Historias Extraordinarias
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Historias Extraordinarias
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$artarb College Htfirarp
FROM
G-.tft.af
Saml. A. Green
UIBMOTKCA UK VI A J ti.
HISTORIAS EXTRAORDINARIAS
DE
tiHGARD POK.
Segunda serie.
VIAJE A LA LUNA á despecho de la gravitacion, la pre
sion atmosférica y otras zarandajas: AvBSTCRA fin igual,
de un ta! Hans" I'kaall.
Siguncía serie.
Sny. leniro y quiero,
POIl I). I'EDRÜ ANTONIO f)E ALARCON.
MADRID.
Imi-hkma ni: Kl Atalaya. Ancua dí: Sai (íí:h > a m<o, 73,
á rarfío de J. Martín Alegría.
185'J.
CUATRO R HALES.
r
BIBLIOTECA DE VIAJE,
5.
BIBLIOTECA HE VUJB.
HISTORIAS EXTRAORDINARIAS
SDGABD POE.
Segunda serie.
VIAJE A LA LUNA á despecho de la gravitacion, la pre
sion atmosférica y otras zarandajas: Aventura si» igual,
de un tal Hans Pfaall.
MADRID.
lurixEniA de El Atalaya, Akcha de Sar Bernardo, 73¡,
á cargo de J. Martin Alegría.
1859.
CSLLECE USSAM[
AVENTURA SIN IGUAL.
1 Berzas agrias.
SIN IGUAL. 15
que hasta aquella época habian sido los me
jores parroquianos del mundo, les faltaba el
tiempo necesario para pensar en mí, no te
niendo suficiente para estudiar la historia de
las revoluciones, y vigilar afanosos los pro
gresos de la inteligencia y el espíritu del
siglo. Encendían la lumbre sin mas fuelle
que los periódicos , y á la par que crecia la
debilidad del gobierno , adquiría yo la con
viccion de que el cuero y el hierro aumenta
ban en tenacidad y resistencia de modo tal,
que acabó por no encontrarse en todo Rot
terdam un solo fuelle que hubiese menester
compostura , ni que exigiese las caricias del
martillo. Semejante situacion era insosteni
ble ; no tardé mucho tiempo en verme mas
pobre que una rata , y como por añadidura
tenia muger é hijos que mantener, mis obli
gaciones llegaron á hacérseme insoportables,
de manera que concluí por ocupar todo mi
16 AVENTURA
tiempo en reflexionar sobre el mejor medio
de suicidarme.
Entretanto mis importunos acreedores
apenas me dejaban libre un solo momento
de meditacion, y mi casa se hallaba literal y
materialmente sitiada por ellos desde la ma
ñana hasta la noche. Tres especialmente me
incomodaban de un modo espantoso , hacien
do la centinela continuamente en mi puerta
y amenazándome siempre con los tribunales.
Propúseme tomar venganza de aquellos tres
seres maldecidos, si alguna vez llegaba á
tener la dicha de poderlos coger entre mis
uñas; así que la dulce esperanza de realizar
tal deseo, fué la causa que me impidió eje
cutar inmediatamente el plan de suicidio,
reducido á levantarme la tapa de los sesos de
un trabucazo. Mientras tanto pensé conven
dría mas disimular la cólera, ser largo en
promesas y no escaso en buenas palabras,
SIN IGUAL. 17
para dar asi tiempo á que la veleidosa for
tuna ofreciera ocasion propicia al logro de
mi venganza. «
Un dia que conseguí burlar la vigilancia
de mis acreedores y que me hallaba mas
abatido quede costumbre, estuve vagando
mucho tiempo sin objeto ni fin alguno por
las calles mas lóbregas, hasta darme un en
contron con el puesto de un librero ambu
lante ; dejéme caer sobre un sillon allí colo
cado para comodidad de los lectores , y sin
darme razon de lo que hacia, con un humor
endiablado, abrí el primer libro qne encon
tré á la mano. Era un reducido folleto de
astronomía especulativa, escrito no sé si por
el profesor Encke de Berlín, ó por un francés
cuyo nombre tenia con el de este mucha se
mejanza. Aunque mis conocimientos en tal
materia no pasaban de ser muy ligeros, que
dé tan absorto en la lectura de la obra, que
18 AVENTURA
la leí dos veces desde el principio hasta el fin,
antes de poder darme cuenta de lo que me
rodeaba»
Estaba ya anocheciendo y hube de volver
á casa, pero la lectura del folleto (que coin
cidía con un descubrimiento pneumático que
acababa de trasmitirme un primo mio desde
Nantes como un secreto importantísimo),
produjo en mi imaginacion una impresion
indeleble ; de manera que vagando por las
calles envueltas en las sombras del cre
púsculo, repasaba en la memoria los razona
mientos estraños y poco inteligibles del es
critor, con especialidad algunos trozos que me
chocaron estraordinariamente. Cuanto mas
reflexionaba sobre ellos, mas crecia el inte
rés que me escitaban, y aunque mis conoci
mientos generales eran pocos, como he di
cho, y en lo que tuviera relacion con la filoso
fía natural , mucha mi ignorancia ; lejos de
SIN IGUAL. 19
desconfiar de mi aptitud para comprender lo
leido, ó de mirar con recelo las nociones va
gas y confusas que pudo hacer surgir la lec
tura en mi imaginacion ; todo se convertía
únicamente en aguijon mas y mas fuerte del
deseo, siendo yo harto vanidoso ó tal vez
sensato, para llegar hasta la sospecha de si
ciertas ideas difíciles de digerir, que á veces
producen las cabezas mas desarregladas , no
contienen en su seno (cuando tan perfecta
mente lo muestran al parecer), toda la fuer
za, realidad y demás propiedades inherentes
al instinto y la intuicion.
