Capitalismo XVIII A XX
Capitalismo XVIII A XX
Capitalismo XVIII A XX
La palabra capital deriva del latín capitale y significa ʽcabezaʼ, por lo que hace alusión a las cabezas
de ganado, que en la antigüedad funcionaban como una de las medidas de riqueza.
Igualmente, se puede relacionar también con ʽcabezaʼ pero en sentido racional, como la parte
superior del cuerpo que tiene la capacidad de pensar y controlar las demás partes del cuerpo.
También existe otra definición que se relaciona con la idea de capital de un Estado, es decir, de
una ciudad donde se concentra la administración y dirección de la administración pública.
Se puede decir que el capitalismo está dividido, históricamente, en tres fases que son las
siguientes: capitalismo comercial o mercantil (precapitalismo), capitalismo industrial o
industrialismo y capitalismo financiero o monopolista.
Capitalismo comercial
De esta manera, el propósito principal del capitalismo comercial se basaba en el cúmulo de capital
a través del comercio, de la balanza comercial favorable y en la conquista de las colonias
Capitalismo industrial
El capitalismo industrial se caracterizó por crear una compleja división social del trabajo y elevar la
productividad al introducir cambios en las rutinas laborales.
El capitalismo industrial fue precedido por el capitalismo comercial, el cual fue rápidamente
sustituido gracias al desarrollo del maquinismo en Inglaterra. Esta etapa del capitalismo fue una
consecuencia de la Primera Revolución Industrial que tuvo varias fases.
Con la invención de la máquina de vapor por parte de Thomas Newcomen (1712), este proceso se
aceleró un siglo más tarde, fundamentalmente durante los primeros 25 años del siglo XIX.
Sin embargo, fueron varios los elementos que confluyeron para alterar el ritmo del incipiente
capitalismo industrial de la segunda mitad del siglo XVIII.
A partir de entonces la expansión del capitalismo industrial durante todo el siglo XIX y XX no se
detuvo, excepto con la Gran Depresión de 1929 en los Estados Unidos.
Expansión económica
Sin embargo, la economía capitalista industrial tuvo un nuevo y gigantesco impulso después de
1945, durante el proceso de reconstrucción de Europa.
En los años 70 se inició una nueva etapa en la evolución del capitalismo conocida como
capitalismo financiero, que fue impulsada en los años 80 con la llegada al mercado de las
computadoras y el internet.
Características
– Surgió y se consolidó el concepto del trabajador asalariado, que marcó definitivamente esta
etapa crucial en el desarrollo del capitalismo. La fuerza de trabajo se convirtió en una mercancía
más (Marx) que se compraba y vendía en el mercado. Los trabajadores se vieron obligados a
vender su trabajo en un mercado laboral cada vez más competitivo.
– La producción artesanal dio paso a la producción en masa, principalmente a finales del siglo XIX y
durante el siglo XX.
– Otra de las características más resaltantes (si no la principal) del capitalismo industrial fue la
división social del trabajo. Separar las tareas y establecer rutinas transformaron definitivamente la
naturaleza del trabajo.
El fundamento teórico del sistema capitalista, impulsado con la Revolución Industrial, tiene su
expresión más importante en la teoría del economista escocés Adam Smith (1725-1790), a quien
se considera fundador de la ciencia económica y cuya obra más conocida, Investigación Sobre La
Naturaleza Y Las Causas De Las Riquezas De Las Naciones, publicada en 1776, establece las bases
de la teoría del liberalismo económico y de la economía clásica del capitalismo. Según este
teórico de la economía la conducta humana es dirigida en forma natural por seis motivaciones que
son: el egoísmo, la conmiseración, el deseo de ser libre, el sentido de la propiedad, el hábito del
trabajo y la tendencia de cambiar un objeto por otro.
Al hacer su análisis, Smith se basa en la existencia de la división del trabajo, y considera que ésta
se origina en la inclinación natural del hombre a cambiar una cosa por otra; así, llega a formular
una de las teorías económicas de mayor trascendencia: la teoría valor-trabajo.
El trabajo constituye la medida real del valor de toda mercancía y la verdadera fuente de la riqueza
de las raciones.
(2) Porque al comprar un producto se está adquiriendo en realidad la cantidad del trabajo
contenida en él, y se está cambiando por la cantidad de trabajo propio de quien lo compra.
En torno a este mismo tema, Smith distingue dos tipos de valor: Valor de uso: se refiere a la
utilidad que tiene un objeto en particular y Valor de cambio: que se refiere a la capacidad de un
objeto para comprar otros bienes.
Estas fueron absorbiendo a los mercados y controlando la producción, proporcionando con ello un
elevado nivel de concentración que condujo al surgimiento del monopolio capitalista; el cual
consiste en una situación de mercado, en la cual la producción y venta de un artículo especifico
están dominadas por una sola empresa, cuyo poder económico le permite absorber a los
competidores.
