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DE
P. 3«an Preliis,
&
DE
Ucrcflona.
IMPRENTA DEL CONSTITUCIONAL.
1842.
..... La plupart «les pièces qui com
posent le recueil.... ont trait à des
pensées fugitives soudainement en
trevues, et aussitôt enchâssées dans
un petit drame: on sent que l’ins
piration est venue abondante , niais
que le poète ri’ a pas voulu lui don
ner tout son développement de peur
.de lui faire perdre do sa fraîcheur:
ce sont autant d’ épopées â 1’ état
rudimentaire, d’ admirables exqui
ses , mais en fin des exquises....
C.XLEI11E DES CONTEMPORAINS ILLUS
TRES. — Par UN HOMME DE RIEN.
SÚPI.ICA AL CnlAllOll
Poco ápoco la flor va desplegando Vense tras de los vidrios, entre sedas
Su seno virginal al que la llama Cruzar nobles y duques y barones,
Y ofrece á su cariño lecho blando... Y danzar á compás vírgenes ledas,
¡Delicioso jardín !.... esa flor ama-, Ninfas de flor, con alas de ilusiones.
¿ Vais á llevar los sueños á otras zonas? ¡Ricos!.... en los banquetes abundosos
¿O á mentir a mis ojos soñolientos . Si disfrutáis placeres, dad al menos;
Con la luz de la luna hinchadas lonas Si dais de lo sobrante, sois piadosos,
Si de lo necesario, seréis buenos.
De bajeles, en mares turbulentos?
¿O será que aquel aire que respira, Asi, llegando el héspeao , reposa
Mientras corre la sangre por sus venas, El cisne sobre un lago de aguas bellas,
Lo corrompe del mundo la mentira, Con bordes de alelíes y de rosa,
Y vaga por admósfera de penas? Que las nubes retrata y las estrellas.
LUZBEL. LUZBEL.
Después que el fruto hermoso fue gustado,. Los unos dan el díctamo suave
Vieron su desnudez, trocaron suerte , De la resignación á nuestro pecho,
Y sintieron el frío del pecado Adormecen también el dolor grave
Debajo de la sombra de la muerte. Y embotan los puñales del despecho.
Les mostraron los ángeles sentencia Tranquilizan los párpados que lloran,
De maldición divina en que incurrieron, O mecen de los huérfanos la cuna,
Y al mirarles desnudos de inocencia, Nos envían los sueños y los doran.
Con sus preciosas alas los cubrieron. En despique de agravios de fortuna.
Del pensil de delicias los sacaron, Otros calman las iras y venganzas,
Y al cerrarles las puertas de diamante, Sirven de estrella y norte al peregrino,
Los ángeles hermosos suspiraron, -
Y hermosean con dulces esperanzas
Nublando un dolor triste su semblante. La polvorosa nube del camino.
Viendo en su faz el sentimiento escrito O en la cumbre del monte levantado,
Dijo Diosa sus fieles servidores: Dó las aguas derrumban á su asiento,
«El lodo que formé, lodo maldito, Con un eco uniforme y prolongado
«Comerá negro pan de sus sudores. De mas profunda voz que la del viento,
«El hombre morirá, porque ha faltado Detienen cariñosos y propicios
«A mi ley y decretos eternales, La planta que flaquea vagorosa
— 57 —
— 56 — Y pulsando las fibras de laudes
»el que pisa en los altos precipicios Las recrean con célicas visiones.
Piedra resbaladiza y peligrosa,
Rigen el movimiento á los planetas
Y no dejan que caiga al hondo seno En los altos espacios soberanos,
Donde hierven las aguas plañideras, Y dan color de sangre á los cometas,
Que la imaginación contempla lleno Que auguran muerte infausta á los tiranos.
De esfinges y de arpías y quimeras,
¡ O ministros de paz y de contento!
O de magos astutos y traidores. ¡Piras de amor, espíritus leales,
Que de aquel sumidero en las honduras Mientras otros saltando de su asiento
an salas de cristal gozan favores Bajaron á las llamas infernales,
De algunas prisioneras hermosuras.
Nutrid mi corazón de vuestros dones,
Halagan con recuerdos deleitosos Templad con el frescor de vuestra pluma
El desamor-de vida solitaria, El volcánico fuego de pasiones,
Y guardan el placer de los esposos, Antes que con su lava me consuma !
Y dan fragante aroma á la plegaria.
Preservad de tristezas este pecho,
Las lágrimas del justo que da quejas No lo roan con dientes acerados;
Sirven á sus cabellos de ornamento, Alejad los fantasmas de mi lecho,
Y al sacudir las nítidas madejas Y arrancad sus espinas de cuidados.
Rocían el.celeste pavimento.
Y aquel entre vosotros escogido
Los suspiros de virgen querellosa Que de blandas quietudes es el dueño,
Atesoran en urna cristalina, Que preside al descanso y al olvido,
Para dar las fragancias á la rosa. Cual ángel amoroso del buen sueño,
Y a la primer violeta matutina.
Recoja mi oración pura y ferviente,
Dan tímido pudor á la inocencia, Y haciendo un pavellon de ricas galas,
Y conducen las almas de los niños Sellando con un ósculo mi frente,
Del Arbitro Supremo á la presencia, Me cubra , cuando duerma , con sus alas.
Sobre tronos de palmas y de armiños.
IV.
ESCENA I.
’¿SÍ®®?'
MOGERES ILUSTRES.
ISABEL DE SEGURA.
Oid pues un nombre gravado en mi pecho;;
El mundo á sus ecos lugar.es escaso,
i el cielo á sus glorias lugar es estrecho; ¡Mi vida fué amarga ! la tela funesta
Yo soy la querida del célebre Tasso. Tejí de mis dias cual tela de entierro;
De ocultos pesares la lima molesta
Cual nuevo Virgilio las selvas nos pinta, ■Gastó mis entrañas con diente de hierro.
Cual él da su aliento de Marte á la trompa,
Virgilio tomara por suyo el Aminta, ¡Seisaños de ausencia!.... ¡Ya el término avanza
Y en versos heróicos le envidia la pompa. Pactado á mis dichas!.... Ya el tiempo contrario
lo cumple y sofoca mi luz de esperanza,
Cual yedra flexible de débiles lazos Cual soplo que apaga la luz de un osario.
