Folklore para La Escuela
Folklore para La Escuela
Folklore para La Escuela
FOLKLORE
PARA
LA
ESCUELA
2da. Edición
La superficie de nuestro país es vasta: aproximadamente unos 3.000.000 de km 2, sin contar la plataforma submarina y la
región que le pertenece en la Antártida.
La superficie continental es fuertemente diferenciada, tanto en lo que respecta al relieve como desde el punto de vista
del clima. Casi podríamos decir que .tenemos todos los paisajes y todos los climas, lo que da una fisonomía especial al mapa
físico general de la República.
Pero la diversidad se observa también en el aspecto humano, que desde luego es un componente del paisaje geográfico,
y es una resultante del basamento aborigen y la superposición impuesta por la conquista española primero y la colonización
después, a la que se agregó una fuerte corriente inmigratoria europea, habiendo habido aportes asiáticos y desde luego
negroides, si bien es cierto que estos dos últimos no lo han sido en proporción muy ponderable.
Esa diversidad, desde el punto de vista folklórico nos permite dividir al país en ámbitos, unidades físico-culturales que
en buena medida coinciden con las regiones geográficas clásicas, y cada uno de los cuales tiene características que lo
diferencian de los otros.
Como ocurre con las regiones geográficas, en las zonas perimetrales
perimetrales los límites no son tan terminantes
t erminantes y allí se puede
frecuentemente hablar más concretamente de zonas de transición en las que las confluencias culturales explican las
influencias recíprocas.
Importa pues, tener presente lo precedentemente expuesto para explicar cómo ciertos fenómenos son comunes a dos
ámbitos
ámbitos folklórico
folklóricoss en las que
que podemos llamar zonas fronterizas.
fro nterizas. Por
P or otra parte,
p arte, son frecuentes los
l os casos en que una misma
creencia, superstición, celebración,
celebración, etc., se da no sólo en dos .áreas adyacentes del país, sino también en las que no lo son, y
más aún, se hallan en otros países, lo que le da dispersión universal, como es el caso, por ejemplo, del velorio del angelito,
angelito, del
mal de ojo, de la fiesta de la Virgen de
d e Copacabana, etc.
Augusto Raúl Cortázar (1910-1974), el distinguido maestro, en el tomo V de la Historia de la Literatura Argentina
desarrolló ampliamente el tema Ámbitos Folklóricos y Literarios, y analizó cada uno de ellos exhaustivamente desde el
punto de vista de la literatur a folklórica del territorio
t erritorio argentino.
ÁMBI OS FOLKLÓRICOS ARGENTINOS
(División Prof. F. Coluccio)
4,1 NOROÉSTICO
' r ^,2
CHAQUEÑO
3 CENTRAL *-4
CUYANO ^5
MESOPOTAMICO
o LITORAL ^6
PAMPEANO v.7
PATAGÓNICO
Consideramos en el país los siete siguientes ámbitos folklóricos:
NOROÉSTICO MESOPOTÁMICO
CHAQUEÑO o LITORAL
CENTRAL PAMPEANO
CUYANO PATAGÓNICO
De cada ámbito se desarrolla una síntesis: los límites, características generales del ámbito y los aspectos más sobresalientes
del folklore espiritual y material, así como una bibliografía mínima pero fundamental del mismo.
Entendemos que para que el docente pueda tener una mejor capacidad para su actividad relacionada con la enseñanza del
folklore, es fundamental que tenga en claro primero, qué son los ámbitos folklóricos y cuáles sus características esenciales, y a
posteriori profundizar sobre los diferentes fenómenos folklóricos que pueden ser aprovechados para su labor.
Complementando la bibliografía fundamental de los respectivos ámbitos folklóricos, será útil consultar la Bibliografía General
expuesta al final de este volumen.
1. ÁMBITO NOROÉSTICO
CARACTERÍSTICAS GENERALES
Desde el punto de vista del relieve, el ámbito presenta suelo montañoso, especialmente en la zona occidental y central,
amplios valles, extensas quebradas y en los rebordes orientales predominan las llanuras. El clima es desértico en la zona de
relieve alto, con escasas precipitaciones. La zona oriental de Salta y Jujuy en cambio, recibe abundantes precipitaciones que
unidas al clima subtropical, facilitan la formación de selvas. En la zona montañosa, en la puna, etc. la vegetación es xerófila, con
desarrollo excepcional de las cactáceas, como los cardones que singularizan el paisaje. La hidrografía de la región alta es de
cuenca cerrada, cruzando algunos ríos zonas de salares. No tiene mayor gravitación. En cambio otras son las características de los
ríos que abandonan las montañas y penetran en quebradas o llanuras, con crecidas violentas e imprevistas.
Explotación del tabaco y la coca entre los vegetales; hierro, plata, azufre, Wolfram, (Mitre los minerales.
LA FAUNA está representada por los camélidos (alpaca, llama); vizcachas, mulitas, etc. entre los mamíferos; entre las aves
el cóndor, aguiluchos, chalchalcros (zorzales), etc.
Mención especial merece la vicuña, cuya explotación de la lana ya hacían los incas, para la confección de ponchos
especialmente. Estando a punto de extinguirse, en La Rioja se tomaron los recaudos necesarios para evitarlo, obteniéndose
resultados muy alentadores.
LA FITOGEOGRAFÍA del ámbito señala la presencia del timbó, el ceibo, el lapacho, el Jacaranda, el aguaribay, etc.
El algarrobo está presente en la vida familiar lugareña: con la harina de sus vainas se prepara el patay, también la aloja.
Sus hojas y corteza y aun raíces se usan para preparar tintes, y con su madera, además de emplearse para la co mbustión, se
hacen bancos, sillas y diferentes utensilios.
ETNOGRÁFICAMENTE, este ámbito fue dominio de los Omaguacas (n humahuacas), púnenos, diaffintas o
calchaquícs. Los descendientes conservan rasgos muy puros, salvo donde el mestizaje ha sido intenso.
Los kollas o coyas viven en Jujuy y parte de Salta.
Lenguas aborígenes: se van diluyendo en el medio cultural. No obstante se habla en parte el quichua y en menor
proporción el aymara.
Es zona de confluencias culturales y de tránsito por la Quebrada de Hu-rnahuaca a Bnlivia: la misma quebrada fue el
vaso comunicante con Lima, Perú, intenso durante la colonia.
/Ví/.s.i/f típico del noroeste argentino
(Foto rlr Marta Isabel t'nliiccin)
FOLKLORE MATERIAL
Vivienda natural: hecha de piedra y techo embarrado; de adobe, con techo de ra as o embarrado; ocasionalmente
aparecen viviendas excavadas en l s laderas de los cerros. División de las propiedades po r medio de pircas. Fabricación de
algunas herramientas de labranza.
Transporte: empleo de la uía y el asno; catangos. En esta región como en el Oeste del ámbito patagónico, las
mujeres cargan a sus niños pequeño s sobre sus espaldas, sostenidos por el rebozo.
Ocupaciones: pequeñas explotaciones agrícolas y ganaderas que contrastan con las de gr n envergadura industrial.
Recolección de la algarroba (algarro biada), de la tuna (tuneada). Señalada del ganado men or; marcada del ganado mayor
(yerra). Las señaladas están cargada s de hondo sentido ritual, orientadas especialmente al "multiplico" de los animales.
Artesanías: tejeduría en tel ar horizontal, alguna vez a ras del suelo y ocasionalm ente vertical. Se producen mantas,
cubrecamas, chalinas, ponchos, pel ros. Materia prima: lana de oveja, vicuña, llama, etc., algodón. Tejen inclusive los
hombres. Platería, cuero y madera; f bricación de lazos, riendas, monturas, instrumentos musicales (cajas, erkes, bombos,
en-kenchos, charangos, quenas, sik s, anatas, etc.). Alfarería e imaginería. Imaginero que se recuerda: Hermógenes Cayo.
En las ciudades de Salta, Cata-marca y La Rioja, existen mercados artesanales. En Tilcar : Museo de Artesanías
Tradicionales "Augusto Raúl Cort zar".
Alimentación popular: p reparación casera y cocidos en horno de barr de: pan, tortilla, empanadas,
empanadillas, rosquetes, etc. Comi das tradicionales: locro, ulpo, charque, charquicán, sopa picante.El maíz, como se
puede deducir, está presente en la a imentación popular: locro, humita, tamales, pororó, etc.
Dulcería: arropes de uva, c añar, tuna, etc., dulce de cayote, nueces confitadas, d lce blanco de membrillo, dulce de
zapallo; preparación de fruta de seca da; patay.^Bebidas: chicha, añapa, aloja, vino patero , etc.
FOLKLORE ESPIRITUAL
Literario: coplas, romances, villancicos, rimas infantiles, leyendas, cuentos (vinculados especialmente al
zorro y al diablo), decimas, glosas.
Fiestas religiosas: celebracion s de la Virgen del Valle, del Señor y la Virgen del Milagro, del Niño Alcalde, de la
Candelaria, de la Virgen de Punta C rral, San Juan, Santa Ana, San Santiago, Día de las Al mas, Día de la Cruz, Navidad y los
Pesebres, Semana Santa, con especi al rememoración del Viernes Santo (en Yavi, Tilcara y otros lugares), corrida de toros en
Casabin-do, misachicos, etc.
Celebraciones paganas: Carna al, Chaya, Señor de la Peña, Señaladas, Topamiento d e las Comadres, de los Compadres,
Velorio del angelito, Tanta-nakuy en Humahuaca (encuentro anual de músicos y cantores c lebrado por .liniciativa del músico
Jaime Torres).
Culto primitivo (pagano-religi so): Pachamama, con apachetas como altares. En la ayor parte de este ámbito se rinde
culto a la Pachamama el 1ro. de ago sto, quemando durante el día leños, ramas, etc.
Creencias supersticiosas: Due de, Familiar, Llastay, Mulánima, Umita, Runa uturr nco, Salamanca, que constituyen
verdaderas patologías mentales.
Mitos populares: Llastay, Coq uena, etc. convertidos en verdaderos "Dueños de los nimales", ejerciendo una saludable
regulación ecológica, al
Un diablo el carnaval
"castigar" a los que matan ás allá de sus necesidades reales o simplemente por atar.
Se nota también especialmente en las zonas mineras de Jujuy, la presencia del Zup ay, que en adyacencias de Bolivia
llaman El Tío, al que rinden culto, e carnaval.
Mercados populares: Manca fi sta o Fiesta de las Ollas en La Quiaca, Feria de Uquí a, Feria de Iruya, etc.
Música y danzas: bagualas, vid alas, zambas, bailecito, taquirari, danza de las cintas, el carnavalito, la cueca boliviana.
Costumbres trascendentales rituales: corte del cabello (rustichico), corte de las cimbas (trenzas). Relativas al
matrimonio: matrimonio de prueba sirviñacu), compadrazgo. Relativos a la muerte: ahorc amiento del perro, lavatorio de las
ropas, funerales.
Juegos y diversiones: carreras cuadreras, taba, riña de gallos, carreras de sortija, e c.
Juegos y diversiones infantiles: payana o pallana, trompo, barrilete, balero. Rondas.
CARACTERÍSTICAS GENERALES
Este ámbito abarca las provincias de Formosa, Chaco, centro oriental de Salt a, nort e y noreste de San tiago d el
Estero y norte de Santa Ee.
Es una región de llanura, de clima subtropical con precipitaciones abundantes que alternan con períodos de sequía.
Hay años en que las lluvias —como ocurrió en 1983— alcanzan registros muy superiores a los previstos, originando
inundaciones catastróficas en las provincias de Chaco y Formosa. Ríos: Paraguay, Pilcomayo y Bermejo, con crecidas
imponentes.
FITOGEOGRÁFICAMENTÉ es el dominio de la sabana, con áreas boscosas y palmerales. Entre los árboles hay
predominio del quebracho colorado, lapacho, palo borracho (yuchán, árbol mítico), urunday y seibo.
LA FAUNA es muy variada. El ámbito es habitat del j aguar o yaguareté, gato montes, pécari, oso hormiguero y tatú
carreta, varios de los cuales están en vías de extinción. Entre las aves, el picaflor o pájaro mosca o mainumhí, el crespín,
el pájaro campana, loros, carpinteros.
Hay además varias especies de serpientes y culebras, incluso la inofensiva lampalagua. En los ríos gran variedad de
peces: el mítico dorado, surubí, sábalo, etc.
ETNOGRAFÍA. El ámbito fue dominio de quichuas. El nombre chaco lo recuerda, pues designa la cacería de
vicuñas que en esas llanuras se realizaba. Por otra parte la lengua quedó como en una isla lingüística en Santiago del
Estero donde continúa vigente. Actualmente sobreviven penosamente tobas, matacos, mocovfes, chiriguanos, chañes,
vuelas, etc. '. • También los guaraníes dejaron su impronta en el lenguaje, costumbres y cosmogonía.
En Chaco y Formosa se trata de alguna manera de incorporarlos a la vida institucional, lo cual no es fácil.
Los mocovíes tienen en Villa Ángela un centro de relativa importancia, y los tobas han conseguido una pequeña
fracción de tierra en Resistencia, donde levantaron sus viviendas de tipo tradicional constituyendo el Barrio Toba, en el
que existe estafeta postal, Cruz Roja y una cooperativa para las tareas artesanales, contando incluso con horno para
cerámica.
Lenguas aborí genes vi gentes: en distinto grado guaraní, quichua, toba, malaca, chiriguana, vuela, etc.
Confluencias culturales a lo largo de la frontera con Bolivia y Paraguay. Tipo humano representativo: el hachero.
FOLKLORE MATERIAL
Vivienda natural: de adobe, techo de paja; rancho de paredes embarrada y techos de paja; ranchos x-on paredes de
ramas, cortezas de árboles, hojas de palmeras, etc.
Transporte: cachapé, alzaprima, carretas arrastradas por bueyes. En los ríos, canoas.
Artesanías: Tejeduría: trabajos en telar horizontal y vertical. Fabricación de mantas, fajas (de lana y algodón),
redes de pescar, bolsos (y/cas, con fibras de chaguar), etc.
Cestería: sombreros de paja, ca astos, bolsos, esteras, etc. Se emplean fibras de totora, chaguar y hojas de palmera.
Madera: fabricación de máscar s (indios chañes), fuentes, cucharas, cuchillos, animal itos en miniatura, etc. hechos con
palo santo.
Alfarería: Tiene gran desarrollo, especialmente entre los mocovíes, que preparan sus^c charros con hueso molido y barro.
Los tobas han agregado a su línea trad ieional algunos mqtivos modernos, haciendo además cru ifijos, también rosarios y máscaras,
éstas a veces con adornos preparados con plumas. Los productos más aceptados son los que esponden a la línea tradicional; los
que muestran proceso de aculturació no lo son tanto.
Imaginería: tallas en madera de ristos, santos, crucifijos, etc. Ciertos imagineros prepar n también en madera, imágenes de
San la Muerte (a veces en metal, pie ra, etc.), San Son, Santa Liberata, etc.
Existe en Formosa un mercado a tesanal que puede considerarse modelo.
Anualmente se realiza en el mes de diciembre una gran feria artesanal en Quitilipi, Chac , la cual hace muchos años que se
lleva a cabo.
También es común la realizaci n de ferias ocasionales en Resistencia, Formosa y ot as ciudades, en las que se hallan
presentes indígenas que ejecutan su la bor a la vista del público, las que se ponen de inmediato a la venta.
Alimentación: Locro, charque, p atay, dulcería. Preparación y consumo de chicha y aloj . Comidas preparadas en base a la
mandioca y el maíz. Chipá, chipá av tí, pororó, bori bori, tortilla paraguaya. Miel silvestre.
Leyendas: vinculadas con las plantas (palo borracho) algunas referidas a la Creación, animales (dorado), piedras, lagunas,
ríos.
Festividades religiosas: San Baltasar (6 de enero), Virgen del Carmen, Día de la Cruz (2 de mayo), Día de las almas (2 de
noviembre), San Juant23 y 24 de junio), Navidad, Reyes (pesebres). La noche de San Juan tiene lugar: Paso sobre las brasas,
Toro candil, Pelota tatá.etc.
Cultos paganos: San la Muerte, San Son, Santa Liberata.
Celebraciones paganas: Carnaval. Ha sido aculturado el carnaval carioca en Resistencia y otras ciudades de Chaco y
Formosa.
Entre los indios chañes celebran la cosecha del maíz (rito agrario) con una fiesta que equivaldría poco más o menos al
carnaval propiamente dicho.j 7
Celebraciones pagano-religiosas: Velorio del angelito, Paso sobre las brasas, etc. Juegos: palo enjabonado, sartén
embetunada, Pelota tata.
Fiestas institucionalizadas de carácter agrario: Fiesta nacional del algodón; Fiesta nacional del Inmigrante (en Las
Breñas), Fiesta del arroz, Fiesta del banano (Clorinda), etc."
Supersticiones trascendentes: San la Muerte (15 de agosto), el Lobizón, el Pombero, el Familiar.
Música y danza: polca, vals, chámame, ranchera, El rasguido doble y la litoraleña, tienen vigencia no continua.
Instrumentos musicales: arpa india, acordeón, guitarra.
Los indígenas conservan sus antiguas danzas colectivas e instrumentos musicales, incluso el sonajero y el birimbao rústico,
este último usado exclusivamente para que el hombre distinga a la mujer amada.
Medicina tradicional: vigente en todo el ámbito; cura del empacho, mal de ojo, susto, culebrilla, etc.
3. ÁMBITO CENTRAL
CARACTERÍSTICAS GENERALES
Como su nombre lo sugiere, este ámbito abarca la región central del país incluyendo parte de las provincias de Santiago
del Estero, Córdoba, Santa Fe, Tucumán^etc. ocupando parte de la llanura pampeana y chaqueña y de las Sierras
Pampeanas, muy desarrolladas en Córdoba (Sierras Grandes yi Sierras Chicas) y Santiago del Estero (Guasayán,
Ambargasta y Sumampa) con declive oeste-este, sentido que toman los ríos que bajan a la llanura y la recorren: Dulce, Salado,
Primero, Segundo, Tercero. Las crecidas de éstos y délos arroyen encajonados entre las sierras son imprevistas y violentas
arrasando todo lo que encuentran a su paso.
El clima en general es templado, tomando características de continental en Santiago del Estero, con veranos muy
cálidos e inviernos fríos en extremo.
FITOGEOGRAFÍA. La llanura está ocupada por pastizales, los salitrales que se extienden por el noroeste de Córdoba y
penetran en Santiago del Estero por cachiyuyo y en las adyacencias de las sierras y en las sierras mismas, por montes de
algarrobo, molle, piquillín, ciña ciña, chañar, lapacho, quebracho, etc. (en parte mutilados para aprovechamiento de la
madera o para abrir tierras a los cultivos), así como cactáceas (cardón) y palmeras.
ZOOGEOGRÁFICAMENTÉ pueblan el ámbito (también sumamente depredado por el hombre) zorros, zorrinos,
comadrejas, muías, mulitas, gato montes y entre las aves caranchos, teros, calandrias, zorzales, tordos, chi-mángos,
perdices, martinetas y el mítico crespín tan frecuente en las leyendas lugareñas.
ETNOGRÁFICAMENTE fue dominio de huarpes, ranqueles, diaguitas, etc. ampliamente estudiados por Antonio
Serrano.
Como particularidad del habla, además de las tonadas regionales muy acentuadas, presenta una suerte de isla
lingüística en Santiago del Estero, donde está vigente el quichua, más intensamente en la campaña que en los centros
urbanos.
FOLKLORE MATERIAL
Vivienda natural: el rancha de adobe o paja embarrada coa techo de paja y a dQS_agttas«en las zonas de más
precipitación y de una en las más sec as constituye la vivienda, a la que se adosa la enrama a y el horno de barro. En la zona
serrana aparece el rancho de piedra subsidiario, el horno de barro.
Alimentación: está representad a por el locro, el gttascha^ocro, la carbonada, el char ui, elcharqurcán, la chatasea, el
estofada de novio, pan con chicha rrones, tortilla, bolanchao, patay, empanadas, empa adillas, mazamorra, rosquetes y
entre la dulcería, los arropes de chañ ar, tuna, higo y dulces diversos. Como bebida tradici nal sigue vigente el consumo de
aloja y añapa, hechas con la algarro a, la que se cosecha en forma colectiva (algarrobiada), lo mismo que la tuna (tuneada).
Artesanías: están muy desarroll adas en Santiago del Estero y Córdoba, destacándose por la calidad de la producción de
sus tejidos: mantas, cubrecamas, po nchos, chalinas, etc. Otras artesanías fundamentales son las derivadas del cuero, de la
madera, del asta, del hueso. Alfarer a roja y negra en Mina Clavero. Se destacan asimis o las artesanías hechas con fibras
vegetales, con un gran centro en Rí o Hondo, S. del Estero.'
Todas las artesanías son esti uladas a través de organismos especializados, reali zándose frecuentertlente ferias y
exposiciones con estudios teóricos s bre las mismas.
Instrumentos musicales: entre los que se producen, están los yiolines criollos, bo bos (de una sola pieza, de madera
de seibo, con centros vitales en Llan da y Mal Paso, Santiago del Estero) y parches de cuero de oveja, vizcacha, etc., guitarras,
charangos, cajas, etc.
Mingas. En este ámbito, com en el del noroeste y noreste y pampeano, tienen vi gencia aún las mingas, prestación
gratuita de servicios para recoger c osechas, realizar la yerra, redadas de animales cima rones, etc. culminando las tareas
generalmente con una gran fiesta olectiva.
Gran desarrollo de la medicin y la veterinaria tradicionales.
FOLKLORE ESPIRITUAL
En el ámbito existe una gran variedad de especies literarias como: romances, c uentos, coplas, cantares diversos,
adivinanzas, villancicos, etc., todo lo cual tiene vigencia contemporánea, salvo los r omances que prácticamente han
desaparecido. Leyenda del cacuy o kakuy; casos del zorro.
Música y danzas: Chacareras, gato, zamba, palito, escondido, sombreri-to, pala pala, j ota cordobesa, malambo, vidalas
y vidalitas.
Fiestas y celebraciones: Fiest del Señor Hallado, Fiesta de San Esteban, Fiesta e la Virgen de la Consolación de
Sumampa, Fiesta de San Antonio, F iesta de San Juan y San Pedro, Navidad, Pesebres. ,
Fiesta de Sumamao. El Festival Nacional de Folklore tiene lugar anualmente en la últi ma semana del mes de enero, en
Cosquín, provincia de Córdoba, co curriendo delegaciones artísticas de distintos países la tinoamericanos.
Hondo recogimiento alcanzan l os cultos de Semana Santa en todo el ámbito.
El Carnaval, si bien ha decaído, conserva parte de su tradicionalidad en la campaña antiagueña.
Celebraciones paganas: con las Telesiadas,, el Reza baile, Cruz Reza, Bailes del ang elito, etc.
Creencias supersticiosas vigen es son: la Salamanca, Brujas, Diablo (Zupay), Mulá ima, Condenado, etc.
Juegos y diversiones: Riñas de gallo,_Taba, Carreras cuadreras, Carreras de sortija,, Juegos de naipe, especialmente
truco y monte.
Juegos infantiles: trompo, bal ro, rayuela, barrilete.
CARACTERÍSTICAS GENERALE
Este ámbito que incluye a las provincias de Mendoza, San Luis y San Juan, prese nta relieve de montañas al oeste,
representado por la Cordillera de los ndes en su sector más elevado, un largo valle central qu lo separa de la Precordillera y hacia
el este un relieve de serranías que eme rgen en medio de una vasta llanura que es prolongació de la llanura pampeana.
El clima es variado: frío o de montaña al oeste y templado hacia el oriente. El ámbito queda incluido dentro de la zona desértica
y semidesértica del país, con precipi taciones inferiores a 200 mm. Meteoros-frecuentes: gr nizo, heladas, descargas eléctricas,
nevadas. La hidrografía es interior, es decir de cuenca cerrada. Muy ocasionalmente los errames de agua llegan al mar. El
Desaguadero es el gran colector de lo ríos que descienden de la cordillera. Casi todos ellos so aprovechados por medio de canales
o acequias para el riego, lo que permi te el cultivo de la vid, olivo, frutales en-general, etc.
La vegetación natural es esenci lmente xerófila, existiendo valles fértiles que permiten la existencia de pastos naturales y
vegetación antropófila. La fauna está integrada por camélidos, especialmente, el guanaco ya ue el huemul prácticamente ha sido
extinguido. Otros representantes: mu litas, peludos, pichiciego (en vías de extinción) pumas y entre las aves, el cóndor, águila,
chimangos, aguiluchos, teros, horneros, etc.
ETNOGRÁFICAMENTE el ámbito cuyano fue dominio de los calcha-quíes en su ava zada meridional: comechingones,
huarpes.
Confluencias culturales existen a través de los valles transversales de la cordillera, on Chile. De ahí la presencia de
chilenismos en el lenguaje cuyano y e n parte semejanza en la tonada regional.
FOLKLORE MATERIAL
Vivienda natural: de adobe con techo horizontal o de dos aguas, con paredes a vec s embarradas y techos de ramas
frecuentemente. Subsidiaria está la e nramada. Cultivos de regadío, explotación ganadera: l a cría de cabras. Fabricación casera
del vino, perdurando aún el vino pate o. Preparación de frutas desecadas, de clases varias. R nda del ganado.
Artesanías: Tejeduría —no muy esarrollada1 —; alfarería y las derivadas del cuero y la ma dera, aprovechándose de esta última
el retamo. Collares de semillas, lo mis o que rosarios. También se emplea el ónix para la prepa ación de piezas artesanales.
Existe Mercado Artesanal en la ciudad de Mendoza.
Alimentación popular: está basa da en el locro, la chanfaina, el charqui, el estofado de no io, el asado, las empanadas, etc. y la
dulcería es famosa por
su alta calidad, especialmente el d lce blanco de membrillo, de higo, de damasco, de d razno, todos ellos de fabricación
casera, aunque no falta la producció industrial.
FOLKLORE ESPIRITUAL
Coplas, romances, cuentos, ley endas (relacionados especialmente con los aspectos geográficos ínás destacados).
Cultos religiosos tradicionales: Fiesta de la Virgen de Andacollo, Fiesta del Señor d e Renca, Fiesta de la Virgen de la
Carrodilla, Fiesta del Señor de la Q ebrada, Fiesta de la Virgen del Rosario. Día de las Al mas y Día de la Cruz.
Cultos pagano-religiosos: Gau cho Cubillos, Gaucho Baioletto, Difunta Correa, C eferino Namuncurá, Cruz Negra,
Muerto Parado. Culto al Gaucho Jos é Dolores Córdoba o José Dolores.
Culto a los muertos: a los fallec dos en forma trágica, especialmente en los caminos, n forma de templetes o pequeños
altares.
Fiesta de rito agrario: Fiesta de la Vendimia, con participación departamental y otra provincias.
Música y Danza: Musicalmente es el ámbito de la tonada y coreográficamente de la cu eca (con notables diferencias de la
cueca chilena), chacarera, bailecito, jota puntana, etc. Instrumento musical dominante, l a guitarra.
Conserva el ámbito en buena medida 1a presencia de topónimos tradicionales. El lenguaje registra arcaísmos y en la zona
fronteriza cordillerana, chilenismos.
Juegos infantiles: la pallana o payana, el anillo y la llave, juegos de naipes: cayol, tenderete, básiga, pájaro, etc.
Rondas.
5. ÁMBITO MESOPOTÁMICO
CARACTERÍSTICAS GENERALES
Es un ámbito geográfico y folklórico, es decir se superponen. Tiene variables características físicas en las distintas
provincias que abarca: Misiones, Corrientes y En.tre Ríos, estando enmarcada por los ríos Paraná, Iguazú y Uruguay a quienes
alimenta una nutrida red de ríos y arroyos que terminan por configurar el verdadero paisaje mesopotámico.
Misiones tiene un típico relieve de mesetas y sierras que orográficamen-te se integran con el macizo de Brasilia y su eje
longitudinal se convierte en clara divisoria de las aguas.
El suelo, laterítico, es de color rojo y contrasta visiblemente con la vegetación.
En Corrientes el relieve es más diversificado, con una zona lacustre al norte, que incluye la extensa laguna del Ibera,
enmarcada por infinito número de esteros.
El centro y el sur son terrenos más elevados, participando la región meridional del relieve de cuchillas, que en Entre Ríos
adquiere características más definidas.
El climase muestra cálido y húmedo en Misiones y buena parte de Corrientes, para ser templado en el meridión de Corrientes
y en Entre Ríos. Las lluvias son abundantes en el norte, especialmente en Misiones, originando crecidas imponentes de los ríos,
algunas veces catastróficas, como ocurre en 1982 y 1983, las que repercuten hasta la zona del Delta.
La Hora cuenta con numerosos representantes arbóreos, como el lapacho, el urunday, el cedro colorado, el petiribí, el seibo y
también con la caña tacuara, la que en Misiones alcanza un gran desarrollo, debiendo mencionarse especialmente la yerba (mate)
—ex paraguariensis—, explotada en gran escala como el tabaco y la mandioca.
ZOOGEOGRÁFICAMENTE es dominio del aguará, aguará guazú (en Vías de extinción), la nutria, el yacaré (en vías de
extinción) etc. entre las ¿ves el caburé, el crespín, el benteveo, el picaflor, el caraú, el pato sirirí, etc. y entre los peces, el dorado,
el surubí, el bagre, el sábalo, el armado, etc.
ETNOGRÁFICAMENTE el territorio ha sido dominio de guaraníes, cuyos descendientes, muy mestizados y conservando el
idioma en algunas zonas de Corrientes y Misiones, viven especialmente en estas provincias. En la parte meridional del ámbito
vivieron charrúas, querandíes y otros, totalmente extinguidos.
Su cosmogonía -'-de los guaraníes— estuvo fundada sobre la existencia de un Dios creador, Tupa, cuyo imperio espiritual se
extendió por buena parte de América, incluyendo Brasil. Aña, el Mal, es la antítesis y a diferencia de Tupa que prácticamente se
eclipsó, perdura y tiene vigencia en nuestros
días.
FOLKLORE ESPIRITUAL
Existen infinidad de leyendas referidas a plantas, animales y lagunas. Coplas, compuestos, cuentos.
El mundo de las creencias y supersticiones aflora en las zonas rurales y
urbanas. -
Creencias zoomórficas: Ahó ahó, Basilisco, Lobisón, Mboi-tatá, Teyú cuaré, Yaguarón, Yaguareté Aba.
Antropomórficas: Curupí, Pombero, Yasi-yateré, Caá yarí, Caá pora. Animológicas: Pora, San la Muerte.
Festividades religiosas: Navidad y Reyes Magos, San Baltasar, San Juan (con Paso sobre las brasas, Toro candil,
etc.), Virgen de Itatí.
Celebración pagana: Carnaval, con neta influencia del carnaval brasileño, como consecuencia de tratarse de una zona de
confluencias culturales.
Cultos supersticiosos: Gaucho Olegario Álvarez, (Gaucho Lega), Gaucho Miguel Galarza (Turquina), Gaucho
Curuzú José, Curuzú Gil 2.
FOLKLORE MATERIAL
Vivienda natural: en buena par te está representada por el rancho, con paredes de ad be o embarradas y techos de paja,
existiendo también viviendas constr idas con palmeras, madera, etc., de acuerdo con lo qu e el suelo provee.
Alimentación: entre los alimento tradicionales más difundidos se encuentran: chipá, chi á avatí,. chicharrón trenzado, sopa
paraguaya, torta almidón, locro, guis tropero, carne asada. Dulcería, especialmente de mam ón, guayaba, etc.
Artesanías: existen mercados a rtesanales en Misiones (Posadas), Corrientes (capital) y en Mercedes la empresa Manos
correntinas, que estimula la producción artesanal y facilita la comercialización. Importantes sn las artesanías del cuero, del asta,
del tejido y de la madera. Los imagin eros producen santos de madera del culto católico y pag anas, como son San la Muerte, San
Son, Santa Liberata, Santa Catalina, San Roque, etc.
En Misiones hay aportes artesan ales ponderables de los indígenas, destacándose la cest ría y la alfarería.
6. ÁMBITO PAMPEANO
CARACTERÍSTICAS GENERALE
El ámbito pampeano abarca las p rovincias de Buenos Aires, La Pampa, parte de Córdoba y Santa Fe. En general es una vasta
llanura con declive oeste-este, prolon gándose-suavemente en el mar, donde forma la pampa su marina. En esta llanura, a la que se
divide en pampa oriéntalo húmeda occidental o seca, se intercalan sistemas montañosos c omo los de Tandil y Ventana en la
provincia de Buenos Aires y Pampa Central en La Pampa.
La pampa húmeda, más fértil y ri a, recibe unos novecientos mm. de lluvia al año, y la a pa seca entre 200 y 500 mm.
El clima es templado y frecuente ente está cruzada en el sentido suroeste-noreste por el iento pampero, frío y seco.
La hidrografía está representada por los ríos Cuarto y Quinto en el sur de Córdoba, el P raná en su curso inferior (zona del
Delta), Arrecifes, Sambo-rombón, Sal ado y Quequén en la provincia de Buenos Aires, existien do un área deprimida en el suroeste
de la misma con extensos espejos la ustres: Carhué, Guaminí, etc.
FITOGEOGRÁFICAMENTE gran parte del ámbito pampeano es dominio de la est pa, prosperando el pasto dulce, el
macachín, el diente de león, la lengu a de vaca y la cortadera. Hacia el oeste desarrollan el cardo ruso, el sorgo de alepo y el
cachiyuyo. En la provincia de La Pa pa toman forma arbórea el caldén y el algarrobo.
ZOOGEOGRÁFICAMENTE el ámbito pampeano es muy rico: comadreja (overa y colo ada), zorro de la pampa, vizcacha,
zorrino, liebre, tuco-tuco, guanaco, tc.; entre las aves, el ñandú, gaviota, flamenco, cigü ña, chingólo, hornero, carancho y
chimango y entre los batracios y repti les una~gran variedad de sapos, ranas, culebras y víbor as.
ETNOGRÁFICAMENTE fue e dominio de indios pampas y araucanos o mapuches e jástiendo algunos grupos en su casi
totalidad mestizados en Los Toldos, A zul, etc., provincia de Buenos Aires y en la provincia de L a Pampa.
Pero el ámbito fue territorio del aucho, jinete natural de la llanura, el ctal participó acti amente en la vida política, social e
histórica del país. Su transformación en jornalero o mensual está prácticamente cumplirfa. H a entrado en la literatura nacional a
través de varias obras, pero son representativas el Martín Fierro, de Hernández y Don Segundo Sombra. En la prime-tt obra está el
gaucho hacia 1872 y 1880 y es en cierto modo un personaje mítico. En la segunda, el gaucho representado en la novela es real.
