ANM CONACYT - Estado Del Arte de La Medicina Cirugia PDF
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DE LA MEDICINA
2013–2014: CIRUGÍA
Presidente
Dr. Enrique Ruelas Barajas
Vicepresidente
Dr. Enrique Graue Wiechers
Secretario General
Dr. Javier Mancilla Ramírez
Tesorero
Dr. Germán Fajardo Dolci
Secretaria Adjunta
Dra. Elsa Josefina Sarti Gutiérrez
Presidente
Dr. Enrique Ruelas Barajas
Coordinador General
Dr. Carlos E. Varela Rueda
Editores:
Enrique Ruelas Barajas
Alberto Lifshitz Guinzberg
Coeditor:
Miguel Ángel Mercado Díaz
DERECHOS RESERVADOS © 2014, por:
Academia Nacional de Medicina (ANM)
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicación puede reproducirse,
almacenarse en cualquier sistema de recuperación inventado o por inventarse, ni trans-
mitirse en forma alguna y por ningún medio electrónico o mecánico, incluidas fotocopias,
sin autorización escrita del titular de los derechos de autor.
ISBN 978-607-443-456-9
Advertencia
Debido a los rápidos avances en las ciencias médicas, el diagnóstico, el tratamiento, el
tipo de fármaco, la dosis, etc., deben verificarse en forma individual. El(los) autor(es)
y los editores no se responsabilizan de ningún efecto adverso derivado de la aplicación
de los conceptos vertidos en esta publicación, la cual queda a criterio exclusivo del lector.
Créditos de producción
V
[Los números entre corchetes refieren los capítulos de los autores, escritos por ellos
mismos o en coautoría.]
Coeditor
Dr. Miguel Ángel Mercado Díaz
Estudios en Alta Especialidad en Cirugía de Hígado en el Hospital Heinz Kalk
y el Colegio Superior de Medicina de Hannover (Medizinische Hochschule
Hannover)
Miembro de las Academias Nacional de Medicina y Mexicana de Cirugía
Investigador Nacional nivel III
Director de Cirugía del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición
Salvador Zubirán (INCMNSZ)
[Introducción, 7]
Colaboradores
Dr. Vincenso Aiello Crocifoglio
Subdirección de Cirugía, Instituto Nacional de Cancerología
[12]
5. Cirugía torácica......................................................................... 45
Patricio Santillán Doherty
Julio de J. Herrera Zamora
Cáncer de pulmón........................................................................ 45
Trasplante pulmonar................................................................... 48
Cirugía torácica de mínima invasión......................................... 48
Cirugía robótica........................................................................... 49
Mediastino.................................................................................... 50
Derrame pleural maligno............................................................ 51
Empiema...................................................................................... 51
Neumotórax primario y secundario........................................... 52
Mesotelioma................................................................................. 52
Esternón y pared torácica:.......................................................... 52
Esófago......................................................................................... 53
XIV Infecciones.................................................................................... 53
Conclusión.................................................................................... 54
6. Cirugía de esófago.................................................................... 59
Gonzalo Torres Villalobos
Luis Alfonso Martín del Campo González
Juan Carlos Ceballos Cantú
Enfermedad por reflujo gastroesofágico.................................... 59
El papel de la cirugía y el paciente candidato a cirugía
antirreflujo.......................................................................... 59
Aspectos técnicos de los procedimientos antirreflujo........... 60
Reoperación en cirugía antirreflujo...................................... 61
Otras técnicas para el manejo del ERGE............................... 62
Acalasia........................................................................................ 63
Fisiopatología y diagnóstico.................................................. 63
Tratamiento........................................................................... 63
Pronóstico y seguimiento...................................................... 66
7. Cirugía hepática........................................................................ 71
Miguel Ángel Mercado Díaz
8. Cirugía de páncreas ................................................................. 75
Carlos Chan Núñez
Daniel Torres del Real
Alejandra Villar Velarde
Cáncer de páncreas..................................................................... 77
Pancreatitis crónica..................................................................... 80
Seudoquiste pancreático.............................................................. 81
Tumores neuroendocrinos de páncreas...................................... 82
9. Cirugía oncológica ................................................................... 85
Heriberto Medina Franco
Alberto Lifshitz
Editor
INTRODUCCIÓN
1
Gawande A. Two hundred years of surgery. N Engl J Med. 2012;366:1716-23.
Antecedentes
El planteamiento de la anestesiología contemporánea sienta sus
bases en el análisis histórico. En este sentido, López Piñero refiere
al pie de la letra: “…Aquel Médico que quiera plantearse seriamente
la situación actual y los supuestos básicos de su quehacer cotidiano
se sentirá obligado a buscar la enseñanza de la historia”. La razón
de ser de la anestesiología fue el tratamiento del dolor; de acuerdo
con González Iglesias, dolor–enfermedad y enfermedad–dolor han
constituido el binomio lacerante que ha acompañado al hombre,
como la sombra al cuerpo, a lo largo de toda la historia de la huma-
nidad, y nada ni nadie ha escapado a su voracidad. Durante la evo-
lución de la humanidad, los dolores del cuerpo eran de dos clases,
uno espontáneo o interno, que se generaba en el propio organismo,
y otro adquirido o externo, que invadía desde el exterior y era con-
secutivo fundamentalmente al trauma. A estas dos clases de dolor
se sumó el infligido por las primeras y primitivas técnicas quirúr-
gicas que, en un intento por curar el daño, producían gran dolor.
En este último curso de ideas, Celso, el gran médico romano del
siglo I, escribió: … “El cirujano debe ser sordo a los gritos y llantos
de sus pacientes y nunca puede hacer caso de sus lamentos”. Esta
2
visión del médico en relación con el dolor reflejaba su impotencia
para vencer este flagelo. Pero el ser humano no se dio por vencido;
los médicos empezaron a desarrollar y diseñar diferentes técnicas
y medios para el control y manejo del dolor, desde invocaciones a
alguna deidad, conjuros mágicos, hasta el empleo de remedios de-
rivados de plantas, piedras o extractos animales.
Platón fue el primero en utilizar el término anaistesia para in-
dicar ausencia de sensibilidad. Xenofón, en el año 400 a.C., describe
en su texto, El Banquete, la acción del opio como semejante a la del
vino; Demóstenes, en el año 340 a.C., menciona que los hombres
que bebían mandrágora entraban en un sueño profundo. Al paso de
los años, la mandrágora, el beleño, el cáñamo, el opio y el alcohol
en forma de vino prescritos en diferentes formulaciones y combina-
ciones fueron los elementos clave para mitigar el dolor, incluido el
inducido por intervenciones quirúrgicas. Los chinos contribuyeron
con la acupuntura. Todos estos remedios herbales eran condimen-
tados con mucha magia e invocaciones, ya que el dolor, al no te-
ner una explicación natural, era considerado como algo diabólico.
Raymundo Lulio, conocido como el Doctor Illuminatus, descubrió
el éter sulfúrico, al que denominó vitriolo dulce. Su descubrimiento
pasó desapercibido y, con ello, sus propiedades anestésicas y anal-
gésicas. Valerius Cordus, discípulo de Paracelso, retomó sus inves-
tigaciones y reencontró la forma de obtener el éter, descubrimiento
que fue consolidado por Frobenius, 200 años más tarde.
El descubrimiento de América trajo consigo la descripción de
nuevas plantas cuyos principios activos fueron incluidos al paso
de los años en el armamentario de la anestesiología. En 1516,
Técnicas anestésicas
Contamos en la actualidad con un sinnúmero de técnicas anestési-
cas que se aplican en los diferentes escenarios quirúrgicos. Ya quedó
en el pasado aplicar el mismo método en todos los casos. La anes-
tesiología se ha diversificado en subespecialidades, cada una de las
cuales atiende las necesidades muy especiales y específicas de los
diferentes grupos de enfermos. En la actualidad, se cuenta con la
anestesia pediátrica, ginecoobstétrica, cardiovascular, neurológica,
oncológica y todas aquellas diferentes ramas cuyo objetivo es lograr
una mayor experiencia con altos estándares de calidad y seguridad.
En este sentido, es importante mencionar los avances significativos
en la anestesia regional, pues gracias, por ejemplo, al desarrollo e
implementación de la ultrasonografía se ha facilitado al anestesió-
Tecnología y monitoreo
Los avances tecnológicos y de monitoreo en tecnología han conver-
tido a la anestesiología en una especialidad segura y predecible. Las
nuevas máquinas de anestesia ofrecen, gracias a la implementación
de microprocesadores, todos los recursos no sólo para el aporte de
flujo de gases y anestésicos, sino también para la ventilación mecánica
transoperatoria y el monitoreo. Diferentes agencias internacionales y
nacionales recomiendan el empleo de estos sistemas de monitoreo
como parte integral del manejo anestésico, entre los que destacan: el
monitoreo continuo del flujo y concentración de gases inspirados y
espirados, la saturación de oxígeno, capnografía, electrocardiograma
continuo, ventilación mecánica y variables hemodinámicas.
Otro sistema es la ecocardiografía continua por vía transeso-
fágica en enfermos de alto riesgo o en aquellos sometidos a cirugía
cardiaca; no debe olvidarse la relevancia que tiene el monitoreo
hemodinámico mínimamente invasivo. Es importante destacar
Guías
Colofón
La anestesiología del siglo XXI se enfrenta a un panorama lleno de retos
y oportunidades. Las bases están sentadas. Los avances tecnológicos
con los que contamos son sorprendentes, pero lo que nos deparan los
siguientes años es inimaginable y promete un avance logarítmico en el
campo clínico y científico. La anestesiología dejó de ser una especiali-
Referencias
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Enfermedad hemorroidal
Desarterialización hemorroidal transanal
Durante muchos años se ha considerado la cirugía para enferme-
dad hemorroidal como un procedimiento que genera gran incapa-
cidad a los pacientes, acompañado de dolor excesivo y la posibili-
dad de sangrado importante durante el mismo. Durante años, los
procedimientos descritos por Ferguson (hace aproximadamente
40 años) y Milligan Morgan (1937)1 han sido los más populares,
pero también son los que mayor incapacidad generan al pacien-
te, además de una lenta recuperación. Por lo tanto, desde los años
ochenta se han buscado alternativas al tratamiento de la enferme-
dad hemorroidal, con el objetivo de lograr una pronta recuperación
y un procedimiento menos doloroso. Morinaga,2 en 1995, describe
la ligadura de las arterias hemorroidales guiada por ultrasonido
doppler como una alternativa de tratamiento. Dicho procedimiento
consiste en disminuir el flujo arterial de los plexos hemorroidales,
corrigiendo el estado de fijación de los cojinetes hemorroidales y
preservándolos mediante una ligadura continua con sutura absor-
bible en 6 puntos de la circunferencia del canal anal. Al no ser un
Fístulas perianales
Ligadura transesfintérica del trayecto fistuloso
El tratamiento de las fístulas perianales es difícil. Si bien existen fís-
tulas simples cuyo tratamiento con fistulotomía y cierre por segunda
intención resuelve el foco infeccioso con un mínimo impacto en la con-
tinencia de los pacientes, esto no es aplicable a las fístulas complejas.
