Mongrafia Cantos de Vida y Esperanza

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Instituto a Distancia José Dolores Estrada

San Carlos, Rio San Juan

Investigación Documental

“Rubén Darío y su Obra Cantos de vida y Esperanza en la


Literatura hispanoamericana”

Elaborado por:
Carlos Iván Espinoza

Tutor:
Prof. Auxiliadora Chávez Roblero

San Carlos, Rio San Juan


Junio 2017

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I. Tema General

La Obra Cantos de Vida y


Esperanza de Rubén Darío y su
contexto Histórico Social

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II. Tema Delimitado

“Cantos de vida y Esperanza y su importancia en el


Modernismo”

2
III. ÍNDICE

Articulo Pagina
Tema General 1
Tema Delimitado 2
Índice 3
Dedicatoria 4
Agradecimiento 5
Introducción 6
Antecedentes 9
Justificación 22
Objetivos 23
Hipótesis 24
Marco Teórico 25
Conclusiones 41
Recomendaciones 44
Cronograma de Actividades 45
Anexos 46
Glosario 52
Bibliografía 53

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IV. Dedicatoria

Dedico este pequeño trabajo primeramente a Dios, todopoderoso, a mi querida

Madrecita, Marilú Espinoza, quien me ha alentado a seguir estudiando y a mi querida

esposa quien a la par mía ha velado, porque termine este año con mucha dedicación.

Mi más sincero reconocimiento a mi Prof. Lic. Auxiliadora Chávez Roblero, quien me

ha conducido en la labor de este trabajo, sin olvidar a mis otros Docentes: Wilberth

Téllez, y el Prof. Pedro Morales, quienes me han alentado también a seguir adelante

ya culminar este trabajo.

En fin “Gracias a Todos”.

4
V. Agradecimiento

Con el fruto de este esfuerzo quiero agradecer en primer lugar

A Dios por darme sabiduría y entendimiento para llevar a cabo esta investigación

Acción.

A mis Docentes, por el apoyo incondicional que me han brindado durante las

consultas en la elaboración de esta investigación.

A mi familia; por la ayuda y asesoría que me brindaron en los momentos de duda

A mi tutor por guiarme durante la elaboración de esta investigación.

5
VI. Introducción.
Este documento pretende entre sus propósitos narrar la participación que tuvo el
máximo exponente de las letras castellanas en el desarrollo del modernismo en
América.
Contiene las experiencias vivida tanto dentro como fuera del país presentando una
crónica de sus viajes y la influencia que tuvieron otros poetas en su poesía.
Para la formación poética de Rubén Darío fue determinante la influencia de la poesía
francesa. En primer lugar, los románticos, y muy especialmente Víctor Hugo. Más
adelante, y con carácter decisivo, llega la influencia de los parnasianos: Théophile
Gautier, Leconte de Lisle, Catulle Mendès y José María de Heredia. Y, por último, lo
que termina por definir la estética dariana es su admiración por los simbolistas, y entre
ellos, por encima de cualquier otro autor, Paul Verlaine. Recapitulando su trayectoria
poética en el poema inicial de Cantos de vida y esperanza (1905), el propio Darío
sintetiza sus principales influencias afirmando que fue "con Hugo fuerte y con Verlaine
ambiguo".
En 1905, Darío publica en Madrid, Cantos de Vida y Esperanza, los Cisnes y otros
poemas , que constituye el libro de la madurez de Rubén Darío, pero en esta
ocasión solo explicare a cerca de la primera parte de esta obra “Cantos de Vida y
Esperanza, que comprende catorce poemas en total.

Es el libro que lo consagra como la voz más alta de la poesía española, situándolo al
lado de los clásicos del siglo de oro como: Garcilaso de la Vega, Luis de Góngora,
Francisco de Quevedo, Santa Teresa de Jesús, Fray Luis de León, y San Juan de la
Cruz.

La trascendencias de esta obra se debió a un suceso trascendental, la guerra


hispanoamericana en 1898, en la que Estados Unidos, obtuvo la victoria sobre
España, contribuyo a despertar su conciencia civil y a la recuperación de su
preocupación político- social, y esto lo convierte en un escritor comprometido con
España.

En Cantos de Vida y Esperanza, Darío, se quita la máscara y se despoja de su


vestido de emperador bordado de palabras para dar paso a un poeta angustiado.

Se manifiesta una preferencia por el tema americano, se observa la preocupación


humana y un cambio psicológico en Rubén.

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Cantos de Vida y Esperanza está en la poesía de madurez alejándose de los temas
exóticos y se enfoca más en la realidad latinoamericana y lo que el futuro depara a
esta.

Muy ilustrativo para conocer los gustos literarios de Darío resulta el volumen Los raros,
que publicó el mismo año que Prosas profanas, dedicado a glosar brevemente a
algunos escritores e intelectuales hacía los que sentía una profunda admiración. Entre
los seleccionados están Edgar Allan Poe, Villiers de l'Isle Adam, Léon Bloy, Paul
Verlaine, Lautréamont, Eugénio de Castro y José Martí (este último es el único autor
mencionado que escribió su obra en español). El predominio de la cultura francesa es
más que evidente. Darío escribió: "El Modernismo no es otra cosa que el verso y la
prosa castellanos pasados por el fino tamiz del buen verso y de la buena prosa
franceses".
No quiere esto decir, sin embargo, que la literatura en español no haya tenido
importancia en su obra. Dejando aparte su época inicial, anterior a Azul..., en la cual
su poesía es en gran medida deudora de los grandes nombres de la poesía española
del siglo XIX, como Núñez de Arce y Campoamor, Darío fue un gran admirador de
Bécquer. Los temas españoles están muy presentes en su producción ya desde
Prosas profanas (1896) y, muy especialmente, desde su segundo viaje a España, en
1899. Consciente de la decadencia de lo español tanto en la política como en el arte
(preocupación que compartió con la llamada Generación del 98 española), se inspira
con frecuencia en personajes y elementos del pasado. Así ocurre, por ejemplo, en su
"Letanía de nuestro señor Don Quijote", poema incluido en Cantos de vida y
esperanza (1905), en el que se exalta el idealismo de Don Quijote.
En cuanto a los autores de otras lenguas, debe mencionarse la profunda admiración
que sentía por tres autores estadounidenses: Emerson, Poe y Whitman.
Con el análisis de Cantos de Vida y Esperanza, de Rubén Darío se puede desarrollar
conocimientos literarios y de distintos tipos de lenguaje ya que Distingue
el lenguaje literario frente a otros tipos de lenguaje, de acuerdo a sus funciones.
Rubén Darío nació en 1867 en Nicaragua. Su obra Azul publicada en 1888 es
considerada la más representativa del modernismo. Esto se debe a sus variaciones
temáticas, el uso de recursos estilísticos y sus innovaciones métricas. Además, tiene
una combinación de prosa y poesía en la que destaca el preciosismo, exotismo y
7
la riqueza del lenguaje, los cuales caracterizan al modernismo. Murió en 1919
en Nicaragua.
Azul es la obra más representativa del modernismo. Marca lo mejor de este
movimiento literario. Una de sus características más importantes es la mezcla que se
da de prosa y verso. En todos los cuentos cortos y los poemas podemos apreciar una
descripción pictórica de los paisajes. El narrador es omnisciente o en primera persona.
Usa la rima y la repetición como efectos musicales. Utiliza el simbolismo y las
metáforas. La evasión de la realidad es una característica muy importante del
modernismo y definitivamente se muestra en este libro. Los temas de cada cuento y
poema son bastante diferentes entre sí, ya que durante el modernismo no existió un
tema definido. Utiliza un lenguaje elegante.
La descripción de los paisajes es una característica del modernismo y se puede
apreciar en los siguientes fragmentos del El Rey Burgués y Acuarela.
En esta obra fundamental para el desarrollo de la corriente modernista en el ámbito
de las letras hispanas, Rubén Darío (1867-1916) aportó una nueva sensibilidad y una
diferente concepción del arte, al tiempo que demostraba una extraordinaria capacidad
para apropiarse y transformar en sustancia propia las influencias más variadas.
Animada por una decidida voluntad de renovar la poesía castellana del momento,
Azul…, que inició la renovación modernista que había de culminar en «Prosas
profanas» (L 5325) y «Cantos de vida y esperanza» (L 5332), tuvo una rápida
repercusión en los países de habla hispana y supuso un fortísimo estímulo para los
escritores de la segunda generación del modernismo hispanoamericano. A cargo de
Arturo Ramoneda, la presente edición incorpora textos que figuran en la primera de la
obra (Valparaíso, 1888) pero que se suprimieron en las posteriores, así como los
textos, en español y en francés, que Darío añadió en la segunda (Guatemala, 1890).
Se completa además con un apéndice y una completa y esclarecedora introducción.