Tanto en Una como en otra abundan los elementos folklóricos recreados magistral-meñte por los autores.
FOLKLORE MATERIAL
La vivienda natural del ámbito es el rancho, confeccionadas sus paredes con adobe o con paja embarrada y su techo de paja a
dos aguas para facilitar
la calda del agua originada por las lluvias. En las zonas serranas se aprovecha para la construcción de la vivienda, la piedra.
Construcciones subsidiarias son la enramada y el horno de b arro.
Alimentación: la carne asada (complementada con achuras) constituye la baso de la alimentación, a la que hay que
agregar la carbonada, el locro, el puchero, chicharrones, tortas fritas, empanadas, pastelitos dulces, etc., y entre las
bebidas, el mate, ginebra y aguardiente.
Vestimenta: perdura aún hoy algo de la tradicional vestimenta del gaucho, ya que el hombre dedicado a las tareas
rurales usa por lo común bombachas, camisa, corralera, sombrero de ala ancha requintado y por lo común calza zapatillas,
etc., y sigue empleando para sus ocupaciones diarias (pialadas, yerras, domas, etc.), lazo, facón, etc.
No pocas poblaciones de la llanura bonaerense mantienen vivencias de BU pasado en la vida cotidiana, siendo casos
típicos San Antonio de Areco, General Madariaga, Coronel Brandsen, etc.
Artesanías: hay en el ámbito un amplio espectro de las artesanías tradicionales, especialmente del cuero, asta,
tejido, madera, hueso, caracoles, etc., con centros importantes en San Antonio de Areco, Ranchos, Olavarría, Laprida, etc.
en la provincia de Buenos Aires y Victorica, Santa Rosa, etc. en La Pampa.
La platería conserva aún su gran trascendencia y valor tradicional, especialmente en San Antonio de Areco y Olavarría.
FOLKLORE ESPIRITUAL
Existe una vasta documentación relacionada con el folklore espiritual del ámbito pampeano: copias, romances, refranes,
cuentos, sucedidos, leyendas, etc. Entre las supersticiones perduran la viuda, las luces malas, el carbunclo, etc.
Música y danzas: huella, cielito, chacarera, pericón, gato, décima, estilo, decima, malambo (muy diferenciado del malambo de
noroeste y del centro). La payada constituye un genero plenamente vigente en algunos lugares perdura aún la serenata.
La guitarra sigue siendo el instrumentos musical por excelencia..
Fiestas y celebraciones: Semana Santa (Tandil), Fiesta de la Virgen de (Lujan), Fiesta de Santa Lucía (Capital Federal), Fiesta de
San Cayetano (capital federal), Fiesta Nacional del Ternero (Ayacucho), Fiesta Nacional de la Manzanilla (Francisco Madero,
prov. de Buenos Aires), Fiesta Nacional del Porcino (Junín), Fiesta del Potrillo (Coronel Vidal), Fiesta Nacional de la Flor
(escobar), Fiesta de la Sal (La Pampa), Fiesta del Maíz (Chacabuco), Fiesta del Mar, Fiesta de los Pescadores, Falla Valenciana y
Fiesta de San Fermín (Mar del Plata), etc.
En la Capital Federal, transculturada, tiene lugar la Fiesta de la Virgen (le Copacabana, en Villa Soldati, realzada por la
colectividad boliviana, a la que se agrega una gran feria artesanal en la que se expenden comidas tradicionales bolivianas.
EL GAUCHO
La palabra gaucho se usó en las regiones del Plata —Argentina, Uruguay y Sur del, Brasil, donde se le conoce por gaucho—
para designar los jinetes tic la llanura o pampa, dedicados a la ganadería, aunque por extensión se aplicó también a los jinetes de las
serranías del centro y oeste del país.
No es claro todavía el origen de a voz gaucho: se han propuesto numerosas etimologías y así se la hace derivar de guacho,
equivalente a huérfano y quizá solita io; de gaucho, que entre nuestros aborígenes meridion ales —araucanos y pampas— valía
por compañero; de garrucho, palabra p ortuguesa de usó corriente en la frontera uruguayo-brasil eña y que se traduce por campesino.
Lo más probable es que gaucho se de ive de/ gauderio o por lo menos esté muy relacionada c on él.
De cualquier manera lo cierto es que la palabra gaucho se aplicó generalmente al elemento criollo o mestizo, pero no puede
atribuírsele un sentido racial ni étnic , ya que también fueron gauchos los hijos de los inmi rantes europeos, los negros y los
mulatos que aceptaron aquel género de vida.
El ámbito del gaucho fue la llan ra que se extiende desde el norte de la Patagonia hasta el estado de Río Grande del Sur, en el
Brasil. Hábiles jinetes y criadores d e ganado, se caracterizaron por su destreza física, su altivez y su carácter reservado y
melancólico. Casi todas las faenas e an realizadas a caballo, animal que constituyó su mejo r compañero y toda su riqueza. El
lanzamiento del lazo, la doma y el rod o de hacienda, las travesías, eran llevados a cabo por jine es que hacían del caballo su mejor
instrumento.
A principios del siglo pasado esa palabra tenía un significado distinto. Evocaba al hom re de campo, pero al margen de la
sociedad. Más tarde se fue modifica do su sentido con el auge de una literatura popular que o presentaba como un genuino hijo
del país. Varios autores han intentado estudiar los hábitos del gaucho de un modo objetivo. Ent re ellos se encuentra Sarmiento con
su conocida obra Facundo.
En estos últimos años ese elem nto étnico se ha asimilado casi totalmente a la població sedentaria. Su transformación en
jornalero o mensual está prácticame te cumplida, debido a la industrialización de las activi ades rurales.
Fue el gaucho e\ hombre de n estro campo por antonomasia y sobre ese campo desar rolló su vida real y legendaria; allí
deambuló su gallarda figura, jinete en el caballo criollo, con el que no sólo cumplía las faenas d su trabajo cotidiano, sino que con él
participó en las luchas heroicas de nuestra independencia, inmortalizando su nombre desde los callejeros combates habidos durante
las invasiones inglesas hasta las inver símiles hazañas que realizó en el quebrado territorio salt eño protegiendo, bajo la inspiración
de Güemes, la frontera noroeste del suelo patrio.
El fondo étnico de nuestro tipo r acial, aún en formación, reconoce en la estirpe gaucha u n caudal ponderable.
Fue cantado en mil poemas y por la pluma áurea de José Hernández y Leopoldo L gones, y la de aquellos caballeros
europeos que amaron nuestra tierra omo la suya propia.
Precisamente fue Cunninghame Graham quien trazó uno de los mejores retratos de nuest os gauchos y dice así: "Eran, por lo
general, altos, cenceños y nervudos, con no pequeña dosis de sangre india en sus enjutos musculosos cuerpos; si las barbas
eran ralas, en desquite el cabello, lu iente y negro como alas de cuervo, les caía sobre los ho mbros, lacio y abundante. Tenían la
mirada penetrante y parecía que cont mplaban algo más allá de su interlocutor, en horizontes l ejanos, llenos de peligros, rondados
por los indios, en donde a todo cris iano le incumbía mantenerse alerta con la mano sobre las riendas". Centauros delante del
señor, torpes a pie como caimanes e barrancados, tenían, sin embargo; agilidad de relámpag o cuando era necesario. Parcos en el
hablar, capaces de pasar todo el día a caballo, uno al lado del otro en las llanuras sin cruzar pa labras, excepto alguna interjección,
como ¡jué pucha!, si el caballo trop zaba o se espantaba porque una perdiz saltaba a sus pi es.
Se enfurecían fácilmente, echando espumarajos por .sus bocas y pidiendo sangre a voc es; un instante después (pasada la
tormenta), tornaban a ser los mismos graves centauros de antes. Vestían poncho y chiripá; cal aban botas de piel de potro, hechos
los talones del corvejón, dejando salir los dedos para agarrar el estribo, formado por un nudo de cuero.
Su estado de gracia espiritual interna era una mezcla extraña de cristianismo contenido en su desarrollo, matizado de
supersticiones indias; su temple de ánimo era melancólico. La alegría no arraiga en aquellas desiertas estepas; esto sucede
generalmente con los habitantes de las llanuras, cuyas yidas se pasan solitarias, ya en grupo de tiendas como entre los árabes, ya
en anchos sillados como en los pampas del sur. Hasta sus mismos bailes eran lentos y acompasados, ya los nacionales: cielito, gato
o pericón, ya el vals importado, que danzaban meciéndose a un ritmo peculiar y característico, ¡ rastrillando las espuelas por el
suelo, como le arrastra un pavo las alas a su ' hembra.
Hay muchas divergencias en el enfoque del gaucho estudiado objetivamente. Las críticas y las alabanzas se columpian en las
páginas de centenares de libros y millares de artículos y folletos. No entraremos a discutirlas, pero sí queremos destacar con
sereno acento un punto en que esos extremos se acercan y confunden hasta tener el mismo común denominador, mínimo pero
común: el de reconocer en él uno de los seres humanos que vivió con la más amplia libertad; dueño y señor de las pampas infinitas,
no tuvo vallas, no conoció límites, y no se olvide que hasta el advenimiento del primer alambrado no hubo parcelas de campo, no se
conocieron tranqueras, y, hecho curioso, cuando se tienden los primeros hilos, una de sus prendas más queridas, el chiripá, sufre
un golpe de muerte, pues con su amplitud se engancha fácilmente en las púas erizadas.
Ese casi perfecto libre albedrío en que vivió el gaucho confirma y conforma su mentalidad con respecto a la libertad y de la
cual daría más de una vez prueba concluyente y contundente.
Cuando Azara recorrió nuestro territorio le llamó poderosamente la atención ese espíritu de libertad que tanta repercusión
tendría posteriormente a través de nuestra historia, del hombre de campo, incluso de los descendientes de españoles.
Posteriormente, en su libro Viajes por la América del Sur, dejó documentada esa observación: "No contraen apego a la casa ni al
dueño aunque éste les pague y los trate bien; lo abandonan así que les da la gana, y las más de las veces sin despedirse; y cuanto
más dicen: «Me voy porque ya hace mucho tiempo que sirvo a usted». Es inútil rogarles, ni hacerles observación alguna, pues no
responden sino repitiendo lo mismo, y jamás dejan de irse".
Otro viajero, Samuel Haigh, observa ese deseo o "preocupación me-tnffsk'a" del gaucho por la libertad, por no atarse a nada,
por no asentarse definitivamente en un lugar, corno si un atávico impulso lo llevara a andar y andar.
A esta situación espiritual contribuye su figura física y. así dice el mencionado viajero: "Nada hay que pudiera dar, al que lo
contemple, una idea n noble de independencia, que un gaucho a caballo: cabeza erguida, actitud resuelta y grácil,
movimientos rápidos de su bien adiestrado caballo: todo concurre para hacer de él un retrato vivo del bello ideal de
la libertad".
Dejando de lado esta concepción de nuestro biografiado con respecto a la libertad, corresponde señalar que la misma es
instintiva; cuando él actúa como actúa, es instintivo su proceder; no circulan por los repliegues de su cerebro concepciones
filosóficas de lecturas de pensadores y filósofos; su acción no es la resultante de decantadas meditaciones porque, en su casi
totalidad, el género de vida que llevaban les ha impedido en buena medida adquirir conocimientos mínimos; lo que sabe y
hace, lo sabe y hace por instinto natural o es fruto de su experiencia; única escuela que la vida le ha deparado. Por otra par te,
poco interés tenía en adquirir conocimientos; en asentarse en un lugar y entregarse de lleno a la civilización; esa
civilización que casi siempre lo negó, lo relegó y tendía a restringir su libertad, su preciada libertad, cada vez más, para
culminar en levas que leyes especiales autorizarían.
Dijimos al comienzo de este breve esbozo, que su participación en contiendas arranca de su actuación durante las
invasiones inglesas; quizá no fueron muchos y era por otra parte el primer episodio bélico en que actuaban; pero, de
cualquier manera, su actuación junto a Martín Rodríguez fue realmente importante, y con la táctica que los haría célebres
a través de la historia, sus lazos y boleadoras, complementados únicamente con el cuchillo, constituyeron todo su equipo
guerrero. No debió pasar inadvertida su acción en, la península —y quizá la distancia contribuyó a engrandecerla— cuando
la Junta de Sevilla ordena a Cisneros, con fecha 24 de diciembre de 1809, ante la ofensiva napoleónica, haga llegar un
refuerzo de mil gauchos con su ligero equipo bélico. De no haber sobrevenido los acontecimientos de Mayo, no cabe duda
que este pedido hubiera sido satisfecho y que hubiera sido una de las primeras y más importantes contribuciones del nuevo
mundo a un conflicto europeo.
Participa después en las campañas del Alto Perú y del Paraguay; Belgrano recibe el aporte gaucho en Entre Ríos y en el
Norte; San Martín, que celebra con Belgrano la célebre entrevista de Yatasto en un momento difícil, los considera ideales
para las guerras de guerrillas y capitaliza incluso su indisciplina. Allí quedan entonces como bastiones defendiendo con
Güemes la frontera Norte, lo que justifica sobradamente la medalla que en 1921 hizo grabar la Junta de Historia y
Numismática Americana al homenajear a Güemes en el centenario de su fallecimiento con la siguiente inscripción: "A los
heroicos gauchos: la Patria los llamó a defender su frontera Norte".
Prosiguiendo nuestro breve esquema nos ocuparemos de la relación del gaucho con nuestro folklore; tan viva es su
presencia en él, que podemos hablar de un "folklore gaucho", pues son firmes los caracteres que lo definen; desde luego
que una parte se ha extinguido y sólo tiene valor histórico, pero otra co ntinúa vigente aun hasta n uestro s días . Algo de
esto ya vislumbró Juan B. Ambrosetti cuando en su obra precursora Supersticiones y leyendas hablaba del folklore de la
pampa, y otro precursor también, Ricardo Rojas, llegó a hablar en el tomo I de su monumental Historia de la Literatura
Argentina del contenido científico del "folklore gauchesco", el que según afirmó estaba constituido por una simple
relación de conocimiento entre el hombre nativo y su medio local. Tradición meramente real, entre la
mente y las cosas, se expresa a veces en fórmulas verbales, de padres a hijos. de amigo a amigo, pero no pertenece a la poesía
sino a la didáctica. Su función es pragmática. Un aprendizaje de siglos la fija y la perfecciona.
Ella completa el instinto y realiza la adaptación, acomodando al hombre con su medio en un acorde de utilidad o de
placer. Tal fue para el gaucho la ind stria del cuero, el uso de la equitación, la orientación el rumbo, el arte de la guitarra, la
intuición del rastro, el conocimient o de los seres benignos y malignos de su tierra, y as costumbres que le convenía
adoptar.
Desde luego que al hablar del f lklore gaucho no hablamos de su remoto origen, pero aunque sea así, a grandes rasgos
conviene señalar un aporte indígen que se hace visible en la incorporación de algunos ele mentos materiales a su vida diaria,
como son las boleadoras, más ev lucionadas es cierto; en el rastreo, basado en las pisadas de animales o personas,
conocimiento de pastos, y en el insti nto de orientación; un folklore mezcla de lo indígena y lo aculturado, como son el chiripá,
la vivienda, el hijar o toldo y el ranch o, la faena campestre de la doma y la yerra, y tercero e un aporte español neto, visible en
ciertos arcaísmos del lenguaje, deci es y refranes o proverbios que afloran por ejemplo a l largo del poema hernandiano, en
la poesía tradicional, en la música y las danzas, en los juegos y diversiones como la taba, l as cinchadas, la riña de gallos, las
carreras de a caballos llamadas cuad eras, las supersticiones y las creencias, y ese instrum nto musical, la guitarra, que le da
quizá uno de los sellos más inconfu dibles de su personalidad, y de la que brotaban, tras las suaves caricias de sus manos,
melancólicos arrullos que inundaba n de nostalgia la hora del tránsito vespertino y la noch e estrellada, la pampa,, la inmensa
llanura sin bosque, anegada en su p opia soledad y misterio.
Una parte de este patrimonio e spiritual y material del gaucho naufragó con el andar del tiempo por imperio lógico del
progreso; otra consigue sobrevivir asta nuestros días, uniendo con un largo cordón el p resente y el pasado a través de la
tradición y el folklore. Esto sirve a s vez al vincular a nuestro hombre en biografía con el'v iejo mundo, para darle carácter de
universalidad, motivo más que sufi iente para estudiarlo con todo respeto, poniendo sie pre las cosas en su justo punto, sin
exaltaciones artificiosas de virtudes o defectos.
7. ÁMBITO PATAGÓNICO
CARACTERÍSTICAS GENERALE
Se extiende desde el límite no rte de la provincia de Neuquén y límite sur de la p rovincia de La Pampa hasta la
gobernación de Tierra del Fuego, i ncluida. El río Colorado es la marca física septentrio al.
GEOGRÁFICAMENTE es el ominio de las mesetas, escalonadas de este a oeste, desde la costa hasta la cordillera
andino-patagónica. El paisaje en la s mesetas, excepto en los oasis, es desértico debido las muy escasas precipitaciones
que reciben, cruzadas por vientos se cos y fríos que permanentemente soplan desde el oeste hacia el este o hacia el noreste. En
la zona montañosa occidental las p ecipitaciones son abundantes y el paisaje cambia tot almente, tomando características
alpinas, con desarrollo de bosques selvas densas '.
FITOGEOGRÁFICAMENTE as mesetas son el dominio de pastos duros y arbustos espinosos con poco desarrollo por
los vientos y escasas lluvias. Sólo en los mallines, zonas bajas y con agua, prosperan pastos tiernos que aprovecha el ganado.
En la zona cordillerana se desa rollan la araucaria (pehucn), el raulí, el alerce, el coi ué, el coligue, etc.
ZOOGEOGRÁFICAMENTE la Patagonia no es muy rica ni vanada, pero sí muy característica: el zorro, la liebre
patagónica, el águila, el chonchón, e l ñandú o choique, la avutarda, el aguilucho y en los m ares, la foca, el pingüino, etc.
ETNOGRÁFICAMENTE fue el dominio.de tehuelches, puelches, mapuches y e la región más austral, de onas,
yaganes, etc. Los mapuches sobrevi en aún y ocupan gran parte del territorio neuquino, ha iendo quedado relegados después
de la conquista del desierto, a las áreas menos fértiles, siendo precarias sus posibili ades económicas, circunscriptas
especialmente a la cría de ovejas y a las artesanías.
FOLKLORE MATERIAL
Vivienda natural: está hecha g eneralmente de madera o piedra, combinándose a ve es ambos materiaies. También se
levantan ranchos especialmente en la zona norte del ámbito, con adobe y paja embarra a.
Alimentación popular: está ba ada en el consumo de carne de oveja ya sea prepará dola como charqui o asada. Los
indígenas y sus descendientes,
como antaño consumen el piñón, fr to de la araucana imbrícala o pino cordillerano.
Artesanías: en los últimos años han sido revitalizadas especialmente en Neuquén, c n la creación de un ente que las
estimula, las promociona y las com ercializa. Igualmente hay preocupación por ellas en l as provincias de La Pampa, Río
Negro y Santa Cruz.
Los aborígenes se dedican ta bién a las labores artesanales, lo que les permite m ejorar su precaria economía. Se
emplea aún el telar vertical y se ha cen entre otras cosas, matras, ponchos, caminos, etc. de lana de oveja. Ya no trabajan
como antaño la plata con la que ha cían muy hermosos trabajos, verdadero orgullo de l labor artesanal aborigen, como
pectorales, collares, aros, pulseras, etc.
Como consecuencia de la escas ez de pastos tiernos en las mesetas patagónicas, se i pone la transhumancia pastoril.
Continúa realizándose la trilla con empleo de yeguas.
FOLKLORE ESPIRITUAL
Existe especialmente entre los apuches una muy nutrida versión de cuentos y leyen as. Romanceo es la poesía que se
recita cantando y se corresponde co n el cuntun de los araucanos chilenos. Hay románceo s amorosos, eróticos y religiosos,
cantándose estos últimos en los ma hitunes, tanto para curar enfermos la machi, como pa a invocar a los pillanes (espíritus
pro picios) o bien cuando aquélla e s reconocida como "curandera oficial".
Instrumentos musicales: Los más im ortantes son el cultrun o kultrun, trutruka y la pifilka.
Fiestas religiosas: San Sebastián. ebe recordarse que desde el punto vista religioso, lo mapuches permanecen fieles a sus
antiguos dioses, no aceptando los qu se han pretendido imponer para sustituirlos.
Otras fiestas: Fiesta de la nieve, Carn aval, etc. Celebración tradicional indígena es el guill tun, que tiene carácter de rogativa,
ya sea para pedir cese la sequía, co o para ahuyentar las pestes.
Los mapuches poseen un extraordinario tesoro literario compuesto especialmente de leyendas cuentos, en los que está presente la
naturaleza: montañas, cerros, árboles, ríos, animales. Personalizan el mal en Gualicho.
Diversiones: Tenían los mapuches di versos entretenimientos, como las eras de caballos —N culelcahucllum— y el loncotum o
loncoteo, de características violentas que consistía en derribar al rival, agarrándose de los ca ellos
FOLKLORE PARA LA ESCUELA
Puede decirse que actualmente la inquietud para que el folklore sea incorporado a los planes de estudio de las escuelas en
sus diferentes niveles, es universal.
Esa inquietud se manifiesta desde luego y en primer lugar, en los congresos regionales, nacionales e internacionales de
folklore, donde los folklorólogos llevan sus iniciativas, traduciéndose las mismas en consejos, recomendaciones y
resoluciones que alguna vez escuchan los organismos oficiales.
En el año 1954 el tema fue debatido en el Congreso Internacional de Folklore de San Pablo, Brasil, al que asistimos en
representación de nuestro país; en 1960, en el Congreso Internacional de Folklore realizado en Buenos Aires, convocado en
homenaje al Sesquicentenario de la Revolución de Mayo, el debate fue amplísimo y como consecuencia del mismo resolvió
recomendar:
a) La creación de cátedras de Folklore en institutos de nivel universitario.
b) Que el Ministerio de Educación Pública de cada país llame a los estudiosos de la ciencia del Folklore para que
integren las comisiones de reformas de los planes y programas, la mira de introducir el aprovechamiento del
material folklórico en la enseñanza.
c) Que los gobiernos, por medio de sus organismos artísticos y técnicos, procuren que se incluyan en los programas de
radiotelefonía, televisión, etc., música, canto y danzas folklóricas en la mayor medida posible.
d) Que los gobiernos establezcan premios anuales a las mejores obras folklóricas que se publiquen en el respectivo país
por autores nacionales, pre vio dictamen de un organismo especializado.
e) La enseñanza de la ciencia del Folklore en los institutos pedagógicos y escuelas normales de todos los países.
f) La recolección directa y ordenada de los materiales destinados a formar un conjunto orgánico de la tradición.
g) La formación de grupos de investigadores especializados en materia folklórica.
h) La creación de museos de Folklore.
i) La formación de bibliotecas, discotecas, fototecas y archivos especiales de material folklórico.
j) La edición de obras de valor tradicional (Documento número 141).
Para refirmar esta inquietud, reproducimos a continuación lo que el Tercer Congreso Nacional de Folkloristas de
Colombia resolvió:
1° Solicitar a los Gobiernos Nacional, Departamental y Municipal, así como al honorable Congreso de la República, un
amplio y decidido apoyo a los estudios y divulgación del Folklore colombiano, como medio para contribuir al conocimiento
racional de nuestro pueblo, al acercamiento de nuestras gentes y al afianzamiento de la solidaridad nacional y para impulsar el
progreso de la civilización y la cultura patrias.
2° Solicitar de modo especial al Ministerio de Educación Nacional que dicte las disposiciones del caso para hacer que el
estudio de las expresiones del Folklore tenga un puesto preferencial en las labores educativas y sea motivo de actividades
continuas en los distintos grados de la enseñanza (elemental, complementaria, media y universitaria).
a) En las Escuelas Normales y Universidades Pedagógicas, así como en los Cursos de Información y Capacitación del
Magisterio, mediante cátedras que versen sobre el conocimiento del Folklore, su pedagogía y sistemas de divulgación
educativa;
b) En todos los centros universitarios del país extendiendo las cátedras de Antropología a todas las facultades e
incorporando estudios especiales sobre el Folklore y su filosofía;
c) En los programas de ciencias sociales para la educación media y ele mental, especialmente en los de geografía,
educación cívica e historia de Colombia, y en los de castellano, lenguaje y lectura, en los cuales es necesario incorporar el
conocimiento analítico de nuestro Folklore, con explicaciones sobre su significado y su relación con la vida nacional;
d) En las Escuelas de Bellas Artes, el Conservatorio Nacional de Música y establecimientos docentes industriales y
artesanales, en donde las realizacion es prá cticas deben ser, en su mayor parte , expres iones de nuestro Folklore, con
base en su conocimiento previo;
e) En la alfabetización y educación de adultos, mediante información suficiente sobre nuestro Folklore y su significado y
con la adopción de cartillas y folletos que propugnen su conocimiento;
f) En la educación preescolar o infantil, por medio de actividades y realizaciones de trabajos que pongan al niño en
contacto con las expresiones folklóricas colombianas;
g) En las actividades coprogramáticas y recreativas de escuelas y colegios, así como de universidades, mediante la
incorporación predominante de temas folklóricos en trabajos de laboratorios, talleres, en los juegos y en sus presentaciones
dramáticas, musicales o de danzas y en sus realizaciones pictóricas, museográficas y manuales en general;
h) En los proyectos y realizaciones de la Divulgación Cultural Nacional, tales como espectáculos, exposiciones,
recitales,
recitale s, c onferencias,
onferen cias, publicaciones,
publi caciones, concurso
concursos,
s, festivales,
festivales, etc., en los cuales
cuales la mayor parte de la actividad
actividad debe estar
dedicada a la difusión del Folklore colombiano;
i) En la producción de libros, folletos y demás material gráfico y también audiovisual —láminas, fotografías, fotobandas,
películas,
películas, discos, etc. —, que se elaboren con fines educativos y en donde los temas de nuestro Folklore deben tener
preeminencia;
preemine ncia;
j) Por fin,
fin, en la decoración
decoración de edificios
edificios escolares
escolares y salas de clasCj
clasCj en donde deben utilizarse de preferencia
preferen cia los motivos
moti vos
folklóricos.
3° Solicitar al Ministerio de Comunicaciones la adopción de medidas tendientes a fomentar fomentar la divulgación del Folklore
colombiano,
colombiano, especialmente
especialmente por los siguientes
si guientes medios de difusión:
a) La Radio: que todas las emisoras del país destinen, por por lo menos, un espacio diario en su programación a la
divulgación folklórica por medio de audiciones musicales, dramatizaciones
dramatizaciones o lecturas ilustradas
ilustradas radiofónicamente;
radiofónicamente;
b) La Televisión: que, en forma similar,
similar, incluya en
en su programación ordinaria
ordinaria y en sus presentacione
presentacioness especiales
especiales de
televisión
televisión educativa, por lo menos una demostración
demostración diaria de nuestro folklore en forma dramática, musical o cinematográfica.
4° Solicitar al Ministerio
Ministerio de Relaciones Exteriores que intensifique
intensifique u organice una sostenida campaña de divulgación de
nuestro
nuestro Folklore
Folklore en el extranjero,
e xtranjero, preferentemente por los siguientes medios:
a) Elaboración
Elaboración de discos con episodios
episodios dramatizados,
dramatizados, ejecuciones
ejecuciones musicales,
musicales, lecturas ilustradas,
ilustradas, etc., así como de
material gráfico
gráfico presentable
presentable y difundirse en todas las naciones;
b) Organización
Organización de exposiciones
exposiciones periódicas
periódicas y rotatorias,
rotatorias, sujetas
sujetas a planes
planes y programaciones
programaciones previas de carácter pictórico,
artesanal, etnográfico, etc.;
c) Presentaciones, también periódicas y planificadas, de artistas artistas o conjuntos artísticos, embajadores de nuestro
Folklore,
Folklore, cuyas
cuyas visitas
visitas a los países
países extranjeros sirvan p ara adelantar una un a efectiva realización de intercambio culturacultural;
l;
d) En la misma forma intensifica
intensificarr el intercambio
intercambio de folklorólogos
folklorólogos y la difusión de sus obras, así como las de intelectuales,
intelectuales,
especialmente
especialmente literatos, divulgadores del Folklore.
5° Recomendar a la prensa, a los editores, autores y compositores, directamente o por intermedio intermedio de las entidades
entidades que los
representen,
representen, así como a los artistas e intérpretes d e nuestro Folklore,
Folkl ore, que dediquen insistente y sistemáticamente una buena
parte de sus obras a la divulgación de de los distintos aspectos
aspectos constructivos
con structivos de nuestro
nu estro patrimonio folklórico.
f olklórico.
6° Recomendar, igualmente, a las empresas comerciales e industriales y a las asociaciones y federaciones que las
congregan, como también a las organizaciones de relaciones públicas, publicidad publicidad y propaganda, que destinen gran parte de de
sus presupuestos para la difusión, el fomento y expresión estética de nuestro Folklore.
7° Felicitar a la Empresa Colombiana de Turismo, y en especial a la
Junta de Ibagué, en esta ocasión, por el valioso servicio que prestan a la divulgación de nuestro Folklore por medio de los
importantes festivales que organizan periódicamente; y recomendar a todas las juntas de turismo que continúen en ese empeño,
perfeccionando hasta
hasta el máximo y haciendo
haciendo extensivos dichos festivales
festival es a todas
toda s las regiones
regi ones de la Patria.
Pat ria.
8° Nombrar un comité de cinco folkloristas, miembros de este Tercer Congreso, para que planifiquen la divulgación
educacional del Folklore colombiano, en acuerdo con representantes de la educación, y adelanten las gestiones que implica
el cumplimiento de las anteriores solicitudes y recomendaciones, debiendo informar acerca de su misión, al próximo
Congreso.
decir Folklore para la escuela estamos refiriéndonos a los hechos o fenómenos folklóricos que los docentes pueden
Al decir Folklore
utilizar para ubicar a los educandos dentro de un contexto nacional más firme, llevándolos certera y gradualmente al
conocimiento de su pasado, de sus raíces espirituales y aun materiales, esclareciendo y fortaleciendo su sentimiento de
identidad.
La ciencia del Folklore es una de las más jóvenes, teniendo por lo tanto una evolución muy dinámica y ajustándose
permanentemente, a medida que se suceden las investigaci ones, a conceptos
concept os más precisos.
vocablo Folklore es de origen sajón, y fue creado en Londres, Inglaterra, en 1846. Su creador fue Williams Thoms,
El vocablo Folklore
quien publicó un trabajo en la revista The Atheneum para
Atheneum para agrupar en una sola palabra distintas disciplinas que
que contribuían a
formar una nueva ciencia, como son la Literatura, la Arqueología, la Historia y sobre todo las investigaciones de los llamados
anticuarios,
anticuarios, que se ocupaban d e antiguas leyendas, cuentos, romances, etc.
voz Folklore, que desde 1984 la Real Academia Española castellanizó creando el vocablo Folclore, significa: Folk:
La voz Folklore, significa: Folk: pueblo
lore: saber
Es decir, lo que el pueblo sabe. El uso con k o c es indistinto en los países latinos.
latinos. Pero esta sabiduría
sabiduría es empírica,
empírica,
aprendida oralmente por la tradición familiar o tribal o grupal y transmitida de generación en generación, aceptada por los
componentes nucleados en ámbitos geográficos por lo común aislados, donde la relación es cara a cara, donde los vínculos
matrimoniales son internos, donde la cosmogonía es ancestral y donde por lo general se mantienen inalterables ritos
vinculados con el nacimiento y la muerte, con la siembra y con la marcación o señalada de los animales y las fiestas paganas o
religiosas que se suceden a lo largo
largo del año, constituyen por lo general la única circunstancia de experimento. Y es probable
prob able que
en muchas comunidades
comunidades Folk, el trueque sea la manera usual de proporcionarse alimentos, útiles de labranza, ponchos,
ponchos, ollas,
especias, sal,
sal, charqui etc., que surgen
surgen del intercambio
intercambio que se realiza en mercados, ferias o simplemente de persona a persona.
perso na.
Podría definirse el Folklore de la siguiente manera:
Es la ciencia que agrupa, analiza y estudia
estudia los fenómenos culturales que
afloran en comunidades frecuentemente aisladas,
aisladas, los que son empíricos, tradicionales, anónimos, populares y colectivos.
Los datos vinculados a los fenómenos folklóricos son obtenidos por los investigadores a través de los informantes,
directamente
directamente en el lugar donde se originan. Posteriormente se procesan y finalmente se hace el estudio y análisis de cada uno,
un o,
se compara con fenómenos similares de otros lugares o regiones y finalmente se sacan las conclusiones respectivas.
Para una mejor comprensión dividimos o agrupamos los fenómenos estudiados en:
Ser populares
Ser popu lares Ser anónimos
anónimos Ser
Ser tradic
tradicionale
ionaless
Haberse transmitido en forma oral Aflorar en la comunidad folk y ser adopt ados por la mayor
parte de sus integrantes.
Si una sola de estas condiciones faltara, el hecho no es folklórico; podrá haber sido, como ocurre por ejemplo con ciertas
danzas nativas que ya han perdido su vigencia; creencias o supersticiones en las que ya nadie cree, etc., o será folklore con el
devenir del tiempo (folklore en potencia o latente), como es, por ejemplo, el mito de Carlos Gardel, mito en formación, que se está
gestando ante nuestros propios ojos y que dentro de ochenta o cien años será motivo de devoción popular, con todas las
características de los cultos elaborados en el seno del pueblo.
Para que nos entendamos mejor: la chacarera Cerro Colorado de Atahualpa Yupanqui, oo Nos Nostalg
talgias
ias Tucuma
Tucumanas nasoo Milonga
Milonga
del Solitario del mismo autor, no son folklóricas. ¿Por qué?
1°— Porque no son anónimas
anónimas (tienen autor
autor conocido).
2°— No son tradicionales
tradicionales (porque han sido escritas
escritas hace pocos
pocos años, no se han
h an transmitido de generación en generación).
3°— No se transmiten en forma oral (sino que se conocen las piezas
piezas impresas por editoriales, por revistas, etc., además desde
luego, por la transmisión radial, televisiva, etc).
Pero sí son populares, y por lo menos por ahora son vigentes, tanto en los medios ciudadanos como en ciertos ambientes folk.
¿qu é son, pues? Se trata simplemente de proyeccio
Si no son folklóricas, ¿qué proyecciones
nes folklóric
folklóricas,
as,en
en este caso en la música y en la danza.
