENTES Y LOS DOCENTES COMO PROFESIONALES
https://www.academia.edu/13031339/71._PROFESIONALIDAD_DE_LOS_DOCENTES_Y_LOS_DOCENTES_COMO_PROFESIONA
LES
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“Es evidente que nuestra vida, contemplada en una única mirada, se nos aparece como el campo
de una actividad constructiva, derivada de la inteligencia narrativa, por la cual intentamos
encontrar, y no simplemente imponer desde fuera, la identidad narrativa que nos constituye. Lo
que llamamos subjetividad no es ni una serie incoherente de acontecimientos ni una sustancia
inmutable e inaccesible al devenir. Ésta es, precisamente, el tipo de identidad que solamente la
composición narrativa puede crear gracias a su dinamismo”. (RICOEUR: 2000)
01 NUNCA FUE PENSADA PARA TODOS, porque LA UNIVERSIDAD nació y creció como una
nació para el funcionamiento en un espacio propuesta elitista y reducida para quienes
reducido, limitado, y por lo tanto implicaba reunían las condiciones intelectuales para
un número limitado de usuarios. El espacio ingresar a ella y disponían, además, de los
era reducido porque solamente de esta recursos personales y familiares para
manera los alumnos de una clase podían ser mantenerse.
atendidos.19 Aun con una convocatoria Nunca se pensó una universidad masiva y
masiva, siempre se pensó que la respuesta universal que le diera inclusión a todos,
sería limitada. Sucede algo análogo con otras aunque – con el paso del tiempo – el acceso
estructuras edilicias que operan como a la misma no dependía de la procedencia
ámbito para la realización de actividades social, de los bienes o de la pertenencia a
específicas: las iglesias, los teatros. No se determinadas clases sociales.
restringe el ingreso, pero se imponen El acceso a los estudios superiores será igual
condiciones y se supone que no serán todos para todos, pero siempre en función de los
los que lo ingresarán. Si lo intentaran, las méritos respectivos (Derechos Humanos.
estructuras no lo admitirían. 1948)
19
Cuando históricamente se pensó en la educación escolar multitudinaria, se cambió el formato de la escuela,
por otro que permitiera llegar a todos. El SISTEMA LANCASTERIANO (en los inicios del siglo XIX) Curiosamente
JOSEPH LANCASTER (1778 – 1838) – inspirado en ANDREW BELL y el sistema de enseñanza mutua – logra poner
en funcionamiento rápidamente la Sociedad para promover el Sistema Lancasteriano para la Educación de los
Niños humildes. Sobre la base del sistema mutuo, desaparece el concepto de un salón para cada maestro, ya que
será en un solo espacio físico (o varios), una sola sala grande, en el que todas las clases conformarán una escuela
única, siendo característica inherente al método que los alumnos que aún se encuentran en formación enseñen a
otros. Hay una clara economía de EDUCADORES que no se comunican con todos los alumnos, sino con los
MONITORES, ya que no se necesita ser ADULTO para poder saber y enseñar: hay un reconocimiento al mérito de
quienes se ganan el lugar (modelo militar). La vigilancia no es una herramienta monopólica de los niveles
superiores de la organización escolar o una actitud exclusiva de adultez, porque se democratiza el sistema de
vigilancia haciendo de cada alumno un agente posible de control. Sólo LOS MONITORES precisan comunicarse
con un único maestro y así queda conformada una estructura piramidal que permite tener muchos alumnos en la
base, los monitores sosteniendo la franja intermedia y al maestro único en la cúspide, controlando la totalidad
del proceso de enseñanza - aprendizaje Sin embargo, una de las críticas que se hacían al sistema era la violencia y
los castigos que debía imponer para poder funcionar. Aunque pretendía llegar a todos, era – en los hechos – el
método era resistido por los usuarios. Y seguramente era un método para incluir a los excluidos, claramente
diferente de quienes ya tenían “merecido” acceso social a las ESCUELAS. Tal vez los MONITORES fueron – por un
sistema de MERITOCRACIA – los más beneficiados.
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eclesiástica y religiosa original, tal como la determinar si los interesados disponen del
sociedad la concibe y la imagina, esa nivel de conocimientos y competencias
ESCUELA NUNCA FUE PARA TODOS y el necesarios para cada carrera, y adecuar el
preciso que paga por intentar selo es su número de ingresantes a las condiciones
propia destrucción, sentir que se va reales de las universidades. Esta selección
derrumbando, desarmando y que cada inicial suele ser más violenta, pero más
intenta salvarse del naufragio. LOS EDIFICIOS realista, porque no juega con las ilusiones y
SIGUEN EN PIE, los sistemas educativos se las expectativas, y ofrece mayores
mantienen en funcionamiento, la educación posibilidades de continuidad y egreso.
escolar y formal se mantiene socialmente y La otra alternativa es que ciertas
se destina abundante presupuesto, las UNIVERSIDADES y CARRERAS adecuándose a
autoridades siguen pronunciando sus las presiones de ingreso, hagan procesos de
conocidos y encendidos discursos, directivos adaptación a las condiciones reales de sus
y docentes ocupan sus lugares habituales, usuarios y que ofrezcan modalidades de
hay clases, lecciones, evaluaciones, cursados y de nivel académico acordes a la
promociones, acreditaciones, rituales, actos. población que la frecuenta.
PERO NADA ES IGUAL. Todos sabemos que En todos los casos hay que analizar los
nada es igual y nos resguardamos detrás de niveles de sinceridad, simulacro o
los simulacros.20 perversidad que se manejan.
20
“DISIMULAR es fingir no tener lo que se tiene. SIMULAR es fingir tener lo que no se tiene. Lo uno remite a una
presencia, lo otro a una ausencia. Pero la cuestión es más complicada, puesto que simular no es fingir. Aquel que
finge una enfermedad puede sencillamente meterse en cama y hacer creer que está enfermo. Aquel que simula
una enfermedad aparenta tener algunos síntomas de ella. Así, pues, fingir, o disimular, dejan intacto el principio
de realidad: hay una diferencia clara, sólo que enmascarada. Por su parte la simulación vuelve a cuestionar la
diferencia de lo «verdadero» y de lo «falso», de lo «real» y de lo «imaginario».” (BAUDRILLARD. CULTURA Y
SIMILACRO.1978)
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UNICO lugar y que sea el LUGAR DEFINITIVO. medios sean apropiados, y en particular por
la implantación progresiva de la enseñanza
gratuita” (DERECHOS. 1966)
Cuando uno piensa en los FORMATOS de las INSTITUCIONES EDUCATIVA, se pregunta si ESE LUGAR,
ESE TIEMPO y ESA FORMA son las que se adaptan a todos los que deben estar en la escuela o deben
ejercer el derecho a la educación. Hay sujeto que tienen otra historia, provienen de otra cultura,
tienen otras costumbres, y el cumplimiento de obligaciones y reglamentos no es la situación de
ingreso, sino una meta, un objetivo que es necesario alcanzar. 21
El problema de la INCLUSION UNIVERSAL es que los EXCLUIDOS no están dispuestos a aceptar las
condiciones de la ESCUELA, sino que pretenden – como en muchos órdenes de la vida que llevan –
proponer sus propios criterios. Esto puede sonar fuerte y agresivo para las autoridades, los docentes,
los alumnos normales, el sistema… pero lo que nos interesa es la INCLUSION PARA EDUCAR, y poder
negociar condiciones formales, mientras no se discute el fin es un camino aconsejado.
21
Cfr. AGARRATE CATALINA: LA VIOLENCIA (FUERA DEL SISTEMA) y AGARRATE CATALINA: LA MAESTRA
https://www.youtube.com/watch?v=f_8VtUfAKn4 - https://www.youtube.com/watch?v=azpJ53mwXxI
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prepararlos y la escuela le da otro “golpe de horno” para que se encuentren a punto para su ingreso a
la sociedad…
Con gorras, tatuajes, aros o camperas, lo que interesa es afrontar el tema de fondo: su violencia, su
exclusión social, la posibilidad de escucharlos y de darles la palabra, la necesidad de hacerles descubrir
el VALOR DE LA EDUCACION, el ARMA DE LA PALABRA, la posibilidad de descubrir sus derechos y de
ejercerlos. También deberá descubrir paulatinamente sus deberes y poner en funcionamiento los
verdaderos valores.
Es necesario CONVERTIR el pensamiento y la mirada, pensar desde otro lugar o desde muchos
lugares… y tratar de formular las condiciones de trabajo, de ingreso con criterios más amplios. Que los
chicos “normales” (incluidos, disciplinados) sepan entender esta necesidad universal de llegar a
todos… y que los que sólo entienden otros códigos valoren la amplitud de la escuela y de sus docentes
para lograr que ellos se incorporen, lleguen, estén. No será tarea sencilla, no será una labor
gratificante… pero es posible que con el paso de los días, de los meses, de los años la sorpresa se
produzca al final…Y tal vez la HOMOGENEIDAD que antes se suponía en el ingreso (como condición) se
conseguirá al concluir.
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Son los relatos los que pueden poner en funcionamiento un proyecto, porque se necesitan relatos
que puedan motivar a quienes tienen que poner en funcionamiento los proyectos. Los relatos
generan convicciones, instalan motivaciones, convencen y acompañan los procesos justificando todas
las decisiones y disculpando las limitaciones, acentúan todas las virtudes, y justifican y ocultan los
defectos. Son tantos los beneficios que se pueden tolerar los errores. Así nació la escuela moderna:
acompañada por relatos que convirtieron a la EDUCACION en el instrumento de la civilización y de la
modernidad, pero encapsularon en la ESCUELA MODERNA todas las virtudes de la educación. Era
necesaria la educación para poner en marcha los procesos civilizatorios y el instrumento, la máquina
perfecta era la ESCUELA.
22
CFR. CLARCK BURTON (1991) EL SISTEMA DE EDUCACIÓN SUPERIOR: UNA VISIÓN COMPARATIVA DE LA
ORGANIZACIÓN ACADÉMICA. México. Alianza editorial. ORGANIZACIÓN DE LA CATEDRA MEDIEVAL: “En la base se
encontraban los estudiantes ordinarios, semejantes a los aprendices del gremio en vías de aprender los elementos
del oficio bajo la absoluta autoridad del maestro artesano. Enseguida estaban los bachilleres, estudiantes avanzados
que tenían autorización para ofrecer conferencias y debatir bajo supervisión. Correspondían a los oficiales y
bachilleres que trabajaban a cambio de un salario diario pero no tenían la madurez suficiente para establecerse
independientemente en el oficio. En la cúspide de la profesión se encontraba el maestro, un rango común tanto a
los gremios como a las universidades. Se trataba de un hombre que había demostrado su destreza y su madurez a
satisfacción de sus colegas maestros. Se ingresaba a este nivel sobre la base de exámenes minuciosos, ejercicios
docentes y la ceremonia de investidura (...) En la Edad Media los tres títulos de MAESTRO, DOCTOR Y PROFESOR
eran sinónimos. Es casi seguro, pese a los grandes vacíos existentes en los registros escritos al respecto, que este
aspecto distintivo de los gremios académicos en Europa PERDURÓ A LO LARGO DE LOS SIGLOS. De lo que no hay
duda es de que la organización de la cátedra fue revivida y modernizada por la universidad de investigación en
Alemania, que llegó a ser el modelo de institución académica más importante en el mundo durante el siglo XIX y el
inicio del XX. Centrada en el “imperativo de la investigación”, este prototipo moderno “integró en el puesto del
profesor titular tanto a la investigación como a la docencia, reforzando su dominio como director del
instituto de investigación y como dirigente político eventual en los altos niveles de la administración
universitaria”.
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LA ESCUELA MODERNA La dinámica de los relatos operó en la escuela del siglo XVIII y XIX = la
escuela en manos del ESTADO instaló al súbdito del despotismo
ilustrado, al revolucionario de Francia, al funcionario de Napoleón, al
ciudadano de los estado modernos, sin desplazar al feligrés de las
diversas creencias, a los soldados, los emprendedores, los trabajadores.
Se puede ser sabio, héroe, prócer o santo. De alguna manera si el
relato original era sagrado, este relato SE SECULARIZA instalando otros
fines, otros ideales, otros modelos, otros valores, pero dejan
permanente los medios, los instrumentos, los rituales. La ESCUELA se
convierte en una maravillosa, aceitada, productiva y eficiente
MAQUINA DE EDUCAR que trabaja al servicio del Estado y se ordena en
la formación de un SISTEMA EDUCATIVO normalizador. Nadie la
discute, es un instrumento maravilloso y aunque es obligatoria,
representa para una inmensa mayoría una opción imprescindible y
deseada.
23
La universidad moderna está llamada a ponerse al servicio de los intereses y pretensiones de los estados, y eso
tuvo que elegir dos modelos finalmente convergentes –el napoleónico y el humboldtiano, el francés y el prusiano–
cada uno de los cuales contribuyó a definir su identidad propiamente moderna. El primero impuso a las antiguas
corporaciones la disciplina de las burocracias, profesionalizó la carrera funcionaria de los académicos y convirtió a las
universidades en objeto de las políticas nacionales de educación. El segundo las dotó de un nuevo sentido de misión:
la de cultivar –junto al conocimiento heredado y las profesiones útiles– el nuevo conocimiento en la frontera de las
disciplinas, en un ambiente caracterizado por las libertades de enseñar y aprender. (J.J. BRUNNER)
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24
Cfr. SE NECESITAN NUEVOS RELATOS = https://es.scribd.com/doc/56642036/07-LA-ESCUELA-DEL-FUTURO-LA-
ESCUELA-NECESITA-NUEVOS-RELATOS-LEGITIMADORES
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25
“Nuestras universidades públicas son hijas de la razón moderna y, consecuentemente, de la certidumbre en las
humanidades, el progreso en la ciencia y el optimismo en las profesiones. Hoy, la crisis de la razón moderna
afecta el proyecto institucional de las universidades tradicionales. Nuevas instituciones responden a esta crisis y
al cortoplacismo del mercado, formando en menos de cinco años “compradores de diplomas”.
Las carreras cortas con salida laboral “fácil” constituyen la “meca” de esta nueva tendencia que confunde a la
educación universitaria con la formación post-secundaria. En muchos países de América Latina no existe una
estructura educativa post-secundaria que reciba la demanda de los interesados en “estudiar para trabajar”;
nuestro sistema universitario y terciario no universitario público recibe a los que trabajan para poder estudiar. La
tradición francesa de las facultades y las profesiones liberales sigue dominando el escenario de las expectativas
de muchos jóvenes. Otras instituciones que aspiran a la excelencia se preocupan por la formación del “buen”
profesional del nuevo siglo e intentan adecuarse a las demandas de un grupo de empresas que promueven el
perfil económico-empresarial de nacionalidad neutra. Cabe preguntarnos si en este contexto del liderazgo
gerencial y mediático hay lugar para las humanidades, la ciencia y la cultura. ¿Cómo se formarán los
profesionales, científicos y humanistas del siglo XXI?”. Cfr. MOLLIS, Marcela (2006) GEOPOLÍTICA DEL SABER:
BIOGRAFÍAS RECIENTES DE LAS UNIVERSIDADES LATINOAMERICANAS. En VESSURI, Hebe, UNIVERSIDAD E
INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA. CLACSO, Buenos Aires.
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26
“Me hubiera gustado termina [el libro] con un mensaje un poco más optimista; pero a todos los futuros
posibles los vislumbro preñados de más simulacro, más farsa, más violencia y más sonambulismo tecnológico. El
libro, de un momento a otro, habrá desaparecido; y la escuela no tardará demasiado en hacerlo: como sucede
con las palabras… comenzará a cambiar de significado –el proceso ya está en marcha- hasta que en un momento
se habrá transformado tanto, que ya no será ´escuela´, sino otra cosa; aunque se la siga llamando por algún
tiempo más con ese nombre.” SANTOS Gonzalo (2013), EN LA ESCUELA… UNA EXCURSION A LOS COLEGIOS
PUBLICOS DEL GBA. Buenos Aires. Editorial Santiago Arcos. Y agrega un colega al comentarlo: “Después de
mucho meditarlo hice carne en mí la feliz idea de que los estudiantes de los colegios públicos no consideran
´enemigos´ a sus profesores. Ni siquiera registran la profundidad del daño que muchos de ellos causan. Esos
adolescentes, según entiendo, muestran como dice la solapa del libro resistencia manifiesta a ser domesticados,
y los entiendo. Por eso en mis clases los desaliento a que continúen yendo a la escuela. Las escuelas, hoy día, no
están pensadas para educar. La inclusión y la contención –ideas ciento por ciento defendibles y valorables-
precisan de otros espacios.”
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27
BRUNNER, JOSÉ JOAQUIN (2009), LA UNIVERSIDAD, SUS DERECHOS E INCIERTO FUTURO. Revista
Iberoamericana de Educación. Nº 49. abril – mayo 2009. Monográfico: EDUCACION: FUTURO EN COSTRUCCION.
Ver también a MOLLIS, Marcela (2006) GEOPOLÍTICA DEL SABER: BIOGRAFÍAS RECIENTES DE LAS UNIVERSIDADES
LATINOAMERICANAS. En VESSURI, Hebe, UNIVERSIDAD E INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA. CLACSO, Buenos Aires. “Lo
propio de las universidades medievales, el ETHOS MEDIEVAL, la disposición a enseñar y aprender ciertos saberes,
el vigor del análisis y la fuerza de la controversia, la defensa y protección de sus miembros y el prestigio
conquistado por pertenecer a la comunidad, son algunos de los rasgos que han permitido a las universidades
permanecer hasta el presente. Sin embargo, la buena práctica de esta tradición medieval-universitaria ha sido en
parte transformada en los últimos veinte años de transición hacia una nueva identidad institucional. Sostengo
que lo que perdura en nuestras universidades periféricas del modelo universitario medieval es la presencia de
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01. Originalmente fue el ORA et LABORA de los monjes benedictinos, incluyendo en el trabajo tanto el
material como el intelectual. Luego – en la edad moderna – la SANTIDAD y el CONOCIMIENTO de la
Compañía de Jesús que a partir del siglo XVI habían instalado la rectitud de vida (santidad) y en el valor
de los conocimientos (saber).
02. En el siglo XVII José de Calasanz en sus Escuelas Pías (siglo XVII) proclamaba la PIEDAD y las
LETRAS, es decir, las prácticas y los principios religiosos y el necesario acceso al conocimiento, como
dos caras de la misma formación. A finales del siglo XVII e inicios del XVIII, La Salle había publicado un
Manual de Urbanidad y de Buenas costumbres (Reglas de Cortesía y de Urbanidad Cristiana. 1703) que
respondía al cultivo del burgués de la época y a los principios del cuidado del propio cuerpo.
03. La educación de los niños en las Escuelas Cristiana implicaba un proceso civilizatorio de toda la
familia, ya que el autor no hizo más que trasladar los principios de urbanidad y civilidad de los sectores
mas acomodados a toda la población. La escuela, por tanto, se convirtió – y siguió siéndolo por siglos –
una iniciadora, formadora y referencia obligada en las buenas costumbres para sus alumnos y toda la
sociedad.
04. Por eso, el ideal al que debían tender los alumnos de las Escuelas Cristianas, bajo las órdenes de
los Hermanos educadores, respondía a un lema mas integral, que le daba una forma definitiva a las
versiones que le precedían: SANOS, SANTOS, SABIOS. Cada uno de estos lemas funcionaba como
principios rectores que aparecían en las prédicas, en las advertencias, en las escrituras murales y en los
principios organizativos de las instituciones.
05. Por supuesto que no todos se volvían SANTOS o llegaban a ser SABIOS o conservaban la salud
siempre para ser SANOS… pero el ideal propuesto permitía que en la escuela, los educadores
motivaran cada una de sus acciones y decisiones, teniendo los principios que animaban a la educación.
Los relatos legitimadores (principalmente las hagiografías) operaban de nexo entre los ideales
inalcanzables y la vida de cada uno de los alumnos.
06. Las escuelas de inspiración religiosa se mantuvieron fieles a su origen y desde su formulación en
los inicios del siglo XVIII insistieron en las “tres S” como un proyecto integral de formación de los
sujetos. Con el paso del tiempo lo fueron expresando con otros lenguajes pero en esencia defendía el
Cuidado de la salud corporal, el cultivo de la salud espiritual y la iniciación en el conocimiento.
07. No es casual que en la PELÍCULA DE GUTIÉRREZ (1977) — ¡ARRIBA HAZAÑA!, basada en la novela
de JOSÉ MARÍA VAZ DE SOTO (1971), EL INFIERNO Y LA BRISA, y que sitúa sus acciones en un
representativo colegio de los Hermanos de la Escuela Cristiana — en sus inicios (en un período
algunas formas vacías del sentido histórico que les dio origen y de otras formas nuevas incompatibles con la
dinámica del conocimiento. Lo que predomina (nunca de modo exhaustivo) es una caricatura de la universidad
medieval y del paradigma escolástico, en la cual el libro es reemplazado por sus partes (capítulos fotocopiados),
la lectio y la disputatio por la repetición fragmentada de discursos, el amor scientia por un vigoroso
credencialismo, y el profesor (el enseñante examinado del medioevo) por un repetidor de fórmulas repetidas”.
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netamente franquista) – estos conceptos, que – morigerados – se mantendrán también con las
siguientes administraciones, porque responden a la esencia misma de la escuela.
08. La escuela funcionó desde sus inicios como una maquinaria de corrección de los cuerpos y las
almas de los sujetos. Pero las tres S no aparecen porque estuviera en régimen franquista, sino porque
era un sello identificatorio del estilo educativo de ese tipo de escuelas. La escuela moderna asume la
matriz originaria, pero se adapta a las exigencias de sus nuevos usuarios.
9.1. SANO (= cuidar y cultivar el propio cuerpo) la salud corporal, objeto de estricta vigilancia en la
escuela, asoció al higienismo con la educación en un riguroso control de los cuerpos:
enfermedades, posturas, crecimientos, anormalidades, diversos tipos de ortopedias asociadas a los
discursos normalizantes. Los alumnos “sanos” eran los que no se enfermaban y los que podían
anticiparse a la posible enfermedad (contagio) a través de las normas de urbanidad, limpieza,
higiene y prevención. El mismo color blanco de los guardapolvos escolares, con su propósito
igualitario, respondió a ese principio general (es necesario recordar que el GUADAPOLVO BLANCO
no es costumbre difundida y aplicada en los sistemas educativos de todos los países).
9.2. SABIO (= conocer y dominar la cultura y sus instrumentos) en ambas tradiciones se trata de
adquirir sistemáticamente la cultura vigente, los recursos para su interpretación y su creación. Los
conocimientos esenciales fueron compartidos desde los orígenes de la escuela moderna y los
procesos de enseñanza y de aprendizaje respondieron a principios de organización y de transmisión
comunes. Tal vez, con el paso del tiempo, se insistió en la necesidad de ser “cultos”, como una
expresión de acceso a la cultura letrada que diferenciaba a quienes habían logrado alfabetizarse en
los elementos claves de la civilización. Los conocimientos acreditados representaban, además, un
conjunto de saberes meritorios para el trabajo y la producción.
9.3. SANTO (= ser un ideal de los valores considerados ejes de la educación) la santidad remitía no
sólo a la piedad sino a la heroicidad en el cumplimiento de las obligaciones religiosas, en la fidelidad
a la fe. El santo era alguien que sabía dar testimonio con su propia vida del valor de sus creencias,
para convertirse en un referente a imitar por quienes crecían en el desarrollo de su fe y de sus
virtudes. La sacralidad de la tradición religiosa fue cambiada por los valores desacralizados de la
nueva sociedad: los héroes de la patria, los próceres, los ciudadanos responsables, los soldados
dispuestos a morir en las batallas, los trabajadores laboriosos, representaban diversas formar de
ofrendar la vida en bien de la sociedad. Mientras el santo es una expresión del grado sumo de
cristianización, su traducción apunta al grado más excelso de civilización. A los santos se los
veneraba en los altares y a los héroes en los monumentos: ambos tenían fechas en las que
públicamente se los recordaba. En suma la “santidad” fue sustituida por la civilización en términos
de moralización, de buenas costumbres sociales, de convivencia, de vigencia y respeto de los
contratos sociales… a veces expresados de manera heroica; y generalmente de manera humana.
10. Por supuesto que aquella escuela al PROCLAMAR AL SANO estaba excluyendo a los ENFERMOS O
LOCOS, al SABIO excluyendo a los IGNORANTES e INEDUCABLES, a los SANTOS excluyendo los
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pecadores. Y lo mismo hizo la escuela en manos del ESTADO hasta que la despertaron de su letargo
para recordarle su carácter de UNIVERSAL, GRATUITA Y OBLIGATORIA.
11. Aquellas tres S de la tradición religiosa, pudo transformarse en plena glorificación triunfante de la
escuela moderna en tres C = CUIDADO (del cuerpo), CIVILIZACION, CULTURA o también: CUIDADOSO,
CIVILIZADO, CULTO.
12. Mientras las órdenes religiosas dentro de los muros de sus escuelas y la iglesia en sus debates
públicos defendían la educación que practicaban, proponiendo a los alumnos del sistema alcanzar el
desarrollo de las TRES S: volverse SANOS de cuerpo, SABIOS en lo intelectual, SANTOS en lo
espiritual28; para los políticos liberales y positivistas de los 80, una escuela universal, laica y obligatoria
debía desarrollar las TRES C: que supiera defender el CUIDADOSO del propio cuerpo, ser CIVILIZADO
en el ejercicio responsable de la ciudadanía, y CULTO en el dominio de los saberes y la cultura. En lugar
del ORA ET LABORA, regía el TRABAJA, PRODUCE Y APROVECHA EL TIEMPO. Eran dos modelos
distintos de escuelas, porque era otro relato el que se proponía. Por supuesto que estos conceptos
coincidían en un denominador común, al naturalizar las desigualdades; incluir y excluir, sanos y
enfermos, cuerdos y locos, civilizados y bárbaros, santos y pecados, elegidos y condenados, educables
y brutos, trabajador y ocioso (mal entretenido), culto y atrasado, sabios e ignorante, naturalizando las
desigualdades.
28
Las tres S estaban esculpidas o moldeadas en los MUROS exteriores (para conocimiento de la sociedad) y en
los MUROS INTERIORES de la escuelas religiosas tradicionales, para las quienes estos mensajes redundantes eran
tan importantes. .
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Del griego, άντινομία: contradicción entre leyes, formulaciones, conceptos, paradigmas o puntos de vista.
Contradicción entre dos proposiciones que se reconocen igualmente verdaderas y que se excluyen
mutuamente. Suele decirse que existe una antinomia o contradicción normativa cuando dentro de un
mismo sistema se imputan consecuencias incompatibles a las mismas condiciones fácticas, es decir,
cuando en presencia de un cierto comportamiento o situación de hecho encontramos diferentes
orientaciones que no pueden observarse simultáneamente. Pueden ser las dos verdaderas, las dos falsas o
una verdadera y la otra falsa. Y pueden funcionar en planos significativos diferentes (antinomia de Kant).29
01
SISTEMA EDUCATIVO Y EDUCACION FORMAL Y ESCOLAR
29
Ver QUINTANA CABANAS, J.M. (1995) TEORÍA DE LA EDUCACIÓN. CONCEPCIÓN ANTINÓMICA DE LA
EDUCACIÓN. Dykinson. Madrid: ANTINOMIAS DE LA EDUCACION entre (1) el determinismo de la herencia y los
influjos del medio ambiente; (2) la posibilidad y la dificultad de educar;(3) la tarea de informar y la de formar; (4)
la hetero – y la auto – educación; (5) la actitud receptora y la actividad creadora; (6) como mediación entre los
impulsos espontáneos y la vida reflexiva; (7) una acción determinante y una acción de simple apoyo; (8) el
propósito manipulador y la acción liberadora; (9) entre la tecnología y el arte; (10) entre el esfuerzo provocado y
el interés espontáneo; (11) racionalidad y afectividad; (12) la disciplina represora y la permisividad en la
liberación de impulsos; (13) la obediencia y la libertad; (14) la salvaguarda de lo objetivo y de lo subjetivo, de lo
absoluto y de lo relativo; (15) una construcción mecánica y una actividad espiritual; (16) la actividad intelectual y
la actividad amorosa; (17) el servir a los intereses del individuo o a los de la sociedad;(18) la función adaptadora y
el desarrollo de la originalidad personal; (19) el futuro y el presente del educando; (20) el deber y el derecho
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Lograr que TODOS los niños y adolescentes estén Si la educación no es educación de CALIDAD en
en la educación formal y logren pasar exitosamente cada uno de sus ciclos y niveles, de nada sirve que
por el sistema educativo es el objetivo de todo sea universal y que los números y porcentajes de
gobierno y de los organismos internacionales. Lo estudiantes aumenten y logren los mayores índices.
que interesa es aumentar cuantitativamente el Si la educación no es verdadera educación, se
número de los que concurren a las escuelas hasta cumple formalmente con las obligaciones sociales,
llegar al máximo posible. La cantidad de alumnos de pero se priva a los a los sujetos de una verdadero
todos los niveles marca los mayores logros de una formación y promoción personal y social. Es un
sociedad y de una gestión de gobierno. Primero hay engaño pensar que hacer ingresar a todos a las
que lograr que todos ingresen a las escuelas, y escuelas es el primer paso para lograr
luego lucha por mejor el nivel de la propuesta paulatinamente la calidad necesaria.
formativa.
30
Tanto esta ANTINOMIA como la ANTERIOR aparecen cuando el ESTADO se hace cargo de la educación y arma
los sistemas educativos con un propósito claramente civilizador y de control social. En el origen, era la CALIDAD
de la escuela y el VALOR de la educación lo que atraía a los usuarios, lo que implicaba el INGRESO necesario de
algunos sectores de la sociedad, y la presencia más aleatoria y voluntaria del resto.
31
KESSLER, Gabriel (2004): Sociología del delito amateur. Buenos Aires: Ed. Paidós. Colección Tramas Sociales.
Acusa los conceptos de EDUCACION DE ALTO y BAJO IMPACTO: llega a este concepto analizaNdo el pasado
escolar de los presos y detenidos, “hay una escolaridad de baja intensidad, caracterizada por el desenganche de
las actividades escolares. En líneas generales, los alumnos continúan inscriptos, yendo de manera más o menos
frecuentes según los casos, pero sin realizar casi ninguna de las actividades escolares: jamás estudian una lección
ni cumplen las tareas, no llevan los útiles y no les importan mucho las consecuencias de no hacerlo”.
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Los estados se proponen garantizar una educación Cada sector social, cada usuario del sistema tiene la
inclusiva, equitativa y de calidad y promover educación que se merece, porque no basta con
oportunidades de aprendizaje durante toda la vida elegir una escuela y concurrir a ella, sino que hay un
para todos. Estas proclamas suenan como relatos proceso subjetivo, personal y familiar de
generosos en promesas y pobres en realizaciones, aprovechamiento de las propuestas educativas,
ya que hay sectores sociales que confían en la para lograr el mejor rendimiento posible. Aun
educación y en la escuela, están decididos a ejercer suponiendo que todas las escuelas ofrezcan el
el derecho para sí y para sus hijos, pero el tipo de mismo nivel en la educación, el impacto (alto o
propuesta y de educación que reciben es de escasa bajo) depende de los usuarios que pueden
calidad (educación de bajo impacto) de tal manera aprovecharlo, exigir, demandar y procesar todo lo
que transita formalmente por el sistema, pero no que reciben. Hay un estado de desigualdad
tienen oportunidad para poder lograr una naturalizado que no lo puede remediar el Estado y
verdadera promoción personal y social. que depende de quienes deciden educarse.-
La educación obligatoria tiene como propósito La educación formal, principalmente en las escuelas
preparar el ingreso en la sociedad como sujeto de para adolescentes, debe ser muy amplia y favorecer
derechos y deberes, y la incorporación en el el desarrollo de la persona (fin en sí mismo),
mercado laboral, con las competencias requeridas preparar de manera general para la sociedad y el
por las diversas ocupaciones. La escuela debe trabajo, y desarrollar las competencias específicas
ofrecer en cada etapa la adquisición de las para el nivel superior y el ingreso a las
aptitudes y actitudes que aseguran el desempeño universidades. Cuanto más sólida, sistemática y
exitoso en el mercado laboral y productivo. La actualizada sea la adquisición crítica y creativa de la
educación asume un rol instrumental, vinculándose cultura, mayores posibilidades tendrá de responder
con los sectores de la economía y de la producción, a los diversos objetivos propuestos para las etapas
y asegurando una “salida laboral”.32 posteriores.
02.
ARTICULACION SISTEMA EDUCATIVO Y UNIVERSIDAD
La universidad supone la presencia del sistema La universidad del pasado no necesitó de las
educativo y exige como condición es haber escuelas ni del sistema para ponerse en
recorrido todos sus ciclos y niveles para poder funcionamiento, aunque siempre se presumían las
ingresar al nivel superior. Sobre todo, supone la competencias y condiciones para los estudios
adquisición de las competencias específicas para superiores. Actualmente, la universidad ignora los
poder avanzar en los estudios propios de la criterios de los otros niveles y funciona como
32
Cfr el artículo NORO Jorge E. (2012), DE LA CASA A LA ESCUELA. DE LA ESCUELA AL TRABAJO. EL NUEVO ORDEN
NATURAL: ESCUELA, TAYLORISMO, VIGILANCIA Y EFICIENCIA.
https://www.academia.edu/10837096/10._DE_LA_CASA_A_LA_ESCUELA_DE_LA_ESCUELA_AL_TRABAJO_TAYLOR
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universidad. En algunos casos las articulaciones unidad independiente, con sus propias exigencias
forman parte de un ciclo que trabaja con los últimos y condiciones. Los sistemas educativos y las
cursos de la educación formal, el ingreso y el inicio universidades se manejan en dos paradigmas
al nivel superior. La universidad y sistema pueden inconmensurables: educación, docencia, saberes,
enriquecerse mutuamente. obligación y derechos, promociones.
03.
UNIVERSIDAD Y NIVEL SUPERIOR
Las estadísticas muestran que en la universidad hay En el ingreso a las universidades privadas
un equilibrio social, ya que están representados predominan ciertos sectores sociales. En las
todas las clases sociales y todos los sectores de la públicas, el panorama es más amplio, y es posible
sociedad. No todos logran lo mismo en el mismo ver alumnos provenientes de diversos sectores. El
tiempo, pero todos están en condiciones de ejercer problema aparece cuando analizamos los datos del
el derecho a estudiar. Por eso, aun los sectores egreso: allí descubrimos que los que pueden
geográfica y económicamente más populares son sobrevivir a las exigencias intelectuales,
habitantes de las aulas de las universidades académicas y económicas de la universidad son los
(especialmente de las públicas). sectores medios y altos, porque tienen condiciones
socioeconómicas que les permiten afrontar
exitosamente las dificultades.
No interesa cómo sean o cuál es la cultura de los Los estudiantes actuales pertenecen a nuevas
alumnos en estos tiempos. Las exigencias de la generaciones, son nuevos sujetos y están
universidad en cada una de las especialidades no demandando una nueva universidad, que sin
admite condicionamientos, y debe ser siempre la renunciar a su identidad académica pueda
misma. Los docentes deben seguir con sus construir nuevos formatos en la construcción de
exigencias y la modalidad acostumbrada en la los saberes y de los aprendizajes. Tienen los
enseñanza y en las evaluaciones, más allá de los mismos propósitos que los alumnos del pasado,
resultados y de los eventuales cambios que se pero otro ritmo y otras formas de trabajar, estudiar
denuncian o se proclaman. y organizar su carrera.
La universidad, tanto la pública como la privada está La universidad proclama una situación ideal que
abierta para todos y por lo tanto es una finalmente no se logra cumplir. No todos pueden
representación de todos los estratos de la sociedad. ingresar a la universidad, aunque todos puedan
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Uno puede encontrar todas las clases sociales, ejercer el derecho. Siempre hay algún tipo de
nacionalidades, ideologías, religiones, género. No restricción o de impedimento. Por supuesto que no
hay nada más libre y democrático que la figura en los reglamentos ni en las condiciones,
universidad, porque es un ámbito de absoluta pero en los hechos la inclusión no existe. Apenas si
libertad. las puertas se abren para el ingreso, pero luego se
van cerrando, lentamente, aunque no haya
mensajes explícitos al respecto.
El conocimiento, el saber, la ciencia, la tecnología El conocimiento está asociado con los circuitos de
son un patrimonio disponible para todos. El acceso poder que restringen los ingresos. Es verdad que
tecnológico a las fuentes de información ha hay conocimientos de libre disponibilidad, como si
permitido convertir en un ejercicio real esta se tratara de software libre… pero los verdaderos
posibilidad. La universidad es el lugar en el que la conocimientos, los conocimientos más
democratización se hace mas efectiva, porque si es importantes, los programas más efectivos y
democrático y plural el ingreso, es libre e irrestricto productivos cuentas, tienen claves, número de
el acceso al conocimiento. Sólo depende del interés, serio, ingreso para pocos que disponen de los
de la dedicación, de la capacidad intelectual y de la recursos para llegar y poder apropiarse. Se
voluntad. La sociedad del conocimiento nos incluye proclama la democratización, pero finalmente hay
a todos. una clase privilegiada que maneja los recursos.
También del conocimiento.
Los aprendizajes y los rendimientos dependen Es verdad que los estudiantes deben poner
exclusivamente del esfuerzo de los alumnos. Si ellos inteligencia y voluntad, capacidades y dedicación,
ponen esfuerzo avanzan en la carrera, si no lo pero la universidad y los docentes deben poner lo
hacen, fracasan. Los profesores ponemos el saber y suyo para lograr que la mayor cantidad de alumno
su transmisión, ellos aportan la atención y el pueda culminar materias, años, ciclos, carreras. No
aprendizaje. El desgranamiento y el abandono son todo lo pueden hacer los profesores, pero
condiciones normales del sistema. No es el profesor, tampoco todo depende de los alumnos: a través
sino la natural dificultad de los conocimientos lo que del encuentro entre ambos se construye una
provoca la deserción progresiva de los alumnos. universidad que no se enorgullezca por los
Sólo los que sobreviven a las exigencias pueden abandonos, sino por la titulación de la mayor
llegar. cantidad de sus estudiantes,
La mejor universidad es la que genera una La mejor universidad es la que logra conquistar a
inscripción abundante y puede seleccionar a lo largo todos los interesados en sus carreras, pero
de las diversas carreras los mejores alumnos: son los también la que sabe construir la CALIDAD sobre la
que en definitiva se convertirán en sus egresados. base de los estudiantes que se han inscripto como
Los que llegan son los que deben llegar, porque han alumnos. La cantidad inicial entrega un conjunto
atravesado todos los obstáculos de manera exitosa. de estudiantes en situaciones muy diversas en
Si el número inicial no es abundante, la universidad todos los planos (formación previa, condiciones
se expone a negociar (bajar) su calidad porque no personales, entorno familiar, condición social): el
puede garantizarla con la cantidad inicial. La mayor logro no es sólo quedarse con los buenos,
cantidad es el punto de partida, la calidad es el sino luchar para que la mayor cantidad de sus
criterio de avance y el punto de llegada. Muchos y ingresantes pueda – con las ayudas necesarias –
variados al iniciar la carrera, pocos y buenos, al final. alcanzar la meta propuesta, sin renunciar a la
CALIDAD.
Las universidades deben ser PUBLICAS y estar bajo Las universidades PRIVADAS ofrecen un ingreso
el control del ESTADO porque así pueden garantizar más restringido pero aseguran un cursado más
la universalidad en el ejercicio del derecho, el organizado y regular, garantizando el egreso. Hay
acceso de todos los que tienen condiciones para un vínculo más directo con los estudiantes y
ingresar, la calidad en docencia, la presencia de la número de alumnos acordes a las posibilidades de
investigación y la producción del conocimiento, y la trabajo de los docentes. Tienen un manejo más
apertura a la comunidad y a los requerimientos de la dinámico de las carreras, las demandas de la
sociedad. La universidad PÚBLICA es democrática y sociedad, la producción y la economía, los cambios
plural, con un tipo de gobierno que permite la en los diseños curriculares y los sistemas de
participación de todos, sin privilegiar la presencia de cursado y acreditación. Suelen ser más eficientes y
algunos. tener menos peso burocrático.
La universidad es para todos y, como tal, no puede La universidad debe ser ARANCELADA porque
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poner barreras de ningún tipo, sino que debe solamente así se valora lo que significa para un
facilitar el ingreso de quienes se consideran con sector mínimo de la población (los privilegiados
condiciones para hacerlo. Para que eso sea posible que hacen uso del derecho) y se aprovecha el
es necesario que sea GRATUITA y con sistemas de tiempo de cursado y de estudio porque tiene un
becas que compensen las diferencias económicas de costo que debe ser amortiguado. Los sistemas de
sus estudiantes y aseguren la necesaria equidad. Y ARANCELES puede ser creativos e innovadoras para
debe tener INGRESO IRRESTRICTO porque los atender a las necesidades de quienes no tienen
sistema de ingreso premian a los que tienen recursos (devolución de créditos, por ejemplo). Y la
mejores recorridos académicos previos y castigan a universidad debe tener SISTEMAS DE INGRESO
los que disponen de circuitos de baja calidad, (exámenes, cursos, ciclo básico) que permita a los
condicionados por el contexto social del que alumnos pensar su elección, testear las
provienen. Si es un derecho, deben ser dadas las condiciones que tienen para iniciar la carrera,
condiciones para ejercer efectivamente. revisar las competencias y valorar el ingreso al
nivel superior para que no se convierta en una
playa de estacionamientos para desocupados.
33
Hay una analogía curiosa entre estas PRACTICAS del siglo XXI y el origen de la universidad: las universidades no eran
nacionales porque se trataba de fundaciones en CIUDADES, que no tenían identidad por el lugar, sino por su
CARÁCTER y ORIENTACION: los estudiantes y los profesores (catedráticos) concurrían desde diversas geografías y
ciudades convocados por la fama o las ofertas de la UNIVERSIDAD: Hay que recordar que, en realidad, durante los
siglos XII y XIII la Universidad estaba allí donde residían y enseñaban sus profesores y ese lugar variaba según la época
del año, pudiendo ser un claustro catedralicio, una abadía o simplemente una plaza al aire libre. UBI SCHOLASTICI IBI
UNIVERSITAS se decía entonces. Durante los dos primeros siglos de vida de la Universidad no había Universidad física
propiamente hablando. LA PALABRA "UNIVERSIDAD" procede del latín UNIVERSITAS, y en el latín medieval
UNIVERSITAS se empleó originariamente para designar cualquier conjunto, comunidad o corporación considerada en
su aspecto colectivo. El término tuvo un origen y un significado CORPORATIVO y a este sentido se le sumó la
universalidad de los usuarios que concurrían a ella, utilizando un único idioma (el latín medieval y eclesiástico) y la
vigencia de las titulaciones y acreditaciones que tenían validez universal, ya que sus egresados podían enseñar o
transmitir sus saberes en todas partes. Cuando se usaba denotando un cuerpo dedicado a la enseñanza y a la
educación, requería la suma o agregado de un complemento para redondear su significado "UNIVERSITAS
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MAGISTRORUM ET SCHOLARIUM". No significa que la UNIVERSIDAD se ocupara – como se cree - de “todos los
conocimientos”, sino que asociaba a todos los que querían enseñar y aprender en el nivel superior: CONJUNTO DE
TODOS LOS MAESTROS Y ESTUDIANTES. En 1261 aparece en la historia como nombre concreto la expresión
"UNIVERSITAS PARISIENSIS", término próximo ya al sentido actual, pero la denominación empezó a usarse, con el
significado que tiene en la actualidad, recién hacia fines del siglo XIV (renacimiento), porque en los orígenes, el
término más antiguo y que continuó usándose durante mucho tiempo fue el de STUDIUM o STUDIUM GENERAL.
Universidades medievales nunca fueron estrictamente nacionales ni en su profesorado ni en su alumnado ni en sus
planes de estudio. Ni tampoco se dedicaron a todos los sabes disponibles: de hecho en el desarrollo medieval y del
renacimiento, no todas las universidades enseñaron, al mismo tiempo, TEOLOGÍA (FILOSOFÍA), MEDICINA, LEYES, ni
les dieron la misma importancia. En algunas UNIVERSIDADES había una sola especialidad porque dependía de la
presencia de maestros o profesores que pudieran hacerse cargo de la enseñanza. Por ejemplo, en BOLOGNA estaba la
FACULTAD DE DERECHO y en SALERNO, la FACULTAD DE MEDICINA (porque disponían de médicos árabes para
enseñar).
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circuito de lo conocido. Hoy los saberes han abierto sus ventanas, han renunciado a sus puertas
y han tirado abajo sus muros. Cómo las oficinas y los ámbitos laborales de nuestro tiempo,
muchos estamos compartiendo temas, autores, ideas, obras similares, aunque nuestra miradas
aún sean específicas, propias de nuestra formación y de nuestra profesión. De la misma manera
hay obras, autores, productos culturales que son inclasificables porque pueden formar parte de
muchas disciplinas a la vez.
34
“La geopolítica del saber y del poder divide al mundo entre países que consumen el conocimiento producido
por los países que dominan económica y culturalmente la globalización, quienes a su vez reasignan a las
instituciones universitarias de la periferia una función económica para entrenar “recursos humanos”. MOLLIS,
Marcela (2006) GEOPOLÍTICA DEL SABER: BIOGRAFÍAS RECIENTES DE LAS UNIVERSIDADES LATINOAMERICANAS.
En VESSURI, Hebe, UNIVERSIDAD E INVESTIGACIÓN CIENTÍFICA. CLACSO, Buenos Aires.
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EXUBERANCIA OMNIPRESENCIA
Disponemos de una apabullante y diversa cantidad Los nuevos instrumentos de información, o al
de datos. Se trata de un volumen de información menos sus contenidos, los encontramos por
tan profuso que es por sí mismo parte del doquier, forman parte del escenario público
escenario en donde nos desenvolvemos todos los contemporáneo (son en buena medida dicho
días. escenario) y también de nuestra vida privada.
IRRADIACIÓN. VELOCIDAD
La Sociedad de la Información también se La comunicación, salvo fallas técnicas, se ha
distingue por la distancia hoy prácticamente vuelto instantánea. Ya no es preciso aguardar
35
Cfr. CLARCK BURTON (1991) EL SISTEMA DE EDUCACIÓN SUPERIOR: UNA VISIÓN COMPARATIVA DE LA
ORGANIZACIÓN ACADÉMICA. México. Alianza editorial. “LA DISCIPLINA es claramente una forma especializada de
organización en tanto que agrupa a los químicos con otros químicos, a psicólogos con psicólogos, e historiadores
con historiadores. Se especializa por tema, es decir por campo de conocimiento. La profesión se guía por un
principio semejante al agrupar a especialistas similares. Pero la naturaleza comprensiva de la disciplina (o la
profesión) proviene también del hecho de que no se especializa por localidades, sino que agrupa a una
comunidad de interés de tipo gremial con amplia extensión territorial. Es importante destacar que trasciende los
establecimientos, vinculando sectores de uno con sectores similares de otro establecimiento. Así, un sistema
nacional de educación superior es simultáneamente un conjunto de disciplinas. (…) Los científicos académicos se
sienten naturalmente miembros de una comunidad mundial. Sus perspectivas e intereses disciplinales se
extienden a, muchas naciones, tal y como sucede en la industria especializada, el comercio y las finanzas, cuyos
integrantes tienen más en común con sus contrapartes especializadas en el extranjero, con quienes “hablan el
mismo lenguaje”, que con aquellas personas más cercanas pero ajenas a su especialidad.”
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ilimitada que alcanza el intercambio de mensajes varios días, o aún más, para recibir la respuesta
multidireccionales. Las barreras geográficas se del destinatario de un mensaje nuestro e incluso
difuminan; las distancias físicas se vuelven existen mecanismos para entablar comunicación
relativas al menos en comparación con el pasado simultánea a precios mucho más bajos que los de
reciente. la telefonía tradicional.
DESIGUALDAD. HETEROGENEIDAD.
La Sociedad de la Información ofrece tal En los medios contemporáneos y particularmente
abundancia de contenidos y tantas posibilidades en Internet se duplican –y multiplican– actitudes,
para la educación y el intercambio entre la gente opiniones, pensamientos y circunstancias que
de todo el mundo, que casi siempre es vista como están presentes en nuestras sociedades. Si en
remedio a las muchas carencias que padece la estas sociedades hay creatividad, inteligencia y
humanidad. Sin embargo Internet, igual que arte, sin duda algo de eso se reflejará en los
cualquier otro instrumento para la propagación y nuevos espacios de la Sociedad de la
el intercambio de información, no resuelve por sí Información. Pero de la misma manera, puesto
sola los problemas del mundo. De hecho, ha sido que en nuestras sociedades también tenemos
casi inevitable que reproduzca algunas de las prejuicios, abusos, insolencias y crímenes,
desigualdades más notables que hay en cada uno también esas actitudes y posiciones estarán
de los países, también en el acceso y al uso de la expresadas en estos medios.
información y el conocimiento.
36
TREJO DELARBRE, Raúl (2001), VIVIR EN LA SOCIEDAD DE LA INFORMACIÓN. Orden global y dimensiones
locales en el universo digital. Revista Ciencia, Tecnología, Sociedad e Innovación de la Organización de Estados
Iberoamericanos, septiembre 2001
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Nunca como hoy la escuela es la gran mediadora entre el universo cultura en expansión y los
consumidores. Media poco, por cierto. ¿Cómo acumulamos, archivamos y ordenamos todo lo que
consumimos o podemos consumir? ¿Qué lugares o soportes hay? ¿En dónde aprendemos a
sistematizar en gran trabajo solidario? ¿Con quién tratamos esta reaparición del SÍNDROME DE
STENDHAL en esta nueva FLORENCIA que es esta sociedad del conocimiento?
Según BRUNNER (2005), debido a todos estos cambios, en todas partes, la educación superior es vista
como un pilar de la competitividad de los países, debiendo apoyar su inserción en un sistema
económico global que usa EL CAPITAL HUMANO y el CONOCIMIENTO AVANZADO como principales
factores de producción. Y por eso, las UNIVERSIDADES deben producir cambios profundos:
En todo el mundo la educación superior está bajo creciente presión para ampliar y
diversificar sus FUENTES DE FINANCIAMIENTO y así poder hacer frente a la espiral de costos
desencadenada por la masificación de la matrícula, las exigencias de calidad y pertinencia, la
producción del conocimiento avanzado, la complejidad de las funciones de gestión, la
incorporación de las tecnologías de información y, en general, la carrera competitiva por
reputaciones y prestigio académico en el mundo global.37
37
BRUNNER José Joaquín. (2005) TENDENCIAS RECIENTES DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR A NIVEL
INTERNACIONAL: MARCO PARA LA DISCUSIÓN SOBRE PROCESOS DE ASEGURAMIENTO DE LA CALIDAD. Santiago
de Chile. Universidad Adolfo Ibáñez.
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Hay (o debe haber) una nueva realidad educativa para afrontar los tiempos que corren. Las nuevas
tecnologías han creado un nuevo lenguaje para representar las ideas más avanzadas. Estos
neologismos se han ido ins talando en nuestro mundo académico.
01. ¿QUÉ ES Y CÓMO DEFINIR AL ALUMNO 3.0? No es un alumno que concurre a la escuela o a la
universidad para que el PROFESOR le presente o le explique el tema NUEVO, le dé a conocer la
información o los conocimientos. No es un alumno que se predispone a sentarse y escuchar en una
actitud pasiva, como quien sabe que le corresponde obedecer órdenes, disponerse a aceptar la agenda
(ya prevista y anticipada) que le impone el docente a cargo.39 Es OTRO ALUMNO, que en su casa y con
los medios tecnológicos y tradicionales que tiene a su disposición acceder a la información y a los
diversos temas que se señalan, y que concurre a la escuela o a la clase para exponer, debatir,
encontrar por parte del profesor las explicaciones necesarias. El lugar de trabajo, de producción, de
elaboración es la CLASE, el AULA o los diversos AMBITOS DE LA UNIVERSIDAD. Los aprendizajes, las
elaboraciones, las producciones se realizan con la presencia y con la guía directa del profesor, que
puede certificar (evaluar) los aprendizajes. Se abandona la pasividad y la homogeneidad del trabajo del
aula para instalar las actividades múltiples y variadas en un mismo escenario pero con un docente (o
pareja de docentes) que se desplaza buscando a los alumnos. Se clausura el eje o centro de la clase, y
se convierte la misma en un laboratorio en donde se producen materiales utilizando diversos soportes
(especialmente los tecnológicos).
02. NO ES EL MISMO PROFESOR el que espera a los alumnos. O no es un docente a quienes los
alumnos esperan (o simulan que lo esperan, aunque desearían que no llegara nunca).Para que sea
posible un ALUMNO3.0 es necesario que haya DOCENTES 3.0. Es un docente que no se ha programado
sólo para exponer el tema, lo que sabe, lo que tiene escrito o ha preparado, el capítulo, el módulo que
– según programa o proyecto – debe desarrollar. No es alguien que suelta lo que tiene y sabe sin
interesarse por el auditorio. Es un actor dinámico que arma la agenda del grupo, es el que pre-asigna
las obligaciones, que pone en funcionamiento los debates, que articula los espacios y los trabajos, que
ordena el tiempo compartido y los tiempos individuales o grupales. Es un profesor que sabe pasar del
discurso homogéneo y frontal a la pluralidad de discursos, del lenguaje para todos al diálogo con cada
alumno o grupos de alumnos, y que está habituado a construir con todos, a armar los encuentros
adecuándose al ritmo y a la realidad de sus alumnos.
38
Muchos de estos materiales pueden consultarse y asociarse a otros que tienen que ver con las PROPUESTAS DE
ENSEÑANZA EN LA UNIVERSIDAD. Disponible digitalmente en =
https://www.academia.edu/11461230/37._DAR_CLASES_EN_LA_UNIVERSIDAD._DOCENCIA_EN_EL_NIVEL_SUPERIOR
https://espanol.free-ebooks.net/ebook/Dar-Clases-en-la-Universidad-Docencia-en-el-Nivel-Superior
https://www.academia.edu/10851358/13._TEMAS_Y_PROBLEMAS_EN_LA_FORMACION_DE_LOS_DOCENTES
https://espanol.free-ebooks.net/ebook/Filosofia-Pedagogia-Didactica-Fundamentacion-e-Intervencion
39
Las universidades no solo están invirtiendo en tecnología para detectar el plagio, sino también para adaptarse
a una nueva realidad que es la del estudiante conectado. En la UNIVERSIDAD EUROPEA lo llaman el alumno 3.0.
“Nuestro modelo académico se basa en la clase invertida”, dice Silvia Lavandera, responsable de tecnología. “El
alumno asimila los contenidos en casa y hace las tareas en el aula, a la que ya no llega a sentarse y escuchar, sino
a generar contenidos multimedia: apps, vídeos, mapas”. EL PAIS. JUNIO 2015
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03. NO ES UN PROFESOR QUE SE IMPONE, sino un docente que propone. Mejor aun si en lugar de ser
UN PROFESOR es una PAREJA o un GRUPO DOCENTE. Que sabe deliberar, consensuar, encontrar
diversos caminos, proponer alternativas, manejarse con amplitud, entender y contener a todos. Un
docente que sabe ejercer otro tipo de profesionalidad: descansa sobre los saberes previamente
adquiridos, pero también sobre las competencias para la transmisión de esos saberes, sobre los
recursos metodológicos, sobre la construcción de los grupos de aprendizaje, de debates, de búsqueda
común, sobre los desafíos de la información que permanentemente fluye y los conocimientos que se
van renovando día a día. Es otro docente, que mira el mundo, la educación, su profesionalidad con
otros nuevos y está siempre dispuesto al cambio, que no se circunscribe al espacio y a los tiempos
modernos, sino que asumen la flexibilidad que le demanda el cambio. Y también es flexible para
entender las ideas de los alumnos en cuanto al fondo y a la forma, en cuanto al contenido y al soporte.
Puede haber otra manera de abordar el tema, el documento, el autor, la obra, el ejercicio, el
problema, 40y puede haber miles de formas para producir y expresar los trabajos: no siempre es el
papel, la escritura, los números, sino que puede ser el sonido, el movimiento, los colores, las formas, la
modelización, la creación. Sobrarían los ejemplos para ambos niveles en temas de interpretación de
textos, de documentos, de hechos históricos, de temas de actualidad, teorías en diversas ciencias, etc.
05. LA FUNCIÓN DEL PROFESOR ES MÚLTIPLE y exige una preparación acordes a este nuevo
escenario: (1) indicar las obligaciones para cada encuentro, (2) sugerir fuentes y recursos para el
trabajo de preparación de las clases, (3) supervisar el cumplimiento de las tareas previas, (4) organizar
el trabajo personal, grupal o general de la clase, (5) acompañar los procesos de producción, debate o
revisión, (6) llevar adelante tareas de asesoramiento, corrección, evaluación. Es un docente que ESTÁ
PRESENTE, orienta, acompaña, señala, corrige los trabajos que realizan los alumnos. Que se sienta con
ellos, que anticipa una duda, que señala una metodología, que lo saca de una situación en que no
puede moverse, que le da pautas para usar las nuevas tecnologías, que le ayuda a ordenar su tiempo y
sus ideas, que aprende con los alumnos, porque todo proceso es siempre bi-direccional.
40
Todos conocemos la muy antigua anécdota de NIEL BORH (premio nobel de FISICA (1922), contada por SIR
ERNEST RUTHERFORD, presidente de la Sociedad Real Británica y Premio Nobel de Química en 1908. La curiosa
mamera de usar un BAROMETRO para medir la altura de un edificio que concluía: “En este momento de la
conversación, le pregunté si no conocía la respuesta convencional al problema (la diferencia de presión marcada
por un barómetro en dos lugares diferentes nos proporciona la diferencia de altura entre ambos lugares): “Me
dijo que sí, que evidentemente la conocía, pero que durante sus estudios, sus profesores habían intentado
enseñarle a pensar.
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y sin poder intervenir en el ritual (sólo se les pide atención, disciplina y obediencia), aquí la ceremonia,
el ritual, la liturgia es fruto de la creación colectiva. Se rompe con LA LÓGICA DEL RITUAL SAGRADO (en
donde las acciones deben responder al orden establecido) para contagiarse con la lógica de la
creación, de la espontaneidad, de la producción intelectual, del arte y de la fiesta. De esta manera los
alumnos saben cuál es el tema que trabajarán (porque se les ha exigido que hagan las tareas previas),
pero no saben cuál será la dinámica que implementarán. Tampoco lo saben los profesores o docentes,
porque dependen no sólo de sus proyectos y de su preparación, sino de las ideas, las propuestas y los
trabajos previos de sus alumnos. Se trata de otro formato de organización, en el que la planificación y
los proyectos se cierran cuando concluyen los encuentros.
07. UNIVERSIDAD: aunque este esquema debería funcionar en TODAS LAS ESCUELAS y en la
EDUCACION FORMAL, debería contagiara los estudiantes y profesores de la UNIVERSIDAD, porque
cuando los alumnos se acostumbran a otro ritual no pueden pensar en otra ceremonia, ni aguantan en
ella. La ESCUELA MODERNA no surge como proyección del formato de la universidad, no es una réplica
o una copia de la universidad, sino una construcción que responde a otro modelo espacio temporal,
hay mucho de la universidad que se proyectó en la escuela, porque con su evolución y desarrollo se
convirtió en una preparación obligada. Entonces, algunas prácticas de la universidad debían SER
ANTICIPADAS en la formación previa. La cátedra y los alumnos a su disposición, con el saber en manos
del profesor y del libro, y los alumnos dispuestos a escuchar disciplinados las enseñanzas sin mayor
intervención y debate se reprodujo en la escuela, aunque los sujetos (niños y adolescentes tuvieran
otras condiciones de desarrollo y de aprendizaje). La universidad siempre reservó la palabra y el saber
a los profesores, a los dueños del saber, del conocimiento, de los textos, de la palabra y les exigió a los
alumnos silencio, registro, disciplina, comprensión. Los aprendizajes se desplazaban para la etapa
posterior, para el proceso interior y privado. Sólo se aprendía – siguiendo el pensamiento de
AGUSTIN41 – cuando se consideraba en el interior de uno mismo, en soledad y alejado del maestro. Y
se regresaba para el momento y el proceso de la evaluación.
08. Esta co-relación necesaria EDUCADOR – EDUCANDO se convirtió en una labor del educador que
desempeñaba una función casi exclusiva (como el acto en el escenario del teatro o el sacerdote en el
altar) ante la presencia de los alumnos cuya “actividad” se limita a manifestar sus dudas o a responder
a los interrogantes o indicaciones del profesor. Con el libro (o los libros), los apuntes y registros de la
clase y las lecciones comprendidas y su recuerdo, el estudiante debe realizar el proceso de apropiación
definitiva (aprendizaje) y afrontar la evaluación.
09. Aquí se proponen PRACTICAS DIFERENTES, con la posibilidad de que la UNIVERSIDAD abandone
estos procesos unidireccionales y consecutivos, para promover procesos bidireccionales o
multidireccionales y simultáneos: todos hemos accedido con anterioridad al tema, todos nos hemos
encontrado con el material de trabajo y todos accedemos a la clase para construir el objeto del
conocimiento, a través de metodologías diversas: exposiciones, debates, versiones, producción,
escritura, reunión de materiales, sistematización, etc.
41
El Maestro interior es el que enseña: para entender alguna cosa, no consultamos la voz que suena fuera, sino
la verdad que reina dentro en el espíritu. En el pensamiento de san Agustín, existen dos maestros: el maestro
exterior que educa desde fuera con su palabra, su gesto, sus silencios, su acción, sus omisiones y, el maestro
interior, esa voz interior que todo ser humano puede auscultar y que san Agustín identifica con Cristo. El
maestro exterior tiene, según su mentalidad, que arrastrar, despertar al educando para que se ensimisme,
descubre su ser interior y sea capaz de auscultar el Maestro interior, el Maestro de verdad
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01. Las instituciones y las UNIVERSIDADES del PASADO constituían el lugar social del conocimiento y
del saber. Era allí a donde concurrían las jóvenes generaciones para nutrirse de los contenidos
educativos que demandaba la sociedad y las familias, que completaban la formación. De forma gráfica
las UNIVERSIDADES aportaban el HARDWARE (un modelo de organización probado que
institucionalmente funcionaba para la educación universal) y el SOFTWARE, es decir los contenidos y
los programas que podían correr en el soporte y que respondían a las demandas de los usuarios. De
alguna manera el HARDWARE condiciona el SOFTWARE, pero también es cierto que sobre la base de
una máquina disponible cada uno podía cargar en ella lo que suponía que servía y necesitaba, y
transformarla en un instrumento a su servicio (iglesias de la reforma, órdenes religiosas, monarquías
europeas, nacientes democracias, educación universal o las competencias para la formación
profesional).
02. Ese modelo tenía LIMITADAS CONEXIONES con el exterior (aunque tenía aceitadas INTERFACES en
el interior), porque se autoalimentaba con sus propias producciones. Era autosuficiente, conocía las
demandas y los mandatos, y podía operar desde la seguridad de sus conocimientos. Pero lentamente
a esas instituciones y a la institución llamada UNIVERSIDADES le fueron poniendo y reclamando
diversos puertos. Y allí comenzaron a aparecer los periféricos, las conexiones, las otras INTERFACES.
Pero no sólo la UNIVERSIDADES, sino que sus estudiantes fueron incorporando otras interfaces que
comenzaron a competir con la primacía y exclusividad de la institución académica: paulatinamente
fuera de la las aulas, los pasillos y los laboratorios de la UNIVERSIDADES, pero también en horario de
clases operaban otras conexiones que no siempre se podían articular con los intereses escolares.