Su tronco gigante ceñí con esmero,
V el mundo envidióme, mirando en mis brazos ¡Mi amado no vuelve, mi estrella no brilla,
Dormido entre dichas un jóven Homero. Mas siempre mi pecho su amor le consagra!
Yo siempre fui toda del triste Marcilla;
Su voz era un cielo feliz , soberano, Mis íntimos votos no fueron de Azagra.
Dó todo procede con ley de armonía,
Dó muestra Saturno su anillo lejano, Mentí ser de Azagra : neguéle mi pecho ,
Dó Vénus asoma, muriéndose el dia :
Y huyendo sus bodas, ceñida de flores,
De risas en risas saltaba jugando, Busqué con Marcilla la tumba por lecho,
Cual fresco arroyuelo, primor del estío, Y allí celebramos eternos amores.
Cual nítido insecto que vaga tocando
Con alas de gasa ya flor, ya rocío: CORO DE LAS MÜGERES. -x
ESCENA II.
nos TIRANOS.
Todo fué confusión, todo fué espanto, ¿Si en medio del festín y de la orgía,
Caos, y madamas.......rumor maldito..... Al retumbarla orquesta sonorosa,
YaI aire de las orlas de tu manto Al escuchar sus notas de armonía,
Derribaste la mole de granito. Al respirar los ámbares y rosa,
Del polvo has producido y de la nada ¿Do vas, nube preñada de tormentas,.
Seres que de tus obras se enamoren, Con tus flancos de fuego centellante?
QUeanhelen sublimarse á tu morada, ¿Caminas al acaso y te presentas
Que sin fin te bendigan y te adoren. Sin un rumbo certero, rumbo errante?
¿Si pones por verdugo del delito ¿Porque te alzaste, oh mar, con tanto enojo?
Al insomnio, al atroz remordimiento? ¿Eres rey de tu seno y tus orillas?
— 99 —
— 98 —
¿Mónstruo traidor, que tragas por antojo Y retrató su forma peregrina
Del náufrago los miembros con las quillas? Sobre tu seno azul como su manto.
Tú no agitas las olas cuando quieres, Emulo de los mares hoy avanzas,
Y arrancando los árboles añosos,
Que á soberanas leyes te sugetas:
Díganlo las arenas donde mueres, Destruyes las risueñas esperanzas
Lindero deleznable que respetas. De los agricultores afanosos.
Sepultas las cabañas y el ganado;
Manda Dios, y agitándose tu espalda,
Conviertes en lagunas los jardines,
Hierven en blanca espuma convertidas
Y paseas los surcos del arado
Tus aguas de zafiro y esmeralda, Sin respetar ni valles ni confines.
Que estaban en corales adormidas.
Y te dirige Dios con brazo fuerte,
Sorbes buques infames y veleros
Porque la raza mísera del hombre
Que con sangre de negros traficaron,
No se acordó del dia desu muerte,
Con su tripulación de bandoleros, Y olvidó desleal su santo nombre.
Que de Dios y del hombre blasfemaron.
Templa, Señor, tus iras y furores,
De peñascos y arenas en los bancos Y la prole de Adan, prole infelice,
Estrellas esas naos fementidas, Deje de suspirar tantos dolores,
Porque los atezados, cual los blancos, Mientras mi rudo labio te bendice.
Son hijos del Señor á quien no olvidas.
Sobre los tristes males que lloramos
Y eres bien justo, mar, en tal venganza,
Tiende mano benéfica y propicia:
Y con justo rigor te desenfrenas, Grande es tu magestad y la adoramos;
Que el Dios de paz, de amor y de esperanza Témplanos el rigor de tu justicia.
Al hombre no crió para cadenas.
Al celestial Espíritu que inflama Rogad por él: navega un mar sin faro;
Los castos é inocentes corazones, Ciego con la codicia escollos quiere:
Y en sus senos recónditos derrama Solo llena los ojos del avaro
El fecundo rocío de sus dones; El polvo de la tumba cuando muere.—
Cuando veáis la sed del avariento Si la invocáis con ansia y con ternura,
Que su vil corazón tiene cerrado Probareis en su amor grata ambrosía ,
En los cofres del oro amarillento, Del maná del desierto la dulzura ;
Que guarda con zozobras y cuidado; En un vaso de flor que el alba cria.
— 109 —
— 108 — ¿Segará la cuchilla de los hados
Si alguno blasfemare de su nombre , Tu vida en flor, ó cándida hermosura?
Huid, y no escuchéis ecos malditos
Que con blasfemia tal da indicio el hombre Tercera vez el ave lastimera
De la reprobación de los precitos. — Repitió su monótona elegía.....
¡ O que triste señal que desespera !
II. Pablo tiene una hermana..... ¡ Suerte impía!
»No tiene pan ni hogar; de vicios lleno Convínose el barón : dió las monedas,
» Muere de hambre y miseria consumido, Y dejó aquel recinto doloroso
»I’or no sacar las manos de su seno: Por respirar en frescas alamedas
» Levántate y trabaja: estás dormido.’’ El ambiente suave y aromoso.
Él sufre su tormento prolongado,
Y en su mísera choza solitaria
Exala de su pecho acongojado
A la reina del Cielo su plegaria.
i El sol quema la tierra resecada!
Un rico del pais, que mantenía
Mientras lanza volcánicos ardores,
Seis perros, diez caballos, veinte halcones,
Se cumple la sentencia al hombre dada:
Y gozaba en su pingüe baronía
«Tú comerás tu pan con tus sudores.”
De opulento solaz y diversiones,
Pablo trabaja un dia sin sosiego;
Penetró en su cabaña desolada
Inclinado á la tierra ingrata y dura ,
Por la furia implacable de la muerte,
Consumido del sol al vivo fuego,
Y habló con voz sonora y ahuecada
Parece que se cava sepultura.
Al doncel desvalido de esta suerte:
Brilla la nueva luz y avanza el dia,
—Yo sé compadecer calamidades:
Pero Pablo no viene á sus labores;
Robusto parecéis: así los quiero
Por él preguntan todos á porfía;
Para mis vastas tierras y heredades;
Corren siniestros ecos y rumores.
Podréis servirme á mí de jornalero.
—Señor, respondió el mozo, yo no tengo Se registra su choza.,... sobre paja
Ni pala, ni azador, ni podadera, Encontraron al mísero sin vida,
Sirviéndole de fúnebre mortaja
Aunque al rural trabajo bien me avengo......