Las fístulas complejas se definen como aquellas que afectan
más de 30% del esfínter externo, son anteriores en las mujeres, tie-
nen trayectos múltiples o son recurrentes, además se consideran en
este grupo aquéllas en pacientes con incontinencia previa, pacientes
radiados o con enfermedad de Crohn.
El tratamiento de estas fístulas convencionalmente fue una
fistulotomía o un setón cortante, que si bien resolvían el proble-
ma infeccioso, tenían un impacto importante en la continencia
Incontinencia fecal
Uso de silicón inyectable
Durante años, el procedimiento más frecuente para tratar la incon-
tinencia ha sido la esfinteroplastia, en la cual se realiza un traslape
del músculo anal externo, músculo estriado cuyo diámetro y grosor
permiten localizar los cabos y realizar una reparación adecuada del
mismo. Sin embargo, la incontinencia de reposo, causada por un
defecto en el músculo anal interno, no responde de manera adecua-
da a este procedimiento, y los intentos por reparar dicho esfínter
no han presentado resultados adecuados. Las principales causas de
Neuroestimulación sacra
En nuestros días, la estimulación sacra se ha convertido en una
alternativa innovadora con resultados muy promisorios en el tra-
tamiento de incontinencia fecal. Los resultados actuales a corto
plazo parecen ser mejores que los del tratamiento médico óptimo,
el tratamiento de las anormalidades de la fisiología anorrectal y el
manejo de alteraciones higiénico–dietéticas.
Los resultados de esta técnica, independientemente de sus va-
riaciones, muestran 50% de reducción de los eventos de inconti-
nencia, con mayor tiempo sin eventos de incontinencia y una mejor
calidad de vida en los pacientes.16
El procedimiento consiste en colocar un electrodo en una de
las raíces nerviosas del sacro, entre S2 y S4, con el fin de generar
estimulación de estos trayectos y favorecer una estimulación cons-
tante del complejo esfintérico. Su mecanismo real aún se encuentra
en debate, ya que existen muchas teorías de su funcionamiento y
nivel central o medular de acción. No obstante, su utilidad es real
y es posible reproducir los resultados de su funcionamiento. El pro-
cedimiento inicia al colocar un electrodo conectado a un dispositivo
temporal para valorar la respuesta al dispositivo. Si los pacientes
31
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44
Cáncer de pulmón
En la actualidad, el cáncer de pulmón (CaP) sigue representando la
principal causa de muerte por cáncer tanto en hombres como en muje-
res en el ámbito mundial. Según la Organización Mundial de la Salud
(OMS), en 2012 se reportan 1.37 millones de defunciones por CaP (más
que el cáncer de mama, colon y próstata juntos) y 1.6 millones de casos
nuevos. El principal factor de riesgo para el CaP es el tabaquismo ac-
tivo y pasivo. En nuestro país, otro factor importante es la exposición
al humo de leña, ya que una buena parte de la población de más bajos
recursos se expone a biocombustible quemado. Un pequeño porcentaje
se debe a la exposición a otras substancias (radón, asbesto) o es gené-
tico (mutaciones que afectan la expresión o actividad del receptor del
factor de crecimiento epidérmico y el protooncogén K–ras).
En nuestros días, se tiene mayor conocimiento de los factores de
riesgo, la fisiopatología, las alteraciones genéticas, los avances en pre-
vención, el diagnóstico y el tratamiento del CaP durante los últimos
años han sido importantes. De manera clásica, se habla de tener una
sobrevida de 5 años, en apenas por encima de 15%.2,3 La detección tem-
prana del CaP es poco frecuente y se calcula que, en la actualidad, en
70% de los pacientes se presenta enfermedad con metástasis al mo-
mento del diagnóstico. Esto se encuentra en vías de ser modificado.
El Estudio Nacional de Tamizaje de Cáncer de Pulmón y el
Programa Internacional para la Detección de Cáncer Temprano
(NLST4,5 e I–ELCAP, respectivamente, por sus siglas en inglés)6 han
dado resultados importantes para el escrutinio del CaP. En la actua-
lidad, se sabe que la tomografía computada de baja dosis desempe-
ña un papel muy importante en la detección de lesiones pulmonares
46 y ofrece ventajas, como una menor exposición a radiación y detec-
ción de lesiones pequeñas sin empleo de contraste venoso. El im-
pacto de ambos estudios se manifiesta en una tasa de sobrevivencia
de hasta 95% para aquellos pacientes con seguimiento mediante
tomografía de baja dosis, en comparación con aquéllos cuyo segui-
miento se hizo únicamente mediante radiografía convencional de
tórax (los cuales presentaron mayor mortalidad por CaP).
Una crítica al uso de este estudio de imagen es que aumenta
la detección de lesiones no neoplásicas, lo cual puede traducir un
sobrediagnóstico entendido en el hallazgo de lesiones que no pro-
vocan síntomas y que al final no impactarán en la sobrevida del su-
jeto.7 Aun así, la tomografía computada de baja dosis ha mejorado
la detección de lesiones pulmonares malignas, ha logrado su identi-
ficación en estadios tempranos y reducido en forma contundente la
mortalidad, por lo que se han publicado guías para el escrutinio del
CaP, que recomiendan realizar una tomografía computada de baja
dosis en poblaciones de riesgo (> 55 años, historia de tabaquismo
> 20 paquetes–año y exfumadores < 15 años).8,9
Una vez identificada la lesión, es de suma importancia la deter-
minación histológica del tumor. Existen diferentes métodos para la
obtención de tejido para estudio patológico, la elección dependerá
principalmente de la localización del tumor primario y etapificación
del CaP, conforme a los lineamientos del Comité Estadounidense
sobre Cáncer y la Asociación Internacional para el Estudio del Cán-
cer de Pulmón (AJCC y ASLC, séptima edición, respectivamente,
por sus siglas en inglés), así como el Consenso Nacional de Diag-
nóstico y Tratamiento del Cáncer Pulmonar de Células No Pequeñas
en nuestro país.10
Cirugía robótica
En los últimos años ha habido un rápido aumento en el uso del
robot en la cirugía torácica. La tecnología robótica ha abordado
algunas de las limitaciones de la cirugía toracoscópica tradicio-
nal, mediante la mejora de la visualización del campo quirúrgico,
visión tridimensional estereoscópica, que proporciona detalles
anatómicos precisos, maniobrabilidad y rango de movimiento,
mediante instrumentos con más grados de movimiento que per-
miten una disección más precisa en espacios pequeños. A pesar
de estos ajustes, la cirugía robótica no ha ganado amplia acepta-
ción en la comunidad de cirujanos torácicos, debido a su comple-
jidad y costo.
En la actualidad, centros con entrenamiento en este tipo de tec-
nología la están utilizando de forma rutinaria para procedimientos
del mediastino, esófago y pulmón. De éstos, el esófago posee atribu-
tos que son interesantes para los cirujanos torácicos entrenados en
sistemas robóticos. Además, se describe mayor facilidad para reali-
Mediastino
El mediastino constituye una región importante y de anatomía com-
pleja, donde ocurre una amplia variedad de enfermedades regionales
y sistémicas. La presentación clínica de estos pacientes es bastante
inespecífica, los pacientes con masas mediastinales pueden manifes-
tar diversidad de síntomas, o bien cursar asintomáticos. Las masas en
el mediastino pueden representar neoplasias derivadas de los tejidos
50 presentes en la región o metástasis de tumores originados en otros.
Cuando existen síntomas, casi siempre éstos se relacionan con el efec-
to de masa ejercido por parte del tumor. Así, es frecuente que los pa-
cientes se quejen de dolor torácico inespecífico y mal localizado, tos,
disnea, disfagia o síntomas generales, como fiebre y pérdida de peso.
El diagnóstico de las masas del mediastino requiere de un alto
grado de sospecha y correlación clínica; debe basarse en la obten-
ción de tejido afectado, ya sea por resección completa de la lesión o
mediante biopsia incisional de la masa. Dentro de éstas, las neopla-
sias epiteliales del timo, como el timoma y los carcinomas tímicos,
representan las neoplasias primarias más comunes del mediastino,
cuyo tratamiento de elección es la timectomía.
La modalidad quirúrgica incluye métodos de mínima invasión
o el abordaje a través de esternotomía o toracotomía; el objetivo pri-
mario en el tratamiento de esta entidad es la resección completa del
tumor, incluida cualquier estructura no vital implicada. Hace años
el abordaje preferido fue la timectomía por medio de esternotomía
media; después, la aceptación de la timectomía transcervical se in-
crementó con la adición del retractor esternal, ya que mejoraba el
acceso y la visualización del mediastino. En la actualidad, la timec-
tomía por VATS en casos seleccionados ha demostrado los mismos
resultados a largo plazo con la adición de menor sangrado intrao-
peratorio, disminución de la estancia hospitalaria y aminoramiento
del dolor. En lo que respecta a la timectomía robótica, se tiene poca
experiencia publicada, que consiste en pequeñas series de casos con
poco seguimiento a largo plazo. En nuestros días, es difícil sacar
conclusiones sobre las indicaciones apropiadas y la selección de los
pacientes a ser sometidos por robot.26
Empiema
El empiema se define como la presencia de una infección bacteriana
en el espacio pleural; Streptococcus pneumoniae y Staphylococcus au-
reus son los principales agentes etiológicos de esta enfermedad.32 En la
actualidad, el tratamiento consiste en el uso de antibióticos empíricos
con cobertura de amplio espectro, agregando alguna técnica que logre
el drenaje de la cavidad. No existe consenso con respecto a cuál es la
mejor opción para realizar el drenaje ni el momento más propicio, pero
se ha establecido que de un tratamiento rápido y eficiente depende el
éxito de la evolución de esta patología. La toracoscopia–VATS tempra-
na se ha convertido en el abordaje de elección para el empiema, con
una efectividad que supera a otras técnicas de drenaje en cuanto a re-
ducción de morbimortalidad y días de hospitalización.33
Mesotelioma
Es una enfermedad maligna de la pleura, causada principalmente
por la exposición al asbesto.35 Aunque la evidencia sugiere que la
enfermedad puede haber tocado techo en Estados Unidos, se prevé
que la incidencia mundial seguirá aumentando en los países que
continúan utilizando asbesto, como nuestro país.36 Con frecuen-
cia, el manejo del mesotelioma requiere una resección radical,
asociada con una mayor morbilidad y mortalidad.37
En la actualidad, no existen estudios aleatorizados para ayudar
a guiar el abordaje quirúrgico; sin embargo, los avances terapéu-
ticos durante la última década, sobre todo en forma de terapia mul-
timodal (cirugía, quimioterapia y radioterapia), han llevado a un
mayor conocimiento de la enfermedad, lo que ha favorecido mejo-
res resultados, aunque la sobrevida es aún pobre (17–30 meses).38–40
Esófago
En la actualidad, la VATS representa un abordaje seguro y eficaz para
el tratamiento de las enfermedades esofágicas benignas. Sin embar-
go, aún está en debate el abordaje por mínima invasión de enferme-
dades malignas del esófago. La incidencia global de cáncer de esófago
ha aumentado en las últimas décadas, con uno de los potenciales de
malignidad más altos.43 La Red Nacional de Manejo Integral de Cán-
cer (NCCN, por sus siglas en inglés) considera que la esofagectomía
por mínima invasión puede reducir de manera favorable las compli-
caciones y el tiempo de recuperación después de la cirugía, en compa-
ración con el convencional para cáncer de esófago.44 En nuestro país,
existe aún heterogeneidad sobre el abordaje ideal de este complicado
problema, cuyo manejo sin duda debe ser multidisciplinario y estar
restringido a centros de concentración para lograr resultados ópti-
mos, y evitar que cirujanos generales, gastrointestinales, oncológicos
y torácicos se encarguen de casos de manera dispersa y aislada.
