Resumen Edifiquemos Sobre Cimientos Firmes-1
Resumen Edifiquemos Sobre Cimientos Firmes-1
Resumen Edifiquemos Sobre Cimientos Firmes-1
- La mayor parte de la enseñanza cristiana enfatiza las doctrinas individuales de la Biblia en vez
de presentar la Biblia como la revelación de Dios completa e interdependiente. Las herejías, las
malas interpretaciones y el énfasis excesivo en ciertos pasajes bíblicos, y denominacionalismo
pueden, en la mayoría de los casos, atribuirse a esta falta de enseñanza bíblica panorámica y
cronológica. Después de muchos años de escuchar sermones doctrinales temáticos, sin
secuencia, la mayoría de ellos basados en textos aislados, muchos miembros de iglesias todavía
no conocen la Biblia como un solo libro. A menudo pueden conocer algunas doctrinas y
versículos repetidos; pero las Escrituras, según su estructura histórica dada por Dios, rara vez se
comprenden. Lo mismo se puede decir de la mayoría de las escuelas dominicales. Por lo
general a los niños les enseñan historias de la Biblia sin orden cronológico, y hay grandes
porciones de la Palabra de Dios que nunca se les enseñan.
- Siempre existe el peligro de que gente previamente explotada y rechazada responda al
mensaje misionero cristiano, no porque vea su verdadera necesidad como pecadores y
comprenda el Evangelio, sino por un genuino aprecio al evangelista y un gran deseo de escapar
de sus dificultades y degradadas condiciones sociológicas.
- Si bien es cierto que se puede comprender y rechazar el Evangelio, hay otras razones por las
cuales la gente puede continuar en iglesias evangélicas sin ser verdaderamente salva. Una de
ellas es que muchos pastores, líderes de jóvenes, misioneros, y otros obreros cristianos no
revisan los cimientos espirituales de aquellos a quienes enseñan. O, aun cuando los obreros
cristianos hagan el esfuerzo de saber lo que la gente en realidad entiende y en qué confía para
su salvación, son renuentes a confrontar a la gente con su verdadera condición delante de Dios.
Muchos maestros cristianos tienen tanto cuidado de no ofender, que rara vez, si acaso,
descubren la verdad acerca de sus congregaciones. ¿Cómo podremos proteger, fortalecer y
alimentar a la grey de Dios si ni siquiera sabemos quiénes son las ovejas y quiénes las cabras?
- Es necio instruir a la gente en el andar cristiano, basándonos en la mera esperanza de que
hayan nacido de nuevo. Si dejamos que simples profesantes actúen como hijos de Dios, aunque
no tengan una fe genuina en Cristo, eso resultará en su condenación eterna.
- Muchos confunden el Evangelio, la obra de Dios POR nosotros en Cristo, con la santificación
progresiva, la obra de Dios EN nosotros por el Espíritu Santo. El Evangelio es totalmente
objetivo. El Evangelio es completamente aparte de nosotros. El Evangelio no se trata del
cambio que es necesario en nosotros, ni se cumple en nosotros. Se completó en Cristo, sin
ninguna participación nuestra, hace casi dos mil años. El Evangelio no depende del hombre de
ninguna forma. El Evangelio es distorsionado cuando hacemos que la gente dirija su mirada a
lo que debe realizarse en ellos. No estuvimos, ni podemos estar involucrados en ninguna parte
de la obra histórica, consumada, y redentora de Cristo. Hay que enseñar al pecador a mirar
completamente más allá de sí mismo y a confiar exclusivamente en Cristo y Su obra de
salvación.
- Confundimos y distorsionamos el Evangelio en el entendimiento de la gente cuando tratamos
de presentar el Evangelio haciendo uso de terminología que dirige la atención de la gente a lo
que ellos deben hacer en lugar de hacerles ver lo que Dios ha hecho por ellos en Cristo.
Debemos emplear terminología que dirija a los pecadores arrepentidos a confiar en lo que ha
sido hecho por ellos por medio de Cristo, en vez de dirigir su atención a lo que debe hacerse en
ellos. “Acepta a Jesús en tu corazón”. “Entrega tu vida a Jesús”. “Abre la puerta de tu corazón
al Señor”. “Pide a Jesús que te limpie de tus pecados”. “Haz tu decisión por Cristo”. “Pídele a
Jesús que te dé vida eterna”. “Pídele a Dios que te salve”. Estas frases modernas de uso común
confunden la comprensión del Evangelio en la gente.
- Al preparar a la gente para el Evangelio, debemos llevarles al punto donde se den cuenta de
que no pueden hacer nada. Pero aun cuando entienden su incapacidad de hacer algo por
salvarse, muchos evangelistas, misioneros y predicadores dicen cosas tales como: “Ahora, usted
debe entregar su corazón a Cristo”. Después de decirles que no pueden hacer nada, les dicen
qué deben hacer. ¿El resultado? ¡Confusión en cuanto al Evangelio! El interés de las personas y
su preocupación se dirigen a su propia experiencia interior, en vez de dirigirse exteriormente a
confiar solamente en la muerte, sepultura y resurrección de Cristo a su favor.
- Los métodos y la terminología empleados en la evangelización en todo el mundo han
distorsionado tanto el Evangelio que es necesario enseñar a los cristianos nuevamente los
fundamentos básicos de la obra salvadora de Dios en Cristo, para que su presentación del
Evangelio sea conforme a la Palabra de Dios.
- Si la atención de la gente se dirige hacia adentro, a sus propias obras, incluso quienes son
verdaderamente salvos a menudo carecerán de seguridad de salvación. Surgirán constantemente
dentro de sus corazones las preguntas: ¿Fui sincero? ¿Lo hice bien? ¿Recibí a Cristo de verdad?
¿De veras entregué mi corazón a Cristo?
- El Evangelio no es que el hombre acepte a Jesús como su Salvador, sino que Dios aceptó al
Señor Jesús como el perfecto y único Salvador hace dos mil años. El Evangelio no es que el
hombre entregue su corazón o su vida a Jesús, sino que Cristo dio Su vida, todo Su ser, por los
pecadores. El Evangelio no es que el hombre reciba a Cristo en su corazón, sino que Dios
recibió al Señor Jesús en el cielo como el Mediador para los pecadores. El Evangelio no es que
Cristo ocupe el trono del corazón humano, sino que Dios entronizó a Su diestra al Señor Jesús
en el cielo.
