De Mejia 2008 PDF
De Mejia 2008 PDF
De Mejia 2008 PDF
Bogotá
Marzo 2008
ÍNDICE
Página
Presentación 8
I Introducción 8
VII Conclusión 62
Referencias 64
AGRADECIMIENTOS
Nuestros sinceros agradecimientos a todos aquellos que han tenido que ver con este proyecto, y
en especial a las siguientes personas:
A los integrantes del Programa de Bilingüismo del Ministerio de Educación Nacional: Luz Amparo
Martínez, Juan Carlos Grimaldo, Rosa Maria Cely, Aleyda Pérez, Marta Guerrero por su apoyo e
interés durante la génesis y puesta en marcha de este estudio.
A los representantes del Consejo Británico de Colombia, particularmente Charles Nuttall y Jan
Van de Putte por su intervención en la oficialización de este proyecto.
A las investigadoras de campo Bozena Lechowska, Cristina Peñafort, Clara Reina, Nayibe
Rosado, Martha Santos y Silvia Valencia por su valioso trabajo en la recolección y la trascripción
de los datos del estudio de investigación previo a este documento.
A la profesora Marta Cecilia Cano por su generosa y eficiente ayuda y valioso aporte en el
proceso de socialización de este documento
A los profesores Harvey Tejada y Sol Colmenares por su gentileza al autorizar el uso de partes
de nuestras investigaciones anteriores llevadas a cabo de manera colaborativa en la elaboración
de este documento
A los profesores e investigadores Sol Colmenares de la Universidad del Valle, Genoveva Iriarte
de la Universidad Nacional de Colombia, Claudia Torres de la Universidad Distrital Francisco
José de Caldas por sus valiosos aportes a la revisión y enriquecimiento de este documento
A los rectores, coordinadores y profesores de los 36 colegios en las seis regiones del país por su
generosa colaboración en la investigación previa que dio soporte a este documento:
Antioquia
The Columbus School; Colegio Montemayor (Sagrado Corazón); Gimnasio Vermont;
Colegio Colombo Británico; Colegio Benedictino de Santa María; Colegio Montessori
Atlántico
Colegio Bilingüe de Valledupar; Colegio Karl C. Parrish; Altamira International School;
Corporación Educativa American School; Gimnasio Alta Mar (Aspaen);
IDPHU Campestre Bilingüe
Bogotá
Colegio Internacional de Bogotá; Gimnasio Iragua (Aspaen); Colegio Mayor de los Andes;
Abraham Lincoln School; Liceo Católico Campestre; Colegio San Patricio
Cali
Colegio Bilingüe Philadelphia; Colegio Colombo Británico; Colegio Anglo Americano;
Colegio Bennett; Colegio Berchmans; Gimnasio los Farallones
Eje Cafetero
Asociación Colegio Granadino; Gimnasio Inglés; Liceo Anglo Colombiano;
Colegio Saint Andrews; Colegio Anglo S.A.; Colegio Bilingüe Internacional del Quindío
Santander
Colegio Panamericano; Colegio la Quinta del Puente; San Sebastián School;
Colegio Nuevo Cambridge; Gimnasio Cantillana (Aspaen); Colegio San Pedro Claver
En Antioquia:
En Bogotá:
Sergio Chiri, The English School; Laura Fonseca Duque, Universidad de los Andes; Angela
Corredor Oviedo, British Council; Paulina Zuleta, Colegio los Nogales; John Wells, Colegio Anglo
Colombiano; María Isabel Casas, Colegio Tilatá; Luis Antonio Fonseca García, Colegio Colombo
Gales; Martha Catalina Montenegro Ramírez, Colegio los Nogales; Celyna Roldán, Liceo de
Cervantes Norte; Constanza Rueda Riaño, Colegio de María Ángela; Pilar de Delgado, Colegio
Colombo Gales; Monica Naranjo, Gimnasio del Norte; Ana María Ternent de Samper, Colegio
Santa María; Adelina Nuñez Rojas, Colegio Mayor de los Andes; Luz Elena Barragán, Colegio
los Nogales;Margarita, Rosa Zapata Villamil, The English School; Martha Lucía Santos, Gimnasio
los Pinos; Giovanni Caballero, Estudiante, Universidad del Bosque; Angélica Santamaría
Alarcón, Estudiante, Universidad del Bosque; Yanet Tinoco Macias, Colegio el Carmen
Teresiano; María Libertad Valdés Martínez, Colegio el Carmen Teresiano; Rocío Monguí
Sánchez, Abraham Lincoln School; Martha Sarmiento de Perry, The English School; Sandra
Jeanneth Forero Hernández, Liceo Cervantes Norte; Leonardo de Waal, Colegio Gimnasio del
Norte; Edna Esperanza Marín Steevens, Gimnasio del Norte; Esteban Saldarriaga, Gimnasio
Pascal; Edgar Ferney Oliveros Laverde, Centro María Auxiliadora; Luz Mery Ramírez Baquero,
Liceo de Cervantes El Retiro; Jairo Martínez Rojas, Liceo de Cervantes El Retiro; Sebastián
Leonardo Rivera Roldán, Estudiante Universidad Javeriana; María Fernanda Castilla, Colegio
Tilatá; María Eugenia de Bermudez, Gimnasio Iragua; Henry Fernando Martínez Copete, Colegio
la Enseñanza; David Correal Manjares, Estudiante, Liceo de Cervantes Norte; Antonio Araque
Bernal, Colegio de la Enseñanza; Jairo Rincón Serrano, Liceo de Cervantes Norte; Ivan Cadena
Guaqueta, Estudiante, Liceo de Cervantes Norte; Jaime Steban Pantoja Moreno,Estudiante,
Liceo de Cervantes Norte; Guillermo Rodríguez, Colegio CAFAM; Mabel Cristina Torres Miranda,
Colegio Colombo Gales; Luís Carlos Adán, Fundación Gimnasio los Caobos; Luís Fernando
Ruedo Corredor, Estudiante, Universidad del Bosque; Dixie Mabel Gallo, Liceo de Cervantes
Norte; Frances Gómez Díaz, Colegio los Nogales; Luís Alberto Soler Arias, Liceo Católico
Campestre; Patricia Hernández de Uribe, Colegio San Patricio; Felipe Vanegas, Colegio San
Patricio; María Consuelo Nieto Camero, Gimnasio Santa Ana; María Teresa Parra Valencia,
Colegio de Nuestra Señora del Pilar Sur; Janeth Cuspoca, Colegio Abraham Lincoln; Mónica
Rojas Beltrán; Marcela Cabrera Velásquez, Gimnasio Santa Ana; Sandra Rocío Bayona,
Cooperdoma Ltda.; Hna. Odilia Sepúlveda Morales, Colegio Nuestra Señora del Pilar, Sur;
Margarita Rodríguez, Colegio Colasanz; Neyda Stella Ávila, Colegio Nuestra Señora del Pilar,
Sur; Fabio Giraldo, Colegio Nuestra Señora del Pilar, Sur; Lina Preciado, St Viator School;
Adriana Estrada Hernández; Claudia Conversu, St Viator School; Flor Alba Vanegas Rodríguez,
Liceo Católico Campestre; Luz Mery Ríos Molano, Colegio la Imaculada; Patricia Helena Bolaño
Munne, Colegio La Estancia; Viviana Morales Bermúdez, Colegio La Estancia; Maria
Anunciación Gil, Colegio El Carmen Teresiano; María Purificación Pérez, Colegio El Carmen
Teresiano; Bleidy Viviana Villamil Salamanca, Gimnasio Integral Guataquia; Diana Marcela
Guerrero Arroyo, Liceo del Ejercito; Astrid Nuñez Pardo, Fundación Universidad Empresarial de
la Cámera; Luz Marina Rodríguez, Colegio Saludcoop Norte; Claudia Liliana Gonzalez, Colegio
Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús; María Consuelo Suárez Benavides, Colegio Esclavas
del Sagrado Corazón de Jesús; Marta López, Colegio Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús;
Marcela Betancourt, Colegio Santa María; Tammy Dobrzynski, Colegio los Nogales; Wilson
David Abella, Liceo de Cervantes, Norte; Oscar Javier Ordñoz, Colegio Esclavas del Sagrado
Corazón de Jesús;
En Bucaramanga
Laura Cristina Rueda Balaguera, Universidad Industrial de Santander; Diego Francisco Zapata,
Universidad Industrial de Santander; Griggete Martinez, Gimnasio Campestre San Sebastián;
Mireya Ferreira, Gimnasio Campestre San Sebastián; María Isabel Rey B., INEM; Diana Marcoth
Figueredo Fonseca, UIS; Diego Armando Montilla, UIS; Isaac Hernández Vesga, UIS; Fanny
Hormiga, UIS; Laura Paola Valderrama, UIS; Laura Fernanda Sanabria Morales; Alba Inés
Bautista Niño, Escuela Norma Superior; Johan Edinson Ruiz Bastos, UIS; Johnattan Enrique
Rueda Fonseca, UIS; Andrea del Pilar Rosas Ramos, Instituto de Caldas; Jairo Antonio Chaparro
Cárdenas, Colegio San Pedro Claver; Suzy Roxana Ferreira, UIS; Viviana Andrea Peinado
Bayona, UIS; Mura Carolina Fuentes, UIS; Lisis Sofía Gómez Lozada, UIS; Anny Rodríguez
Suárez, UIS; Yeimy Stefany Paez Ros, UIS; Andry Yurely Ardila Bautista, UIS; Fabian Leonardo
Prada Vega, UIS; Leidy Quintero, UIS; Cristian Caballero, UIS; Beatriz Muñoz Ramírez, UIS;
Gabriel Palacios, UIS; Libardo Quijano Plata, UIS; Claudia Ximena Asela Pinzón, UIS; Laura
Marcela Peña Rangel, UIS; Nestor Alberto Durán Arias, Colegio Militar General Santander;
Dustin Bonneth, Colegio Goyauiel; Elena Neira, UIS; Ana Delgado Delgado, Escuela Normal
Superior; Amira Sandoval Suárez, Escuela Normal Superior; Marta Inés Cancino Uribe, Escuela
Normal Superior; Marta Lucia Prada Díaz, Escuela Normal Superior; Olga Lucia Contreras Salas,
Escuela Normal Superior; Luz Marina Salas de Contreras, Escuela Normal Superior; Carolina
Meneses Rodríguez, UIS; Juan Carlos López, UIS; Elsa Yolanda Arévalo Duran, INEM;
En Cali:
En Costa Atlántico:
Judith Patricia Valencia Navarro, Colegio Cristoforo Colombo; Ana María Cotes, Colegio Bilingüe
Garner; Diana Castaño Arellano, Instituto La Cruz; Arnotis Muñoz, Colegio Cristoforo Colombo;
Elizabeth Fernandez Tovar, Universidad del Norte; Sulay Elena Rivera Utria, Univeridad del
Atlántico; María Elsy Lugo Peralta, Boston Internacional School; Jorge Henao Rueda, Colegio
Buenos Aires; Fanny Ochoa Vitoria, ITSA; David Alexander Rodríguez de la Hoz, Estudiante,
Universidad del Atlántico; Evelyn Díaz Tulena, Estudiante, Universidad del Atlántico; Vanesa del
Carmen Polo Torrenegro, Centro de Educación Barrio 148; Vanesa Caneajalino, Jardín Infantil
Cajacopi; Ana Paéz Torres, Colegio Cristoforo Colombo; Emilce Elena Ahumada, Casas Colegio
Cristoforo Colombo; Augusto Nicolás Escorcia Trujillo, Liceo Patria; Nelly Torres de la Hoz,
Centro de Educación Infantil Los Caracoles; Dylin Yei Pinedo, Universidad del Atlántico; Yuranes
Milena Martines Escobar, Colegio Distrital Buenos Aires; Jesús Alberto Melgarijo Jerez, Colegio
Colon; Sergio Nieto Mesa,; Melissa Bermúdez Banquez, Universidad del Atlántico; Deisy del
Carmen Castrillon Heredia, Universidad del Atlántico; Cristian Guzmán Gamarra, Colegio
Colombo Americano; Miguel Ángel Fierro Uribe, Casa sobre la Roca; Johanna Paola Ávila
Trujillo, Universidad del Atlántico; Irianes Villa Rentaría, Universidad del Atlántico; Eduardo del
Real Jarasa, Colegio y Jardin Infantil Maria Camila; Elena Cárdenas Rodríguez, Colegio Jorge N
Abello; Francisco Meléndez Baños, Julio Verne Atlántico; Migdonia Abud Cañarete, Instituto
Educativo Colegio de Sabanalarga; Sebastiano Quintero de-Suza, Centro Cultural Colombo
Americano; Carlos Mario Mora Serna, Centro Cultural Colombo Americano; Vanesa Alfaro Sanz,
Colegio Maria Verónica; Dalgu Luz Benitez Luna, Juan José Nieto; Caren Lorena Guillem
Ospina, Juan José Nieto; Uranes de la Hoz Julio, Colegio Jesús Maestro; Albere Gipsou Vargas,
Universidad del Atlántico; Grace Macías Bermúdez, Universidad del Atlántico.
