Impacto Ambiental y Tecnologico de La Quimica
Impacto Ambiental y Tecnologico de La Quimica
Impacto Ambiental y Tecnologico de La Quimica
Profesor: Integrantes:
YAHEN SALAZAR BOLIVAR, GIAN #17
DUARTE, KENDER #
4to “A”
Enero de 2018
IMPACTO TECNOLÓGICO Y AMBIENTA DE LA QUÍMICA
La protección del medio ambiente se ha constituido desde finales del
pasado siglo en una prioridad muy relevante para los países
desarrollados. Se ha tratado de vincular la información disponible acerca
de la tecnología para mantener el eco equilibrio con el desarrollo e
impacto que ejercen los procesos productivos sobre su entorno. En la
actualidad, el derecho a un ambiente sano y su correlativa conservación
atañe a la capacidad tecnológica de los países y del mundo, por cuanto la
preservación de un hábitat saludable es ahora más que un deber, sino
una necesidad. En Venezuela, la responsabilidad ambiental es un tema
controversial que se ha exteriorizado y debatido de manera reciente y, por
ende, su interés se ha extendido al nivel nacional. Existe un marco legal
ambiental importante, representado principalmente por la Ley Orgánica
del Ambiente -LOA- (establecida en 1976) y por la Ley Penal del Ambiente
-LPA- (proclamada en 1992). El aseguramiento de la calidad de vida
ambiental debe constituirse en una condición derivada de las bondades y
ventajas tecnológicas existentes en todas y cualquiera de las regiones
venezolanas, constituyéndose en un deber y un derecho equitativos de
todas las personas naturales como jurídicas que viven utilizando el medio
ambiente como su principal escenario de operaciones. Aplicar a nivel
empresarial el enfoque gerencial de la ecoeficiencia y el ecodesarrollo
para el resguardo del ambiente implica una significativa planificación y
estructura de costos, lo cual aunado a la inexperiencia venezolana en
esta materia ha matizado como compleja la comunión entre la gestión
ambiental y la tecnológica. Lo socialmente fundamental en el presente
momento es reconocer el aporte que la tecnología puede ofrecer al ser
aplicada por cada uno de los sectores de la nación para preservar el
ambiente y el ecosistema y no solamente la productividad de las
industrias venezolanas en sus mercados de competencia, en la búsqueda
de ejercer oportunamente las medidas necesarias relativas a evitar o
minimizar el impacto que inevitablemente producen sus operaciones
sobre todos los recursos que comprenden el medio ambiental. El hábitat
venezolano requiere de una concreta manifestación de apoyo por parte
del Estado y de las empresas que representan su sistema nacional
productivo, el cual se concrete específicamente haciendo uso de las
ventajas que hoy día aporta la tecnología que aplican para llevar a cabo
sus operaciones y, de esta manera, prevenir daños irreversibles al
ambiente y sus correspondientes recursos, mediante medidas que
habiliten y eleven la intención financiera de sectores como el petrolero
hacia la preservación y conservación de los medios ecológicos existentes,
que aun relativamente sanos constituyen el hábitat fundamental y
patrimonio público de la comunidad nacional, considerando que ya
destruidos o deteriorados cualquier pena impuesta por la legislación no
tendría sentido.
En estos momentos, la idea consiste en reconocer los beneficios que
los avances de la tecnología aportan a la preservación del ambiente, en
combinación con las razones productivas y financieras por las cuales la
asimilan las grandes empresas venezolanas, al punto que se mantenga
esa iniciativa a elevar o, por lo menos continuar con una actuación
responsable ante el deterioro ambiental que progresa, pero sin
desmejorar los proyectos y programas industriales emprendidos, los
cuales son también necesarios para el desarrollo del país, los cuales al
llevarse a cabo, permitan a las empresas capaces de participar
comprometidamente en este asunto, seguir organizando las actividades
fundamentales dirigidas a mantener la continuidad de las metas
alcanzadas en el orden ambiental.
Hoy en día, en Venezuela, lo que está claro en relación con este
contexto temático es que cualquier castigo que se pueda aplicar
actualmente a los denominados transgresores ambientalistas por vía de la
LPA no revierte los daños ocasionados al ecosistema por el uso
indiscriminado de la tecnología que los empresarios incorporan para
maximizar el rendimiento de los procesos productivos industriales,
además que inhabilita:
• Cualquier estímulo a la concientización de la conservación de los
recursos naturales.
• La promoción y establecimiento de alianzas o acuerdos entre las partes
interesadas (gobierno y aparato productivo nacional, en un sentido
amplio) para actuar competentemente según el alcance de sus
operaciones.
• La integración de los esfuerzos empresariales dirigidos hacia la
preservación del ambiente.