Existe sí una raíz folklórica, y el poeta y el músico, en estos casos, con esos elementos elaboraron algo nuevo, diferente a lo que
tradicionalmente
tradicionalmente conocemos. (No quiere
decir que estas canciones no nos resulten sumamente gratas; simplemente hemos establecido que no son folklóricas, sino
proyecciones folklóricas).
En cambio es folklórica La Firmeza, como lo es la Zamba de Vargas, etc., que son anónimas, tradicionales,
populares,
popula res, etc.
Un hecho o fenómeno, puedepuede ser folklórico
folklórico en una región y no serlo en otra. Tomemos un ejemplo: el rancho, puede ser
una expresión típica de folklore material por la forma de ser construido, orientación, materiales empleados en su
construcción
construcción y su uso,
uso, a cien kilómetros
kilómetros de la Capital
Capital Federal; pero no lo se rá en dicha
dich a ciudad u otra, si a un señor adinerado
ad inerado
se le ocurre construirlo en la terraza de su mansión para pasar momentos de solaz con familiares y amigos, aunque esté
construido según la manera tradicional, orientado, con materiales que le son propios —adobe o quincho—, y aunque allí
concurran unos y otros vestidos
vestidos a la usanza "gaucha", se coma
coma locro o empanadas criollas, o el clásico asado con o sin cuero.
Por eso se debe estar
esta r alerta contra la generali zación, contra la etiqueta
etiqu eta folklórica de muchos
muchos hechos que aparentemente
aparentemente
lo son, y analizados en forma sencilla se comprueba que no lo son.
Vamos a insistir para terminar de aclarar el concepto si aún no lo estuviera suficientemente:
El rancho, en plena pampa, en los llanos riojanos, en las sierras cordobesas, etc., constituye un ejemplo magnífico de
material, con su horno, a veces con su ramada, etc. No son en cambio folklóricas las viviendas que integran las villas
folklore material,
miserias, aunque se hallen a veces al lado mismo de los ranchos, pues el material usado —cartón —cartón prensado, chapas,
chapas, etc.— es
ajeno al medio en que se encuentran; carecen —felizmente, por lo menos entre nosotros, de tradicionalidad—,
tradicionalidad—, si bien es cierto
que son populares y constituyen
constituyen fenómenos vigentes; interesarán, no cabe duda, a la Sociología, pero no al Folklore.
¿Pueden considerarse folklóricos, por ejemplo, el Martín Fierro de José Hernández
Hernández o el Fausto de Estanislao del Campo?
Constituyen
Constituyen obras maestras de la llamada Literatura Gauchesca. El primero es, bien lo sabemos, dejando de lado sus valores
literarios, una radiografía del estado social del país entre 1850 y 1880, poco más o menos. El Fausto, toma la representación de
la ópera del mismo nombre en el Teatro Colón de Buenos Aires, como motivo de interpretación humorística, humorística, intercalando
intercalando el
habla popular de la época y un sano humorismo de savia gauchesca. Ambos, especialmente el Martín Fierro, son
tradicionales, alcanzaron una popularidad envidiable sostenida especialmente por los "tradicionalistas" y "nativistas"; se
encuentran en ellos numerosos elementos folklóricos (costumbres, refranes, dichos, giros idiomáticos, creencias,
supersticiones, etc.). Pero no son anónimos. Luego no son folklóricos.
Ahora bien: puede ocurrir que en algunos lugares del país, se conozca total o parcialmente uno o ambos poemas por
tradición oral; se reciten en fiestas, fogones o después de tareas especialmente colectivas, etc. Nadie los aprendió "de
lectura" ni conoció jamás su texto escrito; ni por pienso saben que existieron José Hernández o Estanislao del Campo. En ese
ámbito puede considerarse que uno u otro poema o los dos, forman parte del folklore literario.
Al pasar hemos hablado de proyecciones folklóricas. Nos detendremos un poco más para dejar aclarado el concepto.
Por proyecciones folklóricas se entiende el empleo que el artista, el literato, el artesano, etc. hacen de los elementos
auténticamente folklóricos y los modifican o los interpretan con criterio personal para hacer un cuadro, elaborar un poema, una
suite, etc.,
etc., y darle un vuelo artístico,
artístico, más
más meritorio
meritorio cuanto más se respete
respet e la autentici
a utenticidad
dad del motivo inspirador.
inspira dor.
Así por ejemplo proceden Aurora de Pietro, Tomás Di Taranto, César Bernaldo de Quirós y Aurelio Cincioni en la
pintura; Alberto Ginastera
Ginastera en
en la música; Elias Carpena en la literatura, Raf ael Jijena Sánchez
Sán chez en la poesía,
poesí a, etc.
Desde luego que si no se respeta la autenticidad, será una proyección deformada, bastarda y peligrosa, pues si el medio
difusor permite una gran amplitud, como la radio o la televisión, el perjuicio es mucho mayor.
Muy importante es que el educador tenga presente que infinidad de hechos folklóricos tienen carácter universal y que
"nuestro folklore" en gran parte está incluido en aquél;
aqu él; en consecuencia, es de desear que al hablar de "Folklore Argentino"
A rgentino"
se hable en tono mayor; sin pequeneces derivadas de un falso nacionalismo que a nada conducen. Diremos sí que en nuestro
país muchísimos de los fenómenos folklóricos pueden tener características especiales por adaptación al medio físico y
humano, pero en esencia son universales, como ocurre por ejemplo con la hermosa leyenda de La flor del lirolay, La ronda de
Jas lavanderas, la Canción de Mambrú, los juegos de la mancha o ¡a rayuela, etc. No estaríamos en lo cierto si no dijéramos que
también comparten el complejo de los fenómenos folklóricos los que tienen origen exclusivamente nacional, tal como oc urre con
danzas como el Pala Pala, lo relacionado con el gaucho y su mundo, etc.
No todos los hechos folklóricos pueden volcarse en la escuela; si así lo hiciéramos, correríamos el peligro de que por querer
construir algo, destruiríamos otro algo que importa mucho más que la autenticidad del hecho folklórico y de nuestras
intenciones.
Por esta razón, nosotros hablamos de un Folklore Positivo y de un Folklore Negativo. El primero puede aprovecharse al
máximo; el segundo debe rechazarse de plano.
Consideramos también que muchas veces el Folklore Negativo puede ser modificado para su aprovechamiento por parte
del estudiante y que algunas veces los fenómenos folklóricos positivos basta con estudiarlos simplemente,
sin que se recomiende su adopción, tal como ocurre por ejemplo con el rancho. Podemos estudiarlo, repetimos, pero no
aconsejarlo como modelo de vivienda.
Pero creo que es fundamental dejar bien aclarado a qué llamamos Folklore Positivo y a qué Folklore Negativo.
Se entiende por Folklore Positivo el cúmulo de fenómenos folklóricos que por sus características generales, contenido,
lenguaje, belleza y moralidad pueden ser puestos al alcance del niño para facilitar su educación integral. Así, constituyen
ejemplos interesantes de Folklore Positivo, ciertas danzas tradicionales como la zamba, el bailecito, etc.; ciertas —no todas—
adivinanzas; los destrabalenguas; ciertos romances; la casi totalidad de los juegos —infantiles por cierto—; ciertos cuentos,
ciertas leyendas, etc.
Por oposición llamamos Folklore Negativo a todo fenómeno folklórico que carezca de algunas de las condiciones
exigidas para ser considerado Folklore Positivo.
Así por ejemplo, hablando de danzas, es impropio enseñar en las escuelas La Refalosa por el contenido de su letra
tradicional 4; es también impropia la enseñanza de ciertas adivinanzas muy bien elaboradas pero de respuesta erótica o
sencillamente obscena. (Véase nuestro Diccionario Folklórico Argentino, 2 a edición especialmente y el tomo I de la
Enciclopedia Folklórica Americana e Ibérica). Forman parte del Folklore Negativo —hablando siempre para la escuela y los
niños— la supersticiones, a veces de apariencia intrascendente, que aprisionan el alma y la arrinconan contra un muro frío y
despiadado; al curanderismo, que asienta sus reales a veces en el centro vivo de las poblaciones y subvierte la realidad social
en que florece.
También conforman el complejo del Folklore Negativo ciertos romances, cuentos o leyendas, de crudeza tajante y
erotismo enfermizo. Recuerde el maestro que muchísimos de los cuentos que hoy circulan por el mundo y conocen millones
de niños, que han demandado el interés de editoriales que han lanzado costosas ediciones y tienen todas las características
positivas que hemos exigido, originariamente carecían de esas cualidades, y que hubo que suprimir muchas de sus partes,
modificar otras hasta poder ser "comunicadas" al mundo infantil sin peligro de distorsionar sus sentimientos.
No resistimos la tentación de transcribir al respecto lo que Uora Pastoriza de Etchebarne (que ha compartido con nosotros
y la señorita Marta Salotti la responsabilidad de la cátedra de El Folklore en la Literatura Infantil enel Instituto Félix Fernando
Hernasconi), dice en su libro EL CUENTO EN LA LITERATURA INFANTIL:
Una de las causas que nos llevaron a ocuparnos de Literatura Infantil fue la necesidad de modificar algunos
cuentos tradicionales cada vez que nos disponíamos a contárselos a l os niños.
En efecto: pocos son los cuentos que no obligan a la supresión de
ciertas partes o a modificaciones de otras. Esta actitud selectiva se viene realizando a lo largo del tiempo: basta cotejar los
primitivos cuentos de Perrault con ediciones que están en circulación, para ver cómo han sido suprimidas o cambiadas las
partes más desagradables o impropias.
Así por ejemplo, La bella durmiente del bosque en su versión original no termina como muchos creen con el feliz
casamiento de la princesa y el príncipe que la despierta, sino que, efectuada la boda, tan pronto como la joven quedó libre del
encantamiento, el príncipe se vio obligado a ocultárselo a sus padres. En tanto, la joven pareja tiene dos niños, Aurora y Día
(nombres que utilizan para fundamentar su teoría los partidarios del mito solar como origen de los cuentos infantiles). Muerto el
rey padre, el príncipe confiesa a su madre que está casado y entonces lleva a su esposa e hijitos a vivir al palacio real. Pero
sucede que la reina era una ogresa, y aprovechando un viaje de su hijo decide comer a sus nietos y a su nuera, para lo cual
imparte severas órdenes a su cocinero; horrorizado el buen hombre, engaña tan anormal apetito presentándole a la mesa
pequeños cervatillos asados, mientras oculta a los niños con su madre en una cabana. Descubierta la burla, la reina resuelve
darles muerte arrojándolos a un cubil lleno de serpientes y sapos venenosos; mas la llegada del príncipe los salva. La reina,
enfurecida, sufre la horrible muerte que había destinado a tantos inocentes.
No habremos de reseñar, desde luego, todos los cuentos de Perrault. Nos limitaremos, simplemente, a recordar la
esencia de algunos otros.
En Barba Azul, el marido mata a sus mujeres por el solo hecho de haberlo desobedecido impulsadas por la curiosidad, y
cada una de ellas ve los cadáveres de las anteriores.
En Piel de Asno, el rey padre desea casarse con su hija, la cual horrorizada debe huir de palacio.
En Gríselida, el marido somete a su mujer a toda clase de sufrimientos morales —llega a quitarle su hijita— para poner a
prueba su paciencia y sumisión.
En Pulgarcito, aparecen en primer lugar padres que abandonan a sus hijos porque son pobres —hecho ya comentado—;
luego, un ogro que desea comer a los niños refugiados en su casa y que por equivocación —Pulgarcito había cambiado las
siete coronitas de las niñas por los siete gorritos de ellos cuando se disponían todos a dormir— degüella a sus siete hijas.
Si lo dicho no fuera suficiente como ejemplo de disparatados argumentos, recojemos del último cuento citado,
expresiones del tipo que sigue:
"Eran muy pobres, y sus siete hijos les estorbaban mucho, porque ninguno de ellos podía ganarse la vida".
"Estas diminutas ogresas (se refiere a las hijas del ogro) tenían todas un cutis precioso, porque comían carne fresca como
su padre, pero sus ojillos eran grises y redondos, su nariz encorvada y su boca
enorme, con unos dientes puntiagudos y muy separados unos de otros. Aún no eran muy malas, pero prometían mucho
porque ya mordían a los ni ños para chuparles la sangre".
"Pulgarcito llevó las noticias aquella misma tarde y como gracias a esta primera comisión se diera a conocer, ganó
cuanto quiso, porque el Rey le pagaba admirablemente por llevar su órdenes al ejército, y una infinidad de señoras le daban
todo cuanto les pedía por tener noticias de sus amantes, y con esto fue con lo que más ganó. Hubo también algunas mujeres
que le encargaban cartas para sus maridos; pero le pagaban tan mal y tenía tan poca importancia este negocio que no se
dignaba tomar en consideración lo que le producía".
Adviértase en el párrafo transcripto algo que constituye casi una técnica en los cuentos de Perrault; porque más que para
deleitar e instruir a los niños, parecerían estar destinados a criticar y a la vez moralizar a las mujeres; existe pues una
interferencia de "fines" que redunda en menoscabo del cuento y su valor artístico. Así en Caperucita Roja, que, dicho sea de
paso, termina con la muerte de la protagonista, a quien "salvarán" las versiones de Alemania y de Inglaterra (por cuanto al ser
la niña una representación de la Aurora debe como ésta renacer, de allí la aparición del cazador que abre al lobo y la salva),
leemos la siguiente moraleja donde la doble intención es evidente:
Vemos, pues, que las niñas
y que en particular las buenas mozas,
nunca deben pararse a hablar con gente
a la que no conozcan,
que si hacen lo contrario
es untura} que el lobo se las coma.
Dijo "el lobo", y no t odos son lo mismo:
sabemos ya de sobra
que los hay muy amables
y que sin hiél, sin ruido y sin bamboll a,
complacientes, corteses y rendidos,
siguen a la muchacha que va sola
y van hasta su casa
sirviéndole de escolta.
Mas ¡ay! que ya es sabido que esa casta
es la más ¡peligrosa.
Argumentos truculentos o una finalidad ajena a la niñez —agregamos a los mencionados La princesa prudente— nos obliga
a pensar que los cuentos de Perrault. salvo una que otra excepción, resultan realmente inapropiados y ant ¡ruados.-
Al decir "anticuados" hacemos una valoración de fondo y no de forma, partiendo de la base de que juzgamos y elegimos
los cuentos pensando en los niños de ahora y no en los de siglos pasados, pues han variado notablemente los sistemas
educativos. No es ninguna novedad la supresión de los castigos corporales y el peligro de asustar a los niños para conseguir su
buen comportamiento. Numerosos estudios han demostrado las perturbaciones psíquicas que comportan los métodos
punitivos mencionados.
Respecto del aprovechamiento del folklore literario en el campo de la literatura infantil, es interesante destacar lo que
dice Olga Fernández Latour:
"Creo que nadie puede mostrarse indiferente ante los problemas de la literatura infantil. Escritores, maestros, sociólogos,
padres, simples observadores de las infancias nuevas, todos debemos sentirnos conmovidos y res ponsables por lo que éstas
reciben como primeras impresiones de su contacto con el mundo. Y si bien es necesario destacar lo que lo s niños no deben leer,
ver y oír, es claro que más deberá insistirse en la faz positiva del asunto: en darle abundantemente de aquello que sí convenga
para la formación de personalidades normales para su perfecta asimilación a la cultura del país que es su patria, para el mejor
desarrollo de sus posibilidades afectivas, intelectuales y estéticas."
El Folklore, síntesis cultural elaborada por generaciones a través de siglos, con elementos de cualquier tiempo y de
cualquier parte han llegado al pueblo y que, adoptados y reelaborados por éste, ofrece indudablemente, a quienes se
preocupan por la literatura infantil, particulares atractivos y garantías.
El hecho de que frecuentemente se caiga en posiciones extremas, me obliga a aclarar que mi "folklorismo" no me lleva
a creer que toda la literatura para niños debe tener base folklórica. Dicho esto puedo pasar a intentar un análisis de los aportes
que la tradición popular está en condiciones de brindar a la literatura infantil.
Además de que, ante todo, debe ser literatura de calidad, dos son las condiciones principales que creo ha de reunir la buena
literatura infantil: ser conveniente para los niños y de su agrado.
De una manera general es difícil discutir la conveniencia de una literatura que vincule a los niños, desde sus primeras
lecturas, con las esencias mismas de la cultura de su tierra, que forme mentalidades armónicamente dispuestas para
comprender y aprovechar los bienes (y aun los males) que en lo futuro van a influir en su vida, provenientes del medio, una
literatura que enlace su infancia con la de sus padres y sus abuelos y que, en lugar de crear procesos de desarraigo, fomente la
unión de la sociedad por medio de la familia. Tampoco puede desconfiarse del efecto que produzca en las nuevas generaciones
un tipo de literatura que durante siglos ha venido deleitando a niños de tantos países. En suma, parece razonable afirmar que
el folklore puede ser la base de una literatura conveniente y agradable para los niños.
Para una mejor ilustración del maestro, daremos algunos ejemplos de Folklore Negativo: cuentos, leyendas, etc., que a
pesar de su atrayente lectura consideramos como ejemplos típicos de lo que los maestros no deben poner al alcance de sus alumnos,
por más folklóricos que dichos ejemplos sean. Quede desde ya sentado el principio en el que insistiremos muchísimas veces directa e
indirectamente, de que no basta la autenticidad folklórica, no es suficiente el concepto de que por ser folklórico cualquier fenómeno
puede ser llevado a la escuela; justamente el educador debe estar siempre alerta para no confundir a sus alumnos, y su búsqueda
de hechos folklóricos positivos para traducirlos en una acción positiva dentro del aula no es difícil. Hay una extensa bibliografía
dentro de la cual puede elegir lo que más convenga a sus alumnos.
En primer lugar veamos El cuento de ¡os higos, de dispersión en el área del Caribe, que puede ser considerado como una
variante de la Leyenda de la flor del Lirolay,conocida universalmente.
—Hermanito de mi vida,
El niño fue, sorprendido, adonde el padre y le dijo: —Es verdad, papá. La mata canta de un higo que ha faltado, y que mi
madre la ha enterrado... -¡Cállate! Yo voy a ir. Al ir el padre, la mata empezó:
—Padrecito de mi vida,
El padre, para ver si había sido su esposa, la llamó; pero ella no quería venir, y la arrastró hasta el sitio donde estaba la mata de
ajíes. Al arrancar la madre un ají, la mata empezó a cantar:
El padre arrancó la mata y vio con gran asombro a su hija allí enterrada, y con la misma zumbó a la vieja en el hoyo y la
enterró para siempre.
Y así termina El cuento de los higos en el que están presentes todos los elementos que configuran una total negatividad para
leerlo o contarlo a los niños, a menos que la supresión o modificación de partes truculentas, eliminación de las escenas de castigo
y venganzas —lo cual presupone una reelaboración prácticamente total— lo transforme de tal manera que pueda permitir su
comunicación.
LA ZORRA Y EL CONEJO
Otro ejemplo es el cuento titulado La zorra y el conejo que dice así:
Había una vez un conejo que tenía mucha hambre y andaba paseando en busca de comida, y no encontró nada.
Llegó por fin a la casa de una zorra que tenía diez hijos, la cual lo recibió y preguntó de dónde venía, a lo que el conejo
respondió que venía de su casa en busca de qué comer:
—Yo vine aquí a ver si tú me das algo, —dijo el conejo.
—Yo no tengo nada, —dijo la zorra—, pero si tú tienes tanta hambre quédate cuidando a mis hijos mientras yo salgo a
buscar algunas frutas.
—Bueno, —dijo el conejo—; yo me quedaré meciendo a tus hijos.
En efecto, el conejo quedó con los hijos de la zorra y ésta salió con una mochila a buscar las frutas.
Durante la ausencia de la zorra, el conejo mató a nueve de los hijos de ésta y no dejó sino uno. Los cocinó, comió hasta
hartarse y dejó la mitad de los zorritos para que comiera la zorra cuando llegara.
—¿Trajiste la fruta?, —preguntó el conejo cuando llegó la zorra.
—Sí, —respondióle—. Y mis hijos ¿dónde están?
El conejo respondióle que todos estaban durmiendo en el otro cuarto.
—Tráelos para darles de mamar, —dijo la zorra.
—Te los voy a traer uno por uno, —dijo el conejo. Y traía y llevaba cada vez al único zorrillo que había dejado vivo.
—Pero están bien llenos, porque no quieren mamar, —dijo la zorra.
—Es que yo preparé una sopa y les di caldo de una carne que me trajo mi tío —dijo el conejo—. Te voy a traer para que
tú comas también.
El conejo trajo la sopa de zorritos a la zorra, y se dispuso a marcharse. La zorra, inocente de lo que pasaba, trató de
detenerlo para que comiera las frutas.
—Es que yo quiero ir al monte a ensuciar, —fue la excusa del conejo.
Cuando ella terminó de comer entró a la pieza a buscar a los zorritos y no encontró sino uno y le gritó al conejo:
—Tú eres muy malo conmigo. —El conejo salió corriendo y la zorra no pudo alcanzarlo.
—Qué risa me da la zorra que come a sus hijos sancochados por mí, —dijo el conejo cuando iba monte dentro.
Como la zorra no podía alcanzar al conejo pidió al alguacil (gallinazo de cabeza calva y colorada) que le ayudara a matar
al conejo que le había sancochado a sus nueve zorritos y se los había hecho comer.
El alguacil, que resolvió ayudar a la zorra, le dijo al conejo:
—Mira amigo conejo, métete en este hoyo que yo te voy a esconder para que no te mate la zorra. —Pero esto no era más que
un engaño de que se valía el alguacil.
El conejo se metió en el hoyo, y mientras estaba allí escondido el alguacil fue a llamar a la zorra.
—Estáte allá cuidando que yo voy a llevar una pala para taparlo, —dijo la zorra al alguacil.
El alguacil regresó y tapó el hueco donde estaba el conejo, con ceniza caliente.
—Éste me engañó, —dijo el conejo—; salió del hoyo donde estaba escondido y llamó la atención del alguacil:
—Mira amiguito qué lindo es esto.
El alguacil miró, y el conejo aprovechó la oportunidad para echarle la ceniza caliente en la cara y en la cabeza que lo quemaron y
salió corriendo. Desde entonces el alguacil tiene la cabeza pelada y colorada, porque antes la tenía negra y llena de plumas como
los gallinazos.
Ni el alguacil ni la zorra pudieron con el conejo. Se quedaron burlados.
En este cuento, también los elementos negativos son los dominantes y por más folklórico que sea, su empleo en el aula o fuera
de ella para los niños, de hecho debe descartarse.
LA CULEBRA Y EL HOMBRE
A continuación damos otro ejemplo de folklore negativo, y su transformación a folklore positivo,tarea ésta que el maestro
puede realizar con cualquiera de los fenómenos folklóricos negativos, poniéndoles así al alcance de los niños. El ejemplo
tomado es del cuento La culebra y el hombre, de dispersión universal:
Una vez, una culebra cruzaba entre dos grandes árboles muy gruesos. Cuando iba pasando, se resbaló un árbol, yendo a
caer sobre ella. Apretóla y ya no pudo salir. Luego comenzó a retorcerse, pero era inútil; cada vez se apretaba más y ya se
estaba ahogando. Y sucedió que un hombre que habitaba no lejos del bosque, recordó que debía salir a cortar leña; y así lo
hizo. Tomó su hacha y se fue a cortar leña. Cuando llegó al bosque y pasó por donde estaba la Culebra, oyó ruido, y se volvió y
vio a la Culebra. La Culebra lo llamó y le dijo:
—Buen hombre, quítame este árbol que me está matando.
—No te lo quito porque me comerías.
—No te comeré, quítamelo.
—Ya te dije que no te lo quitaré.
—¡No te haré nada! ¿Cómo no te compadeces? Ven, quítamelo, te lo ruego.
Tanto le rogó la Culebra, que el hombre se acercó y comenzó a cortar el árbol con su hacha.
Luego que apartó el árbol, la Culebra salió y comenzó a lamerse los labios, queriéndoselo comer. Ya tenía un día sin
comer. Entonces le dijo:
—Buen hombre, me muero de hambre, ahora voy a comerte; tengo un día sin comer. ¿Qué dices a eso, buen hombre?
—¿Cómo? ¿Quieres comerme? ¿Cómo es posible? Yo te quité el árbol que te estaba matando ¿y ahora quieres comerme?
—Qué, buen hombre, ¿no sabes que un bien con un mal se paga?
-No.
De nuevo respondió la Culebra:
—Qué, ¿no te acuerdas?
—No recuerdo lo que dices.
—Si no te acuerdas trae cuatro personas y delante de ti les preguntaré cómo es cierto que un bien con un mal se paga.
Fuese el buen hombre en busca de cuatro animales machos. No tuvo que andar muy lejos. Cerca de ahí los encontró.
Llevó un Buey, un Caballo, un León y un Coyote.
La Culebra comenzó a preguntar a cada uno de los animales, delante del buen hombre:
—Buen León: ¿no es cierto que un bien con un mal se paga?
-Sí.
—Buen Buey: ¿no es cierto que un bien con un mal se paga?
-Sí.
—Buen Caballo: ¿no es cierto que un bien con un mal se paga?
-Sí.
Cuando el buen hombre oyó lo que le decían aquellos animales, que siempre un bien con un mal se paga, se asustó.
Sólo faltaba preguntar al Coyote, si era o no cierto, lo que decía la Culebra. Llegóse la Culebra al Coyote:
—Buen Coyote: ¿no es cierto que un bien con un mal se paga?
—Falta decir cómo estabas, así podré decir si es cierto o no lo que dices, y si está bien que te comas a este buen homb re
o no. Ponte como estabas.
Los otros animales contestaron juntos:
—Que se ponga; ¡veremos!
Entonces la Culebra se colocó otra vez apretada entre los árboles, y luego dijo el Coyote:
—Ahora ahí te quedas; nosotros ya nos vamos.
La dejaron retorciéndose y chillando, como cuando la encontró el buen hombre. •
El buen hombre le dio las gracias al buen Coyotito.
—Ahora, buen Coyotito, vamos juntos a mi casa.
—¿A hacer qué?
—Quiero regalarte unos pollos.
—No, déjalos, yo me voy por aquí.
—¡No, vamos!
—Mira, ahora ya es tarde; es mejor si quieres regalármelos, que mañana temprano me los dejes sobre ese montículo; te
esperaré muy de mañana, cuando aún no sale el Sol.
—Al dar las cinco, ya estarás ahí, así quedamos.
—No, no vendrás, y me harás regresar en balde.
—No, aquí te esperaré, buen hombre.
En esto convinieron el Coyote y el hombre. El buen Coyote tomó por el llano y se fue. El hombre también siguió su
camino.
Cuando llegó a su casa, se quedó nada más mirando. Le dice su mujer: —¿Qué te pasa? Nada más estás mirando.
Entonces comenzó a contarle lo que le había pasado:
—Me encontré con una Culebra que quería comerme.
—Al oírlo se asustó la mujer.
—Ya te decía yo que no salieses. No me oíste, si no no te hubieses espantado; ya viste que por la voluntad de Dios no te
pasó nada; porque Dios te mandó a ese animalito para que te ayudase. De otro modo, yo no hubiese sabido lo que te había
pasado; no habrías regresado a casa.
—Ahora iba a traer al buen Coyotito.
—¡Dios no lo quiera! Acabaría con mis pollos.
—No accedió a lo que le decía que escogiese él mismo los que quisiese entre los pollos mejores y más gordos. Mañana
muy temprano, quedé con ese animalito en llevarle algunos pollos. Escógelos, pues mañana, ya te lo digo, se los llevaré.
—Mañana, no irás a ningún lado. No quiero que le lleves nada a ese maldito animal, ni un solo pollo; ya se me ocurrió qué
es lo que debes hacer.
—¿Qué? Dímelo.
—No seas tonto, ¿qué ha de ser?
—Deja los pollos y llévale esos perros que son de lo más mordedores; ponlos dentro del saco de pita y en cuanto llegues a
donde te espera, sin acercarte a él demasiado, desde lejos, se los sueltas.
—Lo que has discurrido, mujer, no está bien. ¿Cómo quieres que le lleve lo que no debo llevarle? Lo engañaría. ¿Por qué
no eres buena mujer? Voy a llevarle los pollos.
—Ya te dije que no, y si se los llevas, me enfadaré contigo y armaré la gorda.
El hombre no quiso disgustar a su mujer e hizo lo que le ordenaba. Al día siguiente metió los perros en el costal de pita y
salió muy temprano. Se cargó los perros en lugar de los pollos que había ofrecido el día anterior.
El hombre deseaba que no estuviese allí el Coyote. Ya iba a llegar el hombre y estiraba el pescuezo para ver si estaba ahí
el Coyote. Lo descubrió desde muy lejos. El Coyote, muy contento, iba y venía, esperando sus pollos. Llegó arriba del
montículo, donde ya lo esperaba el Coyotito; éste comenzó a reír muy contento.
—Buen Coyotito, —le dijo el hombre—. Yo vengo a traerte los pollos. Ahora dime, ¿cómo quieres que los suelte? ¿Uno
a uno o todos juntos?
—Que no sea uno a uno; es mejor que sea juntos, para que yo me divierta dándoles caza.
El hombre comenzó a soltar la boca del costal; mientras el Coyotito se había sentado a esperar que saliesen los pollos,
imaginándose ya que los cazaba, ¡he aquí que le soltaron los perros! de esos que arrastran las orejas, y apenas los vio el
Coyote, ya estaban sobre él. Primero se asustó y a la vez que se asustó, resolvió furioso, reñir con los perros. Los perros le
quebrantaron los huesos de las patas, mientras él los mordía por donde quiera, rompiéndoles las manos y, desgarrándoles las
orejas. Mutuamente se lastimaron. En cuanto el Coyote comprendió que iban a ganarle, huyó bosque adentro. Se detenía de
trecho en trecho, volviéndose aún hacia donde había dejado al hombre con sus perros y contemplando las heridas que le
habían causado, exclamó llorando:
—Guau, guau, guau, guau, con razón decía la Culebra que un bien con mal se paga...
Este cuento en la forma que está recogido, destaca desde el punto de vista folklórico, su carácter negativo. En nuestra
cátedra del Instituto Suma, se propuso a un grupo de alumnas maestras su trasposición, con vías al aprovechamiento escolar.
Las mismas lo hicieron previa las siguientes observaciones:
El cuento es inadecuado. Muestra la ingratitud del hombre, aunque acuciado por su mujer. Se observa su falta de
voluntad para cumplir la palabra dada.
En la mujer: se observan sentimientos innobles, ya que no sólo impulsa a su marido a faltar a su promesa, sino que planea
burlar la confianza del animal que había salvado la vida de su marido.
El relato es cruel al narrar la lucha entre el Coyote, en inferioridad de condiciones, con los bravos perros.
El maestro que narre este cuento, debe conversar con los alumnos sobre los motivos que los cuatro animales pueden tener
para aceptar que un bien se paga con el mal.
Con una conversación dirigida en forma conveniente, puede llegarse a la conclusión de que a veces no pagamos con la
misma moneda; y que olvidando los beneficios recibidos de los demás, no sólo olvidamos los favores sino que no los sabemos
retribuir en el momento oportuno. Debemos preocuparnos por evitar ésta situación que crea resentimiento, el que podemos
evitar tan sólo con no ser desagradecidos con nuestro prójimo.
Traspuesto a folklore positivo6, el cuento quedaría de la siguiente manera:
LA CULEBRA Y EL HOMBRE
Una Culebra cruzaba una vez entre dos árboles muy gruesos; cuando iba pasando, uno de ellos se deslizó, cayendo sobre
ella. La Culebra quedó apretada y no pudo salir. Comenzó a retorcerse, pero era inútil; cada vez se apretaba más y se estaba
ahogando.
Y sucedió que un hombre, que habitaba no lejos del bosque, recordó que debía salir a cortar leña; y así lo hizo. Tomó su
hacha y se fue a cortar leña.
Cuando llegó al bosque e iba pasando por donde estaba la Culebra, oyó ruido; se volvió y vio a la Culebra. La Culebra lo
llamó y le dijo:
—Buen hombre: quítame este árbol que me está matando.
—No te lo quito, porque me comerás. . La Culebra le contestó:
-^No te comeré; quítamelo.
Los cuentos y leyendas folklóricos vigentes en el país, son infinitos. Ha habido investigadores que han dedicado gran parte de
su vida recogiendo y clasificando este rico venero del Folklore literario. Susana Chertudi y Berta Elena Vidal de Battini han hecho
la mayor parte de la recolección de cuentos y leyendas, y podría decirse que a ambas la muerte las sorprendió en pleno trabajo.
Estas manifestaciones del Folklore literario constituyen auxiliares muy importantes para que los educadores los apliquen en
la enseñanza.
Cuentos y leyendas constituyen excelente material de lectura; pueden emplearse en las clases de lengua para trabajos sobre
su texto; pueden servir de inspiración para las clases de actividades plásticas, etc. Es decir, se trata de un material que puede
emplearse como auxiliar del programa o del curriculum y como actividad coprogramática.
A los niños y adolescentes les encantan los cuentos y leyendas de raíz folklórica, debiendo el maestro aprovechar esta
disposición natural, eligiendo el mejor material para ponerlo al alcance de los mismos.
Es importante resaltar que los cuentos y leyendas son fenómenos folklóricos de dispersión generalmente universal, es decir
que son conocidos en distintos países de América y Europa, y en cada uno de ellos tienen características regionales, pero
conservando siempre intacto el motivo central.
Si en cualquiera de las edades es importante la selección del cuento a narrarse, mucho más lo es si está destinado a
niños en edad pre-escolar.
Brevedad, sencillez, claridad, gracia y musicalidad, deben enmarcar la trama del cuento, que reunirá a la par, ternura y
—tácitamente— enseñanza.
Aquí insertamos algunos, que el maestro adecuará según el nivel del aula.
BLANCA NIEVES Y LOS SIETE ENANITOS
Había una vez un matrimonio que no tenía hijitos. Pero la señora siempre decía: Si yo tuviera una niñita, me gustaría
llamarle Blanca Nieves.
Pasó mucho tiempo, y por fin llegó la niñita esperada, y la mamita quiso que le pusieran de nombre Blanca Nieves.
Blanca Nieves era muy, pero muy bonita, y más bonita se iba poniendo a medida que iba creciendo. Todos los vecinos la
saludaban cariñosamente porque ella era, además de hermosa, muy buena.
—Buenos días Blanca Nieves...
Los enanitos la rodearon, la mimaron mucho y le pidieron que se quedara, que no se fuera más, que ellos la cuidarían
siempre.
Blanca Nieves aceptó y se quedó. Entonces los enanitos, al irse al bosque por la mañana, le recomendaron muy especialmente
que no le abriera la puerta a nadie.
