Julio Verne
Julio Verne
Julio Verne
Julio Verne
“Todo lo que fui capaz de imaginar otros serán capaces de realizarlo”
(Jules Verne; Nantes, 1828 - Amiens, 1905) Escritor francés considerado el fundador de la moderna
literatura de ciencia ficción. Predijo con gran precisión en sus relatos fantásticos la aparición de
algunos inventos generados por los avances tecnológicos del siglo XX, como la televisión, los
helicópteros, los submarinos o las naves espaciales. (Biografías y Vidas, 2004-2019)
Este personaje nos muestra una de las cualidades más importantes del ser humano que es la
imaginación, la cual nos ayuda a progresar y mejorar nuestras habilidades. Sobre el tema Guilford
(1959) plantea que los seres humanos tienen dos clases de pensamiento; el convergente que se
relaciona con la lógica y el divergente con la creatividad. Según el autor, el pensamiento divergente
se mueve en varias direcciones; buscando la mejor forma para resolver los problemas que siempre
enfrenta como nuevos y para los que no tiene patrones de solución, pudiendo dar una gran variedad
de soluciones apropiadas más que una única correcta. (Henao, 2006).
La vida de Julio Verne es aparentemente una sucesión de decisiones sensatas: estudió derecho
siguiendo la tradición familiar, contrajo matrimonio con una viuda rica, logró una posición
acomodada y sólo cuando su arrollador éxito se lo permitió se dedicó en exclusiva a la literatura.
A los once años, enamorado de una prima suya, se embarcó en un barco que partía a las Indias con la
romántica idea de traerle un collar de coral. La aventura fue abortada en el último segundo por su
padre, que le propinó una paliza; ello y el posterior desdén de la prima alimentó al parecer la misoginia
de Verne y una secreta rebeldía que, incapaz de manifestarse en la sociedad bien pensante, hallaría
un cauce de expresión en la desbordada fantasía de su literatura.
Sus inicios literarios fueron difíciles; sus piezas de teatro no tuvieron una divulgación importante, y
recurrió a la docencia para sobrevivir. Desde 1852 hasta 1854 trabajó como secretario de E. Seveste
en el Théâtre Lyrique, y publicó algunos relatos en Le musée des familles, como Martín Paz (1852).
En 1857 se convirtió en agente de bolsa y empezó a viajar; visitó Inglaterra, Escocia, Noruega y
Escandinavia, y continuó sus escritos. En 1859 contrajo un
matrimonio que no cabe juzgar sino como de conveniencia;
Verne mantuvo su misoginia más allá del mismo, igual que la
relación con su padre (opuesto a sus veleidades literarias) fue y
seguiría siendo siempre conflictiva: alcanzada la independencia
económica, jamás volvió a poner los pies en el hogar paterno.
Posteriormente conoció al editor Hetzel, quien se interesó por sus textos y le publicó Cinco semanas
en globo (1863), obra que lo lanzó al éxito y lo estimuló a proseguir con la temática de la novela de
aventuras y fantasía. El mismo editor le encargó una colaboración
regular para la revista Magazine d'éducation et de récréation, y en
poco tiempo alcanzó una gran celebridad. Aprovechando sus
conocimientos geográficos, adquiridos a través de numerosos viajes
por Europa, África y América del Norte, y su entusiasmo p or la
revolución tecnológica e industrial, Verne se convirtió en un
especialista de los relatos de viajes y aventuras de corte científico.
Su dominio de la tensión dramática le permitió combinar
extravagantes situaciones y momentos poéticos en una prosa ligera
y amena.
Inmediatamente se enfrascó en la redacción de Viaje al centro de la Tierra (1864), para lo cual se
aplicó a la geología, la mineralogía y la paleontología. Las detalladas descripciones de animales
antediluvianos maravillaron a los expertos, poniendo de manifiesto su extraordinaria intuición
científica. Su tercer gran libro fue De la Tierra a la Luna (1865), cuya publicación despertó tal
entusiasmo por los viajes espaciales que su despacho se inundó de cartas solicitando reservas para el
próximo viaje lunar. La novela se ocupaba tan sólo de los preparativos del viaje, y su extraordinaria
acogida indujo al autor a completar la historia con su segunda parte, Alrededor de la Luna (1870),
que relata el viaje propiamente dicho.