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VII. Antecedentes
Félix Rubén García Sarmiento, conocido como Rubén Darío nació en (Metapa, hoy
Ciudad Darío, Matagalpa, 18 de enero de 1867 y murió en León, 6 de febrero de 1916),
fue un poeta, periodista y diplomático nicaragüense, máximo representante del
modernismo literario en lengua española. Es, posiblemente, el poeta que ha tenido
una mayor y más duradera influencia en la poesía del siglo XX en el ámbito hispánico.
Es llamado príncipe de las letras castellanas.
Fue el primer hijo de Manuel García y Rosa Sarmiento, quienes se habían casado en
León (Nicaragua) en 1866, tras conseguir las dispensas eclesiásticas necesarias,
pues se trataba de primos segundos. Sin embargo, la conducta de Manuel, aficionado
en exceso al alcohol y a las prostitutas, hizo que Rosa, ya embarazada, tomara la
decisión de abandonar el hogar conyugal y refugiarse en la ciudad de Metapa, en la
que dio a luz a su hijo, Félix Rubén.
El matrimonio terminaría por reconciliarse, e incluso Rosa llegó a dar a luz a otra hija
de Manuel, Cándida Rosa, quien murió a los pocos días. La relación se volvió a
deteriorar y Rosa abandonó a su marido para ir a vivir con su hijo en casa de una tía
suya, Bernarda Sarmiento, que vivía con su esposo, el coronel Félix Ramírez Madregil,
en la misma ciudad de León. Rosa Sarmiento conoció poco después a otro hombre, y
estableció con él su residencia en San Marcos de Colón, en el departamento de
Choluteca, en Honduras.
Aunque según su fe de bautismo el primer apellido de Rubén era García, la familia
paterna era conocida desde generaciones por el apellido Darío. (El propio Rubén lo
explica en su autobiografía): “Según lo que algunos ancianos de aquella ciudad de mi
infancia me han referido, uno de mis tatarabuelos tenía por nombre Darío. En la pequeña
población conocíale todo el mundo por don Darío; a sus hijos e hijas, por los Daríos, las
Daríos. Fue así desapareciendo el primer apellido, a punto de que mi bisabuela paterna
firmaba ya Rita Darío; y ello, convertido en patronímico, llegó a adquirir valor legal; pues mi
padre, que era comerciante, realizó todos sus negocios ya con el nombre de Manuel Darío”.
La niñez de Rubén Darío transcurrió en la ciudad de León, criado por sus tíos abuelos
Félix y Bernarda, a quienes consideró en su infancia sus verdaderos padres (de hecho,
durante sus primeros años firmaba sus trabajos escolares como Félix Rubén

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Ramírez). Apenas tuvo contacto con su madre, que residía en Honduras, y con su
padre, a quien llamaba "tío Manuel".
Sobre sus primeros años hay pocas noticias, aunque se sabe que a la muerte del
coronel Félix Ramírez, en 1871, la familia pasó apuros económicos, e incluso se pensó
en colocar al joven Rubén como aprendiz de sastre. Según su biógrafo Edelberto
Torres, asistió a varias escuelas de la ciudad de León antes de pasar, en los años
1879 y 1880, a educarse con los jesuitas.
Lector precoz, en su Autobiografía señala: Fue algo niño prodigio. A los tres años
sabía leer; según se me ha contado.
Entre los primeros libros que menciona haber leído están el Quijote, las obras de
Moratín, Las mil y una noches, la Biblia, los Oficios de Cicerón, y la Corina (Corinne)
de Madame de Staël. Pronto empezó también a escribir sus primeros versos: se
conserva un soneto escrito por él en 1879, y publicó por primera vez en un periódico
poco después de cumplir los trece años: se trata de la elegía Una lágrima, que
apareció en el diario El Termómetro, de la ciudad de Rivas, el 26 de julio de 1880.
Poco después colaboró también en El Ensayo, revista literaria de León, y alcanzó
fama como "poeta niño". En estos primeros versos, según Teodosio Fernández, sus
influencias predominantes eran los poetas españoles de la época Zorrilla,
Campoamor, Núñez de Arce y Ventura de la Vega. Más adelante, sin embargo, se
interesó mucho por la obra de Víctor Hugo, que tendría una influencia determinante
en su labor poética. Sus obras de esta época muestran también la impronta del
pensamiento liberal, hostil a la excesiva influencia de la Iglesia católica, como es el
caso su composición El jesuita, de 1881. En cuanto a su actitud política, su influencia
más destacada fue el ecuatoriano Juan Montalvo, a quien imitó deliberadamente en
sus primeros artículos periodísticos. Ya en esta época (contaba catorce años) proyectó
publicar un primer libro, Poesías y artículos en prosa, que no vería la luz hasta el
cincuentenario de su muerte. Poseía una superdotada memoria, gozaba de una
creatividad y retentiva genial, y era invitado con frecuencia a recitar poesía en
reuniones sociales y actos públicos.
En diciembre de ese mismo año se trasladó a Managua, capital del país, a instancias
de algunos políticos liberales que habían concebido la idea de que, dadas sus dotes

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poéticas, debería educarse en Europa a costa del erario público. No obstante, el tono
anticlerical de sus versos no convenció al presidente del Congreso, el conservador
Pedro Joaquín Chamorro y Alfaro, y se resolvió que estudiaría en la ciudad
nicaragüense de Granada. Rubén, sin embargo, prefirió quedarse en Managua, donde
continuó su actividad periodística, colaborando con los diarios El Ferrocarril y El
Porvenir de Nicaragua. Poco después, en agosto de 1882, se embarcaba en el puerto
de Corinto, hacia El Salvador.
En El Salvador, el joven Darío fue presentado por el poeta Joaquín Méndez al
presidente de la república, Rafael Zaldívar, quien lo acogió bajo su protección. Allí
conoció al poeta salvadoreño Francisco Gavidia, gran conocedor de la poesía
francesa. Bajo sus auspicios, Darío intentó por primera vez adaptar el verso
alejandrino francés a la métrica castellana.8 El uso del verso alejandrino se convertiría
después en un rasgo distintivo no sólo de la obra de Darío, sino de toda la poesía
modernista. Aunque en El Salvador gozó de bastante celebridad y llevó una intensa
vida social, participando en festejos como la conmemoración del centenario de
Bolívar, que abrió con la recitación de un poema suyo, más tarde las cosas
comenzaron a empeorar: pasó penalidades económicas y enfermó de viruela, por lo
cual en octubre de 1883, todavía convaleciente, regresó a su país natal.
Tras su regreso, residió brevemente en León y después en Granada, pero finalmente
se trasladó de nuevo a Managua, donde encontró trabajo en la Biblioteca Nacional, y
reanudó sus amoríos con Rosario Murillo. En mayo de 1884 fue condenado por
vagancia a la pena de ocho días de obra pública, aunque logró eludir el cumplimiento
de la condena. Por entonces continuaba experimentando con nuevas formas poéticas,
e incluso llegó a tener un libro listo para su impresión, que iba a titularse Epístolas y
poemas. Este segundo libro tampoco llegó a publicarse: habría de esperar hasta 1888,
en que apareció por fin con el título de Primeras notas. Probó suerte también con el
teatro, y llegó a estrenar una obra, titulada Cada oveja..., que tuvo cierto éxito, pero
que hoy se ha perdido. No obstante, encontraba insatisfactoria la vida en Managua y,
aconsejado por el salvadoreño Juan José Cañas, optó por embarcarse para Chile,
hacia donde partió el 5 de junio de 1886.