En Eje Cafetero:
Silvia Valencia Giraldo, Universidad del Quindío; Ramón E. Vela, Liceo Cervantes; Edilberto
Orozco Gutiérrez, Estudiante, Universidad del Quindío; Lorena Buitrago Pinto, INEM; Eliana
Hernández Gómez, la Adiela; Jenny Melissa Villanueva Sánchez, Bosques de Pinares; Luz
Patricia Jiménez Bañol, Universidad del Quindío; Carlos Alberto Santos Monsalve, Institución
Educativa Gabriela Mistral; Javier Aguirre Botero, Colegio Personitas; Carlos Alberto Hurtado
Arevalo, Universidad la Gran Colombia; Juan David Gutiérrez Hinopré, Institución Educativa
María Inmaculada; Victoria Eugenia Salazar Arias, Estudiante, Universidad del Quindío; Norma
Beatriz Díaz Álvarez, Universidad del Quindío; María Eugenia Oviedo B., Casa Armenia; Hugo
Echeverri Salazar, Colegio Bilingüe Anglohispano; Diego Fernando Zapata Devia, Estudiante
Universidad del Quindío; Milagros Zapata, Gimnasio Inglés; Edwin Ortiz, Estudiante, Universidad
del Quindío; Yeison Montoya, Estudiante, Universidad del Quindío; Yollien Rojas, Estudiante,
Universidad del Quindío; Winfield Cooper, Gimnasio Inglés; Martin Mosquera Vivas, la Adiela;
En Santander:
Sandra E. Díaz Reyes, Humberto Gomes Nignnis; Elsa James de Carvajal, Colegio Balbino
García; Annderson Romero Barragán, Colegio Balbino García; Leonel Chaparro Rubio, Colegio
Balbino García; Javier Armando Gonzáles Lizcano, Colegio Balbino García; Manuel Duarte,
Colegio Balbino García; Gloria Mireya Cárdenas Vargas, Colegio Balbino García; Eduardo Pico
Mendoza, Colegio Nuevo Cambridge; Fabian Leonardo Montes J., Colegio Nuevo Cambridge;
Alexander Mantilla, Colegio San Luís Gonzaga; Patricia Acevedo Gómez, Colegio Nuevo
Cambridge; Sandra Liceth Moreno Medina; SPAEN Gimnasio Cantillana.
PRESENTACIÓN
Este documento pretende proporcionar orientaciones para guiar los procesos educativos
bilingües y multilingües de lenguas extranjeras en Colombia. Estas orientaciones se plantean en
términos de indicaciones pedagógicas, lingüísticas y culturales, de manera que las instituciones
que deseen implementar una modalidad de educación bilingüe, cuenten con una base sólida
para el diseño y puesta en marcha de programas bilingües de alto nivel, teniendo en cuenta las
exigencias contextuales. Las orientaciones sirven también como punto de referencia para el
análisis y revisión de los programas académicos de los colegios bilingües o de colegios con
programa de intensificación en lengua extranjera ya establecidos.
Luego de una introducción que contempla la situación actual del bilingüismo y de la educación
bilingüe en Colombia, presentaremos unos principios lingüísticos, socioculturales y educativos a
tener en cuenta tanto para el diseño y/o modificación de programas bilingües y multilingües como
para el desarrollo cultural. Seguiremos con un resumen de los principales resultados del estudio
diagnóstico inicial. Luego, presentaremos algunas indicaciones para la formación y desarrollo
profesoral bilingüe para finalmente presentar los conceptos teóricos que fundamentan las
orientaciones (Sección VI).
I INTRODUCCIÓN
En Colombia se viene notando durante las últimas dos décadas un alto grado de interés en torno
al tema del bilingüismo y de la educación bilingüe en general debido, entre otros factores, al
reconocimiento explícito de Colombia como una nación multilingüe y pluricultural en la
Constitución Política de 1991 y a la política de apertura económica. Más recientemente, El
Programa Nacional de Bilingüismo (2004-2010) ha focalizado de manera directa la atención de
las autoridades educativas, profesores, directivos, padres de familia e investigadores sobre la
problemática del bilingüismo y de la educación bilingüe a nivel nacional. Sin embargo, a pesar de
que en 1998 se publicaron los Lineamientos de Lengua Castellana, seguidos por los
Lineamientos Curriculares para Idiomas Extranjeros (1999), los Estándares para la Excelencia en
1Mejía, A.M. de, Ordóñez, C. L. y Fonseca, L. (2006) Estudio investigativo sobre el estado actual de la educación
bilingüe (inglés-español) en Colombia. Informe de investigación sin publicar. MEN/Universidad de los Andes.
la Educación (2002) y los Estándares Básicos de Competencias en Lenguas Extranjeras: Inglés
(2006), no existen, hasta ahora, documentos oficiales que presenten orientaciones explícitas
para guiar el proceso de educación para el bilingüismo en el país.
En 2006 el MEN formuló el objetivo del Programa Nacional de Bilingüismo en los siguientes
términos:
Hasta ahora, muchas de las iniciativas pedagógicas relacionadas con la educación bilingüe en
Colombia han sido de carácter empírico, elaboradas sobre la marcha, sin fundamento
investigativo desarrollado en contextos específicos (de Mejía y Tejada, 2001). Este documento
de orientaciones para políticas bilingües y multilingües en lenguas extranjeras en Colombia
propone directrices para guiar a las instituciones que quieran ofrecer esta modalidad educativa y
ofrece una perspectiva teórica, clave y esencial para el diseño de políticas educativas
institucionales orientadas hacia la formación bilingüe o multilingüe en lenguas extranjeras de
estudiantes en colegios bilingües en Colombia.
Los hablantes de lenguas criollas tales como el Palenquero de Palenque de San Basilio y el
‘Islander English`de San Andrés Isla y Providencia han sufrido discriminación similar en el uso
de sus lenguas maternas. Las dos lenguas han sido excluidas generalmente de los procesos
educativos, por considerarse “un español (y un inglés) mal hablado” (Dieck, 1998: 329), aunque
en ambas comunidades lingüísticas han existido intentos de incorporarlas en el currículo escolar;
el Palenquero en 1986, y el Islander English en 1998 (Gobernación del Departamento de Bolivar,
2001; Bowie y Dittmann (2007)
A pesar de esta larga tradición de bi/multilingüismo, sólo hasta 1991 Colombia fue reconocida
constitucionalmente como una nación multilingüe y pluricultural y la educación bilingüe pasó a
ser la forma de educación que debía ser implementada en zonas donde habitan comunidades
minoritarias. Posteriormente, la ley de Educación de 1994 estableció una política de etno-
educacion bilingüe e intercultural para esas mismas comunidades.
Otra comunidad minoritaria de Colombia, la comunidad de los sordos, logró igualmente obtener
reconocimiento. En 1996, la lengua de señas colombiana fue reconocida oficialmente, facilitando
de esta manera el desarrollo de los programas bilingües para niños sordos, en la lengua de
señas colombiana y el español. El programa de educación bilingüe del Instituto Nacional para
Sordos (INSOR), por ejemplo, es fruto de esta labor.
En relación con lenguas mayoritarias, existen en lugares como Bogotá, Cartagena, Cali, Chocó,
Armenia y Huila varias iniciativas interesantes recientes que tienen que ver con la enseñanza del
inglés en el sector público. Detengámonos en ellas más detalladamente:
Un estudio diagnóstico sobre la educación bilingüe fue auspiciado por el Ministerio de Educación
Nacional en el 2006. El objetivo fue el de llevar a cabo una investigación de tipo descriptivo, que
proporcionara una radiografía del estado actual de los programas de educación bilingüe (inglés-
español) en el país. Este estudio se convirtió en base y plataforma para la elaboración del
presente documento de orientaciones para el bilingüismo en lenguas extranjeras que a su turno
conducirá a la elaboración de políticas nacionales en este campo.
El enfoque investigativo adoptado fue la micro-etnografía. El análisis de los datos se basó en tres
fuentes principales: encuestas preliminares, entrevistas semi-estructuradas con directivos y
coordinadores y estudio de documentos institucionales. El proceso de recolección de datos y su
trascripción fue llevado a cabo por investigadores de campo en 36 colegios en las seis regiones
escogidas: Antioquia, Atlántico, Bogotá, Cali, Eje Cafetero, Santander. Las encuestas fueron
analizadas de manera cuantitativa con el fin de proporcionar datos numéricos acerca de los
colegios participantes. Las entrevistas semi-estructuradas grabadas en audio cassette, fueron
transcritas y analizadas según las categorías que emergían de los datos en relación con las
preguntas de investigación que guiaban el estudio. Las entrevistas fueron consideradas fuente
de datos primarios. El análisis de los documentos institucionales proporcionó información para
corroborar los datos provenientes de las entrevistas y las encuestas.
Es importante aclarar que a los colegios se les pidió identificarse dentro de una de las tres
categorías, es decir, como colegio bilingüe internacional, colegio bilingüe nacional o colegio de
intensificación en inglés. Para ayudarles en esta tarea, se les proporcionó una clasificación
preliminar tomada de un estudio anterior llevado a cabo en el contexto colombiano (de Mejía y
Tejada, 2001). De acuerdo con los resultados, 7 planteles se autodenominaron bilingües
internacionales, 16 optaron por describirse como bilingües nacionales y 13 como colegios con
programas de intensificación en inglés.
Aunque se ha notado en otros estudios (Valencia, 2005a; de Mejía, 2005) una tendencia a
asociar el bilingüismo en lenguas extranjeras en Colombia con el desarrollo del inglés, sin hacer
referencia al español o a otros idiomas, sorprende el número de planteles que hicieron referencia
al bilingüismo nombrando las dos lenguas. Hay que resaltar, sin embargo, que hubo una
tendencia marcada en enfatizar el desarrollo de la lengua extranjera, más que el de la lengua
materna, debido a la creencia generalizada de que la lengua materna se desarrolla de manera
natural fuera del colegio.
Los resultados del estudio demuestran que existe un alto grado de heterogeneidad en el uso de
clasificaciones y definiciones terminológicas, tales como bilingüismo, segunda lengua, y lengua
extranjera.
El análisis de datos revela dos grandes fuentes de tensión. La primera, se refiere a las relaciones
entre ‘lo extranjero’ y ´lo nuestro´. Esto se evidencia en una tensión entre la contratación de
profesores extranjeros y el enganche de profesores bilingües colombianos. Aunque hay un
reconocimiento general de las ventajas de los primeros en relación con su dominio lingüístico del
inglés y su conocimiento cultural, varios de los colegios bilingües nacionales y de intensificación
también expresaron reservas en relación con su falta de permanencia y su desconocimiento de
la idiosincrasia colombiana.
Tal vez donde más evidente se ve la tensión entre lo extranjero y lo colombiano es en relación
con cuestiones culturales. Hay consciencia entre muchos profesores y administradores
escolares de la importancia de formar jóvenes colombianos conscientes de su identidad y, al
mismo tiempo, con las herramientas necesarias para interactuar con otros en un mundo
globalizado. Sin embargo, como se ha encontrado en otros estudios (Buitrago, 1997; de Mejía y
Tejada, 2001), generalmente no existen directrices acerca de cómo desarrollar una visión
intercultural crítica en la práctica.
Existe la tendencia de relegar el tratamiento de elementos culturales a celebraciones de fiestas
tradicionales (extranjeras y nacionales) y no incluirlo como un eje fundamental, en el currículo.
Existe una apreciación de diferencia pero no una reflexión más profunda acerca de sus causas o
sus implicaciones. Esto nos recuerda la crítica de Fishman (1977, citado en García, 1991: 12) en
relación con de los programas bilingües en los Estados Unidos, los cuales, a su modo de ver,
llevaban a “la trivialización del biculturalismo”, limitando su interés en lo cultural a programas de
bailes y canciones.
La segunda fuente de tensión se evidencia entre fuerzas separatistas e integradoras, a varios
niveles, en las políticas y prácticas de las instituciones participantes en la investigación. Un
ejemplo lo constituye el rechazo por parte de muchos de los entrevistados al uso de cambio de
código como recurso pedagógico en la aproximación de los estudiantes a la lengua extranjera.
La insistencia por mantener una separación lingüística según materia, o persona, o área
geográfica de la institución, por un lado, simula un clima monolingüe de interacción; pero por
otro, no permite que los aprendices hagan referencia al conocimiento que tienen de su lengua
nativa para ayudar en el aprendizaje de una nueva (de Mejía, 1998;Ordóñez, Carlo & Snow,
2002).
Otra conclusión derivada del análisis de nuestros datos revela el desconocimiento, desatención
y/o despreocupación por parte de los administradores de algunos de los colegios visitados, de
los principios y fundamentos de la educación bilingüe y de su importancia en la elaboración y
desarrollo de programas curriculares. Los datos dan cuenta de una orientación de tendencia
empirista en el área del bilingüismo que se puede relacionar con el hecho de que actualmente
existen pocos programas de formación universitaria en educación bilingüe a nivel nacional. El
uso de dos lenguas como medio de enseñanza-aprendizaje en el currículo obedecía a veces, a
consideraciones económicas o logísticas, tales como el número de profesores bilingües
disponibles en ciertas áreas o a las prácticas establecidas por otros colegios bilingües en el país,
sin reflexionar sobre sus consecuencias lingüísticas y académicas a largo plazo.