Llegué á mi casa tarde y me metí en la
cama inmediatamente; pero demasiado preo
cupado para dormir , pasé la noche entera
meditando ; levanteme muy temprano y me
dirigí al puesto del librero , y allí gasté el
poco dinero que tenia, comprando algunos
tomos de mecánica y astronomía prácticas,
20 AVENTURA
que cual un tesoro llevé á mi aposento , en
donde desde aquel punto me encerré, consa
grando á la lectura todo el tiempo de que
podia disponer. Hice de este modo bastantes
adelantos en el nuevo estudio , para poner
por obra cierto proyecto , que el diablo ó mi
ángel tutelar debieron inspirarme.
Esforzábame mientras tanto en captarme
la voluntad delos tres acreedores que consti
tuian mi tormento, lográndolo con vender la
mayor parte de mis muebles para satisfacer
la mitad de su crédito , prometiéndoles sal
dar la diferencia después que realizara un
proyecto que me bullía en la cabeza, y que
necesitaba de su cooperacion para llevarse á
cabo. Merced á estos medios y á la circuns
tancia de que los tres eran muy ignorantes,
conseguí sin gran dificultad que me ayu
daran.
Arregladas de esta manera las cosas, me
SIN IGUAL. 21
dediqué, auxiliado por mi mujer, — tomando
siempre grandes precauciones y con el ma
yor sigilo, — á vender todo cuanto tenia, y á
reunir por medio de cortos préstamos pe
didos bajo diversos pretestos , una cantidad
razonable en dinero contante , sin dárseme
un ardite, y sin tomarme la pena (con rubor
lo confieso), de si podría ó no devolverlo.
Gracias á este aumento en mis recursos,
pude ir comprando muchas piezas de buena
batista, —de adoce yardas cada una, —bra
mante, una porcion de barniz de Cautchouc,
una cesta de mimbres grande y honda, he
cha á propósito, y finalmente otros varios en
seres y artículos necesarios para la construc
cion de un globo de dimensiones estraordi-
narias. Encargué el cosido á mi mujer, asi
como la precipitacion en la obra , dándola
cuantas instrucciones necesitó para llevarla á
cabo. , :
22 AVENTUItA
Con el bramante hice al mismo tiempo
una red bastante grande para cubrir un aro
que sujeté con cuerdas, y reuní gran núme
ro de instrumentos y materias útiles para
hacer esperiencias en las regiones elevadas
de la atmósfera. De noche y con cautela lle
vé á un lugar apartado y oculto, al este de
Rotterdam, cinco barricas con aros de hier
ro, de cabida de unos cincuenta gallones, y
otra mayor que las anteriores; seis tubos de
hoja de lata de tres pulgadas de diámetro y
diez piés de largo, dispuestos ad hoc; la
cantidad suficiente de cierta sustancia me
tálica ó semi-melálica , cuyo nombre callo,
y una docena de castañas ó vasijas, llenas de
cierto ácido muy comun. El gas resultante
de esta combinacion es desconocido y no fa
bricado hasta hoy mas que por mi, ó cuando
menos soy el único que lo haya aplicado á
semejante objeto. Cuanto puedo decir en este
SIN IGUAL. 25
lugar es que forma tina de las partes cons
titutivas del ázoe, mirado hace tanto tiempo
como irreductible, siendo su densidad treinta
y siete veces y cuatro décimas menor que la
del hidrógeno. Carece de sabor, mas no de
olor, arde cuando está puro , produce una
llama verdosa , y ataca rápidamente la vida
animal. Ninguna dificultad tendría en dar
mi secreto á conocer, mas pertenece de de
recho, como ya dejo indicado, á un vecino de
Nantes , que me lo ha trasmitido con ciertas
condiciones.
La misma 'persona , sin idea alguna, de mi
proyecto, nrc ha enseñado un procedimiento
para construir los globos con un legido ani
mal, que imposibilita totalmente las fugas de
gas ; pero como este tejido era mucho mas
caro para mí , hube de contentarme con ba
tista revestida de barniz de Cautchouc que
creí y hallé ser igualmente buena. Menciono
24 AVENTURA
esto, porparecerme probable que el sugeto en
cuestion intentará un día , que no está lejos,
una ascension , valiéndose del nuevo gas y
de la materia citada , y en manera alguna
quiero arrebatarle el honor de tan original
invento.