03. La UNIVERSIDADES DEL FUTURO parece encontrar en estas conexiones físicas y funcionales entre
dos sistemas o dispositivos de cualquier tipo dando una comunicación entre distintos niveles, su razón
de ser. No es ya un HARDWARE seguro, no tiene SOFTWARE confiable, adaptado y que responda a las
demanda de los usuarios… Y si es así, ¿Por qué no constituye una PLATAFORMA de interconexiones,
pluridimensionales, en donde sean posible conectar todos los saberes y despertar todos los
aprendizajes. Lo mismo podemos decir de las ESCUELAS y las diversas instituciones de formación (en
cada uno de sus niveles).
04. LAS INTERFACES funcionan en los sistemas informáticos (hardware) como posibilidad de
articulación de un equipo y sus periféricos o de dos o más equipos. Es decir, casos como las
computadoras que necesitan conectarse con una impresa, un equipo de sonido, una pantalla externa
o proyector de imágenes. O bien varias computadoras que funcionan en red o las computadoras de
una empresa o una organización con una central que las ordena desde un servidor, etc.
42
¿INTERFASE O INTERFACE? el diccionario de la RAE reconoce INTERFASE (se usa en física y química para la
superficie que separa dos fases o estados) vocablo usado en biología e INTERTFAZ (conexión física y funcional
entre dos aparatos o sistemas) que se ocupa del uso de Tecnología. La palabra INTERFACE se puede usar - y de
hecho es normal que uno lo use- si está siempre remitido al uso en inglés sobre software o campos similares.
Usaremos las palabras INTERFAZ – INTERFACES porque es la forma más utilizada cuando se habla de tecologias.
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05. LAS INTERFACES operan siempre que tengan las correspondientes CONEXIONES HOMOLOGADAS:
no hay posibilidades de interactuar si estas conexiones no funcionan o no están adaptadas a estas
necesidades y requerimientos. Es decir: no puedo conectarme si no tengo el dispositivo que pueda
admitir el ensamble. Esto marca una diferencia con las TECNOLOGIAS del pasado que tenían muy
pocas conexiones y escasos formatos. Las de hoy las multiplica y produce formatos y variaciones
permanentemente.
06. Las “INTERFACES” TECNOLÓGICAS (el vocablo INTERFACE se usa también en biología43)
constituyen un LUGAR de intercambio o conflicto entre el sujeto de uso del recurso, la tecnología
digital y el diseñador de la tecnología. Las INTERFACES sirven para señalar a la conexión que se da de
manera física y a nivel de utilidad entre dispositivos o sistemas. La interfaz, por lo tanto, es una
conexión entre dos máquinas o sistema de cualquier tipo, a las cuales les brinda un soporte para la
comunicación a diferentes estratos. Es posible entender la interfaz como un espacio (el lugar donde se
desarrolla la interacción y el intercambio), como un instrumento (a modo de extensión del cuerpo
humano, como las conexiones o el mouse que permite interactuar con una computadora) o como una
superficie (el objeto que aporta información a través de su textura, forma o color). Este concepto de
puede usar en las CIENCIAS SOCIALES, por ejemplo: la interfaz entre los ciudadanos y el poder, que
estaría constituida por los PARTIDOS POLÍTICOS, los REPRESENTANTES, EL CONGRESO. Todas ellas
representan INTERFACES que puede funcionar o estar en crisis. 44
07. Las INTERFACES tienen una conexión BIDIRECCIONAL = hay información, señal, acciones que van
y vienen y que implican actividad y reacción por parte de cada parte que da señales de estar
43
INTERFASE: Periodo de tiempo durante el cual una célula no está en división, es decir, no está en mitosis. En la
INTERFASE la célula crece, realiza sus funciones metabólicas vitales normales y se prepara para la división.
Aumenta su tamaño y masa. LA MITOSIS es el proceso de división celular en el cual se reparte el material
genético (ADN) y se forman dos células hijas. Consta de varias fases: la interfase, la profase, la metafase, la
anafase y la telofase.
44
Las voces más lúcidas sobre cómo cambiar la universidad a veces están por fuera de lo universitario. La
universidad tiene mil años de vida, después del Vaticano es la institución más vieja de Occidente. Está preparada
para sobrevivir y reproducir conocimiento, bibliografías, procedimientos, protocolos que son muy difíciles de
cambiar desde dentro. Lo más interesante hoy sucede en las periferias. Y allí están inventando el futuro, creando
espacios que ofrecen cursos abiertos y online, formatos breves de formación colaborativa. Van a surgir nuevos
actores. Lo que la universidad no sabe, quiere o puede hacer, lo harán otros actores educativos. (…) Pero además
– a diferencia del libro - hoy todo es archivo digital, algo muy democrático. Pero también ocurre otra cosa.
Muchos archivos y materiales del pasado cercano ya no se puede abrir o leer. Para poder disponer de ellos no
sólo se trata de guardar lo nuevo, sino actualizar los formatos de lo que en realidad no es tan viejo. Entonces,
¿podremos leer la WIKIPEDIA de acá a 200 o 300 años? Lo que es seguro es que se va a desarrollar una
arqueología digital; cada vez va a haber más gente experta en recuperar datos. SCOLARI Carlos (24.98.14. LA
NACION)
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08. LAS UNIVERSIDADES han funcionado durante toda su existencia como una INTERFAZ EFICAZ Y
RECONOCIDA en la articulación entre los sujetos a cargo del saber y la enseñanza, y los sujetos
dispuestos para el aprendizaje, en torno a la cultura y los conocimientos vigentes. Pero estas
INTERFACES – como otras de instituciones análogas - eran limitadas porque restringían los canales de
entrada de la información y concentraba su administración y transmisión. No se trataba de una
conexión BI-DIRECCIONAL, sino UNIDIRECCIONAL: el saber surgía del lugar del lugar en que estaba
depositado y podía ser administrado y llegaba a quienes concurrían para recibirlo y atesorarlo. Las
conexiones por tanto eran simples y se presumían que se trataba de una tecnología muy básica,
porque siempre estaba en funcionamiento, con una admirable eficiencia.
09. Por eso han aparecido numerosos cuestionamientos, porque el CONOCIMIENTO y el SABER
aumentaron el caudal y la potencia, abandonaron los lugares de archivo y reserva, comenzaron a
aparecer otras conexiones y los ACTORES conectado no tienen siempre un vínculo confiable. No
siempre conecta, funciona, logra llegar al sujeto que la usa o no responde cabalmente a lo que
pretenden sus diseñadores o ejecutores. Por momento las INTERFACES están vacías, no hacen buen
contacto, y no comunican nada, o también las INTERFACES están saturados de contenidos y señales
que no puede procesarlo y llevarlo al destinatario.
10. ¿Resultado? Las UNIVERSIDADES (o las INSTITUCIONES ANALOGAS) se quedan vacías, incapaces,
imposibilitadas, muertas, con señales que nada dicen o nada transmiten. Las limitadas "INTERFACES"
de la modernidad perdieron efectividad y, también, gran parte de su capacidad discursiva para
legitimarse y unificar voluntades. La UNIVERSIDAD fue en su momento glorioso una INTERFAZ
EXITOSA, pero por diversas causas está siendo cuestionada, como muchos productos tecnológicos que
aunque desempeñaron con eficiencia su funciones en su momento, ya no cumplen función en
nuestros días, Podemos asociarla con el concepto de OBSOLESCENCIA no tanto tecnológica
(durabilidad) como funcional45: no es que la escuela o la universidad hayan dejado de ser en sí misma
útil; se necesita un nuevo producto porque ya no cumplen plenamente con las funciones que
originalmente cumplían y hoy estamos esperando más de ella.
45
Mientras la OBSOLESCENCIA PROGRAMADA responde al propósito del fabricante de limitar la vida útil de los
productos para poder mantener viva la producción de nuevos bienes, la OBSOLESCENCIA TECNOLÓGICA es el
límite de vida útil que puede tener los productos (un auto, una silla, un reloj o un teléfono celular). Finalmente la
OBSOLESCENCIA FUNCIONAL está relacionada con el desarrollo tecnológico y hace referencia a los nuevos
productos que responden de manera más eficiente y segura a las necesidades de los usuarios. Una CAMA DE
FOTO puede dejar de funcionar al llegar a un número limitado de disparos: a partir de ese momento, los diversos
componentes comenzarán a tener problemas y es más económico sustituirla que arreglarla. Una CAMARA durará
el tiempo que su usuario se lo permita y según las exigencias a las que se las someta. Pero esa CAMARA dejará de
ser útil, si aparece una NUEVA TECNOLOGIA que asegura un mejor, más eficiente y seguro registro y archivo de
las imágenes.
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11. La UNIVERSIDAD del pasado (y mucha del presente) podía mantenerse aislada y autosuficiente
con INTERFACES limitadas en la relación con el conocimiento y con el exterior. Pero las aulas
UNIVERSIDADES no han podido resistir las fuerzas que han tirado abajo los muros desde el interior y
desde el exterior: los sujetos sentados se quieren liberar de sus ataduras y tiran abajo las paredes que
los aísla y los aleja de la realidad, pero también la sociedad, las familias, la época, el futuro quiere
invadir las aulas para que se haga allí lo que realmente se necesita hacer. Sucede, entonces que lo que
aparecen multitud de conexiones, portadoras de INFORMACION, CONOCIMIENTO, SABERES que se
ofrecen como puertos para conexiones. Suelen ser actuales, dinámicos, atractivos, placenteros. Y
sucede también que los USUARIOS van colgados sus conexiones en esas INTERFACES DISPONIBLES, sin
dejar (casi) lugar para las conexiones de las UNIVERSIDADES.
12. En ese proceso, las ventanas que se abren y las puertas que se sacan y muros que se caen46,
comienzan a aparecen una serie de CONEXIONES necesarias, una serie de enlaces que permite que la
escuela establezca relaciones con todos: los sujetos (todos), la sociedad, la realidad, los medios, la
producción de cultura, la ciencia, la tecnología, el arte, la creación. Como esas COMPUTADORAS que
lo han previsto todo, la escuela ha multiplicado los puertos de conexión y el funcionamiento de
INTERFACES.
13. Pero la UNIVERSIDAD se muestra sorprendida por todos estos cambios, no logra procesarlos, está
sobre-exigida y entonces se pone lenta, haragana, torpe. Se tilda, se apaga, se nos tilda, se niega
arrancar y a procesar las tareas que le asignamos. La UNIVERSIDAD tiene dificultades para seguir
haciendo lo que – para bien o para mal – venía haciendo. Con tantos periféricos conectados e
interfaces en funcionamiento, con tantas ventanas abiertas, no logra responder con dignidad ni a los
mandados anteriores (por falta de vitalidad y de convicciones), ni a los nuevos mandatos (porque no
los logra procesar adecuadamente). El rol de la UNIVERSIDAD debe ser otro para no naufragar en
medio de la destrucción: la caída de los muros y la explosión de conexiones le han quitado fuerza e
identidad, y el riesgo es su desaparición: que termine como chatarra en los nuevos basureros
electrónicos del planeta.
14. Se necesita una nuestra ESTRUCTURA. La NUEVA UNIVERSIDAD debe convertirse en un ámbito
social de INTERFACES, funcionar como una PLATAFORMAS DE INTERFACES, un lugar en el que SE
alientan y se alimentan – como lugar público y universal – con las conexiones, las externas y las
46
PINK FLOYD: THE WALL (1979) “No necesitamos ninguna educación, no necesitamos ningún control del
pensamiento. (…) profesor, deja a los niños solos, maestro, dejen a los niños solos: todos en todo lo que está más
que otro ladrillo en la pared, todos en todo lo que está más que otro ladrillo en la pared”.
https://www.youtube.com/watch?v=HUUdwuMkg_Q
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subjetivas. La escuela deja de ser el centro irradiador del conocimiento, deja de administrar lo que
debe conocerse, la información, los procedimientos, las competencias que deben adquirirse en su
seno y en cómodas cuotas mensuales o anuales. LAS ESCUELAS renuncian a todo, dejan de lado los
diseños curriculares, esas arbitrarias selecciones de contenidos que nunca expresan la riqueza de la
cultura, ni definen los conocimientos que el futuro nos demanda. Y cuando ya no tiene nada en sus
manos, se convierte en EL LUGAR DE LOS ENCUENTROS, de las conexiones, de las INTERFACES,
variadas, plurales, múltiples. Con mucha más riqueza, con más fuerza, con más poder, porque tienen
un papel sistematización, dinamizador, ordenador, metodológico. Y algo similar debería pasar con las
UNIVERSIDAD, si es que no están funcionando YA de esta manera, innovadora y creativas.
15. Ese es el LUGAR PÚBLICO en el que podemos encontrarnos y establecer todas las conexiones: (1)
INTERFACES DE HARDWARE, a nivel de los dispositivos utilizados para ingresar, procesar y entregar los
datos. (2) INTERFACES DE SOFTWARE, destinada a entregar información acerca de los procesos y
herramientas de control. Un lugar de encuentro entre los SUJETOS. Un lugar al que arriban todos los
saberes y los conocimientos de manos de diversos soportes y mensajes. Un proceso de
ALFABETIZACION ubicuo, multidireccional porque todos aprenden de todos y de todo. (3) INTERFACES
DE SOFTWARE-HARDWARE, que establece un puente entre la máquina y las personas, que permite a la
máquina entender la instrucción y al hombre entender los códigos. Un lugar en donde podemos
encontrar la forma de entendernos, el código para poder acceder a los otros, a la interculturalidad, a
otros lenguajes, a un lenguaje siempre plural e inesperado.
16. Esta EDUCACIÓN y esta UNIVERSIDAD ya no son previsibles y repetitiva como en el pasado, no
funcionan según protocolos, como la reiteración de un ritual conocido. Han dejado de ser
REDUNDANTES para ser ENTROPICAS. Ninguno de sus actores tiene pre-visto qué puede suceder,
porque lo que llevan debe encontrarse con lo que todos aportan y como resultado un estado de
aprendizaje constante y permanente. Esto implica convertir a los EDUCADORES y a la UNIVERSIDAD
en INTERFACES ACTIVAS Y DINÁMICAS generando todas las articulaciones posibles. Pero no solamente
a los PROFESORES, sino a los ESTUDIANTES, que no concurren a la UNIVERSIDAD para conectarse para
recibir, sino también para APORTAR, CREAR, PRODUCIR. Este espacio público de INTERFACE se traduce
en múltiples direcciones: (1) capital cultural y educadores, (2) patrimonio cultural y estudiantes, (3)
conocimientos y nuevas generaciones, (4) docentes y estudiantes, (5) interacción entre todos los
participantes, (6) encuentro con las usinas generadoras de las ideas, las obras, los conocimiento, la
ciencia, la tecnología, (7) enlace con los medios de información en la sociedad del conocimiento, (8)
vínculos con otras instituciones y con la sociedad. Cuánto puede hacer en este sentido una
UNIVERSIDAD pensada en estos términos, con todos sus ACTORES dinámico y activos, en su interior.
17. Las INTERFACES – en este caso – no son sólo un soporte o dispositivo mecánico, electrónico o
digital, sino que son activas, dinámicas y exigen el aceitado y permanente cuidado de sus conexiones.
No sólo eso, sino que son INTERFACES vivas y dinámicas porque buscan activar los sistemas o los
periféricos, rastrean las señales que demuestran que del otro lado algo o mucho se está moviendo,
están siempre atentos al funcionamiento de los controladores y se alimenta de la multi-
direccionalidad, que permita el mutuo reconocimiento y enriquecimiento. 47 De alguna manera las
47
La UNIVERSIDAD asociada a la idea de PLATAFORMA puede también asociarse a la METAFORA DEL ESCRITORIO
con la que nos hemos familiarizado en el uso informático: La METÁFORA DE ESCRITORIO es una METAFORA DE
INTERFACES que es un conjunto de conceptos unificadores usados para ayudar a los usuarios a interactuar más
fácilmente con el computador. La metáfora de escritorio trata al monitor de una PC o COMPUTADOR, como si
fuera el escritorio físico del usuario, sobre el cual pueden ser colocados los objetos tales como documentos y
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conexiones están disparando estímulos para las sinapsis del sistema nervioso, esas que –
generalmente – están adormecidas y ajenas en las actuales estructuras.
18. La presencia de los otros, del conocimiento, de las INTERFACES debe funcionar socráticamente
como tábano molesto que repite los mensajes (que no se pueden borrar), que insiste una y otra vez en
las pantallas de todos los usuarios con avisos o advertencias, que manda señales, sonidos, mensajes:
no has leído, no lo has procesado, no me has contestado la pregunta, no estás trabajando, nos has
revisado la propuesta, no has corregido tu trabajo.
19. Y podemos soñar e ir por más: ¿La UNIVERSIDAD debería funcionar como UN SISTEMÁTICO
BUSCADOR o METABUSCADOR48 que permita ordenar los pedidos, procesarlos, criticar y saber cómo
salir a buscarlos? ¿Sería UN INTERFAZ ágilmente conectado con las fuentes del conocimiento y con
expertos usuarios que inician a los nuevos usuarios? ¿Qué es un BUEN BUSCADOR? Es como un buen
aeropuerto, que te hace embarcar en poco tiempo y te manda a destino rápidamente. Los buenos
buscadores son centrífugos: te disparan al destino deseado y si uno no regresa significa que hizo bien
su trabajo. En cambio, el modelo de las REDES SOCIALES (por ejemplo FACEBOOK) es centrípeto: no
quiere que uno se vaya, quiere que estés todo el tiempo dentro. La UNIVERSIDAD debería funcionar
atendiendo a estas metáforas: aeropuerto, centrifuga, centrípeta. Es un lugar al que es necesario y
conveniente llegar, pero que rápidamente nos envía a destino deseado y, finalmente, nos reclama y
nos solicita el regreso para que disfrutemos del encuentro y de las aventuras compartidas.
20. Hay un texto de alguien que proviene del ámbito tecnológico que refuerza estas ideas, desde otro
lugar: HUGO PARDO KUKLINSKI (autor del libro: OPPORTUNITY VALLEY. Lecciones (aún) no aprendidas
de treinta años de contracultura digital)
“Estamos ante una rápida aceleración tecnológica, pero a la vez una muy lenta adaptación
cognitiva. Excepto los adaptadores tempranos, la gente común no puede ponerse al día con
todas las innovaciones que hay. ¿Cuál es el rol de estos ADAPTADORES? Que cuando generas
prototipos y diseñas productos digitales, no te diriges a un público masivo, sino a los
ADAPTADORES TEMPRANOS que son los que van a legitimar tu prototipo. Son “METATESTERS”
de productos. Es un poco la política de Google, que está todo el tiempo abriendo y cerrando
productos, en esta lógica de equivocarte rápido, mucho y barata.
Si el más inteligente del aula es un profesor, hay un problema, porque eso no basta. El más
inteligente del aula TIENE QUE SER LA RED QUE SE CONFIGURA ALLÍ. Lo que pasa es que el
profesor deja de ser un divulgador y pasa a ser UN MENTOR DE LOS PROCESOS, con una
dinámica de liderazgos adaptables. El profesor no debería ser siempre líder. A veces es el líder, a
veces es mentor, porque hay una fractura definitiva en el espacio-tiempo. Uno antes aprendía
carpetas de documentos. Un documento puede ser abierto en una ventana, que representa una copia de papel
del documento colocada en el escritorio. También están disponibles pequeñas aplicaciones llamadas accesorios
de escritorio, como por ejemplo una calculadora o una libreta de notas, etc. Tiene agregados y dispositivos que
son propios del sistema informático y no tienen nada que ver con un escritorio real.
48
El metabuscador es un buscador de buscadores. El metabuscador no tiene base de datos propia y localiza la
información en los motores de búsqueda más usados. La diferencia entre un buscador y un metabuscador es que
un buscador como GOOGLE recopila la información de las páginas mediante su indexización o bien como YAHOO
mantiene un amplio directorio temático.
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LOS PROFESORES ENTONCES TIENEN QUE CAMBIAR por varios motivos. Porque pasamos (1)
de una lógica conjunta uniforme de estudiantes a redes abiertas, (2) de un espacio físico único a
un aprendizaje 7-24 (siete días las 24 horas), de un docente divulgador a uno mentor, (3) de
conocimientos empaquetados monomediáticos basados en texto (los libros) a una dinámica de
producción de distribución abierta y multimedia. Además, (4) no sólo que uno consume
contenido, sino que además lo produce.” (LA VOZ. 2014)49
Y todo esto se enriquece y se complica, amplía sus consecuencias y sus significados cuando
hablamos del EXOCEREBRO, en donde operan dinámicamente muchas “interfaces”.
“Los SOPORTES DIGITALES –como los mismos libros– funcionan como “prótesis para apoyar y
expandir las limitaciones de nuestra capacidad natural de almacenar información dentro de la
cabeza.” En ese sentido, propone una noción interesante: “el cerebro humano se encuentra
enlazado irremediablemente a una red simbólica y cultural sin la cual es incapaz de funcionar
normalmente.” A esos conjuntos de prótesis que complementan lo que el cerebro solo no puede
realizar, él las denomina EXOCEREBRO: entre ellas, el habla sería su parte más evidente y
primigenia.
Olvidamos con frecuencia que el misterioso acto de leer –derivado del acto de mirar–
esencialmente es una técnica. El cuerpo humano, a la manera de un tejido, comporta una
escritura que subyace al sentido, especie de pre-semiótica inherente a todo lo que existe. Ver las
líneas de una mano nos provee la certeza de que vivir es una condena dichosa y permanente a la
lectura: todo en esta vida es un ejercicio de interpretación.
En ese sentido la elaboración de SOPORTES PARA LA MEMORIA ha sido no solo una extensión
del cuerpo sino sobre todo la instauración de una morada: al ser portales a otros portales que
revelan mundos, las palabras demandan cierto arraigo domiciliario, un territorio –llámese
tableta, papiro, libro o biblioteca– que los provea de una guarida para no disiparse entre la
niebla, como los fantasmas que convocan. Por ello el cambio de la manera en que leemos y
sobre los materiales en los que leemos “tiene repercusiones en toda la CADENA EXOCEREBRAL,
lo mismo que en los circuitos neuronales del sistema nervioso central. No estamos, pues, ante
un problema técnico en los medios de comunicación, sino ante un asunto de gran envergadura
que conecta las redes neuronales más íntimas y profundas del universo que nos rodea. (…)
49
OTRO ROL PARA BIBLIOTECAS, MUSEOS Y CENTROS CULTURALES: BIBLIOTECAS = Infrautilización de las
bibliotecas públicas como interfaces para potencial el factor red y el empoderamiento ciudadano. ¿Convertir a
las bibliotecas públicas en espacio Wiki de trabajo? Estrategias de gamificación. Desburocratización en la
creación de redes. Bajo este problema algunos temas que sirvieron de reflexión: (a) perfil del equipo que trabaja
en bibliotecas públicas. ¿Qué competencias de cultura digital debería tener? Convertir ese nuevo perfil en un
perfil aspirable de los usuarios en bibliotecas.(b) Cómo crear redes sociales de baja tecnología (y con
componente analógico) para competir-complementarse con las redes sociales de alta tecnología que utilizamos
habitualmente.(c) los ciudadanos infrautilizan las redes sociales digitales focalizando su actividad mayormente en
los aspectos lúdicos, y no llegan a percibir a importancia que tiene como creación de marca digital y “la
superación personal, económica, intelectual.”
http://www.outliersschool.net/planbibliotecasmde/
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BONUS TRACK
LA UNIVERSIDAD, LA GESTION DEL CONOCIMIENTO Y LOS CAMBIOS DE ESTOS TIEMPOS
“Las condiciones del proceso de enseñanza-aprendizaje han cambiado desde la llegada de las NUEVAS
TECNOLOGIAS y la posibilidad de un acceso inmediato a una cantidad ilimitada de información.
Cuando joven, allá por la década de 70 las expectativas que teníamos los estudiantes eran modestas. El
ideal era un profesor que pudiera exponer un tema de una manera bien hilvanada. Así podríamos
seguir su discurso y capturar el respectivo argumento, pero la realidad no respondía a este ideal. En
muchas clases reinaba la reiteración y la divagación. Se aprendía poco y uno se aburría mucho. Pocos
profesores preparaban bien sus clases, pues no existía la costumbre ni la posibilidad de hacerlo. Ser
profesor universitario era una actividad complementaria, desempeñada por renombre o altruismo,
pero sin la compensación económica que permitiera lecturas sistemáticas. Era una época en que el
conocimiento gozaba de un gran prestigio; se le valoraba como algo importante de por sí, una
distinción que abriría caminos de realización humana y prosperidad económica. De allí la buena
disposición a aprender tanto los cursos profesionales como los de cultura general; y también, el
incentivo a concentrarse en las exposiciones magistrales y las lecturas respectivas.
Pero en los años que llevo como profesor he atestiguado grandes cambios. El estudiante vive en un
entorno cada vez más saturado de estímulos, de manera que su capacidad de concentrarse ha
disminuido notablemente. Ya no es suficiente una exposición ordenada para fijar su atención. Más que
sistematicidad, lo que ahora se demanda es entretenimiento, una clase “dinámica”. El profesor ideal
ya no es quien domina un tema sino quien expone con humor y rapidez, fomentando la participación.
Ahora el profesor ya no puede dar por supuesta una disposición al aprendizaje entre sus alumnos. Se
ha cristalizado una actitud más pragmática frente al saber. En efecto, se repite que nada sirve saber tal
o cual nombre o fecha si en cuestión de segundos podemos informarnos a través del Google. La
erudición pierde mucho de su atractivo.
Esta actitud tiende a generalizarse de manera que el estudiante llega a pensar que cualquier
aprendizaje que no se pueda traducir en mayores ingresos económicos es irrelevante, pues parasita su
vida sin aportarle nada que sea realmente valioso. Entonces frente a los desarrollos conceptuales a los
50
ROGER BARTRA = DIGITALIZADOS APANTALLADOS. El cerebro, ¿es el que activa también una serie de
conexiones e interfaces bidireccionales que están cambian la configuración del mismo cerebro? “No debemos
alarmarnos de que las prótesis modifiquen el medio fisiológico interno. Se trata de un proceso de reconversión
neuronal. Cuando las personas leen siempre se activa una pequeña región, en la vía visual ventral izquierda del
cerebro. Se trata del área encargada de la forma visual de las palabras, y se ubica exactamente en el mismo
lugar, con variaciones milimétricas, en todas las personas de todas las culturas. Como la escritura es una
invención reciente, no se puede pensar que el cerebro se adaptó a ella en el curso de la evolución. Lo que ocurrió
es que el aprendizaje de la escritura recicló una región del cerebro cuya función inicial era similar. La escritura y
la lectura han sido como drogas liberadoras a las que se vuelve adicto el cerebro, que modificó su equilibrio
homeostático para permitir el funcionamiento de una estructura híbrida que se basa en un sistema de
retroalimentación: un entorno que abarca circuitos neuronales y redes culturales, y que asegura un vaivén
constante entre el entorno cultural simbólico y el sistema nervioso central.”
http://www.letraslibres.com/blogs/simpatias-y-diferencias/el-libro-la-lectura-y-el-exocerebro.
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La universidad fue el AMBITO de GESTION DEL CONOCIMIENTO, porque – desde sus inicios – fue el
lugar por donde transitaba, se sistematizaba, se transmitía y se producía el conocimiento, el nuevo
conocimiento que llegaba a la cultura. Pensemos en la recuperación de CORPUS ARISTOTELICUM que
solamente pudo ser procesado en las universidades medievales y principalmente a través de las
disputa entre ellas y las prohibiciones de las autoridades. Es verdad que al concluir la edad media y al
tomar cuerpo la modernidad, la universidad no siempre fue el lugar de la producción del
conocimiento, ya que en muchos casos fue objeto de vigilancia, control y censura, y se limitó a la
sistematización, repetición y Pero también es verdad que, con la construcción y consolidación de los
ESTADOS MODERNOS la universidad comenzó a encontrar nuevamente su lugar en el escenario del
poder y fue adquiriendo la función y el perfil que se requería.
Los nuevos tiempos ponen en cuestión este lugar, porque tienden a someter a la UNIVERSIDAD a los
dictados de la razón instrumental, trabajando para diversos poderes que le van indicando la agenda de
sus prioridades, de sus investigaciones y de sus conocimientos. GESTIONAR el conocimiento no es
asumir el perfil y los mecanismos organizativos de los nuevos pensamientos únicos (políticos,
económicos, ideológicos, eficientistas), sino CREAR las condiciones para que el PENSAMIENTO y el
CONOCIMIENTO estén instalados en las aulas y en las clases de la universidad. Esta GESTION DEL
CONOCIMIENTO acentúa:
La capacidad de generar procesos dinámicos de aprendizaje social como elemento clave para
crear o fortalecer competencias en las personas, comunidades o regiones que les permite saber
actuar sobre el contexto de manera exitosa.
AULA Y JAULA.
08 ENCIERRO SEGURO O ALAS PARA VOLAR
LA PALABRA “AULA” sólo admite dos consonantes para transformarse en otro vocablo: “jaula”. y
“maula”. Todas las restantes combinaciones carecen de significado. Lo curioso es que “aula” y “jaula”
parecen tener un significado asociado, mientras que “maula” tiene un significado totalmente ajeno.51
La palabra “jaula” tiene su propia etimología y su campo semántico: enjaular, abrir la jaula, jaula de
puertas abiertas. Claramente remite a prisión, encierro, privación de la libertad. Las mismas prisiones
suelen ser denominadas jaulas y algunos de sus diseños imitan (rejas y prisioneros) el modelo de las
jaulas, ya que puede describírselas como verdaderas “jaulas humanas”. Etimológicamente, “jaula”
remite a calabozo, lugar de encierro. Históricamente las primeras prisiones fueron jaulas, imitando el
formato de las prisiones de los animales.
En cambio, “aula”, antes de convertirse un referente necesario de la escuela moderna (ya que no
existía en el vocablo escolar anterior) tiene un recorrido curioso. El término latino AULA proviene del
griego AULÉ que significa palacio. Entre los romanos fue usado según los diversos oficios para designar
cosas distintas: (1) para LOS NOBLES, el aula era el palacio, y por extensión la corte, o el lugar en el que
la corte se reunía; (2) la CLASE POPULAR llamaban aula al patio de la casa (todo giraba alrededor del
patio); (3) los CAMPESINOS denominaban aula al aprisco, el corral, el lugar donde encerraban al
ganado. (4) también se llamó aula LA OLLA (que pudo evolucionar fonéticamente a la forma actual). (5)
VIRGILIO llama aula a la celda de la abeja. (6) PETRONIO usa la palabra aula para denominar la jaula,
en un ejemplo claro: : “tigris vectatur in aula” (= el tigre es transportado en una jaula). Algunos de
estos sentidos han quedado en el campo semántico de aula. Por ejemplo AULICO significa palaciego,
cortesano, oficial, palatino, consejero.
Los JESUITAS EN SU RATIO STUDIORUM O RATIO ATQUE INSTITUTIO STUDIORUM SOCIETATIS IESU
(cuya elaboración se concluyó – después de 44 años de producción conjunta de todas los colegios en
1599) usan el término CLASES y no AULAS, así como utilizan el término ESCUELAS junto a COLEGIOS.
51
Cosa inútil y despreciable. Engaño. Persona tramposa o mala pagadora. Persona perezosa y haragana. Cobarde
y de mala entraña.
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en que hay en los estudios y en las Universidades, y donde el Profesor o Catedrático explica, y enseña à
los estudiantes la ciencia y facultad que profesa. También son las aulas de los discursos, donde se
ventilan las cuestiones de quienes gobiernan.
Hay diferencia entre AULA y CLASE = porque el aula es el lugar (dotado de un particular significado
de lugar importante y valioso), mientras que CLASE es un tipo de agrupación en que se clasifican las
personas: En las UNIVERSIDADES Y ESTUDIOS se llama EL AULA o el orden en que se dividen los
Estudiantes: y en particular se usa de esta voz en los Estudios y Escuelas de Gramática: que
regularmente son tres clases, de menores, medianos y mayores; aunque también suelen dividirse en
más o menos. Pasaban después a otra clase donde se aprendía la modestia y la cortesía: y dicen que
hasta la compostura en el andar. Significa también: el grado o calidad que corresponde à la esfera de
algunos individuos: como la clase de los Nobles, Hijosdalgos, Doctores, Maestros, Sabios, Políticos. Y
también CLASE remite a todo tipo de clasificación.
El lugar EDUCATIVO y ESCOLAR tal como lo conocemos actualmente deriva del lugar del castillo o
del convento en el que se recibía a la gente, la sala de recepción y de conversación o debate, un
espacio semipúblico en el que interactuaban los nobles, los monjes, miembros de las clases más
acomodadas. En los conventos se las conocía como el AULA CAPITULAR y en los palacios y castillos
(AULA REGIA, AULA PALATINA desde los tiempos de Carlomagno: reunión de la asamblea y de ejercicio
del mando). Cuando hubo que darle un nombre al lugar en el que se enseñaba a todos los alumnos de
la misma edad, al mismo tiempo, los mismos conocimientos, se eligió ese nombre, pero al conjunto de
aulas (ya que en cada una había un grupo de estudiantes coetáneos recibiendo la educación
propuesta) se denominó “escuela”. Una escuela supone la presencia de una serie de AULAS, un lugar
cerrado, clausurado en el que se lleva a cabo el proceso de enseñanza y de aprendizaje. No hay aulas al
aire libre, ni aulas abiertas porque por su significado y su función, se asocia con un espacio cerrado.
Aquí modelos pensar una articulación entre el AULA y la IGLESIA: ambas tienen un diseño similar
(paralelogramo rectángulo), constituyen espacios cerrados y están destinado a reuniones o
ceremonias importantes, pero la distribución del espacio y el mobiliario destinado para quienes
participan de los encuentros son diversas. Las AULAS trabajan con una distribución ordenada de los
bancos (y estudiantes) hacia el frente de la clase, mientras que las Iglesias ordenan sus bancos
poniendo su mirada en el altar mayor (ubicado en uno de sus lados de mayor longitud y opuesto a la
puerta de ingreso).
En el diseño de las escuelas “parece claro el predominio general de lo rectilíneo sobre lo redondo o
curvilíneo, así como de los rectángulos y cuadrados sobre los círculos, los espirales o la elipses. Una
primera razón es que tales disposiciones favorecen la visibilidad y por lo tanto, el control y la vigilancia:
son mas lineales, mas ordenadas o claras”. (VIÑAO FRAGO. 1993-1994) Para vigilar se necesitan
pasillos rectos, no curvos. A pesar de numerosos intentos, la posibilidad de implementar un sistema
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panóptico de vigilancia (radiado y circular) nunca pudo prosperar y fue resistido por los mismos
maestros. Lo único que pudo aceptarse en un sistema semicircular con gradas. Ningún alumno puede
levantarse, hablar, desplazarse en el interior de la clase. Ninguno puede salir del aula, como tampoco
puede hacerlo de la escuela. Las puertas trazan los límites y, junto con los muros, son las barreras
infranqueables. Solamente las autoridades autorizan los movimientos: el maestro en su clase, el
director en la escuela.
El término “AULA DE CLASE” - según DAVID HAMILTON52 - se empezó a usar en la lengua inglesa
hacia fines del siglo XVIII. En castellano, “aula” y “clase” son sinónimos y común desde la enseñanza
universitaria del medioevo. Era “la estancia donde el profesor o catedrático enseñaba a los estudiantes
la ciencia y la facultad que profesa”. No se aplicaba a la enseñanza elemental, ya que allí primaba la
idea de “escuela” y locales que proveían los mismos maestros, los municipios o las iglesias. La difusión
del término se produce cuando es necesario “dividir” a los escolares, diferenciando edades y
condiciones de preparación para el aprendizaje.
El AULA por tanto nació como un lugar cerrado, porque se necesitaba un espacio casi sagrado para
poder enseñar y generar los aprendizajes en un clima de orden, disciplina, vigilancia y control. Pero el
aula y sus docentes puede mantenerse como AULA, o convertirse en JAULA ( = J + AULA, según la
broma - de mucho contenido simbólico - de los estudiantes de todas las épocas y geografías) o bien,
aunque se respete el espacio de encierro, eliminar los muros, quitar las rejas, abrir las puertas y las
ventanas, movilizar a los actores dejarlos volar. Y para ello se necesitan ALAS (= AULA – A = ALAS).
También ALA surge de una curiosidad de la lengua: la única palabra que se le puede formar quintando
una letra de la palabra aula es ALA.
En el original francés la reconocida película de CANTET se llama ENTRE LES MURS = “Entre los
muros” (en otros lugares se la ha bautizado “La clase”), título que refleja con mucho más fidelidad esa
sensación de refugio/cárcel que tienen a veces los colegios, sobre todo en las comunidades donde más
se sufren las desigualdades y conflictos sociales. 53 El muro, la jaula, el colegio ¿pretende simplemente
contener a los jóvenes mientras se les pasa la juventud? CANTET nos presenta una constante del
sistema educativo: el miedo. Cuando hay miedo y desconfianza las respuestas iniciales son casi
inevitablemente de agresión, agresión defensiva, agresión mutua: ¿por qué me pide eso? ¿por qué
debo leer? ¿por qué le voy a contar de mi vida? – dicen las y los estudiantes. Por su parte, sentimos la
frustración del profesor que intenta agrietar el muro mientras desafía sus propios miedos: frente a sus
estudiantes, que le retan con y sin razón; y frente a sus colegas, que también lo hacen. FRANCOIS (el
52
HAMILTON David (1989), Transformación de la educación en el tiempo. Trillas. y LOZANO Claudio (1982), La
escolarización. Historia de la enseñanza. Montesinos. Barcelona. Citado p DUSSEL Inés, CARUSO Marcelo (1999),
La invención del aula. Una genealogía de las formas de enseñar. Santillana. Buenos Aires
53
GARNIER RÍMOLO LEONARDO, COSTA RICA. http://www.leonardogarnier.com/personal
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actor, el guionista, el profesor real) se siente atrapado: se finge duro para no parecer débil ante sus
estudiantes, pero no es lo suficientemente duro, no le nace. Entonces la paradoja le cae encima: los
estudiantes no lo respetan y eso lo hace aparecer débil frente a sus colegas y el director, para los que
el castigo, en espiral ascendente, parece resolverlo todo. Pero ¿lo resuelve? 54
Es curioso: ENTRE LOS MUROS hace juego con otra película que aborda también el tema educativos
en uno de sus pasajes: THE WALL DE PINK FLOYD, en la que una educación que enladrilla, amura,
enjaula a los estudiantes nos hace terminar coreando con ganas: “we don’t need no education”. No
necesitamos una educación que refuerce los muros, las jaulas, las paredes o profundice los miedos.
Necesitamos una educación que escarbe y ensanche las grietas, venciendo los miedos, dejando entrar
la luz y el aire para que cada estudiante respire, se mire y pueda encontrarse. Que cada estudiante
pueda volar. Y para eso no se necesitan muros ni rejas, sino alas. Encontrarse consigo mismo.
Encontrarse con otros. Romper el muro. Vencer el miedo. Lograr que la jaula vuelva a ser aula: lugar de
encuentro.
No sólo las escuelas tienen AULAS. Hay otras instituciones que también ENJAULAN y no LIBERAN a
sus usuarios: la familia, las religiones, las instituciones del estado.Y la misma SOCIEDAD puede ser
ABIERTA o CERRADA, con JAULAS o con ALAS, dispuesta a construirse con el aporte de todos o
ignorando y aplastando a todos.
RUBEM ALVES
ESCUELAS Y AULAS, COMO JAULAS – ESCUELAS Y AULAS, COMO ALAS.
DUEÑOS DE LOS PAJAROS O ALENTANDO SUS GANAS DE VOLAR.
“Hay escuelas que son jaulas. Hay escuelas que son alas.
Las escuelas que son jaulas existen para que los pájaros desaprendan el arte de volar. Los
pájaros enjaulados son pájaros bajo control. Los pájaros encerrados siempre tienen un
dueño. Están seguros, y encerrados, su dueño puede llevarlos a dónde quiera. Así, dejan
de ser pájaros. Porque la esencia de los pájaros es el vuelo.
Las escuelas que son alas no quieren pájaros encerrados. Lo que ellas aman son los
pájaros en vuelo. Existen para dar a los pájaros el coraje de volar. Pero las escuelas no
pueden enseñar a volar, porque el vuelo nace desde adentro de los pájaros. El vuelo no
54
El origen de las vallas o barreras en las escuelas era impedir que accediesen a ellos quienes no tenían derecho
a aprender por su baja condición social. Ahora, las vallas son cada día más altas para que los alumnos no
escapen; hay cámaras para tenerlos vigilados; algunos centros tienen vigilantes de seguridad. Si el instituto es
concebido como una cárcel, ¿por qué las aulas no van a ser "jaulas"?
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puede ser enseñado. Sí puede ser promovido, alentado, abriendo las puertas de todas las
jaulas.”
“Somos así. Soñamos el vuelo, pero tememos a las alturas. Para volar es necesario amar el
vacio. Porque el vuelo solo ocurre si existe el vacío. El vació es el espacio de la libertad, la
ausencia de las certezas. Los hombres quieren volar, pero temen al vacío. No pueden vivir
sin certezas. Por eso cambian el vuelo por jaulas. Las jaulas son el lugar donde las certezas
viven.
Es un engaño pensar que los hombres serían libres si pudieran, que ellos no son libres
porque un extraño los enjauló, que si las puertas de la jaula estuvieran abiertas volarían.
La verdad es lo opuesto. Los hombres prefieren las jaulas al vuelo. Son ellos mismos que
construyen jaulas donde pasarán toda su vida”
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LA VIOLENCIA
AGARRATE CATALINA
LAS MAESTRAS
AGARRATE CATALINA (MURGA URUGUAYA)
A veeer, tú
Niño, alumno, ser humano
Proyecto futuro
Ramita torcida
Ramita torcida, del tronco partido
Del árbol podrido de la sociedad
Tú, Niño
Sí, tú!
Claro, quién va a ser?!!!
Niño, ven
Dame un beso, eso ahhh
¡Ay virgen laica gratuita y obligatoria, menos mal que este vándalo no agarró a una practicante!
¡callate, cruz diablo! ¡no me hagas hablar!
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En EUDOSSIA, que se extiende hacia arriba y hacia abajo, con callejas tortuosas, escaleras, callejones
sin salida, tugurios, se conserva UNA ALFOMBRA en la que puedes contemplar la verdadera forma de
la ciudad. A primera vista nada parece semejar menos a EUDOSSIA que el dibujo de la alfombra,
ordenado en figuras simétricas que repiten sus motivos a lo largo de líneas rectas y circulares,
entretejida de hebras de colores esplendorosos, la alternancia de cuyas tramas puedes seguir a lo
largo de toda la urdimbre. Pero si te detienes a observarla con atención, te convences de que a cada
lugar de la alfombra corresponde un lugar de la ciudad y que todas las cosas contenidas en la ciudad
están comprendidas en el dibujo, dispuestas según sus verdaderas relaciones que escapan a tu ojo
distraído por el ir y venir, el hormigueo, el gentío. Toda la confusión de EUDOSSIA, los rebuznos de los
mulos, las manchas del negro de humo, el olor del pescado, es lo que aparece en la perspectiva parcial
que tu percibes; pero LA ALFOMBRA prueba que hay un punto desde el cual la ciudad muestra sus
verdaderas proporciones, el esquema geométrico implícito en cada uno de sus mínimos detalles.
Perderse en EUDOSSIA es fácil: pero cuando te concentras en MIRAR LA ALFOMBRA reconoces la calle
que buscabas en un hilo carmesí o índigo o amaranto que a través de una larga vuelta te hace entrar
en un recinto de color púrpura que es tu verdadero punto de llegada. Cada habitante de EUDOSSIA
confronta con el orden inmóvil de la alfombra una imagen suya de la ciudad, una angustia suya, y cada
uno puede encontrar escondida entre los arabescos una respuesta, el relato de su vida, las vueltas del
destino.
MODULO DOS
La escuela de hoy parece la misma escuela de ayer. Son pocas las modificaciones que, a los ojos del
observador medio, pueden descubrirse. Y a pesar de los cambios que alguien pudiera descubrir
recorriéndola o interrogando a sus actores, a pesar de su eficiencia o de sus inesperados y alentadores
resultados, hay similitudes demasiado provocativas entre un pasado glorioso y un presente incierto. Sin
embargo, el mundo ha cambiado: los contextos y las circunstancias han variado sustancialmente. Las
demandas y las razones que dieron origen a la escuela moderna han sufrido profundas mutaciones, han
perdido vigencia o se han desplomado. Curiosamente la escuela parece prolongarse en el tiempo como
una institución que silencia estas transformaciones frente a una sociedad que no puede ignorarla ni
anularla, aunque haya variado radicalmente sus expectativas y sus responsabilidades con respecto a su
presencia y a su funcionamiento.
Un nuevo momento histórico, una nueva estructura social, la misma escuela. Los cambios históricos
y sociales golpean a las puertas de la institución escolar con renovadas demandas. Se requiere capacidad
constante para reconocerlos, para negociar las certezas y las incertidumbres. La escuela debe recrearse a
sí misma en el contexto de un mundo nuevo, respondiendo a las demandas que se le formulan y que
ella misma se formula. Hay un juego dialéctico en la tarea de conservar y renovar, respetar lo ya dado y
transformarlo, responder a las expectativas impuestas y formular las propias, porque no se trata de
cambios de modelos, sino de un nuevo esquema de pensamiento.
“La universalidad y la pretendida eternidad de la Escuela son algo mas que una ilusión. (…) De
esta manera se intenta ocultar las funciones que las instituciones escolares cumplen en la nueva
configuración social al mismo tiempo que enmascaran su propio carácter advenedizo en la
escena socio-político. Si la escuela existió siempre y en todas partes, no sólo está justificado que
siga existiendo, sino que su universalidad y eternidad la hacen tan natural como la vida misma,
convirtiendo su puesta en cuestión en algo impensable o antinatural.(…) La escuela no existió
siempre, de ahí la necesidad de determinar las condiciones históricas de su existencia en el
interior de nuestra formación social. (…) En realidad esta maquinaria de gobierno de la infancia
no apareció de golpe sino que ensambló e instrumentalizó una serie de dispositivos que
55
La idea ha sido desarrollada también por Pablo PINEAU (1996, 1999 y 2001) “¿En qué consistió precisamente la
institucionalización de la educación moderna?
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emergieron y se configuraron a partir del siglo XVI. Se trata de conocer cómo se montaron y
afinaron las piezas que posibilitaron su constitución”. (VARELA J.- ALVAREZ URIA F. 1991: 13 –
14)
La concepción que tiende a convertir en algo substancial lo que es meramente accidental o asume
como natural lo que es una probada construcción histórica ha recorrido de manera insistente la historia
del pensamiento, no sólo con respecto a la escuela sino con relación a otras instituciones y convenciones
sociales. No es extraño, sin embargo, que este tipo de análisis produzca una situación de aislamiento y
orfandad frente a la seguridad de lo constituido, de lo ya dado, de los con-sagrado. El atrevimiento
conlleva sus riesgos. No se trata de una tarea simple, sino riesgosa: en un primer momento hay una tarea
persistentemente des-articuladora que por su mismo carácter se torna amenazante y ruinosa. Pero es
necesario ese atrevimiento para crear una realidad diferente, para producir un discurso pro-activo e
innovador.
Pareciera que la natural condición de educable del ser humano, transforma a las creaciones culturales
que sirven de instrumento e institucionalizan la educación, en expresiones universales y necesarias,
resistiendo el necesario análisis que exigen el cambio del contexto y el desarrollo histórico. Revisar y
discutir la escuela no significa someter a discusión la educación en general, como necesario proceso de
humanización, pero habilita a un debate abierto acerca de las diversas concepciones de educación y de la
configuración de la institución escolar, de su génesis y de sus perspectivas presentes y futuras. 56 El
debate que se instaura es el de la necesaria identificación – consagrada por la modernidad - entre
educación y escuela; sobre todo obliga a discutir a la escuela como la culminación necesaria del
desarrollo lógico de la educación, y como agencia exclusiva y excluyente de la única y definitiva
concepción de educación vigente (PINEAU, 1996: 228; 2001, 29 y 49); como si hubiera sobrevenido un
“final de la historia de la educación” 57 que coronara al reinado de la escuela como el estado final,
definitivo, en el desarrollo evolutivo lineal de la humanidad.
PINEAU (2001: 27) utiliza con particular acierto el texto en el que Borges (Discusión. 1932, 1955) -
mencionando a Gibbon y su Historia de la declinación y caída del Imperio Romano - habla sobre los
camellos que los árabes no ven o ni siquiera nombran en el Alcorán, para referirse al proceso de
naturalización de la escuela en la modernidad. La escuela es para el paisaje moderno como los camellos
para el Corán: una cuestión tan necesaria que como tal nunca se nombra porque siempre se supone. Los
responsables de su organización, la sociedad y los usuarios hablan de la escuela como de una cuestión
56
Inés DUSSEL (2000) señala que “el optimismo sobre los efectos de la educación es bastante viejo (...) ,y puede
decirse que goza de buena salud. Sin embargo, cada vez hay mas señalamientos sobre la necesidad de cuestionar
estos principios y modos de razonamiento de la escuela moderna, ya que ellos serían parte del problemas antes que
la solución (Donald, 1992; Hunter, 1998; Popkewitz, 1991, 1998)
57
cfr. FUKUYAMA Francis,(1989, 1992)
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obvia. O lo que es mejor, casi no hablan porque es lógico, normal, natural que haya escuela. Sin embargo,
como los camellos, la escuela tuvo un comienzo histórico: su expansión asombrosa en el territorio de la
modernidad la transformó en una entidad casi eterna, forzosa, propia de la sociedad, imposible de
ignorar (y por ello mismo de nombrar) y de cuestionar. El riesgo es, precisamente, ese carácter natural
que impide depositar sobre ella la mirada crítica o el interrogante: ¿para qué sirven los camellos?
Solamente para quien tiene la capacidad de mirar diferente y de construir a partir de la mirada general la
mirada particular puede instalarse la pregunta y favorecer las respuestas. Pero, además, hay otra
conclusión soslayada por la naturalización anterior: es obvio que la escuela es el lugar de la educación,
que es el sitio en donde mejor se la administra y se la transmite, como para los árabes lo son los
camellos, como medios de transforme o animales de carga, pero, ¿sigue siendo así? ¿lo serán por
siempre? ¿Educan, hoy, las escuelas o necesitamos anular el interrogante porque con cualquier duda
nos quedamos sin la escuela? Consideramos nuestra investigación como una intervención que trata de
desplazarse sobre lo obvio, lo dicho, lo que desde siempre esperamos, para lograr llamar la atención y
descubrirle el trasfondo histórico a lo que desde hace mucho tiempo está, la escuela y su estructura
organizativa. No hay crítica, sino hermenéutica, no hay condena sino explicaciones, no hay alineamientos
ideológicos explícitos o deliberados, sino luces dirigidas para des-cubrir los camellos en el paisaje de los
desiertos árabes. 58
58
Guillermo MARTINEZ en su novela Crímenes imperceptibles (2003) aborda una situación similar. La realidad
goza en ocultarse y en volverse nouménica, resistiéndose a la posibilidad de se abordada.
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La educación de todos los tiempos está repleta de interrogantes. Muchos de ellos han sido
depositados en la escuela. ¿Qué tipo de ser humano debe desarrollarse para satisfacer a un determinado
tipo de sociedad? ¿Se busca la persona racional e ilustrada del ideal humanista de educación, o la
persona ajustada a los ideales de ciudadanía del modelo de estado-nación, o la persona optimista y
competitiva según los modelos neoliberales de educación, o la persona vigilante y crítica de las
condiciones sociales existentes, defendida por las teorías educativa mas radicales? A cada uno de esos
“modelos de ser humano y de sociedad” le corresponderá un tipo de administración, distribución y
apropiación del conocimiento y una determinada organización del currículo59, pero ¿qué tipo de cambios
ha provocado y qué revolución ha generado en la estructura y en la presencia misma de la escuela? Las
posturas pedagógica e ideológicamente más antagónicas se han refugiado en la misma escuela que se
hizo lugar en el paisaje institucional de la modernidad. Las escuelas – huérfanas y menesterosas - no han
producido en sí mismas cambios sustanciales, sino que prolongan y proyectan la matriz originaria de su
creación, pero sacudidas por un nuevo universo de ideas (también pedagógicas) y envueltas en un
contexto sustancialmente diferente.
La escuela es un tema y un problema que inquieta a todos, pero no a todos los involucra en la
búsqueda de respuestas ni en la definición de las soluciones. Aparece como un tópico del que todos y
cualquier circunstancia pueden sentirse habilitados para emitir opiniones y afirmaciones categóricas.
Abordar el problema de la educación implica despertar la problemática de la escuela (con quien
naturalmente se la identifica). Sin embargo, casi no encontramos un contemporáneo (culto o de escasa
instrucción) que al mismo tiempo que desgrana sus críticas a las escuelas, no se escandalice ante la idea
de su absoluta desaparición o pueda imaginar un mundo sin escuela. “Las escuelas pueden ser buenas,
mediocres o malas, pero son un mal necesario para la sociedad.” Más aún, la gran mayoría piensa que
“escuelas hubo desde siempre, y que existirán para siempre”. Nadie imagina un mundo sin escuelas 60 y el
peor diagnóstico sobre su estado es siempre mejor que la ausencia de la institución educativa escolar. Es
casualmente este abordaje de lo obvio (y de su sistemática resistencia) lo que nos interesa afrontar. Se
trata de determinar las condiciones de posibilidad o hermenéutica de los supuestos, de lo siempre dicho.
Se trata de instalar la sospecha sobre los mensajes, acerca de lo posible, de lo pronunciado, de lo todavía
no intentado. Afrontamos, en suma, una crítica (en el sentido kantiano)61 de la escuela (1º) como
institución social, (2º) como instrumento social de educación formal, (3º) como herramienta de
constitución del ser humano, del sujeto y del ciudadano.
59
Cfr. Da SILVA (2000: 15) citado por ZARANKIN, 2002: 131
60
cfr. ILLICH y otros (1978).
61
“No entiendo por esto una crítica de libros y de sistemas, sino de la propia facultad de la razón en general,
considerada en todos los conocimiento que puede alcanzar sin valerse de la experiencia, y por donde también ha de
resultar la posibilidad o imposibilidad de una metafísica, la determinación de sus fuentes, su extensión y sus límites,
y siempre según sus principios”. KANT Inmanuel (1981) Prefacio de la primera edición. 121. Se trata de revisar la
situación de la escuela, conformada según el esquema de modernidad, para delimitar las condiciones de posibilidad
de una escuela posible.
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vocacional y profesionalmente con su tarea: en el corazón de sus quehaceres laten muchos de estos
interrogantes, aunque la mayoría no pueda generar el pensamiento hecho palabra y muchas veces
“discuten otros pormenores, pero en suma es de estas cosas que desearían – si pudieran – discutir” Por
eso esta investigación nace desde el núcleo mismo de las praxis escolar, se construirá al calor de sus
reclamos y de sus demandas, y deberá finalizar como un gesto profético, medicinal y terapéutico sobre la
escuela misma. No escapa a este contexto de producción la tentación de avanzar sobre la realidad para
detener toda acción educativa escolar – si eso fuera permitido - hasta tanto se logre esclarecer en el
campo de las ideas estos debates fundamentales. En términos de Kant: “Mi intención es convencer a
todos aquellos que encuentran que vale la pena ocuparse de la metafísica, de que es imprescindible
interrumpir por el momento su trabajo, considerar todo lo ocurrido hasta ahora como si no hubiera
sucedido, y ante todo, plantear primeramente la pregunta: si algo así como la metafísica es, en general, al
menos, posible.” 62 Pero ni tan siquiera asoma tal tentación: trabajamos en el convencimiento de que la
escuela es posible, aunque debamos contribuir a redefinir los prolegómenos para una existencia futura
des-provista de los ropajes y de los mandatos de una discutible modernidad.
“El sistema escolar - señala IAN HUNTER - ofrece el aspecto de una humilde iglesia construida con
piedras que estaban destinadas para construir una gran catedral. Se la ridiculiza por la escala de su
potencial no realizado, por la grandeza del edificio en que podría haberse convertido si sus
constructores no hubieran perdido la fe y caído en la bancarrota moral y política. Tal es el efecto
que producen todos los informes descriptivos del sistema escolar, que lo analizan contra el telón de
fondo de los principios críticos subyacentes”. (1998: 27)
62
Cfr.KANT Inmanuel (1783) (1984: 13- 14.)
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Hay una serie de interrogantes y presupuestos que recorren y alimentan este planteo y que permiten
esbozar la estructura del desarrollo: (1) ¿La escuela es un producto de la modernidad? (2) ¿Cuál es el
origen de la escuela moderna? (3) Para la modernidad, ¿escuela y educación se identifican, y la escuela es
el instrumento de educación por excelencia? (4) ¿Cuáles fueron las condiciones ideológicas, políticas y
sociales que contribuyeron a su instauración y a su progresiva universalización? (5) ¿Cuáles fueron las
condiciones en las que la modernidad definió a la escuela como un instrumento de su proyecto
civilizador? (6) ¿Qué papel desempeñaron los diversos poderes, instituciones y organizaciones en su
configuración y creación? (7) En su genealogía, ¿es posible identificar factores predominantes operando
como matrices configuradoras de la escuela moderna? (8) ¿Qué importancia tuvieron las iglesias y los
poderes constituidos? (9) ¿Qué papel desempeñaron los argumentos sociales, religiosos, políticos y
económicos? (10) ¿Cuál fue el papel de la escuela en el proceso de civilización y moralización de la
población? (11) ¿Cuál es la función primaria para la que fue organizada e institucionalizada? (12) ¿Cómo
articuló las demandas religiosas, sociales, políticas, morales, económicas y militares? (13) ¿Cuáles fueron
los resultados de su activa y universal presencia en el mundo occidental? (14) ¿Cambió sus estructuras y
su organización o supo adaptarse a los sucesivos cambios funcionales impuestos? (15) ¿Cómo hizo para
formar en su seno al súbdito, al ciudadano, al soldado, al feligrés, al productor, al trabajador, al
emprendedor, al hombre público, al hombre de bien? (16) ¿Nació al servicio del Estado o fue descubierta
y conquistada posteriormente por él? (17) ¿Dispuso de una estructura organizativa flexible capaz de
responder a los cambios operados en el campo de las ideas, del poder y de las demandas educativas?
(18) ¿Necesitó de discursos y relatos estructurantes y legitimadores? (19) ¿Fue un proyección de la
sociedad disciplinaria o se convirtió en su expresión mas genuina? (20) ¿Cuál es el balance de su activa y
universal presencia en el mundo occidental? (21) ¿Cuáles fueron los síntomas e indicios que fueron
exhibiendo la crisis de la escuela? (22) La crisis, ¿ha sido provocada por el quiebre del proyecto de la
modernidad o por el agotamiento de las posibilidades educativas de la escuela? (23) ¿Tiene hoy una
identidad clara y definida? ¿Cuál es la función privativa que desempeña? (24) ¿Cuál es su presente? ¿Ha
perdido relevancia o significatividad social? (25) ¿Cumple hoy un rol educativo favoreciendo los
procesos de crecimiento personal y de integración social? (26) ¿Qué papel juega el estado y la política en
estos procesos de crisis, adaptación y cambio? (27) ¿Se puede hablar hoy de la escuela como un objeto
único y homogéneo o deben diferenciarse una multitud de construcciones sociales que responden a esa
denominación? (28) ¿Afecta la crisis y las críticas a todas las escuelas, a todas las edades y a todos los
niveles, o se trata de una situaciones problemáticas específicas? (29) ¿Puede considerársela como un
reaseguro humanizante y salvador? (30) ¿Cuál es el futuro de la escuela? ¿Tiene futuro? (31) ¿Qué
rasgos del pasado pueden proyectarse en el presente y en el futuro? (32) ¿Cuáles son los caracteres de
la nueva sociedad postmoderna, global, multicultural, digital, mediática, tecnotrónica que más impactan
en la escuela? (33) ¿Qué alcances tienen los nuevos tipos de lenguajes, pensamientos y racionalidades en
la definición de la escuela necesaria? (34) Para instalarse en los nuevos escenarios, ¿Qué condiciones
debería reunir y qué cambios debería afrontar? (35) ¿Se puede hoy identificar escuela y educación? ¿La
escuela es la expresión más cabal de la educación personal y socialmente requerida?
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“Hemos convenido en llamar escuela a unas instituciones educativas que constan de una serie de
piezas fundamentales entre las que sobresalen (1º) el espacio cerrado, (2º) el maestro como autoridad
moral, (3º) el estatuto de minoría de los alumnos, y (4º) un sistema de transmisión de saberes
íntimamente ligados al funcionamiento disciplinario”. Creada específicamente para la transmitir una
formación considerada elemental (primaria, general, básica) a los niños y los jóvenes en edad de
crecimiento y evolución física, psíquica y social, la escuela es una institución social que ha sufrido y sufre
variaciones según los tiempos y la diversidad de sociedades. (ZARANKIN: 2002, 15) 64 No es extraño, por
lo tanto que algunos autores (VARELA y ALVAREZ URIA, 1991:281) afirmen que “la lógica institucional de
los centros escolares [las escuelas] (...) han sufrido retoques, transformaciones y hasta metamorfosis
pero las escuelas siguen hoy como ayer privilegiando las relaciones del saber con el poder”.
“La arqueología de los modos de educación escolares permite probar que, bajo una
obligatoriedad común, existen instituciones que abarcan un amplio espectro: desde los colegios
de élite y las academias de barrio hasta las mas infradotadas escuelas públicas urbanas o
rurales. Dicho de otro modo, una misma institución adquiere significaciones distintas para los
niños que la frecuentan con diferente capital cultural y económico, con diferentes formas de
socialización familiar, con diferentes expectativas de futuro, con diferentes preocupaciones e
intereses ligados a formas de socialización ‘extraescolares’, a diferentes estilos de vida”.
(VARELA y ALVAREZ URIA, 1999:282)
63
El mismo diccionario da cuenta de la amplitud de significados (y su natural equivocidad): (1) “Establecimiento
público donde se da a los niños instrucción primaria en todo o en parte”. (2) “Conjunto de profesores y alumnos de
una misma enseñanza”. (3) “Método, estilo o gusto peculiar de cada maestro para enseñar”. (4) “Doctrina,
principios y sistema de un autor “. (5) “Conjunto de discípulos, secuaces o imitadores de una persona o de su
doctrina, arte, etc.”. (6)”Conjunto de caracteres comunes que en literatura y en arte distingue de las demás las obras
de una época, región, etc.” (REAL ACADEMINA ESPAÑOLA, (1970: 564)
64
El autor toma la definición de escuela de VARELA Y ALVAREZ URIA (1991: 280-281)
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Jaume Trilla, revitalizando un histórico escrito de Alfonso X el Sabio 65 señala que la definición de la
escuela puede caracterizarse por los siguientes elementos: (1º) realidad colectiva (la educación de la
juventud es una práctica común que favorece la socialización y la emulación); (2º) ubicación en un espacio
específico (la escuela tiende siempre a identificarse con lugares y edificios; concreta el aprendizaje en
lugares que han de ser adecuados a tal función); (3º) actuación en unos límites temporales determinados
(no se puede ir en cualquier momento del día, ni cualquier día, ni en cualquier época del año); (4º)
definición de los roles de docentes y discentes (la colectividad que es la escuela está formada por dos
totalidades que se encuentran: la de quienes van a aprender y la de quienes van a enseñar); (5º)
predeterminación y sistematización de contenidos (los contenidos escolares suponen una selección,
sistematización y ordenamiento de todo el conjunto de conocimientos, saberes, técnicas y habilidades que
están presentes en un momento histórico dado) ; (6º) forma de aprendizaje descontextualizado (se
transmite el saber y se produce el aprendizaje en un ámbito diverso de la producción y del uso efectivo de
los conocimientos)66. (TRILLAS Jaume, 1999: 21 –32)
Entendemos por “escuela” a la institución que reúne las siguientes características y particularidades, sin
responder a una forma única y homogénea de realización: (1º) es una institución socialmente reconocida
por su función intencional y específica : brindar la educación formal; (2º) goza de un reconocimiento por
parte de los poderes vigentes y de los tutores o responsables de cada uno de los sujetos que ingresan a
ella; (3º) lleva adelante sus funciones en un espacio específico y delimitado; (4º) desarrolla su actividad
en un horario acotado y en un determinado período de tiempo; (5º) se ocupa de la transmisión del
patrimonio cultural, de las pautas morales y de comportamiento y del universo axiológico que las nuevas
generaciones necesitan para su incorporación en la sociedad; (6º) se muestra como una práctica
comunitaria que comparten sujetos en crecimiento; (7º) exige la presencia de educadores como los
sujetos responsables del cumplimiento de las funciones asignadas a la institución; (8º) ordena sus
prácticas y sus actividades específicas, según reglas y pautas determinadas por el cumplimiento de los
fines estipulados; (9º) admite diversas esquemas de organización, de graduación, promoción y
acreditación; (10º) habilita a los usuarios para responder a diversas condiciones impuestas por la
sociedad.