A estas obras iniciales siguieron pronto muchos libros memorables. Las aventuras del capitán
Hatteras (1866) narra la desventurada expedición de este tenaz y singular personaje al Polo Norte,
en cuyo transcurso encuentra al capitán Altmont, superviviente de una expedición americana con el
mismo objetivo. Los hijos del capitán Grant (1868) emprenden un dilatado viaje que los lleva hasta
Australia en busca de su padre, cuyo paradero sólo conocen parcialmente por un mensaje suyo hallado
en una botella.
Veinte mil leguas de viaje submarino (1870) es, entre su
extensísima producción, uno de los libros que conserva más íntegro
su encanto. La peripecia se inicia cuando una fragata americana
parte en busca de un monstruo marino de extraordinarias
proporciones al que se atribuyen múltiples naufragios. El monstruo
aparece, se precipita sobre el barco expedicionario y lo echa a pique,
llevándose en su espinazo al naturalista Aronnax, a su fiel criado
Conseil y al arponero Ned Land. El monstruo resulta ser un enorme
submarino, el Nautilus, en el cual los tres hombres pasarán cerca de
diez meses hospedados por el enigmático capitán Nemo, artífice del invento. Visitarán los tesoros
sumergidos de la Atlántida, lucharán contra caníbales y pulpos gigantes y asistirán a un entierro en
un maravilloso cementerio de coral. (Biografías y Vidas, 2004-2019)
Nemo, hostil e iracundo, no tardará en revelarse como un proscrito, un sublevado solitario cuyo manto
de misterio esconde una identidad principesca y una pesadumbre tenebrosa. Se ha señalado que Nemo
es un trasunto del propio Verne. Ambos viven encerrados, solos e incomprendidos, el primero en su
coraza de acero, el segundo en la burbuja de su gabinete, ambos refugiados tras el disimulo y el
secreto. Del mismo modo que Verne dejó estupefactos a propios y extraños presentándose a unas
elecciones municipales en Amiens por una lista de extrema izquierda, el capitán Nemo, que lucha por
la liberación de los pueblos oprimidos, detesta a la convencional y adocenada colectividad que lo
persigue y enarbola dos veces el estandarte negro del nihilismo.
La isla misteriosa (1874), otra de sus más destacadas
novelas, representa el cierre de la trilogía que forma
junto con Los hijos del capitán Grant y Veinte mil
leguas de viaje submarino al retomar y relatar el
destino de dos de sus personajes: Ayrton y el capitán
Nemo. Deudora del Robinson Crusoe de Daniel
Defoe, tiene como protagonista al ingeniero Cyrus
Smith, cuyos saberes técnicos y prácticos permiten la
supervivencia del grupo de personajes que llega
accidentalmente a la isla.
Más allá de la ciencia ficción
Con el mismo interés fueron recibidas novelas de
aventuras con una menor carga de ciencia y de
fantasía, como La vuelta al mundo en ochenta
días (1873). El protagonista de la historia es Phileas
Fogg, un imperturbable aristócrata británico que
apuesta con sus compañeros de club que es capaz de
dar la vuelta al mundo en ochenta días; el monto de la
apuesta asciende a veinte mil libras, la mitad de su
fortuna. En compañía de su criado Passepartout,
recién incorporado al trabajo, el fabuloso viaje le
depara toda clase de aventuras a lo largo del mundo y multitud de obstáculos a los que enfrentarse.
Entre ellos se incluye el Sr. Fix, un celoso inspector de policía que quiere encarcelarlo por creerle
culpable de un monumental robo a un banco.
