ROAS David (Comp.) - Teorias de Lo Fantastico
ROAS David (Comp.) - Teorias de Lo Fantastico
ROAS David (Comp.) - Teorias de Lo Fantastico
DE LO FANTÁSTICO
A
ARCO /LIBRO S,S.L.
B ib lio th e c a P h ilo lo g ic a . Serie LECTURAS
C o o rd in a c ió n : JOSÉ ANTONIO MAYORAL
© 2001 by ARCO/LIBROS, S. L.
Juan Bautista de Toledo, 28. 28002 Madrid.
ISBN: 84-7635-453-3
Depósito Legal: M-6.288-2001
Ibérica Grafic, S. A. (Madrid).
ÍNDICE GENERAL
D av id R oas: L a am enaza de lo fa n tá stic o ................................. 7
I
H A C IA U N A D E F IN IC IÓ N DE L O F A N T Á S T IC O
T z v e ta n T o d o r o v : D efinición de lo fantástico ........................ 47 /
T z v e ta n T o d o r o v : L o extraño y lo m aravilloso............................. 65
I re n e B essiére: E l relato fantástico: form a m ixta de caso y adivi
nanza ..................................................................................... 83
II
PE R SP E C TIV A S SOBRE L O F A N T Á S T IC O
J e a n B ellem in -N o É l: Notas sobre lo fantástico ........................ 107
R o sie J a c k so n : L o «oculto» d éla cultura ................................. 141
R o sa lb a C am pra: L ofantástico: u n a isotopía de la transgresión .. 153
S u sa n a Reisz: Las ficciones fantásticas y su ^ relaciones con otros
tipos fic cio n a les ...................................................................... 193
R o g e r B o z z e tto : ¿U n discurso de lo fa n tá stico ? ..................... 223
M a r t h a J . N a n d o rfy : L a literatura fantá stica y la representa
ción de la rea lid a d ................................................................. 243 ^
III
N U E V O S C A M IN O S
Jaim e A la z ra k i: ¿Q ué es lo neofantástico'? ......................................... 265 -
T e o d o s io F e rn á n d ez: L o real maravilloso de América y la litera
tura fa n tá stic a .......................................................................................... 283
IV
B IB L IO G R A F ÍA
S e le c c ió n b ib lio g rá fic a : D avid R o a s ..................................... 301
D a v id R oas
Universidad Autónoma de Barcelona
3. El r e a l is m o d e l o f a n t á s t ic o
4. El m ie d o c o m o e f e c t o f u n d a m e n t a l
DE LO FANTÁSTICO
5. La ú l t im a e v o l u c ió n d e l g é n e r o : l o « n e o f a n t á s t ic o »
P o l iv a l e n c ia d e l r e l a t o f a n t á s t ic o
U n a r a z ó n p a r a d ó j ic a
A u t o n o m ía d e l r e l a t o f a n t á s t ic o
N o v e l a , c u e n t o y r e l a t o f a n t á s t ic o :
ACTUACIÓN Y ACONTECIMIENTO
U n iv e r s a l id a d d e l o m a r a v il l o s o , s in g u l a r id a d
DE LO FANTÁSTICO
Caso y a d i v i n a n z a : p e r p l e j id a d i n e v i t a b l e
y r e c o n o c im ie n t o d e l o r d e n
M o d e r n id a d d e l r e l a t o f a n t á s t ic o
Fa n t a s m a g ó r i c o y fantasm al
de G a u t ie r
LO S EFECTOS FANTÁSTICOS
A MODO DE CONCLUSIÓN
Sabemos que la «literatura» no es más que «palabras».
Sabemos que nuestro m undo no existe para nosotros más
que a través de las palabras. Toda ficción novelesca en gene
19 Lo que confirma lo que decimos en la nota 5; Balzac hizo lo mismo,
como es sabido, pero en un registro «realista».