Sol y Luna, creyendo que Blanca Nieves estaría perdida muy lejos de allí, fue otra vez hasta el espejito y le preguntó:
—Dime espejito mío, ahora que Blanca Nieves está muy lejos de aquí y perdida, ¿quién es la mujer más bonita?
Y el espejito le contestó:
—Blanca Nieves no está lejos ni está perdida, y ella sigue siendo la más hermosa de todas las mujeres...
Irritada Sol y Luna le preguntó al espejito:
—¿Y donde está ella?
—En la casa de los enanitos.
Sol y Luna pensó entonces un rato y luego hizo venir a una vieja bruja para que ella la hiciera desaparecer. La bruja, además de
vieja, tenía los dientes muy grandes y la nariz encorvada. Como le ofreció mucho dinero, aceptó. Preparó su escoba, montó en ella y
salió volando ligerito llevando en una valija, muchos anillos. Quien se pusiera uno de ellos, primero se dormiría y luego desaparecería.
Cuando llegó al lugar donde vivían los enanitos, se disfrazó de viejita buena y se fue acercando hasta la puerta. Golpeó y
golpeó, pero Blanca Nieves, recordando lo que le dijeron los enanitos, no abrió. Pero tanto insistió la bruja, que Blanca Nieves
terminó por abrirle. Como agradecimiento la bruja le dio un anillo como regalo y le dijo que se lo pusiera. Así lo hizo Blanca Nieves y
al ratito se quedó profundamente dormida. El anillo ejercía ese efecto antes de hacerla desaparecer.
Por suerte, llegaron los enanitos, la reanimaron y sacándole el anillo que le oprimía el dedo mayor de su mano derecha, le
pidieron que contara lo que había pasado. Cuando se enteraron, le dijeron que nunca más dejara entrar a persona alguna, que la
viejita era una bruja disfrazada y muchas cosas más.
Sol y Luna volvió a preguntarle al espejito:
—Ahora que Blanca Nieves no está, ¿quién es la más hermosa?
—Te equivocas. Blanca Nieves está y sigue siendo la más bonita.
A Sol y Luna le dio mucha rabia y volvió a pedirle a la bruja que la hiciera desaparecer. Le daría mucho más dinero que antes y
además le regalaría una escoba mágica para que volara más alto.
La vieja bruja aceptó y se relamía de gusto pensando en todo el dinero que iba a tener y en la escoba nueva que reemplazaría la
suya, ya casi vieja y que no iba por los aires tan ligero como ella necesitaba.
Volando y volando, llegó hasta donde estaba Blanca Nieves. Se vistió esta vez de vendedora y se acercó hasta la puerta de la
casa de los enanitos.
Toe, toe... Toe, toe, golpeó. Nadie respondió. Volvió a insistir, y tanto insistió que Blanca Nieves abrió.
—¡Qué niña hermosa!, —dijo la bruja.
Blanca Nieves se ruborizó y dijo que se fuera, que no precisaba nada. Pero la vendedora no se dio por vencida y después de
mucho hablar consiguió que Blanca Nieves aceptara un cinturón hermoso. Pero no le dijo que quien se lo pusiera, se adormecería
primero y desaparecería después.
La viejecita se alejó y prometió volver otro día. -
Blanca Nieves se quedó sola y no pudiendo resistir la tentación se puso el cinturón y se quedó instantáneamente dormida.
Los enanitos llegaron ese día más temprano que nunca, buscaron a Blanca Nieves y no la hallaron. Siguieron buscando y por fin
la encontraron dormidita en el comedor. La sacudieron, pero nada; no se reanimaba. Por fin el enanito mayor le quitó el cinturón y
la niña se reanimó. Contó lo que había pasado y los enanitos, que ya estaban llorando, le dijeron:
—¿Pero no te dijimos que no le abras a nadie? Nunca más vuelvas a hacerlo.
Así lo prometió Blanca Nieves y rápidamente les preparó la comidita a los enanitos que locos de contento, comieron como
nunca. Mientras tanto Sol y Luna volvió a preguntarle al espejito:
—¿Soy yo la más linda?¿Verdad que sí?
Y el espejito le contestó:
—Tú eres hermosa, pero Blanca Nieves, que sigue viviendo con los enanitos, es más hermosa que tú. Ellos la reviven siempre
antes de que desaparezca.
Sol y Luna casi se muere de rabia. Volvió a llamar a la bruja y le dijo de todo. Enojada, volvió a encomendarle que se fuera
hasta donde estaba Blanca Nieves lo más pronto posible montada sobre la escoba nueva, y la hiciera desaparecer.
La bruja estaba que se relamía de gusto, de manera que rápidamente preparó una valijita con manzanas, y partió montada en
su escoba mágica. Descendió en un bosquecillo cercano, «scondió la escoba y se disfrazó de vendedora de frutas. Llegó hasta la
casa de los enanitos y golpeó la puerta. Como una hora estuvo golpeando sin que nadie abriera. Por fin, como había ocurrido otras
veces, Blanca Nieves, desobedeciendo a los enanitos, abrió la puerta y se encontró con la bruja, tan bien disfrazada que no la
reconoció.
—Cómprame unas manzanitas... mira qué hermosura...
—No, no... —se defendía Blanca Nieves—; no, no...
—Pero mira qué hermosas son, prueba, prueba una sólita y querrás llevártelas todas para tus enanitos...
Esto la convenció. Probó una de las manzanas y allí mismo se quedó dormida. Rápidamente la bruja se alejó.
Pasó un tiempo largo y ya estaba próxima a desaparecer para siempre, cuando llegaron los enanitos. Se volvieron como locos:
se agarraban las cabe-citas, gritaban, se empujaban unos a otros y por más que lo intentaron no pudieron despertarla.
—¡Está muerta! ¡Está muerta!
Y la lloraron como muerta. Y prepararon una caja de cristal y allí la colocaron. Pusieron en su torno las mejores flores del
bosque y la velaron.
Esa misma tarde pasó un príncipe de una nación lejana y llegó hasta la casa de los enanitos. Cuál no sería su asombro al verlos
llorando y a una hermosa niña en la caja de cristal. Preguntó que' ocurría y ellos le contaron todo. Compadecido el príncipe dijo:
—Yo me la llevo a mi palacio...
—No, no, no... —gritaron los siete enanitos—. ¿Qué haremos sin ella? ¡Nos moriremos todos de pena!
—Ustedes vienen conmigo... los siete.
Así lo hicieron; se la llevó y ellos se fueron también y cuando la llevaban, en el camino, según iban moviéndose, se cayó.de la boca
de Blanca Nieves un pedacito de manzana. En seguida se movió y abrió los ojos; pero como hacía tantos días que no comía, estaba
muy débil. La reanimaron con bebidas, hasta que consiguieron llegar al palacio, donde se reanimó totalmente. Se quedó extrañada de
verse en ese palacio y los enanitos se encargaron de contarle todo. El príncipe se acercó, y Blanca Nieves se enamoró de él.
Pronto se casaron. Las fiestas reales duraron nueve días. Los enanitos se quedaron con ella, siendo considerados como si fueran
hermanitos de Blanca Nieves, quien cuidó de ellos toda la vida.
Y colorín colorado, este cuentito se ha acabado.
CAPERUCITA ROJA»
Había una vez una señora que vivía con su hijita en el campo. Eran muy felices con su abuelita que vivía en un bosquecillo
cercano, a la que visitaban casi todos los días y le llevaban huevos, frutas, pan fresco y otras cosas más.
Cierto día la madre le dijo a su hijita, que se llamaba Caperucita Roja porque usaba un gorrito de ese color:
—Caperucita, hoy debes ir hasta la casa de abuelita a llevarle este canas-tito que le he preparado.
—Ya mismo voy, mamita, —respondió Caperucita que era muy obediente.
Y se preparó para cumplir el encargo de su mamá. Se arregló el cabello, se puso bien la gorrita roja, se ajustó los zapatitos y
dándole un beso a su madre, salió con destino a la casa de su abuelita.
Caminando ligerito, cruzó primero el campo y luego se internó en el bosquecillo en que vivía su abuelita. De pronto se le ocurrió
juntar algunas flores para hacer un lindo ramito y llevárselo. En eso estaba, cuando un lobo gran-dote se le acercó y comenzó a
charlar con ella, preguntándole muchas cosas, y por fin adonde iba.
Caperucita, que no sabía mentir, le dijo que a casa de su abuelita, para llevarle un canastito de frutas y ese ramillete de flores
que estaba terminando de hacer.
Pero el lobo quería saber algo más; dónde vivía la abuelita. Y Caperucita Roja se lo dijo.
El lobo se despidió rápidamente y fue hasta la casa de la abuelita. Golpeó suavemente la puerta y desde adentro una voz
preguntó:
—¿Eres tú Caperucita?
—Sí, —dijo el lobo cambiando su voz y tratando de que fuera bien parecida a la de la niña.
—Pasa, pasa, acércate Caperucita...
Y en dos saltos el lobo entró a la choza, se tragó a la abuelita y después buscó ropa para vestirse como ella lo hacía a veces.
Cuando la consiguió, se la puso y se metió en la cama.
Al rato llegó Caperucita. Golpeó la puerta y desde adentro una voz le preguntó:
—¿Eres tú Caperucita?
—Sí abuelita; ¿puedo entrar?
—Claro que puedes...
—Pero abuelita, que voz rara tienes...
—Sabes, he estado muy resfriada...
—Yo te cuidaré, abuelita.
Y empezó a entrar Caperucita. De pronto, cuando estaba un poquito más cerca dijo:
—¡Oh, abuelita! ¡Qué ojos más grandes tienes hoy!
—¡Sí, Caperucita! ¡Así te veré mejor!
—¡Pero abuelita, qué orejas tan grandes tienes hoy!
—Es para escucharte mejor...
—¡Abuelita! ¡Qué boca tan grande tienes hoy!
—¡Es para tragarte mejor!
Y ¡zas!, se la tragó.
Pasaba por allí un cazador, vio la puerta abierta de la choza donde vivía la abuelita de Caperucita Roja y entró.
Vio al lobo en la cama y se dio cuenta enseguida que algo raro pasaba. Le pegó en la cabeza con su escopeta y lo dejó
desmayado...
Al ratito nomás le abrió la boca al lobo y metiendo su mano, alcanzó a to-
car la gorrita de Caperucita..La tomó de los brazos y con mucho cuidado la sacó sin que sufriera un rasguño.
—¡Oh buen cazador! ¡Salva también a mi abuelita!
—Lo intentaré. —Y dirigiéndose al lobo le dijo:
—Abre bien esa boca...— Y tomándole las dos mandíbulas entre sus manos le repetía:
—¡Más... Más... Más... Abre bien... Abre, lobo malo...
Y el lobo abría la boca'más y más. Por fin el cazador pudo meter en su boca la mano y con gran esfuerzo sacó a la abuelita sin
que tampoco sufriera ningún daño.
La abuelita y Caperucita Roja se abrazaron y agradecieron al cazador, quien quería pegarle al lobo una paliza soberana. Pero
las dos mujeres le pidieron que lo perdonara.
El lobo comenzó a llorar y a decir que él no les había hecho ningún daño, que no lo haría nunca más...
Pero el cazador lo sacó de la choza a empujones y cuando había andado unos pasos, tiró al aire varios tiros y el lobo salió como
alma que lleva el diablo, sin darse vuelta una sola vez y diciendo que nunca jamás volvería al bosquecillo.
La abuelita preparó una cena exquisita y el cazador fue el convidado especial. Estaban todos muy contentos y Caperucita
prometió no conversar más con ningún lobo...
Y aquí se acabó el cuento y se lo llevó el viento; pasó por un zapatito roto para
que después contemos otro.
PEPITA LA CENICIENTA
Había una vez una chica muy bonita, pero muy bonita. No tenía madre sino madrastra; no tenía hermanitas, .sino hermanastras
que la hacían sufrir mucho. Ella era muy buena y hacía todas las cosas de la casa: barría las habitaciones, remendaba la ropa de todos,
y hacía la comida para todos. No la dejaban participar de ninguna fiesta.
Pepita, que así se llamaba esta chica, sufría mucho.
Cierto día un hermoso joven llegó hasta la casa para invitar a las tres jóvenes a un baile, pero las otras dijeron:
—No, no; ella no puede ir; es la fregona de la casa; es la Cenicienta. Siempre lleva sus ropas manchadas por la ceniza del
fogón. Iremos nosotras. ¿Verdad, mamá?
Y la mamá respondió:
—Ciertamente, nosotras tres solamente iremos. Ella se quedará. ¡Tiene tanto que hacer la pobre! •
—¡Qué lástima —dijo el joven— ¡Es tan bonita!
Cuando el joven se fue, la madrastra le ordenó a Pepita la Cenicienta que barriera esto, que arreglara lo otro, que zurciera
las medias, que preparara el pan, que fuera a la fuente a buscar agua. En fin, le dio trabajo para toda una semana. Pepita la
Cenicienta lloró amargamente toda la tarde.
A la noche siguiente la madrastra y las hermanastras se fueron al baile, y ella se quedó haciendo parte del trabajo que le
habían dejado.
Pepita la Cenicienta lo hacía, pero lloraba y lloraba. De pronto se le apareció el Hada Buena y le dijo:
—¿Por qué lloras así, Cenicienta?
Y ella le contó todo, todo. Entonces el Hada Buena, que se compadeció de su pena, le dijo:
—Aquí tienes mi Varita Mágica. Todo lo que le pidas, ella te lo concederá. ¿Quieres ir al baile? Irás. ¿Necesitas ropas
nuevas? Ella te las traerá.
—¡Oh, gracias!; —replicó la Cenicienta. Se arrodilló ante el Hada Buena y besó sus hermosos vestidos. Después
desapareció y la Cenicienta quedó sólita.
La verdad es que Pepita no sabía qué hacer. De pronto le dijo a la Varita Mágica:
—Desearía un traje hermoso, hermoso, que ni la reina lo haya lucido jamás.
Y la Varita se lo dio. Era un vestido maravilloso, lleno de perlas y lentejuelas de oro y plata.
Pepita la Cenicienta se quedó muda. Estaba contenta. Y volvió a pedir:
—Yo quiero ir al baile. Tengo el vestido, pero me faltan los zapatos, y además quisiera una carroza tirada por caballos
blancos y un cochero que me lleve.
Rápidamente llegaron los zapatos y en la puerta de su casa estaba la carroza con los caballos blancos y el cochero que la
esperaban. Ni el rey ni la reina jamás habían tenido algo semejante.
Se vistió rápidamente, se arregló el cabello y por primera vez se vio realmente hermosa. Salió, el cochero bajó para abrirle
la puerta del coche y rápidamente partieron.
Cuando llegaron al palacio donde se realizaba el 'baile, todos salieron para ver quién era que llegaba en coche tan lujoso.
Cuando Pepita la Cenicienta bajó, todos se quedaron sorprendidos de su hermosura y de su vestido.
El príncipe, que era el joven que había ido a invitar a la Cenicienta y a sus hermanastras, descend ió para acompañarla hasta
el salón. Se reinició el baile y la Cenicienta pasó una no che maravillosa.
A medianoche se retiró. El príncipe quiso acompañarla, pero ella no
quiso. Volvió a su humilde casa y le rogó a la Varita Mágica que devolviera el vestido, la carroza, los caballos, los zapatos. Así lo
hizo, y Pepita se quedó sólita, terminando los trabajos que tenía que hacer.
Al rato llegaron la madrastra y sus dos hija.s. La vieron trabajando y se acercaron. Le empezaron a contar lo hermosa que
había estado la fiesta; la hermosa joven que había llegado en una carroza tirada por caballos blancos y de la que se había
enamorado el príncipe. Y Pepita dijo:
—¡Quizás sí, quizás no, quizás si sería yo!
—¡Ay mamá, mira lo que dice Pepita la Cenicienta: que quizás sí, quizás no, quizás si sería ella. —Y se echaron a reír
burlonamente. Y la madrastra le dijo:
—Vete para la cocina, Cenicienta, que siempre estás sucia. —Y ella se fue llorando.
Al otro día volvió el joven —que no era otro que el príncipe— para invitar nuevamente a las tres jóvenes. La madrastra
aceptó pero no llevó a la Cenicienta.
Esa noche volvió el Hada Buena a presentarse a Pepita la Cenicienta que estaba muy triste. Le entregó nuevamente la
Varita Mágica y le dijo que pidiera lo que deseara.
Pepita pidió un hermoso vestido negro y al instante la tuvo. Pidió una corona de brillantes, y rápidamente estuvo sobre su
cabeza. Pidió una carroza tirada por cuatro caballos negros y al instante lo tuvo en su puerta. Completó su ajuar, y cuando
estuvo hermosamente arreglada, partió.
Al llegar al palacio, se repitió otra vez la escena de la noche anterior. Nadie creía lo que estaba viendo. Un carruaje lujoso
tirado por cuatro caballos negros traían a la mujer más bella del reino. El príncipe fue en su busca y reconoció a la bella
visitante. Bailaron toda la noche y él se enamoró de Pepita. Ya iba llegando la madrugada, cuando ella se apresuró a volver,
pues tenía que llegar a su casa, antes que su madrastra y sus hermanastras. Se despidió rápidamente, bajó corriendo las
escaleras y detrás el príncipe, quien recogió uno de los zapatitos de Cenicienta que ni se dio cuenta que lo había perdido. Sólo
cuando estuvo en el carruaje notó la pérdida.
Ya en su habitación, contenta de haber estado en compañía del príncipe, comenzó a hacer el trabajo que le faltaba
concluir.
El príncipe, por su parte, recorrió todo el reino buscando a la dueña del zapatito, sin poder hallarla. Por último, cuando
ya creía imposible encontrarla, fue hasta la casa de, la Cenicienta. Las dos hermanastras hicieron esfuerzos descomunales
para que el zapatito les calzara bien, pero fue imposible. Finalmente el príncipe pidió que se lo probara Pepita la Cenicienta. Las
tres mujeres se echaron a reír tan fuerte que los pajaritos se asustaron y salieron volando alto, alto. Pero el príncipe insistió
tanto, que ai final la llamaron:
—Pepita, ven aquí. ¡Ay Dios mío, qué sucia estás! Ve a lavarte y vuelve.
Pepita fue a lavarse. Cuando vino estaba realmente hermosa. El príncipe le pidió que se probara el zapatito que le
alcanzaba.
Así lo hizo, y el zapatito calzó magníficamente. Entonces el príncipe loco de contento comenzó a decir:
—¡La hallé! ¡La hallé! ¿Cenicienta, quieres ser mi esposa? Y Cenicienta muy emocionada dijo:
-¡Oh sí, sí!
La madrastra y las hermanastras no lo podían creer. Se miraban sorprendidas, como si lo que estaba ocurriendo no fuera
cierto. Pero todo era muy cierto.
Pocos días después, Pepita la Cenicienta y el príncipe se casaron. Hubo una fiesta tan grande, como no se recordaba
otra. Fueron princesas, príncipes y reyes de países vecinos y lejanos.
El Hada Buena también asistió a la fiesta y le hizo regalos magníficos, y por ser madrina, los protegió siempre, tanto a ellos
como a los principitos que fueron naciendo.
Y colorín colorín... este cuentito llegó a su fin.
LA CUCARACHITA MARTINA
Esta era una vez y dos son tres, que había una Cucarachita Martina que se encontró una monedita. Ella empezó a ver en qué la
iba a gastar; su deseo era comprar muchas cosas y además, que le durara lo más posible.
—Si me compro un pan, se me acaba, pues me lo voy a comer; si me compro caramelos también me los voy a comer, y
también se me va a terminar la monedita.
Para pensar mejor, se fue a su cuevita, donde caía un hilillo de agua fresca. Se bañó, se empolvó, se arregló las alitas, y subió
hasta el balcón de la casa para ver a los jóvenes que pasaban. Al poco rato pasó un buey, y al verle le Hijo:
—¡Cucarachita Martina! ¡Qué linda estás hoy!
—¿Cómo haces tú? —le preguntó ella.
—Muuu... Muuu... Muuu —respondió el buey.
—Ay, no, no, que me asustas...
Más tarde pasó un gatito y ella le preguntó:
—¿Cómo tú haces, gatito?
—Miau... Miau... Miau... —respondió el gatito.
—Ay, no, no, que me asustas... me das miedo...
Pasó un sapito dando graciosos saltitos y ella le preguntó lo mismo:
—¿Cómo tú haces, sapito?
-Ció... Ció... Ció... Ció...
—Ay, qué horror, yo me muero... no, no...
Y así fueron pasando uno por uno todos los vecinos de aquel pueblo: el grillo, el perro, el loro, el caballo, hasta que por fin pasó
por allí el Ratoncito Pérez.
—Ratoncito Pérez, ¿cómo haces tú? —le preguntó la Cucarachita Martina.
—Chin, Chin... Chin... Chin...
—Ay, sí sí; tú me gustas; me voy a casar contigo.
Un día después se realizó la boda, a la que concurrieron todos los amigos, que festejaron la boda. Estaba el buey, estaba el
gatito, estaba el sapito, estaba el grillo, en fin, todos los habitantes distinguidos del pueblo.
Y pasó el tiempo. Cierta vez la Cucarachita Martina estaba cocinando. Dejó por un momento la cocina sola, cuando llegó
Ratón Pérez que había ido en busca de un poco de queso. Sintió el delicioso aroma de la comidita y quiso ver el contenido de la olla.
No pudo menos que lanzar una exclamación:
—¡Qué bien cocina mi Cucarachita Martina...!
Y quiso probar lo que bullía en la olla. ¡Pobrecito! ¡Pobrecito! En un abrir y cerrar de ojos, cayó al interior de la olla y se puso a
gritar corno un ratón, naturalmente: Chin... chin... chin...
En eso llegó la Cucarachita Martina, y se encontró con el Ratoncito Pérez dentro de la olla chillando y chillando. Con una
espumadera lo sacó más muerto que vivo y se puso a curarlo, cantando y llorando al mismo tiempo:
Ratoncito Pérez Se cayó en ¡a olla. La Cucarachita Martina Lo cura y lo
llora.
Por fin Ratoncito Pérez se restableció, y tuvo mucho cuidado en meter las narices dentro de las ollas.
Y aquí se me acabó mi cuento con ají y pimiento, y el que lo estuvo oyendo, que me cuente otro cuento.
LA IGUANA
La iguana es un animal que vive en casi toto el país. Alcanza a tener más
de un metro de largo y no es agresiva para el hombre. Tiene cuatro patas cortas y una cola larga. Más que caminar, se arrastra
por el suelo con bastante ligereza.
Ocurre que antes de ser una iguana, este animalito era una chica a quien no le gustaba hacer las cosas de la casa: no le
gustaba cocinar, no le gustaba lavar, no le gustaba asear su habitación; en fin, nada le gustaba hacer.
Su madre, deseosa de corregirla, le compró un telarcito para que se tejiera una manta, ya que el' invierno se acercaba y
era preciso tener ropa adecuada para alejar el frío.
Ella empezó a tejer. Se cansó enseguida. Después hizo otro poquitito, y se volvió a cansar. Dejó el trabajo y se fue a
caminar por el campo. Volvió, y ante los ruegos de su madre reinició el trabajo. Tenía sueño, lo dejó y se fue a dormir.
La mantita no avanzaba y lo que es peor, el invierno llegó y el frío era intenso. Tanto frío hacía que la chica tuvo que
refugiarse en una cueva. Y de allí salió convertida en un animalito, la iguana, cuya piel semeja un poco la manta que ella
tejía.
Y el Overo alcanzó a Juan un jiar de patacones que éste puso a buen recaudo, montando luego en su Nandú y
cerrándole piernas rumbo a la pulpería.
No bien quedó solo el Tigre y tal como había supuesto el Zorro, quiso apoderarse del ave, aprovechando que estaba
posada sobre una rama baja.
Aproximóse con cautela, y parándose en las patas traseras se dispuso a darle alcance, a tiempo que murmuraba para
sus adentros:
—Me llevo esta preciosura para la estancia y lo dejo con una cuarta de narices a ese zonzo Zorro. Así será doble mi
satisfacción.
En ese mismo instante el Hornero, que lo observaba por entre las plumas del ala, voló y fue a posarse sobre la copa del
otro árbol próximo, desde el cual, luego de emitir su inconfundible grito a fin de que el felino lo reconociera, púsose a
canturrear entre risotadas este versito burlón que le enseñara Juan:
Hay muchos bichos zonzos en este mundo; pero como don Tigre tal vez
ninguno.
Entonces el Overo, comprendiendo que había sido chasqueado una vez más, saltó sobre su Venado, y emprendió una frenética
carrera hacia la pulpería, con la vana esperanza de encontrar al Zorro, que previsor como era ya había tomado un rumbo bien
distinto.
Hace mucho tiempo, cuando los animales hablaban lo mismo que las personas, un viejo sembrador estaba arando su tierrita para
sembrar maíz, cuando de pronto se le puso de frente un enorme tigre y con fuerte voz le dijo:
—¿Sabes una cosa, viejo labrador?
—Bueno, señor Tigre, yo sé muchas cosas...
—Sí, pero lo que te voy a decir no lo sabes.
—¿Y qué me vas a decir?
—Que te voy a comer...
—Pero señor Tigre, cómo me va a comer...
—Que sí, que te voy a comer...
—Pero no puede ser...
—Uuuuaajjj... que te voy a comer, —replicó nuevamente el tigre abriendo inmensamente la boca.
—Pero por queeeeee... —contestó el labrador temblando pues ya se veía masticadito por el Tigre.
Así estaban: en que sí te voy a comer, y en que no puede ser. En eso estaban, relamiéndose el Tigre y temblando el sembrador,
cuando pasó por allí cerca Don Zorro, se compadeció del buen labrador y se decidió a salvarlo. Se escondió detrás de un árbol, y con
voz muy gruesa y firme, le dice al hombre:
—Amigo labrador, ¿no ha visto pasar por aquí al Tigre? Lo estoy buscando con doscientos perros para cazarlo.
Y el Tigre, despacito, creyendo que se trataba realmente de un cazador de fieras le dice:
—Oye labrador, dile que no me has visto; si no lo haces, te como. —Y estirándose en el suelo, se quedó quietito quietito.
—No, señor Don Zorro. No he visto al Tigre desde hace muchos años.
—Cómo que no lo ha visto, labrador. Y ese bulto enorme que está allí cerquita de Ud. ¿se puede saber qué es?
—Dile que son porotos...
—Bueno, señor Don Zorro, son porotos negros y blancos que tengo que sembrar esta mañana...
—Ejeemm... Si son porotos, póngalos dentro de esa bolsa que está allí al ladito suyo.
—Ligero, ligero, ponme dentro de la bolsa, pues este maldito cazador...
—¿Quién habla allí? —preguntó el Zorro.
—Dile que nadie, —le pidió el Tigre.
—No, no, nadie habla. Yo soy, yo mismo...
—Aja, aja. Está bien. Creí que los porotos hablaban. ¿Ató ya la bolsa? Hágalo con un lazo para que los porotos no se caigan.
—Haz que me atas —pidió el Tigre—. Pero deja abierta la bolsa.
Y el hombre la ató lo mejor que pudo, pero bien fuerte, como para que el Tigre no se escapara.
—Bien, bien... —Y se acercó el Zorro hasta donde estaba el Tigre embolsado—. Bien, bien... —Y le dio una buena tunda. El
tigre aguantó, aguantó hasta que empezó a gritar. —¡Ay... Ay... Ay... Ay...!
—¿Has visto, buen labrador, que los porotos hablan? —Y volvió a darle otra soberana tunda.
Después llamó a su amigo el caballo y le pidió que llevara lejos, muy lejos la bolsa, para que el sembrador pudiera trabajar su
campo y sembrar la tierrita con los porotos blancos y negros que tenía preparados cuando lo amenazó el Tigre con comérselo.
Y esta vez el señor Don Zorro salvó al hombre con el que se hizo amigo fiel.
LOS JUEGOS TR DICIONALES
Los juegos tradicionales pareci eran haber perdido vigencia. Avasallados por la jugu etería masiva simple o electrónica
quedan relegados especialmente e n las grandes urbes. Por otra parte el cambio s ocial, la distracción que ofrece
cotidianamente la televisión con pr gramas que se dice están dedicados a los niños pero que no siempre son adecuados ni
formativos, han hecho declinar su int erés por juegos sencillos, no desprovistos de belleza e i ngenio, pero que sucumben ante la
permanente competencia, que tiene otros fines y otros objetivos '.
No obstante ello, todavía la esc ela es un baluarte de los juegos tradicionales, y en el i nterior, a partir de las orillas de los
centros metropolitanos, por varias r zones perduran y mantienen su vigencia.
La mancha, la escondida, el re cate, el vigilante y el ladrón y toda la gama de rond s y rimas cantadas pertenecen al
mundo mágico de la infancia.
Algunos juegos son individual s, otros son colectivos. Los hay propios de los varon s (el vigilante y el ladrón, el rango
y mida, las bolitas, el balero, el trom po) y otros son exclusivos de niñas (las muñecas, las ro ndas) y los hay también mixtos (la
sortija, el vuela vuela, el tira y afloja . También pertenecen al campo de los juegos infantile s las adivinanzas, lo que no quiere
decir que los adultos las descarten omo entretenimiento.
A continuación ofrecemos una ariada gama de juegos tradicionales que pueden practi arse en las escuelas precedidos de
las maneras más comunes para dete rminar turnos:
SORTEO PARA DETERMINA OS JUEGOS
Hay ciertos juegos que requieren la participación de una sola persona, a la que se esco e con un sorteo previo, como es el
caso de la mancha o de la escondida , o cualquier otro en que haya que establecer turno.
Consisten éstos en alguna recitación corta, que generalmente está a cargo del director del j uego. Al recitar va señalando con
la mano a cada uno de los participa tes que se colocan a su alrededor, haciendo coincidir con ellos, una por una, todas las
palabras o silabas del recitado. Es tas recitaciones están formadas por oraciones, fras es y palabras, muchas veces sin
sentido.
Entre las rimas que cantan los niños en sus juegos están:
Las viejas civilizaciones conocía la pelota, y los egipcios sabían de muchos juguetes ue podemos ver representados en
objetos descubiertos recientement en tumbas, y que dicen cómo en aquel pueblo l a juguetería había alcanzado un
extraordinario progreso.
Los juegos y los juguetes van a pareciendo en imilación a aquello que el hombre va creando para su adelanto, para su
comodidad, su bienestar, su progre so en general. Así por ejemplo, en la antigüedad se inventa el barco de vela para el
comercio, para la guerra, para las co quistas, y a poco en los hogares hay pequeñas embar caciones para la chiquillería.
Queremos señalar que entre los j egos vigentes de origen remoto se encuentran el de los pares e impares (siglo IV a.J.C.); el
trompo (siglo X a.J.C.): el barrilete, d l que incluso se conoce el nombre de su creador, el gen ral chino Flan Sin (siglo II a.J.C.),
etc.
BAR UITO
A
PROPIAMENTE
DICHO Din
DIFERENTES PLANOS DE RA UELA DE USO COMÚN EN LA ARGENTINA Y CHILE (Según E. Pereyra Salas)
Uní, duli, treli, candóle, desde su préstame una. Dijo el sapo: n tengo ninguna.
caranole. Dijo el sapo: vamos a misa .
Dijo la rana: no tengo camisa. Dijo el
sapo: yo tengo diez. Dijo la rana:
Una, dona, trena, cadena, puchito de las doce son. I Inilla, dosilla, (resilla, cuartana, olor de manzana,
vela velillo, velón, cuéntalas bien, que Pedro Pacheco, contigo son diez.
Lori, bilori Vicente, colorí loribinín, Lori, vilori Vicente colorí, Lori virín Contra virín Picaro choti
contramanin, picarisote, afuera ¡Fuera chicoti!
chicote.
Mañana Domingo
se casa Peringo
con una varita.
¿Quién es la madrina?
¡Doña Catalina!
rebozo de harina
zapato pintao.
¿Quién es el Padrino?
¡Don Juan liarrigón!
cabeza tizón,
ojo botón,
que toca la caja,
con cola e'ratón.
Pompón de ¡a bella naranja, hay un buey de la bella Una, dona, cadena, puchito de vela, velita, velón,
infancia a la bola vin, a la bola von, Pompón saldrá el contala bien que las doce son.
león.
Unilla, dosilla,
¿Dónde vas negrito, con ese farol? Debajo del tresilla, cuartana,
puente que tengo calor. olor de manzana,
verdugo, la pez,
¿En qué calle vives? En calle Wilcón ¿Qué contigo son diez.
número tienes? Mil seiscientos dos... Unilla, dosilla,
tresilla, cuartana,
El Hijo del rey pasó por aquí comiendo maní; ¿Qué dice el señor marqués?
a todos dio menos a mí; palo con palo que ponga la mesa,
cucurucú para que salgas tú. que son las diez.
Pin, zoropfn, la seca, la meca, la tuturubeca, el Una, una, una, contaban dos amantes, y contaban al
hijo del rey pasó por aquí vendiendo las jabas revés. Contaron y contaron, y contaron veintitrés.
a seis marabeis. Mariquiya ¡a jonda, éste que
se quede y éste que s 'esconda. Una, dona, trena, catena,
surraca, mancarraca,
labirabirón,
cuéntalas bien que ¡as doce son.
Pito, pito coloríto, ¿para dónde vais, tan sólito? Para la tierra verdadera. Pimpón, fuera.
GALLINITA CIEGA
Se forma el corro de niños; en el centro se coloca el que hace de gallinita ciega, se le vendan los ojos y se entabla con él el
siguiente diálogo:
— Gallinita ciega,
¿qué has perdido?
— Una aguja y un dedal
en la cuesta del Totoral.
— ¿Qué estás haciendo?
— Jugando con los negritos.
— ¿Qué carne querís comer?
— ¿Cante de gente,
o carne de gallina?
— Carne de gente.
— Bueno, date una vuelta y échate a buscar.
Quien hace de gallinita ciega trata de tomar a cualquiera de los compañeros, persiguiéndolos a tientas. Los jugadores lo
despistan pasando a su lado, gritándole y tocándolo. El que se deja atrapar hace de gallinita ciega.
Otras variantes:
Se forma una rueda y uno se coloca en el centro. Uno del corro pregunta:
— Gallo ciego,
¿Qué has perdido?
— Una aguja y un dedal.
— ¿En dónde?
— En la cuesta del Totoral.
— Yo te los he hallado
y no te los voy a entregar.
O bien:
— Gallinita ciega,
si tú quieres ver,
a la que toques
la has de conocer.
Se juega en Catamarca y otras provincias. Su universalidad es reconocida y sus orígenes se remontan a ritos muy
antiguos relacionados con adoraciones prehistóricas.