IV ORIENTACIONES GENERALES PARA PROGRAMAS DE EDUCACIÓN BILINGÜE EN
COLOMBIA (COLEGIOS BILINGÜES INTERNACIONALES, NACIONALES Y DE
INTENSIFICACIÓN EN LENGUA EXTRANJERA)
Comenzaremos con una caracterización de las tres modalidades educativas más comunes en
Colombia: colegios bilingües internacionales, colegios bilingües nacionales y colegios con
programas de intensificación en lengua extranjera. Luego, se destacarán algunos principios que
creemos se deben tomar en cuenta en los procesos de diseño y modificación de programas de
educación bilingüe y de intensificación en lengua extranjera en el país, relacionados con el
desarrollo lingüístico y académico bilingüe o multilingüe, y el desarrollo cultural y de identidad.
Los postulados teóricos que fundamentan estos principios se encuentran referenciados en la
Sección VI de este documento.
1 En muchos casos, las instituciones están acreditadas o en proceso de acreditación por una
agencia de acreditación de colegios y universidades de un país extranjero, por ejemplo, en los
Estados Unidos, el SACS (Southern Association of Schools and Colleges); o han adoptado la
visión educativa y los programas desarrollados por la International Baccalaureate Organization
(Organización del Bachillerato Internacional, IBO).
2 Las instituciones fueron fundadas generalmente por extranjeros. Tienen nexos cercanos con
un país extranjero y muchas veces reciben apoyo financiero directo y/o envío de profesores
extranjeros para trabajar en el colegio. En la actualidad, la mayoría de los estudiantes viene de
hogares monolingües en español.
3 Existe una alta intensidad de contacto horario con la lengua extranjera en el pensum
académico (más de 50%). Se usan dos o más lenguas como medios de enseñanza-aprendizaje
en distintas áreas curriculares y los materiales y textos son importados del extranjero.
2 Hay una alta intensidad de contacto horario con la lengua extranjera en el pensum académico
(más de 50%) y se usan dos o más lenguas en la enseñanza-aprendizaje de distintas áreas
curriculares.
3 Requieren que sus estudiantes aprueben un examen de lengua extranjera durante su carrera
escolar.
Para responder a estas preguntas, se debe considerar hasta qué punto la institución quiere
formar un bilingüe `balanceado’, es decir, aquel que tiene un nivel igual de proficiencia en su
lengua materna y en la(s) lengua(s) extranjera(s), o si, por el contrario, necesita desarrollar
niveles diferenciales en las distintas habilidades lingüísticas para propósitos académicos.
Según nuestro estudio (de Mejía, Ordóñez y Fonseca, 2006), en los planteles donde se
habla de bilingüismo existe una tendencia a enfatizar la noción del “bilingüismo balanceado”
(Grosjean, 1985). Muchos colegios proponen fomentar un nivel de dominio parecido en las
dos lenguas para que el egresado sea “dos monolingües separados en una persona” (Ibíd.:
469). Solamente una institución bilingüe nacional en Cali habla del uso de dos lenguas
según las necesidades individuales de los estudiantes.
Aunque muchos creen que los bilingües balanceados (los que tiene casi el mismo nivel de
dominio lingüístico en dos lenguas) son los bilingües `verdaderos`, alcanzar este nivel de
dominio lingüístico no es muy común. Normalmente, los bilingües o multilingües desarrollan
niveles diferenciales de dominio en sus dos o más lenguas dependiendo de los contextos de
uso y de las exigencias académicas curriculares.
Según los resultados de nuestro estudio (Ibíd.), los colegios cuyos estudiantes quieren
cursar estudios superiores en el exterior invierten más tiempo para prepararlos para
exámenes como el SAT para ingresar a universidades en países como los Estados Unidos.
Por otro lado, si la institución siente que la mayoría de su población va a quedarse en
Colombia, se concentra más en ayudarles a alcanzar un puntaje alto en el examen de
estado (ICFES).
Observamos también en nuestro estudio, una tendencia de los colegios bilingües a dar
mayor importancia a la lengua extranjera que al español, asumiendo que éste no necesita
trabajo intencional mayor por hallarse naturalmente en el contexto social de los niños (de
Mejía, Ordóñez y Fonseca, 2006). Vale la pena preguntarse, sin embargo, qué puede
ocurrirle al nivel de desarrollo del español, la lengua nativa de la mayoría de los estudiantes,
si las habilidades lingüísticas académicas propuestas por Cummins (1980), no se manejan
en español en muchas áreas del currículo. Igualmente, vale la pena preguntarse cuáles son
las consecuencias de escoger ciertas materias para enseñar en la lengua extranjera,
teniendo en cuenta que en todo currículo hay valores y tiempos diferenciales asignados por
las instituciones, los estudiantes y los profesores a ciertas materias en relación con otras.
Consideramos que otra posibilidad de velar por el desarrollo armonioso de las lenguas en el
currículo sería la de crear un “departamento de lenguas y culturas” o de “estudios bilingües”
en lugar de un departamento de “idiomas extranjeros” y un departamento de “lengua
castellana”, que es lo usual en este momento. Con ello se indicaría que el desarrollo de una
proficiencia bilingüe es un fenómeno integrado y no aislado y que habrá oportunidades de
focalizar en el desarrollo lingüístico bilingüe, tanto en relación con el desarrollo de la lengua
materna, como en el cultivo de la lengua extranjera, por parte de los profesores de lenguas.
Conforme con nuestro estudio (de Mejía, Ordóñez y Fonseca, 2006), existe entre los
colegios bilingües nacionales participantes una consciencia del trabajo intencional que se
debe hacer con la lengua materna y el que se hace con la extranjera desde las áreas
curriculares específicas. Hay evidencia de que estas conexiones ocurren naturalmente, en
gran parte, sin que se planeen, como parte de la práctica de los profesores individuales que
se esmeran en establecer este tipo de interrelaciones desde su trabajo individual y en
colaboración con los maestros de la otra lengua. Esto demuestra una posible conciencia
informal, de la noción de la Proficiencia Común Implícita (Common Underlying Proficiency)
de Cummins (1981), que postula que lo que se aprende en una lengua contribuye al
desarrollo de la otra.
Consideramos importante que los colegios cultiven este tipo de trabajo interdisciplinario
enfocado específicamente hacia el diseño de estrategias para integrar, de manera
consciente, aspectos curriculares que se desarrollan en las dos lenguas y en las otras
disciplinas escolares, ayudando a sus alumnos a ver las conexiones entre ambas. Además,
entre las instituciones que analizamos en nuestra investigación (Ibíd.) surgieron propuestas
diseñadas con el objetivo de lograr equilibrio en el desarrollo de ambas lenguas,
asegurando, por ejemplo, que algunas de las materias del currículo que se estudian en la
lengua extranjera también se estudien en español. En este caso, no habría ninguna
separación lingüística según la materia sino un trabajo mancomunado entre las diferentes
lenguas y materias ofrecidas en el programa académico.
Según los resultados de nuestro estudio (de Mejía, Ordóñez y Fonseca, 2006), los enfoques
metodológicos para la enseñanza-aprendizaje de lenguas más frecuentemente referenciados
fueron: el enfoque comunicativo (18 colegios), el enfoque `natural` (7 instituciones), el
`whole language approach` (2 colegios) y la enseñanza de la gramática (2 instituciones).
Otros planteles también se refirieron a metodologías específicamente asociadas con
programas bilingües, tales como la enseñanza por contenidos (4 instituciones) y el método
Preview-Review (3 colegios).
• Trabajar el desarrollo lingüístico como eje transversal del currículo (6.3.3; 6.4)
Consideramos que todos los profesores, y no exclusivamente los profesores de lenguas, son
responsables por el desarrollo lingüístico de sus alumnos. Mientras que los profesores de
lenguas coordinarán este desarrollo con los profesores de otras áreas, estos últimos
deberían evaluar aspectos académicos y lingüísticos durante las evaluaciones y/o a lo largo
del currículo.
Como notamos en nuestro estudio (de Mejía, Ordóñez y Fonseca, 2006), es frecuente
encontrar la influencia de exámenes internacionales, por ejemplo el Primary Years
Programme del Bachillerato Internacional, en la promoción de un enfoque del lenguaje como
eje transversal del currículo (language across the currículum). La jefe de preescolar de un
colegio de Cali explica:
“Todo profesor de los primeros años es profesor de lengua… sin importar si son
maestros de lengua castellana o de lengua inglesa. Conducen proyectos que han
sido planeados de manera interdisciplinaria y los implementan de manera
colaborativa con los chicos… y se trabajan los mismas temas indistintamente en inglés y
en español (de Mejía, Ordoñez y Fonseca, 2006)
El reconocimiento cada vez mayor acerca del valor de los hablantes bilingües de alto nivel y
el cambio de percepción y de valoración de la noción de la `pureza` lingüística (a favor de
una proficiencia bilingüe que evidencia las huellas del contacto lingüístico) tiene
implicaciones importantes para el reconocimiento del cambio de código como prueba
legítima del repertorio lingüístico de un hablante bilingüe y de su identidad social. Amplía,
además, el debate sobre lo que constituye un estándar lingüístico aceptable de estudiantes
en programas bilingües.
• Crear un ambiente bilingüe a nivel institucional (ref. Sección 6.6.1)
• Asegurar coherencia entre los lineamientos teóricos que guían los procesos
bilingües y las prácticas pedagógicas llevadas a cabo en el aula. (ref.
Secciones 6.1; 6.2; 6.3; 6.4; 6.5; 6.6)
• Ayudar a los padres de familia a entender los procesos y las decisiones en cuanto
a la metodología adoptada por el colegio, a la luz del perfil bilingüe institucional y
teniendo en cuenta el contexto educativo, para que de esta manera apoyen el
bilingüismo de sus hijos de manera acertada (ref. Sección 6.5 )
La motivación hacia el bilingüismo por parte de los padres de familia es generalmente alta,
puesto que son ellos quienes normalmente son más conscientes de las ventajas del bilingüismo
para sus hijos en el mundo actual. Sin embargo, en nuestra experiencia muchos padres de
familia esperan que un colegio bilingüe implique “todos en la lengua extranjera”. Esto obedece,
de una parte, a que muchos padres de familia no han tenido la experiencia de estudiar en
colegios bilingües (de Mejía, 1994); y de otra, a que los padres asocian con frecuencia la
educación bilingüe con English medium schools en los cuales los procesos de enseñanza-
aprendizaje son llevados a cabo totalmente el la lengua extranjera - una modalidad educativa
que apunta al monolingüismo institucional en la lengua extranjera.
De igual manera, existe una creencia entre algunos padres de familia en la que asumen que sus
hijos pueden lograr un alto nivel de proficiencia bilingüe, en otras palabras, lograr un bilingüismo
balanceado - dos hablantes nativos en una persona - (Grosjean, 1985) en poco tiempo. Aunque
es posible llegar a ser un bilingüe balanceado con igual dominio del inglés y del español, el
proceso normalmente tiene una duración prolongada. Investigaciones llevadas a cabo por
Cummins (1981) demuestran que un estudiante de inglés como segunda lengua en Canadá
demora entre 5-7 años en alcanzar un nivel igual a un hablante monolingüe de inglés en
proficiencia académica. Resulta consecuente, entonces, tener expectativas realistas acerca del
tiempo necesario para desarrollar las habilidades bilingües deseadas en el contexto colombiano.
Recomendamos, por lo tanto, que toda la comunidad educativa, padres de familia, sus hijos,
directivos y docentes estén enterados de los procesos bilingües que caracterizan el plantel y
conozcan las razones para las decisiones tomadas, de acuerdo al contexto y al perfil bilingüe
institucional.
Hemos visto también que hay evidencia que demuestra que el biculturalismo, o sea el
contacto prolongado con culturas extranjeras de manera regular, se percibe como una
amenaza para la identidad cultural. Consideramos menester sopesar las implicaciones en
relación con la construcción de la identidad de los educandos al dar un énfasis casi exclusivo
a la lengua y cultura extranjera a expensas de las raíces sociales y culturales de los
estudiantes. Recomendamos que las instituciones de educación bilingüe o de intensificación
lingüística consideren cómo ayudar a sus estudiantes en la tarea de reafianzar la identidad y
el aprecio por la cultura propia y de ahondar en la comprensión y el respeto por otras
culturas.
En nuestro estudio (de Mejía, Ordóñez y Fonseca, 2006) encontramos que existe
consciencia entre muchos profesores y administradores escolares de la importancia de
formar jóvenes colombianos conscientes de su identidad, y al mismo tiempo, con las
herramientas necesarias para interactuar con otros en un mundo globalizado. Sin embargo,
como se ha encontrado en otros estudios (Buitrago, 1997; de Mejía y Tejada, 2001),
generalmente no existen directrices acerca de cómo desarrollar una visión intercultural crítica
en la práctica.
Se debe resaltar el perfil de profesores bilingües colombianos de alto nivel como modelos a
imitar (role models), no solamente en el desempeño lingüístico sino también en lo relativo a
la construcción de la identidad y sus percepciones como “hablantes interculturales” (Byram,
1997). Consideramos que ya es tiempo de atacar de frente y discutir las implicaciones
específicas del contacto con otras culturas. En efecto, la mayoría de los profesores y padres
de familia han asumido que dado que los estudiantes generalmente provienen del grupo
lingüístico y cultural dominante, el currículo no debería insistir en el estudio y análisis de su
propia cultura. En contraposición, hemos observado también que muchos profesores y
administradores piensan que el biculturalismo constituye una amenaza tanto para la filosofía
del colegio como para la identidad nacional. Algunos temen que la cultura nacional sea
desplazada o substituida por la cultura extranjera.