Infecciones
La terapia del colapso, antes tan popular en la gestión de la tuber-
culosis, ha quedado en el pasado. En la actualidad, la cirugía tiene
Conclusión
La cirugía torácica general se ha convertido en un área quirúrgica
excitante en la actualidad. Tiene que lidiar con problemas deriva-
54 dos de procesos inflamatorios, ya sea infecciosos o de otra índole,
y con procesos neoplásicos de distinto origen (el cáncer pulmonar
es de especial interés por su incremento progresivo, que continuará
en los próximos años). Además, tiene la posibilidad de entrar en el
área de los trasplantes de órganos para reparar la función termi-
nal del pulmón dada por patología muy frecuente, como la EPOC,
y otras no tan frecuentes, como la fibrosis pulmonar y la fibrosis
quística. Es un área quirúrgica que expande los conocimientos de-
rivados de la cirugía general y los lleva al manejo de problemas lo-
calizados en la caja torácica. Asimismo, ha sabido adoptar nuevas
modalidades de abordar de manera quirúrgica los problemas que
trata mediante el uso de tecnologías de mínima invasión.
En nuestro país, hay un déficit importante (por no decir crítico) de
especialistas en cirugía torácica. Según registros del Consejo Nacional
de Cirugía del Tórax, existen en la actualidad no más de 60 especialis-
tas para todo el país (0.05 cirujanos de tórax por cada 100 000 habi-
tantes, mientras que en el resto de Norteamérica existen 1.2 cirujanos
por cada 100 000 habitantes). Tenemos una responsabilidad moral
de trabajar con todo nuestro esfuerzo gremial y lograr incrementar la
fuerza de trabajo de especialistas en esta interesante área quirúrgica.
Referencias
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Does surgical specialty affect outcomes in patients having general thoracic ope-
rations? Ann Thorac Surg. 2012;93:1041–8.
59
Acalasia
Fisiopatología y diagnóstico
Tratamiento
Pronóstico y seguimiento
Csendes et al. han reportado el seguimiento de hasta 30 años en pa-
cientes posoperados de miotomía de Heller; entre sus hallazgos, figu-
ra que la sintomatología recurrente se presenta en 7% de los pacien-
66
tes a 10 años y aumenta a 35% al seguimiento a 30 años. Los autores
atribuyen este fenómeno a un aumento progresivo de exposición eso-
fágica a reflujo gástrico; el cual fue demostrado por pH–metría.39
Existe evidencia de que los pacientes con acalasia tienen mayor ries-
go de presentar carcinoma esofágico; en particular, carcinoma de células
escamosas. El riesgo es de 3.3% a 11 años después del diagnóstico y de 24
años después del inicio de los síntomas. Cuando esta incidencia se com-
paró con un grupo poblacional pareado para edad y género, se encontró
una tasa de riesgo de 28 para los pacientes con acalasia.40 Sin embargo,
la evidencia para apoyar la vigilancia por endoscopia de estos pacientes
es escasa, se estima que se requieren 400 endoscopias para detectar un
cáncer y los lineamientos actuales consideran que la información no es
suficiente para emitir una recomendación al respecto.41
Referencias
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76
Carlos Chan 8
Daniel Torres del Real
Alejandra Villar Velarde
77
El páncreas es un órgano retroperitoneal cuya irrigación, variantes
y relaciones anatómicas lo hacen mucho muy complejo quirúrgica-
mente. No es gratuito el principio característico de los antiguos ci-
rujanos que citaba: “Come cuando puedas, duerme cuando puedas y
no te metas con el páncreas”. Sin embargo, este principio se ha mo-
dificado con el paso de las últimas décadas. La investigación acerca
de las diferentes patologías, el advenimiento de mejores técnicas
quirúrgicas, mejores tecnologías en el cuidado posoperatorio, técni-
cas anestésicas y, sobre todo, cirujanos especializados en el manejo
de este fascinante órgano nos han llevado a disminuir de manera
radical la mortalidad posoperatoria de estos procedimientos. Esta
afirmación es comprobable en el caso de la pancreatoduodenecto-
mía o procedimiento de Whipple, utilizado para el cáncer de cabeza
de páncreas, cuya mortalidad posoperatoria ha disminuido de 50%
a principios de los años 60, a menos de 5% en la actualidad.1
Cáncer de páncreas
En nuestros días, la cirugía sigue siendo la única opción curativa
para el cáncer de páncreas.2 Esta enfermedad, caracterizada por su
rápido crecimiento, extensión a estructuras adyacentes y distantes y
pobre respuesta a tratamientos sistémicos, ocasiona que en pacien-
tes con tumores resecables la supervivencia a 5 años sea de 25%,3 lo
cual es elevado si consideramos 90% de mortalidad en el primer año
para los pacientes que no son candidatos a tratamiento resectivo.
La piedra angular en el manejo de los pacientes con esta enfer-
medad en el caso de presentarse en la cabeza de páncreas (75%) es
la cirugía de Whipple o pancreatoduodenectomía (PD). Como ante-
cedente de este procedimiento, se tiene que el primer caso de una
resección pancreática exitosa para cáncer periampular fue realizada
por William Halsted,4 quien en 1899 resecó porciones del duodeno
y del páncreas a un paciente que sufría de colelitiasis. Más tarde, en
1912, Walter Kaush5 resecó en bloque la mayor parte del páncreas
y una gran parte del duodeno (debido al pensamiento de la épo-
ca, cuando se creía que el duodeno era un órgano vital), y estable-
ció continuidad mediante una pancreatoduodenostomía. En 1935,
Allen O. Whipple6 publicó el reporte de tres pacientes que habían
sido sometidos a resección radical de páncreas y de duodeno en una
cirugía de dos etapas. El primer paciente murió a las 30 horas, de-
78 bido a complicaciones derivadas de la disfunción de la anastomo-
sis pancreática; el segundo paciente murió a los 9 meses debido
a colangitis y sepsis secundarias al reflujo gástrico en la colecisto-
gastrostomía. Sin embargo, el tercer paciente sobrevivió durante 25
meses y murió por metástasis en hígado. El doctor Whipple realizó
37 pancreatoduodenectomías y en 1946 reportó su primer proce-
dimiento en una sola etapa, en donde resecó el duodeno en su to-
talidad y la cabeza del páncreas, recomendando la pancreatoyeyu-
nostomía y la coledocoenterostomía en lugar de utilizar la vesícula
biliar para hacer la anastomosis.7 Lo anterior tenía como fin evitar
el reflujo biliar, las infecciones y la estenosis. Finalmente, Waugh y
Clagett modificaron el procedimiento a su forma actual.
En 1944, el doctor Watson8 describió la pancreatoduodenec-
tomía con preservación de píloro; sin embargo, no fue hasta que
en 1978 Traverso et al.9 reportaron una serie de 18 pacientes con
mejora de la función gastrointestinal, que surgió interés en esta téc-
nica. Desde entonces, surgieron grupos que apoyan ambos proce-
dimientos. En la actualidad, diferentes estudios han mostrado que
no existen diferencias en tiempo de supervivencia, mortalidad po-
soperatoria, tiempo quirúrgico o tasas de sangrado,10 por lo que se
recomienda realizar el tipo de procedimiento en el cual el cirujano
tenga más experiencia.
En nuestros días, la resecabilidad de un tumor pancreático de-
pende del involucro de los grandes vasos. Principalmente, cualquier
grado de involucro en la vena mesentérica o porta puede ser reseca-
ble, si la reconstrucción del vaso es posible, mientras que en el caso
de las arterias mesentérica, hepática y tronco celiaco se considera
Pancreatitis crónica
La pancreatitis crónica es una enfermedad inflamatoria que pue-
de llevar a fibrosis pancreática con la malnutrición, esteatorrea y
alteraciones endocrinológicas correspondientes, no presenta pre-
dominio geográfico y su principal síntoma es el dolor abdominal
que tiene como causa más aceptada la hipertensión en la glándula,
además de la invasión linfocitaria perineural.24
Seudoquiste pancreático
El primer antecedente de manejo quirúrgico de un seudoquiste pancreá-
tico data de 1875, cuando LeDentu describió el primer drenaje percutáneo
de esta lesión. En 1882, Bozeman reportó la extracción de un seudoquis-
te de 10 kg. Sin embargo, el inicio del manejo quirúrgico del seudoquiste
pancreático moderno data de 1921, fecha en que fue descrito el primer dre-
Referencias
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línea en http://www.touregypt.net/edwinsmith–surgical.htm (consultado el
26 de agosto de 2013).
95
97
Trasplante renal
En el presente capítulo, se centrará la atención en los retos actua-
les y las necesidades no cubiertas en la segunda década del siglo
XXI, en materia de trasplantes. Han transcurrido casi 60 años des-
de que se llevó a cabo el primer trasplante renal exitoso, en 1954.
Los avances científicos que antecedieron a ese primer éxito y los
ocurridos en años posteriores han hecho posible que, en la actuali-
dad, los resultados de supervivencia del paciente receptor renal con
injerto funcional se encuentren en 96.5% (donante vivo) y en 92%
(donante fallecido) al año postrasplante, y que estos porcentajes se
sitúen en 82.5% y 70% a 5 años, para receptores de donante vivo y
fallecido, respectivamente.1 Los avances científicos a los que hace-
mos referencia no sólo competen a lo acontecido en el desarrollo y
uso clínico de fármacos inmunosupresores de probada eficacia —en
particular a los inhibidores de calcineurina [ICN (ciclosporina y ta-
crolimus)]—, también incluyen a una mejor preparación integral
pretrasplante y mejores cuidados en la etapa postrasplante, refina-
miento de las técnicas quirúrgicas, uso de profilaxis para infeccio-
nes por gérmenes oportunistas, entre otros.