Saco de tosca tela denegrida.
Aliviadme la suerte lastimera.
Si me prestáis tan solo cuatro escudos Cuando llegó el barón, quedó admirado
Yo compraré con ellos lo preciso, De la escena cruel; pero al momento
— 112 —
Por avaros demonios inspirado, — 113 —
Ante todos clamó con Agrio acento : Arrastrando del cuerpo la cadena,
Y por la fé ilustrado, le decia.
«Alma que desataste ya tus nudos,
» No entrarás en la gloria de tu Ciclo, —¿Eres acaso aquel cuyos despojos
» Si no me restituyes cuatro escudos Deposité en el triste cementerio,
»Que de mí recibiste en este suelo.’’ Rogando á Dios con llanto de mis ojos
Por tu quietud, según mi ministerio ?
¡ Oh blasfemo y audaz ! tembló la tierra
De la protesta impía de tu boca; Te conjuro me digas prontamente
Juzgas al Criador y le haces guerra : Qué sufragios reclamas de los vivos:
Tu delito á los ángeles provoca. ¿Por qué ha querido el Ser Omnipotente
Que vuelvas á este valle de cautivos?
¿Quién osó detener el vuelo hermoso
Del alma que á la patria se apresura, —Pablo soy, dijo el alma : cuando cierta
Y á los reinos felices del reposo, Juzgué mi salvación y eterno amparo,
Y al seno de su Dios, que es su ventura ? Cerrada del Edén hallé la puerta
Por deber cuatro escudos á ese avaro.
María quiso dar un plazo al alma
Para volver al cuerpo abandonado, Vine á pagar mi deuda y por las nubes
Satisfacer la deuda y lograr palma Buscaré aquella patria de escogidos,
En el reino á los buenos destinado. Y entre beatos coros de querubes
Rogaré por los pobres desvalidos.
Pablo volvió á este mundo, á la morada
Del rico, y al trabajo que le debe: —Dilatar tu rescate deseado
Trabaja como seis y no habla nada ; No puede mi piedad , repuso el cura,
Nunca duerme ni come, nunca bebe. Toma los cuatro escudos, desgraciado,
Y á pagar esa deuda te apresura.—
Su cuerpo es una sombra en movimiento
Que va, viene, revuelve y se desvía, Al recibirlos Pablo , los presenta
Que tiene en su trabajo igual aliento , Al barón que con ansia los admite ,
Igual tino de noche que de día. Pero su mano avara se calienta,
Se consume, se abrasa, se derrite.
A un grave sacerdote que con brillo
De ardiente caridad se ve adornado, Siente un fuego voraz que penetrando
Dijo el barón, venid á mi castillo, Desde la mano al pecho, se lo inflama;
Si un hombre queréis ver resucitado. Tormentos del infierno está pasando;
Las monedas que amó son viva llama.
El ministro le vió: vió la condena
Que el alma desterrada padecía , Ya tiene todo el brazo consumido;
Cunde el volcan, ocupa espalda y cuello,
— 115 —
Y con las blandas sedas del vestido
Le consume los rizos del cabello.
El uno con penachos de oro y seda Todo es vida, festín, aroma y cielo..,..
Se mira en un pacífico arroyuelo, Pero viven un sol las frescas flores:
Que la brisa no arruga y que remeda ¿Qué será de nosotros en el suelo ,
Las nubes que deslizan por el Cielo. Sus festivos y vanos amadores?
XIV.
I.
«Mas supuesto que es muger, » Ver que implora piedad, ver que suspira,
» Su amistad desprecio agora: » Mi volcan á su pecho trasladado,
» Yo antepongo á las beldades » Y que su corazón por mi respira
» De mas mérito y mas nota »Con duro torcedor atormentado.” —
Leyenda Tártara.
Mas yo, Nise de mi vida,
Cuando tú flores me.pides,
Te doy una flor querida
Que se llama no me olvide?.
I.
Los ojos del garzón afortunado Ama solo á Kin-Kan, hijo segundo ,
Brillan como la llama cuando crece , Feble como las hojas desprendidas,
Y en su pecho el valor volcanizado Que á llorar cual muger vino á este mundo ,
La color del semblante le enrojece. No á fatigar troton ni regir bridas.
Son sus fibras robustas y aceradas Para dar á Mothé bárbara muerte
Como las del león de las arenas, Finge el padre negocios de un tratado ,
Que vive de sus presas codiciadas, Y hablóle blandamente de esta suerte,
Y es de lava la sangre de sus venas. Mintiéndole lisonjas con agrado:
Cuando mide la fuerza de sus brazos «Con las tribus de Yuet-chi paces quiero,
Entre solaz pueril con sus iguales , Y asentadas te entrego mi corona;
Los oprime y ahoga con abrazos ; Tú debes ser el fausto mensagero;
Son sus manos argollas de metales. Tú solo representas mi persona.
De su temprana edad en I os verdores «Cumple, pues, mis mandatos, hijo mió,
Diez estíos le dió naturaleza , Tienes segura trégua y franco suelo:
Cuando avista de tres embajadores Nada te tocará sino el rocío
Quiso mostrar su brío y su destreza. Y la lluvia que caiga desde el cielo.”
Tres veces armó el arco , y otras tantas
Así le dijo el pérfido : y convida
Hizo gemir el viento con tres flechas. Con secreta misión al enemigo ,
— 184 — — 185 —
Para que corte en flor la hermosa vida Que mostrando su fuerza toda junta,
Del que le ofrezca paz, pidiendo abrigo. Mas veloz avanzó que una gazela.
«La guerra esel cimiento del Estado ; Es vano que le sigan con enojos
Ensanchemos los límites al mió: Seis ginetes de esfuerzo prodigioso ;
Venzamos con un hecho señalado Cual relámpago pasa por sus ojos,
La fuerza con que amaga el hado impío. Apagado su rastro luminoso.
»Pues si fallan las armas de la tierra, Los caballos del valle del oriente
Con maléficas artes del infierno Mas blancos todos son que nieve pura;
AI invasor harémos grave guerra, Los que guardan el valle de occidente
Y su nombre tendrá baldón eterno.” — Mas negros que la noche mas oscura.