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Desembarcó en Valparaíso el 24 de junio de 1886 según las memorias del propio
Rubén Darío detalladas por su biógrafo Edelberto Torres Espinosa, o en los primeros
días de junio según sugieren Francisco Contreras y Flavio Rivera Montealegre. En
Chile, gracias a recomendaciones obtenidas en Managua, recibió la protección de
Eduardo Poirier y del poeta Eduardo de la Barra. A medias con Poirier escribió una
novela de tipo sentimental, titulada Emelina, con el objeto de participar en un concurso
literario que la novela no llegó a ganar. Gracias a la amistad de Poirier, Darío encontró
trabajo en el diario La Época, de Santiago desde julio de 1886.
En su etapa chilena, Darío vivió en condiciones muy precarias, y tuvo además que
soportar continuas humillaciones por parte de la aristocracia del país, que lo
despreciaba por su escaso refinamiento. No obstante, llegó a hacer algunas
amistades, como el hijo del entonces presidente de la República, el poeta Pedro
Balmaceda Toro. Gracias al apoyo de éste y de otro amigo, Manuel Rodríguez
Mendoza, a quien el libro está dedicado, logró Darío publicar su primer libro de
poemas, Abrojos, que apareció en marzo de 1887. Entre febrero y septiembre de
1887, Darío residió en Valparaíso, donde participó en varios certámenes literarios. De
regreso en la capital, encontró trabajo en el diario El Heraldo, con el que colaboró
entre febrero y abril de 1888. En el mes de julio, apareció en Valparaíso, gracias a la
ayuda de sus amigos Eduardo Poirier y Eduardo de la Barra, Azul..., el libro clave de
la recién iniciada revolución literaria modernista. Azul... recopilaba una serie de
poemas y de textos en prosa que ya habían aparecido en la prensa chilena entre
diciembre de 1886 y junio de 1888. El libro no tuvo un éxito inmediato, pero fue muy
bien acogido por el influyente novelista y crítico literario español Juan Valera, quien
publicó en el diario madrileño El Imparcial, en octubre de 1888, dos cartas dirigidas a
Rubén Darío, en las cuales, aunque reprochaba a Darío sus excesivas influencias
francesas (su "galicismo mental", según la expresión utilizada por Valera), reconocía
en él a "un prosista y un poeta de talento". Fueron estas cartas de Valera, luego
divulgadas en la prensa chilena y de otros países, las que consagraron definitivamente
la fama de Darío.
Esta fama le permitió obtener el puesto de corresponsal del diario La Nación, de
Buenos Aires, que era en la época el periódico de mayor difusión de toda

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Hispanoamérica. Poco después de enviar su primera crónica a La Nación, emprendió
el viaje de regreso a Nicaragua. Tras una breve escala en Lima, donde conoció al
escritor Ricardo Palma, llegó al puerto de Corinto el 7 de marzo de 1889. En la ciudad
de León fue agasajado con un recibimiento triunfal. No obstante, se detuvo poco
tiempo en Nicaragua, y enseguida se trasladó a San Salvador, donde fue nombrado
director del diario La Unión, defensor de la unión centroamericana. En San Salvador
contrajo matrimonio civil con Rafaela Contreras, hija de un famoso orador hondureño,
Álvaro Contreras, el 21 de junio de 1890. Al día siguiente de su boda, se produjo un
golpe de estado contra el entonces presidente, el general Francisco Menéndez, cuyo
principal artífice fue el general Ezeta (que había estado presente, en calidad de
invitado, en la boda de Darío). Aunque el nuevo presidente quiso ofrecerle cargos de
responsabilidad, Darío prefirió irse del país. A finales de junio se trasladó a Guatemala,
en tanto que la recién casada permanecía en El Salvador. En Guatemala, el presidente
Manuel Lisandro Barillas estaba iniciando los preparativos de una guerra contra El
Salvador, y Darío publicó en el diario guatemalteco El Imparcial un artículo, titulado
"Historia negra", denunciando la traición de Ezeta.
En diciembre de 1890 le fue encomendada la dirección de un periódico de nueva
creación, El Correo de la Tarde. Ese mismo año publicó en Guatemala la segunda
edición de su exitoso libro de poemas Azul..., sustancialmente ampliado, y llevando
como prólogo las dos cartas de Juan Valera que habían supuesto su consagración
literaria (desde entonces, es habitual que las cartas de Valera aparezcan en todas las
ediciones de este libro de Rubén Darío). Entre las adiciones importantes a la segunda
edición de Azul... destacan los Sonetos áureos (Caupolicán, Venus y De invierno) y
Los medallones en número de seis, a los que se suman los Èchos, tres poemas
redactados en francés. En enero del año siguiente, su esposa, Rafaela Contreras, se
reunió con él en Guatemala, y el 11 de febrero contrajeron matrimonio religioso en la
catedral de Guatemala. En junio, el diario que dirigía Darío, El Correo de la Tarde,
dejó de percibir la subvención gubernamental, y tuvo que cerrar. Darío optó por probar
suerte en Costa Rica, y se instaló en agosto de ese año en la capital del país, San
José. En Costa Rica, donde apenas era capaz de sacar adelante a su familia,

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agobiado por las deudas a pesar de algunos empleos eventuales, nació su primer hijo,
Rubén Darío Contreras, el 12 de noviembre de 1891.
Al año siguiente, dejando a su familia en Costa Rica, marchó a Guatemala, y luego a
Nicaragua, en busca de mejor suerte. Inesperadamente, el gobierno nicaragüense lo
nombró miembro de la delegación que ese país iba a enviar a Madrid con motivo del
cuarto centenario del descubrimiento de América, lo que para Darío suponía ver
realizado su sueño de viajar a Europa.
En el viaje hacia España hizo escala en La Habana, donde conoció al poeta Julián del
Casal, y a otros artistas, como Aniceto Valdivia y Raoul Cay. El 14 de agosto de 1892
desembarcó en Santander, desde donde siguió viaje por tren hacia Madrid. Entre las
personalidades que frecuentó en la capital de España están los poetas Gaspar Núñez
de Arce, José Zorrilla y Salvador Rueda, los novelistas Juan Valera y Emilia Pardo
Bazán, el erudito Marcelino Menéndez Pelayo, y varios destacados políticos, como
Emilio Castelar y Antonio Cánovas del Castillo. En noviembre regresó de nuevo a
Nicaragua, donde recibió un telegrama procedente de San Salvador en que se le
notificaba la enfermedad de su esposa, que falleció el 23 de enero de 1893.
A comienzos de 1893, Rubén permaneció en Managua, donde renovó sus amoríos
con Rosario Murillo, cuya familia le obligó a contraer matrimonio con la joven. En abril
viajó a Panamá, donde recibió la noticia de que su amigo, el presidente colombiano
Miguel Antonio Caro le había concedido el cargo de cónsul honorífico en Buenos Aires.
Dejó a Rosario en Panamá, y emprendió el viaje hacia la capital argentina. Antes de
llegar, pasó brevemente por Nueva York, ciudad en la que conoció al ilustre poeta
cubano José Martí, con quien le unían no pocas afinidades; y realizó su sueño juvenil
de viajar a París, donde fue introducido en los medios bohemios por el guatemalteco
Enrique Gómez Carrillo y el español Alejandro Sawa. En la capital francesa, conoció
a Jean Moréas y tuvo un decepcionante encuentro con su admirado Paul Verlaine
(posiblemente el poeta francés que más influyó en su obra). Finalmente, el 13 de
agosto de 1893 llegó a Buenos Aires, ciudad que le causó una honda impresión. Atrás
quedó su esposa Rosario, encinta del poeta. El 26 de diciembre da a luz un niño,
bautizado como Darío Darío, del cual diría su madre: "su parecido con el padre era
perfecto". Sin embargo, la criatura morirá a consecuencia del tétano al mes y medio

