Adelante La Fe
Adelante La Fe
Adelante La Fe
Nuestra patria. La
izquierda aboga por un mundo sin fronteras, una utopía
multicultural. Este movimiento globalista se fundamenta en el odio
hacía la noción misma de patria. Igual que nadie elige su raza, ni
su sexo, ni su familia, nadie elige su patria. Es algo que nos viene
dado, que Dios ha dispuesto. Con la patria viene una historia y un
patrimonio cultural. Los izquierdistas odian las tradiciones, porque
ayudan a identificar a las personas con un pueblo concreto. Ellos
quisieran que fuéramos intercambiables, sin raíces, como los
restaurantes de McDonalds, que son exactamente iguales en
cualquier parte del mundo. De esta manera se alcanzaría uno de
los grandes objetivos de la masonería desde sus inicios: la abolición
de las naciones y la instauración de un gobierno mundial.
Naturalmente, la derecha debe oponerse a los globalistas y
defender su Patria. Tiene que exigir a su gobierno el control de sus
fronteras, sobre todo si está siendo invadida por miles de
inmigrantes cada mes, como está ocurriendo actualmente en
Europa. La gente de derechas debe celebrar su herencia cultural y
rechazar la nefasta influencia del multiculturalismo.
En cuanto a otros aspectos, como el economía o el modelo de estado, la
izquierda como siempre prefiere lo que mejor le sirva para hacer avanzar
la Revolución. En materia económica esto se resume con una frase:
cuantos más impuestos, mejor. La izquierda no cree en el derecho a la
propiedad privada, con lo cual se siente justificada cuando confisca más
de la mitad de los ingresos anuales de un trabajador. Cuando un gobierno,
con la idea de “repartir mejor la riqueza”, quita dinero de un grupo de
personas para dársela a otro, se llama simplemente ROBO, y es una
grave inmoralidad, a la que las personas de derechas debemos
oponernos. No estoy animando a que la gente deje de pagar sus
impuestos, porque esa vía lleva directamente a la cárcel. El ciudadano
contra el Estado siempre tiene todas las de perder. Estoy afirmando que
un gobierno no tiene derecho a quitarle el dinero de nadie para dárselo a
otro.
Escuchar artículo
ADELANTE LA FE
Un reto para los evolucionistas
20/06/18 12:04 AMpor Christopher Fleming
La teoría de la evolución, popularizada por Charles Darwin [1], es sin
duda una de las grandes mentiras de nuestro tiempo. Es una mentira que
se enseña desde la más tierna edad en los colegios; se adoctrina a la
población en el evolucionismo en todos los ámbitos educativos y
culturales; y ha llegado a ser una parte fundamental de la cosmovisión de
la inmensa mayoría de la gente en el mundo desarrollado. El avance de
esta mentira en el último siglo ha sido realmente espectacular, tanto como
el catastrófico declive del cristianismo en Occidente, al que el primer
fenómeno va unido. Hoy en día podemos decir, sin temor a equivocarnos,
que posicionarse en contra del evolucionismo significa estar en una
minoría muy pequeña. Los números importan, porque en este caso los
números representan almas. ¡Cuántas almas se condenarán por creer en
las mentiras del Demonio! Ojalá nadie creyera en las mentiras del
evolucionismo, pero también debemos recordar que, aunque el 100% de
las personas crean en una mentira, sigue siendo mentira.
Escuchar artículo
SÍ SÍ NO NO
Reflexiones sobre el feminismo
07/09/18 4:10 PMpor SÍ SÍ NO NO
El hombre moderno vive el tiempo de la gran destrucción de los
sentimientos y de la Fe.
La sociedad descristianizada continúa estando privada de nexos
más allá de las ganancias y del consumo. Se sabe que el
fundamento de la sociedad cristiana, que se opone a la
realización del Nuevo Orden Mundial, está en la familia. Para
socavar la familia ha sido necesario destruir el papel de la mujer
como esposa y madre y rediseñar su rol social, redimensionando
sus aspectos de madre y de mujer.
Se hace creer a la gente común, que cree saber cómo van las
cosas porque se informan viendo la televisión, que los roles del
varón y de la mujer cambian porque “cambian los tiempos”.