Dijo, y rasgó su larga vestidura, Los del norte son tordos regalados
Y alzando cual escollo altiva frente Que beben relinchando el aura fría ,
Pidió su duro casco y armadura, Y son bayos los otros colocados
Y ronca voz de marcha dió á su gente. En el último valle al mediodía.
Mas de trescientos mil son sus soldados, ¡Han-Kao-zou! ¡romper en vano intentas!...
Unos con gruesas lanzas caballeros, Las ásperas gargantas erizadas
Otros de férreas mazas van armados, De picas matadoras y sangrientas
Otros son agilísimos flecheros. Dan muerte á tus cohortes esforzadas!
La sientan en un sofá
Cuya franja y ornamento
Mármoles besando está
Del lustroso pavimento.
» Tu silencio la detiene,
» Mas si á tu silencio faltas-,
— 210 —
Con acento de suspiros — 211 —
Así declaró sus ansias.
» Cuando inclina el blanco coche
» Sobre el adormido mar ?
» Buzo audaz busqué una perla
»Del mar en la vasta hondura:
»¿Cuando tuvo por fortuna
» Buzo audaz, solo por vesla,
» Tus pupilas que enamoijan
»Desprecié la muerde dura. » La casta y tranquila luna
»Pisé la guardada mina » De los cielos que te adoran,
» Codicioso y anhelante » Si juzga y tiene por cierto
» De un tesoro qué ilumina » Quien contempla tus lumbreras,
»Con los fuegos del diamante. » Que el arabe del desierto
» Va encendiendo sus hogueras?
»Perdona mi atrevimiento
» Que ha nacido de tu amor........... » Déjame tra voz oir;
» ¿Si quitas audacia al viento, » Serán gratos sus acentos,
» Qnién ha de besar la flor? » Cual las arpas y el sentir
» En un dia de contentos.
»¿Quéjaserojo clavel
»Que lo tome por palacio, » Así calmarás mi afan,
» Donde ha de libar su miel, » Y mi pena lastimera:
» Mariposa de topacio ? » Yo soy el triste Asmolan:
»Mi padre en Damasco impera,
» Mis miradas produjeron
» En tu faz rosas que placen: » Mi padre es Abdul-Nessir,
» Tuyas son, que en tí nacieron, » Que al tuyo colmó de honores:
» Mias son, pues por mi nacen. »Déjame tu voz oir,
» Primavera de las flores.”
» De rosas mi labio gusta;
»Deja que las bese yo, Conmovióse la doncella,
» Porque siempre fué ley justa Que son cera sus entrañas,
» Que recoja quien sembró. Quiso reprender su arrojo,
» Beso de tus piés la tierra, Mas su voz quedó cortada,
» Para ver si su frescura Cual si fuerza irresistible
»La llama que el pecho encierra Le añudase la garganta ,
»Puede calmar por ventura. Que las fuertes emociones
» ¿Quién al astro de la noche Mudas son, y apenas hablan.
» Te ha podido comparar En sus admirados ojos
Brilló un rayo de venganza,
— 212 —; — 213 —
Mas la compasión al punto Y el bridón sus caricias conociendo f
Casi lo deshizo en agua. Oye su voz, la mira y se envanece.
La desventurada Elvira
Y un espíritu de error Cayó en súbito desmayo,
Clavó en su turbada frente
Y en Don Pedro fatal ira
De su madre en deshonor,
Dió siniestra luz de un rayo.
Pensamiento delincuente.
Vuelto a Don Pedro , le dijo.: ioid lío j! ' >i <í.iii (idonáK noli
—«Vos con mi madre podéis
Mas que un príncipe, que un hijo;
Decidme lo que valéis.
Rey de Córdoba AJhagid
Si á la Reina domináis Mudó el nombre en Almanzor,
Con altiva condición,
Nombre propio de adalid
Es forzoso concedáis
Que equivale á defensor.
Dos reyes en Aragón.
Estragó muchos lugares,
El uno que con valor
Cautivó muchos cristianos,
Desnuda el acero fiel
Y de Cristo los altares
Contra el bárbaro Almanzor Manchó con sangrientas manos.
Y la chusma de Ismael;
Para reprimir su arrojo
Y el otro que adonizado,
Dando ley á las mugeres, Don Sancho salió á lidiar
Con la Reina, en el estrado, Puesto en armas con enojo ,
Disfruta de los placeres. Y le hubieron de ayudar
Confesaron la virtud
De su madre candorosa,
Esos bravos insulares
Que olvidó su ingratitud, Que tienen la tez nevada
Y los perdonó gustosa; Y rubios los aladares,
Tan soberbios en armada
Y nuevamente abrazó
Que son dueños de los mares,
Don Sancho á su cara Elvira ,
Y amor con llanto apagó Blasonan con ufanía
Todo el fuego de la ira. De su patria, centro y cuna
De Cortés caballería
Y de amor y de fortuna,
Cuando Europa renacía.
De sorpresa enmudecían
Los nobles que allí se hallaban ,
Y aunque nada respondían,
Con el ceño que ponían
ROMANCE HISTÓRICO. Al monarca denostaban.
—«¿Quién eres? esclamó viendo á la hermosa, «Todas ellas con telas y aderezos,
»¿Eres visión celeste y soberana?.... » Red que á la esclavitud conduce el alma,
— 260 — — 261 —
»Serian á tu lado humildes brezos Y las plumas caían con decoro
» Al ciprés comparados ó á la palma.”— Pendientes de las altas penacheras.
Sonroseó la faz de la pastora Todos ceremoniosos y corteses
Del virginal pudor pincel ligero, Con gentil gallardía y apostura
Y respondió con voz encantadora Cercaron el altar de los cipreses,
Al apuesto y sensible caballero: Donde se hallaba orando la hermosura.
Do la sombra es misteriosa
Como la de las ruinas,
TRADICION BE SEVILLA.
Do la voz tiene mas eco ,
Y el alma mas osadía;
— ¿Asegurado lo habéis?
—Me es difícil en verdad.
—¿Donde se halla? ¿Lo sabéis?
—Si señor. — ¿ Donde ? — Mirad. —,
Ya veo las cuchillas afiladas Son mas que las oidas ; pero en tanto
Y el patíbulo alzado á mi vileza , Vendréis á confesar con mi escarmiento
Que dividen mis carnes infectadas, Que no hay afan, dolor, pena y quebrante
Que ponen en escarpia mi cabeza , Comparable al atroz remordimiento.