• Su visualización paralela con la racionalización de los recursos
financieros requeridos en este sentido.
• La formalización de una tutela compartida sobre un ecosistema
comunitario.
• La consolidación sinérgica de sus responsabilidades sociales,
económicas y financieras en esta materia.
En otras palabras, lo que se pretende al analizar este tipo de situaciones
es alertar acerca de la importancia y oportunidad que puede significar
para el Estado y la sociedad venezolana misma el establecer de una vez
por todas, beneficios y compromisos que estimulen la realización de
actividades y acuerdos que permitan extender las bondades de la
tecnología que poseen y aplican los grandes sectores industriales del país
para la consecución de proyectos que incorporen acciones proteccionistas
en el orden ambiental, cuyas ganancias no se miden en dinero sino en
calidad de vida, y cuya coordinación permitiría concretar una visión más
clara respecto al esfuerzo infructuoso que comprende hasta para el
mismo Estado velar aisladamente por la calidad del medio ambiental y la
salud de la humanidad con carácter de obligatoriedad, aún aplicando
todos los medios e instituciones disponibles, cuya gestión aparte de ser
costosa, no aumenta el alcance de los resultados obtenidos por la vía
unilateral, sobre todo, si persiste en considerar como estrategia penalizar
su progresivo deterioro. De igual forma, se requiere evidenciar que no se
puede dejar al margen el reconocimiento que el sector empresarial espera
consolidar en esta materia como contraprestación al aporte que realiza al
invertir en tecnología de punta para perfeccionar la seguridad y las sanas
condiciones con las que se efectúan las operaciones industriales, con una
directa consideración ante lo costoso de estos proyectos y la demanda
equitativa de los beneficios que se solicitan activar.
Para consolidar el ecodesarrollo, se proponen transformaciones
institucionales más o menos radicales y recurrir a tecnologías
"adecuadas" que se definen en base a cinco dimensiones:
• Económica: Nivel de productividad bajo, reducción al mínimo de los
costos de acceso a tecnología, preferencia por técnicas intensivas en
mano de obra y poco intensivas en capital, reducción de los costos en
divisas (por ejemplo, insumos importados).
• Ecológica: Preferencia por recursos renovables disponibles localmente,
economía de recursos renovables, aprovechamiento de los desechos,
reducción al mínimo de daños al ambiente.
• Socio-cultural: Repartición igualitaria del ingreso a partir de la
adaptación de tecnologías a formas locales de modos de vida, del hábitat,
de la reducción de transferencia de mano de obra, de la utilización
descentralizada de la tecnología.
• Política: Utilización de tecnologías que estimulen el desarrollo
autónomo del país.
• Técnica: Utilización de tecnologías que estimulen el desarrollo científico
y técnico del país.
La ecoeficiencia surge hace algunos años, de la necesidad que están
compartiendo muchas empresas de adoptar un criterio para evaluar y
diseñar sus procesos productivos en condiciones cónsonas con el
resguardo de la salud ambiental, sin el detrimento del rendimiento y la
productividad de sus operaciones, persiguiendo que este enfoque
gerencial se constituya en un impacto duradero y provechoso para los
países que lo asumen con el fin de proteger y preservar sus recursos
naturales.
En líneas generales, interesa destacar que la ecoeficiencia es ante todo
una cultura administrativa que guía al empresariado a asumir su
responsabilidad con la sociedad y el ambiente, para ser cada vez más
competitivo sin dejar de impulsar innovaciones en sus negocios.
Desde este punto de vista, entre los principales beneficios de la
ecoeficiencia para la empresa se encuentran los siguientes:
• Reducir costos de producción
• Introducir innovaciones tecnológicas en los procesos
• Mejorar desempeño económico y financiero
• Evitar multas y sanciones
• Mejorar relaciones con la comunidad
• Ganar prestigio entre clientes y proveedores
• Elevar la competitividad
• Promover un ambiente de desarrollo y producción sano
Para terminar, es oportuno mencionar que, a pesar de sus reconocidas
ventajas, el debate entre quienes apoyan inversiones ecoeficientes y
quienes las consideran una carga para la empresa no ha concluido. La
idea de que las empresas que disponen de la tecnología apropiada para
ser ecoeficientes son las que están dotadas de la capacidad para tomar
sus propias iniciativas ambientales e incrementar sistemáticamente la
rentabilidad de sus operaciones es realmente muy atractiva, pero no es
compartida por todas las empresas a nivel mundial, siendo igualmente
muchas las que están fuera de esta ideología pero que también aplican
tremendos esfuerzos tecnológicos para realizar actividades sanas desde
el punto de vista ambiental, cueste lo que les cueste.