Se trata de los datos categoriales67 que permiten dar cuenta de una definición realmente operativa. Es
importante destacar que los caracteres que consideramos como determinantes de la institución social
denominada “escuela” no se asimila a ninguna de las formas, experiencias o construcciones existentes,
sino que – por el contrario – admite encarnarse y expresarse en las más variadas creaciones y
manifestaciones, sin perder por ello sus condición de tal. Precisamente el riesgo consiste – según lo
65
“Estudio es ayuntamiento de maestros et de escolares que es fecho en algunt logar con voluntad et con
entendimiento de aprender los saberes”. ALFONSO X SABIO, Las Siete Partidas. Título XXXI. Ley 1. en TRILLA Jaume
(1999)
66
Preferimos no convalidar este último carácter de la escuela. Consideramos que se trata de una construcción
histórica que efectivamente ha exhibido un tipo de escuela que “no construye conocimientos” sino que utiliza y
transmite los conocimientos producidos fuera de la escuela.
67
Utilizamos el término categoría como una ampliación de los caracteres de la definición. Por categoría debemos
entender la estructura formal del pensamiento que no proporciona ningún objeto de conocimiento (o lo expresa de
manera general, sin determinaciones), pero constituye las condiciones de posibilidad de los objetos de
conocimiento o de las construcciones históricas. Expresan los predicados más generales del objeto a definir; sin
llegar a expresar la esencia contribuyen a delimitarla conceptualmente. Para la estructuración del discurso y del
análisis, definición y categorías son igualmente necesarios.
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anticipado – en consagrar como necesario (esencial y natural) características que solamente son
definiciones históricas o del contexto. A su vez, una definición con estas características permite asumir
un amplio rango de la experiencia escolar y de su expresión institucional, ya que no se identifica con
agregados accidentales (aun reconociendo su indiscutible importancia), como pueden ser: la
obligatoriedad, la estructura edilicia, el tiempo de permanencia, la responsabilidad del estado o de otras
entidades, el tipo de actividades que desarrolla, los diseños curriculares, los títulos o las certificaciones,
las precisiones reglamentarias, el tipo de relaciones que se imponen o se establecen, la diversidad de
actores responsables, las modalidades en el ejercicio del poder, el juegos de intereses e ideologías, etc.
En la medida en que algunos de los caracteres básicos enunciados pueden cercenar una creación, una
experiencia o una expresión histórica concreta dejan de funcionar como componentes necesarios de la
definición y deben ser sustituidos por otros conceptos que amplíen su extensión, disminuyendo su
comprensión. Necesitamos una definición de escuela que actúe de manera operativa y que establezca
categorías para permitirnos recorrer las experiencias pasadas, presentes y, eventualmente futuras, con
absoluta libertad, estableciendo las necesarias correlaciones sobre el común denominador de las
categorías compartidas. De algún modo, lo que proponemos es profundizar la reflexión crítica sin romper
con la estructura básica que le otorga identidad a la escuela, aunque procediendo con absoluta libertad
especulativa, documental y crítica con respecto a las diversas construcciones históricas que pudieron
convertirse en configuraciones peligrosamente adosadas al carácter sustancial de la institución.
Sin embargo, esta definición de escuela (que reúne sólo los caracteres que permiten su identificación
como práctica educativa, institucional y social)es el resultado, también, de una construcción, de una
construcción occidental y moderna. No atribuirían esos caracteres a la escuela, los pedagogos y los
estudiantes de Grecia68, de Roma69, o del medioevo70, ni – lo que es fundamental – establecerían un
68
“Nada sabemos con precisión acerca de los locales que ocupaban las escuelas primarias. Tal como ocurrió durante
tanto tiempo, el local debía ser una sala cualquiera, no acondicionada de antemano para el uso escolar. Una solo
pieza bastaba: no parece establecido que estuviera precedida por una sala de espera, en la que permanecían los
pedagogos mientras duraba la lección; es más probable que éstos asistiesen a clase, sentados aparte, como se los ve
ya en los vasos del siglo V. Conocemos mejor la disposición interior de la sala. Nada más simple: el mobiliario se
reduce a los asientos: una cátedra o thronós, sillón con respaldo y patas curvadas, desde donde el maestro pontifica;
y taburetes de madera sin respaldo para los alumnos. Nada de mesas o pupitres: la consistencia de las tablillas
permitía escribir sobre las rodillas in inconvenientes”. “La escuela no desempeña aun en la educación el papel
preponderante que asumirá en Occidente a partir de la Edad Media”. No se trata de educación, sino de un
equipamiento intelectual básico: de la educación se encargan los padres y fundamentalmente el pedagogo. Para los
antiguos el tema y el problema de la educación no pasa – como para nosotros – por la escuela. Los numerosos
tratados de educación apenas “apenas si se ocupan de cuestiones específicamente escolares”. Lo que se denomina
educación y es objeto de ocupación pública es la efebía que asocia la instrucción estrictamente física y militar con
una especie de noviciado cívico, de preparación moral y religiosa para el ejercicio de los derechos y deberes del
ciudadano. “De todas las instituciones educativas, la más oficial, la única que tendrá siempre carácter público, es la
efebía”. De las escuelas pueden registrarse, sin embargo, algunas referencias (mas literarias que de escritos
pedagógicos) sobre el horario, un cierto calendario escolar (sin las influencias del cristianismo), la enseñanza de la
lectura y de la escritura, los instrumentos para el aprendizaje, la condición de los maestros, aunque no se pueden
precisar los agrupamientos y la verdadera presencia cuantitativa de la escuela en el contexto. MARROU Henri Irene
(1976:125-6, 175-176 y 177 -181)
69
La escuela, en Roma, era casi una institución normal, aunque funcionaban casi a la intemperie. Es una
prolongación de la escuela griega del período helenístico.”La escuela, como edificio era un local situado junto a los
pórticos del foro o plaza pública. Así puede verse en Roma, Pompeya o Cartago. No suele ser un local cerrado, y sólo
la tela de una cortina o un telón la aísla de los ruidos de fuera. El mobiliario escolar se reduce a una cáthedra
colocada sobre un estrado, en que se sienta el maestro, y unos escabeles si n respaldos para los alumnos, que
escriben sobre sus propias rodillas.” MARROU, 1976: 327 y GUITIERREZ ZULUAGA Isabel(1970: 118). También aquí
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vínculo tan estrecho entre la educación y la escuela, ya que la escuela es un instrumento más,
complementario y no necesario, de una educación con alcances muchos más amplios. No debemos
atribuirle a la modernidad la omnipotencia de la creación, pero sí reconocer que en la modernidad los
caracteres de la escuela sintetizan y sistematizan una serie desordenada y aleatoria de aportes
precedentes para constituir la institución escolar. Y si bien la definición tiene connotaciones y
resonancias modernas, postulando que la configuración definitiva del objeto-escuela se produce en ese
contexto determinado, la definición no arrastra consigo una serie de determinaciones y apropiaciones
modernas de la escuela que pudieron ser incorporadas como categorías, pero que en realidad son
aportes accidentales. Así por ejemplo, “que goce de un reconocimiento por parte de los poderes
vigentes” no implica necesariamente que sea estatal como se configuró al finalizar el siglo XVIII y en el
curso del siglo XIX, que sea “una institución socialmente reconocida por su función intencional y
específica” no habilita a postular la obligatoriedad y la universalidad, que “se ocupe de la transmisión del
patrimonio cultural, de las pautas morales y de comportamiento y del universo axiológico que las nuevas
generaciones necesitan para su incorporación en la sociedad” no significa que educación y escuela se
deben identificar necesariamente; aún el necesario ordenamiento espacial y temporal no puede
predeterminar configuraciones que se rijan por las exitosas prácticas de la modernidad. De alguna
manera, la definición de escuela es también el resultado de una construcción histórica ya que no se trata
de algo “natural”, una entidad consustancial al ser humano. La diferencia metodológica que proponemos
es diferenciar entre las dos construcciones históricas, aquellos elementos y caracteres que hacen a las
categorías fundamentales de la escuela (definición), de aquellos que son meras respuestas
contextualizadas a los requerimientos, posibilidades y nivel de creatividad de las diversos momentos
históricos.
Observamos, además, una acentuada identificación entre la institución, la función y el lugar: la escuela
es ante todo un sitio, un edificio, un local: es una de las parcelas que resultan de la segmentación del
espacio social y la función expresa de este lugar radica en estar destinado específicamente a la
enseñanza y al aprendizaje socializado. El espacio que ocupa es lo primero que define a la escuela.
(TRILLA, 1999: 35) Esta identificación asocia a la escuela a otras instituciones o funciones sociales –
también identificados con el lugar que ocupan y desde donde ejercen la función social - como la iglesia,
los tribunales, el gobierno, a diferencia de los hospitales, los cuarteles o los manicomios. En las primeras
la función y el lugar se identifican, al tiempo que los nombres asumen una polisemia que complementa,
enriquece y, eventualmente, confunde; en la segunda, los lugares dan cuentan de la función y lo servicios
que allí se brindan o se ejercitan y que son enunciada en una especificación posterior. Así, por ejemplo:
se puede registrar: la condición de los maestros, los recursos para las escuelas, el currículo mínimo, metodología
de enseñanza, la disciplina severa que gobernaba las prácticas. La denominada pedagogía brutal (MARROU, 1976:
192) caracterizó tanto a la escuela helenística como a la romana. También Roma interpretó la educación como una
presencia civilizadora y una acción de romanización de las colonias y los territorios conquistados, lo que marca al
mismo tiempo las virtudes y los limites de la acción educativa y de la presencia de las escuelas.(MARROU, 1976:
157)
70
Aunque hay numerosas referencias a la educación medieval, la configuración de la misma está pre-determinada
por el carácter funcional de la misma. En tiempos de Alcuino y Carlomagno, la escuela (schola) remite a la
formación de los funcionarios, no precisamente niños o adolescentes, sino todo el personal de la corte y de la
nobleza asociada (GUTIERREZ ZULUAGA, 1970: 151). Por su parte el resto de la escuela medieval es esencial
religiosa, con distintos formatos y teniendo a la preparación o formación intelectual de quienes formaban parte (o
pretendían ingresar) a la Institución: monásticas, episcopales, presbiteriales. Si bien es cierto que circulaban otros
usuarios, se trata de prácticas no sistematizadas y que no lograban desplazar el objetivo principal. La enseñanza
laica - asociada con la específica formación en las letras, la gramática, la retórica o el derecho – es siempre una
enseñanza doméstica, privada, dictada bajo la forma del preceptorado. (MARROU, 1976: 507)
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en las Iglesias, la Iglesia recibe a los feligreses para las prácticas rituales y el encuentro con Dios; mientras
que en el hospital los responsables sociales de la salud brindan acciones de prevención y de curación a
los usuarios. El riesgo de estas identificaciones – necesarias en algunos casos – es que la
institucionalización de un espacio para funciones únicas y exclusivas, se corresponde con la negación del
resto para tal función y el convencimiento universal de que en tales ámbitos necesariamente se produce
lo que el lugar expresa y denota. (TRILLA, 1999: 35)
No debemos eludir otra observación metodológica: para que las prácticas educativas que los
individuos y las sociedades realizan – válidas e inobjetables en sus más variadas expresiones y creaciones
en su facticidad – puedan ser consideradas “prácticas escolares” o “escuelas” deben responder a las
notas distintivas que se han enumerado. Esto inhabilita la inclusión de cualquier práctica educativa como
expresión de la “escuela”. Seguramente existen muestras históricas de esfuerzos y logros educativos que
no pueden ser incluidos bajo el concepto de educación escolarizada. La determinación y el esfuerzo de la
sociedad que encierra y concentra la educación en la institución escolar, contribuye a dividir el contenido
específico de lo educativo: cuando la sociedad decide hacer lugar a la escuela, al tiempo que deposita en
ella su responsabilidad, renuncia a la universalidad institucional y expresiva (en las prácticas y en los
contenidos) y opta por su demarcación; en esta decisión histórica la sociedad construye un cuerpo de
saberes, saberes escolares, efectuando un recorte, al mismo tiempo, racional y arbitrario sobre el
universo cultural y lo convierte en la educación formal que debe ser objeto de transmisión para las
generaciones en crecimiento. La escuela se convierte en la institución que asume, construye, consolida y
defiende esa función, y desde allí fija y circunscribe el concepto mismo de educación, y contribuye a crear
para sí misma una identidad que determina el fin específico, asociando agentes, destinatarios, espacio,
tiempo, pautas, controles, habilitaciones, respaldo social. Si bien todos los caracteres son fundamentales
para la escuela, el que jerárquicamente le otorga entidad es el “ser una institución socialmente
reconocida por su función intencional y específica: brindar la educación formal”. Este juego de jerarquía y
subordinación puede asociarse analógicamente con la clasificación aristotélica acerca del ente cuando en
sus predicaciones distingue la sustancia y los accidentes: aunque todos son categorialmente sus
predicados, hay una distinción que le otorga una primacía ontológica.71
La definición de la escuela – como toda definición – incluye y excluye: establece, delimita y defiende el
territorio en el que la escuela se mueve y deposita allí lo que hace o debería realizar. Y también descarta
y elimina las múltiples acciones - también de carácter educativo y de indiscutible valor y trascendencia –
que no responde a sus caracteres determinantes. Corresponde a la investigación precisar claramente los
lindes, para que no queden incluidas notas accidentales o históricas, ni resulten excluidos caracteres
esenciales. Todo análisis crítico debe avanzar distinguiendo aquello que puede ser discutido y eliminado
porque se ha adherido parasitariamente a la idea original, amenazando la permanencia de lo substancial,
de lo que debe ser conservado porque hace a la identidad de la Institución.
Lo valioso de esta aproximación metodológica y de esta definición categorial de la escuela es que nos
permitirá efectuar un minucioso análisis de “la escuela según la lógica de la modernidad”. La
modernidad establece una matriz cultural y conceptual por la que informa la totalidad de la realidad y
plasma el sistema y las instituciones. La escuela no sólo no es una excepción, sino que podemos
considerarlo uno de sus productos y sus elaboraciones más acabadas. De-construir72 la lógica moderna
71
ARISTÓTELES, Categorías. (1993: 24) y ARISTÓTELES (1986)Libro IV. 1003ª : Sustancia y cantidad, cualidad,
relación, lugar, tiempo, situación, estado, acción, pasión
72
cfr. DERRIDA Jacques y sus aportes a las estrategias de la desconstrucción en HOTTOIS Gilbert (1999:467-469)
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Un movimiento pendular permite utilizar una metodología que se alimenta de la tradición y que la
recrea: distingue, opone, niega, recupera e integra. Se trata de instalar un juego dialéctico en la
metodología: re-hacer, paso a paso la construcción de la escuela moderna, lo que comporta una tarea
previa y simultánea de de-construcción de sus elementos constitutivos, des-armándolos y des-
estructurándolos, para poder, al mismo tiempo, configurar el objeto, probar o comprobar su genealogía,
la lógica discursiva de su historicidad, la trama de su naturalización. Si la modernidad delineó la
arquitectura de la escuela y el análisis determina sus componentes, se trata de re-armar la propuesta,
negando los productos históricos y formulando alternativas innovadoras. Entre la historia y el futuro hay
un recorrido crítico, un corte, la irrupción de disfunciones: el desarrollo natural y progresivo se quiebra, la
continuidad se rompe, el objeto desaparece de la escena. La historia no sólo bucea en el pasado, sino que
prefigura el futuro: entiende y remueve, justifica y modificar, denuncia y propone, desarma para
construir, recuerda para profetizar. 73
No podemos desconocer que la escuela moderna crece asociada a la organización de los estados
modernos, como expresión de sus ideas y principios y como refuerzo estratégico. Pero esta presencia
funcional de la escuela en el contexto de las demandas políticas debe interpretarse en la línea que
preestablecimos. Lo esencial es la articulación entre la institución escolar y el universo social: lo que una
época histórica haya hecho de esta necesaria articulación, sus propósitos explícitos o implícitos y la
construcción de diversas estrategias de subordinación y refuerzo son temas a discutir, y no caracteres a
incorporar.
73
La escuela a la que la modernidad coronó y puso en las alturas, fue finalmente burlada porque la misma
modernidad procreadora la olvidó cuando retiró su proyecto y entró en crisis, dejándola sola pintando el cielo de
utopías cuando ya no había escalera para sostenerla. Curiosamente y aunque sabemos que nadie pinta el cielo y
menos sostenido de su brocha o de su pincel... comprobamos que la escuela hizo el milagro.
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Los vínculos entre la religión o la iglesia y la escuela moderna no representan un antecedente más,
como tampoco constituyen el único antecedente. Nos proponemos probar que se trata del antecedente
fundamental, matriz determinante de su constitución. Para desarrollar esta hipótesis es necesario (1º)
hacer lugar a los avances de las investigaciones realizadas en otros países (Alemania, por ejemplo.
CARUSO: 2000) 74, (2º) desarmar el discurso autosuficiente y cerrado de ciertas formulaciones de
procedencia religiosa que terminan convirtiendo en pruebas auto-referenciales todos los indicios y
manifestaciones, justificando arbitrariamente filiaciones de insospechada procedencia y defendiendo la
potestad absoluta y los derechos universales de la educación, 75 y (3º) desarticular los prejuicios que
recorren algunos discursos críticos (DUSEL- CARUSO, 1999) que suponen un demérito atribuir el
nacimiento de la escuela moderna a la matriz eclesiástica porque aparece como una contradicción con
respecto al perfil que terminó caracterizando a la escuela de la modernidad.76 En esta línea es
sintomático encontrar una desafortunada advertencia o aclaración que reza: “Es cierto que identificar las
raíces religiosas de nuestras prácticas docentes va a contramano de la propia visión que la escuela pública
ha construido sobre sí misma, como espacio secularizado y claramente diferenciados de la Iglesia(...) y en
este sentido puede causar alguna que otra irritación.” (DUSSEL, CARUSO, 1999: 55; SOLA Pere: 1977)
Como si las referencias históricas y los hechos del pasado debieran ser seleccionados y administrados –
en el plano de la investigación – según el gusto y las demandas de los usuarios o el gesto de aprobación o
reprobación de los lectores.
Cuando alude a la matriz eclesiástica PINEAU (1996: 230, citando a LERENA, 1985), la menciona como
uno de los caracteres que la escuela moderna incorporó junto a muchos otros que bebió de otras
fuentes. Entre ellos señala: (1º) el espacio separado de lo mundano; (2º) el peso de lo moral; (3º) el
control del tiempo y del espacio; (4º) la conservación del saber socialmente válido; (5º) la negación y
represión del cuerpo; (6º) la asociación específica con la tradición monástica, como construcción y
delimitación de un “espacio educativo total” y (7º) la separación del externo mundano; (8º) el colectivo
infancia separado del mundo adulto; (9º) el encierro moral de los ricos y secuestro corporal de los
74
El autor refleja el debate y las producciones en la pedagogía y en la historia de la educación alemanas,
mencionando las influencias eclesiásticas entre la iglesia y la estructura escolar: “La escuela es hija de la Iglesia y, a
la vez, su ayudante”.
75
“La iglesia ha tenido históricamente un interés evidente por la enseñanza. De hecho, durante siglos, ha sido ella la
que ha difundido una porción importante de la cultura occidental. Es obvio que no todo el bagaje cultural de
occidente debe su existencia a la Iglesia. Una parte muy importante se ha desarrollado a pesar de la Iglesia. Esta
participación y transmisión cultural, se ha conformado a través del sistema escolar, al que la iglesia ha considerado
desde siempre un instrumento a su servicio”. BOFIA, Albert (1997)
76
Como el concepto modernidad será reiteradamente mencionado y utilizado queremos asignarle un sentido
unívoco. La modernidad es el proyecto cultural y civilizador del occidente europeo que se produce en los siglos XVI y
XVII, y que se caracteriza por la transformación general en las ideas y en la cosmovisión. Irrumpe una posición
antropocéntrica, en la que el método y el conocimiento se constituyen en un factor permanente de legislación,
dominación y transformación de la realidad y de reordenamiento del universo social. Se consagra una perspectiva
optimista confiada en el progreso que legitima la tarea conquistadora, salvadora y civilizadora de Europa. AGUIRRE
LORA (2000) señala que “el amplio espectro de las transformaciones que se operan hace que la modernidad se
defina por algunos de sus rasgos, según la perspectiva que adopte el estudioso de estos procesos”.
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pobres. Y aunque no lo incluya en la enumeración mencionada, asocia otro de los caracteres que tiene la
misma procedencia: (10º) constitución del colectivo docente como “sacerdote laico”: modelo moral en la
escuela y fuera de ella; condiciones laborales deficientes con retribuciones simbólicas y no materiales;
función redentora frente a los alumnos. En una segunda redacción, PINEAU (1999: 52) subordina los
aportes de la matriz eclesiástica (que no explicita) a la clasificación de FOUCAULT sobre las condiciones
necesaria de una sociedad disciplinada: la población indócil o inútil, la institución de encierro o secuestro
y la disciplina o conjunto de saberes reguladores institucionales. Así la escuela moderna tiene resabios
medievales y toma elementos específicos de los monasterios, aunque éstos estén asociados más al
esquema de las prisiones que a la libre elección de la vida en común en un contexto de aislamiento
convenido: (1º) la separación entre el adentro y el afuera: la escuela reprime los elementos negativos del
exterior y libera los elementos positivos para potenciarlos, y así la escuela es el templo de la salud, de la
civilización, de la patria, de la tradición, de la razón, de la ciencia... mientras que en el exterior se
concentra todo lo negativo; (2º) la escuela es un espacio educativo total: nada de lo que sucede en ella
escapa al dominio pedagógico y toda su lógica y organización se enfrenta a lo exterior; (3º) la infancia
normal fue encerrada en la escuela a través de una alianza explícita con las familias... y la infancia
anormal o descarriada encerrada en las instituciones de asilo, orfanatos o reformatorios (huérfanos,
abandonados, naturales, delincuentes, enfermos, inadaptados) en una alianza con el Estado. Y finalmente
en una última redacción (2001: 31), retorna a la matriz eclesiástica, aunque lo hace restringiendo sus
aportes y sus alcances: habla del sistema de relevo y transformaciones que une la mazmorra con la cárcel
y el monasterio con la escuela y menciona (1º) la cerrazón y separación del espacio mundano, o
reelaboración del dispositivo de encierro institucional; (2º) la función de conservación del saber validado;
(3º) la caja en la que se conserva lo positivo contra lo negativo del exterior y (4º) el espacio educativo
total (todo lo que sucede en sus espacios es educativo).
Entendemos que en la formulación de estas referencias, que parecen moverse pendularmente entre
el reconocimiento de la influencia determinante de la matriz eclesiástica, monástica o religiosa, por una
parte y la relativización de su incidencia en la configuración de la escuela, por otra, hay un importante
número de observaciones y caracteres – propios de la institución escolar o de la educación escolarizada
– que leída con mayor rigor, objetividad y detenimiento deberían atribuirse a la misma. Así por ejemplo,
es muy difícil no reconocer este origen a la figura del “docente como ejemplo de conducta”: ejemplo en lo
físico, biológico, moral, social, epistémico, el maestro asume el rol de redentor de los alumnos (bajo la
lógica del poder pastoral); se convierte en un sacerdote laico y se muestra como modelo en toda su vida,
aun fuera de la escuela: teniendo sólo reconocimientos “superiores” y simbólicos, no económicos y
materiales. (PINEAU, 2001: 35). Creemos que son estos intersticios los que nos permiten ordenar y
profundizar nuestra investigación: son los discursos no dichos, los supuestos eludidos, las referencias
soslayadas.
sus prácticas. Mas allá del valor que la cultura occidental le otorgó a la mayeútica a través del filosofar
socrático y a su papel constitutivo de las verdades dadas a luz a partir de la actividad del sujeto con la
presencia educativa del filósofo o del educador, la función de la partera en la sala de parto – en el
contexto de la problemática que intentamos definir – es, solamente, hacer posible el advenimiento de
una nueva vida: si nada se dice acerca de ella, se trata de una generación espontánea, o de una
prolongación indefinida de un pasado remoto. Aquí hablamos de una relación de producción, de una
relación causal: la matriz religiosa, monacal o eclesiástica no es solamente una condición para el
alumbramiento de una nueva institución, sino responsable directa de su ser. La descripción de los
funcionamientos primitivos de la escuela de la modernidad en el ámbito monacal o eclesiástico no es un
fenómeno asociado al nacimiento, sino una condición de posibilidad (ontológica) del nacimiento mismo.
El debate acerca de la matriz eclesiástica se mueve entre dos territorios antagónicos y conflictivos,
atravesados – cada uno a su manera – por una serie de presupuestos, intenciones y planteos ideológicos.
Por una parte la tradición religiosa ha postulado desde siempre el protagonismo en materia de iniciativa,
acciones, amplitud y profundidad de las propuestas en la educación en general y en las escuelas en
particular. Lo ha hecho para: (1º) justificar su permanencia en el tiempo y mantener sus derechos
históricos universales con respecto a la educación y a la creación de escuelas, (2º) relativizar los aportes
de la sociedad civil o del estado, entendiendo que no se puede llamar creación original y construcción
primera a los que se interpreta como la apropiación y el desplazamiento de las estructuras originales, (3º)
recordar que la verdadera educación (y consecuentemente, la verdadera escuela) no puede soslayar las
ideas fundamentales que alimentaron su origen y que deben mantenerse para conservar su esencia e
identidad. Pero, en general, mas allá de algunas afirmaciones globales y de mero corte enunciativo, no se
registra un interés por comprobar y probar, puntualmente, que los rasgos de la escuela construida según
la lógica de la modernidad sea una reproducción de la saga creativa e innovadora de los fundadores
religiosos de los siglos XV , XVI Y XVII; en la preocupación por reforzar el peso histórico, la autoridad
institucional, la validez suprema y definitiva de las verdades, se silenciaron numerosos argumentos y
pruebas que pudieron otorgarle legítima presencia y trascendencia. Quedan, así, flotando diversos
interrogantes: ¿Por qué la tradición religiosa no registró o desestimó las pruebas que la consagraban en
su posición de madre de la escuela moderna? ¿Supuso que esta matriz eclesial o religiosa le otorgaba un
derecho genuino y definitivo sobre sus hijos como para exigirle continuidad y coherencia? ¿No era capaz
de otorgarle al otro-como-hijo la necesaria autonomía para que construyera su propio proyecto, aún
renunciado legítimamente al peso de la tradición?
Por otra parte aparece el pensamiento filosófico y educativo laico y anticlerical que trató de
minimizar los aportes de la religión y de las Iglesias, afirmando que la creación de la educación y de la
escuela moderna es el resultado directo de un conjunto de ideas y de concepciones que respondieron al
contexto histórico y a la fecundidad de sus ideas: ilustración, revolución francesa, socialismos,
positivismo. Desde esta posición, (1º) es tan expansiva y triunfal la presencia de la escuela y de la
educación que parece imposible e innecesario atribuirle paternidad o maternidad; (2º) la creatividad y la
operatividad del proyecto ideológico y educativo moderno no guardan relación con los limitados aportes
que pudieron realizar las confesiones religiosas y las iglesias; (3º) ¿para qué detenerse en rastrear los
orígenes o la matriz de un fenómeno que es explicable en sí mismo, sobre todo desconfiando de la
presencia de una madre que pudiera minusvalorar o relativizar la autonomía del hijo cultural y
educativo? Estos presupuestos e interrogantes le han impedido a esta posición distinguir lo sustancial de
lo accidental, lo natural de lo histórico, fijando una estructura (la escolar y moderna) como original y
definitiva, al mismo tiempo que en una lucha legítima por determinados ideales, ha terminado
envolviendo en la misma otros componentes temporales que representan un corte radical con respecto a
la tradición religiosa. Para los representantes de esta línea ideológica, probar y admitir que la escuela
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moderna es hija histórica de la matriz religiosa o eclesiástica implica aceptar una dinámica de
transformación cultural que legitima los hechos, pero que tiende a relativizar el valor de la lógica de la
escolarización moderna. La imposibilidad de superar esta interpretación y de ver esta conexión histórica
y fáctica (y, sólo en este sentido, necesaria) pudo crear un verdadero obstáculo para entender los propios
procesos y, en ellos, las fortalezas, las limitaciones, las debilidades, las oportunidades que acompañaron
los diversos contextos y las amenazas intrínsecas y extrínsecas que históricamente circularon. Estas
afirmaciones o aproximaciones críticas nos recuerdan la falacia del consenso: ciertos asentimientos
comunes - en el plano de las creencias, del saber y de las investigaciones – se basan en supuestos
ideológicos que transforman en conocimiento objetivo y probado lo que sólo es una satisfacción de
intereses particulares o sectoriales y una construcción forzada de un consenso que asume como propias
algunas verdades, al tiempo que rechaza por falsa cualquier idea que discrepe con lo aceptado y
defendido por el grupo y transformado en un factor de cohesión. (VILLORO, 1986:153)
Se persigue un simulacro de orden previo sin querer admitir que los signos no admiten una regla
preestablecida, sino que “el orden que imagina nuestra mente es como una red o una escalera que se
construye para llegar hasta algo”, y ese algo es el objeto mismo. (ECO, 1985: 586)77. Es lo que sucede con
la matriz religiosa, eclesiástica o monástica en la constitución de la escuela moderna. Es esta miopía (o
el uso de lentes deformantes) la que impide lograr que la imagen se forme en el lugar exacto, y en esa
borrosidad visual, terminan por desdibujarse los representantes, relativizarse o malinterpretarse los
factores, ocultarse las fuentes. En determinados circuitos de pensamiento es imposible concebir y
reconocer la matriz enunciada y al desdibujarla terminan por ignorar sus verdaderos aportes y las
auténticas razones de los legítimos enfrentamientos entre la escuela moderna como expresión de la
única educación válida y estatal y la herencia y las prácticas educativas de la iglesia. Si para responder
a una concepción de la escuela moderna, pública y estatal, necesariamente la escuela y la educación
77
En el desenlace de la novela, Guillermo – en una actitud escéptica y claramente nominalista – pretende convencer
a Adso de que la concatenación de los hechos no obedece a un plan o a un orden racional previo, sino que – por el
contrario – es fruto del azar y es el pensamiento en el que le impone un orden que es más discursivo que real. ECO
U. (1985: 581) Especialmente en Séptimo día. Noche.
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debían ser laicas (no forzosamente ateas, ni anti-religiosas, sino ajenas a los principios religiosos y a los
dictados de algún dogma que le dispute el omnipotente poder a la razón), se soslaya el debate sobre los
orígenes y se desconoce que la genuina construcción de la escuela moderna no pudo realizarse de otra
manera que con un mecanismo de apropiación de la estructura, aunque abandonando los factores
estructurantes. La escuela del siglo XVIII es el resultado de la matriz religiosa de los siglos precedentes,
desde el siglo XIV al siglo XVII. Sin el peso (poder) de la institución original (iglesia) y sin la presencia de
los actores primitivos (monjes, sacerdotes, asociaciones, órdenes y congregaciones religiosas), la matriz
no se derrumbó sino que se re-constituyó al servicio de otros intereses. Y se transformó en la triunfante
escuela moderna. La única manera de hacerlo fue obligando a sus protagonistas a abandonar la escena
para poblarla de otros actores que con estratégicas rectificaciones pudieron hacerse cargo de la
representación, con otros dogmas, otros rituales, otros valores, pero fieles a la misma estructura:
lenguaje, tiempo, espacio, distribución, simultaneidad, maestros, uso de la palabra, diseño de la clase,
alumnos y sujetos de aprendizaje, rituales, ideas, calendario, figuras destacadas e intermediarios, etc.
Muchas de las disputas que aun arrastran ciertos conflictos educativos y de organización del sistema
escolar pueden responder a este planteo nunca formulado, a este enfrentamiento aparente e innecesario
que termina tergiversando las ideas y alterando el tono de los argumentos y de las indagaciones. No
pretendemos desconocer ingenuamente que el juego de las ideologías puede teñir la lectura y la
interpretación del tema propuesto. Sin embargo, preferimos correr el riesgo, convencidos de que su
desarrollo representa un verdadero aporte a la hermenéutica del universo escolar, cuyo culto a la
obviedad frecuentemente impide abordarlo y discutirlo, en la fundamentada convicción de poder aportar
al esclarecimiento de su ser y de su configuración histórica. Y es esta perspectiva la que orienta y
determina la metodología oportunamente enunciada: buscar en la matriz lo que la escuela moderna
exhibe en su desarrollo y precisar – dialécticamente - las dependencias mutuas. Estudiar la matriz de la
escuela es poner en funcionamiento el motor de búsqueda de la formación de sus elementos
estructurales, haciendo una verdadera genealogía de esta configuración inicial y de su progresiva
adaptación a los requerimientos de una modernidad signada por la autonomía.
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La raíz de las palabras matriz y matrices (del latín ‘matrix’) tiene, por lo menos, dos orígenes: uno
biológico y el otro matemático, de allí pasó – por analogía y derivación – al campo de las ciencias sociales
y saltó al de otras disciplinas y actividades humanas, multiplicándose de manera acrítica. Su aplicación,
por tanto reconoce una serie de variables y una generosa polifuncionalidad significativa (1º) matriz
matemática, (2º) análisis matricial, (3º) matriz de datos, (4º) matriz societal, (5º) matriz curricular, (6º)
matriz de puntos (informática), (7º) matriz de costos,(8º) matriz de competencia laboral, (9º) matriz
actitudinal de demanda, (10º) matriz de desempeño institucional, (11º) matriz de aprendizaje
institucional, (12º) matriz de riesgo, (13º) matriz de objetos, (14º) matriz de insumo y producto, (15º)
matriz de contabilidad, (16º) matrices ideológicas, (17º) libro matriz, (18º) casa matriz, lengua matriz,
iglesia matriz; (19º) matriz epistémica78. Muchos de estos usos responden a una selección específica del
término; el resto obedece a un uso metafórico, arbitrario, equívoco e indefinido del mismo (con
manifiesta incapacidad para justificar la designación y su presunto significado).
En el campo de las ciencias sociales – cuyo significado es derivado y analógico, ya que no hay un uso
primitivo y original del término - se utiliza el vocablo matriz para designar un conjunto de condiciones,
factores y variables que interactúan y se cruzan entre sí para dar lugar a una realidad que la tiene como
causa directa y necesaria de su origen (madre que da a luz). Se trata, por tanto, de un uso metafórico que
tiene profundas resonancias, pero no tiene una referencialidad absoluta en la que necesariamente se
asocien el sentido literal con el significado figurativo. A diferencia de otras metáforas que requieren un
proceso de cuidadosa interpretación, en el caso de la matriz la correlación entre los significados es más
directa. Por eso puede considerarse más que una metáfora una alegoría que toma fuerza y entidad
propia como portadora de referencias y significados, aunque el recurso no solo apela al juego de los
significados sino a la carga de connotación que se le asocia. (ECO U. 1992: 160). “Matriz remite a lugar
donde se concibe, en el sentido de formar una idea de una cosa, comprenderla; donde se moldea; se
matricula, se crea un original que sirve para cotejar”. (FRIGERIO G., 1995: 45) No resulta improcedente
solidarizarlo con el concepto de impronta que combina los aportes de la psicología, de la psicobiología y
de la etología. Konrad Lorenz, padre de la etología moderna y uno de los investigadores que han
continuado la senda abierta por Darwin, descubrió el mecanismo que denominó imprinting, término que
traducido del inglés quiere decir impregnación, impronta o troquelado. Es el mecanismo responsable del
reconocimiento y apego temprano de las crías a la figura de los congéneres, generalmente la madre.
(LORENZ K.: 1986, 1993) Forma parte del desarrollo ontogénico de un individuo. En sentido amplio es el
estímulo específico en el momento oportuno; estímulo que podría ser dado en el nacimiento o por la
familia y la sociedad en los primeros años de vida. 79
78
Cada sociedad, cada orden simbólico construye su sujeto cognoscente y expresa en una matriz epistémica un
sistema de condiciones de pensamiento, un trasfondo existencial y vivencial, un modo general de conocer, de
asignar significados, formas de simbolizar la realidad en determinados paradigmas o períodos histórico-cultural.
79
Es el aprendizaje que se caracteriza (1) por producirse en la época más temprana de la vida, (2) por la rapidez de
adquisición y (3) por la resistencia al olvido. La impronta suele ocurrir en torno a la etapa del nacimiento y se torna
difícil de cambiar; parece irreversible, ya que sucede a lo largo de un período sensible, después del cual, no existe
un nuevo troquelado y una nueva impronta. Curiosamente esta configuración inicial de la escuela parece haber
signado su estructura y su destino, de tal manera que no existiría posibilidad de imaginarla más que en los términos
en que históricamente se conformó, al calor de las estructuras eclesiales.
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Tanto en el campo de las ciencias sociales, como en el campo más específico de la filosofía, la
epistemología y de las ciencias de la educación, el término matriz tiende a construirse, alimentando la
concurrencia de las diversas acepciones. Bebiendo de cada una de ellas, el término se enriquece y
multiplica su potencial significativo. En el marco de la presente investigación, el término matriz (y
matriz eclesiástica) debería cruzar e integrar los siguientes elementos:
1º. MATRIZ COMO ÚTERO, ”claustro materno”, fuente y ámbito generador de vida, entorno de
constitución, realización y conservación, significados asociados a la configuración biológica de lo humano.
En este primer sentido, la matriz aparece como unidad dinámica portadora y dadora de vida, capaz de
recibir, moldear, cuidar y dar a luz otra vida distinta de sí pero semejante. Es el lugar de la concepción y
de la vida primera, la vida intrauterina.
2º. MATRIZ COMO “MOLDE”, forma predeterminada y prefigurada que permite que se hagan cosas
obedeciendo a diseños, figuras y medidas establecidas. En esta segunda acepción se acentúan los
trabajos previos, las construcciones (las matrices) con-figuradas, al tiempo que se observa un rasgo más
estático: la matriz no realiza la actividad de moldear, de dar forma, sino que los diversos materiales
encuentra en ella su con-formación, su con-figuración; la matriz actúa como un molde fijo, dado, en el
cual adquieren forma las diversas materias en él vertidas; o, también, opera como referencia
inmodificable para cortar, modelar, ajustar.
3º. MATRIZ COMO TRAMA: asumiendo los conceptos claves de la aplicación matemática del concepto de
matriz/matrices, construye referencias cruzadas que permite tejer una trama, una urdimbre que presta
identidad no sólo por lo que es sino por las relaciones que cruza. Se trata de tablas de doble entrada en el
que los elementos intervinientes se encuentran entre sí y producen interacciones y, al mismo tiempo, en
ese mismo cruce dibujan una nueva realidad (trama, textura, disposición, enlace) que es mucho más que
la suma de sus partes.
4º. MATRIZ COMO REFERENCIA NECESARIA: aquí se trata de marcar el aspecto referencial; la matriz
representa la versión original, el texto prístino, el lugar clave, la certificación necesaria. Y en cierto modo,
este concepto de matriz remite a un origen con el que queremos contrastar los desarrollos, una
formulación genuina que da sentido y dirección a las derivaciones posteriores.
No podemos optar por uno de los significados o acepciones, sino que apelamos a una construcción
semántica específica que surge del cruzamiento de las designaciones y se ajusta a los desplazamientos de
las referencias primitivas. Aunque en las diversas representaciones (útero, molde, trama y original) se
observan variaciones en el papel funcional, dinámico y constructivo de la matriz, sin embargo hay en
todas ella un cierto nivel de actividad, en el sentido de la potencia (o dinamis griega, o de la causa
eficiente aristotélica) que permite pensar en la presencia de factores internos, pero también en la
incorporación del concepto de autopóiesis (utilizado por MATURANA, VARELA, Y LUHMANN). En este
sentido la acepción que menciona “roca en cuyo interior se ha formado un mineral” es un referente
valioso. Efectivamente, en la matriz se observa la capacidad de un sistema para organizarse de tal
manera que el producto resultante sea ella misma. Hay novedad, pero como prolongación necesaria de la
mismidad. El ser y el hacer de una unidad autopoiética (matriz) son inseparables y esto constituye el
modo específico de la organización. En la medida en que la matriz actúa como un ser viviente, constituye
un nivel de organización autopoiética, de forma tal que los sistemas son capaces de generar sus propias
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estructuras, e incluso los propios elementos que lo componen. Este concepto transforma la función
modeladora y organizadora en auto-producción y lo hace porque tiene la capacidad de generar sus
propios elementos por medios de los elementos que lo componen.
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Los componentes claves de su organización, y sus proyecciones religiosas y pedagógicas son claras:
(1º) la finalidad de la vida monástica es la perfección religiosa del cristiano; (2º) el orden esta expresado
en reglas claras y profesadas por todos los miembros de la comunidad81; (3º) la distribución de las
actividades determina la importancia de las mismas, a través de la jerarquía que abraza desde la oración
litúrgica hasta el trabajo en cualquiera de las dependencias rurales del monasterio; (4º) el trabajo
corporal es reconquistado como dignificante y como precepto regular que se asocia necesariamente a la
oración; (5º) en etapas posteriores, la tarea de copistas y otras actividades asociadas sustituyen el trabajo
manual o rural, y multiplica el valor del mismo trabajo; (6º) la distribución del tiempo y de la vida aparece
rigurosamente repartida entre oraciones y obligaciones, respondiendo al orden del día82 y al calendario
de la antigua tradición romana; (7º) el disciplinamiento permanente de la existencia y de la intimidad del
hombre religioso está puesto al servicio de Dios y como medio para conquistar la necesaria serenidad
interior; (8º) la vida en comunidad es la única vida posible, ya que todas las actividades se realizan en el
contexto de la comunidad religiosa; (9º) el monasterio es una construcción y una institución que protege,
es una vera domus dei caracterizada no sólo por la sabiduría de la organización sino por la constitución
de una familia espiritual, presidida por el padre abad, que reúne en sí el poder, la paternidad, la
protección, la sabiduría; (10º) la autoridad y la jerarquía garantizan a cada uno de los miembros las
condiciones necesarias para dedicarse necesariamente y sin impedimentos a la búsqueda de Dios; (11º)
la penitencia ocupa un lugar importante en la vida del monje, buscando la perfección a través de la
purificación y la ascética negación de sí mismo. (GALINO, 1982: 432)
Desde el punto de vista del espacio, los monasterios benedictinos se convirtieron en réplicas de las
construcciones de las estructuras de poder (palacios y castillos medievales): se presentaban como
ciudades cerradas, con muros que los constituían en claustros (espacios cerrados) cuyos accesos estaban
celosamente vigilados, con puertas habilitadas en determinados horarios y para determinados visitantes
(imitando el cierre y la protección de castillos y las ciudades amuralladas). Y aunque se presentaba como
una casa que abrigaba una familia ampliada, sin embargo su estructura exhibía una comunidad más
ordenada (reglas) y un modelo de sociedad y de avance cultural. Las Reglas de San Benito no solamente
80
WILSON Edmund (1995) Cfr. El capítulo II, La secta esenia (y la descripción de la vida religiosa en comunidad) y
el capítulo III, El monasterio (y los detalles de la construcción del monasterio). Pág. 38 ss. y 60
81
“Si alguno quiere conocer más detenidamente sus costumbres y su vida, hallará en esta institución de la Regla
para Monjes todas las acciones del Maestro; porque este Varón santo [San Benito], jamás pudo enseñar otra cosa
que lo que él vivió." SAN GREGORIO MAGNO, Diálogos, II, 36. BAC. Madrid. 1954.
82
Las horas canónicas o benedictinas son las oraciones de las que participaban comunitariamente los monjes a lo
largo del día y que ordenaban, imponiéndole un ritmo religioso a la jornada: (1) Maitines (o Vigilia o matutinae
laudes); (2) Laudes; (3) Prima; (4) Tercia; (5) Sexta; (6) Nona; (7) Vísperas; (8) Completas. cfr. SCHNEIDER E.
(1925), Les heures Benedictines. Grasset. París, citado por ECO (1985:15)
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ordenan el funcionamiento de la comunidad y la vida total de los monjes, sino que configuran un
“modelo benedictino del espacio”. Desde las celdas de los monjes hasta las tumbas están alineadas y
ubicadas en ese espacio sagrado en el que la vida y la muerte forman parte del mismo proyecto:
“Quienquiera, pues, que se apresura a llegar a la patria celestial”…debe construir desde la oración y el
trabajo (ora et labora) y en esta vida, la vida definitiva. (ARIES, DUBY, IV. 1992: 52)
El monasterio y sus monjes se constituyen en una referencia obligada de una modernidad enraizada
en el corazón del medioevo: (1º) el reloj mecánico – tardíamente incorporado a las ciudades que
exigieron un control de la rutina metódica de sus habitantes - reflejaba el hábito del orden mismo y de la
regulación formal de la sucesión del tiempo en el monasterio; (2º) la gran orden trabajadora fue
involuntariamente quizá la inspiradora original del capitalismo moderno (MAX WEBER, 2003): su regla
indudablemente le arrancó la maldición al trabajo y sus enérgicas empresas de ingeniería quizá le hayan
robado incluso a la guerra algo de su hechizo; (3º) los monasterios -en un momento determinado hubo
40.000 hombres bajo la regla benedictina- ayudaron a dar a la empresa humana el latido y el ritmo
regulares colectivos de la máquina. (MUMFORD, 1934. 1982) Monjes y monasterios deben
necesariamente co-relacionarse con la presencia general de la cristiandad y de la iglesia: el reloj no es
simplemente un medio para mantener las huellas de las horas, sino también para la sincronización de las
acciones de los hombres. Tal vez influyó en el monasterio (y en las comunidades que aceptaron
ordenarse) el deseo colectivo cristiano de proveer a la felicidad de las almas en la eternidad mediante
plegarias y devociones regulares, y esto contribuyó a que se apoderase de las mentes de los hombres el
medir el tiempo y las costumbres del orden temporal. (MUMFORD, 1934. 1982)
Ahora bien, si es tan determinante la presencia del monasterio como anticipo de la modernidad, ¿por
qué no asignar a la vida monástica la función de matriz constitutiva de la educación y de las escuelas
modernas? Consideramos necesario integrar visiones complementarias de los mismos fenómenos:
hablar del monasterio o del origen monástico de las estructuras modernas (entre ellas las escolares)
debería considerarse una reducción de los aportes de una institución (la iglesia), históricamente más
original y socialmente mas vasta: los monasterios demostraron un tipo de organización y de
ordenamiento exclusivo y circunscripto, pero muchas de sus regulaciones respondían a una raíz o matriz
de prácticas eclesiásticas. Vistas las imposiciones y las obligaciones del fiel cristiano con respecto a Dios y
al culto, los monjes – consagrados a Dios a través de la vida religiosa y, por ello mismo, potenciados
espiritualmente en la consagración a los valores espirituales – llevaron a un grado superior y deseable
(por eso se habla de la vida religiosa como la que responde a “los consejos evangélicos”) lo que de
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muchas maneras la iglesia ofrecía en estructura menos rígidas, mas laxas y desordenadas. El espacio
sagrado, el tiempo dedicado – por calendario y por horario – a la oración, la jerarquía y la articulación de
los miembros, fueron cuestiones eclesiásticas que respondieron a diversas situaciones históricas; entre
ellas, la producción cultural del monasterio es una realización mas precisa y avanzada, pero parte de un
conjunto que es el que efectivamente operó sobre las estructuras posteriores. Por todo esto hemos
considerado pertinente destacar metodológicamente la filiación de la educación y de la escuela con
respecto al monasterio, a sus monjes y a la vida monacal, pero subordinarla e integrarla a la visión más
general de la matriz eclesiástica, que es la que deberá ser privilegiada por el carácter exhaustivo de su
presencia histórica en la configuración de la lógica de la escuela moderna.
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David Hamilton (1996: 164) juega con dos de sus significados asociándolos a la escuela cuando afirma:
“En cierto modo, la escuela es como la palabra iglesia, un término de doble significado comparable. Una
iglesia puede referirse a una congregación de personas o puede significar una estructura más permanente”.
De la misma manera, la palabra escuela estuvo asociada a las prácticas que reunía a los discípulos con
maestros reconocidos o notables y, también, estructuras, escenarios o espacios dedicados geográficamente
a la práctica de la enseñanza y del aprendizaje. La Iglesia refleja estos dos sentidos fundamentales: uno,
estático, es la estructura física o edilicia, la construcción en el que los miembros de una confesión (cristiana)
se reúnen, honran a Dios, ejercitan el culto y consideran el centro de referencias de sus actividades religiosas.
El otro, dinámico, apunta a la organización institucional e histórica de los creyentes, que ordena la creencia
religiosa y establece las diversas jerarquías. En un sentido la iglesia es el lugar sagrado, en el otro, es el
ámbito de habilitación, ordenamiento, administración de lo religioso y de lo sagrado.83
Pero al referirnos a la iglesia estamos haciendo siempre una lectura histórica, porque si bien se trata de
una misma entidad o de entidades análogas, los diversos contextos han producido una presencia y una
acción de la iglesia acorde a la variación temporal. La iglesia nació en un momento dado, con hombres
determinados y respondiendo a su encarnación en la historia. Y cada iglesia – más allá de los mandados
revelados y trascendentes – debido a este principio de encarnación en determinadas formas (por ejemplo
culturales) asume rasgos particulares aunque participe de un legado y de una misión universal y eterna. Es
sumamente importante precisar esta contextualización histórica porque al hablar de matriz eclesiástica no
estamos hablando de una matriz que opera en una iglesia atemporal y eterna, sino una iglesia situada en un
momento histórico establecido, preciso, específico, en el que esa matriz pudo operar. (DUCH, 1995: 380). No
es la iglesia de todos los tiempos la que aportó a la matriz eclesiástica de la escuela moderna; es la iglesia de
la disolución del medioevo y de los albores de la modernidad, iglesia que vivió en contextos particulares y
afrontó situaciones específicas la que alumbró un instrumento de educación y civilización que caracterizó a la
lógica de la modernidad y contribuyó a instalarlo en su paisaje.
Al hablar de matriz eclesiástica estamos denotando una función de “alumbramiento” o de “dar forma” en
un momento histórico dado. No podemos desconocer que la iglesia o las iglesias (las diversas confesiones)
no se retiraron después del nacimiento, no abandonaron el escenario, ni mostraron absoluta conformidad
con las construcciones de la modernidad, sino que aun cuando el ámbito fue ocupado por otros actores y
protagonistas, siguieron defendiendo un lugar propio y aportando creativamente al modelo y al formato
educativo original. De alguna manera cada iglesia se convirtió en una madre que deseaba prolongar en el
tiempo su función procreadora o mantener la tutela con respecto a un instrumento educativo que -
necesariamente y para responder a las crecientes demandas de sus usuarios - sufrió numerosas mutaciones.
No nos ocuparemos de esa historia, ni consideramos pertinente abrir juicio sobre ella: la historia posterior a
la matriz es otra historia, frecuentemente jalonada por diversas luchas, antagonismos, interpretaciones y
condenas, pero metodológicamente acallada para detener la búsqueda de los orígenes, del nacimiento
primitivo.
83
Al referirnos a la iglesia, reconocemos la tradición occidental de iglesia y, a partir del siglo XVI, la presencia de la
iglesia católica junto a las diversas iglesias de la reforma. Las fuentes buscan rescatar todos los materiales y
documentos relacionados con el tema, distinguiendo y ubicando su origen, respetando el valor de todos ellos.
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Tal vez debamos afirmar que si bien hubo actividad educativa (eventualmente escolar) en el período
medieval de la iglesia, durante la cristiandad, la evangelización se realizaba principalmente por
impregnación, reduciendo la intencionalidad y los efectos de la labor educativa. Las costumbres públicas, las
ideas, las normas, los valores, las leyes, los principios, el discurso, estaban bañadas de cristianismo, de
manera que, casi automáticamente, cuando los sujetos se integraban a la sociedad, se integraban también a
la Iglesia. Los mensajes redundantes de todas las instituciones asociadas operaban como un poderoso
refuerzo educativo, desplazando la formalidad de los procesos formativos. (SEGUNDO, 1968: 106)
La iglesia que durante siglos ligó su fe a una imagen determinada y estática del mundo, defendió la
síntesis del saber y la estructura absolutamente jerárquica de la realidad, cedió ante una fuerte tentación de
inmovilismo y la conciencia de un estado ideal que miraba con horror toda búsqueda, novedad o inquietud,
sacralizó las estructuras y condenó a quienes pudieran amenazar el orden establecido de las ideas y de las
cosas. Esa iglesia que hecha cristiandad había recorrido el escenario medieval, se encontró en los albores de
la modernidad con una fractura interior (reforma / contrarreforma) que se proyecto hacia el exterior y hacia
la sociedad. La ruptura de la unidad original marcó el inicio de una nueva actitud historial, cultural y
educativa. Si bien la historia de la iglesia es una historia también de la educación, su función educadora –
asociada a la creación de verdaderas estructuras – se produce en un contexto particularmente dinámico,
cuando se rompe este período de latencia e irrumpen – a partir los diversos movimientos críticos y
reformistas – los signos de la duda y de la inestabilidad de las verdades, de los enfrentamientos y las luchas,
de la proyección educativa y escolar de la misión pastoral, evangelizadora y, también, conquistara de los
fieles.
He aquí una de las razones fundamentales por las que la matriz eclesiástica debe privilegiarse frente a la
matriz monástica: el fenómeno que da origen a la escuela tiene una historia que pre-existe a los monasterios,
incluye la rica experiencia de la vida religiosa y monacal, y se proyecta sobre el quiebre de la edad media y el
inicio de los tiempos modernos, absorbiendo los densos movimientos religiosos del siglo XV y la violenta
fractura del siglo XVI. Sin esos tres momentos – jerárquicamente diversos – la matriz se desfigura y no llega a
constituir la trama buscada o el molde necesario. Es la iglesia o las diversas iglesias las que constituyen la
matriz eclesial que deseamos investigar. Y pretendemos hacerlo en sus dos acepciones fundamentes: (1º)
como institución que congrega y organiza a quienes participan de la misma fe, (2º) como construcción y
espacio en que tienen lugar las diversas expresiones del culto y de la fe, porque – en sus dos acepciones
fundamentales – puede constituirse en la razón original de la lógica de la escuela moderna. Quisiéramos
reformular y completar la afirmación de PINEAU (1999: 52): “La escuela retomó de la matriz eclesial (no solo
del monasterio) un número determinante de caracteres y los reescribió según la lógica moderna”.
sistemática (trama) de una modalidad educativa (referencia) que caracterizó a la modernidad y que se
convirtió en la expresión misma de la educación: la escuela. La matriz eclesiástica aporta el ser y el hacer
de la institución escolar, ya que define a la escuela como escuela, la presenta como un instrumento
educativo eficaz (aunque no con la potencialidad con que la absorbió el estado moderno y la lógica de la
modernidad), y aporta la casi totalidad de los recursos que permiten su funcionamiento institucional en
el contexto de un sistema. Los caracteres fundantes de la escuela, aquellos que permiten definirla como
escuela 84y diferenciarla claramente de cualquier otra institución, encuentran su raíz y fundamento
(antecedentes genéticos) en la matriz religiosa sin que por ello se limite o se impida su natural
dinamismo y transformación.
El progreso histórico de la escuela moderna (PINEAU, 1996, 1999, 2001; DUSSEL- CARUSO: 2000;
HAMILTON, 1996) no es la traducción fiel y servil de la matriz eclesiástica, sino el desarrollo expansivo y
la transformación de los gérmenes originales. La probada incorporación de muchísimos ingredientes e
innovaciones - que creativamente se pudieron hacer durante los siglos XVIII, XIX y XX - siempre
impusieron una respetuosa aceptación de la estructura original que se mantuvo y se fortaleció con el
paso del tiempo. La modernidad se apropió de la escuela, la convirtió en una expresión y en una
prolongación de sí misma, pero nunca se atrevió, o no necesitó o no pudo, cambiar la estructura original
de la matriz eclesiástica. De esto se trata cuando aludimos al método genealógico: se trata de un análisis
histórico que intenta exponer y dilucidar cómo los elementos discursivos (las ideas educativas, las
prácticas escolares, los contextos sociales e ideológicos) se rompen y se reconectan para formar nuevos
elementos discursivos, nuevas estructuras, nuevas convicciones. “La genealogía investiga las
continuidades y discontinuidades, las rupturas y rompimientos que se producen en los discursos y las
prácticas sociales y examina las relaciones entre esas continuidades y discontinuidades”. (JOHANNESSON,
2003: 248). 85 Intentamos comprobar de qué manera la matriz se mantiene y se proyecta, y al mismo
tiempo produce una ruptura y engendra una estructura nueva, alimentada por los elementos originales.
Nos interesa profundizar en las configuraciones originales para certificarlas y, al mismo tiempo, para
probar que los desarrollos posteriores son verdaderas re-creaciones que le han otorgado un alcance casi
inimaginado al discurso original: nuevos recorridos e interpretaciones. Por eso puede afirmarse que entre
la matriz eclesiástica y la lógica de la escuela moderna hay juego dialéctico de continuidad y
discontinuidad, porque allí se concentran todos los componentes esenciales de la escuela y al mismo
tiempo – trabajando con la misma estructura – las escuelas son diferentes, cumplen roles analógicos,
homónimos, pero disímiles.
84
cfr. Introducción. La definición categorial que propusimos y fundamentamos.
85
JOHANNESSON Ingólfur A. (2003: 247 y ss) en POPKEWITZ T., FLANKLIN B., PEREYRA M (2003)
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Cabe peguntarse por qué hemos privilegiado la matriz eclesiástica sin analizar los aportes de otras
matrices alternativas, como la matriz militar. Es Indudable que pueden observarse una serie de
coincidencias que ameritan su consideración y estudio: (1º) el sentido incuestionable y unilateral de la
obediencia, de la disciplina y de la autoridad: quien está arriba (lugar físico y simbólico) manda, y a los
que están debajo siempre les corresponde obedecen; (2º) las normas y las disposiciones no se discuten,
ni se justifican: se acatan; pueden estar equivocadas pero debe ser respetadas, porque cualquier
resistencia o desobediencia altera el orden institucional y los principios de la organización; (3º) la
presencia de batallones, compañías es asimilable a las categorías de clases, divisiones, agrupamientos y
escuelas; (4º) el espacio de los cuarteles, con divisiones y dependencias es un territorio militarizado
(seguridad y defensa) y se asemeja al espacio delimitado y planificado de la escuela que escolariza
(sacraliza) toda su geografía; (5º) control estricto de las entradas y de las salidas en los momentos
reglamentarios indicados: nadie ingresa y ni egresa sin la expresa autorización de los controles
habilitados; (6º) en ambos territorios pueden y deben estar solamente quienes legítimamente forman
parte de la institución; (7º) ajustado control sobre la distribución y el uso del tiempo; (8º) son rigurosos
los registros y las anotaciones, respondiendo a la necesidad de asentarlo y documentarlo todo
(compartiendo denominaciones similares, tales como “parte diario”, “situación de revista”, “altas y
bajas”, “deserciones y desertores”, etc.); (9º) presencia de rituales específicos del medio: marcha,
parada, saludo, tratamiento formal, uniformes, sistema de símbolos y señales; (10º) sistematización de
ciertos códigos no verbales como sustitutos de la palabra: campanas, clarines, timbres, palmadas,
movimiento de brazos y manos, silbatos, etc. ; determinados sonidos sirven para reunir a la tropa o a los
alumnos, formar filas, iniciar el canto de los himnos, dirigir los desplazamientos, autorizar la
desconcentración ordenada, señalar o castigar, etc. ; (11º) semejanza en el ordenamiento de las filas, la
distancia entre los sujetos y las formaciones para las marchas; (12º) presencia de grados y jerarquía, con
una rígida cadena de subordinación, y con la necesidad constante de recurrir a los superiores que se
reportan sucesivamente y que asumen niveles progresivos de responsabilidad (vías jerárquicas
obligatorias); (13º) las guardias, la vigilancia, la protección, el cuidado: la presencia de “miradas eficaces”
que lo controlan todo; en el ejército se vigila todo y todos se sienten vigilados para lograr los fines
establecidos; en la escuela la vigilancia es la única forma de asegurar el control de los cuerpos y de las
conciencias; (14º) los uniformes y la necesidad de la homogeneización universal para (a) eliminar
cualquier tipo de diferencia, (b) identificar a todos los que pertenecen al sistema, y (c) asegurar la
vigencia de la identidad (militar o escolar) fuera del mismo.86
Sin embargo la llamativa semejanza de las estructuras no autoriza a convertir al modelo militar en
ANTECEDENTE O MATRIZ de la escuela. En realidad el orden y la metodología en el ámbito militar y en el
ámbito escolar, son fenómenos análogos, pero contemporáneos: es la modernidad, entre el siglo XVI y el
siglo XVIII, la que consagra un modelo de organización y procedimiento (FOUCAULT, 1989: 139) que con
asombrosa coincidencia reflejan tanto los ejércitos como las instituciones escolares. No hay una relación
causal entre ellos. Los procesos de normalización y disciplina, y de sujeción a modelos racionales y
metódicos se producen en los albores de la modernidad. La escuela – que debe a la matriz eclesiástica su
nacimiento – adquiere alguna de las formas que comparte con el ordenamiento militar, respondiendo a
parámetros comunes (cosmovisión o figura del mundo) que se respiran en la época y se refuerzan con el
86
Cfr. DUSSEL Inés (2003: 227 y ss.)
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paso del tiempo.87 Esto no nos impide señalar que uno de los movimientos educativos relevantes de la
reforma católica, asumió caracteres militares (la Compañía de Jesús) respondiendo a los antecedentes de
su fundador, y que en tránsito del siglo XVIII al XIX, Napoleón Bonaparte le imprimió un formato militar al
sistema educativo francés y a sus actores, al mismo tiempos que se instaló en el espíritu de la época la
concepción complementaria que en materia educativa y de formación de ciudadanos representaron (1º)
el tránsito por la escuela, y (2º) el tránsito por el servicio militar, ambos obligatorios (QUERRIEN, 1979:
59) DUSSEL (2003), FOUCAULT (1989), QUERRIEN (1979)88, y CASTILLO (1999) abordan el tema desde
perspectivas diferentes.
QUERRIEN, por ejemplo, se pregunta: “¿Cómo dirigir y enseñar a una tropa de alumnos? ¿Cómo
gobernarlos?”. El único modelo disponible para esta tarea era el modelo militar y, por eso el aula se
conformó como un espacio donde se produce una militarización particular. Sin embargo los ejércitos y el
referente militar no eran el único modelo para pensar en cómo gobernar un grupo. Las tradiciones
religiosas proporcionaban otro modelo que inspiró a muchos pedagogos cuando se preguntaron cómo
debía organizarse un aula: el pastorado. (DUSSEL, CARUSO, 1999: 53). QUERRIEN (1979: 45) señala el
modelo militar aunque lo sitúa a mediados del siglo XVII, y en ese momento ya la modernidad había
aportado numerosas respuestas de educación escolarizada. Para probarlo rescata al los aportes del
sacerdote Carlos Démia (1637-1689)89. No se puede negar que en los desarrollos posteriores, el modelo
militar participa con importantes ingredientes a la configuración de la escuela moderna, aunque no
pueda ser considerada como el elemento constitutivo de su matriz. 90
87
Un minucioso análisis de los caracteres enunciados permite descubrirlos en la estructura de la iglesia: grados y
jerarquía, obediencia, subordinación, espacio, tiempo, orden legislado, rituales, señales, vestimenta y uniformes,
sistema de registros, estructura de encierro, etc. El riguroso ordenamiento eclesial no trabaja sobre la imaginación y
la creatividad, sino sobre la sucesión pautada, pre-establecida y acordada de gestos: los celebrantes y los feligreses
responden a un orden explícito que todos reconocen y aceptan por igual. No ha sido por cierto el ámbito militar la
fuente de tales caracteres.