Y que aunque muerto estoy, oigo el sonido
Del dinero que arroja sobre el plato
Alguno que pasando enternecido
Hace bien por mi bien y mi reato.
O al clamor del Arcángel poderoso
Dejo el lecho de arcilla, y me levanto
Al juicio final, y estoy medroso
Al claro resplandor del trono santo.
20
— 286 — 287 —
Mas la sangre de tus venas
Es de hidalgo, cual mereces,
Y que te lo niegue yo
Una de ellas que es Malfada
Que venganza tomaré............
Fué á esplicarle su tormento,,
Y quedó ruborizada Y el page no respondió,
Y. á su cámara se fué.
Desplegando asi su acento:
—; Bello page! Yo te haria •S
Rey de Francia , si pudiera,
Pero rey del alma mia
Lo serás hasta que muera.
Deja que te rinda yo Contra Enrique de Inglaterra
Mi corazón, si te agrada........... Que le toma sus castillos
Mas el page contestó: Y estregando va su tierra
— Señora, no quiero nada. Con peones y caudillos,
— 293 —
— 294 — Bate el aura procelosa
» Sin ti no me alumbra el sol Las cimeras penachudas.
» Ni en la guerra ni en la paz;
Forman polvorosa nube
» Que tal vez si tu faltares, Los cascos de los trotones;
» Mis lises no tendrán gloria, Del clarín el eco sube
» Ni de altivos Insulares Por las célicas regiones.
» Obtendremos la victoria” —
Y los pechos no sosiegan ,
Mandó que le diesen luego Que crece en la detención
Rico arnés y casco de oro, Sed de lauros, que se riegan
Y el caballo de mas fuego, Con sangre del corazón.
Que guardaba cual tesoro;
De nobles va acompañado
Y aquel paje tan doncel, Don Carlos sobre un overo,
Con dicha que tanto anhela, Y distínguese á su lado
Caballero fue novel Por jóven, un caballero,
Calzando dorada espuela,
Que á un tordo rodado ostiga
Y calzósela Malfada Con tal brio y tal fiereza ,
Que llora sus desventuras, Que no hay nadie que no diga
La mas triste y desdeñada Que es flor de la gentileza.
De todas las hermosuras.
De príncipes y señores
Numeroso acostamiento
Cabalgando en pisadores
Que beben el raudo viento,
No hay balcón sin colgaduras Con los siervos de Mahoma. II, fiblftl
Y la copa le arrancó,
Y en bárbaro frenesí De Don Sancho entre los brazos
Con su labio la apuró, Rindió su postrer aliento ,
Llorando y diciendo asi: Dejando al romper sus lazos
Dolor, lástima, escarmiento.
» Perdona, Sancho querido ,
» Mi extravio y mi locura ;
» Almanzor el fementido
» Me causa esta desventura.
No curemos de elogiar
— Tras las lizas y las lanzas Alas damas estrangeras,
Gran sala y tabla nos dieron, Ni sus modas y maneras,
Y anoche felices fueron, Ni su porte en el danzar;
Amigo Perez, las danzas.
Pues confieso llevan solas
Pióme placer aquel brillo La loa de ser apuestas
De las damas delicadas, Para brillar en las fiestas
Con mangas acuchilladas Nuestras damas Españolas.
Llenas de oro de martillo,
Placióme sobre manera
Tanto joyel en los pechos, La de la ropa escotada,
Tantas piedras y lindezas, Que llevó manga armiñada,
Suavidad en las ternezas Que es hermosa y hechicera.
Y magestad en los hechos,
Mucho también me plació
Tanta perla en los tocados,
La que obsequian mis magnates,
Tantas sedas y brinquiños,
— 320 — — 321 —
Que abotonada en granates En las reglas del compás
Toda de blanco salió. Que en políticas é historias.
Que siendo tan noble y bella, Diz que andais cada momento
Sus encantos no adoraseis, Tocado de ardiente llama
Y su oferta despreciaseis Por una Española dama ,
De bailar zambra con ella. Que es tuerta de nacimiento.
Y volvían A su dama ,
LEYENDA.
Y con término cortés
Ofrecían á sus pies
Los laureles de su fariia.
¡Infortunada!.,.. escuchad!.....
Que os lo diré sin misterio....... III.
Os acusan de adulterio......
Oid, temed y temblad.
I.
Yo anulando la sentencia
Que se impuso á este doncel,
Como cumple á mi conciencia
Pongo la balanza en fiel.
Ya mezclaste en tu raudal
Que las espaldas llagando
Sangre que vertió el valor,
Con honda y cruel herida,
Y hoy recibe tu cristal
Pasó el tronco y fué buscando
Las lágrimas del dolor.
Por los pechos la salida.
El traidor riendas volvió Hoy lloran los castellanos
Con las atrevidas manos, De su rey la infausta suerte,
— 388 — — 389 —
Así mezclan sus aguas abundosas
Dos arroyos que esmaltan la pradera,
Sirpes de cristal líquido entre rosas
Que en su seno nutrió la primavera.
Cinco meses de matrimonio. Ya que la luz del dia me detiene
Metido entre negocios superiores,
A mis fuerzas tan débiles conviene
Las noches dedicar á los amores. —
EL AYUDA DE CÁMARA.
el señor.
Solo la mia.
No has acertado.
Temo el gasto, después la desventura
De vuelcos, y celadas de ladrones;
— 392 — 393 —
Díme de Geografía,
Mas no me hables de Alemana,
Ni de Grecia, ni Turquía,
Sino de la nuestra España.
Tres años <Ie Pension. — Madrid abunda en placeres
Y en ingenios escogidos,
Es Edén de las mugeres,
Infierno de los maridos.
El amor.... — ¡El amor! Basta con eso:
Pasemos á otro punto de mas peso.
LEYENDA.
I.