Secretamente abrí un hoyuelo en cada uno
de los sitios que habian de ocupar las barri
cas pequeñas, de modo que estos hoyos se
hallasen colocados á distancias iguales y so
bre una circunferencia de veinticinco piés de
diámetro ; y en el centro que debia estar la
barrica mayor, hice un hoyo de mas profun
didad, colocando despues en los primeros
sendas cajas de hoja de lata, que contenían
unas cincuenta libras de pólvora, y en el del
centro un barril con ciento cincuenta libras
de igual materia esplosiva. Puse en comuni
cacion con regueros de pólvora cubiertos el
barril y las cinco cajas; metí en una de estas
SIN If.lFAL. 2o
la punta de una mecha de cuatro piés de
largo, rellené el hoyo, planté sobre él la bar
rica, dejando saliese únicamente por bajo de
la misma una pulgada escasa de la otra pun
ta de la mecha , con lo que era sumamente
difícil apercibirla; y finalmente, rellenos los
hoyos . restantes , coloqué encima las demás
barricas.
Tambien llevé á mi depósito general, ocul
tándole allí, á mas de los objetos referidos,
uno de los aparatos perfeccionados de Grimm
para la condensacion del aire atmosférico.
Este aparato necesitaba modificaciones sin
gulares, para ser aplicable al uso que me
proponia hacer de él; pero gracias á la ince
sante perseverancia y al trabajo tenaz que
empleé, conseguí resultados satisfactorios,
tanto en este como en los demás preparati
vos. No tardé en ver mi globo concluido;
su volumen pasaba de cuarenta mil piés oú
¿6 AVENTURA
bicos, pudiendo sin dificultad levantar segun
calculé, no solo mi persona y todos los efec
tos que pensaba llevar, sino que bien mane
jado y dirigido, podria levantar al propio
tiempo ciento setenta y cinco libras de las
tre. Con las tres capas ó manos que le di de
barniz , la batista sustituía sin mucha dife
rencia a la seda, siéndola casi igual en fuer
za y muy superior en baratura.
Arreglado ya todo , exigí á mi mujer ju
rara mantendría un secreto absoluto sobre
mis acciones desde el dia de mi primera vi
sita al librero, prometiéndola yo á mi vez en
cambio , volver inmediatamente que las cir
cunstancias me lo permitieran; despedimede
ella y la entregué el poco dinero que me que
daba. A decir verdad no me inquietaba dejar
sola á mi mujer, que era lo que comunmente
se llama en el mundo una mujer escepcional
y notable, harto capaz de manejarse sin au
SIN IGUAL. 27
xilio mio; y luego tambien, si he de decirlo
todo, tengo la conviccion de que siempre me
ha mirado corno á un infeliz haragan á pro
pósito únicamente para hacer castillos en el
aire , de manera que debió congratularse de
mi marcha y de su libertad. Era ya de no
che cuando me despedí de ella, y en compa
ñía de los tres acreedores, que tanto me ha
bian hecho rabiar , á guisa de ayudantes de
campo, llevamos el globo, la barquilla y de
más accesorios, por un camino estraviado, al
lugar en que ya estaban los útiles restantes,
y que hallamos intactos, y de modo que in
mediatamente puse con mis compañeros ma
nos á la obra.
Estábamos á primero de abril , la noche
era muy oscura, no se percibia una es
trella , y la espesa llovizna que caia á ratos
nos molestaba mucho. Hallábame inquieto
por el globo , que á despecho del barniz que
28 AVENTURA
lo cubría, comenzaba á pesar con la hume
dad , mientras tambien temia que la pólvora
se averiase. Hice por lo mismo trabajar con
ahinco á mis tres necios , rodear de hielo la
barrica central y remover el ácido en las de
más. Entretanto no cesaban de fastidiarme á
preguntas , encaminadas todas á averiguar
lo que trataba yo de hacer con aquel apa
rato , manifestando bien á las claras su dis
gusto hácia el penoso trabajo que les impo
nía. Decíanme que no les era dable com
prender lo que pudiera resultar de bueno con
calarse hasta los huesos de aquel modo, úni
camente para ser cómplices en tan abomina
ble hechicería. Principié pues, á recelar un
tanto, y puse todo mi conato en adelantar la
obra , porque ya era indudable que aquellos
idiotas se imaginaban que tenia pacto con el
diablo , y cuanto ejecutaba les ponia mas in
tranquilos. Tuve un momento sérios temores
SIN IGUAL. 29
de que me dejaran plantado, y procuré cal
marlos .ofreciendo pagarles hasta el ultimo
maravedí , tan luego como concluyésemos
nuestro trabajo. Como debe suponerse, in
terpretaron á su gusto mis promesas, y cre
yeron sin duda qué de . un modo ó de otro,
puesto que iba á hacerme dueño de una in
mensa cantidad en dinero contante, y les pa
gaba la deuda por completo y con mas al
gun piquillo por razon de su ayuda , les im
portaba poco el peligro que pudieran correr
sus almas ni mis huesos.