JUEGO DE LA SORTIJA
Los chicos, menos dos, se sientan en círculo, con las palmas de sus manos unidas.
De los participantes que no integran el círculo, uno tomará entre sus manos un anillo o argolla o una piedrecilla pequeña, y
con las palmas unidas, las irá pasando entre las de los que están sentados. En cada pasada tratará de demostrar que deposita
la argolla o anillo o piedrecilla.
El otro participante que quedó sin integrar el círculo, deberá adivinar en las manos de quién dejó el objeto. Todos a su vez
harán como que el objeto lo tienen ellos, para aumentar así la confusión del que debe adivinar. Si acierta.
pasará a integrar el círculo y el lugar suyo lo ocupará el que tenía el anillo, o lo que fuera.
Si no acierta, se anotará una prenda. El total de tres prendas, motivará la sanción de una "penitencia".
Todos los chicos se sentarán en círculo y uno quedará en el centro para dirigir el juego (o bien puede ser la maestra si no halla el
niño que pueda hacerlo con eficacia).
Así dispuestos, el que hace de d rector dirá:
— ¡Vuela vuela...! ¡La Mariposa!, —y con los brazos y manos imitará el acto de volar.
Los que están en el círculo, deberán decir, si realmente el animal que fue designado vuela:
-¡Vuela!
Luego dirá por ejemplo:
— ¡ Vuela vuela...! ¡La paloma!
Y la respuesta exacta será:
-¡Vuela!
—¡Vuela vuela...! ¡El elefante!
Si alguno dice ¡Vuela!tendrá pre da, y no la tendrán aquellos que digan:
— ¡No vuela! o simplemente los ue no digan nada.
Y así puede seguirse hasta tot lizar alguno de los participantes tres prendas, o las ue se convenga.
EL GRAN BONETE
Los chicos se sentarán formand o un círculo, y en el centro estará el que haga de Gran onete (que también puede ser la
maestra).
Cada uno de los participantes t ndrá asignado un color, debiéndose preguntarle las v eces necesarias antes de iniciar el
juego cuál es su color, para estar se uros de que lo conocen bien.
El juego se inicia con estas pal abras del Gran Bonete:
—AI Gran Bonete se Je ha perdido un pajarillo y dice que el Negro lo tiene (pero señal ará a cualquiera de los que tienen
otro color, para tratar de confundirl s).
Si el Negro está atento dirá:
—¿Yo, señor?
—Sí, señor.
—No, señor.
—Pues entonces, ¿quién ¡o tie e?
-¡El Verde!
La falta se comete, cuando contesta alguien que no tiene el color al que se alude. En es e caso se anotará "prenda", y a las
tres, o a las convenidas, tendrá que pagar penitencia.
PESCAR EL BAGRE
La maestra oficiará de pescadora (no es conveniente que lo hagan los chicos) y con un a caña larga de la que penderá una
pelotita de goma, la hará balancear s bre los bracitos de los participantes. El que consiga t marla, será el bagre pescado. (De
más está decir que se dará alguna no ticia de lo que es un bagre).
PONERLE LA COLA AL CHA CHO
En el pizarrón se dibujará un ch ancho bastante grande, al que no se le pondrá la cola. Esto deberán hacerlo por turno los
chicos, pero con los ojos vendados. a situación se torna realmente graciosa, porque los par ticipantes festejarán la disparatada
ubicación de la cola. Ganará el que la ubicó en su lugar, o el que ha estado más próximo.
LA CUERDA
Con la cuerda hay numerosos juegos interesantes que es posible realizar en el Jardín de Infantes. Solamente daremos un
ejemplo que tiene dispersión universal. Especialmente es para niñas.
Los niños pueden participar por turno, o simplemente los que tengan deseo de intervenir.
Dos niñas dan vuelta a la cuerda por cada compás de la cancioncilla siguiente: (va música)
Caballito blanco, llévame de aquí; llévame a mi tierra donde yo
nací.
EL TIRA Y AFLOJA
El Tira y Afloja constituye un delicioso juego de niños. <|ue se hace más interesante si los perdedores se anotan prendas.
El mismo consiste en lo siguiente: uno de los participantes se coloca en el centro de la ronda, y sus compañeritos que de a
dos tendrán los extremos de una soga deberán obedecer lo que aquél vaya ordenando a medida que se desarrolla el juego:
Al tira y afloja perdí mi dedal; cuando yo diga TIRA tienes que
tirar...
(los chicos tienen que tirar del extremo de la soga;
—Tras, tras.
—¿Quién es?
—El demonio con su tenedor.
—¿Qué quiere el demonio con su tenedor?
—Un color.
—¿Qué color?
—Azul.
Se repite lo mismo de la vez anterior. Una vez que todos los niños han sido repartidos entre el "infierno" y la "gloria", se
colocan detrás del ángel y del demonio, según corresponda, y tomados de la mano comienzan a tirar en sentido contrario hasta
que un grupo venza al otro; una vez que esto ocurra el juego ha concluido.
MARTÍN PESCADOR
Dos niños serán respectivamente ángel y diablo. El resto no conocerá cuál es cuál, y para ello ambos tomarán de común
acuerdo el nombre de una fruta o un color o una flor. Una vez hecha esta elección ambos se tomarán de las manos levantando
los brazos y colocándose frente a frente, harán de puente o barrera. El resto formando una hilera vendrá cantando o
recitando:
—Pescador, pescador, '¿me dejarás pasar?
El ángel y el diablo les responden:
—Pasarán, pasarán, pero el último quedará.
Entonces la fila pasa por debajo mientras el ángel y el diablo siguen diciendo:
—Pase, pase quien podrá, pero el últi mo quedará.
Al llegar el último, ambos bajan los brazos, y le preguntan, por ejemplo:
—¿Con quién quieres ir? —¿Con la rosa o el clavel?
El niño elige y se coloca detrás de la flor que eligió. Así se procede con el resto hasta que todos estén repartidos entre
ambos "bandos". Luego los dos grupos tomados de la mano tiran en sentido contrario para decidir quién será el ganador.
PIMPÍN SARAVÍN
Es un antiquísimo juego que se hace de la siguiente manera: los jugado-
res se pueden sentar en rueda o a lo largo con las piernas estiradas. Así el que está al frente del juego y que se ubica en el
medio de la rueda, toca cada dos sílabas rítmicas una por una las piernas de cada uno de los jugadores.
Primera Variante
Pimpín Saravín, Tercera Variante
cuchillito de marfil Pimpín Saravín
cuchillito de marfil
manda el agua redonda
manda el agua redonda
que esconda este pie, que esconda este pie
tras la puerta de San Miguel. tras la puerta de San Migu l.
Amén, papel. Amén, papel.
La seca, ¡a meca
Chorro, morro, pasó por aquí
ligero yo, corro. preguntando de ¡a dama.
La fonda que rasca y escon a.
Segunda Variante
Pimpín Saravín,
Cuarta Variante
Pilin savarín
cuchillito de marfil Cuchillo de marfil
manda el agua redonda ………………….
que esconda este pie, De san miguel
tras la puerta de San Miguel. Papel, cajita del rey
Mariquita la fonda
La seca, la meca
Que rasca y esconda
pasó preguntando
por ¡a hija del rey
Mariquita la fonda
que rasca y esconda.
ADIVINANZAS
Técnicamente, las adivinanzas son acertijos o especies de enigmas que se dicen en reuniones familiares, grupos
formados ex profeso, etc., con el pr opósito de acertarlos.
Ello, unido a la carga poética qu e traen y el campo de búsqueda que sondea la imagina ión para hallar la respuesta, hacen
que el niño espere ávidamente el m mento en que, reunidos, la maestra "diga las adivin anzas".
Las que aquí «e han seleccionado, hallarán su mejor auditorio en los niños de cuatro y cinco años.
ADIVINANZAS
En una calle limpita anda una niña a un compás que camina hacia
adelante con sus ojitos atrás. Respuesta: La tijera
Salgo de la sala voy a la cocina, y meneo ¡a cola como una gallina.
Respuesta: La escoba
Vuela sin alas, silba sin boca, pega sin manos y nadie lo toca.
Respuesta: El viento
Hermanitos son, uno va a misa y el otro no.
Respuesta: El vino y el vinagre
Unas regaderas más grandes q ue el Sol con que riega el campo Dios nuestro Señor.
Respuest a: Las nubes
Cuando chiquitita, tiene dos puntitas, Cuando grande, ya es redondita.
Respuest a: La Luna
Barbas tiene y hombre no es, olas hace, y río no es.
Respuesta: El trigo
Vestidos de blanco y negro venían dos caballeros, uno al otro se decían: —¡Yo primero! —¡Yo primero!
Respuest a: Los pies
Palo liso, palo liso, cada vez que te veo, me atemorizo. Respuesta: La víbora
Traca que traca tras la petaca.
Respuesta: El Ratón
Una casita blanca como la cal, que todos saben abrir y ninguno cerrar.
Respuesta: El huevo
¿ijué cosa es que cuanto más grande menos se ve?
Respuesta: La oscuridad
Tordillo rabón, patas de azadón, cabeza de botón.
Respuesta: El avest ruz
Te digo y te repito que si no adivinas, no vales un pito.
Respuesta: El té
Por último exponemos una adivinanza de características muy originales, ya que su desarrollo, tras la cuarteta inicial en la
que se plantea el tema, se va desgranando en cuatro décimas, integrándose el último verso de cada una de ellas con el
correspondiente de aquélla:
EN MEDIO ESTOY DE LA GLORIA
En medio estoy de la gloria
Y en misa no puedo estar,
Ni menos en el altar
Porque habito en la custodia.
I
Yo habito en partes diversas,
No soy mujer ni viviente,
Soy vocablo de la gente,
Colmo de las agudezas.
En el mundo hago grandezas,
De mí nacen las historias,
Son fúnebres mis memorias.
En el oro me verán,
Si me buscan me hallarán:
En medio estoy de la gloria.
II
También soy de la oración.
Pues en los templos habito;
Tengo parte en Jesucristo
Y en su sagrada pasión,
Yo soy de la confesión,
De la bolsa y no del altar.
Procuren adivinar
Sin quebrantar la memoria,
Que siendo yo de la gloria
En misa no puedo estar.
III
En medio del sol estoy,
Soy una de cinco hermanas,
No soy divina ni humana,
Adivinen, pues, quién soy.
Bastantes señas les doy
Sin descubrir ni ocultar;
En hablando la verdad,
De la religión me espanto;
Yo en el cielo no soy santo,
M menos en el altar.
IV
Yo habito en el Padre Eterno,
Pero no en la Trinidad;
Menos en la eternidad,
Porque habito en el infierno,
Soy del mundo y de lo eterno,
Soy del blanco y la victoria;
Tengan siempre en la memoria
Que en la cruz no puedo estar,
Ni menos en al altar
Porque habito en la custodia.
Respuesta: La let ra O
En un punto y un instante
Fue mi principio y mi fin;
Le sirvo al rey y al tunante,
Y al que me quiera ocupar
Y para mentar mi nombre
Me parten por la mitad.
Respuesta: Las medias
Él es claro y ella oscura,
Él alegre y ella triste;
Él de colores se adorna
Y ella de luto se viste;
Él lleva la luz consigo
Y ella siempre la resiste.
Respuesta: El día y la noche
PRENDAS
En algunos de los juegos, es indiscutible que las prendas constituyen un acicate interesante, y que los chicos esperan con
ansiedad el momento de aplicación de las "penitencias".
'La variedad de prendas es infinita, pero se restringe su número en el nivel del jardín de infantes. Algunas de ellas son expuestas
a continuación sólo con el propósito de orientar, ya que pueden crearse tantas como se desee.
ENANO. El que tenga esta "penitencia" deberá caminar arrodillado o bien con las manos y rodillas tocando el suelo.
PERRITO. Deberá ladrar y "comer un hueso".
GIGANTE. El penado debe marchar en puntas de pies, extendiendo los brazos todo lo más posible hacia arriba.
EQUILIBRISTA. Sobre una línea trazada con tiza en el suelo, deberá caminar sin salirse de ella, o bien llevar sobre la cabeza
un vaso de plástico (o plato) con agua, evitando que se derrame.
EL PAJARITO CANTOR. Deberá imitarse el canto de uno o más pájaros.
EL CABALLO LOCO.Montado en un palo, deberá hacer cabriolas y relinchar como si fuera un caballo enloquecido.
RECOGER LAS FRUTAS. Se recogerá imaginariamente frutas de un árbol hasta llenar una o dos canastas.
LAS RIMAS
Las rimas constituyen parte del folklore poético, en este caso infantil, que consideramos algo más que interesante
llevarle al niño desde su más temprana edad, dado que es ponerlo en contacto con el mundo maravilloso de los cantos
tradicionales.
"Infancia de la poesía e infancia del hombre pueden unirse en estas delicadísimas canciones. De su sencillez emana su
peculiar encanto. Sus imágenes, de una frescura extraordinaria, la ilogicidad de sus versos, poseen el prestigio poético que las
ha hecho permanecer a través de tantas generaciones de madres. Entregándolas al niño, contribuiremos a mantener esta rica
tradición artística. El sentimiento estético del niño de estas edades, puede ejercitarse con la recitación y el canto, como
actividades de gran valor educativo" '.
Las rimas aparecen incluidas en los romances, canciones, refranes, adivinanzas, etc., pero también —y es posible
encontrarlas en mayor cantidad—, son independientes, poseen vida propia y más que cantadas, son declamadas, como las que
se anexan a juegos, los destrabalenguas, los cuentos o cantos de nunca acabar, etc.
Su carácter más esencial es la universalidad, es decir que una misma rima está difundida en casi todo el mundo, lo que da
idea de su excepcional vitalidad y aceptación, tal. por ejemplo, Mambrú o Canción de Mambrú.
El hecho dr influir algunas rimas con números, sumas o restas (exclusivamente de dos en dos) no presupone intención
alguna de enseñanza. Constituye sólo un juego, y a lo sumo, como lo explica la Sra. Cordeviola de Ortega en el caso de la
iniciación a la lectura y a la escritura, un adiestramiento que facilita la adquisición de un determinado mecanismo y la
aprehensión de una aptitud y actitud; de una conducta en el más amplio sentido del vocablo, frente a situaciones de aprendizaje
más completo y sistematizado y la posibilidad de una adquisición inteligente, de este medio de comunicación que se ha tornado
indispensable en la vida del hombre 2.
BAJO LA CAMA
Bajo la cama del tío Simón,
hay un perrito que toca el tambor;
dale que dale, con el bastón
hasta que salga ¡a procesión.
VAMOS AL BAILE
Vamos al baile
dijo el fraile.
Está muy lejos,
dijo el cangrejo.
No, si es en la loma,
dijo la paloma.
Ah, son puras viejas,
dijo la comadreja.
Miremos por la rendija,
dijo la lagartija.
Fh, si hay muchachas,
dijo la vizcacha.
Me pongo los guantes,
dijo el elefante.
Y yo la garrafa,
dijo la jirafa...
EL NINITO DEL AGUATERO
Al niñito del aguatero
lo llevan en un sombrero;
el sombrero era de paja,
lo llevan en una caja;
la caja era de cartón,
lo llevan en un cajón;
el cajón era de pino,
lo llevan en un pepino;
el pepino era encarnado,
lo llevaban empapelado;
al pasar frente a la Iglesia
se le cayó la cabeza
al pasar por el infierno
salió el diablo con dos cuernos.
PACO PAQUITO
Paco, Paquito,
Vendió su galera
Para casarse
Con la costurera;
La costurera,
Vendió su abanico,
Para casarse
Con Paco, Paquito.
CARABÍN, CARABIRURÁN
En coche va una niña, carabín, (bis)
hija de un capitán, carabiwrfn, carabirurán. (bis)
¡Qué hermoso pelo tiene; carabín! (bis)
¿Quién se lo peinará? carabirurín, carabirurán. (bis)
Lo peinará su tía, carabín. (bis)
con mucha suavidad, carabirurín, carabirurán. (bis)
Con peinecito de oro. carabín, (bis)
y horquillas de cristal, carabirurín, carabirurán. (bis)
Elisa ya está enferma, carabín, (bis)
Quizá si sanará, carabirurín, carabirurán. (bis)
Elisa ya está muerta, carabín, (bis)
La llevan a enterrar, carabirurín, carabirurán. (bis)
Con varios oficiales, carabín, (bis)
y un cura sacristán, carabirurín, carabirurán. (bis)
Encima de ¡a tumba, carabín, (bis)
un pajarillo va, carabinirín, carabirurán. (bis)
Cantando el pío, pío, carabín, (bis)
y el pío, pío, pa, carabinjrín, carabirurán. (bis)
CINCO LOBITOS
Cinco lóbitos
tuvo la loba
blancos y negros
detrás de una escoba.
Cinco que tuvo,
cinco crió
y a todos juntitos
tetita les dio.
Puede reemplazarse la loba por gata, perra, coneja o cualquier otro animal.
MARIQUITA
EL GALLO
LA GALLINA PAPANATAS
.
La gallina papanatas
puso un huevo en la canasta,
puso uno, puso dos,
puso tres, puso cuatro,
puso cinco, puso seis,
puso siete, puso ocho,
puso nueve, puso diez,
pin, pin; si ella es bruja se ha de ir.
LA FAROLERA TROPEZÓ
La farolera tropezó y en la calle se cayó,
al pasar por un cuartel se enamoró del coronel.
Alcen las barreras para que pase la farolera
que se ha puesto el Sol.
Alzo mi escalera y enciendo el farol,
A la medianoche me puse a contar,
y todas las cuentas me salieron mal.
Dos y dos son cuatro,
cuatro y dos son seis,
seis y dos son ocho y ocho dieciséis,
y ocho veinticuatro, y ocho treinta y dos.
Ánima bendita,
me arrodillo en vos.
LA CANCIÓN DE MAMBRÚ
Mambrú se fue a la guerra
chiribín, chiribín, chin, chin,
Mambrú se fue a la guerra
y no sé cuando vendrá,
ay, ay, ay,
ay, ay, ay, y no sé cuando vendrá...
Si vendrá para la Pascua,
chiribín, chiribín, chin, chin,
si vendrá para la Pascua
o para la Trinidad...
La Trinidad se pasa,
chiribín, chiribín, chin, chin
la Trinidad se pasa,
Mambrú no vuelve más,
ay, ay, ay,
ay, ay, ay, Mambrú no vuelve más...
Mambrú ha muerto en la guerra,
chiribín, chiribín, chin, chin,
Mambrú ha muerto en la guerra,
y lo llevan a enterrar,
ay, ay, ay,
ay, ay, ay, y lo llevan a enterrar...
Entre cuatro oficiales,
chiribín, chiribín, chin, chin
entre cuatro oficiales
y un cura sacristán,
ay, ay, ay,
ay, ay, ay, y un cura sacristán...
Arriba de la tumba,
chiribín, chiribín, chin, chin,
arriba de la tumba un pajarito está,
ay, ay, ay, ay, ay, ay, un pajarito está.
Cantando el pin, pío,
chiribín, chiribín, chin, chin,
cantando el pío, pío, el pío, pío, pa,
ay, ay, ay,
ay, ay, ay, el pío, pío, pa..
SE ME HA PERDIDO UNA NIÑA
Las canciones de cuna, las más simples y bellas manifestaciones del folklore literario, arrastran tradición de siglos y las
que afloran en nuestro país y la mayor parte de América no son en esencia sino prolongaciones del cancionero popular
español.
Ingenuas, breves, susurrantes, las canciones de cuna que mantienen su vigencia en el país, acarician el sueño de los
infantes y les dan desde el comienzo de la vida la caricia más suave para sumergirlos en un sueño feliz.
La infancia primera se baña en la luz de las canciones de cuna y recibe así el agua bautismal de la más pura
manifestación folklórica.
Directa o indirectamente aluden al Niño Jesús y a su m undo celestial.
Pensamos que pasarán los años y los años, y las canciones de cuna no se diluirán en la profundidad del tiempo, porque ellas
están, por decirlo de alguna manera, incorporadas a la figura materna universal de cuyos senos mana el dulzor de la leche y de
su corazón feliz brotan como florecillas los cantares musicales que nacieron con el primer niño.
CANCIÓN DE CUNA
Este niño lindo ya quiere dormir liábanle la cuna Duérmete, niñito. que tengo que hacer, lavar los
de rosa y jazmín. pañales, sentarme a coser.
Señor San Isidro, salvador del suelo, sembrasteis
Háganle la cama en el toronjil y en la cabecera virtudes ganasteis el cielo. Señor San Isidro, labrador
póngale un jazmín que con su fragancia me lo haga divino, lábrame mi cuna que es para este niño.
dormir.
Angelitos del cielo, vienen volando a llevarse a este
Arrorró mi niño, arrorró mi sol, arrorró pedazo de niño que está llorando.
mi corazón.
Duérmete lucerito duerme y descansa. Duérmete
Duérmete niño chiquito, duérmete y no llores más que se lucerito de la mañana.
irán los angelitos para no verte llorar. pajarito que cantas en el alero
no despiertes a mi nene que tiene sueño.
Ven sueño, ven, por aquel a dormir a mi angelito.
Duérmete niño chiquito mira que viene la mona,
No corráis, vientecillos, con tanta prisa, porque al son de las preguntando puerta en puerta cuál es el niño que llora.
aguas duerme mi niño.
Todo, rotundamente todo lo folklórico importa para la escuela, con las salvedades que ya hacemos al hablar de
folklore negativo y positivo.
Juegos, cuentos, leyendas, rimas, etc., pero sin duda la enseñanza de las danzas folklóricas y la música tradicional,
merece especialmente nuestra atención. Y ello, no ya sólo en los grados superiores, sino que podemos pensar seriamente
y con la debida adecuación, incorporarlos al jardín de inf antes.
Con la enseñanza de las danzas folklóricas en la escuela, pensamos que al aprendizaje propiamente dicho, se incorpora
la proyección hogareña y comunitaria, contribuyendo a la socialización total.
Nadie puede negar la colaboración familiar que se brinda para que el ni ño participe de este aprendizaj e, incluyendo
la aceptación tácita y explícita para que ello ocurra, la confección de atuendos simples y adecuados, y por último
haciéndose presentes los padres durante los actos escolares en que los niños danzan después de un largo período de ensayo.
Por otra parte, la comunidad entera, en la que hay quien sabe y quien no sabe bailar danzas folklóricas, se siente
representada por las graciosas parejitas de niños que exhiben con alegría coreografías que tienen un hondo sentido de
nacionalidad.
Una colaboración que debemos a Alcira López Ibarburu, nos introduce en una verdadera filosofía de las danzas
folklóricas en la escuela:
"Cada día se valora más el concurso de la danza folklóri ca en el desarrollo de un plan bien integrado en cualquiera
de los niveles de los grados escolares.
"Hay en la danza folklórica factores de valor educativo que, bien aprovechados por el maestro, pueden proporcionar
al niño además de hondas satisfacciones estéticas, oportunidades para establecer contacto intel ectual y afectivo con la
idiosincrasia, temperamento y características de su propia tradición y de las de otros pueblos.
"La práctica de la danza folklórica es una expansión mística con profundo arraigo humanista. Kl niño, como el joven
y el adulto, experimentan goce exultante en su ejecución siempre que en el transcurso del aprendizaje se hayan recibido
los estímulos adecuados —que como es natural corren por cuenta de quien ensena— para que se cree entre quien danza y
la danza en sí una intima compenetración. Quien danza habrá de sentirse i dentificado con el sentido de la danza, con lo
que quiete expresar, con la época y el ambiente en qiie vivieron o viven quienes le dieron origen, con el ritmo y el aire que
singulariza la música con que se acompaña, en fin, con lodo ese contenido esencialmente humano que se expresa en la
sucesión de pasos, figuras e intenciones que nos revelan el espíritu de una danza.
"Quien enseña la danza al niño procurará evidenciar ante él el vínculo afectivo que le une a ella y el profundo respeto
que sus contenidos le inspiran. Aun sin proponérselo, esa actitud se refleja en el niño despertando su entusiamo y su gusto
por realizarla. Enseñarla como quien resuelve un problema matemático contando de uno a ocho o en frío análisis de cada uno
de los movimientos que habrán de seguirse, es matar la vida que en ella alienta y provocar en el niño el disgustado y a veces
hasta violento rechazo hacia una actividad que se ha transformado en ardua tarea de monótona repetición cuando debió ser
motivo de alegre y liberada expansión.
"Diría que preferentemente, la enseñanza de toda danza folklórica debiera estar siempre vinculada al conjunto de
actividades que constituyen el caudal de recursos informativos-formativos de que dispone el maestro. Al iniciar sus
prerreferencias de orden histórico o geográfico del país de donde proviene o a diversos aspectos del acervo cultural que
forman o van formando su tradición (relatos, poesías, pinturas, cuentos, esculturas, músicas, leyendas) o la presencia en el
grupo de niños de origen directo o de antecesores cercanos de aquel pueblo con el cual,en ese preciso momento, nos
disponemos a identificarnos a través de su música y de sus danzas.
"Conviene comenzar dando al niño una impresión total de la danza en sí mientras lo familiarizamos con su música en
repetidas audiciones y lo invitamos a descubrir su ritmo marcándolo en diversas formas. En lo posible evitaremos desmenuz arla
en sus partes hasta que el mismo niño advierta la necesidad de ensayar y repetir paso por paso o figura por figura; pero será
preocupación del maestro no imponer el árido aprendizaje cíe un paso o de una figura, y mucho menos si el niño no puede
vincularlos a una imagen total que se habrá formado desde el comienzo y que le permitirá comprender y aceptar el porqué de la
necesidad de un ensayo particularizado que, por otra parte, se hace imprescindible para asegurar la exactitud en la técnica y en la
expresión que corresponda a cada danza.
"La selección adecuada de la danza a nivel fisiológico y síquico del niño es de suma importancia. A veces, en nuestro
entusiasmo, requerimos por ejemplo que el niñito de Jardín o de primer grado ejecute una danza cuyas dificultades exceden
lejos las posibilidades tanto neuro-mtisculares como síquicas de nuestros niños. ¿A qué se llega con ello? En primer término a
forzar lo natural en el niño al exigirle que pase automáticamente, imitando al adulto que le enseña, a través de una sucesión
de movimientos de difícil aprendizaje cuyo contenido escapa a su falta de madurez fisiológica y espiritual. Si esa imitación
fuera espontánea tendría sin duda un valor, pero corrientemente es forzada porque le imponemos el ademán y el gesto
pretendiendo que la danza así lo requiere. En segundo lugar e inevitablemente, deformamos la danza pues por bien hecha que
esté la imitación, le faltará, como lo hemos dicho anteriormente, la mística identificación con sus contenidos que sólo se
expresa cuando es vivencia en quien la ejecuta."
"A veces se hace necesario —y es posible— adecuar una danza al nivel del niño simplificando algunos de sus pasos o de
sus figuras. No olvidemos que la gran mayoría de las danzas son manifestaciones del ser adulto y por consiguiente no
siempre al alcance de la comprensión infantil. Para efectuar la adecuación es prudente cuidar que se mantengan los rasgos
característicos que particularizan cada danza; rasgos que se definen por los elementos a que ya hemos hecho referencia:
idiosincrasia de un pueblo y de una época, ritmos, aires, música. La introducción, por comodidad, de recursos extraños a
estos elementos, además de desvirtuar la danza, implica una actitud falta de comprensión y desconsiderada hacia el grupo
humano que la atesora en su tradición. Por lo menos entiendo que así lo sentiría cualquier uruguayo si viera bailar nuestro
Pericón con aire de vals vienes y con figuras de danzas húngaras; no porque no aprecie la belleza y encanto de ese aire y de
esas figuras sino porque se ha lesionado, aun sin intención, el sentimiento de patria, una de cuyas manifestaciones es el amor a
la tradición. Es muy cierto que no siempre logramos reproducir con exactitud el conjunto de factores que componen una
danza —hay actitudes de bailarín de origen que solamente su repetida presencia hace posible captarlas— pero ello no impide
que se haga el esfuerzo máximo para preservar la esencialidad de cada danza.
"Por último, es importante consignar la invalorable contribución que ofrece la danza folklórica al acto básicamente
educativo, que es preocupación de todo maestro, de integrar al niño al grupo social. Por incontables veces hemos presenciado
el feliz momento en que el niño, liberado de las presiones síquicas internas y externas que lo inmovilizan, se entrega a la
danza compartiendo con sus compañeritos la comunicativa alegría que irradia una Cuadrilla, un Sabio, una Chacarera o una
Polka.
"Por tratarse de una actividad no excluyente —es decir que dado su carácter de herencia genérica, comprende a todos—,
tanto él pequeño que se arrincona por su timidez como el semi paralizado por sus inhibiciones o el agresivo por su
inadaptación, pueden llegar a superar estas dificultades al participar en forma natural y agradable en los Juegos Cantados
—precursores de la danza folklórica— o en la danza misma a la que se dejará actuar de por sí, sin el apremio del futuro
festival, para que cumpla su función educativa. Por cierto que logrado este propósito, pocas cosas hay que complacen más al
pequeño ejecutante como que se le brinde la oportunidad de realizar en público una demostración del nuevo medio de
expresión que ha conquistado.
"No está de más hacer mención a los valores educativos que a su vez recibe de la danza folklórica quien dedica sus
entusiasmos a enseñarla. Desde los aportes que a semejanza del niño recoge para sí, invitándole a superar su propia
educación, al rico bagaje de experiencia que reintegra luego a su colectividad en un sincero esfuerzo por sentir que forma
parte de ella no ya como el niño, porque necesita recibir sus beneficios, sino porque como adulto advierte que tiene algo para
dar en beneficio de la misma".
MALAMBO
MALAMBO: Danza exclusiva de varones.
Dentro de ésta, existen dos estilos "Norteño" y " Sureño".
NORTEÑO: Su desar ollo es ágil, brioso y de destreza.
Puede se individual o de contrapunto (dos o más participantes).
SUREÑO: Su realización es mesurada, elegante y de destreza.
Puede se individual, de contrapunto o a devolver figuras (dos pa rticipantes).
INDIVIDUAL: Cada bailarín efectúa la danza dentro de cada estilo.
CONTRAPUNTO: Los bailarines participantes (dos o más) deben tratar de realizar las fig uras con justeza, habilidad y ritmo,
evitando en lo posible la repetición de éstas.
A DEVOLVER: (Dos participantes). l que inicia, realizará una serie de compases de la figura que él ejegirá y luego cambiará por
otra invitándolo, con ésta, a su contrin cante a que le devuelva la misma. Éste tratará de devolv rla y una vez logrado el cometido,
realizará otra de su caudal que ofre erá a su desafiante para que éste se la devuelva. Así se guirá el evento hasta que uno de los
bailarines no pueda responder a la fig ura que le ofreciera su opositor. El arte de esta danza no sólo esta dado en el desarrollo de las
mudanzas o figuras, según sea su estil o, sino que deberá tenerse en cuenta lo siguiente: limpi za, justeza, matices en la sonoridad,
ritmo, etc. y con respecto al cuerpo: e guido, cabeza levantada, brazos caídos a los costados del cuerpo y mover únicamente de la
cintura para abajo.
ZAMBA
ZAMBA: Danza de carácter am oroso.
De pareja suelta e ind ependiente. Introducción: 8 compases musicales.
Ubicación: Enfrenta os en la mediana del marco de la danza. Elementos: P ñuelo y paso básico para esta
danza (caminado-punteado - paso, paso y sobrepaso).
1) Vuelta entera ......................... ........................... 8 compases musicales
2) Arresto simple ....................... ........................... 4 -»- -»-
3) Media vuelta............................ ........................... 4
4) Arresto doble........................... ........................... 8
Nota: Las cuatro áanzas explica as Zamba, Huella, Escondido y Malambo, han sido desarrolladas por el Profesor José
Manuel Moreno, quien desempe a sus tareas académicas en la Escuela Nacional de Dan zas.
HUELLA
HUELLA: Danza Sureña de (2) dos parejas. Ubicación: "En cuarto".
Elementos: Posició n de brazos para castañetas, paso básico. Introducción: 16 compases musicales.
1)Media vuelta (en cuarto) ................ ..................... 4 compases musicales
2)Giro .............................................. ..................... 4 - »- -»-
3) Media vuelta (en cuarto) ............. ..................... 4 -»- -»-
4)Giro .............................................. ..................... 4 -»- -»-
5)*Zapateo-Zarandeo. Varón zapate a en su
base dos compases y a partir del t ercero comienza a avanzar al encuentro de su comp añera hasta el 4to.
compás ........................................... ...................... 4 - » - - » -
6) Varón toma a su compañera con ano derecha y le hace realizar un giro 4 -»- -»-
7)Zapateo-Zarandeo(iguala5*)...... ..................... 4 -»- -»-
8) Varón toma a su compañera con mano izquierda y le hace realizar un contra-giro 4 -»- -»-
¡Aura!
9) Media vuelta contravuelta en cua rto ................ 4 -»- -»-
10) Giro y Coronación ..................... ..................... 4 - »- -»-
ESCONDIDO
ESCONDIDO: Danza denominada de "esquinas" (Esquina de Balanceo) Pareja suelta e i ndependiente.
Ubicación: Enfrent dos por la diagonal del marco de la danza. Elementos: osición de brazos para castañetas,
paso básico. Introd cción: 8 compases musicales.
Nota: La segunda es igual a la primera, con la salvedad de que la dama realiza en primer término el zarandeo de búsqueda.
LAS DANZAS FOLKLÓRICAS EN EL JARDÍN DE INFANTES
Algunas danzas folklóricas, sean de pareja suelta o bien colectivas, se han incorporado ya en el jardín de infantes. Su
enseñanza elemental es fácilmente asimilada por los niños jardineros y constituye indiscutiblemente motivo de lucimiento en
los actos con que el jardín de infantes celebra a su nivel, las fiestas patrias o las que se programen, incluso desde luego las de
fin de curso.
Para el desarrollo del Gato, del Pala Pala, del Bailecito, del Carnavalito y del Pollito, hemos contado con la colaboración
especial de la profesora María Tránsito R. Chazarreta.
CONSIDERACIONES Y SUGERENCIAS
Considerando que en el niño de hasta cinco años no está aún desarrollada la capacidad de recibir una enseñanza formal,
cual es el aprendizaje y retención de coreografías de nuestras danzas folklóricas, hemos tomado como procedimiento adecuado
para incorporar éstas a su mundo recreativo, la enseñanza de elementos y figuras de las mismas, teniendo como base,
desplazamientos, pasos, figuras y otros elementos de rondas y juegos tradicionales y familiares al niño.
Siempre ateniéndonos al desarrollo de las capacidades del mismo, graduamos las dificultades del aprendizaje, que en
conjunto resultaría complejo.
