APA - Guia Practica v2
APA - Guia Practica v2
APA - Guia Practica v2
Title Page
Copyright Page
Prefacio: ¡Reciba con expectativa!
Introducción: Tiempos de Restauración
1.Introducción al ayuno
2.Lo que verdaderamente es el ayuno
3.El cordón de tres dobleces: ayunar, dar y orar
4.Apropiándonos del poder a través del ayuno
5.Los resultados del ayuno
6.Aumentando su percepción espiritual
7.El ayuno provoca rompimiento
8.Pasos prácticos para ayunar
Acerca del autor
Nota: Este libro no está destinado a proporcionar asesoramiento
médico, ni a sustituir el asesoramiento médico ni el tratamiento de
su médico personal. Ni el editor, ni el autor, ni el ministerio del
autor asumen responsabilidad alguna por las posibles consecuencias
de cualquier acción tomada por personas que lean o sigan la
información de este libro. Si los lectores toman medicamentos
recetados, deben consultar con sus médicos y no dejar de tomarlos
sin la debida supervisión médica. Siempre consulte a su médico u
otro profesional de la salud calificado, antes de emprender cualquier
cambio en su régimen físico, ya sea mediante ayuno, dieta,
medicamentos o ejercicio.
A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas han sido
tomadas de la versión Santa Biblia, Reina-Valera 1960, © 1960
Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988
Sociedades Bíblicas Unidas. Usada con permiso. Las citas bíblicas
marcadas (nvi) han sido tomadas de la Santa Biblia, Nueva Versión
Internacional, nvi®, © 1986, 1999, 2015 por Biblica, Inc.® Usada
con permiso. Derechos reservados en todo el mundo. La cita bíblica
marcada (nkjv) ha sido tomada del New King James Version, ©
1979, 1980, 1982, 1984 by Thomas Nelson, Inc. Usada con permiso.
La cita bíblica marcada (ampc) ha sido traducido de The
Amplified® Bible, Classic Edition, © 1954, 1958, 1962, 1964,
1965, 1987 by The Lockman Foundation. Usada con permiso.
(www.Lockman.org). Todos los derechos reservados.
Guillermo Maldonado
14100 SW 144th Ave. • Miami, FL 33186
Ministerio Internacional El Rey Jesús / ERJ Publicaciones
www.elreyjesus.org / www.ERJPub.org
Whitaker House
1030 Hunt Valley Circle • New Kensington, PA 15068
www.whitakerhouse.com
Ayuno y relación
El ayuno es una parte vital del proceso que nos lleva a mantener
una relación continua con nuestro Padre celestial, porque nos
permite profundizar nuestra comunión con Él, lo que resulta en
mayor intimidad y poder. Durante el ayuno, deliberadamente
tomamos ciertos periodos de tiempo para hacer a un lado todo lo
demás, con el único propósito de buscar al Señor. No asumimos
otras responsabilidades u obligaciones, no dedicamos ese tiempo al
entretenimiento, al trabajo, ni siquiera a la comida, con el fin de
poner a Dios primero y buscar Su rostro. Cuando hacemos esto,
empezamos a ver que nuestras vidas y las vidas de otros se
transforman. Vencemos el pecado y las tentaciones, los miembros de
nuestra familia vienen a Cristo, las “montañas” se mueven, ¡y el
poder espiritual se activa para vencer las “imposibilidades”!
Muchos cristianos están oprimidos, afligidos, enfermos,
deprimidos, temerosos y solitarios. ¿Dónde está el poder que los
lleve a superar esas condiciones de sus vidas? Si carecemos de poder
espiritual en cualquier área, o no tenemos una relación cercana con
Dios, no sabremos cómo activar el poder que está en nosotros o
quizá tendremos áreas que necesitamos rendir. No podemos ejercer
poder y autoridad espiritual conforme a nuestra propia inteligencia o
de acuerdo con nuestra propia fuerza de voluntad. Necesitamos el
poder de Dios para vencer la tentación y los ataques del enemigo.
