Nahuas Huasteca PDF
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ISBN 970753008-1
En algunas poblaciones, las mujeres mayores conservan el uso de blusas ricamente bordadas
en punto de cruz sobre manta con motivos de flores de su entorno.
Fotógrafa Julieta Valle, 1994. Acervo personal.
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COORDINACIÓN ACADÉMICA
Enrique Serrano Carreto
Lilia Cruz-González Espinosa
CONSULTORÍA EN DEMOGRAFÍA
Constanza Rodríguez Hernández
Fotografía 1a de forros y portada: Los sones constituyen un componente crucial de las ceremonias nahuas.
Zongolica, Veracruz.
Fotógrafo Víctor Luna, 1987. Fototeca Nacho López, CDI.
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NAHUAS DE LA
HUASTECA
JULIETA VALLE ESQUIVEL
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CDI
972.004
C65
NAHUAS
HUAST.
Valle Esquivel, Julieta
Nahuas de la Huasteca / Julieta Valle Esquivel. México : CDI : PNUD, 2003.
31 p. : maps. retrs., tabs. (Pueblos indígenas del México contemporáneo)
Incluye bibliografía
ISBN 970-753-008-1
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Queda prohibida la reproducción parcial o total del contenido de la presente obra, sin contar previamente con la autorización
del titular, en términos de la Ley Federal del Derecho de Autor, y en su caso de los tratados internacionales aplicables. La
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y no es raro encontrar individuos que ha- región. Estos son rasgos que —junto con la
blen, además del náhuatl, alguna o varias extendida práctica del uso de topónimos
de las otras lenguas indígenas propias de la referidos a particiones del espacio comuni-
región. Aunque menos frecuente, también tario— unifican a los nahuas de esta parte
llega a darse el caso de localidades en las del país, aunque es preciso considerar que
cuales residen familias de diferente origen en otros aspectos, incluida la lengua, en-
étnico y que, sin embargo, comparten mul- contramos grandes diferencias: en la Huas-
titud de rasgos culturales. Por otro lado, ca- teca se hablan por lo menos dos dialectos
be mencionar la importante presencia de del náhuatl, identificados no sólo por los
emigrantes nahuas de la Huasteca en los propios hablantes sino incluso por los lin-
6 tres municipios urbanos más sureños del güistas. Gracias a los estudios especializa-
estado de Tamaulipas, quienes conviven dos que involucran técnicas complejas de
ahí con otros indígenas oriundos del mis- análisis, sabemos que estas variantes son
mo vecindario interétnico, así como —en producto de diferentes momentos de pe-
menor medida— de otros lugares de Méxi- netración de los hablantes del náhuatl en
co (véase cuadro en la p. 31). la Huasteca.
Los nahuas de la Huasteca se denomi- Todo parece indicar, de acuerdo con
nan a sí mismos macehuale o macehual- diferentes evidencias, que la primera in-
mej, nombre que resalta su condición de cursión se dio en el periodo Epiclásico
subordinados frente a los mestizos —a (hacia el año 800 d.C.), mientras que la
quienes llaman coyomej o coyotes—, segunda fue resultado de la expansión az-
mientras que a su lengua la denominan teca, hacia el 1400 de nuestra era. Pode-
méxcatl, una forma abreviada de “mexi- mos decir, entonces, que los nahuas ha-
cano”. Saben y afirman que su idioma —y blantes de una y otra etapa llegaron a esta
no el español— es el verdadero mexicano, región en momentos tardíos de la historia
pero ello no obsta para que también lo de- prehispánica. Esto implica que ocuparon
nominen náhuatl en muchos lugares de la territorios en los cuales ya habitaban otros
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UN VECINDARIO COMPLEJO
Como ya dijimos, los nahuas conviven con
varios grupos, los cuales es muy probable
que ya ocuparan diferentes porciones de la
región cuando llegaron aquéllos. Sin entrar
en demasiados detalles, los especialistas
han concluido que el territorio teenek (o 7
huasteco, de acuerdo con el nombre que
los nahuas impusieron a sus ocupantes) se
Aspecto de la vegetación en Zontecomatlán, Veracruz.