88
“El servicio militar y luego, el escolar son formidables máquinas de urbanización y de formación para el trabajo
asalariado, doméstico, a través de la inculcación de hábitos de vida colectiva, de movimientos de conjunto y sobre
todo de obediencia que inoculan en los cuerpos de cada uno” (QUERRIEN, 1979:41 cita a Junes Simon, 1867) No
hace más que tomar las ideas lancasterianas (DUSSEL – CARUSO, 1999: 104) que pretendían definir un método que
operara mas allá de las cualidades del maestro. El ejército representaba “un sistema que más que la persona, está
investido de autoridad; el rango, antes que el hombre, ordena la obediencia, y el oficial subordinado es tan
prestamente obedecido como su jefe”.
89
Querrien introduce la figura de Carlos DÈMIA y su L’ecole paroissiale ou la maniere de bien instruire les enfants
dans les petites écoles (1654) y afirma que es el método de enseñanza mutua el que introduce – en el siglo XIX y en
las escuelas - la disciplina y la puntualidad militares, por lo que rápidamente se ve en ese método de enseñanza
escolar un instrumento infalible para preparar también buenos soldados. El alumno y el soldado aprenden al mismo
tiempo a obedecer y a mandar. Hábito, orden, regularidad y obediencia se aprende en la escuela, se consolida en el
ejército y sus frutos se recogen en la sociedad: el hombre domesticado que es un buen ciudadano y un responsable
trabajador. (QUERRIEN: 45, 56, 59,60
90
Querrien (1979: 45) también sugiere – citando a Ariés – los vínculos con la ESTRUCTURA DE LOS TRIBUNALES Y LA
JUSTICIA: “Es de señalar que los primeros términos técnicos para describir el espacio pedagógico eran idénticos a los
utilizados en los tribunales: el estrado de pequeños asientos con escolares bien ordenados”.
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dos instituciones en cuestión, con probadas similitudes en los formatos. Las notas distintivas de los
ejércitos modernos presentadas por CASTILLO reproducen caracteres del proceso de escolarización
(organización homogénea, disciplina y coordinación, sistema de jerarquías, división en grupos articulados
en una totalidad, distribución racional, asignación de funciones, presencia de ideologías legitimadoras,
progresiva constitución de la identidad nacional). No puede resultar extraño, ya que el ejército y la
escuela (remotamente el monasterio y las fábricas y los talleres de la revolución industrial moderna) son
instituciones de encierro que pueden asimilarse a los formatos de la normalidad socialmente establecida,
frente a los encierros sanitarios que disponen el aislamiento y el control para las a-normalidades:
hospitales, manicomios, cárceles.
Descartada la hipótesis de una relación causal entre ambos, es posible destacar el eje de referencia: el
Estado Moderno. Escuelas y Ejércitos terminan sirviendo al naciente estado y multiplican su poder a calor
de su respaldo; es allí en donde se pasa de una relación analógica a una articulación funcional. El Estado
moderno necesita del ejército para constituirse y reafirmarse en plano de su territorio y de sus derechos;
pero ese mismo estado requiere la presencia de la educación escolarizada para constituirse en su
interior, convirtiendo en ciudadanos a sus habitantes y disciplinando la tensión entre las demandas
individuales y las imposiciones sociales. Tal vez por ello, el paisaje moderno se llenó de escuelas y
multiplicó sus cuarteles en la mayoría de las ciudades 91, porque la nueva sociedad demandaba de
manera progresiva la presencia disciplinadora y civilizadora de ambas instituciones, que en el ejercicio de
una economía racional en la selección de tácticas (como planificación y ordenamiento previo) y
estrategias (como acción y determinación operativa) construyeron un lenguaje común para perseguir
objetivos diversos, pero funcionalmente complementarios. Se alimentaron recíprocamente de la
predisposición a la transferencia y a la permeabilidad, situación que no puede ser observada en la
relación fundante de la matriz (eclesiástica) con respecto a la creación institucional (la escuela), cuya
relación es unidireccional y no admite retroalimentación. El poder del Estado moderno sembraba en las
escuelas sus ideales ciudadanos y en el servicio militar el patriotismo y la defensa del territorio, con la
deliberada intención de cosechar la sujeción de todos a la ley común y convertir a los habitantes en
ciudadanos celosos en la salvaguardia de los bienes comunes. Pero en sus orígenes, escuelas y ejércitos
modernos – herederos de una prolongada historia – responden a otros factores. Mientras la escuela
moderna hunde sus raíces en la matriz eclesiástica, el ejército moderno es la resultante de una serie de
influencias que aun debaten las diversas corrientes historiográficas (CASTILLO, 1999: 15).
91
A mediados del siglo XVIII, había cuarteles en 320 ciudades de Francia, organizando la presencia de alrededor de
200.000 soldados. (FOUCAULT, 1989: 145)
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Los aportes que realiza DURKHEIM (1982), ampliamente consultado y citado (TRILLA: 2002; VARELA –
ALVAREZ URIA: 1991; QUERRIEN A.: 1979; PINEAU, DUSSEL CARUSO: 2001; VAN HAECHT A.: 1999;
AGUIRRE LORA: 2001; POPKEWITZ, FRANKLIN, PEREYRA: 2003; DUSSEL- CARUSSO: 1999), permiten
profundizar y fundamentar las referencias expuestas, asociando la idea de matriz a la de germen inicial:
“Para entender bien el desarrollo de un ser vivo, para explicar las formas que presenta en los momentos
sucesivos de su historia, habría que comenzar por conocer la constitución del germen inicial que es el
punto de partida de toda su evolución. Sin duda, ya no se admite hoy que un ser esté completamente
preformado en el huevo que ha surgido; se sabe que la acción del medio ambiente, de circunstancias
exteriores de todo tipo no es en absoluto despreciable. No es menos cierto que el huevo tiene una
influencia considerable sobre toda la sucesión del devenir. El momento en que se constituye la primera
célula vida es in instante radical, incomparable, cuya acción se hace sentir durante toda la vida. También
lo es en las instituciones sociales, cualesquiera que sean, como seres vivos. Su futuro, el sentido en el que
se desarrollan, la fuerza que presentan en la sucesión del devenir depende estrechamente de la
92
Curiosamente alude al término matriz (143) y propone la profundización – sobre los documentos – de la línea de
investigación. (165). La iglesia no sólo es la matriz sino que es una madre protectora que reaparece para cuidar la
hija que ha dado a luz. (1991: 283)
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naturaleza del primer germen del que han surgido. (…)De hecho, esta dependencia procede simplemente
de que las escuelas comenzaron siendo obra de la Iglesia: la Iglesia las trajo a la existencia, y así se
encontraron desde su nacimiento, desde la concepción por así decirlo, marcadas por su carácter
eclesiástico del que tantas dificultades tuvieron para despojarse después. (…)Todo procede de ahí; y por
eso es preciso partir de ahí. Y también porque nuestra organización escolar, con toda su complejidad se
derivó de esta célula primitiva, ésta es la que nos explica y la única que puede explicarnos ciertas
características esenciales que ha presentado a lo largo de su historia y que ha conservado hasta nuestros
días” (DURKHEIM: 1982 46 -: 51)
Distinguimos documentos que refieren datos de períodos y prácticas, y documentos que exhiben el
pensamiento y los procesos discursivos de referentes fundamentales. En todos los casos no nos interesa
rearmar una historia de la educación o de la escuela, sino rescatar en cada caso por qué aportan
elementos valiosos para la constitución de la matriz. No se trata de cualquier dato educativo, sino
solamente de aquellos que – desde el contexto específicamente religioso – definen las prácticas
educativas escolarizadas, configurando un formato institucional que terminan imponiéndose como
hegemónico y necesario en el paisaje de la modernidad. Hay períodos y representantes: aunque
necesitamos desplegar lo que piensan y hacen, las razones por las que se constituye el pensamiento y se
torna vigente una determinada cosmovisión con sus contribuciones específicas a la educación, lo que en
realidad debemos privilegiar son las marcas que los períodos o los representantes han dejado en la
conformación de la matriz y – a través de ella – en la escuela moderna. Esas marcas no siempre se
exhiben o están en la piel de la matriz, sino que muchas veces han dejado rastros más profundos e
interiores. El trabajo hermenéutico debe ser paciente. No todo lo que acontece o se dice moldea de la
misma manera: los períodos históricos (la educación medieval, por ejemplo) dejan rastros más sutiles, ya
que las prácticas van amoldando los rituales y los actores; los representantes (Erasmo o Calvino) se
mueven entre las construcciones discursivas - muy variable en sus formatos – y la organización
progresiva de propuestas educativas escolares. Se trata de influencias directas e indirectas, sustanciales o
accidentales, pero en todos los casos se trata de influencias que han dejado sus rastros en la
configuración religiosa de la escuela moderna. Las influencias directas han instalado – casi de manera
definitiva – caracteres tales como la obligatoriedad, el orden metódico de las actividades, la organización
de los contenidos, la distribución del tiempo y del espacio. Las influencias indirectas refieren cuestiones
más generales: la estructura de encierro, la construcción del sujeto como creyente o ciudadanos, la
configuración de los educadores responsables. En uno y en otro caso, períodos y representantes piensan
y hablan desde la cosmovisión religiosa y pronuncian mensajes educativos, porque de manera creciente y
progresiva, descubren una institución histórica como la escuela y la convierten primero en un
instrumento, y luego en una necesidad y en una garantía para lograr los fines religiosos propuestos. Esa
escuela configurada en el interior de las confesiones religiosas, con netos caracteres eclesiásticos, esa
escuela se transforma en la matriz que da a luz – en un alumbramiento paulatino – a la escuela
moderna.
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La ubicación geográfica de estas escuelas tenían vínculos directos con la iglesia o con los
monasterios y los responsables guardaban relación directa con la función eclesiástica, pero los
testimonios no muestran ni una organización, ni universalidad, ni un nivel educativo que permita
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asociarlas con las escuelas modernas. Los mismos monasterios tuvieron un servicio discontinuo, ya
que primaba el interés de formar a sus propios monjes respetando la clausura.
Las escuelas reales estaban lejos de atraer a los alumnos y entusiasmar a las familias, en una
sociedad que tenía predefinidos la ubicación y el desempeño social, la certeza con respecto a las
exigencias de la vida terrena y las promesas para la vida futura. La educación era requerida –
especialmente – para quienes debían desempeñar una función que exigiera alguna preparación
letrada.
Mas que mencionar los caracteres de su organización – detalladamente presentadas por las
Reglas de San Benito – podemos reconocer en ellos elementos educativos que no lo
transformaron en una escuela, sino que operaron como instrumento cultural de organización: la
distribución de los espacios, el riguroso ordenamiento del tiempo (horario y reloj), la asociación de
la oración con el trabajo, la asignación de los roles, la vigilancia permanente (panóptico), los
valores religiosos que catalogaban las acciones permitidas y prohibidas, los criterios de acceso y
permanencia, la defensa de la interioridad monacal son elementos que en muchos casos
reproducen prácticas de la iglesia y, en otro, introducen una absoluta novedad.
Las mismas reglas son anticipo de los Reglamentos escolares posteriores, ya que con minuciosa
previsión se aplica un micro-control sobre cada una de las acciones, reflejando las costumbres, los
desvíos y las dificultades del momento. Regla y monasterio son el ámbito de la salvación como lo
son las iglesias (institución + construcción) para todos los creyentes, como la escuela será el
ámbito de salvación de la modernidad.
La vida monástica está recorrida por la ascesis como el esforzado y pleno ejercicio de las
virtudes para el logro de la perfección cristiana. A este sentido positivo se le suma el sentido del
renunciamiento y de la privación que instalada y anticipa la cultura y el relato del esfuerzo propio
de la sociedad moderna (Max Weber): toda privación y sufrimiento es directamente proporcional
al goce de la vida definitiva. Concepto tales como austeridad, privación, esfuerzo, resistencia al
sufrimiento, negación de todo placer, sometimiento del propio cuerpo quedan instalado en la
sociedad occidental.
El monasterio y la vida monástica operó como una matriz remota de la vida religiosa y
consagrada en general, de tal manera que las sucesivas órdenes o congregaciones religiosas
asumieron algunos de sus caracteres. Las asociaciones religiosas de tercera generación – surgidas
al calor de las disputas de la reforma – trasladaron indirectamente caracteres de la vida religiosa y
monacal a la estructura escolar. Una simplificación de las instituciones eclesiásticas y de su historia
condujo a concluir la co-relación directa entre monasterio y escuela. ) El monasterio prueba en su
letra (Reglas) y en sus prácticas (tradición y testimonios) que se trataba en una verdadera opción
entre los adultos, al punto tal que se dilataba y probaba su ingreso definitivo a través de diversas
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Entre los que asumieron esta responsabilidad debemos destacar a los HERMANOS DE LA VIDA
COMÚN una asociación religiosa que sumó a sus labores apostólicas la preocupación educativa,
asumiendo el servicio y el control de uno de los colegios medievales a los que concurrieron
numerosos representantes de la cultura moderna. Sin haber construido un formato escolar
definido pudieron sembrar entre sus frecuentadores un estilo de ordenamiento institucional y una
práctica pedagógica que excedía lo meramente religioso para hacerse también cargo de lo cultural.
Cuando demandaron las escuelas para responder al nuevo contexto pudieron imaginar y proponer
para los diversos niveles las experiencias favorables vividas en los Colegios de esta asociación. Los
Hermanos de la Vida común representan un punto de contacto entre el modelo monacal, la
estructura de los monasterios y la configuración de la lógica escolar de la modernidad; sus aportes
son precisos: un orden interno, demarcación en el territorio y organización de los horarios,
sumando aportes de instrucción religiosa y vida espiritual, asociado con algunos aportes
culturales.
CAUSA FORMAL: el molde o estructura que le CAUSA MATERIAL: la presencia de una sociedad
permitió a la institución educativa funcionar moderna en plena crisis de ideas religiosas que
según un determinado formato (matriz exigía un proceso de intervención educativa y
eclesiástica). disciplinaria por parte de las referentes del poder
religioso.
CAUSA EFICIENTE: los representantes CAUSA FINAL: obra como un modelo perfecto,
modernos que contribuyeron a gestar la matriz una organización social que institucionaliza la
y los representante modernos que la educación y le otorga un funcionamiento
configuraron y la consolidaron. ajustado a las necesidades sociales y a las
demandas de los usuarios.
Sin la necesaria presencia de estos cuatro elementos no hubiera podido darse a luz la escuela:
(1) sus promotores y creadores, con el atrevimiento, la creatividad y la vocación necesarias; (2) el
modelo ideal que permitió consagrar el formato perfecto; (3) una matriz moldeadora y generadora
de orden que permitió darle una organización racional a la naciente institución; (4) una masa de
feligreses, súbditos, ciudadanos, trabajadores, funcionarios, soldados, seres humanos que debían
ser educados: moldeados, disciplinados, evangelizados, civilizados, moralizados, humanizados.
ERASMO funciona como una figura anticipatoria que genera y proyecta su pensamiento sobre
el escenario previo a la reforma. No se trata de unos de los representantes y discursos
constitutivos de la escuela moderna, pero es un nexo entre la educación medieval, las prácticas
formativas de los Hermanos de la Vida común y algunas experiencias formalistas renacentista del
siglo XV: creemos que algunos aspectos de un pensamiento llegaron a conmover los cimientos de
algunas tradiciones y formulaciones significativas. En los escritos de Erasmo hay anticipaciones
educativas que reflejan algunos de los criterios y los principios que luego se convirtieron en
formulaciones operativas en los escritos e en determinaciones de los Reformadores del siglo XVI y
XVII. Mas allá de las limitaciones impuestas por el contexto en el que Erasmo recibió su educación
y las condiciones en las que vivió, supo puntualizar una serie de principios que fueron cosechados
y aplicados por los organizadores de la matriz eclesiástica de la escuela moderna. Sobre todo es
necesario destacar su insistencia en la responsabilidad de los gobernantes en garantizar la
educación de sus súbditos y la necesidad de unir – en el creyente – la cultura con la fe, la
educación con la evangelización.
son muchos los que acceden a los mismos contenidos y a su interpretación. No se trata ya de una
producción libre, variable, cambiante, sino que se impone una coincidencia textual necesaria. Y en
la escuela el libro será el instrumento de trabajo compartido entre el maestro que enseña y los
alumnos que estudia: no es lo mismo hablar o leer para que escuchen que acceder todos al mismo
texto y a su explicación o interpretación. Se instala una manera tipográfica de ordenar las ideas y
de sistematizar el conocimiento.
orden racional de los estudios sagrados) y sumar a los procesos de evangelización la presencia de
escuelas que permitieran consolidar las convicciones. Los feligreses se registran y su ingreso
representa un doble movimiento de pertenencia por parte del creyente y de propiedad por parte
de la Iglesia. Al escolarizar la educación, las confesiones pretendieron concentrar en esa institución
– hecha a imagen y semejanza de las iglesias – la única forma de educación socialmente necesaria
y obligatoria. No se trataba solamente de una oferta sino de una necesidad a la que todos los
feligreses debían responder para poder crear y mantener la unidad. El Concilio no definió la
organización de las escuelas, sino los principios y los criterios. Entre los debates y definiciones
dogmáticas, la confesión (que separa a católicos de protestantes) representa una cuestión que
instala también en las escuelas el mecanismo de la regulación objetiva y subjetiva de las
conductas, el arrepentimiento y la conversión (poder pastoral)
IGNACIO DE LOYOLA había fundado una orden religiosa destinada a ser la responsable de una
nueva evangelización en el contexto de la contra-reforma, y asume el compromiso educativo
aportando no sólo propuestas y especulación, sino la fundación y la organización de numerosos
colegios principalmente dedicados a los quienes ya habían transitado por las primeras letras y se
preparaban para desempeñar alguna función en la Orden, en la Iglesia o en el Estado (formación
de elite). Al orden metódico racional y a la rigurosa disciplina organizativa se le sumó la formación
en la piedad y en las letras, armonizando la preparación cultural con el desarrollo de la fe y de los
conocimientos religiosos. El esfuerzo de Loyola consistió de darle identidad al tipo de educación y
de escuela de la Compañía de Jesús, reglamentando un estilo que debía caracterizar e identificar a
todas las fundaciones (sistema homogéneo y normalizador). La redacción de la Constituciones
(1547 – 1556) de la nueva orden se prolongó en la Redacción del reglamento de la preparación de
los religiosos, antecedente del ordenamiento de las escuelas (1548). Si bien Loyola tiene
formación militar (Compañía de Jesús), la base eclesiástica y las experiencias educativas de la
universidad (modus parisienses) son las que marcan con mayor fuerza la formación de la
estructura escolar.
COMPAÑÍA DE JESÚS Y LOS JESUITAS. Colegios de los Jesuitas fueron construyendo un estilo
y una metodología de organización y de enseñanza cuya arquitectura fue construida y
consensuada en ratio studiorum (1599 / 1616) ofreciendo la primera estructura de organización
escolar en los siguientes aspectos: (1) delimitación del colegio o escuela, (2) función y
jerarquización de los educadores y directivos, (3) exigencias para la formación religiosa y teológica,
(4) orden de la enseñanza en las letras, (5) ordenamiento y clasificación de los alumnos (espacio +
caracteres personales), (6) registros y catálogos escolares, (7) gradualidad y organización
curricular, (8) estructura de la lección o de la clase. (9) orden y disciplina en las escuelas, (10) la
sujeción y la obediencia, (11) exámenes y acreditaciones, (12) organización del tiempo escolar,
(13) organización de los espacios, (14) omnes (simultaneidad) et singulatim (cada uno). Se trataba
de escuelas gratuitas pero no universales, ya que su ingreso suponía el conocimiento de las
primeras letras y un nivel de exigencia que no todos podían soportar. Esta situación convirtió
estratégica y funcionalmente a las escuelas jesuitas en formadoras de elite, favoreciendo el papel
de los intelectuales y los funcionarios en el agitado clima de la contra-reforma. Lo más importante
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JOSÉ DE CALASANZ desde su función sacerdotal descubre el estado de las escuelas populares
y la posibilidad de construir escuelas verdaderas, en donde se puedan enseñar al mismo tiempo la
piedad y las letras, como una preparación necesaria para la vida. Conoce el modelo jesuita pero
pretende universal la educación a través de escuelas elementales. Primero descubre la misión y
luego arma la orden religiosa que pueda contribuir a construirla. Los escolapios son sacerdotes y
religiosos que tienen como prioridad educar en y desde la escuela. El lugar de la evangelización es
la escuela que se constituye en el cuarto voto religioso. No produce obras teóricas sino que ordena
el funcionamiento de cada una de las escuelas con sucesivos reglamentos (entre 1610 y 1645) y
trata de atender a las necesidades de los más pobres y a las poblaciones desprotegidas, porque la
formación religiosa, moral e intelectual (lenguas vernáculas, matemática, ciencias, escritura)
representa un reaseguro para la sociedad, los estados y la Iglesia. Debe luchar contra diversos
ataques de diversos sectores de la Iglesia que desconfiaban de sus ideas (contacto con Galileo y
Campanella) y de su obra. Los memoriales y las Constituciones de la orden fueron también fuentes
de inspiración y consulta.
LAS ESCUELAS PÍAS Y LOS ESCOLAPIOS. Los aportes a la constitución de la matriz fueron los
siguientes: (1) creación de la escuela popular, gratuita, universal y obligatoria; (2) formación
religiosa; (3) preparación, selección y cualidades necesarias de los maestros; (4) dirección de las
escuelas y orden jerárquicos de los responsables; (5) organización y orden necesario de las
escuelas; (6) caracteres de la clase ordenada (tiempo, rituales y espacios); (7) Disposiciones,
advertencias y prohibiciones (mandamientos del buen obrar); (8) Criterios disciplinarios y
sanciones; (9) Método de enseñanza simultánea; (10) organización gradual de la enseñanza:
acreditaciones; (11) Conexión familia-escuela. Horario y organización del tiempo; (12) Calendario
escolar y exámenes; (13) Registros administrativos de la escuela (libros); (14) Elementos necesarios
para el trabajo en la escuela; (15) Arquitectura escolar; (20) Sistema educativo de las Escuelas Pías.
JUAN AMOS COMENIO. Es el primero que sistematiza y crea un material teórico para ordenar
las ideas existentes sobre el valor de la educación y el papel de las escuelas. El religioso y
reformador moravo construye sus ideas no sobre la organización efectiva de la educación
(constituciones y reglamentos) sino sobre discursos enunciativos, argumentativos y desiderativos.
Si la educación es necesaria, es una responsabilidad de los pastores y los gobernantes y debe ser
universal. La única manera de ponerla en acto es creando escuelas que sean portadoras de la
verdadera educación y que se rigan según los preceptos metódicos y racionales necesarios. Las
escuelas deben funcionar como “verdaderos talleres de hombres”, ya que es a través de la
educación que los hombres se vuelven tales. Como el concepto de humanidad implica una
dimensión trascendente, la educación representa también un camino de salvación. Predomina un
sentido de homogeneización cuya vigencia se extenderá a la lógica de la escuela moderna:
destinatarios, saberes, fines, metodología, escuela, tiempo, espacio, educadores, contenidos,
educación.
EDUCACIÓN PARA TODOS, ESCUELAS NUEVAS. Frente a las escuelas del pasado – denunciada
por muchos y condenadas por todos – Comenio propone la figura de las escuelas nuevas, las única
posibles y necesarias para responder a su proyecto: (1) fin religioso y destino trascendente; (2) la
educación determina antológicamente al hombre; (3) la educación necesaria sólo puede realizarse
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en las verdaderas escuelas; (4) para ser escuelas deben reunir caracteres esenciales: universalidad,
contenidos necesarios (pansofía), organización rigurosa del tiempo, disciplina y control, orden y
rigor metodológico en la enseñanza (panarmonía), organización del espacio del aula,; (5) orden
racional y necesario de las escuelas; (6) vigencia universal de las escuelas y de la educación. Las
escuelas nuevas son las que permiten construir una nueva sociedad (civilizada y en paz) y deben
ser responsabilidad prioritaria de los estados y de las iglesias: invertir en educación y escuelas es la
mejor forma de construir ciudadanos, súbditos, trabajadores y feligreses.
CONSOLIDACION DE LA MATRIZ
da cuenta de los aportes que han aportado el mapa genético original. La única manera de
estudiarlo y abordarlo es partiendo de la escuela misma (unidad de análisis), efectuando un
recorrido genealógico que parte en busca de los elementos (categorías) constitutivos que se han
ido desarrollando a lo largo del tiempo (diacronía) y que funcionan de manera articulada
(sincronía). Cada uno de los representantes seleccionados aporta algo que genéticamente se
constituirá en una nota distintiva al combinarse con los aportes que le van adicionando los
seguidos. Los prolegómenos monacales y los moldes medievales se asocian con la demandas y las
contribuciones modernas para dar vida al nuevo ser, en un contexto de creatividad y de
autonomía. Cuando La Salle aporta sus últimos aportes en el siglo XVIII la matriz de la escuela es
más eclesiástica que nunca, pero – a su vez – parece dispuesta a negociar con otros poderes la
habilitación, la legitimación y la justificación. No discute su estructura organizativa, sino que pone
al servicio de otros marcos legales, de otras instituciones, de otros relatos y de otros fines su
aceitado funcionamiento (máquina de educar).
EDUCACION MEDIEVAL
ANTECEDENTES
VIDA MONASTICA
SIGLO V SIGLO XIV MEDIEVALES Y
COLEGIOS MEDIEVALES
PREMODERNOS
HERMANOS VIDA COMUN
IGNACIO DE LOYOLA
SIGLO XVI CONFIGURACION DE LA COMPAÑÍA DE JESUS
SIGLO XVII MATRIZ ECLESIASTICA JOSE DE CALASANS
ESCUELAS PIAS
ESCUELA Y ESTADO
MATRIZ EN MANOS DEL
SIGLO XVIII PRUSIA, FRANCIA
ESTADO
EDUCACION = ESCUELA
TRIUNFO Y
UNIVERSALIDAD
GLORIFICACION
SIGLO XIX OBLIGATORIEDAD
DE LA ESCUELA
SIGLO XX GRATUIDAD
AFIANZAMIENTO
DE LA MATRIZ DEMOCRACIAS Y PODER
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Las Universidades de este período no han sido bien recordadas. Los testimonios de los estudiantes
y escritores que las vieron fueron poco halagadores. El siglo XVI es, pese a ello, un siglo de patente
explosión en la vida universitaria. En toda Europa se crearon muchísimas nuevas universidades. Las
clásicas y viejas Universidades medievales se vieron desbordadas por la proliferación de nuevas
Universidades, la mayor parte de las cuales surgieron bajo una forma institucional muy característica
de la Contra-reforma, la de los Colegios-Universidades o Conventos-Universidades, también llamados
Universidades menores. Estas Universidades nacieron vinculadas a un Estudio particular en el que se
impartía originariamente enseñanza de tipo secundario, bien como dependientes de una orden
religiosa, que en principio había solicitado privilegio pontificio para formar y graduar con exclusividad a
un número reducido de sus miembros. De todas las Universidades creadas en el siglo XVI, sólo algunas
pueden considerarse Universidades mayores, nacidas al calor de las necesidades corporativas de
profesores y estudiantes o de la iniciativa real o pontificia. Si bien el salto CUANTITATIVO en número
de universidades, estudiantes y graduados era significativo, no se produjo ningún SALTO CUALITATIVO
cuando un mundo de nuevos conocimiento en la filosofía y las ciencias se están produciendo.
El protagonismo de la Iglesia no decae, pero se produce la intervención del poder político, porque
la Universidad fue una institución capaz de fabricar el cuerpo de letrados y funcionarios que el nuevo
Estado requería, exigiéndose titulación universitaria para ocupar los distintos cargos en la
administración del Estado. La Universidad en el siglo XVI fue un vivero de letrados, una cantera de
burócratas, que aspiraban a acceder a una serie de cargos, considerados como el sustitutivo ideal para
los segundones, hijos de la pequeña nobleza, que no podían ejercer como rentistas. La Universidad es
la que suministra las cualificaciones profesionales que necesitan tanto la Iglesia como el Estado. El
hecho de que las universidades sean principalmente eclesiásticas no obsta para que los monarcas
intenten extender su dominio a este campo, bien de modo más o menos simbólico por medio de las
regalías, bien de manera efectiva para asegurarse la formación de las elites que han de dirigir el país.
La tendencia de la monarquía al control en la Universidad se puso de manifiesto en la cada vez más
rigurosa filtración impuesta para el ingreso en la misma, ya que no se había expandido aun la
formación secundaria previa. La universidad no fue permeable al acceso de las clases menos
favorecidas, sino que privilegiaba el ingreso de los sectores con recursos y poder. Mientras las
ESCUELAS se iban convirtiendo paulatinamente en un mecanismo de nivelación de los diversos
sectores, la UNIVERSIDAD mantenía los antiguos privilegios.
La carga horaria en las Universidades era notoriamente densa. Ocho o nueve horas diarias de clase,
distribuidas entre la mañana y la tarde. El aprendizaje era esencialmente memorístico. A lo largo del
curso había veinte días de fiestas religiosas, además de una semana de vacaciones en Navidad y otra
en Semana Santa. Los estudiantes de Gramática no tenían vacaciones en verano. Los de las demás
Facultades tenían un mes. Las clases se daban generalmente en latín, que seguía siendo la lectura
académica en las ciencias, la filosofía y las letras. La disciplina académica fue rigurosa con un sistema
de multas. El claustro se reunía normalmente los sábados para resolver las situaciones que se
planteaban. Muchos de los profesores eran itinerante: pasaban de universidad en universidad dando
sus cursos y comunicando sus saberes. La representatividad de la Universidad en la cultura de su
tiempo fue menos que escasa.
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Aunque algunos quieren mencionar una revolución educativa en la universidad, no hubo revolución
educativa. La Universidad siguió firmemente atada a un conservadurismo siempre interesado en
satisfacer la demanda profesional de funcionarios y en reproducir valores y tradiciones que nadie se
atrevía a cambiar. En los siglos XVI y XVII siguió caracterizada por el corporativismo que asociaba a los
maestros y alumnos a una concepción gremialista y defensiva del saber. La educación universitaria
nunca pudo competir con la eficacia de otros medios de comunicación como el púlpito y el poder de la
Iglesia, pero también las suevas asociaciones (academias y círculos de intelectuales) qué eran quienes
estaban produciendo el verdadero avance del conocimiento. Muchos de los hombres notables en la
cultura y el conocimiento no pasaron por la universidad o no produjeron en la universidad sus avances
en el saber.
La Edad Moderna – desde sus inicios - fue también precursora de cambios sociales importantes. Sin
embargo, la Universidad sigue respondiendo al modelo medieval de suministrar teólogos y juristas,
aunque las necesidades de las sociedades europeas empiecen ya a ser distintas. En algunos países el
Estado intenta la reforma de las universidades, pero las grandes dificultades que encuentra hace que
encamine sus esfuerzos hacia la creación, al margen de la Universidad, de nuevas instituciones
educativas, en parte por la resistencia que la vieja UNIVERSITAS opone a las reformas dirigidas a
modificar sus objetivos sustanciales o su organización, pero en parte también por la voluntad que
subyace en el Estado moderno de asumir competencias nuevas en el campo de la enseñanza superior.
02. ORGANIZACIÓN DE LOS CONOCIMIENTOS: mientras la escuela propone una serie de materias o
disciplinas que se transmite diaria y semanalmente a sus alumnos, avanzando con una serie de
conocimientos simultáneos, la universidad concentra el desarrollo de sus cátedras, muchas de las cuales
se cursaban más de una vez con diversos profesores. Los profesores de la universidad no eran – en
general – designados por los alumnos, pero como existían cátedras paralelas, los estudiantes podían
elegir con quienes cursar o volver a cursar alguna materia, situación que nunca sucedió en la
organización de la escuela.
93
UNIVERSITAS = toda corporación o asociación de personas que ejercían el mismo oficio. Luego: grupo social de
intelectual reunidos en una ciudad para la transmisión de los saberes.
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03. GRADUALIDAD en la organización curricular de la escuela permitiendo que los alumnos avancen en
grupos y según de edad de curso en curso hasta concluir la formación. La universidad admite un
desarrollo personal y autónomo, y no había un tiempo fijo y pre-establecido para lograr la acreditación
definitiva. Se recurría como recurso indispensable a la memorización y repetición de textos, lo que exigía
estudios de muy larga duración, que podía ir de los cuatro o cinco años para una facultad de artes,
pasando por los doce o trece de ciertas facultades de derecho, hasta los quince o dieciséis años de la
facultad de teología de París.
04. TIEMPO de la escuela es un tiempo dividido cuidadosamente en meses, semanas, días y horas de
actividad en la clase (tiempo reticulado), mientras que en la universidad el desarrollo de los temas y las
exposiciones obedecían a la lógica de la CATEDRA o del EXPOSITOR. Generalmente los PROFESORES
disponían de una jornada en la que los estudiantes concurrían a la universidad para recibir las lecciones
sobre una determinada materia.
05. ESPACIO: el ordenamiento de la escuela y del aula para las clases siempre eligió un dibujo
rectangular con una serie de bancos en fila que ocupaban los escolares mientras el MAESTRO se ubicaba
al frente para poder exponer los temas y controlar al grupo. La UNIVERSIDAD ubica en un lugar
destacado la CATEDRA y en torno a ella diversas configuraciones espaciales para ordenar la presencia de
los estudiantes que se distribuyen en el salón rodeando al profesor. La UNIVERSIDAD o sus FACULTADES
podían no tener un lugar físico, porque estaba allí donde residían y enseñaban sus profesores y ese lugar
variaba según la época del año, pudiendo ser un claustro catedralicio, una abadía o simplemente una
plaza al aire libre. UBI SCHOLASTICI IBI UNIVERSITAS se decía entonces. Las escuelas tomaron un lugar
fijo de funcionamiento, multiplicando las aulas y las dependencias para poder atender a los alumnos que
concurrían a ella. Nace bajo el criterio del espacio moderno que jerarquiza, ordena, distribuye los
lugares para distribuir y clasificar a quienes forman parte de un grupo.
06. ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE: la universidad pone el acento en las exposiciones orales del
PROFESOR desde la CATEDRA pero se desentiende de los aprendizajes de los universitarios. La escuela
propone una articulación necesaria entre la ENSEÑANZA del maestro y el APRENDIZAJE de los alumnos
en cada uno de los encuentros. En la universidad predominaron (1) la LECCIÓN que consistía en una
lectura, en la cual se iban comentando los textos oficiales que servían de base a cada disciplina, y que
hacía que el estudiante dominara a las "autoridades" correspondientes; y (2) la DISPUTA, un debate oral
de acuerdo con las reglas de la silogística aristotélica, con constantes referencias a las "autoridades" en
el curso del cual se establecían, defendían o rebatían tesis concretas (o "casos" jurídicos), para resolver
o desarrollar, dentro de un cuerpo de doctrina coherente, problemas de todo tipo (filosóficos,
teológicos, jurídicos, etc.) que surgían en el estudio y comparación de textos. Cuando el paso del tiempo
se fue llevando las disputas medievales, quedó en pie LA LECCION como práctica habitual en las aulas de
la universidad.
08. TITULACION: la universidad entrega certificación y títulos (bachiller, licenciado, doctor) que se
logra a través de un esfuerzo intelectual destacado al concluir el cursado de cada una de las cátedras.
Las autoridades que protegían a las UNIVERSIDADES le daban validez a sus títulos: la LICENTIA
DOCENDI se transformó en LICENTIA UBIQUE DOCENDI, esto es, en un título universitario de validez
universal dentro de la Cristiandad católica. Por ello, las Universidades medievales nunca fueron
nacionales ni en su profesorado ni en su alumnado ni en sus planes de estudio. En LA ESCUELA, sólo se
certifica la conclusión de la formación necesaria para cada edad.
09. SISTEMA: las escuelas se asocian entre sí y siempre forman un sistema que responde a la misma
organización, diseño curricular, tipo de educadores y exigencias reglamentarias. Las UNIVERSIDADES se
manejan con total autonomía y crean sus propios estatutos y los reglamentos que las rigen. De hecho,
en el origen de las universidades había diversos modelos: ASOCIACION DE PROFESORES Y
ESTUDIANTES, ASOCIACION DE PROFESORES Y DOCTORES, ASOCIACION DE ESTUDIANTES que
contrataban a los PROFESORES. Y lo mismo sucedía con el control y el gobierno de la universidad: no
había un modelo o criterio único, sino múltiples maneras de ejercerlo.
10. OBLIGATORIEDAD Y LIBERTAD: las escuelas se convierten en una exigencia progresiva (universal y
obligatoria) para todos los ciudadanos, como un instrumento de civilización y moralización y pasaporte
para el mundo laboral, social y familiar. La UNIVERSIDADES se manejan con absoluta libertad y sólo
acceden a ella un número reducido de privilegiados que acceden a ella. Por mucho tiempo no hay
exigencia de formación y preparación previa (haber acreditado los saberes en las escuelas).
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MODULO TRES
* IGLESIA * AULA
* ARQUITECTURA IGLESIA * ARQUITECTURA ESCUELA
* ATRIO * ENTRADA
* ESPACIO CERRADO * ESPACIO CERRADO
ESPACIO * TEMPLO * ESCUELA
* DIVISION DE ESPACIOS * ESPACIOS HABILITADOS
* FROTALIDAD * FROTALIDAD
* BANCOS * PUPITRES
* ALTAR – PULPITO * ESCRITORIO-TARIMA
* SACERDOTES * EDUCADORES
* MINISTROS * MAESTROS
* VOCACION * VOCACION – PROFESION
EDUCADORES * SEMINARIOS * PREPARACION
* PODER PASTORAL * PODER PASTORAL
* REBAÑO – FELIGRESES * ALUMNOS DE LA CLASE
* PROTECCION, CONTROL * PASTOR Y CONTROL
* FELIGRESES * ALUMNOS
* FE + CULTO * CRECER + APRENDER
* TODAS LAS EDADES * NIÑÓS + ADOLESCENTES
EDUCANDOS
* UNIVERSALIDAD * UNIVERSALIDAD
* OBLIGATORIEDAD * OBLIGATORIEDAD
* INCLUSION / EXCLUSION * INCLUIDOS / EXCLUIDOS
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* LITURGIA * REGLAMENTO
* RITUALES RELIGIOSO * RITUALES ESCOLARES
ORDEN Y * ORDEN ESTABLECIDO * REGIMEN DISCIPLINARIO
DISCIPLINA * CONVENCIMIENTO * ORDEN INTERIOR
* PECADOS – CONFESION * CASTIGO – CORRECCION
* EXCOMULGADOS * EXPULSADOS
La sacralidad del templo del saber reproduce la sacralidad de las iglesias. El juego de imitación y
proyecciones entre la iglesia y las primitivas escuelas parecen remitirnos a un esquema religioso original.
Las iglesias delimitan un territorio y lo convierten a perpetuidad en territorio sagrado, a través de su
bendición o de la consagración. Mas allá de las funciones que represente esa demarcación, se trata se
convertir en sagrado (e imponer conductas acordes) a todo ingreso a ese espacio, que no sólo se limita a
la demarcación estricta de la iglesia, sino a su alrededores, ya que se exige (1º) que no tenga ventanas a
la calle, (2º) que no esté ocupado ni arriba ni abajo por otras edificaciones (con usos ajenos a lo religioso)
y (3º) que esté instalado en un territorio acorde con la función trascendental que le toca cumplir.
(GARRIDO – DIEZ, 1961; RIGHETTI, 1955) Los espacios sagrados por excelencia – afirma Mircea Eliade
(1974) – se construyen con arreglo a las prescripciones de los cánones tradicionales, porque supone la
fidelidad a una revelación primordial, a un arquetipo que luego se copia y repite hasta el infinito.
Si las iglesias no podían ser bendecidas o consagradas sin la presencia de materiales y de un diseño
arquitectónico que le aseguraran perpetuidad, de la misma manera las escuelas de la modernidad – en la
medida en que se fueron convirtiendo en motivo de construcciones específicas y no meras adaptaciones
funcionales - representaban en el escenario urbano los nuevos templos del saber y la cultura, en el que
se articulaban la disponibilidad para el trabajo, la belleza arquitectónica, la referencialidad en el paisaje
de la ciudad (un lugar reconocido y destacado) y la solidez en el uso de materiales nobles y seguros. Las
escuelas, entonces, no se improvisaban, se planificaban, y al planificarlas, se predeterminaba desde la
arquitectura la circulación, el ordenamiento simbólico, los materiales. De la misma manera que muchas
escuelas copiaban la estructura arquitectónica cerrada de los monasterios o de los conventos (LERENA
Carlos, 1984; ARIES – DUBY, 1990; VARELA, 1986: 144; DONZELOT, 1981), aglutinando en torno a uno o
varios patios las construcciones destinadas a las actividades educativas, con galerías interiores que
aseguraran la circulación, luz, el aire y la protección para los cambios climáticos, todas reproducían en
cada una de las aulas, la estructura de las iglesias, adoptando numerosas analogías en el mecanismo de
distribución.
El diseño de la entrada de las iglesias sirvió de modelo al acceso de las escuelas: nadie ingresaba
directamente a ninguno de los dos edificios: al interior del templo o al interior de la escuelas (o a sus
aulas). Había un espacio que dividía, que servía de barrera y de lugar de recepción, de estar y de paso.
Ese espacio – denominado vestíbulo o atrio - marcaba una zona neutra, un ámbito de iniciación y de
tránsito en el que los feligreses, los alumnos, los extraños se predisponían a ingresar a un lugar sagrado.
El espacio sagrado se aislaba del espacio profano circundante y cercaba con él y en él a todos los que lo
habitaban: los elementos divisorios tenían un valor arquitectónico (porque separaba los espacios) y un
valor simbólico porque construían una presencia privilegiada y continuada de lo sagrado. Las murallas, los
umbrales cumplían una función separadora y siempre se abrían ante un ritual de ingreso. (ELIADE M.,
1974) Ese lugar de espera y de tránsito operaba como un no lugar, no era aún el espacio sagrado, pero
había dejado de pertenecer al espacio profano. Eran los lugares provisionales que abundaban en las
estructuras míticas (CAMPBEL J., 1972) La puerta principal habilitaba el ingreso, delimitaba el territorio,
separaba la tierra sagrada de la profana, pero no facultaba la entrada definitiva.
Más allá del orden que se impone en y desde el interior, la gran enemiga de la escuela es la calle: allí
reina la muchedumbre y el des-control, la imposibilidad de ser sometido a la mirada, al orden, a la
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domesticación. No hay restricciones para la calle, a la calle no se ingresa, sino que es un estadio natural,
un lugar de paso legítimo para todos. No tiene dueños porque se trata del lugar público por excelencia.
Pero así como se la asocia a la libertad, se la vincula también con el riesgo y el peligro. Las calles son mas
inseguras, tienen menos protección, permiten la presencia de personas de dudosa condición, no
clasifican, ni separan, ni distinguen, sino mezclan la sociedad (ricos con pobres, buenos con manos,
honestos con delincuentes, adultos con niños) y tiñen de cualidades negativas a sus moradores y a sus
usuarios: chicos de la calle, mujeres de la calle, vivir en la calle, dueños de la calle. La calle contamina la
visión, multiplica los ruidos, confunde las costumbres. Se muestra como particularmente antinómica con
respecto a la escuela, reino del orden, la moral, el reconocimiento, las distinciones, el control. Tal vez
por eso, las escuelas modernas como las Iglesias (y las restantes estructuras de encierro) fortificaron los
muros, aislaban las construcciones, definían ventanas o aberturas que aseguraban aire y luz, pero que
impedían toda comunicación, o las ubicaban a una altura que no permitían que nadie se asomara, saltara
o hablara. 94
Con el paso del tiempo – aunque, probablemente, no en un primer momento – las escuelas
construyeron un espacio y un tiempo que supieron rescatar y transformar la libertad física y recreativa, y
los vínculos espontáneos: el patio y los recreos. Controlados y seguros, los alumnos podían desprenderse
del peso (encierro) de los bancos y de las clases para recuperar el cuerpo y disfrutar del espacio abierto,
del aire libre, la dimensión lúdica y del encuentro con sus pares.
Es natural que en el vestíbulo se establecieran – tanto en la escuela como en la iglesia – los elementos
que identificaban las actividades o los principios institucionales, porque implicaba marcar los criterios de
admisión y las normas a quienes habían decidido ingresar (por primera vez o cotidianamente): las
autoridades, los datos de identificación, las indicaciones, los avisos, las condiciones que deben conocerse
y respetarse. El portero o los encargados del cuidado de las puertas reproducían el modelo monacal de la
vigilancia y el encierro, y aunque para los fieles que asistían a las ceremonias religiosas existía una
libertad presunta, había también un peso moral y una vigilancia superior que inhibía los movimientos y
garantizaba el respeto por los horarios de entrada y salida de las Iglesias. Los alumnos que ingresaban en
las horas establecidas por el vestíbulo no podían salir, sino que debían permanecer dentro del territorio
el tiempo reglamentariamente asignado., porque atrio y vestíbulo eran lugares de paso habilitados
solamente en determinados horarios para los actores institucionales, y clausurados para el resto y en los
horarios no estipulados.
94
“No te acerques aquí, quita las sandalias de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra sagrada” (Exodo, cap.
3º, vers. 5)
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religiosas y sagradas, de la misma forma que deposita en el monasterio o en el convento el control sobre
las vidas consagradas a Dios. Las iglesias y los monasterios, con sus puertas imponentes y los grandes
ventanales que, como anticipamos, aseguran la luz en el interior pero impiden todo contacto con el
exterior, funcionan como modelo de la escuela que – con dimensiones más humanas – recrean las
mismas condiciones de aislamiento y control.
También la imagen del sacerdote hablando desde el altar, el trono (la cátedra), el ambón o el púlpito
se trasladó a la escuela y al aula. Más cercano a la divinidad que al mundo humano, construía una
presencia de dominación y poder, en la que la exposición inhabilitaba toda posibilidad de intervención y
de diálogo. El lugar elevado – sea desde un privilegiado panoptismo o desde un una tarima cercana al
altar – se reproducía exactamente en el aula: el maestros era el administrador de la palabra y, en el
centro, desde su escritorio o desde su cátedra – ambas elevadas por una construcción o una tarima que
lo ubica sobre el nivel de los bancos y de los alumnos – dominaba la clase y dirigía la palabra,
convirtiendo a los estudiantes en atentos y obedientes feligreses. ¿Cuáles eran los propósitos de esta
distribución? La iglesia había practicado desde siempre una prédica masiva, simultánea, global, frontal.
Siempre se había dirigido a los fieles feligreses – y ese era el sentido del púlpito – en contextos de
comunidad y, aunque las acciones y los gestos exigían respuestas individuales (conversión, sacramentos,
confesión, oraciones), el valor supremo fue siempre la comunidad de los creyentes (eklesía:
congregación). Si bien es cierto – como señala LEBRUN F. en ARIES –DUBY (1992) que la asistencia
obligatoria a las ceremonias religiosas no implicaba una participación activa de los fieles que,
generalmente, alejados del altar y del sacerdote y practicaban devociones privadas, el sermón rompía
con esa asistencia individual y aislada: se iniciaba con oraciones que rezaban todos los fieles presentes,
compartían la instrucción propiamente dicha (la explicación del evangelio, de algún punto de la moral y
alguna admonición para el bien de los fieles) y por último se efectuaban avisos y advertencias
relacionadas con las fiestas, los ayunos y los oficios de la semana. La escuela de la modernidad supera la
función pedagógica del preceptor contratado o de las enseñanzas individuales de los maestros primitivos,
y opta por una educación que se comparte y se practica en común. La colonización del espacio escolar
obedeciendo estructura a priori que determina las necesidades es una muestra más de la vigencia de la
matriz que crece sobre la analogía permanente entre las estructuras eclesiales y religiosas, y la lógica de
la escuela moderna.
diseños arquitectónico. Salvadas las diferencias de tiempo y lugar, el Colegio de La Fléche (ARIES- DUBY,
1992) en el siglo XVII ofrece una distribución análoga a algunos diseños de la arquitectura escolar de
fines del siglo XIX en Argentina y en otros países (BRANDARIZ, 1998)95
Aunque muchos estimen que la arquitectura escolar tiene un nacimiento asociado a los procesos de
universalización y de obligatoriedad de la educación en las escuelas (BRANDARIZ, 1998: 21), no pueden
desconocerse los documentados esfuerzos realizados por los constructores de la matriz eclesiástica de la
escuela moderna, entre ellos, particularmente JOSÉ DE CALASANZ, JUAN AMOS COMENIO y JUAN
BAUTISTA DE LA SALLE. En todos ellos, la arquitectura de la escuela era una condición para el ejercicio
educativo y la aplicación del método universal que proponían.
Es altamente probable que el funcionamiento inicial en alguna capilla lateral (que reproducía el
formato y la distribución de la iglesia en una estructura más pequeña) o aun en sacristías – que permitían
asociar el oficio de ayudante del sacerdote con el de improvisado maestrescuela al servicio de los más
pobres – pudiera haber dejado rastros indelebles en la distribución original de las aulas que, en un juego
de metonimia96, terminaron asociadas con la concepción general de escuelas.97 No puede soslayarse,
además, el uso de la misma estructura eclesial en la enseñanza semanal u ocasional de la doctrina
cristiana, cuyo modelo opera en la metodología de los primeros representantes y que bien pudo
convertirse en la forma obligada de organizar la distribución de los alumnos en el aula, definir el frente y
la posición del maestro y preconcebir el mismo mobiliario escolar. ¿Por qué el aula, a pesar de las
profundas innovaciones metodológicas en la relación maestro / alumnos (simultaneidad, globalidad,
enseñanza mutua) siempre mantuvo la estructura cuadrada o rectangular y siempre enfrentó al conjunto
de los alumnos o estudiantes con la figura central y directriz del maestro? ¿Por qué la escuela –
coherente con una metodología que combinó la enseñanza común y simultánea y en algunos casos la
enseñanza mutua - no supo integrar otras estructuras?
Es probable que se considerara que la única manera de trabajar con alumnos en edad de
disciplinamiento y control era alinearlos en diversas filas y columnas, aislarlos, separándolos claramente
entre sí, construir una distribución geométrica perfecta en el que las líneas de la perspectiva renacentista
podían ofrecer un verdadero espectáculo de orden y armonía, pero – al mismo tiempo – facilitar el juego
95
Curiosamente entre los diseños de la arquitectura Sarmientina (BRANDARIZ, 1998: 28 – 29) de 1865 y de 1880
respectivamente ubica las escuelas de varones y de mujeres a la derecha y a la izquierda de la Iglesia, tomada como
eje y referencia del propósito salvador y civilizador.
96
Metonimia: (meta + onoma: cambio de nombre) tropo que consiste en designar una cosa con el nombre de otra,
tomando el efecto por la causa o viceversa, el autor por sus obras, el signo por la cosa significada.
97
Destinadas a la guarda de los instrumentos de culto y los vestuarios religiosos, y lugar de preparación de los
ministros de las ceremonias, en el pasado fueron lugares para guardar la eucaristía, costumbre que se conservó
hasta el siglo XVI y ámbito de recepción de las autoridades eclesiásticas. Entre las funciones que llegaron a cumplir –
junto con algunas capillas laterales o auxiliares – fue la de constituirse en el ámbito para el catecismo o la
enseñanza de la doctrina cristiana y, por asociación, lugar para brindar la educación elemental a los más pobres
(escuelas de caridad).
98
En la película Galileo, Liliana Cavani (guión de Tulio Pinelli y Liliana Cavani) se observan varias distribuciones de
los espacios académicos de la universidad.
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de las miradas que emergiendo del maestro llegaba a cada uno de los alumnos (preferentemente
dominando el cuerpo entero), con la consigna clara y el código compartido de observar y ser observado.
Para este modelo a priori, el único referente era la distribución de la Iglesia: allí la única mirada habilitada
era la de cada feligrés hacia Dios, hacia sus intermediarios y hacia sus ministros; la única comunicación
era la de quien habla con la Divinidad y participa de las oraciones del culto; la única palabra posible era la
del ritual instituido por las ceremonias, y las que emergían del púlpito, del ambón o del altar de boca del
ministro sagrado. Y sobre cada feligrés no pesaba la mirada del prójimo – de quien debía ocuparse al salir
del templo – sino la mirada de un Dios omnipresente y dueño del espacio sagrado, y del sacerdote que
operaba, miraba y hablaba en nombre de Dios.
Las escuelas del pasado inmediato estaban asociadas a estos modelos familiares, en los que se
habilitaba algún sector de casa, con comodidades y mobiliario escaso: el maestro que recibía a los
alumnos en su casa para brindar una enseñanza de carácter personal (educar a cada uno por separado,
mientras los demás esperaban, se aburrían, molestaban o desarrollaban las tareas asignadas) lo hacía
contagiado por el desorden de la casa, porque el lugar habilitado era un lugar más sin distinción de rango
ni jerarquía. La escuela moderna se definió buscando el modelo arquitectónico de los espacios públicos y
señoriales, y no los privados y familiares: las grandes salas de los palacios (allí estaba habitado un sector
de reuniones y audiencias denominado aula), la distribución de los monasterios (con una presencia
menos significativa en los territorios urbanos) y sobre todo, iglesias. En todos estos ámbitos, los espacios
estaban perfectamente delimitados, como lo estuvieron rápidamente los espacios de la nueva escuela.
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La educación simultánea resolvía económicamente un problema pero creaba otro: un solo maestro
podía lograr que un número elevado de alumnos (entre 30 y 50 en el período fundacional) asistiera a la
escuela, atendiera al dictado de la lección, aprendiera, fuera controlado diariamente y fuera corregidas
las obligaciones; pero no admitía ya el funcionamiento en locales domésticos o improvisados. Los bancos
ordenados y un frente diseñado para la emisión de los discursos y el control de cada uno de los asistentes
reproducía el modelo eclesial. Tal vez en la distribución de los fieles y de los alumnos en el espacio se
operen algunas diferencias: mientras en el templo la omnipresencia de Dios no reclamaba mayor o
menor cercanía con respecto al altar o al celebrante, en las aulas, los lugares ofrecían estrategias,
alternativas y lecturas: (1º) representaban un tipo de comportamiento y a través del lugar que cada
estudiante ocupaba el maestro y los visitantes podían interpretar su condición; (2º) establecía un orden
jerárquico porque los primeros bancos o los laterales podían oficiar de reconocimiento a los mejores
desempeños y a quienes oficiaban de monitores o tutores de los demás; (3º) contribuía a la ortopedia
social, ya que la asociación de los buenos con los díscolos, los mas dotados intelectualmente con los
menos capacitados, los experimentados con los recién llegados permitían una corrección natural que
operaba sin la intervención directa y permanente del maestro;(4º) reproducía caracteres de la sociedad
ya que podían agruparse las diversas clases sociales, especialmente atendiendo a las razones sanitarias y
de higiene. (Juan Bautista de La Salle, José de Calasanz). Por otra parte, a la espontánea distribución de
los fieles en el templo (que otorgaba ciertos lugares de privilegios a los notables y a las familias
adineradas, y distribuía al resto por orden de llegada y generalmente permaneciendo junto a su grupo
social), se le oponía la rigurosa, metódica y reglamentada distribución y asignación de los lugares en el
aula. Una de las faltas mas graves consistía en los cambios de lugares sin la debida autorización, potestad
que solamente podía ejercer – por vía de excepción – el maestro. Esta distribución tenía tal relevancia e
impacto en el funcionamiento de la clase que una forma de intervenir en su desarrollo para asegurar su
aprovechamiento o su control consistía en el cambio de los lugares y en la nueva organización del
territorio escolar: para el maestro y para los alumnos operaba un verdadero proceso de re-
acomodamiento visual y disciplinario, una especie de vida nueva (conversión) que permitía reinaugurar la
experiencia de aprendizaje.
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La realidad arquitectónica cobra vida propia mediatizada por el sujeto pensante, que proyecta sobre
formas y volúmenes la forma de concebir y de ver el mundo, y los principios que lo animan y sustentan.
Por eso la arquitectura escolar no es algo que se encuentra (aunque de hecho se la encuentre) a partir de
los espacios dados, sino algo que siempre se construye con los espacios dados y las estructuras mentales
que predeterminan el funcionamiento metódico de la educación, de la misma manera que las iglesias
medievales y renacentistas expresan las diversas formas de concebir a Dios, a la cristiandad, las
ceremonias religiosas. En la arquitectura – en la funcionalidad y en la belleza de sus formas – las diversas
tradiciones han sabido expresar el valor y la importancia de la educación: “A mi me basta entrar al local
de las escuelas para saber si al pueblo le interesa la instrucción de sus hijos, si los quiere y si se respeta y
estima al maestro” (LUIS BELLO, 1926) Si la iglesia siempre es un edificio monumental conservado y
embellecido a lo largo del tiempo, aun en caseríos miserables , ¿por qué no puede o no debe serlo la
escuela? La escuela, en sus diversas concreciones, es un producto de cada tiempo, y sus formas
constructivas son, además de los soportes de la memoria colectiva cultural, la expresión simbólica de los
valores dominantes de las diversas épocas. (ESCOLANO, 1993- 1994)
Ése es el papel determinante de la matriz de pensamiento que opera en la escuela moderna: cuando
se establece, se torna muy difícil pensar alternativas, sobre todo, porque a partir de la configuración de la
matriz eclesiástica la escuela efectuó una lectura instrumental del ordenamiento y lo convirtió en un
recurso de disciplinamiento y control. En este sentido deberían retomarse los textos de Juan Bautista de
La Salle y de Foucault, la pedagogía del detalle y la construcción escolar de los cuerpos dóciles. Una vez
ubicados en fila, claramente divididos, separados e identificados, ajenos los unos a los otros, dando la
espalda al compañero, inhibiendo cualquier comunicación mutua, escuchando solamente la palabra del
maestro, con la mirada puesta en el frente (o desplazándose obediente entre los carteles y el maestro) y
las manos sobre el pupitre, sosteniendo el libro o escribiendo sobre las cartilla, no es fácil imaginar (crear
mentalmente) otros mecanismos de disciplinamiento y de distribución espacial tan eficaz. Y es una
situación que reproduce el modelo del templo: los fieles distribuidos en los bancos, separados e
incomunicados unos de otros, dando la espalda al banco posterior y mirando hacia el altar, el sacerdote,
las figuras y los objetos sagrados, con el oído atento a las plegarias, a las lecturas y a los comentarios, y
con las manos sobre el reclinatorio o portando los libros u objetos litúrgicos.
La escuela, como la iglesia, no solo determina los lugares, los sacraliza y los circunscribe, sino que
habilita la circulación en ellos, ya que cada uno de los actores puede moverse, ingresar y salir de ellos
según la jerarquía y el lugar que ocupa. El ingreso, el egreso y el encierro remiten implícitamente a la
regulación del uso del espacio, estar en los diversos lugares que los horarios determinan, permanecer
inmóvil o desplazarse según las leyes convenidas. En este sentido los lugares se legitiman o se prohíben
según horas y días: estar en clase en el horario escolar y con todos los alumnos es lo reglamentado; estar
en el mismo sitio y con algunos alumnos solamente, en otros horarios, es lo censurado (José de Calasans,
Juan Bautista de La Salle). La escuela incorpora el modelo de la iglesia, naturalmente asociada al
ordenamiento monástico que prescribe que cada monje tiene su lugar de oración, de comida, de trabajo
y su celda particular, pero que puede hacer uso de ellos respondiendo al rígido mandato de las Reglas
monásticas. Cada feligrés accede a su banco y como debe tener como interlocutor al mismo DIOS,
presente en todo lugar pero especialmente en el altar y en las imágenes, nada lo comunica con su
circunstancial compañía. De la misma manera el alumno que llega a la escuela y que ocupa su lugar en la
clase no concurre a encontrarse con sus compañeros, sino con el conocimiento y con su custodio, el
maestro. Llega, ocupa su lugar y desde allí recibe las órdenes para poder trabajar o desplazarse. Ni la
escuela ni la clase es un territorio a disposición del alumno, sino un espacio organizado para sus
ocupaciones escolares bajo las órdenes y la vigilancia del educador.
No todos los lugares tienen el mismo valor, ni todos los desplazamientos están autorizados. Hay
lugares que solamente pueden visitarse en situaciones especiales o respondiendo al llamado de su
administrador. Por eso es importante la demarcación del espacio: en los ámbitos de culto, hay lugares
que pertenecen al ministro (sacerdote o presbítero pastor, celebrante). En las iglesias tradicionales ese
territorio estaban claramente definido por el presbiterio (o lugar de los presbíteros, de los que ofician el
rito sagrado), un sitio central, destacado y elevado, que rodeaba espaciosamente al altar, delimitado por
una baranda (balaustrada) que impedía el ingreso. No existían momentos – ni en las ceremonias
habituales, ni en las extraordinarias – en que los participantes pudieran invadir el altar y el presbiterio.
Según el ritual tradicional el ministro y quienes lo secundaban tenían a su cargo las ceremonias en su
lugar natural y obligado, aunque había momentos en los que el celebrante salía de ese circuito (predicar
desde el púlpito, bendecir a la asamblea, presidir una procesión en el interior del templo, responder a
prácticas litúrgicas extraordinarias) o se encontraba – en el límite – con los feligreses para la
administración de los sacramentos. Por eso, eran tan severas y precisas las indicaciones al respecto.
(GARRIDO- DIEZ, 1961; RIGHETTI M., 1955)
También las aulas en las escuelas delimitan áreas y reglamentan la circulación: frente a los bancos se
eleva el lugar del maestro, separado por un espacio o algunos escalones. El área que divide ambos
territorios permite establecer la necesaria perspectiva para que el que observa, efectúan los controles y
habla, y para quienes – desde los bancos – escuchen y siguen puntualmente las indicaciones. Mientras el
frente, con su escritorio y sus ayudas didácticas es el territorio del maestro, los bancos ordenados en filas
y columnas constituyen el territorio del alumno. De algún modo son espacios complementarios y
recíprocos, pero gozan de su propia autonomía. El lugar natural del maestro es el frente; el de los
alumnos, los bancos. Si el maestro se desplaza lo hace sabiendo que desplaza su centro de mirada y que,
con sus movimientos desplaza la palabra, la vigilancia y el control; sólo puede hacerlo si dispone de los
recursos para mantener la supervisión del aula. Esos desplazamientos escénicos recuerdan la teatralidad
de ciertas ceremonias que permiten el movimiento del ministro del culto, seguido por la mirada de todos
los creyentes. Ningún alumno puede levantarse, hablar, desplazarse en el interior de la clase. Ninguno
puede salir del aula, como tampoco puede hacerlo de la escuela. Las puertas trazan los límites y, junto
con los muros, son las barreras infranqueables. Solamente las autoridades autorizan los movimientos: el
maestro en su clase, el director en la escuela. El alumno levanta la mano para hablar, para acercarse al
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maestro o para salir de clase (con único motivo válido: atender a una necesidad); el maestro con diversos
sistemas de señales autoriza, convoca, sugiere ponerse de pie, ayudar a un compañero, acercarse al
escritorio.