Las condiciones que caracterizan al monopolio puro se consideran completamente opuestas a las
de la competencia perfecta descrita por Adam Smith. Al no existir competidores, la empresa
monopolista está en posibilidades de imponer sus reglas en cuanto a precios, calidad de productos
y condiciones de venta y, en consecuencia, los consumidores no tendrán otra alternativa que
aceptar esas condiciones del mercado al adquirir los productos requeridos para satisfacer sus
necesidades.
La economía capitalista, según este autor, está regida por ciertas leyes. El interés egoísta, que
mueve a la iniciativa privada; para que, ejerciendo la libertad de empresa, produzca los artículos
que la sociedad requiera para satisfacer sus necesidades y los ponga en venta; con el interés se
obtienen las ganancias, que les permiten aumentar sus capitales.
Las leyes de la acumulación y de la población establecen que, cuando las utilidades de una
empresa permiten que el producto tenga un gran acervo de capital, buscará expandir su actividad
económica y necesitará entonces encontrar una mayor cantidad de obreros, de lo cual resulta una
demanda que hará subir los salarios. Es así como entra en funcionamiento la ley de la población;
porque, al mejorar los salarios, mejoran también las condiciones de la vida de los trabajadores.
Según la teoría de Adam Smith “los gobiernos no deberán intervenir en la economía, restringiendo
las libertades de los empresarios para producir y comerciar”(3) porque entorpecen los
mecanismos de las leyes naturales de la economía. Lo único que el Estado debe hacer es vigilar
que se respete la propiedad privada, para que el mecanismo del orden natural pueda funcionar.
La obra de Smith ejerció gran influencia en el pensamiento de Robert Malthus (1766-1843) y David
Ricardo (1772-1823), representantes de la Escuela Clásica de la moderna ciencia económica. La
principal contribución de Malthus a la economía fue su teoría acerca de la población humana. En
lo esencial, la población tiende a crecer más rápidamente que la oferta de alimentos disponibles
para satisfacer las necesidades. Cuando se da un aumento de la producción de alimentos, superior
al crecimiento de la población, se estimula la tasa de crecimiento; en lo contrario, si la población
aumenta demasiado, en relación con la producción de alimentos, el crecimiento se frena por causa
de las hambrunas ocasionadas por la escasez de alimentos, con intervención de enfermedades y
guerras en el decrecimiento de la población. La teoría de Malthus contradecía la creencia
optimista, prevaleciente en el siglo XlX, según “la fertilidad de una sociedad contribuye al progreso
económico.”(4) La ley de hierro de los salarios, de David Ricardo,(5) y su teoría de la distribución
de la riqueza, se basaban en algunos de los planteamientos de Malthus. Frente a las trabas u
obstáculos que impedían el establecimiento de las relaciones libres de producción e intercambio,
ofrecieron un conjunto de argumentos que sostenían la necesidad de adoptar medidas más
racionales. Con esto en mente, comenzaron a desarrollar una ciencia que identificara las leyes que
dominaban la actividad económica, a fin de prever el futuro económico de las sociedades. Esta
ciencia se conoció con el nombre de economía política.
Quienes defendieron con mayor fervor el liberalismo fueron los empresarios capitalistas y los
banqueros, que consideraban que la economía no debía ser regulada por el Estado, ni por las
personas; sino que debían dejar que las leyes naturales mantuvieran por si solas el equilibrio de las
fuerzas económicas. Apoyados en esta idea, desarrollaron una política económica que se conoció
como la política del laissez faire, laissez passer, que significa dejar hacer dejar pasar. Los
defensores de esta política creían en la libre empresa, es decir, en la libertad que debían tener los
individuos para contratarse y conducir sus negocios. Pensaban que la humanidad había mejorado
sus formas de vida, de una generación a otra, a lo largo de toda la historia humana. Según ellos “la
intervención del Estado en la conducción de los negocios impedía o hacía más lenta la marcha
hacía el progreso”.(7)
Hoy día, los monopolios abarcan a todas las ramas de la economía. La forma
principal de las asociaciones monopolistas son los consorcios diversificados
multisectoriales.
El capitalismo financiero se basa en las legislaciones de los bancos, las empresas y las
grandes corporaciones, por medio del monopolio industrial y financiero.
Por esta razón, esta tercera fase del capitalismo es conocida como capitalismo
monopolista financiero. Es importante resaltar que las industrias y los comercios todavía
generan lucros importantes, pero son controlados por el poder económico de los bancos
comerciales y de otras instituciones financieras.
Esta cuarta fase del capitalismo ha progresado a lo largo del siglo XXI y se caracteriza por
el amplio desarrollo de las tecnologías destinadas a la sociedad de la información y difusión
del conocimiento.