Al cabo de cuatro horas y media me pa
reció que el globo se hallaba ya bastante
hinchado ; colgué la barquilla , coloqué todo
mi equipaje , un telescopio , un barómetro
con ciertas modificaciones importantes , un
termómetro , un electrómetro, compás, brú
jula, un reló con indicador de segundos, una
campana, una bocina, etc., etc., y asimismo
50 AVENTURA
una esfera de cristal en que habia hecho el
vacío, herméticamente cerrada ; el aparato
condensador, cal viva, una barra de lacre,
agua en abundancia , víveres no escasos , y
entre ellos el pemmican, 1 que tanta mate
ria nutritiva contiene en un volumen muy
reducido, y finalmente puse en mi barquilla
un par de pichones y una gata.
Próximo el amanecer, creí llegado el mo
mento de verificar la partida , dejé caer al
suelo el cigarro encendido, y al bajarme
para recojerlo, puse cautelosamente fuego á
la mecha cuya punta, como ya dije, sobresalía
un poco por debajo de una de las barricas
menores. Hecha esta maniobra, de que ni por
pienso pudieron apercibirse mis tres verdu
gos, salté en la barquilla, corté la cuerda
1 Nueve de la noche.
SIN IGUAL. 105
poco, pero estoy cierto sin embargo, de
que no tenia semejanza alguna con ningun
ruido terrestre, cuya sensacion recordase.
Escuso decir lo mucho que me alarmó,
porque mi primera suposicion fué la de que
el globo se habia desgarrado : examiné con
suma atencion todo el aparato, y sin em
bargo, no pude encontrar ninguna averia.
Pasé casi todo el dia meditando sobre tan
extraordinario acontecimiento, sin poder dar
con una esplicacion satisfactoria, y me
acosté muy disgustado con gran agitacion
y no poca ansiedad,
11 de Abril. — He hallado decreci
miento sensible en el diámetro aparente da
de la tierra; en el de la luna (á la que
faltan pocos dias para llegar al plenilunio)
encontré un aumento considerable , circuns
tancia que por primera vez observé. Con
mucho trabajo y tiempo hice la operacion
106 AVENTUAA
de condensar aire atmosférico suficiente para
sostener la vida.
12 de Abril. —La direccion en que
marchaba el globo, ha cambiado de un
modo notable y á pesar de que así suponia
sucediese , me ha causado mucho placer.
Sin apartarse de su direccion primitiva, llegó
hasta el paralelo veinte de latitud sur, cam
bió súbitamente el rumbo al este, formando
un ángulo agudo con el rumbo anterior y
se ha mantenido todo el dia, con corta di
ferencia, por no decir completamente, den
tro del plano mismo de la órbita lunar.
Debo advertir una circunstancia muy repa
rable , que produjo el referido cambio de
direccion, pues originó una oscilacion muy
marcada en ia barquilla, que duró muchas
horas de un modo mas ó menos violento.
13 de Abril. -^He tenido un susto nuevo
al sentir otra vez el ruido formidable que
SIN IGUAL. 107
tanto me aterró el dia 10 , pero por mas
que he discurrido y meditado , no he podi
do hallar una razon que me satisfaga res
pecto á la causa. Gran decrecimiento en el
diámetro aparente de la tierra que solo
medía desde el globo un ángulo de poco
mas de 25 grados: no he podido ver la
luna que se halla casi en mi cenit; sigo ca
minando dentro del plano de su órbita y
avanzo muy poco hácia el este.
14 de Abril.—Disminucion escesiva-
mente rápida del diámetro terrestre. No he
dejado de pensar todo el dia en que la ruta
del globo era la del perigeo por la linea
misma de los ápsides, —ó en otros términos
diré, —que se me figura lleva el camino que
de la tierra^ conduce mas directamente á la
luna, cuando esta ocupa en su órbita el
punto de la elipse mas cercano á la tierra.
La luna sigue á mis ojos oculta, porque se
i 08 AVENTURA
halla sobre mi globo enteramente. Me cuesta
gran trabajo y mucho tiempo la operacion
indispensable de condensar el aire de la
atmósfera.
15 de Abril.—Ya no me es posible dis
tinguir siquiera sobre el planeta los contornos
de continentes y mares : sobre las doce del
dia he sentido por tercera vez el mismo
ruido espantoso que tanto me sorprendió;
ha durado algunos instantes y ha sido mu
cho mas fuerte. Despues de algun tiempo,
estupefacto y aterrorizado , esperando lleno
de anhelo y ansiedad mi destruccion de un
modo espantoso y desconocido; ha oscilado
la barquilla con extraordinaria violencia,
y. una masa de materia que me faltó tiempo
para distinguir, pasó por un lado, del globo,
gigantesca, inflamada, atrorjaqórá y ru
giente como la voz de mil truenos juntos.
