Oralidad Procesal Civil Nica
Oralidad Procesal Civil Nica
Oralidad Procesal Civil Nica
nicaragüense
Autores:
Br. AleydaIvania Flores Soza.
Br. Suyén del Carmen Palma Collado.
Tutora:
Dedicatoria.
Dedico
esta monografía
a
Dios,
a la vida, que me ha dado ésta oportunidad casi en el ocaso,
a
mis hijas, que me dieron ese deseo de estudiar,
a
mi esposo que me apoyó desde siempre
y
a mis nietos, a quienes amo mucho.
Dedicatoria.
Agradecimiento
Agradecimientos.
Índice
Conclusiones y recomendaciones.
Referencias bibliográficas.
Una aproximación al Principio de Oralidad en el Proceso Civil Nicaragüense
Objetivo general.
Objetivos específicos.
Introducción
Las opiniones sobre tal transformación varían y entre las que más alegadas en
el foro están las que apoyan tal reforma por considerar la panacea del eterno
problema de la retardación de justicia que tanto se le ha criticado al Poder
judicial nicaragüense; otras opiniones se manifiestan en contrario y consideran
que no lo resolverá sino que más bien lo agudizará aún más; se dice además
que nuestro país no cuenta con los recursos económicos y humanos
necesarios para lograr su aplicación exitosamente.
doble sentido: uno formal y otro material. En el sentido formal se puede tomar
como el instrumento principal para abrir las puertas al proceso, el cual es un
acto por medio del cual las partes logran la tutela jurisdiccional. En sentido
material, la actio se puede interpretar como la reclamación de un derecho civil,
el cual tiene carácter obligatorio (Iglesias, 1985).
Se afirma que el proceso civil romano atravesó tres épocas (Iglesias, 1985):
ii) El iudex es una especie de juez-arbitro que las partes buscan para que
solucione un conflicto y el poder de este depende de la sumisión de las
partes a él. El Estado únicamente puede impedir la justicia privada.
En esta fase, el pretor investía del poder de juzgar al iudex o a los jurados,
según el caso.
En este procedimiento, el iudex oye a las partes, recibe pruebas, valora, dicta
sentencia, no admite recursos, excepto la nulidad y revisión; y tampoco puede
ejecutar sentencia lo cual está a cargo del pretor.
La referida fórmula servía de base para un convenio en virtud del cual los
litigantes sometían la cuestión en controversia a la decisión del juez (Iglesias,
1985). Las fórmulas estaban hechas para reclamar derechos civiles y debían
encabezarse con el nombre del iudex o iudices nombrados por las partes o por
el pretor(Iglesias, 1985).
La última etapa del Derecho romano conoció otro tipo de proceso que es la per
extra ordinariamcognitionem, el cual produce un cambio total e importante en
los principios y características del proceso, pasándose de la inmediación a la
Una aproximación al Principio de Oralidad en el Proceso Civil Nicaragüense
La crisis política del Imperio romano que duró cincuenta años fue provocada
por luchas por la sucesión de la jefatura del Estado, la crisis económica y la
invasión de los bárbaros al Imperio romano. En estas circunstancias se
produce el Derecho heleno-romano (año 235 al 284 de C) el cual constituye
una mezcla del Derecho romano con las costumbres orientales. Se dice que el
Derecho helénico es más ágil pero menos equitativo y práctico para los
romanos. La crisis política surgida de la invasión bárbara es superada años
después y se restaura el Imperio aunque el centro estará ahora en
Constantinopla (Iglesias, 2006).
El Derecho romano era el derecho oficial y el latín el idioma oficial mientras que
en los tribunales se aplicaban otras normas y estilos y predominaba el idioma
local (Montero Aroca, et al, 2010).
La Revolución francesa del siglo XIX marca el inicio del Derecho procesal
contemporáneo que está caracterizado por cambios muy profundos,
especialmente en materia penal. Sin embargo, los cambios en lo civil no dejan
de tener importancia (Escobar Fornos, 1998).