Eran las tibias horas de la tarde
Cuando corre el vergel la brisa leve,
Que entre pintadas flores hace alarde
De repartir sus ósculos de nieve;
Y el dulce ruiseñor gime y encanta,
Pájaro melancólico y querido,
Que es tan rico en la voz de su garganta,
Como pobre en la pluma del vestido,
Y sugeto de amor á duras leyes,
Como bardo infeliz que no se nombra,
Saluda los jardines de los reyes,
Y se pierde del héspero en la sombra;
Cuando el sol moribundo no calienta,
Y mustio y sin vigor apenas brilla,
— 412 —
Vistiendo de una luz amarillenta
— 413 —
Las cumbres de las torres de Castilla ;
Desprecia los aceros que hace trizas
Y esa tarde veia entre cadenas El temple diamantino de su adarga ;
Á Toledo imperial, porque era mora,
Coronada de lunas sarracenas Que se mira en el Tajo, cuyas ondas
Con sus libres recuerdos de señora. Encienden con mil luces por encanto
Las piedras ovaladas y redondas
Y era un rey africano el que habitaba Que guarnecen la fimbria de su manto;
Su alcázar opulento y arrogante,
Un rey que con las perlas escarchaba Que gasta en el ambiente de! aroma '
Los pliegues nebulosos del turbante; Su vivir y su lánguida pereza,
Y espera el paraíso de Mahorna
Un rey que sobre alfombras de brocado, Con vírgenes de amada gentileza.
Entre la nube vaga y trasparente
Del aroma de Arabia delicado, Y ese rey tan audaz en la batalla,
Mostraba su tostada y ancha frente, Dotado de talento y hermosura,
Y tan muelle en la paz, se llamó Abdalla,
Sus ojos que encendían su mirada Gigante en el poder y en la figura;
Con un rayo de amor ó de despecho,
Que gozando del aura en sus jardines,
De finísimas hebras desatada
Su barba que caía sobre el pecho , Sobre un tapiz de Persia entretenido,
Debajo de una arcada de jazmines
Razonó en modo tal con su valido:
Su ropage de púrpura de Tiro ,
Y el ceñidor con daga rutilante, —»¿ Ves, Ozmin, que el claro sol
Cuyo pomo difunde en largo giro Se despide de este Edén
Los fuegos del topacio y del diamante. Con el último arrebol,
Y desciñe su alma sien?
Un rey con un harem de cien hermosas,
Flores del corazón, risas de un sueño, Pues yo te prometo á tí,
Que vienen de tropel y codiciosas Que he de hacer mi despedida
Á suspirar un ósculo del dueño; Como el sol que muere aquí,
Con mi frente desceñida,
Bellas hadas de cármenes sombríos
Que en baños de coral cortan espumas, Si no alcanzo lo que anhela
Y en el fuerte calor de los estíos Mi intranquilo corazón,
Se visten ó de gasas ó de plumas. Que suspira y está en vela
Sin un sueño de ilusión.
Un rey que en arrancadas y en las lizas
Encorvado en un bruto de crin larga Y secas verás las flores,
Y crecer bravias plantas,
28
— 41a _
Aunque tengo para mí
— 414 —
Que mi esclavitud firmé :
Y mudas de ruiseñores
Las doctísimas gargantas, Pues alli vi una cristiana,
Luna llena de ventura,
Como seco mi vigor,
Del.rey D. Alonso hermana ,
Mustia mi altivez y brio ,
Princesa de la hermosura,
Y encrespado mi dolor,
Y en silencio el labio mió. Cuya lisongera faz
Con sus rayos me alumbró,
Yo saldré de mi letargo ,
Y mientras firmé la paz.
Que es mengua y baldón beber
Por su esclavo me dejó.
Un absintio tan amargo
En las copas del placer; Esa luz que me embelesa ,
Prodigio de beldad rara ,
No dar á mi mal remedio ,
Llámase doña Teresa,
Y en el solio hallar mil penas,
Mas yo la llamé Guiñara.
Y agostar con duro tedio
De mi harem las azucenas; La llamé séptimo cielo
Ver tan bellas criaturas Y reposo de las almas,
De alba tez y negros ojos, Hurí sin cendal ni velo,
Temblar cual palomas puras Y frescura de las palmas.
Al rigor de mis enojos; Mas ella con mucho amor
Díjome: «Gracias os doy:
Marchitarse sin un beso ,
» Cristiana diréis mejor,
Y al cubrirse de esmeraldas,
» Pues sierva de Cristo soy.”
Pagarles un embeleso
Con volverles las espaldas. Y entonces, Ozmin, te juro,
Que ya estuve vacilante
Romper quiero sus cadenas,
Como sacudido muro
Y libres de tales lazos
Por la máquina pujante,
Volarán á sus arenas
Y á los maternales brazos. Y que casi renegué
Del profeta y de la Kaaba,
Con Alonso , tan garzón ,
Y á sus plantas veneré
Que abruman su sien y mano
Aquel Dios que ella invocaba.
La corona de León
Y su cetro soberano, ¿ De qué sirven nuestras bellas
AI lado de tanta gloria ?
Á firmar las paces fui,
Cual convino á nuestra fé ,
— 417 —
¿De qué sirven las estrellas,
Que bien van las esperanzas
Si el sol borra su memoria ?
En sus aceradas puntas.
¿Qué indiscreto nombraría
Flores que alzan entre grama, Mandad, y las paces rotas,
Brillarán nuestros paveses,
Si un rosal de Alejandría
Volarán nuestras garzotas
Rompe su boton de llama?
Sobre potros cordobeses,
De su amor el alma llena ,
Y con súbitos asombros
Cautivo volví á Toledo
León fuerte y soberana
De esa linda nazarena
Se convertirá en escombros
De aire noble y mirar ledo.
Teñidos de sangre humana.
Cautivo dejé en León
Esa virgen hechicera
Mi vida y mi pensamiento,
Que adoráis con tanto esceso,
Parte de mi corazón
Será vuestra prisionera,
Se quedó con mi ardimiento.
Que os regale con un beso.
Y creo que en la lid dura Y á Toledo volvereis
Ya no temerá el cristiano Con tal prenda de victoria,
Ni el brillo de mi armadura Llamándola , si queréis,
Ni el alfange de mi mano ; Sultana de vuestra gloria.
Pues mis crudos sinsabores
Mas antes de confiar
Pondrán á mi honor mancilla,
Pretensiones al acero,
Que enfermizo por amores
Prudencia será buscar
Mal cabalga y acuchilla.
Con astucia otro sendero.