extendía mucho más al sur de lo que po-
Fotógrafa Julieta Valle, 1993.
demos constatar hoy día. Respecto de los Acervo personal.
tepehuas, se piensa que son un grupo con
gran antigüedad en la región, que fue con- rante varios siglos, del mismo modo que
quistado alternativamente por los otomíes después lo hicieron con los españoles has-
y los nahuas. Los totonacos, por su parte, ta bien entrado el régimen colonial.
también sufrieron el dominio náhuatl, pero Así las cosas, cobra sentido la gran di-
este hecho no será discutido aquí, puesto versidad cultural que existe entre los na-
que su escenario es un territorio distinto: huas de la Huasteca: los del norte compar-
el Totonacapan, ubicado en la colindan- ten multitud de elementos con los teenek,
cia sur de la Huasteca. De los otomíes, mientras que los del sur a veces casi se
primeros conquistadores de la porción me- confunden con los otomíes y tepehuas.
ridional de la región de nuestro interés, sa- No obstante, es claro que todos comparten
bemos que resistieron el avance nahua du- rasgos con los nahuas de otras regiones del
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nea: ni todo mundo se dedica a lo mismo sobre sus vecinos teenek, dedicados fun-
en todas partes, ni todos se benefician de damentalmente al procesamiento de las fi-
igual modo de la producción y el comer- bras del zapupe y de la palma para la ela-
cio. En algunas partes, como la zona chile- boración de sombreros, morrales y otros
ra de la frontera de Veracruz e Hidalgo, los objetos utilitarios y de ornato. Finalmente,
mecanismos de acaparamiento del produc- la Huasteca, como el resto de las regiones
to son impresionantes; en ellos juegan un indígenas de nuestro país, no está exenta
papel crucial los nahuas pudientes, quie- de relaciones desiguales —marcadas por
nes son considerados como coyomej por el racismo— entre los mestizos, que se di-
sus vecinos y parientes. En otros lugares, cen “gente de razón”, y los indígenas en su
en cambio, como en las inmediaciones de conjunto, a quienes se les aplica adjetivos
Tantoyuca, Veracruz, lo que se observa es infamantes y cargados de prejuicios, como
un predominio económico de los nahuas “compadritos” o “cuitoles” (que equivale a
niños o menores de edad). Pero, al mismo
tiempo, no está de más señalar que en el
complejo sistema interétnico regional es
10 frecuente que los nahuas ocupen un lugar
intermedio entre los mestizos y el resto de
los indígenas.
Otras diferencias internas pueden ver-
se, además de lo ya señalado, cuando po-
nemos atención en la ubicación espacial
de las poblaciones nahuas de la Huasteca.
No podemos “medir con la misma vara” a
las comunidades que se ubican en las par-
tes más altas de la sierra, profundamente
marcadas a partir del siglo XVI por el in-
greso de cultivos y especies animales eu-
ropeas —como los árboles frutales, el trigo
En los grandes mercados, como el de Huejutla, y el ganado lanar— y aquellas que ocupan
Hidalgo, se hacen patentes las desigualdades las cañadas y las llanuras. En las cañadas
sociales entre indígenas y mestizos.
se ha mantenido de manera sorprendente
Fotógrafa Julieta Valle, 2002.