Los excelentes resultados alcanzados a corto y mediano plazos
empiezan a afectar también en forma positiva el largo plazo.1 En
la última década, el incremento en la vida media funcional se ha
trasladado a 14 años, para injertos de donante vivo, y a 10.5 años,
para donante fallecido. Esta mejoría obedece a una disminución
en la tasa de falla del injerto y regreso a diálisis. Sin embargo, la
tasa de muerte con injerto funcional no ha declinado. Es innegable
que parte de esta mejoría ha estado ligada al uso de inhibidores de
ICN, inmunosupresores que proveen un perfil bien caracterizado
de riesgo–beneficio, que han disminuido de modo significativo el
riesgo de rechazo agudo pero, a lo largo del tiempo, también han
contribuido a la nefrotoxicidad que puede acelerar la pérdida del
injerto.2 Además, los ICN afectan un amplio rango de “blancos” no
inmunológicos y condicionan hipertensión, dislipidemia y diabetes,
factores de riesgo que contribuyen al incremento de morbilidad y
mortalidad cardiovascular. Las principales causas de muerte del pa-
ciente receptor de trasplante renal continúan siendo las de origen
cardiovascular, infecciosas y neoplásicas.
Inducción de tolerancia
101
El término tolerancia implica la viabilidad funcional y estructural
del injerto, libre de rechazo, en ausencia de inmunosupresión, en un
individuo por demás inmunocompetente. Ha sido demostrado que
la inducción de este estado requiere el establecimiento de un estado
de quimerismo mixto. Uno de los mecanismos para lograrlo es me-
diante terapias con base en infusión de células tallo hematopoyéticas
procedentes del donante, en un sujeto receptor preacondicionado con
regímenes no mieloablativos. El trasplante renal es efectuado en for-
ma concomitante a la infusión de las células hematopoyéticas. A la
fecha, el protocolo empleado por la Universidad de Northwestern de
Chicago parece el más promisorio. La característica esencial consiste
en la utilización de células tronco hematopoyéticas enriquecidas con
una población celular denominada “células facilitadoras de tolerancia
al injerto”. La utilización de este abordaje ha dado como resultado
quimerismo duradero e inducción de tolerancia en 5/8 pacientes re-
ceptores de injertos no HLA idénticos. No han ocurrido eventos de
enfermedad de injerto contra huésped. En los cinco pacientes que
han mostrado quimerismo duradero, se ha evidenciado inmunocom-
petencia y tolerancia donador–específico mediante múltiples ensayos
in vitro; en estos pacientes, la inmunosupresión (tacrolimus/mico-
fenolato de mofetilo) fue retirada con éxito al año postrasplante, la
función renal ha permanecido estable por espacio de 6 a 20 meses
posrretiro de medicamentos y no se ha presentado desarrollo de an-
ticuerpos donante–específico. Los mecanismos subyacentes a este
proceso de tolerancia involucran poblaciones celulares linfocitarias
reguladoras, en un proceso biológico activo y altamente eficiente.9
Trasplante hepático
El trasplante hepático ortotópico (THO) ha evolucionado de ma-
nera drástica en los últimos 50 años y, en este tiempo, ha pasado
de ser un procedimiento fútil, al mejor tratamiento para la falla
102 hepática terminal. El primer intento de trasplante hepático en hu-
manos se realizó en Denver, en 1963, por el doctor Thomas Starzl.10
En 1967, se obtuvo el primer trasplante hepático exitoso con una
sobrevida de 1 año.11 El refinamiento de las técnicas quirúrgicas,
la mejor selección de los pacientes, el desarrollo de nuevos inmu-
nosupresores y soluciones de preservación, así como la mejoría de
técnicas anestésicas y cuidados posoperatorios contribuyeron a
que, desde 1983, se considere el THO como el mejor tratamiento
para la enfermedad hepática terminal, aguda o crónica, así como
para ciertos trastornos metabólicos y algunos tipos de cáncer.12 A
partir de este momento, el procedimiento se ha extendido a prácti-
camente todo el mundo.13
El gran paso limitante en este procedimiento ha sido la esca-
sez de órganos, alrededor de 17 000 pacientes necesitan un THO en
Estados Unidos, lo que ha provocado el desarrollo de diferentes
medidas para incrementar el número de injertos, como son: los
donadores de criterios extendidos, el hígado dividido, el donador vivo
y el trasplante dominó. En la actualidad, el THO ofrece una sobrevida
a 1 y 5 años, de 90% y 85%, respectivamente, con una excelente cali-
dad de vida en la mayoría de los casos. Las principales indicaciones
en la actualidad para THO son VHC, autoinmunes, alcohol, esteato-
hepatitis no alcohólica (NASH) y carcinoma hepatocelular (CHC).
Virus de la hepatitis C
De 30 a 45% de los trasplantes hepáticos en occidente son a causa
del virus de la hepatitis C (VHC). Es importante considerar esto,
Esteatosis
En el pasado, los órganos que presentaban esteatosis eran descartados por
considerarse no adecuados para ser trasplantados. Ahora, hígados con
una considerable proporción de esteatosis (60%) son utilizados para THO,
con buenos resultados. Mientras la incidencia de obesidad continúe incre-
mentando, cada vez será más común enfrentarse a este tipo de órganos. El
esfuerzo por utilizar órganos con esteatosis importante ha provocado la
aparición de algunos intentos de mejorar la calidad de estos órganos, des-
pués de la procuración con terapia farmacológica o mediante máquinas
de perfusión, con resultados muy prometedores.20,21
Hígado dividido
Inmunosupresión
Una de las principales razones por las que ha sido posible el THO
y se han mejorado sus resultados es por la inmunosupresión, que
cada vez es menos tóxica. Al parecer, el hígado estimula menos re-
chazos en comparación con otros órganos e inclusive permite un
efecto protector cuando se trasplante de manera simultánea con
algún otro órgano, posiblemente por inducir microquimerismo pe-
riférico y, con esto, una cierta tolerancia operacional.27 Sin embar-
go, hoy por hoy, la inmunosupresión continúa siendo un obstáculo
para la sobrevida del injerto a largo plazo. La combinación de dos
o tres inmunosupresores disminuye los efectos secundarios, sin
incrementar el riesgo de rechazo o infecciones oportunistas. Los
anticuerpos monoclonales que han tenido gran utilización como
inductores en el THO son el basiliximab y un poco menos el ale-
mtuzumab; anti–CD25 y anti–CD52, respectivamente. Otros blan-
cos bloqueados son: costeimulación de las células T (belatacept),
células B (rituximab), presentación de antígeno (efalizumab y ale-
Xenotrasplantes
En la actualidad, el xenotrasplante de hígado es controversial. Los
107
primeros resultados con primates fueron muy malos. El desarrollo de
cerdos genéticamente modificados ha disminuido de manera impor-
tante el rechazo hiperagudo. Sin embargo, la trombocitopenia severa
posoperatoria y el riesgo de transmisión de infecciones por ahora son
los dos principales obstáculos en el xenotrasplante de hígado.30
Trasplante de páncreas
El primer trasplante de páncreas exitoso en el mundo se llevó a cabo en
la Universidad de Minnesota, en diciembre de 1966, para tratar a un pa-
ciente con síndrome urémico y diabetes. Desde entonces, se han realiza-
do más de 18 000 trasplantes de páncreas en todo el mundo, la mayoría
de ellos en Estados Unidos.
El trasplante de páncreas se ha propuesto preferentemente como
una alternativa de tratamiento para pacientes diabéticos con insuficien-
cia renal, que son también candidatos a trasplante de riñón, y que reque-
rirán inmunosupresión para evitar el rechazo de este último. En la actua-
lidad, todos los pacientes con diabetes tipo 1 e insuficiencia renal que son
candidatos a trasplante renal, deben ser considerados como potenciales
receptores de trasplante de páncreas. El trasplante aislado de páncreas
se ha reservado para aquellos pacientes diabéticos con una alteración
significativa de la calidad de vida, en donde los riesgos del tratamiento
con inmunosupresores están justificados, específicamente episodios fre-
cuentes de hipoglicemia o cetoacidosis, a pesar del tratamiento óptimo
con insulina.
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115
La cirugía endocrina comprende el tratamiento de las enfermedades
de cuatro glándulas: la tiroides, las paratiroides, las suprarrenales y
el páncreas endocrino. En este capítulo, analizaremos las caracterís-
ticas y los avances más importantes en cuatro áreas específicas: cán-
cer diferenciado de tiroides, hiperparatiroidismo primario, tumores
suprarrenales y tumores neuroendocrinos del páncreas.
Factores de riesgo
Presentación clínica
En general, los pacientes acuden por haberse palpado una masa
cervical y algunos otros son referidos por el hallazgo imagenológico
incidental de un nódulo tiroideo. Es importante identificar la presen-
cia de síntomas como disfagia, disfonía, disnea, tos, aumento rápido
116 de tamaño e historia de enfermedad tiroidea. La exploración física
puede hacer sospechar la existencia de malignidad cuando los nódu-
los son fijos, irregulares, > 4 cm o se acompañan de linfadenopatía.1
Diagnóstico
La presencia de un nódulo hipoecogénico, con microcalcificaciones,
sin halo periférico, con márgenes irregulares y aumento en el flujo
central en el ultrasonido (US), hace sospechar la existencia de ma-
lignidad. Se han propuesto diferentes sistemas para clasificar y asig-
nar riesgo de malignidad en la evaluación por US. Uno de ellos es la
clasificación TI–RADS, la cual ofrece algunas similitudes al sistema
BI–RADS para el cáncer de mama. Este sistema permite seleccionar
nódulos con características benignas para vigilancia y nódulos con
características sospechosas para biopsia por aspiración (BAAF).1,3 La
BAAF es el mejor estudio para la evaluación prequirúrgica de nódu-
los tiroideos. Se recomienda preferentemente en nódulos mayores de
1 cm o en cualquier nódulo asociado con síntomas, linfadenopatía o
historia de exposición a radiación ionizante. Su realización guiada por
US aumenta la sensibilidad y especificidad de la prueba. El sistema de
clasificación de Bethesda clasifica el estudio citopatológico en grados,
como sigue: I: no diagnóstico o insatisfactorio; II: benigno; III: le-
sión folicular atípica de significado incierto; IV: neoplasia folicular
o sospecha de neoplasia folicular; V: sospecha de malignidad, y VI:
malignidad. En la actualidad, marcadores moleculares como BRAF,
RAS, RET/PTC y PAX8/PPARG han demostrado servir de ayuda en
la caracterización de las lesiones indeterminadas.1,4,5
Etapificación
Existen múltiples sistemas de estadiaje con valor pronóstico; dentro
de ellos, el propuesto por la ATA permite una adecuada estratificación
después de la cirugía inicial y la ablación con yodo. Riesgo bajo: pa-
cientes con resección completa sin invasión locorregional, ausencia de
histología agresiva, invasión vascular y de captación en lecho quirúr-
gico, riesgo intermedio: invasión microscópica de tejido peritiroideo,
histología agresiva o invasión vascular y riesgo alto: invasión macros-
cópica, resección incompleta, captación en lecho tiroideo o metástasis
a distancia. Otros sistemas también útiles son: MACIS (acrónimo de
Metastasis, que significa metástasis; Age, edad; Complete resection, re-
sección completa; Invasion, Invasión, y Size, tamaño), TNM y EORTC.6,7
Hiperparatiroidismo primario
El hiperparatiroidismo primario (HPTP) se caracteriza por aumen-
to de la producción de la hormona paratiroidea (PTH), debido al
crecimiento de una o más glándulas paratiroides, con la consecuen-
te elevación de los niveles de calcio (Ca). Es más frecuente en mu-
jeres mayores de 50 años de edad. En la mayoría de los casos, es
esporádico, sin embargo, puede presentarse como parte de síndro-
mes familiares, como la neoplasia endocrina múltiple o el hiper-
Causa
Si bien no se conoce la causa precisa de los casos esporádicos,
se ha relacionado con exposición a radiación, baja ingesta cróni-
ca de calcio, así como anormalidades en los genes controladores
del crecimiento, protooncogenes o genes supresores de tumores.