- Hay quienes llaman a este tipo de presentación del Evangelio “la fe fácil”. Opinan que en la
presentación del Evangelio, es necesario exigir que los pecadores tomen la cruz y sigan a Jesús,
coronándole como Señor de sus vidas. Algunos predicadores creen que, al insistir en esto,
evitan que la gente haga falsas profesiones. El remedio contra las falsas profesiones, sin
embargo, no es añadir al Evangelio exigiendo al pecador que prometa seguir, obedecer y sufrir
por Cristo. El Evangelio no tiene condiciones. La verdadera conversión no se consigue por
medio de estas adiciones, sino por la preparación adecuada de la mente y corazón del pecador
para el Evangelio. Esto lo hace el Espíritu Santo a medida que el pecador escucha las Escrituras
y comprende que está perdido, impotente y sin esperanza, y condenado ante Dios, quien es su
Creador justo y santo, y su Juez.
- Multitudes de meros profesantes creen que Dios les acepta porque pasaron adelante como
respuesta al llamado del evangelista. Como mucha predicación evangelística es subjetiva y
orientada a la experiencia personal, la atención de los oyentes se centra en ellos mismos y en su
respuesta personal a la predicación. Los cristianos dan informes emocionales de la conversión
de niñitos, adolescentes, y adultos, suponiendo que ellos han comprendido el Evangelio y son
verdaderamente salvos, simplemente porque han tomado la acción observable de hacer una
“decisión por Cristo”.
- Algunas personas usan Romanos 10:9,10 para sustentar que una persona debe hacer una
aceptación verbal si ha de ser salva. Pero esto entonces significaría que los mudos o los
moribundos, quienes no pueden hablar, no podrían ser salvos. Además, significaría que a menos
que una persona estuviera ante otra persona a quien pudiera confesar “con [su] boca que Jesús
es Señor” no podría nacer de nuevo. La primera parte de Marcos 16:16 dice: “El que creyere y
fuere bautizado, será salvo”. ¿Significa esto que el bautismo es necesario para que alguien sea
salvo? ¡Claro que no! Esta porción debe interpretarse a la luz del resto del versículo: “mas el
que no creyere, será condenado”.
- En Jeremías 4:3, el Señor dice: “Arad campo para vosotros, y no sembréis entre espinos”.
Este versículo enseña un principio espiritual sobre el cual se hace énfasis en todas las
Escrituras, y destaca una de las fallas mayores en la evangelización.
La mayoría de los evangelistas, predicadores y maestros ni en su propio país ni en el campo
misionero dedican suficiente tiempo a la preparación de las mentes y los corazones de la gente
antes de ofrecerles el Evangelio. La semilla del Evangelio con frecuencia es sembrada en
terreno duro, espinoso, no arado, y mal preparado. En muchos casos, los resultados son
profesiones que no duran mucho tiempo y dan poco crecimiento y fruto permanente.
- En la parábola del sembrador (Lc. 8), ¿Estaba enseñando Jesús que debemos sembrar la
semilla en terreno rocoso sin preparar? ¿Quiso el sembrador sembrar la semilla en el camino?
¿Fue su intención sembrar entre los espinos? ¿Acaso pretendía recoger una cosecha de la
semilla sembrada en pedregales, donde no había mucha tierra? ¡Claro que no! El sembrador
había preparado el terreno para sembrarlo con buena semilla. Su propósito era sembrar la
semilla solamente en el terreno que había preparado. No tiró la semilla buena intencionalmente
al suelo sin preparar; sino que mientras sembraba la semilla en terreno preparado, parte cayó en
tierra no preparada. Ninguna semilla caída en suelo sin preparación produjo fruto. Lo principal
que nos enseña Jesús mediante esta parábola del sembrador es que la buena semilla crece bien y
da fruto solamente en tierra preparada.
- En muchos círculos cristianos se ha hecho mucho énfasis no escritural en las necesidades
culturales sentidas como la base para la presentación del Evangelio. Quienes destacan las
necesidades culturales sentidas como la clave para comprender y aceptar el Evangelio, están
confundiendo los resultados y las bendiciones del Evangelio con el Evangelio mismo. El
verdadero Evangelio nunca es culturalmente apropiado. El Evangelio no fue dado por Dios para
satisfacer los deseos naturales de ningún ser humano, no importa su cultura. La misión principal
de Jesucristo en el mundo no fue hacer a la gente feliz, tranquila, y segura, ni siquiera para
darles un sentido de pertenencia o para que se sintieran amados. El Evangelio que predicamos,
no obstante, no es enviado por Dios como buenas nuevas para aquellos cuya búsqueda básica es
ser felices, tranquilos, seguros, sanos, o quienes simplemente quieren ir al cielo. Éstos son
deseos naturales y pueden ser también el fruto de la naturaleza pecaminosa y egoísta del
hombre, y son los deseos de la mayoría de los ateos más ardientes y los criminales más
depravados. Ofrecer el Evangelio a base de los deseos naturales o las necesidades culturales
sentidas, sitúa al hombre y sus deseos en el centro de nuestro mensaje. Así, entronizamos al
hombre y su felicidad. Cuando se presenta el Evangelio de esta forma, damos a entender que el
objetivo de Dios es satisfacer las necesidades del hombre, cualesquiera que él sienta.
- Dios siempre obra dentro de la racionalidad. La verdad se presenta al intelecto para que la
reciba, comprenda y crea. Es sorprendente que a pesar del énfasis de las Escrituras sobre la
necesidad de comprender la verdad, muchos cristianos no ven esto como una necesidad básica
para la verdadera fe salvadora. En la parábola del sembrador, el Señor Jesús dijo: “Cuando
alguno oye la palabra del reino Y NO LA ENTIENDE, viene el malo, y arrebata lo que fue
sembrado en su corazón. Éste es el que fue sembrado junto al camino” (Mateo 13:19). Al
eunuco, Felipe le preguntó: “Entiendes lo que lees?” (Hechos 8:30).
- Cuando una persona es salva, puede desconocer algunas verdades bíblicas, pero hay ciertos
hechos que sabrá con seguridad. Sabrá que Dios es el justo y santo Juez de todos. Sabrá
también que es una persona pecadora ante Dios y que no puede hacer nada para salvarse.
Además, sabrá que Cristo murió por ella para pagar el precio completo del perdón de sus
pecados y que Cristo resucitó de los muertos.
- Las buenas nuevas de Dios son para todos, pero la persona no preparada por Dios nunca
aceptará el Evangelio de la gracia de Dios. Dios sabe eso, y nos manda no echar las perlas del
Evangelio delante de los cerdos, es decir, a quienes no sienten necesidad ni aprecian la
misericordia de Dios. El Evangelio es para los hambrientos, para los sedientos y los cansados.