20 Operación que sólo es posible según una cierta concepción ideológi
ca de los signos y de la escritura.
ral juega a yuxtaponer sobre el m undo de la experiencia
un m undo de palabras: otro m undo con nuestras palabras
en tanto que éstas son (de) nuestro mundo. La ficción fan
tástica fabrica otro m undo con otras palabras que no son
(de) nuestro m undo (pertenecen a lo unheimlich). Pero en
justa compensación, ese otro mundo no podría existir en
otra parte: está ahí debajo, es «Ello» (oculto/inefable), y
es tan heimlich que no lo reconocemos como tal. La lectura
de lo fantástico y la revelación de sus procedimientos nos
han perm itido ver claramente la pertinencia de la afirma
ción de Freud: lo fantástico es lo íntimo que sale a la superficie
y que perturba. Con todo, esta incongruencia sabiam ente
dosificada y minuciosamente elaborada permite reconocer
la siguiente paradoja: no son las extensas novelas realistas las
que se preocupan de copiar en mayor o m enor medida la
realidad de nuestro m undo cotidiano, ni las que nos lo
dicen todo acerca de lo que, en el fondo, constituye nues
tra realidad más profunda, nuestra verdadera relación con
el m undo, sino los cuentos de la noche, del delirio y de la
fantasía. Quien pretende calcar lo que percibe se queda en
esta orilla frente a aquel que descubre21 lo que nadie puede
percibir transportándolo a sus palabras.
Los efectos de lo fantasmagórico, por1tanto, no generan
solamente este artificio que consistiría en hacernos con
fundir lo ficticio por lo real. Cuando el cuento fantástico
se preocupa por instaurar un tipo de espacio de realidad
en el cual podamos respirar, movernos y sobrevivir como
en un espacio real, lo hace para desviar la atención: finge
querer parecerse al m undo real. No se trata de hacernos
creer en lo real para que reconozcamos finalmente lo ima
ginario, sino, mediante un falso realismo (un realismo de la
falsedad), hacernos tomar por imaginario lo que, en última
instancia, es lo real que rechazamos admitir. Lo fantástico,
y es aquí donde utiliza de la forma más retorcida la litera
tura en sí misma, finge jugar el juego de la verosimilitud
21 Bellemin-Noél juega con la asonancia entre «décalquer» (calcar) y
«décaler» (descalzar, desplazar). He preferido traducir «décalque» por
«descubre» puesto que creo que se acerca más al sentido que puede tener
la frase en español. Nota del traductor.
para que nos adhiramos a su «fantasticidad», cuando mani
pula lo falso verosímil para hacernos aceptar lo que es más
verídico, lo inaudito y lo inaudible. Lo «demasiado verda
dero para poderlo creer» se sustituye en última instancia
por lo «tan verdadero que es necesario creer en ello», es
decir, el lugar donde creemos estar y en el que el incons
ciente sabe perfectam ente que debemos creer, pero que
nunca está aquí, o que es a lo sumo un «reverso». Y es así,
por definición, puesto que el sujeto sólo puede estar en
otro lugar. Lo fantástico se revela, a fin de cuentas (¡de
cuentos!), como el lugar de la diferencia absoluta -prueba
del nueve, siempre nueva-, de que yo es efectivamente otro.
R o s ie J a c k s o n
2. S is t e m a t iz a c ió n d e l n iv e l s e m á n t ic o
3. L a in s t a n c ia n a r r a t iv a e n l o f a n t á s t ic o
5. La s in t a x is d e l r e l a t o f a n t á s t ic o
6. L o FANTÁSTICO EN EL DISCURSO
1. C o n d ic io n a m ie n t o s h i s t ó r i c o -c u l t u r a l e s
2. La « leyend a» c r is t ia n a
3. El c u e n to de h adas
5. P o s t u l a d o s f a n t á s t ic o s p e r o n o s o b r e n a t u r a l e s
6. T ip o s d e m o d if ic a c io n e s a d m it id o s p o r l a p o é t ic a
FICCIONAL FANTÁSTICA
6.1. El tipo Pv => Prv + I => Prv: «La noche boca arriba»
deJ. Cortázar
«La noche boca arriba» ofrece un ejemplo nítido de la
combinación mencionada en el parágrafo anterior. En este
relato confluyen dos historias que, vistas cada una por sepa
rado, no contienen ningún elem ento que se oponga a la
concepción de realidad de un hom bre de nuestra época y
cultura. En una de ellas un hom bre del s. xx se accidenta
con su motocicleta y es internado en un hospital; en la otra
un «moteca» es perseguido por los aztecas para ser sacrifica
do en el teocalli. Las dos series de sucesos, juzgadas inde
pendientem ente, se ubican en nuestra categoría Pv («posi
ble según lo verosímil»): la historia del m otociclista se
organiza sobre la base de posibles que se relacionan fácil
mente con el m undo de la experiencia de cualquier habi
tante de una ciudad m oderna; la del antiguo americano
(cuyo nombre inventado sugiere ya la identidad con el otro,
el de la moto) elabora posibles igualmente verosímiles pero
relacionables con nuestro conocimiento histórico del pasa
do.