Todos tenemos diferentes tipos de dificultades. Algunos de
nuestros problemas pueden ser consecuencia del pecado. Pero
también debemos recordar que estamos en una guerra espiritual
continua contra el enemigo. En ambos casos, si carecemos de una
relación vital con el Señor, no tendremos el poder que necesitamos
para la victoria. También necesitamos poder para “[llevar] cautivo
todo pensamiento a la obediencia a Cristo” (2 Corintios 10:5), para
así vivir “de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4).
No debemos tener solo el conocimiento mental que nos instruye la
Biblia, a fin de llevar nuestros pensamientos cautivos; necesitamos
la capacidad de ejercer ese poder, y eso solamente se hace desde una
posición de relación.
Cuánto más profunda sea nuestra relación, más profundo será
también el poder. En adelante, procure hacer todo en su vida
cristiana partiendo de su relación con el Señor y no de acuerdo con
su propia capacidad. El poder de Dios es necesario para mover
montañas y abordar los problemas que nos presenta la vida, ya sea
en nuestro matrimonio, finanzas, salud, temores o cualquier otra
cosa.
Lo que el ayuno es y no es
El ayuno soberano
Un ejemplo bíblico de Dios llamando a Su pueblo a ayunar, lo
podemos encontrar en el libro de Joel: “Por eso pues, ahora, dice
Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro
y lamento” (Joel 2:12). La palabra hebrea que se traduce como
“convertíos” significa regresar al punto de partida. Dios quería que
los israelitas volvieran a tener una relación cercana con Él. También
quería que lo representaran adecuadamente delante de otras
naciones, cuya gente no lo conocía. Antes de esta exhortación, el
profeta Joel les había advertido, “Proclamad ayuno, convocad a
asamblea; congregad a los ancianos y a todos los moradores de la
tierra en la casa de Jehová vuestro Dios, y clamad a Jehová” (Joel
1:14).
Hoy, Dios puede llevar a un pastor u otro líder a proclamar ayuno
en su congregación o grupo. O bien, puede llamar a un creyente a
entrar en ayuno, poniendo en esa persona el deseo y la voluntad para
iniciarlo y la gracia para completarlo. Pablo escribió al respecto,
“Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el
hacer, por su buena voluntad” (Filipenses 2:13). Por ejemplo, un
día puede que usted se despierte con hambre en la mañana, pero
también con un deseo especial en su corazón de buscar a Dios.
Luego, cuando discierne que es el Espíritu Santo quien está
empujándolo a ayunar, esa sensación de hambre cesa. Quizá Dios le
revele o no Su propósito divino para ese ayuno. Sin embargo, en
ocasiones usted discernirá una razón específica por la cual ayunar.
Puede ser con el propósito de interceder por una persona, problema
o un evento mundial. En casos como estos, es un privilegio ser
escogido por Dios para tal tarea.
Cuando el Señor nos guía a ayunar, necesitamos responderle.
Tendremos la convicción de la necesidad de ayunar que nos da el
Espíritu Santo, lo que significa que no habrá culpa, presión o
condenación relacionada a esto. Permítale al Espíritu de Dios
guiarlo en los ayunos que Él tiene para usted. Aprenda a escuchar y
obedecer Su voz.
El ayuno por fe
Como señalamos antes, este tipo de ayuno es iniciado por un
creyente o grupo de creyentes. Estas son algunas de las razones más
importantes para ayunar, sobre las cuales trataré más en detalle en
este libro.
Para buscar la presencia de Dios. Ya abordamos este
propósito principal en el Capítulo 1.
Para humillarnos delante de Dios. Todos los creyentes
debemos humillarnos ante el Padre celestial reconociendo Su
soberanía y grandeza; y el ayuno es una de las formas
principales de someter nuestras vidas. “Humillaos, pues, bajo
la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere
tiempo” (1 Pedro 5:6). La verdadera humildad es el camino al
poder espiritual, porque la humildad siempre atrae a Dios,
mientras que el orgullo lo repele. Necesitamos reconocer que,
sin el Señor, no somos nada. (Vea, por ejemplo, Juan 15:5). La
humildad ante Dios es una señal de total dependencia de Él.