Es para los quebrantados ante Dios por la conciencia de su propia pecaminosidad. ¿Pero cómo
se lleva a una persona a darse cuenta de esto? ¿Cómo se prepara para el Evangelio el corazón
del hombre? El Espíritu Santo usa la Palabra de Dios para preparar la mente y el corazón de una
persona para el Evangelio. Pero, ¿qué parte o mensaje de la Palabra de Dios lleva a cabo esta
obra preparatoria?
- Job, David y Salomón declararon la verdad: La verdadera sabiduría se basa en una apreciación
solemne de quién y qué es Dios. “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová” (Salmo
111:10). Sólo aquellos cuyos sentidos han sido afinados para conocer y aceptar algo de la
naturaleza, el carácter y la soberana posición de Dios están preparados para el Evangelio.
- Cualquier cosa inferior a lo que Dios es, es totalmente inaceptable para Él. La santidad y
justicia de Dios se han revelado claramente en la historia mediante Su aborrecimiento y juicio
de la más mínima desviación de Su santo modelo. Dios no pasa por alto el pecado. Mientras las
personas ignoren la santidad y la justicia de Dios, nunca entenderán su necesidad desesperada
de la gracia de Dios en Cristo. Podrán servir de labios al Evangelio, hablar de Cristo, asistir a la
iglesia, cantar los himnos, leer la Biblia, orar, y aun tratar de servir a Cristo, pero aun así no
serán salvas. El hombre es por naturaleza justo en su propia opinión. Nunca abandona su
orgullo y autosuficiencia a menos que se dé cuenta de la infinita santidad y justicia de Dios. El
religioso perdido no comprende esto, porque está tratando constantemente, mediante sus buenas
obras y actividades religiosas, de poner a Dios en una posición donde Dios se sienta obligado a
aceptarle y bendecirle.
- Sólo fue después de que Job recibiera una conciencia nueva, más clara, del carácter de Dios,
que dijo: “De oídas te había oído; mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, y me
arrepiento en polvo y ceniza” (Job 42:5,6). Isaías, cuando fue llamado a ser profeta de Dios,
necesitó una apreciación realista de sí mismo y de su gente, porque sólo entonces podría
denunciar con verdadera humildad la pecaminosidad de la nación. ¿Cómo le mostró el Señor a
Isaías su verdadera naturaleza y la iniquidad de su nación? Isaías recibió una visión del Señor
en toda Su gloria sublime, soberanía y santidad. El efecto inmediato sobre Isaías fue exclamar:
“¡Ay de mí! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en
medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los
ejércitos” (Isaías 6:5). Solamente la comprensión de quién es Dios producirá un verdadero
conocimiento de sí mismo, arrepentimiento genuino, y fe salvadora.
- Jesús les enseñó a los fariseos la interpretación correcta de la ley (Mateo 5:17-28). Pero
aunque Jesús les enseñó a comprender el verdadero significado de la ley, los líderes judíos no
dejaron que la ley les juzgara y condenara. Si lo hubieran hecho, se hubieran quebrantado de
corazón y arrepentido de verdad. Juan el Bautista también dio la interpretación correcta de la
ley como preparación para el Evangelio.
- Después de que Jesús se ganara la atención de la mujer samaritana al hablar acerca de su
necesidad sentida de agua, Él la llevó a encarar su verdadera necesidad. Jesús le dijo: “Ve,
llama a tu marido” (Juan 4:16). Jesús sabía que esta mujer nunca estaría preparada para
confiar solamente en la gracia de Dios a menos que reconociera el hecho de que era
transgresora de la ley, la cual prohíbe el adulterio.
- El joven rico saludó a Jesús como a un ser humano común, llamándole: “Maestro bueno”.
Nunca había sido iluminado por la ley para darse cuenta de que “Ninguno hay bueno, sino
sólo uno, Dios” (Marcos 10:17-22). Él no era conciente de que toda justicia y bondad del
hombre, juzgada a la luz de la perfecta bondad y justicia de Dios, no es más que un montón de
trapos inmundos (Isaías 64:6). ¿Le dijo Jesús al joven: “Sonríe, Dios te ama”? ¿Decidió cerrar
Sus ojos ante su falta de convicción y presentarle unos fáciles pasos para alcanzar la vida
eterna? ¡No! Jesús utilizó la ley para descubrir la avaricia que le tenía cautivo. Por ser justo en
su propia opinión, este hombre creía que podía ser salvo por lo que hacía y que no necesitaba la
misericordia de Dios como pecador. Por lo tanto, Jesús le citó una porción de la ley. La
respuesta del joven rico evidenció su falta de entendimiento de la perfección de Dios. Él afirmó
inmediatamente que había guardado estas leyes desde la infancia. Conociendo la verdadera
condición espiritual de este joven y su secreto amor al dinero, Jesús le dijo: “Anda, vende todo
lo que tienes y dalo a los pobres”. Mediante este mandamiento, Jesús confrontó a este joven
con las realidades prácticas del segundo gran mandamiento: “Amarás a tu prójimo como a ti
mismo” (Marcos 12:31). Entonces Jesús le dijo a este joven: “Ven, toma tu cruz y sígueme”.
Este mandato se basaba en el primer gran mandamiento: “Amarás al Señor tu Dios con todo
tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos
12:30).
- Refiriéndose al tiempo de su vida cuando era uno de los principales fariseos, Pablo dijo: “Y
yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí”
(Romanos 7:9). Pablo se había creído justo y autosuficiente. No se veía a sí mismo como
espiritualmente enfermo o necesitado de un Salvador. Pero cuando Dios el Espíritu Santo
enfrentó a Pablo con las demandas santas y justas de la ley, se dio cuenta de que no era
espiritual y que era esclavo del pecado (Filipenses 3:4-9; Romanos 7:14). Pablo dijo de sus
hermanos judíos: “Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya
propia, no se han sujetado a la justicia de Dios” (Romanos 10:3).
- Cuando una persona ha sido iluminada por el Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios,
dirá: “Si Dios es así y si Él exige de mí la perfección, me doy por vencido. No trataré más de
merecer Su favor por lo que hago. No soy capaz de obedecer Sus santos mandamientos para así
agradarle”.
- Hoy día, en la mayoría de los círculos evangélicos, la práctica usual es presentar algunos
versículos y evidencias de la necesidad del hombre, y después rápidamente introducir el
Evangelio. Después de esta presentación resumida de la necesidad del hombre, se dedica mucho
tiempo al esfuerzo de persuadir a los oyentes a que confíen en Cristo. Nuestro gran error es
ofrecer rápidamente el remedio sin dedicar tiempo suficiente a preparar a la gente para el
Evangelio.