Profesores de algunos colegios binacionales han observado que debido al inmenso prestigio
de la cultura de los EEUU, algunos estudiantes han mostrado síntomas de desorientación y
anomia. De ahí que la aplicación de modelos lingüísticos y culturales que tienden a celebrar
las culturas extranjeras en detrimento y subestimación de las tradiciones colombianas deba
ser motivo de preocupación. Se evidencia, entonces, una necesidad sentida por más
información con respecto a modelos lingüísticos y culturales alternos que se puedan adaptar
a las exigencias de los colegios bilingües colombianos.
Creemos que es importante que los colegios bilingües reconozcan que no es suficiente
concentrarse únicamente en el nivel de proficiencia en la lengua extranjera de los profesores
para lograr un buen programa bilingüe. Es necesario sopesar, también, las ventajas y
desventajas que puede traer consigo la vinculación de profesores hablantes nativos de
inglés y considerar la importancia de que los profesores tengan conocimiento de los
principios básicos de la educación bilingüe, como, por ejemplo, la incidencia del cambio de
código y la relación entre enseñanza de contenidos académicos y aprendizaje lingüístico.
Un colegio en el que los profesores y directivos puedan explicar a los padres de familia y a
otras personas interesadas, las razones por las cuales se han tomado ciertas decisiones
lingüísticas y culturales está en una mejor posición que otro que afirme que la adopción de
una práctica en particular se deba a que otro colegio bilingüe también lo hace así.
Consideramos que es importante que las editoriales, los académicos y los profesores en
Colombia y en otros países latinoamericanos, reconozcan la necesidad de publicar sobre
aspectos específicos de la práctica pedagógica bilingüe y de los problemas enfrentados por
los profesores, tales como la enseñanza de lectura y escritura en contextos bilingües, o el
uso de libros de textos publicados en el extranjero, además de aspectos de política
lingüística, entre otros.
Ya existen ciertas revistas especializadas, tales como Lenguaje, Profile, Ikala y Colombian
Applied Linguistics Journal, difundidas por universidades colombianas que regularmente
publican artículos relacionados con aspectos del bilingüismo y de la educación bilingüe en el
país, permitiendo así la socialización de investigaciones y experiencias pedagógicas llevadas
a cabo en el contexto colombiano.
6.1.1 Bilingüismo
A pesar de la percepción general, no existe una sola definición de bilingüismo, puesto que hay
varias orientaciones que reflejan las diferentes formaciones disciplinares de los investigadores y
teóricos en el campo. En las áreas de psicolingüística y sociolingüística se reconoce que el
bilingüismo es un fenómeno multidimensional que abarca el contacto de lenguas a nivel
individual y a nivel social (Hamers y Blanc, 2000: 6). Estos autores utilizan el término
“bilingualidad” para hacer referencia al contacto de lenguas ocurrido en el individuo (bilingüismo
individual), y que se refiere al estado psicológico de quien tiene acceso a más de un código
lingüístico como medio de comunicación social. Cuando el contacto de lenguas ocurre a nivel
social, es decir, cuando una comunidad habla dos o más lenguas, los autores en mención
utilizan la expresión “bilingüismo social”.
• Definiciones maximalistas
Definiciones maximalistas son definiciones que consideran que un hablante bilingüe resulta
ser al final “dos monolingües en una persona” (Grosjean, 1985:468). Una definición clásica
viene de Bloomfield (1935:56) quien sostiene que “bilingüismo es el control casi nativo de
dos lenguas”. Esto nos lleva a la cuestión de un bilingüe `balanceado`. En este sentido,
Siguán y Mackey (1986: 34) definen al bilingüe como: “La persona que además de su
lengua, tiene una competencia parecida en otra lengua y que es capaz de usar una u otra en
cualquier circunstancia con parecida eficacia”. Sin embargo, generalmente, “el bilingüe usa
las dos lenguas… para distintos propósitos, en diferentes dominios de la vida, con distintas
personas” (Grosjean, 1985:471) y, por lo tanto, desarrolla distintos niveles de proficiencia
lingüística según las áreas de su vida en las cuales interactúa en una lengua o en la otra.
• Definiciones minimalistas
Definiciones minimalistas, como su nombre sugiere, se encuentran al otro extremo y
conciben que una persona es bilingüe si, “posee una competencia mínima en una lengua
distinta a su lengua materna en cualquiera de las siguientes habilidades lingüísticas:
comprender, hablar, leer o escribir.” (Macnamara, 1969:45). Consideramos que este tipo de
definición puede no ser apropiada en el contexto de los egresados de colegios bilingües en
Colombia, puesto que no implica un nivel apropiado de desarrollo lingüístico de las dos
lenguas que les permita desarrollar altos niveles de competencia académica.
• Definiciones funcionales
Este tipo de definición difiere de las dos anteriores puesto que hace énfasis en el uso que se
da a la lengua más que al nivel de proficiencia lingüística. Desde esta perspectiva, el
bilingüismo involucra el uso alternado de dos (o más) lenguas (Weinreich, 1968; Mackey,
1968) y un bilingüe es, “alguien que utiliza dos o más lenguas en su vida diaria de manera
regular” (Grosjean, 1985:472). Como observa Grosjean (1982:236) “la fluidez en cada una
de las cuatro habilidades básicas en las dos lenguas está determinada primordialmente por
el uso del lenguaje, y, a su turno, el uso del lenguaje está determinado por la necesidad”.
Consideramos importante, por lo tanto, que los programas bilingües en Colombia faciliten el
desarrollo de un bilingüismo aditivo en el cual se promociona tanto el crecimiento y el
enriquecimiento de la primera lengua como de la lengua extranjera en el proceso bilingüe.
Lo anterior implica, por lo tanto, que debemos pensar que todos estamos en un punto u otro
del continuo: algunos están más cerca a la influencia de la primera lengua y otros más cerca
a la lengua extranjera. Lo que es importante es que nuestra posición en el continuo no es
fija; refleja las diversas influencias lingüísticas en nuestras vidas. En otras palabras,
desarrollamos nuestro bilingüismo de acuerdo con la influencia de diferentes contextos,
medios, desarrollos individuales, influencias sociolingüísticas, influencias educativas e
influencias políticas (Hornberger 1989; 1992; Hornberger and Skilton-Sylvester, 2000).
• El individuo bilingüe
El psicolingüista François Grosjean (1985:471) argumenta que se debe considerar al
individuo bilingüe no como dos monolingües, sino desde una visión holística, en la cual el
bilingüe o multilingüe tiene “una configuración lingüística única y específica” y es “un
hablante-oyente… que ha desarrollado competencia en las dos lenguas…de acuerdo con
sus necesidades”. El investigador observa que puesto que el hablante bilingüe usa sus dos
o más lenguas para distintos propósitos, raramente tiene igual nivel de dominio en ambas.
Más bien, activa distintas modalidades de habla (speech modes). Esto quiere decir que
cuando el bilingüe interactúa con hablantes monolingües de una de sus dos lenguas, trata en
lo posible de `desactivar` la otra lengua. Sin embargo, cuando está hablando con otros
bilingües se activa la modalidad bilingüe de habla caracterizada por fenómenos de contacto
lingüístico, tales como el cambio de código y los préstamos.
• El hablante nativo
Existe un cuestionamiento cada vez más fuerte del papel del hablante nativo en el proceso
de enseñanza-aprendizaje de lenguas extranjeras. Alan Davies (2003) habla del “mito” del
hablante nativo, mientras que David Graddol (2006: 14), se refiere a la “creciente irrelevancia
de los hablantes nativos y las normas de los hablantes nativos”. En su apreciación del
desarrollo del inglés como lengua global destaca la importancia del reconocimiento de “New
Englishes” (o variedades locales de inglés que surgen a partir del contacto del inglés con las
lenguas vernáculas en muchos contextos post coloniales).
Además, reconoce que cada vez hay un menor número de interacciones donde uno de los
participantes es un hablante nativo de la lengua inglesa. Predice que en el futuro se valorará
el papel de hablante no-nativo que es “un hablante bilingüe proficiente, que retiene una
identidad nacional en términos de acento y que también tiene las habilidades especiales
requeridas para la negociación de significados con otro hablante no-nativo” (Graddol, 2006:
87).
Citamos aquí algunas definiciones recientes. Cazden y Snow (1990, citado en Baker, 1988:46)
se refieren a la educación bilingüe como “una etiqueta sencilla para un fenómeno complejo”,
mientras que Edwards (1984a, citada en Baker, 1988: 46) afirma, de manera general, que la
educación bilingüe es “una educación en la cual se utilizan dos lenguas en la escuela/colegio”.
Romaine (1989:216) por su parte, habla de la educación bilingüe como “un programa donde se
utilizan dos lenguas como medios de instrucción de manera igual”. 2
En un artículo reciente de Fred Genesee (2004:2) acerca de la educación bilingüe, el autor dice
lo siguiente,
También necesitamos indagar sobre las implicaciones de la frase “porciones significantes del
currículo académico”. Genesee de nuevo nos brinda al respecto una útil definición. Afirma que
el criterio es “al menos 50% del currículo de estudio aprobado que no esté relacionado con la
enseñanza-aprendizaje de lenguas durante uno o más años”.
Citamos una última definición que hace referencia al desarrollo bilingüe no solamente en relación
con dos o más lenguas, sino también, con las culturas. Viene del Centro Colombiano de
Estudios en Lenguas Aborígenes (1989:80) y dice que,
“la educación bilingüe debe considerarse como la formación integral en dos lenguas,
partiendo de la realidad del grupo étnico en que se produce, con el fin de mantenerlas,
enriquecerlas y desarrollar las especificidades étnicas en un dialogo entre la cultura
oficial y las demás, reduciendo así las tensiones interculturales”.
La cuestión de usar las dos lenguas como medios de instrucción de manera igual está sin definirse pero
sugerimos que puede ser interpretada en relación con la igualdad de estatus de las dos lenguas, y no
necesariamente en relación con una igualdad en número de horas asignadas en el currículo.
6.2 Fundamentos del desarrollo de diferentes modalidades de educación bilingüe
Dos variables distinguen esta modalidad de educación bilingüe: la edad de inicio, y la distribución
diferencial de las dos lenguas a lo largo del currículo. En relación con la edad, se establecieron
tres posibilidades: la inmersión temprana (4-5 años), la inmersión mediana (middle) (9-10 años),
3El uso del término "segunda lengua" en el contexto canadiense da cuenta de la coexistencia del inglés y el francés
como lenguas oficiales de este país. En Colombia, se ha optado por referirse al inglés como lengua extranjera, por
ser una sociedad exolingüe donde el inglés no es usado como medio de comunicación.
y la inmersión tardía (a nivel de bachillerato). En cuanto a la distribución de las dos lenguas, se
implementaron dos modalidades principales: la ‘inmersión total’ en la cual la interacción
pedagógica se llevaba a cabo en la segunda lengua exclusivamente, desde preescolar hasta
segundo grado de primaria; a partir del segundo grado y hasta quinto, progresivamente, se
incrementaba el contacto con la lengua materna: los alumnos terminaron sus estudios de
primaria con una inmersión aproximada al 50% en la segunda lengua y 50% en la lengua
materna. La otra modalidad pedagógica implementada fue la ‘inmersión parcial’, que
proporcionaba 50% de inmersión en la lengua extranjera a través de preescolar y primaria
(Lambert y Tucker, 1972).
A continuación, se ilustran por medio de dos gráficas las diferencias entre el nivel de contacto
entre la lengua materna y la lengua extranjera en un programa de inmersión total temprana, y un
programa de inmersión parcial temprana, dos de las modalidades más comunes en el contexto
colombiano.
60
Francés
50
40 % de Clases en
Inglés (lengua
30 materna)
20
10
0
K 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
Grado Escolar
100
90
80
70
% de Clases en
Porcentaje
60 Francés
50
40
% de Clases en
30 Inglés (lengua
20 materna)
10
0
K 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
Grado Escolar
100
90
80
70
% de Clases en
Porcentaje
40
% de Clases en
30 Inglés (lengua
20 materna)
10
0
K 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
Grado Escolar
100
90
80
70
% de Clases en
Porcentaje
60 Francés
50 Clases de frances como L2
40
% de Clases en
30 Inglés (lengua
20 materna)
10
0
K 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
Grado Escolar
El mismo autor afirma que, generalmente, no hay diferencia en el desempeño académico entre
los estudiantes en programas de inmersión y estudiantes comparables en programas
monolingües, siempre y cuando la evaluación se lleve a cabo en la segunda lengua y se
incorporen modificaciones para compensar el hecho de que los estudiantes no han adquirido
todavía dominio completo de la segunda lengua (Genesee, 2004). Ordóñez (2000:16, citando a
Genesee, 1987 y a Cummins, 1995) mantiene que aunque,
Iniciativas similares que se han desarrollado en Europa, a través del sistema educativo trilingüe
en Luxemburgo, en los llamados “Colegios Europeos” y el Proyecto Foyer en Bruselas (Baetens
Beardsmore, 1993) han arrojado resultados lingüísticos y académicos igualmente favorables
Sin embargo, como observa Ordóñez (2000), no toda la información evaluativa es positiva. Ha
habido otros estudios que contradicen los resultados positivos de los programas canadienses.