Para apropiarnos de la presencia de Dios, o para traer la
presencia de Dios a un ambiente o situación que le permita
trabajar soberanamente.
Para estar preparados para responder a los tiempos que
vivimos. Vivimos tiempos en los que las fuerzas satánicas
están influyendo en todas las áreas de nuestra sociedad.
“También debes saber esto: que en los postreros días vendrán
tiempos peligrosos” (2 Timoteo 3:1). Estamos confrontando
mayores enfermedades, corrupción, ataduras, discordia y
desesperanza que nunca antes. Necesitamos orar para derrotar
esos males del mundo. Adicionalmente, como escribí en la
introducción de este libro, entidades demoniacas peligrosas
contra las que no habíamos tenido que pelear antes, han
entrado al mundo, y necesitamos estar listos para
contrarrestarlas a través del poder de Dios.
Para buscar la dirección y la guía de Dios. Cuando no
sabemos qué camino tomar, o cuando tenemos varias opciones
ante nosotros, el ayuno es una forma de ir tras la voluntad de
Dios para nuestras vidas, nuestro matrimonio, nuestra familia,
nuestras finanzas, etc. Como escribió el sacerdote y escriba
Esdras, “Y publiqué ayuno allí junto al río Ahava, para
afligirnos delante de nuestro Dios, para solicitar de él camino
derecho para nosotros, y para nuestros niños, y para todos
nuestros bienes” (Esdras 8:21).
Para recibir poder para el ministerio o para manejar una
situación determinada. Necesitamos una atmósfera espiritual
para que ocurran milagros y liberaciones. El ayuno nos lleva a
un lugar en el Espíritu donde vemos una nueva actividad
espiritual dentro de nosotros, y podemos llevar esa atmósfera
dondequiera que vamos. Sin actividad espiritual operamos en
la carne, y la carne nunca producirá un milagro.
Para hacer frente a una crisis. Cuando enfrentamos una crisis
actual o inminente, podemos apelar a Dios a través de la
oración y el ayuno. Esto es lo que hicieron la reina Ester y los
hebreos exiliados, cuando enfrentaron la amenaza de ser
aniquilados. (Vea Ester 4).
Para superar una imposibilidad. Jesús dijo, “Para los
hombres es imposible, más para Dios, no; porque todas las
cosas son posibles para Dios” (Marcos 10:27).
Para consagrarse y apartarse para Dios y Sus propósitos. A
través del ayuno podemos ofrecernos a Dios como sacrificio
vivo, pidiéndole que Él obre Su completa voluntad en nuestras
vidas.
Para activar dones y llamamientos espirituales. El ayuno
cultiva la unción en nuestras vidas. Tenemos dones que están
dormidos o latentes, pero cuando ayunamos, esos dones se
avivan en nosotros.
Para recibir un rompimiento específico en nuestras vidas, ya
sea físico, mental, emocional o espiritual. Hay algunos
obstáculos o retrasos en nuestras vidas que no se moverán ni
cambiarán hasta que ayunemos y oremos.
Debemos tener en cuenta que, cada vez que ayunamos por fe, el
ayuno nos cambia a nosotros, no a Dios. ¡Dios no necesita cambiar!
Ayunar por fe es una manera de mostrarle a Dios nuestra hambre
por Él, y cuando la ve, nos responde conforme a nuestro
compromiso y persistencia; nos transforma e interviene en nuestras
circunstancias. Nuevamente, ayunar no es “pagar el precio” para que
Dios nos escuche, porque el sacrificio ya fue pagado por Jesús en la
cruz. El ayuno tiene el propósito de afilar nuestra percepción y
enfoque espiritual para que podamos recibir todo lo que Jesús pagó
por nosotros.