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de nacido, porque su abuela materna le cortó el cordón umbilical con unas tijeras que
no estaban desinfectadas.
En Buenos Aires, Darío fue muy bien recibido por los medios intelectuales. Colaboró
con varios periódicos: además de en La Nación, del que ya era corresponsal, publicó
artículos en La Prensa, La Tribuna y El Tiempo, por citar algunos. Su trabajo como
cónsul de Colombia era meramente honorífico, ya que, como él mismo indica en su
autobiografía, "no había casi colombianos en Buenos Aires y no existían transacciones
ni cambios comerciales entre Colombia y la República Argentina." En la capital
argentina llevó una vida de desenfreno, siempre al borde de sus posibilidades
económicas, y sus excesos con el alcohol fueron causa de que tuviera que recibir
cuidados médicos en varias ocasiones. Entre los personajes que trató allí se
encuentran políticos ilustres, como Bartolomé Mitre, pero también poetas como el
mexicano Federico Gamboa, el boliviano Ricardo Jaimes Freyre y los argentinos
Rafael Obligado y Leopoldo Lugones.
El 3 de mayo de 1895 murió su madre, Rosa Sarmiento, a quien el poeta apenas había
conocido, pero cuya muerte le afectó considerablemente. En octubre del mismo año
surgió un nuevo contratiempo, ya que el gobierno colombiano suprimió su consulado
en Buenos Aires, por lo cual Darío se quedó sin una importante fuente de ingresos.
Para remediarlo, obtuvo un empleo como secretario de Carlos Carlés, director general
de Correos y Telégrafos.
En 1896, en Buenos Aires, publicó dos libros cruciales en su obra: Los raros, una
colección de artículos sobre los escritores que, por una razón u otra, más le
interesaban; y, sobre todo, Prosas profanas y otros poemas, el libro que supuso la
consagración definitiva del Modernismo literario en español. Como el propio Rubén
explica en su autobiografía, con el tiempo los poemas de este libro alcanzarían una
gran popularidad en todos los países de lengua española. Sin embargo, en sus
comienzos no fue tan bien recibido como hubiera sido de esperar.
Las peticiones de Darío al gobierno nicaragüense para que le concediese un cargo
diplomático no fueron atendidas; sin embargo, el poeta vio una posibilidad de viajar a
Europa cuando supo que La Nación necesitaba un corresponsal en España que
informase de la situación en el país tras el desastre de 1898. Con motivo de la

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intervención militar de los Estados Unidos en Cuba, Rubén Darío acuñó, dos años
antes que lo hiciera José Enrique Rodó, la oposición metafórica entre Ariel
(personificación de Latinoamérica) y Calibán (el monstruo que representa
metafóricamente los Estados Unidos). El 3 de diciembre de 1898, Darío se embarcaba
de nuevo rumbo a Europa. El 22 de diciembre llegaba a Barcelona.
Darío llegó a España con el compromiso, que cumplió impecablemente, de enviar
cuatro crónicas mensuales a La Nación acerca del estado en que se encontraba la
nación española tras su derrota frente a Estados Unidos en la Guerra hispano-
estadounidense, y la pérdida de sus posesiones coloniales de Cuba, Puerto Rico,
Filipinas y la isla de Guam . Estas crónicas terminarían recopilándose en un libro, que
apareció en 1901, titulado España Contemporánea. Crónicas y retratos literarios. En
ellas, Rubén manifiesta su profunda simpatía por España, y su confianza en la
recuperación de la nación, a pesar del estado de abatimiento en que la encontraba.
En España, Darío despertó la admiración de un grupo de jóvenes poetas defensores
del Modernismo (movimiento que no era en absoluto aceptado por los autores
consagrados, especialmente los pertenecientes a la Real Academia Española). Entre
estos jóvenes modernistas estaban algunos autores que luego brillarían con luz propia
en la historia de la literatura española, como Juan Ramón Jiménez, Ramón María del
Valle-Inclán y Jacinto Benavente, y otros que hoy están bastante más olvidados, como
Francisco Villaespesa, Mariano Miguel de Val, director de la revista Ateneo, y Emilio
Carrere.
En 1899, Rubén Darío, que continuaba legalmente casado con Rosario Murillo,
conoció, en la Casa de Campo de Madrid, a Francisca Sánchez del Pozo, campesina
analfabeta, natural de Navalsauz, en la provincia de Ávila, que se convertiría en la
compañera de sus últimos años.
En el mes de abril de 1900 Darío visitó por segunda vez París, con el encargo de La
Nación de cubrir la Exposición Universal que ese año tuvo lugar en la capital francesa.
Sus crónicas sobre este tema serían recogidas posteriormente en el libro
Peregrinaciones. Por entonces conoció en la Ciudad Luz a Amado Nervo, quien sería
su amigo cercano.

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En los primeros años del siglo XX, Darío fijó su lugar de residencia en la capital de
Francia, y alcanzó una cierta estabilidad, no exenta de infortunios. En 1901 publicó en
París la segunda edición de Prosas profanas. Ese mismo año Francisca dio a luz a
una hija del poeta, Carmen Darío Sánchez, y, tras el parto, viajó a París a reunirse
con él, dejando la niña al cuidado de sus abuelos. La niña fallecería de viruela poco
después, sin que su padre llegara a conocerla.
En 1902, Darío conoció en la capital francesa a un joven poeta español, Antonio
Machado, declarado admirador de su obra. En marzo de 1903 fue nombrado cónsul
de Nicaragua, lo cual le permitió vivir con mayor desahogo económico. Al mes
siguiente nació su segundo hijo con Francisca, Rubén Darío Sánchez, apodado por
su padre "Phocás el campesino". Durante esos años, Darío viajó por Europa,
visitando, entre otros países, el Reino Unido, Bélgica, Alemania e Italia.
En 1905 se desplazó a España como miembro de una comisión nombrada por el
gobierno nicaragüense cuya finalidad era resolver una disputa territorial con
Honduras. Ese año publicó en Madrid el tercero de los libros capitales de su obra
poética: Cantos de vida y esperanza, los cisnes y otros poemas, editado por Juan
Ramón Jiménez. También datan de 1905 algunos de sus más memorables poemas,
como "Salutación del optimista" y "A Roosevelt", en los cuales enaltece el carácter
hispánico frente a la amenaza del imperialismo estadounidense. En particular, el
segundo, dirigido al entonces presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt:
Eres los Estados Unidos, eres el futuro invasor de la América ingenua que tiene sangre
indígena, que aún reza a Jesucristo y aún habla en español.
Ese mismo año de 1905, el hijo habido con Francisca Sánchez, "Phocás el
campesino", falleció víctima de una bronconeumonía.
En 1906 participó, como secretario de la delegación nicaragüense, en la Tercera
Conferencia Panamericana que tuvo lugar en Río de Janeiro. Con este motivo escribió
su poema "Salutación del águila", que ofrece una visión de Estados Unidos muy
diferente de la de sus poemas anteriores:
Bien vengas, mágica águila de alas enormes y fuertes a extender sobre el Sur tu gran sombra
continental, a traer en tus garras, anilladas de rojos brillantes, una palma de gloria, del color
de la inmensa esperanza, y en tu pico la oliva de una vasta y fecunda paz.