Agregaba el mismo autor que la soberanía debía ser ejercitada por las fuerzas
sociales existentes en Francia en el siglo XVIII, de la siguiente manera: El
poder legislativo debían ostentarlo dos cuerpos de colegisladores, uno
integrado por nobles y otro por representantes del pueblo (burguesía); el poder
ejecutivo debía quedar en manos del rey; y el poder judicial no debía quedar
en manos de fuerzas sociales sino que debía ser confiado a personas elegidas
por el pueblo para algunos períodos del año pues no debían ser permanentes,
debiendo actuar solo el tiempo preciso para solucionar los asuntos pendientes.
Esto es, tribunales populares y ocasionales. Y tales tribunales habían de
limitarse a aplicar la ley creada por las fuerzas sociales (Montero Aroca, et al,
2010).
De igual manera, las reformas procesales civiles se inician a partir del siglo XIX
y también se orientan hacia un proceso en el que predomine el principio de
oralidad, con todas sus características (Escobar Fornos, 1998).
Los principios del procedimiento contenidos en esta Ley eran (Montero Aroca,
2000):
objeto, por el contrario, debe ser dar nueva fuerza a los principios
cardinales de las antiguas leyes, principios basados en la ciencia,
incrustados por más de veinte generaciones en nuestras costumbres,
aprendidos como tradición hasta por las personas ignorantes del
derecho, y con los cuales pueden desenvolverse con sobrada anchura
todos los progresos, todas las reformas convenientes.
iii) El impulso procesal se confió a las partes. El proceso tenía que avanzar
a instancia de parte, pues éstas debían solicitar al juez que declarase
terminada una fase procesal y abriese la siguiente. De este modo todos los
plazos quedaban a la discrecionalidad de las partes, pues no se entendía
precluido un trámite mientras una parte no lo pidiera al juez expresamente.
Sin embargo, hasta ahora no se dicho nada sobre lo que deba entenderse por
oralidad ni se ha hecho un análisis sobre cuál es su contenido y sus principios
rectores. Lo único que se ha dicho hasta ahora es que la oralidad se ubica
dentro de un proceso, razón que obliga a hacer algunas acotaciones breves
sobre el concepto de proceso, especialmente en la doctrina moderna, para
entender dónde es que se desarrolla la estudiada oralidad.
Por otra parte, es importante mencionar que el proceso sólo existe después de
su regulación legal y como creación técnica de la ley se regula de distintas
maneras, atendiendo a cómo en cada época se estima que puede facilitarse el
cumplimiento de la función jurisdiccional y el ámbito en que esta se ejerce
(Montero Aroca, et al, 2010; art. 10 260, Ley Orgánica del Poder Judicial,
aprobada el 7 de julio de 1978 y publicada en La Gaceta, Diario Oficial número
137 de fecha 23 de julio del mismo año, en adelante LOPJ y art.7 Pr).
Por otro lado, el legislador también debe tener presente que todo proceso debe
ser práctico y facilitar, no obstaculizar o impedir, la consecución de los
principios que lo rigen (Montero Aroca, et al, 2010; Escobar Fornos, 1998).
cargas que imponen y los derechos que pueden llegar a otorgarse (Montero
Aroca, et al, 2010).
El principio de igualdad de las partes significa que las partes tienen iguales
derechos, cargas y posibilidades procesales. No hay privilegios para ninguna
(art. 27 y 34 Cn., 9 Pr).
Finalmente, el principio de aportación establece que las partes son las que
deben aportar los elementos que pueden influir en la decisión que ha de
adoptar el juez al final del proceso (Montero Aroca, et al, 2010; art. 1079 y 1080
Pr).
El principio de oralidad incluye otros principios que se derivan de él, tales son el
de inmediación, concentración y publicidad. El principio de escritura incluye
principios derivados de ella que son la mediación, la dispersión, la preclusión y
el secreto (Montero Aroca, et al, 2010).
En ese sentido, el mismo autor refiere que no es posible que el juez no oiga a
los testigos ni las partes ni confronte sus dichos y sólo en un proceso oral o por
audiencia es donde verdaderamente hay concentración, donde se realiza la
verdadera inmediación y se da la verdadera publicidad; por lo que oralidad no
implica sólo el predominio del elemento verbal sino también la prevalencia de
estos principios.
Una aproximación al Principio de Oralidad en el Proceso Civil Nicaragüense
Otro autor, también coincide con lo dicho por los anteriores y agrega que la
naturaleza del juicio oral, no se extingue en la palabra oral de los actos
importantes de la causa. Hablar de la oralidad, no es referirse a una simple
"oratoria". Sería un error si imaginásemos este método procesal, por oposición
al juicio escrito, como un juicio total y decididamente oral (RengelRomberg,
1987).
