Ejercicio de IS-LM
Ejercicio de IS-LM
Ejercicio de IS-LM
2013
Desarrollo
- Igualamos la ecuación IS con la primera ecuación LM:
1300 - 30i = 800 +20i
500 = 50i
10 = i
ahora reemplazamos en una de las ecuaciones para hallar Y, de esta
manera:
Y = 1300 - 30 (10)
Y = 1000
Demanda de dinero
De Wikipedia, la enciclopedia libre
La demanda de dinero explica los motivos por los que los individuos deciden guardar una
parte de su riqueza en forma de dinero, renunciando a la rentabilidad que podrían obtener si
colocaran tales recursos en otros activos. Cuando el dinero es un bien sin un valor
intrínseco en sí mismo, puede parecer paradójico que exista una demanda de dinero en vez
de, en todo caso, de los bienes que se pueden adquirir con ese dinero.1 Para entender la
demanda de dinero, es preciso recordar que la liquidez de un activo es la facilidad con que
puede convertirse en el medio de cambio de la economía. La definición de dinero es
precisamente la de medio de cambio de la economía, por lo que es por definición el activo
más líquido que puede existir, la demanda de dinero es por tanto demanda de liquidez
frente a otros activos más rentables pero menos líquidos.
Índice
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1. Atender a las necesidades ordinarias sin incurrir en dificultades por falta de numerario.
2. Hacer frente a circunstancias imprevistas.
En esta corriente de pensamiento, los motivos para demandar dinero no están ligados al tipo
de interés existentes y están únicamente asociados a la conveniencia del sujeto económico.
Fue formulada por primera vez por David Hume, que formuló una identidad fundamental:
M x V = P x T donde:
M: es la masa monetaria
V: la velocidad de circulación del dinero
P: el nivel de precios de la economía
T: la cantidad de transacciones realizadas en una economía en un determinado período.
La ecuación, fue formulada por Pigou de la siguiente forma: M/P = k.R, o lo que es lo
mismo,
M = k x R x P , donde:
P es el nivel de precios,
M la masa monetaria,
R, los recursos totales de la economía (la riqueza total de la economía)
k, la proporción de los recursos totales de la economía que los sujetos económicos desean
mantener en forma de dinero.
Sustituyendo k por 1/V y R por T, tendríamos la misma ecuación que la teoría cuantitativa
del dinero, pero la equiparación entre T y R es imposible porque son cosas totalmente
distintas: T expresa el número de transacciones que se realizan en una economía y R la
riqueza total de la economía. Arthur Pigou hablaba en términos de una economía con un
único bien, el trigo. Keynes reformuló esta teoría, generalizándola para una economía con
multitud de bienes, sustituyendo R por Y convirtiendo la ecuación en M = k x P x Y
1. Motivo transacción: abarca la liquidez necesaria para poder hacer frente a las
transacciones cotidianas. Las personas necesitan conservar una cierta cantidad de dinero
para realizar las transacciones ordinarias. Como norma general, el saldo monetario medio
que una persona debe mantener para fines de transacción, disminuye al aumentar la
frecuencia de sus ingresos. También se puede afirmar que el saldo monetario que los
ciudadanos, en conjunto, desean mantener con fines transacción depende directamente
del nivel de renta. No parece ser muy sensible a los tipos de interés.
2. Motivo precaución: para hacer a contingencias imprevistas. Keynes pensaba que no
dependía del tipo de interés, aunque posteriormente algunos discípulos suyos como
Harrod han puesto en cuestión esta afirmación.
3. Motivo especulación: el inversor que espera que el tipo de interés suba a corto plazo y por
tanto, disminuya la cotización de los bonos, preferirá mantener sus ahorros en forma de
dinero a la espera que se produzca efectivamente ese aumento del tipo de interés.
Siempre que el interés esperado sea mayor que el vigente, los inversores mantendrán sus
ahorros en forma de dinero, por lo que la demanda de dinero por motivo especulación
estará inversamente relacionado con el tipo de interés. Cuanto mayor sea este, menos
probable será que el inversor espere que el tipo de interés vaya a subir en el futuro. Este
motivo de demanda de dinero fue una completa innovación de Keynes que no era
contemplado por los clásicos, que negaban por tanto cualquier relación de la demanda de
dinero con los tipos de interés.
Existe un interés crítico por debajo del cual ningún inversor espera que el tipo de interés
vaya a bajar, sino que por el contrario espera que en todo caso va a subir, por lo que todos
los inversores deciden mantener sus ahorros en forma de dinero a la espera que el tipo de
interés vuelva a subir. En esa situación, por más dinero que se emita, no hará descender el
tipo de interés, puesto que los inversores mantendrán el nuevo dinero en forma líquida, a la
espera que vuelva a subir el tipo de interés: se entra en una situación que se ha denominado
"trampa de la liquidez" en la que por más dinero que se inyecte a la economía, el tipo de
interés no puede bajar.
Nos vamos a apoyar para ello en dos gráficos con información real sobre una determinada
economía mundial – la española-, mostrando en un primer momento los datos de
la evolución interanual de su PIB real y nominal.
Según el gráfico inicial, desde principios de 1996 y hasta finales de 2007, la variación del
PIB nominal de la economía española se mantuvo de forma constante por encima de la del
PIB real.
El PIB nominal creció a mayor ritmo que el PIB real, no solo por el aumento de la
cuantía producida -el PIB real- sino por el aumento, también, del nivel de los precios
asociados a dicha cuantía producida.
La diferencia entre PIB real y PIB nominal queda recogida, de este modo, en el deflactor
del PIB, variable que nos indica cómo evolucionan los precios del conjunto de los bienes y
servicios producidos en cierta economía. (A diferencia del IPC, que sólo recoge la
evolución de los precios al consumo.)
Un ejemplo; en el año 2006, el PIB real de España creció a un ritmo de en torno al 4%.
Sin embargo, el PIB nominal, que como hemos dicho, refleja el valor de la producción a los
precios de cada momento, alcanzó valores del 8%. Se deduce que tras la distinta
evolución de ambas variables hubo un aumento del nivel general de los precios del
4%. Era éste el valor, pues, del deflactor del PIB.
Sigamos. Dado que a partir del año 2008 las trayectorias del PIB nominal y real se
asimilaron hasta el punto de que la diferencia entre ambas llegó a ser inexistente, esto quiso
decir, en otras palabras, que la variación de los precios debió de ser prácticamente nula.
El deflactor del PIB reflejó, por lo tanto, valores muy próximos a cero, tal y como se puede
observar en el último de los gráficos.
El último valor del PIB real mostrado en el gráfico inicial indicó que la economía de
España aumentó su producción en el primer trimestre de 2014 un 0,5%. Sin embargo, la
variación del PIB nominal descendió un 0,1% en el mismo periodo.
Ello, como consecuencia de un decremento del nivel general de los precios en España –
o de su deflactor del PIB- del 0,6%.