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Este poema fue muy criticado por algunos autores que no entendieron el súbito cambio
de opinión de Rubén con respecto a la influencia de Estados Unidos en América latina.
En Río de Janeiro, el poeta protagonizó un oscuro romance con una aristócrata, tal
vez la hija del embajador ruso en Brasil. Parece ser que por entonces concibió la idea
de divorciarse de Rosario Murillo, de quien llevaba años separado. De regreso a
Europa, hizo una breve escala en Buenos Aires. En París se reunió con Francisca
Sánchez, y juntos fueron a pasar el invierno de 1907 a Mallorca, isla en la que
frecuentó la compañía del después poeta futurista Gabriel Alomar y del pintor Santiago
Rusiñol. Inició una novela, La Isla de Oro, que no llegó a terminar, aunque algunos de
sus capítulos aparecieron por entregas en La Nación. Por aquella época, Francisca
dio a luz a una niña que falleció al nacer.
Interrumpió su tranquilidad la llegada a París de su esposa, Rosario Murillo, que se
negaba a aceptar el divorcio a menos que se le garantizase una compensación
económica que el poeta juzgó desproporcionada. En marzo de 1907, cuando iba a
partir para París, Darío, cuyo alcoholismo estaba ya muy avanzado, cayó gravemente
enfermo. Cuando se recuperó, regresó a París, pero no pudo llegar a un acuerdo con
su esposa, por lo que decidió regresar a Nicaragua para presentar su caso ante los
tribunales. A fines de año nació el cuarto hijo del poeta y Francisca, Rubén Darío
Sánchez, apodado por su padre "Güicho", y el único hijo superviviente de la pareja.
Después de dos breves escalas en Nueva York y en Panamá, el poeta llegó a
Nicaragua, donde se le tributó un recibimiento triunfal, y se le colmó de honores,
aunque no tuvo éxito en su demanda de divorcio. Además, no se le pagaron los
honorarios que se le debían por su cargo de cónsul, por lo que se vio imposibilitado
de regresar a París. Después de meses de gestiones, consiguió otro nombramiento,
esta vez como ministro residente en Madrid del gobierno nicaragüense de José Santos
Zelaya. Tuvo problemas, sin embargo, para hacer frente a los gastos de su legación
ante lo reducido de su presupuesto, y pasó dificultades económicas durante sus años
como embajador, que solo pudo solucionar en parte gracias al sueldo que recibía de
La Nación y en parte gracias a la ayuda de su amigo y director de la revista Ateneo,
Mariano Miguel de Val, que se ofreció como secretario gratuito de la legación de
Nicaragua cuando la situación económica era insostenible y en cuya casa, en la calle

18
Serrano 27, instaló la sede. Cuando Zelaya fue derrocado, Darío tuvo que renunciar a
su puesto diplomático, lo que hizo el 25 de febrero de 1909. Permaneció fiel a Zelaya,
a quien había elogiado desmedidamente en su libro Viaje a Nicaragua e Intermezzo
tropical, y con el que colaboró en la redacción del libro de este Estados Unidos y la
revolución de Nicaragua, en el que acusaba a Estados Unidos y al dictador
guatemalteco, Manuel Estrada Cabrera, de haber tramado el derrocamiento de su
gobierno.
Durante el desempeño de su cargo diplomático, se enemistó con su antiguo amigo
Alejandro Sawa, quien le había solicitado ayuda económica sin que sus peticiones
fueran escuchadas por Darío. La correspondencia entre ambos da a entender que
Sawa fue el verdadero autor de algunos de los artículos que Darío había publicado en
La Nación.
En 1910, viajó a México como miembro de una delegación nicaragüense para
conmemorar el centenario de la independencia del país. Sin embargo, el gobierno
nicaragüense cambió mientras se encontraba de viaje, y el dictador mexicano Porfirio
Díaz se negó a recibir al escritor. Sin embargo, Darío fue recibido triunfalmente por el
pueblo mexicano, que se manifestó a favor del poeta y en contra de su gobierno. En
su autobiografía, Darío relaciona estas protestas con la Revolución mexicana,
entonces a punto de producirse:
Por la primera vez, después de treinta y tres años de dominio absoluto, se apedreó la
casa del viejo Cesáreo que había imperado. Y allí se vio, se puede decir, el primer
relámpago de la revolución que trajera el destronamiento.
Ante el desaire del gobierno mexicano, Darío zarpó hacia La Habana, donde, bajo los
efectos del alcohol, intentó suicidarse. En noviembre de 1910 regresó de nuevo a
París, donde continuó siendo corresponsal del diario La Nación y desempeñó un
trabajo para el Ministerio de Instrucción Pública mexicano que tal vez le había sido
ofrecido a modo de compensación por la humillación sufrida.
En 1912 aceptó la oferta de los empresarios uruguayos Rubén y Alfredo Guido para
dirigir las revistas Mundial y Elegancias. Para promocionar estas publicaciones, partió
en gira por América Latina, visitando, entre otras ciudades, Río de Janeiro, São Paulo,
Montevideo y Buenos Aires. Fue también por esta época cuando el poeta redactó su

19
autobiografía, que apareció publicada en la revista Caras y caretas con el título de La
vida de Rubén Darío escrita por él mismo; y la obra Historia de mis libros, muy
interesante para el conocimiento de su evolución literaria.
Tras el final de esta gira, tras desligarse de su contrato con los hermanos Guido,
regresó a París, y, en 1913, viajó a Mallorca invitado por Joan Sureda, y se alojó en
la cartuja de Valldemosa, en la que tres cuartos de siglo atrás habían residido Chopin
y George Sand. En esta isla empezó Rubén la novela El oro de Mallorca, que es, en
realidad, una autobiografía novelada. Se acentuó, sin embargo, el deterioro de su
salud mental, debido a su alcoholismo. En diciembre regresó a Barcelona, donde se
hospedó en casa del general Zelaya, que había sido su protector mientras fue
presidente de Nicaragua. En enero de 1914 regresó a París, donde pleiteó largamente
con los hermanos Guido, que aún le debían una importante suma de sus honorarios.
En mayo se instaló en Barcelona, donde dio a la imprenta su última obra poética de
importancia, Canto a la Argentina y otros poemas, que incluye el poema laudatorio del
país austral que había escrito años atrás por encargo de La Nación. Su salud estaba
ya muy deteriorada: sufría de alucinaciones, y estaba patológicamente obsesionado
con la idea de la muerte.
Al estallar la Primera Guerra Mundial, partió hacia América, con la idea de defender el
pacifismo para las naciones americanas. Atrás quedó Francisca con sus dos hijos
supervivientes, a quienes el abandono del poeta habría de arrojar poco después a la
miseria. En enero de 1915 leyó, en la Universidad de Columbia, de Nueva York, su
poema "Pax". Siguió viaje hacia Guatemala, donde fue protegido por su antiguo
enemigo, el dictador Estrada Cabrera, y por fin, a finales de año, regresó a su tierra
natal en Nicaragua. Llegó a León, la ciudad de su infancia, el 7 de enero de 1916 y
falleció menos de un mes después, el 6 de febrero. Las honras fúnebres duraron varios
días presididas por el Obispo de León Simeón Pereira y Castellón y el presidente
Adolfo Díaz Recinos. Fue sepultado en la Catedral de León el 13 de febrero del mismo
año, al pie de la estatua de San Pablo cerca del presbiterio debajo de un león de
concreto, arena y cal hecho por el escultor granadino Jorge Navas Cordonero; dicho
león se asemeja al León de Lucerna, Suiza, hecho por el escultor danés Bertel
Thorvaldsen (1770-1844).

20
El archivo de Rubén Darío fue donado por Francisca Sánchez al gobierno de España
en 1956 y ahora está en la Biblioteca de la Universidad Complutense de Madrid. Con
Darío tuvo Francisca cuatro hijos -tres murieron siendo muy niños, el otro en la
madurez, está enterrado en México-. Muerto Darío, Francisca se casó con José
Villacastín, un hombre culto, que gastó toda su fortuna en recoger la obra de Rubén
que se encontraba dispersa por todo el mundo y que entregó para su publicación al
editor Aguilar, de quien era buen amigo.