Utilizando un recurso que designa el todo por la parte o la parte por el todo es imposible desconocer
que con la constitución del espacio o la arquitectura de la escuela, se define y configura la estructura del
aula y que en su definición crece la institución en su conjunto. En realidad el proceso de conformación
espacial, conlleva la apropiación de los caracteres modernos que la determinan y especifican. Por eso el
aula de la matriz muestra los siguientes caracteres:
Los alumnos ocupan sus bancos, que representan en sí mismo – según lo visto – un tercer nivel
encierro y de control. Las iglesias incorporaron los bancos como una manera de ordenar la presencia de
los creyentes, organizar la liturgia y garantizar que los fieles pudieran acompañar – sin demasiada
participación – los rituales que oficiaba el sacerdote: sentarse para escuchar su predicación, arrodillarse
en los momentos mas importantes o permanecer de pie. (RIGHETTI, 1955) Los bancos escolares
cumplieron un rol similar, aunque más específico: ordenar la presencia de los alumnos, clasificarlos y
jerarquizarlos, asociarlos (bancos compartidos) y aislarlos, facilitar el trabajo escolar: observar, escuchar,
leer, escribir; disciplinar el cuerpo del estudiante (cuerpos dóciles). Es posible imaginar – aunque no
probar – una verdadera metamorfosis de los bancos de las iglesias en bancos escolares. La economía en
los materiales y la funcionalidad en el diseño, habilitaba al mismo banco como lugar para sentarse y
como reclinatorio posterior para arrodillarse. Los bancos de las aulas mantuvieron la estructura de los
asientos con su correspondiente respaldo, pero convirtieron al reclinatorio en un pequeño escritorio que
facilitaba la realización de la tarea escolar (el soporte para apoyar las rodillas se desplaza hasta
constituirse en pupitre).
FOUCAULT (1989) exhibe un diseño del escritorio elevado de una clase, y el diseño de bancos que co-
relacionan las medidas del niño con las del pupitre, al tiempo que representa todos y cada uno de los
movimientos posibles que puede realizar el alumno. La figura del banco y las posiciones del alumno
recuerdan el diseño de los bancos de las Iglesias. Situaciones similares pueden observarse en las
ilustraciones ofrecidas por DUSSEL – CARUSO (1999), TRILLA J. (2002), HAMILTON (1996), BRANDALIZ
(1998) exhibe algunos modelos de banco, que combina hierro fundido y madera, los mismos que
recomienda SENET (1905) recomienda, cuando afirma: “Los bancos deben ser objeto de un estudio
especial por la importancia que revisten desde el punto de vista del desarrollo del niño que tiene que
sentarse y trabajar en ellos”.
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El tiempo litúrgico no es homogéneo, sino plural. El tiempo del monasterio se reparte en diversos
tipos de ocupaciones y actividades bajo el común denominador del la vida religiosa y al servicio a Dios. La
escuela moderna que parcela y gradúa los saberes, también ordena el tiempo escolar en ciclos, años,
meses, semanas, horas del día, ajustándose a la racionalidad de un reloj que impone y reproduce el
mundo moderno. En la arquitectura de la escuela es importante la presencia del reloj: “Nadie le negaría
un lugar de privilegio. (…) Es el que marca el pulso de la acción, mide los rituales y ordena los ciclos de
existencia. La mecanización del tiempo ha suscitado una nueva percepción de la temporalidad”.
(ESCOLANO, 1993-1994) La obligación de estudiar y concurrir a la escuela comienza a formar parte de
una vida individual y familiar, y requiere un criterio para limitarla y circunscribirla. La pérdida de tiempo
que critican Montaigne, Erasmo, Vives, Rabelais y el mismo Comenio es el grito moderno, que ya había
instalado en la matriz la estructura de pensamiento de una nueva edad. (TOFFLER A., 1985)
No podemos desconocer los aportes y los llamados de este sustancial cambio de época, pero de la
misma manera que – en su momento – destacamos el papel que tuvo en la Edad Media (principalmente
para el período final) el ordenamiento temporal y la presencia del reloj en los monasterios, intentamos
destacar la presencia del tiempo en las ceremonias religiosas, demostrando que el definitivo orden
temporal de la escuela moderna tendrá como padres simultáneos: las demandas de una nueva
cosmovisión, la tradición de la reglamentada organización de las actividades monacales y el manejo del
tiempo y distribución de las acciones en los templos religiosos. “¿Se debió – se interroga MUMFORD
(1982) - al deseo colectivo cristiano de proveer a la felicidad de las almas en la eternidad mediante
plegarias y devociones regulares el que se apoderase de las mentes de los hombres el medir el tiempo y
las costumbres de la orden temporal; costumbres de las que la civilización capitalista poco después daría
buena cuenta? “
La liturgia instala – como todo ritual – un orden previsto y clausura la novedad, se construye sobre lo
que todos comparten como acciones necesarias: los actores que participan, aceptan que día a día se hará
lo que siempre se hizo, que se repetirán los gestos y las palabras. La novedad se establece en la selección
de las lecturas del día (perícopa) y en las palabras del celebrante. Por eso, el tiempo se mide por el
transcurrir mismo de las ceremonias, por lo que se ha hecho y por lo que se hará, ya que el paso de los
diversos momentos del culto constituye en sí mismo una medida de tiempo: la espera previa, la
introducción, liturgia de la palabra, predicación, oración y profesión de fe, ofertorio, consagración,
comunión y despedida.
Este esquema no es ajeno a la organización del tiempo escolar: más allá de las diversas forma de
medir el tiempo y de organizar las actividades, la serie de clases responde a un ordenamiento cuyo
desarrollo es fijo: maestro y alumnos saben cuáles son los diversos pasos que estructuran los cotidianos
encuentros y llenan de acciones, enseñanzas y aprendizajes el tiempo educativo. También allí hay una
ritualidad que amortigua las posibilidades la novedad.
El tiempo escolar es tiempo moderno, tiempo sometido a actividades, obligaciones y controles. Cada
uno de los fundadores que contribuyeron a la configuración de la matriz eclesiástica aseguró el
funcionamiento de los proyectos educativos, a través de una organizada distribución del espacio, del
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tiempo y de las actividades tanto del maestro como de los alumnos. Todos concurrían a la escuela para
desempeñar una tarea y cumplir con su función específica. Tiempo y trabajo se unen, porque el tiempo
se mide por la realización permanente de diversos trabajos: atender, leer, repetir, memorizar, dar cuesta
de los aprendizajes, escribir. El tiempo de la escuela se prolongaba en el ámbito del hogar: las
obligaciones comprometían la ocupación en el propio domicilio. El aprovechamiento moderno del tiempo
(“el tiempo es oro”) es lo que clausura el ocio y sirve para habilitar y condenar los espacios: en el ethos
moderno, los espacios de moralización y de civilización son los que representan un aprovechamiento
productivo del tiempo, y los espacios de barbarie, riesgo y descontrol son los que desaprovechan el
tiempo, lo malgastan, lo dejan pasar, le quitan valor.
La escuela es una construcción moderna que refleja la nueva concepción y la refuerza: la escuela va
adquiriendo cada vez, con más fuerza, los criterios de sincronización, uniformización y linealidad del
tiempo moderno, y – complementariamente – va formando en los futuros ciudadanos, soldados,
productores, obreros, el concepto de puntualidad, aprovechamiento del tiempo, aceleración de las
acciones, valor de cada instante. En las escuelas todos están al mismo tiempo (simultaneidad)
cumpliendo una tarea similar, bajo el control de los respectivos maestros: en cada una de las aulas, cada
maestro da cuerpo a un conjunto de actividades que todos los alumnos deben cumplir porque responden
al método racionalmente concebido. La sucesión sincronizada de acciones permite cumplir con la
gradualidad de los aprendizajes, acceder a los conocimientos y a los cursos sucesivos. El diseño curricular
marca – en cada caso – con un criterio de linealidad moderna cuál es el recorrido obligatorio de quien se
inicia en la escuela a las 5 ó 6 años y egresa de ella años después. La uniformidad y la sincronización se
extiende de las aulas a la escuela, y de la escuela al sistema: la totalidad de los Colegios de la Compañía,
de las Escuelas Pías, de las Escuelas Cristianas, del articulado sistema de escuelas de Juan Amós Comenio
funcionaron obedeciendo al mismo ritmo temporal, respirando el mismo método y consumiendo los
mismos contenidos, de la misma manera que los sistemas educativos nacionales optaron por reproducir,
en cada lugar de la geografía del país, estructuras y funcionamientos análogos. Los educadores también
incorporan este orden temporal que se constituye subjetivamente en cuestión profesional: siempre a
horario, acompañando el trabajo de todos y cada uno de los alumnos hasta la conclusión de las
actividades y la cotidiana despedida, repitiendo en cada ciclo lectivo y en contextos distintos el mismo
ritual (a veces utilizando por años los mismos materiales)
Progresivamente la necesidad de llevar hasta sus máximas consecuencias estos criterios, identifica el
año escolar con el tiempo que todos los escolares deben emplear en concluir cada uno de los grados o
niveles, aplacando (normalizando) la celeridad de los más capaces y desafiando las posibilidades de
quienes exhibían dificultades. La presencia en la escuela (en cada uno de los ciclos) esta predeterminada,
asegurando a los usuarios que aceptan, respetan y cumplen con las pautas establecidas, la adquisición o
incorporación de los productos (formación y conocimientos) en el tiempo pautado y establecido.
El año escolar y las jornadas de trabajo y escuela son construcciones históricas que obedecen a
diversos contextos. La organización de la vida religiosa, social y laboral en la Edad Media respondió a un
progresivo aumento de las fiestas religiosas, que llegaron a ocupar cerca de la mitad de los días del año
en muchos de los pueblos de la Europa cristiana medieval: existen evidencias que muestran que incluso
en las comunidades más atrasadas de Europa Central, se celebraban 182 fiestas al año. ¿Por qué la
escuela moderna definió en su matriz un tipo de organización del trabajo anual con un creciente
aprovechamiento del tiempo que se prolongó a lo largo de toda la modernidad? El gran número de días
festivos existente en el período medieval empezó a ser mirado con desconfianza a partir de la
modernidad, considerándolo un despilfarro del tiempo robado al trabajo. Así se identificó trabajo con
actividad y se atribuyó al ocio un carácter meramente pasivo y parasitario, torciendo el significado
antiguo de esta palabra, que se refería también a un ocio activo y creador, ya que se pensaba que la
simple actitud contemplativa permitía impulsar la actividad del pensamiento en todas sus
manifestaciones, mientras que el trabajo penoso acostumbraba a frenarla. Se acabó imponiendo, en
suma, el nuevo evangelio del trabajo, (MAX WEBER, 2003) según el cual se podía servir a Dios, al Rey o al
Estado, e incluso al individuo mismo, no solo orando, sino trabajando.
En este sentido, cada uno de los promotores y organizadores de la escuela y de su matriz constitutiva,
fue incorporando el concepto de un trabajo escolar que aprovechaba las horas del día y ordenaba la
responsabilidades de la semana, entregando un tiempo limitado al descanso y le daba continuidad y
estructura al año escolar o académico, con un tiempo muy acotado dedicado a las vacaciones (nunca
superior a un mes). Cada uno de ellos – como responsables de un proyecto que debía regir para todas las
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La entidad del docente recibe – en esta nueva etapa – una caracterización sustancial y definitiva. Si
bien la historia del pensamiento y de las religiones occidentales había entregado una serie de escritos y
testimonios en las que se definían las notas esenciales de los educadores, es la matriz eclesiástica de la
modernidad la que determina el perfil del educador que une a su idoneidad profesional la oblación
vocacional de su vida a la enseñanza. Este proceso avanza paulatinamente en la historia, desde mediados
del siglo XVI hasta promediar el siglo XVIII. Son los sacerdotes y religiosos jesuitas los que incorporan
legítimamente en el carisma de su orden el ejercicio de la tarea como docente, aunque no lo asumen
como un rasgo privativo, sino complementario de la universal tarea de evangelización y apología del
catolicismo de la reforma. José de Calasanz y los escolapios dan un paso fundamental al convertir a la
orden religiosa formada por sacerdotes en una congregación esencial y exclusivamente educadora: ellos
instalan, en los hechos, el vínculo entre el sacerdocio y la docencia, entre la consagración de vida y la
labor profesional. Finalmente Juan Bautista de La Salle dignifica y destaca la figura del maestro educador
al asignar a los miembros de su Congregación la única tarea de ejercer – como mandato sagrado que
ameritaba la consagración de la propia vida y el compromiso de los votos religiosos – la tarea como
maestros de las Escuelas Cristianas, renunciando a la dignidad sacerdotal: se trataba, en suma, de
trasladar al desvalorizado trabajo como maestro un rasgo profesional a través de la preparación y el
desempeño, una dignidad hasta ese momento socialmente y subjetivamente desconocidas, que
comprometía el proyecto de vida de los religiosos que consagraban su vida casta, obediente y pobre al
trabajo escolar. Durkheim menciona – como en su momento lo había hecho Comte – la analogía del
maestro laico como un nuevo sacerdote de la civilización y la cultura que presta servicios - utilizando el
modelo de la liturgia católica – en el templo del saber.(YANNOULAS S.,1996)
religioso y eclesiástico de la tarea – reforzada por innumerables discursos como los oportunamente
mencionados – la que construye un modelo de tarea docente que se deposita a los pies de la escuela
definitivamente moderna, universal, obligatoria, laica o estatal. 99 Sacerdocio, consagración y entrega son
constituyentes de la matriz que permanecen adherido al formato de la profesión y de los que hacen un
uso estratégico la razón ilustrada y la cruzada positivista del siglo XIX: generaron vínculos con otro tipo de
religión, construyeron otros altares y establecieron otros votos que vincularon de manera obligatoria al
maestro con su profesión y con su tarea. El sacerdocio sustantivo original se convirtió en un adjetivo
sustancial, como si afectara al ser mismo de la profesión y el trabajo: a los educadores y maestros de la
modernidad se les exigió el renunciamiento, la entrega, el sacrificio de su vida, la renuncia a sus
intereses, una conducta moral intachable, una vida ejemplar, una pobreza franciscana y la obediencia a
un sistema que imponía los criterios de funcionamiento. Mientras los religiosos y sacerdotes eran
funcionarios o miembros de la Iglesia o de la orden, los maestros se transformaron en funcionarios del
estado: unos y otros debían conducirse de la misma manera. La vocación era la base de la profesionalidad
e imprimía un carisma a las relaciones que vinculaban al educador con los alumnos. En todas las
circunstancias, aún en los castigos, era el amor el que guiaba las decisiones. El maestro – como el
sacerdote o el religioso – fue visto como la sede de la verdad y el bien: no se lo discutía, se lo requería, se
lo comprendía y se lo aceptaba. Como si fueran un verdadero ejército civil y laico – figura utilizada por el
modelo educativo napoleónico – los maestros formaron verdaderas escuadras y batallones al servicio de
la luz de la razón, la cultura, la humanidad, la civilización, el progreso, que combatían la barbarie, el
descontrol, la irracionalidad, el mundo natural, haciendo votos implícitos de pobreza (bajos salarios y
condición social), castidad (entrega de la propia vida y, eventualmente, matrimonio con la profesión y
con el trabajo) y obediencia (funcionarios del sistema y fieles a la vía que imponía una rigurosa jerarquía
burocrática)100
99
Docencia y soltería fue un tema recurrente en los siglos XVIII y XIX (y de investigación en las dos últimas décadas
del siglo XX), así como lo fue el casamiento de cada docente con su propio trabajo como si se tratara de una
verdadera familia que involucrara la totalidad de su tiempo. En el primer caso no se trataba solamente de datos
estadísticos, sino de verdaderas prescripciones: La soltería como estado de vida es la obvia consecuencia de la
concepción de la vocación docente. Si una maestra se casa, se espera que abandone el ejercicio de la profesión.
Durante cuarenta años – desde 1880 a 1919 – el gobierno prusiano le dio carácter de ley a esta costumbre
prescribiendo, por el llamado Decreto de Celibato, la soltería de las maestras. En esta época la profesión docente es
un signo de prestigio social, sobre todo para la mujer urbana que, con ella, intenta abrirse nuevos caminos en la vida
pública. Hasta el momento el magisterio es la única posibilidad de formación femenina profesional y la base para
construir una existencia económica independiente con un capital que asegura la vida futura de la mujer soltera.
Cfr.el texto de APPLE Michael (1987) Maestros y textos. Paidós. Barcelona, citado por ANTELO E. (1999: 201 -202),
“Contrato de maestras de 1923”. Para Caballero Z. (1992:47) es posible que la independencia intelectual y
económica lograda por las primeras maestras asustase a los hombres de la época, transformándolas en compañeras
poco deseables. (…) Muchas abandonaban el cargo para casarse, otras permanecían soltera por su trabajo” . La
autora no deja de señalar que la soltería (o el celibato funcional) puede obedecer también a la necesidad de unir y
conservar dos valores que se juzgaban necesarios y compatibles: la virginidad y la maternidad: “Es casada, pero es
señorita; es virgen pero es madre”. (48) Las maestras mantuvieron la denominación de Señoritas al tiempo que
eran consideradas las segundas madres; las mismas mujeres que pasaban a desempeñar un puesto de conducción
eran denominada naturalmente Señora Directora. Y los hombres dedicados a la docencia nunca fueron
considerados segundos padres (porque hubiera significado un agravio para el padre natural). En el ámbito religioso
puede asignarse y reconocerse una paternidad espiritual compatible con la paternidad biológica.
100
Sin entrar en la historia de los castigos es oportuno recordar la prolongada historia de los mismos en la escuela
moderna. Entre ellos cabe mencionar: (1) Varas o palmetas (de madera dura y pesada). En su parte más ancha
tenían agujeritos que levantaban ampollas en la carne golpeada. (2º) Lonjas de cuero o disciplinas, instrumento
hecho de tiras de cuero, llamadas ramales en forma de manojo y sujetas en uno de sus extremos a un pedazo de
madera de una cuarta de largo, que servía de mango: las aplicaban en diferentes partes del cuerpo del alumno,
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La formación de los nuevos maestros o su preparación profesional fue una constante de los autores y
fundadores que presentamos. Si depositaban la confianza en la ratio o en el método, consideraban un
factor determinante disponer de verdaderos educadores y maestros para poner en marcha sus obras y
para mantenerlas funcionando. Fieles a los fines que determinaban la función última que las escuelas y
los colegios debían desempeñar, los docentes debían incorporarse a ellos como partes centrales de un
engranaje que ponía en funcionamiento la moderna máquina de educar. Las estrategias concretas que la
matriz eclesiástica puso en marcha no reconocen un proceso formativo tan claro y específico como los
que se llevará a cabo al cerrarse el siglo XVIII, cuando los Estados pretendan organizar sus ejércitos de
docentes. Pero los diversos recursos que – desde los documentos del Concilio de Trento – habían
ajustado la preparación y la formación de los sacerdotes y de los religiosos se convirtieron en
instrumentos que de manera mediata formaron a los futuros maestros. Los miembros de las órdenes
religiosas se preparaban para el desempeño de su función pastoral y evangelizadora, principalmente a
través del anuncio de la palabra de Dios, la defensa de la recta doctrina, la regular administración de los
sacramentos y la conducción del pueblo de Dios. Para tales tareas el hombre de la iglesia debía
incorporar una serie de recursos y estrategias: el uso de la palabra, el dominio del auditorio, el vasto
conocimiento de las fuentes doctrinales (principalmente la Biblia y los documentos de la Iglesia, de los
santos padres y de los doctores), la versatilidad en las relaciones, el sentido de la autoridad y del servicio,
la rectitud y la ejemplaridad de vida, el sentido del trabajo y del cumplimiento de las obligaciones, el
desarrollo de las principales virtudes humanas y cristianas (cardinales y teologales), sumado al ejercicio
pleno de los votos religiosos. Todas y cada una de estas condiciones contribuirán directamente a
construir el maestro necesario: dominio de la palabra, manejo de los grupos, control disciplinario,
conocimiento e ideoneidad en los métodos de enseñanza, vinculo educativo con cada uno de los
educandos, responsabilidad con respecto a sus aprendizajes y su crecimiento. Cuando un jesuita, un
escolapio o un lasallano se convertían en miembros de Compañía, la Orden o la Congregación, se estaba
convirtiendo también en un educador, de tal manera que la identidad del religioso y del docente se
alimentaban mutuamente. Pero a su vez, el ejercicio de la tarea dentro de la escuela y del aula – como
dentro de la orden religiosa a la que cada uno pertenecía – exhibía rasgos diferenciadores con los que los
alumnos crecían y sintonizaban, y los religiosos-maestros construían su propia identidad.
pero preferían las piernas y las nalgas. Se cargaba a la víctima a la espalda de otro alumno más fuerte y de más edad
y con sus carnes descubiertas (las nalgas) recibía los palmetazos o disciplinazos. (3º) La regla, aplicada en la palma
de la mano, o los nudillos o en el filo de las uñas que era donde más dolía. El niño debía poner su mano cerrada
enfrentando los dedos juntos hacia el Maestro quien de esa manera hacía el castigo. (4º) Hincarse con las rodillas
desnudas sobre piedras o granos de maíz, o estar de pie con los brazos cruzados y con un gran buche de agua en la
boca con prohibición de tragarlo o expulsarlo, también le colocaban una regla que hacía el oficio de mordaza. (5º)
Con los brazos en cruz y un sombrero que tenía orejas de burro se ponía al alumno en un sector del aula, de la
escuela o en una esquina de la calle para mofa de todos los transeúntes. Al gorro se le sumaba una escoba
señalando que solo servía para ser limpiador, por ser Burro. (6º) A las niñas, además de los castigos corporales
estaban los castigos afrentosos o infamantes, y entre muchos de estos estaban la lengua de trapo, que consistía en
que estando parada y con los brazos en cruz se le colocaba en la boca un trapo largo simulando una lengua larga. A
la que venía algo desaseada se la paraba frente a la clase con un letrero que decía desaseada. (7º) Repetición de las
tareas escolares o duplicación de las mismas, (8º) Retención en la escuela, después de concluidas las horas de
estudio. (9º) Estar de pie durante las horas de clase o parte de ellas. (10º) Separación del grupo en un banco
solitario, asignándole carteles denigrantes o encierro en algún lugar habilitado o improvisado.
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En los hechos, tanto José de Calasanz como Juan Bautista de La Salle dispusieron algunos
procedimientos formativos que se convirtieron en antecedentes remotos de la formación docente en
general: (1º) charlas o seminarios que permitieran recordar los medios mas idóneos para manejar las
clases y los alumnos, y revisar las situaciones críticas que en cada escuela u obra se presentaba; (2º)
presentación sistemática de minuciosos reglamentos (pedagogía del detalle) que descomponía la tarea
del maestro y le ofrecía una guía analítica de los procedimientos, con la obligación de que el docente
novel la conociera a la perfección y la aplicara sin efectuar modificaciones ni rectificaciones; (3º)
supervisión permanente de los religiosos que cumplían funciones directivas (la mirada disciplinaria eficaz
que velaba por el cumplimiento del reglamento y la eficacia de la tarea); (4º) constitución de parejas
pedagógicas en las que los educadores experimentados y reconocidos eran acompañados por los
maestros bisoños e inexpertos;(5º) el funcionamiento de las escuelas como un verdadero sistema – con su
propio lenguaje compartido – que operaba en todo momento y en todos los lugares como refuerzo y
control, ya que los diversos actores tenían plena conciencia de las conductas deseables del conjunto; los
maestros formados por años en el mismo contexto en el que debían desempeñarse como maestros,
subjetivaban modelos de conductas y procedimiento; (6º) la presencia de miembros de la comunidad o de
académicos externos contratados para la formación de los religiosos educadores en determinadas
disciplinas.
En el contexto de los siglos XVI y XVII, el gobierno no hacía referencia solamente a las estructuras
políticas o a la dirección de los estados (significado con el que ha terminado identificándose el término),
sino que designaba principalmente la forma en que la conducta de los individuos o de los grupos debía
ser dirigida. No se trataba solamente de la sujeción política o económica, sino también de modalidades
de acciones más o menos preconcebidas y calculadas, orientadas a actuar sobre las acciones y decisiones
de los otros. Gobernar, por lo tanto, era estructurar el posible campo de acción de los otros. No se trata
ni de imposición, ni se acuerdos; sino de estrategias y dispositivos para influir en la libre determinación
de los individuos. (FOUCAULT, 1983)
El denominado poder pastoral tiene su base en la cultura y en la religión cristiana. El cristianismo nace
como una religión inspirada en el servicio al prójimo y en el sacrificio individual para lograr la salvación.
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La metáfora que mejor lo expresa es la idea del pastor que convoca, cuida y guía al rebaño y que está
dispuesto a buscar a la oveja perdida y a dar la vida por todos. “Lo que hace que el poder se sostenga, que
sea aceptado, es sencillamente que no pesa sólo como potencia que dice no, sino que cala de hecho,
produce cosas, induce placer, forma saber, produce discursos; hay que considerarlo como una red
productiva que pasa a través de todo el cuerpo social en lugar de como una instancia negativa que tiene
por función reprimir” (FOUCAULT: 1980) El poder pastoral logra ejercer una labor de conducción
espiritual de los individuos, porque establece y fija las estructuras y canales sociales de producción de la
subjetividad humana. La construcción de la subjetividad no es un proceso libre, espontáneo, opera
mediante la intervención de estructuras de socialización creadas desde el poder y logra que el
despliegue conductual del individuo se convierta en prolongación de esquemas impositivos.
Un análisis de los componentes que operaron en la matriz eclesiástica no puede soslayar sino que
debe explicitar la metáfora del pastor, las ovejas y el rebaño, que no es ajena a los escritos y autores de
la antigüedad clásica (FOUCAULT, 1996), pero que en la definición de un nuevo tipo de gobierno abreva
en fuentes del Antiguo Testamento al que le suma el refuerzo de las palabras evangélicas y la reflexión
de las primeras comunidades cristianas. He aquí – en una síntesis del mismo Foucault – los caracteres de
este nuevo tipo de poder, del que la educación escolarizada se apropia y multiplica a través de las
instituciones y, sobre todo, a través de cada uno de los educadores y maestros: (1º) El pastor ejerce el
poder sobre un rebaño mas que sobre un territorio; (2º) El pastor reúne, guía y conduce a su rebaño, es
decir reúne individuos que están dispersos, que se juntan al sonido de su voz y responden a su llamado. Si
el pastor desaparece el rebaño se disgrega, ya que el rebaño existe por la presencia permanente e
inmediata del pastor; (3º) El papel del pastor consiste en asegurar la salvación de su grey; no se trata
solamente de proteger a todos, sino de una actitud de benevolencia constante, individualizada y
orientada a un fin. El pastor vela para que todas (omnes) y cada una de sus ovejas, sin excepción
(singulatim) sean recuperadas y salvadas. El poder pastoral supone una atención individual a cada
miembro del rebaño. (4º) El pastor tiene un proyecto para su rebaño: debe conducirlo a los buenos
pastos, llevarlos al redil, indicarles el camino definitivo de la salvación; (5º) El poder del pastor es un
deber, ya que la benevolencia pastoral está próxima a la abnegación, a la renuncia de sí para salvar al
rebaño: todo lo que hace el pastor lo hace por el bien del rebaño, es su preocupación constante. Cuando
sus ovejas duermen él vela, porque el ladrón o el lobo constituyen amenazas constantes. El pastor actúa,
trabaja, hace extraordinarios esfuerzos por aquellos a los conduce y alimenta. Vela por ellos, presta
atención a todos sin perder de vista a ninguno. Para ello se ve obligado a conocer a su rebaño en su
conjunto y en detalle: no solo conoce el emplazamiento de los buenos pastos, las leyes de las estaciones,
las amenazas posibles, el orden de las cosas, sino también las necesidades de cada uno en particular.
(FOUCAULT M., 1996)
La presentación de Michel Foucault representa un verdadero compendio del tipo de educador que
requería la escuela constituida a partir de la matriz eclesiástica. Los maestros y educadores, los
responsables de las aulas y de las escuelas debían reunir esos caracteres y, tanto en la caracterización
como en las recomendaciones, los diversos fundadores trazaron el perfil de este tipo poder: (1º) El
educador no tiene a su cargo un aula, un espacio, una escuela, tiene a su cargo un conjunto de individuos.
(2º) Su tarea consiste en reunir, guiarlos y conducirlos por el camino de su propio perfeccionamiento: es la
escuela – y los educadores en ella – quien convoca y le otorga identidad cada uno de los grupos. (3º) El
maestro debe lograr la salvación de todos: se ocupa del conjunto (simultaneidad y globalidad) pero
atiende a las necesidades de cada uno de los alumnos (singularidad). (4º) El docente tiene un proyecto
para la clase y su tarea cotidiana consiste en lograr con su palabra la aceptación y el convencimiento
(subjetivación y obediencia voluntaria): todos deben alcanzar el desarrollo propuesto. (5º) El educador no
piensa en sí mismo, sino en sus discípulos, vela por ellos en todo momento, los conoce profundamente,
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quiere lo mejor de cada uno y sabe que bajo su mirada protectora están seguros. Muchos de estos
caracteres – como lo hemos señalados – sobrevivieron en los educadores y en el sistema, aun cuando la
organización de la escuela desplazó la presencia y el control de la Iglesia e instaló al Estado como poder
de referencia.
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La escuela moderna no se encontró con sus alumnos, sino que los construyó con los mecanismos y
dispositivos que hemos mencionado anteriormente: espacio, tiempo, educador. La universalidad de la
convocatoria religiosa transforma a todos en eventuales feligreses. Y en el contexto de la lucha de la
Reforma y la Contra-reforma, no se trata sólo de una universalidad que aguarda la llegada de los
creyentes sino que sale en su búsqueda (misiones evangelizadoras y órdenes de predicadores) o fuerza la
permanencia o la incorporación (guerras de religión o controles oficiales). Las iglesias – y la
administración ritual de los sacramentos – se convierten en un ámbito dispuestos a recibir a todos: el
bautismo y las ceremonias de ingreso se asocian a otras estrategias de refuerzo y permanencia, ya que la
vida sacramental acompaña las diversas etapas de la vida del creyente. El feligrés debe ejercer como tal y
adoptar no sólo las verdades, la conducta y los principios que la ortodoxia manda, sino sumarse
obligatoriamente a las prácticas litúrgicas que la comunidad comparte. “la asistencia obligatoria a misa
(y a la ceremonia de las horas litúrgicas) los domingos y los días festivos caracteriza por excelencia la
pertenencia a la Iglesia Romana: en las tierras que son frontera de catolicidad, los que faltan a ese deber
arriesgan ser sospechoso de adhesión a la religión reformada”. (LEBRUN F. en ARIES – DUBY, 1992) Los ya
mencionados registros de catolicidad (ARIES, 1987) se encargan de asentar los ingresos y los refuerzos
para certificar la pertenencia de los creyentes y justificar el poder de las iglesias que convierten los
registros en una forma de censo permanente. Ajenos a este tipo de reclutamiento están los monjes, los
religiosos y los habitantes de los conventos: nunca realizan una convocatoria universal, porque los
consejos evangélicos propios de la vida religiosa tenían receptores y destinatarios restringidos.
Fieles a la matriz eclesiástica, la escuela desplaza la función selectiva que se operaba sobre la base de
los maestros de escuelas que ofrecían sus servicios a cambio de alguna menguada paga y los inquietos
estudiantes que concurrían a las universidades para darle forma a sus inquietudes profesionales, para
optar por una creciente universalidad, basado en la amplitud de la convocatoria y en la gratuidad de la
oferta. A la proclama de Comenio convirtiendo a las escuelas en universales y obligatorias, le responden
los fundadores que ofrecen sus servicios a todos. Sin embargo, la respuesta no es universal ni obligatoria:
un número importante de alumnos se incorporan sucesivamente a los Colegio de la Compañía, a las
Escuelas Pías y a las Escuelas Cristianas, que crecen en cantidad y amplían su presencia territorial en toda
Europa y en los países de conquista y misión. Los que se incorporan también son bautizados, ya que al
interrogatorio y al ritual de ingreso se suma la inscripción, el registro y las múltiples formas de
seguimiento y control que los acompaña a lo largo de su carrera como estudiante (asistencia,
calificaciones y promociones, exámenes, cualidades y defectos personales). Los que se registran, los que
se inscriben, los que admiten el ordenamiento establecido (bautismo) se convierten en estudiantes, y
convertidos en tales, tanto la presencia en la escuela, en los horarios establecidos, como el trabajo
académico en ella se transforman en una obligación. 101
101
Es oportuno recordar la multiplicidad y VARIEDAD DE REGISTROS que se reglamentan en cada uno de las
Instituciones analizadas: (1) registro de asistencia, (2) registro de exámenes y notas, (3) registro de las
promociones, (4) registros de información religiosa, (5) registros de los datos personales y procedencia familiar,
(6) registro de conducta y de castigos, (7) registros de premios, (8) registro de las cualidades positivas (virtudes) y
negativas (defectos), (9) registros de ingresos y expulsiones. En cada escuela operaban una serie de libros que
reunían la abundante información sobre la totalidad de los alumnos (e indirectamente sobre la población) y el
cruce de todas las informaciones referidas a cada uno de los alumnos constituía un verdadero legajo personal,
asimilable a los registros de las otras instituciones: historias clínicas, prontuarios, antecedentes, etc.
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En la escuela, todos los niños y jóvenes están convocados para la misma tarea y función, pero no
todos están en el mismo lugar y haciendo lo mismo. Los reúne y los armoniza el fin, los distinguen y los
separan los medios para hacerlos: filas, aulas, lugares, maestros, atienden en el contexto de una misma
escuela (como una misma iglesia o un mismo monasterio) a la diversidad (funciones, tareas y
obligaciones específicas) Y si el espacio no lo permite ni habilita, lo permite y facilita el tiempo, ya que en
horarios diversos o contrapuestos aparecen las especializaciones por edad.
Cuando Lutero, Calvino, el Concilio de Trento, Erasmo demandan educación para todos están
pensando en la escuela al servicio de la conquista y de la formación religiosa; cuando Loyola, Calasanz, La
Salle, Comenio definen las escuelas ideales y ponen en funcionamiento las escuelas reales siguen
teniendo en su mira la formación religiosa fundamental, pero convocan a las familias y a los alumnos para
la transmisión y formación cultural, porque opera un principio de economía propio de la modernidad: en
lugar de obligar a los alumnos a deambular peligrosamente de casa en casa y de maestro en maestro
buscando los distintos saberes, los mismos pueden sistematizarse hasta constituir un verdadero diseño
curricular que involucra la formación religiosa: la obligatoriedad de responder familiarmente a las
demandas de la iglesia se expande y se convierte en la obligatoriedad de brindar a los hijos la educación
que brindan las escuelas dependientes , autorizadas o supervisadas por la Iglesia o las órdenes religiosas.
La escuela moderna no hizo más que extender y re-direccionar la obligación. Cuando el estado esgrime –
de manera balbuceante en el siglo XVIII y de manera creciente en el siglo XIX – la obligatoriedad no hace
más que extender y reinterpretar una costumbre que caracterizó el desarrollo de la educación en la fe de
toda la historia de la iglesia. La diferencia fue formal: para el Estado se convirtió en una ley que se
imponía, para los creyentes era una obligación subjetivada, una cuestión de conciencia.
Si bien es cierto que la universalidad no pudo ser, en los hechos, una cuestión tan consolidada en
tiempos de configuración de la matriz (especialmente por el carácter confesional de la oferta y los
criterios presentados para incorporar al sistema y para expulsarlo), no deberíamos silenciar que la
escuela moderna proclamó en sus discursos y de manera absoluta la universalidad , la igualdad, la
homogeneidad, la uniformidad, pero en los hechos optó por brindar educación a todos los que formaban
parte de una determinada sociedad pre-establecida, despejando previamente el campo de indeseables,
delimitando los alcances, y determinando y excluyendo los sujetos imposibles de ser educados. Se
proclamaba el principio de universalidad y de obligatoriedad cuando previamente se había delimitado el
universo y se había operado a priori la exclusión, de tal modo que la universalidad podía predicarse
porque los excluidos no formaban parte del conjunto evaluado. No debemos olvidar que los conceptos
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según las diversas formulaciones – las tres funciones: detecta la falta, la juzga y la asigna penas, pero
en ningún momento se sale de su rol de maestro y debe proceder siempre con racionalidad y caridad,
nunca con animosidad. Sigue siendo el Buen Pastor que vela por el rebaño y pretende asegurarse – a
través de los castigos – el bien de las ovejas. (10º) Finalmente la escuela tiene una última condena que
es la expulsión: no se trata ni del destierro, ni de la muerte, se trata simplemente de privarlo de un
bien, y devolverlo a la familia y a la sociedad para que dispongan de él.
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La matriz eclesiástica construyó una pedagogía centrada en el docente y en sus conocimientos, que
convertía al alumno en buen alumno, en la medida en que fuera un buen receptor y reproductor del
saber que el docente exponía y entregaba. En las escuelas de la matriz, los alumnos aprenden porque los
maestros enseñan y esa relación de dependencia esencial del estudiante con respecto al docente es la
razón de ser de la escuela en el contexto de la matriz, según el recorrido que hemos desarrollado. No
puede entenderse una metodología diversa, porque el propósito que anima a los gestores de la escuela
moderna es moldear a los sujetos, constituirlos en tales, hacer de ellos lo que la iglesia, el estado, la
sociedad requieren. No podían imaginar una relación o una metodología alternativa: entregar para que
reciban, facilitar para que incorporen. Si la sociedad reclamaba soldados obedientes para el ejército,
trabajadores dóciles y responsables para las minas y las fábricas, servidores civiles bien subordinados al
gobierno, empleados sumisos a las órdenes de sus patrones, ciudadanos cuyo pensamiento respondiera a
un modelo establecido, feligreses dispuestos a aceptar la doctrinas y las normas de conducta
consolidadas, la escuela debía poner en boca del maestro las órdenes y las palabras, y en los oídos, en los
ojos, en la boca y en las manos del alumnos, la obediencia, la atención, el trabajo, el cumplimiento y la
repetición. Se trata de un principio de economía análogo a los procedimientos que determinaban – en
otros contextos – la mejor forma de marchar, tomar las armas, organizar el horario de trabajo, controlar
el buen orden de la sociedad. La metodología racional y homogénea (un discurso del método universal y
necesario y orden del discurso) se presentaba como garantía del sistema y aseguraba los resultados
educativos deseados:
Esta absoluta subordinación metodológica del alumno al maestro representaba, sin embargo una
avance muy importante con respecto a las etapas previas, en donde cada estudiante debía confiar en sus
capacidades y en sus esfuerzos para acceder a los aprendizajes, sin que existiera acción alguna por parte
de los maestros. Aprender era un problema del alumno, no del docente. La unión del enseñar con el
aprender y la dependencia mutua (el alumno aprende porque un maestro enseña) concluye con el
divorcio de los siglos anteriores. Uno de los desprestigios del maestro era la abundancia (pedantesca) de
conocimiento erudito sin disponer de capacidad para transmitirlo. A partir del siglo XVI el esfuerzo está
puesto en preparar al maestro, diseñar un método de valor universal y definir la categoría de los alumnos
(edades) y sus capacidades. Con esas tres variables, la enseñanza debía transformarse necesariamente en
aprendizaje. De allí que en todos los programas presentados, se le asigne un papel protagónico (1º) a la
selección, preparación y seguimiento de los maestros, (2º) a la definición y justificación de un método
confiable y seguro, antes que la consideración de los alumnos y sus posibilidades de aprendizaje.
La selección de los textos sagrados representaban un verdadero modelo de lección: los mismos –
constituidos en sistema por la estructura misma del texto original – se fragmentan y se combinan para
poder responder a un mismo patrón de enseñanza, un verdadero curso de pedagogía cristiana. No se
puede transmitir la totalidad de los libros sagrados y no se puede abordar libremente y sin límites la
lectura de la palabra sagrada. Para ello es necesario fragmentarla, darle una secuencia que no siempre
obedece al orden mismo del texto, combinarlos con otros textos y construir – junto a ellos – una serie de
elementos asociados (oraciones, salmos, cantos) Las lecturas (perícopas bíblicas) que los celebrantes
realizan en las ceremonias litúrgicas utilizan el dispositivo de la intertextualidad, forzando al celebrante a
construir sus comentarios, explicaciones y consejos a partir de los mismos. La estructura se reproduce en
los libros de textos (generalmente antologías y selecciones) que concentran en diversas lecciones lo que
el maestro debe enseñar para mantener un desarrollo coherente, enseñar todo a todos, ajustarse a los
tiempos, pensar las estrategias para lograr el aprovechamiento de los alumnos. La escuela no es el
ámbito de la creatividad y de la libertad, sino de lo pre-establecido y lo seguro; no hay espacio para el
azar sino la obediencia a lo establecido, porque – como en lo religioso – responde a un ideal de
formación en el que todos los maestros y alumnos deben coincidir.
Las perícopas bíblicas que se organizan a través de la fragmentación y la combinación de las diversas
fuentes (antiguo testamento, evangelios, los restantes libros del nuevo testamento) para su transmisión,
se asocian a los sermones de los sacerdotes, constituyendo – a lo largo del año litúrgico y frente a la
presencia regular y continuada de los fieles – una verdadera enseñanza religiosa que reforzaba las
lecciones originales recibidas por los catecúmenos o los que habían concurrido a las clases iniciación
cristiana. Constituían un verdadero curso religioso que operaba por la redundancia, ya que anualmente
se repetían frente a los fieles que podían recordar y repetir interiormente los fragmentos de los textos
sagrados. No es de extrañar que desde el medioevo – a través de la lectio, la glosa y el comentum – se
reprodujera este modelo eclesial y litúrgico vigente. El mismo representaba un verdadero método, ya
que señalaba un camino seguro y consolidado, dotando de orden a la enseñanza y permitiendo ajustar el
uso del tiempo al desarrollo de los contenidos previamente establecidos.
Por su parte, la presencia del Catecismo representada – en cada una de sus redacciones – un
repertorio de verdades organizadas para la iniciación en las verdades dogmáticas de todos los cristianos.
El catecismo sistematizaba en formulaciones precisas las mismas verdades que los textos sagrados
enunciaban de manera más amplias y generales, utilizando diversos géneros literarios. Catecismo refiere
- en su primera acepción – a la “instrucción oral de las verdades reveladas” y, con la producción de
diversos escritos, pasó a convertirse en “el libro que contiene la exposición elemental de las mismas
verdades reveladas”. Originalmente fue pensado para la enseñanza de los adultos que accedían al
bautismo (o que deseaban ampliar sus conocimientos y profundizar su fe) utilizando diversos métodos y
pequeños manuales. En cada una de las confesiones religiosas, los Catecismos representaban una
verdadera apología del propio cuerpo dogmático y la defensa frente a los ataques de las enemigos
religiosos: eran escrito atendiendo a la propaganda de impiedad montada por los adversarios de las
Iglesias que penetraban hasta los más apartados rincones, “sin referirnos al caso de naciones enteras,
separadas del verdadero camino, viven en el error y hasta blasonan de poseer un cristianismo, tanto más
perfecto cuanto más distante de la doctrina tradicional de la Iglesia”.
Pero, aunque el catecismo suponía una memorización – entre otras cosas porque muchos de los
feligreses cristianos no sabían leer y sólo podían repetir lo que el catequista le ofrecía a su entendimiento
y a su memoria - no eludía considerar la importancia de otras formas de presentación y acceso,
adaptando el mensaje a la variedad de los destinatarios: “Es preciso tener en cuenta (1º) la edad, ingenio,
mentalidad y condiciones de vida de cada uno de los oyentes. (…) (2º) Piensen los sacerdotes que son
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maestros de muchos, de todos sus fieles, y que no todas las almas se encuentran al mismo nivel. No es
posible medir por el mismo rasero, ni someterle a un mismo método de instrucción. Porque algunos serán
como niños apenas recién nacidos (…); otros habrán comenzado ya a crecer en Cristo; algunos, finalmente
habrán llegado a la madurez espiritual. (3º) Es preciso saber distinguir quienes necesitan leche y quiénes
de alimento de verdad que desarrolle las fuerzas de su espíritu.(4º) No debe debilitarse jamás en ninguno
el celo de la enseñanza, aunque a veces sea necesario detenerse, para instruir a las almas sencillas, en los
más elementales y rudimentarios preceptos. (5º) Por lo que se refiere al orden de preferencia de cada uno
de los capítulos, obsérvese el más adaptado tanto al momento como al auditorio”. (CATECISMO, 1956)
Frente a las difundidas costumbres de la memorización y la predicación precedente, estas
recomendaciones metodológicas apuntan más a resolver situaciones emparentadas con la enseñanza y
las prácticas escolares, y muchas de las afirmaciones anticipan a Comenio y acompañan prácticas que las
Congregaciones religiosas definieron en sus diversas metodologías o Ratio Studiorum.
Las situaciones de enseñanza y de aprendizaje requerían una certificación a través de los exámenes.
De los mismos ya hemos dado cuenta en este mismo desarrollo y, principalmente, a través del análisis de
los Reglamentos y normativas de las escuelas y colegios de la matriz original. Debemos aportar, sin
embargo, que el sistema de grados y de exámenes (GALINO, 1982) cerrando y abriendo etapas sucesivas
es una invención medieval, posiblemente instalada a partir de la influencia de los árabes. La universidad
medieval arma la carrera universitaria a través de una serie de acreditaciones que finalizaban en la tesis
(o defensa pública) que otorgaba el grado de doctor y de Magíster (con la consiguiente licencia docenci).
El gremio de los estudiantes y de los maestros – como los restantes gremios medievales y otros sectores
sociales – constituían un cuerpo cerrado que habilitaba el ingreso a aquellos que demostraban las
condiciones y las capacidades a través del mecanismo de los exámenes. Estos mecanismos generalmente
implicaban la presencia (pastoral) del maestro que presentaba y acompañaba a quienes debían dar
cuenta de sus saberes y de sus condiciones.
Sin embargo, la matriz eclesiástica no puede silenciar que el mecanismo del examen estaba instalado
en el corazón de las prácticas religiosas, principalmente como un ejercicio interior, subjetivo, pero
también como una práctica comunitaria, social, objetiva. En el primer caso, aparecían: los exámenes de
conciencia, los ejercicios espirituales, los dispositivos de análisis de la propia vida y conducta para
preparar la muerte, la revisión de las culpas para el arrepentimiento. En el segundo caso, se hacía
referencia: al examen de las propios pecados dando cuenta de ellos ante el confesor, la dirección
espiritual que efectúa un control periódico de las acciones y del proyecto de vida… y al mecanismo que
habilitaba el interrogatorio y el tribunal para hacer rendir cuenta de las ideas, las conductas y las
doctrinas (inquisición). Las prácticas universitarias, reforzadas por estas estrategias de control subjetiva y
objetiva de la vida cristiana, instalaron en la escuela los exámenes como un procedimiento constante de
vigilancia de las actividades de los alumnos, y como una estrategia periódica para determinar
acreditaciones y promociones. La certeza de los exámenes o del interrogatorio – como lo anticipamos –
operaban aun cuando no se practicara con la totalidad de los alumnos de una clase, ya que todos los
alumnos podían ser llamados a dar cuenta de las obligaciones establecidas (omnes), aunque solamente
algunos (singulatim) efectivamente eran convocados por el maestro. (FOUCAULT, 1989)
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La idea de sistema educativo no es sólo una construcción del Estado moderno, sino una legítima
apropiación de un modelo que había regido con anterioridad en cada una de las órdenes religiosas
dedicadas al servicio educativo. Es verdad que “el proceso de escolarización resultó una de las
herramientas institucionales mas eficaces en el proceso de homogeneización indispensable para la
constitución de la nacionalidad y el fortalecimiento del poder estatal,” (TENTI FANFANI, 2001: 27) pero la
constitución de los sistemas públicos se construyeron sobre las pre-existentes escuelas religiosas
formadas al calor de las luchas religiosas y de los carismas de las diversas órdenes. No se trató solamente
de la recreación de la experiencia escolar, sino de la constitución del mismo sistema educativo como una
forma de intervención homogénea, centralizada y permanente por parte de los poderes públicos para
disponer el control sobre las escuelas existentes y las escuelas por crear. Los sistemas educativos de los
estados modernos se convirtieron en instrumentos del poder político, sometidos al control de un núcleo
de funcionarios que fomentaban, autorizaban y supervisaban las aperturas y el funcionamiento de todas
las escuelas, determinaban contenidos y metodología y administraban las condiciones de ingreso y de
trabajo de quienes estaban al frente de las escuelas (maestro y directivos). Una red de supervisores
oficiaba de voceros del Estado y – haciendo honor al sentido mismo de la denominación – oficiaban de
observadores (ojos del poder) en cada una de las instituciones.
TENTI FANFANI (2001) advierte que las disposiciones estatales respecto al sistema educativo son el
resultado de complejas interacciones entre los diversos actores (las autoridades educativas estatales, los
prestadores directos de los servicios, los usuarios de las escuelas) ya que cada uno de los sectores
pretende conseguir sus propios objetivos: reforzar la autoridad del estado y del sistema, obtener
recursos materiales y simbólicos, acceder a habilitaciones y credenciales educativas. Además de la
homogeneización, la centralización y la negociación de los intereses, los sistemas educativos tienden a la
expansión (geográfica y cuantitativa) amparados en el doble convencimiento de las virtudes de la
educación para los usuarios (vehículo de ascenso social) y para el sistema mismo (fortalecimiento del
poder del estado).
Este juego de concentración, supervisión, homogeneización no es ajeno a cada una de las formaciones
constitutivas de la matriz, de cada una de las órdenes o congregaciones religiosas que asumieron el
compromiso de la educación. En todos los casos no hacían más que reproducir los caracteres mismos de
la Iglesia que constituía también – sociológicamente hablando – un sistema homogéneo, centralizado,
burocrático y jerarquizado. Las órdenes religiosa que germinaban en torno a una idea dinamizadora y un
lugar geográfico específicos, se expandían progresivamente, obedeciendo a la fuerza vocacional de sus
miembros, a las demandas crecientes de la población y al respaldo de las autoridades eclesiástica. Pero
esta expansión del núcleo original (semilla que se multiplica a partir del florecimiento consecutivo de las
diversas obras que generan por contagio nuevas presencias) nunca se desprende del árbol primitivo
(centralización o casa matriz), mantienen y defiende los caracteres que les asegura identidad
(homogeneización) y se ordenan diversos grados de subordinación y dependencia (burocratización). No
podemos dejar de recordar – tal como lo expusimos en páginas anteriores – algunas de las estrategias de
funcionamiento y fortalecimiento de los sistemas: los miembros de la Compañía de Jesús, que aplican la
metodología general de trabajo propuesta por el fundador a mediados del siglo XVI, determinan redactar
la Ratio Studiorum (que no es mas que un común denominador de las prácticas educativas de todos los
Colegios de la Orden) con una consulta a todos los miembros y con la presencia de referentes de las
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diversas regiones que se hicieron cargo de la redacción, la discusión y la aprobación definitiva. Por su
parte la insistencia permanente de José de Calasanz de redactar sucesivos Reglamentos para cada una de
sus primeras escuelas no es más que la estrategia para dotar a las diversas casas del mismo espíritu y
perfil en todas las fundaciones. Por su parte Juan Bautista de La Salle lo refuerza en las primeras páginas
de su Guía para las Escuelas Cristianas: “Era necesario establecer esta Guía a fin de que hubiese
uniformidad en todas las Escuelas y en todos los lugares donde hay Hermanos de este Instituto, y para
que las características fuesen siempre las mismas”.
Pero hay algo específico en estos sistemas que no lograron reproducir los sistemas educativos
modernos en manos de los Estados: la circulación de los miembros de las órdenes y de las
congregaciones. Mas allá de la presencia de provinciales, regionales, inspectores, lo cierto es que los
diversos sacerdotes, religiosos o hermanos se iban desplazando de casa en casa, sustituyéndose
mutuamente y reforzando el carácter homogéneo y universal de la propuesta. A través de los cambios de
directores o de educadores, era el sistema el que se hacía presente y se reforzaba con la fuerza dinámica
y creativa de los recién llegados, que confirmaban el rumbo o rectificaban desviaciones.
Antes que los Estados, las congregaciones habían con-formado sistemas educativos nacionales y
supranacionales. Estos sistemas no limitaban la autonomía de las escuelas, sino que la fortalecían a
través de un rasgo institucional porque superaba su frágil aislamiento y las hacía miembros de una
entidad más amplia y poderosa. Volvía a las instituciones solidarias en los éxitos y en los fracasos y, de
alguna manera, las convertía en fortalezas invencibles e indiscutibles, como la misma Iglesia. La presencia
de un ritual – al que hemos hecho frecuentes referencias – propio de la iglesia se instaló en la matriz
eclesiástica de la escuela moderna. Si el ministro francés podía asegurar – mirando su reloj – que sabía
muy bien lo que estaban haciendo todas las escuelas de Francia (PINEAU, 2001), la iglesia afirmó desde
siempre, pero particularmente desde los inicios de la modernidad que en cualquier lugar del mundo los
sacerdotes de todas las iglesias están rezando la misma misa y leyendo (y comentando) las mismas
lecturas.
aislamiento del exterior (paredes, ventanas, del exterior: diseño de paredes, ventadas y
entrada) dispositivo de entrada.
02. Distribución de bancos y fieles Distribución pupitres y alumnos
03. Bancos (rezar y escuchar) Pupitres (escuchar y trabajar)
04. Retablo del altar como centro. Pizarrón o carteles
05. Imágenes y vitreaux laterales Láminas y mensajes en las paredes
06. Altar (como lugar del celebrante) Escritorio como lugar del maestro
Sacerdote o ministro, dependiente de una Maestro o educador, obediente a diversas
07.
jerarquía establecida instancia de gobierno y control.
08. Libros de ceremonias y de la Palabra Libros de enseñanza y lecciones
09. Perícopas o selección de textos Antología o selección de materiales
10. Catecismos para memorizar Lecciones para recordar
11. Sermón o explicación de la palabra Lección o explicación de los saberes
Silencio de los fieles y obediencia a las Silencio de los alumnos y obedientes a la
12.
órdenes del ritual y del celebrante. órdenes del maestro
Feligreses fijos en sus lugares durante las Alumnos fijos en la clase durante todo el
13.
ceremonias desarrollo (y en lugares asignados)
14. Lugar privativo del ministro (balaustrada) Lugar específico del maestro (frente)
Ubicación superior y elevada (altar, púlpito, Lugar destacado y
15.
proclamación de la palabra) superior del maestro (tarima)
Ministro ejerce el poder del saber y de la Maestro ejerce el poder del conocimiento y la
16.
mediación religiosa mediación pedagógica
Fieles aceptan el mensaje y sus explicaciones. Alumnos aceptan el contenido de las lecciones
17.
No pueden hablar sin discutir, aunque pueden preguntar
Reciben el mensaje para alimentar y sostener Reciben las lecciones para adquirir la cultura y
18.
la fe: todo lo dado los beneficia. sus instrumentos. Crecimiento y formación
19. Poder pastoral (Pastor + ovejas) Poder pastoral (pastor + ovejas)
Tiempo previsto de las ceremonias, Tiempo predeterminado de la clase para el
20.
según rituales desarrollo de la lección
Previsibilidad de los tiempos y de las acciones Previsibilidad de los pasos de las lecciones.
21.
de las ceremonias Clausura de la novedad
Ritual riguroso (liturgia) como signo y como Ritual de la clase como parte de una
22. mecanismo de producción de la gracia divina. normalización establecida por los sistemas
Ni hay libertad ni creatividad. educativos.
23. Semanas del calendario litúrgico Semanas del año o ciclo escolar
Año litúrgico organizado, con las fiestas y las Año escolar.
24.
ceremonias previstas Almanaque o calendario escolar
Registros de diversos tipos: bautismo inicial y Registros de diversos tipos: matrícula inicial y
25.
sacramentos otras referencias
Registros de catolicidad u otro credo. Registro de escolaridad.
26. Descubrimiento del niño como creyente Descubrimiento del niño como sujeto de
(catecumenado) aprendizaje y preparación social
Obligatoriedad religiosa de la asistencia Obligatoriedad de la asistencia (sanción,
27.
(pecado) requerimiento familiar, expulsión)
Disciplinamiento, orden, obediencia, encierro, Disciplinamiento, orden, obediencia, encierro,
28.
seguridad. seguridad.
DOCTORADO EN EDUCACIÓN. UNR. ROSARIO. 2015 166
PROF. DR. JORGE EDUARDO NORO
102
Para ampliar esta mirada se puede consultar: NORO JORGE EDUARDO, LA CALLE, LA ESCUELA Y EL PATIO, LOS
ESPACIOS DE LA ESCUELA Y DE LA SOCIEDAD MODERNA en https://es.scribd.com/doc/102295862/164-LA-
ESCUELA-EL-PATIO-LA-CALLE-LOS-ESPACIOS-DE-LA-EDUCACION-MODERNA
DOCTORADO EN EDUCACIÓN. UNR. ROSARIO. 2015 167
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Cuando hablamos de la escuela moderna estamos refiriéndonos con más propiedad a la escuela según
la lógica de la modernidad, porque la época moderna – proteica en sus manifestaciones – le impuso a
una escuela que hundía sus raíces en la antigüedad, pero que definió su estructura en las postrimerías de
la edad media, un formato propio, un sello característico y, fundamentalmente, le confirió un puesto y
una función que ninguna otra época le había otorgado. Escuela (o educación escolarizada) y modernidad
se mimetizaron hasta un punto tal que la una remitió necesariamente a la otra, naturalizando su
presencia en el paisaje de sus propios logros y de las instituciones (PINEAU, 2001). En este juego
dialéctico, la escuela se convirtió en el fiel reflejo de las ideas, los valores y las contradicciones de la
cultura moderna. HUBO “ESCUELA” PORQUE LA MODERNIDAD LA DEMANDÓ... pero hubo modernidad
porque la escuela operó como su fiel intérprete, su difusora y su refuerzo. La escuela, sin embargo, no
siempre estuvo en el sitio en el que finalmente la depositó la modernidad; venciendo diversas
dificultades, tuvo que ir ocupando progresivamente su lugar en la sociedad: la tarea de educar y de
educar desde la escuela fue una tarea ardua y progresiva. (PADILLA ARROYO y ESCALANTE FERNÁNDEZ:
1998) La escuela es un producto moderno, recreado y adaptado a sus necesidades, que se transformó, a
su vez, en una fiel y dócil reproductora de la lógica y de los proyectos de los tiempos modernos.
Esta MODERNIDAD QUE FUE DEFINIENDO SU PROPIA LÓGICA desde los gobiernos absolutistas y
hegemónicos de sus inicios hasta la universalización de la democracia como el necesario sistema de
gobierno del siglo XIX, fue configurando sus requerimientos para exigir de la escuela – dócil en su poder
de adaptación, orgullosa en su papel institucional protagónico – la satisfacción de la pluralidad de sus
exigencias. El surgimiento del estado moderno es el factor clave para el afianzamiento de la escuela. Los
estados nacionales se convierten en la expresión de un nuevo orden, constituido y legitimado por la
razón. Son LOS PODERES DE LOS ESTADOS los que – en momentos diversos y respondiendo a sus
necesidades – determinan ejercer el poder y el control para disciplinar la ya DIFUNDIDA PRÁCTICA DE LAS
ESCUELAS: de manera gradual van asumiendo la responsabilidad de la educación escolarizada, y su
mandato domesticador se convierte en el común denominador que permite que las escuelas adquieran
sus caracteres modernos. Para llegar a la construcción efectiva de esta lógica se necesitaron tres factores
concurrentes: (1º) el descubrimiento del valor político de la educación y de la escuela; (2º) el ejercicio del
poder de disciplinamiento y control de las escuelas y de las prácticas educativas con la intención de
subordinarlas y homogeneizarlas; (3º) la presencia de motivos reales para incitar al Estado a asumir tal
compromiso. El primero deviene de una formulación renovada del discurso educativo que obliga a ver
con otros ojos las prácticas vigentes; el segundo brota de la fortaleza el poder del Estado mismo; el
tercero, de los intereses legítimos del Estado que - mas allá de una discutible generosidad – entiende
cuales son los beneficios inmediatos y mediatos de disponer del ordenamiento y el control de la
DOCTORADO EN EDUCACIÓN. UNR. ROSARIO. 2015 168
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educación y de las escuelas. Solamente una instancia supra-escolar, una instancia política, podía
absorber, unificar y disciplinar la variedad de las escuelas pre-modernas para multiplicarlas y convertirlas
en un verdadero sistema educativo al servicio del estado y de las ideas de la modernidad.
LA ESCUELA MODERNA ADQUIRIÓ SU FORMA DEFINITIVA a través del ensamble del racionalismo
metódico del siglo XVII, del iluminismo optimista del siglo XVIII y del positivismo hegemónico del siglo
XIX; pero es a través de la conjunción de estos dos últimos movimientos filosóficos - que operan
transformaciones decisivas en el campo de las ideas, de las estructuras de gobierno, de la sistematización
del saber y del conocimiento, y del ordenamiento social – que la escuela define su presencia y su función
en la modernidad. La FILOSOFÍA DE LA ILUSTRACIÓN instala la razón como referencia absoluta de todos
los órdenes y potencia la educación como el instrumento social de la normalización racional. La
FILOSOFÍA DEL POSITIVISMO reordena el cuadro de las ciencias y convierte a la sociedad en objeto de un
categorización científica asimilable al ordenamiento que de la naturaleza había hecho la ciencia
precedente; consecuentemente el positivismo sitúa en la institución escolar toda la educación y en la
educación escolarizada, la seguridad y la certeza de la construcción civilizadora de los individuos y de la
sociedad. La ilustración había “disciplinado la razón” y la había subordinado a las exigencias de la
realidad: la razón absoluta de la filosofía precedente se volvió instrumental y obediente a las exigencias
de la nueva edad. No sólo se universaliza, sino que para constituirse en tal, se vuelve dócil a las
demandas de la realidad y de sus usuarios. Es esa razón disciplinada la que se convertirá – en manos del
positivismo – en la constructora científica de un proyecto de sociedad cuyo paradigma fueron el orden y
el progreso. De estas dos fuentes se nutrió de manera determinante la lógica de la escuela moderna.
Puntualidad, aprovechamiento del tiempo, capacidad para distinguir y respetar lugares, disciplina y
obediencia, sujeción y cuidado del propio cuerpo (salud e higiene), formación del carácter, voluntad,
constancia y esfuerzo, desarrollo de la capacidad de aprendizaje, sentido de pertenencia a un grupo o a
un pueblo, compromiso cívico y patriótico, reconocimiento del otro, manejo de la palabra y del silencio,
sometimiento del cuerpo como instrumento de trabajo y de servicio a la comunidad, ascetismo y
privación, postergación sistemática de la satisfacción de las necesidades, restricción del goce y del placer,
desarrollo de virtudes y supresión de vicios e impulsos descontrolados, sentido de la moral y de las
buenas costumbres, son algunas de las pautas y exigencias para la vida personal y social que postuló la
modernidad. Y también fueron las estructuras y los fines que la misma modernidad le asignó a la escuela
a quien sacó de un segundo plano social y de las prácticas restringidas para convertirla en protagónica,
pública, universal y obligatoria. El ciudadano, el obrero o el profesional, el soldado debían reunir
necesariamente las cualidades enunciadas, y la escuela se convirtió en el pasaporte obligado para
alcanzar el lugar en la sociedad, al mismo tiempo que esas funciones permitían cerrar e integrar, a través
de la especialización, el proceso educativo. La escuela moderna se volvió disciplinadora,
homogeneizadora, estandarizadora, regulatoria, burocrática, formal y formalizadora porque su misión
era esencialmente civilizadora. Debía hacer de cada hombre primitivo o inculto un europeo ilustrado,
debía combatir la barbarie y habilitar el paso del conocimiento limitado de la experiencia y de la
tradición, al conocimiento estandarizado, objetivado, hecho de fórmulas y expresado en un reglamento o
instructivo: la intuición y la tradición debían dejar su lugar al cálculo y la previsibilidad. (TENTI FANFANI,
2002) 103
Cuando el siglo XVIII (y sobre todo la sociedad ilustrada de su segunda mitad) DESCUBRE EL VALOR
POTENCIAL DE LA ESCUELA recurre consciente o inconscientemente a este proceso analógico: el enemigo
103
TENTI FANFANI (2002), La escuela constructora de subjetividad. IIPE. Buenos Aires QUERRIEN (1979: 11, 15)
definen el producto ideal de la escuela moderna.