Un ejemplo del Antiguo Testamento sobre el ayuno por fe, es el
ayuno que hizo el profeta Daniel por la restitución de los israelitas a
su tierra:
El ayuno total
Esta forma de ayuno consiste en la abstinencia de alimentos
durante un período específico de tiempo (veinticuatro horas o más).
Se puede hacer de dos maneras: no comiendo alimentos e ingiriendo
solo agua, o eliminando por completo tanto alimentos como
líquidos. Este último no se recomienda, porque el cuerpo humano
está compuesto un 80 por ciento de agua, y una abstinencia
prolongada de este líquido podría tener efectos negativos graves.
(Los ejemplos de tales ayunos en la Biblia fueron circunstancias
únicas). Personalmente, ayuno dos días a la semana, ya sea parcial o
totalmente. En otras ocasiones, ayuno durante tres, siete o veintiún
días seguidos. En todo esto es esencial buscar la guía del Espíritu
Santo para determinar el tipo de ayuno que usted realizará.
Un llamado al ayuno y la oración
Creo que, en este tiempo, Dios está llamando a Su iglesia a volver
al ayuno y la oración. Estos son dos de los pilares que sostienen
nuestras vidas y ministerios. Muchos hombres y mujeres de Dios
hoy en día no están espiritualmente alertas porque han dejado de
orar y ayunar. Han perdido el fuego y la pasión por Dios, por la
oración y por la salvación de las almas. Dios está haciendo que
volvamos al primer amor (vea Apocalipsis 2:4–5), a fin de recuperar
el filo en el ámbito espiritual y que podamos caminar en el poder del
Espíritu.
¿Está listo para comenzar o retornar al hábito del ayuno? ¿Está
dispuesto a sacrificar la comida por uno o más días a fin de buscar al
Señor? Muchas de las religiones del mundo incluyen el ayuno entre
sus prácticas. ¡Cuánto más nosotros, como cristianos, deberíamos
ayunar para honrar y obedecer al Dios vivo! Cuando usted haga del
ayuno y la oración una parte regular de su estilo de vida, empezará a
experimentar los rompimientos que anhela.
Si desea formar parte de esta renovación de la oración y el ayuno,
haga esta oración en voz alta:
Padre celestial, Te pido que me des la gracia para incorporar el
ayuno y la oración en mi estilo de vida. Estoy entre aquellos
que han perdido su pasión por Ti y por ministrar a otros en Tu
nombre. Quiero buscar Tu rostro. Quiero avanzar Tu reino.
Gracias por llamarme a una relación más profunda contigo y
por llenarme con Tu Espíritu para poder recuperar mi
percepción espiritual y ser usado como un vaso para los
propósitos de Tu reino. En el nombre de Jesús, ¡amén!
Una vez más, Jesús no dijo, “Si ayunas…” sino que dijo, “Cuando
ayunes…” Algunas personas piensan que necesitan esperar una
señal de Dios o sentir algo especial antes de emprender un ayuno.
Aunque es cierto que Dios nos llevará a entrar en ayunos soberanos,
podemos tomar la iniciativa de ayunar en cualquier momento.
Podemos tomar la decisión de ayunar por fe. Y como lo demuestran
los versículos que citamos arriba, el ayuno debe integrarse al estilo
de vida regular del creyente.
Por lo tanto, el ayuno no es opcional, sino algo que se espera que
hagan los seguidores de Jesús. Es un acto de obediencia, así como
un excelente medio para desarrollar nuestra relación con el Padre,
obtener fuerza espiritual y dar frutos para Dios.
Motivos y recompensas
Jesús nos exhortó a examinar nuestros motivos cuando
participamos del dar, orar y ayunar. Para determinar si nuestras
intenciones son puras delante del Señor, necesitamos hacernos a
nosotros mismos preguntas como estas:
“¿Qué deseo más, los aplausos y recompensas de la gente o el
favor y las recompensas de Dios?” Si constantemente
buscamos ser alabados por otras personas, nos ofenderemos
cuando no obtengamos de ellas lo que esperábamos recibir.
Sin embargo, si esperamos las recompensas de Dios, Él nos
bendecirá, y nunca nos decepcionaremos.