Ordóñez (2000:19, citando a Cummins, 1995), informa que “la inmersión canadiense se ha
caracterizado desde sus comienzos por tasas relativamente altas de deserción estudiantil debido
a problemas académicos y disciplinarios”. Además, según Hammerly (1989, citado en Ordóñez,
2000:17), “los logros en habilidades de comprensión oral y de lectura en francés son, de todas
maneras, más bajos que en el inglés materno, especialmente durante los primeros años de
instrucción en francés”.
Ordóñez (2000), basándose en Carey (1991), también cuestiona el nivel de sofisticación posible
de alcanzar en relación con la instrucción en francés en áreas académicas, y la posibilidad real
de recuperación de una situación de bajo rendimiento. Afirma que,
Hay evidencia que demuestra que los dos enfoques se apoyan mutuamente en el proceso del
desarrollo bilingüe. La enseñanza basada en un enfoque analítico tendrá éxito en el desarrollo de
la proficiencia lingüística si está relacionado con las necesidades de los aprendices. Al mismo
tiempo un enfoque experiencial tiene que proporcionar una interacción rica desde un punto de
vista comunicativo, tanto a nivel de producción como a nivel de comprensión global. Desde
entonces, por lo tanto, el foco de interés se ha ampliado para abogar por una integración entre
aspectos experienciales y analíticos en los programas de inmersión.
En 1997, Johnson and Swain compilaron una serie de características básicas que distinguían los
programas de inmersión de otras modalidades educativas bilingües. Se resumen a continuación:
• La segunda lengua es un medio de instrucción.
• El currículo en los programas de inmersión es idéntico al currículo desarrollado en los
programas monolingües.
• Existe apoyo efectivo para el desarrollo de la primera lengua de los estudiantes en el
currículo.
• El objetivo es alcanzar un bilingüismo aditivo (ver sección siguiente).
• Los estudiantes entran con niveles similares (limitados) de proficiencia en la segunda lengua.
• Los profesores son bilingües.
• La cultura de aula es la de la comunidad local, no la cultura de la lengua meta.
El indudable éxito de los programas de inmersión en el Canadá y en Europa, no debe cegarnos a
la necesidad de revisar de manera crítica, tanto los modelos canadienses, que fueron
implementados, al menos inicialmente, en sociedades bilingües en donde la segunda lengua se
usa en la sociedad, como otros propuestos para la educación bilingüe desarrollados en otros
contextos. Como afirma Baetens Beardsmore (1993), el mismo éxito de estos programas
bilingües puede constituir un peligro para el desarrollo de modalidades de educación bilingüe en
contextos diferentes,
También se escucharon llamados para que la investigación en este campo indagara sobre la
naturaleza de los procesos en el aula. En un influyente artículo, Tardif y Weber (1987) sugirieron
que la atención a los procesos de interacción en el aula y a la etnografía de la comunicación en
el aula de inmersión podría arrojar una luz sobre algunos de los procesos de adquisición del
lenguaje.
Las respuestas a estos llamados por un cambio en las perspectivas de las investigaciones de
inmersión bilingüe pueden ser clasificadas en tres corrientes principales: pedagogía bilingüe,
procesos de aprendizaje de la lengua, y factores políticos y socioculturales. Estos aspectos
serán examinados brevemente a continuación:
De Courcy encontró que los estudiantes del grupo de inmersión parecían pasar por cuatro fases
distintas al tratar de entender la interacción en el aula, notándose en una primera fase una
enorme dependencia en la traducción como estrategia receptiva. Esta situación parece estar en
total desacuerdo con la política oficial de inmersión sobre un enfoque de separación hacia el uso
del lenguaje basado en el principio de “bilingüismo por medio del monolingüismo” (Swain, 1983).
Sin embargo, de acuerdo con la información empírica analizada, ésta parece ser una estrategia
inicial común utilizada por los miembros del programa de inmersión en Chino de la Universidad
en Queensland, para tratar de entender la interacción en chino en el salón de clase. Esta
observación resalta la importancia de la investigación empírica, a fin de proporcionar criterios
informados para modificar o confirmar políticas y prácticas establecidas en el aula.
Según los autores, varios de los colegios bilingües más prestigiosos en Buenos Aires
comenzaron como colegios comunitarios (Heritage Schools) que trabajaban con las
comunidades inmigrantes. Luego, se volvieron colegios bilingües (Dual Language) en los cuales
la mayoría de los estudiantes eran hablantes nativos de español que estaban aprendiendo
inglés, francés o italiano como lenguas extranjeras en el colegio.
Análisis acerca del desarrollo de los programas de educación bilingüe en lenguas extranjeras en
Colombia (de Mejía, 2005), demuestran cierta similitud con lo anterior, aunque los desarrollos
son más recientes que en Argentina. Las instituciones más antiguas datan de los años 1910 y
1920 y fueron establecidas para educar a los hijos de los representantes de los multinacionales
que estaban trabajando en Colombia y para los hijos de las comunidades angloparlantes.
La modalidad de educación más común en el país es un tipo de inmersión parcial, aunque difiere
del modelo canadiense en que no existe un balance equilibrado entre las dos lenguas en todos
los niveles (de Mejía, 2005). En muchos casos hay un fuerte énfasis en preescolar y primaria en
la lengua extranjera y normalmente hay mucho menos contacto en secundaria
(aproximadamente 20%) (Ibíd).
Según Ordóñez (2000), desde que Carol Chomsky realizó sus investigaciones acerca de la
comprensión de estructuras sintácticas complejas entre los cinco y los nueve años de edad,
(Chomsky, 1969), ha quedado en claro que a los cinco años no sólo no se ha completado el
desarrollo de las habilidades lingüísticas en la primera lengua sino que ni siquiera están muy
avanzadas. Ordóñez (2000:22) afirma que debido al hecho que los niños generalmente inician su
escolaridad a los cinco años4, “(esto) expande (sus) experiencias de interacción social,…
exigiendo más el uso del lenguaje en diferentes situaciones comunicativas. Esto incluye el
desarrollo de la lectura y la escritura y de las habilidades académicas necesarias para trabajar en
el aprendizaje de diferentes áreas de contenido y discursos de aula”.
La misma autora, basándose en estudios realizados por Cummins, 1991; Snow, 1983, 1990b;
Snow, 1991; Ely, 1996, argumenta que estas nuevas exigencias suponen para el niño enfrentar
tareas para las cuales el soporte contextual de la interacción social es inexistente o irrelevante.
Afirma que “bajo la influencia de la escolaridad y de la lectura y la escritura, los niños adquieren
nuevas y más diferenciadas formas de discurso” (Ordóñez, 2000:23, citando a Hicks, 1991) y
que “su repertorio lingüístico crece gradualmente en cantidad y complejidad léxica y morfo-
sintáctica” (Ordóñez, 2000:23 citando a Stanovich, 1986). Esto permite crecientes “opciones
expresivas” (Ordóñez, 2000:23 citando a Berman, 1993; Berman & Slobin, 1994) y habilidades
interpretativas.
La misma autora hace alusión a unos ejemplos en el que los desarrollos sintácticos y
morfológicos no se han completado cuando los niños entran al colegio y ni siquiera están bien
controlados al final de los años preescolares, según estudios en desarrollo lingüístico en diversas
lenguas. Se refiere al hecho de que en inglés, los preescolares apenas están empezando a
entender y utilizar las frases relativas (Ordóñez, 2000, citando a Pan & Berko-Gleason, 1996).
También nota que los niños hablantes de español como primera lengua empiezan a utilizar estas
frases antes, pero su uso aumenta, así como las funciones que cumplen dentro del discurso,
después de los cinco años de edad (Ordóñez, 2000, citando a Zorriqueta, 1988; 1996). Citando
a Sebastián & Slobin (1994), la misma autora afirma que “los niños hispanohablantes no
cambian sistemáticamente el tiempo y el aspecto de los verbos para propósitos discursivos hasta
después de los cinco años de edad, y sólo niños bastante mayores usan una variedad de medios
morfológicos, sintácticos y léxicos propios del español, para expresar contrastes temporales
significativos en la creación exitosa del discurso narrativo” (Ordóñez, 2000:25).
Según Ordóñez (2000, citando a O’Connor & Michaels, 1996), la participación de los niños en
discusiones académicas con los maestros y los compañeros de colegio, los socializa en
actividades de aprendizaje que involucran el pensamiento complejo y, por consiguiente, un
lenguaje cada vez más rico. Citando a Hickmann (1985), observa que “el mundo social
expandido de la escuela presenta exigencias para la conciencia metapragmática de los niños, de
modo que los niños y jóvenes en edades escolares aumentan gradualmente su conocimiento
acerca del uso culturalmente apropiado del lenguaje en interacciones con muy diversos tipos de
interlocutores, su habilidad para explicar y usar abiertamente diferentes reglas sociales y su
Claudia Ordoñez (2004; 2005a y b), en un estudio reciente llevado a cabo en Bogotá, investigó la
proficiencia bilingüe en inglés y en español de un grupo de adolescentes colombianos en la
producción de narrativas orales, basadas en estímulos de libros ilustrados, y las comparó con
producciones de colombianos monolingües, en español, y con las de adolescentes monolingües
de los Estados Unidos, en inglés. La investigadora encontró que aunque las narrativas de los
estudiantes monolingües y bilingües mostraban similares niveles de variación en extensión,
evaluación, conexión y representación de tiempo, las producciones de los bilingües obtuvieron
evaluaciones holísticas más bajas, y fueron consideradas más cortas y menos ricas que las
narrativas de los estudiantes monolingües. La autora considera que puede haber razones
lingüísticas y culturales para explicar estas diferencias, tales como las distintas convenciones
narrativas en las diferentes lenguas. Sin embargo, recomienda que se lleve a cabo más
investigación en lo que denominó “los posibles costos para la primera lengua de la adquisición
de una lengua extranjera en el colegio a temprana edad” (Ordoñez, 2005a:139).
Otro estudio reciente (Ortiz, 2006), esta vez a nivel de preescolar y primero de primaria,
describe cómo se estructuran las prácticas pedagógicas que emplean las maestras en un colegio
bilingüe de Bogotá y cómo ocurren los procesos de lectura y escritura en los niños, tanto en
lengua materna como en lengua extranjera. El grupo de docentes participantes estaba
constituido por profesoras de español y de inglés pertenecientes a los grados Transición y
Primero elemental, vinculadas a la institución por más de dos años. Los datos recogidos
incluyeron entrevistas a las docentes, observaciones de las reuniones de planeación de clases
de inglés y de español, observación no participativa de clases y muestras de la lectura oral y
comprensiva y de la producción escrita en español y en inglés de niños de cada curso
participante en el estudio. Como resultado del análisis y triangulación de la información
recolectada, la investigadora logró caracterizar cómo están apoyando las docentes el proceso de
desarrollo de habilidades de lectura y escritura en lengua materna y en la lengua extranjera, así
como establecer las conexiones que existen entre estos procesos.
“si un niño tiene que utilizar un idioma que no ha sido suficientemente desarrollado,
tendrá probablemente un desempeño académico deficiente, porque su sistema
cognoscitivo tendría que atender no sólo a los nuevos contenidos de aprendizaje sino a
la comprensión de la lengua en la cual se trabajan”.
La misma autora cita investigaciones realizadas por (Cook, 1993) y basadas en enfoques que
consideran el lenguaje un área de conocimiento que se adquiere por medio de habilidades de
procesamiento de información y que ha evidenciado la lentitud de procesamiento, tanto
lingüístico como cognoscitivo, en aprendices que realizan actividades lingüísticas en segunda
lengua. Según Ordóñez (2000), esto se ha atribuido a una sobrecarga del sistema procesador
con más información de la que deben procesar los aprendices monolingües. Otra razón puede
ser la exigencia adicional de procesar información expresada en una lengua que se domina
poco.
Como lo hemos indicado, por lo tanto, hay que tener en cuenta que la relación entre estas
nociones es compleja y está influenciada por varios factores externos como la motivación, el
ambiente escolar, y el apoyo familiar. Como afirma Baker (1996), el desarrollo de la proficiencia
lingüística bilingüe está relacionado con el entorno total del estudiante y no se puede limitar al
desarrollo de las habilidades cognitivas únicamente.
En la práctica se observó que el uso de las dos lenguas estaba delimitado para distintos
momentos y circunstancias. En otras palabras, dentro de un enfoque concurrente existe
evidencia de un principio separatista. En general, el inglés se utilizaba como lengua de
interacción pedagógica en al aula, en el área de manejo logístico y para dar instrucciones
rutinarias como "sit down" (siéntate), "come here" (ven aquí), "go to the bathroom" (véte al baño)
etc. El español se usaba para la introducción de conceptos académicos y su elaboración y
aclaración, para el aprendizaje de la lectura y la escritura y como lengua afectiva en situaciones
problemáticas o angustiosas para los niños, como la resolución de conflictos o cuando los niños
se sentían enfermos o indispuestos.