21
VIII. Justificación

En este trabajo monográfico se pretende identificar en qué medida los factores


sociales de la época se relacionan con la calidad de poesía que escribió Rubén Darío,
además de presentar problemas en su entorno social.

Escogí el tema de la obra Cantos de vida y Esperanza dada la relevancia histórica del
libro en la literatura española ya que impulsa el modernismo en américa aun sabiendo
que la niñez y adolescencia que vivió nuestro máximo poeta conlleva una serie de
características diferenciales relevantes con la época actual y que hacen que su poesía
haya sido realista y enmarcada de un sentimiento hacia lo desconocido.

Es por esto que me ha motivado a realizar esta investigación, ya que como estudiantes
de Undécimo Grado, nos resulta un tema de relevancia con el cual podemos proponer
estrategias o alternativas dirigidas a estudiantes y docentes para que podamos incluir
en el currículo un estudio más a fondo de la obra y vida de Rubén Darío.

Por todo lo anterior, podemos resumir que las razones que justifican la importancia de
la presente investigación son:

1. La escasa investigación en el municipio de San Carlos sobre la Vida y obra de


Rubén Darío.

2. Como el factor socioeconómico incide en la calidad de la poesía que escribió


nuestro máximo poeta.

Además fue de mucho provecho para nosotros los estudiantes y docentes, ya que la
experiencia nos permitió enriquecer y poner en práctica nuestros conocimientos
teóricos para darnos cuenta de la importancia de Rubén Darío para la sociedad, de
manera que tengamos la oportunidad de trabajar en aras del desarrollo de la
publicación de la poesía de Rubén Darío

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IX. Objetivos

a) Objetivo General
Valorar los aportes de la obra, “cantos de vida y esperanza”, obra capital de
Rubén Darío

b) Objetivos Específicos:

 Constatar que los alumnos de undécimo conozcan a cerca de la obra de


Rubén Darío, “cantos de vida y esperanza”.

 Valorar los aportes que nos dejó en la literatura, con cantos de vida y
esperanza.

 Sintetizar el proceso de desarrollo cultural en Hispanoamérica de la Obra Azul

 Recomendar estrategias para mejorar el proceso de aprendizaje de las obras


de Darío en cada una de las escuelas del país.

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X. Hipótesis

Cantos de vida y esperanza es la voz más alta de la poesía


española

24
XI. Marco Teórico.
Capítulo 1. Publicación
Cantos de Vida y Esperanza, publicados en 1905, en Madrid, dedicado a José Enrique
Rodo, poeta uruguayo.
Cantos de Vida y Esperanza representa la respuesta estética intelectual y léxica más
representativa del modernismo y marcó un hito en la historia de la literatura en la
lengua española lo afirmaron dos grandes poetas Pablo Neruda, (poeta chileno), y el
español Federico García Lorca

Capítulo 2. Temas que Comprende:


Comprende catorce poemas en total entre ellos:
Cantos de Vida y Esperanza, Salutación del Optimista, Cyrano en España, Salutación
a Leonardo , los Tres Reyes Magos, Pegaso, A Roosevelt, IX, Canto de Esperanza,
XI, Helios, Spes, y la Marcha Triunfal.
En ellos impregna su dolor, teme la perdida de la cultura española que las colonias
americanas habían asimilado en la guerra de 1898, en la que los Estados Unidos,
obtuvieron la victoria sobre España.
El nicaragüense que cree en la grandeza de España, desea revivir los valores
hispánicos y los revive en Cantos de Vida y Esperanza.

Capítulo 3. Madurez en la obra.


En estos temas se observa la preferencia por el tema americano, esta poesía es de
madurez alejándose de los temas exóticos y se enfoca más en la realidad
latinoamericana y en la postración que sufre en esos momentos España, Rubén Darío,
teme la perdida de la cultura española, que las colonias americanas habían asimilado
en la guerra hispanoamericana de 1898,a partir de la explosión del Mainel, buque
estadounidense anclado en Cuba.
Esto constituyo el pretexto formal para declararle la guerra a España. El peligro
expansionista de Estados Unidos se cernía como una amenaza sobre América Latina
.España renuncio a su soberanía sobre cuba a raíz del tratado de Paris.

25
En consecuencia en nombre de todos los poetas siente la obligación de lanzar su
grito de protesta con su signo más preciado: El Cisne.
Teme que América sea despojada de su tierra y de su alma, porque el poeta es
consciente de que el afán expansionista no se limitara solo a América, sino que se
extenderá a todo el mundo.

Capítulo 4. Obra maestra:


Cantos de Vida y Esperanza su obra maestra .Darío representa la respuesta estética
intelectual, y léxica más representativa del modernismo desde la perspectiva de la
modernidad porta estandarte del modernismo, dejo un legado imperecedero una
renovación poética que marcó un hito en la historia de la literatura en lengua española.
Capítulo 5. Temas Centrales:
Cantos de Vida nos habla sobre los problemas humanos a los suyos personales amor,
vida, muerte, duda, esperanza, angustia, optimismo, y fe, a la expresión al amor a
España, y un poema –algo que es bastante – a la gran cuestión de la América,
Hispana perennemente ultrajada por el imperialismo yanqui: la protesta que es la “oda
a Roosevelt”, también en los Cisnes, vuelven los ojos a América y un Cisne blanco en
función de pitonisa dice que la aurora es inmortal, por lo que el poeta consolado clama
: ¡Oh, tierras de Sol y armonía aún guarda la esperanza , la caja de Pandoral.

Capítulo 6: Amor a España:


El amor a España, en cambio pervade el libro hasta el agrado que podría decirse que
Cantos de Vida y Esperanza o el EVANGELIO AMERICANO, del culto a la madre
patria. A ella o a hijos suyos cantan:
Cantos de vida y Esperanza es un orbe que encierra todo lo humano: los anhelos y
esperanzas el amor y el odio la tristeza y la alegría la duda y la fe, el desaliento y el
optimismo la gratitud y la amistad la solidaridad americana y el amor a España.
Dos poemas máximos contienen la salutación del optimista único en la poesía del
idioma y carne celeste, carne de la mujer, sin parangon quizás en toda la poesía
universal, profundo realista y visionario de verdades que el psicoanálisis ha sacado a
luz.

26
Capítulo 7. La voz más alta de la poesía española.
Cantos de Vida y Esperanza, es el libro que consagra a Rubén Darío, como la voz
más alta de la poesía española situándola al lado de los clásicos del siglo de oro como
: Garcilaso de la Vega, Luis de Góngora, Francisco de Quevedo , Santa Teresa de
Jesús, Fray Luis de León, y San Juan de la Cruz.
Rubén Darío revive el espíritu español con Cantos de Vida y Esperanza.
El nicaragüense mestizo, que cree en la grandeza de España y desea revivir la
pervivencia de los valores hispánicos ya que España se encuentra postrada por el
dolor de haber perdido las posesiones en América.
Producto de ello se formó en España un movimiento generacional que se le llamo la
Generación del 98, en el cual Unamuno, fue uno de los cuales que dijo:” Me duele
España “en el prólogo de su novela “Niebla”.
En esta magna obra le hace un llamado a los Estados Unidos de lo fuerte que es
nuestra raza y de la herencia tomada de nuestras raíces españolas como fueron: la
lengua y la religión.
El miedo de Darío es despojar a España de su alma así como ha sido despojada de
su tierra.
En fin “Cantos de Vida y Esperanza”, es el llamado a todos los poetas españoles a
levantarse a que ese ánimo no decaiga que comiencen a enaltecer ese espíritu
escribiendo a cerca de sus paisajes, costumbres, castillos, a toda su historia y a todo
lo que poseen.