Prieto Castro (citado en García Gil, s.f.) expresa que la oralidad es una forma
de comunicación entre el órgano jurisdiccional y las partes que permite a éstas
aportar, sin excesivas trabas preclusivas sus medios de ataque y defensa, para
excluir habilidades leguleyas y cualquier intento de lucha desleal por sorpresa;
asegura un conocimiento inicial del negocio en su aspecto fáctico y jurídico y el
fallo rápido del mismo, a través de la concentración de actuaciones y es apto
para garantizar que dicho fallo se produzca bajo la impresión directa, inmediata
y reciente de los debates y los resultados de las pruebas (Stacco, 2006).
Bonet Navarro (citado en García Gil, s.f.) expresa que la oralidad no es una
simple manera de decir o alegar en el proceso, sino que supone una típica y
compleja configuración técnica del mismo, responde a una determinada
concepción procesal y se extiende por todo el sistema, singularizándolo frente
a aquellos en los que rige el principio de escritura.
que dependiendo del concreto acto procesal de que se trate será preferible la
oralidad o la escritura (Pico I. Junoy, s.).
convencimiento por su relación directa con las partes, con los testigos, con los
peritos y con los objetos del juicio, de forma que puede apreciar las
declaraciones de tales personas y las condiciones de los sitios y cosas
litigiosas, etc., fundándose en la impresión inmediata recibida de ellos y no en
referencias ajenas como pasa cuando, por ejemplo, se incorpora una
declaración jurada rendida ante notario público. Cuando esto último ocurre, la
declaración se convierte en letra muerta y solo se percibe lo que dice el papel,
sin poderse ampliar ningún aspecto.
Por lo dicho, hay quienes afirman que la inmediación constituye la esencia del
juicio oral y por tanto no hay oralidad sin inmediación. Incluso algunos opinan
que más que principios distintos o autónomos, son dos aspectos de una misma
realidad(White Ward, 2008). Y hasta se le señala como el eje del juicio oral
(Ledesma, 2004).
preclusión del procedimiento, pues los actos procesales deben ser escritos,
observando determinadas formas y momentos que se caracterizan por ser
precisos y rígidos y, si no se cumple un acto, la parte pierde el poder de
realizarlo (White Ward, 2008).
Tales vistas pueden tener lugar en todo tipo de procesos, incluyendo los civiles
y en cualquier instancia, incluso Casación. Pueden decretarse de oficio o a
petición de parte, siempre que hayan concluido los actos procesales y la causa
se encuentre en estado de sentencia; específicamente en el llamado juicio
Una aproximación al Principio de Oralidad en el Proceso Civil Nicaragüense
ordinario, deben ordenarse en el auto que cita para sentencia y en los otros
procesos donde no existe tal citatoria, deben ordenarse una vez concluida la
etapa probatoria.
Una vez concluidas las vistas, debe levantarse acta de todo lo actuado, la cual
debe ser firmada por el juez o los magistrados titulares y suplentes que hayan
asistido, las partes y el secretario judicial. Únicamente el juez o magistrado
asistente a las vistas pueden dictar la sentencia definitiva, bajo pena de nulidad
si no estuvo presente (art. 101 LOPJ, 199 Pr).
Sin ánimo de agotar todo lo referente al “juicio por jurado en materia civil”, se
dirá que este tipo de proceso es permitido por la ley, únicamente cuando las
partes acuerdan de manera unánime someter su caso a un tribunal de jurado y
siempre que la materia sobre la que versará el debate no sea de las que le
están prohibidas.
Este principio deriva del principio de oralidad y del principio de inmediación, los
cuales sólo son posibles si las diferentes actuaciones de un proceso se
verifican ante las mismas personas físicas que han de dictar sentencia
(Chiovenda, 1997).
Este principio implica que todos los actos procesales, las declaraciones, las
pruebas, deben realizarse ante el Juez que va a dictar sentencia o ante el
Tribunal en pleno y no ante un miembro o juez delegado (Chiovenda, 1997).