Como escribió Edward Bernays: “Los hombres son raramente
conscientes de las verdaderas razones que están a la base de sus
acciones”. La verdad es que las ideologías que influencian el
pensamiento y el curso de la historia son las armas más
eficientes.
***
El feminismo fue concebido como una forma de adoctrinamiento
de masa para el control social, ampliamente sostenida por todos
los medios de comunicación. La Rockefeller Foundation fue uno
de los mayores financiadores del movimiento feminista. Como
escribió Karen M. Paget, en su libro “Patriotic Betrayal”,
existieron también conspicuas financiaciones de la CIA. Los fines
de las financiaciones de la Rockefeller Foundation fueron: que las
mujeres, en vez de trabajar entre los muros domésticos fueran a
trabajar para el gran capital privado, poder cobrar impuestos
también a las mujeres que habrían adquirido el “derecho” de
trabajar y arrancarles a sus hijos a una edad todavía más precoz,
eliminando la instrucción familiar, de manera que fueran
adoctrinados por medio de la escuela y el aparato estatal, como
fue revelado por el mismo Nicholas Rockefeller durante una
entrevista. Nada es casual en los proyectos de ingeniería social
de las minorías culturalmente más aguerridas al servicio de la
Masonería y del Becerro de Oro, el gran capital financiero.
***
El feminismo ha inculcado en la mujer la convicción de que su
“realización” personal se obtiene sobre todo imitando al hombre
en su vida profesional y entrando en competición con él. La
mujer debe abandonar su preciosa tarea de custodia de la
familia, de esposa y madre, y buscar en el trabajo el éxito y la
“gratificación”. Las mujeres “liberadas”, privadas de su identidad,
deben hacer carrera y poseer dinero para adquirir lo que deseen.
Actualmente, el feminismo, sostenido por el aparato legislativo,
continúa engañando a la mujer, imponiéndole que sea todo salvo
mujer: puede ser soldado, policía, barrendero, pero ay si hace de
madre y de esposa; ay si trabaja entre los “muros domésticos”
en vez de aprovechar las “grandes ocasiones” que ofrece el
mercado globalizado del trabajo.
Las mujeres de hoy, injertadas en el mecanismo “virtuoso” de la
concurrencia en el trabajo, están obligadas a respetar ritmos y
horarios impuestos por ley; a menudo, terminan por ser
absorbidas en el mecanismo y por quedar frustradas como
mujeres y como trabajadoras.
Con el feminismo, las mujeres han perdido también su natural
feminidad, reducida a menudo a una banal exhibición de las
formas de su cuerpo. Pero es una ilusión pensar que la feminidad
aumente recortando la falda. La “verdadera” feminidad está en
la dulzura y en las premuras que nacen de su sentido materno,
está en el pudor que huye de las miradas y no se pliega a los
fáciles halagos porque debe custodiar el don precioso que Dios
ha elegido para la mujer: “La mujer genera lo que Dios crea” (Pío
XII). Cuántas mujeres prefieren en cambio exhibir su propio
cuerpo como si fuera una mercancía.
Esta mercantilización es alimentada tanto por las modas,
producidas por la industria cultural del capitalismo globalizado,
como por las ideologías progresistas de matriz comunista. El
primado de la “liberación sexual” de la mujer de las “cadenas de
la familia” se debe, en efecto, al Partido Comunista Bolchevique,
que fue el primero en desarrollar una nueva política sobre las
relaciones sexuales, lanzando la campaña “el amor es como un
vaso de agua”, en el sentido de que copular equivalía a saciar la
sed. El matrimonio era visto como el instrumento de
“explotación” de la mujer y la familia una institución “burguesa”
que debía ser abatida.
***
También la estrategia de las sectas secretas ha servido de apoyo
a la pérdida del pudor femenino. En 1968, la revista
masónica L’Humanisme publicó las directivas para destruir a la
Iglesia Católica. En un párrafo se lee: “La primera conquista que
debe hacerse es la conquista de la mujer. La mujer debe ser
liberada de las cadenas de la Iglesia y de la ley […]. Para abatir el
catolicismo, es necesario comenzar suprimiendo la dignidad de la
mujer, la debemos corromper junto a la Iglesia. Difundamos la
práctica del desnudo: primero los brazos, después las piernas,
después todo lo demás. Al final, la gente irá por ahí desnuda, o
casi, sin pestañear. Y, eliminado el pudor, se apagará el sentido
de lo sagrado, se debilitará la moral y morirá por asfixia la fe”.
