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INFORMACIONES

NICOLÁS MARTÍN SOSA.


UN PIONERO DE LA ÉTICA ECOLÓGICA EN ESPAÑA

Marisa Ibáñez
Universidad de Salamanca

NICOLÁS SOSA: «Encerrados en una isla tiempo, espacio y ecología, celebradas en


concreta sólo necesitamos una cosa: con- Camargo, Cantabria, en el 2001, y en las
vencernos de que no podemos salir des- cuales participó como conferenciante. Más
pués de cultivar el jardín», Perspectiva recientemente, el profesor José Manuel
ética, p. 138. Naredo le dedicaba el artículo: «Bases so-
ciopolíticas para una ética ecológica y
Esta frase se encuentra escrita en una pla- solidaria» 1.
ca de cerámica insertada en el muro, cerca Siguiendo a J. D. Ovinton, Nicolás
de la encina que se plantó en memoria de M. Sosa consideraba que los científicos, y
Nicolás Martín Sosa, en la Facultad de en especial los ecólogos, «tienen la obliga-
Educación a la cual estaba adscrito como ción de informar al público, de manera que
profesor titular del Departamento de So~ éste adquiera un conocimiento y se forme
ciología y Comunicación de la Universi- una opinión adecuados sobre los problemas
dad de Salamanca. Trabajador infatigable, ecológicos, que puedan traducirse, de algún
le sorprendió la muerte a primeras horas modo, en una presión sobre las decisiones
de la mañana del 21 de junio de 2001. políticas, a la vez que dar instrumentos para
A pesar de su intenso trabajo como la asunción colectiva de responsabilida-
docente y activista comprometido con des» 2. No eS de extrañar, por tanto, que el
varias ONGs, especialmente aquellas Centro de Educación de Adultos de Vitigu-
dedicadas al medio ambiente, Nicolás dino (Salamanca) lleve su nombre en reco-
Sosa encontraba tiempo para acudir a can- nocimiento a la ayuda prestada, en 1987,
tar al Coro Universitario, leer poesía o dar cuando en esta zona se intentó implantar un
un consejo a quien a él acudía. Por eso, no laboratorio de residuos radioactivos. En
debe sorprender que en estos cuatro años coherencia con el pensamiento arriba resal-
haya recibido un gran número de homena- tado, Nicolás M. Sosa ejerció allí una
jes, y se le hayan dedicado libros, entre los importante labor de sensibilización y divul-
que cabe destacar el editado por la Univer- gación de los peligros que esto podía con~
sidad de Salamanca, en el 2002, coordina- llevar para la mencionada localidad; labor
do por J. M. Hernández Díaz; P. Leucona de un hombre que «pensaba 10 que decía,
Naranjo, y L. Vega Gil, La educación y el decía lo que lo que pensaba y vivía y actua-
medio ambiente natural y humano: libro ba como pensaba». Posteriormente se creó
homenaje al profesor Nicolás Martín la «Universidad Popular Nicolás Martín
Sosa, o las Actas, que nunca llegó a ver, Sosa», en la que se realizan diversas activi-
de las Jornadas de Educación Ambiental: dades educativas relacionadas, en especial,