Las anormalidades incluyen sobreexpresión de genes, como la
118 ciclina D1/PRAD1, en tumores esporádicos, RET para tumores
familiares, o mutaciones con pérdida de función en genes como
en MEN1A o HRPT2, para tumores esporádicos familiares; otras
causas incluyen inactivación del gen del receptor de vitamina D,
señalamiento aberrante en Wnt–b–catenina y expresión genética
ectópica de PTH.9
Manifestaciones clínicas
El HPTP carece de manifestaciones específicas, sin embargo,
produce alteraciones a diversos niveles, entre las que destacan
dolores osteomusculares, descalcificación ósea, fracturas patoló-
gicas, seudotumores óseos, litiasis renal, poliuria, síntomas neu-
ropsicológicos del tipo de la depresión o la pérdida de la memoria,
hipertensión arterial y enfermedad acidopéptica. La incorporación
de la medición de Ca sérico dentro de los estudios de rutina ha
permitido identificarlo de manera precoz cuando los síntomas son
incipientes o incluso existe en ausencia de síntomas. Algunos pa-
cientes pueden presentar concentraciones de Ca sérico y ionizado
normales, con niveles de PTH consistentemente elevados, a lo que
se le ha llamado HPT normocalcémico.8,10
Diagnóstico
El diagnóstico se establece al encontrar elevación en las cifras de
Ca y PTH séricos, con cifras normales o bajas de fósforo (P) y cifras
normales o altas de Ca urinario. Puede encontrarse también eleva-
Estudios de localización
Una vez establecido el diagnóstico bioquímico, puede identificarse
crecimiento paratiroideo mediante estudios de imagen, como el US,
la tomografía computarizada (TC) o el gammagrama con MIBI (99
m Tc–sestamibi), en su forma simple o fusionado con TC (MIBI–
SPECT–CT). Recientemente, la TC de cuarta dimensión ha mostra-
do resultados superiores a la TC convencional. La localización por 119
medio de arteriografía, o bien de la obtención de muestras selectivas
venosas ha caído casi en desuso. La sensibilidad de los diferentes
estudios de imagen para la localización de crecimiento paratiroideo
se muestra en el Cuadro 11.1. Es importante señalar que la sensibi-
lidad de los diferentes estudios tiene relación directa con el tamaño
y el número de glándulas crecidas, que son significativamente supe-
riores en pacientes con enfermedad uniglandular, cuyo tamaño es
igual o mayor de 1 cm. Los estudios que se emplean con mayor fre-
cuencia son el US y el 99m Tc–sestamibi; en pacientes con sospecha
de cáncer, se sugiere practicar TC.10
Tratamiento
El tratamiento quirúrgico es el único tratamiento curativo para la
enfermedad. Se consideran candidatos para cirugía todos los pacien-
tes sintomáticos y aquellos que a pesar de cursar asintomáticos pre-
senten datos que los sitúen dentro de un nivel alto de riesgo. En el
Cuadro 11.2 se muestran las indicaciones para cirugía en pacientes
asintomáticos sugeridas por los Institutos Nacionales de Salud de Es-
tados Unidos de Norteamérica, en su reunión de consenso de 2009.11
Cuadro 11.1. Valores predictivos positivos para las diversas modalidades diagnósticas
• Calcio sérico > 0.25 mmol/L o 1 mg/dL sobre el rango normal de referencia.
• Depuración de creatinina menor de 60 mL/min.
• Densidad mineral ósea (T–score < -2.5 DE) o menos, en cualquier sitio o fragilidad a la fractura
previa.
• Edad menor de 50 años.
• Pacientes incapaces de participar en un seguimiento apropiado.
Tumores suprarrenales
Los tumores suprarrenales son una entidad patológica en donde
existen varios escenarios clínicos dependiendo de su origen histo-
lógico. Los tumores pueden ser corticales o medulares, funcionales
o no funcionales y pueden manifestarse por síntomas relacionados 121
con la sobreproducción hormonal, síntomas condicionados por el
crecimiento tumoral, o bien ante el hallazgo incidental de una masa
suprarrenal en estudios de imagen tomados por otras causas. Cerca
de 80% de los tumores suprarrenales corresponde a adenomas no
funcionales, 10% a adenomas no funcionales, 5% a feocromocito-
mas y 5% a tumores malignos, ya sea primarios o metastásicos.14,15
Manifestaciones clínicas
Los pacientes con hipercortisolismo en general cursan con mani-
festaciones clínicas francas como obesidad central, facies de luna
llena, petequias, estriaciones violáceas, acné, hirsutismo, hiper-
tensión, hiperglicemia e hipokalemia. Los tumores productores de
aldosterona se caracterizan por hipertensión moderada, de difícil
control en edad joven, asociada con hipokalemia, mientras que
los productores de hormonas sexuales dan lugar a síndromes de
virilización o feminización y el feocromocitoma se caracteriza por
hipertensión arterial ya sea paroxística o sostenida, la cual con
frecuencia se acompaña de cefalea, palpitaciones o diaforesis. El
carcinoma adrenocortical puede presentarse con síntomas y sig-
nos relacionados con el efecto de masa, o bien manifestaciones de
sobreproducción hormonal, como cortisol en cerca de 30%, hor-
monas androgénicas o estrogénicas en 30% y aldosterona en 20%.
La enfermedad metastásica en general se identifica en los estudios
de seguimiento de pacientes con cáncer de pulmón, mama o mela-
noma, por nombrar los más frecuentes.14,15
Imagenología
La TC permite localizar el tumor en la mayoría de los pacientes y en
algunos casos sugerir la existencia de una lesión benigna o de una
maligna. De la misma forma, algunas características radiológicas
pueden sugerir la existencia de un feocromocitoma o enfermedad
metastásica. La homogeneidad de la lesión y sus contornos pueden
ayudar al diagnóstico diferencial, pero sin duda el elemento de mayor
utilidad es la concentración intracelular lipídica de la lesión medida
como unidades Houndsfield (UH). En la TC no contrastada, los ade-
nomas tienen < 10 UH y con contraste las lesiones adrenales benignas
refuerzan de 80 a 90 UH. Del total, 50% lava en la fase tardía.14,15,17
La BAAF carece de utilidad ya que tiene muy baja sensibilidad,
además de que posee el riesgo de hematomas, dolor abdominal,
hematuria, pancreatitis, abscesos, pero sobre todo se acompaña de
crisis hipertensiva grave si la lesión corresponde a un feocromoci-
toma.14,17 Por lo anterior, toda lesión suprarrenal debe ser estudiada
bioquímicamente y manejada de manera apropiada, antes de reali-
zar cualquier procedimiento invasivo.
Manejo perioperatorio
Los pacientes con hipercortisolismo clínico o subclínico presen-
tan el eje neuroendocrino suprimido por lo que requerirán trata-
Tratamiento
Los tumores funcionales y los sugerentes de malignidad, ya sean fun-
cionales o no, deben tratarse con adrenalectomía. La adrenalectomía
laparoscópica constituye en la actualidad el estándar de tratamiento
para la mayoría de estos tumores. Puede realizarse por vía lateral, tran-
sabdominal o posterior retroperitoneal, cuya preferencia en general
se relaciona con la experiencia del cirujano o el antecedente de ciru-
gía abdominal previa. Recientemente, la cirugía por puerto único se ha
agregado como una herramienta más para el tratamiento quirúrgico de
estas lesiones. En el caso de los tumores incidentales no funcionales, se
recomienda extirpar los mayores de 4 cm y, en presencia de caracterís-
ticas radiológicas de benignidad, vigilar los de menor tamaño con estu-
dios bioquímicos y de imagen a los 6 meses y al año del diagnóstico.14,17,18
Marcadores biológicos
El marcador tumoral de mayor utilidad es la cromogranina A
(CgA), la cual se eleva en 60%. El polipéptido pancreático solo o
asociado con CgA también puede ser de utilidad, sobre todo en pa-
cientes con TNEP no funcionales. La enolasa neuronal específica se
encuentra elevada en 30–50% de los pacientes y es útil en tumores
pobremente diferenciados. Las unidades α–hCG y β–hCG también
se encuentran elevadas en algunos TNEP.20,21
Clasificación
La clasificación propuesta por la Organización Mundial de la Salud en
2010 introdujo un sistema de estadificación que permite determinar
el potencial maligno de estos tumores. Tal y como se muestra en el
Cuadro 11.3, distingue entre neoplasias bien diferenciadas (tumores
neuroendocrinos G1 y G2) y pobremente diferenciadas (carcinomas
neuroendocrinos G3). Otros sistemas de clasificación incluyen TNM,
la propuesta por la sociedad europea de tumores neuroendocrinos
(ENETS) y la AJCC/UICC 7a. ed.22 Otros elementos de utilidad para
la evaluación del pronóstico son el tamaño del tumor, su estatus fun-
cional, la presencia de necrosis, la actividad mitótica, la invasión pe-
rineural o a vasos sanguíneos, la expresión sobrerregulada de CD44 y
la expresión de citoqueratina 19 en inmunotinciones.20,23
Referencias
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Intervenciones preventivas
El papel del cirujano se refiere a tratar pacientes con lesiones que,
dejadas a su evolución natural, con frecuencia degeneran en lesio-
nes malignas invasoras; con la resección de tejido u órgano se evita
la potencial transformación maligna. Los ejemplos clásicos son los
pacientes con poliposis familiar múltiple del colon. De los mayores
de 40 años, 50% desarrolla cáncer de colon y el riesgo se aproxima
a 100% a los 70 años, la colectomía “profiláctica” antes de los 40
años previene la aparición del tumor. De igual manera, en pacien-
tes con colitis ulcerosa crónica inespecífica que tengan alteración
difusa de todo el colon y evolución mayor de 10 años de síntomas,
evita que 40% de ellos muera por cáncer colorrectal.19,20
Diagnóstico
Para planear el tratamiento, es necesario tener confirmación histoló-
gica, por lo que es indispensable una muestra de tejido obtenida me-
diante procedimientos quirúrgicos convencionales o de mínima in-
vasión. Sin embargo, aunque los estudios citológicos son útiles, no se
consideran evidencia suficiente para iniciar tratamiento, salvo cuando
ya existe diagnóstico tisular. Las técnicas para obtener tejido útil para
diagnóstico son: biopsias por incisión, por escisión y por punción por
aguja, tanto fina (PAAF) como gruesa, o bien punción–aspiración.