La situación actual es penosa. Hoy es reivindicado incluso con
rabia el derecho a “vestirse” con ropa interior descubierta o bien
visible a través de vestidos ceñidos. Esta es también una manera
para mantener subyugadas las hormonas masculinas, para
escalar puestos en la sociedad, obteniendo cumplidos y éxitos en
un mundo en plena bancarrota ética.
En realidad, la admiración que los hombres muestran por estas
mujeres es siempre falsa: “La admiración que fingen por ellas es
puramente sensual porque no está dirigida a su persona, sino a
su cuerpo, y las miran como un objeto de placer” (Don Dolindo
Ruotolo, “La moda e il decoro cristiano”, 1939).
Vestirse dignamente hoy es un verdadero acto de “rebelión”
contra el degrado generalizado de un mundo en el que a
cualquier edad las mujeres se ponen minifaldas y mallas,
ofreciendo a menudo la caricatura de sí mismas. Las jóvenes que
imitan en el vestido y en el look a las pop stars de la televisión,
coleccionan vulgares exhibiciones que son los nuevos rituales
paganos del culto de la “apariencia”. Aun cuando se van a “vivir
juntos” (el matrimonio esta ya “pasado de moda”) y se
convierten en madres, su modo de vestir no cambia. Gracias a
sus compañeros “modernos” y “tolerantes”, las mujeres
“emancipadas” pueden “mostrar al público” lo que el buen
decoro impondría cubrir. Se someten voluntariamente a
prácticas degradantes en una sociedad camino del nudismo,
movida por arriba por los vasallos del poder mundialista y
sostenida por abajo por la pasiva aceptación de la gente. El
nudismo es más en general la eliminación de todo decoro en el
vestido, equivale en el ámbito moral a la instauración de la
anarquía: ninguna autoridad, ninguna regla.
El Gran Capital, por medio de la “moda”, impone las líneas guía
en el ámbito del vestido: la moda que “desviste” casi del todo a
la mujer, la cual cree ser liberada de fastidiosos “tabúes”. En
realidad, la mujer ha perdido simplemente la fascinación más
grande que tenía: la del pudor.
La mamá “de un tiempo”, que obligaba a sus hijas a una
compostura en público y al decoro personal ha muerto ya. Así
como hace tiempo que ha muerto el padre “de un tiempo”, que
se hacía obedecer por los hijos y hablaba de honestidad, de
mantener la palabra dada.
Hoy existe la mamá “hip hop”, sin “prejuicios”, que considera las
partes “íntimas” como “recursos” que exhibir… como “talentos”
que mostrar en el escenario de la vida cotidiana. En la “patología
del exhibición” que aflige a la mujer moderna, existe una
“sexualización perenne” que debe atraer las miradas y estimular
el “deseo”. Todo se realiza con superficialidad y ligereza, como
en la publicidad de la televisión. Todo es conforme a una
sociedad en la que solamente se sonrosan ya los peces rojos.
Finalmente, existe el papá amigote y simpático, a veces un poco
estúpido, que, para no sentirse distinto, se ha adecuado a la
transgresión.
De normalizar cualquier exceso se encargan después las playas
en verano, en las que quien tiene un poco de pudor es
considerado portador de un hándicap. Ideología feminista y
revolución del vestido son una misma cosa con el “sexo fast
food”, tan aconsejado por los psicólogos de moda y por los
“expertos” que se ocupan de “educación sexual” en las escuelas:
el sexo “libre” y consumido “apenas sea posible”, como en las
películas, que deja sólo vacío y amargura, como las promesas de
la felicidad “fácil”, que esconden siempre el engaño.
Los padres modernos “teledependientes” y “telecondicionados”
os dirán que todo esto es normal y que también sus hijos “deben
tener sus propias experiencias”… un modo como otro para
declinar en otros su propio rol de guía de sus hijos.