DOCTORADO EN EDUCACIÓN. UNR. ROSARIO. 2015 169
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es el antiguo régimen o las antiguas ideas, el mensaje es la nueva sociedad, las nuevas ideas ilustradas,
las democracias modernas, la ciudadanía republicana. La escuela podía reforzar el mensaje del estado
para convencer y doblegar voluntades, para despegarlas de las propias opiniones y del
acostumbramiento a las razones arcaicas: se trataba de pensar como se debía pensar, detrás de un
argumento que proclamaba y defendía la autonomía. Y la escuela se construye sobre las PRÁCTICAS
TRADICIONALES: si había servido para reafirmar en su fe (o para legitimar un cambio) a generaciones de
fieles de diversas confesiones, bien podía convertirse en los instrumentos efectivos para las nuevas ideas.
LA MODERNIDAD OPERÓ COMO UNA MEGA-MÁQUINA105 que supo procesar y ensamblar dentro de sí
todo lo que encontró, transformando lo sagrado en profano, sojuzgando y domesticando las
producciones del pasado, y neutralizando las influencias religiosas originales. La fabricación de relojes; la
medición del tiempo; la exploración del espacio; la regularidad monástica; el orden burgués; los artificios
técnicos; las inhibiciones protestantes; las exploraciones mágicas; finalmente el orden, la precisión y la
claridad de las ciencias físicas mismas; todas estas actividades separadas habían formado al fin un
complejo social y una red ideológica, capaz de soportar el peso inmenso de la máquina y de ampliar más
aún sus operaciones. Hacia la mitad del siglo XVIII la sociedad había producido definitivamente una
revolución y se había formado un ejército de filósofos naturales, racionalistas, experimentadores,
mecánicos, gente ingeniosa, segura en cuanto a su meta y confiada en su victoria. Antes de que
apareciera una raya gris en el horizonte, pregonaron el alba y anunciaron cuán maravilloso era. “No hay
nada que esté al alcance del ingenio humano (o lo que es más efectivo aún) de la laboriosidad humana
que no debiéramos lograr” (HOOKE) El hablar y la discusión de argumentos pronto se convirtieron en
trabajos; todos los hermosos sueños, las opiniones y la naturaleza metafísica universal que la fantasía de
cerebros sutiles había ideando, pronto se desvanecieron y dejaron el lugar a la historia, a los
experimentos y a los trabajos serios. (MUMFORD, 1982)
104
Esta apropiación de los instrumentos culturales anticipa la concepción de cultura y la propuesta de revolución
cultural de Gramsci, para quien es necesario sustituir en las estrategias a los modelos educativos y culturales
hegemónicos. (GRAMSCI A., 2004: 109; 1999)
105
El concepto de mega-máquina ha sido creado y tematizado por MUMFORD L. en varios de sus escritos,
particularmente en el clásico Técnica y Civilización. La escuela fue la máquina de enseñar y de aprender, la máquina
de educar, un engranaje clave en la mega-máquina de la modernidad.
DOCTORADO EN EDUCACIÓN. UNR. ROSARIO. 2015 170
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Para cumplir estos ideales, la escuela debía conservar la estructura ECLESIAL de su MATRIZ y
mantener su carácter SAGRADO, pero debía SECULARIZAR sus propósitos, sus objetivos, sus fines. Con la
modernidad y la presencia del ESTADO apropiándose de la ESCUELA en funcionamiento desde 1500, la
ESCUELA SECULARIZÓ SUS FINES.
Es esa situación análoga la que permite potenciar el valor de la matriz (causa) y referenciar la relación
con el producto posterior (efecto). La escuela desempeña una función similar, casi homóloga en los dos
contextos: es UNA MICRO-MÁQUINA dentro de una estructura que ensambla máquinas diversas en una
gran estructura o MEGA-MÁQUINA; en realidad puede constituirse en un engranaje clave en el contexto
de la modernidad triunfante porque ha anticipado con éxito esa misma función, en el inestable territorio
que marca el final de la edad media y los inicios de los tiempos modernos. En medio de las luchas
religiosas y de los cambios de paradigma, la educación se consolida y se potencia en escuela y, a partir de
allí, está en condiciones de desempeñarse en cualquier medio.
En este clima crece la estructura de la escuela moderna y se vuelve una MAQUINA DE EDUCAR
accionada y controlada por el Estado. No en vano, en los albores del siglo XVII, José de Calasanz repite
una y otra vez al justificar la redacción de algunos de sus numerosos reglamentos: “Donde hay multitud
allí hay confusión, y para evitar la confusión de la multitud es necesario el orden. Por eso, para que en
nuestras escuelas nazca no la confusión y los inconvenientes, hemos juzgado apropiado establecer las
normas que deben ser observadas de manera inviolable”. (CALASANZ, 1630). Una actitud que habían
anticipado los Jesuitas en la Ratio Studiorum (1599) y que refuerza Juan Bautista de la Salle en los albores
del siglo XVIII: “Es necesario someter a los niños a una regularidad, a una serie de movimientos que hacen
de una multitud un solo individuo, obediente a una misma voluntad”, (QUERRIEN: 1979: 55) y también:
“El hombre está tan propenso a la inconstancia e incluso al cambio, que necesita tener reglas por escrito
que lo mantengan en los límites de su deber y le impidan introducir novedades o destruir lo que ha sido
sabiamente establecido.” (LA SALLE, 1703)
La paulatina intervención de los Estados modernos operó como uno de los factores desencadenantes
del proceso de APROPIACIÓN Y SECULARIZACIÓN DE LA ESCUELA, reformulando su función y sus fines
para adaptarlos a las funciones y demandas específicas del nuevo contexto. Pero en este proceso de
confiscación y de subordinación a los fines y propósitos de los estados, se mantuvieron fielmente las
estructuras consolidadas en torno a la matriz eclesiástica y al carácter sagrado de las mismas. De alguna
manera se produce un fenómeno paradojal en el que se ARTICULAN LO SAGRADO106 CON LA SECULAR: la
escuela lucha por desprenderse de la protección y la tutela exclusiva de las iglesias pero mantiene el
carácter sagrado en su estructura organizativa y en su funcionamiento, al tiempo que seculariza el
control, el manejo y los fines de la educación que en ella se imparte. A partir del siglo XVIII las escuelas
constituyen un instrumento social demasiado valioso para permanecer bajo la tutela de las iglesias: el
poder de los Estados Modernos descubre sus potencialidades y necesita someterla a su custodia para
convertirla en la agencia de las nuevas ideas. Una nueva semántica (fines e ideales como significados)
sustituye a la anterior pero dialoga con la misma morfología y la misma sintaxis (estructura y
funcionamiento de la escuela).
SECULARIZACIÓN remite a saeculum / saecularis (comercio y trato de los hombres en cuanto toca y
mira a la visa civil y política, en oposición a la vida religiosa; vida mundana) y traducen dos aspectos
igualmente relevantes. Por una parte la secularización es (1) la apropiación de los bienes de la Iglesia por
parte del Estado, y por otra (2) el proceso de separación y alejamiento de la sociedad de la religión y por
tanto el proceso de AFIRMACIÓN DE LA AUTONOMÍA EN RELACIÓN CON LAS IGLESIAS Y LOS PRECEPTOS
RELIGIOSOS Y MORALES propuestos por la misma. Ambas acepciones pueden aplicarse del proceso
producido en la historia de la escuela moderna, ya que secularización implica convertir lo religioso en
secular o mundano, para lograr que, vaciado el mundo de toda explicación basada en creencias, se pueda
construir una nueva concepción según la cual la realidad se explica por sí mismo sin que sea necesario
recurrir a la divinidad.
Y efectivamente las escuelas – paulatinamente y a partir del siglo XVIII - se convirtieron en OBJETO
DE INTERVENCIÓN POR PARTE DE UN ESTADO que descubrió el valor estratégico de la educación para sus
súbditos, pero también descubrió en las escuela la organización eficaz para hacer posible la educación
universal: por eso la convirtió en un instrumento de construcción de la ciudadanía, del progreso y del
bienestar. Es allí cuando se produce el proceso de secularización de las escuelas, que opera sobre los
fines de la educación, los principios que las subordinan al poder y la construcción de los sistemas
educativos nacionales. Las escuelas dejan de ser necesariamente religiosas, pero mantienen su
estructura, fiel a la matriz atravesada por la sacralizad eclesiástica.
106
Hacemos un uso de la palabra SAGRADO análogo al que FROMM( (1986: 131) hace del concepto de RELIGION
que lo despega de la relación necesaria con Dios y lo trascendente. Proponemos ampliar el significado de la
categoría de lo sagrado para lograr mantenerlo como un predicado. La MATRIZ ECLESIÁSTICA se manejó
históricamente como moldeadora de la estructura y organización original, pero sobrevivió estratégicamente a la
expansión y a la exitosa universalización en el contexto de la modernidad.
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RECHAZANDO LAS PROTESTAS DE LAS IGLESIAS que reclamaban sus derechos y la exclusividad en el
control de la educación, el Estado moderno e ilustrado justipreció sus aportes, valoró el producto, la
vació de los referentes religiosos, efectuó una rápida operación sustitutiva y la convirtió en un
instrumento secular de sus propósitos. Aunque los primeros esfuerzos aparecen en el Estado Prusiano,
con la Revolución Francesa esa apropiación intentó hacerse exclusiva y excluyente (aun proponiendo que
antiguas órdenes religiosas se transformaran en agentes de la nueva educación revolucionaria), y con el
positivismo el desplazamiento de los fundamentos religiosos llegó a su máxima expresión y a su
ineludible desaparición. Sin embargo ninguno de los movimientos (Prusia, la Revolución, las Nuevas
Ideas, el Positivismo, Napoleón Bonaparte y los Estados nacionales que sumaron a su constitución
democrática la organización de los sistemas educativos) discutieron la matriz organizacional de la
escuela que mantenía el carácter sagrado en su funcionamiento, una sacralidad que le permitía seguir
operando con una manifiesta y reconocida efectividad. Cada una de las piezas de la “máquina de educar”
107
funcionaba como los componentes de un gran ritual al que adherían los funcionarios, sacerdotes y
feligreses de los nuevos templos seculares del saber.
Esta secularización puede ser entendida como una desacralización de lo indebidamente sacralizado,
como una tendencia que trata al mismo tiempo de purificar lo sagrado de aplicaciones indebidas, y de
afirmar la justa autonomía secular de las realidades temporales: de hecho las escuelas no debían ser
necesariamente religiosas, aunque las condiciones iniciales hubieran determinado allí su nacimiento,
dejando rastros indelebles del origen eclesiástico y sagrado de sus fundadores. Principalmente los
hombres de la ilustración re-descubrieron el vínculo necesario entre la transformación del orden social a
la educación del pueblo. Planteo que se reforzó con el movimiento liberal y positivista, a partir de
mediados del siglo XIX: EL ESTADO ASUMIÓ TOTALMENTE LA GESTIÓN Y EL DISEÑO DE UNA EDUCACIÓN
porque estaba destinada a formar a los ciudadanos y a los trabajadores de las nuevas naciones. Y aunque
este cambio de orientación no obligaba a mantener las estructuras, sobrevivió el carácter sagrado de la
matriz, como uno de los principios explicativos y legitimadores del éxito arrollador y de la
universalización del siglo XIX. La escuela era ya una aceitada maquinaria que funcionaba a la perfección y
107
La expresión “máquina de educar”, es una analogía generosamente utilizada por diversos autores (FOUCAULT:
1989, QUERRIEN: 1979, VARELA-ALVAREZ URIA: 1991, SARLO: 1998, PINEAU, DUSSEL, CARUSO: 2001, MUMFORD:
1982, 1986), y hace referencia estandarización metódica de la tarea educativa y de los procedimientos para alcanzar
mejores resultados con un esfuerzo mas automatizado. La escuela es la máquina moderna de educar porque
representa la sustitución de la práctica artesanal de la educación, es decir de la mera creatividad e inspiración, el
cuidado y la perfección de los pedagogos. Un mismo formato o matriz se aplicaba a todos por igual y en cualquier
institución que siendo escuela debía regirse con el mismo molde. La normalización (escuelas normales) se convierte
en la segura y triunfante multiplicación de la máquina cuyo modelo de acción, organización y de educación era el
único probado que se multiplicaba progresivamente. Está “máquina de educar” guarda relación con los “Talleres de
hombres” de COMENIO( 1976: 37) y la interpretación de la segunda ola que realiza TOFFLER (1985: I, 59)
DOCTORADO EN EDUCACIÓN. UNR. ROSARIO. 2015 173
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que debía respetarse para asegurar los beneficios de la educación. Espacios, tiempos, rituales, ministros
o sacerdotes, palabras, textos, recursos, orden, relaciones, habilitaciones y distribuciones, premios y
castigos, reglamentos, mecanismos de vigilancia y control mantenían vigente los principios sagrados que
se habían matrizado en los orígenes.
Lo que mueve la EDUCACION y la ESCOLARIDAD MODERNA son los GRANDES RELATOS, ya que son los
que sostienen la LOGICA DEL SENTIDO. Los RELATOS son el lubricante de la MEGAMAQUINA MODERNA y
de las MICROMAQUINAS asociadas, y representan un mecanismo mágico para aquietar las dudas y
amortiguar las sospechas. UN GRAN RELATO sacraliza un centro, un cimiento, un eje y desde allí es
posible encontrar el lugar para interpretar o dar sentido a la historia pasada, presente y futura, una
interpretación que presupone y exige objetividad. Sin centro todo es relativo y ninguna verdad es única.
Por lo que nada se convierte en proyecto o en criterio normativo, sino en construcción y articulación
subjetiva, en fragmentación o amenaza de disolución. Ajenos a una historia unitaria que tenga por fin
algún tipo de salvación, los sistemas de valores se multiplican de manera indefinida y la subjetivación de
los mismos se convierten en una absoluta relativización: todo depende de lo que cada uno crea o
interprete, de lo que asuma como criterio de legitimación (VATTIMO G., 1986) Se trata también de
pensar e identificar los relatos, las narraciones que acompañan estas formulaciones, porque cada uno de
ellos se sostiene sobre algún discurso narrativo: la Biblia o el Evangelio, los textos de Newton o la
Enciclopedia, los Proyectos Parlamentarios de la Revolución (Condorcet)108 o las Utopías renacentistas, el
108
Cfr. CORDOCET (1922), Bosquejo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano. Memorias sobre la
Instrucción pública. Aunque el cuadro histórico fue escrito en la cárcel antes de la ejecución, no le impide señalar,
envuelto en un clima intelectual de absoluto optimismo : “Si el hombre puede predecir con una seguridad casi
completa los fenómenos cuyas leyes conoce, si, aun cuando le sean éstas desconocidas, puede ser la experiencia del
pasado, prever con una gran probabilidad los acontecimientos del porvenir, ¿por qué habría de considerarse como
una empresa quimérica la de trazar con alguna verosimilitudes el cuadro de los destinos futuros de la especie
humana según los resultados de la historia?” Como si fuera un gran relato, Condorcet concibe la historia con un
hondo sentido pedagógico, ya que cada etapa que la humanidad recorre en su progreso indefinido es – en el fondo
– un avance de la instrucción que perfecciona permanentemente los métodos para esparcir las luces de la razón.
Los progresos de las ciencias aseguran el progreso del arte de instruir y el progreso en la instrucción acelera el
progreso de la ciencia, en un influjo recíproco cuya acción se renueva sin cesar. Tal importancia reviste el
metarrelato, que el narrador – a punto de morir – parece un instrumento de las ideas, un hegeliano depositario del
Espíritu, con absoluta capacidad de anunciar un futuro que personalmente le está vedado.
DOCTORADO EN EDUCACIÓN. UNR. ROSARIO. 2015 174
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Manifiesto o El Capital, el Emilio o Discurso sobre el espíritu positivo. Y en algunos momentos históricos -
la Reforma, la Revolución francesa, las Nuevas Ideas, el Positivismo - fueron más importantes los relatos
que los mismos hechos. Los grandes relatos mueven las ideas y las ideas mueven la acción. Los relatos
instalan el tiempo para convertirlo en historia, y re-significan los lugares para convertirlos en cosmos. La
ausencia de relatos, neutraliza el tiempo, quiebra la historia multiplica la sucesión arbitraria de los
instantes, y transforma los espacios en no-lugares.
Toda época histórica tiene una narrativa que lo caracteriza. La Edad Media – como la Edad Antigua –
se respaldaba en los poemas épicos. La epopeya no sólo aparece como un género acabado desde hace
tiempo sino profundamente envejecido, porque el universo de la epopeya es el pasado heroico, el
mundo de los comienzos, de los fundadores, los mejores. La epopeya pone el acento en los míticos
orígenes, nunca habla sobre el presente y nunca le habla al presente. Se trata de un pasado perfecto,
inaccesible para los autores, que genera veneración, memoria y respeto. El rapsoda emisor y el público
oyente se encuentran en uno mismo nivel valorativo y temporal, pero el mundo de los héroes es
inaccesible, separado por una distancia épica. En la epopeya prima más memoria que el conocimiento o
el re-conocimiento, porque el tiempo en el que se desarrollan las acciones pertenece al pasado absoluto,
pasado cerrado como un círculo, donde todo está completamente elaborado y acabado. El universo épico
se estructura en una zona de la imagen lejana y absoluta, alejada de toda forma posible de contacto con
el presente, siempre en proceso de formación y por tanto, imperfecto y propicio a reinterpretaciones y
re-evaluaciones. (BAJTIN M., 1989, en ARAN, 1996: 80)
El discurso dominante en la Edad media, es un discurso religioso y noble que tiene un carácter épico:
lo que se presenta y relata recrea los tiempos fundantes, los orígenes, tiempos ajenos al creyente: la
creación o la irrupción de Dios en la realidad y la salvación son referencias certeras pero lejanas, que no
se acercan a la cotidianeidad de los fieles. Estas verdades originales constituían una referencia necesaria
que otorgaban sentido a lo real, pero que no le prestaban orden ni prescripciones específica, no
irrumpían en el universo cotidiano. La concepción de vida de la Edad media suponía – naturalmente - la
subordinación a una ordenamiento general y universal que ignoraba el peso de los trabajos y el paso de
los días para ensamblar el tiempo con la eternidad, el valle de lágrimas con el paraíso recuperado, la
minúscula criatura con el creador omnipotente y todopoderoso, la ciudad terrestre con la ciudad de Dios.
Estos relatos no representaban una posibilidad de hermenéutica de la vida cotidiana, la existencia
permanecía ajena a sus prescripciones.
LOS RELATOS OPERAN SOBRE LA MATRIZ, SON factores estructurantes, ya que se encargan de darle
entidad y direccionalidad a la matriz. Cuando hablamos de la matriz eclesiástica de la escuela moderna,
estamos suponiendo un trama de ideas que recorre y moldea su constitución, trama que hemos expuesto
a partir del quiebre de la unidad cristiana y de la reformulación de la doctrina y del culto en el seno de las
confesiones cristianas. Pero esa matriz constituida en ese preciso momento histórico obedece a la
presencia de un tipo particular de relato, relato que se encarga de dar cuenta, de desarrollar, de poner en
acto un conjunto de principios e ideas. Con cada re-configuración del relato de la modernidad - que
permaneciendo fiel a sí mismo opera transformaciones accidentales o sustanciales - la matriz sufre sus
propios cambios y adaptaciones: perdura, subsiste, pero incorpora nuevos elementos, modifica o
desplaza los elementos que la constituyen.
Aplicando formalmente una concepto kantiano (1979, I: 202) con respecto a la estructura del
conocimiento podemos afirmar: UNA MATRIZ SIN RELATO ES VACÍA, UN RELATO SIN MATRIZ ES CIEGA,
dispersa, inoperante. Los relatos configuraron las instituciones: en el caso de la educación, el relato
moderno dio cuenta de la escuela moderna. Pero también es cierto que sin un relato la matriz queda
DOCTORADO EN EDUCACIÓN. UNR. ROSARIO. 2015 175
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vacía de contenido: organiza el espacio, distribuye el tiempo, asigna roles a los actores, elige una
metodología, pauta el funcionamiento, pero carece de contenido y se limita a repetir un ritual vacío sin
tener claro cuál es el sentido de la ceremonia que organiza y pone en marcha. Y esa ha sido la razón de
nuestro recorrido genealógico: hundirnos en las raíces de la matriz para rescatar la razón de ser de su
estructura, determinar cuáles fueron las condiciones de constitución de la misma. Y recorriendo esa
abundancia de elementos fundantes determinar la presencia de cada uno de los relatos como factor
estructurante. Los caracteres de la matriz eclesiástica son consecuencia directa del relato que le ha dado
origen.
Si la modernidad estuvo cruzada por los grandes relatos, la expansión gloriosa de la escuela
(PINEAU, 2001: 27) fue, al mismo tiempo y en un juego dialéctico, construyendo nuevos metarrelatos
legitimadores, sabiendo responder creativamente a la renovación y ajuste de las narrativas vigentes.
Aunque hay una sola escuela moderna, las sucesivas versiones y ediciones de la misma – y la vigencia de
su presencia que la instala de manera necesaria en el paisaje moderno – exhiben un proceso de
adaptación progresiva y permanente con respecto a las mutaciones y ajuste de la modernidad. Es por eso
que podemos pensar en las sucesivas etapas que fueron generando cíclicos ajustes en las narrativas y en
la escuela, manteniendo siempre vigente la matriz eclesiástica original, pero respondiendo
permanentemente a otros requerimientos reales y simbólicos. ¿Y cuáles fueron los RELATOS de la
MODERNIDAD que asoció ESCUELA – EDUCACION Y ESTADO?
Al relato religioso y salvífico original que partió de la misión evangelizadora y humanizadora y que
acentúo la búsqueda y la defensa de la trascendencia, la salvación, el bien y la verdad, se le sumaron
otras narrativas:
(1º) LA CONQUISTA DEL MUNDO Y DEL UNIVERSO: el descubrimiento de las nuevas tierraS, la primera
globalización, y la instalación definitiva del sistema copernicano. El poder de las ciencias y la expansión
de las nacientes tecnologías (MUMFORD L.) acompañaron la presencia del hombre en todas las
geografías y la mirada vigilante y matemática depositada en el universo. La enunciación, la progresiva
difusión y la dolorosa aceptación del sistema copernicano (con los ajustes realizados por Kepler y Galileo)
transformó la estructura del cosmos y la presencia del hombre en la Europa cristiana: un lugar entre
tantos lugares de la tierra, un planeta en el universo infinito. PASCAL – en el siglo XVII – entre otros, fue
quien mejor expresó esta sensación contradictoria, paradojal, de conquista y de nimiedad, de
omnipotencia y fragilidad que no lograron descubrir y expresar los debates en torno a los científicos y
conquistadores:
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(2º) LA CONSTRUCCIÓN DEL PODER POLÍTICO Y DEL ESTADO, como un poder humano y secularizado,
consolidado a través de los contratos sociales y la construcción del ciudadano, como fuente y garantía
del poder. Toda la filosofía política dominante, desde el siglo XVII, supone un agregado de individuos,
aislados y discretos, como sustancia del Estado, la sociedad y la nación: si estos individuos – habituados
naturalmente a ser súbditos – no eran construidos cultural y subjetivamente como ciudadanos, el estado
no hubiera sido posible. El Estado moderno necesita hacerse fuerte y lograr consensos absolutos, porque
cuando el poder no está centrado y concentrado en una sola persona, necesita equilibrar su ejercicio con
el aporte de todos los miembros. La iglesia puede ser una aliada del Estado, pero no puede compartir con
él espacios de poder. En cierto sentido la patria se convierte en una nueva religión con sus rituales, sus
santos, su calendario de celebraciones, sus textos sagrados. (ESCUDE C., 1990: 39).
(4º) LA FUERZA PRODUCTIVA DEL TRABAJO que somete y dignifica al ser humano, convirtiéndolo en un
engranaje funcional de la máquina moderna. Las líneas maestras del contexto que hace prosperar la
razón productivista del trabajo obedecen a varios factores: en primer lugar, se extiende entre la
población un afán continuo e indefinido de acumular riquezas, levantando el veto moral y religioso que
pesaba sobre las mismas; en segundo lugar, se produce un desplazamiento en la propia noción de
riqueza, que posibilita tal acumulación; en tercer lugar se considera necesario hacer que el hombre se
crea capaz no sólo de satisfacer sus necesidades, de completar la obra de Dios, sino específicamente de
producir riquezas; por último se postula que el trabajo es el instrumento básico de esa producción de las
riquezas inexistentes. (NAREDO, 2002). El trabajo se erige en el principal factor de producción e incluso
el único, en la medida en la que se supone que la tierra misma y las riquezas naturales son sustituibles
por el trabajo. La consolidación de una categoría unificada de trabajo opera junto con las de producción y
riqueza, a base de considerarlas todas ellas expresables en unidades pecuniarias homogéneas. El hombre
moderno se transforma en un hombre activo que convierte su tiempo en ocupación y comienza a
identificar su propia existencia con su propia vida laboral que le presta sentido e identidad.
psicométricos refuerzan las cruzadas civilizatorias y sanitaria contra la barbarie de las enfermedades de
todo tipo. Se vuelve necesario detectar, corregir e impedir la propagación de todo tipo de a-
normalidades, imponiendo prácticas ortopédicas, corrección de los desvíos y meticulosas clasificaciones
como estándares de normalidad. Fieles a este relato – y con una curiosa interpretación de la
universalidad y la obligatoriedad - la escuela se convierte en el organismo sano que regula las
normalidades y expulsa las anormalidades de todo tipo (sociologías, psicológicas, biológicas: enfermos,
inadaptados, desequilibrados o incapaces o menos dotados,) y los envía a las restantes instituciones
también creadas por la modernidad (cárcel o reformatorios, hospital, manicomios o escuelas especiales).
(PUIGGROS A., 2001: DUSSEL I., 2000)
(6º) DEFENSA DE LA PATRIA O LA GESTA DEL SOLDADO. El uso racional de la fuerza o la vigencia de los
ejércitos nacionales. La preparación de los soldados reclutados – presente desde inicios del siglo XVIII –
exige un doble esfuerzo: uno, interior, abarca el dominio de la subjetividad poblando de
convencimientos, entusiasmo, valentía y motivos el interior de cada ciudadano; el otro, exterior, implica
formar los hábitos y las disposiciones para hacer más efectiva la preparación técnica para la guerra. Es la
obligatoriedad impuesta para el servicio militar el que argumentalmente se utiliza también, para
determinar la obligación de la educación. 109 Y en período de conflictos las narrativas heroicas de defensa
de la patria se instalan de manera prioritaria en las escuelas para crear el espíritu nacional que la
sociedad necesita.
109
“¿Dónde hay actualmente un Estado que dude si tiene derecho a obligar a sus súbditos a hacer la guerra y a
separar a los hijos de sus padres con este fin, tanto si uno de los dos, o los dos, lo quieren, como si no lo quieren?
Solamente la educación puede salvarnos de la barbarie y el salvajismo que de forma persistente nos amenazan, si
tuvieran presente la imagen de la nueva especie humana que surgiría gracias a esa educación, si estuviesen
vivamente convencidos de la inefabilidad y certeza de los medios propuestos, entonces podría esperarse de ellos que
a la vez comprendiesen que el Estado, como regente supremo de los asuntos humanos y como tutor de los menores,
únicamente responsable ante Dios v su conciencia, tiene perfecto derecho a obligar a estos últimos a su salvación.”
(FICHTE, 1807. 211)
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110
El positivismo del siglo XIX no inventa la escuela, pero sobrevalora estratégicamente el rol de la educación para
imponer el orden y entiende que la escuela transformada (progreso) es su mejor instrumento. Es imposible
entender la lógica de la escuela moderna sin leer la presencia determinante del positivismo Como todo lo que pasó
por sus manos (y su tamiz ideológico), el positivismo re-escribió la tradición de la escuela moderna para convertirla
en la escuela universal, gratuita y obligatoria. Es el positivismo el que replantea los contenidos, funda la pedagogía
como ciencia, negocia los ideales con que la escuela moderna se había desarrollado y la instrumentaliza para
convertirla en un medio para sus fines. No está claro si la escuela no tuvo opción. Es probable que no: que la única
opción fue asumir el positivismo porque el contexto en el que se produce (positivismo asociado al liberalismo) se
convierte en una imposición. Se desarman las iniciativas individuales (privadas), se cercena la presencia de la Iglesia
(de la que se desconfía y a la que se le niega antecedentes para la educación) y se absolutiza la presencia
hegemónica del estado. Y la escuela – de la misma manera que se vuelve liberal – se convierte en positivista.
(DUSSEL – PINEAU, 2001)
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sido dado, presentado en su sórdida metáfora: tiempo = dinero. Un tiempo encarado como capital, vida
que debemos en conciencia invertir, negociar y hacer fructificar. La vida se transforma así en un triste
fondo de comercio a administrar.” (BENASAYAG, 1995: 89)
LA EDUCACIÓN ESCOLARIZADA aunque aparece como un bien universal sin embargo se trata de un
bien de valor variable, que históricamente se disputó en el mercado de las clases y de las procedencias
sociales, y que puso en juego los diversos sujetos pedagógicos que configuró. La escuela y la educación
no tuvieron el mismo significado para todos, aun cuando fueran declaradas universales y obligatorias y
fueran ofrecidas, gratuitamente en un mismo ámbito para todos. Los relatos no tienen efectos mágicos,
sino respuestas humanas. Cada lectura e interpretación desecandena nuevas formulaciones. (1º) Para
unos la educación fue un pasaporte necesario para su promoción personal; (2º) Para otros, un camino
directo y necesario para su ascenso social. (3º) Para otros significó una imposición de la sociedad o del
Estado para lograr una mano de obra adecuada y una incorporación productiva de sectores de la
población, (4º) Para muchos fue vista como un reaguro para el ejercicio de la ciudadanía con sujetos
responsables de sus derecho y, finalmente, (5º) para un resto, no menos importante, la educación
significo un reaseguro social porque se trataba de civilizar los impulsos instintivos y barbarie para hacer
posible la vida común. En las primeras dos opciones la educación en la escuela representó más un
derecho que una obligación. En los casos restantes se acentúo más la obligación para que lentamente los
usuarios descubrieran el derecho. Pero en numerosos casos, el poder y la ceguera ideológica de la
modernidad ilustrada se apropió de la educación, para administrarla a su antojo, y consagró el derecho
adquirido por algunos y limitando y cercenando el derecho del resto. En muchos casos, la inclusión se
produce por necesidad y no por convencimiento, por temor y no por generosidad. Atendiendo a estos
casos, los relatos construyeron nuevos capítulos legitimadores (hipótesis ad hoc), ocultos tras
expresiones equívocas: “Queremos que todos los que reúnan determinadas condiciones básicas de
humanidad y de normalidad reciban la educación, pero no la misma educación que merecemos y
recibimos nosotros, sino la educación que pueden recibir y la que nos permita a todos construir garantías
para vivir civilizadamente y en paz”. (PUIGGROS A., 1990; DUSSEL I., 2000)
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El proceso de ruptura del proyecto de la modernidad – con sus diversos nombres y manifestaciones –
influyó directamente en el proceso de DESACRALIZACIÓN DE LA ESCUELA, provocando el quiebre de su
sentido, el vaciamiento de sus contenidos y la creciente desvalorización de sus actores y sus prácticas.
Las numerosas críticas que han ido aflorando en las últimas décadas del siglo XX revelaban la situación de
crisis y el desajuste funcional de una escuela configurada según la lógica moderna y con serios problemas
para poder responder a las demandas del nuevo momento histórico.111 La crisis desencadenó un aluvión
de producciones bibliográficas, revisiones teóricas, experiencias innovadoras y sucesivas reformas
educativas en la casi totalidad de los países. Proponemos otra perspectiva de análisis trabajando el
fenómeno como una proyección del proceso de desacralización de la escuela moderna.
111
Excede las posibilidades de esta exposición, pero la desarticulación entre la escuela y los nuevos tiempos ha sido
ampliamente desarrollada, entre otros por: GIROUX H., 1997; PEREZ GOMEZ A.I., 1999; COLOM A. Y MELICH, J.C.;
1994; HARGREAVES A., 1996; MARDONES J.M., 1997, TENTI FANFANI E., 1995; DUSCHATZKY S. – BIRGIN A., 2001;
ANTELO E. – ABRAMOWSKI A., 2000; CIRIGLIANO – FORCADE – ILLICH, 1974; DUSCHATZKY S., 1999; FILMUS
D.,1994; REIMER E., 1971; TRILLA J., 1999; TRILLA BERTET J., 2002
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los referentes religiosos, manteniendo las estructuras sagradas y sacralizando nuevos contenidos, la de-
sacralización vacía rituales y contenidos: se conservan los protocolos, los mensajes, los reglamentos, las
palabras, los ministros, los gestos, las órdenes, la tradición sin que – efectivamente – funcionen u operen
como tal, o traduzcan la fuerza y las convicciones del pasado. Se pone en marcha una reproducción
perpetua de una celebración en la que ya nadie cree demasiado, ni el ministro celebrante, ni los
feligreses que participan, aunque todos ellos se mantengan formalmente fieles a la estructura original.
(COX Harvey: 1968)
Los espacios, los tiempos, los lenguajes, los actores dejan de ser sagrados, y pasan al espacio de lo
público, de lo disponible para cualquier uso, de lo profano: se rompe la línea divisoria y todo puede ser
vulnerable y objeto de invasión. Todas los aceitados engranajes de la maquinaria son devueltos a la
normalidad, vulgarizados y convertidos en acciones sin valor trascendente: los espacios y los tiempos, las
acciones y los actores pierden el carácter sagrado para volverse público y común a todos. (AGAMBEN,
2005: 109 -110)
Hay un momento histórico que puede oficiar de referencia a través de algunos indicadores: fines de la
década del 70 y toda la década de los 80. Allí se van produciendo una serie de hechos e indicadores que
muestran que hay un nuevo curso de ideas, una nueva consideración con respecto a la educación, una
visión diversa con respecto a sus actores y a su significado social. Tal vez el hecho académicamente más
relevante sea el texto de LYOTARD sobre la SOCIEDAD POSTMODERNA 112, junto con otros hechos y
cuestiones que – vistos a la distancia – operaron como bisagra: los escritos contra la escuela de IVAN
ILLICH (1026 – 2002) y otros113, algunas expresiones artísticas y cinematográficas como LA SOCIEDAD DE
112
El filósofo francés (1924 – 1998) escribe la CONDICION POSTMODERNA. INFORME SOBRE EL SABER, como
respuesta a un pedido del Gobierno de Quebec: hace un informe sobre la influencia de las tecnologías en la noción
de conocimiento en las ciencias exactas. Pero allí se allí se introduce el término POSTMODERNO (ya presente en
ARQUITECTURA) y se anuncia la crisis o fin de las ideologías y los grandes relatos. Pero además – y esto tiene alto
impacto en la universidad – se pone en cuestión los proceso de validación y legitimación de los saberes. Las certezas
y el poder del conocimiento moderno entraban en crisis.
113
LA ESCUELA, ESA VIEJA Y GORDA VACA SAGRADA (1968),LA SOCIEDAD DESESCOLARIZADA (1971) JUICIO A LA
ESCUELA (1975) EDUCACIÓN SIN ESCUELAS (1976) LA ESCUELA Y LA REPRESIÓN DE NUESTROS HIJOS (1979).
También EVERETT REIMER, PAUL GOLDMAN, EDGARD FAURE
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LOS POETAS MUERTOS y THE WALL de PINK FLOID y la primera agresión y muerte a los actores de la
escuela (1979)114
¿Cuáles son los síntomas de esta desarticulación de los relatos? Pérdida de credibilidad, irrupción de
la duda metódica y de la crítica, fracaso en el cumplimiento de las promesas, quiebres de los códigos,
predominio de las formas sobre los contenidos, ausencia de referencias y de referentes, trivialización de
los actos y ausencia de acontecimientos, fracturas entre los miembros firmantes del consenso que
sostiene el relato (que se multiplica, se divide y estalla en diversas versiones). Cuando se renuncia a los
relatos o los relatos se quiebran, cuando se produce en voluntario desarraigado de las tradiciones, caen
los rituales y las convenciones y todo es sometido a sospecha y destrucción.
Las escuelas mantienen su funcionamiento, pero se presentan como una imagen del pasado con
escaso impacto sobre el presente y el porvenir. Se burocratizan las funciones y se vacían los contenidos.
Así como – en la modernidad - nadie se atrevía a matar a Dios, porque todavía seguía siendo socialmente
necesario, nadie mata, hoy, a la escuela o reniega de ella porque aun no se ha encontrado una institución
sustituta, y las voces que se alzan en su contra son rápidamente acalladas por la misma sociedad y los
mismos referentes que descreen de ella. Se instala una cultura del simulacro (falsificación, falsa
apariencia, construcción engañosa): se construye una realidad en la que no se cree, se repiten
ciegamente prácticas que ya no tienen el efecto deseado, se cruzan intereses, prescripciones y discursos
que rompen los acuerdos del pasado. (BAUDRILLARD, Jean: 1993).
Llega un momento en que se revela el verdadero sentido de ciertas afirmaciones. Algunas proclamas y
verdades de los relatos encierran en sí misma equívocos o polisemias que llevan a la confusión y al
engaño, y a la repetición acrítica de las interpretaciones. Así, por ejemplo, la versión acerca de la
114
NO ME GUSTAN LOS LUNES es la canción que se popularizó a partir del acto violento realizado por BRENDA
SPENCER el lunes 29 de enero de 1979, en SAN DIEGO, CALIFORNIA. Esa fue su respuesta cuando se le preguntó las
razones de sus disparos.
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Tal vez, por ello mismo, se torna inexplicable la crisis y exageradas las críticas. Si la marcha triunfal
había acompañado su desfile majestuoso por las calles de la modernidad, con una presencia magnánima
en todo el mundo a lo largo de dos siglos, ¿por qué debemos hacer lugar visiones apocalípticas o sepultar
su existencia inmortal? La simplificación de las relaciones, el entrecruzamiento necesario y directo de
causas y efectos, de antecedentes y de consecuentes, de acciones y de resultados, no son caracteres del
objeto mismo o de sus discursos legitimantes (los que surgen de comprobaciones fácticas o
documentales), sino de las elaboraciones o versiones posteriores. De la misma manera que la educación
en la lógica de la modernidad proclamaba el reinado de la escuela y del sistema educativo como el
paradigma de la salvación universal, análogamente los relatos construidos contribuyeron a trazar los
vínculos universales y necesarios que sujetaban los logros civilizatorios y sociales de la humanidad a la
vigencia de la estructura educativa escolar. “En toda sociedad la producción del discurso está a la vez
controlada, seleccionada y redistribuida por cierto número de procedimientos que tienen por función
conjurar sus poderes y peligros, dominar el acontecimiento aleatorio y esquivar su pesada y temible
115
Cfr. Microfísica del poder. 6. Poder-Cuerpo.
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CRITICAS A LA ESCUELA
Hay una clara diferencia entre “PROFANO” Y “PROFANAR”. Lo profano es lo opuesto a lo sagrado, es
lo que habiendo sido sagrado se ha desacralizado para ser devuelto al ámbito de lo público, de lo
contaminado. Es lo que ya no debe ser preservado o resguardado porque forma parte del mundo
habitual. En griego, lo profano se designa con el vocablo icoinos (lo corriente, lo común, lo usual), y el
latín pro-fanum indica el área que está fuera de lo sagrado, delante o alrededor del terreno consagrado
al culto, lo que todavía o ya no sagrado. De hecho, tanto en el culto religioso como en el tránsito por la
escuela, hay un simétrico ritual: fieles y alumnos pasan – cada día - de lo profano a lo sagrado, y regresan,
al concluir clases o ceremonias, nuevamente a lo profano, al mundo de la vida. Entre el mundo de lo
sagrado y el mundo de lo profano no hay un corte radical, porque l lo sagrado procede del mundo
profano, y se constituye a partir de aquellos contenidos que, desde lo profano, se nos muestran como
irreducibles a la prosa de la vida.
Esta primera acepción (profano) tiene un sentido más favorable que “profanación”. Profanar –
aunque proviene del mismo origen - tiene otra carga semántica: significa destruir o alterar lo sagrado,
adulterar, infligir algún daño, tomar por asalto un objeto o un lugar sagrado. Es una acción signada por la
violencia y asociada con un eventual castigo hacia los autores descubiertos. Es una acción condenable,
ilegítima. Implica una intervención deliberada: tratar una cosa sagrada sin el respeto que se le debe, o
destinarla a usos profanos, despreciándola, restándole valor, agrediéndola, destruyéndola. Como acto
socialmente condenado remite a sacrilegio, desacato, perjurio, irreverencia. Si el que la comete no es
consciente de la santidad de los objetos que desprecia o de los que abusa, no comete mas que una
simple profanación; si reconoce la santidad de los objeto que profana: sacrilegio.
Recurriendo a los estudios de AGAMBEN (2005), podemos señalar: la profanación implica, una
neutralización de aquello que profana. Una vez profanado, lo que era indisponible, separado, sagrado
pierde su aura y es restituido al uso, a cualquier uso. La escuela secularizada, desacralizada, profanada es
una escuela recupera un uso común, ajeno a cualquier sacralidad, y ésta es una experiencia a la que
nunca estuvo acostumbrada, ya que hemos expuesto el carácter sagrado de su constitución y su
expansión. Se desactivan los dispositivos del poder y se restituye al uso común los espacios de poder que
116
En el elenco de acciones y detalles invadidos por la desacralización, podemos citar: la autoridad, la obediencia, el
silencio, el trato, los saludos, las conmemoraciones y celebraciones, el valor de los símbolos.
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había confiscado. El poder del estado se desprende de la posesión del instrumento de educación, la
escuela, y la entrega a la sociedad para que con su uso haga lo que quiera.
La escuela de nuestros días es un lugar que no sólo ha renunciado a la sacralidad de sus acciones,
habilitando una territorio “homogéneo y una libre circulación” entre lo sagrado y lo profano; no sólo es
una libre prolongación del mundo de la vida que la invade para no producir hiatos entre sus mensajes y la
existencia que cada sujeto debe construir; no sólo ha tirado abajo los muros, las barreras, para romper
todo tipo de divisiones e integrarse en un escenario o universo único: la escuela de nuestros días es una
escuela profanada. La desacralización ha sido ciertamente una condición necesaria para que se operara
esta transformación, aunque no deba considerársela en sí misma una condición suficiente. La pérdida del
valor y la relevancia de la educación escolarizada habilita actitudes de menosprecio y rechazo, puerta de
ingreso para la profanación. Aun renunciando a la omnipotencia de los siglos de gloria, pudo conservar su
dignificad asociándola a una mínima cuota de salvación. Pero la profanación a la que aludimos ha
convertido a la escuela en un territorio vulnerable, frágil, desarticulado, profanado. No sólo se la priva de
la posibilidad de hacer lo que se le demanda, sino que se la convierte en objeto de múltiples agresiones y
destrucciones. De alguna manera había sido ya profanada cuando se transformó progresivamente en
sede de numerosas acciones que no respondían a sus fines específicos; pero luego, esa misma escuela se
convirtió en objeto de violencia y de desacreditación, revelando el ínfimo valor que representa para
algunos de sus usuarios potenciales o reales (LEWKOWICZ, 2005: 32)
El antiguo contrato que ataba a los actores se ha roto y llevará tiempo reconstituirlo, frente a los
funcionarios de un Estado en retirada que intentan en vano sostener los edificios arquitectónicos y
metafóricos de la gloriosa modernidad. Los padres demandan y piden explicaciones a directivos y
docentes, juzgando y condenando las funciones privativas de la escuela; los actos administrativos,
pedagógicos o disciplinarios se ven agitados por notificaciones legales o mecanismos de registros
notariales, pruebas procesales e intervención de profesionales; los mecanismos de disciplina y control,
así como los mecanismos correctivos y las sanciones deben ajustarse a procedimientos formales y
ajustarse a derecho para no ser declaradas nulas; los contratos implícitos se han transformado en
contratos explícitos, sujeto a eventuales demandas; los vínculos intersubjetivos aparecen amenazados
por la violencia real o simbólica que ejercen – de modos diversos – sus protagonistas, con desenfadados
procesos de des-acreditación; el concepto mismo de escuela y de aprovechamiento del tiempo ha caído
en desuso, ya que no se lo considera en sí mismo un fin, sino un valor agregado para quienes siguen
confiando en ella. El territorio sagrado ha dejado de serlo y se ha vuelto un territorio profano,
homologándose con el resto del territorio que la rodea. No hay ya un lugar de privilegio, sino invasión.
Demandas legales, irrupción de otros poderes, objeto de disputas y extorsiones políticas, violencia
entre los actores, discriminación y exclusión, ingreso de armas, amenazas y acciones violentes,
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atentados, muertes masivas, diversos tipos de robos, violaciones, variadas muestras de prácticas
sexuales, destrucción sistemática del mobiliario y del edificio, irrupción de situaciones propias de la vida
privada, escrituras y grafitis, casos de paidofilia, agresiones a los educadores, intimidación a los
compañeros y alumnos. Específicamente, en caso de los robos se observa un caso paradigmático: no sólo
se roban elementos, por el valor material efectivo de los mismos, sino también objetos sin valor fuera de
la escuela, como un ejercicio de una sustracción gratuita e innecesaria. Pero a su vez, frecuentemente el
robo de diversas pertenencias se asocia con la destrucción irracional del resto (romper, quemar, ensuciar,
escribir) dejando claro testimonio del desprecio que provoca el lugar (profanación): para su autores, la
escuela no es un lugar socialmente privilegiado, que brinde algo valioso para el presente o para el futuro,
y si no lo es para ellos, no debería serlo para nadie. Algunos de los responsables son conscientes de las
acciones y saben que profanan un lugar sagrado (su profanación se transforma en sacrilegio); otros –
crecidos en el desamparo y con variadas formas de exclusión – ni siquiera tienen consciencia de sus
acciones.
Si - por ejemplo - los alumnos que concurren a una escuela cercana a su casa – en un barrio
marginal – rompen sus instalaciones, cortan y escriben sus bancos, destruyen los vidrios,
manchan las paredes; si además maltratan a sus pares, desconocen a los docentes y a las
autoridades; desprecian lecciones, saberes, libros y propuestas; si sustraen elementos de los
sanitarios, los desarman y disfrutan con su destrucción; si, además, algunos de ellos – con la
aprobación tácita de muchos de sus compañeros – ingresan un fin de semana a la escuela:
roban lo que pueden, revuelven todo, ensucian y queman lo que encuentran, dejan mensajes
desafiantes y hasta hacen sus necesidades fisiológicas en los escritorios o sillones, la escuela ha
desaparecido, el viejo templo del saber ha muerto (“Ese redondel es un templo que devoraron
los incendios antiguos, que la selva palúdica ha profanado y cuyo dios no recibe honor de los
hombres.”, sugiere Borges en “Ruinas Circulares”), se ha vuelto parte de la esquina, de la plaza,
de la calle. Y si bien es bueno que la escuela del encierro salte su vallado y dialogue con la
realidad que la circunda, el problema radica en que se desarticula como escuela: no tiene
dignidad alguna y es incapaz de dignificar a los que educan y a los que aprenden. Una situación
análoga viven quienes provienen de otros estratos sociales y concurren a escuela mas
confortables y equipadas y ubicadas en lugares privilegiados de las ciudades: las actitudes en el
aula, las relaciones con los pares y con los educadores, y el maltrato de las instalaciones, las
diversas expresiones de violencia marcan también el quiebre de un vínculo necesario con la
educación.
Pero seguramente resuenan los interrogantes: ¿Todas las escuelas han sufrido el proceso de
desacralización y de profanación? ¿Lo han padecido o lo padecen con la misma intensidad? ¿Se han dado
necesariamente juntos y asociados? No podemos dejar de reconocer que no todas las escuelas han sido o
son objeto de profanación (por lo menos clara y manifiesta), y que hay numerosos casos de escuelas que
mantienen un estilo, un funcionamiento y un respaldo propios de la modernidad y numerosas
experiencias que mantienen el atrevimiento y la imaginación para recrear el paraíso perdido
(AGUERRONDO, 2002). No estamos hablando de las excepciones, sino de esa “educación para todos” que
ha sido una demanda central en los últimos treinta años y que ha acompañado los procesos de
transformación de las leyes y de los sistemas educativos. La variedad en los síntomas de la crisis remite a
las verdaderas causas, que son las que demandan procesos de intervención más radicales e innovadores.
El modelo original aportó – durante más de cuatro siglos - todas sus riquezas: las sucesivas
transformaciones pudieron quitarte su potencial educativo, su proyección social y su relevancia subjetiva,
exigiéndonos, para el presente y para el futuro, un nuevo esfuerzo de imaginación creativa y de energía
transformadora.
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ALGUNOS TEXTOS Y ARTICULOS QUE PUEDE SERVIR PARA AMPLIAR DESARROLLOS:
NORO JORGE: ESTIRAR LA ESCUELA O CREAR UNA NUEVA ESCUELA, en
https://www.academia.edu/10979841/21._ESTIRAR_LA_ESCUELA_O_RECREAR_UNA_NUEVA_ESCUELA
NORO JORGE: DE LA CASA A LA ESCUELA Y DE LA ESCUELA AL TRABAJO. ESCUELA Y TAYLORISM, en
https://www.academia.edu/10837096/10._DE_LA_CASA_A_LA_ESCUELA_DE_LA_ESCUELA_AL_TRABAJO_TAYLOR
NORO JORGE: DE LA ESCUELA SAGRADA A LA ESCUELA PROFANADA, en
https://es.scribd.com/doc/56577982/02-LA-ESCUELA-DEL-FUTURO-DE-LA-ESCUELA-SAGRADA-A-LA-ESCUELA-PROFANADA
NORO JORGE: MODERNIDAD, ILUMINISMO, EDUCACION Y ESCUELA
https://es.scribd.com/doc/82589088/96-MODERNIDAD-ILUMINISMO-EDUCACION-Y-ESCUELA
NORO JORGE: DE LA ESCUELA DEL PASADO A LA ESCUELA DEL FUTURO
https://espanol.free-ebooks.net/ebook/De-la-Escuela-del-Pasado-a-la-Escuela-del-Futuro
https://www.academia.edu/10986473/23._DE_LA_ESCUELA_DEL_PASADO_A_LA_ESCUELA_DEL_FUTURO
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Ahora diré de la ciudad de ZENOBIA que tiene esto de admirable: aunque situada en terreno
seco, se levanta sobre altísimos pilotes, y las casas son de bambú y de zinc, con muchas galerías
y balcones, situadas a distinta altura, sobre zancos que se superponen unos a otros, unidas por
escalas de cuerda y veredas suspendidas, coronadas por miradores cubiertos de techos cónicos,
cubas de depósitos de agua, veletas, de los que sobresalen roldanas, sedales y grúas.
No se recuerda qué necesidad u orden o deseo impulsó a los fundadores de Zenobia a dar esta
forma a su ciudad, y por eso no se sabe si quedaron satisfechos con la ciudad tal como hoy la
vemos, crecida quizá por superposiciones sucesivas del primero y por siempre indescifrable
diseño. Pero lo cierto es que si a quien vive en Zenobia se le pide que describa como vería feliz
la vida, es siempre una ciudad como Zenobia la que imagina, con sus pilotes y sus escalas
colgantes, una Zenobia quizá totalmente distinta, flameante de estandartes y de cintas , pero
obtenida siempre combinando elementos de aquel primer modelo.
Dicho esto, es inútil decidir si ha de clasificarse a Zenobia entre las ciudades felices o entre las
infelices. No tiene sentido dividir las ciudades en estas dos especies, sino en otras dos: las que a
través de los años y las mutaciones siguen dando su forma a los deseos y aquellas en las que los
deseos o bien logran borrar la ciudad o son borrados por ella.
La educación (y en ella la escuela) es una construcción curiosa, que tiene mucho de la estructura de
ZENOBIA: está allí en la sociedad, requerida por todos, aunque no se pueda definir demasiado si se
trata de uno producto que deja satisfechos a quienes la sostienen, la usan o la tienen como un lugar de
trabajo y ejercicio profesional. Tiene algo de sucesivos e indescifrables diseños. Y los habitantes de las
escuelas por momentos se muestran cómodos y satisfechos en ellas, y en otras, ponen en marcha sus
deseos, sus sueños, sus fantasías racionales o alocadas. Y es allí que, en un doctorado, en una
investigación, en una cátedra, en la cafetería o en un asado con amigos, se vuelcan todas las
propuestas. Por un momento construyen la escuela ideal, totalmente distinta, aunque siempre
combinando elementos del modelo original. Pero – concluida la ceremonia – no siempre saben si se
trata de la felicidad. Es por eso que regresan a sus quehaceres y archivan sus locos sueños. Aquí nos
proponemos dar lugar a estas definiciones que – desde la gestión, la cátedra o la escritura – nos
regalen una mejor educación, la mejor escuela
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MODULO CUARTO
La ESCUELA DEL PRESENTE es una institución que se debate entre la estructura heredada de la
modernidad y las condiciones planteadas por la postmodernidad, entre la sólida matriz de los orígenes y
ese suave desvanecimiento que se produce al calor de los tiempos que corren. Es una escuela
DESACRALIZADA que en muchos casos juega con la PROFANACION. La escuela del pasado era una escuela
segura, que despertaba y generaba confianza, en diálogo con la sociedad, responsable y constructora de
la realidad. Una escuela con presencia y que justificaba esa presencia. La escuela de nuestros días es una
escuela criticada, discutida, ignorada por la sociedad; es una escuela que todos pretenden hacer a la
medida de sus expectativas y de su conveniencia. Una escuela que los usuarios quieren al mismo tiempo
efectiva y complaciente, placentera y exigente, propedéutica y generosa, a la que se le exige mucho y en
la que se confía poco. Ese tipo de escuela está moldeando a sus actores (docentes y alumnos) que
terminan por quitarle jerarquía y trascendencia a lo que hacen y juegan el simulacro de una realidad en la
que no creen. Pareciera que hay una historia que llega a su fin
Si profundizamos la reflexión, nunca hubo un desencanto absoluto del mundo, nunca hubo una
muerte del hombre, un fin de grandes relatos o un fin de la historia, nunca desapareció el sentido de la
historia. CASTORIADIS (1995: 189) sostiene que “todos los argumentos sobre el sentido de la historia son
irrisorios: la historia es aquello en lo cual y por lo cual emerge el sentido, aquello donde se confiere
sentido a las cosas y a los actos. La historia no puede tener (o no tener) en sí misma sentido.” Pero en los
diversos períodos históricos siempre hay evoluciones, inflexiones, cambios y nuevas ideas, reflejos de la
época y motores de cambios. Podemos estar tranquilos: no llegó el final, la historia continúa. 118 Quizá
incluso, en un sentido (si prestamos atención al hecho de que desde ahora su horizonte es el planeta en
su totalidad), podemos adelantar que sólo ahora comienza, que sólo ahora sale de la prehistoria. Es la
historia de esta contemporaneidad, rica en esperanzas y cargada de contradicciones, la que hoy empieza.
118
Han muerto los relatos porque se ha desarticulado la realidad sobre los que los relatos operaban. Ningún relato
puede prolongar indefinidamente en el tiempo una versión de una realidad que se disuelve, que tiende a la
desintegración. La única posibilidad es constatar cómo esta constituida, tramada, tejida la realidad y sobre ella,
producir los discursos necesarios. Los relatos modernos nacieron acompañando el descubrimiento y la constitución
de un nuevo mundo. Entre el siglo XIV y XVII la realidad de occidente fue otra y en todos los campos se produjeron
verdaderos descubrimientos y transformaciones que depositaron a la humanidad en un con texto absolutamente
diferente de la Edad Media. Con esa transformación (o bien para amortiguar los cambios que representaba su
presencia) se fue constituyendo el gran relato de la modernidad, relato que le puso palabra y sentido a las
experiencias fragmentarias de innovación y progresos permanentes. Con el relato, la realidad se hacía
comprensible, se podía decodificar, explicar, justificar: la realidad tenían entidad, podía ser narrada. En ese contexto
nació la escuela, como un instrumento del relato, como su vocera, como una forma de acomodarse a la nueva
realidad, como condición de posibilidad de la constitución de los sujetos modernos. Estructura y relato se
retroalimentaban: ambos eran necesarios, complementarios. Sin relatos, sin posibilidad de decodificar la realidad,
educación y escuela son los manotazos de un náufrago que trata de sobrevivir sin poder llegar a la orilla o navegar.
Ese debería ser el intento de nuestro presente y de nuestro futuro: conocer la realidad tal como es, ayudar a crear y
a difundir los relatos que permiten definir los mapas para recorrer este complejo territorio e interpretar la
educación y la escuela en un contexto absolutamente innovador.
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Y frente a esta nueva historia, la escuela debería ser uno de los pocos lugares en donde todavía se
rescata el acontecimiento, superando la mera sucesión de simples hechos que clausura la novedad y que
instala la redundancia de los mensajes y de los rituales. Los acontecimientos provocan discontinuidades,
quiebres, clausura de los saberes establecidos, riesgo, decisión. Lo valioso de los acontecimientos es que
no son fugaces y escurridizos como el paso del tiempo, sino que tienen una solidez que no se desvanece
en el aire. Pero los acontecimientos no se nos dan, sino que debemos construirlos. Son acontecimientos
para quienes logran constituirlos: los hechos relevantes de la sociedad, las vivencias de la comunidad, las
crisis de crecimiento de cada uno de los sujetos pueden transformarse en acontecimiento. Depende de
los educadores, de la escuela, de los estudiantes. Si la escuela se nutre de acontecimientos generará
marcas, dejará huellas, permitirá estampar en cada subjetividad el valor de un tiempo que transcurre y
se deposita en cada uno, y no de un tiempo fugitivo que se desintegra sin dejar rastros.
La escuela del presente es una institución que se debate entre la estructura heredada de la
modernidad y las condiciones planteadas por la postmodernidad, entre la sólida matriz de los orígenes y
ese suave desvanecimiento que se produce al calor de los tiempos que corren. La escuela del pasado era
una escuela segura, que despertaba y generaba confianza, en diálogo con la sociedad, responsable y
constructora de la realidad. Una escuela con presencia y que justificaba esa presencia. La escuela de
nuestros días es una escuela criticada, discutida, ignorada por la sociedad; es una escuela que todos
pretenden hacer a la medida de sus expectativas y de su conveniencia. Una escuela que los usuarios
quieren al mismo tiempo efectiva y complaciente, placentera y exigente, propedéutica y generosa, a la
que se le exige mucho y en la que se confía poco. Ese tipo de escuela está moldeando a sus actores
(docentes y alumnos) que terminan por quitarle jerarquía y trascendencia a lo que hacen y juegan el
simulacro de una realidad en la que no creen.
Frente a esta escuela, a la que hemos acompañado desde su prehistoria en la época pre-moderna y
sobre todo a través de su constitución en torno a la matriz eclesial, escuela de la que dimos cuenta de su
configuración, justificando su evolución progresiva a lo largo de la modernidad, respondiendo a una
lógica propia y respondiendo fielmente al mandato generoso de sus fundadores nos crear las condiciones
de posibilidad para generar pistas, abrir el debate y contribuir al alumbramiento de la escuela necesaria.
También aquí, sobre todo aquí, se trata de aprender a aprender, pero no ya el aprendizaje preceptuado
para los alumnos de los sistemas educativos (UNESCO - DELORS, 1996: 96), sino para el sistema educativo
mismo, para cada una de las instituciones, para la totalidad de los docentes y para todos los hombres de
buena voluntad que quieran habitar el territorio de la escuela.
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Este debería ser el intento de nuestro presente y de nuestro futuro: reconstituir la trama que
decodifique y le ponga palabras, narrativas, a la realidad, porque es la única manera de conocerla. Sólo si
119
“Todo es un cuento. – afirma CARLOS RUIZ ZAFON (2008: 209 - 213) - Lo que creemos, lo que conocemos, lo
que recordamos e incluso lo que soñamos. Todo es un cuento, una narración, una secuencia de sucesos y
personajes que comunican un contenido emocional. Un acto de fe es un acto de aceptación, aceptación de una
historia que se nos cuenta. Sólo aceptamos como verdadero aquello que puede ser narrado... (…)¿No le tienta
crear una historia por la que los hombres sean capaces de vivir y morir, por la que sean capaces de matar y
dejarse matar, de sacrificarse y condenarse, de entregar su alma? ¿Qué mayor desafío para su oficio que crear
una historia tan poderosa que trascienda la ficción y se convierta en verdad revelada? (…) Es imposible iniciar un
diálogo racional con una persona respecto a creencias y conceptos que no ha adquirido mediante la razón. Tanto
da que hablemos de Dios, de la raza o de su orgullo patrio. Por eso necesito algo más poderoso que una simple
exposición retórica. Necesito la fuerza del arte, de la puesta en escena. La letra de la canción es lo que creemos
entender, pero lo que nos hace creerla o no es la música. (…)Las fábulas son posiblemente uno de los mecanismos
literarios más interesantes que se han inventado. ¿Sabe lo que nos enseñan? Nos enseñan que los seres humanos
aprenden y absorben ideas y conceptos a través de narraciones, de historias, no de lecciones magistrales o de
discursos teóricos. Eso mismo nos enseña cualquiera de los grandes textos religiosos. Todos ellos son relatos con
personajes que deben enfrentarse a la vida y superar obstáculos, figuras que se embarcan en un viaje de
enriquecimiento espiritual a través de peripecias y revelaciones. Todos los libros sagrados son, ante todo, grandes
historias cuyas tramas abordan los aspectos básicos de la naturaleza humana y los sitúan en un contexto moral y
un marco de dogmas sobrenaturales determinados.”
DOCTORADO EN EDUCACIÓN. UNR. ROSARIO. 2015 194
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la podemos nombrar, articular, relatar, la realidad se abre a nuestro conocimiento y dominio. Cuando la
realidad se ha hecho demasiado plural, compleja, proteica, caleidoscópica, mutante, y los discursos
abundantes, contradictorios, equívocos, efímeros. Es necesario ayudar a re-crear y a reconstituir los
relatos porque son ellos los que puede ayudarnos a trazar los mapas para recorrer complejo territorio del
mundo que vivimos y ofrecerle a la educación y la escuela la fortaleza que necesitan para tener alguna
relevancia sobre los sujetos e impacto sobre la sociedad.
Este tiempo puede ser leído como una NUEVA ERA, éste es el comienzo de una nueva historia.
Leonard BOFF en muchas de sus obras (1994, 1996). 120 y en sus diversos escritos produce esta doble y
complementaria respuesta: qué y cómo es el mundo que nos rodea, y qué se puede y qué se debe hacer
para asegurar la supervivencia global. Su consulta y su lectura, sumados otros elementos que provienen
de variadas fuentes nos permiten enuncia algunas de las ideas que se transformen en los NUEVOS
RELATOS, que operen como base para la ESCUELA NECESARIA:
120
Cfr. Entre otros a BOFF Leonardo (1994, 1996), Mas allá de los cruces ideológicos que puedan favorecer el aplauso o la
reprobación de su obra, nos interesa el intento de crear un nuevo tipo de racionalidad en torno a nuevos núcleos narrativos,
leídos como emergentes de la sociedad y de los tiempos que vivimos. No hemos llegado al final de la historia, sino al final de una
historia. Pero hay un destino humano, presente y futuro, integrador e incluyente, asociado a la protección y al cuidado, a los
procesos de humanización que está por construir. Este es el comienzo de una nueva historia. Leonard BOFF en muchas de sus
obras y en sus diversos escritos produce esta doble y complementaria respuesta: qué y cómo es el mundo que nos rodea, y qué
se puede y debe hacer para asegurar la supervivencia global. He aquí algunas de las ideas: (1) Una nueva realidad: La
Globalización conlleva un fenómeno más profundo que el económico-financiero. Implica la inauguración de una nueva fase de la
historia de la Tierra y de la Humanidad. Estamos cambiando de paradigma de la civilización. Con esto queremos decir que está
naciendo otro tipo de percepción de la realidad, con nuevos valores, nuevos sueños, nueva forma de organizar los
conocimientos, nuevo tipo de relación social, nueva forma de dialogar con la naturaleza, nuevo modo de experimentar la Última
Realidad y nueva manera de entender al ser humano en el conjunto de los seres. (2) Una nueva humanidad: El proceso de
globalización produce crisis en las identidades culturales. Éstas, por una parte intentan defenderse de la homogeneización
excesiva ocasionada por la globalización dominante de cuño occidental. De cara a este desafío se trazan dos estrategias: la de la
cerrazón y la del diálogo. (3) Nuevas relaciones humanas. La competitividad ha invadido prácticamente todos los espacios. En la
medida en que prevalece sobre otros valores, la competitividad provoca más y más tensiones, conflictos y violencias. ¿Cómo
romper esta lógica férrea? Rescatando y dando centralidad a aquello que en otros tiempos nos hizo dar el salto de la animalidad
a la humanidad. Y lo que nos hizo dejar atrás la animalidad fue el principio de cooperación y de cuidado. (4) Nueva tabla de
verdades: Libertad, igualdad, fraternidad y cuidado son valores continuamente negados. No por eso podemos renunciar a ellos.