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con la exclusión social 3 , y que en la actua- ciendo que: «(...) en los primeros años los
lidad acomete en Villamayor (Salamanca) debates se centraban, casi exclusivamen~
el proyecto, basado en las ideas de te, en tOmo a la Ética del Discurso, de
Tonucci 4, de La Ciudad de los Niños; y Habermas, por un lado, oen la discusión
que da respuesta al fuerte compromiso de de la Teoría de la Justicia, de Rawls, por
N. M. Sosa con la educación ambiental. otro». Pero el panorama ha cambiado
La actividad docente le ocupó durante sensiblemente en las últimas décadas, es-
muchos años, primero como profesor de pecialmente a partir de los años noventa,
Filosofía Moral y Política, y posterior- en la que emerge una producción biblio-
mente impartiendo materias relacionadas gráfica que promueve las «éticas del
con la educación, la ecología social y lo medio ambiente», de «dimensiones mora-
que, él, consideraba la maduración de les de lo natural» o de la «dignidad de la
ésta, el estudio e investigación sobre naturaleza». «Creo ----dice- que puede
«medio ambiente y sociedad», que impar- descubrirse, en toda esta producción, un
tía en la Facultad de Ciencias Agrarias y denominador común: el esfuerzo por
Ambientales. Dirigía el Programa Inter- encontrar ese punto óptimo de equilibrio
disciplinar de Doctorado «El medio que permita revisar y superar los su-
ambiente natural y humano en las ciencias puestos antropológicos habituales sin
sociales», que contaba, y sigue contando, que, con ello, sumerjamos al sujeto hu-
hoy en día, entre su alumnado con licen- mano en un biocentrismo igualador e indi-
ciados de muy diversas titulaciones (de~ ferenciado» 9.
recho, economía, filosofía, sociología, Para N. Sosa la ética ecológica no es
historia, geografía, antropología...), pro- solamente una ética, a la que se le añade el
cedentes de varios países europeos, lati- aditivo «verde» y que se utiliza para ges~
noamericanos y norteafricanos. De hecho, tionar los recursos y regular nuestra rela-
se puede afirmar que a pesar del vacío ción con el medio natural, sino que «es
que produjo su muerte en sus familiares y una ética que contempla el fenómeno
amigos, un gran número de sus discípu- moral como algo humano pero imbricado
los, repartidos por «medio mundo», divul- en el medio global, en el que lo humano se
gan las palabras y las obras del que fue su constituye y desarrolla», diferenciándose,
maestro y el primer escritor en lengua así, de una posición sencillamente ambien-
castellana sobre ética ecológica. talista, en la que, en su opinión, «no se ha
En 1985 publicó un artículo sobre abandonado la mentalidad productivista y
«Ética y Ecología: notas para una moral explotadora ni se ha revisado la premisa
del medio ambiente» 5, en el que se hace de que la humanidad debe dominar a la
referencia a los primeros debates de los naturaleza, que sería sólo un elemento a
filósofos morales acerca de este tema 6. tener en cuenta por parte del sujeto
En 1990, se publicó la primera edición de moral» 10. Y explicita que es necesaria una
su libro Ética Ecológica, fruto de una lar- nueva visión, una nueva ética, ya que: «mi
ga indagación por textos de ciencia y filo- convicción era, y continúa siéndolo, que
sofía acerca de la incorporación de la pro- las éticas al uso son insuficientes para dar
blemática «ambiental» a la reflexión ética una respuesta a los problemas ambientales
sobre valores, deberes y obligaciones; en que hoy nos abruman. La razón es simple:
él se propone examinar las posibles vías son éticas modernas y responden, por tan-
de fundamentación de tal ética 7, lo cual to, a un tipo de sujeto humano moderno
requiere realizar «una mirada hacia atrás» (individuo varón, occidental, racionalista,
(<<Etica ecológica: entre la falacia y el propietario, adulto, poseedor de los instru~
reduccionismo» 8), señalando y recono- mentos para dominar y someter a la natu-

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raleza, colonizador, creyente ciego en el no reduce el otorgamiento de valor moral


progreso y en el crecimiento como dog- solamente a sus miembros, a los seres
mas indiscutibles). Por tanto, tales éticas humanos racionales que la componen,
no se plantean como problema moral la sino a todo el conjunto con el que tal
relación del hombre con el medio am- especie está intrínsecamente relacio"
biente» 11. nada» 13.
Para N. Sosa esta nueva ética, la ética N. Sosa creyó imprescindible un cam-
ecológica, brota de una profunda revisión bio de la autopercepción del ser humano
del antropocentrismo, pero no de un en el mundo, de su relación con otros
antropocentrismo discursivo por el que sí seres humanos, con el conjunto de seres
aboga y en el que somos los seres huma- vivos y no vivos con quienes comparte su
nos «quienes discutimos acerca del valor, existencia. Por ello, consideraba indis-
de los derechos, o de las normas morales pensable la educación ambiental, a la que
que acordamos y nos damos a nosotros tantos esfuerzos, conferencias y publica~
mismos.. En este sentido, no podemos ciones dedicó, tanto informal cOmO for-
dejar de ser antropocéntricos», afirmaba, malmente, en escuelas y universidades
y es por ello que opta por un antropocen- para divulgar una ética ecológica que po-
trismo que él acuñó como antropocentris- dría ayudamos a esclarecer los términos
mo sabio, y que supondría «recuperar o de nuestras elecciones y acciones» 14, que
rehacer una situación rota, tender de nue- admite «el cuestionamiento global de la
vo los puentes entre humanidad y natura- práctica humana en el mundo», y nos lle-
leza, no regresando a situaciones anterio- varía a una sociedad sostenible en la que
res de la historia de la humanidad, sino esta percepción debe informar de las
replanteándose --dentro de nuestro mun- prácticas que contradigan el consumismo
do presente, dentro de nuestras sociedades despilfarrador 16. Necesitamos, decía
tecnológicas, con nuestra grandeza y Nicolás Sosa en el 2001 17 , un cambio en
nuestra miseria- la percepción perdida. nuestros valores que nos lleve a repensar
Algo así como re-ubicar nuestros grandes la justicia y a tener un nuevo concepto de
logros en un más adecuado contexto: lo responsabilidad no sólo de nuestros actos
que alguien ha llamado ecologización de pasados, sino mirando, también, las
la técnica» 12. Así, y desde este plantea~ acciones futuras, por lo que para no ser
miento, las «preferencias e intereses irresponsables será necesario prever, de
humanos no son siempre -sólo por ser alguna manera, aquello que parece que
humanos- supremos. Los intereses su" nunca sucederá. Necesitamos, insistía
premos serían los intereses comunes a Nicolás M. Sosa, de una ética ecológica
humanos y no humanos. Porque el sujeto cuyo pilar sea el de la solidaridad ecoló-
moral que asume una ética ecológica se gica; solidaridad entre los seres humanos
reconoce habitando una morada que no y de éstos para con el resto de las espe-
tiene sus límites en la casa humana o en la cies (vivas o no) con quienes comparti-
casa social, sino en la casa planetaria, en mos el planeta, entendiendo éste como el
la casa de todos; una casa en la que, por espacio vital de todos los seres y que, por
existir una especie superior, con un más tanto, todos ellos han de compartir y dis-
alto nivel de organización que las demás, frutar. En la ética ecológica que proponía
tal especie ha de asumir una responsabili- Nicolás. M. Sosa, el problema que ha de
dad mayor ante los bienes que son de ser pensado no es «hombre» y «naturale-
todos; de tal manera que, al construir sus za», sino «el hombre en la naturaleza»,
sistemas de moralidad, al dotarse de nor- por lo que nos situaría en el camino de ir
mas morales para su existencia cotidiana, más allá de lo meramente humano y del