Según el feminismo, el sexo debe estar desvinculado del amor y
del matrimonio. Esta ideología ha atacado y ridiculizado siempre
los valores que se derivan de la cultura cristiana, como la
fidelidad conyugal. Hemos llegado al punto en que hoy el
adulterio es considerado casi una “divagación” de la rutina del
matrimonio, hecho todavía más accesible por las posibilidades
de las redes sociales. En la red hay disponibles servicios y chats,
de pago para los hombres y gratis para las mujeres, que hacen el
adulterio “veloz y seguro”.
El catolicismo “moderno” sin “muros ni barreras”, que no enseña
ya a conmensurar la gravedad del pecado con el gesto realizado,
nos asegura de que la tolerancia lo soluciona todo. El “Don
Matteo” de la serie televisiva ofrece el ejemplo del sacerdote
“que va con los tiempos”, que, en cambio de condenar el
abominio de la infidelidad conyugal, reprocha ásperamente todo
mínimo resentimiento de quien ha sido traicionado. El desprecio
de la recta razón y del sentido común es llevado hasta el rechazo
de la realidad. La mayor parte de las personas no se ha dado
cuenta mínimamente del “trabajo” realizado sobre las
conciencias por los medios de comunicación, las nuevas armas
de “seducción de masas”.
***
El liberalismo ideológico del feminismo se comporta como el
liberalismo económico: ambos favorecen y promueven la
“precariedad”. El liberalismo económico, en el que el hombre se
convierte en una variable de las estrategias de producción y de
consumo, favorece y promueve la precariedad laboral. El
liberalismo ideológico del feminismo favorece y promueve
relaciones “precarias”, en las que el sexo, desvinculado de los
sentimientos, de la familia y de la procreación, se reduce a
“miseria sexual” de una sub-humanidad vacía y sin Dios.
Se nos da el derecho a la “libertad sexual” y se nos quita el
derecho al trabajo. NADA ES CASUAL.
En otros tiempos, cuando no había inútiles distracciones sociales,
que dos jóvenes se frecuentaran era más raro, se hacían novios,
se casaban y se tenían hijos. El comienzo del conocimiento de los
dos parterns era a menudo precisamente el matrimonio. Esta era
la realidad de la generación de nuestros abuelos, en la que se
permanecía juntos toda la vida. La generación de hoy en cambio
está afligida por las dudas, no se fía ya el uno del otro, porque los
valores de “honestidad”, “fidelidad” y “pudor” sobre los que se
mantenían las familias tradicionales han decaído.
Hoy estamos muy lejos de la concepción caballeresca en la que,
si un hombre tenía la fortuna de poder amar a una mujer y ser
amado por ella, podía afirmar haber obtenido una “gracia
divina”.
La tendencia hoy es todavía la de animar a las jóvenes a hacer
estudios universitarios para perseguir la ilusoria meta de la
carrera en el Mercado Global, donde el trabajador es reducido a
mero componente del ciclo productivo de la ganancia.
***
La solución está claramente en la vuelta a la educación de los
hijos según los VALORES CRISTIANOS tradicionales.
Es necesario volver a educar a las jóvenes a recuperar “dignidad”
en el MATRIMONIO y en el cuidado de la familia, recuperando
antiguas competencias como la economía doméstica y la cultura
del ahorro. Es necesario volver al honrado papel de mater
familias, fundamento para el buen funcionamiento de la
máquina social.
La Virgen del Buen Suceso, el 21 de enero de 1610, lo predijo
así: “En cuanto al sacramento delmatrimonio, que es símbolo de
la unión de Cristo con su Iglesia, será atacado y profundamente
profanado. La masonería, con su poder, promulgará leyes inicuas
con el fin de eliminar este sacramento, facilitando la vida
pecaminosa de cada uno e incentivando la procreación de niños
ilegítimos, nacidos sin la bendición de la Iglesia. El espíritu
católico disminuirá rápidamente; la preciosa luz de la fe se
apagará progresivamente, hasta cuando se llegará a una
corrupción de las costumbres casi total […]. En estos tiempos
desastrosos, existirá una lujuria ostentada que mantendrá a las
personas en el pecado y conquistará a innumerables almas
frívolas que se perderán. No se encontrará casi ya inocencia en
los niños, ni modestia en las mujeres. ¡En el supremo momento
de la necesidad de la Iglesia, los que deberán hablar
permanecerán en silencio!”
Anonimo Pontino
(Traducido por Marianus el eremita/Adelante la Fe)
Escuchar artículo