- Debido a que la sociedad occidental tiene una fachada cristiana, la mayoría de los obreros
cristianos presumen que la gente tiene ya una base para comprender el Evangelio. Suponemos
que ya tienen un entendimiento básico de Dios y de Su naturaleza y carácter. De los
relativamente pocos en nuestros países que asisten a las iglesias, la mayoría tiene un concepto
de Dios humanista y no escritural.
- Si los evangelistas y predicadores dedicaran más tiempo a enseñar acerca de la verdadera
naturaleza y carácter de Dios y menos tiempo a tratar de convencer a los pecadores acerca de
las ventajas de acercarse a Él, escucharíamos con más frecuencia a pecadores arrepentidos,
ansiosos, preguntando: “Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?” (Hechos 16:30).
- A partir de las Escrituras es claro que Dios prepara el corazón del hombre por medio de Su
Palabra. “¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la
piedra?” (Jeremías 23:29). Pablo escribió a Timoteo: “Pero sabemos que la ley es buena, si
uno la usa legítimamente; conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para
los transgresores y desobedientes (…) según el glorioso evangelio del Dios bendito que a
mí me ha sido encomendado” (1 Timoteo 1:8,9,11).
- Debemos, mediante el uso correcto de la ley, llevar a la gente a ver que necesitan una justicia
igual a la justicia de Dios, porque solamente eso satisfará a un Dios santo. Las preguntas surgen
entonces: ¿Dónde puedo hallar esta justicia que satisfará a Dios? ¿Cómo puede Dios estar
satisfecho conmigo? Yo he transgredido Su ley. Estoy condenado al castigo eterno. ¿Cómo se
puede pagar mi deuda de pecado? ¿Cómo puedo ser justificado y declarado justo ante mi
perfecto Juez?
- Mientras algunos opinan que esta obra preparatoria es la responsabilidad soberana de Dios,
otros creen que se debe predicar inmediatamente el Evangelio a todos, no obstante su falta de
preparación porque el Evangelio es el “poder de Dios para salvación”. Creen que el Evangelio
preparará el corazón del pecador y también salvará su alma. Es cierto que el Evangelio es el
poder de Dios para salvación, pero, ¿a quién? Romanos 1:16 dice que: “es poder de Dios para
salvación a todo aquel que cree”. ¿Quién confiará solamente en el Evangelio y será salvo?
Solamente aquellos cuyos corazones hayan sido preparados como la buena tierra, aquellos que
hayan sido redargüidos y preparados por Dios y hayan sido enseñados por el Espíritu Santo a
estar de acuerdo con Dios respecto a su pecado, a la justicia de Cristo y al juicio venidero de
Dios (Juan 16:8-11).
- Muchos inconversos no pueden entender ninguno de los versículos que contienen referencias
directas o alusiones a personas o sucesos del Antiguo Testamento porque nunca se les ha
enseñado la secuencia bíblica de eventos del Antiguo Testamento como una historia completa.
Los siguientes ejemplos muestran algunos problemas que se encuentran:
Juan 1:1: “En el principio era el Verbo” Aunque muchos han escuchado acerca de “el
principio”, la historia les resulta borrosa e incierta para algunos. Por lo tanto, se hace necesario
regresar a Génesis 1 para enseñar sobre el principio del tiempo.
Juan 1:1: “Y el Verbo era con Dios” Muchos no comprenden que Jesús estuviera con el Padre
antes del principio.
Juan 1:3: “Todas las cosas por Él fueron hechas” Mucha gente no entiende que cuando se
menciona a Dios en Génesis 1, esto incluye al Hijo de Dios.
Juan 1:11: “A lo suyo vino” Esto significa poco para los inconversos ya que no conocen el
trasfondo del llamamiento a Abraham, las promesas mesiánicas y la historia de Israel.
Juan 1:14: “Y aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros (y vimos su gloria)”
Esto alude al tabernáculo del Antiguo Testamento y a la gloria Shekinah en la cual Dios moraba
en medio de Israel. Muchos inconversos no conocen estas historias.
Juan 1:17: “La ley por medio de Moisés fue dada” La gente tiene conocimiento insuficiente
de la cronología de la historia bíblica y no sabe dónde encajan los personajes del Antiguo
Testamento y del Nuevo Testamento en la secuencia de los eventos. Indagan si Moisés y Juan
el Bautista eran contemporáneos y se preguntan si Jesús estuvo en la tierra al mismo tiempo que
los personajes del Antiguo Testamento.
- El Antiguo Testamento es la introducción, el fundamento y la autoridad de la historia de
Cristo que presenta el Nuevo Testamento. El Antiguo Testamento es ampliamente la más
importante fuente de material de antecedentes para la interpretación de los eventos históricos
del Nuevo Testamento. Así como Dios nos ha dado dos labios que son necesarios para la
comunicación verbal clara, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento son indispensables
para la comunicación del mensaje completo de Dios al mundo.
- El Evangelio de Mateo empieza con la historia del nacimiento de Cristo, no como el comienzo
de la historia sino como el cumplimiento y la consumación de todo lo que fue escrito
previamente. El Evangelio de Marcos inicia la crónica de la vida de Cristo casi sin
introducción; no obstante, Marcos tiene el cuidado de recordar a sus lectores que esta historia
no es el comienzo, sino el cumplimiento de lo que fue “escrito en Isaías el profeta” (Marcos
1:2). Lucas se remonta a la genealogía de Cristo desde Adán. Al hacerlo, Lucas nos muestra
que la historia que él escribió no se puede entender al leer solamente de María y José o de Jesús
nacido como bebé en Belén. Para entender claramente el Evangelio de Lucas, debemos ser
también conscientes de la parte de Adán como el primer hombre del drama histórico de la
Biblia. El Evangelio de Juan nos cuenta la historia del Verbo, lo cual empieza en la eternidad.
Continúa en la creación de todas las cosas por el Verbo y en Su encarnación (Juan 1:14).
- Cuando Jesús quiso hacer que dos hombres desilusionados y tristes vieran la necesidad de Su
muerte, se volvió al Antiguo Testamento, “Y comenzando desde Moisés [Génesis a
Deuteronomio], y siguiendo por todos los profetas [las demás Escrituras del A.T.], les
declaraba en todas las Escrituras lo que de Él decían” (Lucas 24:27).
- En el Antiguo Testamento Dios ha dado tipos y analogías de la redención para preparar a la
gente para que comprenda la historia neotestamentaria de Cristo. Estos tipos y analogías de la
redención del Antiguo Testamento profetizan e interpretan el nacimiento, vida, muerte,
sepultura y resurrección del Señor Jesucristo.