Si lo hiciéramos, perderíamos el mapa del camino. Ellos representan lo que debe ser. Funcionan como utopías. Nunca se
realizarán plenamente, pero nos hacen caminar. (5) Buena voluntad y política: siguiendo el pensamiento de Kant la buena
voluntad o es buena o no existe. Sólo contando con la buena voluntad de todos puedo construir algo bueno para todos. En
momentos de crisis la buena voluntad es el camino hacia la salvación común. (6) Proceso civilizatorio alternativo. Si queremos
garantizar nuestra presencia en el proceso evolutivo, necesitamos otro arreglo civilizatorio, que nos cree condiciones de futuro y
de sostenibilidad. Tenemos que potenciar el nicho en el que irrumpe la ética: la inteligencia emocional, el afecto profundo donde
emergen los valores, asociado al cuidado que protege la vida y la Tierra (ética ecológica) Sin sentir al otro en su dignidad,
semejante y próximo, jamás surgirá una ética humanitaria. (7) Filosofía de la esperanza: esta filosofía tiene una base objetiva el
carácter virtual de la realidad. El dato objetivo no es todo lo real. También pertenece a lo real, lo potencial, lo utópico, lo que aún
no es y puede llegar a ser. (8) Ethos y ética: para enfrentar este descalabro humano que padecemos, más que una revolución
política se hace urgente una revolución ética, es decir, despertar un sentimiento profundo de hermandad y de familiaridad que
haga intolerable toda forma de deshumanización.
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FILOSOFÍA DE LA ESPERANZA tiene una base QUIEN SE EDUCA PUEDE SALTAR EL MURO DE LA
07 REALIDAD Y DE LO DADO, Y COMENZAR A
objetiva en el carácter virtual de la realidad. El
dato objetivo no es todo lo real, sino lo posible, PENSAR, DEFINIR UN CREAR OTRO MUNDO, EL
lo que aun no hemos logrado También DE LAS UTOPÍAS, DE LA PERFECCION, DE LO QUE
UN NO HEMOS LOGRADO, PERO NECESITAMOS.
pertenece a lo real, lo potencial, lo utópico, lo
que aún no es y puede llegar a ser
POLITICA Y ÉTICA: para enfrentar este LA EDUCACION AYUDA A PENSAR UNA POLÍTICA
08 QUE SE ASOCIA CON LA ÉTICA Y PERMITE
descalabro humano que padecemos, más que
una revolución política se hace urgente una CONSTRUIR SISTEMAS DE GOBIERNO
revolución ética, es decir, despertar un DEMOCRATICOS QUE ASEGURE LA EFECTIVA
IGUALDAD Y EL EJERCICIO PLENO DE LOS
sentimiento profundo de hermandad y de
DERECHOS.
familiaridad que haga intolerable toda forma de
deshumanización.
CIENCIA Y TECNOLOGIA = todo el esfuerzo del LA EDUCACION PERMITE TOMAR
09 CONOCIMIENTO DEL AVANCE DE LA CIENCIA Y
conocimiento ha permitido crear un mundo con
muchos avances relacionados con la calidad de DE LA TECNOLOGIA, DISPONER DE UN JUICIO
vida de un sector importante de la sociedad. CRÍTICO CON RESPECTO A SU USO Y ABUSO, Y
FORMARSE PARA PODER TRABAJAR EN ELLA,
Pero la ciencia que viene tiene que pensar en
ESPECIALMENTE PARA ASEGURAR LA LUCHA
resolver las enfermedades más resistentes y CONTRA EL MALESTAR Y LAS ENFERMEDADES DE
asegurar la prolongación de la vida humana en TODOS LOS SERES HUMANOS.
todos los sectores de la sociedad.
Esta no es la única redacción posible, sino que hay muchos filósofos, ensayistas, literatos,
pensadores que generan líneas de pensamiento que pueden transformarse en nuevos relatos. Si
profundizamos la reflexión, nunca hubo un desencanto absoluto del mundo, nunca hubo una muerte
del hombre, un fin de grandes relatos o un fin de la historia, nunca desapareció – a pesar de los
anuncios apocalípticos - el sentido de la historia. CASTORIADIS (1995: 189) sostiene que “todos los
argumentos sobre el sentido de la historia son irrisorios: la historia es aquello en lo cual y por lo cual
emerge el sentido, aquello donde se confiere sentido a las cosas y a los actos. La historia no puede
tener (o no tener) en sí misma sentido.” Pero en los diversos períodos históricos siempre hay
evoluciones, inflexiones, cambios y nuevas ideas, reflejos de la época y motores de cambios. Podemos
estar tranquilos: no llegó el final, hay un tipo de historia que se clausura, pero la verdadera historia
continúa. Quizá incluso, en una visión planetaria podemos adelantar que sólo ahora la historia
comienza, que sólo ahora sale de la prehistoria. Es la historia de esta contemporaneidad, rica en
esperanzas y cargada de contradicciones, la que hoy se pone en marcha.
Estas y estos ideales necesitan ser “producidos como relatos”, presentados como tales: un discurso
que arma los hechos, los interpreta, les da sentido, argumento, hace consideraciones, busca ejemplos
en el pasado, propone referentes que encarnan estas ideas o propuestas. Y se le suma los medios de
difusión de estos relatos: la literatura, los medios, las películas, el lenguaje audiovisual, etc.
Aquí está en el germen de los nuevos relatos. La educación funciona alimentada por motivaciones y
principios. El que educa y el educando reclaman razones cruzadas con recursos discursivos y
emocionales. Clases, actos, discursos, consignas son los lugares indicados para que los relatos asuman
los rituales esperados. Los relatos son los que nos permite entretejer historias sobre el pasado y el
futuro, combinar imaginación y realidad, deseos y propuestas para darle sentido a las actividades, a los
esfuerzos, a las renuncias, al trabajo, al sacrificio, a la obediencia. No pueden ser relatos vacíos, sino
plenos de contenidos que se construyen al calor de la realidad y con los significados vigentes. Los
buenos relatos requieren también figuras significativas que reflejen en el presente lo que la educación
propone para el futuro. Nunca son totalmente reales, fieles, verdaderos: están asociados con la
creación, el sueño, lo verosímil. En realidad se trata de aportar al futuro y toda apuesta comporta
riesgos y posibilidad de éxitos. Los educadores son también (aunque no los únicos) creadores de
relatos o transmisores críticos de los mismos, adaptado día a día a los sujetos y a los contextos. Son
esos relatos los que indirectamente dan respuesta a las preguntas de fondo: ¿Qué aprender?, ¿Por qué
estudiar? ¿Por qué la escuela? , ¿Por qué es necesario el compromiso y el esfuerzo? ¿Es la educación
un puente para una mejor calidad de vida?
No se trata de relatos oficiales y oficializados. Los sistemas ya no pueden imponer relatos: porque
ya no los generan, no pueden transmitirlos y tienen serias dificultades para ser escuchados e
interpretados. Los relatos del sistema son prédicas en el desierto. Pero sin un relato público, común y
legitimador, seguro y definitivo, conocido y aceptado por todos, desaparecen las estrategias (o se
convierten en letra muerta) y no hay capacidad para definir tácticas. El sistema se repite a sí mismo,
pierde fuerza creativa, utópica y redentora. Sin una narrativa vigorosa las estructuras de las
instituciones se mueren, aun cuando permanezcan en pie. Como las instituciones no pueden tolerar la
ausencia de relato, lo que en realidad desaparece es el relato único, el relato público, el relato vigente,
y comienzan a gestarse y aparecer otros relatos, relatos privados, narrativas múltiples y contrapuestas,
legitimaciones diversas, que transforman los acuerdos en conflictos y enfrentamientos. Mientras un
sector pugna por mantener la vigencia de antiguas narrativas, en el escenario se instalan usuarios
armados con otros relatos que circulan dispuestos a defender la vigencia de sus convicciones y a no
dejarse avasallar por discursos que juzgan ajeno y extraño. Y las mismas familias comienzan a
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Ante la crisis de los relatos y ante a la necesidad de disponer de ellos y de acompañar los procesos
propios de la educación y de la integración social, se necesita acompañar los nuevos formatos de la
escuela con definiciones consensuadas por todos y periódicamente revisadas: cada escuela, cada
unidad de aprendizaje, cada institución debe recrear con sus actores las razones para educar, enseñar,
aprender, esforzarse, asumir responsabilidades, crecer en autonomía, buscar la propia realización y
comprometerse con los demás y con la sociedad. Los relatos pueden volver a ser universales y
homogéneos pero deben alimentarse de construcciones mas asociadas con proyectos específicos. No
pierden calidad ni trascendencia, sino extensión, pero ganan en profundidad y compromiso. Hay
fuentes, núcleos duros de ideas que puede servir de referencia para la inspiración y el debate, pero
finalmente, como todas las narrativas, deberán encontrar la forma para presentarse, divulgarse,
hacerse conocer, convencer: un código, un contrato, diversas frases, una canción, una historia, un
videoclip. Pero esto es también un compromiso para el futuro que nos aguarda.
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No se trata de otorgar un nuevo sentido respondiendo a los antiguos modelos y a las prácticas del
pasado, entre otras cosas porque la fantasía entreteje un recuerdo que no es la reproducción de la
realidad, sino la expresión de un deseo idealizado. En este sentido es pertinente la afirmación de
CARLOS CULLEN cuando intenta resignar el rol social de la escuela, aunque su propósito y el encuadre
de análisis sea otro.
“La escuela no es ‘templo’ sino escuela del saber y los conocimientos. Es el lugar mismo
donde el saber y los conocimientos se hacen escuela, es decir: procesos de enseñanza y
aprendizaje. La escuela, precisamente, seculariza - arranca del templo - la producción,
distribución y apropiación de los saberes y conocimientos”. Pero esta ‘secularización’ no
consiste en que la escuela se convierte ella en ‘templo del saber’ como espacio sagrado,
separado, secreto. Por el contrario, lo hace definiéndose a sí misma como espacio público.
La escuela, como espacio público da a los conocimientos y saberes universalidad,
criticidad, comunicabilidad. Y como tal, tiene significación social. La pérdida de
significación social de la escuela tiene que ver con una crisis de lo público y de lo público
como criterio de legitimación social de la circulación de saberes. Pensemos esta crisis y no
la destrucción del templo.”
La primera discusión aborda el tema de las categorías. ¿Son las categorías constitutivas de la
escuela las que puntualmente deben servir para definir la nueva estructura y para pensar lo diferente?
¿Sirven aquellas categorías que pusieron en marcha la escuela moderna y que se mantuvieron en
todas sus manifestaciones hasta nuestros días, para imaginar y crear la educación del futuro?
Recordemos las categorías enunciadas, aquellas que operaban como extensiones conceptuales para
ajustar la definición de escuela: (1º) es una institución socialmente reconocida por su función
intencional y específica : brindar la educación formal; (2º) goza de un reconocimiento por parte de los
poderes vigentes y de los tutores o responsables de cada uno de los sujetos que ingresan a ella; (3º)
lleva adelante sus funciones en un espacio específico y delimitado; (4º) desarrolla su actividad en un
horario acotado y en un determinado período de tiempo; (5º) se ocupa de la transmisión del
patrimonio cultural, de las pautas morales y de comportamiento y del universo axiológico que las
nuevas generaciones necesitan para su incorporación en la sociedad; (6º) se muestra como una
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práctica comunitaria que comparten sujetos en crecimiento; (7º) exige la presencia de educadores
como los sujetos responsables del cumplimiento de las funciones asignadas a la institución; (8º)
ordena sus prácticas y sus actividades específicas, según reglas y pautas determinadas por el
cumplimiento de los fines estipulados; (9º) admite diversas esquemas de organización, de graduación,
promoción y acreditación; (10º) habilita a los usuarios para responder a diversas condiciones
impuestas por la sociedad.
En realidad se trata de prestar mirada, oído y pensamiento a la realidad (como lo hicieron los
educadores del siglo XVI) y crear los formatos necesarios para la nueva edad: nueva concepción de la
organización, la distribución y del espacio, desarticulación de los principios del tiempo moderno,
nuevo tratamiento de los conocimientos y de la información, creativas relaciones de disciplinamiento y
autoridad. Es la escuela que aun no está. O son las experiencias innovadoras que circulan (o circularon)
en variadas geografías pero que aun no han logrado generalizarse. Es la escuela que logra finalmente
universalizarse en sus destinatarios, que renuncia a la obligación y opta por la conquista, que renuncia
a los encierros y prefiere las convicciones, que garantiza permanencia y calidad, que dialoga con la
sociedad y sus requerimientos, que asume su rol propedéutico integral pero que no se subordina
ideológicamente a ningún proyecto alienante, que se contagia del goce y del placer, e instala los
gérmenes para el descubrimiento, el conocimiento, la creación, el debate, la construcción de mundos
nuevos. La verdadera matriz del futuro, es la matriz que opta por el atrevimiento y lo diferente, sin
efectuar innecesario (e inoperantes) retoques sobre la matriz original: un edificio antiguo que ya no
responde a las necesidades de quienes lo habitan, no puede recuperarse con agregados, mejoras o
cambio superficiales, especialmente cuando se notan los muros agrietados, los techos en ruina y las
cimientos con fisuras. Se impone una intervención diferente.
En esta dirección deben interpretarse algunas propuestas innovadoras, donde se plantea romper
con los modelos o las matrices vigentes: la escuela debe ser una frontera que funcione no como límite
sino como un horizonte, haciéndose cargo del otro lado que la lógica de la racionalidad moderna
excluye, y creando un nuevo espacio simbólico que integre las racionalidades cotidianas, que rompa
con pautas organizacionales previas de espacio y tiempo, de adentro y de afuera, de lo legitimado y lo
prohibido, de lo establecido y lo excluido, de las expectativas y las posibilidades reales, de lo necesario
y preanunciado y de lo borroso y posible, de los resultados normalizados y los efectos posibles, de los
docentes ajustados a un moderno y los docentes desarticulados y funcionales. Es un más allá
absolutamente innovador.
Podemos seguir hablando de matriz porque siempre habrá un modelo de referencia, Pero esta
matriz parece asimilarse al concepto de “trama” o “referencia”, más que al de “molde” o “útero”,
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porque hay mayor dinamismo y posibilidad de movimiento creativo que la de una realidad única que
se plasma (moldea) o se da a luz con una configuración universal pre-determinada . Con este concepto
de matriz, necesitamos una definición de educación formal que actúe de manera operativa y que
establezca nuevas categorías para permitirnos recorrer las experiencias pasadas, presentes y,
eventualmente futuras, con absoluta libertad, instaurando las necesarias correlaciones sobre el común
denominador de las categorías compartidas. Y habrá de ser una matriz que tenga muchos referentes
(no uno y de manera exclusiva) para su configuración: la sociedad se ha vuelto un complejo cruce de
instituciones y de mandatos que están dispuestos a transponer sus influencias para embarazar las
estructuras y parir el formato deseado. Es posible que una curiosa fecundación in Vitro pueda recoger
los aportes de la cultura, de la economía, de las organizaciones sociales, de las confesiones religiosas,
de la producción, del trabajo, de la sabiduría académica y de sabiduría popular, de las producciones
científicas y de las nuevas tecnologías, para generar la nueva vida que requerimos.
LAS FORMAS ESCOLARES DEBEN SER PLURALES, DESIGUALES, HETEROGÉNEA, aunque coincidan en
un común denominador determinado por algunos rasgos categoriales esenciales: preparar a los
nuevos sujetos de la sociedad, generar un punto de encuentro para la circulación de saberes, valores y
cultura, armonizar ritmos e inquietudes personales con la interacción grupal, potenciar la presencia de
los educadores como agentes profesionales altamente calificados. Si bien todos los caracteres pueden
ser fundamentales para la escuela, el que jerárquicamente le otorga entidad es el “ser una institución
socialmente reconocida por su función intencional y específica: brindar la educación formal”. De algún
modo, lo que venimos proponiendo es profundizar la reflexión crítica permaneciendo fiel a la
identidad de una educación que se vuelve institucional, intencional y formal porque es el lugar en el
que sociedad asume su compromiso con las generaciones recién llegadas a la cultura, pero lo hace con
absoluta libertad especulativa, documental y crítica con respecto a las diversas construcciones
recientes que pudieron convertirse en recreaciones peligrosamente apegadas a los caracteres del
modelo histórico.
No nos resulta sencillo romper con las seguridades de lo dado y aportar al riesgo de la creación,
pero esa es la salida ante situaciones que se vienen padeciendo y frente a transformaciones que nos
sumergen nuevamente en el naufragio. Tal como lo anticipamos, ¿por qué volver a subirnos a la misma
barca, con infinitas reparaciones, si podemos imaginar otras maneras de navegar por el mar? ¿Por qué
volver a habitar el mismo edificio al que – mediante transformaciones y reformas – hemos intentado
mejorar en su apariencia y adaptar en vano a nuestras necesidades? Es verdad que sería mucho más
sencillo abandonar la vieja embarcación para subirnos al cómodo crucero, cambiar seguridad por
seguridad. Pero el transatlántico poderoso no es más que una recreación de nuestra nave en ruina, y
es probable que con el paso del tiempo terminemos en las mismas condiciones, reclamando nuevos
cambios.
Tal vez podamos tomar como referencia un discurso de los albores de la modernidad, cuando aún
no se habían acallado del todo los dogmáticos discursos medievales, y encontrar – paradójicamente –
en ese texto previo a la con-formación de la matriz original, esa vocación por la construcción, por la
posibilidad de crear a partir de la existencia, la propia esencia, crear a partir de la abundancia de lo
dado, el producto necesario.
Nos proponemos cerrar este recorrido con algunas propuestas y líneas de reflexión. Lo haremos
con las limitaciones del caso, porque el intento – en este desarrollo – ha sido (y es) la de ser un
despertador, un aguijón molesto, el tábano socrático que aguijonea a los tranquilos habitantes de la
escuela para generar el cuestionamiento, la duda, la revisión de los propios saberes, para
desestabilizar la confianza. Sócrates basaba su oficio en interrogar a los ciudadanos de Atenas en
aquello de lo que eran especialistas, acerca de lo obvio: por analogía nuestro interrogante instala la
pregunta en el corazón mismo de la escuela, en dónde están sus actores y especialistas, los que se
dedican a ella. Y como rebote los interrogantes se disparan hacia los sectores más variados de la
sociedad. Como la mayéutica socrática no necesariamente podemos proponer todos los cambios,
anunciar el contenido de los conceptos o de la verdad, definir las transformaciones oportunas y
necesarias. Tal vez esta obra opere como una antigua partera, humilde comadrona que ayuda a dar a
luz las ideas, las innovaciones, las estructuras que requerimos: esas ideas no están necesariamente en
acto, sino que sólo acicatean, acompañan y ayudan a quienes están embarazados de mundos nuevos,
de estructuras nuevas, de educación nueva, de escuelas nuevas. En este sentido nos hemos impuesto
mencionar algunas líneas posibles de reflexión, de creatividad y de trabajo. Hay ideas que funcionan
como un mapa de lo que está por configurarse, anticipan las coordenadas de un futuro que late en las
contradicciones e incertidumbres del presente que vivimos. Aunque puede parecerlo, no se trata de
ficciones, sino que operan como indicadores y guías de un porvenir que todavía no logramos des-
cubrir del todo. El hecho de que no se trate de un programa ostensivo de aplicación de un proyecto
innovador, no le quita el valor heurístico que acompaña las investigaciones presentes y futuras.
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Proponemos aquí algunas líneas de reflexión y de producción, varias propuestas, para contribuir a
la reconstrucción de la escuela, una manera de comenzar a buscar el lugar en el mundo de una
institución desacralizada y profanada.
La escuela no es ya simplemente un lugar que convoca y espera a quienes deben concurrir a recibir
la educación universal, obligatoria, formal. No es un instrumento de promoción y de control social.
Renuncia a ser un lugar de encierro, para convertirse en un lugar de encuentro, en el que el
negociamos los tiempos y los compromisos, lo mismo que sucede en muchas otras instituciones en las
que las obligaciones se han vuelto mas líquidas y variables. Si la escuela ha de ser – como lo afirmamos
previamente - uno de los lugares en donde se rescata el acontecimiento, superando la mera sucesión
de hechos, de encuentros fugaces (simulacros de desencuentros) que clausuran la novedad y que
instalan la redundancia de los mensajes y de los rituales, debemos re-constituirla, porque los restos
que quedan de ella, ya no cumplen esa función. La era de la escuela sólida ha llegado a su fin. ¿Por qué
sólida? Porque los sólidos, a diferencia de los líquidos, conservan su forma y persisten en el tiempo,
permanecen. En cambio los líquidos son informes y se transforman constantemente: fluyen. La
metáfora de la liquidez es la adecuada para aprehender la naturaleza de la fase actual de la educación
formal. Es el momento de la desregulación, de la flexibilización, de la liberalización. (BAUMAN Z., 2007)
La escuela tiene una función clave en la constitución del ámbito de lo público y social. No lo crea
por las materias, los diseños curriculares o los desarrollos de temas, sino por la generación de espacios
de cuidado, de hospitalidad y de amparo en un mundo atravesado por síntomas crecientes de
orfandad. La sociedad se hace cargo de los sujetos y los sujetos descubren el valor del espacio común:
el mundo se vuelve menos ancho y más próximo. La desarticulación de las estructuras y de las
instituciones protectoras (familia, religión, sociedad) ha diseminado demasiados desamparos y esta
escuela debe incorporar y asumir el resguardo social que construye a los sujetos a partir de prácticas
innovadoras. No se trata de una función complementaria y ocasional, sino una función esencial: las
escuelas deben operar como estructuras sociales que logren – en un uso especial de la acepción de la
palabra - “domesticar”: es decir “dar territorio, cobijo, protección, casa donde vivir”, posibilidad de
convivencia, relaciones, supervivencia. Es un retorno postmoderno al concepto de civilización,
enalteciendo el término y creando las condiciones de humanización. Es una nueva versión del
pedagogo o el tutor que acompaña el crecimiento y sirve de guía facilitando el paso de la heteronomía
a la autonomía.
Para poder cumplir con ese requisito la escuela deberá organizarse y prepararse en muchos
sentidos, y sus educadores crecer como profesionales (descubriendo los medios más adecuados para
desempeñar tal función): no servirá sólo la buena voluntad sino la formación profesional y humana
específicas, asociadas al compromiso moral y predisposiciones personales para ejercerlo. Se trata de
presencias y funciones distintas, lejos del común denominador que exigían un único formato de
escuela y un mismo tipo de docente para el ejercicio de funciones análogas y permanentes en el
sistema. Desde la adecuación de los edificios hasta la carrera docente deben proponer itinerarios
diversos y sucesivos cambios de funciones, en la medida en que personal o profesionalmente cada uno
se sienta preparado y habilitado.
Para producir un cambio en la estructura misma de la escuela, es necesario liberar a los actores de
las ataduras reales y simbólicas del pasado: son precisamente ellos – a pesar de la declarada voluntad
de cambio - los que más defienden la escuela que tenemos porque se sienten laboral y culturalmente
atados a un modelo al que están acostumbrados y del que les cuesta desprenderse, salir. Los
educadores creen que los cambios deben ser preferentemente aquellos que les permitan mantener
vigente el conjunto de derechos y seguridades previamente adquiridos. Estos docentes se muestran
convencidos y seguros porque se asumen como parte del sistema: respetando la norma impuesta no
hay riesgos, no hay errores. Cambian una libertad relativa por una seguridad protectora. Las escuelas
trabajan con la homogeneidad de sus alumnos, porque parten de la homogeneización de sus
estructuras, sus diseños curriculares, sus contenidos, sus métodos y sus maestros. En esta nueva
escuela, sus actores tienen una natural inseguridad, mayor libertad y un contagioso atrevimiento:
quedan en sus manos muchas de las transacciones y contrato, aun corriendo el riesgo de equivocarse,
saben que contribuyen a un constante enriquecimiento del patrimonio cultural y de los educandos a su
cargo. El saber del pasado basaba su seguridad en la redundancia de sus mensajes que podían
repetirse – sin mayores cambios – de generación en generación. El saber del presente basa su riqueza
en el carácter entrópico y proteico del conocimiento y la información, situación que requiere
permanentes adaptaciones, sistematizaciones y rectificaciones.
No se debería descuidar un serio abordaje del tema de las inteligencias múltiples para
transformarlo en un instrumento organizador de la escuela necesaria: no es la escuela la que impone
la inteligencia tipo, exigida y proclamada para todos los sujetos según un diseño curricular único, sino
que la escuela descubre, despierta e incentiva las diversas inteligencias propias de cada uno de los
sujetos y de grupos que naturalmente se asocian y se combinan. Este criterio puede otorgar una
particular organización al tiempo que cada uno dedica a los saberes, a las formas de apropiación, de
evaluación, de acreditación y de titulación: hay múltiples y muy variadas formas de pasar (no sólo
formalmente) por la escuela y de aprovecharla en serio. Se trata de convertir el estudio es una
verdadera fuente de aprendizajes genuinos, significativos y duraderos.
La escuela debe funcionar como el lugar de la sociedad en el que se gestan y se producen los
encuentros inter-generacionales: cuando los cambios culturales producen cortes profundos y
abruptos, cuando no hay forma de lograr que una generación pueda articularse como proyección y
prolongación de la anterior, es necesario crear puentes o generar ámbitos de impregnación (MEIRIEU,
2001: 27): el vínculo trans-generacional queda garantizado porque las diferencias son mínimas y no es
necesario organizar la transmisión. Para poder operar como tal debe moverse con actores y criterios
abiertos a un aprendizaje recíproco, y permeables a un proceso mutuo de absorción. Las nuevas
generaciones no son sólo la proyección del pasado, sino construcción dialéctica del futuro con los
aportes heredados y riquezas genuinas. Muchos temas y problemas que la sociedad padece y condena
obedecen a esta ausencia de articulación inter-generacional: los adultos desean ver plasmados en la
nueva generación costumbres, prácticas y valores que nunca han sido vivenciados como tal, nunca han
sido aprendidos y no pueden ser puestos en práctica. La escuela es el lugar en donde lo obvio, lo
implícito se hace explícito, lo supuesto se transforma en compromiso y tarea.
Este nuevo concepto de escuela - espacio abierto y lugar de cruce y de encuentro -, cuyo formato
debería estar en gestación para un próximo alumbramiento, debe también darle otra dimensión a la
educación y a sus agencias formales. La educación es una tarea de toda la vida, el compromiso de
educarse a sí mismo - de modos diversos - acompaña todo el desenvolvimiento de la existencia
humana desde nuestro nacimiento hasta la muerte: y sabemos que el educar verdadero se convierte
en tal cuando se vuelve auto-educación, cuando nos convertimos en sujeto y destinatario de nuestra
propia educación. Si nuestro ser se constituye a través de la existencia, nuestro perfeccionamiento y
crecimiento deben ser permanentes y requieren aportes educativos autónomos (auto-aprendizajes) y
también heterónomos, sistemáticos, enriquecidos por el saber y la experiencia de otros.
Se trata de convertir a las escuelas y a sus maestros en educadores de toda la vida: si los
conocimientos y la cultura oportunamente adquiridos no reciben la alimentación requerida, la
supervivencia de la educación amenaza con deteriorarse o desaparecer. De hecho, las crisis de
crecimiento y los procesos de alfabetización no son privativos de los primeros veinte años de vida, sino
que nos acompañan en cada etapa de nuestra existencia. Algunos autores afirman que promediando
cada década debemos afrontar alguna crisis de crecimiento. Es oportuno que la educación formal
ayude a procesar estos momentos difíciles que desarticulan nuestros saberes existenciales, nos
exponen a la incertidumbre, y requieren la adquisición de nuevas hojas de ruta para seguir navegando.
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Baste, como ejemplo, recordar las prácticas actuales – aunque no escolares - para el tratamiento de
ciertas adicciones o momentos críticos (separaciones, pérdidas, fracasos económicos o laborales): se
organizan grupos de contención, de escucha y de referencia para gestar nuevos hábitos y conductas, o
revitalizar fuerzas o redescubrir el entusiasmo. Si bien muchas estas crisis son superadas por la
autonomía y la madurez de los sujetos, por el respaldo del círculo de los afectos, por la intervención de
diversos profesionales que atienden a la cuestión, en muchísimos casos no se procesan, ni se afrontan,
ni se resuelven, y los desajuste terminan perjudicando a cada individuo, a su entorno y a la sociedad.
Escuelas con diversos formatos y a cargo de otro tipo de responsables (seguramente con una
formación profesional muy específica) deberán ofrecerse como ámbitos de debate, reflexión,
orientación y escucha para encauzar las dificultades de las diversas edades. Algo análogo debemos
afirmar con respecto a las nuevas alfabetizaciones, ya sea porque se ha producido una pérdida de los
saberes adquiridos (analfabetos funcionales), o también porque los cambios de época ponen en juegos
nuevos conocimientos y habilidades para las que se requiere una iniciación sistemática, confiable y
precisa. La revolución producida en el mercado laboral, la progresiva crisis en los empleo que
multiplica las demandas pero que incorpora y expulsa con una pragmática rapidez a los inservibles o
económicamente inviables, exige en los jóvenes y adultos retornos periódicos a la escuela para
aprovisionarse de los nuevos saberes y procedimientos que son los requeridos en el mercado del
trabajo. Finalmente hasta el proceso de envejecimiento, el declinar de las fuerza y la organización de la
vida en la tercera o cuarta edad – con una expectativa de vida creciente en años y en calidad de vida –
requiere nuevos aprendizajes para transformar un prolongado período de tiempo en un verdadero
proyecto personal que se alimenta deseos e inquietudes intelectuales, culturales, solidarios y hasta
productivos.
Por supuesto que algunos formatos de la nueva escuela puede mantener la estructura anterior y
ser una de las opciones de las que hagan uso quienes se sienten cómodos y seguros en ella, o quienes
pueden reconocer en ella un camino mas idóneo y eficiente para el futuro que les aguarda. Lo que se
trata es de romper la oferta única y homogénea que englobe con un mismo formato a todos los
usuarios.
alumno) para alejar los peligros de la calle, del espacio público no custodiado, del descontrol y las
amenazas de la libertad. Aunque cada uno de los actores ocupaba – en los diversos tiempos – sus
propios espacios (filas, bancos, adelante, atrás, escritorio y lugar de la enseñanza, pupitres y lugares
del aprendizaje, desplazamiento en hileras) se trata de un solo y único espacio homogéneo, porque
tanto los educadores como los estudiantes ocupan y se desplazan en un espacio único, compartiendo
en el mismo lugar las mismas obligaciones y tareas.
En la escuela necesaria el espacio se rompe, estalla, se divide. Lo hace por la demanda misma de
los sujetos que resisten a la inmovilidad y el encierro, rechazan los lugares pre-establecidos. Ya en la
actualidad los alumnos necesitan levantarse, desplazarse, cambiar de ubicación, elegir los lugares. La
idea de un espacio reticulado y ordenado que permite la concentración del interés de la clase en la
palabra y las indicaciones del educador ha ido cediendo su lugar ante la presencia de agrupamientos
dinámicos y espontáneos que van dándose forma según actividades, tipos de docentes, centro de
interés, desenvolvimiento de las tareas y de las obligaciones, estados de ánimo, afinidades y conflictos
entre los alumnos, etc.
Si imaginamos otra presencia y otra función de la escuela y en la escuela, los lugares deberían ser
re-configurados, ya que – generalmente – la arquitectura de los edificios escolares reproduce los
formatos subjetivados por sus creadores y, por lo tanto, fieles a los modelos vividos y vigentes, pero
con manifiestas contradicciones con respecto a las nuevas costumbres de los usuarios de nuestros días
y – sobre todo – del futuro. Usando una analogía podríamos pensar en la construcción de una vivienda
o un edificio que respondiera a los usos y costumbres de una familia de principio del siglo XX para
quienes viven la agitada convivencia familiar del siglo XXI. O también: una cárcel o un servicio de salud
que reprodujeran el concepto de justicia y condena, o el concepto de salud y enfermedad del siglo
pasado, sin reparar en los avances en la medicina y la biotecnología de los últimos 30 años. La
arquitectura debe revisar sus paradigmas al pensar los edificios escolares y extrapolar principios de la
construcción que saben aplica funcionalmente en otros ámbitos para emplearlos en las nuevas
escuelas (loft, oficinas, empresa, bancos, fábricas, hospitales). La solidez arquitectónica del pasado se
ha transformado en estructuras rígidas del presente frente a una liquidez institucional que reclama las
construcciones sólidas e inteligentes en sus estructuras, pero muy flexibles en las formas y en el
funcionamiento.
No se puede pensar una ruptura del espacio escolar homogéneo, sin un estallido del TIEMPO
ESCOLAR, tema al que nos referiremos a continuación. Porque los espacios pueden ser únicos,
comunes, compartidos por grupos de estudiantes, lógicamente ordenados, rigurosamente vigilados en
co-relación con un tiempo que se ajusta a los mismos criterios: todos los alumnos de una edad similar
inician al mismo tiempo el ciclo de escolarización y en la medida en que se ajusten al criterio de
normalidad vigente, avanzarán tras año, recorriendo los mismos ciclos, cursando y acreditando las
mismas disciplinas para arribar finalmente a la titulación definitiva. El mismo tiempo de enseñanza, de
ejercitación, de aprendizaje y de evaluación para todos. Los mismos años, los mismos meses, los
mismos días a la semana, las mismas horas de clase por día. El ideal metodológico imaginado por
COMENIO en el siglo XVII – en pleno racionalismo, con una organización universal y necesaria de la
realidad – se ha mantenido por siglos, aunque se haya mantenido solamente en la educación
escolarizada. No sucede lo mismo con la justicia y las condenas, con la salud y la curación de las
enfermedades. Cuando el tiempo estalla, el espacio también se quiebra. Cuando el tiempo se vuelve
homogéneo logra un disciplinamiento del espacio que puede ajustarse, economizarse, sujetarse y
frenar cualquier tipo de expansión.
Aunque hablamos del futuro, no deberíamos desconocer diversas experiencias que han producido
novedades al respecto con una des-regulación del espacio, una apertura de los muros. No habría que
descartar – por ejemplo - el acreditado formato que le otorga a cada grupo de docentes (por áreas o
disciplina) un lugar fijo para que lo diseñen y programen según las ofertas disciplinares y demandas de
sus usuarios. Pero hay que apostar a una mayor creatividad.
La nueva escuela debería exhibir una explosión de diversos rincones y lugares. El espacio único y
homogéneo se rompe para dar lugar a una pluralidad de zonas de enseñanza y aprendizaje con
funciones diversas y una innovadora presencia docente: reales, virtuales, a distancia, con tutorías, con
el uso de diversas fuentes de consulta y acceso al conocimiento. Pero además, el espacio no se divide
con muros rígidos, sino que se articula de manera dinámica, asumiendo como modelos las oficinas
actuales: versatilidad en el mobiliarios, divisorios móviles, desplazamiento y re-acomodamientos
permanentes. Las aulas no son iguales todos los días ni todas las horas, sino que el espacio se
construye según actividades, proyectos, estrategias, momentos. Este concepto del espacio – como lo
mencionamos - altera la regularidad del tiempo y lo subordina a estos proyectos, porque rota la
homogeneidad del aula (todo a todos, al mismo tiempo), los tiempos no pueden seguir siendo
homogéneos, sino negociables y negociados.
Así por ejemplo, un amplio espacio común puede articular: (a) un lugar en el que el
profesor se encuentre con un grupo variable alumnos para el desarrollo de un tema
común o la exposición de conclusiones o la resolución de problemáticas e inquietudes
(omnes); (b) diversos lugares para la búsqueda de la información (biblioteca temática,
archivos digitales, libros y documentos disponibles, acceso Internet) bajo la guía y la
supervisión del docente; (c) lugares para trabajar en grupos con una dinámica acorde a la
producción cooperativa; (d) diversos lugares para el procesamiento y la producción de la
información: procesadores, impresoras, fotocopias, escaneado, foto-producciones, video-
producciones, creaciones con imágenes, sonidos, música; (e) sitios intermedios previstos
para la presencia de otros agentes de educación, de información o de consulta que
concurren a las escuelas periódicamente. Y así mucho más.
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Esta escuela posible no convoca al alumno para imponerle un formato tipo en actividades,
disciplinas, obligaciones, horarios y lugares sino que debe elegir y hacer su propio recorrido, decidir
cada día o semana lo que quiere hacer y dónde lo ha de hacer, con el compromiso que la elección
conlleva. Cada sujeto decide educarse y asume contractualmente – con progresiva autonomía - la
responsabilidad en su propia educación, acepta las reglas de juego pero participa en su construcción
todos los días. Saltamos del alumno que “viene a ver qué pasa cada día y cada hora”, al alumno
protagonista y autónomo que construye sus propios caminos en torno a propuestas educativas
coherentes. El alumno no viene a responder a proyecto ajenos, a preguntas o inquietudes que nunca
se formuló, a programas de los que no participa, sino a su propio proyecto. De la misma manera que el
docente concurre a la escuela, su lugar de trabajo, con su jornada – se supone – programada, el
alumno no es un pasivo receptor sino un activo constructor de las actividades propias, de su grupo o
del aula, él tiene su propia agenda de trabajo. Por supuesto se trata de otro tipo de educador, de
docente: con capacidad de dialogar con la diversidad y construir a partir de las demandas y el ejercicio
de la autonomía, y también de otro tipo de sujetos a los que hay que construir para que acepten el
desafío.
Romper con las BARRERAS DEL ESPACIO, IMPLICA ROMPER CON EL TIEMPO: los dos han sido los
principios sagrados de la escuela moderna: el tiempo es oro y el ocio es peligroso: todos los días
ordenados y todas las horas de la jornada escolar minuciosamente planificada en una cuadricula que
predetermina todo: qué hacer, dónde estar, bajo la responsabilidad de qué educador. Frente a la
laxitud del tiempo familiar o social (la calle, los días libres, la diversión, el fin de semana, las
vacaciones) la escuela se mimetizó con el tiempo del trabajo moderno que moldeaba cuerpos y
subjetividades. En nuestros días los tiempos de los nuevos trabajos también están mutando: las nuevas
profesiones trabajan por objetivos, concentran las actividades en ciertos días de la semana, admiten
compromisos laborales desde el propio hogar, confían en la actividad productiva del empleado o
profesional (tele-actividades o actividades no presenciales). ¿Por qué la escuela ha quedado
aprisionada en el antiguo formato? Hay actividades que exigen mucho más tiempo (horas extras, días
intensivos, horarios extendidos) y hay compromisos que exigen un horario reducido. Cada uno o cada
grupo debe saber disponer del uso de su tiempo. El docente – como adulto educador – es quien sabe
acompañar y monitorear los compromisos y las decisiones. El encierro disciplinar moderno cristalizado
en una definición acotada del espacio y una medición puntillosa del tiempo debe dar lugar a otras
propuestas, má abiertas, dinámicas, libres. Los nuevos paradigmas laborales han alterado el tiempo
del trabajo y han instalado otra dinámica en la construcción de los compromisos productivos: no hay
UN tiempo (lineal y homogéneo), sino múltiples tiempos que se subjetiva y operan en torno a los
objetivos, compromisos laborales, metas de producción, etc. Es verdad que la clase – con sus límites
definidos, sus espacios delimitados, los lugares asignados y los cuerpos dóciles – otorgaban
seguridades. Y que la arquitectura del aula asociada a la tiranía de reloj, de las horas y los minutos, de
la entrada y la salida, del adentro y del afuera, de la obligación y del placer permitían prever y
organizarlo casi todo. Pero aquí estamos postulando una nueva escuela para un nuevo tiempo y con
sujetos del siglo XXI.
No estamos sugiriendo una espontaneidad absoluta, sino dejar gran parte del recorrido escolar de
cada sujeto en sus propias manos, con un paso progresivo desde la imposición u ordenamiento
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No es una tarea sencilla. La oportunidad y la forma de crear una nueva estructura que responda a
los objetivos propuestos y que rompa con las prácticas establecidas ha sido siempre un problema:
baste citar los dos intentos (REPUBLICA, LAS LEYES) de PLATON de crear formatos de educación y
sociedad que respondieran a sus ideales. Siempre propuso una generación nueva, incontaminada, para
generar una experiencia innovadora. Algo similar sucede con los escritos de ROUSSEAU (con el EMILIO)
o la puesta en marcha de la escolaridad moderna. Nadie – en su sano juicio – puede pensar en
transformar a quienes están demasiado acostumbrados a los controles, a los horarios, a los espacios
rígidos, a la vigilancia, a las estructuras actuales. Nuevas generaciones, con experiencias atrevidas e
innovadoras pueden representar pasos muy significativos para una transformación.
obligaciones sociales, pero que hace más integral el ejercicio de los restantes derechos. Porque se
necesita educación para pensar con autonomía, para poder expresar a través de un lenguaje
coherente y sólido el pensamiento y las propias ideas, para defender y sostener las propias
convicciones, para no subordinarse ni dejarse dominar por el pensamiento y las palabras de otros (ni
funcionar con las renovadas formas de esclavitud que representan los distintos clientelismos), para
buscar y construir un lugar en la sociedad, para definir el propio ser y quehacer en el campo de la
producción y del trabajo, para armar de manera responsable la propia familia y comprometerse con
los afectos, para participar de la vida democrática y elegir a los delegados, a los representantes, a
quienes nos gobiernan, para darle forma al propio proyecto de vida, para subjetivar los saberse
progresivos y necesarios para poder asegurarse alguna forma de trascendencia. Si el ejercicio del
derecho a la educación, los restantes derechos son apenas simulacros de una democracia que descree
de la igualdad y poco hace para promoverla.
Las cuestiones implícitas no siempre son reales, efectivas: si nunca se hacen explícitas, visibles y
seguras, si no se las nombra y se las convierte en propuesta, construcción o demanda, no existen. Y de
eso se trata de armar el ejercicio del derecho con respuestas no coyunturales o estratégicas, sino
estructurales y de fondo. Por eso la escuela necesaria es una escuela incluyente, una escuela que
cambia no solamente porque los usuarios de la clase media se aburren en ella y generan actos de
descontrol e indisciplina, sino y sobre todo, porque la escuela de hoy siguen teniendo muchos fuera de
ellas, entre otras cosas porque no se sienten efectivamente convocados por su actual estructura.
Incluirlos no significa multiplicar las leyes o los programas para atraparlos, sino generar un espacio en
el que finalmente se sientan interesados y contenidos. La universalidad proclamada en el siglo XIX,
pero ignorada durante más de un siglo, sólo será tal cuando todos los ciudadanos sean conscientes del
ejercicio de su derecho a educarse y demuestren interés real en su ejercicio.
Desde hace algunos años, la universalidad de la educación comenzó a poblar las aulas con una masa
heterogénea: rompieron los muros y se sentaron en los bancos no sólo los elegidos, los aceptados, los
previamente seleccionados por la sociedad, sino, todos: los excluidos, los inesperados, los indeseables,
los invisibles, los ignorados. La puerta estaba abierta y entraron: muchos nunca supieron para qué
entraron ni comprendieron lo que se hacía en ese extraño lugar. A pesar de ellos se quedaron, sin
saber qué hacer allí. Otros duraron poco y un número creciente – a pesar del derecho, de la obligación
y de las puertas abiertas – nunca ingresó. En las actuales estructuras, sustituir la homogeneidad de los
incluidos, por la heterogeneidad de una multitud que asume a todos, provoca la manifiesta crisis de la
escolaridad, construida con las recetas de la homogeneidad. Y hay crisis por tres razones: (a) porque
los incluidos de ayer no pueden soportar, con-vivir, co-educarse con los incluidos recientes, (b) porque
la mayoría de los docentes creció profesionalmente trabajando con un formato homogéneo de
alumnos (que tenía diversos mecanismos para deshacerse de los indeseables) y (c) porque los nuevos
incluidos no logran encontrar dentro de los muros, las actividades, los saberes y las obligaciones de la
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escuela motivos para permanecer en ella. La heterogeneidad propia de la universalidad real choca
contra la homogeneidad de la escuela de siempre.
Y aquí aparece la escuela distinta y el nuevo rol de los docentes, especialmente de los docentes de
los tiempos futuros. Hasta ahora las escuelas y los docentes han trabajado con el concepto tradicional
de la educación: brindar el servicio para el ejercicio de un derecho que podía tener o no interesados.
Las puertas se abrían y los docentes estaban allí esperando a los usuarios, a los interesados, a quienes
debían venir a la escuela, la agencia social y pública de la educación. A veces lograron convertirse en
educadores de todos; otras, se vieron sorprendidos y desbordados por la heterogeneidad de la
población que nos invadía; y frecuentemente reconocieron la imposibilidad para afrontar los nuevos
tiempos.
La tarea que les aguarda como profesionales de la educación es mucha (y por eso se los demanda
profesionales): no es repetir no que ya se ha hecho sino pegar el salto hacia una nueva realidad
laboral, hacia una nueva realidad, hacia una nueva escuela. ¿Y cómo visualizar esa nueva realidad? (1)
capacidad y preparación profesional específica para atender a todos, trabajando sobre la
heterogeneidad; (2) saber privilegiar a los que menos pueden (que generalmente son los que menos
tienen) porque son los que no son capaces de hacer uso del derecho a la educación, a la buena
educación, a la mejor educación: (3) especialización: los docentes debemos crecer – como las
restantes profesiones – el diversas formas de especialización: edades, capacidades, situaciones
sociales, geografías, instituciones, etc.; (4) capacidad vocacional para convertir la tarea docente no
sólo en una espera, sino en una conquista: salir a buscar a los ausentes, a los ignorados, a los que aun
no han descubierto las posibilidades que puede brindar una buena educación; (5) conciencia crítica (y
resuenan los palabras de Freire) para luchar por un formato integral de la educación y una presencia
profesionalmente digna del docente; (6) el docente como un ciudadano activo que instala el tema de
la educación en la agenda pública y la defiende el ejercicio del derecho, como una condición necesaria
para la transformación de cualquier forma de sociedad. Fundamentalmente, los docentes ayudan a
tirar abajo los muros de las aulas y de la escuela para que la circulación sea fluida, pero también dejan
sus sillas, sus cátedras, sus cómodos o incómodos salones de clase para salir a proclamar el derecho a
la educación, para entusiasmar los sujetos y a sus responsables (si los hay), para que efectivamente lo
ejerzan y, sobre todo, para crear las verdaderas condiciones que permitan a esos usuarios encontrarse
con una escuela a la medida de sus expectativas.
Los docentes deberán estar ocupados y preocupados por lograr la equidad a través de la promoción
de cada uno de los sujetos de aprendizaje según sus propias condiciones. El sueño de la igualdad y de
la homogeneidad, ha sido sepultado por los nuevos tiempos. Y lo que nos espera es el reconocimiento,
el respeto y la defensa de la diferencia, de la singularidad. No se puede ni se debe dar todo y lo mismo
a todos sin distinción, sino ofrecer, servir a cada uno lo que necesita. Abandonado el discurso de la
igualdad se impone el principio de la equidad: porque es necesario ofrecer y facilitarle a algunos más
que a otros, proponer y exigir, acompañar y orientar en el sentido. Es poco lo que se puede hacer
desde la estructura de la escuela moderna. Las condiciones personales, la propia historia, el contexto
familiar o socioeconómico, el recorrido en el sistema educativo son factores que marcan identidades y
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diferencias que los docentes no pueden desconocer y con los que deben trabajar. El educador no
debería a decirles a todos y de manera general, lo que deben hacer, sino a preguntarle a cada uno qué
es lo que quiere hacer de su vida, para que se pueda – a través de la educación - despertar, acompañar
y completar la autodeterminación de cada uno de los sujetos.
No podríamos imaginar que la escuela postulada deba ser gestionada por los docentes actuales. No
por sus cualidades o características, sino – simplemente – por la cultura escolar en la que han crecido y
se han desempeñado y por el perfil de su formación inicial y permanente. Frecuentemente se observa
en otras profesiones que en lugar de realizar rectificaciones parciales (capacitación o
perfeccionamiento), se ha optado por la renovación completa de sus recursos humanos. Así como no
todas las estructuras edilicias admiten un proceso de reacomodamiento estructural o un reciclado, la
mayoría de los docentes, trabajando en una o en varias instituciones, han acostumbrado su vida
laboral y personal, sus saberes, las estrategias de enseñanza y las relaciones con los alumnos a un
formato con el que – más allá de los pesares y de los problemas – se sienten identificados. Muchos
docentes son hijos de una escuela aun ordenada y de una experiencia educativa envidiable; otros –
novatos y representantes de las jóvenes generaciones – han padecido los males de la escuela en crisis,
pero en su desempeño como docente se han mantenido fieles a las estructuras, aun cuando hayan
sumado esfuerzos para adaptarse a las demandas de los nuevos sujetos.
La sociedad es la que define a quiénes quiere instalar en las diversas funciones que le permiten
mantenerse y consolidarse como sociedad. Lo hace en todas las instituciones: no sólo marca las
condiciones de ingreso y desempeño, sino las condiciones de vida, el reconocimiento y el perfil de sus
funcionarios. Es la sociedad la que debe definir, por tanto, quiénes deben ser sus docentes para
despertar en los interesados la decisión de serlo. No puede quedar librado al azar y no depende del
Estado y de sus políticas por más paraguas de concertación que se abran o que se tejan. La educación
es pública, pero no lo es porque el Estado se haga cargo de su organización y funcionamiento, sino
porque la sociedad la toma como patrimonio propio y necesario, y la instala en la esfera de lo público,
sin quitarla necesariamente del ámbito de lo privado. La escuela pública es más pública en la medida
que la sociedad se apropia de ella, reclama al Estado los recursos comunes y solidarios para su
funcionamiento y monitorea con sus reclamos y sus aplausos el funcionamiento. Para esa educación -
y para las escuelas que estos tiempos reclaman – la sociedad debe definir explícitamente qué docentes
quiere, cuáles son sus requisitos personales y profesionales, para ofrecer alternativas reales a los
postulantes. No puede quedar librado al azar, ni a la espontánea decisión de quienes deciden ejercer la
docencia como una de las alternativas que sobrevive a sucesivas maniobras de descarte, ni convertirse
en una fuente laboral para sectores que no logran alcanzar otros niveles (por sus capacidades o sus
condicionamientos socioeconómico). Si cuando se armó la escuela y se la universalizó sus responsables
– para romper con un pasado de desacreditaciones y menosprecio – prefijaron los docentes necesarios
y le fueron dando forma a las instituciones y a la metodología para prepararlos, en tiempos de nuevas
fundaciones los docentes que alimentan y sostienen a un renovado sistema debe ser predefinido. En
ese marco se establecen también sus condiciones de trabajo, sus obligaciones y derechos y –
fundamentalmente – el itinerario formativo y sus caracteres. ¿Cómo y dónde reconocer estos mandos
sociales? No debería ser el Estado – demasiado inclinado a interpretar los mensajes en la exacta
medida en que responden a sus propias expectativas y oportunidades – sino las organizaciones
intermedias de la misma sociedad, con esa particular sensibilidad que les permite escuchar las voces
reales de la comunidad, las que deberían dar cuenta de estos reclamos para determinar los
requerimientos de la sociedad.
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Para poder “intervenir” en todos los campos y disponer de la capacidad efectiva para articularlos
entre sí hace falta otro acceso y vínculo con los conocimientos, una dinámica distinta en la adquisición
constante y creciente de los saberes, en su renovación y en su actualización. Si hay cambio en las
formas de aprender, son imperiosas las transformaciones en las formas de enseñar: porque no es ya el
docente que ocupa el centro y el frente de un espacio homogéneo y planifica racionalmente el tiempo,
sino que es un educador que deambula por los diversos lugares, se encuentra con los alumnos,
constituye grupos, habla con todos, atiende a cada uno, extiende su jornada, se adapta a los ritmos
impuestos por todos y cada uno de sus estudiantes. Por eso los archivos, las bibliotecas, las bitácoras,
los portafolios o las mochilas de los docentes no estarán pobladas solamente de carpetas, libros y
hojas para la corrección, sino también de variados soportes tecnológicos: imágenes, objetos, sonidos,
archivos, videos, memorias, libros electrónicos, reproductores de imágenes y de sonidos, teléfonos
inteligentes, conexiones a diversos sitios virtuales, etc. Postulamos un docente dinámico, altamente
formado, actualizado y capacitado, con un amplio dominio de sus disciplinas y de la cultura en general,
un docente armado tecnológicamente y con capacidad de poner la tecnología cotidiana y
naturalmente a su servicio y al servicio de su labor de educador, competente para entrar en diálogo
con los crecientes saberes de sus alumnos.
Estos docentes tendrán menos estructuras en que apoyarse, menos normativas y prescripciones
que obedecer (como sucedía en el viejo modelo del exitoso normalismo), pero deberán mostrarse
mucho más seguros en sus criterios y convicciones, muy creativos en sus decisiones y con un
reconocido dominio del saber y de la cultura... Los educadores del pasado se asumían como
funcionarios del sistema que debían reproducir el modelo establecido. Los contrataban, les pagaban y
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sobrevivían si se adaptaban a las demandas del sistema (principalmente en manos del Estado). La
misma vigilancia que los maestros ejercían con sus alumnos a través de las miradas eficaces y
panópticas, la ejercía el sistema sobre los maestros. Los docentes necesarios se afirman en sus
convicciones – que responden a los principios de la educación necesaria – y desde la autonomía de su
pensamiento, construyen sus espacios y definen su tarea. Son parte del sistema pero no son sus
funcionarios ni sus representantes, precisamente porque el nuevo sistema se enriquece no a través de
la homogeneidad, sino de la diversidad y la innovación. Necesita la puesta en marcha de las mejores
escuelas, y las que más se adapten a las demandas de todos los sujetos a los que atienden, y no la
repetición de un modelo universal y necesario. No debe haber ya una recopilación de fórmulas y
prescripciones, sino un mandato explícito que llama a la construcción autónoma, aunque en diálogo
permanente con los colegas, los investigadores, las familias y los referentes sociales. El sistema no es
ya una sola idea ejecutada por miles de funcionarios, sino miles de ideas y de iniciativas construyendo
la variedad y la pluralidad del sistema que se asume como el promotor y el responsable último.
Los docentes deberán pensar en otros lugares, otros entornos de aprendizajes, muros más virtuales
que reales, en verdaderos lugares que permitan acceder con mayor facilidad a la realidad, a la
observación, al mundo de la vida. Por su parte la posibilidad de enseñar y los ritmos de aprendizaje no
siempre se puede encerrar en unidades de tiempo pre-definidos, sino que pueden surgir de la
formulación de proyectos dinámicos y creativos que construyan las pausas y sus límites, aun
adaptándose a los requerimientos de los alumnos, a sus ritmos y a sus necesidades. Se rompe con el
formato tradicional de clase, lección, discurso único, obligación común: la enseñanza y los aprendizajes
estallan, se bifurcan en muchas direcciones. Es otro el sentido de la disciplina, de la organización, del
control, de la misma institución: tal vez más complejo, pero seguramente más productivo.
La escuela moderna fue logocéntrica, los maestros, ministros de la palabra: la palabra escrita y
pronunciada eran palabras sagradas: operaban por su lectura o su pronunciación. Pero en los nuevos
tiempos, la palabra ha sido desplaza del centro de la escena. Los docentes han confiado demasiado en
el poder – automático, casi mágico - de las palabras: las explicaciones, las lecciones, la escritura, los
cuadernos, los libros, los pizarrones, las advertencias, las correcciones. La imagen ideal (lámina clásica)
es la del maestro que habla ante los alumnos que escuchan en silencio, copian o escriben en sus
cuadernos y que ordenadamente intervienen con la debida autorización del docente. Tenían
justificada razón para confiar en la palabra porque la civilización en la que nacieron era un universo de
palabras. En estos tiempos, es necesario desconfiar de la hegemonía de las palabras y habilitar otras
formas de comunicación. Hay cierta patología que envuelve al lenguaje del aula: circula un número de
palabras y de mensajes superior a la cantidad de cosas e ideas significativas: se dice más de lo que se
piensa, más de lo que se sabe y más de lo que efectivamente se quiere y se puede transmitir. Y por
supuesto, mucho más de lo que están dispuesto a escuchar lo destinatarios. La sacralidad primigenia
de la palabra ha sido sustituida por la profanación de los vocablos, el bastardeo de los significados, la
plurifuncionalidad de las expresiones, la equivocidad de los mensajes. No se pone en duda el valor de
las palabras para designar el mundo que tenemos y que nos rodea: pero es oportuno sospechar de su
poder comunicativo, del valor de su emisión y de la circulación de los sonidos que pueden
transformarse en resonancias huecas y en ecos inservibles. Medidas, ajustadas, asociadas con las
imágenes, las palabras – en boca de los docentes - deben ser nuevamente des-cubiertas y re-
conquistada como un instrumento significativo y con capacidad de comunicación. Los mensajes se
desarticulan, emisor y receptor no se encuentran y es necesario reconstituir canales y códigos en el
interior de las escuelas y entre todos los actores: recuperar la capacidad de hablar, de escuchar, de
atender, de entender, de comprender ya que sin mensajes y sin comunicación no hay institución, no
hay educación. Pero las palabras – en nuestros días – representan sólo uno de instrumentos de
comunicación, de transmisión del patrimonio cultural, de educación. Hay muchos otros medios y
soportes con los que los docentes futuros deberán asociarse y trabajar.
Lo que es innegociable es el compromiso del educador con el educado, del que enseña con todos
los que aprende, facilitando la tarea de todos, pero asumiendo plenamente las responsabilidades y
descubriendo – tal vez – la posibilidad de disfrutar, de gozar de las tareas, tanto al enseñar y al
promover los aprendizaje como al ejercer diariamente el derecho a la educación:
docentes deben desaprender y volver a aprender de sus alumnos, especialmente en aquellos temas y
problemas en los que los representantes de las jóvenes generaciones pueden explicarse a sí mismos.
Algo análogo sucede con el conocimiento y el uso progresivo de las nuevas tecnologías.
La modernidad había creado a las escuelas con los conocimientos en acto, con los saberes
disponibles y en posesión de los educadores, los únicos expertos y habilitados en el uso de la
metodología universal y necesaria. Los cambios producidos han desarticulado los saberes y han
instalado la cultura de la provisionalidad: no se trata de saberes precarios, sino de un patrimonio
cultural en permanente expansión que exige una apropiación constante. El aprender a aprender
significa también hacerse cargo de los nuevos formatos y de los nuevos soportes en los que los saberes
y la cultura se expresan. “Las sociedades analfabetas no pueden entender películas o ver fotografías sin
un gran entrenamiento” (McLUHAN, 1998: 57) La escuela moderna rompió con la palabra y la oralidad,
instalando la cultura de la lectura, la escritura y el libro impreso. La postmodernidad deposita en una
pluralidad de medios los mensajes, con una relevancia tal, que frecuentemente el medio es el mensaje
(McLUHAN, 1998). Aprender a aprender significa además apropiarse de los códigos con que cada uno
de los soportes trabaja, armando el puzzle o el videoclip de la cultura contemporánea. Aprender a
aprender significa asimismo saber qué hacer con el caos fenoménico de los mensajes, saberes y
recursos culturales, porque le corresponde a la escuela y a los educadores proponer rigor crítico,
mecanismos de clasificación, categorías constitutivas, sistematizaciones, construir cosmos abiertos a
las futuras reformulaciones.
Los nuevos sujetos no respetan la norma canónica para explicar y expresarse, sino que eligen la
informalidad, el comentario, la referencia casual, el desorden, el corrillo, el patio, el rincón del aula, la
salida. Y es allí donde la nueva escuela debe poner oídos, preguntas, ignorancia. El proceso de
alfabetización implica disponer de instrumentos para acceder a la cultura o a una nueva cultura. Si
como adultos no manejamos los instrumentos o desconocemos el nuevo territorio, debemos
comenzar a recorrer nuevamente los caminos del aprendizaje alfabetizador. Nos obligamos a recordar
el profundo cambio operado en el concepto: la mayor parte de las definiciones actuales describen la
alfabetización en términos relativos y no absolutos, considerando que no existe un nivel único de
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competencias o conocimiento que califique a una persona como alfabetizada, sino más bien múltiples
niveles y tipos de alfabetización.
Ésta es también la razón del estallido del tiempo, del espacio y de la tradicional presencia docente:
no puede haber un tiempo pre-definido, un horario, una frontalidad que centraliza los mensajes y que
se asume la única emisora legitimada. La vastedad del conocimiento exige cruce de mensajes,
pluralidad de voces, variedad en los mensajes. Y para que los diversos emisores puedan ser de-
codificados, sintonizados, es necesario que los espacios muten, se amplíen, varíen, se desplacen, que
el tiempo de adapte a los requerimientos, se flexibilice y respete los ritmos de los sujetos, que los
discursos encuentren los canales expresivos adecuado (y no se enamoren de los medios
aparentemente más efectivos), que el enseñar y el aprender vaya tomando formas en diversos
circuitos y en una inquieta rotación de roles.
La nueva escuela no debería perder algunos rasgos fundantes su función original: los docentes
tienen mucho para enseñar y los alumnos mucho por aprender. Pero es necesario el reconocimiento
de la asimetría entre ambos, algo que le otorga valor y relevancia a la institución. Tal vez, los alumnos
puedan aprender más de sus docentes, si éstos se muestran conscientes e interesados en reconocer lo
que no saben y en apropiarse de nuevos conocimientos. El paso del docente que lo sabe todo, al
docente que maneja muchos saberes, pero no teme en exhibir sus nichos de ignorancia, acompaña
con mayor efectividad los procesos de enseñanza y de aprendizaje. Es una experiencia que también se
da en el ámbito familiar: los padres que educan a sus hijos saben, también, ingresar en su universo y
vivencias, para aprender de ellos. La educación formal, es también el lugar en el que los conocimiento
de ordenan y se sistematizan. No se trata de una acumulación caótica, desordenada, aleatoria,
circunstancial, espontánea, sino de una construcción ordenada, progresiva, que busca sus estructuras
y que se consolida a través de la sistematización. Aquí el poder de sistematización y de plexo relacional
es una especialidad de los docentes.
La división clásica entre “los que enseñan” y “los que aprenden” ha dado lugar a un proceso
dialéctico de retroalimentación permanente: todos aprenden de todos. Y el aprender se convierte en
una actitud permanente que establece otra jerarquía: los que más saben son los que más disposiciones
tienen para aprender. El saber no es una acumulación estática, sino una disposición dinámica, abierta
a una continua expansión. Los aprendizajes iniciales no son para acumular saber, sino para sembrar
gérmenes de aprendizaje constante. Por eso, el ideal del docente de nuestro tiempo es la del
intelectual inquieto, siempre en búsqueda, dispuesto a acceder a todos los ámbitos posibles del
conocimiento. Y ese docente – en todos los niveles – contagia esta “inquietud epistemológica” a cada
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uno de sus alumnos: muestra y comunica lo que sabe, pero sabe compartir sus indagaciones
permanentes. Es docente por lo que sabe y lo es también por todo aquello que aun no sabe e intenta
alcanzar.