Cuando me repuse del terror y admiracion,
SIN IGUAL. 109
reflexioné naturalmente que debia ser algun
enorme fracmento volcánico, vomitado por
la luna, á la cual con tanta rapidez me iba
acercando y probablemente un trozo de las
mismas sustancias singulares, que en algu
nas ocasiones se encuentran en la tierra, lla
madas aerolitos, á falta de apelativo mas
exacto.
16 de Abril. —Mirando hoy alternati
vamente por las ventanas laterales y hácia la
parte superior del modo único que podia
hacerlo, percibí con gran satisfaccion y ale
gría, una pequeñísima porcion del disco
lunar, que rebasaba por decirlo así, fuera
ó alrededor de la estensa circunferencia del
contorno del globo. Esto me conmovió ex
traordinariamente, porque desvanecía cuan
tas dudas pudiera tener de alcanzar el'tér-
mino de viaje tan peligroso.
Acrecentado hasta hacerse casi continuo
110 AVENTURA
el trabajo necesario para condensar el aire,
apenas me daba treguas; no podia ya en
tregarme al sueño, sentíame verdadera
mente enfermo y estaba trémulo de desfa
llecimiento, resistiéndose la naturaleza hu
mana á soportar por mas espaoio un pade
cimiento de semejante intensidad. En el cor
tísimo período que yo tenia ya de tinieblas,
cruzó muy inmediata al globo otra piedra
meteórica, produciéndome una inquietud
bastante séria lo frecuente de tales fenó
menos
17 de Abril.—La mañana de este dia
ha hecho época en mi viaje. Recuérdese
que el dia 13 subtendía la tierra para mí un
ángulo de 25 grados; que disminuyó mu
cho este ángulo el día 14 ; que el 15 ob
servé una disminucion mas rápida todavía,
y que el 16 antes de acostarme, calculé que
dicho ángulo no pasaba de 7 grados y 15
SIN IGUAL. iii
minutos. No es posible formar idea de lo es
tupefacto que yo quedaría , cuando al des
pertar en la mañana de este dia 17 des
pues de un sueño corto y agitado , vf que la
superficie planetaria que tenia debajo, habiá
aumentado súbita y espantosamente de vo
lumen , subtendiendo su diámetro aparente
un ángulo que no bajaba de 59 grados.
Quedeme aterrado, y no es dable hallar
palabras que indiquen siquiera el horrible
é inmenso estupor de que fui presa: tembla
ron faltándome las rodillas, castañeteáronme
los dientes, y se me»herizó el cabello. ¡ Se
ha reventado el globo!... Esta fué la pri
mera idea que me acudió á las mientes: se
ha roto indudablemente y me precipito con
la velocidad mayor y con la impetuosidad
mas furiosa que es posible imaginar. Si he -
de juzgar por el espacio inmenso que he re
corrido ya tan rápidamente, debo llegar á
1 12 AVENTURA
la superficie de la tierra antes de diez mi
nutos. ] Dentro de diez minutos estaré ani
quilado, deshecho! ...
Al cabo la reflexion vino en mi ayuda;
hice una pausa, medité y comencé á dudar.
Era imposible descenso tan violento y rápi
do, y ademas, aunque evidentemente me
acercaba á la superficie que tenia debajo;
mi velocidad real, no era ni con mucho la
espantosa que en el primer momento ima
giné.
Estas consideraciones sirvieron de eficaz
calmante á la perturbaron de mis ideas, y
al cabo pude mirar el fenómeno bajo su
verdadero punto .de vista. Si el espanto no
me hubiera embargado los sentidos trastor
nando sus apreciaciones , no era posible hu
biese dejado de reparar la inmensa diferen
cia que habia entre el aspecto de la super
ficie que se hallaba & mis piés y el de mi
SIN IGUAL. 115
planeta natal. Este se encontraba encima
de mi cabeza completamente oculto por el
globo, mientras que la luna, —la luna
misma en todo su esplendor, —se mostraba
bajo mis plantas.
,La sorpresa y estupor que produjo en
mi espíritu tan extraordinario cambio de si
tuacion, era en resumidas cuentas, lo mas
pasmoso y menos esplicable de la aventura;
porque semejante trastorno, sobre ser tan
natural como inevitable, con mucha antela
cion lo tenia previsto , tal cual no podía
menos de preveer una circunstancia sencilla,
consecuencia inmediata dg llegar al punto
del camino en que la atraccion . planetaria
fuese sustituida por la del satélite ; ó ha
blando con mas exactitud, cuando la gravi
tacion del globo , fuese mayor hácia la luna
que hácia la tierra.