- Por la infinitamente sabia y soberana elección de Dios, toda la historia redentora y el inicio de
la Iglesia de Jesucristo tuvo lugar dentro del marco cultural, histórico y geográfico de la nación
de Israel. Por lo tanto, nadie puede comprender la historia del Nuevo Testamento sin un
conocimiento básico del origen, desarrollo e historia de Israel explicados en el Antiguo
Testamento. La responsabilidad del evangelista cristiano es establecer claramente, mediante la
enseñanza de las Escrituras, que la revelación de la verdad de Dios para todos los pueblos no
fue dada por medio de alguna nación distinta a Israel y que esta revelación se halla
exclusivamente en la Biblia.
- El Señor dijo a Moisés: “Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de Abraham, Dios
de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Éste es mi nombre para siempre”
(Éxodo 3:15). El Señor constantemente le recordó a Su pueblo escogido: “Si ustedes quieren
saber quién soy Yo y qué soy, entonces recuerden cómo actué en relación con sus padres
Abraham, Isaac y Jacob. Recuerden cómo actué en mi relación con ustedes como nación.
Recuerden cómo los saqué de Egipto”. En la Escritura hay citados muchos incidentes
relacionados con eventos de la historia de Israel por medio de los cuales Dios reveló Su
naturaleza y carácter (Éxodo 3:13-15; Deuteronomio 7:18-19,8, 11:1-7; Salmos
105;106;111;7:18-19;8;11:1-7).
- Los apóstoles enseñaban el Antiguo Testamento y su historia y los eventos que habían
experimentado tan recientemente en la compañía de Jesús de Nazaret como una historia. Este
método de enseñanza es claramente evidente, empezando con el sermón de Pedro en el día de
Pentecostés. Otro ejemplo clásico es el sermón de Esteban en el cual hace un relato del Antiguo
Testamento empezando con Abraham. Esteban lleva su sermón al punto culminante con un
breve recuento de la actitud de la nación de Israel hacia el Mensajero final de Dios, el Señor
Jesucristo. Hechos 8 narra el episodio de Felipe cuando conoció al eunuco etíope que estaba
leyendo Isaías 53. Felipe relacionó esta porción del Antiguo Testamento con los eventos que
tan recientemente habían tenido lugar en el Gólgota y llevó a este hombre a comprender el
Evangelio. (Véase también Hechos 2:22-36; 3:13-26;7; 10:34-43; 13:16-41; 17:2,3). Multitudes
interpretan mal todo el propósito del ministerio y muerte de Cristo porque tienen poco, si acaso,
entendimiento de las razones bíblicas para Su venida.
- Cuando se ignora el contenido histórico de las Escrituras, la gente se absorbe en sus propias
experiencias subjetivas en vez de enfocar las experiencias objetivas históricas salvadoras de
Jesucristo en su lugar. Lo que los evangelistas enseñan y destacan al enseñar a la gente se
convertirá en el fundamento y base de su fe. Si enfatizamos la experiencia personal, la gente
mirará la experiencia interior como la base para ser aceptados por Dios. Pero si nuestro mensaje
es historia bíblica, culminante en la obra histórica salvadora de Dios en Cristo, su fe dependerá
completamente de la realidad de los logros de Cristo para ellos, aparte de sí mismos y de su
propia experiencia. Pondrán sus ojos en la obra terminada de Dios en Cristo a su favor.
- El mensaje que se nos da en la Biblia para que lo llevemos al mundo no es una lista de
doctrinas ni de temas acerca de Dios. Lo que declaramos es lo que en realidad sucedió en el
tiempo y el espacio. Es real. Es un hecho. Es historia. Cuando dejamos a un lado o ignoramos el
contenido histórico de las Escrituras en las cuales Dios se ha revelado y separamos las palabras
de Dios de su contexto histórico, estamos pasando por alto la forma básica de la revelación de
Dios. Además, estamos robándole a la Biblia su argumento más fuerte y su razón para ser
reconocida y aceptada por el mundo como la única revelación auténtica de Dios. Dios ha dejado
Su huella en la historia del mundo, no una, ni dos veces, sino repetidamente. Dios ha actuado.
Dios ha hablado. Dios no ha dejado al hombre sin testimonio. Él se ha revelado al hombre a lo
largo de la historia, no solamente como el Jehová del Antiguo Testamento sino también como
el Jesucristo del Nuevo Testamento. Esto señala la diferencia básica entre la fe hebreo-cristiana
y todas las demás religiones del mundo, tanto pasadas como presentes.
- Cuando se despoja a la teología cristiana de los hechos históricos de Dios y se presenta a los
musulmanes, budistas, animistas o adherentes a las otras religiones del mundo como una lista
de doctrinas abstractas, el cristianismo toma el aspecto de ser meramente otra de las muchas
alternativas – la filosofía teológica del hombre blanco. Además, las doctrinas cristianas,
tomadas aparte de su contenido histórico revelatorio, fácilmente se pueden adoptar y añadir al
concepto de Dios y de la religión que ellos ya tengan. El resultado es la adaptación y el
sincretismo, un matrimonio del paganismo y las doctrinas cristianas.
- La mayor protección contra el sincretismo, el malentendido, los falsos convertidos y la
religión orientada a la experiencia, es la enseñanza de la Palabra de Dios como Dios la ha dado
con todo su contenido histórico. Por tanto, no debemos enseñar un grupo de doctrinas separadas
de su contexto histórico dado por Dios, sino más bien debemos enseñar la historia de los hechos
de Dios así como Él ha elegido revelarse a Sí mismo en la historia. La gente puede desatender
nuestras doctrinas así como también nuestra filosofía occidental de Dios, pero el relato de los
hechos de Dios en la historia no se puede refutar.
- Con el fin de considerar la razón bíblica y lógica del programa de enseñanza que se presenta, a
continuación un breve resumen:
1. Es necesario que las Escrituras enseñadas en la evangelización revelen a nuestros oyentes
la naturaleza y el carácter de Dios con el propósito de prepararles para el Evangelio. Al
evangelizar, primero se debe enseñar la santidad y la justicia de Dios, y Su ira contra los
pecadores, para que la gente se juzgue a sí misma a la luz de lo que enseña la Biblia acerca de
Dios.
2. Como Dios eligió revelarse mediante Sus intervenciones en la historia en vez de hacerlo
mediante meras declaraciones y proposiciones, nuestra enseñanza evangelística debe incluir las
porciones históricas de las Escrituras en las cuales Dios ha dado a conocer Su verdadera
naturaleza y carácter.