Indícame pues, Ozmin,
Ya que D. Alonso es niño
Salvación en esta lucha:
Y en poder de un ayo está ,
Solitario está el jardín,
Que lo mima con cariño,
Y ninguno nos escucha.» —
Y enojaros temerá;
— »No es de un Rey de poderío Ya que consentisteis vos
Coronado de trofeos. Que en Toledo los cristianos
Enfrenar el albedrío, Tengan aras á su Dios,
Poner dique á los deseos. Y veneren sus arcanos;
Esperad en nuestras lanzas Al prelado de esa grey
Que á las lides marchan juntas, Podéis dar la comisión
— 419 —
— 418 —
Todo calla,
De alcanzar del jóven rey
Vuestro empeño y pretensión. Y el jardín
Se vistió
Su influencia poderosa Con alfombra
Con el bando infiel es tanta, De la sombra
Que lia de daros por esposa Que cayó.
La escelsay querida infanta.
VI.
¿Y á los altivos montes quien acude , Mas ¡ ah ! que con su dedo omnipotente
Si pasando su sombra, los sacude Sostiene todo mar y continente.
Con hórrido temblor? Y el dedo encogerá,
¿Si encorvarán sus cimas de malezas , Y desquiciado entonces con asombro
Oprimiendo tal vez nuestras cabezas Para vagar en átomos de escombro
Malditas del Señor? El mundo caerá.
— WO —
i Oh amada realidad de sueños mios! ¡ Oh cómo se acabaron tales dias,
Tú , nacida al frescor de cuatro ríos Y se rasgó su tela de alegrías
En medio del Edén, Bordada de placer!
Arrastrarás conmigo y con tus penas ¿Do estáis auroras puras y brillantes ?
Por páramos de estériles arenas ¿Volasteis á otros climas muy distantes
Tu maldición también! Para jamás volver?
R0MANCE.
Y si un page le incomoda ,
Por venganza de la ofensa,
— !M. —
Mándale volver de espaldas, Y tenéis dentro del cuerpo
Y poner en las caderas Las doce comidas vuestras;
— 448 —
Arde la plata también , — 449 —
Porque todo se penetra , Y la cama se paró
Como un charco de aguas puercas.
Hizo dar un salto al conde
Que esclamó con voces fieras: Ella viendo el mal recado ,
— ¡ Pese á tal con la malvada , Puso baja la cabeza,
Con la infame puta vieja Y triste y desmelenada
Botó al punto por la puerta.
Que metió por rai obispillo
Un asador que me quema ! Preguntándola el doctor
¡ Yo reniego de la leche Si era su comisión hecha,
Que mamé por vez primera I Ella sin volver palabra
Fué siguiendo su carrera.
¡ Ó bruja de los infiernos,
Saco de intenciones feas! Por lo cual él calculó
¿Pensabais ser yo perdiz, No ser ocasión aquella
Espuma de malas hembras?....— De parar en aquel sitio
Do tronaba la tormenta.
Respondió Doña Rodríguez:
— ¡ Ó señor! ¡ cuánto me pesa! Del alcázar á un desvan
Perdonad......¡ Triste de mí! Se subió con ligereza,
Que nací en infausta estrella 1 Sin saber si el conde es muerto
O si en un desmayo queda.
¡ Qué la plata me engañó !
Porque el caldo , en mi conciencia, Los pages y el camarero
Bueno estaba y muy templado; También con pavor se ausentan,
Tenedlo por cosa cierta. Y cuando de aquel rebato
Tuvo aviso la condesa,
— Hora pues, le dijo el conde ,
Tornemos á la tarea, Entróse en el oratorio
No diga el señor doctor A implorar de Dios clemencia
Que la culpa ha sido nuestra. — Con lágrimas que en su faz
Cual líquido aljófar ruedan.
La muger tornó al oficio,
Y el primer apretón diera, El conde que se vió solo ,
Cuando con fracaso enorme Una mano alzó 1 i jera
Rota la vegiga queda. Para ver si se alimpiaba
Topando algún paño cerca;
Un rio de suciecad
Se derrama por las piernas, Pero hundióla en la pescina ,
Y sácola tan envuelta,
— 451 —
— 450 — El viejo se hizo erradizo ,
Tan sucia y tan asquerosa, Y con la mano mugrienta
Que él mismo se espantó de ella.
Le fregó la boca al conde ,
Quédose sobre tres pies, Que hace un asco, y vocifera:
Con la posición violenta, — Mas valdría afocicar
Levantada la camisa, Con la mas sucia trapera....
La faz espantable, horrenda.
¿Qué pensabades al ver
Vínole gran contrición Mi tan desgraciada escena?
De pecados y bravezas, — Pensé que el demonio mismo
Pues vió que le abandonaban Se os llevaba muy de veras;
Por su condición tan terca ,
Que era boca del infierno
Y lágrimas derramó Esa parte descubierta,
Con propósito de enmienda, Como la que en cuerpos Cristos
Y llamaba á grandes voces Encima del carro llevan;
Para que le socorrieran.
Que aullabais como el conde
Al cabo, su contador , Don Alonzo entre cadenas......
Viejo zafio, á quien aprecia, ¿ Mas en que pensáis, señor,
Porque á risa le provoca Sin cubriros las vergüenzas ?
Con sandeces y consejas,
— Alimpiad bien esa mano,
A la cámara llegó , Viejo vil, y con paciencia
Y asomándose á la puerta, Limpiareisme lo de abajo
Se espanta con la visión , Para que yo echarme pueda
Y las hachas le amedrentan,
En un cabo de la cama.
Los cabellos se le erizan, — Partirme de aquí quisiera.
Y viendo la casa yerma , — ¿ A dónde vais , viejo ruin ?
Quiso huir, mas su señor — Voy á buscar tres triperas
Le hace entrar á duras penas.
Que procuren al impiaros;
Dijo el conde: — ¿Qué no veis. Que mi mano no se estrena,
Contador, la mi tragedia?.... Ni sé por do comenzar;
— Mal endeliñado estáis, Dame horror tanta miseria.
Dijo el viejo; sois postema.
—Haced lo que yo vos mando:
— Acercaos y limpiad Y decid á quien me deba
La mi mano que está tiesa.» —
— 452 — 453
Comparar en tal estado :
— Solo á mi parida puerca.—
El contador pidió auxilio,
Y todos por fin se acercan
I,a Semana.
A la cama del enfermo,
Doctor , pages y doncellas.
Y fueron muchos los gastos,
Fueron muchas las expensas
Que se hicieron en almizcles,
Aguas rosadas y esencias.