Esto debe entenderse así, aunque una causa no pueda terminarse en una
audiencia, pues en caso de audiencias adicionales, el juez o Tribunal, debe
estar compuesto por las mismas personas ante quienes comenzó a
sustanciarse el juicio (Chiovenda, 1997).
La opinión de los juristas es que en todo proceso debe haber publicidad para
que haya un control popular hacia el organismo jurisdiccional, esto es, para que
el pueblo pueda observar libremente el desenvolvimiento de los jueces y la
aplicación del Derecho(White Ward, 2008; Montero Aroca, et al, 2010).
El proceso oral es el hecho de que estén los jueces cara a cara con el
ciudadano, de ahí que se afirme que es más importante la publicidad que el
procedimiento en sí mismo, sólo que la oralidad es la oportunidad y el método
para eso. La forma de participación del ciudadano en ese esquema es
simplemente estando presente en las audiencias, como forma de control
(Berizonce, 2004; Montero Aroca, et al, 2010).
Para afrontar la mora judicial se han tomado una serie de medidas, tales como
la implantación de cuotas de producción de sentencias para los jueces, en
detrimento de la calidad y de la dignidad judicial (Hernández Aguilar).
Otra medida propuesta fue la reforma de las leyes procesales, lo cual ha sido
un clamor que ha durado décadas y que en algunos países ha culminado con
la adopción de la oralidad en el proceso civil; durante este clamor se han
demonizado las leyes procesales vigentes, culpándolas de todos los males de
la Justicia (Hernández Aguilar, 2004).
Sobre esa propuesta, hay diversidad de opiniones, pero los que la aceptan
alegan que tal sistema oral es más justo y expedito (White Ward, 2008); que su
sistemática acusatoria y el método de la oralidad, lucen más sensatos y menos
nocivos que la ya antigua estructura inquisitiva y su arcaico método de
escritura; y que es un paso de la humanidad más allá del proceso (Jaramillo
Díaz, 2011).
Contrario a los autores anteriores, hay juristas que advierten que no es correcto
dejarse llevar por las modas de una oralidad desbordada que apunta solo a que
Una aproximación al Principio de Oralidad en el Proceso Civil Nicaragüense
Por otra parte, si el proceso oral penal ofrece garantías suficientes a la vida, la
libertad y el honor de los ciudadanos, no deben entonces reputarse
inadecuadas en el proceso civil para la tutela de sus bienes y que no debe
olvidarse que ante los errores judiciales, queda el mecanismo de los recursos
de apelación y casación, que adquiere un valor especial en el proceso oral
(Chiovenda, 1997).
Continuando con los argumentos en contra, los detractores del proceso oral
civil dicen también que en un proceso oral, las partes se exponen a sorpresas,
omisiones y errores, pero ante esto es innegable que juega un papel importante
la tutela al derecho de defensa, que se traduce en la comunicación previa,
obligatoria, de los documentos y escritos preparatorios, que tiene precisamente
por fin el poner en situación, a cualquiera de las partes, de disponer de su
defensa. Y si bien los escritos son el anuncio de lo que pasará en la audiencia
y pueden ser modificados o abandonados en la audiencia, si la parte hiciera
nuevas declaraciones o propusiera pruebas con la intención de retrasar el
proceso, el juez, a instancia de parte puede declararlas inadmisibles
(Chiovenda, 1997).
Y por último se teme que la oralidad exija aumento de personal judicial para
conocer un solo caso, sobre todo en los tribunales colegiados, donde es
exigido que tanto titulares como suplentes estén presentes durante las
audiencias. Ciertamente, en ese sentido la oralidad no resulta favorable, pero
es la única forma de garantizar el principio de inmediación proclamado como
indispensable para la máxima eficacia del principio de oralidad (Picó I. Junoy,
s.f).
A pesar de los argumentos en pro de la oralidad, hay autores que señalan que
la respuesta al problema de la mora judicial no debe buscarse sólo en la ley,
sino en un cambio de actitud de la comunidad en general, pues en la
Administración de Justicia, al fin y al cabo todos son partícipes (Hernández
Aguilar, 2004).
Son muchas las ventajas que se le señalan al proceso oral, entre ellas, algunas
razones prácticas son las siguientes:
En primer lugar, se afirma que con el proceso oral civil el número de actos
judiciales necesarios se reduce al menos en dos tercios de lo que requiere un
proceso escrito (Chiovenda, 1997).