Tambien es verdad que me despertaba
v. 8
1 14 ^VENTURA
de un profundo sueño, y todos mis sentidos
se encontraban embotados, cuando súbita
mente se me presentó un fenómeno tan sor
prendente, que aunque lo aguardaba, no era
en aquel momento. La vuelta debió verifi
carse de un mo lo sumamente lento y gra
duado, de suerte que es muy probable que
aun cuando me hubiera despertado mientras
se operaba, no hubiera podido darme razon
del trastorno, ni percibido síntoma alguno
interior de inversion,—quiero decir, de mo
lestia, ó incomodidad, ó desconcierto en mf
mismo ó en el aparato.
Se comprenderá fácilmente, que tan
pronto como fui dueño de mi persona y
hube sacudido el terror que se habia apode
rado de mi ser, dirigí única y esclusiva-
mente la atencion á contemplar el aspecto
general de la luna. Estendíase á mis piés
como un mapa, y aunque comprendia la
SIN 1CUAL. US
.;onsiderable distancia á"que se encontraba,
dibujábanse todas las desigualdades de su
superficie con tal claridad y determinacion
que no sabia á qué atribuir tal fenómeno.
La carencia absoluta de océano, mar, lago
y toda especie de rio, fué lo que mas ex
traordinario encontré en sus condiciones
geológicas á primera vista.
Sin embargo, causábame estrañeza ver
estensas regiones planas y con un carácter
determinado de aluvion, por mas que casi
todo el hemisferio visible estaba cubierto de
innumerables montañas volcánicas en forma
de conos, de aspecto tal, que parecian mas
bien que formadas por la naturaleza , cor
tadas artificialmente. La de mayor elevacion
no escedia de tres millas y tres cuartos;
mas una carta de las regiones volcánicas de
Campi Phlegrwi, dará idea mucho mejor
á Vuecencias de la superficie en general,
<H6 AVENTURA
que no todas las esplicaciones que trate yo
de hacer. —Las mas de estas montañas se
hallaban evidentemente en estado de erup
cion, dándome una idea terrible de su furia
y poder, con la multitud de piedras impro
piamente llamadas meteóricas, que par
tiendo de sus cráteres, pasaban cerca de mi
globo con una frecuencia mas y mas es
pantosa.
18 de Abril. — Hoy he hallado un au
mento considerable en el volumen aparente
de la luna y la velocidad conque descendía,
manifiestamente acelerada, me llenó de cui
dado. Recuérdese que al principio y cuando
comencé á querer aplicar mis sueños á la
posibilidad de un viaje á la luna; entró por
mucho en mi cálculo, la hipótesis de la
existencia de una atmósfera ambiente cuya
densidad debería ser proporcional al volu
men del planeta ; hipótesis contraria por
SIN IGUAL. 117
cierto, no solo á la teoría admitida, sino
opuesta tambien á la preocupacion universal
de la inexistencia de atmósfera en la luna.
Ademas de las ideas que ya he dejado con
signadas con respeto al cometa de Encke y
á la luz zodiacal, corroboraban mi opinion
ciertas observaciones de M. Shroeter de Li-
nienthal. Este, teniendo la luna dos dias y
medio de edad, por la noche, poco despues
de puesto el sol y antes que la parte oscura
fuese visible, principió á observar el satélite
hasta que la parte oscura se hizo visible.
Primero víó que los dos cuernos, parecian
como si se afilaran .en una especie de pro
longacion muy aguda, cuya estremidad ilu
minaban ténuemente los rayos solares, en
tanto qne todas las partes restantes del he
misferio oscuro eran invisibles absolutamen
te; aclarándose en fin al poco tiempo des
pues toda la orilla ó contorno sombrío. Su
118 AVENTURA
puse que esta prolongacion de los cuernos
hasta mas de la semicircunferencia, era pro
ducida por la refraccion de los rayos solares
en la atmósfera de la luna. Calculé tambien
que la altura de esta atmósfera ( que podia
refractar bastante luz en el hemisferio oscu
ro, para producir un crepúsculo mas lumi
noso que la luz reflejada por la tierra cuan
do la luna dista unos 32 grados de su con
juncion), debia ser de 1.356 pies; de re
sultas de lo cual deduje que la mayor altura
capaz de refractar el rayo solar era de
5.376 pies. Asimismo confirmaba mis ideas
sobre este asunto, ua párrafo del tomo
ochenta y dos de las Transacciones Filosó
ficas, en que dice, que al verificarse una
ocultacion de los satélites de Júpiter, des
aparece el tercero, despues de haber que
dado indistinto durante uno ó dos se
gundos, y el cuarto se muestra con mu
SIN IGUAL. 119
cha indeterminacion al acercarse al limbo. 1
En lo que fundaba yo la esperanza de
descender sano y salvo, era en la resistencia
1 Helvelius dice , que ha observado en oca
siones, cuando elcielo estaba perfectamente lim
pido y hasta las estrellas de sesta y sétima mag
nitud brillaban distintamente, que,— con la
misma altura de la luna , igual elongacion de la
tierra é idéntico escelente telescopio, — la luna
y sus manchas no se mostraban siempre igual
mente luminosas. Bajo este supuesto, es eviden
te que la causa del fenómeno no se halla en
nuestra atmósfera , ni en el telescopio , ni en la
luna, ni en el ojo del observador; sino que de
be proceder de otra cosa (¿atmósfera?) existen
te en rededor de la luna.