“¿Cuál es mi razón para ofrendar, orar y ayunar?”
“¿Espero siempre que mi trabajo para Dios sea reconocido
públicamente por el pastor u otros líderes de mi iglesia?”
“¿Me molesta cuando la cantidad de dinero que doy no es
apreciada o reconocida?”
Jesús dijo que lo que hacemos para el Padre “en secreto” con el
fin de honrarlo y servirlo será recompensado. ¿Cuál será la
recompensa que Dios nos dé cuando demos ofrendas, oremos y
ayunemos por las razones correctas? Acumularemos “tesoros en el
cielo”:
1
Traducido de W. E. Vine, Merrill F. Unger, y William White, Jr.,
Vine’s Complete Expository Dictionary of Old and New Testament
Words [Diccionario Explicativo Completo de Palabras del Antiguo y
el Nuevo Testamento] (Nashville, TN: Thomas Nelson, Inc., 1996),
s.v. “razonable”, 509–510.
5
Los resultados del ayuno
Dios usa el ayuno para que fijemos toda nuestra atención en Él, lo
que le permite trabajar en la transformación de nuestra vida. Hay
dos formas como esto sucede. El proceso comienza cada vez que
nos ofrecemos al Señor como sacrificio vivo, como parte de una
práctica regular de ayuno. En ocasiones como estas,
deliberadamente quitamos el enfoque de nuestras preocupaciones
diarias para poder escuchar Su voz. Sin embargo, Dios puede hacer
que fijemos toda nuestra atención en Él aun antes que empecemos el
ayuno, cuando enfrentamos una situación difícil que nos impulsa a
buscarlo diligentemente en espera de respuestas.
En el libro de Oseas, Dios les dice a los Israelitas, “Andaré y
volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi
rostro. En su angustia me buscarán” (Oseas 5:15). Una crisis capta
nuestra atención, haciendo que nos volvamos a Dios. Cuando
estamos en tal dilema, nos sentimos obligados a reconocer, “Debo
consagrarme a Dios y pedir Su ayuda. No hay otra forma de resolver
este dilema”. A veces, podemos estar tan fuera del enfoque
espiritual debido a las preocupaciones propias de “los afanes de este
siglo, y el engaño de las riquezas, y las codicias de otras cosas”
(Marcos 4:19), o debido a nuestra desobediencia a la Palabra de
Dios, que Él permite que una dificultad venga a nuestras vidas. Él
no envía crisis, pero las usa para redirigir nuestra atención a Él y
llevarnos al próximo nivel espiritual, mientras desarrolla en nosotros
el carácter de Cristo.
La fe tiene imaginación
¿Qué pasa si aún tiene dificultad para ver lo que Dios ve? Necesita
aprender a caminar por fe. “Porque por fe andamos, no por vista”
(2 Corintios 5:7). Vivir conforme a la razón humana puede bloquear
su milagro. Sin embargo, cuando usted comienza a vivir de acuerdo
por fe, aprenderá que la fe tiene una imaginación capaz de ver y
percibir en el ámbito espiritual lo que usted no puede ver en el
mundo físico. Esto es lo que algunos llaman una “imaginación
santificada”. A veces no podemos ver lo que Dios ve debido a la
ansiedad que sentimos por las circunstancias presentes, o por temor
a lo que pueda pasar en el futuro. El miedo es una distorsión de la
imaginación de Dios. Cuando usted teme, imagina cosas que no
existen. Sin embargo, usted puede atraer lo que teme y hacer que se
manifieste en el mundo material.
Por el contrario, cuando usted ve por fe, ve lo que en la eternidad
ya es real, y esa realidad espiritual se puede manifestar en la tierra.