Y por último, la actividad del juez delegado puede servir para aligerar la labor
del juez y del Tribunal, decidiendo sobre cuestiones superfluas a la
colegialidad, tales como el desistimiento, allanamiento y la rebeldía
(Chiovenda, 1997).
Entonces, puede afirmarse que el sistema oral brinda las pautas para conducir
la actividad de las partes y del juez, aunque demuestra que existen
mecanismos idóneos para permitir una mejor y más expedita administración de
justicia, siempre que se haga uso racional de las formas procedimentales
(Parada Gámez, 2008).
También se dice que el juicio oral al igual que el proceso de inmediación hacen
ceder las formas a favor del bienestar a los intereses de los litigantes, por eso,
desformaliza la demanda escrita, fija reglas claras de la audiencia en la que se
determina la pretensión de las partes y el objeto litigioso (Ledesma, 2004).
de causas que un juez tiene que atender, no puede estar tan pegado a todas.
El tiempo, las reglas y las personas dificultan el acceso a la verdad, entonces
se torna imprescindible la inmediación, que se hace posible en el proceso oral
(Cañal, 2004).
Una vez que se han expuesto los aspectos positivos del proceso oral,
corresponde ahora, en honor a la objetividad, expresar los aspectos negativos
que se le señalan a la oralidad dentro del proceso civil.
En primer lugar, se puede decir que el sistema procesal regido por la oralidad
no es puro y no podría serlo en ningún sistema del mundo dado que resulta
necesario siempre dejar constancia por escrito de muchas actuaciones (Parada
Gámez, 2008).
Como ya se dijo antes, pudiera ser que la rapidez con que se tramitan las
causas en el proceso oral provoquen precipitación y superficialidad en las
decisiones de los jueces. Evidentemente, una decisión más pausada, meditada
y decididamente más concienzuda pudiendo leer y releer los expedientes
podría resultar más acertados en algunos casos, más no en todos. Es una
cuestión de calidad de la decisión como diría Taruffo (Delgado Castro, 2011),
pero tal calidad también puede perderse en un proceso escrito, de ahí que no
es una desventaja propia de la oralidad.
Una aproximación al Principio de Oralidad en el Proceso Civil Nicaragüense
Además, debido a que los jueces no solo van a atender un caso, esto genera
que en la práctica el juez no pueda conservar todos los matices de las
audiencias que ha ido presenciando y que cuantas más audiencias desarrolle
menor será el grado de atención de las mismas (Delgado Castro, 2011).
Se dice también que la oralidad de los actos puede dar lugar al exceso en el
uso de la palabra, generando a veces dilaciones innecesarias.
Otra desventaja es que los procedimientos orales suelen ser dispersos, cuando
la vista dura varias sesiones, y el tribunal no puede celebrar dichas vistas en
días seguidos, por razones de agenda. Esta situación es en rigor un problema
de recursos humanos y materiales que hay que tener en cuenta a la hora de
proyectar una reforma procesal hacia la oralidad del proceso civil.
Por último, el contacto directo del juzgador con las partes, las fuentes y medios
de prueba, conlleva algún riesgo: en efecto, puede ocurrir que el juez base su
decisión en elementos de lenguaje corporal, pero la verdad es que muchos
jueces no están preparados para analizar este tipo de lenguaje. Además esas
impresiones que pudiera tener el juez no constarán en las sentencias, con lo
que se hace difícil a las partes atacar ese aspecto de la fundamentación de la
decisión (Montesano, 2013).
“La escritura, como bien decía Sócrates según Platón, es cosa muerta, y no
nos habla más que de un solo lado, esto es, por medio de aquellas ideas que
con los signos nos despierta el espíritu. No satisface plenamente nuestra
curiosidad, no contesta a nuestras dudas, no nos presenta los infinitos
aspectos posibles de una misma cosa. En la voz viva hablan también el rostro,
los ojos, el color, el movimiento, el tono de la voz, el modo de decir y tantas
otras minúsculas circunstancias, las cuales modifican y desarrollan el sentido
de las palabras generales y nos suministran innumerables indicios en favor o
Una aproximación al Principio de Oralidad en el Proceso Civil Nicaragüense
en contra de lo que las palabras afirman. Esa lengua muda, la elocuencia del
cuerpo, valiéndome de la frase de Tulio, siendo más interesante, es más
verídica que las palabras, y sólo en menor grado logra esconder la verdad.