Lo heroico y lo cómico se alternan en el libro: son cómicas las aventuras con el policía que le sigue
y la figura de su criado Passepartout; heroicas las aventuras y las hazañas para superar las dificultades
que se interponen en su propósito final. Paradójicamente, esta carrera prodigiosa alrededor de la tierra,
victoriosa conquista del espacio y del tiempo, es efectuada por el caballero inglés más flemático y
acompasado que pueda imaginarse. Publicada por entregas, el éxito de la novela fue tal que se llegaron
a cruzar apuestas sobre si Phileas Fogg, "el hombre menos apresurado del mundo", lograría llegar a
la meta en tan breve tiempo. (Biografías y Vidas, 2004-2019)
También se alejan de la anticipación científica otras obras de gran éxito como Miguel Strogoff (1876)
o Un capitán de quince años (1878). El título de Miguel Strogoff es el nombre de su protagonista, un
capitán de los correos del Zar: Strogoff recibe el encargo de llevar un importante mensaje a la lejana
ciudad de Irkutsk, cuya guarnición está amenazada por una revuelta de hordas tártaras soliviantadas
por un tal Iván Ogareff, ex oficial del Zar, que quiere de ese modo vengarse de la degradación que ha
sufrido. Domina toda la aventura la figura del correo imperial, personificación del valor más temerario
y de la devoción más absoluta. La historia es narrada con gran habilidad y un singular efectismo que,
hasta la feliz conclusión, conserva todo el interés, avivado por la sugestión del ambiente casi bárbaro.
Un capitán de quince años (1878) arranca en un puerto de Nueva
Zelanda: la señora Weldon se embarca con su hijo Jack en un velero que
habrá de llevarla a San Francisco, donde le espera su marido, armador.
Durante la travesía, el capitán y toda la tripulación perece en el intento
de dar caza a una ballena, y el joven Dick Sand, de quince años de edad,
se hace cargo del barco con la ayuda de unos negros a los que habían
salvado de un naufragio. Pese a las infernales maquinaciones del
cocinero de a bordo, Negoro, que hace anclar adrede el velero en un país
salvaje con la intención de vender como esclavos a la tripulación y a los
pasajeros, el capitán de quince años consigue conducir a su patria a la señora Weldon y a su hijo.
Autor sumamente prolífico desde que se instaló profesionalmente en la escritura, es inevitable dejar
de reseñar destacados libros suyos, como Las tribulaciones de un chino en China (1879), El faro
del fin del mundo (1881), Dos años de vacaciones (1888) y Los viajes del capitán Cook (1896),
entre muchos otros; su producción novelística supera el medio centenar de títulos. Julio Verne se
radicó en Amiens en 1872, y a partir de 1886 se comprometió con las actividades municipales de
dicha ciudad. Junto con una serie de entusiásticas aprobaciones, la extraordinaria fama le procuró
detractores encarnizados; en 1886 un joven irresponsable disparó contra él frente a la puerta de su
casa un pistoletazo que le dejó cojo. Tres años después fue nombrado representante del consejo
municipal, y en 1892 fue condecorado con la Legión de Honor.
Muchos textos de Verne, popularizados ya con rapidez en vida del autor, quedarían entre los grandes
clásicos de la literatura infantil y juvenil del siglo XX. De su obra póstuma destacan El eterno
Adán (1910) o La extraordinaria aventura de la misión Barsac (1920), en las que un crítico tan
poco convencional como Michel Butor ha querido ver un Verne más profundo y escéptico de lo
habitual, que tendía a desconfiar de las consecuencias que podía acarrear para los seres humanos el
progreso incesante de la tecnología y de la ciencia. (Biografías y Vidas, 2004-2019)
Verne en su prolífica obra, fue capaz de imaginar y predecir con gran precisión en sus relatos la
aparición de algunos inventos y acontecimientos históricos que ocurrirían en el siglo XX y XXI. Entre
estos tenemos:
Armas de destrucción masiva en Frente a la Bandera y Los quinientos millones de Begún.
El helicóptero en Robur el Conquistador.
Los grandes trasatlánticos y las muñecas que hablan en Una ciudad flotante.
El ascensor y la combustión por hidrogeno en La isla misteriosa.
El descubrimiento de las fuentes del Nilo en Cinco semanas en globo.
La conquista de los polos en Las aventuras del capitán Hatteras, La esfinge de los hielos,
20.000 leguas de viaje submarino.
Los gobiernos totalitarios en los quinientos millones de Begún
Internet, los motores de explosión, los trenes de alta velocidad en París en el siglo XX.
El submarino y los motores eléctricos en 20.000 leguas de viaje submarino.
Las pistolas eléctricas (balas eléctricas) en 20.000leguas de viaje submarino.