Por ejemplo, cuando está orando, de repente puede empezar a ver
“fotografías” de algo. Y piensa, ¿Por qué estoy viendo estas
imágenes? Es solo mi imaginación. Pero con la visión espiritual, lo
que usted experimenta es la imaginación de Dios, no sus propias
ideas. Al comienzo, cuando Dios me llamó a ministrar, veía
imágenes espirituales de cosas grandes, me veía predicando en
grandes estadios, a miles de personas. Entonces, pensé que estaba
loco. No sabía que la fe opera con la imaginación. Sin embargo,
Dios me dijo, “Te estoy mostrando lo que vendrá, porque si puedes
verlo Yo lo aceleraré”.
Así que, no se deje llevar por las malas noticias que ve, oye y
siente en la dimensión natural, sino por lo que dice la palabra de
Dios, y lo que percibe en el Espíritu. Si ve algo, ¡llámelo! Dígale al
Señor, “Dios, estoy viendo algo”. Tiene que declararlo. Entonces
Dios le responderá, “Yo lo aceleraré”. Con nuestra vista espiritual
podremos ver que, en Dios, ¡nuestro rompimiento está en camino!
Queda claro que usted empieza a verse a sí mismo caminando por
fe, cuando deja de vivir según su vista y sentidos naturales y
comienza a vivir de acuerdo con lo sobrenatural. Si camina solo por
vista y no por fe, el “super” jamás se conectará con lo natural, con
respecto a las personas, circunstancias o cosas. Por eso, termina
yendo lentamente por el camino de la vida, y así es como viene el
estancamiento. Pero cuando el “super” se ubica por encima de lo
natural, ¡las cosas se aceleran!
Si usted quiere abrir su vista y audición espiritual mientras ayuna
y se consagra a Dios, repita en voz alta la siguiente oración:
Hay ciertas cosas en su vida por las que puede orar y obtener la
victoria con bastante facilidad. Pero otras situaciones son tan
difíciles, que no responden a medios ordinarios, como la oración
“regular”, la consejería o las destrezas médicas. Para superar ese
tipo de oposición demoniaca de la cual habla Jesús, que ha echado
raíces y se ha convertido en una fortaleza, necesitamos mayor poder
en el Espíritu.
Jesús les dijo que había una sola manera de expulsar “este
género”, refiriéndose a esa entidad demoniaca; que solo había una
forma de mover ese tipo de montaña. No dos ni tres maneras, sino
una sola manera: oración y ayuno. Solo el arma espiritual del
ayuno, acompañada de la oración, puede lidiar efectivamente con
esto.
Los discípulos tenían autoridad, pero no el suficiente poder para
expulsar ese espíritu demoniaco. Eso requiere oración y ayuno. Del
mismo modo, para ejercer autoridad espiritual, debemos tener el
poder que lo respalde. Si no fuera así, nuestra autoridad sería
irrelevante. El ayuno es el lugar donde legalmente logramos obtener
y acrecentar el poder sobrenatural en nuestras vidas, con el fin de
ejercer la autoridad que Jesús nos ha dado.
En el ministerio de Pablo hubo un incidente, cuando fue
confrontado por un espíritu maligno que operaba en una esclava.
Pero él no lo expulsó inmediatamente, sino que esperó algunos días
antes de hacerlo. Durante ese tiempo, yo creo que él estuvo
ayunando con el fin de cargarse del poder espiritual necesario para
derrotar a ese demonio.
Problemas antiguos
En un relato paralelo al que aparece en Mateo 17, que citamos
anteriormente, Jesús le pregunta al padre del muchacho
endemoniado, “¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo:
Desde niño” (Marcos 9:21). Creo que Jesús indagó sobre la historia
de este caso porque quería descubrir el punto de entrada del
demonio y su longevidad en la vida del muchacho. No sabemos la
edad del joven, pero sí sabemos que el espíritu lo había estado
oprimiendo por muchos años, probablemente desde que nació, o
quizá desde que estaba en el vientre de su madre. Tal vez por eso el
demonio estaba tan fuertemente arraigado.
Si le damos oportunidad, el enemigo echará raíces en la vida de las
personas. Y cada vez que una entidad demoniaca establece una raíz,
ésta se convierte en una fortaleza. En el mundo natural, una fortaleza
se define como “un lugar amurallado que protege contra ataques”.