Las autoras concluyeron, con base en su análisis, que las instituciones que pretenden que sus
estudiantes logren un completo dominio del inglés sin importar tanto el desarrollo del español,
adoptan una modalidad educativa más cercana a un monolingüismo en la lengua extranjera que
una modalidad de educación bilingüe que involucre el desarrollo de dos lenguas. De otra parte,
existe evidencia que indica que aquellas instituciones que buscan promover el dominio de las
cuatro habilidades en la lengua extranjera, teniendo en cuenta las limitaciones de un programa
bilingüe en un medio exolingüe, deben conceder importancia a la estructuración y desarrollo de
la lengua materna, al igual que a la lengua extranjera.
El segundo estudio, llevado a cabo a nivel de Jardín A en dos colegios bilingües (inglés-español)
de Cali (de Mejía, 1994), se centró en investigar cómo profesores y alumnos construyen y
negocian significados en un contexto educativo bilingüe en dos tipos de eventos: cuentos
bilingües y la enseñanza-aprendizaje de vocabulario en la lengua extranjera. Se notó que,
aunque hubo evidencia de un alto grado de cambio de código en la interacción entre maestras y
alumnos, contrariamente a lo que se cree comúnmente, muy pocos de estos cambios de código
involucraban traducciones exactas. Generalmente, se trata de reformulaciones, paráfrasis o
reelaboraciones donde el contenido reelaborado es diferente a la primera formulación.
Es posible que frente a estas propuestas surjan cuestionamientos sobre la necesidad de usar, en
la enseñanza del inglés, fuentes en español y, más aún, de favorecer interacciones y/o brindar
instrucciones en esta lengua. Sin embargo, es importante reconocer el papel del cambio de
código como un factor clave para motivar a los estudiantes desde el reconocimiento de su
condición lingüística primaria –y por consiguiente cultural- y profundizar la reflexión
metacognitiva sobre los usos del lenguaje que contribuyen significativamente en el aprendizaje
de la lengua extranjera.
6.3.5.2 Output
Según Merill Swain (1985:249) la producción lingüística, o el output del aprendiz, que facilita los
procesos de adquisición lingüística no se limita únicamente a hablar o escribir en la lengua meta.
Dice que “el producir la lengua meta puede constituir el catalizador que obliga al aprendiz a
prestar atención a cómo trasmitir su mensaje con éxito”. De igual manera que con el input, la
autora mantiene que se debe estimular a los estudiantes para que alcancen niveles de
producción que vayan un poco más allá de su producción normal. Así, los estudiantes tienen que
ensayar hipótesis acerca de cómo funciona la lengua meta y de acuerdo al feedback que reciben
acerca de estas hipótesis, su nivel de conocimiento lingüístico se incrementa. La ayuda
proporcionada por el profesor para que el estudiante pueda reelaborar su contribución de
manera más precisa o más correcta, desde el punto de vista sintáctico, le sirve para darse
cuenta de lo que le hace falta conocer acerca del uso de la lengua extranjera y de cómo podría
alcanzar niveles más complejos de desarrollo lingüístico.
6.3.6 Edad
6.3.6.1 Bilingüismo temprano versus bilingüismo tardío
Existe un debate que data de hace varias décadas, acerca de la edad `ideal` en la cual deben
iniciarse procesos educativos bilingües. Como afirman Singleton y Lengyel (1995), este debate
no tiene que ver solamente con cuestiones teóricas, como el “periodo crítico”, sino, también, con
cuestiones prácticas relacionadas con el inicio de programas de enseñanza-aprendizaje en
segundas lenguas.
Según Genesee (2004), las evaluaciones de programas bilingües para estudiantes que aprenden
lenguas mayoritarias en contextos educativos han producido dos tipos de resultados: por un
lado, hay evidencia que demuestra que los estudiantes mayores pueden alcanzar logros
impresionantes en el aprendizaje de una segunda lengua, hasta el punto de adquirir casi los
mismos niveles de proficiencia en la segunda lengua que estudiantes que han participado en
programas de inmersión temprana desde el preescolar (Genesee, 2004).
Por otro lado, el mismo investigador afirma que existe evidencia que demuestra que estudiantes
que comienzan desde preescolar o Grado Primero en programas de inmersión temprana
alcanzan niveles de proficiencia significativamente más altos que los alcanzados por estudiantes
en programas de inmersión tardía (Genesee, 2004).
En seguida, vamos a resumir algunos de los argumentos en pro y en contra de los programas
educativos diseñados para alumnos de corta edad y de los programas que proponen un inicio
más tardío. Comenzamos refiriéndonos a la teoría del “periodo crítico”. Según Breathnach
(1993:43, citado en Singleton & Lengyel, 1995:4),
“La teoría del “período crítico” indica que una lengua debe ser adquirida durante un
período que termina más o menos al comienzo de la pubertad, e implica que el
aprendizaje de lengua que ocurra después de este tiempo será menos exitoso que la
adquisición normal de la lengua materna”
Otro argumento a favor del inicio temprano de procesos bilingües está relacionado con el hecho
de que los objetivos académicos para alumnos de primaria se adaptan bien a actividades de
aprendizaje concretas y vivenciales, las cuales son aptas para el desarrollo lingüístico entre
aprendices jóvenes. Sin embargo, el logro de los objetivos académicos a nivel de secundaria
demanda, frecuentemente, el uso de habilidades lingüísticas sofisticadas y avanzadas, hecho
que puede causar problemas si los estudiantes están en las primeras etapas de los procesos de
adquisición lingüística (Genesee, 2004).
Examinemos ahora, en más detalle, los argumentos que se usan al abogar por la introducción de
programas de educación bilingüe a edades tardías.5 Ordóñez (2000) argumenta que algunas
investigaciones han producido evidencia importante para sustentar que no es necesario empezar
desde una edad temprana el aprendizaje de una lengua extranjera por varias razones.
En primer lugar, los estudios que revelan ventajas aparentes del aprendizaje temprano son
pocos y tienen limitaciones de diseño que han sido ampliamente analizadas por Snow (1987,
citado por Ordóñez, 2000). Los problemas incluyen: la distancia que a menudo existe entre las
habilidades que se evalúan en esos estudios y el uso real de la lengua en la comunicación; el no
considerar el nivel de escolaridad como indicador importante de algunas de las habilidades
evaluadas, a pesar de la importancia demostrada de la escuela en el desarrollo del lenguaje; y
como un indicador importante de la falta de control por el nivel de bilingüismo, que normalmente
se determina por auto-reporte de los participantes en los estudios. Este tipo de problemas de tipo
metodológico en las investigaciones limita la posibilidad de interpretar sus resultados a niveles
amplios de generalidad.
La misma autora afirma que algunas de las ventajas que se le atribuyen a la introducción de la
lengua extranjera en la niñez para asegurar su adquisición eficiente no resultan sustentadas por
las investigaciones. Ordóñez (2000) toma como ejemplo, un estudio realizado entre extranjeros
de diferentes edades recién llegados a Holanda y reporta que Snow y Hoefnagel-Höhle (1978)
identificaron a los adolescentes entre 12 y 15 años de edad como los aprendices más eficientes
de la nueva lengua.
5
Los argumentos en este parte de la sección provienen de la tesis de doctorado de Claudia Lucía Ordóñez (2000)
Ordóñez (2000) hace referencia, además, a las primeras investigaciones sobre los programas de
inmersión en Canadá las cuales mostraron que los aprendices mayores adquieren más lengua
en una unidad dada de tiempo que los más jóvenes, probablemente porque sus habilidades
cognoscitivas, académicas y meta-lingüísticas son más avanzadas (e.j., Carey, 1984;
MacLaughlin, 1982; Fathman, 1975). Algunas de estas investigaciones apuntan hacia el hallazgo
de que los aprendices mayores progresan más rápidamente en su aprendizaje relacionado con
la lectura y la escritura en segunda lengua (e.j., Genesee, 1987; Cummins, 1983; Krashen, Long
& Scarcella, 1979).
Snow (198, citado en Ordóñez, 2000:11) también ha discutido y rechazado las formulaciones
más extremas de la hipótesis del “período crítico,” con base en datos que muestran que “la
adquisición de una lengua extranjera o segunda lengua en niños es realmente lenta, difícil y no
tan exitosa como suele creerse, sobre todo, en el corto plazo, en la mayoría de los dominios
lingüísticos”. Aún en la adquisición de la fonología, que supuestamente ocurre para la lengua
materna durante los primeros tres años de vida, la investigación de Snow (citada en Ordóñez,
2000) sugiere que realmente ocurre en su totalidad a lo largo de un período de varios años e
indica que los adultos son totalmente capaces de controlar rasgos fonológicos de una segunda
lengua que sean diferentes a los de la suya. Snow (Ibíd.) concluye que la percepción general de
pobre desempeño fonológico en el aprendizaje de segunda lengua en los adultos puede deberse
más, a fallas atribuibles a la instrucción en segunda lengua que a supuestas limitaciones
relacionadas con la maduración del cerebro.
Finalmente, Ordóñez (2000) nota que, de acuerdo con una revisión reciente hecha por Marinova-
Todd, Marshall y Snow (2000) de la investigación que se ha utilizado para sustentar la existencia
del “período crítico” para la adquisición de la segunda lengua, los investigadores han calificado
los argumentos comunes como insuficientes. Según Ordóñez (Ibíd.), Marinova-Todd et. al. le
atribuyen el uso extendido de estos argumentos a tres falacias: la primera es la interpretación
errada de resultados. Ésta ocurre, por ejemplo, cuando se concluye que el hecho de que los
niños que comienzan su aprendizaje temprano logran mayor desempeño final que los aprendices
mayores, indica que los niños aprenden más fácilmente.
La segunda falacia es el error en la atribución de resultados (Marinova-Todd et. al., 2000, citado
en Ordóñez, 2000). Ésta se presenta comúnmente a partir de estudios sobre la neurofisiología
del cerebro, cuando se dice, por ejemplo, que la localización del control de habilidades
lingüísticas en zonas diferentes del cerebro según la edad de adquisición se relaciona con mayor
o menor proficiencia en su uso. Según los autores citados, esta es una atribución errada de los
resultados a relaciones que no han sido objeto de investigación.
La última falacia reportada por Ordóñez (Ibíd.) es el énfasis errado que se ha hecho sobre los
hallazgos que parecen explicar, por ejemplo, la falta de éxito de los aprendices mayores en el
aprendizaje de segundas lenguas o lenguas extranjeras, en detrimento del que también debía
hacerse en el estudio de tantos adultos que han logrado niveles de proficiencia parecidos,
iguales o mejores que los de muchos nativos en diferentes tipos de habilidades.
6.3.7 Ventajas cognitivas de una educación bilingüe a temprana edad versus a edad
más tardía
De manera similar se evidencia un debate acera de las ventajas cognitivas de la educación
bilingüe. Ordóñez (2000) afirma que los resultados de investigación en este campo sugieren que
los bilingües poseen habilidades metacognitivas y o metalingüísticas aumentadas, tales como
una flexibilidad mayor en el desarrollo de los conceptos de las palabras (Cummins, 1978;
Bialystok, 1988; Yelland et al., 1993), mayor consciencia gramatical (Galambos & Hakuta, 1988;
Galambos & Goldin-Meadow, 1990), y habilidades más eficientes para resolver problemas en
tareas relacionadas con el control de la atención (Bialystok & Majumder, 1996).
Sin embargo, según la misma autora, se ha cuestionado la calidad del diseño de los estudios
que tratan de las posibles ventajas del bilingüismo, particularmente en relación con las
estrategias de muestreo y las metodologías empleadas (Hakuta & Diaz, 1985; Hakuta, 1986;
Reynolds, 1991, citados en Ordóñez, 2000). Se ha notado, específicamente, que, debido a las
circunstancias sociolingüísticas diferentes que caracterizan los lugares en donde ocurre el
monolingüismo o el bilingüismo, “es imposible asegurar que existen únicamente diferencias
lingüísticas entre las muestras de monolingües y bilingües en un estudio” (Ordóñez, 2000: 13-
14). También, se ha puesto en duda las temáticas actuales de investigación (Hakuta, 1986;
Carey, 1997). Carey (1997), por ejemplo, describió el concepto de la `flexibilidad cognitiva`, que
se dijo que era una de las ventajas de ser bilingüe, como “algo vago”. Además, lamentó que
“pocos se preocupaban por preguntarse si el hecho de volverse bilingüe era tan efectivo en
producir la flexibilidad cognitiva como … estudiar matemáticas, hacer las analogías de Miller, o
involucrarse en el pensamiento creativo” (Carey, 1997: 213, citado en Ordóñez, 2000:14).
Por estas razones, Ordóñez (2000) estima que los resultados contradictorios en esta área hacen
difícil su uso como argumentos para el desarrollo del bilingüismo a temprana edad. También
observa que al igual que otros investigadores durante los años 1960 y 1970, (ver Hakuta & Diaz,
1985 para una reseña), Bialystok (1988) encontró que solamente niños bilingües balanceados
lograron mejores resultados en tareas metalingüísticas que demandaban altos niveles de
análisis. Sin embargo, en su investigación posterior (Bialystok & Majumder, 1996, citado en
Ordóñez, 2000), ninguno de los participantes bilingües balanceados de nivel de Grado 3
mostraba ventaja sobre los participantes monolingües en relación con tareas de resolución de
problemas que demandaban altos nivel de análisis.