En cuanto a su perfil sicológico, Verne mostraba una actitud de oposición a la autoridad, de
rebeldía, especialmente cuando esta autoridad ejercía algún tip de de control sobre su libertad y
su imaginación.
Julio Verne miraba el agua y siempre imaginaba aventuras futuras, saboreando cada segundo de
cada día realizando juegos y aventuras en el río Loira. Fantaseaba siempre con un futuro mejor
para huir de su angustia, del aburrimiento y del compromiso con cualquier cosa que considerase
monótona, limitadora y vulgar.
Leia y coleccionaba artículos científicos, demostrando una curiosidad obsesiva que le duraría
toda la vida.
Dedicaba mucho tiempo a conocer y calcular consecuencias. A menudo se despistaba en lo que
estaba haciendo porque su atención se iba a sus pensamientos con mucha facilidad. Tenía
curiosidad por saber como funcionaban las cosas y seguramente le molestaba sentirse ignorante.
Uno de sus sitios favoritos para jugar era una fábrica de motores de vapor, los cuales le
fascinaban… pues movían la humanidad desde la era industrial.
Verne tendía a hacer demasiadas cosas a la vez, no se ponía limites a la hora de buscar
constantemente nuevas experiencias y fuentes de estimulación. Se expresaba de forma viva,
fascinante y a menudo arrebatadora con un lenguaje colorista y estimulante. Siempre recurría a
la fantasía y a una serie de adjetivos que atraían el interés de la gente. Tenia una alta autoestima
(al menos lo aparentaba) y solía caer bien por el encanto que despertaba. (Queral, 2018)
Verne tenía una personalidad algo egocéntrica, egoísta, exigente e impaciente, que satisface sus
propias necesidades concediéndose la libertad de obrar de acuerdo con el deseo del momento.
(Queral, 2018)
Tenia una mente despierta y ágil a la hora de explorar nuevas ideas y poner en marcha nuevos
proyectos. Se emocionaba con todo lo que aportaba novedad y prometía buenas experiencias. Era
alegre y podía contagiar su optimismo.
El 9 de marzo de 1886, a la edad de 58 años, caminando de regreso a su casa, su sobrino Gastón,
de 25 años, con quien llevaba una relación cordial, le disparo con un revolver, sin razones claras,
hiriéndole en la pierna izquierda, dejando como resultado una cojera de la que no se recuperaría
y que le volvería más pesimista, respecto a la vida personal y la tecnología, además de oscuro
pues el hombre no utilizaba la tecnología como el había imaginado…. Todo aquello que había
“idealizado” en su mente no se cumplía.
En 1888 Verne ingreso a la política dentro del partido conservador, siendo elegido concejal del
ayuntamiento de Amiens, donde abogo por una serie de mejoras en la ciudad, labor que desarrollo
durante quince años.
En una de sus ultimas entrevistas, afirmó que no visionó nada, sino que se documento mucho y
bien para plasmar en su Viajes Extraordinarios los desarrollos científicos de la época, gracias al
auge de su divulgación y estudio, para imaginar como serian en un futuro.
Falleció el 24 de marzo de 1905 padeciendo diabetes, perdió la audición y la vista casi en su
totalidad. La ultima frase que dijo antes de morir fue “Sed buenos”( palabras que también
menciona E.T en la película de Steven Spielberg como homenaje).
El último libro en el que estuvo trabajando hasta poco antes de su muerte se llama La invasión
del mar, y podría ser premonitorio también. Intentando realizar un cambio en la naturaleza con el
fin de obtener más tierras de cultivo (presentando ya la inquietud por la falta de tierras de cultivo),
son provocados grandes maremotos y erupciones, haciendo que Europa quedara cubierta por el
agua derretida de los polos, provocado por el cambio climático, causando que el hombre vuelva
a una época primitiva. (Queral, 2018)
De acuerdo a Jesús Seijas Queral, Psicólogo, el estilo de personalidad de Julio Verne corresponde
al eneatipo 7, subtipo conservación del “Eneagrama de la personalidad”
https://eneagramadelapersonalidad.com/tag/perfil-psicologico-de-julio-verne/
L
https://eneagramadelapersonalidad.com/descripcion-de-todos-los-estilos-de-personalidad/eneatipo-
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