Lo imposible que viene a desbaratar el entram ado causal
de ambas series, lo imposible irreductible a cualquier forma
de legalidad conocida -tanto natural como sobrenatural-,
es presentado aquí no como fáctico sino como un Prv, como
una posibilidad poco verosímil («según lo relativamente
verosímil») y, además, inquietante: la de que un mism'o indi
viduo sea protagonista de las dos historias simultáneamen
te, posibilidad del todo contraria a nuestra concepción y
vivencia del tiempo.
El personaje mismo -a través de la voz narrativa que
asume su óptica- niega semejante posibilidad pero no pro
pone la más natural y acorde con nuestra experiencia (que
los elementos del m undo remoto y horripilante pertene
cen a una pesadilla que es consecuencia de un accidente
de tránsito efectivamente ocurrido), sino sugiere otra igual
mente inquietante y transgresiva de nuestra noción de rea
lidad: que sus experiencias de motociclista accidentado han
sido un sueño y que lo real es su persecución y sacrificio a
manos de los aztecas, lo cual implica la inversión de las rela
ciones temporo-vivenciales consideradas normales, esto es,
que sólo se puede vivir el presente, mientras que el pasado
remoto sólo puede ser imaginado o soñado.
Puesto que el destinatario de la explicación del perso
naje (que es en prim era instancia el «lector implícito» o
receptor presupuesto por el discurso narrativo15 y a través
de él el receptor real competente) no encuentra en el rela
to ningún indicio que le perm ita distinguir con claridad
quién experim enta qué y cuándo, qué es lo real y qué lo
soñado, tampoco se ve compelido a aceptar o a rechazar
semejante explicación en el fondo, no pasa de ser un
q L ie ,
P o s ic ió n de l o f a n t á s t ic o
E c o n o m ía d e l t e x t o f a n t á s t ic o
El acondicionamiento
En los textos no fantásticos, el objetivo es poner todo
en funcionamiento a fin de que enunciados y figuras parez
can unidos por la necesidad, que el casi-mundo representado
aparezca como un analogon del m undo concreto que se
supone homogéneo, coherente y pleno. Por eso, en dichos
textos, el prólogo o el inicio nos proporciona un arsenal
importante de informaciones sobre la solidez del mundo, su
anclaje, los personajes, sus motivaciones, que la intriga, en
su desarrollo, hará fructificar.
En los textos fantásticos, tras haber planteado al estilo
de los universos de las novelas miméticas el m undo en el
que se desarrollará la historia, descripción, narración y
com entarios tienden a rom per la trama aseguradora del
simulacro. Esto se hace evidente desde el prototipo de las
novelas «góticas». En El castillo de Otranto sólo se habla de
furias, irritaciones, cóleras, violencias: ¿se trata de fenóme
nos desconocidos, de «razón desconcertada», «de afirma
ciones sin fundamento»? Unos significantes incomprensibles
atraviesan el texto y el cielo del castillo: signos de una alte-
ridad en marcha, en la que se cruzan transformaciones,
metamorfosis de objetos, irrupciones inconcebibles e irre
futables. Para hacerlos patentes, para hacer presentir el
efecto que su aparición provoca en el «zero world» de lo coti
diano, el texto pone en funcionam iento aproximaciones
desconcertantes. No parece ser en sí mismo nada más que
el producto de estos movimientos de figuras a los que une
vagamente un hilo narrativo que no da de ellos ni cuenta ni
razón.