Acervo personal. el complejo productivo característico de
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Mesoamérica, basado en el maíz; en la lla- Luis Potosí, no así en Veracruz. Sin embar-
nura, desde muy tempranamente, se intro- go, el cambio en el paisaje a raíz de la in-
dujo el ganado, el cual desplazó —muchas vasión de pastos desde inicios del sigo XX
veces con violencia— a las personas y a la y la explotación petrolera en lo que se lla-
agricultura. De ahí que las comunidades mó La Faja de Oro (que comprendía desde
indias de esta región, que se formaron a las inmediaciones de Chicontepec hasta la
partir de la disolución del régimen de las costa del Golfo), difícilmente tendrá vuel-
haciendas (durante el segundo y tercer ter- ta de hoja: el daño ecológico y la invia-
cio del siglo XX), con frecuencia realicen, bilidad de la agricultura milpera en varias
además de sus actividades de subsistencia, partes del territorio nahua de la Huasteca
otras ligadas a la ganadería, como la pro- son hechos contundentes. No obstante, la 11
ducción de quesos y cecinas. En la sierra, cultura tradicional de estos indígenas se si-
por su parte, un cultivo que llegó duran- gue definiendo a partir del maíz.
te el siglo XIX ocupa el lugar preeminente
en términos económicos: el café. Esta gran
variedad productiva —así como las des-
igualdades sociales y económicas mencio-
nadas— se hacen visibles en los grandes
mercados regionales: Tantoyuca, Huejutla,
Tamazunchale, Chicontepec.
El dominio español suprimió la presen-
cia de los indígenas en casi toda la llanura
costera durante varios siglos, sustituyéndo-
los por esclavos de origen africano y reses.
Sin embargo, los hechos históricos recien- La contaminación derivada de la actividad
petrolera es severa en numerosos municipios.
tes han permitido que este fenómeno se re-
Fotógrafa Julieta Valle, 1994.
vierta parcialmente en Hidalgo y en San Acervo personal.
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tuales con el Xantolo, al que en la Huas- tradición prehispánica. Pero para quienes
teca difícilmente podemos llamar “día de participan en ellas son una sola cosa, indi-
muertos”, pues generalmente comprende soluble, indisociable: la manera como los
varios días durante los cuales se llevan a abuelos y los abuelos de los abuelos logra-
cabo actividades ceremoniales claramen- ron el mantenimiento del orden cósmico y
te distinguibles y con propósitos específi- de la vida social: “el costumbre.”
cos. El Xantolo, a diferencia del Carnaval Pero “el costumbre” no es igual en to-
y de otras fechas festivas del ciclo de las das partes ni se ha mantenido inmutable
lluvias, tiene un carácter más familiar que con el paso del tiempo. En la porción nor-
comunitario. Por lo tanto, el ceremonial, teña de la región, el sustrato aborigen se
lejos de ser público, tiene como escena- parece mucho más al de los vecinos teenek
rio la casa y como centro al altar domésti- que al de los nahuas meridionales. En el
co, aunque en su momento culminante las sur, sólo los especialistas más avezados lo-
familias se reúnen en el cementerio para gran distinguir las sutilezas que diferencian
entregar sus ofrendas a los difuntos y efec- las ceremonias nahuas de las otomíes o, in-
tuar una convivencia en la que participan cluso, las tepehuas. En el norte, la vida ri-
14 todos los miembros de la comunidad: vi- tual, las creencias acerca de la enfermedad
vos y muertos. Es significativo que en esta y las modalidades de la curación tienen
fiesta se consuman los “tamales de Todos como tema crucial a los ancestros prehu-
Santos”, elaborados con los principales manos, cuya morada es el monte, siempre
productos de la milpa: maíz, frijol y chile. indignados contra los hombres que usur-
Podemos darnos cuenta de que se trata de paron el territorio que les pertenecía has-
una manera de marcar que ha concluido ta el momento del Diluvio. En el sur, to-
con éxito el ciclo de las lluvias. do gira en torno a los aires, representados
Entre los nahuas de la Huasteca se ce- mediante figuras de papel recortado, cuyo
lebran otras festividades de gran importan- rol en la mayoría de las ceremonias, tanto
cia, como el pedimento de lluvias en ma- propiciatorias como curativas, es central.
