El león ya viejo y débil finge estar enfermo para atraer a otros animales a su cueva y comérselos. La zorra se da cuenta de que los animales que han visitado al león no han salido, por lo que se niega a entrar para no correr la misma suerte. La moraleja es que la prudencia es valiosa.
0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
615 vistas1 página
El león ya viejo y débil finge estar enfermo para atraer a otros animales a su cueva y comérselos. La zorra se da cuenta de que los animales que han visitado al león no han salido, por lo que se niega a entrar para no correr la misma suerte. La moraleja es que la prudencia es valiosa.
El león ya viejo y débil finge estar enfermo para atraer a otros animales a su cueva y comérselos. La zorra se da cuenta de que los animales que han visitado al león no han salido, por lo que se niega a entrar para no correr la misma suerte. La moraleja es que la prudencia es valiosa.
El león ya viejo y débil finge estar enfermo para atraer a otros animales a su cueva y comérselos. La zorra se da cuenta de que los animales que han visitado al león no han salido, por lo que se niega a entrar para no correr la misma suerte. La moraleja es que la prudencia es valiosa.
Descargue como TXT, PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como txt, pdf o txt
Está en la página 1de 1
F�bula infantil: El le�n y la zorra
Un Le�n, en otro tiempo poderoso,
ya viejo y achacoso, en vano persegu�a hambriento y fiero, al mam�n becerrito y al cordero que, trepando por �spera monta�a, hu�an libremente de su sa�a.
Afligido del hambre a par de muerte,
discurri� su remedio de esta suerte: Hace correr la voz de que se hallaba enfermo en su palacio y deseaba ser de los animales visitado. Acudieron algunos de contado; mas como el grave mal que le postraba era un hambre voraz, tan s�lo usaba la receta exquisita de engullirse al monsieur de la visita.
Ac�rcase la Zorra de callada,
y a la puerta asomada, atisba muy despacio la entrada de aquel c�ncavo palacio.
El Le�n la divisa, y al momento
le dice: "�Ven ac�, pues que me siento en el �ltimo instante de mi vida!
Vis�tame como otros, mi querida".
"�C�mo otros? �Ah, se�or; he conocido que entraron, s�, pero que no han salido! �Mirad, mirad la huella! �Bien claro lo dice ella, y no es bueno el entrar do no se sale!".