Aun cuando las maestras y profesoras jardineras conocen los cánones que rigen para obtener el éxito final en la tarea
emprendida, queremos señalar la conveniencia de adoptar, en primer lugar, una música de melodía limpia o sencilla. En la
interpretación de ésta, la profesora de música graduará la cadencia al aprendizaje del niño, el que irá paulatinamente
adquiriendo soltura y justeza de cadencia-ritmo-figura. Conseguido este propósito, lo llevará a la cadencia propia, que en
nuestra música folklórica es por lo general viva. Esta graduación evitará a los niños la confusión lógica que les produciría el
retraso de sus movimientos en los cambios de figura, con respecto a la música.
Las ejemplificacionés deben hacerse siempre con el niño o los niños que capten con más facilidad y justeza lo que
queremos enseñar.
La enseñanza de un movimiento, una figura, un desplazamiento etc., se harán, primero sin música y luego con ella.
Conviene no pasar de una punta a otra del desarrollo sin haberse asegurado previamente que el niño aprendió lo
enseñado anteriormente.
La maestra o profesora jardinera, apelará a su agudeza de observación para ubicar la faz de la enseñanza en que al niño
le resulta más sencillo, aprender el movimiento por imitación, o que éste surja, como consecuencia de la cadencia captada con
su oído musical, para aplicar uno u otro procedimiento.
De acuerdo con nuestra experiencia, consideramos que el paso de la danza surge de la educación musical del oído. Por eso
aconsejamos familiarizar al niño con nuestra música folklórica.
Pese a ello, siempre es necesario combinar los dos procedimientos.
Estas consideraciones y sugerencias exponen en forma somera los obje-íivos y fines del trabajo, pero queda a criterio y
capacidad de maestras y profesoras jardineras la aplicación del mismo, al igual que la expresión a usar en la enseñanza o
indicaciones dirigidas al niño.
Nota: Si se contemplara la p sibilidad de hacerlo, usar en esta danza el ponc o, tomado por dos esquinas y
pasado por la espalda, para simular las alas.
Nota: Si se desea, puede, al fin al de ésta, terminarse con los pañnclitns en alto y a l centro
II.
II. Giros
b) Vueltos a sus esquinas,
esquinas, la pr ofes
ofesoora indi
indica
cará
rá "gir
"giro"
o".. Con paso
paso salt
saltad
ado,
o, braz
brazos
os leva
leva tados lateralmente y "aleteo", los
niños
niños describir
describirán
án en el sitio
sitio un gir
gir o de cuatro pasos.
IV. Molinete
d) Con las manos derechas al entro y paso caminado vivo, describirán un molinete de cuatro pasos (Fig.
(Fig. 4).
4).
V. Vuelta y contravuelta
e) Tomados de la mano y con paso saltado,
saltado, describir
describirán
án una vuelta redonda
redonda hacia
hacia la derecha (ocho pasos) y luego una
contravuelta hacia la izquierda (ocho asos). (Fig. 5).
VI. Giro fina!
O Soltados de la mano, con paso salta
saltado
do y "alete
"aleteo"
o" con
conclu
cluir
irán
án la dan
danza
za con
con un giro
giro fina
final,l, (c uatro pasos) todos inclinados hacia el
centro
centro y con
con los bra
brazos
zos cubriéndose la s cabecitas. (Fig. 6).
Nota: No olvidar
ol vidar que en las
l as fianzas por pareja,
pareja, el varón
varón debe seguir
seguir a su compañe
compañera
ra en l os desplazamientos.
NOCIO
NO CIONES
NES SOBRE
SOB RE INSTRU
INS TRUMEN
MENTOS
TOS MUSICA
MUS ICALES
LES
Este capítulo es exclusivamente para la maestra. El mismo tiene por finalidad darle nociones elementales sobre las
caract erísticas
erístic as de los
lo s instrumentos
instr umentos musica
musicales
les de raíz folklórica,
folklórica, para que
que cuando las circunstan
circunstancias
cias lo hagan prop
p rop ici o, pue
pueda
da
disponer de sencillo pero adecuado material, para ilustrar su conversación, con el vocabulario que crea más
conveniente.
Entre los instrumentos que describiremos a continuación figuran:
BOMBO
CAJA
CHARANGO
ERKE
KRKKNCHO
GUITARRA
QUENA
TRUTRUKA
S1KUS o FLAUTA UE PAN
EL BOMBO. Es un membranófono de golpe derivado d erivado del modelo europeo.
eu ropeo. Se construye
construye por lo común con un tronco de
árbol, comúnmente seibo, el que se ahueca y se alisan sus paredes, más especialmente la exterior. Puede llevar una sola
membrana, pero frecuentemente es de dos, utilizándose para ello cuero curtido de oveja (con o sin lanilla), guanaco, vizcacha,
etc. Es infaltable
infaltable en las orquestas populares o "conjuntos", especialmente del Noroeste, habiéndose difundido por todo el país.
Se emplea, dada su característica de excepcional instrumento de percusión, para marcar el ritmo, dando con sus repiques
entusiasmo a los danzarines, especialmente en el malambo, gato o chacarera.
Al artesano que lo construye y al que lo ejecuta, se le da regionalmente en Santiago del Estero, La Rioja, Catamarca y
Salta, el nombre de bombista.
LA CAJA. Membranófono de golpe, como el bombo, la caja es un tambor pequeño que es típico de la región Noroeste del
país. Su forma es cilíndrica
cilíndrica pero también se encuentran cajas cuadrangulares. Se construye también ahuecando una sección
del tronco de un árbol, cubriéndose las bases con parches de cuero curtido de cabra o vizcacha, los que se sostienen con guas-
cas. Se le emplea especialmente en Carnaval tanto en La Rioja como en Catamarca y para acompañar vidalas o bagualas, en
esas provincias y en Salta, Jujuy y Santiago del Estero. Las cajas chiveras son las que se construyen y se emplean en la
chuya, nombre que recibe el carnaval en Catamarca y La Rioja.
EL CHARANGO.
CHARANGO. Es un cordófono, que en alguna medida puede ser considerado como la imitación que los indígenas del
altiplano hicieron de la guitarra española traída durante la conquista. Su caja armónica está hecha con el caparazón de una
mulita o peludo (quirquincho). Su mástil es semejante al del instrumento europeo, pero de mucho menor tamaño y su
encordado es doble, a la manera del mandolín. Su afinación es particularísima y le da un sonido por completo personal del
charanguista que lo ejecuta. Se lo emplea
para
para acompa
acompañar
ñar las orque
orquestas
stas popu
populare
laress integra
integradas
das por bombo,
bombo, que
quena
na y aun sikus,
sikus, pero
pero tambi
también
én puede
puede emplears
emplearsee solo.
solo. Los baile
bailess
que piden más la presencia de este instrumento son en primer lugar el carnavalito y el bailecito.
EL ERKE.
ERKE. Es un instrumento
i nstrumento que pertenece a la l a familia de los aerófonos. Llegó
Llegó al país
p aís procedente
procedente de Bolivia, extendiéndos
extendiéndosee
su uso por todo el Noroeste. Su largo oscila entre seis y tres metros. Se le emplea particularmente después de las fiestas del
carnaval y es frecuente escuchar sus sones graves para la fiesta del Corpus Christi. Se le fabrica con trozos de cañas ahuecadas,
los que se unen fuertemente
fuertemente entre sí. En la parte final remata con una bocina o pabellón y se le hace sonar soplando sobre s obre una
embocadura.
embocadura. Cuesta, dado su tamaño, ser sostenido por el ejecutante, por lo cual cu al a veces es necesario
necesario que otra persona le ayude.
Algunas veces, se nota su presencia lejos de los cerros, llegando cuando acompaña a los misachicos, hasta las ciudades.
EL ERKENCHO.
ERKENCHO. Es un instrumento musical aerófono,aerófono, tritónico, que puede ser considerado como una variante del erke. Se
le hace de un asta grande de vacuno, a la que
q ue se le agrega por su extremo más angosto, una cañita de cerca de
d e diez centímetros, con
lengüeta. Su sonido breve y grave se escucha en el ámbito noroéstico desde comienzos de noviembre hasta el Miércoles de Ceniza.
LA GUITARRA.
GUITARRA. Es el instrumento musical folklórico más difundido en el país. Su caja y asta se construyen de madera de
Jacaranda especialmente. Tiene seis cuerdas. Su empleo en orquestas populares es permanente, siendo común su ejecución aislada
o en grupos de dos o más guitarras.
LA QUENA.
QUENA. Es un instrumento musical aerófono, de raíz aborigen. Se construye de caña, con cinco orificios; se le hace sonar
impulsando el aire por su embocadura. En el Noroeste es común su ejecución por pastores, y a veces acompaña al charango y al
bombo,
bombo, en los
los sencil
sencillos
los conjunto
conjuntoss popula
populares.
res.
LA TRUTRUKA. Es un aerófono del género de las trompetas, como el erke. Su uso fue muy común entre los mapuches
(araucanos)
(araucanos) de Neuquén y Río Negro. La trompa está constituida por un asta de vacuno, al que se le adosa una caña de colihue, de
unos 2,50 metros de largo. Se le ejecuta ocasionalmente,
ocasionalmente, cuando se celebran fiestas religiosas
religiosas paganas, como el villatún o bien en
en
ceremonias funerarias.
EL SIKUS.
SIKUS. Es un aerófono cuyo uso es común en el Noroeste; se le llama también
también nauta de pan. Se construye con una doble
hilera de cañas finas (siete y siete) de longitud diferente, pero de diámetro semejante. Los hay de pocos centímetros y hasta de cerca
del medio metro de largo. Su ejecución se realiza por lo menos
menos acompañado de otro músico que también lo hace en otro sikus, siendo
común que se agrupen hasta seis síkuris, nombre que reciben los ejecutantes.
Es instrumento del Noroeste, especialmente de Salta y Jujuy.
EL TEATRO DE TÍTERES EN LA ESCUELA
El Folklore o saber tradicional, ese mensaje del pasado que llega fraternalmente a las generaciones del futuro sin
distinción de razas o nacionalidades, encuentra actualmente en el niño de nuestras escuelas primarias su más fecundo
destinatario.
El actual Plan de Estudios y Programa de Educación Primaria, de tendencia más humana y espiritualista, incluye en las
asignaturas Lenguaje, Historia, Geografía. Naturaleza, Canto y Música, Dibujo y Actividades Físicas, principalmente, los
medios necesarios para intensificar el estudio, cultivo y divulgación del Folklore nativo. Con ello la escuela primaria
argentina no pretende impartir una "enseñanza" tradicionalista. Técnicamente el concepto Folklore es contrario a ese
conjunto de reglas o principios enlazados entre sí que constituyen la sistematización de conocimientos; el hecho folklórico
o saber popular se transfiere por el mecanismo de la llamada tradición oral que, naturalmente, sin imposiciones, trasmite de
una generación a otra los bienes culturales del pasado. La escuela primaria no "enseña" sino que "estimula" el estudio,
cultivo y divulgación del Folklore regional, creándole de ese modo al educando el ambiente propicio para que su espíritu
tradicionalista se madure, se sazone; tal como el que le brinda su propio hogar, donde el niño cultiva con instintivo amor y
alegría la canción heredada de los abuelos, el cuento regional, la narración atávica, el baile folklórico, que aprendió clara y
espontáneamente. La escuela primaria prolonga ese medio o ambiente familiar, incorporando a su plan de estudios y
programas todos aquellos elementos que considera más útiles o necesarios para despertar, con sana y natural alegría, el
espíritu del niño hacia horizontes más amplios.
Estos elementos los suministra, sin lugar a dudas, el Folklore argentino, fuente inagotable de motivos diversos que tienen
un enorme poder de sugestión y un inestimable valor pedagógico. Consideremos, por ejemplo, las manifestaciones del folklore
espiritual: la poesía, la música, el canto, la danza, la literatura narrativa, los juegos, los episodios históricos; o las del folklore
material: manufacturas, decoraciones, vestuarios, alimentación, alfarerías populares. La criatura humana, que ve en la
escuela primaria su infancia y recibe los primeros impulsos intelectuales, nutrida con tales emociones estéticas del saber
tradicional tiene, lógicamente, mejor abiertas las puertas de su naciente espíritu para la formación de una cultura
genuinamente argentina, anhelo legítimo de quien aspira a tener personalidad en el futuro.
No obstante, la obra de estudio, cultivo y divulgación del Folklore no comienza ni termina en la escuela primaria con lo
precedentemente expuesto.
Otras actividades, que podríamos llamar "extraescolares", contribuyen al acrecentamiento de esa labor que actualmente se cumple
a través del Plan de Estudios y Programas de Educación Primaria. Entre ellas, el Teatro Escolar Educativo y el Teatro de Títeres
son los que más han contribuido, hasta el momento, a salvar el patrimonio de nuestra cultura tradicionalista.
El Teatro de Títeres, que ha encontrado en la escuela primaria el campo más propicio para sus actividades, fuera de las horas
de clase, cumpliendo con esa triple función de recrear, educar e instruir a la vez, es, indiscutiblemente, el medio que mejor se
presta para el estudio, cultivo y divulgación de los tesoros del saber tradicional. La experiencia por mí recogida, a través de más de
veinte años consecutivos de actuación con mi Teatro de Títeres "Trotamundos" (al servicio de la escuela primaria argentina), me
permite asegurar que este elemento, al alcance de los niños es, por sus múltiples proyecciones, el que más ampliamente se adapta
para la difusión de nuestro Folklore. Las leyendas, relatos de sucesos tradicionales o maravillosos que dan a cada región su héroe
predilecto o su numen tutelar; las fábulas, composiciones en que, por medio de una ficción alegórica, se da una enseñanza útil o
moral, y las estampas, exposiciones en las que cada época o zona geográfica se manifiesta a través de sus costumbres, creencias,
músicas, cantos, bailes, etc., son, entre otros, elementos folklóricos aprovechables para el Teatro de Títeres de nuestra escuela
primaria. Las leyendas, fábulas y estampas de nuestro acervo tradicional se prestan magníficamente para ser trasladadas al Teatro
de Títeres mediante teatralizaciones adecuadas a la mentalidad de los niños; expurgándolas de todo lo superfluo o innecesario,
adaptando lo que se considere conveniente y respetando, eso sí, la esencia o naturaleza de su contenido. En ese sentido los vocablos
que constituyen expresiones típicas del lenguaje popular si bien, en algunos casos, pueden mantenerse tal como son, por razones de
fidelidad, deben ser observados por los maestros, en cada caso, haciendo notar a sus alumnos que se trata de modos de hablar
peculiares de una lengua o dialecto. A través de mi Teatro de Títeres "Trotamundos" he podido llevar a escena leyendas,
fábulas y estampas de nuestro folklore, con notable éxito, mediante teatralizaciones en prosa y verso, sumamente sencillas y
fácilmente asequibles a la capacidad de los alumnos.
Así, por ejemplo, he presentado en el rubro leyendas: "El camino del cielo" y "La niña prudente"; en el de fábulas: "El tigre y
el zorro" y "El sembrador, el tigre y el zorro"; y en el de estampas: "Fiesta criolla" y "Estampas norteñas", piezas éstas que fueron
publicadas junto con otras de distinto carácter, en mi libro "Comedias para títeres", de la Editorial El Ateneo, en el año 1950.
Son tan amplias las posibilidades de los docentes para adaptar leyendas, fábulas y estampas de nuestro Folklore al Teatro de
Títeres, que sería largo indicar aquí una lista que, siquiera en parte, tradujese el cúmulo de títulos de que disponemos para ello.
Vayan como ejemplo y guía los siguientes:
Y esta misma protesta se repitió cada vez que el pastor pretendió arrancar sones al instrumento.
Corrió la noticia de boca en boca, hasta llegara los oídos del rey, quien ordenó hacer venir a su presencia al pastor.
Cuando tuvo entre sus manos la flauta, escuchó asombrado estas palabras, al llevarla a la boca:
No me toques, padre mío,
ni me dejes de tocar;
mis hermanos me mataron
por la flor del lirolay.
Exigió el rey que sus hijos tocaran la flauta. Y al pretender uno de ellos hacerlo, escuchóse:
NO me toquen, hermanos,
ni me dejen de tocar;
porque ustedes me mataron
por La flor del lirolay.
Hízose acompañar el rey, con algunos de sus subditos, guiados por el pastor, hasta el cañaveral. Buscaron la caña de
donde había sido cortado el trozo del cual se hiciera la flauta, cavaron al pie y, llenos de estupor, vieron surgir al joven
príncipe. Conocida la verdad, el rey condenó a muerte a los culpables, los que se salvaron gracias a la generosa mediación
del hermano menor, todo corazón.
El amor y la cordialidad reinaron así, en el palacio del viejo rey.
Esta leyenda se conoce con el nombre mencionado en Salta. En Córdoba, La Rioja y San Luis, se la repite con el nombre
de "La flor de la deidad". En Jujuy, como "La flor del lirolay" y en Tucumán, como "La flor del lirolá".
ESCENA PRIMERA
Palacio suntuoso. Entradas laterales. Trono. Grandes ventanales. Rey - Mago - Uos pajes que no hablan.
Mago: ¡Majestad! Toda mi magia, todos los poderes que el Gran Mago me ha otorgado, todo lo que he estudiado en el Gran
Libro de las Estrellas y de los Astros, nada pueden hacer ya...
Rey: Entonces, no hay ninguna esperanza de salvación. Ninguna puerta abierta. Nunca más la luz volverá a mis ojos. Ya seré
para siempre un compañero inseparable de las sombras.
Mago: Una sola esperanza queda. Una, pero lejana y casi imposible. Rey:¿Cuál?
Mago: Lejos, muy lejos, en un bosque lleno de peligros y de hielos, donde los pájaros han muerto ya de frío y el Sol apenas si
espía a través de los árboles, escondiendo su belleza entre matorrales secos y plantas grises, oculta a los ojos de los pocos hombres
que puedan llegar, pequeña y tierna, crece la flor del lirolay.
Rey: ¿La flor del lirolay?
Mago: Sí. La flor del lirolay. Si alguien consiguiese encontrarla y traer hasta Vos, aunque solamente fuese un pétalo, lo
aplicaríamos sobre vuestros ojos y ellos volverían a ver. Esa flor lograría inundar nuevamente de luz vuestras pupilas. Como
antes.
Rey: ¿Es verdad lo que decís? Llamad a mis hijos.
ESCENA SEGUNDA
Mismo decorado.
Rey - Mago - Hijo Gris - Hijo Blanco - Hijo Negro.
Rey: Entonces, hijos míos, vosotros sois mi último refugio. En vuestras manos, en vuestro coraje, dejo mi esperanza
postrera de poder volver a ver vuestros rostros, de poder volver a ver el celeste cielo, el verde del campo, el rosa de la aurora,
el plateado de las estrellas.
Mago: La flor del lirolay es lejana, casi inalcanzable.
Rey: Pero mis hijos lo lograrán. Estoy seguro de ello... además, quiero mi vista también para poder ver y despedirme de
mis subditos, como Rey...
Hijo Cris: ¿Qué decís, padre?
Rey: Sí. Quiero despedirme como Rey, pues deseo que sangre nueva conduzca desde este trono a mi pueblo.
Hijo Negro: ¿Y quién habrá de sucederos, padre? ¿Yo, el mayor?
Rey: ¡No! Aquel que logre traer la flor del lirolay. Si es tan difícil de obtenerla, de rescatarla de su refugio lejano, como
dice el Mago; si para conseguirla hay que vencer tantas dificultades, el que lo logre será también capaz
de vencer las incontables dificultades y penurias que surgen, constantemente, para llevar honestamente adelante un pueblo por el
sendero feliz.
Hijo Blanco: Tus ojos volverán a ver, padre. Eso es en realidad lo único que interesa. Queremos tu vista, para que puedas
seguir guiando tú al pueblo. A tu pueblo: ¡Traeremos la flor!
Hijo Gris: ¡Trataré de ser un digno sucesor tuyo; traeré la flor!
Hijo Negro: ¡Traeré la flor para poder gobernar mi pueblo como tú, padre!
Rey: ¡Adiós! ¡Y que el Cielo os guíe! ¡Y os bendiga!
Mago: ¡Adiós! ¡Oh ambición, ambición! ¡Tú mueves los hombres como el amor!
Los tres hijos: ¡Adiós!
ESCENA TERCERA
Bosque muy verde, brillante, como fondo. Roca con precipicio. A un costado un cañaveral, relativamente poco crecido.
Hijo Blanco - Hijo Gris - Hijo Negro.
Hijo Negro:¡Bueno! Aquí debemos separarnos.
Hijo Gris: Cada uno tomará el camino que crea lo ha de conducir al Bosque de Hielo.
Hijo Blanco: Muchos son los caminos. Pero nuestro cariño logrará encontrar el verdadero, hermanos. Buscad con afán.
Agotad hasta el último esfuerzo. Nuestro padre debe recuperar su vista.
Hijo Negro: Sí, lo lograremos. Ya me veo con esa flor en la mano. Ya me veo sentado en el trono.
Hijo Gris: El destino lo dirá. No estés tan seguro. Que yo también lo deseo. Y nadie sabe quién puede conseguirla.
Hijo Blanco: Dentro de un año, aquí nos volveremos a encontrar. Al borde de este precipicio, en el confín del reino. Esos
cañaverales identifican bien el lugar.
Hijo Gris: Debemos volver dentro de un año, poseedores o no de la flor. Aquí nos encontraremos cuando el tiempo vuelva a
repetirse.
Hijo Negro: ¡Adiós! ¡Y saludad ya al futuro Rey! Hijo Gris: ¡Adiós! Y saludad ya al futuro Rey!
Hijo Blanco:¡Adiós! Y buena suerte. ¡Que el Gran Mago guíe nuestros pasos hasta la flor del lirolay!
ESCENA CUARTA
Bosque de hielo. Entre verde, gris, blanco. Predomina el color opaco. Estalactitas y estalagmitas se mezclan con los árboles
de formas fantasmales, viejos y nudosos. Poca luz, filtrándose entre las copas de los árboles como rayos o haces. La escena se
divide en tres cuadros, correspondiente cada uno a la búsqueda individual de los hijos, por separado. Cada títere entrará por la
derecha y saldrá por la izquierda en la primera pasada; a la inversa para la segunda e igual a la primera para la tercera. En cada
pasaje caerá dos veces, una a poco de comenzar y otra antes de salir. Primera y tercera pasada un poco más de luz para figurar el
día. Segunda pasada y cuarta en el Hijo Blanco, más oscuro para simular noche.
PRIMER CUADRO
Hijo Negro:
PRIMERA PASADA: Entra por la derecha - Cae - Se levanta.
¿Dónde estará esa maldita flor?
Camina otro poco - Cae - Se levanta - Sale por la izquierda.
SEGUNDA PASADA: Entra por la izquierda - Cae - Se levanta - Camina un poco.
¡Oh trono! ¡Qu é cerca y lejos que est ás! Camina otro poco - Cae • Se levanta - Sale por la
derecha.
TERCERA PASADA: Entra por la derecha - Cae -Se levanta -Camina un poco. ¡Nunca la en contraré! ¡N unca po dré
ser Rey!
Camina otro poco - Cae - Se levanta - Sale por la izquierda.
TERCER CUADRO:
Hijo Blanco:
Para el Hijo Blanco se repetirán exactamente las mismas escenas, pero con los siguientes dichos y agregando luego una
cuarta:
PRIMERA PASADA:
¿Dónde estará la flor?
SEGUNDA PASADA:
¿Podrá ser que no la encuentre? ¡No! ¡No puede ser! ¡Es para mi padre!
TERCERA PASADA:
¿No la encontraré? ¡Mi padre quedará ciego! ¡No puede ser!
CUARTA PASADA: Entra por la izquierda - Cae - Se levanta • Camina un poco. (Una luz se enciende al pie de uno
de los árboles).
Hij o Blanco: ¡Gran Mago! ¡Es ella! So detiene - Se acerca y la recoge.
¡Oh Señorl ¡La flor del Hrolay! ¡Gracias, Señor! ¡Mi padre volverá a ver! Sus ojos contemplarán de nuevo la luz. ¡Has escuchado
mis ruegos! ¡Gracias! jüh flor del Hrolay! ¡Correré para que beses los ojos de mi padre y su pueblo lo siga teniendo por Rey!
¡Regocíjate, alma mía, porque eres portadora de su felicidad!
Camina un poco - Sale por la derecha sin caer.
ESCENA QUINTA
Mismo decorado que la escena tercera. Hijo Negro - Hijo Gris - Luego Hijo
Blanco.
Hijo Negro: El año ha terminado... ha pasado.
Hijo (iris:Un año de búsqueda inútil... Quién sabe si era verdad lo que dijo el Mago.
Hijo Negro: He recorrido el bosque de hielo de un lugar a otro...
Hijo Gris: He caminado todos lo senderos...
Hijo Negro: Sin éxito.
Hijo Gris: Sin encontrar nada.
Hijo Negro: ¿Quién ocupará el trono?
Hijo Gris: Nuestro padre ciego no puede seguir ocupándolo...
Hijo Negro: Y nuestro hermano... (Entra el Hijo Blanco).
Hijo Blanco: ¡Hermanos! ¡Hermanos! ¡Aquí está la flor de lirolay!
Hijo Negro: ¿La encontraste?
Hijo Blanco: Cuando ya desesperaba..,
Hijo Gris: ¿Y la llevarás a nuestro padre?
Hijo Blanco: ¡Pero... me lo preguntas! Un año esperé, ¡no sé cómo! ¡Ahora correré... volaré para entregársela! Hijo
Negro: ¿Y podrás gobernar?
Hijo Blanco: Por ahora devolveremos la vista a nuestro padre. Luego veremos...
Hijo Gris: ¿Me dejas ver la flor...?
Hijo Blanco: Sí. Toma.
Hijo Negro:La Luna no quiere salir, observa cómo lucha con las nubes...
Hijo Blanco: Será porque...
Hijo Negro le da un empujón que lo hace caer al precipicio).
Hijo Blanco(mientras cae): ¡No! ¡No! Hijo Gris: ¿Qué has hecho?
Hijo Negro: Lo mismo que adiviné ibas a hacer tú cuando le pediste la flor.
Hijo Gris: Ahora es nuestra. Su cuerpo ha desaparecido entre las cañas.
Hijo Negro: ¿Quién le entregará la flor a nuestro padre?
Hijo Gris: Compartiremos el trono. Lo dividiremos...
Hijo Negro: No. Él no querrá.
Hijo Gris: Eso importa poco. Yo heredaré el trono y luego lo partiremos.
Hijo Negro: ¡No! Yo heredaré que soy el mayor. Será más legal.
Hijo Gris: ¡Vamos!... ¡No perdamos más tiempo!
Hijo Negro: Unas horas más y estaremos en el Palacio. Un tiempo más y el reino estará en mis manos.
Hijo Gris: En nuestras manos...
ESCENA SEXTA
Mismo decorado que la escena primera. Rey - Mago - Luega Hijos Negro y
(iris.
Cañaveral. Varias cañas de mediana altura. Un poco escondida una más larga de color rojo. Es el cañaveral que se menciona
en la escena tercera.
Pastor dos (entrando): Aquí. Aquí es donde vas a encontrar tu caña.
Pastor uno (entrando detrás de Pastor dos): Pero este cañaveral...
Pastor dos: Creció mucho últimamente.
Pastor uno: Sí. Porque la tierra se pierde bajo los pies.
Pastor dos: ¿Y harás la flauta?
Pastor uno: Sí. El viento rompió la otra, porque envidió sus sones.
Pastor dos: ¡Elije!
Pastor uno (comienza a elegir entre varias cañas). Mira ésta. Mira qué caña más extraña. Roja. Como si estuviese teñida en
sangre. Con ésta voy a hacer mi flauta.
Past or dos: Verdaderamente nunca había visto una igual. (Pastor uno la arranca y la arregla).
Pastor uno: Ya está. ¡Veremos cómo suena! ¡Tocaré esa vieja balada que cantamos los pastores cuando la tarde se acuesta
sobre el monte!
Pastor dos: ¡Sí, toca!
(El Pastor uno lleva la flauta a su boca pero aun antes de que ésta llegue, de su interior sale una voz dolorida que canta...)
No me toques pastorcito, ni me dejes de tocar; mis hermanos me mataron por
la flor del lirolay.
Pastor dos: ¿Qué haces?
Pastor uno: No sé. ¡No lo comprendo! Casi no he llegado a poner los labios sobre la flauta. ¡No lo entiendo!
Pastor dos: ¡Intenta otra vez!
(Pastor uno repite la acción anterior y nuevamente surge la voz...)
No me toques, pastorcito, ni me dejes de tocar; mis hermanos me
mataron por ¡a ñor del lirolay.
Pastor dos: ¡Tengo miedo! ¡Aquí ocurre algo que no podemos comprender! ¡Huyamos!
Pastor uno: Yo también tengo miedo. Miedo de este lugar. Miedo de las sombras que se cierran...
Pastor dos: Tira esa caña...
Pastor uno: ¡No! Ella no me da miedo. Me la llevo.
Pastor dos: ¡Huyamos!
(Se van)
ESCENA OCTAVA
Mismo decorado que la escena-primera. Palacio. Rey - Mago - Luego Pastor - Pajes".
Rey: ¿Pero es verdad lo que decís?
Mago: ¡En todo el reino ya no se comenta otra cosa, Majestad!
Rey: ¿Y hace mucho tiempo que ocurrió?
Mago: ¡El suficiente como para que todo el pueblo lo haya escuchado!
Rey. Traed a mi presencia a ese Pastor.
(Uno de los Pajes, a una indicación del Mago, sale y vuelve con el Pastor)
Pastor: ¡Majestad!
Rey: ¡Acércate! No temas. ¿Qué cuentan de ti?
Pastor: Señor. Como mi flauta se había roto, fabriqué una nueva con un trozo de caña de un cañaveral vecino. Pero cada
vez que la llevo a mis labios, y antes de que pueda intentar un soplido, una melodía, ella repite un verso, o una canción, que
no comprendo, y que vuelve a decir cada vez que pretendo hacerla sonar.
J?ey: Muéstramela, ¿quieres?
Pastor. ¡Aquí está, señor!
Rey: ¡Qué extraño! Roja.
Pastor: ¡Esa fue mi primera sorpresa!
Rey: ¡Veré si a mí me ocurre lo mismo!
(El Rey lleva la caña a su boca, pero apenas ésta llega a sus labios cuando comienza a cantar o recitar, con la misma voz
dolorida...)
No me toques, padre mío,
ni me dejes de tocar;
mis hermanos me mataron
por la flor del lirolay.
Rey: ¡Oh Gran Mago! ¡Qué terrible sospecha! ¡No puede ser! ¡Qué es lo
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que oigo! ¡Yo muero!
(El Roy repite la acción de pretender tocar la flauta, volviendo a surgir la misma voz...)
No me foques, padre mío,
ni me dejes de tocar;
mis hermanos me mataron
por la flor del lirolay.
Key: ¡Mago! ¡Que vendan mis hijos! ¡Inmediatamente! ¡Señor, aparta de mi esta certeza horrible que invade mi
corazón!
ESCENA NOVENA
(Ambos se acercan al lugar donde están trabajando los subditos. De repente del interior del supuesto agujero en la tierra,
surge una luz, para luego aparecer la figura del Hijo Blanco. Todos se apartan menos el Rey que queda así frente a su hijo).
Rey: ¡Hijo mío! Hijo Blanco: ¡Padre!
(Se abrazan durante largo rato, mientras entran, encadenados, los otros dos hijos).
Rey: ¡Hijo mío! ¡Te lloré por muerto!
Hijo Blanco: ¡Y lo hubiera realmente estado si llegas a demorar un tiempo más! ¡Ya vencía el plazo que me habían
otorgado las estrellas!
Rey: ¡Cuéntame todo! ¡Aunque ya lo sé! ¡Tus hermanos han confesado su-horrendo crimen!
Hijo Blanco: ¡Luego!
Rey: Mi justicia será implacable. ¡No tendré compasión y pagarán con su vida el horrible fratricidio!
Hijo Negro: ¡Perdón, Padre! Hijo Gris: ¡Perdón, Padre!
Hijo Blanco: ¡Padre! Qué alegría inmensa la que ahora nos une. Te veo nuevamente, cuando ya me había resignado a no
hacerlo nunca más. La flor del lirolay cumplió su misión, maravillosa, devolviéndote la vista. Eres Rey y seguirás siéndolo
mucho tiempo aún, para felicidad de tu pueblo. ¿Puedo pe-
dirte un favor, para que nada empañe toda esta alegría? Rey: ¿Qué es?
Hijo Blanco: Perdona a mis hermanos. Su culpa es muy grande. Pero tu misericordia será-mayor. Y tu perdón, que no tu
castigo, los devolverá a la bondad.
Rey: Pero es horrible lo que hicieron.
Hijo Blanco:Por eso será más maravilloso tu perdón. Yo ya lo he hecho. Y quiero, si tú lo haces, seguir compartiendo contigo y
con ellos, una felicidad igual a la que antes existía en el viejo castillo. ¡Perdónalos, Padre!
Mago:¡Señor! El corazón del hombre es un recinto maravilloso. Vuestro Hijo lo tiene lleno de luz. Y nos contagia. Que esa luz
nos ilumine a todos.
Rey: Sí. Ya me ha iluminado a mí también. Y los perdono.
Hijo Negro: Gracias, Padre. Gracias, hermano. ¡Sabremos merecer vuestro perdón!
Hijo Gris: Sí. Seremos siempre dignos de él.
Rey: ¡Soltadles! (Al Hijo Blanco): Y tú, Hijo mío, prepárate. Porque este viejo Rey está muy cansado y ya le pesa mucho la
corona.
Mago: ¡Viva el Rey! Todos: ¡Viva!
RELATOR:... y como diría una abuelita, la de los cabellos más blancos... "el amor y la cordialidad reinaron así, en el palacio del
viejo rey". Esa abuelita que contó nuestra historia en Salta. O esa otra que lo hizo en Córdoba, La Rioja y San Luis bajo el nombre
de "La flor de la deidad". O aquella que en Jujuy la narraba bajo el nombre de "La flor del idolay" y en Tucumán como "La flor del
lirolá". Pero todas con los cabellos muy blancos, tan blancos como los guantes blancos que encierran un pedazo de tierra, una vida.
Una verdad.
FÁBULAS
Había una vez, hace muchos años, un viejo criollo que estaba arando su chacra. Araba con el antiguo y pesado arado de palo
tirado por bueyes. El hombre animaba a los bueyes llamándolos por sus nombres y los dirigía en el trabajo con voces que ellos
entendían:
—¡Tira buey!... ¡Surco, Colorado!... ¡Vuelta buey!
1
La versión para el teatro de títeres de este cuento animalístico ha sido realizada por una de las comisiones de trabajo, en
nuestra cátedra de Folklore Argentino del Instituto Suma, de la carrera de los profesorados de Literatura Argentina y Jardín
de Infantes, que dirigía la distinguida educadora Martha Salotti.