Saturado de signos, el texto se convierte por eso mismo
en máquina de acondicionar tanto al lector como a los per
sonajes, al llevarlos a aceptar lo im probable, después lo
im posible, al cruzar lo que Coleridge denom inaba «el
um bral de la incredulidad». Los personajes son, de ese
modo, atrapados en un m undo inestable, en el que las rela
ciones habituales son inoperantes sin que por ello caiga
mos en el absurdo. Al simulacro del cosmos producido por
las ficciones mimédcas le corresponde aquí el equivalente
de un casi caos. Tal y como lo enuncia el ser lovecraftiano
todavía sin nombre y sin forma que remonta desde su lugar
de origen, que es una tumba: «mi alma se ahoga en el
caos»10. Esta desestabilización de los cimientos mismos del
mundo, el hecho de que su coherencia se torne vaga, es lo
que hace posible el «relato» fantástico. Consustancial al
hecho de que es difícil situarse en un m undo hecho de
«lunas malditas» y de «monstruosidades aéreas», es nece
sario, como dice el personaje de Jean Ray, «estar loco para
creer en esto», a lo que añade enseguida que «existe, no
hay duda», porque un m undo en el que el «horizonte se
desplaza como una serie de espejismos» es el único donde
puede desarrollarse «la aventura odiosa»11. Podríamos haber
tomado los ejemplos de «La Venus de lile» con el fin de
mostrar cómo el acondicionamiento produce un debilita
miento en el espíritu, tanto de los personajes como del lec
tor, quien, ante los hechos presentados, se ve inducido
«excepcionalmente» a adm itir lo imposible. Este acondi-
10 H.P. Lovecraft, «Je suis d’ailleurs», en la recopilación que lleva ese
título en Denoél, Présenes du futur, 45, 1961 [traducción española: «El extra
ño», en H.P. Lovecraft, El honor de Dumuich, Alianza, Madrid, 19843, págs.
195-203].
11Jean Ray, «Histoire du Wulkh», en 25 Meilleurs histoires noires et fa n
tastiques, Marabout, G 114, 1967.
cionamiento utiliza los recursos de la coincidencia, de las
series heterogéneas, de las leyes barruntadas cuyo funcio
namiento se ha mostrado en el caso de la estrategia meto-
nímica.
La composición
Como todo relato, el fantástico procede por acumula
ción y articulación de secuencias organizadas. La diferencia
se sitúa, no sólo, como se ha visto a propósito del acondi
cionamiento, en los enunciados, sino, sobre todo, en la arti
culación de las secuencias.
Tomemos como ejemplo la «Histoire du Wulkh»: ini
cialmente, se trata de una historia de caza, que acaba mal;
el cazador es matado por su presa, el Wulkh, un animal
impensable, cuyo nom bre es la transcripción del grito que
emite, lo que lo confunde metonímicamente mediante esa
onomatopeya creadora con el ruido, con el puro desorden.
El m undo en el que se desarrolla la caza, como se ha visto
más arriba, es incomprensible, hecho de señales cambian
tes, el m onstruo es indescriptible y el relato refleja en su
misma composición la imposibilidad de «énmarcar» a esta
presa. Cada una de las cuatro secuencias que constituyen
el relato, separadas en el texto por un asterisco, sitúan el
objeto fantástico (el animal inasible, el m onstruo) en una
perspectiva diferente, proporcionándonos fragmentos no
totalizables, unidos y enlazados por la sijñple contigüidad;.
al lector le queda remontar, como el personaje, con sus ries
gos y sus peligros, hasta la imposible visión que acarrea el fin
del relato. El aspecto a-sintético de la construcción del texto,
ya se trate de la descripción, de la progresión aparente de
las informaciones, del encuadre de los puntos de vista, no
conduce a un espacio en el que el misterio será por fin
reducido, resuelto. El texto construye, de hecho, un punto
ciego alrededor del cual, el relato gira indefinidamente, y
no puede más que repetirse, vertiginosamente. La inten
ción fantástica toma cuerpo en y por el texto, una compo
sición manifestada, hecha de secuencias que se encadenan
por simple contigüidad y cuya Ley de combinación es pro-
metida implícitamente cada vez por el texto y cuya prom e
sa, evidentemente, nunca es m antenida12.