yo, Santa Rosa en agosto, el tlamanes u Por su parte, en las cabeceras municipales
“ofrecimiento de las semillas” en septiem- predominan los elementos católicos, mien-
bre, además de aquellas propias de la Na- tras que en los ejidos y comunidades loca-
vidad o solsticio de invierno y Año Nuevo. lizados dentro de lo que fueron las hacien-
Todas ellas involucran elementos católicos das, los rasgos prehispánicos parecen más
y otros que claramente corresponden a la evidentes. Pero en toda la región el ciclo
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ritual dominante presenta pocas variacio- pertenezcan, se conforman por una ca-
nes y las formas de sanar los males colec- becera y un conjunto variable de delega-
tivos e individuales parten de un sistema ciones, agencias o congregaciones. Es un
de creencias similar. terreno en el que las normas estatales im-
ponen una organización y un conjunto de
VIVIR EN SOCIEDAD autoridades con atribuciones determinadas
Los nahuas de la Huasteca, como casi to- constitucionalmente. A lo largo de la his-
dos los grupos indígenas de nuestro país, toria, poblaciones sujetas a una cabecera
se organizan socialmente a través de un reclamaron su derecho a separarse y for-
sistema de autoridad que tiene tres funda- mar, durante el periodo colonial, pueblos,
mentos distintos: el municipio, la propie- y posteriormente, a partir del siglo XIX, mu-
dad social de la tierra y lo que se ha llama- nicipios. Así pasó con Jaltocán y Calnali,
do el sistema de cargos. En otras palabras, en Hidalgo, y con Ixhuatlán de Madero y
la vida colectiva se estructura y norma me- lo que hoy se llama Benito Juárez (prime-
diante combinaciones particulares de re- ro Xochioloco, luego Santa Cruz), en Vera-
glas impuestas desde la sociedad nacional cruz, por sólo citar algunos ejemplos. Pe-
16 y la tradición histórica propia. Pero la di- ro generalmente, salvo contados casos, las
versidad de estas combinaciones es enor- poblaciones indígenas están subordinadas
me; así, entre los nahuas de la Huasteca jurídicamente a las cabeceras mestizas, ra-
encontramos variaciones tan notables, que zón por la cual sólo en el ámbito local
desde el punto de vista de la estructura co- operan las normas de lo que hemos dado
munitaria resulta casi imposible hablar de en llamar el “derecho consuetudinario”.
un solo grupo indígena. Pero las cosas se complican aun más
Toda la región, como el resto del país, en una región en la que la reforma agraria
se encuentra dividida en municipios, los se introdujo de manera desigual: una por-
cuales, a su vez, según el estado al que ción significativa del territorio nahua de la
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Huasteca sigue en manos de particulares, huas de la Huasteca nos llevaría varias pá-
mientras que en otros lugares —sobre todo ginas; no obstante, es posible afirmar que,
en Hidalgo— se efectuó un reparto agra- en efecto, en muchas comunidades exis-
rio masivo. Además de las implicaciones te un sistema bien estructurado en el cual
económicas y relativas a los regímenes de participan todos los varones adultos des-
trabajo que se desprenden de lo anterior, pués de haber contraído matrimonio (a ve-
las modalidades de la organización co- ces incluso antes), que consta de diferentes
munitaria son también una consecuencia “peldaños” de creciente jerarquía, donde
importante. el servicio público garantiza el aumento
En los lugares en los que el ejido es del prestigio y el reconocimiento social.
la forma de propiedad predominante, la En la cúspide de este sistema se encuentra
figura del comisariado goza por lo gene- por lo general el llamado “consejo de an-
ral de preponderancia sobre otras instan- cianos”, conformado por quienes ya han
cias de decisión, sobre todo ahí donde el recorrido toda la escalera. Estas personas
reparto agrario sucedió tempranamente, constituyen un cuerpo de gran autoridad,
es decir, hacia mediados del siglo XX. Pe- incluso superior a la de los poderes y ór-
ro donde el proceso fue tardío, frecuente- ganos de decisión reconocidos por las le- 17
mente existe una abierta hostilidad entre yes mexicanas, como lo son los jueces y
esta figura sancionada por la ley y las for- asambleas.