Tan entretenido estaba en su tarea que no advirtió la presencia de un temible enemigo: un tigre había saltado la cerca de la
chacra y se le aproximaba sigilosamente. El hombre suspendió el trabajo y los bueyes comenzaron a temblar de miedo.
—Vengo a que me des un buey para comer, —dijo el tigre.
—Ah no, señor tigre, yo no le puedo dar ninguno de mis bueyes, los quiero mucho, —le contestó el sembrador
aterrado.
—Entonces me tendrás que dar los dos.
—Por favor, señor tigre, no me haga un mal tan grande. Tenga piedad de mí.
—¿A que te como con bueyes y todo? —contestó el tigre, ya dispuesto a saltar sobre la víctima.
—No, señor tigre, cómo me va a comer; mi familia es pobre y necesita de mí y de mis bueyes —volvió a decir el labrador
desesperado.
—Te voy a comer lo mismo.
—No, señor, cómo me va a comer.
Estaban en que te como y en que no te como, cuando pasó por allí cerca un zorro, oyó la discusión y se propuso salvar al
hombre. Se escondió detrás de unos pastos espesos, y con voz muy gruesa y firme le gritó:
—Amigo: ¿no ha visto por aquí al tigre? Lo ando buscando con doscientos perros para matarlo.
El tigre se llevó un susto tremendo, se encogió todo lo que pudo y se quedó inmóvil, pegado al suelo.
—Dile que no me has visto ¡si me delatas, te como! —le dijo por lo bajo el tigre al hombre, creyendo que en realidad se
trataba de un cazador de tigres.
—No, señor, no he visto al tigre desde hace mucho tiempo.
—¿Cómo no lo ha visto, amigo, y qué es ese bulto que está cerca de Ud.? Eso parece un tigre echado.
—Dile que son porotos overos, por favor.
—Son porotos overos, señor, que tengo que sembrar.
—Si son porotos overos, póngalos dentro de ese saco de cuero que tiene ahí a su lado.
—Ponme en la bolsa, enseguida, por favor, no pierdas tiempo, —rogaba el tigre al hombre.
El hombre embolsó al tigre lo más pronto posible y le contestó:
—Ya está, señor, vea cómo le obedezco.
—Átele, amigo, la boca al saco con un lazo, que no se le vuelquen los porotos.
—Haz que atas el saco, pero déjale abierta la boca, —le dijo el tigre al sembrador.
El hombre ató la boca al saco, lo mejor que pudo.
—Está muy esponjado ese saco, amigo, aplástelo un poco con el ojo del hacha, no se demore.
-Haz que me pegas, pero cuida de no tocarme, mira que te voy a comer enseguida que se vaya el tigrero.
El hombre tomó el hacha y con todas sus fuerzas le pegó al tigre en la cabeza hasta dejarlo muerto.
Así la astucia del zorro salvó al hombre y venció la crueldad del tigre.
EL ENCARGO
Don Pancho — Yo soy Don Pancho (Saluda) ¿Cómo les va? ¿No conocen a mi compañero todavía?... Bueno: les voy a decir una
cosa; se llama Peladi-to porque tiene muy poco pelo; pero, eso no sería nada, sino que (Se acerca y baja ¡a voz) adentro
de la cabeza yo no sé que tendrá, pero parece medio tonto... se cree todo lo que uno le dice. Ahora cuando venga lo vamos
a embromar un poco ¿eh?... (Ademán de silencio) Shhh... aquí viene... ¡Hola, Peladito!
Peladito - ¡Hola!
Don Pancho — ¿No saludas al público?
Peladito — ¿Yo? Ah, sí (Saluda). Buenas tardes.
Don Pancho — Este... Peladito ¿quieres hacerme un favor?
2
Ésta y las siguientes obritas fueron desarrolladas como parte fie la tesis por Carlota B. de Izeta. en nuestro curso de
Seminario de Folklore y Literatura Infantil, dictado en el Instituto Félix Fernando Bernasconi. Pertenecen a ciclos como el de
Paí Luchí y Pedro Urdimales, picaros de la literatura popular.
Peladito — Cómo no, Don Pancho; diga nomás.
Don Pancho — (Mirada al público). Puedes ir al pueblo y comprarme diez pesos de "hay" y diez pesos de "no hay". Torna este
billete de cincuenta pesos: (Se lo da) si me consigues lo que te pido te puedes quedar con el vuelto (Otra mirada al
público).
Peladito — Bien, Don Pancho: entonces Ud. quiere. que le traiga... (Se queda pensando). Bueno, está bien: llevaré estas alforjas
para traerlo con más comodidad. Hasta luego (Toma las alforjas y sale muy tranquilo).
Don Pancho — (Lo mira alejarse) ¡Ja, ja, ja! (Ríe más fuerte) ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Qué tonto!
Don Pancho — ¿Ya has vuelto, Peladito?
Peladilo — Sí, aquí estoy (Llega cargado con las alforjas).
Don Pancho — Seguro que no has podido cumplir mi encargo; esas alforjas parece que no tienen nada.
Peladito — ¡Cómo no!
(Actitud de so/presa de Don Pancho).
Don Pancho — ¿Qué? ¿Cómo dices? (Aparte). ¿Qué necedad habrá cometido este tonto? ¿A ver?... (Mirando dentro de ¡a
alforja). Aquí hay sólo unas pencas (Mete la mano y la saca rápidamente, exclamando) — ¡Ay!
Peladito — (Con mucha tranquilidad). De ese lado está el "ay", Don Pancho...
Don Pancho — (Mirando en el otro lado). ¿Y aquí? Aquí no hay nada (Mira al público).
Peladito — Y... del otro lado "no hay" Don Pancho...
Don Pancho — (Confuso y molesto) Ah... sí... es claro...
Peladito — Ahora... ¿me puedo quedar con el vuelto, no es cierto?
Don Pancho — (Más confuso aún). Este... sí... bueno: quédate con él (Sale furioso).
Peladito — Gracias, Don Pancho... mil gracias (Conteniendo la risa) ¡Ja, ja, ja! (Más fuerte) ¡Ja, ja, ja, ja!
TELÓN
LA QUEMAZÓN
Don Pancho — (Al público) — Hoy sí que vamos a embromar a Peladito. Nos vamos a reír en grande... ya van a ver... ya van a
ver... (Entra Peladito). ¿Cómo te va?
Peladito — Bien Don Pancho; ¿está asando chorizos? ¡Qué ricos!
Don Pancho — No son chorizos: esto se llama filitraca.
Peladito — ¡Ah, filitraca!
Don Pancho — ¿Viniste en el caballo?
Peladito — No, en el burro.
Don Pancho — Eso no se llama burro: se llama filitraque.
Peladito — (Con asombro). ¡Ah!, ¿filitraque?
Don Pancho — ¿Y cómo llamas tú a esto? (Se señal a los pantalones).
Peladito — Pantalones.
Don Pancho — No: son garabalata.
Peladito — ¿Garabalata? (Gesto de incredulidad).
Don Pancho — ¿Y esto? (Señala las alpargatas).
Peladito — Alpargatas.
Don Pancho — No, tonto: eso se llama chirimique... ¿Y cómo le llamas a esto? (Señala el fuego).
Peladito — Fuego.
Don Pancho — ¡Ja, ja, ja! Cada día eres más tonto, Peladito: esto se llama
alumbrancia.
Peladito — ¿Alumbrancia?
Don Pancho — ¿Y esto cómo se llama? (Señala un botellón o balde con agua). Peladito — Agua.
Don Pancho — No, hombre: esto es clarancia. Peladito — Ah... clarancia.
Don Pancho — (Disimulando la risa). Oye, Peladito, ¿cómo se llama aquello? (Señala hacia afuera del rancho).
Peladito — Trigo.
Don Pancho — No aciertas ni una: eso se llama bitoque...
Peladito — ¿Bitoque? (Gesto de duda). [Pausa].
Don Pancho — Bueno... tengo sueño (Bosteza)... Me voy a dormir (Sale).
Peladito — (Cabizbajo). Clarancia, alumbrancia, chirimique, bitoque, bitoque... ¡Oh! (Se levanta de golpe, mirando hacia
afuera). Hay fuego en el trigal (Gritando, con la mano como bocina) ¡Eh!... ¡Don Pancho! ¡Hay alumbrancia... y si no
viene con clarancia se le quemará el bitoque! Póngase los chirimiques y también los garabalata! Yo me voy en el
filitroque y me llevo la filitraca (Recoge ¡a comida y se va).
RELATOR: Y Peladito aprovechó la lección que le había dado Don Pancho. Como éste no comprendió ni una palabra, no se
molestó en acudir y al día siguiente su trigo estaba todo quemado.
VOZ INTERNA — Todos los días aquel avaro recorría sus tierras gozando la satisfacción de ser dueño de todos aquellos
bienes y haciendo cálculos sobre sus fantásticas ganancias. Como tenía un miedo terrible a que su ca-
sa fuera asaltada por ladrones, llevaba siempre consigo grandes sumas de dinero y alhajas. Estas costumbres eran conocidas
por toda la comarca y Pela-dito no vaciló en castigar al sórdido avaro.
(Peladito en mangas de camisa, está semiamarrado al tronco de un árbol. Su saco está en el suelo. Llega el avaro luciendo gran
cadena y reloj de oro.)
Avaro — ¿Qué hace Ud. en este sitio ajeno? Pcladito — Estoy tratando de atarme.
Avaro — ¿Por qué? ¿Está Ud. loco?
Peladito — No señor. Es que voy a viajar al cielo. Se me apareció de golpe un ángel y le dije: "Daría toda mi fortuna
con tal de visitar el cielo".
A varo — ¿Y qué le contestó el Ángel?
Peladito — Que sí. Pero que tenía que despojarme de todo vil metal y amarrarme a un árbol, pues los ángeles vendrían
como un soplo de huracán. Avaro — ¡Qué maravilloso! Peladito — A propósito, ¿ve Ud. aquella nube? Avaro — Sí.
Peladito — Pues bien: es el anuncio de la próxima llegada de los ángeles, que vienen pa ra llevarme al cielo. Aquí en la
Tierra no se puede vivir. Los robos y los crímenes se suceden sin descanso. Hay pues, que salvarse o perecer. Por eso le
pido que me ayude a atarme.
Avaro — Oiga... ¿y no podría llevarme? Peladito — Imposible, señor. Avaro — ¿Por
qué?
Peladito — Porque hay que despojarse de todo lo que uno tenga... y no sé si Ud. querrá...
Avaro — ¿Hay que dejarlo todo?
Peladito — Lo que uno tenga en los bolsillos del saco: no se puede aparecer en el cielo llevando valores.
Avaro — ¿Y no tiene miedo que se los roben?
Peladito — De ninguna manera: el Ángel guardián vigilará que nadie robe y los llevará luego consigo.
Avaro — Entonces, dígame, ¿por qué no hacemos un cambio? Yo soy viejo y Ud. es joven. Áteme a mí primero,
pues yo solo no podré...
Peladito — No sé qué hacer, señor... Avaro — Ayúdeme, se lo ruego.
Peladito — Bien, pero tiene que ser rápido porque ya se viene acercando la nube.
Avaro — Gracias, buen hombre, gracias.
(Peladito se desata mientras el avaro se quita el saco dudando.)
Avaro —¿También debo dejar el reloj?
Peladito — Naturalmente. A varo — ¿Y la cadena?
Peladito — También, también, y si tiene alguna otra alhaja... (El avaro se despoja. Peladito lo amarra al árbol.)
Avaro — Mire, amigo, átese pronto que ya vienen a buscarnos los pájaros del cielo.
Peladito (Mira hacia aniba.) No: parece que todavía no bajan. A varo — ¡Pero cuánto tardan esos ángeles!
Peladito — Vea amigo: esas manchas que Ud. ve en el cielo no son ángeles, son las sombras de la noche, pues el único
cortejo que vendrá a buscarlo será el de los fantasmas para castigar su avaricia.
(Recoge su saco y el del avaro.)
Avaro — ¿Qué? ¿Qué dice? ¡Ladrón!
(Peladito lo saluda con la mano y se va. Telón cae.)
Voz — El poderoso avariento comprendió la terrible lección y juró enmendarse, repartiendo parte de sus bienes entre los
pobres desheredados de la tierra.
RELATOR — Peladito no conseguía trabajo en ninguna estancia. La suerte le era adversa y las necesidades urgentes.
Se había gastado las últimas monedas que le quedaban en comprar yerba y azúcar.
(Se levanta el telón. En un rincón está sentado Peladito tomando mate. Hay un pequeño fuego.)
Peladito — Tengo que conseguir trabajo ¡toda la mañana caminando y nada! No me queda ya ni un peso: no tengo con
qué almorzar... (Mientras habla ha levantado la pavita y pasa repetidas veces un palo por el suelo. Coloca encima la pavita)
Así, extendiendo un poco de arena sobre las brasas se mantiene más el calor. (Sigue tomando mate. Por el lado opuesto entran
los ladrones. Advierten a Peladito.)
Ladrón 1° — Mira ese hombre: está tomando mate con agua fría.
Ladrón 2° — Es cierto: allí no hay fuego...
Ladrón 1° — ¿Vamos a preguntarle?
Ladrón 2° — Vamos (Se acercan a Peladito.)
Ladrón 1° — Dígame, señor, ¿Ud. toma mate con agua fría?
Peladito — No señor. Yo tomo mate con el agua bien caliente. ¿Quiere probarlo? (Ceba uno) Sírvase, señor (Se lo
alcanza.)
ladrón I" — (Prueba el mate.) Es cierto; y ¿cómo hace para tener el agua caliente sin usar fuego?
Peladito — Sencillamente, porque no necesito combustible.
Ladrón 1° — ¿Cómo?
Peladito — Muy claro. Uds. ven que, como soy tan pobre el destino me ha dado una gracia.
Ladrón 2° — ¿Cuál es?
Peladito — Esta pavita milagrosa (La señala.) que hierve el agua sin necesidad de fuego.
Ladrón 1° — ¡Hombre, qué maravilla!
(Cuchicheo entre los ladrones. Peladito continúa tranquilo cebando otro mate.)
Ladrón 2° — (al 1°) Bueno; no esperamos más (Se ¡leva la mano al revólver que tiene en la cintura. El otro ladrón se
adelanta hacia Peladito como para arrebatarle la pavita. Peladito se levanta súbitamente.)
Peladito — Pero sólo diciendo unas palabras mágicas se llega a este resultado.
Ladrón 1° — Y Ud. ¿cómo sabe esas palabras?
Peladito —. Me las dijo mi padre cuando recibí en herencia la pavita. (Nuevo cuchicheo de los ladrones.)
Ladrón 1° — Bueno, se la compramos, junto con las palabras... se entiende...
Peladito — Imposible señores: en primer lugar, la necesito mucho... Ladrón 2" — Considere nuestro caso: hemos
olvidado los fósforos... Ladrón 1" — En los ranchos no quieren darnos fuego porque creen que somos... (Se interrumpe.)
Ladrón 2° — Cazadores...
Peladito — Tengo miedo que el destino me castigue...
Ladrón 1°, — De ninguna manera, señor, si Ud. hace una obra de bien (Peladito se queda pensativo y los ladrones
cuchichean entre sí juntando las cabezas.)
Peladito — Bueno, señores: ya que Uds. se empeñan me desprenderé de la pavita...
Ladrón 2° — Gracias, señor. Ladrón 1° — Gracias.
Peladito — El precio, como comprenderán será un poquito alto, por tratarse de un utensilio tan milagroso. Su valor es
de quinientos pesos.
Ladrón 1° — Bien (Saca el dinero del bolsillo y lo entrega a Peladito, quien ¡e da la pavita.)
Peladito (Lo guarda.) Ahora les revelaré la clave. Cuando quieran agua caliente, llenan la vasija y poniéndola en el
suelo hacen esta invocación:
"Hierve hierve, pavita hervidora que no es para mañana, sino para ahora"
Ladrón 1" — Aja (Repite la estrofa.)
Ladrón 2° — (Repite ensegui da la estrofa.)
Peladito — Sólo tienen que esperar unos minutos... y el agua estará caliente (Los ladrones asienten con la cabeza y se
van repitiendo por lo bajo la estrofa. Peladito toma su poncho y sale apresuradamente por el lado opuesto, haciéndoles pito
catalán a los ladrones y saludando al público, mientras dice: Ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón.)
LA FUSTA MILAGROSA
(Peladito está asando un trozo de carne, sentado en una piedra, en el borde del camino, bajo un árbol. Mira hacia lo
lejos.)
Peladito — (Al público.) Viene hacia aquí Don Pancho; seguro que con ánimo de hacerme otra de sus bromas, porque parece
muy contento; pero, (Se levanta) yo voy a adelantarme y veremos quién sale peor parado (Tapa el fuego con tierra, toma el asado y
lo clava en el tronco del árbol con su chuchillo. Comienza a golpearlo con una vara, diciendo:)
Peladito — Ásate, carnecita, veinte azotes tendrás y enseguida estarás asada y tiernecita.
(Llega Don Pancho que se detiene sorprendido al ver a Peladito. Mira al público y luego nuevamente a Peladito.)
Don Pancho — ¡Hola, Peladito! ¿No me convidas con un poquito de tu asado?
Peladito — Con mucho gusto, Don Pancho,, saque lo que guste... aunque... hoy no me ha salido tan rico.
Don Pancho — (Saca un trozo con su cuchillo y ¡o prueba.) ¡Qué rica carne! Pero dime: ¿cómo es que está tan caliente si aquí
no hay fuego?
Peladito — Sencillamente, por mi secreto (Tiene la fusta en la mano.) Don Pancho — (Incrédulo)¿Tu secreto? ¡Ja, ja, ja! ¡No me
hagas reír, Peladito... ja, ja, ja! Bueno ¿y cuál es tu secreto? ¿puedo saberlo?
Peladito — Cómo no, Don Pancho. Fíjese que yo no tengo más que clavar la carne cruda en cualquier tronco de árbol y
sacando mi fusta milagrosa (La muestra) le pego veinte azotes y el asado queda hecho, diciendo también estas palabras: Ásate
carnecita, veinte azotes tendrás...
Peladito y Don Pancho: ...y enseguida estarás asada y jugosita.
Don Pancho (Aparte) ¿Si fuera cierto? (A Peladito) Pero, ¡qué maravilla, amigo! (Mirando la fusta) ¿Y cómo es que hasta
ahora nadie ha sabido que tenías semejante secreto?
Peladito — Se lo diré, Don Pancho... como todos en el pueblo se burlan un poco de mí... me hacen bromas... yo pensé que
nadie me iba a creer.
Don Pancho — No, no: si yo te creo... (Queda pensativo) Peladito — Como Ud. ve, esta fusta es única en el
mundo. Don Pancho — ¿Dónde la obtuviste?
Peladito — Me la regaló un viejito amigo de mi abuelo que había recorrido todo el mundo: La India, Arabia, Egipto, China...
(Mira de soslayo a Don Pancho —Pausa—. Cada personaje en un extremo de la escena, se observan mutuamente)
Don Pancho — Bueno, Peladito, préstame tu fusta por un día< para mostrarla a mis amigos solamente.
Peladito — No puedo Don Pancho, la voy a necesitar, pues me voy de viaje, y no tengo plata para andar en
restaurantes.
Don Pancho — Entonces, Peladito, te la compro.
Peladito — Nunca pensé venderla... no sé... es tan útil...
Don Pancho — Resuélvete: dime lo que vale.
Peladito — Bien; si Ud. se empeña, Don Pancho, se la puedo ceder en $ 500.
Don Pancho — Caramba; resulta un poquito cara, ¿no? Peladito — Pero Ud. economiza carbón, leña y fósforos. Don
Pancho — Es cierto (Duda). Está bien; cerremos trato y toma los 500 pesos (Se los da).
Peladito —Gracias, Don Pancho (Se guarda el dinero en el bolsillo y le entrega ¡a f usta) y acuérdese de las palabras
mágicas: "Ásate carnecita..."
Don Pancho — Sí, sí, descuida; cómo me voy a olvidar... (Sale)
Peladito — Sí (Al público) Estoy seguro que esto nunca lo olvidará. (Se sienta y empieza a saborear un pedazo que cortó
del asado.). Jé jé jé... Esta vez lo embromé yo, porque ¿cómo se le ocurre a Don Pancho que la fusta va a cocinar la carnecita?
TELÓN
ESTAMPAS
Estando acondicionadas estas estampas a distintos motivos de orden geográfico, religioso, típico o popular, es necesario
recurrir para su realización a diversas fuentes de información bibliográfica. Vayan, no obstante, algunos títulos que pueden
servir, a manera de sugerencia, para los propósitos señalados:
La Fiesta de ¡a Virgen del Valle, Estampas litoraleñas, El Misachico, Carnaval Norteño, Arropiada, Ufa de la Tradición,
Por los Valles Calchaquíes, La Fiesta de la Zafra y Estampas Coloni ales.
Esto en lo que se refiere al elemento teatral por excelencia, vale decir, a la adaptación en sí de las leyendas, fábulas y
estampas folklóricas con su especial contenido tendiente a crear en los niños el amor hacia todo lo tradicional. En íntima
relación con este aspecto se derivan un sin fin de actividades complementarias que conducen a acrecentar los conocimientos
y, como consecuencia, a sentir más hondo, si cabe, el cariño por este patrimonio común del arte y la experiencia populares
que es el Folklore.
Si los niños participan activamente, no ya en función de meros espectadores sino de creadores y organizadores de los
espectáculos, bajo la supervisión directa de sus maestros, incluso escribiendo ellos mismos sus propios libretos (se entiende
que hablamos de los alumnos de los grados superiores), las tareas a desarrollar los conducirán, sin lugar a dudas, a otros
campos de acción, siempre acordes con el Folklore, que servirán, para valorar, más profundamente, esta disciplina
eminentemente formativa. El modelado y pintura de las cabezas de los títeres con las peculiaridades que impone el tipo étnico
de nuestros habitantes primitivos o actuales (indios, gauchos, negros, mulatos, zambos, coyas, etc.); la confección de las
vestimentas típicas con su variedad de formas y colores (ponchos, chiripas, chambergos, pañuelos, chalinas, botas, ojotas,
etc.); la fabricación de los implementos propios de esas vestimentas o aquellos acordes con las necesidades de cada individuo
(rebenques, facones, lazos, boleadoras, chuzos, recados, etc); la realización de los decorados con las características propias
del paisaje lugareño, (llanuras, montañas, valles, quebradas, ríos, lagos, lagunas, etc.); toldos, ranchos, corrales, pircas,
cercados, pozos, aljibes, hornos, palenques, etc.); la iluminación, la música, el canto, el baile, etc. son, entre otras, tareas que
tienden a la búsqueda, a la investigación y al estudio, en fuentes diversas, con resultados verdaderamente halagadores. Tan
sólo la inclusión de la música y el canto (pericón, media caña, huella, triunfo, firmeza, malambo, chacarera, zamba, gato,
bailecito, vidala, vidalita, carnavalito, etc.), en la presentación de un espectáculo folklórico, conduce, en el Teatro de Títeres, a una
labor de relieves insospechados. Si la música y el canto se traducen a travesee grabaciones fonoeléctricas, la adquisición de los
discos obliga a una selección cuidadosa, conforme con las adaptaciones a presentar, lo que, por otra parte, permite escuchar piezas
de distinto carácter, en beneficio de la formación estética de los alumnos. Si la música y el canto se ofrecen directamente, v a
decir, con la intervención de los propios alumnos, el empleo de instrumentos típicos (guitarras, charangos, cajas, bombos,
quenas, etc.), y la entonación de canciones vernáculas, individualmente o en conjunto, rio sólo conducen al conocimiento y empleo
de la instrumentación aborigen y criolla de nuestro país sino también a la presentación de un trabajo personal que, a todas luces,
tiene mayor valor y trascendencia que el anterior.
Naturalmente que, para el cumplimiento de todas estas actividades los maestros estarán en permanente contacto con los
alumnos, orientando y encauzando su labor, pero sin imponerles jamás su criterio ni sus gustos personales, dejando en libertad a su
imaginación creadora para que sus frutos tengan su propio sabor y fragancia. Esa orientación y encauzamiento de la tarea que
realicen los niños, por parte de los docentes, obedece al deseo de evitar deformaciones o adulteraciones en todo lo relativo al
Folklore, ya que el público desprevenido, especialmente el de las grandes ciudades, suele aceptar como expresiones auténticas las
que sólo son falsas parodias teatrales de costumbres y modismos regionales. Aparte de todo lo señalado, el Teatro de Títeres
ofrece, además posibilidades en otros aspectos de ese patrimonio común del arte y la experiencia populares que es el Folklore. Los
cuentos y relatos imaginarios, las narraciones de sucesos reales, los apólogos, las anécdotas, las rimas infantiles y canciones de cuna,
los villancicos, las adivinanzas, etc.; del acervo autóctono, caben también en el Teatro de Títeres, a través de distintas
expresiones, fomentando el amor hacia las cosas típicamente nuestras. Es que, en verdad, los que conocen a fondo los secretos
de ese retablillo secular, pequeño y poderoso como David, saben muy bien que en él cabe todo lo que puede caber en un "teatro
grande" pero con mayores y mejores posibilidades. No debe olvidarse tampoco el carácter de las obras a presentar. La psicología
infantil abarca distintos períodos. En la escuela primaria concurren niños de seis a catorce años. Los de seis a diez años se recrean
con las piezas teatrales en donde predomina la fantasía o la imaginación, ya que desconocen la relación entre causa y efecto. Los de
once a catorce años prefieren más la realidad, de acuerdo con la vida que conocen y experimentan de cerca. Y unos y otros gustan
de toda exhibición en donde la fantasía y la realidad se mezclan para dar paso a una verdadera obra de arte vernáculo y autóctono.
De ahí que todo lo que se haga en favor de la presentación de un espectáculo folklórico, a través de los títeres, redundará en
beneficio de todos.
Investigación, selección, preparación y realización deben ser los procesos sucesivos de toda función de títeres al servicio de
esta obra divulgadora tendiente a salvar nuestra cultura tradicionalista, que equivale a la personalidad misma de nuestro pueblo en
el concierto de las naciones. En tal grado, conceptúo trascendental al Teatro de Títeres en nuestras escuelas primarias.
Escenas folklóricas del noroeste argentino, realizadas sobre versos de José Ramón Luna y Juan Carlos Dávalos, en un
prólogo y siete estampas con música adaptada.
Títulos de las estampas:
1.— Camino del Indio.
2.— Por "ajuera" espinas.
3.— Las llamas.
4.— Quién me compra un puyo...
5.— La procesión.
6.— "Doblao" en los surcos...
7.— Carnavalito quebradeño.
Personajes:
EL CANTOR DE LA QUEBRADA
LA COYITA
EL CHANCO
EL VENDEDOR DE PONCHOS (y su borrico)
EL COYA
LA COYA (y su guagua)
EL DIABLO (Zupay)
Puesta en escena:
Paisaje típico del noroeste argentino. Para ser más exactos, en la Quebrada de Humahuaca. Valle, montañas y cielo. En
primer término, hacia la izquierda, un copioso cactus florecido. En el valle vegetación secular y típica, y sobre las laderas de las
montañas piedras rojizas, pardas y ocres. Cielo azul turquesa. Hacia el proscenio, y en el centro de la escena, un cacharro de barro
cocido decorado al estilo incaico, sostenido por un trípode improvisado con ramas de árbol y con leña en su parte inferior.
Iluminación:
Efecto de anochecer, casi al finalizar la obra, con aparición de la Luna. Prólogo:
(A telón bajo y con fondo musical apropiado. Puede leerse a dos voces, femenina y masculina. En ese caso, el subrayado
indica su diferencia).
En el noroeste argentino, casi contra Bolivia, en el Altiplano, perdido, solo, hay un pueblecito llamado Humahuaca.
Perteneciente a la provincia de Jujuy y enclavado en una extensa quebrada, rodeado de montañas gigantescas, brinda al
turista que por primera vez lo visita, el encanto de su paisaje agreste y tradicional. La línea de sus cumbres veladas por las
nieblas portadoras del misterio y cubiertas eternamente por la nieve, donde la luz se quiebra en rayos multicolores; sus
grutas misteriosas que ¡a fantasía puebla de genios y de ninfas, de buenos y malos espíritus, de dioses tutelares y de le-
yendas míticas', sus rebaños de llamas y guanacos que parecen llevar en su instinto delicado toda la poesía del paisaje
en que viven; sus habitantes de piel oscura y lustrosa, de frente chata y pómulos salientes como las rocas de sus cerros, de
dientes blancos como el marfil y ojos rasgados; el coya, retacón, silencioso y parco, caminador incansable que anda
siempre de aquí para allá, arriba y abajo, solo o con su recua de pacíficos y cachacientos burritos cargueros, subiendo
cerrillos, bajando a los ríos, masticando coca, vendiendo puyos tejidos a mano, cantando sus cuitas, arreando las llamas al
son del cencerro y al grito de "¡Juira!"; la coya, bajita, elegante, musculosa, llenita de carnes, con sus vestidos de tonos
chillones en que el rojo resalta siempre, ¡a pollera abundante cayendo con exactitud por su preciso ajuste en la cintura y el
perfecto círculo de la fimbria, con su sombrero característico siempre luciente, rígido, bien colocado ; las procesiones y
los procesantes llevando en andas a la virgen "más buena y más linda que existe en la Tierra"; los carnavales con su baile
típico, "El carnavalito", al son de quenas, guitarras, violines y tambores legendarios ; en fin, ese abigarramiento de paisajes
en un solo paisaje: el de la quebrada, que hace honor a nuestro Folklore, nos ha sugerido la realización de estas
intituladas "ESTAMPAS NORTEÑAS" que, con un sentido argentinista y tradicional, ofrecemos a la consideración de
ustedes por este medio milagroso y sugestivo que es el teatro de títeres.
ESTAMPAS
(A telón descubierto)
1" ESTAMPA: Canción andina (Canto y guitarra). Personaje:
"El CANTOR DE LA QUEBRADA". Referencias:
a) Canción lejana.
b) Cerca.
c) Entrada de "El cantor de la quebrada".
d) Salida.
e) Canción lejana, hasta acabar.
2a ESTAMPA: Danza incaica (Solo de guitarra, como fondo musical).
Personaje:
Personaje:
"EL CHANGO".
Referencias:
a) Paso de las llamas (Recitado).
"¡Ya vienen las llamas! ¡Ya vienen las llamas!
" Vienen a la Puna donde nunca llueve,
donde por enero brota en los eriales el blanco amancay.
Cruzaron inmensas estepas de sal y de nieve,
hollaron las vegas heladas al pie del Acay.
Coquena las guía, dios de los rebaños,
por la antigua ruta que el Inca trazó;
por donde vinieron hará dos mil años
los hombres pequeños de junto al Po-Po.
7a ESTAMPA: Danza de carnaval indio (Orquesta, canto y coro, como fondo musical). Carnavalito (Orquesta, canto y coro, como
acompañamiento del baile).
Personajes:
Todos los que intervinieron hasta ahora, más "EL DIABLO" (Zupay). Referencias:
a) Entrada de "El chango" (Encendido de la leña).
b) Salida.
c) Entrada de los bailarines.
d) Baile del Carnavalito, a toda orquesta, alrededor del fuego.
e) Salida de los bailarines, al compás de la música, hasta que ésta se
pierde en el silencio.
(La escena se ha ido oscureciendo. Aparece en el cielo la Luna llena, roja, que armoniza con el rubí de las brasas. Cae
lentamente el telón).
DETALLES INTERESANTES
1. — Las llamas de la tercera estampa pueden pintarse, en tamaño reducido, a lo largo de un cartón, recortarse y pasarse,
repetidas veces, por entre las montañas, bajo el acompañamiento de la música de fondo y del sonido de algún cencerro lejano.
2. — En la cuarta estampa, el borrico puede hacerse también en cartón, cargándole sobre el lomo, algunos recortes de piel y
paño. "El vendedor de ponchos" debe aparentar llevar sobre sí algunos puyos, alforjas, chalinas, etc., hechos en tamaño reducido
y un ponchito blanco en su mano izquierda.
3. Los procesantes de la quinta estampa deben conducir a la virgen en andas. Éstas pueden llevar cuatro pequeñas velas
encendidas para dar mayor emoción y realce a la escena.
4. — La guagua a que se refiere la sexta estampa, no es más que el hijo pequeño que las coyas llevan sujeto a sus espaldas,
a la usanza de algunas madres de Oriente. Puede ser un simple muñeco de yeso o plástico adquirido
en un comercio de juguetería y convenientemente pintado de acuerdo con los rasgos de la raza quichua.
5. — En la última estampa, "El chango" aparentará dar fuego a la leña con un fósforo sujeto a un pequeño palito y que,
encendido, aplicará cerca del cacharro de barro. Inmediatamente se encenderán unas lamparillas eléctricas de color rojo aplicadas
con ese fin. (El encendido del fuego y el cacharro simbolizan la fabricación de la "chicha", bebida alcohólica hecha de maíz fer-
mentado en agua azucarada).
6. — En las estampas donde los personajes cantan o recitan debe procurarse dar, con los movimientos del títere, la mejor
sensación del canto o del recitado, en un todo de acuerdo con la música o el verso.
7. — La primera, tercera y cuarta poesías que se recitan en estas estampas pertenecen a José Ramón Luna y la segunda a Juan
Carlos Dávalós. S recitado debe hacerse con la entonación peculiar de los habitantes del noreste argentino, salvo la poesía
correspondiente a la tercera estampa, que puede declamarse, si así se desea, con voz natural, dado que la misma se recta como fondo
de la escena y no está a cargo de ningún personaje determina do.
EL TIGRE Y EL ZORRO
Teatralización de la fábula de su mismo nombre perteneciente al fábula rio autóctono argentino, en un acto y un
intermedio.
Personajes:
"EL TIGRE - EL ZORRO - EL SAPO - EL CARANCHO" Puesta en escena:
Orilla de un arroyo. Hacia la izquierda un árbol grande con dos ramas gruesas, bien visibles, en forma de horqueta. A la
derecha, y cerca del arroyo, unos juncos altos y tupidos.
Iluminación:
La escena a toda luz, con algunas variantes, si así se desea, después del intermedio.
(El Tigre y El Zorro aparecen 'por la derecha conversando animadamente).
El Zorro (conun cuchillo de gran tamaño)? Sí, tío tigre, tiene usted razón, Un día me presenté en su casa, me di a conocer
como un sobrino suyo que venía desde muy lejos a visitarlo, fui recibido y hospedado por usted y por tía "tigra", pero...