Casini ha observado muchas veces, que Sa
turno, Júpiter y las estrellas fijas, en el mo
mento que su ocultacion ^ior la luna tiene lugar,
pierden su forma circular tomándola ovalada;
mientras que en otras ocultaciones no ha perci
bido cambio alguno de forma. Pudiera por lo
tanto inferirse, que en algunos casos, si bien no
en todos, la luna se halfa envuelta por una ma
teria densa, en que son refractados los rayos de
las estrellas.—K P.
1 20 AVENTURA
ó mas bien en el apoyo que me ofreciera una
atmósfera en cierto estado de densidad hi
potética. Finalmente, siendo absurda la con
jetura que hice, el desenlace mejor que mi
aventura podría tener, era hacerme añicos
contra la escabrosa superficie del satélite;
así que resumiendo, diré me sobraban razo
nes para tener miedo, la distancia* á que me
encontraba de la luna, era comparativamen
te insignificante, y el trabajo que tenia que
emplear con el condensador no me parecia
disminuir, por manera que no encontraba
indicio alguno de que la densidad atmosfé
rica fuese mayor.
49 de Abril.— B6ta mañana, con mu
cha alegría, hácia las nueve, viéndome es
pantosamente cercano á la superficie lunar
y sobrescitados mis temores hasta el grado
mas inminente, el piston del condensador
ha mostrado de un modo evidente una alte
SIN IGUAL. 121
racion en la atmósfera. A las diez no pude
dudar ya del considerable aumento que te
nia de densidad. A las once, no era menes
ter emplear sino muy escaso trabajo con el
aparato y á las doce me determiné con cierto
recelo á destornillar la manga. Viendo que
ningun inconveniente me producia, abrí sin
titubear la cámara de caoutchouc y desen
fundé la barquilla. Segun debí haber pre
visto, la . consecuencia inmediata de espe-
riencia tan precipitada y llena de peligros,
fué una violenta jaqueca acompañada de es
pasmos; mas como semejantes inconvenien
tes y varios otros tambien en la respiracion,
no eran de suficiente magnitud para poner
en Tiesgo la vida, me resigné á sufrirlos
con tanta mas paciencia, cuanto que todo
contribuía á que creyese durarían muy poco,
y desaparecerían progresivamente y de mi
nuto en minuto, segun me fuera acercando
líá AVENTURA
á capas mas y mas densas de la atmósfera
lunar. .
Entretanto mi descenso se verificaba con
una extraordinaria impetuosidad y no lardé
en cerciorarme con espanto, de que si bien
no me habria probablemente equivocado al
contar con una atmósfera cuya densidad
fuese proporcional al volumen del satélite;
había si cometido el error de contar, con
que semejante densidad pudiese ni aun en la
superficie, ser bastante á soportar el peso
enorme contenido en la barquilla del globo.
Esto debió verificarse de igual manera que
en la superficie terrestre, suponiendo que en
el planeta y su satélite la gravedad ó peso
real de los cuerpos, se hallase en razo» de
la densidad atmosférica; pero no se verificó,
segun mi caida precipitada lo demostraba
con sobrada evidencia. ¿Por qué? Es impo
sible esplicarlo de otro modo que por medio
SIN IGUAL. 123
de aquellas perturbaciones geológicas cuya
teoría ya establecí anteriormente en este re
lato.
Ya casi llegaba al satélite de la tierra,
y seguia cayendo con terrible impetuosidad:
sin perder un instante, arrojé fuera de la
barquilla todo el lastre, despues los barriles
de agua, el aparato condensador, el saco
de caoutchouc y finalmente dejé vacía la
barquilla. De nada sirvió esto y seguia des
cendiendo con horrible velocidad, no distan
do ya mas de media milla de la superficie.
Como último remedio tiré el paletot, el som
brero, las botas, y desalé del globo la bar
quilla misma, que no dejaba de pesar bas
tante, cogiéndome entonces con las manos
de la red. Apenas habia tenido tiempo de
reparar, que todo el pais hasta donde al
canzaba la vista, estaba sembrado de casas
lilliputienses, cuando vine á caer en el cen
124 AVENTURA
tro mismo de una ciudad de aspecto fantás
tico, y en medio de un gentío grande de
miserable plebe, sin que ni uno solo de aque
llos individuos pronunciase una sílaba, ni se.
tomara la menor molestia por ayudarme.