mas tradicionales de autoridad. En las lo- En cambio, en otras poblaciones, casi
calidades en las que sigue predominando siempre aquellas que surgieron en el se-
la propiedad privada a veces ni siquiera no de las haciendas y, por ende, alcan-
existen sistemas parecidos a los que lla- zaron su reconocimiento jurídico hasta la
mamos “de cargos”. Esta situación provo- reforma agraria, este modelo se encuen-
có dudas en algunos investigadores con tra totalmente ausente. En esos lugares se
relación a que en la Huasteca —y no sólo admite de manera explícita que la autori-
en la zona náhuatl— existiese ese mode- dad reside en los poderes municipales y
lo, centrado en la mayordomía como figu- ejidales, pero también se observa que un
ra predominante en el patrocinio del ritual vasto conjunto de decisiones reside en los
comunitario y como vehículo crucial de especialistas rituales: los chamanes o cu-
ascenso social. randeros. En estas comunidades la vida ri-
Hablar de la diversidad en las formas tual sobrepasa notablemente en importan-
de ejercicio de la autoridad entre los na- cia cualquier otro aspecto de la existencia
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Incluso en fechas como la Navidad, se llevan a cabo danzas de origen prehispánico.
Fotógrafa Julieta Valle, 2002.
Acervo personal.
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sea presidido por mujeres, lo cual no des- pango —con el que casi siempre se le con-
carta la participación masculina —que en funde— es para divertirse. La danza, por
los templos católicos es la única valida- su parte, también juega un papel relevante,
da—. Por otro lado, las plegarias y los re- pues permite integrar en una misma activi-
zos casi siempre son en náhuatl, incluso dad a jóvenes y adultos, a niños y ancianos
en aquellas poblaciones donde el español y a hombres y mujeres.
es la lengua que se utiliza para la interac- La actividad ritual nahua es exuberan-
ción cotidiana. En tercer lugar, los objetos te, sobre todo en la zona que se mantu-
de veneración fundamentales son las figu- vo más apartada hasta finales del siglo XX:
ras de papel recortado —que representan ceremonias como la de Santa Rosa o los
a los espíritus de las semillas y a los aires,
potencialmente peligrosos—, las mazor-
cas de maíz —a las que se les resguarda
en parejas, vestidas y adornadas a la usan-
za tradicional—, las “antiguas” o figurillas
prehispánicas, de barro o de piedra, y los
cuarzos, usados en casi toda la región para 21
“ver” las enfermedades. Tanto en los alta-
res de las xochicallis como en los que se
ubican en el interior de las viviendas, estos
objetos se encuentran al lado de imágenes
impresas o de bulto de vírgenes y santos,
así como de cruces y cristos. Lo anterior
es la evidencia más contundente de que el
sistema religioso es vivido como uno solo
por los nahuas de la Huasteca.
Uno de los elementos principales del
rito nativo es la música: sones y plegarias
rítmicas, que con frecuencia son interpre-
tados por músicos otomíes, cuyos violines
son indispensables en toda ceremonia pro-
Mazorcas adornadas para ofrecimientos.
piciatoria. Al decir de los nahuas, el son es
Fotógrafa Julieta Valle, 2002.
de carácter sagrado, mientras que el hua- Acervo personal.