3. La ley debe ser parte de nuestra enseñanza cuando preparamos los corazones para que
confíen solamente en Cristo, porque “por medio de la ley es el conocimiento del pecado”
(Romanos 3:20). Si queremos evitar el sincretismo, el legalismo y la mezcla de obras y gracia,
debemos usar la ley de la manera correcta de modo que la conciencia de nuestros oyentes sea
expuesta al poder convincente y redarguyente de la ley.
4. La meta de toda verdadera evangelización es que la gente confíe solamente en el Señor
Jesucristo y Su obra salvadora a favor de ellos. Si nuestros oyentes han de entender e interpretar
correctamente la historia de Cristo que narran los evangelios, debemos suministrarles previa
información cristológica antiguotestamentaria adecuada.
5. Durante la evangelización, debemos enseñar a nuestros oyentes los elementos básicos de la
historia y cultura de Israel, porque sólo así podrán comprender la historia del Mesías judío, los
tipos de la redención del Antiguo Testamento que cumplió Jesús, la posición de Cristo como
Hijo de David, Rey y Juez justo de Israel, Su ministerio específico a las ovejas perdidas de
Israel, y Su rechazo final por parte de Su propio pueblo.
- Por tanto, no hay manera mejor ni más sencilla de confrontar a una persona inconversa con las
demandas de la santa ley de Dios que exponerle a las porciones del Antiguo Testamento en las
cuales Dios usó la ley para enseñar y preparar a los israelitas para que viesen su impotencia y
necesidad de un Salvador. ¿Es necesario enseñar todo el Antiguo Testamento a los perdidos
antes de enseñarles la vida y obra salvadora de Cristo? ¡No! De ninguna manera, ya que la
mayor parte del Antiguo y Nuevo Testamentos se dirige a creyentes. En cambio, el principal
propósito de los evangelios es de comunicar el conocimiento de la vida y obra redentora de
Jesús a personas no salvas. Juan dijo de su evangelio: “Éstas se han escrito para que veáis
que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en Su Nombre”
(Juan 20:31). Se deduce lógicamente que, al evangelizar, solamente es necesario enseñar
aquellas porciones del Antiguo Testamento que son la base de la historia de Cristo desde Su
nacimiento hasta Su ascensión.
Pre-evangelización
- La pre-evangelización, según se define en este libro, es el período que precede a la
evangelización. La pre-evangelización no es el tiempo de edificar la iglesia mediante la
enseñanza de las Escrituras; es más bien el tiempo de planear y preparar el terreno para
construir. Cuando llevamos el Evangelio a los que no lo han escuchado, no es como si
fuésemos constructores planeando erigir un edificio en tierra baldía. El suelo en el que nos
proponemos construir un edificio nuevo ha estado ocupado con viviendas bien fortificadas
erigidas por Satanás y sus huestes (2 Corintios 10:4). Aunque los edificios de Satanás no son
edificaciones seguras sino “trampas mortales” para todos los que confían en ellos, las mentes de
sus ocupantes han sido engañadas de modo que no pueden ver lo que es tan obvio para nosotros
quienes hemos sido iluminados por el Espíritu Santo.
- Durante la pre-evangelización, no debe tratar de cambiar la forma de pensar de las personas ni
presentar alternativas bíblicas a sus creencias. Esto debe aplazarse hasta que haya presentado la
Biblia como la autoridad para toda su enseñanza. Sin embargo, el trabajo preparatorio para la
evangelización puede hacerse con preguntas que le lleve a la gente a pensar y salir de su inercia
y autosatisfacción espiritual y hacer que cuestione sus aceptadas presuposiciones culturales y
religiosas. Durante la pre-evangelización, antes que introduzca la Biblia, es mejor no corregir a
la gente no importa lo que digan. Si lo hace, puede que se alejen o pueden responder con lo que
ellos piensen que usted quiere que digan.
- Si responden sus preguntas durante la pre-evangelización, agregue otras como: “¿Cómo sabe
usted que lo que está diciendo es realmente la verdad?”. Si contestan: “Alguien dijo que esa era
la verdad”, pregúnteles: “¿Cómo supo esa persona tales cosas? ¿Cómo puede estar seguro que
le dijeron la verdad?”. El propósito de estas preguntas es procurar que tambalee su confianza en
lo que siempre han considerado el único recurso de sabiduría con respecto a temas espirituales.
- Acepte cualquier verdad que las personas hayan aprendido de la naturaleza acerca de Dios
porque toda la gente debe observar estas cosas bastante aparte de la Biblia. Durante la pre-
evangelización, sin embargo, no respalde estas verdades con la Escritura. Espere hasta que haya
introducido la Biblia y esté enseñando la creación desde Génesis 1. Si le hacen preguntas
relacionadas con temas espirituales que no se pueden saber simplemente observando la
naturaleza, es mejor no responderlas durante la pre-evangelización. Si, por ejemplo, preguntan
dónde está Dios, lo mejor es decir que esta pregunta será contestada en una fecha posterior, o
devolverles la pregunta pidiéndoles que digan lo que ellos piensan.
- Tenga cuidado de no satisfacer prematuramente el deseo de las personas de aprender,
dándoles pequeñas partes de información bíblica antes que comience realmente a enseñar la
Palabra de Dios. Respuestas rápidas y fragmentos de verdades escriturales, sin el trasfondo
apropiado de la Biblia, pueden dar a sus oyentes la idea falsa de que ahora saben lo que el
cristianismo y la Biblia enseñan. Probablemente no entenderán, pero pensarán que sí. Pueden
aceptar verbalmente el cristianismo sin un entendimiento verdadero o pueden volverse apáticos.
Todavía peor, pueden rechazar directamente la Biblia y negarse a ser enseñados, pensando que
ya saben lo que enseña. Además, es imprudente dar información doctrinal de la Biblia antes de
haberla introducido como nuestra única autoridad y base de nuestra enseñanza. Si lo hacemos,
puede parecer que estamos proyectándonos como la autoridad y fuente de verdad espiritual. La
gente puede concluir que estamos declarando ser los maestros de la verdad, como lo proclaman
los maestros de otras religiones, hechiceros, y todos los otros charlatanes espirituales.
- Se recomienda que este tipo de enseñanza casual e inestructurada que comenzamos en la pre-
evangelización se continúe en la evangelización y se mantenga cuando estemos enseñando a la
iglesia.