Por lo tanto, afirma que la existencia de evidencia que apoya el hecho de que la superioridad
bilingüe metalingüística es, básicamente la aparición anticipada de las habilidades que
acompañan el desarrollo de la primera lengua en forma natural en un ambiente lingüístico
enriquecido (Aronsson, 1981, citado en Romaine, 1995; Snow, 1990a, citados en Ordóñez,
2000). Además, estima la autora que las ventajas cognitivas y lingüísticas en bilingües tardíos
pueden ser resultado de un alto desarrollo de habilidades en la primera lengua (Carlisle et al.,
1999; Cummins, 1993, citados en Ordóñez, 2000).
Esta metodología, que fue creada como parte de un modelo bilingüe en los Estados Unidos por
González y Lezama (1976, citado en Ovando y Collier, 1987), fue evaluada en un contexto
bilingüe colombiano en relación con la enseñanza-aprendizaje de matemáticas a nivel de 4
Grado de primaria en Cali (Marulanda, 1995). El investigador comparó el nivel de adquisición de
conceptos matemáticos en dos grupos: uno en donde el profesor utilizó una metodología de
enseñanza directa en la lengua extranjera y otro, en donde se empleo la metodología bilingüe de
Preview-Review. En esta última modalidad, la presentación de los conceptos trabajados en la
clase fue hecha en la lengua materna de los alumnos y luego el profesor desarrolló las
actividades subsecuentes en la lengua extranjera, sin repetir el material ya introducido en la
lengua materna. Se evaluaron los resultados de los dos grupos de tres maneras; primero, por
medio de evaluaciones cuyo objetivo era medir el grado de asimilación de los conceptos
trabajados; luego se suministraron encuestas a los estudiantes para establecer sus impresiones
en relación con las metodologías usadas; y se programó una sesión de confrontación o debate
acerca de las ventajas y desventajas de dichas metodologías.
El investigador encontró que esta opción metodológica tenía buenos resultados, llevando a un
alto nivel de asimilación conceptual en el área de las matemáticas, particularmente con
estudiantes que tenían dificultades con el inglés en la clase de matemáticas. Éstos reportaron
que fue más fácil entender los conceptos matemáticos introducidos en esta modalidad que
cuando se hizo toda la clase en la lengua extranjera. Los resultados de las evaluaciones en
matemáticas del año anterior, con el mismo profesor y con el mismo grupo, pero con una
metodología desarrollada totalmente en la lengua extranjera, parecen respaldar estas
observaciones (Marulanda, 1995). En el análisis de los resultados basados en las calificaciones
de los dos grupos en pruebas escritas, se notó una clara ventaja en los resultados del grupo que
trabajó con la metodología Preview-Review. Sin embargo, estos resultados necesitan ser
interpretados con un cierto grado de cautela, teniendo en consideración que los dos grupos no
fueron escogidos según criterios experimentales rigurosos
Según encuestas diligenciadas por los padres de familia del grupo investigado, la
implementación de esta metodología permitió que los padres monolingües en español pudieran
compartir los logros de sus hijos de manera más fácil, puesto que los alumnos podían referirse a
los términos matemáticos en las dos lenguas, y no solamente en inglés, como fue el caso
anteriormente. Según los padres de familia en el estudio, ello era importante en el caso de las
matemáticas, considerando su estatus tradicional en el currículo escolar, como uno de los
indicadores principales de éxito estudiantil.
Todos estos factores influyen en el tipo de pruebas que se realicen en programas de educación
bilingüe y tienen repercusiones en los niveles de progreso alcanzados. Así, por ejemplo, si los
contenidos académicos usados en una evaluación determinada son ya conocidos por los
estudiantes, o si ellos saben algo respecto de las convenciones culturales usadas para tratar
este tipo de temas, estarán en mejores condiciones para aprobar la evaluación. A este respecto,
Peter Martin (1996) ha demostrado en contextos culturales propios de Brunei, cómo las
dificultades mostradas por estudiantes de Cuarto Grado de Primaria en clase de ciencias en
inglés, para comprender el concepto de `plaga`, llevaron al profesor a explicar y aclarar este
concepto mediante una analogía. Esta analogía consistía en la prohibición del gobierno de
Brunei de permitir que personas procedentes de India ingresaran al país, en razón de la plaga
que azotaba a India en esta época, por cuanto este ejemplo era la única experiencia de la noción
de plaga que tenían sus estudiantes. Si los estudiantes de Brunei hubieren sido forzados a
demostrar su conocimiento de inglés a través de un examen con base en el tema de la plaga,
muy posiblemente los resultados de ese examen hubiesen sido más satisfactorios si su
contenido fuese un tema con el cual estuvieren más familiarizados.
La cuestión de cual lengua, cuales lenguas o que nivel lingüístico debe ser usado para evaluar el
conocimiento de contenidos académicos, es también importante. Si ello no fuere tenido en
cuenta, existe el peligro de que las habilidades lingüísticas inadecuadas de los estudiantes
pudieran ocultar su verdadero conocimiento del área. Algunas de las maneras en las que estas
consideraciones han sido puestas en practica en diferentes programas bilingües en Norte
América son: el uso de respuestas cortas, exámenes con menos exigencias verbales en lugar de
composiciones extensas; el diseño de exámenes de conocimiento de contenidos académicos en
la lengua materna de los estudiantes; el uso de una variedad de tareas tales como ejemplos
prácticos relacionados con el tema, investigaciones guiadas en biblioteca y la producción de
borradores para evaluación, todos ellos en lugar de un solo tipo de tarea (Brinton et al. 1989).
Como ya se dijo, debe hacerse claridad a los estudiantes con respecto a si una evaluación en
particular versa sobre contenidos o sobre lengua, y con respecto al tipo de criterio que se va a
usar en los procedimientos de calificación. Ello no quiere decir que ambas áreas no puedan ser
evaluadas a través de un mismo material para propósitos distintos. De esta manera, un texto
sobre el ciclo del agua puede ser usado, tanto para evaluar la comprensión de conceptos
científicos claves, tales como la evaporación y la condensación, así como las habilidades de los
estudiantes para reconocer e identificar ejemplos de la voz pasiva en el texto.
Por otra parte, Svartholm (1995) mantiene que es importante que los padres de familia
reconozcan y aceptan su rol fundamental de apoyo, motivación y ayuda en los procesos
bilingües, pero que es importante que no traten de asumir el rol de profesor.
Esta afirmación hecha por uno de los más importantes investigadores en el área constituye un
hito importante en el cambio de dirección hacia una perspectiva socialmente más informada de la
investigación en inmersión.
Actualmente se adelantan trabajos interesantes en distintas partes del mundo sobre aspectos
socioculturales de los estudiantes y el proceso de aprendizaje. De estos mencionaré algunos a
manera de ejemplo. Caldas y Caron-Caldas (1999) se han enfocado en el desarrollo de
identidades lingüísticas y culturales de los estudiantes de inmersión Francés/inglés, con respecto
a los aspectos de ambas culturas, la de Québec y la de Estados Unidos. Los resultados de sus
estudios indican que a pesar de la evidencia de que el bilingüismo es valorado por los
estudiantes de inmersión adolescentes, también hay signos inequívocos de “el enorme poder
que tiene el grupo de compañeros mayoritarios al ejercer una influencia negativa sobre los
puntos de vista de los individuos del grupo acerca de bilingüismo sea en Francia, Canadá o
Estados Unidos”. (Caldas y Caron-Caldas, 1999: 54).
En Japón, Downes (2001) ha investigado los cambios con respecto al sentido de identidad
cultural japonesa entre niños de escuela primaria en un programa de inmersión de Ingles.
Teniendo en mente lo dicho por Johnson y Swain (1997) en referencia a que la inmersión no
pretende convertir al aprendiz en miembro de la comunidad de la lengua extranjera, el
investigador encontró que la exposición de los estudiantes a la cultura occidental (Inglesa)
proporcionaba un ambiente educativo positivo y que la participación en el programa parecía
conducir hacia actitudes inter-culturales más flexibles y hacia un sentido más fuerte de identidad
Japonesa que la que se observó en estudiantes no inmersos.
En Colombia, Taylor y Morales Henao (2006; Taylor, 2007) hicieron una investigación en Bogotá
sobre el uso de los conceptos de la comunicación intercultural y la competencia intercultural en
Colombia y concluyeron que éstos se han vuelto más frecuentes en los contextos de aprendizaje
de lenguas extranjeras desde su inclusión en el Marco Común Europeo (2001). Recientemente,
ha habido un énfasis nuevo en estas nociones desde la perspectiva de la construcción de
diferentes discursos o realidades a nivel interpersonal o intergrupal (Palfreyman, 2005, citado en
Taylor y Morales Henao, 2006). Partiendo de este enfoque, Taylor y Morales Henao (Ibíd.)
argumentan que el desarrollo de una competencia intercultural entre estudiantes de lenguas
extranjeras no implica necesariamente un énfasis en una cultura extranjera, sino que existen
“muchas oportunidades para desarrollar las habilidades de nuestros aprendices para adaptar y
aceptar las diferencias que se dan en su propia cultura” (Taylor y Morales Henao, 2006:1).
Estas ideas podrían contribuir a la formulación de temas y estrategias para currículos bilingües e
interculturales; pero, para avanzar en la construcción de propuestas consistentes, es necesario
considerar los modos en los que se podrían viabilizar y el criterio que va a privilegiar el diseño de
los mecanismos de evaluación. En cuanto a los recursos, si bien, muchas propuestas
curriculares y pedagógicas en una lengua como el inglés se concentran en el trabajo de los
aspectos culturales característicos de países angloparlantes como Inglaterra y/o Estados Unidos,
existe una amplia literatura de estudiosos y pedagogos sobre el tema que proponen currículos
y/o estrategias puntuales para el diseño de ambientes de aprendizaje interculturales desde el
uso de la literatura, el cine, la televisión, el Internet, la prensa y otros tantos medios de
comunicación y expresión como revistas y folletos turísticos.
Este es el caso de Eva Burtwitz-Melzer (2001 en Byram et al., 2001) quien desarrolla una
propuesta para la enseñanza de competencias comunicativas interculturales a través de la
literatura. En su trabajo también plantea una serie de “objetivos de aprendizaje” muy concisos,
apareados con una serie de “conductas observables” que vendrían a constituirse en la evidencia
“evaluable” del aprendizaje. Por ejemplo, plantea cómo tras avanzar en la realización de
ejercicios de análisis a través de la identificación y el reconocimiento de elementos propios de la
cultura extranjera en un tipo específico de texto, se propone al estudiante como objetivo de
aprendizaje “identificar estereotipos nacionales, prejuicios basados en supuestos culturales, y
sobre-generalizaciones en el texto” (Burtwitz-Melzer en Byram et al., 2001, p. 32a). La “conducta
observable” consistiría en que el estudiante lograse relacionar y explicar dichos contenidos. En la
etapa de finalización, este estudiante debería estar en capacidad de comparar sus propias
opiniones con “las actitudes culturalmente determinadas hacia el texto y sus personajes ficticios”
(Burtwitz-Melzer en Byram et al., 2001: 32b).
Al considerar posibilidades alternas, nos encontramos con el trabajo de Elvia Santamaría (1990)
sobre el estudio de la cultura extranjera en escuelas estadounidenses a través de los libros de
texto. Cuando esta autora se pregunta acerca de las etapas del proceso de enseñanza-
aprendizaje de la cultura, menciona que “el aprendizaje comienza con el ingreso (intake) de
conocimiento, seguido por la retroalimentación, y luego, se espera que siga el desempeño del
aprendiz” (Santamaría, 1990:13).
En Colombia existen varios estudios sobre esta temática. Un estudio (Buitrago, 1997), llevado a
cabo en Cali, indagó sobre el manejo del área de biculturalismo en un colegio bilingüe (inglés-
español) a nivel de primaria, en lo que se refiere a las políticas institucionales y a las prácticas
pedagógicas observadas en el aula. Por medio de una revisión documental, suplementada con
entrevistas a directivos y docentes de la institución, la investigadora estableció la posición
institucional hacia el manejo de aspectos culturales colombianos y norteamericanos.
Posteriormente, ella confrontó esta posición con datos recogidos con base en observaciones de
las prácticas culturales en el colegio y con un análisis del tratamiento de aspectos culturales en
los libros de texto usados en la enseñanza de las ciencias sociales.
Luego de un análisis detallado del Proyecto Educativo Institucional (P.E.I.) del colegio, llegó a la
conclusión de que no había referencia en la política del colegio a la enseñanza de una segunda
cultura. Encontró, además, que no había evidencia de una política clara acerca del manejo de
los aspectos biculturales en la sección de primaria y que esta falta de claridad se reflejaba en la
labor de los docentes, que se caracterizaba por un alto grado de improvisación y confusión en la
posición asumida frente a aspectos culturales de los Estados Unidos y la influencia cultural
extranjera predominante en el colegio. La investigadora relacionó este hecho con la distancia
que existía entre directivos y profesores en la formulación de los marcos pedagógicos y
culturales de la institución. Notó, además, una gran diferencia en el grado de celebración
acordado a las fiestas norteamericanas como Thanksgiving en comparación con las fiestas
colombianas, que recibían menor proyección en el colegio, a pesar de que la mayoría de los
alumnos provenía de hogares monolingües colombianos.