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pedimentos de lluvias duran varios días e estos grupos en torno al consumo de alco-
involucran a grandes contingentes de per- hol, el uso de imágenes y el culto a cual-
sonas —muchas veces de orígenes étnicos quier entidad sobrenatural distinta del dios
distintos— en labores diversas y extenuan- cristiano.
tes: recortar miles de figuras de papel, en- La conversión de los nahuas al protes-
garzar cientos de collares de flor o xochi- tantismo no es un fenómeno generaliza-
cózcatl, sacrificar decenas de aves y luego do, aunque se registra un número crecien-
cocinarlas para el consumo colectivo, ela- te de grupos y fieles en algunas partes de
borar grandes cantidades de tamales, bai- la región. La variedad religiosa es grande,
lar del ocaso al amanecer, subir a los ce- e incluye cultos nativos locales, como la
22 rros sagrados diversos materiales para el Iglesia de Amalia, que se ha expandido no-
levantamiento y decoración de altares… tablemente en los últimos años en varios
En suma, llevar a cabo la forma de trabajo municipios de Veracruz y, más reciente-
más apreciada por los nahuas. mente, de Hidalgo. De igual modo, son
Estas prácticas son objeto de opiniones frecuentes las apariciones de piedras o
encontradas entre los ministros católicos: imágenes, cuyo culto en ocasiones alcan-
en algunos casos, son rechazadas porque za una dimensión regional. Esta devoción,
se les considera idolátricas, mientras que como la que se tiene hacia ciertos santos y
en otros, los mismos párrocos participan vírgenes de honda tradición, muchas veces
activamente en el ceremonial. Pero ahí se expresa en impresionantes peregrinacio-
donde han penetrado con éxito denomi- nes que reúnen por varios días a multitud
naciones religiosas como los Testigos de de comunidades en un solo lugar. Así su-
Jehová o los Adventistas del Séptimo Día, cede, por mencionar el caso más notable,
lo más frecuente es que el ritual tradicio- en el santuario de la Señora de la Salud,
nal sea mal visto y tienda a desaparecer, ubicado en el municipio de Mezquititlán,
sobre todo por la prohibición expresa de Hidalgo.
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Las figuras de papel recortado representan los aires que causan las enfermedades.
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ta situación persiste solamente en Xochia- que, durante las últimas dos décadas, la
tipan, Hidalgo, y en Ilamatlán y Zonteco- situación interna comience a conocerse en
matlán, en el estado de Veracruz. Todas las el resto del país, atrayendo la atención de
cabeceras con presencia nahua en San Luis las instituciones federales, los medios de-
Potosí están ya integradas a la red carretera comunicación, las organizaciones no gu-
nacional, aunque en las tres entidades lo bernamentales y los partidos políticos. Así
habitual es que las poblaciones de rango las cosas, nuevos actores han ingresado en
inferior sólo cuenten con caminos de te- la región con multitud de propuestas de
rracería, veredas o brechas, muchas veces acción social, que en muchas ocasiones
intransitables en tiempos de aguas.
De cualquier modo, la facilidad para
desplazarse dentro de la región y fuera de
ella se ha facilitado, permitiendo, entre
otras cosas, el incremento de la emigra-
ción. Ésta, si bien se realiza por lo general
a través de parientes y amigos ya asenta-
26 dos en los destinos de los que ya hemos
hablado, también depende en gran medi-
da de las redes de enganchadores que, con
vehículos de gran tonelaje, transportan a
los trabajadores desde puntos accesibles
por carretera hacia los lugares donde han
sido contratados.