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tiempo presente para proyectarnos hacia el de un desarrollo sostenible pero visto


futuro, lo cual implica un desafío para las desde «la otra cara de la sostenibilidad, la
conciencias individuales a la vez que tam- cultural y la moral -y no sólo la econó-
bién supone un gran reto para la actividad mica- de ese desarrollo sostenible con
económica, la gestión política, y la es- arreglo al cual todos parecen querer vivir
tructura social en general. En la búsqueda y al que todos parecen querer llegar» 17.

NOTAS

1 J. M. Naredo, «Bases sociopolíticas para una ética 8 N. M. Sosa,«Ética Ecológica entre la falacia y el
ecológica y solidaria», en La globalización y los Dere- reduccionismo», Laguna, revista de Filosofía,
chos humanos, VI Jornadas Internacionales de De- núm. 7. La Laguna, Servicio de Publicaciones de la
rechos Humanos, Sevilla, Talasa, 2003, pp. 206-277. Universidad de La Laguna, 2000, pp. 307-327.
2 N. M. Sosa, Ética Ecológica, Madrid, Ediciones 9 N. M. Sosa, <<Ética Ecológica entre la falacia y el
Libertarias, 1994, p. 11. reduccionismo», op. cit.
3 A este respecto, recordemos que N. M. Sosa no iO N. M. Sosa, «El qué y el para qué de una Ética
acentuaba las diferencias entre la llamada «ética Ecológica», obra escrita en 1998. Disponible en:
social» y la «ética ecológica», ya que para él la idea http://www.mma.es/educ/ceneam/02firmasffir=
básica de ambas «es la interdependencia y el sentido masl998 Ifirrnal8.htm [Consultado 6 de abril de
de ser miembro de». Lo que mueve a adoptar un pun" 20051·
to de vista moral «social>, es lo mismo que mueve a 11 N. M. Sosa, «El qué y el para qué de una Ética
adoptar un punto de vista moral «ecológico», véase en Ecológica», op. cit.
N. M. Sosa, Ética Ecológica, op. cit., pp. 119. 12 N. M. Sosa, «El qué y el para qué de una Ética
4 F. Tonucci, La Ciudad de los Niños, Salamanca, Ecológica», op. cit.
Fundación Sánchez Ruipérez, 2001. 13 N. M. Sosa, «El qué y el para qué de una Ética
5 N. M. Sosa, «Ética y Ecología: notas para una Ecológica», op cit.
moral del medio ambiente», Cuadernos de Realida- 14 N. M. Sosa, Ética Ecológica, op. cit., p. 21.

des Sociales, núms. 25-26, 2000, pp. 5-24. 15 N. M. Sosa,«Ética ecológica y movimientos so-
6 N. M. Sosa se considera, en cierto modo, deudor ciales», en J. Ballesteros y J. Pérez Adán (eds.):
de Aldo Leopold, quien, en su A Sand County Alma- Sociedad y medio ambiente, Madrid, Trotla, 1997, pp.
nac, publicada en 1949, postulaba una «Ética de la 271-299.
Tierra» y en la cual se enumeraba un listado de dere- 16 N. M. Sosa, «A vueltas con la sustentabilidad,
chos y deberes en las relaciones del hombre con el esta vez desde la ética», Revista Sistema, núms. 162-
resto del planeta. 163, junio 2001, pp. 53-72-
7 N. M. Sosa, Ética Ecológica, Madrid, Ediciones 17 N. M. Sosa, «A vueltas con la sustentabilidad,
Libertarias, 1990. Reeditado en 1994. esta vez desde la ética», op. cit., p. 72.

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