Así pues, podemos hablar de una estrategia metonímica
de lo fantástico en el nivel de la composición, tal y como
la hemos visto en funcionam iento en el nivel del acondi
cionamiento. Las descripciones mismas entran en el marco
de una aparente continuidad temporal; pero sólo son coinci
dencias que el texto hace leer como elementos de una pro
gresión, cuya ley se ignora, y que por eso mismo crea una
especie de efecto de presentim iento13. En realidad, el texto
fantástico se compone de repeticiones que permiten la pues
ta en relación, entre ellos, de significantes: este envío perpe
tuo de significantes de unos a otros suscita, en el lector, la
precognición de un sentido, suscita el deseo de saber, de
com prender la ley, el orden que los organiza. Lo que evi
dentem ente es un señuelo. Cuanto más se analiza un rela
to fantástico, más se cree encontrar en él brotes de senti
do... hasta el momento en que nos damos cuenta de que
12 En efecto, si se mantuviera, estaríamos en una novela-enigma, y el
final nos permitiría reconstruir, como en los «puzzles» tan apreciados por
Hercule Poirot, el lugar de la verdad, el correcto punto de vista. En-suma,
estaríamos en el caso de una novela anamorfótica. Ahora bien, este punto
de vista globalizante, forzosamente nunca se ha dado en la novela fantás
tica, que sigue siendo una novela de misterio. Franz Kafka pone en esce
na dicha ley en El Proceso mediante el apólogo del Centinela. La novela-
enigma juega con las leyes del secreto en la realidad mimética como los
pintores de anamorfosis con las leyes de la perspectiva. En el texto fan
tástico, no existe el «correcto» punto de vista, aquel según el cual el caos
finalmente se ordenaría.
13 El «presentimiento» es un efecto del texto que juega con el deseo
del lector. Este desea que algo suija por fin, ocasionando la materialización
efectiva del miedo inducida por el presentimiento. Pero la verdadera
inquietud que produce el relato fantástico es que en realidad no surge
NADA. Lo cual plantea el problema del relato de horror y de su relación con
el fantástico. Otro aspecto de esta imposibilidad de que NADA surja a pesar
de los presentimientos, las promesas, es la relación que puede establecer
se entre el relato fantástico y el relato erótico. Pregunta: ¿qué desea VER el
mirón? Maurice Jean Lefebve habla de «imagen fascinante» a propósito
de este asunto. La fascinación nace de la imposible coincidencia entre lo
real y su representación, ensordeciendo un «más allá» que justamente fas
cina, tal vez porque a la vez es intangible y presente. Una representación
que «da a la conciencia con qué traspasar lo que desviste» ( L ’imagefascinante
et le sutréel, Plpn, 1965, pág. 25).
se contradicen, y que reina la confusión, puesto que el texto
la organiza.
El relato mismo parece que sólo se construye para ocul
tar el aspecto heterogéneo de los enunciados que lo cons
tituyen, para colmar el vacío de toda respuesta a las pre
guntas que lleva a plantear. Pero, porque de ese modo pone
el acento en el aspecto visible de la sutura de esta abertura,
la designa como un lugar de fascinación14. Desde este punto
de vista, la lectura de «La Venus de lile» es ejemplar. Todo
el texto juega con las figuras del vacío: el vacío del agujero
de donde se extrae la estatua, del anillo nupcial, de la sig
nificación de esta muerte, de la campana, último avatar de
la estatua fundida. Un vacío que continúa con el borrado de
las señales inscritas, suscitando las traducciones contradic
torias de los latinistas, sirviendo de «mise en abyme» de las
interpretaciones contradictorias del lector ante el texto fan
tástico. Lo que organiza, a fondo, el relato fantástico, es el
proceso de evacuación de un sentido. Pero con la suficien
te astucia (la promesa de la ley) para que no desemboque
mos el absurdo, incluso cuando a veces lo rozamos como
en «L’oeil et le doigt», de D. Wandrei, o en «lis n ’atten-
daient l ien d ’autre», de D. Buzzati15.
Fa n t á s t ic o y a l t e r id a d : u n a p r e s e n c ia in n o m b r a b l e
¿E l i m p o s i b l e d is c u r s o f a n t á s t i c o ?