El Tigre (de mal talante): ¿Pero qué? ¿Tienes acaso algún motivo para quejarte? ¿No te hemos tratado siempre con toda
clase de atenciones?
El Zorro: Sí, me habéis tratado muy bien, pero habéis sido (tan, avaros, que si yo pasaba hambre antes, cuando -vagaba
per los campos, no la sufro menos ahora, en vuestra compañía...
El Tigre: ¡Te hemos dado siempre lo necesario! Lo que ocurre es que tú eres muy glotón y toda la carne la quieres para
ti.
El Zorro (dirigiéndose al público): ¡Glotón yo! Cuando tengo que conformarme con roer los huesos que ellos dejan...
El Tigre: ¿Qué estás murmurando?
El Zorro: No, nada. Estaba pensando en voz alta.
El Tigre: Dejémonos de discusiones inútiles y vayamos al grano. Hemos venido aquí, a la orilla del arroyo, a buscar una
buena res, ¿no es así?
El Zorro: Así es, tío tigre.
El Tigre: Perfectamente. Comencemos ent onces nuest ra tarea; Tú trépate a ese árbol a fin de anunciarme las presas
posibles, mientras yo me escondo entre estos juncos para cazar cómodamente. (El zorro sube al árbol y se apoya en el ángulo que
forman las ramas. El tigre se esconde entre los juncos que están cerca del arroyo).
El Zorro(después de unos instantes, gritando desde el árbol): ¡Tío tigre! El Tigre:¿Qué quieres?
El Zorro: ¡Empezamos bien! Allá viene una majada de cabras con unos cabritos gordos.
El Tigre: No me gusta la carne con pelos largos. Los dejaremos pasar.
El Zorro (para sí): ¡Qué lástima! Yo pensaba que alguno de los cabritos podía tocarme a mí. (Gritando nuevamente): ¡Tío
tigre!
El Tigre: ¿Qué quieres?
El Zorro: Allá viene una majada de ovejas con unos corderitos que están como para chuparse los dedos.
El Tigre: No me gusta la carne con lana. Los dejaremos pasar.
El Zorro: ¡Tío tigre!
El Tigre: ¿Qué quieres?
El Zorro: Allá viene una tropilla de potros.
El Tigre: No me gusta la carne hedionda. Los dejaremos pasar.
El Zorro: ¡Tío tigre!
El Tigre: ¿Qué quieres?
El Zorro: Allá viene una tropa de vacas.
El Tigre: Esa carne me gusta.
El Zorro: ¡Al fin! Era hora que se decidiese...
El Tigre (gritando): ¡Sobrino zorro!
El Zorro (en tono de chanza): ¿Qué quieres?
El Tigre: ¡¿Te estás burlando de mí?!
El Zorro: No, tío tigre. ¿Qué es lo que usted desea?
El Tigre: Escucha: en cuanto llegue por aquí la tropa de vacas, saltaré sobre una vaquillona gorda y la mataré. Luego,
mientras yo carneo, tú me ayudarás en lo que puedas.
El Zorro: Muy bien, tío tigre. (Gritando otra vez desde el árbol): ¡Tío tigre!
El Tigre(ya cansado): ¡¡¿Qué quieres?!!
El Zorro: No grite tanto, tío. Ya están aquí las vacas. Cerca suyo tiene una vaquillona de las más gordas...
El Tigre: Voy, voy enseguida.
(Y sale corriendo de su escondite. Se oyen rugidos del tigre y mugidos de ¡as vacas que huyen. El zorro desciende del árbol
y va hacia el lugar donde corriera el t,igre. Luego aparecen ambos arrastrando la vaquillona muerta).
Esta fábula ha sido escenificada en base a la que, bajo su mismo título, figura en el libro "Antología Folklórica Argentina",
para las escuelas primarias, publicada por el Consejo Nacional de Educación (1940). Se la conoce preferentemente en las provincias
de Entre Ríos, San Luis, Tucumán, Santiago del Estero, La Rioja y Catamarca.
Observaciones:
La majada de cabras y la de ovejas, como así también la tropilla de potros y la tropa de vacas, se pintan y recortan a lo largo
de distintos cartones, haciendo aparecer y desaparecer a éstos por el lugar más conveniente de la escena y en los momentos que
correspondan a la obra. La vaquillona puede realizarse a la manera de los muñecos, de paño, el costillar en pasta de papel
convenientemente pintado, y en cuanto a la vejiga, un globo de goma, de color apropiado, reemplazará sin mayores variantes a
aquélla. No debe olvidarse tampoco el detalle correspondiente al puñado de tierra que el zorro le arroja al carancho, lo que puede
realizarse fácilmente, y exagerando un tanto la nota, soplando, por un canuto, cierta cantidad de talco, tiza en polvo o harina.
La Voz: Este era un matrimonio de viejecitos muy pobres que tenían tres hijos: Juan, Pedro y Ramoncito. Un día, el mayor de
ellos, Juan, pidió permiso para salir a "rodar tierra" y buscar trabajo...
(Se levanta el telón. Aparecen en escena, El Padre, La Madre y Juan).
Juan: Déjame, padre, que vaya a "rodar tierra" y buscar trabajo. Tú y mamá sois muy pobres para sostenernos a mí y a mis
hermanos, y yo, como vuestro hijo mayor, puedo hacer algo por vosotros. Dejadme ir, que, en cuanto cambie la suerte, os prometo
volver para ayudaros.
El Padre: Bueno, Juan, ya que insistes tanto, puedes irte. Pero no olvides que dejas aquí a tus pobres padres, quienes esperarán
tu llegada con la esperanza de verte entrar por la puerta de esta querida casa con la altivez y el orgullo de todo buen hijo.
Juan: Gracias, padre, no lo olvidaré jamás. Y ahora, me marcho...
La Madre: Espera. Voy a traerte unas "tortas" y unos "quesillos" que he preparado. (Va al interior y vuelve). Toma,
guárdalos en las alforjas... Y que la suerte te acompañe, hijo mío... (se abrazan).
Juan: ¡Adiós, mamá! (Abrazando luego al padre) ¡Adiós, papá! ¡Hasta la vuelta! (Vase. Los padres lo saludan con ¡as manos
mientras se aleja).
(Se baja y levanta rápidamente el telón, apareciendo ahora en escena, El Padre, La Madre y Pedro).
Pedro: Dame permiso, padre, para salir a "rodar tierra" y buscar trabajo. Vosotros sois muy pobres para mantenernos a mí y
a mi hermano, y ya que salió Juan a correr mundo puedo yo también hacerlo. Soy vuestro segundo hijo y podéis confiar en mis
fuerzas. Dadme vuestro consentimiento y os prometo volver en cuanto cambie la suerte.
El Padre: Bueno, Pedro; ya que me lo pides con tanta insistencia, te doy el permiso. Pero recuerda que dejas aquí a tus
humildes padres y que debes volver a esta santa morada en las mismas condiciones de buen hijo con que ahora partes.
Pedro: Gracias, padre, no he de echarlo nunca en olvido. Y ahora, emprendo mi marcha...
La Madre: Espera. Voy a traerte unas "tortas" y unos "quesillos" que he preparado. (Va hacia adentro y regresa). Toma,
guárdalos en las alforjas... Y que la suerte te acompañe, hijo mío... (Pedro abraza a su madre).
Pedro: ¡Adiós, mamá! (Abrazando luego a su padre). ¡Adiós, papá! |Has-ta la vuelta! (Mutis. Los padres lo despiden con las
manos).
(Se vuelve a bajar y levantar el telón instantáneamente. Aparecen en escena, El Padre, La Madre y Ramoncito).
Ramoncito: Padre, yo sé que eres bueno. Déjame salir a mí también a "rodar tierra" y buscar trabajo, como mis hermanos
Juan y Pedro.
La Madre (llorando): No, Ramoncito, no. Comprende que eres el único hijo que nos queda...
El Padre: Además eres muy niño para salir solo a correr mundo...
Ramoncito: ¡Qué importa eso! Os aseguro que me conduciré con prudencia para que nada malo me suceda. Dejadme ir y os
prometo volver en cuanto cambie la suerte.
El Padre: Bueno, Ramoncito, ya que me aseguras conducirte formalmente, te dejo ir. Pero no dejes de recordar a tus modestos
padres y a esta sencilla vivienda que te vio nacer y que ahora te despide, como nosotros, con tan enorme tristeza.
Ramoncito: Gracias, padre, siempre lo recordaré. Y ahora, me voy.
La Madre: Espera. Voy a traerte una torta y un quesillo. Son los únicos que me quedan. (Va y vuelve). Toma, guárdalos en las
alforjas... Y que la suerte te acompañe, hijo mío... (Abrazándole).
Ramoncito: ¡Adiós, mamá! ¡Adiós, papá! ¡Hasta la vuelta! (Se va. El padre y la madre lo saludan con ¡as manos y luego se
abrazan, llorando, mientras cae lentamente el telón).
CUADRO SEGUNDO
(A telón caído)
La Voz: Y así salieron a "rodar tierra" los tres hijos: Juan, Pedro y Ra-
moncito. En el camino encontraron a un viejecito, muy pobre al parecer, que, montado en su burro, pedía limosna...
(Se eleva el telón. Encontramos en escena al viejecito montado en un burro. Luego aparece Juan, caminando).
El Viejecito del Camino:Perdona,joven: ¿no tienes algo para comer? Soy muy pobre y mis recursos no alcanzan para comprar
alimento.
Juan (ásperamente): No tengo nada.
El Viejecito del Camino: Y eso que llevas en las alforjas, ¿qué es?
Juan (en tono de burla): ¿Eso? Eso es carbón.
El Viejecito del Camino: Que carbón se te vuelva cuanto pongas ahí.
(Juan sigue su marcha, riendo indiferente. A Pedro, que viene caminando por el mismo lugar en que apareciera Juan). Oye,
joven: ¿no dispones de algo para merendar? Soy muy pobre y carezco de medios para comprar comida.
Pedro (con aspereza): No tengo nada.
El Viejecito del Camino: Y eso que llevas en las alforjas, ¿qué es?
Pedro (burlándose): Pues eso... Eso es carbón.
El Viejecito del Camino: Que carbón se te vuelva cuanto pongas ahí. (Pedro continúa su camino, riendo con indiferencia. A
Ramoncito, que se acerca por el sitio en que aparecieron Juan y Pedro).Escúchame, jovenzuelo: ¿tienes algo de comida? Soy muy
pobre y no tengo dinero para comprarme pan.
Ramoncito: Llevo aquí en mis alforjas una torta y un quesillo que me entregó mi madre. Tome usted la mitad de mi torta y de
mi quesillo, que yo, con lo que resta, tengo bastante.
El Viejecito del Camino (recibiendo lo que Ramoncito le ofrece):¡Gracias, niño, tienes un corazón de oro! ¡Que oro se vuelva
todoJo que pongas en tus alforjas!
(Y Ramoncito hace mutis, mientras El Viejecito del Camino se aleja, por el lado opuesto, montado en su burro. Telón lento).
CUADRO TERCERO
(A telón corrido)
La Voz: Y llegó el mayor a la casa de un señor poderoso y pidió trabajo... (Se sube el telón y vemos a Juan en la sala del Señor
Poderoso).
Juan: Vengo a pediros trabajo, Señor Poderoso.
El Señor Poderoso: Precisamente buscaba un mandadero para encomendarle un encargo urgente. Necesito enviar una carta a
una señora que vive muy lejos.
Juan: Si yo puedo serviros, contad conmigo, Señor Poderoso.
El Señor Poderoso: Bueno, te tomaré a mi servicio. Escucha bien: Recorrerás un camino lleno de accidentes, guiado por unas
ovejitas. Nada debes temer, ni retroceder ante ningún peligro, si quieres cumplir el mandato. ¿Aceptas?...
Juan: Acepto complacido.
El Señor Poderoso: Perfectamente. Mañana, de madrugada, te entregaré la carta y haré que suelten las ovejitas para que
emprendas la marcha. Será, pues, hasta mañana.
Juan: Hasta mañana, Señor Poderoso.
(Se baja y levanta el telón. Está en escena el Señor Poderoso. Llega luego Juan).
Juan: Señor Poderoso, no he podido cumplir con vuestro encargo.
El Señor Poderoso: ¿Qué te ha ocurrido?
Juan: Después de caminar algunas horas llegué a un río de "aguas cristalinas", pero muy caudaloso. Sentí miedo: pensé que el
viaje era un pretexto para hacerme morir ahogado y regresé...
El Señor Poderoso: ¿Y las ovejitas?
Juan: Las ovejitas pasaron mojándose apenas las pezuñas.
El Señor Poderoso: Dime, ¿cómo quieres que recompense lo que has hecho en mi servicio: con un "Dios te lo pague" o con
una carga de oro?
Juan: Con una carga de oro, señor. ¿Qué puedo hacer con un "Dios te lo pague"?
El Señor Poderoso (entregándole una carga de oro): Aquí la tienes. Juan: Gracias, señor, gracias. Hasta siempre.
(Baja el telón. Detrás se oye la voz que dice):
La Voz: Y con la carga de oro emprendió Juan el viaje hacia su casa. En todo el camino no hizo otra cosa que rumiar su
felicidad de ser rico y pensar en el asombro de los padres al verlo descargar el oro. El segundo hermano, Pedro, llegó al poco
tiempo a la casa del rico hacendado. Le ocurrió en todo exactamente lo misme que al primero. El menor, Ramoncito, llegó también a
pedir trabajo en la casa del mismo amo, quien le encomendó la misma tarea y le hizo las recomendaciones acostumbradas. Aceptó y
prometió cumplir fielmente las órdenes. AI poco tiempo, Ramoncito, después de haber cumplido puntualmente lo ordenado,
regresó a la casa del Señor Poderoso. Éste se alegró mucho de verlo regresar. Le pidió que le refiriese cuanto le había llamado la
atención, y él le fue explicando el significado de todo lo visto.
(Cesa la voz y se levanta el telón. Aparecen en escena El Señor Poderoso y Ramoncito).
Ramoncito: Llegué, guiado por las ovejitas, hasta un río de "aguas cristalinas", pero caudaloso. Pensé que me arrastraría la
corriente, pero como las ovejitas entraron, me armé de valor y las seguí. Las aguas se abrían haciéndoles camino, y así pudimos
cruzar el río sin dificultad.
El Señor Poderoso: El río de aguas claras como cristal que cruzaste lleva las lágrimas que la Virgen María derramó por
Jesús, las mismas que derraman todas las madres por -sus hijos.
Ramoncito: Más adelante un turbulento río de sangre nos cortó el paso. Sentí asombro y miedo, pero como las ovejitas
siguieron adelante, yo fui tras ellas. La gran masa roja les abrió paso y pudimos cruzarla.
El Señor Poderoso: El río de sangre es el que brotó de las heridas de Jesús, en su sacrificio por redimir a los hombres.
Ramoncito: Más allá, vi a la orilla del camino una oveja que jugaba con su corderito, corriendo, saltando y dándole
topes.
El Señor Poderoso: La oveja y el corderito que jugaban son la buena madre y el hijo cariñoso y reconocido.
Ramoncito: Más lejos, en un alfalfar floreciente, observé con extrañeza, que unos bueyes flaquísimos pastaban.
El Señor Poderoso: Los bueyes flacos en el alfalfar floreciente son los ricos avaros.
Ramoncito: Próximos a éstos, unos bueyes relucientes de gordos, se paseaban en un terreno pedregoso donde no
crecían sino algunas matas de hierba.
El Señor Poderoso: Los bueyes gordos en el pedregal son los pobres bien avenidos.
Ramoncito: Al rato de andar, dos peñas enormes, que se entrechocaban haciendo saltar chispas, nos cortaron el camino.
"Aquí moriré aplastado", pensé, pero los ovejitas, aprovechando el momento preciso en que las rocas se separaban, pasaron,
y yo junto a ellas.
El Señor Poderoso: Las peñas que se golpeaban son las comadres peleadoras.
Ramoncito: A poco trecho vi con horror que en un árbol estaban dos hombres colgados de la lengua.
El Señor Poderoso: Los hombres colgados de la lengua son los calumniadores condenados.
Ramoncito: Llegamos a una casa. Las ovejitas atravesaron el patio y se echaron a la sombra de los árboles. Entonces
comprendí que ése era el término del viaje. Salió una señora muy afable y me pidió la carta. Me trató con todo cariño, me dio de
comer y me hizo dormir la siesta con la cabeza apoyada en su regazo. Más tarde me bendijo y me despidió.
El Señor Poderoso: La señora a quien le entregaste la carta, era la Virgen María, y el viejecito que pedía limosna, Jesús
que recorría el mundo probando la caridad de los hombres. Las ovejitas eran los ángeles. (Pausa). L)i-me, ahora, ¿cómo
quieres que te recompense: con un "Dios te lo pague" o con una carga de oro?
Ramoncito: ¡Oh, señor!, una carga de oro ha de terminar algún día mientras que un "Dios te lo pague" dura siempre.
Déme usted un "Dios te lo pague".
(Telón rápido)
CUADRO CUARTO
(A telón bajo)
La Voz: Y así, con un "Dios te lo pague", partió Ramoncito del palacio del señor hacendado. Entretanto, el hermano mayor,
Juan, llegaba a la casa de sus padres...
(Se eleva el telón y vemos a! Padre y a ¡a Madre. De lejos se oye la voz de Juan).
Juan: ¡Papá! ¡Mamá! ¡Abrid las sábanas! Traigo oro para llenar todos los baúles. (Entra en escena).
La Madre (recibiéndolo conmovida): ¡Hijo! ¡Hijo mío! ¡Cuan feliz me siento!
El Padre: ¡Y yo qué dichoso!
Juan: ¡Oro, papá, oro! ¡Para llenar todos los baúles! (Dirigiéndose a la madre): Mamá, id a buscar pronto las sábanas y
tendedlas aquí, en el suelo... (La Madre hace lo indicado y Juan vierte su carga en las sábanas). ¡Mirad, mirad!... (Asombrado por
lo que ve). Pero, ¿qué es esto?... ¡¿Carbón?!
El Padre: ¡¡Carbón!! La Madre: ¡¡Carbón!!
El Padre(indignado): ¿Te estás burlando de nosotros, Juan? ¿Es éste el respeto y la consideración que debes a tus padres?...
La Madre: ¿Es así como nos pagas?
Juan: No comprendo... Cuando el Señor Poderoso me dijo que eligiese entre un "Dios te lo pague" o una carga de oro, yo
decidí esto último... ¡Ah!, ahora recuerdo: el pordiosero que encontré en el camino, y a quien negué alimento, me expresó que carbón
se volvería cuanto pusiese en mis alforjas...
La Madre: ¿Y fuiste capaz de negar comida a un pobre hombre?... ¡Qué falta de piedad, hijo mío!
El Padre: ¿Y quién fue ese señor poderoso que quiso recompensarte con un "Dios te lo pague" o una carga de oro?
Juan: Un rico hacendado que me encargó un trabajo que no supe cumplir por temor a morir ahogado en un río de "aguas
cristalinas", pero caudaloso.
El Padre: ¡Qué poco valor, hijo mío, qué poco valor! (Desciende el telón. Se oye la voz que dice):
La Voz: El segundo hijo llegó al poco tiempo a casa de sus padres. Le ocurrió en todo exactamente lo mismo que al primero, y
su carga de oro, al ser vaciada en las sábanas, se convirtió en carbón. Hasta que un día...
(Se descorre el telón y encontramos en escena al Padre y a la Madre).
El Padre (observando hacia el camino): Mira, mujer, mira. Por allí viene nuestro hijo menor... ¡Ramoncito!
La Madre: ¡Cierto! Ya lo veo. ¡Qué contenta estoy! ¡Qué contenta! (Llega Ramoncito y abraza a sus padres). ¡Hola,
Ramoncito! ¿Qué ha sido de tu vida?
El Padre: ¿Has podido encontrar trabajo? La Madre: ¿Has sido bueno?
Ramoncito: Sí, padres, encontré trabajo, he sido bueno y cumplí con la promesa que os hice al partir...
El Padre: ¡Cuenta, cuenta!
Ramoncito: Pues, veréis... Al salir de casa encontré en el camino a un viejecito muy pobre que me pidió de comer. Yo le di la
mitad de mi torta y de mi quesillo y él quedó muy agradecido. Llegué luego a la casa de un señor poderoso y le pedí trabajo. El señor
me dijo que precisaba un mandadero para encomendarle un encargo urgente. Yo me ofrecí para ello y cumplí fielmente sus órdenes.
Me preguntó después qué deseaba, por lo que había hecho en su servicio: si un "Dios te lo pague" p una carga de oro. Yo le
respondí que la carga de oro había de terminar algún día mientras que un "Dios te lo pague" duraría siempre... Y con un "Dios te lo
pague" emprendí el camino hasta casa. Ya veis que no traigo nada de dinero. ¡Nada! (El Padre y la Madre bajan la cabeza,
entristecidos). Toma, mamá, guárdame las alforjas. (Al descolgarla, nota extrañada su peso). Pero, ¡cómo pesan estas alforjas!
(Mirando en su interior). ¡Oh! ¡Milagro! ¡Están llenas de oro! ¡De monedas de oro!
(Los padres se acercan para mirar y quedan asombrados al ver su contenido).
El Padre: ¡Oro!
La Madre: ¡Oro! ¡Somos ricos!
Ramoncito: Ahora recuerdo las palabras del viejecito del camino, de Jesús, que recorría el mundo probando la caridad de los
hombres: "Que oro se vuelva todo lo que pongas en tus alforjas", me dijo cuando recibió mi limosna... Y sus palabras se
cumplieron...
La Madre: Porque fuiste bueno hijo mío. ¡Por eso! El Padre: ¡Porque fuiste bueno! (Telón).
La Voz: Y así termina esta leyenda: Los hermanos de Ramoncito, arrepentidos, prometieron enmendarse y todos vivieron
ricos y felices.'
Adaptada fielmente de la leyenda que, bajo su mismo nombre, publica la "Antología Folklórica Argentina", para las escuelas
primarias, editada por el Consejo Nacional de Educación (1940). Su tema es conocido especialmente en las provincias de La Rioja,
Mendoza, San Luis, San Juan, Tucumán y Córdoba.
LA NAVIDAD EN LA ESCUELA
En buena parte del país, la Navidad coincide con el período de vacaciones. Sin embargo, en los últimos años, tanto en
esas escuelas como en las qiie se encuentran en pleno desarrollo del año escolar, se ha impuesto la costumbre de levantar
pesebres y "árboles de Navidad", aprovechándose esta circunstancia para brindar a los alumnos diferentes obsequios.
En ^realidad creemos que de encontrarse para la Navidad maestros y alumnos en la comunidad en la cual se levanta la
escuela, cosa no muy difícil, especialmente en el ámbito rural, es interesante que la celebración de la fecha máxima de la
cristiandad tenga eco en la misma; que-se levante un pesebre, humilde, como en realidad lo fue el que recibió al Señor, sin
más exigencias que la fidelidad y el buen gusto. Y si bien es cierto que el "árbol de Navidad" nada tendría que hacer en un
ambiente cristiano que respeta sus tradiciones, la verdad es que en los últimos años la propaganda comercial, las notas
periodísticas y otros factores más, han hecho infaltable el mismo en los hogares, en las plazas públicas, en los clubes, en
instituciones culturales y deportivas, etc. De manera pues, que con criterio realista y práctico hay que aceptar esta
transculturación sin entrar a ver si corresponde o no.
Como complemento interesante de la celebración de la Nochebuena, hay un elemento más que consejamos desde todo
punto de vista que sí sea incluido en el programa de la celebración navideña: la danza de ¡as cintas, que aún hoy tiene
vigencia en Jujuy y que guarda la virtud de atraer por el encanto de su significado o sea la adoración al Niño Dios, por la
dulzura de su música y la pureza cristalina de los villancicos que se entonan; esto aparte del valor plástico que sin mayores
aditamentos adquiere la danza en sí, plena de contenido espiritual.
Ninguna fiesta más gloriosa tiene el calendario cristiano que la del 25 de diciembre, día de Navidad, con que se celebra el
nacimiento de Jesucristo. Fue establecida en el siglo II de nuestra era, por San Telésforo y si bien en un principio era
movible, en el siglo IV, durante el pontificado de Julio I, se consagraba como fija, abarcando la noche del 24 de diciembre, que
pasó a ser la Nochebuena, y el día 25 de diciembre de cada año, que se constituyó en la Navidad propiamente dicha.
A partir de tan remota época los pueblos del Viejo Mundo y de Europa especialmente, rivalizaron en quién celebraría con
más esplendor la fecha señalada como la del nacimiento de Nuestro Señor.
Hasta el siglo VIII, las fiestas en sí eran sencillamente aldeanas, sin gran brillo, pero a partir de entonces fueron
adquiriendo magnificencia creciente hasta alcanzar contornos realmene apoteóticos: las iglesias se poblaron de
.Señor del Milagr venerado en Salta y en todo e! país
colgaduras severas, se iluminaron es ecialmente los altares, y los ritos cíe variada naturalez y los cantos litúrgicos pusieron la
gravedad que el glorioso festejo me ecía.
Poco a poco pasó a ser, ademá , la fiesta familiar por excelencia, la fiesta en que baj ningún pretexto se admite que,
viviendo, falte un solo miembro a l a mesa generosa que se tiende con mantel blanco, y en la que el jefe del hogar agradece al
Divino Hijo el pan y la sal del año próximo a fenecer, la salud de los hijos, la abnegación de la esposa y el trabajo fecundo que
permite llenar de frutos y manjares la mesa de Nochebuena.
A partir de 1223, y por inspirac ión de San Francisco de Asís, la tradicional Navidad tuvo un agregado que completó la
fiesta. En efecto, en la noche del 2 de diciembre de dicho año, en Greccio, en el valle d Riat, Italia, preparó en una gruta
cercana al bosque del lugar, escena minúsculas que reproducían la llegada del Señor, y qu e hoy conocemos con el nombre de
Nacimiento o Pesebre. Al día siguie te llegaron los aldeanos y admiraron la miniatura que i ncluía un pesebre, el Niño-I)ios, el
burro, el buey y los pastores.
Y fue frente a estos nacimiento s —que adquieren hoy características especiales segú los países y las regiones— donde
empezaron a entonarse cantos ingen os y sencillos llamados en España y América villancic os, en Italia pastorelle, en Francia
noells, en Inglaterra christmas, car ols, etc.
En América la Navidad se celebra con igual o mayor solemnidad que en Europa, adquiriendo extraordinario colorido
especialmente entre las comunidades indígenas en las que el cristianismo enraizó profundamente. En la Argentina, desde unos
quince días antes comienzan los preparativos para alabar al Señor en el día de su llegada al mundo. Se levantan en las iglesias
y en las casas particulares los nacimientos, que permanecen armados hasta el día de Reyes, desfilando ante los mismos
chicos y mayores.
En algunos pueblitos serranos de la provincia de Jujuy lindantes con Bo-livia, se baila durante la Nochebuena como en el
vecino país, la danza de las cintas, cuyo trenzado y destrenzado se hace cantando villancicos.
Hace poco tiempo existía la costumbre —hoy algo abandonada— de dar serenatas en las casas amigas, acompañando los
cantos con guitarras o acordeones, siendo curioso que los chiquillos que no saben ejecutar ningún instrumento, recorren las
calles de los suburbios y pueblitos entonando cantos que poco tienen de religioso y golpeando desacompasadamente
tambores o latas vacías. Agreguemos a esto que en tas grandes ciudades y en los villorrios más alejados, pese a la
advertencia policíaca de que no debe hacerse, se festeja la llegada de la Nochebuena con disparos de armas de fuego, cohetes,
camaretas, etc., que en el interior son más graneados y menos reprimidos.
Las iglesias se llenan de fieles que se multiplican para escuchar la misa del gallo celebrada al filo de la medianoche. Esta
misa representa el nacimiento temporal de Jesucristo; la que se celebra en la madrugada del día 2f> simboliza el nacimiento en
el corazón de los justos con la adoración de los pastores, y la que tiene lugar en la mañana señala el nacimiento del Verbo (o
Espíritu Divino) en el seno de Dios Padre.
En los últimos años se ha perturbado la pureza de esta recordación cris liana, con-el extraño árbol de Navidad, que nada
dice con respecto a la fiesta
misma, tratándose en cambio de un renacido culto dendrolátrico que sólo la moda ha conseguido imponer. No menos extraño
es el famoso Papá Noel entrando por la chimenea con bolsas repletas de juguetes.
Debe destacarse que la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires instala desde hace varios años en la avenida Nueve
de Julio un pesebre público, al aire libre, con figuras de tamaño natural, ante el que desfilan los varios millones de habitantes
de la metrópoli. Y últimamente agregó al mismo un monumental árbol de Navidad. Lo mismo, en menor escala, hace en las
plazas de la Ciudad de Buenos Aires.
En la escuela el pesebre puede armarse con la colaboración de los niños, ya que ellos no sólo tienen capacidad creativa
sino que ponen lo mejor de sí mismos para que adquiera trascendencia en la comunidad.
Poco importa que el pesebre resultante sea clásico. Lo que sí es fundamental es el aporte de los niños, que en al afán de
extremar su comunicación con el Niño, acercan al mismo frutas diversas, flores, muñequitos, animalitos, etc.
Mientras el buen gusto no sea perturbado, los maestros deben admitir la div ersidad de las ofrendas.
Digamos también que los pesebres artesanales —de dos o hasta más de diez figuras— generalmente son de gran
calidad artística, hechos en barro cocido, como los de Purmamarca (Jujuy); los que se hacen en palo santo por los
aborígenes del Chaco y Formosa, algunos en miniatura, verdaderas joyas de la artesanía regional.
La Navidad en las escuelas adquiere una gran resonancia cuando se baila la danza de las cintas con participación a veces
de hasta veinte niños. Existe una magnífica versión de la misma de Carlos Vega, con la que pueden ayudarse los maestros
directamente o contando con la colaboración de los profesores de música y alguien que conozca el sentido mágico de la danza,
que aún permanece vigente en diversos pueblos de Jujuy, en la quebrada de Huma-huaca.
Sea como'fuere, no es nada difícil exhumar la danza de las cintas. Constituye sin duda una de las mejores alabanzas al
Niño Dios en la Nochebuena.
VILLANCICOS TRADICIONALES
ALBRICIAS, ALBRICIAS.
Albricias, albricias,
albricias se den,
por un niño hermoso
nacido en Belén.
Las pajas del nido
volando se van,
en busca del niño
y abrigo le dan.
A continuación describimos algunos de los alimentos tradicionales del país, para que la maestra haga de este material,
cuando las circunstancias le sean propicias, el uso que estime oportuno. No ti ene este breve capítulo otro propósito. Por otra
parte, si el mismo puede parecer poco aprovechable para los maestros de los centros urbanos, no ocurre lo mismo con los del
interior, donde aquéllos tienen vigencia por el est atus general de los pequeños.
ALCUCO. Alimento hecho a base de trigo pisado y hervido con agua y sal, que se complementa con trocitos de carne,
grasa, cebolla y ají.
HOLANCIIAO . Alimento que se prepara en forma de esferitas pequeñas, con la fruta del mistol bien madura y
machucada mezclada con harina de algarroba o maíz tostado. Se consume especialmente en invierno.
CECINA. Tira delgada de carne, seca y sin sal, con la que se complementan los chicharrones y la chatasca.
CHANCAO. Alimento típico de la región noroccidental, preparado con maíz machacado al que se agrega ají y grasa de
llama u oveja.
CHARQUI. Lonjas de carne que se salan para consumir, que se hayan secado al sol y al aire. Para que ello ocurra, se
hace ablandar previamente en agua tibia. Constituye el elemento fundamental para preparar el charquicán, agregándole
pimienta, ajonjolí, papa, etc. El charqui se prepara comúnmente con carne ovina o vacuna.
CHATASCA. Comida preparada en base al charqui, al que se moja previamente y se le agregan papas, porotos, zapallo,
etc., y algo de carne, por lo común vacuna.
CHICHARRONES. Residuos de grasa fritos en su misma gordura. Cuando se prepara con carne de cerdo, se prepara
el queso de chicharrón.
CHICHARRÓN TRENZADO. Con tiras delgadas de charqui o cecina y trenzadas, se prepara el chicharrón trenzado, el
cual generalmente se asa para su consumo.
CARBONADA. Es uno de los platos más típicos del país, preparado con carne cortada en trozos, ají frito, grasa, zapallo
desmenuzado o picado y a veces arroz. También se acostumbra a ponerle cebolla picada, tomate majado y verduras varias,
incluso batata.
HUMITA. Es un plato indígena del Norte y Noroeste. Se prepara con choclo rallado, revuelto de tomate, cebolla y ají
picado. Estos tres últimos ingredientes se fríen previamente. El total constituye una pasta, la cual se
envuelve en hojas de chala y todo se cuece en baño de María. Generalm se sirven calientes.
LOCRO. Esuno de los platos más peculiares de la cocina criolla, y el común de todos, pues es infaltable en los ambientes folk.
Se prepara a I de maíz y a veces de trigo, pisados en el mortero, al que se le agrega cara vaca, o de guanaco o de la que se pueda
disponer; papas, porotos, ají j bolla, lo que lo torna muy sabroso.
MAZAMORRA. Comida criolla compuesta de harina de maíz blan simplemente maíz partido, con azúcar o miel. A veces se
mezcla con le
MOTEO MUTI. Comida hecha a base de maíz ablandado y hervido agua y sal, a la que se agrega grasa, papas y ají, porotos,
chorizos y trozo panza. Recibe también los nombres de mote peía o muti pela.
PA TA Y. Alimento que se prepara con la harina de algarroba. La v¡ de esta planta se tritura hasta convertirla en un polvillo
fino, el cual poste y generalmente se mezcla con agua. Se obtiene así una masa que se deja car y se guarda para su consumo
posterior, especialmente en invierno.
PORORÓ. Maíz pisingallo que se fríe en sartén y que revienta en ros< blancas. Su consumo se hace espolvoreándole azúcar o
miel.
TORTILLA. Pan sin levadura que se cuece al rescoldo. Algunas ve se le agrega chicharrón molido y grasa. Se diferencia del
chipaco, en que < se prepara con harina, agua, sal y chicharrón en cantidad suficiente, per< cuece en el horno.
ULPO. Harina de maíz mezclada con azúcar o harina de algarroba. S consume "seco" o desleído en agua.
ZAPALLO CHARQUI. Zapallo cortado en tiras y secado al sol. Se c sume por lo común en invierno.
Entre los dulces, merece señalarse el arrope, preparado con diversas i tas, las que se hacen hervir hasta adquirir la
consistencia necesaria, miéndose por lo común como postre.
Hay arrope de uva, de chañar, de tuna, etc. Las ollas en que se obtien< arrope, son de cobre y reciben el nombre de pailas.