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han sido adoptadas con entusiasmo por los teriales propios de la región y mediante el
nahuas, pero que también, en otras tantas, concurso del trabajo de familiares y com-
han sido miradas con desconfianza o, in- padres. Cambiar a otro tipo de vivienda su-
cluso, abiertamente rechazadas. pone no sólo un gasto significativo —salvo
Entre las primeras se encuentran el uso los techos de lámina de cartón o zinc que
de los medios para la promoción de la subvencionan algunas instituciones— y la
cultura propia y de los derechos humanos innecesaria adaptación a materiales extra-
—como sucede con la estación de radio ños, sino la supresión de formas probadas
“Huayacocotla”, que transmite programa- históricamente de integración familiar y
ción en náhuatl, otomí y tepehua—, y di- comunitaria. Dentro de la misma lógica,
versos proyectos productivos impulsados no siempre se mira con buenos ojos la sus-
por los Centros Coordinadores Indigenis- titución de espacios y tecnología tradicio-
tas de Huejutla, Chicontepec y Huayaco- nal por parafernalia ajena, como es el caso
cotla. Entre las acciones que cuentan con de las fosas sépticas, las estufas de gas, los
relativa aceptación, pueden mencionarse molinos y tortilladoras eléctricas, no obs-
las tentativas de diversas instituciones fe- tante que estos elementos sean —desde el
derales por promover algunos cultivos co- punto de vista mestizo— equivalentes a 27
merciales, como el del maracuyá y de la progreso o modernidad; sin embargo, al-
papaya maradol, especialmente en San gunas veces sí aceptan su valor como si-
Luis Potosí, o las propuestas de urbaniza- nónimo de prosperidad. Los nahuas saben
ción y saneamiento centradas en la erec- que, a lo largo de los siglos, sus antepasa-
ción de letrinas y el uso de materiales in- dos, de acuerdo con su tradición cultural,
dustriales en la construcción y el techado decidieron siempre lo que aceptarían y lo
de las casas. que no... y lo siguen haciendo.
En multitud de poblaciones nahuas En este contexto, ante el fracaso de
—a diferencia, por ejemplo, de sus vecinos ciertos programas oficiales, en algunos ca-
otomíes— se mantiene el patrón de vivien- sos las propuestas de las ONG —por ejem-
da rectangular con paredes de bajareque y plo, respecto de la fabricación de modali-
embarrada, y techos de zacate, que al de- dades alternativas de desecho de materia
cir de sus habitantes son mucho más fres- orgánica, vivienda y urbanización— han
cas y fáciles de mantener que las de lámina gozado de relativa aprobación por parte
y tabicón, además de ser ostensiblemente de los nahuas, como ha sucedido también
más baratas, pues se construyen con ma- con sus campañas de promoción de los de-
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Indigenista Interamericano, 1975, pp. 179-188.
HERNÁNDEZ CRISTÓBAL, Amalia et al., “Las ceremonias del Cerro Xochipapatla: Huitzizilco, Ixhuatlán de Madero,
Veracruz”, en María Elena HOPE y Luz PEREYRA (eds.), Nuestro maíz: treinta monografías populares, tomo II,
México, Museo Nacional de Culturas Populares / Secretaría de Educación Pública, 1982, pp. 45-66.
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NAHUAS DE LA HUASTECA
No hablantes de lengua indígena 240 858 22.2 117 639 123 219
Con algún grado de primaria 294 545 45.7 152 637 141 908
31
Con posprimaria 164 246 25.5 93 815 70 431
Notas
1
Se refiere a la población en hogares en donde el jefe, el cónyuge o algún ascendente declaró ser hablante de lengua
náhuatl.
2
Incluye hablantes de náhuatl y de otras lenguas indígenas de 5 años y más.
3
La diferencia entre la población ocupada y aquella en actividades agropecuarias está distribuida en otras actividades
económicas.
4
La diferencia entre la población ocupada y aquella sin ingresos está distribuida en otros rangos de ingresos.
Fuente: Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas / Programa de las Naciones Unidas para el Desa-
rrollo, “Sistema Nacional de Indicadores sobre la Población Indígena de México”, 2002, con base en XII Censo General
de Población y Vivienda, México, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, 2000.
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Nahuas de la Huasteca, de Julieta Valle Esquivel, se terminó de imprimir en diciembre de
2003 en los talleres de Impresora y Ecuadernadora Progreso, S.A. de C.V., San Lorenzo
Tezonco 244, Col. Paraje San Juan, Deleg. Iztapalapa, C.P. 09830, México, D.F. El tiraje fue
de 6 000 ejemplares.
Las tareas de digitalización y retoque de imágenes, composición tipográfica, diagramación
y cuidado de edición estuvieron a cargo de la Coordinación Editorial de la CDI.
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