Las fortalezas no son fácilmente removidas; se necesita una gran
fuerza para hacerlo. Del mismo modo, en el mundo espiritual se
necesita mayor poder sobrenatural para demoler fortalezas. Algunas
de esas fortalezas pueden ser la duda, la idolatría, la rebelión o el
espíritu religioso; también, las desviaciones sexuales o la adicción a
los juegos de azar. Puede ser una maldición generacional, que es un
problema que se transmite de una generación a otra, de modo que
los hijos y nietos de alguien se ven afectados por la misma
enfermedad, mala costumbre, vicio o problema con el que su
antecesor luchó.
Si está enfrentando un problema con el que usted o alguien más ha
venido luchando por cinco, diez, veinte, treinta, incluso cuarenta
años o más, usted necesita obtener mayor poder a través del ayuno.
Es la única forma de destruir esas raíces profundas. Quizá tome más
tiempo de ayuno, pero es necesario, para ver resuelto el problema.
Hoy, Jesús nos está preguntando, como le preguntó al padre del
muchacho endemoniado, “¿Cuánto tiempo…?” Él no nos hace esta
pregunta para obtener información, porque Él ya sabe la respuesta.
Más bien, es para ayudarnos a ver lo profunda que es nuestra
necesidad. Él está preguntando, “¿Hace cuánto tiempo tiene esta
enfermedad? ¿Por cuánto tiempo ha tenido este problema
financiero? ¿Cuánto tiempo lleva sufriendo de depresión? ¿Desde
cuándo está luchando con ese problema sexual? ¿Hace cuántos años
le empezaron los ataques de pánico?” Si lleva mucho tiempo en la
misma lucha, usted necesita reconocer que las raíces espirituales
negativas están presentes, y debe ser capaz de arrancarlas en el
poder del Espíritu para ser libre.
¿Necesita un rompimiento ahora? ¿Hay algo limitándolo o
reteniéndolo? ¿Hay algo que le impide avanzar? ¿Su cuerpo está
siendo afligido? ¿Está en medio de una guerra espiritual? ¿Está
enfrentando una crisis en su mente o en sus emociones? ¿Necesita
un milagro? Creo que es tiempo que proclame un ayuno en fe, con el
fin de vencer las poderosas fuerzas demoniacas que están operando.
Moviendo montañas
Jesús dijo que, si tenemos fe, podemos mover montañas. Sin
embargo, algunas montañas requieren algo más que fe para ser
movidas; requieren oración y ayuno. (Vea Mateo 17:20–21).
Cuando el enemigo pone una montaña en nuestro camino, es con el
propósito de detener el avance del reino de Dios y de Sus hijos. Una
montaña puede representar algo que se interpone para que usted no
escuche la guía de Dios, no reciba sanidad, no cumpla su propósito,
o cualquier otra cosa. A veces, esto toma la forma de un espíritu. La
Biblia nos muestra el ejemplo del profeta Daniel quien se humilló a
sí mismo e hizo un ayuno parcial de veintiún días, y experimentó la
oposición del espíritu de demora (llamado el “príncipe de Persia”)
antes de recibir su respuesta. (Vea Daniel 10).
Hoy en día, el espíritu demoniaco de demora está haciendo que
muchas respuestas y bendiciones que Dios quiere darnos estén
detenidas. Debemos humillarnos y comenzar a ayunar y orar,
librando una guerra contra esos espíritus. Ellos son responsables de
demorar la salvación de su familia, retrasar su prosperidad
financiera, detener el avance de su ministerio, e interferir en tantos
otros propósitos de Dios. Cuando buscamos el rostro de Dios a
través del ayuno y la oración, Él pelea por nosotros. Por lo tanto, si
el enemigo está bloqueando o retrasando un área de su vida, declare
ayuno y permita que Dios pelee por usted. ¡Háblele a ese principado
de demora, en el nombre de Jesús, y ordénele que suelte las
bendiciones que a usted le pertenecen!