 Rubén Darío y la Generación del 98


Desde su segunda visita a España, Darío se convirtió en el maestro e inspirador de
un grupo de jóvenes modernistas españoles, entre los que estaban Juan Ramón
Jiménez, Ramón Pérez de Ayala, Francisco Villaespesa, Ramón del Valle-Inclán, y los
hermanos Antonio y Manuel Machado, colaboradores de la revista Helios, dirigida por
Juan Ramón Jiménez.
En varios textos, tanto en prosa como en verso, Darío dio muestra del respeto que le
merecía la poesía de Antonio Machado, a quien conoció en París en 1902. Uno de los
más tempranos es una crónica titulada "Nuevos poetas españoles", que se recogió en
el libro Opiniones (1906), donde escribe lo siguiente:
27
Antonio Machado es quizá el más intenso de todos. La música de su verso va en su
pensamiento. Ha escrito poco y meditado mucho. Su vida es la de un filósofo estoico.
Sabe decir sus enseñanzas en frases hondas. Se interna en la existencia de las cosas,
en la naturaleza.
Gran amigo de Darío fue Valle-Inclán, desde que ambos se conocieron en 1899. Valle-
Inclán fue un rendido admirador del poeta nicaragüense durante toda su vida, e incluso
le hizo aparecer como personaje en su obra Luces de bohemia, junto a Max Estrella
y al marqués de Bradomín. Conocido es el poema que Darío dedicó al autor de Tirano
Banderas, que comienza así:
Este gran don Ramón de las barbas de chivo, cuya sonrisa es la flor de su figura,
parece un viejo dios altanero y esquivo que se animase en la frialdad de su escultura.
Menos entusiasmo por la obra de Darío manifestaron otros miembros de la
Generación del 98, como Unamuno y Baroja. Sobre su relación con este último, se
cuenta una curiosa anécdota, según la cual Darío habría dicho de Baroja: "Es un
escritor de mucha miga, Baroja: se nota que ha sido panadero", y este último habría
contraatacado con la frase: "También Darío es escritor de mucha pluma: se nota que
es indio".
 Legado
La influencia de Rubén Darío fue inmensa en los poetas de principios de siglo, tanto
en España como en América. Muchos de sus seguidores, sin embargo, cambiaron
pronto de rumbo: es el caso, por ejemplo, de Leopoldo Lugones, Julio Herrera y
Reissig, Juan Ramón Jiménez o Antonio Machado.
Darío llegó a ser un poeta extremadamente popular, cuyas obras se memorizaban en
las escuelas de todos los países hispanohablantes y eran imitadas por cientos de
jóvenes poetas. Esto, paradójicamente, resultó perjudicial para la recepción de su
obra. Después de la Primera Guerra Mundial, con el nacimiento de las vanguardias
literarias, los poetas volvieron la espalda a la estética modernista, que consideraban
anticuada y excesivamente retoricista.
Los poetas del siglo XX han mostrado hacia la obra de Darío actitudes divergentes.
Entre sus principales detractores figura Luis Cernuda, que reprochaba al nicaragüense
su afrancesamiento superficial, su trivialidad y su actitud "escapista".46 En cambio, fue

28
admirado por poetas tan distanciados de su estilo como Federico García Lorca y Pablo
Neruda, si bien el primero se refirió a "su mal gusto encantador, y los ripios descarados
que llenan de humanidad la muchedumbre de sus versos". El español Pedro Salinas
le dedicó el ensayo La poesía de Rubén Darío, en 1948.
El poeta mexicano Octavio Paz, en varios textos dedicados a Darío y al Modernismo,
subrayó el carácter fundacional y rupturista de la estética modernista, para él inscrita
en la misma tradición de la modernidad que el Romanticismo y el Surrealismo. En
España, la poesía de Rubén Darío fue reivindicada en los años 60 por el grupo de
poetas conocidos como los "novísimos", y muy especialmente por Pere Gimferrer,
quien tituló uno de sus libros, en claro homenaje al nicaragüense, Los raros.

29
XII. Conclusiones.
Rubén Darío es considerado como el autor que lideró el desarrollo del Modernismo en
lengua castellana, tanto en España como en Hispanoamérica, movimiento que, según
el propio nicaragüense "... no es otra cosa que el verso y la prosa castellanos pasados
por el fino tamiz del buen verso y de la buena prosa francesas".
La obra de Rubén Darío apareció publicada primeramente en diferentes periódicos y
después se recopiló en libros. Se trataba de poemas o de ensayos en prosa, estos
últimos referidos a asuntos de actualidad o sus impresiones acerca de lugares.
Rubén Darío es citado generalmente como el iniciador y máximo representante del
Modernismo hispánico. Si bien esto es cierto a grandes rasgos, es una afirmación que
debe matizarse. Otros autores hispanoamericanos, como José Santos Chocano, José
Martí, Salvador Díaz Mirón, Manuel Gutiérrez Nájera o José Asunción Silva, por citar
algunos, habían comenzado a explorar esta nueva estética antes incluso de que Darío
escribiese la obra que tradicionalmente se ha considerado el punto de partida del
Modernismo, su libro Azul... (1888).
Así y todo, no puede negarse que Darío es el poeta modernista más influyente, y el
que mayor éxito alcanzó, tanto en vida como después de su muerte. Su magisterio fue
reconocido por numerosísimos poetas en España y en América, y su influencia nunca
ha dejado de hacerse sentir en la poesía en lengua española. Además, fue el principal
artífice de muchos hallazgos estilísticos emblemáticos del movimiento, como, por
ejemplo, la adaptación a la métrica española del alejandrino francés.
Además, fue el primer poeta que articuló las innovaciones del Modernismo en una
poética coherente. Voluntariamente o no, sobre todo a partir de Prosas profanas, se
convirtió en la cabeza visible del nuevo movimiento literario. Si bien en las "Palabras
liminares" de Prosas profanas había escrito que no deseaba con su poesía "marcar el
rumbo de los demás", en el "Prefacio" de Cantos de vida y esperanza se refirió al
"movimiento de libertad que me tocó iniciar en América", lo que indica a las claras que
se consideraba el iniciador del Modernismo. Su influencia en sus contemporáneos fue
inmensa: desde México, donde Manuel Gutiérrez Nájera fundó la Revista Azul, cuyo
título era ya un homenaje a Darío, hasta España, donde fue el principal inspirador del
grupo modernista del que saldrían autores tan relevantes como Antonio Machado,

30
Ramón del Valle-Inclán y Juan Ramón Jiménez, pasando por Cuba, Chile, Perú y
Argentina (por citar solo algunos países en los que la poesía modernista logró especial
arraigo), apenas hay un solo poeta de lengua española en los años 1890-1910 capaz
de sustraerse a su influjo. La evolución de su obra marca además las pautas del
movimiento modernista: si en 1896 Prosas profanas significa el triunfo del esteticismo,
Cantos de vida y esperanza (1905) anuncia ya el intimismo de la fase final del
Modernismo, que algunos críticos han denominado postmodernismo.

Espero que esta investigación acerca de la obra de madurez “Cantos de Vida y


Esperanza “, haya sido de su agrado y que aprendan un poco más a cerca de nuestro
gran poeta Rubén Darío. El amor que no solo tiene a América, sino también a España
ya que se considera un nieto de esta.

Y el llamado que le hace al imperio norteamericano y que le hace saber de lo fuerte


que es nuestra raza y de la herencia que España nos ha dejado en cuanto a nuestra
lengua y religión.

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XIII. Recomendaciones.