La acumulación de capital
La producción en masa
El nuevo sistema impulsará la producción en masa, que incrementa el consumo de
cuantiosos productos a precios reducidos, convirtiéndose en el motor de la economía
industrial, que presenta las siguientes características:
d) Como consecuencia del desigual poder de compra de las sociedades, se desarrolla una
diferenciación mundial de la población
Sólo una pequeña parte de la humanidad logró este desarrollo capitalista al finalizar el siglo
XIX, permaneciendo el resto del mundo con sistemas de producción y de organización
social y política tradicionales, como países colonizados política o económicamente, debido
a la superioridad tecnológica de los países industrializados; que se justificó con una
filosofía imperialista de origen determinista seudocientífica, basada en una interpretación
sesgada de la evolución de las especies, y justificada como la lucha de los países más
fuertes contra los débiles; trasladando, todo esto, al campo de las relaciones internacionales,
en donde se justificó la guerra de intervención o anexión territorial mediante el derecho del
poderoso sobre el más débil. En el desarrollo económico del capitalismo, tras la segunda
revolución industrial y su transformación en un capitalismo de concentración industrial y de
monopolios, encontramos la base del imperialismo.
El ascenso social significaba llegar a ser alguien que valía, que había alcanzado un cierto
bienestar económico permitiéndole vivir sin penurias, con reconocimiento social por lo que
había alcanzado. Los negocios se presentaron como la mejor oportunidad para lograr el
progreso individual, en una economía que crecía rápidamente en la industria, los bancos y
el comercio.
Además, el estudio fue accesible a un mayor número de individuos con las revoluciones
burguesas, dejó de ser exclusivo de la aristocracia y permitía llegar a tener una profesión u
obtener un cargo en la administración del Estado; sin embargo, ni los negocios, estudios o
la carrera militar, fueron caminos abiertos para todos, ya que existían límites para el
ascenso social y, sin recursos económicos, resultaba casi imposible emprender alguno de
esos caminos. La mayoría de la sociedad de la época, integrada por trabajadores
asalariados, vivía míseramente en las ciudades y en el campo. El triunfo de la burguesía en
el plano económico, con la Revolución Industrial en el siglo XIX, impuso a la sociedad
europea hacia los valores burgueses; en ellos predomina la idea de que los seres humanos
son los únicos responsables de su destino; esta nueva y poderosa fe se basaba, con fuerte
optimismo, en el progreso material que prometía la industrialización, en donde la iniciativa
y la ambición individuales eran las únicas garantías para lograr el bienestar económico y
social.
Sin considerar que existían límites para el ascenso social, ya que sin poseer recursos
materiales los trabajadores asalariados, que vivían pobremente en la ciudad y el campo, les
resultaría casi imposible lograr este bienestar social y ésa era la realidad de la mayor parte
de la sociedad de esta época, en donde resultaba difícil acceder al progreso capitalista. Otro
de los importantes valores burgueses se refería a la familia, que ocupó un lugar muy
importante como modelo de vida social en el siglo XIX; estaba integrada como una
institución patriarcal, en donde la figura principal era el padre y debajo de él se organizaba
toda una jerarquía de inferiores: comenzando por las mujeres, cuya obligación era ocuparse
de los niños y de las cosas de la casa; los niños, que deberían aprender esas pautas de
comportamiento y al final de la jerarquía se encontraban los criados. Todos estos miembros
de la familia debían obediencia al padre, para lograr una vida armoniosa, en donde era
fundamental el respeto a las jerarquías; situación contrastante con el modelo social burgués
de igualdad y de competitividad constante por alcanzar un lugar en la sociedad.
Durante los inicios del proceso de industrialización, los propietarios capitalistas pudieron
contratar mano de obra en sus propios términos, basados en las fuerzas del mercado; ya que
se consideraba una mercancía más, sujeta a la oferta y la demanda y, con la creciente
mecanización industrial, se desplazó a muchos artesanos por trabajadores fabriles. Esta
situación condujo a la clase trabajadora a organizarse para mejorar las condiciones de
trabajo y obtener salarios razonables, mediante protestas y paros en las fábricas;
movilizaciones que fueron condenadas por la burguesía liberal, porque las huelgas
amenazaban la propiedad privada.
https://www.todamateria.com/capitalismo/
https://enciclopediadehistoria.com/capitalismo-industrial/
http://biblioteca.clacso.edu.ar/clacso/se/20180323041550/Capitalismo_Siglo_XXI.pdf
https://portalacademico.cch.unam.mx/materiales/al/cont/hist/univ/univ1/acumulacion/archivos/
L4_Capitalismo_industrial.pdf
https://www.ecured.cu/Capitalismo_monopolista