Características de Los Contratos Mercantiles
Características de Los Contratos Mercantiles
Características de Los Contratos Mercantiles
En el derecho mercantil, el negocio jurídico mercantil “Es todo acto voluntario lícito realizado por los
comerciantes en la actividad que desarrollan en su empresa, ya sea con otros comerciantes o con
personas particulares que participan en las actividades propias del comercio, de conformidad con una
norma jurídica que tenga por finalidad realizar transacciones mercantiles y específicas con el fin crear,
conservar, modificar, transferir o extinguir derechos y obligaciones dentro de la esfera del derecho
privado
Es todo acto voluntario lícito realizado por dos comerciantes o por un comerciante y un particular de
conformidad con una norma jurídica que tenga por finalidad realizar transacciones mercantiles y
específicas con el fin crear, conservar, modificar, transferir o extinguir derechos y obligaciones dentro
de la esfera del derecho privado.
Para que el negocio jurídico mercantil tenga validez se necesita que se den algunos requisitos de
distinto carácter regulados por el Código Civil:
● capacidad legal del sujeto que declara su voluntad, consentimiento que no adolezca de vicio y
objeto licito (Articulo 1251 C. C.).
● Por lo que hace al objeto o materia del negocio, la ley requiere que sea licito, es decir, no
prohibido. También habrá de considerarse su especial aptitud respecto a cada tipo de negocio.
Ejemplo: un agente vendedor llega a una tienda y realiza un negocio de suministro de mercadería en
nombre de su principal; éste envía la prima remesa o realiza otro acto que denota el conocimiento que
tiene de lo que en su nombre realiza el agente viajero. Si el principal comerciante quisiera incumplir
sus obligaciones de suministro, alegando que el agente viajero no tenía mandato para representarlo,
su argumento carecería de fundamento porque en ese caso se dio la representación aparente, o sea,
representar a otros sin mayores formalidades, siempre y cuando, expresa o tácitamente, se de la
conformidad por parte del representado.
Diferencias: en los contratos mercantiles se puede dar la representación aparente, mientras que en
los contratos civiles para la representación es necesario un mandato.
Mientras que el Código de Comercio (art. 671 CoCo) establece que los contratos mercantiles no están
sujetos para su validez a formalidades especiales, excepto en el contrato de fideicomiso art. 771 CoCo
y el contrato de sociedad (art. 16 CoCo) los que deben celebrarse en escritura pública.
4. Cláusula compromisoria
Los artículos 270 y 272 del Código Procesal Civil y Mercantil, establecen que toda controversia relativa
a los contratos puede dirimirse mediante juicio arbitral, si así se consigna en escritura pública.
En el Terreno mercantil es diferente: un contrato puede discutirse mediante arbitraje sin necesidad de
que la cláusula compromisoria conste en escritura pública, lo que viene a ser una característica del
contrato mercantil.
Los contratos de adhesión son documentos cuyos términos y condiciones son establecidas
unilateralmente por una de las partes a través de formularios para la adquisición de un producto o la
prestación de un servicio, que al usuario no le queda más que aceptar (adherirse) las condiciones
impuestas para que el contrato se perfeccione.
En cuanto al Código de Comercio se refiere, debemos distinguir dos situaciones que disciplinan el
contrato por adhesión:
b) Contratos mediante Pólizas (673). Hay contratos que se celebran mediante pólizas (el
seguro), mediante facturas (una compraventa), mediante órdenes o pedidos (el suministro). En estos
contratos puede suceder que los términos en que se contrato, difieran de lo que dice el documento.
Para ello puede pedir la rectificación dentro de los quince días siguientes a aquél en que se recibe el
documento; de lo contrario, se consideran aceptadas las condiciones consignadas.
Asimismo, si la persona contra quien se reclama no contesta dentro de quince días; se considera
aceptada la rectificación. En estos dos casos debe tenerse al silencio como tácita manifestación de
voluntad. A estas formas de contratar también se les aplican las reglas de interpretación antes dichas.
Los actos jurídicos, sobre todo los que se refieren al tráfico patrimonial están sujetos a cargas
impositivas en favor del Estado. Como el tráfico mercantil puede verse afectado en la buena fe
comercial, cuando los sujetos omiten tributar con respecto a sus contratos y obligaciones, la ley
establece que ello no produce la ineficacia de los actos o contratos mercantiles, como tampoco los
libera de pagar los impuestos omitidos.
La libertad para llevar a cabo un contrato con quien nosotros queramos y sin tener que dar
explicaciones a nadie por haber elegido a este o a aquel contratante.
Para aclarar este concepto, se cita el siguiente ejemplo: si deseamos adquirir un coche nuevo, nadie
podrá imponernos a nuestro proveedor, sino que seremos totalmente libres para elegir el que más
confianza nos inspire. Del mismo modo, si se quiere llevar a cabo una reparación de un aparato
eléctrico, podrá optarse por el mecánico que se estime más conveniente, sin que haya que decidirse
necesariamente por aquél que propone la mejor relación calidad-precio.
De acuerdo al Código de Comercio, la libertad de contratación implica que nadie puede ser obligado
a contratar, sino cuando el rehusarse a ello constituya un acto ilícito o abuso de derecho (artículo 681
del Código de Comercio).
Villegas Lara indica que si una persona habilita una empresa fabril (Son aquellas de extracción o
producción de bienes por transformación de determinados insumos o materias primas en productos
físicamente diferentes.) o de intermediación para ofrecer al público bienes y servicios, ella tiene la
libertad jurídica para decidir si contrata o no con una persona determinada.
Ahora bien se dan casos en que por prejuicios de variada índole un comerciante puede decidir que no
contrata o negocia con sujetos de determinada religión, raza o situación económica. ¿Podría
fundamentarse esa conducta en la libertad de contratación? No, porque ello sería un acto ilícito y abuso
de derecho.
El comerciante en tal caso, cometería abuso de derecho si se negara a contratar, porque como bien
lo dice el dictamen del anteproyecto del Código de Comercio: “si el consumidor no tiene la facultad de
elegir proveedor, éste tampoco debe poder elegir su clientela”.
8. Efectos de la cláusula “rebús si stantibus” Art. 688 CoCo. Art. 1330 CC.
La Teoría de la imprevisión Quiere decir que el que el contrato se cumple siempre y cuando las
circunstancias o cosas -Rebus- se mantengan -stantibus- en las mismas condiciones o situaciones
iniciales (sic). A este respecto, y sin que varíe mucho de lo que establece la doctrina civil (art. 1330),
el Código de comercio establece en su artículo 688 que el deudor puede demandar la terminación del
contrato únicamente en los de tracto sucesivo y en los de ejecución diferida, si sobrevienen hechos
extraordinarios e imprevisibles que hagan oneroso el cumplimiento de la prestación. Una terminación
que se diera por esas circunstancias no afectaría las obligaciones ya cumplidas ni aquéllas en las que
ya se ha incurrido en mora.
Doctrina Civil: Tiene su fundamento en la denominada cláusula rebus sic stantibus, concerniente a
que está sobreentendido entre las partes, al celebrar la obligación, que quedan sujetas al cumplimiento
de sus correspondientes prestaciones siempre que las circunstancias que prevalecían al momento de
obligarse permanezcan iguales, inalteradas, hasta el momento del pago. Y, en caso contrario, es decir,
si por razones imprevistas e inevitables dichas circunstancias cambian sustancialmente, las partes ya
no están obligadas al cumplimiento.