- Algunas estrategias a desarrollar durante la pre-evangelización son las siguientes:
➢ Primordialmente, debemos mostrarles, al relacionarnos con ellos, un trato e integridad
en nuestras actitudes y conducta que podrían contrastar con algunas carencias propias de
su realidad sociológica. Esto es, predicar primero con el testimonio. De esa manera,
ellos podrán apreciar el amor, integridad, justicia, bondad, abnegación, desinterés, etc.
contenidos en los valores cristianos.
➢ Actividades comunitarias que les ejemplifiquen valores como el orden, la higiene, la
preservación, la ecología, etc. podrían resultar muy útiles para ganar aceptación,
credibilidad y el aprecio de la gente. En este sentido, se sugieren actividades como:
▪ Recolección de basura y elaboración de vertederos.
▪ Corte de monte cercano a sitios comunitarios (escuela, iglesia, cancha, etc.).
▪ Limpieza de áreas.
▪ Despioje de niños y despulgue de perros (como una manera de mostrarles el valor de
la compasión).
▪ Elaboración de carteles con mensajes sencillos que enfaticen valores. Los mismos
pueden ser ubicados en sitios estratégicos a lo largo de la comunidad.
▪ Mostrar el valor del trabajo a través del cultivo en sus terrenos de siembra, así como
la cooperación en cualquier actividad relacionada a sus labores diarias (acarreo de
agua y leña, preparación de alimentos, refacciones en sus casas, etc.).
▪ En otras etapas, se podrían planificar proyectos comunitarios más ambiciosos como:
elaboración de pozos sépticos, fabricación de filtros de arena, jornadas médicas
especializadas, etc.
➢ Impartición de talleres en áreas como:
▪ Elaboración artesanal de productos de higiene como: jabón, crema dental,
desodorante, etc.
▪ Lavado correcto de alimentos e higiene en la cocina (usar imágenes de bacterias,
parásitos, gérmenes y hongos para demostrarles su presencia en la suciedad).
▪ Higiene sexual y prevención de embarazos.
▪ Corte y costura; reparación de calzados.
▪ Mecánica de motos, electricidad básica, agronomía, soldadura, albañilería, etc.
➢ Alfabetización, la cual incluiría el uso de cualquier material que les ayude a conocer
aspectos de la creación de Dios y de los otros pueblos del mundo (enfatizando las
distintas opiniones religiosas y cosmovisiones), de modo que puedan comprender la
importancia de depender del Mensaje de Dios. Para esto, se deben emplear fotografías y
videos que muestren:
▪ La multiplicidad y grandeza de la creación. Usar fotos de animales que no habitan
en su región, criaturas extrañas de todo el mundo, paisajes majestuosos,
representaciones de los planetas, estrellas y galaxias, enfatizando sus increíbles
tamaños y distancias respecto a la Tierra, etc.
▪ Grandes edificaciones e invenciones modernas para familiarizar a la gente con el
moderno y complejo mundo en el que vive.
▪ Las religiones del mundo, incluyendo imágenes de templos, dioses, y objetos de
culto que ilustren las distintas creencias religiosas de otras naciones y pueblos.
▪ La cultura bíblica material del antiguo Israel: casas de piedra, ciudades amuralladas,
pozos, diferentes tipos de vestidos, túnicas y velos, utensilios familiares de barro,
materiales de escritura como pergaminos y sellos para documentos, animales tales
como ovejas, asnos, camellos y caballos, carruajes y la armadura y armas de los
soldados romanos, etc.
▪ Regiones que son parte de la historia de la Biblia tales como el Mar Rojo, el desierto
de Sinaí, Egipto, Siria, Líbano, Irak, Turquía, Grecia e Italia.
▪ Mapas, empezando desde la localidad donde se encuentran y avanzando por la
región, el país, el continente y el mundo entero (usar globos terráqueos inflables).
Mostrar las tierras bíblicas como preparación para que comprendan como la Biblia
llegó hasta ellos.
Evangelización
- Si la evangelización se hace inicialmente en un edificio para la iglesia, entonces algunas
personas probablemente pensarán que se han unido a la religión del evangelista o misionero y
se han convertido en cristianos porque vienen a un edificio especial. Yendo a sus hogares,
sentándonos donde se sientan, y comunicándonos dentro del contexto de la cultura, estamos
mostrándoles, por el ejemplo, que el mensaje de las Escrituras está dado para ser enseñado y
practicado dentro de la estructura de su cultura. No debemos actuar de ninguna manera que
pueda hacer que las personas crean que el cristianismo es algo que debe ser practicado
solamente en ciertos lugares o en ciertos momentos durante la semana. Yendo donde ellos
están, estamos dando un buen ejemplo para aquellos que serán los futuros creyentes. Estamos
mostrándoles la importancia de alcanzar los hogares de los incrédulos con la Palabra de Dios.
- Durante la evangelización, mantenga el enfoque de diálogo establecido durante la pre-
evangelización. Si las personas formulan y contestan preguntas, discuten las Escrituras que
usted les está enseñando, y expresan sus puntos de vista, su nivel de interés será más alto,
estarán más relajados, aprenderán más rápidamente y, cuando lleguen a ser creyentes, estarán
bien preparados para funcionar de acuerdo con los principios del Cuerpo de Cristo dados en el
Nuevo Testamento.
- Si las personas continúan expresando sus propias creencias religiosas durante las reuniones
evangelísticas, se recomienda que gentilmente les recuerde que el propósito de reunirse no es
comparar sus creencias con la enseñanza de la Biblia, sino más bien, escuchar la Palabra de
Dios la cual es la única fuente confiable de verdad espiritual. Para hacerlo, puede ser necesario
recordarles las preguntas que les hizo durante la pre-evangelización, acerca de lo que otras
personas, culturas y religiones creen, de la confusión que hay en el mundo con respecto a
asuntos espirituales, y del hecho que solamente Dios puede dar las respuestas y que lo ha hecho
en la Biblia. El recordar estas preguntas ayudará a reforzar que la razón para reunirse es
escuchar lo que Dios dice, y no lo que ellos o alguien más piensa es la verdad. Muchas veces,
las personas no se abren realmente ni revelan sus creencias verdaderas hasta que la verdad de
las Escrituras comienza a tener efecto en sus vidas.
- Una forma en que puede enfatizar que usted no es la autoridad y que todo su conocimiento de
cosas espirituales viene solamente de la Biblia es mantener siempre una Biblia abierta cuando
esté enseñando. Cite las Escrituras palabra por palabra y señale los versículos cuando esté
enseñando. Si las personas hacen una pregunta que debe ser contestada en ese momento, busque
el versículo en las Escrituras y señálelo cuando responda. Si sabe que las Escrituras no dan
respuesta a esa pregunta, simplemente dígales eso.