Todos esos signos se pierden en la escritura, y le faltan al juez los más claros y
seguros argumentos” (Mario Pagano, 1748-1799, Consideraciones sobre el
proceso penal, cap. XXI en Chiovenda, 1997).
Para concluir este apartado, se puede afirmar que tanto los argumentos en pro
como los en contra del proceso oral civil, tienen validez y fundamentan la
preocupación de los juristas. Sin embargo, hoy en día está fuera de toda duda
la ventaja que supone un procedimiento oral, llamémosle eminentemente oral o
mixto, si se quiere sobre un procedimiento escrito o preeminente escrito. Sin
embargo quizá se esté demonizando en exceso la escritura ignorando las
ventajas que ha aportado a lo largo de los siglos en que se impuso y la
necesidad que sigue demostrando en algunas actuaciones.
Una actitud responsable debe empezar por investigar cuáles han sido los
principales problemas que han afrontado otros países en la implementación de
ese sistema, que pesarosamente no se pudo abordar en esta investigación,
debido al factor tiempo, pero ese podría ser un segundo esfuerzo en
desentrañar todos los aspectos de la oralidad. Tal investigación permitiría
adelantarse a los acontecimientos negativos, para superarlos oportuna y
eficientemente. Ello implica además hacer un estudio de las necesidades en
recursos materiales y humanos que deben existir al momento de implementar
una reforma en tal sentido.
Una aproximación al Principio de Oralidad en el Proceso Civil Nicaragüense
Conclusiones y recomendaciones.
La oralidad se encuentra ubicada dentro del proceso civil como un principio del
procedimiento y modernamente se dice que es un principio del procedimiento
que significa el predominio de la palabra hablada como medio de expresión,
atenuado por el uso de escritos de preparación y de documentación. Significa
que las partes deben hacer sus deducciones de viva voz y en la audiencia, que
es el momento y lugar previsto por el juez para escucharlas y dirigir la marcha
de la causa.
El principio de oralidad hace del proceso civil un proceso mixto oral en el que
también rigen otros principios que permiten la máxima eficacia de la oralidad,
tales como el principio de inmediación, el de concentración, el de identidad de
los sujetos que han de juzgar y publicidad.
La relación entre los principios del proceso oral civil se explica de la siguiente
manera: Mientras el principio de inmediación, exige que el Juez que ha
practicado las pruebas es el que tiene que dictar sentencia, el principio de
concentración requiere que los actos procesales deben celebrarse en un solo
día o en varios temporalmente próximos entre sí, pudiendo la parte escoger en
cierta medida el momento más oportuno para alegar y probar; y en atención al
principio de publicidad, que tiene naturaleza constitucional por su marcado
Una aproximación al Principio de Oralidad en el Proceso Civil Nicaragüense
Una actitud responsable debe empezar por investigar cuáles han sido los
principales problemas que han afrontado otros países en la implementación de
ese sistema, que pesarosamente no se pudo abordar en esta investigación,
debido al factor tiempo, pero ese podría ser un segundo esfuerzo en
desentrañar todos los aspectos de la oralidad. Tal investigación permitiría
adelantarse a los acontecimientos negativos, para superarlos oportuna y
eficientemente. Ello implica además hacer un estudio de las necesidades en
recursos materiales y humanos que deben existir al momento de implementar
una reforma en tal sentido.
Una aproximación al Principio de Oralidad en el Proceso Civil Nicaragüense
Referencias Bibliográficas
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Talleres Chávez S.A. México.
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Recuperado el 3 de junio de 2013 de http://vlex.com/vid/informadores-
procesos-
declarativos47116828?ix_resultado=1.0&query[buscable_id]=4&query[b
uscable_type]=Coleccion&query[filters_order]=voz_id&query[q]=principio
+oralidad&query[voz_id]=966849
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Beltrán Montoliu, A.& Montesinos García, A. (2010). Introducción al
Derecho Procesal, Parte General del Derecho Jurisdiccional,
Una aproximación al Principio de Oralidad en el Proceso Civil Nicaragüense