Pero además, estos circuitos de aprendizajes se enriquecen aún más cuando se convierten en
aprendizajes com-partido. La escuela imaginada debe funcionar como una comunidad de aprendizaje.
Todos buscan, todos aprenden: el conocimiento en un mundo plural y complejo es una conquista que
exige el esfuerzo de todos. No todos desempeñarán las mismas funciones, pero todos aportarán
interés, trabajo, capacidades y esfuerzo para lograr los objetivos propuestos. El saber y el
conocimiento no son un tesoro venerado e inmovilizado, sino un horizonte movilizador, al que se
tiende alcanzado metas parciales. El docente es el que dispone de un saber fundamental: ser el
facilitador y mediador de este proceso, porque no se trata de una experiencia natural y espontánea,
sino de una construcción solidaria de la que participan todos los actores.
Seguramente se hace necesario encontrar una forma para articular dialécticamente los
conocimientos y los saberes que circulan por el mundo y aquellos que ingresan a la escuela y pueden
ser procesados. Es verdad que todo mecanismo de aprendizaje implica circunscribir una totalidad
variada e informe y convertirla en un objeto de apropiación. La idea es que no haya restricciones
arbitrarias, aunque luego, la práctica obligue a circunscribirse. Nada le debe ser ajeno a la escuela,
aunque todo requiere la presencia de emisores profesionales, materiales de consulta confiables y
activa participación de los alumnos. Romper el adentro y el afuera, compromete sin embargo un
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esfuerzo mayor en el trabajo con los conocimientos. Tal vez convendría reforzar estas ideas con el
siguiente material.
Esta generación ha tomado conciencia claramente de las debilidades del mundo en que vivimos,
pero – postmodernos al fin – han renunciado a toda revolución posible. La revolución es hija de la
modernidad, porque implica un cambio absoluto de ideas, de paradigmas, es destruirlo todo para
crearlo todo. En este sentido estas nuevas generaciones no son revolucionarias- como lo fueron las
generaciones de los 60 / 70 – sino que con un curioso uso del pragmatismo cruzado con el
conocimiento de la tecnología y la producción solidaria del conocimiento, saben que el mundo – como
un sistema – siempre tiene lugares débiles, sitios frágiles que no pueden ser resueltos con parches o
nuevas versiones, y por allí se introducen para efectuar los cambios. No harán algo absolutamente
nuevo pero trabajarán con pasión para que la escuela, la educación, el sistema, la sociedad, la política
funcionen bien, funcionen mejor. Como lo hacen con sus hardware y con los software. Vivimos en
transformación constante, y el mundo es de quienes saben producirle adaptaciones, modificaciones,
mejoras constantes, y no se aburguesan con los viejos programas que han conocido y dominan. Hay
que estar dispuesto al cambio permanente.121
121
PEKKA HIMANEN: La ética del hacker y el espíritu de la era de la información (Finlandia). Epílogo de Manuel
Castells
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Pero las escuelas de los albores de la modernidad estaba orgullosa con el producto cultural de su
época: su nacimiento estaba articulado con la consolidación y la expansión de la imprenta, la
producción de libros y textos, la puesta en vigencia de la palabra escrita, el triunfo de la logosfera
(FERRES, POSTMAL, McLUHAN). Es natural que la escuela se llenara de libros y de palabras. A los
escasos textos de las rudimentarias escuelas y de las universidades medievales, le sobrevino la
incorporación creciente de las obras de la modernidad: el saber no estaba solamente en manos del
maestro que enseñaba – poseedor de un manuscrito y hegemónico administrador del mismo – sino en
manos de cada uno de los alumnos. El libro del maestro era también el libro al que podían acceder los
alumnos: estaba en las aulas de las escuelas pero, de manos de los estudiantes, iba a la casa familiar y
regresaba de ella. De alguna manera los libros, la palabra escrita fueron un tesoro preciado y
expansivo que se descubría en las aulas, tenía su sede en las bibliotecas y en las escuelas y desde allí
avanzaba hacia los diversos rincones de la sociedad.
Desde los inicios, los fundadores intuyeron el riesgo del uso exclusivo de la palabra, los peligros del
logocentrismo. Los signos operaban como significantes en búsqueda de los significados, pero en los
trabajosos procesos de alfabetización, las lecciones y los aprendizajes se podían convertir en un juego
de palabras que combinándose entre sí, construyeran sólo un mundo de sonidos y de escrituras. Por
eso, COMENIO, en la primera mitad del siglo XVII pugnó por darle entidad a los significantes, crear las
condiciones para el aprendizaje significativo. Lo que se necesitaba era llenar de realidad las aulas de
las escuelas para que no se convirtieran en un juego de palabras y de discursos construyendo mundos
irreales o ficticios, al margen del universo real. Tal como lo hemos presentado en capítulos anteriores,
el educador moravo propuso y redactó diccionarios (especialmente para viajero, ya que él mismo lo
era) en el que las imágenes que representaban los significados, los objetos de la realidad, estuvieran
asociadas a la variedad de significantes o signos propios de cada idioma (1643). Por su parte pretendía
que las aulas y las lecciones se llenaran de objetos, de realidades y, en su defecto, de láminas que
representaran o sustituyeran esa realidad. Una de sus obras más representativa es precisamente “El
mundo sensible en imágenes” (1658), obra en la que Comenio trataba de mostrar los diversos sectores
de la realidad para que quienes enseñaban y aprendían no pudieran soslayarla: presentaba las diversas
imágenes y les adjuntaba una serie de referencias con los nombres que correspondían a las cosas que
formaban parte de cada escenario. Si el ideal era que todos conocieran todo, y la escuela el lugar en el
que los maestros enseñaran todo a todos los niños con una progresiva gradualidad, la conexión entre
las palabras y las imágenes procuraba asegurar la conexión entre el interior del aula y el contenido de
las lecciones, y el mundo real, alejando el riesgo de que las escuelas fueran un juego autista y
fantasioso de palabras, discursos, cálculos y ficciones.
La escuela moderna no respetó mucho la lección de COMENIO, ni fue fiel a su legado, sino que
multiplicó la presencia de las palabras y desestimó la presencia de la realidad: el universo de la escuela
encontró refugio en un universo de palabras. Son ellas las que reinan: se leen, se pronuncia, se repiten,
se combinan, se escriben, se entregan en explicaciones y se devuelve en forma de lecciones. Maestros
y profesores trabajan sobre todo con palabras, con signos, y muy poco con la realidad. Es un hecho
comprobable que quienes mejor manejan las palabras tienen mayor éxito en el universo escolar. Los
literatos – afirma DE CERTEAU (1999) – han fundado un tipo de cultura escolar fundada en la palabra
escrita, callando el resto, porque se pretende y se proclama que sólo en los libros está la cultura y la
tradición de la sociedad.
No pretendemos desestimar el valor de las palabras, ya que el manejo del lenguaje y la posibilidad
de designación que genera es una forma de dominio de la realidad. El problema radica en convertir a
las palabras EN LA UNICA REALIDAD, como si se tratara de los entes ideales de la ontología platónica,
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abandonando el territorio de lo real. Si la escuela que deseamos debe mantener su rol de transmisora
sistemática de la cultura a los “recién llegados”, los usuarios de las generaciones futuras, deben
disponer de todo el universo cultural, con la mayor riqueza posible.
En este sentido debemos recordar que todos los productos de la cultura operan como
transformaciones y humanizaciones del ámbito natural. El mundo es un mundo humano, un mundo
humanizado, hecho a nuestra imagen y semejanza. Los artefactos y los objetos forman también parte
de nuestra cultura, y acompañan y sostienen la vida de todo ser humano y de cada sociedad: su
conocimiento y su manejo aseguran la supervivencia y la calidad de vida. La cultura es un instrumento
de conocimiento y de dominio, y tiene múltiples expresiones. No es un producto homogéneo, sino
claramente heterogéneo: no es lo mismo un libro, un encendedor o una represa hidroeléctrica.
Es verdad que las escuelas fueron incorporando – desde sus inicios y especialmente a partir de
mediados del siglo XIX - las ciencias, pero no es menos cierto que, al calor de revolución en la
tecnología, las mismas ciencias sufrieron profundas transformaciones. En primer lugar, la ciencia
como factor cultural, dejó de ser una simple producción de ideas y de comprensión teórica de la
realidad, para convertirse en el más eficaz de los agentes de acción sobre la naturaleza, los medios de
producción, el reordenamiento de las sociedades y el desarrollo de los seres humanos. La ciencia y la
tecnología se alimentan mutuamente, se profesionalizan y dejan de ser una actividad complementaria
de la sociedad para convertirse en una actividad central con un incremento incesante de sus
cultivadores. Los recursos puestos en las actividades científicas y en el desarrollo tecnológico de
proyectos reflejan un crecimiento exponencial, aunque exhiban un valor ambiguo que requiere una
presencia activa y consciente de los destinatarios que son a su vez sus usuarios. (DARCY RIBEIRO, 1971:
120).
La sociedad en la que vivimos está invadida por objetos tecnológicos, nosotros estamos envueltos
por mediadores tecnológicos que intervienen en la forma de percibir, de organizar y procesar la
realidad. En nuestra vida diaria no damos un paso, no vivimos una hora, no tenemos un lugar en el que
no haya producciones tecnológicas que nos acompañan: nos alertan, nos resuelven problemas, nos
alivian, nos crean mejores entornos, nos otorgan seguridad. En términos cuantitativos, nuestra
realidad tiene un porcentaje infinitamente superior de objetos culturales tecnológicos que escritos y
producciones letradas, pero la escuela parece no haber tomado nota de eso y sigue ocupándose –
salvo honrosas excepciones - SÓLO de aquello de lo que se viene ocupando desde hace siglos.
Éste es también un compromiso de la escuela por – venir: hacernos cargos efectivamente de todos
estos saberes, en estructuras edilicias atravesadas por el avance de las ciencias. Tal vez entonces,
podamos discutir algunas paradojas que aun no podemos abordar: ¿qué es más importante: resolver
un ejercicio de álgebra, interpretar un poema, dar cuenta de un texto filosófico, acceder críticamente a
un documento histórico, leer un mapa, construir un mapa conceptual, armar una contra-
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argumentación, interpretar un cuadro, apreciar una melodía, recordar una clasificación de la biología,
o dar cuenta de la forma con que están construido un automóvil, un teléfono celular o un micro-ondas,
o cómo funciona el láser o cómo se utiliza una computadora? Tal vez no se trate de dar una respuesta,
porque la importancia de la cuestión no fuerza la exclusión sino la inclusión: deberíamos tener la
posibilidad de acceder a todo este universo. ¿Por qué las escuelas están tan vacías de realidad y de
productos tecnológicos, y demasiado llenas de textos y libros? ¿Por qué las aulas exhiben como
objetos autorizados y aconsejables los libros, las carpetas, los cuadernos, los procesadores de textos,
los pizarrones, pantallas…y muchos de los usuarios ocultan, entre sus cosas, los objetos tecnológicos
que pueblan sus vidas? Una escuela distinta debería procesar toda esta multiplicidad, rompiendo con
las imposibilidades de nuestros días y creando las condiciones para el abordaje de la mayor cantidad
de conocimientos y saberes, incluyendo el aluvional incremento de la tecnología en el mundo del
presente y del futuro.
Para el modelo sarmientino y para la escuela universal y obligatoria de finales del siglo XIX, la
educación escolarizada debía perseguir y lograr el desarrollo de dos fines complementarios: civilizar y
moralizar. El discutible concepto de “barbarie” – elaborado en el clima intelectual de la ilustración
europea – traducía el manifiesto desajuste de razas, clases y sujetos a las condiciones intelectuales y
laborales de los tiempos modernos (civilización) y el desajuste en término de moralidad,
disciplinamiento social y responsabilidad ciudadana. La escuela debía gestar una nueva sociedad,
sociedad que se beneficiaba con la educación, volviéndose productiva, segura, ordenada, confiable,
digna de los nuevos tiempos, porque creaba sujeto acordes a esa nueva estructura social, capaces de
generar riquezas, manejar el conocimiento necesario, mantenerse alfabetizados, crear las estructuras
familiares y fortalecer los lazos sociales.
Los nuevos tiempos piden competencias más específicas, en algunos casos, y más generales en
otras, porque el mundo es más complejo y porque el equilibrio individuo, sociedad y contexto no es el
mismo que en la modernidad. Cuando hablamos de competencias y del desarrollo de las competencias
no estamos hablando de materias, de dominios disciplinares, de campos del conocimientos
susceptibles de ser sistematizados, procesados, divididos, seleccionados, jerarquizados y secuenciados
en los diseños curriculares, sino de disposiciones, habilidades, conductas. Con las competencias, el
concepto de aprendizaje se amplia y se fortalece; no hay un contenido sino un cruce de saberes que se
incorporan al sujeto. Las competencias funcionan como caracteres permanentes de la persona, se
ponen en acto cuando nos enfrentamos con la realidad, muestran su efectiva apropiación cuando se
lleva a cabo una tarea o se afronta una situación problemática, se pueden generalizar y funcionan
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como instrumento polifuncional, y establecen vínculos directos, estables con el ámbito social y el
universo del trabajo.
He aquí algunas competencias que pueden dialogar con los postulados organizativos antepuestos,
pero que también se muestran como un terreno fecundo para el debate y la reformulación.
0
COMPETENCIA COMUNICATIVA, EN 0COMPETENCIA PARA MANEJARSE
1 EL USO DE LA LENGUA 8 CON AUTONOMÍA Y CREATIVIDAD
COMPETENCIA PARA EL
0 0
COMPETENCIA MATEMATICA CONOCIMIENTO DE LAS CIENCIAS
2 9 Y EL ACCESO A LAS TECNOLOGIAS
COMPETENCIA EN EL CONOCIMIENTO
0 1 Y EN LA INTERACCION CON EL
COMPETENCIA DIGITAL
3 10 MUNDO FISICO Y NATURAL
(ECOLOGIA)
COMPETENCIA PARA EL
0
COMPETENCIA PARA ORDENAR LA
AUTOAPRENDIZAJE, LA
7 ADQUISICIÓN DE SABERES Y LA
14 PROPIA VIDA SEGÚN VALORES Y
PAUTAS MORALES.
CAPACIDAD PARA TRANSMITIRLO
Para estas competencias no pueden aplicarse los criterios únicos y vigentes de la evaluación y
acreditación. Algunas de ellas seguramente podrán ser testeadas y certificadas por la escuela o la
educación formal; otras por un grupo de educadores que juzguen – desde diversas perspectivas – la
adquisición de las mismas; pero las restantes (seguramente la mayoría) serán acreditadas en la
realidad, en la vida, en la sociedad: de nada servirían las evaluaciones escolares, porque es el definitivo
juego de las demandas reales, el encargado de hacer las comprobaciones que definitivamente
importan.
¿Cómo será la escuela que nos aguarda? Una escuela que no sustituye lo que hacía por lo que
viene, sino que integra todo este nuevo universo con aquello de lo que siempre se ha sabido
alimentar, tratando de ocuparse más de la vida misma. No podemos sino atrevernos a pensar que la
superficie de la educación y los muros de las escuelas se han vuelto porosos, con ciertas fisuras que
invitan a la transgresión y a la superación. Es necesario – como dice PAULA SIBILIA (2005) – “abrir
grietas en la seguridad de lo pensado y atreverse a imaginar nuevas preguntas. La verdad, al fin y al
cabo, no es mas que una especie de error que tiene a su favor el hecho de no poder ser refutada”.
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El discurso sobre la educación goza aun de buena salud. Pero los discursos sobre la escuela tienen
modulaciones contradictorias y disonantes. Es necesario crear las condiciones para fortalecer los
discursos educativos en torno a la factibilidad de las escuelas, de nuevas escuelas. Para ello es
necesario postergar las voces que provienen de los organismos encargados en sostener y promover las
actuales prácticas educativas escolarizadas. Son una prolongación parasitaria de la modernidad y tiene
como único propósito mantener en pie las estructuras vigentes: los sistemas educativos. Es mucho y es
determinante lo que el Estado ha hecho por la educación escolar, a partir del momento en que
descubrió su potencialidad. No podemos dejar de reiterar que el estado encuentra en la educación no
sólo una promoción de los sujetos, sino su propia promoción y crecimiento, a través de trabajadores,
ciudadanos, soldados, padres de familia, hombres y mujeres responsables, disciplinados y civilizados.
No se puede negar, sin embargo, la creación y el sostenimiento de las escuelas públicas, especialmente
para los sectores geográficos o sociales para quienes la educación no es una necesidad sino un
trabajoso descubrimiento. Si bien hay un esfuerzo valioso en bien de cada uno de los usuarios de la
escuela, también hay un propósito egoísta: la educación fue y es un instrumento de control, un
aparato ideológico del estado (de diversas orientaciones ideológicas y para cumplir funciones muy
disímiles), que fue siempre consciente del poder de la educación. Son, además, los discursos explícitos
de la escuela moderna y de los responsables de los sistemas educativos.
Pero el estado es el primer interesado en mantener la actual estructura porque es la que garantiza
la continuidad del sistema. Y es difícil producir transformaciones a partir de su iniciativa, porque quien
sostiene con sus recursos el funcionamiento de la educación formal, necesita mantener un sistema
que controle un tipo de educación y de escuela que favorezca el control. Los organismos nacionales e
internacionales no hacen más que legitimar lo que existe, sin posibilidad de imaginar una situación
alternativa. Las numerosas reformas operadas en todo el mundo sólo se han limitado a efectuar
ajustes coyunturales a las fallas estructurales. Con el paso del tiempo, las grietas volvieron a los muros
y se hizo necesario inventar nuevos arreglos. Se trata de fortalecer a las instituciones y a los
interesados en imaginar situaciones nuevas, con capacidad de articular relatos y matrices, formatos y
contenidos. La educación del presente y del futuro debe ser una responsabilidad también de las
entidades y organizaciones del cuerpo social, directamente protagonistas y beneficiarias en su
definición. Las escuelas necesarias deben ser pensadas desde todas las perspectivas y deben ser
testeadas por todos los usuarios potenciales. Si en el pasado las escuelas estuvieron en manos de las
instituciones asociadas al control ideológico y al poder, en la actualidad deberían depositarse –
especialmente - en quienes deben ser sus beneficiarios, para alentar diversas formas de creatividad. Se
trata de una relación de justicia, de un resultado propio de la evolución de la humanidad, que sabe
otorgar a todos la posibilidad de disponer de su propia formación, de la educación necesaria. Si la
modernidad recuperó para las instituciones, especialmente para el estado, el control de la educación a
través de las escuelas, ¿por qué no pensar en un nuevo tipo de organización y control que se haga
cargo y potencie el derecho humano irrenunciable como es la educación, en manos de otro esquema
institucional, ajeno a los modelos actualmente vigentes?
No desplazamos al Estado, sino que le reconocemos sus límites. Otorgarle valor es también acotar
sus posibilidades. El Estado ha sido de manera creciente un estratégico proveedor y garante de la
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educación de todos, pero al Estado le cuesta crear, poner en movimiento la novedad. Le resulta más
cómodo y seguro comprar los productos terminados. Históricamente lo ha hecho y lo sigue haciendo.
No es el Estado de la primera modernidad el que descubrió el valor de la educación: lo descubre
tardíamente. Se apropió de la escuela después de 150 años de buen funcionamiento, sin participar de
los trabajosos esfuerzos para constituir la escuela moderna. Es verdad que ya en el siglo XVIII Prusia
experimentó la necesidad de crear los “seminarios para maestros” o las “escuelas normales”, pero
desde mediados del siglo XVI, jesuitas, escolapios y lasallanos habían organizado el funcionamiento de
tales seminarios, imitando el modelo propuesto por el Concilio de Trento para la preparación de los
Ministros, y Comenio había definido en el siglo XVII las condiciones de una escuela que debía funcionar
como una verdadero “taller de hombres”. El Estado llega después, aunque – cuando lo hace –
produzca un impacto social mucho más significativo y relevante.
La propuesta que recorre estas páginas parece una invitación constante a la ruptura, al quiebre, al
estallido: de la escuela, del espacio, del tiempo, de los saberes, de los roles. Se trata de eso, del
estallido de la razón moderna que supo cobijar la victoriosa oficina de la educación, la máquina de
educar, la escuela. Pero este estallido no tiene la carga de una bomba destructiva, sino la fuerza
constitutiva de una explosión original y creativa, el impulso de una nueva matriz. No se trata de
renunciar al pensamiento, de matar la razón, sino de crear las nuevas condiciones para pensar y
ejercer un nuevo tipo de razón (no necesariamente instrumental, disciplinadora, vigilante,
homogeneizadora, selectiva, ordenada y excluyente). Sólo desde otra perspectiva en el uso del
pensamiento y de la razón puede imaginarse la educación formal del futuro: plural, abierta a múltiples
miradas y perspectivas, que rompa con las divisiones disciplinarias y habilite el cruce permanente de
los saberes, sin miedo a la borrosidad, a la incertidumbre y a la complejidad del pensamiento. Desde
allí es posible crear y entender, imaginar y construir, para encontrar otro tipo de orden, que no tenga
los parámetros del que conocemos y que nos vende seguridad.
Aunque puede parece un atrevimiento desplazar el protagonismo del estado en materia educativa
y privilegiar la presencia de la sociedad que asume los riesgos en los esfuerzos creativos e innovadores,
no hacemos sino regresar a los orígenes de nuestra escolaridad obligatoria, en el siglo XIX. Cuando
Sarmiento – luego de su experiencia en Chile y de sus documentados viajes por Europa y EEUU para
estudiar la puesta en marcha de los sistemas educativos y las Escuelas Normales – demanda la
construcción de un sistema integral de educación, potencia la intervención de la sociedad no sólo en
campo de las ideas sino también de los recursos para lograr que el gobierno sea el que – vistas las
bondades del nuevo instrumento civilizador – asuma finalmente todas las responsabilidades que le
corresponden. Se remite a la experiencia exitosa del Estado de Massachusetts, cuyo modelo pretende
imitar y trasplantar, incluida la presencia de las instituciones sociales que deben asumir la
responsabilidad de la educación anticipando o acompañando el esfuerzo del gobierno del Estado.122
122
“Las Escuelas Normales – informa SARMIENTO (1866: 35) - tuvieron su origen en Prusia. Mr. Cousin las
visitó, y aconsejó su introducción en Francia. Charles Brood, de Medford, se encontró con un enviado prusiano
en sus viajes, y enamorándose del sistema, le preparó el camino en Massachusetts. (…) De este modo, Brood
y Cousin se encontraban sin saberlo en la prosecución de la misma obra con Horacio Mann, en los mismos
caminos. (…) Dio su primera lectura en 1835 en su pueblo nativo, tomando por tema esta proposición: "como es
el maestro, así es la Escuela”. Se decidió en seguida por convocar convenciones para recomendar el asunto.
Tuvo lugar la primera en el condado de Plymouth, y tan bien comprendidas fueron sus ventajas, que un Mr.
Brook ofreció desde luego mil pesos para establecer una Escuela Normal. El Instituto Americano de Instrucción
hizo suya la demanda, y tomó la siguiente resolución: "Que se nombre una Comisión a fin de recabar fondos
de la Legislatura, y solicitar donaciones particulares para la compra de terreno y construcción de edificios,
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Por supuesto que no deberíamos ser ingenuos y saber que en algunos sectores más desprotegidos,
tanto el estado como diversas organizaciones deberían poner todo el empeño y la mayor cantidad de
recursos para crear las mejores condiciones para la educación formal. No se trata de crear una escuela
en una comunidad geográfica o socialmente marginal, se trata de imaginar – con el aporte de los
beneficiarios directos, que no pueden renunciar a ser protagonistas - qué forma de escolaridad es la
que se necesita para cada lugar. No pensamos en creaciones académicas, sino en gestiones culturales
que saben potenciar las fortalezas de cada comunidad, pero que son conscientes de sus límites,
carencias, debilidades. Estructuras creadas a la medida de los consumidores y con capacidad de
adaptarse a los cambios. El trabajo de los educadores comienza ser muchísimo más comprometido,
porque son ellos los co-responsables del producto, porque la escuela es lo que construyen, trabajando
de manera innovadora las categorías que antepusimos.
Mas allá de nuestras limitadas formulaciones, es mucho lo que queda por hacer y construir, hay un
largo caminar del que forman parte quienes siguen batallando en el interior de las escuelas y quienes
luchan – en el campo de la creatividad y de las ideas - por imaginar un presente mejor y un futuro
salvador.
“Para el que sueña, la escuela soñada devela un futuro al mismo tiempo que ella provee una
llave para el presente. El soñador eleva la visión hacia una escuela por venir, de una escuela
cambiada, en espera de la cual la escuela de hoy debe adaptarse, ocupada por parecerse a
esa imagen representada, una imagen de ella a la cual deberá llegar. La verdad de la escuela
es un progreso de la escuela. Este sueño convierte al soñador en un sabio. La imagen soñada
de la escuela es conocimiento, conocimiento innovador, llave que explica. Se concibe el
conocimiento precisamente como sueño, como sueño que borra las diferencias entre todas las
escuelas. Al mismo tiempo ese sueño, lo sabemos también, sin tregua hace sucumbir a su
soñador en encuentros alucinadores, que lo hacen elegir fragmentos de escuelas reales e
imponiéndoles un esfuerzo mimético para que aquí se deje reconocer la verdad del sueño tal
como inminencia de su realización.”. (La escuela de Jules Ferry) 123
con el objeto de poner en ejercicio un seminario, para preparar jóvenes maestros, a la mas importante
misión de la humanidad en la tierra."
123
Cfr. DOUAILLER Stèphane (con adaptaciones)
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El nuevo RELATO SOBRE EDUCACIÓN quiere marcar lo que vemos como problemático y anunciar el
mundo necesario. Tenemos que entrever lo que se necesita y lo que se viene. El sistema educativo
escolar logró ser un dispositivo efectivo en la lucha contra la pobreza, el Nuevo Mundo Educativo
emerge para hacer tomar conciencia del problema de la desigualdad. Ante la desigualdad la educación
debe dar otra respuesta: el NUEVO MUNDO EDUCATIVO ofrece un nuevo marco interpretativo. La
desigualdad no tiene que ver sólo con ingresos y salarios, sino con el posicionamiento en la sociedad,
con oportunidades reales que se tiene o que puede llegar a tener. ¿Y por qué apuntamos a la
educación si la desigualdad depende de muchos otros factores? Porque la educación – la que
queremos poner en marcha – apunta a la fuerza de la originalidad y de la creatividad. Lo que está
caracterizando la posmodernidad naciente ya no es el trabajo, sino una concepción mucho más
completa, la creatividad de la existencia: hacer de la vida una obra de arte. Las nuevas generaciones ya
no se reconocen en el trabajo y acentúan la dimensión creadora del mundo.
UN NUEVO MUNDO, UNA NUEVA SOCIEDAD. Es necesario pensar y proponer la búsqueda común
de los proyectos propios, personales, los propios itinerarios, los propios recorridos, con crecientes
formatos de libertad. Esa es la forma de hacer que todos puedan luchar por lograr la inclusión y el
reconocimiento, y que todos logren un ascenso que les permita no ser iguales, pero verse próximos
(prójimos) entre sí. Hoy las muestras de desigualdad exhibe el abismo. Hay sectores sociales que han
perdido todo, pero sobre todo han perdido los dones más humanizantes: la palabra, la comunicación,
los vínculos, la posibilidad de convivir. Por eso mismo la labor educativa debe ser innovadora y de alto
impacto.
LA CANTIDAD DE EDUCACIÓN QUE QUEDA FUERA DE LA ESCUELA constituye un factor cada vez
mas importante en la producción y en el crecimiento de la DESIGUALDAD. Hoy en la escuela atiende el
25 % de la educación. Es decir que hay un 75% que requiere otra educación que no lo puede brindar la
escuela y que depende del ámbito, del contexto en que cada uno vive y se desarrolla. Una parte
fundamental de la vida no está alcanzada por la escuela y lo que la escuela – funcionando bien – pueda
hacer siempre es limitado. Hay una vida pública ocupada de la ciudadanía, la vida laboral, la vida social
(ciudadano, trabajador, consumidor, usuario) y un porcentaje importante de vida privada. La escuela
no se ocupa de toda la vida pública y casi no se hace cargo de la vida privada, lugar en el que se juegan
las mayores desigualdades. Que todos los alumnos sean iguales en la escuela (si lo fueran) no resuelve
el problema, porque al salir de ella, los alumnos siguen siendo notoriamente desiguales.
HABLAMOS DE OTRA ESCUELA, de una escuela que cruce la vida de todos y toda la vida, que se
haga cargo de todos los conocimientos con todos los alumnos (el ideal de COMENIO en los orígenes de
la escuela en el siglo XVII), pero que lo haga con otro formato de escuela. Detrás de la aparente
igualdad del ciudadano, se oculta la desigualdad de la vida privada, de las vidas individuales, vidas que
no admiten regulaciones, y tienen que desarrollarse con el capital propio de cada entorno privado
(familia, cultura, recursos, tradición). El resultado es evidente: la desigualdad en el ámbito de lo
privado se proyecta en lo público. Muchos de los saberes que marcan esas diferencias nunca
ingresaron a la escuela. Así por ejemplo, la BIOEDUCACIÓN: manejo del tiempo, expectativas, cultivo y
cuidado de la salud y del cuerpo, salud psíquica, construcciones de relaciones saludable, formación de
una familia, manejo de los recursos económico, acceso y posesión de objetos y artefactos, cultura del
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trabajo y del esfuerzo, capital cultural, lenguaje, definición de un proyecto de vida que le pone futuro a
la propia existencia, conocimiento del mundo.
ESA ES LA ESCUELA NECESARIA, la que sepa cruzar el espacio público con el privado, que introduzca
otros saberes y los procese confiando no tanto en la homogeneidad sino en la diversidad entendida
como el respeto a las diversas trayectoria de los sujetos. Una escuela en donde todo pueda ser objeto
de abordaje y de aprendizajes, porque hay educadores con capacidad para poder abordar cada uno de
los saberes, en la medida en que los mismos se van presentando. De esta manera, la escuela
contribuye a poner en cuestión las desigualdades, a tener una actitud crítica frente a las mismas, a
buscar la manera de recuperar un nivel de dignidad que permite que las diferencias no estén
atravesadas por un abismo. La escolaridad necesita reconocerse parte o eslabón de un mundo
educativo más complejo y de un ecosistema de aprendizaje más amplio. UNA ESCUELA ANCLADA EN
LA NOVEDAD, EN LA RUPTURA, EN LA CREATIVIDAD. Es una escuela que atrae y que no necesita de la
obligatoriedad porque sus usuarios se sienten cómodos en ella. No hace falta vigilar y forzar para hacer
lo que voluntariamente se elige. Pero no es una escuela basada sólo en el entretenimiento, aunque el
entretenimiento forme parte de la escuela.
(01) Se ocupa de otros contenidos y respeta los contenidos que ya tiene asignado – según diseño
curricular – la escuela vigente. Estos otros contenidos forman parte de un diseño curricular
absolutamente abierto, que solamente traza grandes líneas y que pone en la escuela, en los
grupos, en los docentes, en las instituciones, en los mismos alumnos el desarrollo de diseño. El
diseño se cierra en la realidad con la amplitud y la profundidad que en cada caso, tema o problema
pueda aparecer.
(02) No se trata de obedecer a un diseño prescripto y pre-definido, sino de dar cuenta (relato) de
lo que efectivamente se hace en el desarrollo de temas y problemas. No es un simulacro que
oculta lo que hace para decir lo que debería hacerse, para mostrar, registrar lo que efectivamente
se logra, se quiere hacer.
(03) Otros docentes, con formación previa, o preparados para algunas de las funciones que
pueden desempeñarse en la escuela. Con titulaciones o con saberes que deban ser compartidos.
Repensar la formación docente para que disponga de saberes, pero sobre todo tenga la necesaria
versatilidad para poder afrontar los problemas y crear alternativas absolutamente innovadoras,
alternativas que rompen con los moldes y admiten que sean los mismos alumnos que generen sus
propuestas.
(04) Hay que saber morir (o matar) al docente que prescribe e impone un ritual que todos
suponen conocidos, frente a usuarios que ya saben qué es lo que van a elegir y a consumir,
porque siempre que se enseña lengua, matemática, historia. Inglés o química, los docentes
parecen moldeados para operar de determinada manera, y a los alumnos no les cabe ninguna
posibilidad de efectuar propuesta para cambiarlo. En la escuela vigente en la que las actividades,
obligaciones, temas y desarrollos forman parte de la agenda del docente (es quien planifica,
ordena, establece, pone en acto, enseña, exige, promueve). Un docente que planifica
rigurosamente todo (y que tiene el aval de sus directivos, que hacen el control) no siempre
enseña y – lo que es más importante – no se asegura que todos aprendan. Pero además este
esquema, produce la pasividad de alumnos: a diferencia de lo que hace en otros entornos (fiesta,
salidas, medios digitales) sabe que no tiene poder de iniciativa, que no puede cambiar las reglas y
que se debe limitar a aceptar pasivamente lo que le entregan.
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(05) Aquí hay una comunidad de aprendizaje que marca y construye su propia agenda, que puede
ser común para todos o para ciertos grupos o de cada alumno. Porque puede haber itinerarios
comunes, otros que admiten diversos grupos de trabajos y otros que admitan recorridos
individuales. Y el docente es que sabiendo lo que puede hacerse, darse, enseñarse, conocerse
(CURADOR) se limita a ser quien ofrezca, exhiba, de a conocer, proponga y admitan respuestas
plurales. Por estas razones los tiempos, los espacios, la asistencia y la presencialidad deben
modificarse, un proceso de desanclaje de las estructuras modernas, aquellas que le dieron
identidad y solidez a la escuela (no solamente a ella)
(06) Mientras la escuela de siempre mantiene continuidades y se alimenta del legado histórico del
sistema (aunque no siempre sea el lugar de la enseñanza, la didáctica y el aprendizaje), esta
escuela obedece a un modelo disruptivo, que sabe desarmar, romper, procesar otras alternativas
inimaginable. Porque para que sea posible es necesario que haya creatividad e imaginación, y al
mismo una profesionalidad alimentada por la libertad y la confianza.
(07) Hay una redefinición de los roles de conducción y de gestión institucional. No dirigen un
ejército que marchan hacia un objetivo de combate, no son Directores Técnicos de un equipo y en
un partido en el que deben jugar todos, sino que coordinan funciones, motivaciones, tiempos,
espacios, decisiones diversas. El que dirige, coordina, orienta, evalúa situaciones problemáticas,
resuelve situaciones imprevistas, vela por la seguridad de todos, pero tiene mente amplia, criterio
formado, flexibilidad, responsabilidad para hacer lugar a todas las iniciativas.
(08) Esta escuela funciona con una racionalidad esférica, porque no tiene la frontalidad
bidireccional de la escuela tradicional: el maestro que enseña junto al pizarrón y los alumnos
sentados en sus bancos. Aquí la educación es tridimensional, se extiende hacia todos lados,
abarca muchos espacios, tiene múltiples soportes, pide la movilidad de los alumnos y la movilidad
permanente de los docentes. Y sobre todo, no puede ser manejada ni controlada con un solo
golpe de vista, porque eso propio de una educación bidimensional.
(09) Mientras la escuela de siempre sigue funcionando, la post escuela debería producir tal
impacto que logre despertar a los docentes de la OTRA escuela, hacer demandantes a los usuarios
que no soportan ya que se mantengan los formatos tradicionales del conocimiento, no aguantan
las explicaciones de sus docentes, ni soportan la estructura de la escuela. Se produce un cambio
no por transformación del sistema, sino por la puesta en marcha de un nuevo formato. Nadie le
impone a los adolescentes formas de diversión, pero una forma, lugar o referencia de diversión se
torna obsoleto, cuando aparece alguien, algo, algún lugar o práctica que suplanta lo anterior
provocando la adhesión de todos. Algo que sucede también en el mercado y entre los
consumidores. Esta nueva escuela debe pensarse como cuñas innovadoras que conquistan a los
usuarios, a las familias y a la sociedad… y que finalmente logran convencer al sistema.
(10) El ser docente en este esquema pasa por otro circuito. Probablemente se necesiten
profesionales con una sólida formación educativa que oficien de tutores, acompañantes o guías
de los estudiantes o de los grupos. Para ellos hay que repensar absolutamente la formación,
porque responde específicamente a la concepción de docente que tenemos o esperamos, y aquí
hay otra presencia. Solo un docente con otra formación puede procesar estos procesos
innovadores.
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(11) Habrá otros docentes (o el nombre que quiera darse) que se encargan de saberes y
conocimientos que deben ser enseñado, mostrados, experimentados, recorridos… y que surgen
de especialidades profesionales, tecnológicas, técnicas, artísticas, sanitarias, deportivas, o
laborales que entran en contacto como un nuevo universo educativo: son ellos los que lo hacen
esférico al universo. No lo puede convertir en tal los funcionarios, los académicos, los
supervisores, los directores, los administrativos o los docentes. Pero quienes viven el mundo real
y saben que la educación debe ocuparse de preparar para vivir ya y en el futuro el mundo real, sí
pueden lograrlo.2 Estos docentes son responsables de las nuevas mediaciones y son expertos en
aquellos instrumentos de acceso a la información y al conocimiento (mediadores) que son los
actualmente rigen nuestra vida. Por eso mismo tiempo y espacio deben estallar y encontrar otros
formatos: porque estos docentes no están necesariamente en el espacio escolar, sino en la
ciudad, en el entorno, en sus talleres, en la producción, en el teatro, etc. 124
(12) Se imponen múltiples formas de agrupar a los alumnos, ya que el agrupamiento por edad
responde a un proceso de normalización y homogeneización que permiten ordenar – de algún
modo – la diversidad. No siempre los que comparten la misma edad comparten algo más que la
edad. La forma de asociar a los que se educan juntos puede ser variado. Puede haber un grupo de
pertenencia, pero luego libertad para cruzarse con otros estudiantes o grupos por los intereses o
los docentes que frecuentan. Si uno piensa en la poli-alfabetización y en todos los lenguajes, las
posibilidades de combinación es infinita. Muchos docentes, muchos espacios, tiempos diversos,
estructuras y agrupamiento muy variados.
(13) Es una forma de salir a buscar al que no entiende, no quiere, abandona o rechaza la escuela
tradicional. El que no pasa por la escuela (pasaje) o el que pasa pero no logra ningún
aprovechamiento puede ser catalogado de ignorante, pero también es alguien que no dispone de
algunas competencias escolares que necesita para su presente o futuro laboral, y – sobre todo –
es alguien que no maneja su tiempo, no sabe qué hacer de su vida (aburrido, adicto). Los ni-ni no
son solamente los que no estudian ni trabajan (de diversas clases sociales, por cierto), sino
también el que SE abandona, el abandonado por los otros, el que se siente abandonado, aquel
que no tiene tutela, responsabilidad, cuidado por parte de nadie. Está solo, huérfano de presente
y de futuro. La idea es que otro formato de escuelas pueda ir recuperando a los “abandonados”, a
los “huérfano”, a los “no incluidos” para que en este nuevo formato vayan descubriendo la
posibilidad de pasarse también a la escuela tradicional formadora de las competencias básicas.125
La educación se vuelve plurisegmentaria según la edad u otro criterio: no todos trabajan lo
mismo, pero todos acceden a todo en algún momento…
124
Ver el concepto: 1000 OBJETOS QUE UN HOMBRE DE HOY DEBE MANIPULAR Y Revisar algunas valiosas
experiencias en este sentido del Dr. Ingeniero Aníbal Cofone en UBA y en ITBA para formar en la creatividad a los
INGENIEROS INDUSTRIALES.
http://www.fio.unam.edu.ar/Eventos/jeiinea/curriculum/CV_Cofone.pdf
125
Quienes hablan de buenas experiencias en las escuelas técnicas, señalan que fue su inquietud e interés en el
taller (espacio) y fuera del taller (ruptura del espacio) en los horarios establecidos y en otros, lo que les hizo
descubrir primero el valor de las materias teóricas (análisis, física, química, sistemas de representación,
programas), y demandar mas a sus profesores. La puerta de entrada a la escuela puede ser variada: la tradicional
o la alternativa. Lo importante no es por dónde se entra, sino como se permanece y se sale de ella. Muchos de
los que ingresan por la puerta oficial y permanecen los años establecidos, salen sin ningún aprendizajes, porque
es solamente un pasaje formal que los deja ignorantes, sin competencia y sin manejo del tiempo (aburridos)
DOCTORADO EN EDUCACIÓN. UNR. ROSARIO. 2015 234
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(14) Entre las dos escuelas no debe haber indicadores que habiliten alguna comparación. Se trata
de dos aportes diferentes, que se ocupan competencias y educación diferentes. Forman parte del
mismo ECO SISTEMA EDUCATIVO, pero no se superponen, ni se anulan mutuamente. No se
oponen, se complementan.
(15) La escuela entra en otra dimensión del tiempo, que se maneja pero que no se sujeta, porque
las actividades y las acciones forman parte del concepto de flujo propio de la economía. Hay
diversos lenguajes y categorías, orgánicos y no-orgánicos, interacciones variadas y cruces
interdisciplinario de saberes. Aunque en los aprendizajes puede haber secuencias, no es necesario
que este pre-establecido. En esta escuela 02.00 hay nuevos jugadores porque es innovador el
partido. Implica, por tanto, un cambio de las relaciones, en torno a nuevas competencias
escolares, educativas y laborales. Lo que vale es esa incesante capacidad de moverse, de buscar,
de definir.
(16) Hay un tipo de relación que reformula autonomía, responsabilidad y cuidado. Hay una
distancia prudente (frente a una escuela que tiene una presencia vigilante sobre sus usuarios),
una distancia de rescate, la distancia que necesitamos para intervenir si es necesario. El tipo de
escuela y de relaciones permitirían afrontar la complejidad de las relaciones y de la presencia en
la sociedad en la que vivimos (complejidad y conflictos), para saber cómo intervenir, qué hacer, y
superar esa natural fragilidad de las nuevas generaciones. ¿Cómo relacionarse con los demás, con
las cosas, con los recursos? ¿Qué grado de apego y de pertenencia tengo y necesito para no
entrar en crisis o conflicto?
(17) Es una escuela en la que todos puede hacer todo lo que quieran, con el único límite de la
ética negativa. Frente a la ambivalencia de todo lo que tenemos y manejamos (y que tiene la
habilidad de exhibir lo positivo y ocultar lo nocivo) es necesario procesar los criterios del obrar,
del hacer (ethos): ¿qué es lo que NO estoy dispuesto a hacer o aceptar? Un criterio que debe
crecer en el contexto de los aprendizajes, como una competencia más. En un mundo esférico y
líquido en donde es posible perderse y naufragar, es oportuno aprender a navegar con el propio
barco, pero con navegantes expertos que nos dejen el timón pero que estén – preventivamente –
a una prudente distancia.
(19) Es un buen puente para articular los niveles, porque esta ESCUELA 02.00 permite una
orientación vocacional y una articulación con el trabajo y los estudios superiores mucho más
realista, directa y productiva, al ofrecer una gama más amplia de acceso a la cultural, el
conocimiento y la educación.
(20) Por supuesto que quedan muchos interrogantes por resolver: ¿evaluación? ¿acreditaciones?
¿promociones? ¿regulaciones laborales? ¿responsabilidades? Pero no debemos observarlo desde
DOCTORADO EN EDUCACIÓN. UNR. ROSARIO. 2015 235
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el sistema que tenemos, desde la experiencia que tenemos, sino desde la innovación propuesta.
Puede ser que la verdadera evaluación y acreditación estén en el ingreso a la sociedad, al trabajo
o a la universidad. Y si no, todo puede ser imaginado, creado, formulado, respetando siempre el
espíritu de este nuevo modelo.
LA ESCUELA QUE PRETENDEMOS PERTENECE AL MUNDO DE LA VIDA y la vida es un continuum que
no reconoce cortes y que va incorporando vida todo el tiempo: producir y disfrutar, trabajar y
divertirse, ocuparte y entretenerse, desarrollar el temas más serio y tener sentido del humor,
planificar y crear espontáneamente, responder a un orden e improvisar, hablar de cuestiones públicas
y asociarlas con las privadas, tener relaciones con todos y lograr la amistad de algunos, pensar en la
sociedad y atender a la familia, saber enseñar pero al mismo tiempo aprender, usa la razón pero la
asocia con el sentimiento y la pasión. ESTA ESCUELA DEBE ALIMENTAR EL GOCE, EL DESEO, EL BIEN-
ESTAR, el bien-vivir del que enseña y del aprende, del que gestiona y del que acompaña. Porque todos
en la escuela se educan y educan, y todos los hacen con una vida sin cortes, sin hiatos o
interrupciones, en una interacción constante y desde roles y edades distintas. Es una escuela que se
apropia del tiempo de manera personal, porque el tiempo es la mayor riqueza y en esta escuela el
tiempo es autopraxis, es un proyecto personal. El uso del tiempo es una de las marcas de desigualdad:
tener tiempo y saber qué hacer con el tiempo. Los que en el reparto se han quedado sin nada son los
que no tienen tiempo, no tienen presente, no recuerdan el pasado, no proyectan ni esperan futuro y
se dedican a ver pasar el tiempo que los traga como Saturno: adicciones, consumos, diversiones,
anulación de los horario, ocio continuo.
Lento pero viene. Hay una emergencia latente de UNA NUEVA ESCUELA, de una nueva concepción
de EDUCACION, de nuevos EDUCADORES y de nuestros SUJETOS DE LA EDUCACION. Todo está allí a la
espera del nacimiento. Ya vemos algunos signos, pero no debemos pensar que los primeros pasos son
ya la utopía realizada. Como en los orígenes de la escuela moderna, el camino se define a través de los
cambios y las transformaciones que puedan generar una nueva realidad.
DOCTORADO EN EDUCACIÓN. UNR. ROSARIO. 2015 236
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El Nuevo Mundo Educativo emerge para hacer tomar conciencia del problema de la desigualdad. Ante
la desigualdad la educación debe dar otra respuesta, ofrecer un nuevo marco interpretativo. La
desigualdad no tiene que ver sólo con ingresos y salarios, sino con el posicionamiento en la sociedad,
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con oportunidades reales que se tiene o que puede llegar a tener. ¿Y por qué apuntamos a la
educación si la desigualdad depende de muchos otros factores? Porque la educación – la que
queremos poner en marcha – apunta a la fuerza de la originalidad y de la creatividad.
Como ORGANIZACIÓN, LUGAR DE PENSAMIENTO, ÁMBITO DE DEBATES, de diseños y de producción
tiene algunos principios de referencia:
VECTOR 2 VECTOR 3
PEDAGOGIA DE LA COMUNICACION PEDAGOGIA DEL ENTRETENIMIENTO
VECTOR 1 VECTOR 4
PEDAGOGIA DEL DISEÑO PEDAGOGIA DE LA INVESTIGACIÓN
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126
USAMOS LA PALABRA VECTOR – VECTOR = entendidos como (1) forma de almacenar energía para utilizarla
después, (2) programa o proceso que apunta a una dirección, (3) el medio biológico que sirve para la transmisión
de algo (por ejemplo virus o plaga), (4) magnitud física orientada hacia una dirección. Otras denominaciones:
ESTACIONES del año o EJES o VERTICES de un poliedro que permite la interacción de sus caras.
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(04) Pedagogía que funciona con la lógica en COMPLEMENTACIÓN CON LA INDUSTRIA CULTURAL
y una Industria Editorial al servicio de proyectos institucionales.
(05) Especialistas en CREAR LAS ARTICULACIONES, EN ENCONTRAR LOS ESPACIOS, los tiempos,
los responsables y las metodologías para la trasmisión del conocimiento.
(06) Encuentro de la PEDAGOGÍA, LOS SABERES, LA DIDÁCTICA Y LA TECNOLOGÍA SOPORTE.
(07) Planifican los RECURSOS TECNOLÓGICOS Y ASESORAN A LOS DOCENTES para abordar el
trabajo con los grupos y con los contenidos.
(08) Constituyen equipos (colectivo) que van construyendo LA COHERENCIA Y LA
SISTEMATIZACIÓN PROGRESIVA DE LOS SABERES.
(09) Son los que SIEMPRE PIENSAN Y PLANIFICAN VÍAS ALTERNATIVAS Y LAS OPCIONES para
atender a las necesidades de todos los educandos.
(10) Incorpora al mundo de la didáctica LAS HERRAMIENTAS DE COMUNICACIÓN, DISEÑO Y
PUBLICIDAD: “PUBLI-DAGOGÍA”.
(11) Es la instancia educativa DEL DESAFÍO, DE LA CREATIVIDAD, DE LA LIBERTAD, DE LA
INVENTIVA, de la nueva educación.
(12) Este vector se integra con DOCENTES, PSICOPEDAGOGOS, GUIONISTAS, PRODUCTORES DE
CONTENIDOS, EXPERTOS EN TECNOLOGÍAS DE LA COMUNICACIÓN, DISEÑADORES,
CURADORES DE CONTENIDOS, EDITORES, EXPERTOS EN COMUNICACIÓN.
(13) Son los que gestionan el “contenido” de la institución, los que ponen la ingeniería al proceso
definido por la heterogeneidad de sujetos, grupos, interés, contenidos y requerimientos
curriculares.
(14) PARTICIPAN DE UNA GESTIÓN INSTITUCIONAL que se construye desde diversos lugares en
una tarea co-responsable y de definición permanente. Y deben estar debidamente
conectados virtualmente o de manera presencial con todos ellos, y con la realidad, y con la
información disponible, y con el conocimiento.
(15) TRABAJAN SIEMPRE EN LABORATORIOS CREATIVOS Y EQUIPADOS, dentro de las
instituciones o centros, o bien pueden asociarse estratégicamente varias instituciones o
centros próximos.
Son docentes expertos en definir institucionalmente los contenidos para cada grupo y en cada
etapa (currículum en diseño permanente), en encontrar las articulaciones, en encontrar los espacios,
los tiempos, los responsables y las metodologías para su exposición. Son los que planifican los
recursos tecnológicos en todos sus sentidos y los que asesoran a los docentes para abordar el trabajo
con los grupos y con los contenidos. Son los docentes experimentados que van construyendo la
coherencia y la sistematización progresiva de los saberes. Son además los que siempre piensan y
planifican vías alternativas y las opciones para atender a las necesidades de todos los educandos.
Esta pedagogía funciona con la lógica en complementación con la Industria Cultural, pero
desplazando claramente la industria editorial que condiciona las transformaciones. La Pedagogía se
hace Diseño o Publi-dagogía. Los docentes ocupados de esta función son quienes saben qué
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contenidos proponer en cada contexto y como deben ser presentado para cada destinatario. Es la
instancia educativa del desafío, de la creatividad, de la libertad, de la inventiva. Y esos docentes
necesitan de guionistas, productores de contenidos, diseñadores, curadores de contenidos,
pedagogos, didactas, expertos en comunicación. Ellos piensan sus destinatarios, en los sujetos, en los
grupos, en los contextos.
No son los que gestionan la institución, pero son los que gestionan el trabajo de la institución,
porque ellos son los que le ponen la ingeniería al proceso definido por la heterogeneidad de sujetos,
grupos, interés, contenidos y requerimientos curriculares. Esto implica una gestión institucional que
se construye desde diversos lugares en una tarea co-responsable y de definición permanente. Y
deben estar debidamente conectados virtualmente o de manera presencial con todos ellos, y con la
realidad, y con la información disponible, y con el conocimiento. Son los docentes inquietos que no
puede dejar de aprender, de conocer, de saber, de compartir todo ese esfuerzo.
(01) Este vector es el centro de Trasmisión de Conocimientos que han sido diseñados previamente
para la comunicación, en diálogo permanente con los docentes responsable del vector (no son
meros ejecutores, sino activos interlocutores)
(02) Es el ámbito donde lo Pedagógico se hace Comunicación y seducción. En la SEDUCCIÓN ESTÁ
EL PODER DEL VECTOR. El rol esencial es la capacidad de comunicar, de presentar, de
transmitir el conocimiento.
(03) Tiene la dimensión del espacio y la cantidad: tiende a la homogeneidad, porque en el proceso
de comunicación es posible el trabajo con los diversos grupos.
(04) El docente responsable no es sólo el que sabe y domina una disciplina o área del conocimiento,
sino el que SABE COMUNICARLA.
(05) Los docentes trabajan con UN PIE PUESTO EN LOS CONTENIDOS Y EL OTRO EN LOS RECURSOS
METODOLÓGICOS, en diálogo permanente con los DISEÑADORES y dispuestos a cambiar en
cada momento las estrategias para lograr sus objetivos.
(06) El instrumento esencial es la palabra (en todas sus formulaciones, especialmente la palabra
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pronunciada y en diálogo permanente), pero también son instrumentos los restantes recursos:
el cuerpo, los desplazamientos, los gestos, los tonos, los silencios, las imágenes, la escritura,
los medios de graficar, las nuevas tecnologías, las imágenes, el sonido, las películas.
(07) Los encuentros tienen un CONTENIDO o una serie de CONTENIDOS, pero no tiene un recurso
único y repetido, sino dispositivos para disparar a los grupos.
(08) Los responsables son DOCENTES PROFESIONALES (especialistas en diversas áreas) y
FUNCIONAN COMO ACTORES que han desaprendido lo sabido, para aprender todo de nuevo
en cuando a las formas de la comunicación.
(09) Son como LOS ARTISTAS DE UN CONCIERTO ABIERTOS A LOS RECLAMOS DEL PÚBLICO.
Versátiles, creativos, seguros, entran a escena con todas las posibilidades, pero se ajustan al
programa, al guión o a la partitura.
(10) El comunicador es alguien QUE TRANSMITE, PROVOCA, HACER PROBAR, CONTAGIA de cada
uno de los sectores de la cultura, del conocimiento.
(11) Pero además, EL DOCENTE HA SIDO DESPOJADO DE DOS PODERES ABSOLUTOS: decidir qué es
lo que debe dar y administrar la evaluación, el instrumento que lo acompañó durante toda la
historia de la escuela: aprobar, reprobar, hacer repetir, acreditar. Esa función no le pertenece.
(12) Es un actor o un director de teatro o de cine o el intérprete de un concierto que crea con el
público, pero no le toma examen para saber si entendieron la música o la obra. Los dejan ir, y
tratan de hacer de la mejor manera tu tarea para lograr lo máximo de quienes participan de la
ceremonia.
Los docentes trabajan con un pie puesto en los contenidos y el otro en los recursos
metodológicos, en diálogo permanente con los DISEÑADORES y dispuestos a cambiar en cada
momento las estrategias para lograr sus objetivos. No son los alumnos los que deben adaptarse a
los docentes y a sus contenidos, sino los contenidos deben adaptarse metodológicamente a los
sujetos para lograr que ingresen en el territorio de sus valores e intereses.
Las clases tienen un CONTENIDO o una serie de CONTENIDOS, pero no tiene un recurso único y
previsto, sino dispositivos para disparar o proponer a los grupos, y parta generar en ellos la
posibilidad de ser sujetos de aprendizajes. No son los docentes los que impone: son los alumnos los
que reclaman. Docentes que han desaprendido lo sabido y que han aprendido todo de nuevo:
como actores que tienen varias obras en su repertorio, artistas de un concierto abiertos a los
reclamos del público. Versátiles, creativos, seguros, entran a escena con todas las posibilidades,
pero es el público el que determina el formato de la composición y hasta su contenido. Pero
además han abandonado todos los rituales y todas las liturgias anteriores: no hay un lugar
establecido necesariamente, tampoco hay un lugar que deba ocupar el docente como docente. No
hay un tiempo, no hay un orden que deba seguirse, mantenerse, obedecer, porque todo se
resuelve en el encuentro y en las decisiones que toman los actores en la escena.
Pero además, el docente ha sido despojado de un instrumento que lo acompañó durante toda la
historia de la escuela como símbolo de poder: la posibilidad de evaluar el aprendizaje, de aprobar,
reprobar, hacer repetir, acreditar. Y aquí esa función no le pertenece. Volviendo a la analogía
utilizada: es un actor o un director de teatro o de cine o el intérprete de un concierto que crea con
el público, pero no le toma examen para saber si entendieron la música o la obra. Los dejan ir, y
tratan de hacer de la mejor manera tu tarea para lograr lo máximo de quienes participan de la
ceremonia. No es un ministro, pastor o sacerdote que trata de reafirmar la fe de sus fieles o
asegurar su conversión, y por eso trata de trata de corroborar los resultados de sus intervenciones.
(01) Aquí se produce la verdadera REVOLUCION EDUCATIVA porque se hace lugar a un nuevo
formato donde se reubican las VARIABLES DE TIEMPO Y ESPACIO para educadores y
educandos. Y de esta manera estalla el alumno tradicional para convertirse en un nuevo sujeto
de aprendizaje y de autonomía. MOVIMIENTO (espacio – tiempo) como creación permanente.
DOCTORADO EN EDUCACIÓN. UNR. ROSARIO. 2015 243
PROF. DR. JORGE EDUARDO NORO
Y también hay un sentido que reúne a varios: quiere decir 'captar y mantener la atención'.
Miramos de esta forma, cualquier persona del mundo del espectáculo, de la televisión o de la
música tiene que captar y mantener la atención de su audiencia; pero también lo tienen que hacer,
por ejemplo, los políticos, cuando quieren que los voten y tienen que captar la atención de la
audiencia y de la prensa, y los periodistas, cuando tienen que captar la atención con su mensaje.
Pasa lo mismo con un profesor que tiene que captar la atención de sus estudiantes y, en religión,
un cura que tiene que captar la atención de los feligreses. De todos modos, el entretener y el
entretenimiento menciona acciones elegidas y voluntarias, agradables y que producen bienestar, y
no: aburridas, fastidiosas, obligatorias, carentes de interés.
Aquí la PEDAGOGIA se hace cuidado, atención, ocupación, compañía. Es estar junto al que crece
para ayudarlo a crecer, a aprender, a saber, saber hacer, ser. Y tenerlo junto con los demás,
compartiendo. Atendiendo a los caracteres comunes y a las diferencias: lo que los une y lo que los
diferencia.
Es en el marco de entretenimiento que uno hace lo que realmente quiere y le gusta, y pone en
ellos todo el esfuerzo que se necesita: aquí si rinden al máximo los talentos.
Aquí aparece una función innovadora del docente porque es el educador que está instalado en
el corazón de la actividad, de la producción, del aprendizaje. No está allí para comunicar o enseñar,
sino para acompañar en los proceso de adquisición de los saberes. Este el área de mayor encuentro
e interrelación personal por lo tanto debe reunir conocimiento específicos de desarrollo personal
de talentos. Todos tienen que estar entretenidos, ocupados, trabajando, pero no todos deben estar
haciendo lo mismo, en el mismo lugar y con el mismo educador.
Es la instancia educativa del cuerpo a cuerpo, de la relación personal, de los gustos y las
preferencias personales o grupales, del trabajo aislado o el trabajo colaborativo, en los más
diversos soporte. La escuela rescata el lugar de lo privado y lo procesa educativamente, algo que ya
la familia ni puede realizar. Las familias entran en este ámbito a jugar un rol fundamental, porque
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Es un lugar para otra construcción y manejo del cuerpo (biopolítica): cuidarlo, controlarlo,
atenderlo, ejercitarlo, expresarse en libertad (creación, lenguajes, producciones).
Es el lugar y el tiempo para generar (1) encuentros con uno mismo: autonomía, (2) encuentro
con los otros = comunidad de aprendizaje, (3) puesta en acción de las inteligencias múltiples, (4)
docentes que rompen su rutina y disfrutan con los alumnos del proceso de aprendizaje, (5)
ejercicios de liderazgos, (6) proyecciones sociales (solidaridad y emprendimientos)
AUTONOMIA TECNOLOGIAS
DEBATES ACREDITACION
La Escuela es Investigación. Es laboratorio que procesa y que produce información, que cruza las
otras dimensiones y que las analiza y las procesas. La Pedagogía se hace Investigación, porque
observa, registra, hace la recolección de Información de los diferentes ámbitos.
competencias que se exigen desde el trabajo o la sociedad. También procesan las exigencias de los
sujetos que interactúan en el proceso, de los grupos que se constituyen, de los educadores, de los
recursos disponibles y necesarios. Tienen una mirada siempre crítica y siempre innovadora, con
respecto a todo.
Son quienes gestionan y dirigen, y funcionan como equipo, como comité de gestión que siempre
está integrado por quienes trabajan o coordinan o han trabajado en diseño, comunicación y
entretenimiento. Son personas con mucha vitalidad y energía (no es el lugar del descanso o de la
tarea formal, administrativa o pasiva), inquietas, con ideas, creativas, dinámicas, motivadoras, con
ideas muy claras. Y son equipos que duran un tiempo pre-determinado para asegurar la innovación
permanente.
Hacia allí, después de seis días y seis noches, el hombre llega a ZOBEIDA, ciudad blanca, bien expuesta
a la luna, con calles que giran sobre sí mismas como un ovillo.
Esto se cuenta de su fundación: hombres de naciones diversas tuvieron un sueño igual, vieron una
mujer que corría de noche por una ciudad desconocida, la vieron de espaldas, con el pelo largo, y
estaba desnuda. Soñaron que la seguían. A fuerza de vueltas todos la perdieron.
Después del sueño buscaron aquella ciudad; no la encontraron pero SE ENCONTRARON ELLOS;
decidieron construir una ciudad como en el sueño. En la disposición de las calles cada uno re-hizo el
recorrido de su persecución; en el punto donde había perdido las huellas de la fugitiva, cada uno
ordenó las calles, los espacios, los muros de la ciudad de otra manera que en el sueño original de
modo que no pudiera escapársele más.
Esta fue la ciudad de ZOBEIDA donde se establecieron esperando que una noche se repitiese aquella
escena. Ninguno de ellos, ni en el sueño ni en la vigilia, vio nunca a la misma mujer. Las calles de la
ciudad eran aquellas por las que iban al trabajo todos los días, sin ninguna relación ya con la
persecución soñada, que por lo demás estaba olvidada hacia tiempo.
Nuevos hombres llegaron de otros países, que habían tenido un sueño como el de ellos, y en la ciudad
de ZOBEIDA reconocían algo de las calles del sueño, y cambiaban de lugar galerías y escaleras para que
se parecieran más al camino de la mujer perseguida y para que en el punto donde había desaparecido
no le quedara modo de escapar.
Los que habían llegado primero no entendían que era lo que atraía a esa gente a ZOBEIDA, a esa
curiosa, arbitraria, desordenada ciudad, a esa trampa.
Todos nosotros somos los que hemos soñado con esa mujer a la que no pudimos atrapar. Todos
nosotros vimos la EDUCACIÓN más hermosa, la ESCUELA perfecta, la UNIVERSIDAD IDEAL en alguno
de nuestros sueños, como un paraíso o como una pesadilla.
Pero despertamos y ya no encontramos la EDUCACION SOÑADA, la ESCUELA IDEAL, la UNIVERSIDAD
PERFECTA. Curiosamente nos encontramos todos aquí, en este SEMINARIO. Tal vez fui yo el primero
que tuve ese sueño y los convencí para que vinieran a soñar conmigo. Llegamos de lugares distintos,
de ciudades diversas, unidos por el mismo sueño.
Y renunciamos a irnos, porque hemos decidido quedarnos aquí: queremos encontrar a esa MUJER, a
esa EDUCACION, a esa ESCUELA.
Por eso, nos hemos puesto a diseñar los planos, a construir los muros, a armar las calles, respondiendo
a los sueños que moran en nuestro interior. Seguramente vendrán otros que siguen soñando lo que
nosotros soñamos, buscando en este extraño SEMINARIO lo que aun no hemos podido concluir.
No importa, no nos importa: nosotros seguiremos habitando este lugar, y como sabemos que en algún
sitio está, esperándonos, burlándose de nosotros, no perderemos la esperanza de poder descubrirla,
poseerla, construirla algún día.