- Las reuniones evangelísticas tradicionalmente comienzan con algunos himnos o coros, una
lectura de la Biblia, y una oración. Aunque la mayoría de los cristianos parecen pensar que estas
cosas son necesarias para una reunión evangelística exitosa, no las encontramos en ninguna
parte de las Escrituras. Por supuesto, esto no condena inmediatamente tales actividades, pero
permanece el hecho de que ni por un mandamiento escritural ni por el ejemplo del Señor Jesús
o de los apóstoles hemos sido guiados en nuestros métodos evangelísticos. Éstos son
simplemente tradicionales.
- Los ritos y ceremonias son una parte importante de las actividades de las religiones falsas.
Personas de distintas culturas creen que sus ritos tradicionales son un medio vital para
apaciguar los dioses o espíritus y una forma de ganar méritos, alcanzar bienestar y retener la
salud. Como la mayoría de los evangelistas y misioneros dan poca importancia a la ceremonia
mientras realizan reuniones evangelísticas, por lo general no se les ocurre que la gente puede
interpretar sus métodos evangelísticos como algo esencial para el cristianismo y, por
consiguiente, absolutamente necesario si uno quiere apaciguar al Dios de los cristianos. Como
no tienen un concepto de la santidad de Dios y la pecaminosidad e inhabilidad del hombre para
agradarlo, sólo pueden interpretar las actividades del evangelista o misionero durante la reunión
evangelística como ceremonias para hacer méritos, similares a sus propios ritos. Aunque los
himnos y coros escogidos lleven el mensaje del Evangelio, el peligro de que la gente piense
que, mediante el canto, están agradando a Dios pesa mucho más que cualquier verdad que
puedan aprender a través del mensaje del himno. Aunque el evangelista les explique que las
cosas que hacen cuando asisten a las reuniones evangelísticas no les ayudarán a ser salvos,
todavía muchos lo entenderán mal.
- Como la gente ha asociado el ser cristiano con la asistencia a la iglesia y a actividades
religiosas, inmediatamente piensa que ir a la reunión evangelística ayuda a hacerlos cristianos.
La reunión evangelística provee una falsa atmósfera religiosa. Muchas personas sienten que son
cristianas o lo serán pronto porque asisten a las reuniones de una denominación. Por
consiguiente, es mejor si no se les hace sentir que están “asistiendo a la iglesia”. Conduzca las
reuniones evangelísticas de la misma manera informal como lo hizo con las sesiones pre-
evangelísticas. Tal vez algunos cristianos no vean esto como un problema porque piensan que,
como la gente continúa escuchando, con el tiempo entenderán la verdad y serán salvos. Aunque
es verdad que algunos podrían llegar a ser salvos, muchos más recibirán un falso sentimiento de
seguridad por su “asistencia a la iglesia”, y no tendrán mentes abiertas para recibir el verdadero
mensaje de la Palabra de Dios. Todos los involucrados en el servicio cristiano saben que
muchos “profesantes” en la iglesia han sido arrullados por un sentimiento de aceptación por
Dios gracias a su asistencia fiel a la iglesia.
- La obra y poder de Dios no dependen de un clima religioso o espiritual hecho por el hombre.
Jesús y los apóstoles hablaron la verdad de Dios en situaciones cotidianas. No crearon una
escena artificial para que la gente pudiera “sentir” a Dios. Confiaban en el poder de la verdad
del mensaje que estaban hablando. Los evangelistas y misioneros deben dar el mensaje de Dios
a los inconversos dentro de una atmósfera cultural normal de reuniones públicas. No deben
tratar de crear un escenario “cristiano” insistiendo en que las personas se sienten en bancos,
canten, se paren, se sienten, cierren sus ojos para orar, permanezcan en silencio sin comentarios
o preguntas, y hagan o no las cosas tradicionales que aceptamos como una conducta normal en
reuniones evangelísticas o de iglesia.
- Tradicionalmente, en la mayoría de las reuniones evangelísticas, alguno dirige en oración. En
esencia, están invitando a los inconversos a unirse con los salvos en oración a Dios. ¡Esto no es
escritural! “El sacrificio de los impíos es abominación a Jehová; mas la oración de los
rectos es su gozo” (Proverbios 15:8); “Él que aparta su oído para no oír la ley, su oración
también es abominable” (Proverbios 28:9). No está registrado que, cuando estaban
evangelizando, ni Jesús ni los apóstoles hayan orado con inconversos. Cuando los creyentes
oran, entran “en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo” (Hebreos 10:19). Los
inconversos no pueden venir ante Dios en el nombre de Jesús, ni los hijos de Dios tienen el
poder de llevar a los hijos de Satanás ante la presencia santa de Dios. Al inconverso se le debe
enseñar que, debido a su pecado, está fuera de la presencia de Dios y que sólo a través de la
muerte de Cristo sus pecados serán perdonados y él reconciliado con Dios. ¿Cómo podemos
invitarlos a orar con nosotros antes que crean y sean reconciliados?
- La oración comúnmente es usada por Satanás para hacer que los inconversos sientan y, por
consiguiente, crean que son aceptados por Dios. A pesar de la imposibilidad para los
inconversos de entrar en la presencia de Dios por medio de la oración, algunos cristianos
incluso los animan o les enseñan a orar antes de ser salvos. Eso en realidad impide que las
personas se den cuenta de la gran necesidad de un verdadero arrepentimiento y de aceptar la
obra salvadora de Cristo a su favor. Algunos que no ven la seriedad de los aspectos
involucrados probablemente pensarán que esto es insistir en cosas de poca importancia, pero los
que saben de la falsa seguridad que estas actividades han dado a millones de personas a través
de la iglesia mundial organizada estarán de acuerdo en que estos aspectos deben ser
considerados cuidadosamente. Cualquier cosa que se haga en el servicio cristiano que Satanás
pueda usar para hacer que la gente se sienta aceptada por Dios y, por consiguiente, obstaculice
el que ellos enfrenten la realidad de su condición perdida, será mejor eliminarla de nuestros
métodos evangelísticos.
- Muchos inconversos han oído el Evangelio muchas veces, pero nunca ha significado mucho
para ellos. Están bastante satisfechos cumpliendo con las formalidades de reunirse, cantar, orar
y escuchar el mensaje porque esto los hace sentir que son aceptados por Dios. Lo que necesitan
es que se les enseñe la santidad de Dios, lo que su Ley pide que los pecadores hagan si han de
agradarle, y su propia pecaminosidad e incapacidad de obedecer perfectamente todas las
palabras de Dios. Deben ser preparados en esta forma; de otra manera no verán su necesidad del
Señor Jesús y el Evangelio.