Hallábanse todos con los brazos puestos en
jarras, como un rebaño de idiotas, gesticu
lando de un modo ridículo, y mirando de reojo
mi globo y persona. Volviles las espaldas
con soberano desprecio, y levantando los
ojos hácia la tierra que acababa de aban
donar y de la que me desterraba tal vez pa
ra siempre, vi tenia la forma de un ancho
y sombrío escudo de cobre de unos dos gra
dos de diámetro, fijo é inmóvil en el cielo,
y guarnecido 'por un lado con una resplan
deciente y dorada media-luna, ó si se quie
re mejor media-tierra. No era posible dis
tinguir rastro , ni indicio de mares, ni con
tinentes; hallándose toda la superficie visi-
SIN IGUAL. 425
ble, salpicada de manchas variables, y cru
zada por las zonas tropicales y ecuatorial,
como con otras tantas fajas.
Por tanto, trás una série dilatada de an
gustias, peligros inauditos , y apuros sin
cuento; diez y nueve dias despues de salir de
Rotterdam, hallábame al fin en el término
del viaje mas extraordinario, y de mayor
importancia, que se ha llevado á cabo, em
prendido, ni imaginado siquiera, por ningun
ciudadano de ese planeta. Réstame contar
mis aventuras, porque no dudo que Yue-
cencias ^comprenderan sin dificultad , que
despues de una permanencia de cinco años
en un planeta tan interesante ya por sí mis
mo, duplícase este interés, por el lazo ínti
mo conque como satélite suyo se halla enla
zado al mundo que el hombre habita; así
que me propongo mantener con el Colegio
Nacional Astronómico una correspondencia
126 AVENTURA
secreta sobre el viaje que tan felizmente he
hecho, de mayor importancia que no la que
puede darse á sencillos detalles, por sor
prendentes que parezcan.
La verdadera cuestion es la siguiente:
aquí hay muchas cosas que contar, y ten
dría un verdadero placer en referíroslas;
hay mucho que decir sobre el clima de este
planeta; sobre las alternativas sorprendentes
de frío y calor; sobre esta claridad solar que
dura quince dias, implacable y abrasadora;
y esta temperatura glacial, mas que polar,
que dura otros quince; sobre una traslacion
constante de humedad que se verifica por
destilacion, como en el vacío, desde el pun
to del planeta mas cercano al sol, hasta el
mas distante; — sobre la raza misma de los
habitantes, sobre sus costumbres, trajes,
instituciones políticas y leyes, sobre su or
ganismo particular, su fealdad, su falta de
SIN IGUAL. 127
orejas, apéndices inútiles en una atmósfera
tan extraordinariamente modificada ; sobre
su ignorancia por consiguiente, del uso y
propiedades de la palabra; sobre el medio
singular de transmitir las ideas que sustitu
ye al lenguaje; — sobre la relacion incom
prensible que liga á cada ciudadano de la
luna, con cada uno de los del globo terres
tre, relacion análoga y dependiente de la
que rige tambien á los' movimientos del pla
neta y su satélite, y por medio de la cual,
el sino y la existencia de los habitantes de
uno de estos planetas, está enlazado al sino
y existencia de los habitantes del otro; aña
diéndose á todo, lo que tendré que referir á
Yuecencias sobre los tenebrosos y horribles
misterios existentes en las regiones del otro
hemisferio lunar, que gracias á la concor
dancia casi milagrosa de la rotacion del sa
télite sobre su eje, con la revolucion sideral
128 AVENTURA
del mismo alrededor de la tierra, estas re
giones no se han vuelto jamas hacia noso
tros, y Dios mediante no se mostraran nunca
á la curiosidad de los telescopios humanos.
Esto quiero contaros, y ademas otras
muchas cosas; pero en cambio os exijo un
premio ó recompensa. Quiero poder reunir-
me con mi familia y volver á mi casa, y en
consideracion á la luz que puedo proporcio
nar, si me acomoda/respecto á muchos ra
mos importantes de las ciencias físicas y me
tafísicas, han de pagarse mis comunicacio
nes futuras, con el apoyo que ese respetable
cuerpo, que tan dignamente' presiden Vue-
cencias, prestará á mi solicitud, de que se
me perdone el crimen que cometí matando
á mis acreedores al salir de Rotterdam. He
aquí el objeto de esta carta, cuyo portador
es un habitante de la luna, que se ha pres
tado á ser mi mensajero y lleva cuantas
SIN IGUAL. 129
instrucciones mias ha menester. Aguardará
cuanto dispongan Vueccncias, y me traerá
el perdon impetrado , si fuere dable obte
nerlo.
Tengo el honor de ofrecerme á Vuecen-
cias como su mas humilde servidor :
ÍIans Pfaall.
DE
Segunda serie.
Soy, tengo y quiero.
MADRID.
Imi'cehta. de El Atalaya, Ancha de San Bernardo, 73.
á cargo do J. Martin Alegría.
1859.
SOY, TENGO Y QUIERO.
HISTORIA MADRILEÑA,
dedicada á mi amigo el Sr. D. José Salvador de Salvador.
I.
EL AUTOR.
II.
ALONSO IDEM.
III.
LA MUSA.
IV.
Y,
FIN.
I
I
ERRATAS.
v.
BIBLIOTECA DE VIAJE.