La toma inadecuada de material para biopsia puede comprome-
ter una escisión quirúrgica ulterior. Es importante tomar en cuenta
que la cicatriz o trayecto de la aguja debe estar en una situación que
permita su extirpación durante el tratamiento quirúrgico definitivo
más adelante y no se contaminen nuevos planos tisulares. Siempre
debe evitarse contaminar los tejidos con disecciones innecesarias e
incisiones mal situadas; es responsabilidad del cirujano la orienta-
ción y fijación de la pieza quirúrgica y mantener una estrecha comu-
nicación con el patólogo.
Tratamiento
La intervención quirúrgica es un tratamiento locorregional y sólo
cura los tumores que aún están localizados en su tejido de origen
y en los ganglios regionales de drenaje, aunque hay excepciones
como lo tumores infantiles y los linfomas. En la actualidad, 90% de
las curaciones de los tumores malignos sólidos se logra con trata-
miento quirúrgico combinado con otras modalidades terapéuticas,
como la radioterapia y quimioterapia.
El tratamiento quirúrgico se emplea con intenciones curativas,
como recurso paliativo, para reducir el volumen tumoral, para ex-
Conclusión
La cirugía oncológica ha sido y continúa siendo un pilar funda-
mental en el manejo de los enfermos con cáncer, se nutre de los
avances médicos y tecnológicos de más de 3 500 años, desde la
época del cuchillo y el hierro candente hasta la cirugía robótica
actual. Su futuro estará dado por los nuevos descubrimientos, so-
bre todo de medicina oncogenética. Los cirujanos oncólogos deben
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Los inicios
No obstante que la cirugía de niños en nuestro país y el resto del
mundo sigue siendo una de las especialidades quirúrgicas más no-
vedosas, pues fue instituida como tal casi al final del último tercio
del siglo pasado, ésta ha madurado a tal grado que se ha instituido
como una especialidad ligada a muchas otras, pero a la vez total-
mente independiente. El punto de partida y arranque emergió de
los conceptos pediátricos de la época vertidos por personajes céle-
bres como Ladd, Sabinston, Longmire y Wangensteen, en Estados
Unidos de Norteamérica; Dennis Brown y Nixon, en Inglaterra;
Ombrendanne y Pellerin, en Francia, y Grob y Rebhein, en Ale-
mania, todos ellos cirujanos generales, quienes sentaron las bases
para que en el futuro mediato la cirugía pediátrica se convirtiera
en una actividad especializada, distinta de la cirugía general y de la
pediatría. Aportaciones como la de Cameron Haight,1 cirujano to-
rácico, con respecto a la corrección de la atresia esofágica, son una
muestra tangible de la influencia que tuvieron cirujanos de adultos
en el futuro de la cirugía pediátrica.
En México, también hubo cirujanos generales brillantes que,
haciendo uso de un portento de facultades, efectuaban operaciones
fuera de lo común, cuando apenas se insinuaban progresos en la es-
pecialidad, como descensos abdominoperineales como el propuesto
por Swenson en 1948, para la corrección de la enfermedad de Hirs-
chsprung.2 Garreta, un cirujano que laboró en el Hospital General de
México por muchos años, llegó a realizar operaciones de este tipo en
un hospital del gobierno de la ciudad que antes de 1965 carecía de
la infraestructura para llevar a efecto ese tipo de intervenciones qui-
rúrgicas. Urrutia y Robles, cirujanos del HIM y del Hospital Juárez,
respectivamente, efectuaban operaciones de gran magnitud en niños,
como la extracción mediante auriculoventriculotomía de catéteres de
derivación ventriculoperitoneal que migraban hacia cavidades car-
diacas, en ocasiones utilizando la tijera de Mayo para la esternotomía.
Las vivencias relatadas por Servin3 y Villagrán4 con respecto a la cura-
ción de niños que sufrían ano imperforado con una sola intervención
quirúrgica son notables, no sólo por lo novedoso de la técnica utiliza-
da, sino porque fueron referidas a mediados del siglo XIX.
En nuestro país, de acuerdo con Straffon, el primer antecedente
relacionado con la especialidad se hizo manifiesto en San Luis Potosí,
144 en 1883, cuando Otero Arce efectuó una pericardiectomía en un niño;
el siguiente precedente lo encontró en la ciudad de Mérida, en Peón
Aznar, quien en el Hospital O’Horan fue el primero en obtener un
nombramiento académico como profesor de cirugía pediátrica.5
La era moderna
No obstante lo anterior, el inicio real y ordenado de la cirugía pe-
diátrica se instituyó en el hoy Hospital Infantil de México Dr. Fede-
rico Gómez, el 30 de abril de 1943, gracias a las gestiones, inquie-
tud y el conocimiento que tenía Don Federico Gómez acerca
de las necesidades en salud infantil de nuestro país. Este lí-
der pionero, entonces coronel del ejército mexicano y pediatra
de los niños de Lázaro Cárdenas, habiendo viajado a Estados Unidos
de Norteamérica para graduarse como pediatra, vio la necesidad de
un hospital especialmente dedicado a las enfermedades de los niños
y que en cada sección de la disciplina hubiera un especialista; en ese
mecanismo de pensamiento estaba naturalmente incluida la cirugía
pediátrica. Una vez inaugurado el hospital, Gómez reclutó a los es-
pecialistas de adultos que laboraban en el antiguo Hospital Central
Militar y cubrió sus posibles necesidades en casi todos los campos.
En relación con la cirugía pediátrica, el teniente coronel Lozoya So-
lís, fue comisionado para fungir como el primer residente de cirugía
pediátrica del naciente Hospital Infantil de México, teniendo como
subordinado a Cacho.
Colofón
Hoy día la cirugía pediátrica mexicana colegiada ocupa un sitio pri-
vilegiado y está distribuida, quizá mal distribuida, pero activa y bien
152 representada tanto en hospitales generales como hospitales pediá-
tricos. Identificados, somos alrededor de mil, pero en México, pro-
bablemente seamos más de 1 500. Los retos permanecen y están en
espera de soluciones y proyectos que la revolucionen y llegue a ser
vista y manejada como un gremio democratizado, cuyos objetivos
esenciales sean además del crecimiento académico, la transparencia
sin regateos y la tendencia inalienable para beneficiar a los compa-
ñeros que, encontrándose lejos del centro del país, desean acercarse
en busca de un legítimo deseo de superación personal y profesional.
Referencias
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xico; 1959.
153
La cirugía plástica mexicana en la primera década del siglo XXI está
caracterizada por la introducción de conocimientos de ciencia bá-
sica y por el refinamiento de algunas técnicas quirúrgicas. Dentro
de los conceptos de ciencia básica, destacan las quimicionas, ligan-
dos y factores de crecimiento en la piel, células madre del tejido
graso y su aplicación en la medicina regenerativa; además de co-
nocimientos de genética, inmunología y farmacología, y su aplica-
ción en los alotrasplantes compuestos vascularizados. Dentro del
refinamiento de las técnicas quirúrgicas de reconstrucción están la
microcirugía, la cirugía craneofacial y la cirugía estética. Adicio-
nalmente, nuevas técnicas quirúrgicas han sido modificadas para
la reconstrucción de padecimientos propios de la época, como lo
representan las pérdidas masivas de peso secundarias a la cirugía
bariátrica o la cirugía endoscópica aplicada a la cirugía de mano. Lo
anterior ha permitido mayor seguridad en la reconstrucción, con
menor tiempo de incapacidad.
A continuación describimos las aplicaciones quirúrgicas que
han marcado en esta década a la cirugía plástica mexicana.
Cirugía craneofacial
A partir del Congreso Internacional de 1967 en la ciudad de Roma,
donde el doctor Paul Tessier presentó por primera vez su experien-
cia en el manejo quirúrgico de malformaciones congénitas graves,
como la enfermedad de Crouzon, el síndrome de Apert y el hiperte-
losismo, nació una subespecialidad denominada cirugía craneofa-
cial, no en balde, Tessier es reconocido como el padre de esta subes-
pecialidad.20 Sus seguidores formaron grupos de trabajo (clínicas)
que integraban a los diversos especialistas que se requerían para
el manejo multidisciplinario que estos pacientes necesitan. John
167
La palabra ginecología proviene del griego giné, mujer, y logos, es-
tudio o tratado; es la ciencia y especialidad clinicoquirúrgica que
estudia las enfermedades del sistema reproductor femenino.
Los primeros escritos encontrados sobre esta ciencia corres-
ponden a El papiro de Kahun (descubierto por Flinders Petrie en
1889), que data de 1800 a.C y está constituido por varios papiros
que revelan conocimientos hasta el año 3000 a.C. En los tiempos de
Hipócrates (ca. 460 a.C. – ca. 370 a.C.), ya existían las obstetrices y
las feminae medicae. La ginecología aparece inicialmente en el pa-
piro de Ebers (ca. 1500 a.C.) con la descripción del prolapso uterino
total. El Chillndar Medical Codex, de más de 400 páginas, es-
crito en lengua Servia, es todo un manual de terapéutica médica. El
lapso entre los siglos V y XV en ocasiones ha sido llamado “la oscura
noche de la edad media”, entre otras razones por su improductivi-
dad en cuestiones médicas.
En 1839, la medicina se basaba en las obras de Aristóteles,
Avicena, Galeno e Hipócrates. El siglo XIX se considera un periodo
negativo en la evolución de la medicina y la cirugía. En Edimbur-
go, Simpson utiliza por primera vez el éter en obstetricia y luego el
cloroformo. Sólo cuando la Reina Victoria de Inglaterra dio a luz al
Príncipe Leopoldo, se consolidó su empleo. Durssen practica la pri-
mera cesárea vaginal y W. Zoege von Mauteuffel aporta a la cirugía
los guantes de goma.