El conde se reposó,
Vinó luego la condesa, El domingo , íi mi placer
Y fueron muchos los chistes Me entretuve con Rosana,
Y los cuentos y las fiestas; Que me dijo : «Hasta mañana :
Vendrás al anochecer.”
Pues convaleció el paciente Pero el lunes (Dios testigo)
De aquellas tercianas recias, Vino mi parienta Rita,
Algún tanto corregido Que alargando su visita,
De sus furias y bravezas. Se quedó á cenar conmigo.
¡Ah Rosana! Tu amistad
Y finísimo querer
Mi cena no han de tener
Por una infidelidad.
El martes á mi deseo
Fué feliz , pues la marquesa
Que en mi dicha se interesa
Sacó para mí un empleo.
Y era justo al fin del dia
Visitarla en su palacio,
Y obsequiarla muy despacio
Con grata cortesanía.
¡ Ah Rosana 1 Tu bondad
No tendrá según presiento
Mi dulce agradecimiento
Por una infidelidad.
— 454 — — 45a —
Miércoles me vi delante Mi semana su fin dió
De duros acreedores Suplicando á Beatriz
Que pedían con clamores Se encargase como actriz
Su metálico sonante. De un drama que inventé yo.
Y apremiado con testigos, ; Qué frases tan elegantes
Por salir de sus reyertas, Y loores nada escasos
De noche pedí en sus puertas Necesita en tales casos
El favor de mis amigos: Quien se encuentra sin diamantes!
¡ Ah Rosana ! Tu piedad ¡ Ah Rosana! Tu bondad
No tendrá ni tu ternura No tendrá en tal ocasión
Mi deuda y mi desventura Mi larga conversación
Por una infidelidad. Por una infidelidad.
Recibid un talismán
De tan singular virtud ,
Que defienda de eseafan El que á los creyentes guia
Vuestra tierna juventud: Vió el anillo de topacio ,
Este inestimable anillo Y con súbita alegría
Do un topacio resplandece Dió estas voces en palacio.
Tan puro y tan amarillo, — «i Grande Alá! ¡ Bendito seas
Que celos del sol merece. Por tan escelente don
Con qué alivias y recreas
Su virtud es, que la dama
Las ansias del corazón!
Que á sus dedos se lo aplica,
Si es infiel con aquel que ama ,
¡ Oh! Bien hayan tus decretos
Su infidelidad publica;
Y la luz con que me ayudas
— 464 — — 465 —
Para escudriñar secretos El anillo toma Zora
Y salir de amargas dudas.. Que el nativo color pierde ,
Mudándolo sin demora
Vengan pronto á mi presencia En otro color muy verde;
Dilmara la favorita,
Llamada por escelencia, Mostrando con tal mudanza
Paz del que su amor medita. Que la Mingreliana hermosa
Si pecó, fué de esperanza,
Kelmira que nació en Grecia,
Que en verdad es leve cosa.
Y la Mingreliana Zora,
Y Zoveida, que se precia Zoveida probó también
De discreta y de cantora. Y en rojo lo fué mudando,
Queriendo demostrar bien
Y tú, Fátima, presente
Que si pecó, fué soñando.
Bien estás en tal momento,
Pues no es justo que esté ausente’ Mas Dilnara que se alegra
La que causa mi contento.”— Viéndose con joya tal,
Toda la convirtió en negra....
; Triste origen de su mal!
Armonía Religiosa.
La sultana se guardó
La joya que era de amar,
Mas un dia le cayó
Dentro del profundo mar.
Tragósela el mar voraz,
Y en verdad que hizo muy bien
Porque así reinó la paz
Deetro del hermoso harén.
Entre las densas sombras de agonía « Á Dios, ciudad de llanto , cuyas puertas
AI polvo inelinarémos nuestra frente, » Se abren de par en par á los dolores,
Del cieno terrenal morirá el dia, » Ciudad sobre laguna de aguas muertas,
Y empezará la luz indeficiente. » Que levantan sus fétidos vapores :
Y que mientras el bronce del santuario «Hiere á sus moradores y á sus bellas,
De su pronta partida el tiempo mide » Y está mudo el salón de las orgías,
— 470 — — 471 —
» Y los coros de plácidas doncellas Y vaga en una brisa deliciosa,
» No suenan en las anchas galerías. Viviendo de la luz de aquel que es santo.
« Con tu placer de fuego que nos daña, Suena perenne canto de alabanza
» Tu alegría falaz que se destruye, Al fuerte, al vencedor del negro abismo,
» Tu promesa que miente y nos engaña, Y cuanto se apetece en él se alcanza,
» Tu posesión que asoma y que nos huye: Que cuanto bien se anhela está en Dios mismo.
JIIMNO AL HACEDOR.
Laura deja el márfil del blando lecho, Luego suelta su voz: del labio puro
Y desata sus trenzas aromosas, Los acentos armónicos desata,
Y un chal viene á caer sobre su pecho, Cual granos de cristal sólido y duro
Nube que transparenta nieve y rosas. Que saltan sobre láminas de plata.
Luego al pié de una cruz su frente inclina, Su canto no es de amor , de ese verdugo
Cual tórtola en su nido solitaria, Que gasta el corazón y lo sugeta,
Y bendice la luz que la ilumina Y cuando nos sonrie clava el yugo;
Recitando su mística plegaria. Es un himno feliz del Rey Profeta.
El ángel tutelar de la doncella Su voz es un gemido que suspira,
La cubre con sus plumas de topacios, Un torrente magnífico que crece,
Que desde que nació dejó por ella Que perdido entre lirios casi espira,’
El zafir de los célicos palacios. Y dormido entre lirios languidece.
Recoge sus suspiros, y elabora
El ángel al oír su melodía
Con ellos los perfumes de altos climas;
La compara á los tonos del Hossana
Re noche le dá sueños y los dora,
Y del sordo pesar rompe las limas.
— 482 — — 483
Que se canta en los reinos de ambrosía
Al autor de la luz de la mañana.
Al templo del señor sus pasos guia, La tarde es tibia y pura: los jardines
Y al dejar de su albergue el claro cielo Convidan al solaz, y en sus amenas
Va el ángel en su dulce compañía, Arcadas de cipreses y jazmines
Y hace caer las blondas de su velo , El aroma disipa duras penas.
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