Hubo evidencia, además, de la creencia generalizada entre los profesores que no debe hacerse
referencia a prácticas culturales estadounidense en las clases llevadas a cabo en español, ni
referencias a la cultura colombiana en las clases enseñadas en inglés, Por lo tanto, se veía la
necesidad de mantener una separación completa entre las dos lenguas y culturas en el currículo.
En su análisis de los aspectos culturales reflejados en los libros de texto para la enseñanza de
las ciencias sociales, la investigadora encontró, sin embargo, que las series usadas a nivel de
primaria, lograron despertar una actitud crítica frente a los temas trabajados y propiciaron un
reconocimiento de distintos puntos de vista sobre un mismo contenido. Por lo tanto, se estimó
que, con una orientación apropiada, los alumnos podrían desarrollar su identidad cultural
colombiana, al igual que adquirir un sentido de comprensión y tolerancia hacia las
manifestaciones de otras culturas a través de sus estudios de ciencias sociales.
La autora llegó a la conclusión final, con base en el análisis de datos recolectados, que para un
colegio en un medio exolingüe, como Colombia, es imposible ofrecer a sus estudiantes un
contacto directo con la segunda cultura suficiente para lograr un perfil bicultural en los términos
en que Grosjean (1993:31-32) define biculturalismo: participación "al menos en parte en la vida
de dos culturas de manera regular". Recomendó, por lo tanto, adoptar una posición de
interculturalidad que, de acuerdo con la definición proporcionada por el Centro Colombiano de
Estudios en Lenguas Aborígenes (1989) consiste en la posibilidad de conocer otras culturas para
de esta manera enriquecer lo propio a partir del reconocimiento de la propia realidad y de la
propia identidad.
Otro estudio, también llevado a cabo en Cali, se enfocó en el uso del estereotipo como fuente de
aprendizaje en el aula bilingüe, esta vez en el área de francés. Gelber Samacá (2002:175)
propone transformar el papel de los estereotipos “que impide mirarnos a nosotros mismos” para
permitir “un dialogo de la inter-comprensión” en la clase de lengua extranjera. El objetivo de este
trabajo era permitir al alumno de lenguas extranjeras, “no sólo fortalecer su propia identidad
cultural, sino también reconocer al otro en su identidad cultural” (Ibíd.:181).
Byram (1997: 21) sostiene que es importante para los profesores y estudiantes de lenguas
extranjeras adoptar una metodología comparativa y crítica hacia las diferentes creencias y
prácticas culturales. De esta manera, el investigador considera que los estudiantes pueden
desarrollar: a) actitudes de apertura hacia otras culturas, b) disposición para cuestionar los
valores aceptados y c) conciencia de los factores que pueden influir en los malentendidos entre
los interlocutores con diferentes antecedentes culturales. En consecuencia, propone el concepto
de “hablante intercultural” para describir "los interlocutores que participan e interactúan en una
comunicación intercultural” (Byram 1997: 32); además, sostiene que deberíamos considerar el
aprendizaje de las lenguas no sólo en términos de la competencia lingüística, sociolingüística y
discursiva, sino también en relación con la competencia intercultural.
El mismo autor sostiene que existen tres escenarios principales donde se puede adquirir la
competencia intercultural: a) en el salón de clase, b) por fuera del salón de clase, mediante una
experiencia pedagógicamente orientada y c) a través de experiencias independientes. Estos tres
escenarios implican una mirada desde afuera y un enfoque gradual para lograr la competencia
intercultural donde la orientación pedagógica se reduce progresivamente, de manera que los
estudiantes, finalmente, puedan asumir los retos de las experiencias directas de la comunicación
intercultural con hablantes de diferentes antecedentes culturales.
Cuando una persona está en el proceso de aprendizaje de una lengua extranjera necesita no
sólo desarrollar la competencia gramatical, textual, temática, pragmática, literaria y enciclopédica
sino también acercarse a los valores y la forma de vida de quienes hacen parte de la otra cultura.
Cuando los valores de dos o más culturas entran en contacto, es necesario buscar un equilibrio
dinámico entre los valores de cada grupo étnico. La escuela puede ofrecer un espacio para
propiciar este acercamiento entre culturas, especialmente si se trata de una entidad con un
currículo bilingüe y un enfoque intercultural. Según el documento sobre Lineamientos
Curriculares de Lenguas Extranjeras del Ministerio de Educación Nacional (1999:23), la
interculturalidad significa "culturas en constante diálogo de saberes implica hacer interpretación,
decodificación, es decir comprensión de las culturas involucradas."
Además, una educación intercultural debe propender por la tolerancia, el respeto y la valoración
de otras culturas. Para que en realidad se de este diálogo de saberes es importante destacar
que la persona intercultural es alguien que tiene como base su propia cultura pero que al mismo
tiempo está abierta al mundo exterior "un sujeto que observa e interactúa con el exterior desde
su autoafirmación y autovaloración " (Ibíd.).
Para dar respuesta al por qué y para qué de una educación intercultural nos es de utilidad
considerar tanto el factor interno como el factor externo que según los lineamientos curriculares
actúan en el desarrollo de la competencia comunicativa. El factor interno abarca los factores
cognitivo y afectivo. El aspecto cognitivo tiene que ver con los procesos de pensamiento
involucrados en el aprendizaje, la adquisición y la transmisión del conocimiento. El aspecto
afectivo está relacionado con todas aquellas actitudes, valores y creencias que influyen en el
comportamiento sociolingüístico del individuo. Es así como a medida que se internaliza una
lengua extranjera entran en juego los conocimientos y creencias acerca de la lengua y de sus
hablantes. También, se producen diversos cambios en el potencial cognitivo y afectivo que la
persona tenga de su lengua materna y de la lengua extranjera.
En el factor externo entran en juego aquellas situaciones que hacen parte de la situación
comunicativa como el qué, quiénes, cuándo y cómo de una interacción. Por sus características,
la educación bilingüe necesita de una educación intercultural que contribuya a la tolerancia, al
mutuo entendimiento y al establecimiento de lazos entre las culturas.
Un trabajo reciente realizado en Hong Kong por Hoare (2001) y Hoare and Kong (2001) ha
continuado con este énfasis en la interacción en las aulas de inmersión, centrándose
particularmente en las diferentes estrategias usadas en la enseñanza de las ciencias en Inglés,
tanto por profesores “con consciencia lingüística” como por profesores “sin consciencia
lingüística”. De acuerdo con los resultados preliminares, la evidencia sugiere que un profesor que
es consciente del rol del lenguaje en el currículo, esta en condiciones de proporcionar ambientes
más ricos en lenguaje que contribuyan a ampliar el pensamiento del estudiante.
El tema con respecto a cómo los profesores ven sus prácticas en el aula de clase ha sido otro
nuevo desarrollo en la investigación sobre inmersión en Cataluña. Arnau (2000) sitúa este tipo de
análisis dentro del enfoque de “el profesor que reflexiona sobre su práctica”, refiriéndose a
profesores que reflexionan sobre la manera como enseñan, bien sea por medio de narrativas
basadas en experiencias personales o mediante una reflexión participativa entre profesores e
investigadores. Un estudio preliminar basado en este enfoque y llevado a cabo en el año 2000,
confirmó que los principios que parecen guiar las decisiones de un profesor de una segunda
lengua son nociones como por ejemplo, lenguaje planeado, contraste contextual, comprensión,
verbalización, acceso a la interacción e individualización. Se cree que este tipo de reflexión
podría resultar en mejoramientos curriculares en los contextos de inmersión.
Como se nota en la tabla, la experiencia en los cursos universitarios y las experiencias en el aula
deben ser complementarias. Los cursos académicos deben ayudar a los profesores en
formación a formular las preguntas, basadas en la teoría, que luego se investigan en el aula.
El modelo hace hincapié en tres dimensiones básicas para la formación profesoral bilingüe:
Berhardt (1992) enfatiza la importancia de adaptar este modelo prototipo a las especificidades de
los contextos particulares de implementación, pero destaca el hecho de que su aporte principal
es que es resultado del análisis de datos empíricos provenientes de un estudio investigativo y no
de un esquema ideal.
Los resultados de los dos estudios mostraron claramente la importancia de establecer un modo
de trabajo investigativo que facilite el intercambio libre y la participación plena de todos los
miembros del equipo, que lleve a la posibilidad de avanzar en un proceso de empoderamiento
(empowerment) mutuo como parte de un proceso de cambio auténtico.
Los resultados del análisis en el primer estudio (de Mejía y Tejada, 2001) mostraban claramente
una variedad de concepciones por parte de los entrevistados sobre lo que son, o deben ser, los
programas de educación bilingüe en Colombia. Se distinguían posiciones que relacionaban
programas de educación bilingüe con desarrollos en el extranjero y que se enmarcaban en la
formación de estudiantes colombianos y extranjeros para llevar a cabo estudios universitarios en
el exterior; y posiciones que resaltaban los nexos de esta modalidad educativa con desarrollos y
valores nacionales con miras a preparar estudiantes colombianos para estudiar y trabajar en el
país. Los programas de corte nacional apuntaban a la formación de ciudadanos con amplia
visión internacional pero cuyo compromiso primordial era trabajar en favor de la integración del
país y en la recuperación de la identidad nacional y regional.
Las conclusiones de este primer estudio apuntan a la importancia que tiene el que los colegios
bilingües en el país adopten una visión de enriquecimiento intercultural en su pensum, además
de una visión internacionalista, que permita a sus educandos confrontar las realidades
nacionales desde una perspectiva más amplia, y les ayude a reconciliar distintas facetas de su
identidad como colombianos y miembros de la comunidad internacional.
También, los resultados mostraron claramente la importancia de establecer un modo de trabajo
investigativo que facilita el intercambio libre y la participación plena de todos los miembros del
equipo, que lleve a la posibilidad de avanzar en un proceso de empowerment mutuo como parte
de un proceso de cambio auténtico.
Los resultados del segundo estudio mostraban en más profundidad cómo funcionaban los
procesos de empoderamiento que acompañaban el desarrollo de la propuesta curricular bilingüe.
El estudio demostró que éstos eran complejos, no-lineales y mostraban indicios de
consentimiento, resistencia, asimetría y reciprocidad en distintos momentos y en diferentes
individuos. Además, hubo evidencia para sugerir que los procesos de empoderamiento se
ubicaban en los intersticios, donde las jerarquías estructurales de poder no se sellaban
herméticamente. Por lo tanto, se concluyó que el proceso de aprender a “hablar con su propia
voz” (Gieve y Magalhaes, 1994: 133), como resultado de un proceso de empoderamiento, es a
veces un proceso difícil, que genera estados de incertidumbre, angustia e interrogantes y que
necesita ser encauzado de manera apropiada para lograr los desarrollos esperados.
VII CONCLUSIÓN
En este documento, la discusión se ha enfocado en los colegios bilingües, tanto nacionales como
internacionales y en los colegios que ofrecen una modalidad de intensificación lingüística. El
interrogante que queda, tiene que ver con los colegios que ofrecen programas de inglés, que
aunque superan las horas mínimas recomendadas por el Ministerio de Educación Nacional, no
pueden definirse como programa de intensificación en los términos expuestos en este escrito.
Recomendamos que estos planteles se fijen en las orientaciones presentadas para colegios con
programas de intensificación y ajusten sus currículos de acuerdo con lo que consideran factible,
teniendo en cuenta su filosofía y su orientación lingüística y pedagógica.
La pregunta: “¿Cuál de estas modalidades es la mejor?” no tiene una única respuesta. Como
hemos tratado de indicar en este documento, hay muchas maneras de volverse bilingüe, y el
éxito de cualquier modalidad educativa dependerá de una serie de factores de diseño y de
contexto, tales como la calidad de los procesos de enseñanza-aprendizaje, las necesidades y las
prioridades de las comunidades educativas especificas, y el desarrollo apropiado de las lenguas
y culturas ofrecidas en el programa tomando en cuenta el contexto colombiano, en general, y el
contexto institucional, en particular.
En conclusión, es claro que los retos de la globalización y las fuerzas locales en nuestro mundo
actual hacen que el bilingüismo y el multilingüismo sean considerados cada vez más como
recursos valiosos y necesarios para el futuro como lo reconoce el Ministerio de Educación
Nacional. Colombia está bien posicionada en este aspecto puesto que tiene una rica tradición en
bilingüismo y multilingüismo y una larga experiencia en la enseñanza y aprendizaje del español y
otras lenguas. Por lo tanto, a fin de lograr la consolidación y el avance de la educación bilingüe
en Colombia recomendamos que las universidades, el Ministerio de Educación Nacional, los
colegios bilingües privados y las autoridades del sector público trabajen juntos en procura del
desarrollo de un sistema de educación bilingüe de excelencia en todo el país.
Creemos que la educación bilingüe necesita consolidarse como un tema que interese a todos los
que trabajan en el área de educación en Colombia y no sólo a aquellos que trabajan en colegios
bilingües. Hay una larga tradición de conocimiento en Colombia que vale la pena capitalizar para
beneficio de todos. Por lo tanto, recomendamos establecer un dialogo abierto y constructivo
entre las fuentes disponibles de experiencia y conocimiento.
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