La cirugía mexicana en ginecología y obstetricia tuvo también
un amplio desarrollo durante el siglo XIX. El coronel Pedro del Villar
tuvo a bien plantear la existencia de un Hospital Militar de Instruc-
ción, que conjugara la labor hospitalaria con una escuela de carácter
médico–militar. Francisco Montes de Oca (1837–1885), quien ade-
más fue precursor de la antisepsia en México, consolidó la creación
del Hospital Militar de Instrucción (Hospital Escuela Médico–Mili-
tar) en 1880. Ricardo Vértiz inicia la aplicación de la antisepsia en
México y Eduardo Liceaga la aplica en la cirugía general. En 1884, se
registra la primera operación de Porro, programada y realizada por
Juan Ma. Rodríguez, en 1828, padre de la ginecobstetricia mexicana.
Para 1914, Gonzalo Castañeda incorpora la nueva operación gi-
necológica, la primera operación para esterilización de la mujer sin
mutilar sus órganos genitales. Julio Villarreal inicia la cirugía on-
cológica en la cirugía ginecológica, en este periodo Rosendo Amor
propone la histerectomía vaginal en prolapsos de tercer grado con
plastia vaginal.
A principios del siglo XX, surge la figura inconmensurable del
doctor Clemente Robles Castillo, cirujano general de fuerte persona-
168 lidad y gran carácter, que funda, junto con Eliseo Ramírez e Isaac
Ochoterena, la Sociedad Mexicana de Biología. Robles fue interno del
Hospital Juárez de México –antecedente que pocos saben– y alumno
del doctor José Rábago, distinguido ginecoobstetra; realizó su prime-
ra cesárea extraperitoneal en 1928; fue enviado por el doctor Enri-
que Hernández Álvarez a Europa; recibió el apoyo del doctor Torres
Torrija, director del Hospital Juárez, y fue acogido por el doctor Igna-
cio Chávez en el Hospital General de México, donde practica la prime-
ra cirugía cardíaca y la primera cirugía pediátrica; más tarde, le abren
las puertas de la Academia Mexicana de Cirugía e impulsa el cambio
contemporáneo de la cirugía hacia la modernidad del momento.
Es precisamente, el doctor Clemente Robles Castillo, quien,
desde el Hospital General de México, marca el cambio del siglo XIX
al XX, no sólo en cirugía ginecológica y obstétrica, sino también en
el resto de la cirugía mexicana, con la realización de la primera ciru-
gía cardíaca, la primera cirugía pediátrica y la primera neurocirugía.
Además, funda el servicio de neurología y neurocirugía en el Hos-
pital General de México, desde cuya dirección general, según sus
propias palabras, dirige el destino de este hospital que “se debatía
en la más espantosa de todas las miserias”, como lo describe en su
gran obra titulada Evocaciones. Desde entonces y hasta ahora, los
cirujanos generales de esta noble institución seguimos realizando la
cirugía ginecológica al más alto nivel.
En este orden de ideas, y en mis funciones como Jefe del Ser-
vicio de Cirugía General que tuve el honor de dirigir, me percaté
que, después de la cirugía de la pared anterolateral del abdomen,
que ocupa el primer lugar de las 10 principales causas de egreso del
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173
Introducción
175
La estomatología es la ciencia de la medicina que estudia los padeci-
mientos y afecciones de la cavidad bucal y de los maxilares con la fi-
nalidad de restablecer la salud bucodental y la armonía maxilofacial.
Los padecimientos bucales más frecuentes prevalecientes son
la caries dental y las enfermedades periodontales o de la encía, se-
guidas de las afecciones de la mala oclusión dental que, en algunos
casos, ocasiona alteraciones dentofaciales y, en consecuencia, tras-
tornos importantes de la masticación, en la deglución, del lenguaje,
disfunciones de la articulación temporomandibular, con incremen-
to de malos hábitos orales que afectan aún más las funciones del
aparato estomatognático y de la estética facial.
La estomatología incluye diversas especialidades odontológicas
para el estudio completo y tratamientos específicos de cada uno de
las áreas afectadas, por lo que primordialmente se han desarrollado
en este siglo los estudios de posgrado en las siguientes áreas.
• Cirugía oral y maxilofacial. Dedicada al estudio clínico y la
corrección quirúrgica de las deformidades congénitas orales y
adquiridas de los maxilares, así como de los procesos tumorales
orales, infecciosos, traumáticos maxilofaciales y de reconstrucción
mandibular
• Endodoncia. Destinada a la atención de enfermedades pulpares
(pulpitis)
• Estomatología legal. Centrada en el estudio post mortem de
estructuras dentomaxilares
• Implantología dental. Enfocada en el estudio y la aplicación de
implantes intraóseos de titanio
• Odontología pediátrica. Dedicada a la atención odontológica
en niños y escolares
• Odontología sanitaria preventiva y epidemiológica. Centra-
da en conocer índices CPO y ceo
• Ortodoncia. Destinada a la corrección de las malposiciones denta-
rias y de crecimiento maxilar
• Patología y medicina bucal. Dedicada al estudio clínico e
histopatológico de lesiones orales y maxilofaciales
• Periodoncia. Dedicada a tratar las enfermedades de los tejidos
de sostén dental (periodontitis)
• Radiología oral y maxilofacial. Enfocada en la interpretación
radiográfica dental e imagenología
• Rehabilitación protésica oral. Dedicada a sustituir los órga-
nos dentarios perdidos y devolver las funciones de oclusión dental
y masticación
• Rehabilitación protésica maxilofacial o epitesis. Destinada a
176 sustituir pérdidas óseas faciales
Traumatismos maxilofaciales
En la actualidad, el manejo de las fracturas de cara se ha modifica-
do en cuanto a:
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Introducción
La oftalmología tiene raíces muy antiguas y su desarrollo, como un
área específica del conocimiento, arranca probablemente a media-
dos del siglo XIX. Fue en esos años cuando ocurrió el primer con-
greso internacional de oftalmología, al que reconocemos como el
primero de una especialidad en el mundo.
En nuestro país, la oftalmología como especialidad está presente
desde el último tercio del siglo XIX. Algunos de los fundadores de nues-
tra academia en 1864 tuvieron inclinación por la oftalmología y la prac-
ticaron de manera selectiva, tales son los casos de los doctores: Agustín
Andrade, Manuel Carmona y Valle, José María Vértiz y Ángel Iglesias y
Domínguez. A ellos siguieron otros que fueron los pilares de lo que sería
la oftalmología organizada, los doctores: Ricardo Vértiz (1872a), Agustín
Chacón (1890a),Fernando López (1890a), Joaquín Vértiz (1899a), Emi-
lio Montaño (1903a),Manuel Uribe y Troncoso (1905)a y Rafael Silva
(1910a). Algunos de ellos y sus alumnos fueron quienes firmaron el acta
fundacional de la Sociedad Mexicana de Oftalmología en 1893.a
La oftalmología crece y se consolida en la primera mitad del si-
glo XX. En todo este tiempo, los avances fueron constantes, tanto en
conocimientos como en desarrollos tecnológicos. Es probablemente
a mediados de los años sesenta del siglo pasado, con el advenimien-
to y popularización del microscopio quirúrgico, que se detona una
serie de cambios sustanciales a la instrumentación quirúrgica y a las
habilidades y destrezas de los oftalmólogos.
a
Año de ingreso a la Academia Nacional de Medicina.
Con la magnificación del microscopio, se obligó a la miniaturización
de instrumentos y suturas. Como efecto de lo mismo, de manera gradual
se fueron disminuyendo errores quirúrgicos, y la búsqueda fue, enton-
ces, por la perfección anatómica y la mejor agudeza visual resultante de
las distintas intervenciones. De esa misma época, data el uso de la luz
láser para producir cicatrices en la retina. Con el paso del tiempo, los
láseres de esta naturaleza gradualmente se perfeccionaron y se hicieron
de uso común en la patología y cirugía de retina. El uso del microscopio
y los avances tecnológicos que sin cesar suceden en estos equipos, per-
mitieron abordar el interior del ojo y surgió la cirugía vitreorretiniana.
De la mano de esta evolución tecnológica, surgieron hacia
la década de los setenta del siglo XX, las nuevas tecnologías para
el manejo menos traumático de la cirugía de catarata y, con ello,
la gran evolución que han sufrido los lentes intraoculares.
192 Desde fines de los ochenta del siglo pasado y con el desarrollo
vertiginoso de la tecnología, el uso de la luz láser vino a ocupar un
mayor papel en la terapéutica oftalmológica. Aparecieron los láse-
res de fotodisrupción (Erbium y Neodynum Yag Laser) y, después,
desde principios de los años noventa, los láseres de luz de excímeros
de fotoablación, que permitieron el moldeamiento de la curvatura
corneal para el tratamiento de problemas refractivos.
En forma paralela, se desarrolló una serie de equipos diagnós-
ticos de imagenología, por ultrasonido o por distintos efectos lu-
minosos, que han permitido conocer el interior del ojo, medir sus
capas, hacer cortes in vivo con luz láser, identificar lesiones capilares,
medir la superficie corneal a detalle y conocer sus espesores y capas.
Los autores de estas líneas somos, de una u otra manera,
actores presenciales de estos cambios. Hemos aprendido a asom-
brarnos y a habituarnos a las nuevas tecnologías y conocimientos.
Así lo hemos hecho al probar nuevos agentes microbianos, antiin-
flamatorios, antiglaucomatosos y terapéuticos.
Como es de suponerse, todos los conocimientos, aptitudes y des-
trezas que demanda la oftalmología moderna de vanguardia no son
territorio único del oftalmólogo general. Éste, como nosotros, debe
conocer y saber de todo lo que le atañe en la práctica de la oftalmolo-
gía cotidiana. Sin embargo, el estado del arte (es decir, la tecnología
de punta, la vanguardia) toca a los sub o superespecialistas. Para fines
de este capítulo, los autores optamos por desarrollarlo según nuestra
especial área de interés.
En unas cuantas líneas, sólo podemos delinear los grandes avances
que ha tenido nuestra especialidad. Al mencionarlos, subrayaremos su
El trasplante de córnea
El procedimiento quirúrgico de trasplante de córnea es una técnica
ya centenaria. Fue en 1905 cuando Edward Zirm reportó el primer
trasplante penetrante (de la totalidad de la córnea) exitoso en un
ser humano, aunque ya desde fines del siglo XIX se habían obteni-
do resultados alentadores con algunos injertos lamelares de tejido
corneal (de las porciones superficiales de la córnea). Sin embargo,
el trasplante de córnea en las primeras décadas del siglo XX era más
bien una técnica infrecuente, sujeta de reportes académicos, y sus
resultados, aunque promisorios, dejaban mucho que desear.
En la segunda mitad del siglo XX, comenzó un desarrollo im-
portante de los trasplantes de córnea. Tres son sus principales de-
tonantes: Ramón Castroviejo, desarrolló una técnica de injerto cua-
drado penetrante, que aunado a la mejoría del instrumental por el
propuesto, comenzó a dar resultados satisfactorios y consistentes.