Durante este proceso de recopilar de manera activa la información que existe sobre
Rubén Darío logre experiencias que me permiten poder realizar las siguientes
recomendaciones.

a) Al MINED.
 Dotar a los centros educativos de material bibliográfico en la que se enaltezca
la obra literaria de nuestro insigne poeta.

c) A los Docentes.
 Promover el estudio de las obras de Rubén Darío

d) A los Estudiantes.
 Involucrarse de manera decidida en la lectura de las obras de Rubén Darío
 Que nuestros jóvenes estudiantes lean la obra de madurez “Cantos de Vida y
Esperanza.
 Identifiquen los aportes de Cantos de Vida y Esperanza.
 Valoren los cambios que tuvo Rubén al escribir “ Cantos de Vida y Esperanza

32
XIV. CRONOGRAMA DE ACTIVIDADES

Fecha de Cumplimiento

No. Actividades Lugar MAYO JUNIO


1ra 2da 3ra 4ta 5ta 1ra 2da 3ra 4ta 5ta
Semana Semana Semana Semana Semana Semana Semana Semana Semana Semana
1 Orientación del Tema por el Tutor Centro Escolar
Programación de Actividades (Elaborar
2 Casa de habitación
Cronograma)
3 Investigar en Páginas de Internet Ciber y el Parque
4 Lectura de obras de Rubén Darío Casa de habitación
5 Análisis de la Investigación Casa de habitación
Redactar tema Central, Tema Delimitado, Objetivos
6 Casa de habitación
e Hipótesis
7 Redactar Agradecimiento y Dedicatoria Casa de habitación
8 Redactar Antecedentes y Justificación Casa de habitación
9 Redactar Marco teórico Casa de habitación
10 Extraer Resultados Casa de habitación
11 Analizar Resultados (Discusión) Casa de habitación
12 Redactar Conclusiones y Recomendaciones Casa de habitación
13 Sacar el Glosario y la Bibliografía Casa de habitación
14 Entrega de Informe Final Centro Escolar

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XV. Anexos

Obras de Rubén Darío


Poesía (primeras ediciones)
 Abrojos. Santiago de Chile: Imprenta Cervantes, 1887.
 Rimas. Santiago de Chile: Imprenta Cervantes, 1887.
 Azul.... Valparaíso: Imprenta Litografía Excelsior, 1888. Segunda edición,
ampliada: Guatemala: Imprenta de La Unión, 1890. Tercera edición: Buenos
Aires, 1905.
 Canto épico a las glorias de Chile Editor MC0031334: Santiago de Chile,
1887.
 Primeras notas, [Epístolas y poemas, 1885]. Managua: Tipografía Nacional,
1888.
 Prosas profanas y otros poemas. Buenos Aires, 1896. Segunda edición,
ampliada: París, 1901.
 Cantos de vida y esperanza. Los cisnes y otros poemas. Madrid, Tipografía
de Revistas de Archivos y Bibliotecas, 1905.
 Oda a Mitre. París: Imprimerie A. Eymeoud, 1906.
 El canto errante. Madrid, Tipografía de Archivos, 1907.
 Poema del otoño y otros poemas, Madrid: Biblioteca "Ateneo", 1910.
 Canto a la Argentina y otros poemas. Madrid, Imprenta Clásica Española,
1914.
 Lira póstuma. Madrid, 1919.

Prosa (primeras ediciones)


 Los raros. Buenos Aires: Talleres de "La Vasconia", 1896. Segunda edición,
aumentada: Madrid: Maucci, 1905.
 España contemporánea. París: Librería de la Vda. de Ch. Bouret, 1901.
 Peregrinaciones. París. Librería de la Vda. de Ch. Bouret, 1901.
 La caravana pasa. París: Hermanos Garnier, 1902.
 Tierras solares. Madrid: Tipografía de la Revista de Archivos, 1904.
 Opiniones. Madrid: Librería de Fernando Fe, 1906.

34
 El viaje a Nicaragua e Intermezzo tropical. Madrid: Biblioteca "Ateneo", 1909.
 Letras (1911).
 Todo al vuelo. Madrid: Juan Pueyo, 1912.
 La vida de Rubén Darío escrita por él mismo. Barcelona: Maucci, 1913.
 La isla de oro (1915) (inconclusa).
 Historia de mis libros. Madrid, Librería de G. Pueyo, 1916.
 Prosa dispersa. Madrid, Mundo Latino, 1919.

Obras completas
 Obras completas. Prólogo de Alberto Ghiraldo. Madrid: Mundo Latino, 1917-
1919 (22 volúmenes).
 Obras completas. Edición de Alberto Ghiraldo y Andrés González Blanco.
Madrid: Biblioteca Rubén Darío, 1923-1929 (22 volúmenes).
 Obras poéticas completas. Madrid: Aguilar, 1932.
 Obras completas. Edición de M. Sanmiguel Raimúndez y Emilio Gascó
Contell. Madrid: Afrodisio Aguado, 1950-1953 (5 volúmenes).
 Poesías. Edición de Ernesto Mejía Sánchez. Estudio preliminar de Enrique
Ardenson Imbert. México: Fondo de Cultura Económica, 1952.
 Poesías completas. Edición de Alfonso Méndez Plancarte. Madrid: Aguilar,
1952. Edición revisada, por Antonio Oliver Belmás, en 1957.
 Obras completas. Madrid: Aguilar, 1971 (2 volúmenes).
 Poesía. Edición de Ernesto Mejía Sánchez. Caracas: Biblioteca Ayacucho,
1977.
 Obras completas. Madrid: Aguilar, 2003. (A pesar del título, solo contiene sus
obras en verso. Reproduce la edición de Poesías completas de 1957).
 Obras completas. Edición de Julio Ortega con la colaboración de Nicanor
Vélez. Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2007- ISBN 978-84-8109-704-7. Está
prevista la publicación de tres volúmenes (I Poesía; II Crónicas; III Cuentos,
crítica literaria y prosa varia), de los que solo el primero ha aparecido hasta el
momento.

35
Monumento a Rubén Darío en el Parque Forestal, Santiago de Chile.

Busto de Rubén Darío en el Paseo de los Poetas, Rosedal de Palermo, Buenos Aires

Glorieta de Rubén Darío en Madrid

36
Monumento a Rubén Darío en el Parque de Málaga, en la ciudad homónima


Busto de Rubén Darío esculpido por Edith Grøn, quien realizó más de treinta
obras de arte en su honor

37
XVI. Glosario

 Temáticas; Motivo, argumento asunto, sujeto. Proposición o texto que se

toma por asunto de un discurso

 Estilísticos; Estudio del estilo o de la expresión lingüística en general.

Interpretar o describir convencionalmente la forma de un objeto haciendo

resaltar tan solo sus rasgos más característicos.

 Innovaciones; Cambiar las cosas introduciendo novedades.

 Pictórica; Relativo a la pintura. Adecuado para ser representado en pintura.

 Omnisciente; de la divinidad. Que todo siente.

 Apéndice; Cosa adjunta a otra, con respecto a la cual es de importancia

secundaria

 Abrojos; Planta de las familias de las dicotiledóneas, de hojas opuestas,

flores pentapetalas y fruto capsular espinoso

 Desenfreno; Entregarse a un vicio desordenadamente.

 Desaire; falta de gentileza, humillar, desatender a una persona.

 Exotismo; Carácter de lo exótico. Tendencia a exaltar o imitar costumbres

o ideas extranjeras

38
XVII. Bibliografía

 Fernández, Teodosio: Rubén Darío. Madrid, Historia 16 Quórum, 1987.


Colección "Protagonistas de América". ISBN 84-7679-082-1.

 Ferreiro Villanueva, Cristina: Claves de la obra poética de Rubén Darío.


Madrid:Ciclo Editorial, 1990. ISBN 84-87430-79-1.

 Litvak, Lily (ed.): El Modernismo. Madrid: Taurus, 1986. ISBN 84-306-


2081-8.

 Login Jrade, Cathy: Rubén Darío y la búsqueda romántica de la unidad. El


recurso modernista a la tradición esotérica. México: Fondo de Cultura
Económica, 1986. ISBN 986-16-2480-7.

 Ruiz Barrionuevo, Carmen: Rubén Darío. Madrid: Síntesis, 2002. ISBN


84-9756-048-5.

 Salinas, Pedro: La poesía de Rubén Darío. Barcelona: Península, 2005.


ISBN 84-8307-650-0.

 Vargas Vila, José María: “Rubén Darío". 1917.

 Ward, Thomas: “El pensamiento religioso de Rubén Darío: Un estudio de


Prosas profanas y Cantos de vida y esperanza.” Revista Iberoamericana
55 (enero-junio de 1989): 363-75

39

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