Al mismo tiempo, David Paton contribuía con propuestas técnicas
y con la incansable labor de la regularización de las donaciones de
córnea con el establecimiento del primer banco de ojos en Estados
Unidos de Norteamérica. Un tercer factor que colaboró de manera
La cirugía refractiva
198
A mediados de los años setenta del siglo XX, se puso en boga una
técnica inicialmente descrita por Fyodorov, en Rusia, en donde,
mediante una serie de cortes radiados que iban de la región para-
central de la córnea a su periferia, hechos en los distintos cuadran-
tes, modificaban su curvatura, al debilitar la periferia propiciando
un aplanamiento del centro, disminuyendo así el eje anteroposte-
rior del ojo y reduciendo las graduaciones miópicas. A esta técnica
se le conoció con el nombre de queratotomía radiada.
La regulación de la cantidad de miopía a ser reducida se contro-
laba al modificar la longitud, la profundidad y el número de incisio-
nes efectuadas. Como era de suponerse, si bien la técnica era efectiva,
distaba mucho de ser exacta, y con el paso de los años se demostró
que, en un buen número de casos, el debilitamiento progresaba y ha-
cía poco predecible la estabilidad de los resultados obtenidos.
Mientras todo esto sucedía, en Colombia, ya desde los años se-
senta, Joaquín Barraquer había venido trabajando en una técnica
que había denominado queratomileusis. Ésta consisitía en la ex-
tracción mecánica de cierta cantidad de tejido de la región central
de la córnea, el cual era congelado y tallado en un torno dándole una
forma distinta y más plana. El botón así modificado era reimplan-
tado y se obtenía también la reducción de la graduación esperada.
En ambos casos, el interés que despertó la posibilidad de aban-
donar los lentes provocó que ambas técnicas tuvieran gran difusión
y pronto se buscó la posibilidad de transitar a una técnica que diese
mayor exactitud y estabilidad. De esta manera, hacia principios del
los años noventa del siglo pasado, hicieron su aparición los láseres
Uno de los retos que hoy en día enfrentan las nuevas terapéuti-
cas y, sin duda, entre ellas, la terapia antiinflamatoria es la de consi-
derar el beneficio que el paciente experimenta con un determinado
tratamiento, por ello en los ensayos clínicos futuros, deberá tam-
bién incluirse la medición de calidad de vida y mejoría en la salud
como indicadores de la eficiencia medicamentosa.
Todos estos retos que plantea el futuro de la terapia antiinfla-
matoria deberán ser superados, y podremos diseñar y realizar ensa-
yos clínicos que permitan tomar decisiones terapéuticas de manera
más razonada. Otras especialidades, como la oncología y la neumo-
logía, han tenido éxito siguiendo este camino y su armamentario
terapéutico se ha hecho más efectivo y preciso.
Referencias
206 Cirugía del segmento anterior del ojo
Lingmin H, Sheehay K, Culbertson W. 2011. Femtosecond laser assisted cataract surgery.
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El desarrollo de la Otorrinolaringología
a lo largo del siglo XX
Antimicrobianos y otros fármacos
Conforme el conocimiento y la tecnología se desarrollaron, la es-
pecialidad fue ampliando sus horizontes. La aparición de los anti-
microbianos produjo un cambio en el perfil epidemiológico de las
enfermedades infecciosas en las regiones anatómicas que abarca la
ORL, a tal grado que había quien auguraban el fin de la ORL como
especialidad. Así, se vio cómo las infecciones otomastoideas y sus
complicaciones, la nasosinusales y las complicaciones orbitarias e
intracraneales y las faringoamigdalinas con los abscesos cervicales
y mediastinales se abatían con rapidez.
Lo mismo ocurrió con las temidas infecciones tuberculosas
laríngeas y broncopulmonares y las ganglionares cervicales, con la
aparición de antimicrobianos y otros fármacos antifimicos.
Las lesiones sifilíticas fueron abatidas de manera sorprendente
con el uso de la penicilina.
La microcirugía
En el campo quirúrgico, en los años cincuenta del siglo pasado, se
inició el uso del microscopio en la cirugía del oído, lo que permitió
hacer cirugías muy precisas, con una disminución de las compli-
caciones en el tratamiento de las infecciones y colestatomas oto-
mastoideos, en la resolución de la hipoacusia por otoesclerosis y de
muchas lesiones traumáticas. Con estas técnicas, se lograron mejo-
res resecciones de los tumores de la región, así como en la recons-
trucción anatómica y funcional de las malformaciones congénitas y
de las secuelas posinfecciosas del oído medio.
La práctica de la microcirugía pronto se extendió para el trata-
miento de las diversas patologías de la laringe y casi al mismo tiempo
La endoscopia nasosinusal
La calidad de la visión endoscópica ha dado lugar a la mejor compren-
sión de la anatomía y la fisiología de la región, dando como resultado
el concepto de cirugía funcional de la nariz y los senos paranasales,
y las técnicas quirúrgicas de mínima invasión que proporcionan las
siguientes ventajas:
• Mejor visión de la región, gracias a una iluminación directa
y potente
• Posibilidades de observación en diferentes ángulos
216
• Menor lesión a las estructuras sanas y, en consecuencia, menor
inflamación
• Menor hemorragia transoperatoria
• Menos molestias y recuperación temprana de los pacientes
• No deja cicatrices visibles
• Permite el registro de procedimientos con fines académicos e inclu-
so legales
Como todos los procedimientos, también se reportan algunas desven-
tajas como pueden ser:
• Dificultad de usar ambas manos
• Pérdida de profundidad de campo por tener que ver un monitor
de video
• En casos de sangrado transoperatorio de difícil control, dificulta
e incluso impide el procedimiento
• Instrumentación y adiestramiento del profesional de alto costo
• En general este procedimiento ha venido posicionándose inter-
nacionalmente como la mejor opción terapéutica de la patología
nasosinusal.
La oncología
En el campo de la oncología, los avances han sido constantes: ci-
rugías de cuello, macizo facial y base del cráneo de gran magnitud
pero con capacidades reconstructivas cada vez más refinadas, un
espectro de posibilidades en quimio y radioterapia muy refinadas
que han beneficiado a muchos enfermos, sin embargo estamos
lejos de haber resuelto tan compleja patología como es el cáncer,
pero, sin duda, en un futuro no lejano se encontrará la clave en el
terreno oncogenético.
Reflexiones finales
A lo largo de esta recapitulación, hemos constatado someramen-
te, como la otorrinolaringología nació y se desarrolló en México a
partir de la segunda mitad del siglo XIX, cómo se inició de mane-
ra tardía y a un ritmo lento hasta mediados del siglo XX. A partir
Nos sorprendimos al ver que las células troncales, una vez que se les guia-
ba para convertirse en células precursores del oído interno a través del
cultivo en 3D, se comportaban como si supieran no sólo cómo convertirse
en diferentes tipos de células del oído interno, sino también la manera de
organizarse en un patrón muy similar al del oído interno original.
Y, añade:
aunque nuestro objetivo inicial fue hacer células precursoras del oído in-
terno, encontramos miles de células ciliadas en una placa de cultivo. 219
Oído biónico
En el año 2012 Faulkner, A. y su grupo de investigadores de la Uni-
versidad Heriot–Watt en Escocia, desarrolló una impresora 3D que
utilizaba una tinta biológica de células troncales humanas, que al fu-
sionarse formaban una estructura similar a un órgano prediseñado.
En 2013, Mc Alpine, M. et al. de la Universidad de Princeton,
con base en el concepto del uso de impresoras 3D, generaron un
oído biónico formado por una matriz de hidrogel celular sembra-
do en la estructura anatómica, como el de un pabellón auricular,
junto con un polímero conductor entrelazado con nanopartículas
impregnadas de plata. Esto permitió el cultivo in vitro de tejido del
cartílago alrededor de una bobina en forma de cóclea formando una
antena de inducción en el oído, que más adelante permitió experi-
mentalmente, la lectura de señales al acoplarse a unos electrodos.
La oreja impresa después de 10 semanas de crecimiento con-
trolado, presentó percepción auditiva mejorada para la recepción de
la radio frecuencia, siendo capaz de captar señales musicales.
Aún no se ha podido añadir la piel a la estructura, pero este tra-
bajo representa el primer logro del crecimiento conjunto de una es-
tructura biológica con componentes electrónicos integrados a ella.
Conclusiones
En la última década, el desarrollo del conocimiento y la tecnología
han hecho indispensable conjuntar a grupos de especialistas para
resolver patologías complejas, que rebasan las capacidades indivi-
duales, lográndose así mejores resultados terapéuticos.
Como ejemplo, podemos citar a la cirugía de la base del cráneo,
disciplina donde se involucran: otorrinolaringólogos, neurociruja-
nos, cirujanos plásticos reconstructivos y radiólogos intervencionis-
tas, entre otros.
La medicina, en las próximas décadas, sufrirá cambios muy im-
portantes de los que la otorrinolaringología se verá enriquecida, por
lo tanto, los especialistas que formemos en el presente, con la mi-
rada puesta en el futuro, requieren una serie de competencias que
les permitan adaptarse a los acelerados cambios que se producirán.
Los ejes directrices de la medicina del presente siglo estarán regi-
dos principalmente por la nanotecnología, la genómica, la fármacoge-
nómica, la telemedicina, la telecirugía, la bioinformática y la robótica.
Por último, debemos considerar que quienes deseen llevar una
vida académica de alto nivel, donde la asistencia, la docencia y la
investigación original sean una realidad, será necesario que encuen-
tren ambientes institucionales bien estructurados, científicamente
cimentados y con los recursos humanos y financieros suficientes,
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Introducción 227
233
Cirugía reconstructiva y microcirugía
Diversos factores han hecho que esta área de la urología cobre re-
levancia. Entre los ejemplos, tenemos las cirugías radicales en las
que la derivación urinaria es parte fundamental;28 o la mejor detec-
ción y abordaje de algunas patologías congénitas, como la estenosis
de la unión ureteropiélica en la que la reparación quirúrgica con
una técnica depurada es indispensable.29
En nuestros días, uno de los métodos de planificación familiar
más seguros y eficaces es la vasectomía. No obstante, cerca de 6% de
los pacientes llegan a solicitar una cirugía reconstructiva. Aunque la
reversión de la vasectomía tiene una complejidad técnica elevada,
los resultados utilizando microcirugía pueden ser adecuados.30
En conclusión, la práctica actual de la urología mexicana está
acorde con las tendencias internacionales. Los avances tecnológicos
han contribuido a que los procedimientos quirúrgicos sean menos
agresivos y ofrezcan resultados adecuados. A pesar de las limitacio-
nes económicas, nuestra urología se encuentra en un nivel competi-
tivo en el ámbito internacional.
Referencias
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